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Atrapado en una cabaña aislada en las profundidades de las montañas, el

Agente de Campo del FBI Dean Holiday está aterrorizado de que los Shifter oso
terminen con él. Su compañero lo abandona, dándolo por muerto, usándolo
como carne de cañón, mientras él se escapa. Cuando un extraño entra en la
cabaña y lo muerde en el hombro, piensa que está acabado. En su lugar, Trigger
lo lleva a a casa, y él intenta escapar implacablemente, ya que está seguro de
que su compañero está muerto. Él podría ser su próxima víctima si no encuentra
un camino que lo saque de las montañas.
Trigger se siente aturdido, cuando descubre que el agente del FBI es su
compañero. Incapaz de detener a su oso, muerde al humano, pero Dean combate 2
con dientes y uñas el calor de acoplamiento. Se niega a creer lo que él le dice,
hasta que un leyenda que siempre ha desestimado por ser una tontería, no sólo
ataca a Dean, sino que amenaza su estilo de vida.
CAPITULO 1
Dean se despertó con un sobresalto. Cuando trató de mover los brazos, el
dolor se disparó por sus hombros. —Ow.
Maldición, eso le había dolido.
Movió su cabeza, tratando de aliviar las torceduras de dormir toda la noche
en posición vertical. Estaba hambriento, sediento, y tenía que orinar como
nunca. Miró a su alrededor y vio a alguien en la cabaña.
No era la misma persona que estaba anoche. Aunque este recién llegado tenía
los mismos ojos gris ahumados que el otro, su cabello era rubio en lugar de
negro, y tenía más que una barba, aunque esta y su bigote tenían más de dos
días de crecimiento.
—¿Puedo usar el baño y estirarme? Prometo no intentar nada raro. Es sólo
que me duele todo el cuerpo.
Daría su bola izquierda por levantarse y estirarse. Aparte del dolor palpitante
en sus hombros, sus brazos estaban bastante entumecidos. También lo estaba su
culo, al estar sentado durante tanto tiempo. 3
El extraño se acercó más y luego se detuvo.
Quería gritar, para que el imbécil lo desatara, pero había aprendido
rápidamente en la vida, que ser educado lo llevaría más allá de ser un idiota
como lo había sido Nolan. Todavía no podía creer que este solo lo había dejado
allí, abandonándolo.
Normalmente no deseaba mal a nadie, pero esperaba que Nolan tuviera lo
que se merecía.
Ahora todo lo que tenía que hacer, era salir de aquí vivo.
Su vejiga se retorció, recordándole una preocupación más apremiante.
Debido a que el desconocido no se había acercado más, por mucho que lo
odiara, tuvo que mendigar. —El tipo de ayer me dejó usar el baño. No intenté
nada. Realmente no quiero orinarme. No sólo sería vergonzoso, sino que con
este calor... —Le dio un escalofrío, asqueado por la idea de sentarse en sus
pantalones vaqueros manchados de orina, especialmente con este calor
sofocante.
El desconocido suspiró antes de acercarse y se arrodilló ante él, para
desatarlo. El tipo se echó hacia atrás, como si le hubieran dado una bofetada.
Frunció el ceño, preguntándose qué demonios estaba pasando ahora. —¿Qué
pasa?
Gritó, cuando el extraño agarro su cabello, tiró de su cabeza hacia un lado y
le mordió el hombro.
—¡Hijo de puta! —Gritó. —Cuando me suelte, voy a patear tu pene tan
dentro de ti, que estarás meando por la boca.
No había hecho nada más que cooperar con estos malditos salvajes, ¿Y esto
era lo que obtenía? ¿Qué lo ataquen? Intentó patearlo con los pies, pero sus
tobillos aún estaban atados, a las piernas de la silla. —¡Suéltame!
Lo que más le perturbaba, era que la mordida no era tan dolorosa como
placentera. Su pene se engrosó, cuando el deseo inundó sus venas. De ninguna
manera voltearía dejándose caer por uno de sus captores, aunque tenía que
admitir, aunque sólo fuera a sí mismo, que los hombres que había encontrado
hasta ahora eran magníficos.
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Excepto por el tipo al que había abordado el día anterior. Había tenido gafas
gruesas y no había sido tan guapo, pero él no era quien para juzgar.
El desconocido retrocedió, parpadeando rápidamente, mientras lo miraba.
—Yo... mi oso... —Retrocedió, pasando una mano por su cabello rubio.
—TÚ me mordiste. —Gruñó. Su muñeca aún se estaba recuperando cuando
el tipo al que había perseguido, lo había mordido. Parecía que no podía dejar de
ser rencoroso. —Rompiste la piel, cabrón. Por lo que sé, podrías tener rabia. —
Luchó con las cuerdas, cada segundo estaba más furioso, al no poder liberarse.
—Cálmate. —Dijo el desconocido. —Sigue actuando como si quisieras
arrancarme la cabeza y nunca te liberarás.
Eso lo detuvo. Miró fijamente al tipo. —Tengo que orinar.
—Tú atacaste a un compañero y disparaste contra mi hermano.
—Le disparé a un oso. —Discutió. —A menos que tu hermano sea muy
gordo y peludo.
Sabía lo que había visto, pero seguía tratando de afrontarlo. Quería desechar
la idea de que los hombres pudieran convertirse en osos, pero su cerebro no lo
dejaba. Había visto la transformación con sus propios ojos.
—Puedes fingir todo lo que quieras. —Dijo el desconocido. —Pero conoces
la verdad.
Se quedó en silencio. Discutir no lo llevaría a ninguna parte. Aguardaría hasta
que se presentara el momento adecuado, y luego sacaría su culo de estas
montañas. Él nunca debería haber venido aquí, en primer lugar.
Una cosa que Nolan dijo era cierta, esta línea de trabajo no era para él. Había
sentido eso en su estómago desde el principio, pero casi toda su familia había
trabajado con el FBI, en una u otra área. Habían esperado, incluso exigido, que
hiciera lo mismo. Habían trazado su carrera, desde el momento en que nació.
Demonios, nunca había pensado en otra carrera, nunca pensó en lo que quería
hacer con su vida. Y ahora, sólo podía morir haciendo algo que despreciaba por
completo.
Para su alivio, el desconocido lo desató. No lo siguió a fuera, ni llegó a la
puerta para vigilarlo. Se habría marchado, pero la Madre Naturaleza lo detuvo
y se dirigió detrás de un árbol.
Lo que no daría por una larga ducha y una cerveza fría. Sus brazos seguían
tiesos por estar atados detrás de él, durante casi veinticuatro horas, con sólo un 5
par de minutos de descanso, cuando usó el baño unas cuantas veces ayer. Tomó
un buen minuto, antes de que pudiera conseguir su cremallera cooperara. Para
entonces, estaba saltando de un pie al otro, rezando para no orinarse. Cuando
por fin consiguió liberar su paquete, el alivio en su vejiga fue un momento de
pura felicidad.
Mirando por encima del hombro, vio que el desconocido todavía no había
salido de la cabaña. ¿Acaso el hombre-barra-oso confiaba en él? No tomó al
tipo como ingenuo y se preguntó por qué no estaba allí, vigilándolo.
Un lado de su cerebro, decía que debía correr lo más rápido que podía. Nolan
había escapado, hasta donde él sabía. El otro lado, le decía que si rompía la
confianza del extraño y era capturado huyendo, tendría un infierno que pagar.
Después de usar el baño, echó un vistazo alrededor del árbol, tratando de
determinar a donde el tipo se había ido. El sudor le caía por la cara y por la
espalda. El día se estaba haciendo más caluroso, cuanto más tiempo permanecía
allí.
Su estómago se contrajo. ¿Cuándo fue la última vez que había comido? ¿Hace
dos días? ¿Tres? Por supuesto que estaba hambriento. Se pasó la mano por el
estómago, mientras se estremecía.
Decidió tomarse un descanso. Lo peor que podían hacerle, era matarlo. Se
alejó aún más, lejos de la cabaña, y luego corrió a través del bosque, casi
tropezando unas cuantas veces, cuando sus pies fueron atrapados por las raíces
que sobresalían y las marañas de enredaderas.
Cuanto más corría, más caliente se ponía. Se limpió el sudor de los ojos,
mientras trataba de concentrarse. Se quitó el chaleco del FBI y lo tiró a un lado,
sin importarle que dejara una pista detrás.
Ni siquiera estaba seguro de si iba en la dirección correcta. Las montañas
eran demasiado extensas y todos los árboles parecían iguales. Al ser un chico
de ciudad, no tenía ninguna una pista de cómo guiarse a través de un bosque,
así que siguió bajando. Tarde o temprano su camino tenía que conducir a un
camino.
Ojalá.
Los calambres empeoraron. Tropezó y cayó contra un árbol. Jadeó para poder
respirar, su cuerpo tan caliente que se sentía como si estuviera en fuego. La
cabaña había estado cerca de un acantilado y tenía suficiente claros alrededor
para una brisa increíble. Pero ahora estaba en el bosque, y ninguna brisa parecía 6
poder penetrar entre el espeso bosque.
Pero siguió adelante, arrancando su camisa y arrojándola a un lado. Aunque
ahora llevaba una camiseta, no encontró ningún alivio de la humedad. Tenía el
pelo pegado al cuero cabelludo. Sus vaqueros lo abrazaban con demasiada
fuerza, mojados de sudor. Se moría de ganas de quitarse los zapatos y liberar el
calor atrapado, pero no se detuvo.
Gritó y voló hacia delante de un pequeño terraplén, tomando aire antes de
aterrizar sobre su pecho. El aire salió de sus pulmones. ¡Mierda, eso duele como
una perra!
Un agudo dolor en su costado, lo hizo rodar a su espalda. Cuando observó la
zona, vio sangre. Había aterrizado en una rama afilada, y el grueso pedazo roto
lo había apuñalado.
Moriría de infección, hambre y deshidratación, antes de regresar a la
civilización.
Si alguna vez conseguir regresar.
Se quedó quieto cuando oyó que las ramitas chasqueaban detrás de él.
Lentamente escaneó la zona y vio al león de montaña camuflado, mirándolo
desde detrás de un grupo de arbustos.
Su abrigo de bronce se había mezclado perfectamente con su entorno, y sus
ojos de color verde amarillento estaban fijos en él. Estaba agachado, los
músculos contraídos bajo un elegante abrigo de piel, como si estuviera listo para
saltar.
El olor de su sangre, había llamado su atención.
Realmente estaba jodido.
El león de montaña salió de su escondite, esos músculos lustrosos se
flexionaron, mientras se acercaban más, mostrando dientes largos y gruesos. Se
tragó el bulto de miedo en su garganta. Su corazón latía tan rápido que la sangre
que bombeaba en sus oídos hizo que el ruido amenazante del gato, fuera difícil
de oír.
Sus patas presionaron contra la tierra, mientras descendía lentamente hacia
él.
No podía escapar. Su muerte estaba a segundos de distancia. Cerró los ojos,
rezando para que no se alargara.
Un rugido vibrante rompió el silencio. Abrió los ojos. El león de montaña 7
miró a su izquierda y se retiró, sus orejas se aplastaron, mientras gruñía. Un oso
de gran tamaño, se acercó al gato y se subió a sus patas traseras. El gato le pego
al oso antes de retroceder lentamente. El oso lo golpeó con su pata marrón,
mientras se acercaba, sus gruesas y amenazantes garras golpeaban el aire.
Mantuvo su mano presionada contra su herida, demasiado cansado y herido
para tratar de levantarse. Simplemente yacía allí, observando a las bestias. El
gato dio un último siseo, antes de irse. El oso estaba allí, como esperando que
volviera.
