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capitulo uno El estridente timbre del teléfono rompié el silencio de una hermosa mafiana en Colorado, y en el otro extremo de la linea hablaba uno de 0s individuos totalmente imposibles, que Dios parece haber salpicado por este mundo con el fin de probar la gracia y paciencia de Sus hijos. El hombre estaba en forma éptima—arrogante, impaciente, exigente. Colgué el teléfono sintiéndome furioso, resentido y hasta quiz4 con odio, Tomando mi chaqueta, sali al aire frio con el objetivo de procurar recuperar la compostura, La tranquilidad de mi alma, tan celosamente cultivada en mi durante mi “tiempo a solas” con Dios esa mafiana, quedé hecha afticos y en su lugar surgié dentro de mi un hirviente y volatil volcén emocional ‘A medida que me iba apaciguando, el enojo se transformé en un gran desaliento, Eran apenas las 8:30 de la mafiana y se me habia arruinado el dia, No solo me sentia desalentado, sino confundido tambien. Apenas dos horas antes habia leido una rotunda afirmacién de Pablo que decia: “Porque el pecado no se ensefioreardé de vosotros; pues no estdis bajo la ley sino bajo la gracia.” Pero, a pesar de esta hermosa promesa de victoria sobre el pecado, alli me encontraba yo, aprisionado por Las tensionadas garras de la ira y del resentimiento. “{Verdaderamente tendré la Biblia respuestas para la vida real?”, ‘me pregunté esa mafiana. Con toda mi alma anhelaba vivir una vida de obediencia y de santidad; y, no obstante, habia sido completamente derrotado por una sola Hamada telefonica, Es posible que este incidente sea algo familiar para ti. Es probable que las circunstancias fueran diferentes, pero la reaccién fie parecida. Tal vez ti problema haya sido un enojo con tus hijos, 0 un problema en el trabajo, o un habito inmoral del que no puedes librarte, o tal vez u varios “pecados persistentes” que te acosan dia y noche. Cualquiera que sea muestro problema en particular con relacién al pecado, la Biblia tiene realmente la respuesta. Hay esperanza, Ti y yo podemos caminar en obediencia a la Palabra de Dios y vivir una de santidad, Mas ain, como veremos en el préximo capitulo, Dios espera que todo creyente viva una vida santa. Pero la santidad no es solamente algo que se espera de nosotros; forma parte de un derecho de nacimiento prometido a cada creyente. La afirmacién de Pablo es acertada. El pecado no ha de ensefiorearse de nosotros. El concepto de la santidad puede resultar un tanto arcaico a la generacién actual. En algunas personas, la sola mencién de la palabra santidad evoca imégenes de cabello recogido, faldas largas y medias negras, Otras personas asocian el concepto con una actitud chocante que expresa Ia idea de que “yo soy mis santo que ti”, Con todo, la santidad es un concepto biblico muy claro. La palabra santo aparece mis de La idea de cémo llegar exactamente a ser santo ha sufrido variaciones como consecuencia de numerosos conceptos falsos. En s t q : g ' “ -onto1 fi - (vestirnos) del nuevo hombre, creado segin Dios en la justicia y santidad de Ia verdad” (Efesios 4:22,24), | WS. Plumer escribi Esto no quiere decir que Dios no quiere que conozcamos la experiencia de la victoria; mis bien significa que la victoria es un subproducto de la obediencia. En la medida que nos dediquemos a vivir una vida obediente y santa, conoceremos con toda seguridad el 070 de la victoria sobre el pecado. Las palabras de J. C. Ryle, obispo de Liverpool, Inglaterra—de 1880 @ 1900— son instructivas en este contexto: Resulta sabio proclamar de modo tan directo, tan manifiesto y tan total, como Io hacen muchos, que la santidad de la persona convertida se logra solo por la fe, y de ningin modo mediante el esfuerzo personal? {Es lo que la Palabra de Dios ensefia? Lo dudo. Que la fe en Cristo es la raiz de toda santidad...ningéin creyente suficientemente adoctrinado se atreveria a negarlo jamés. No cabe duda de que las Eserituras nos ensefian que, al procurar 14 Ja santidad, el ereyente verdadero tiene que esforzarse y trabajar, ademas de ejercitar su fe."4 ‘Tenemos que afrontar el hecho que somos personalmente responsables de nuestro andar en santidad, Cierto domingo, el pastor de nuestra congregacién dijo en su sermin palabras equivalentes a estas: “Podemos eliminar ese habito que nos ha dominado si es que realmente queremos hacerlo”. El se referia a un habito en particular que para mi no constituia problema alguno, répidamente asenti mentalmente a sus palabras. Pero luego el Espiritu Santo me dijo: “Ti también puedes eliminar los hibitos pecaminosos que te acosan, si estis dispuesto a aceptar tu responsabilidad personal por ellos”. El hecho de reconocer que, efectivamente, era responsabilidad mia, result6 ser un jalon de orejas para mi en mi propia busqueda de la santidad. incidente que ocurrié cuando estaba terminando de escribir este libro sirve de ilustracién para este problema, Nuestra oficina estaba usando luna casa rodante como oficina temporal, mientras se terminaba de construir una ampliacién, La propiedad que tenemos no esti autorizada para alojar casas rodantes, y, en consecuencia, tuvimos que solicitar un permiso para usarla en la propiedad. Hubo que renovar el permiso varias veces. El (iltimo permiso veneié justamente cuando se estaba completando la ampliacién del edificio, pero antes de que tuvigramos tiempo de hacer el traslado en forma ordenada, Esto precipit6 una crisis para el departamento que ocupa el remolque. En una reunién se considers el problema, alguien hizo la siguiente pregunta: “;Qué pasaria si se quedara unos dias mis el departamento en la casa rodante?”, Pues, ;qué diferencia haria esto? Después de todo, la casa rodante estaba ubicada detris de algunas colinas donde nadie la notaria, Y legalmente, no tenfamos que trasladar la casa rodante, sino solamente desocuparla, De modo que, {qué diferencia habria si nos extendiamos por unos dias mis? ;Acaso la insistencia en 15 obedecer la ley al pie de la letra no equivale a un legalismo exagerado? Al comentar algunas de las leyes més minuciosas del Antiguo Testamento, dadas por Dios a los hijos de Israel, Andrew Bonar expresé lo siguiente: “No es la importancia de la cuestién, sino la majestad del Legislador, lo que debe tomarse como norma para la obediencia...Algunos, de hecho, podrian considerar que estas reglas minuciosas y arbitrarias no tienen importanci principio primordial que esti en juego al obedecer o desobedecer dichas reglas es el siguiente: (Debemos obedecer al Seftor absolutamente en todo lo que manda? Es Dios un Legislador santo? {Estin Sus criaturas obligadas a consentir implicitamente a Su voluntad?”> Los tres problemas enumerados serin considerados mis detalladamente en capitulos subsiguientes en este libro, Pero, antes de seguir adelante, sugiero que dediques el tiempo necesario ahora mismo para resolver estas cuestiones en tu propio corazén. 16 Al proseguir con el tema, nos ocuparemos primordialmente de la santidad de Dios. Aqui es donde comienza la santidad—no con nosotros mismos, sino con Dios. Solo en la medida en que podemos ver la santidad de Dios, Su absoluta pureza y Su aborrecimiento moral para con el pecado, podemos comprender lo tremendo que es pecar contra un Dios santo, Comprender este hecho es el primer paso de seguir en pos de la santidad. 1 Strongs Exhaustive Concordance of the Bible [Concordancia Exhaustiva de la Biblia Strong] (Nueva York: Abingdon Press, 1890), p. 7 del “Greek Dictionary of the New Testament” [Diccionario Griego del Nuevo Testamento], 2 W. E. Vine, An Expository Dictionary of New Testament Words [Diccionario Expositivo del Nuevo Testamento] (1940; un solo volumen editado, Londres: Oliphants, Ltd., 1957), pp. 225-226, 3 William S. Plumer, Psalms [Salmos] (1867; reimpresion editada, Edinburgh: The Banner of Truth Trust, 1975), p. 557. 