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1.6 ¢Hlacia una sociedad virtual? Y ala década de los ochetanacis una nueva utoph la de a soci- dad electrénica o virtua o cibersociedad o sociedad en red (es, por cjemplo, Castells, 1996) Esta debia ser la sociedad en la eval las re- laciones humanas cara a cara ser‘an reemplazadas por las comunica- ciones pantalla a pantalla. Todos nos mudariamos del espacio fisico al ciberespacio. Naturaleza, espacio y tiempo serian superados. La gente ya no se reunitfa en oficines,pasillos, mercados, cafés, clubes, ayuntamientos 0, siquiera, hogarcs. Las oficinas trabajarian sin papel. Las aulas, los laboratorios y los talleres se transformarfan en salas de computadoras. Las bibliotecasserfan desmanteladas. Los de- pportes serfan desplazados por los juegos de computadoras. Las ciu- dades serfan demolidas. El dinero desapareceriae Internet se con- vertirfa en el centro comercial global. Tal vez hasta las relaciones de familia pasarfan por a pantalla. Por ejemplo, los esposos se comu~ nicarian el uno con el otro s6lo a través de computadoras y el amor virtual desplazarfa al amor carnal ;Bs algo de esto compatible con Jo que sabemos acerca de la necesidad humana de recursos natura~ les, contacto fisico y diglogo persona a persona? ‘También se profetizé que el uso generalizado de las computado- ras abolinfa la pobreza y que Internet perfeccionasfa la democracia, tuna vez més, porque sélo la informacién contaria y ésta estaria entonces disponible universalmente, {Es realmente as{? Veamos. Indudablemente la revolucién informatica esté expandiendo la de ‘mocracia cultural, es decir, el acceso popular a bienes culturales, asi ‘como a basura cultural. Sin embargo, la gente con acceso a Internet 8 y ser siempre una minoria porque la informacién, aun si es int- til, esté lejos de ser gratuita. En efecto, el acceso a la informacion -exige dinero y un miaimo de instruccién. Por lo tanto, y a fin de ‘ventas, Internet introduce un abismo social més: el que existe en tre aquellos que estén on-line y aquellos otros que permanecen off- line, De este modo, la polarizacin entre los conectados y los des- conectados se afade a las ya existentes: entre los que tienen y los que no tienen, entre negros y blancos, entre creyentes e infeles,et- cétera. Asf pues, la revolucin informética profundiza atin més las imposibilidades de los més desvalidos, en lugar de ofrecerles mayo- 30 tes posibildades. De allt que sea falso que la revolucién informéti- wn exté incromentando la democracia econémica y politica (véase Menzies, 1995; Hurwitz, 1999) La idea que subyace tras la utopia de la cibersociedad es que la co- tnunicacién es el tinico o al menos el principal vinculo social. Este inito naci en los sesenta. Por ejemplo, el yafallecido Karl Deutsch (966), an distinguido profesor de ciencias sociales de Harvard, defi- nié2un pueblo como un cuerpo deindividuas capaces de comunicas~ nw entre sia través de distancias largas y acerca de una diversidad de mmaterias. Del mismo modo, el dfunto socislogo alemén Niklas Luh- mann (1984), quien tuvo una fuerte influencia sobre la eteorfa de a ac- «ién comunicativay de Jirgen Habermas, sostenia que los sistemas sociales consistian en comunicaciones y nada més que comunicacio- nes. Pero si esto fuese verdad, entonces todos los usuarios del correo, dlteléfono y el correo electrénico consttuirfan un pueblo. Para mejor © pera peor, un pueblo esté unido por tna diversidad de vinculos: ths telecommanicaciones son s6lo uno de ellos. La conexi6n a la Red no reemplaza la crianza de los nfo, el juego, el trabajo dela tierra, la construccién, la fabricaci6n, el transporte la vgilancia del orden piblico, la investigacién y la socializacién persona a persona. S6lo mnodifica el modo en que éstas y otras actividades se llevan a cabo. Clifford Stoll un astrénomo, inventor de un predecesor de Inter- net frecuente usuario de este medio, es cualquier cosa menos ua teen6fobo. Sin embargo, en su libro Silicon Oil Snake* (1995: 58), advierte contra la nueva manfa. Stoll sostiene que las redes de com- putadoras son herramientas de doble fil. Si bien faciitan el acceso a ‘montatias de informaci6n ttl, también «nos aislan de otros y envile- cen el significado de la experiencia real. Trabsjan en contra de la al- fabetizacion y la creatvidad. Minan auestras escuelas y bibliotecas». La comunidad cientifica es la vinica excepeién a esta regla. En efecto, Internet ha faciitado enormemente el trabajo cotidiano de los investigadores de todas las ciencias al fortalecer la cooperacién