Los segundos que transcurrieron parecieron horas, antes de que el oso se
volviera hacia él. Se paró allí, sobre él con lo que sólo podía describir como
curiosidad, y tal vez un toque de ira, a juzgar por la dura mirada en sus ojos.
Se estremeció y jadeó, mientras trataba de encogerse en posición fetal. No
estaba seguro de cuánto bien haría, porque el olor de su sangre era más que
probable que atraería a todo tipo de feroces depredadores. Lanzó su brazo sobre
su cabeza, sintiéndose como Ricitos de Oro, esperando para ser devorado por
un oso.
El oso se acercó, mientras inhalaba una bocanada de aire. —Rompiste tu
promesa. —Bajó el brazo. En vez del oso, vio al extraño de la cabaña. Y estaba
tan desnudo, como el día en que nació. Gruñó mientras se empujaba con una
mano contra el suelo, obligándose a sentarse. El dolor irradió de su lado, por su
brazo, obligándolo a volver al suelo.
El desconocido lo ayudó a sentarse. —¿Puedes caminar?
Su cuerpo comenzó a palpitar, cuando el tipo lo tocó. Su polla
endureciéndose en sus vaqueros. —Lo puedo manejar.
—Mi nombre es Trigger Rising. —Trigger le pasó los nudillos sobre la
mejilla. El tacto altero sus nervios, pero no calmó su ira.
Se echó hacia atrás, frunciendo el ceño, mientras se ponía de pie.
—Realmente, no me importa cuál es tu nombre.
Una sonrisa floreció sobre el hermoso rostro de Trigger.
—¿De qué diablos estás sonriendo? —Apartó la mano de su costado. La que
estaba cubierta de sangre, y su herida seguía sangrando, todavía palpitante. La
vista le hizo sentir náuseas. No estaba seguro de cuán profunda era la herida, 8
pero necesitaba detener el sangrado.
—Puedes seguir intentando llegar al fondo de la montaña o puedes venir
conmigo. —Dijo Trigger. —A pesar de que vas por el camino equivocado, si
estás tratando de llegar a la ciudad. —Cuando el tipo desnudo habló, él se quitó
la camiseta y la presionó contra su costado. —Si sigues por tu cuenta, cada
depredador en un radio de cinco millas te olerá. Ese león de montaña, será la
menor de tus preocupaciones.
—Podría haberle dado una patada en el culo. —Tenía seis pies1 de alto y
músculos, pero no tenía nada como Trigger.
El tipo era al menos dos pulgadas más alto y un infierno más grande. Tenía
un rígido paquete de seis, pectorales impresionantes, y sus bíceps eran el doble
del tamaño de él. Sus ojos bajaron hasta el atractivo unión en V en la ingle de
Trigger. Había trabajado su trasero en el gimnasio tratando de obtener esa forma
de V, pero había fracasado miserablemente.

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1,82
—Sí, seguro. ¿Qué planeabas hacer, sangrar por todas partes? —Sus ojos
cayeron a la polla de Trigger, como si estuvieran atraídos hacia ella. Él apartó
la mirada, yendo más allá de Trigger. Por desgracia, con su lesión y
agotamiento, subir de nuevo el terraplén no estaba dentro de sus posibilidades.
No pudo encontrar nada para agarrarse y ayudarlo a levantarse, y su herida
palpitó cuando levantó la pierna.
—Tengo que llevarte a casa, para que Deloris pueda echar un vistazo a eso—
Trigger lo agarró y lo alzó. Se arrastró sobre sus manos y rodillas hacia tierra
firme. Trigger caminó erguido, como si el terraplén no fuera un obstáculo.
Cuando el suelo se niveló, Trigger lo ayudó a ponerse de pie. Sacudió el
brazo. —Puedo caminar por mi cuenta.
Se mareo al volver a sudar. Su piel se sentía demasiado estrecha, su polla
muy dura. Casi había sido comido vivo y Trigger había frustrado su escape, así
que ¿por qué mierda estaba tan excitado? Debería pensar en cómo escapar de
nuevo, no tratando de conseguir un polvo.
Trigger se quedó cerca de él, pero se mantuvo dos pasos adelante, llevándolo
de regreso al lago. Tropezó unas cuantas veces, estaba tan cansado que quería 9
tumbarse en el suelo y dormir durante el día siguiente. Trigger se abalanzó sobre
él, pero se alejó de sus manos.
—Te dije que podía caminar.
—Más bien tropezar.
Esa era la maldita verdad. Apenas podía mantener los pies debajo de él. Se
abrió camino hacia el claro, tan exhausto, que se sintió agradecido cuando el
lago apareció a la vista.
Habría dado cualquier cosa por sumergirse en la centelleante agua. Se
encaminó hacia ella, pero Trigger agarró su brazo y lo condujo en la dirección
opuesta.
Atravesaron unos pocos patios, antes de llegar a una casa de campo azul y
blanco con balcón. Trigger lo llevó a dentro, y la puerta de malla se cerró de
golpe detrás de ellos. El aire fresco hizo que cerrara los ojos, mientras suspiraba.
—Te mostraré dónde está el baño. Puedes ducharse, mientras te preparo algo
para comer.
Empezó a dar las gracias a Trigger, pero en vez de eso apretó los dientes. De
ninguna manera le agradecería a su captor el ser hospitalario.
—También llamaré a Deloris, para que mire tu herida.
No tenía ni idea de quién era Deloris y realmente no le importaba.
Conseguiría que su herida fuera vendada, se ducharía y comería, y después de
descansar, trataría de escapar de nuevo. Había visto algunas camionetas por el
claro. Todo lo que tenía que hacer, era encontrar las llaves de Trigger, estaría
libre y podría ir a casa.
Trigger le mostró el baño y él cerró la puerta, se desnudó y encendió la ducha.
Hizo que el agua estuviera tan fría como pudiera, antes de entrar bajo el chorro.
Inclinó la cabeza hacia delante y se quedó allí, mientras el agua se llevaba el
sentimiento pegajoso de su cuerpo.
Nunca había disfrutado de una ducha tan inmensamente. Permaneció hasta
que su piel quedo como una pasa, pero tan fría como el agua estaba, todavía
estaba en llamas. Su pene debería haberse marchitado bajo el frío asalto, pero
era tan duro como nunca.
Cuando salió, notó que faltaban sus ropas. Maldición. Debería haberlo visto
venir. Tomo la toalla que se encontraba en el mostrador y la envolvió alrededor
de su cintura. 10
Si Trigger pensaba que tomar su ropa lo mantendría aquí, el tipo estaba muy
equivocado. Habría escapado desnudo, si hubiera tenido que hacerlo.
Oyó voces apagadas, cuando salió del baño. Se deslizó por el pasillo, tratando
de escuchar lo que decían. Pero cuando se acercó a la cocina, las voces se
callaron.
Trigger apareció en la esquina, tan silenciosamente que lo sorprendió. —
Deloris está aquí.
Una mujer con cabello rubio platinado recortado y dulce, con cálidos ojos
avellana entró. Tenía una figura elegante y no podía haber estado sobre los cinco
pies. —¿Te importa si echo un vistazo a tu herida?
Le recordó a su madre. Su sonrisa era encantadora, mientras movía una mano
hacia el sofá. No podía ser grosero con ella. Había sido criado mejor que eso.
De mala gana, se tendió y dejó que Deloris echara un vistazo a su lado,
avergonzado todo el tiempo, de que todo lo que llevaba era una toalla.
Una toalla que era una tienda de campaña por su erección.
CAPITULO 2

Con los brazos cruzados sobre el pecho, Trigger se paró al lado del sofá y
observó cómo Deloris cosía a Dean. No pudo evitar notar la erección de su
compañero, pero no podía hacer nada al respecto en ese momento, y Deloris era
toda una profesional.
Ella termino de coser, luego vendo la herida antes de declarar que había
terminado. Con Dean llevando nada más que una toalla, podía ver cómo su
cuerpo estaba enrojeciendo. Sus ojos seguían brevemente sobre él, antes de
rebotar rápidamente lejos.
El calor de apareamiento había comenzado y el aroma de Dean estaba
volviendo loco a su oso.
—Volveré mañana para revisarlo. —Le dijo Deloris a Dean. Se puso de pie
y guardó sus suministros en una bolsa negra, que Bobby Ray le había comprado.
Deloris apartó unos cuantos cabellos de su rostro.—Ninguna actividad
extenuante, hasta que quitemos los puntos. Esa herida no fue tan mala, pero no
quiero correr ningún riesgo. Haré que Clint vaya por algunos antibióticos. Había 11
muchas astillas de madera que tenía que extraer.
—Sí señora. —Bajó la cabeza.
—Gracias por ayudarme. —Dean dijo, incorporándose. —Lo aprecio.
—No hay problema. —Deloris se dirigió a la puerta.
En cuanto se marchó, Dean se volvió hacia él. Había fuego en sus ojos
avellana, mientras los estrechaba. —Habría tenido esos antibióticos si me
hubieses llevado de vuelta a un hospital. Si mi intestino se infecta, te apuñalare
mientras duermes.
Entendía la ira de Dean. Su compañero había sido mordido, atacado,
mantenido en cautiverio en una cabaña, casi comido por un león de montaña, y
casi había sido destripado por una rama. Las últimas cuarenta y dos horas no
habían sido amables con él, pero se estaba cansando de la actitud hosca de Dean.
—Bien, cuando puedas viajar, te llevaré de vuelta a la ciudad.
Las cejas oscuras de Dean se dispararon hasta el nacimiento de su pelo.
—¿Hablas en serio?
—Completamente. —Trigger entró en la cocina, apretando los dientes. Él
estaba apostando demasiado al hecho de que Dean no querría irse debido al
calor de apareamiento, y esperaba poder cambiar la mente de su compañero.
Una parte de él temía que insistiera en marcharse, pero se negó a concentrarse
en ese miedo.
Su oso gruñó como si él hubiera perdido completamente la cabeza. Tal vez lo
había hecho, pero se negaba a conservar a su compañero contra su voluntad.
Aunque todos sus hermanos, “a excepción de Walker que aún no había
encontrado a su compañero” habían forzado a sus hombres a venir aquí, habían
trabajado para ello. Ahora estaban asquerosamente felices y embarazados, o
como en el caso de Dane y Noel, ya tenían cachorros.
Él siempre había sido diferente, siempre miraba el otro lado de la moneda.
No había sido él quien había secuestrado a Dean, pero tampoco había podido
controlar a su oso. La mordedura lo había sorprendido, y todavía estaba
aturdido.
—¿Te importaría darme algo para comer?
Girando, miró a su compañero. Dean estaba en la puerta, la toalla todavía 12
alrededor de su delgada cintura. Una de sus manos estaba presionada contra el
vendaje que cubría su costado. Se veía francamente agotado, a punto de caer en
cualquier momento.
Agarró el plato de plástico de la ensalada de atún. Hizo a Dean un sándwich,
colocó algunas papas fritas a un lado, y le sirvió un vaso de agua.
Dean se sentó a la mesa y se estremeció. —Gracias. —No confiaba en el
repentino cambio de humor de Dean.
Este comió el bocadillo en tres bocados. Se comió las papas fritas y luego
golpeo un puño contra su pecho.
—Desacelera antes de que te ahogues. —Le advirtió.
Dean lo ignoró y bebió hasta la última gota de agua. Se llevó una mano a los
labios, mientras dejaba el vaso. —Era lo que quería.
—Te mostraré una habitación. —Agarró el plato, el vaso y los puso en el
fregadero.
—El sofá estará bien. —Cuando Dean se levantó, su toalla se deslizó,
mostrando su polla para su disfrute. La carne enrojecida estaba erguida, la
cabeza sobresaliendo de un nido de rizos negros para tocar el ombligo de Dean.