4.4. C. Ryle, La Santidad - su naturaleza, obstéculos, dificultades y raices (Editorial Petegrino, Espaia, 2012), p. vil 5 Andrew Bonar, 4 Commentary on Leviticus [Comentario sobre Leviico] (1846; reprint ed, [inburgh: The Banner of Truth Trust, 1972), p. 218 W Dios ha Iamado a todos los creyentes a una vida santa. No hay excepcién alguna a este Hamado. No es un Iamado dirigido ‘inicamente a los pastores, a los misioneros y a unos cuantos maestros de la Escuela Dominical que se han consagrado a esta tarea. Todos los creyentes, en todas partes, sean ricos © pobres, cultos o incultos, influyentes © totalmente desconocidos, son Ilamados a ser santos, El plomero creyente y el banquero creyente, la ignorada ama de casa y el poderoso jefe de estado han sido todos por igual llamados a ser santos. Este Hamado a la vida santa se basa en el hecho de que Dios mismo es santo. Porque Dios es santo, exige que nosotros también seamos. santos. Muchos cristianos tienen lo que podriamos Hamar una “santidad cultural”. Se adaptan al cardcter y al esquema de comportamiento de los creyentes que los rodean. Si la cultura cristiana que los rodea es mds o menos santa, dichas personas son mis © menos santas también. Pero Dios no nos ha llamado a ser como los que nos rodean. Nos ha llamado a ser como EL. Nosotros mismos no siempre sabemos lo que es recto, lo que es justo y bueno, En ocasiones nos resulta penoso resolver cuestiones que tienen comnotacién moral. “{Qué es lo correcto en esta situacién?”, nos preguntamos. Dios, naturalmente, jamés se encuentra ante semejante dilema, Su conocimiento perfecto excluye cualquier incertidumbre sobre lo que esta bien 0 lo que esté mal Pero, a veces, aun cuando sabemos lo que tenemos que hacer, nos sentimos reacios a obrar. La buena accién puede requerir sacrificios, © un golpe a nuestro orgullo (por ejemplo, cuando sabemos que debemos confesarle a alguien un pecado), 0 algin otro obstéculo. Esto tampoco aplica en el caso de Dios. Dios jamds vacila, Siempre hace lo que es justo y bueno sin la menor vacilacién, Le resulta imposible, dada Su naturaleza, obrar de otra manera. La santidad de Dios, por lo tanto, significa que esti perfectamente libre de todo mal. Decimos que una prenda de vestir esté limpia cuando esti libre de manchas, 0 que el oro es puro cuando ha sido refinado y se le ha quitado toda la escoria. De este modo, podemos pensar en la santidad de Dios como la auseneia total de maldad en El Juan dijo: “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Ei” (1 Juan 1:5). La luz y las tinieblas, cuando se les menciona de esta manera en las Escrituras, tienen una connotacién moral. Juan nos esté diciendo que Dios es completamente libre de todo mal moral, y que | mismo constituye la esencia de la pureza moral La santidad de Dios incluye también su perfecta conformidad con su propio cardcter divino. Es decir, todos Sus pensamientos y acciones son consecuencia de Su cardcter santo. Con el tiempo, a medida que vamos madurando en la vida cristiana, vamos desarrollando un cierto grado de cariecter cristiano, Crecemos en aspectos tales como aprender a decir la verdad, pureza y humildad, Pero no siempre obramos de forma consecuente con nuestro cardcter. Decimos una mentira o nos dejamos llevar por una serie de pensamientos impuros, Luego nos sentimos consternados con nosotros mismos por dichas acciones © pensamientos, porque son incompatibles con nuestro carfcter. Esto es algo que munca le ocurre a Dios. Dios obra 19 invariablemente, en conformidad con su cardcter santo. Y es justamente a este nivel de santidad al que nos ha llamado Dios cuando dice: “Sed santos, porque Yo soy santo.” La santidad absoluta de Dios debe servirnos de gran consuelo y seguridad. Si Dios es perfectamente santo, podemos confiar en que Sus acciones para con nosotros han de ser siempre perfectas y justas. ‘A menudo nos sentimos tentados a cuestionar las acciones de Dios, y a quejarnos de que nos trata injustamente, Esta es una mentira del diablo, la misma que utilizé con Eva, Esencialmente lo que le dijo fue: “Dios te esti tratando injustamente” (Génesis 3:4,5) pero es imposible, por la propia naturaleza de Dios, que El alguna vez obre injustamente. Dado que es santo, todas sus acciones son santas. Tenemos que aceptar por fe el hecho de que Dios es santo, aun cuando las circunstancias adversas