entre ellos. Esto ha sido posible porque la bisqueda desinteresads dela verdad, a diferencia de la busqueda de poder econémico 0 po- litico, esté gobernada por un ethos inico (Merton, 1968). Este ethos * Literalmente, «La Serpiente de Actite de Silico», [N. del T] 3 incluye l libre compartimento dela informacién y el derecho, y la obligacién de practicar la eritica constructiva. Los cientificos autén~ ticos estén comprometidos con la verdad, asi como con el comunis- mo epistémico y el escepticismo organizado. Ast pues, a ciberso- ciedad ideal esté habitada slo por cientificos. Sin embargo, todos ellos siguen reuniéndose en persona en los sitios tradicionales, des- de oficinas y laboratorios hasta congresos y seminarios. En resumen, la sociedad virtual o electrénica es tan imposible como las ciudades imaginarias del novelista Italo Calvino. Es cierto, al mercado electrénico le va asombrosamente bien y es probable que contintie incrementando sus acciones en la bolsa. Pero la socie- dad es mucho més que el mercado, debido a que el intercambio de bienes y servicios es sélo una de las muchas relaciones sociales. Ademés, si bien el mercado no es un sistema autorregulado, la de- rmocracia slo es. Lo méximo que los ciberfundamentalistas pueden esperar lograr a modo de transformacién social, es desviar la aten- cién péblica de los asuntos sociales tragicos, como cuando una vez un poderoso politico estadounidense propuso distribuir computa- doras portitiles entre los desposeidos, para que as pudiesen comen- zar su propio negocio desde su acera favorita, Conclusion ‘Todo progreso biol6gico y social parece vener un precio. Por ejem= plo, pagamos con dolor de espalda por la bipedestacién; con eleva- do consumo de energia por nuestros grandes cerebros; con ilusio- nes Spticas por la agudeza visual; con obesidad la disminucién del trabajo manual y de la necesidad de caminar; con estrés por la sen- sibilidad a los conflictos sociales; con su mal uso por el conoci- mento; con menos solidaridad por una mayor libertad individval; con burocracia por la democracia; con menos tiempo para resumir Ia informacién por la facilidad para acceder a ella eteétera. En resu- men, el progreso tiende a ser ambivalente. De alli que toda propues- ta de desarrollo tecnolégico a gran escala deba ser ponderada y dis- cutida antes de ser adoptada, Eso es lo que se espera de la Oficina de ‘Asesoramiento Teenolégico del Congreso de los Estados Unidos. 2 ‘ov humanists seeulares no nos oponemos a cualquier desacro~ llw eenoldgico. Aplaudimos toda innovacisn Gul y no exeemos que hw infquinas puedan dominar a las personas, o que la tecnol savdice inexorablomente por sf misma. Pero, debido a la ambivalen- ‘nile In tecnologia en contraste con la neutralidad de la ciencia bé~ hint sto nos adherimos a las nuevas tecnologias sin antes examinar nibs eonsecuencias sociales previsibles. E intentamos prepararnos |utna aus efectos perversos imprevistos. in pasticulas, sabiendo como sabemos que es probable que el |1jreso tecnoldgico elimine empleos, no seria otra cosa que hacer Innifeta el que una parte de los ahorros derivados del uso de las com- Inhuloras se utilizara para acortar la semana laboral. Debido a que tuhemos que la red electrénica estrecha ciertos lazos sociales en tan- Iu que deblita 0, aun, eexcena otros, debemos preconizar la pru- inci en su uso. Debemos, entre otras cosas, impedir que continie luvidiendo muestra privacidad. Sabiendo, como sabemos, que los uiiflitos sociales no se desvanecen porque nos sumerjamos en la inldad vireual, debemos exigir que se mantengan en la agenda po- litle, ¥ dado que sabemos que la informacién es en el mejor de los ‘ito un medio para aprender y en el peor de ellos un obstéculo part ol aprendizaje, debemos impedis el reemplazo de debates, la~ lunrntorios,talleres y gimnasios por el trabajo de computadora. Dis inibuyamos pegatinas para que sean adheridas a cada terminal de ‘wumputadora: «Esta herramienta extremadamente valiosa tiene efec- lun colaterales perjudiciales, Puede debilitar los vinculos humanos, swlormecer Ia imaginacién y la ertica, y provocar dolor de espalda. Dosiffquese con inteligencia, moderacién y responsabilidad social» Un resumen, la ciegatecnofilia estan absurda y peligrosa como la lwenofobia total. Por esta raz6n, debemos abogar por una simbiosis tne la tecnologia y el humanismo. En forma abreviada HUMANISMO ~ TECNOLOGIA = ESTANCAMIENTO SOCIAL, TECNOLOGIA~ HUMANISMO = DECLIVE SOCIAL, HUMANISMO + TECNOLOGIA = PROGRESO SOCIAL. 33

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