Este levantó la toalla del suelo y la enrolló alrededor de su cintura. Aunque
estaba en calor, parecía decidido a no ceder. Dejándolo de pie en la cocina, su
cuerpo dolía tanto que estaba listo para masturbarse junto al fregadero. Había
planeado cortejar a su compañero, pero Dean tenía otros planes, como
mantenerse lo más lejos posible de él.

Una vez que Dean se quedó dormido, Trigger hizo que Bobby Ray se sentara
en su porche, para asegurarse de que el ser humano no tratara de escapar.
Planeaba mantener su palabra, pero no necesitaba que Dean vagara sin rumbo
por las montañas, si se despertaba y decidía salir corriendo.
El olor del apareamiento lo llevó a la casa de Duane. Miró hacia atrás,
asegurándose de que Bobby Ray estuviera todavía en el porche. Su hermano
podría estar emparejado con cachorros gemelos, pero el olor era fuerte, lo
suficientemente, como para tentar a cualquiera, apareado o no.
Se dejó entrar en la cocina, necesitando hablar con Duane. No esperaba 13
encontrar a Elijah caminando por la casa, con una canasta de lavandería en la
mano, vestido con un uniforme de criada francesa.
Y nada más. Su trasero desnudo estaba expuesto, y en exhibición total cuando
gritó y se fue por el pasillo. Él se quedó allí, con la boca abierta.
Duane se acercó a la cocina, con la mandíbula contraída. —¿No te enseñaron
a tocar?
—Lo sé ahora. —Parpadeó unas cuantas veces y luego se echó a reír. —Eres
un bastardo pervertido.
Duane gruñó. —Sólo estas molesto, porque no tienes la imaginación como
yo.
—Tampoco quiero tenerla. —Se apoyó contra el mostrador, cruzando sus
brazos. —Dean es mi compañero.
Duane frunció el ceño. —¿Quién carajo es Dean?
—El federal.
Sus cejas se alzaron. —¿En serio?
—Como un ataque al corazón. Y no está demasiado emocionado de que lo
mordiera. Trató de escapar.
Duane asintió con la cabeza.
—Escuche que Deloris tuvo que parchear a alguien. No tenía ni idea de que
era el federal. —Se rascó la mandíbula. — ¿Cómo salió corriendo?
—Lo libere. —Mordisqueó su labio. —También le dije que cuando estuviera
curado, si quería irse, lo dejaría.
—¿Estás seguro de que la lesión no fue en tu cabeza? —Exclamó Duane.
—¿Estás loco? En primer lugar, él sabe sobre nosotros. No puede
simplemente irse de aquí. En segundo lugar, está en celo. Déjalo ir, y lo llevaran
contra al suelo y será jodido, probablemente más de una vez, antes de que llegue
a la ciudad, si logra encontrar Grizzly Ridge.
Los lobos, sin duda, captarían el olor de Dean. El pensamiento de esos
chuchos poniéndole una mano encima, lo tenía listo para cometer asesinato en
masa. —No voy a forzarlo a quedarse, si está empeñado en irse.
—Entonces dale una maldita razón para quedarse. —Contestó Duane. —Pero 14
si lo dejas ir, no sólo Clint pateará tu culo estúpido, sino que yo también.
Había buscado el consejo de Duane, con la esperanza de que hubiera estado
tomando la decisión correcta, pero al parecer su hermano estaba muy en
desacuerdo. ¿Acaso pensaba que Duane estaría de su lado? Tal vez si había
sufrido algún tipo de lesión en la cabeza.
—¿Lo dejaste solo? —Duane miró hacia la puerta trasera.
—Bobby Ray está sentado en mi porche. —Abrió la puerta de la cocina y
salió.
—Necesitas que tu puta cabeza sea examinada. —Gritó Duane detrás de él.
—¡Y golpea la próxima vez o pondré mi pie en tu culo!
Cuando regresó a su casa, Bobby Ray estaba sentado allí, pero Noel y las
chicas se habían unido a él. Arrancó a una de sus sobrinas de las manos de
Bobby Ray y abrazó a la cachorra. —¿A cuál tengo?
Todavía no podía distinguirlas. Ambas tenían el cabello rubio dorado y los
ojos verde oscuro. Olisqueó el bulto en sus brazos. Dios, amaba cómo olía un
bebé. Era tan limpio y puro.
—Kate. —Dijo Noel. —Pero ten cuidado. Acaba de comer y tiene el hábito
de vomitar si la aprietas demasiado.
Le dio un suave beso en la frente, antes de devolvérsela a su papá. Bobby
Ray la tomó, sonriendo a su hija como si el sol se levantara y se posara sobre
ella.
Su corazón se alegró al ver a Bobby Ray tan feliz, después de todos los años
de infierno que había soportado en manos de su padre. Miró a la puerta de malla,
preguntándose si Dean le traería felicidad o el infierno. Hasta el momento, su
compañero no había sido más que enojón y sarcástico.
Comprensible, pero estaba muriendo por superar eso.
—Se calmara. —Dijo Noel, mientras ajustaba a Kelly en sus brazos. —Al
principio también me asusté. Pero la vida con Bobby Ray era mucho mejor, que
la vida con mi hermano. Averigua un poco más de Dean, qué le hace feliz y
concéntrate en eso.
—Escúchate. —Bromeó Bobby Ray. —Eres todo un Doctor Phil2
—¡Cállate!—Gruñó Noel. 15
La sonrisa de Bobby Ray no era más que puro orgullo. Él rodó los ojos.
—Gracias por vigilar las cosas.
—No hay problema. —Bobby Ray se levantó, sosteniendo a Kate cerca de
su pecho. —Voy a ir a casa. Déjame saber si necesitas algo más. Tengo un poco
de cinta adhesiva y WD-40 si tu pareja trata de escapar de nuevo. — Hubo un
brillo de alegría en los ojos gris-verdosos de Bobby Ray.
Le habría dicho a Bobby Ray que se fuera a la mierda, si sus hijas no
estuvieran allí. Aunque no entendían lo que decía, seguía respetando a las
cachorras. En vez de ello, le saco el dedo medio a Bobby Ray.
Bobby Ray rió mientras se alejaba, Noel a su lado. Con un suspiro, entró. Se
quedó inmóvil al ver que el sofá estaba vacío.

2
Nota pie pag Phillip Calvin McGraw, mejor conocido como Dr. Phil psicólogo y escritor, motivador personal.
Tiene su propio programa de tv The Dr. Phil Show ) .
Dean había sacado el teléfono satelital del estante y se apresuró a salir por la
puerta trasera. No quería que el que estaba en el porche lo escuchara. Sus manos
temblaban, mientras el sudor lo invadía. Rodó sus hombros, haciendo todo lo
posible por deshacerse de la tensión. Se estremeció una vez, luego dos veces,
mientras caminaba sobre unos cuantos guijarros con sus pies descalzos.
Siguió caminando, la toalla firmemente alrededor de su cintura, hasta que
llegó al claro. Echó un vistazo a la cortina de árboles frente al lago
resplandeciente, luego se detuvo. Eso debería estar lo suficientemente lejos de
las casas para poder hablar sin que Trigger ni nadie más lo oyera.
Sólo para estar seguro, se agachó detrás de un árbol. Marcó el número
principal de la oficina, mirando alrededor del baúl para asegurarse de que nadie
lo había seguido. Apretó los dientes cuando el sistema automático entró en
acción. No tenía tiempo para esto. Trigger descubriría que se había ido antes de
que pudiera contactar con alguien.
Si hubiera tenido su propio teléfono, podría haber llamado a su jefe
directamente, pero no se sabía el número de memoria.
Saltó, cuando el teléfono fue arrebatado de su mano. Dean giró y vio a Trigger 16
de pie, a su lado. ¿Cómo había llegado tan cerca, sin que lo oyera o lo viera?
Trigger finalizó la llamada. La mirada sombría en su rostro, fue suficiente
para hacerlo retroceder. Una rama rota atrapó su toalla y la arrancó de su cintura.
—Te dije que eras libre de irte una vez que te curaras. —Trigger envolvió su
mano alrededor del teléfono. —¿A quién llamabas?
La mirada de Trigger cayó sobre su dura polla. Sus ojos se entrecerraron,
pero no se acercó más, tampoco trató de tocarlo, aunque la expresión de su cara,
decía que estaba luchando contra la necesidad.
—Uber. —Dijo, con un tono uniforme.
—Estás mintiéndome descaradamente. —Dijo Trigger. —Mi teléfono ni
siquiera tiene la capacidad de descargar aplicaciones.
—No lo estoy. —Discutió. Mierda, estaba atrapado.
Frunciendo el ceño, Trigger apretó la tecla de re-llamada. Escuchó, luego
colgó. Sus facciones se volvieron sombrías, mientras se le acercaba.
—¿Qué planeabas hacer, llamar a la caballería?
—La idea cruzó por mi mente. —Se negó a mostrar a Trigger ningún miedo,
aunque sus entrañas estaban temblando. —Dime qué pasó con Nolan, o con el
sheriff Blake, para el caso.
—¿Por qué te importa? —Preguntó Trigger, las líneas enfadadas aún
grababan profundamente su hermoso rostro. —Nolan te dejó atrás. Me parece
que no le importa mucho lo que te haya pasado.
Sacó la toalla de la rama y la enrolló alrededor de su cintura. Su costado
comenzó a doler, mientras se quedaba allí, pero ignoró el dolor. —No quiero
que me pasen lo que les paso a ellos. Llámalo auto preservación.
Maldijo cuando se encontró acercándose a Trigger, en lugar de alejarse. El
calor debió freír su cerebro. Sus ojos cayeron sobre la bien ajustada camiseta,
que se extendía sobre los amplios músculos de Trigger. Su polla se volvió a
engrosar una vez más, si es que había bajado en el primer lugar.
La necesidad se apoderó de él, y tuvo que luchar para no ceder a sus deseos.
Dio otro paso atrás, casi cayendo sobre un tronco, pero Trigger lo agarró,
impidiéndole que golpeara el suelo.
—Tienes que ser más cuidadoso. —El tacto de Trigger envió ondas de placer 17
a través de él. Sus rodillas se doblaron, cuando su corazón se aceleró. Se mareo,
mientras lamía sus labios secos.
Trigger se inclinó más cerca, como si quisiera besarlo. El aire se agitaba a su
alrededor, la brisa del verano dando la bienvenida a su caliente piel. Parpadeó,
como si saliera de un trance, y liberó su brazo.
Pero el calor que latía en su interior, no había desaparecido. Palpitaba en
sintonía con su corazón. Los pájaros gorjeaban en la distancia. Un ciervo
emergió de los árboles, les echó un vistazo, luego se apresuró a irse. El bosque
estaba vivo a su alrededor, pero estaba enfocado únicamente en Trigger.
Trigger le deslizó la mano por el brazo. Dio un paso acercándose. ÉL no
retrocedió. Su respiración sala en jadeos pequeños, mientras miraba fijamente
los ojos grises de Trigger. La lujuria los atravesó como una tormenta eléctrica.
La tensión entre ellos creció.
Algo extraño estaba sucediendo. Nunca antes se había sentido tan ferozmente
atraído por nadie. Nunca había sentido una necesidad tan profunda corriendo
dentro de él. No iba a ser como Nolan y negar lo que había visto. Pero si Trigger
pudiera convertirse en un oso, ¿podría hacer algo extraño de vudú y atraparlo
bajo algún tipo de hechizo?
No podía pensar en otra explicación, de lo que le estaba sucediendo. La
mordida. Eso tenía algo que ver con esto. Tenía que hacerlo.