pudieran sugerir lo contrario. Quejarnos contra Dios es, en efecto, negar Su santidad y afirmar que Dios es injusto. En el siglo diecisiete, Stephen Charnock eseribié: Es menos injurioso para Dios negar su existencia, que negar la pureza de Su ser; lo primero hace que no sea Dios, lo segundo lo convierte en un Dios deformado, carente de amor y detestable...el que dice que Dios no es santo, dice algo mucho peor que el que n8 dice que no hay Dios. Todavia recuerdo claramente la forma en que Dios traté conmigo hace més de 25 afios por haberme quejado contra El. En respuesta a Su voluntad, me habia mudado a San Diego, California, y enseguida comencé a buscar trabajo. Cuando pasaron varias semanas sin éxito alguno, mentalmente empecé a echarle la culpa a Dios. “Después de todo, abandoné mis propios planes para cumplir Su voluntad, y ahora me ha fallado”. En Su misericordia, Dios me llevé a Job 34:18,19: “{Se dia al rey: Perverso; y a los principes: Impios? {Cuinto menos a aquel que no hace acepcién de personas de principes, no respeta mis al rico que al pobre, porque todos son obra de Sus manos?” Apenas lei este pasaje, cai inmediatamente de rodillas y le confesé mi terrible pecado, el haberme quejado y haber cuestionado Su santidad. En Su misericordia, Dios me perdon6, y, al 20 dia siguiente, me llegaron dos oftecimiento de trabajo. Una de las formas en que hemos de alabar a Dios es reconociendo Su santidad, Segin la visin del cielo que tuvo Juan la cual se describe en Apocalipsis 4, los cuatro seres vivientes que rodean el trono de Dios jamés cesan de exclamar: “Santo, santo, santo es el Setior Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir (Apocalipsis 4:8). Los serafines en la visién de Isafas sobre la gloria de Dios también expresaron esta triple atribucién de la santidad de Dios (Isaias 6:3). Cuando Moisés clevé una plegaria de alabanza a Dios por la liberacién de los israelitas frente al ejército de Faraén, también canté a la santidad divina: “zQuién como ti, oh Jehova, entre los dioses? ¢Quién como ti, ‘magnifico en santidad, terrible en maravillosas hazaias, hacedor de prodigios?” (Exodo 15:11) En las Escrituras con frecuencia se nombra a Dios como Santo, o el Santo de Israel. La palabra santo, segin Stephen Charnock, se usa con mis frecuencia delante del nombre de Dios que todos los demis atributos. La santidad es la corona de Dios. Imaginemos por un momento que Dios poseyese omnipotencia (poder _infinito), omnisciencia (conocimiento perfecto y completo), y omnipresencia (facultad de estar presente en todas partes), pero sin santidad absoluta. Un ser de esa naturaleza no podria ser deserito como Dios. La santidad es la perfeccién de todos los demis atributos divinos: Su poder es poder santo, Su misericordia es misericordia santa, Su sabidurfa es sabidurfa santa. Es Su santidad, mis que ningin otro atributo, Ia que lo hace digno de nuestra alabanza, Pero Dios exige mis que el reconocimiento de Su santidad. Nos dice: “Sed santos, porque Yo soy santo.” Con toda justicia Dios les. exige santidad perfecta a todas las criaturas dotadas de carécter moral. No podria ser de otro modo, Dios no puede ignorar, y menos aprobar, ninguna accién mala. No puede ni por un momento rebajar el nivel de la santidad perfecta. Mis bien, nos tiene que decir, como en efecto lo dice: Pedro 1:15, énfasis afiadido). El profeta Habacue declaré; “Muy “Sed santos en toda vuestra manera de vivir” (1 21 limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio (la iniquidad—VP)" (Habacue 1:13). En razin de que Dios es santo, no puede justificar ni pasar por alto ningin pecado nuestro, por pequeiio que éste nos parezea. A veces tratamos de justificar ante Dios alguna accién que muestra propia conciencia pone en tela de duda. Pero si realmente comprendemos lo que representa la santidad perfecta de Dios, tanto en si mismo como en lo que nos exige a cada uno, veremos enseguida que jamés podriamos justificar ante El la mis minima desviacién con respecto a Su perfecta voluntad. Dios no acepta excusa como por ejemplo: “Bueno...es que asi soy yo", como tampoco la afirmacién mis optimista: “Pues, es un aspecto de mi vida en el que todavia estoy aprendiendo” No, la santidad de Dios no admite la mis minima falla o defecto en nuestro cardcter personal, Harfamos bien los creyentes, aun cuando sons justificados dinicamente por el mérito de Cristo y Su justicia, en considerar atentamente las palabras del escritor de la epistola de Hebreos: “Procuren...llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie podré ver al Sefor” (Hebteos 12:14, VP). Debido a que Dios es santo; El no puede nunca tentarnos a pecar. “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta E. nadie” (Santiago 1:13). Probablemente a nadie se le va a ocurrir pensar que Dios se ocupa activamente en hacernos pecar; pero podemos pensar que nos ha colocado en una situacién en Ia que no tenemos eleceién alguna. El rey Sail sintié algo parecido cuando encaré su primera gran guerra contra los filisteos (1 Samuel 13). Antes de entrar en batalla, Saiil debia esperar durante siete dias a que Hlegara Sanwel, el profeta, a offecer holocausto e implorar el favor del Sefior. Sail espero a ‘Samuel los siete dias. Cuando no apareci6, se comenzé a preocupar y resolvi6 offecer &1 mismo el holocausto. Le parecié que no habia alternativa, El pueblo que estaba con Saal tenia miedo y habia comenzado a desertar; los filisteos se preparaban para la batalla; la 2 Samuel ya tenfa que haber Iegado. jHabia que hacer algo! Dios lo habia colocado en una situacién en la que no podia elegir otra cosa, al parecer, sino desobedecer las expresas instrucciones divinas. Mas por haber desobedecido la expresa voluntad de Dios, Saal perdié el reino (1 Sarnuel 13:13-14). 2Y nosotros? ;Pensamos a veces que no nos queda otro remedio que ocultar la verdad en parte, 0 realizar algin acto ligeramente deshonesto? Cuando razonamos asi, en realidad estamos diciendo que Dios nos esté tentando a pecar, que nos ha colocado en una posicién o situacién en la que no tenemos alternativa alguna, Las personas que tienen que estar sujetas a la autoridad de otros, a veces son particularmente vulnerables a esto. Los que cumplen funciones como capataces 0 supervisores, a menudo presionan a los. que estin a sus drdenes a que cometan actos deshonestos o que van en contra de la ética. Siendo oficial de la marina, tuve que enfrentar una situacién asi, A cambio de que entregiramos unos kilos de café a ciertas personas, nuestro barco podia obtener “gratis” toda clase de elementos valiosos que nos hacian falta abordo. “De todos modos”, nos decian, “todo le pertenece a la marina”. Al fin, tuve que ponerme firme ante mi superior, haciendo peligrar mi carrera naval, y explicarle que no podia tomar parte de esas actividades. Por cuanto Dios es santo, aborrece el pecado, La palabra aborrecer es tan fuerte que no nos gusta usarla, Reprendemos a los chicos cuando nos dicen que odian a alguien. Mis afin cuando se trata de la actitud de Dios hacia el pecado, solo una palabra tan fuerte como esta transmite adecuadamente el concepto. Refiriéndose a diversos pecados de Israel, Dios dice: “Porque todas estas son cosas que aborrezco” (Zacatias 8:17). El odio 0 aborrecimiento es una emocién legitima cuando se refiere al pecado. De hecho, cuando mis santos nos volvemos, tanto més aborrecemos el pecado. David dijo: “De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira” (Salmo 119:104). Ahora bien, si esto es cierto en cuanto a un hombre, cuinto mis referente a Dios, Al ir adquiriendo mayor santidad, va aumentando nuestro aborrecimiento 23 hacia el pecado; y Dios, que es infinitamente santo, siente un aborrecimiento infinito hacia el pecado, Con frecuencia decimos que “Dios odia el pecado pero ama al pecador”. Fsta es una bendita verdad, pero con frecuencia recitamos répidamente la primera parte, para egar a la segunda. No podemos cludir el hecho de que Dios aborrece nuestro pecado. Podemos tomar livianamente nuestros pecados, 0 justificarlos, pero Dios los aborrece. Por consiguiente, cada vez que pecamos, hacemos algo que