—¿Qué me hiciste? —Era más un suspiro que palabras dichas.
—Tu cuerpo está pasando por un cambio. —Trigger enrollo su mano
alrededor de la nuca de Dean, acercándolo aún más. —Está cambiando, para
que puedas llevar a mi hijo.
Las palabras de Trigger penetraron en la niebla que llenaba su cerebro. Se
echó hacia atrás, tropezando con el tronco de nuevo, pero esta vez Trigger no
fue lo suficientemente rápido para atraparlo. Dean cayó al suelo en un fuerte
golpe y aulló, mientras el dolor le corría por el costado. Cuando miró su
estómago, el vendaje estaba rojo.
—Reventaste los puntos de sutura. —Trigger lo agarro de la mano y lo
levantó. Sus cuerpos chocaron y empujó al pecho de Trigger, retrocediendo.
Tenía que hacerlo. La tentación de arrastrar las uñas sobre la carne de este llenó
su cabeza con visiones de Trigger follándolo en todas las posiciones posibles.
Esos pensamientos sólo servían para alimentar su ira. De ninguna manera en el
infierno estaba enamorándose de su captor. El tipo estaba empapándolo con su 18
locura.
—No me importa si mis entrañas se derraman. Lo que acabas de decir no es
posible. —Lo empujó de nuevo. —Permanece lejos de mí.
Trigger levanto las manos. —No te tocaré, pero tampoco te dejaré marchar.
El bosque es demasiado peligroso así como es, pero un hombre en calor no tiene
ninguna oportunidad.
¿Un hombre en qué? Quería divorciarse de esta extraña realidad, pero no era
el tipo de ignorar lo obvio. ¿Cuál sería el motivo de Trigger para inventar todo
esto? No podía negar que estaba tan excitado que un fuerte viento sólo podría
hacerle tener un orgasmo.
¿Era así como se llamaba este sentimiento? ¿Estar en calor? Eso sonaba
demasiado animal para su gusto. Podría ser capaz de pensar en ello, tal vez, pero
la idea de que podría quedar embarazado era totalmente absurda.
—Quédate lejos de mí. —Repitió, antes de pisar fuerte hacia la casa de
Trigger. Con cada paso, quería dar la vuelta y arrojarse a los brazos de este.
Pero se obligó a seguir adelante, no importa lo mal que quería mirar hacia
atrás.
CAPITULO 3
Al caer la noche, Dean sentía como si hubieran quemado la casa con lo
caliente que se había puesto. Trigger le había ofrecido el dormitorio de
invitados, pero él se había negado. No veía ningún sentido cuando no planeaba
quedarse.
Mientras estaba tendido en el sofá, mirando el ventilador del techo girando
lentamente, pensó en ir al dormitorio de Trigger. Una noche de sexo no podía
hacer daño, y ser follado contra una pared sólo podría aliviar el dolor que no lo
había dejado, que todavía hacía palpitar todo su cuerpo.
Se dio la vuelta y golpeó la almohada, mientras gemía. Por mucho que
quisiera a Trigger, no podía hacerlo. Eso haría que arrestarlo fuera tan incómodo
como el infierno. Y planeaba detenerlo, y también a sus hermanos. Podría
haberles seguido la corriente y uso sus modales cuando fue necesario, pero eso
fue sólo para sobrevivir a esta locura.
Incapaz de dormir, se sentó. El sofá estaba empapado en su sudor. Deloris
había venido después de que él había llegado y había arreglado su herida. Los
puntos de sutura habían dolido más la segunda vez que la primera. Se apartó del 19
sofá y apretó la mano a su costado, mientras paseaba por el gran salón.
Había muchísimas plantas en la casa de Trigger. No sabía sus nombres, pero
había pequeños con apenas hojas, grandes que eran tan altos como él, y otros
que tenían hojas tan grandes como su palma. Sin embargo, reconoció los
helechos y la gruesa, pero corta, palmera en la esquina.
Las paredes de Trigger estaban llenas de fotos de sus hermanos, y de una
mujer muy bonita. Tenía los ojos verdes, el cabello rubio y una sonrisa que
iluminaba su rostro. Suponía que era su madre dado que se percató del fuerte
parecido familiar.
La casa parecía acogedora, con mullidos sillones, un buen usado sillón
reclinable y revistas de jardín extendidas sobre la mesa de café, como si fuera
una oficina de dentista. El esquema de colores de las paredes incluso le
impresionó. Gris claro con acabado crema.
Vio las puertas corredizas a su izquierda, y cuando las abrió, la habitación
más allá tenía una gran mesa de comedor en el centro con seis asientos
alrededor, un gabinete de porcelana y muchísimas más plantas. Era como si el
bosque hubiera forzado su camino dentro de la casa de Trigger y se hubiera
acomodado. Este realmente era un tipo de naturaleza.
Se acercó más al pasillo, con los pies descalzos contra el suelo de madera
brillante, diciéndose que no se dirigía a la habitación de Trigger. Sólo estaba
tratando de descubrir al tipo, ver qué tipo de persona era a partir de las cosas
que tenía en su casa.
Un mueble de licor bien surtido, estaba apoyado contra una de las paredes.
Su boca se hizo agua, cuando se volvió y vio una estantería junto al gabinete.
Los vasos de chupitos con refranes divertidos o nombres de diferentes estados
en ellos, se alineaban en los estantes, como si Trigger los hubiera traídos de sus
viajes.
Incluso tenía uno de su estado de origen, Ohio. Pero ya no vivía allí. Se había
mudado cuando se había unido a la oficina. Aunque había una en Cleveland,
quiso alejarse lo más posible de su familia.
Pero, ¿a qué tenía que ir realmente a casa? No tenía pareja, ni mascotas, ni
plantas que necesitara regar. Ni siquiera poseía peces de colores. Tenía su
apartamento vacío y un trabajo en el que él puso demasiadas horas, sin embargo
no consiguió ninguna recompensa.
Su vida social era inexistente. Odiaba su trabajo, así que no salía con ninguna 20
de las personas de allí. Mientras estaba analizando su vida, se dio cuenta de lo
solitario y aburrido que era.
Se detuvo cuando llegó a la puerta del dormitorio de Trigger. Estaba
entreabierta y oyó unos ligeros ronquidos más allá.
No lo hagas. No vayas allí.
Se obligó a mirar hacia otro lado. Pasó la mano por el pijama que Trigger le
había dado para usar. Su polla estaba caliente y palpitante, acariciando el
delgado material. Apretó la cabeza, dando un pequeño jadeo, mientras sus
párpados se cerraban.
¿Cuándo fue la última vez que había tenido relaciones sexuales? Oh sí, había
sido hace dos meses, cuando había conectado con un desconocido que había
conocido en un bar de mala muerte. Eso parecía ser todo lo que Dean hacía.
Conexiones y aventuras de una sola noche. No era que estuviera en contra de
las relaciones, pero nunca había encontrado a la persona adecuada, y su trabajo
consumía la mayor parte de su tiempo.
Pero, ¿cuánto tiempo había pasado desde que Dean había tenido sexo
jodeme-contra-la-pared? Dios, hace siglos.
No vas a conseguir eso de Trigger, así que aléjate de su dormitorio.
Volvió hacia el cuarto de Trigger.
¡No lo hagas!
Se acercó hasta que pudo ver más allá de la grieta entre la puerta y el marco.
Vio una larga cómoda blanca con un gran espejo. La única cosa sobre era un
despertador digital.
El suelo de madera seguía dentro del cuarto de Trigger desde el pasillo, pero
una alfombra de color crema cubría una gran parte del suelo. Apretó las puntas
de sus dedos contra la puerta y la abrió un poco más. La cama de Trigger estaba
situada entre dos grandes ventanales. La luz de la luna se derramaba en la
habitación, iluminándola.
Se mordió el labio inferior y cerró los párpados, cuando vio a Trigger
acostado allí, su ropa de cama echada a un lado, mostrando su culo firme,
mientras dormía sobre su estómago. 21
Se alejó hasta que su espalda se presionó contra la pared. Tomó varias
respiraciones profundas, todavía estrangulando la cabeza de su polla. Sus
pantalones de pijama estaban húmedos con pre-semen, mientras trataba de que
su galopante corazón estuviera de nuevo bajo control.
En lugar de arrastrarse por la casa de Trigger, debería haberse escapado.
Esforzándose en hallar el modo de volver a la civilización, y no mirando el
desnudo cuerpo de Trigger.
Mientras permanecía de pie, deslizó su mano por su dolorosa erección,
atrapando su longitud en un firme agarre. ¿Por qué en el infierno no podía
simplemente irse, ir al baño y aliviar la presión en sus bolas? El pensamiento ni
siquiera era tentador. No cuando tenía un duro cuerpo masculino justo al otro
lado de la pared, contra la que se estaba presionado.
No tenía ninguna duda de que Trigger no lo rechazaría, si entraba allí y se
metía en la cama a su lado. Tampoco tenía ninguna duda de que Trigger le daría
la jodida de su vida.
Se asomó por el marco de la puerta y se apartó rápidamente. Dios, la vista
del culo desnudo de Trigger tenía a su agujero pulsando por ser llenado.
Recordó vívidamente cómo era la polla de Trigger. Había visto al hombre
desnudo en el bosque. Se había comido con los ojos esa polla, durante varios
largos segundos.
Y era digno de comerse con los ojos.
Cansado más allá de la cordura, se acarició a sí mismo a través de sus
pantalones de pijama. No estaba seguro de cuánto más de este calor podía
soportar. Era como caminar sobre las brasas a través de los fuegos del infierno.
Cada centímetro de su cuerpo estaba en llamas.
Pero cuanto más se acariciaba, más frustrado se sentía. No era su mano lo
que quería sentir en su polla. No era el pasillo donde quería estar.
Se giró hacia un lado y volvió a mirar hacia el dormitorio. ¡Oh Dios! Trigger
se había vuelto, y ahora su polla estaba expuesta en la pálida luz de la luna. Eso
era una completa tortura.
Incluso flácido, Trigger colgaba bien. Obligó a sus pies a moverse,
obligándolos a guiarlo de vuelta a la sala de estar. Se bajó los pantalones hasta
los muslos, se escupió en la mano, y sacudió su polla hasta que la piel se sintió
en carne viva, pero su orgasmo no venía. 22
¡Maldición!
Se quedó sin aliento cuando una dura pared se presionó en su espalda. La
mano de Trigger serpenteó alrededor por su cuerpo, golpeando su propia mano,
mientras él le enrollaba sus dedos alrededor de su erección.
Incapaz de resistirse, se apoyó contra el cuerpo firme de Trigger, mientras
este lo acariciaba lentamente. Le pasó sus labios por la piel caliente, besándole
el cuello, mordiendo suavemente su hombro.
Gimoteó, mientras jodía la mano de Trigger, con las caderas golpeando hacia
adelante, sus párpados revoloteando cerrados. Estaban de pie en el centro de la
sala de estar, frente al sofá, mientras Trigger lo provocaba.
Gritó, su semen saliendo a borbotones atravesando la mesa de café. Llevo su
brazo izquierdo detrás de él y agarró el cuello de Trigger como palanca,
mientras su cuerpo explotaba.
Pero eso no era suficiente. Su clímax ni siquiera le había tranquilizado. Su
polla seguía estando dura y palpitante en la mano de Trigger. Sin una sola
palabra, este lo acostó sobre el suelo. Tiro de su trasero y extendió sus mejillas
antes de enterrarle la lengua en el culo.