Dios aborrece. Aborrece nuestros pensamientos Iujuriosos, nuestro orgullo y muestros celos, nuestros desplantes temperamentales, y el razonamiento falto de que el fin justifica los medios. Se tiene que interiorizar en nosotros el hecho de que Dios aborrece todas estas, cosas. Nos acostumbramos tanto a nuestro pecado, que a veces caemos en un estado de coexistencia pacifica con él; pero Dios no deja de aborrecerlos jamis. Tenemos que cultivar en nuestro propio corazén ese mismo aborrecimiento que Dios tiene hacia el pecado. El aborrecimiento del pecado como tal, no simplemente como algo que nos molesta o nos vence, sino como algo que desagrada a Dios, es la base misma de toda santidad verdadera. Tenemos que cultivar la actitud de José, que, cuando fue tentado, dijo: “;Cémo, pues, haria yo este gran mal, y pecaria contra Dios?” (Génesis 39:9), Dios aborrece el pecado donde quiera que lo encuentre, tanto en el santo como en el pecador por igual. Dios no aborrece el pecado en ‘unas personas, para ignorarlo en otras. Juzga las obras de cada persona imparcialmente (1 Pedro 1:17). Ademds, los ejemplos biblicos indican que es posible que Dios juzgue los pecados de los santos con mis severidad que los del mundo. David fue un varén conforme al corazén de Dios (Hechos 13:22), y no obstante, después de su pecado contra Urias, le fue dicho: “Por lo cual ahora no se apartaré jamds de tu casa la espada” (2 Sanmel 12:10). Moisés, por un solo acto de ineredulidad, fue excluido de la tierra de Canaan, a pesar de sus muchos afios de servicio fiel. Jonis, por su 24 desobediencia, fue arrojado a la horrible prisién en el vientre de un pez gigante, donde estuvo tres dias y tres noches, a fin de que aprendiera a no huir del mandato divino. Debido al cardcter engafioso de muestro corazén, algunas veces jugamos con la tentacién, abrigando la idea de que siempre es posible confesar y pedir perdén posteriormente, este modo de pensar resulta absolutamente peligroso. Dios juzga sin parcialidad. Jamis pasa por alto ningin pecado nuestro, Jamés toma la decisién de no molestarse, aunque se trate solamente de un pecado pequefio. No, Dios aborrece ‘intensamente el pecado, donde quiera y cuando quiera que lo ceneuentre. La contemplacién frecuente de la santidad de Dios y de su aborrecimiento del pecado constituye un arma poderosa contra la tendencia a jugar con el pecado, Se nos insta a vivir en la tierra como peregtinos, con reverencia y temor (1 Pedro 1:17). Desde luego que el amor de Dios para con nosotros, manifestado por Jesucristo, debe constituir la motivacién principal para buscar la santidad, Pero una motivacién ineitada por el aborrecimiento de Dios hacia el pecado y el juicio consiguiente sobre el mismo, no es menos biblica. La santidad de Dios constituye un nivel sumamente elevado; un nivel de perfeccién. No obstante, ese es el nivel que nos pide. No puede hacer otra cosa, Si bien es cierto que Dios nos acepta tinicamente en mérito a la obra de Cristo, el nivel que Dios nos exige en el desarrollo del cardcter, de las actitudes, de las acciones y de las manifestaciones de afecto, es éste: “Sed santos, porque Yo soy santo.” Si queremos crecer en santidad, tenemos que tomar esto con la seriedad debida 6 La santidad es, “por sus caracteristicas, la semejanza con Dios” (G. B. Stevens). Charles Hodge, escribiendo sobre la frase en Romanos 6:19, para santificacién presentad vuestros miembros para servir a la justicia, escribié: “el resultado inmediato de la obediencia a Dios es la conformacién interior a la imagen divina”. A. W. Pink ha escrito: “la santidad....consiste en ese cambio © renovacién interior de nuestra alma por el cual la mente, Jos efeetos y la voluntad entran en armonfa con Dios”. 7 Los atributos que se le asignan a Dios se refieren a sus cualidades 25 esenciales, y se infieren de las Escrituras que lo describen. El atributo de la santidad se toma de pasajes tales como Exodo 15:11, Levitico 19:2, Salmo 89:35, Isaias 57:15 y 1 Pedro 1:15,16. 