—¡Oh, mierda! —Se balanceo a cuatro patas, sus miembros temblando, el
placer haciendo que su cuerpo pulsara. Araño la madera, empujando su culo en
el rostro de Trigger. El calor amenazó con desgarrarlo, amenazo con volverlo
loco, mientras la lengua de Trigger le follaba el agujero como si fuera una polla.
Luego metió dos dedos dentro de su culo, lanzándolos dentro y fuera mientras
su lengua se arrastraba más abajo, lamiéndole las bolas.
—Yo... yo necesito. —Apretó los dientes. Necesitaba algo más que dedos.
—Lo sé, bebé. —Trigger le lamió un lado del culo, luego deslizó su lengua
hacia el otro lado. —Sé lo que necesitas.
Contuvo la respiración, cuando Trigger quitó los dedos y los reemplazó con
la cabeza de su polla. Estaba tan ido, que no había pensado en decirle a Trigger
que necesitaban lubricante.
Pero pronto descubrió que no tenía que decir una palabra. Algo chorreó
contra su doloroso agujero, y su entrada se relajó. Los músculos se aflojaron,
hasta el punto en que Trigger se deslizo dentro de él con un dolor mínimo.
Maulló como un gato en celo, arañando el suelo, tratando de llenar de aire en 23
sus pulmones, cuando Trigger agarró sus caderas y le golpeó el culo.
—Más. —Gritó.
—No quiero hacerte daño. —Los dedos de Trigger se clavaron en su carne.
—¡Necesito más! —Golpeó el puño contra el suelo.
Trigger se estrelló contra él, con una ferocidad que te sacudía los huesos.
Trigger empujó su polla tan profundamente, que la cabeza debería haber estado
tocando la parte posterior de su garganta.
Cuando se corrió de nuevo, juró que vio estrellas. Ni siquiera había tocado
su pene para masturbarse, lo cual era la primera vez para él. El placer amenazaba
con ahogarlo. Trató de alejarse, para escapar del aluvión de éxtasis que lo
desgarraba, pero Trigger sujetó una mano sobre su nuca, forzándolo a quedarse.
Le mordió el hombro, gruñendo como una bestia salvaje cuando se metió en
su culo. El calor cedió y él cayó al suelo. Trigger se desplomó junto a él,
mientras se quedaban sin aliento.
Trigger se giró hacia su lado y le paso la mano por la espalda sudorosa.
—No te niegues los placeres que te puedo dar. La próxima vez, no te alejes
de mi cuarto.
Exhausto, cerró los ojos. No le importaba que estuviera tumbado en el suelo,
con su semen enfriándose. No le importaba nada en este momento. Lo único
que quería era dormir, y después del orgasmo que Trigger le había dado, dos
veces, no tuvo ningún problema para quedarse dormido.

El guardabosque Buro Valentino estacionó su vehículo junto a la cabaña de


troncos, que servía de estación. Había sido una larga noche, y estaba agotado,
cuando arrastró sus huesos cansados de su Yukon.
Ahora, podría añadir al agente de campo del FBI Ryan Nolan al número de
muertos. Las cosas se estaban descontrolando. No se había inscrito para esto.
Proteger el secreto de los shifters era una cosa, pero cubrir los asesinatos no era
algo que quisiera hacer.
Pero, ¿qué opción tenía? Le encantaba su trabajo, le gustaba vivir en las
montañas, lejos de la gente. Si se volvía contra los shifters, sus amadas
montañas se convertirían en un circo de tres anillos. No sólo eso, los shifters 24
vendrían después tras él por venganza, y tanto como odiaba llevar consigo los
secretos que le obligaron a cargar, ser cazado por shifters era algo que quería
evitar a toda costa.
Las luces del camino iluminaron el pasillo, mientras iba hacía la puerta.
Había subido los tres peldaños de madera y estaba listo para entrar, cuando se
detuvo. Inclinó la cabeza hacia un lado, escuchando. El sonido leve de rasguños
se repitió.
¿Había entrado una criatura del bosque? El ruido había llegado desde dentro
de la estación. Estaba seguro de ello. Miró a su alrededor, entrecerrando los ojos
en la oscuridad, escuchando el sonido. Un mes antes, un mapache había roto la
malla de la ventana y destrozo la cocina convirtiéndola en algo horrible. Había
acabado tirando todo.
Trabajaba con otros dos chicos en la estación, pero Ralph estaba enfermo en
casa y Adolph y su esposa estaban esperando su primer hijo. Como estaba a
punto de nacer, se había tomado una licencia, así que él estaba solo, en el lado
sur de las montañas. Sacó su arma de servicio y entró. Si fuera un mapache, iba
a dispararle a la desagradable cosa.
Pero cuando sus ojos se ajustaron, vio que la cocina estaba inmaculada. No
había armarios abiertos, ni cajas desgarradas. Cerró la puerta detrás de si y se
movió alrededor de la estación, tan familiarizado con el diseño, que no había
necesitado encender una luz.
Sólo que algo se sentía fuera de lugar. En vez de sentir la familiar sensación
al entrar en la estación en la que había trabajado durante los últimos quince
años, el lugar le parecía frío, poco atractivo y lleno de amenazas.
Y no se estaba sintiendo solo. —¿Quién está ahí? —Gritó. El lugar se quedó
misteriosamente silencioso. Mientras, lentamente cruzaba la gran planta abierta,
el olor de la tierra lleno sus pulmones, como el olor cuando alguien pasa a través
de tierra húmeda. Tierra, con un toque de gusano. El aire también olía ácido, de
una manera que no podía describir.
Tenía su arma en una mano, tomó su teléfono satelital con la otra. Si
necesitaba pedir ayuda, estaba en problemas. No había otro ser, por lo menos a
veinte millas. Sus vecinos más cercanos eran los Risings, y Grizzly Ridge estaba
a cincuenta millas de distancia.
Nunca había tenido miedo a la oscuridad, pero de pie en la estación con nada 25
más que la luna para guiarlo, tenía un impulso de encender cada luz del lugar.
Incluyendo los focos exteriores.
Se movió hacia la pared y encendió el interruptor de la luz. No pasó nada. Lo
volteó repetidamente, como si eso lo hiciera funcionar mágicamente. No se
espantaba con facilidad, pero maldita sea, si no estaba nervioso ahora mismo.
Algo a su izquierda raspó el suelo, como hojas secas siendo empujadas por
una ligera brisa. Giró y levantó su arma, al mismo tiempo marcando el número
de Clint, antes de presionar el teléfono en su oreja.
—Es tarde, Valentino. —Dijo este, con la voz llena de sueño. —¿Puede
esperar hasta mañana?
—Te necesito en la estación. —Dijo, con voz ligeramente temblorosa.
—¿Qué pasa? —Clint sonaba mucho más alerta.
—No lo sé, pero tengo un mal presentimiento en mi estómago. Alguien está
aquí, observándome. Las luces no funcionan, y...
—Sal de ahí. —Clint gruñó. —Conduce hasta mi casa. —Se dirigió a la
puerta. Se metió la pistola bajo el brazo, lo suficiente para abrir la puerta. Saltó
por los tres peldaños de madera y corrió por el camino, pero se detuvo cuando
llegó a su Yukon.
Más allá del seco bulto de miedo en su garganta, dijo —Mis neumáticos están
pinchados.
—Voy en camino. Entra al Yukon de todos modos y cierra las puertas. —
Clint colgó.
Hizo lo que se le ordenó. Se sentía como un blanco fácil, mientras se quedaba
sentado mirando la estación. No le importaba lo que alguien dijera, alguien
estaba dentro.
Alguien o algo.

26
CAPITULO 4
Los ojos de Dean se abrieron con el sol y la bilis se elevó por la parte de
posterior de su garganta. Giró a su lado y se levantó, confundido por su entorno,
mientras miraba a su alrededor.
—Aquí. —Trigger se levantó de la cama y lo llevo hacia una puerta a la
izquierda de la cama. Tropezó, casi chocando con la pared, mientras intentaba
ir al baño.
Cayó de rodillas y abrazó la porcelana, mientras vaciaba lo poco que tenía en
el estómago. El sabor era suficiente para hacerle vomitar de nuevo. Su estómago
revuelto le ocasionaba nauseas. Se sentía como si hubiera estado bebiendo en
exceso la noche anterior. Debería saber cómo era eso. Se había emborrachado
en más de una ocasión.
Trigger se arrodilló junto a él y le limpió la cara, con un paño fresco.
—¿Te sientes mejor?
Con un gemido, se deslizó a un lado y presionó su mejilla contra el fresco
suelo de baldosas. Trigger enjuagó el paño y le secó la nuca. —¿Quieres 27
quedarte aquí o volver a la cama?
Agitó una mano, haciendo un ruido en la parte posterior de su garganta.
—Sólo déjame acostarme aquí y morir.
Trigger rió entre dientes. El sonido habría sido sexy si su estómago no
estuviera dando volteretas, o si el golpeteo en su cabeza no se sintiera como si
hombres minúsculos taladraran contra su cráneo.
Sus ojos se agrandaron, cuando Trigger lo levantó como si no pasara nada y
lo llevo a la cama, pero él se encontraba demasiado mareado para protestar. Tal
vez no fuera tan musculoso como Trigger, pero su sólida estructura no era poca
cosa.
—Acuéstate aquí, mientras te doy algo para calmar a tu estómago —Trigger
lo cubrió con la sábana, le besó la sien y luego salió del dormitorio. Sintió como
si alguien hubiera pintado una alfombra borrosa sobre su lengua. Necesitaba
cepillarse los dientes. El regusto sólo lo tenía listo para vomitar de nuevo.
Tirando la sábana a un lado, se tambaleó hasta el cuarto de baño. A su derecha
había un largo mostrador con dos fregaderos con espacio entre sí. Un espejo se
extendía a lo largo, y a la izquierda había puesta una ducha y una gran bañera
de jardín con grandes ventanales detrás.
El sol iluminó la habitación, haciendo que estuviera entrecerrando los ojos,
mientras rebuscaba entre los múltiples cajones que había debajo del mostrador.
Encontró un cepillo de dientes nuevo todavía en el paquete y un tubo de pasta
de dientes. Abrió el paquete y se frotó la lengua y los dientes hasta que la pasta
de dientes espumaba alrededor de sus labios.
Trigger entró en el baño, tomó un enjuague bucal de uno de los cajones y se
lo entregó. Se enjuago, gargareó y escupió, luego repitió el proceso.
—¿Ahora te sientes mejor? —Trigger volvió a colocar la tapa en la pasta de
dientes, mientras hablaba.
—No por mucho. —Mojó un paño y limpió su cara. No le importaba que
estuviera ahí desnudo o que Trigger también lo hiciera. Sólo quería que su
estómago se asentara.
La mirada de Trigger bajó. Al principio, pensó que el tipo estaba revisando
su polla, pero se acercó y le pasó la mano por el estómago. Tenía una mirada
extraña en sus ojos grises, algo cercano a la admiración.
Miró hacia abajo y frunció el ceño, cuando notó una débil línea que se 28
extendía desde su ombligo hasta el parche de vello, que estaba alrededor de su
polla. —¿Qué demonios es eso?
Trigger se puso detrás de él, extendiendo las manos sobre el vientre de Dean.
—La línea de concepción—Le besó el hombro desnudo. —Concebiste
anoche. —Su mano derecha se deslizó sobre la cadera de Dean. —Estás
llevando a mi cachorro.
Giró y empujó a Trigger lejos de él. —Dios, realmente estás loco.
—El calor se ha ido. —Señaló Trigger. —Tienes náuseas matutinas.
—Me han follado y el estrés me está enfermando. —Se negó a creer una
palabra de lo que Trigger dijo. Los hombres no quedaban embarazados. Tenía
que salir de allí. Necesitaba volver al mundo real donde había cafeterías en todos
los rincones y la vida te chupaba el alma, hasta que eras una persona enojada y
amarga.
No habría felicidad en estas montañas. No habría nadie... se frotó el pecho,
mientras una guerra hacía estragos en su interior. El mundo real no contenía
nada para él. Ni una maldita cosa. Agonizaba cada segundo que pasaba con su
familia, y su trabajo realmente, realmente lo succionaba.
Pero era un realista, y la realidad era que los hombres Rising eran criminales
que necesitaban ser llevados ante la justicia. Salió del baño, deseando ponerse
algo de ropa. No tenía ni idea de lo que Trigger había hecho con el traje con el
que había llegado allí, pero se había desecho de una camisa y había usado la
otra para detener el flujo de sangre en su costado.
Trigger no se quedó atrás. Se dirigió a la cocina, cuando él iba a la puerta
principal. Se detuvo el tiempo suficiente para agarrar la parte de abajo del
pijama. Trigger los había echado a un lado la noche anterior, se los puso y luego
abrió la puerta.
Salió y aspiró el aire fresco de la mañana. Se había sentado en los escalones
de la entrada, tratando de averiguar qué debía hacer cuando vio a Clint
dirigiéndose hacia él.
Clint lo miró, mientras se acercaba. —He oído que tuviste un golpe de suerte.
No tenía ni idea de lo que estaba hablando. —Comí y dormí en la cama, pero
el maldito oso no me comió. —Miró hacia otro lado, sin importarle que Clint
fuera uno de los osos que podría haberlo terminado.
Clint gruñó. —Sí, Ricitos de Oro, tienes la suerte de que ninguno de los osos 29
tenga una bala en el cráneo.
Lo fulminó con la mirada. —¿Cómo lo hiciste con Nolan?
—No he tocado a tu pareja. —Clint se recostó contra la barandilla, apoyando
un pie en el escalón inferior. —Pero ahora que eres uno de nosotros, digo que
enterremos el hacha.
—¿En tu cabeza?
—O la tuya.
La puerta de malla se cerró detrás de él. No se molestó en darse la vuelta. No
tenía que hacerlo. Sintió la presencia de Trigger en sus huesos. Apretó los labios
en una delgada línea, obligándose a no saltar y caer en los brazos de Trigger. No
estaba seguro de qué clase de hechizo Trigger había utilizado en él, pero tenía
su orgullo.
—Tenemos que hablar. —Le dijo Clint a Trigger. —Algo pasó anoche en la
estación del guardabosque.
Eso llamó su atención.
—¿Se encuentra bien Valentino? —Preguntó Trigger.
—Alterado. —Dijo Clint. —Algo le hizo una visita.
Trigger se sentó junto a él. Sus muslos se tocaron, y tuvo un deseo abrumador
de apoyarse en el cuerpo firme de Trigger. Se metió las manos entre las rodillas
y se sentó derecho, mientras los hermanos hablaban.
—¿Qué quieres decir con algo? —Trigger sonó tan confundido como él se
sentía.
Clint se pasó la mano por la barba y negó con la cabeza, mientras miraba más
allá, como si recordara lo que había sucedido.
—Me presenté en la estación, y Valentino estaba encerrado en su Yukon. Sus
neumáticos estaban cortados, pero parecían más marcas de garra que un
cuchillo. Fui dentro de la estación, pero no había nadie allí. Solo…
—¿Sólo qué? —No había podido detener la pregunta. Aunque había odiado
su carrera, crecer en una familia de policías y luego convertirse en uno de ellos,
significaba que las ruedas en su cerebro habían empezado a girar.
—Nadie estaba allí. —Dijo Clint. —Pero sentí una presencia. Era como si el
mal se arrastrase por mi piel y se deslizara por mi columna vertebral. 30
—¿Cómo dices? —Las cejas rubias de Trigger, se fruncieron.
—Era como si me hubiera metido en una olla de maldad. —Clint se encogió
de hombros. —No puedo pensar en otra manera de decirlo.
—¿Dónde está Valentino ahora? —Preguntó Trigger. Le apoyó la mano en la
rodilla. Estaba demasiado absorto en lo que Clint estaba diciendo, para apartar
la mano de Trigger.
—Le hice volver a casa, conmigo. Está en mi casa, pero está listo para volver
a la estación. Piensa que estaba asustado por todo lo que ha estado sucediendo
por aquí últimamente.
—Pero no crees que sea así. —Comentó.
—No, no lo hago. —Clint miró hacia el claro.
—¿Tienes alguna conjetura? —Preguntó Trigger.
—No quiero compartir nada. — Clint sacó el pie del escalón inferior y se
enderezó. —Sólo quería que ambos vigilaran los alrededores. Puede que no sea
nada.
Clint estaba mintiendo descaradamente. Vio la incertidumbre en sus ojos.
Estaba tan asustado. —Tal vez deberíamos revisar la estación a plena luz del
día. —Sugirió. —Tratar de encontrar pistas, huellas, algo que el intruso podría
haber dejado atrás.
—No vas a ir allí. —Dijo Trigger.
—¿Temes que corra? —Se puso de pie. Eso podría haber sido parte de la
razón por la que quería ir, pero no iba a admitir eso a ningún hombre.
—Sé que lo intentarás. —Dijo Clint. —Tienes esa mirada en tus ojos.
—¿Qué mirada? —Preguntó.
Clint lo miró. —La mirada que dice que estás tramando algo, Ricitos de Oro.
—¿Dónde están mis pantalones? —Ignoró a Clint, mientras hablaba con
Trigger.
—En la basura. —Trigger se levantó. —Estaban rotos y cubiertos de sangre.
No valían la pena conservarse.
—¿Entonces se supone que ahora debo caminar con pantalones de pijama de
gran tamaño?
31
Trigger sonrió. —O desnudo.
—Voy a llevar a Walker y revisaré la estación. —Clint giró y se alejó.
—¿Tienes idea de lo que estás buscando? —Decía Dean desde detrás de la
espalda de Clint. Necesitaba alejarse de Trigger. También una oportunidad para
escapar. No estaba seguro de si Trigger mantendría su palabra y dejaría que se
fuera, sobre todo, porque el loco decía que él estaba embarazado.
—Estoy seguro de que los osos pueden resolver esto sin la ayuda del FBI. —
Dijo Clint sin darse la vuelta, luego agitó una mano por encima de su cabeza.
—Sin embargo, buen intento.
Apretó la mandíbula.
Trigger soltó una carcajada. —¿De veras crees que somos tan estúpidos?
—Vete a la mierda. —Respondió, mientras entraba en la casa.
Pasó una semana y Dean había pasado todas las noches en el sofá. Trigger
estaba en el límite de su cordura. No importaba lo que intentara, su compañero
parecía miserable. Había intentado tener una ligera conversación, pero Dean
actuó como si él nunca hubiera pronunciado palabra. Trató de hacer reír a su
compañero, pero este simplemente se sentó allí, con una seria mirada en su
rostro.
Incluso había intentado atraer a Dean a la cama con promesas de pasar un
buen momento, pero este nunca abandono el sofá.
Su compañero, sin embargo, siguió repitiendo una cosa. Que él había
prometido dejarlo ir. Había intentado convencerlo de que estaba embarazado.
Su compañero se había levantado cada mañana enfermo del estómago, y la
mayoría de esas veces, vomitando, pero Dean le daba la misma mirada todas las
mañanas.
Una mirada que decía que él estaba loco.
—Bien, tú ganas. —Dijo, el martes por la noche. Sólo decir las palabras, hizo
a su oso gruñir y retorcer su estómago. —Te llevaré a la ciudad.
Dean lo miró desde el sofá, con la mano en el control remoto, un cuenco de 32
papas fritas en el regazo. —¿Estás hablando en serio o simplemente me estas
tomando el pelo?
—Solo tomándote el pelo. —Gruñó. —Me gusta subir las esperanzas de
alguien y luego ver cómo se desmoronan. —Se dirigió hacia la puerta con las
llaves en la mano.
Dean se levantó y dejó a un lado el recipiente y el mando a distancia. Se
apresuró a ir detrás de él, sin usar nada más que sus boxers. —Necesito algo de
ropa.
—No tengo nada que te quede. —Dijo, con mucha actitud. Estaba
arriesgando todo por lo que Dean quería, pero no podía soportarlo más. Ver a
su pareja tan infeliz lo carcomía. También podía oler las emociones de Dean, y
estas apestaban a miseria, como un animal herido que sabía que se marchitaría
y moriría.
No era un bastardo de corazón frío. Dean no era su prisionero. Había
intentado todo en lo que podía pensar, para darle a Dean una razón para
quedarse, pero si este estaba tan decidido a irse, él... su garganta se obstruyo
cuando le dolió el pecho.
No quería dejar ir a su compañero.
Se apresuró a llegar al claro, antes de que alguien los viera. Sus hermanos
iban a exaltarse cuando se enteraran de lo que había hecho. Algunos podrían
patearle el culo. Lo que estaba haciendo era impensable en su mundo, y podía
dejar que sus hermanos se lamentaran por él, al ir en contra de cada instinto que
poseía.
Dean no volvió a hablar de la ropa. Se deslizó en el lado del pasajero de su
camioneta y cerró la puerta. Cuando entró, notó el alivio de Dean.
—Tienes que prometerme algo. —Encendió su camioneta.
—¿Qué cosa? —Dean giró la cabeza hacia Trigger.
—Que no vas a decir una palabra de nuestra existencia. Hay más en juego
aquí, Dean. Tenemos bebés que cuidar, vidas que dependen de nosotros. —Esas
palabras le habían dejado un sabor amargo. No deberían tener esta
conversación, punto.
Lo único que había querido, era un compañero, alguien a quien llamar suyo,
y una casa llena de pisadas de pies pequeños y risas de niño. Dean estaba 33
aplastando ese sueño al irse, llevándose su cachorro lejos de él. Dudaba que
volviera a ver a Dean.
Hasta que empiece a hincharse con su hijo. Pero Dean no estaba enseñando
nada aun, y creía vehementemente que él estaba más loco, que una caja de rocas,
para incluso sugerir tal cosa. Pero ¿qué iba a hacer, atar a Dean a su cama
durante los próximos tres meses, viendo lo que podría haber sido el amor entre
ellos, volverse a su vez en odio? Había crecido con un padre tirano, un hombre
que imponía su voluntad a sus hijos y a cualquier otra persona con la que entrara
en contacto.
Ese sentimiento de impotencia, de odio y cólera no era algo que deseara a
nadie, especialmente a su compañero. No quería que Dean lo mirara como él a
su padre.
Preferiría dejar ir a Dean y luego hacerlo sufrir.
Viajaron en silencio. Se sentó allí, su mente era confusa, tratando de encontrar
una manera de hacer que Dean entrara en razón. Este simplemente miraba por
la ventana lateral.
—Te daré mi número de teléfono en caso de que lo necesites. —Una vez que
Dean descubriera que realmente estaba embarazado, necesitaría una manera de
ponerse en contacto con él.
—Dudo que lo haga. —Dijo Dean.
Apretó los dedos alrededor de la volante hasta que la sangre huyó, dejándolos
completamente blancos. —No tienes por qué ser un idiota por esto.
Dean se volvió hacia él, con los ojos entrecerrados. —Por favor, no me digas
que acabas de decir eso. Probablemente mataste a mi compañero y al sheriff
Blake. Me mantuviste como rehén en esa cabaña caliente y me mordiste,
forzando una especie de calor de apareamiento dentro de mí. ¿Cómo se supone
que me sienta? ¿Agradecido?
Se quedó en silencio.