8 Stephen Chamock, The Existence and Attributes of God (La Existencia y los Atributos de Dios|(Evansville, Ind: Sovereign Grace Book Club, 1958), p. 449, {9 Para ejemplos vea Salmo 89:18, Isaias 40:25 y 43:14, Oseas 11:9, Habacue 3:3, Jeremias 51:5 y Ezequiel 39:7. 26 capitulo tres La Santidad No es una Opcién Seguid la paz con todos, y la santidad, ssin la cual nadie verd al Senior. Hebreos 12:14 {Qué es lo que significan exactamente las palabras “sin la cual (la santidad) nadie verd al Sefior”? En iltimo anélisis, ;depende en alguna medida nuestra salvacién de que alcancemos algin nivel de santidad personal? Sobre este tema, las Escrituras son claras en dos sentidos. Primero, los mejores creyentes jamis pueden por sii mismos merecer la salvacién basados en su santidad personal. Nuestras acciones justas, son como trapos de inmundicia a la luz de la santa ley de Dios (Isaias 64:6). Nuestras mejores obras estin manchadas y contaminadas con la imperfeccién y el pecado. Como lo expresé uno de los santos hace algunos siglos: “hasta nuestras Légrimas de arrepentimiento tienen que ser lavadas en la sangre del Cordero”. Segundo, las Escrituras se refieren repetidamente a la obediencia ya la justicia de Cristo manifestadas a nuestro favor. “Porque asi como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, asi también por la obediencia de uno, los muchos serén constituidas justos” (Romanos 5:19). “Porque también Cristo padecié una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para Hevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). Estos pasajes nos ensefian lo referente a un doble aspecto de la obra de Cristo a nuestro favor. Se los menciona a menudo como su obediencia activa y su obediencia pasiva, respectivamente La obediencia activa se refiere a la vida sin pecado que vivié Cristo aqui en la tierra, a Su obediencia perfecta y a Su santidad absolut. Esa vida perfecta se le acredita al que confia en El para su salvacién. Su obediencia pasiva se refiere a Su muerte en la cruz, mediante la 27 cual pag6 completamente el castigo correspondiente a nuestros pecados y asi dio satisfaccién a la ira de Dios hacia nosotros. En Hebreos 10:5-9 vemos que Cristo vino a cumplir la voluntad del Padre. Posteriormente, el eseritor agrega: voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Hebreos 10:10). De modo que vemos que nuestra santidad delante de Dios depende enteramente de la obra que Jesucristo hizo por nosotros, por la voluntad de Dios. {Se refiere Hebreos 12:14, por lo tanto, a esa santidad que tenemos en Cristo? No, porque en este punto el escritor esti hablando de una santidad que tenemos que procurar aleanzar; tenemos que “seguir... la santidad”. Y sin esa santidad, dice el escritor, nadie vera al Seftor mn es Las Escrituras hablan tanto de una santidad que nosotros tenemos en Cristo ante Dios, como de una santidad que nosotros tenemos que buscar insistentemente. Estos dos aspectos de la santidad se complementan mutuamente, porque nuestra salvacién es una salvacién para ser santos: “pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificacién” (1 Tesalonicenses 4:7). A los corintios Pablo les escribié: “a la iglesia de Dios que esté en Corinto, a los santificados en Cristo Jestis, lamados a ser santos" (1 Corintios 1:2). La palabra traducida santificados significa “hechos santos”. Es decir, por Cristo somos hechos santos en cuanto a muestra posicién delante de Dios, pero somos Hamados a ser santos en la vida diaria también. De manera que el escritor de la Epistola a los Hebreos nos esti advirtiendo que debemos tomar en serio la cuestién de la santidad personal y préctica. Cuando el Espiritu Santo entra a morar en nuestra vida al momento de recibir la salvacién, viene con el fin de hacernos santos en la prictica. (SiiGTEXISt@! pono) tanto) CtaindomeHOS Es verdad que este deseo de samtidad puede ser nada mas que un destello en el comienzo. Pero ese destello tiene que aumentar hasta 28 convertirse en una Iama—un deseo vehemente de vivir una vida enteramente agradable a Dios. La salvacién genuina trae consigo un deseo de ser hechos santos. Cuando Dios nos salva por medio de stigo que corresponde al pecado, sino también de su dominio. El obispo anglicano Ryle dijo: “dudo realmente que nosotros tengamos alguna base para decir que es posible que el hombre pueda convertirse sin que al mismo tiempo se consagre a Dios. Desde luego que puede experimentar mayor consagracién, y asi ocurriré a medida que su gracia vaya aumentando proporcionalmente; pero si no se consagré a Dios el mismo dia en que ¢ convirtid y nacié de nuevo, entonces no entiendo lo que significa la conversion.”