Cuando una burbujeante risa escapó de Dean, lo miró, confundido.
—¿Que es tan gracioso?
—¿En serio?— Preguntó Dean. —Amigo, todo acerca de esto es muy
agotador, tanto que estoy pasando dificultades para no volverme completamente 34
loco. Estoy sentado aquí, loco como la mierda, listo para alejarme de ti, para
poder convertirte a ti y a tus hermanos en…—Gruñó, pero Dean continuó. —Y
por mi vida que no puedo entender por qué me siento como si me estuviera
tragado una gran dosis de depresión al pensar en dejarte. Dime que tomarías
todo esto calmadamente.
Frenó su camioneta, un grano de esperanza floreciendo dentro de él. —Es
nuestro vínculo lo que hace que no quieras irte.
—¡De eso se trata! —Dean se golpeó la frente. —Sigues hablando de cosas
que no deberían existir en un mundo normal. Calor de acoplamiento, vínculos,
embarazo masculino.
—Pero tú conoces la verdad. —Comentó. —Viste a Duane cambiar con tus
propios ojos y a mí, cuando ese león estaba a punto de comer tu obstinado culo.
Sentiste el calor, así que ¿por qué es tan difícil creer las otras cosas?
Dean se inclinó hacia delante, bajó la cabeza y pasó las manos por su cabello
corto. — ¿Me creerías si te dijera que los unicornios son reales, o que en
realidad había verdaderos duendes con macetas de oro al final de cada arco iris?
—Si los viera, ¿Cómo podría dudar de su existencia? —Señaló el estómago
de Dean. —Dime que no estás cuestionando la apariencia de esa línea, el por
qué te enfermas cada mañana, y por qué estás comiendo demasiado, hasta
reventar.
—El estrés hace muchas cosas a la gente, como que se enfermen o comer en
exceso. —Dean pasó una mano sobre su tenso estómago. —Esta línea, es
probablemente de hiedra venenosa o alguna otra reacción, que tuve al estar en
el bosque.
—No eres tan estúpido. —Le dijo. —La hiedra venenosa viene en forma de
protuberancias rojas, no una débil línea oscura.
Mientras la camioneta se detenía, con los faros rompiendo a través de la
creciente oscuridad, Dean suspiró. —Nunca he estado tan confundido, loco,
triste o hambriento en mi vida. Siento que estoy perdiendo la cabeza.
—Y para que conste en el expediente. —Dijo. —No maté a Nolan o a Blake.
No fui quien te puso en esa cabaña. Fui quien te sacó de allí.
—Pero Nolan está muerto, ¿verdad? —Dean volvió a mirarlo con esos ojos
color avellana y se perdió en ellos. No quería mentirle a Dean, pero tampoco 35
confiaba en él para decirle la verdad.
—¿Nos dirigimos al pueblo o vamos a casa? —En este punto, tenía la
sensación de que podía llevar a Dean a casa y razonar con el humano. Estaba
confundido, dividido entre qué hacer y sus sentimientos por él.
La cabeza de Trigger giró rápidamente hacia el parabrisas. Estudió el área
iluminada por los faros. Podría haber jurado que vio algo pasar por delante de
su camioneta.
Dean se inclinó más cerca del salpicadero, entrecerrando los ojos, mientras
lentamente giraba la cabeza de un lado a otro, buscando lo que había pasado.
—¿Qué demonios fue eso?
—No lo sé. —Trigger también escudriño los bosques. —Pero mi instinto me
está diciendo que salga de aquí.
Dean se volvió hacia él. —Él mío también.
Algo chocó contra el techo de la camioneta. Alcanzó la manija de la puerta,
pero Dean agarró su brazo, tirando. —No vayas allá afuera.
Se detuvo. —Probablemente sólo sea un animal.
Pero quienquiera o cualquier cosa que había pasado por su camioneta se había
movido tan rápido, que no había sido más que un borrón. No sabía de nada en
las montañas pudiera hacer eso. Los shifter eran rápidos, pero sólo tanto como
sus homólogos animales. Ni siquiera los animales salvajes que llamaban a este
lugar hogar, podían.
Había empezado a poner la camioneta en marcha cuando esta se sacudió y un
ruido fuerte resonó a través de los silenciosos bosques. Dean saltó cuando su
corazón casi se detuvo. Había sonado como una escopeta, y él pensó que eso
era, hasta que ese sonido se volvió a escuchar y la parte posterior del carro bajó
levemente.
Cuando Trigger intentó avanzar, el vehículo se sacudió y brincó.
Dean miró por la ventana trasera. —¿Qué clase de animal puede pinchar los
neumáticos?
No quería averiguarlo. Aparco su camioneta y sacó su teléfono. Marcó a
Clint. —Necesito tu ayuda. —Dijo, cuando este le contestó.
—Me encuentro en la estación del guardabosque. ¿Puedes llamar a otra
persona? No estoy lo suficientemente cerca como para ir. 36
—No estoy en casa. —Continuó escudriñando la zona. La sensación de que
algo malo estaba afuera, apretó su corazón. —Estoy a una hora en coche hacia
el sur, tengo a mi compañero conmigo, y algo muy raro está pasando. Alguien
o algo, acaba de pinchar mis neumáticos traseros.
—Envíame tus coordenadas al GPS. —Dijo Clint, sonaba sin aliento, como
si estuviera corriendo. —Voy en camino.
Conocía esta parte de las montañas como la palma de su mano. La estación
de guardabosques estaba demasiado lejos. Clint tardaría demasiado tiempo en
llegar a ellos.
Pero hizo lo que este le pidió.
También notó lo tranquilo que estaba el bosque. Muy silencioso. Era como si
todo a su alrededor contuvieran el aliento, para ver qué pasaría después.
—Creo que deberíamos quedarnos quietos. —Dean se volvió en su asiento y
miró por la ventana trasera. —Ninguno de nosotros tiene un arma. Seremos
blancos, para cualquiera que esté allí.
—Soy un arma—Gruñó. —Y maldita sea, si voy a sentarme aquí y esperar a
quien sea que, nos ataque.
Dean le agarró del brazo y lo tiró tan fuerte, que cayó sobre su compañero.
—Quien quiera que sea, quiere que salgas. —Replicó Dean. —¿No puedes
verlo? Esto es un plan. Él o ella están tratando de que salgas de la camioneta.
Se enderezó. —¿Pueden ser tus amigos?
Dean sacudió la cabeza. —En primer lugar, no tengo amigos. En segundo
lugar, estarían gritando para que tú salga, si fueran el FBI. —Lo miró a los ojos.
—Y ningún humano que conozco, es tan rápido.
Tenía un punto. —Bien, vamos a esperar.
Pero sus instintos le dijeron que no estaban tratando con nada humano, o
shifter, para el caso. Sólo esperaba que Clint llegara allí antes de que se
mostrara.
No era fácil de asustarlo, no estaba acostumbrado a esconder la cola, pero el
miedo que emanaba Dean, lo hizo detenerse.
A decir verdad, la extraña sensación del mal, lo hizo sentarse hasta que llegó
la caballería.
37
CAPITULO 5
Clint frenó su camioneta, cuando vio algo que yacía en el camino delante de
ellos.
—¿Es un animal herido? —Preguntó Valentino. Se inclinó hacia delante,
agarrándose del salpicadero, mientras entrecerraba los ojos.
—Eso parece. —Walker dijo, desde el lado del pasajero. No estaba muy feliz
con que Valentino tuviera que sentarse en medio, apretado cerca de él, pero no
dejaría al humano detrás, cuando no tenía ni idea de lo que estaba pasando.
Valentino era alto, pero huesudo, y su codo seguía clavándose en su costado.
—Solo tienes que rodearlo. —Valentino se echó hacia atrás, con el codo
clavándose contra él. —Tenemos que llegar con Trigger.
Empezó a rodearlo, pero cuanto más se acercaban al bulto del camino, más
se daba cuenta de que no era un animal herido.
—¡Mierda! —Estrelló el pie en los frenos y se bajó de un saltó.
Walker estaba justo a su lado. —¿Qué demonios?
Se encorvó. Era un ser humano. Su corto cabello castaño que estaba
38
enmarañado, y llevaba camisa roja a cuadros, con las mangas enrolladas,
pantalones cortos de color caqui, calcetines blancos y botas de montaña. Una
mochila todavía estaba pegada a su espalda.
—Un excursionista. —Dijo Valentino. —Pero ¿qué diablos lo atrapo?
Agarró una de las correas de la mochila y tiró. El tipo se volvió. Tenía los
ojos muy abiertos, como si hubiese muerto horrorizado, lo cual tenía sentido,
ya que su garganta le fue arrancada tan profundamente, que podía verle la
columna vertebral.
—¿Dónde está la sangre? —Preguntó Walker. —¿No debería haber un
montón debajo de él? También está pálido, como si lo hubieran drenado.
También lo había notado. La camisa del hombre, tenía sólo un poco de sangre
en el, y no había nada en el suelo debajo suyo. —No tengo ni la menor pista. —
Se rascó la mandíbula. —No puede haber estado aquí mucho tiempo. Trigger lo
habría visto. No mencionó nada sobre un cadáver en el camino.
—Tenemos que llegar con Trigger. —Walker se apresuró a regresar a la
camioneta.
—No podemos dejar este pobre tonto aquí. —Dijo Valentino.
—Está muerto. —Murmuró Walker. —Esperemos que Trigger no lo esté. No
podemos hacer nada por ese tipo, pero podemos intentar salvar a Trigger y a su
compañero.
Valentino lo miró a él. —¿Compañero?
—Trigger no está solo. —Se levantó y se dirigió a la camioneta. —Tenemos
que llegar a ellos, antes de lo que sea que haya hecho esto, los encuentre.
Valentino permaneció allí un momento, mirando el cadáver, se estremeció y
corrió hacia la camioneta. Walker estaba junto a la puerta, esperando a que
Valentino entrara antes de subir y cerrar la puerta.
Condujo cuidadosamente alrededor del hombre muerto, su teléfono en una
mano, mientras seguía las coordenadas GPS de Trigger. El sol finalmente se
sumergió detrás de las montañas, y las nubes cubrieron la luna, cubriendo al
bosque en la oscuridad. Había conducido por este camino cien veces, pero
nunca se había sentido tan ominoso, mientras se dirigía hacía su hermano.

39
—¿Crees que, con lo que sea que estamos tratando, todavía está allí fuera?
—Dean se había acomodado en su asiento, con los nervios destrozados. Podía
decir por el modo en que Trigger seguía inquieto, que quería salir e investigar.
Podría haber ido a favor de eso, excepto por la sensación de que lo que
estaban tratando no era humano.
Trigger miró por la ventana de la puerta del conductor. Había sido así durante
los últimos diez minutos. —Sé que todavía está por ahí.
—¿Cómo?
Trigger no respondió. Se sentó tan quieto, que sus nervios se tensaron aún
más. El caso de Blake habría sido su primer caso grande. Antes de eso, solo se
había ocupado del trabajo de escritorio. No había sido un agente de campo
durante mucho tiempo y nunca había tratado con algo tan extraño antes.
No hasta que conoció a los Rising. Desde ese día, su definición de normal
había volado por la ventana. Ahora se sentaba junto a un hombre que no era
completamente humano, tratando de mantenerse a salvo del hombre del saco.
Irónicamente, el hombre al que había querido arrestar era probablemente la
única persona que podía evitar que muriera, y los otros hombres a los que había
querido arrestar, estaban en camino para ayudar.
Se frotó las sienes.
Trigger se acercó a él, le apartó las manos y le dio un masaje en las sienes
con dedos fuertes y seguros. Inclinó la cabeza hacia atrás, suspirando mientras
Trigger hacia su magia.