? “risto, no solo nos salva del SGnlifi€ACiOn) Esto no quiere decir que el deseo de santidad tiene que ser un deseo consciente en el momento que la persona acude a Cristo, sino, mis bien, que el Espiritu Santo que hace nacer en nosotros la fe 29 salvadora, también hace surgir en nosotros el deseo de ser santos, Sencillamente no puede hacer lo uno sin hacer lo otro al mismo Esto es lo que quiere decir Santiago en ese pasaje dificil de entender sobre la fe y las obras (Santiago 2:14-16). Sencillamente nos esti diciendo que una “fe” que no produce obras—en otras palabras, una vida santa—no es una fe viva sino una fe muerta, en nada mejor que 1a que poseen los demonios. 8 procuramos justificarlo de algin modo, como el chico que dice: “El me peg primero”, Cuando nos aferramos a algin pecado no estamos buscando la santidad y no podemos tener comunién con Dios. Persistir en la desobediencia equivale a aumentar Ia necesidad de la disciplina. Algmos de los creyentes de Corinto persistian en desobedecer, hasta el punto en que Dios tuvo que quitarles la vida (1 Corintios 11:30). David describié asi 1a disciplina del Seftor: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el dia. Porque de dia y de noche se agravé sobre mi tu mano; se volvid mi verdor en sequedades de verano” (Salmo 32:3-4). Cuando Dios nos habla sobre un pecado, es preciso que prestemos atencién y adoptemos medidas. Si dejamos de encarar la cuestién, corremos el peligro de que Su mano de disciplina se cierna sobre nosotros. Cierta helada mafiana de invierno entré a los terrenos de Los Navegantes con mi vehiculo y el auto resbalé sobre el hielo y fue a parar contra un poste del alumbrado en un rineén, Algin otro automévil con igual suerte habia torcido el poste, y yo no hice sino aumentar més el angulo de inclinacién, No le dije nada al encargado de la propiedad, a pesar de que varias veces Dios me insinué que debia hacerlo. Dos semanas después tuve otto pequefio accidente Después de mis de 15 afios libre de accidentes con el vehiculo, me di cuenta que Dios me estaba tratando de amar la atencién, de modo 31 que lamé por teléfono al encargado de la propiedad, le informe del accidente y le ofrect pagar el costo de poner un poste nuevo. Como dijo Pedro: “Conducios en temor todo el tiempo de vuestra peregrinacién” (1 Pedro 1:17). Dios toma en serio la cuestién de la santidad en la vida de Su pueblo y nos disciplina con el fin de lograrla, Recuerdo a un joven, recientemente convertido, que estaba recibiendo la visita de su padre. No se habia visto con su padre desde hacia varios afios y menos desde que se habia convertido, Tenia muchos deseos de compartir con su padre la fe que habia encontrado y oramos juntos pidi¢ndole a Dios que su testimonio fuera efectivo frente a él Varios dias después, le pregunté cémo le habia ido con el testimonio. Me conté que su padre le habia dicho que habia confiado 32 en Cristo cuando “pas al frente” a la edad de 10 aiios en una campafia evangelistica. Yo le pregunté al joven: “En los afios en que estuviste creciendo en tu hogar, ;alguna ver viste cierta evidencia de que tu padre era creyente?”. Su respuesta fue “No”. {Qué razin podemos tener para confiar que ese hombre era salvo? Tenia alrededor de 60 afios y, sin embargo, jamis le habia dado a su hijo tuna prueba de que era creyente. i 10 Walter Marshall, 1692, mencionado en A. W. Pink, The Doctrine of Sanctification (La Doctrina de la Santificacién) (Swengel, Pa.: Bible Truth Depot, 1955).

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