—Sé que lo que hay por ahí, todavía está por aquí. —Dijo Trigger, mientras
trabajaba la parte posterior de la cabeza con los pulgares. El tipo se había
equivocado de profesión. Su dolor de cabeza comenzó a desvanecerse. —Lo vi
hace unos diez minutos.
Se volvió hacia Trigger, pero este lo obligó a darse la vuelta para poder
continuar dándole un masaje en la cabeza. — ¿Qué viste?
—Nada que tenga sentido. —Los dedos de Trigger pasaron de su cabeza al
cuello, donde sus pulgares trabajaron los nudos de su nuca que no sabía que
estaban allí. Sus otros dedos trabajaban en movimientos circulares por sus
hombros. 40
Sus dedos rozaron el lugar, donde lo había mordido, y la preocupación y los
temores embotellados dentro suyo se aliviaron. Había ido a Spas en el pasado,
los que la gente podía encontrar en los centros comerciales. Aunque el puñado
de masajes que había conseguido, habían sido maravillosos, nada se comparaba
con Trigger, él hacía que sus huesos se convirtieran en gelatina.
Se deslizó de lado, apoyando la cabeza en el hombro de Trigger y bostezando,
sorprendido por lo agotado que se sentí repentinamente. No debería estar
pensando en dormir. Debería estar sentado, estando tan atento como Trigger.
Este se deslizo a su lado y lo convenció de que apoyara la cabeza en su
regazo. —Estaré alerta. Debes dormir un poco. —Sus dedos se deslizaron sobre
la cabeza de Dean, sus uñas raspando ligeramente su cuero cabelludo. Cuanto
más Trigger lo acariciaba, más cansado se sentía. Luchó por mantener los ojos
abiertos, pero era una batalla perdida.
—No dejaré que te pase nada. —Murmuró Trigger. —A ti o al bebé.
Comenzó a protestar, quería decirle a Trigger que estaba loco, pero se estiró
en el asiento, demasiado cansado para discutir.
Se sobresaltó, cuando se sorprendió roncando. Parpadeó abriendo sus ojos.
El volante estaba justo encima de su cabeza. Bostezó profundamente, antes de
estirarse y sentarse.
Pero Trigger no estaba en la camioneta. El pánico lo llenó, hasta que vio el
otro vehículo.
Trigger estaba junto al capo, hablando con Clint, Walker y el guardabosque
que había conocido cuando él y Nolan habían entrado, por primera vez, en las
montañas. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado, cuando abrió la puerta
y se deslizó fuera.
—¿Listo? —Preguntó Trigger, atrayendo su atención.
—¿Para salir de aquí? —Miró a su alrededor. Los bosques ya no parecían
ominosos, pero no se arriesgaría. —Sí.
Walker y Valentino saltaron en la parte trasera de la camioneta, y Trigger
mantuvo la puerta del pasajero abierta. Se metió en el centro. No era un hombre
pequeño, pero sentado entre Clint y Trigger, se sentía enano.
Mientras Clint subía por la carretera, llevándolo de regreso al lugar del que 41
había intentado escapar múltiples veces, Trigger le apoyó la mano en la rodilla,
y el toque, curiosamente, lo confortó.
Alguien golpeó sus nudillos, en la ventana trasera. —¿Quieres tener cuidado
con los baches? —Gritó Walker.
Clint abrió el divisor. —Si no te gusta el viaje, siempre puedes tomar el
camino alternativo a casa.
—¿Camino alternativo? —Miró a Trigger.
—Cambiar y correr a casa. —Respondió Trigger.
—Pero eso es demasiado peligroso. —Protestó. —No sabemos qué hay ahí
fuera o si nos está siguiendo.
—Exacto. —Dijo Clint—. Walker no cambiará y saldrá por su cuenta, así que
se detendrá de quejarse.
—Estoy bien aquí. —Dijo Valentino a través de la pequeña ventana abierta.
—Mientras esté lejos de lo que eso sea, golpea lo que quieras.
—Dice el hombre que no está sentado contra una caja de herramientas de
metal. —Respondió Walker.
Clint cerró la ventana, bloqueando las discusiones de Walker y Valentino.
Tanto como había querido escapar, se sintió aliviado cuando Clint finalmente
entró en el claro. Aún más extraño, se sentía seguro con los osos a su alrededor.
—Reunámonos en mi casa. —Dijo Clint, mientras aparcaba y salía. —Quiero
que todos estén allí. —Dirigió una mirada hacia él, que todavía llevaba nada
más que sus boxers. —Puede que quieras ponerte más ropa.
—Con lo caliente que está aquí fuera—Salió de la camioneta. —Tienes suerte
de que no esté caminando desnudo. —No tenía ni idea de por qué estaba
bromeando con Clint, pero la respuesta había salido de su boca.
La mirada de Clint cayó sobre su estómago. Una extraña clase de diversión
se deslizó en sus ojos antes de negar con la cabeza. —Estoy bastante seguro de
que Trigger tendría problemas contigo, paseando por aquí desnudo. —Clint se
alejó, Walker y Valentino lo siguieron.
Apretó su mano contra su estómago, escupiendo. Se sentía un poco mareado.
—¿Estás bien?
Asintió con la cabeza. —Tan bien como se podría esperar, en estas 42
circunstancias.
—¿Hambriento?
Pensó en eso. — ¿No sabrás dónde encontraría un burrito de tres capas y
tacos suaves, verdad?
La sonrisa de Trigger era sexy como el infierno, aunque estaba seguro de que
no estaba tratando de seducirlo. Todavía lo logro muy bien. —Estoy bastante
seguro, de que estamos fuera de los lugares de entrega. —Se dirigió hacia la
línea de árboles. —Pero después de la reunión, veré lo que puedo preparar para
ti.
—Suena bien. —Miró a su alrededor, asegurándose de que no los habían
seguido, antes de correr para alcanzar a Trigger.

Antes de que comenzara la reunión, Deloris comprobó el costado de Dean


mientras este se movía como un niño que no quería que le molestaran. Ella
cambió sus vendajes, parecía satisfecha, luego se sentó al lado de su compañero.
Benny había traído aperitivos caseros. Una gran bandeja llena de salchichas,
metidas en croissants, albóndigas en salsa y pequeños sándwiches. El shifter
conejito había llamado al contenido de la bandeja bocadillos, pero había
suficiente comida para alimentar a un pequeño ejército.
Benny se colocó entre Dean y Elijah, y los tres entraron cuando Clint se
dirigía hacia los escalones que conducían a su dormitorio, apoyando su brazo
en la barandilla. —Estoy seguro de que ahora todos ustedes se han enterado de
lo que está pasando.
—Ni idea. —Dijo Benny después de tragar su bocado. —Oí que el
guardabosque estaba en problemas, y Wade me dijo que teníamos que venir
aquí, así que traje algo de comida para todos.
¿Todos? Trigger dudaba mucho de eso. La bandeja descansaba sobre las
piernas delgadas de Benny, y Dean y Elijah parecían ser las únicas personas que
podían comer de ella. Cuando Bobby Ray trató de lanzar una albóndiga con un
palillo de dientes, Benny había golpeado su mano.
Dean estaba usado una de sus camisetas, y maldita sea si su compañero no se
veía atractivo usando su ropa. También se veía sexy lamiendo sus dedos, 43
mientras arrasaba a través de las albóndigas y croissants rellenos de salchichas.
Todo acerca de Dean lo encendía. Solo deseaba que este sintiera lo mismo.
Se sentó allí como si no le importara la compañía de Elijah y Benny. Hablaban
con voces suaves, y Dean sonrió una o dos veces a algo que Benny había dicho.
Oró porque hubiese esperanza para ellos. Dean, si su compañero quería
admitirlo o no, encajaba perfectamente. Era más musculoso que los otros
compañeros, pero parecía tan despreocupado, mientras estaba sentado allí
llenando su rostro.
—Benny tenía razón. —Susurró Wade, mientras se movía para pararse junto
a él. —Dale tiempo y entrara en razón.
—¿Alguien tiene alguna conjetura? —Dijo Clint en voz alta, llamando la
atención de todos. Dane se sentó en el suelo, manteniendo a King ocupado.
Bobby Ray estaba en la silla reclinable, en la parte superior de los escalones,
alimentando a una de sus hijas. Noel estaba demasiado cansado y dormía en la
cama de Clint, con su otra hija escondida a su lado.
—Sé que esto parecerá una locura. —Dijo Duane. —Pero estoy pensando en
la leyenda con el que crecimos. Por lo que me han dicho de lo que está pasando,
nada más encaja.
—Esa es sólo una historia que algunos shifters le decían a sus hijos para
asustarles y se comportasen. —Argumentó Wade. —De ninguna manera es
verdad.
—¿Qué historia? —Preguntó Dean, mientras miraba alrededor de la
habitación, lamiendo la salsa de las albóndigas de sus dedos.
—Sí, ¿qué historia? —Preguntó Benny. —¿Es realmente aterradora?
—Me gustaría escucharla. —Dijo Valentino. Había entrado y se había
sentado en uno de los escalones que conducían hacia arriba. Todavía parecía
temblar por lo de antes, pero también lo estaba él. Afortunadamente, Dean no
parecía como si casi hubiesen muerto en el bosque. Él se sentó allí con salsa en
la comisura de su boca, con una mirada llena de curiosidad en sus ojos color
avellana.
Su polla se endureció, al pensar en lamer esa salsa de Dean hasta que su
compañero gritara su nombre. Tan agotador como había sido el calor de
apareamiento, una parte de él deseaba que Dean siguiera en calor. Echaba de
menos la forma íntima con que se habían conectado. Desde aquella noche, Dean
lo rechazó cada vez que sugería tener sexo. 44
Como si pudiera leerle los pensamientos, Dean lo observó, su mirada se
deslizó sobre él. Se miraron a los ojos, durante un breve instante, antes de que
Dean volviera su atención a la bandeja en el regazo de Benny.
La bandeja estaba casi vacía. Dean se levantó, entró en la cocina y trajo tres
refrescos. Le entregó uno a Elijah y Benny. Después de tomar un largo trago,
bostezó, frotando tan fuertemente su ojo con la palma de su mano que debió
haberlo sacarlo de órbita.
Su compañero había conseguido sólo veinte minutos de sueño. Tenía que
estar listo para caer. Pero Dean se sentó allí, lata en la mano, mirando a Clint
mientras este empezaba a hablar.
—Nunca lo he creído. —Clint se frotó la mandíbula. —La historia dice, que
hace unos cien años, cuatro hombres quedaron atrapados en estas montañas.
Perdidos. No pudieron encontrar cómo regresar a la ciudad.
—Dos eran hermanos. —Añadió y Clint asintió.
—Lo eran. Y después de una semana de vagar, no pudieron aguantar más. El
hambre los alcanzó. Esperaron hasta el anochecer y luego atacaron a los dos
hombres con los que estaban.
Benny apretó una mano sobre su boca. —Por favor, no me digas que los
hermanos se comieron a sus amigos. Creo que voy a vomitar.
Clint se encogió de hombros. —Según la historia, eso es exactamente lo que
hicieron.
—Sólo que no se detuvieron con sus amigos. —Dijo Duane. —Tienen gusto
por la sangre. Se detuvieron en una cueva y atraparon a hombres o mujeres que
vagaron demasiado cerca de ellos.
—Espera, espera, espera. —Dean levantó su mano. —¿Estás tratando de
decirme que lo que intentó atacarnos fueron, uno o ambos hermanos, los
mismos de hace cien años? —Resoplo. —Incluso, si hubieran podido seguir
viviendo, no hubieran sido tan rápidos. Ya tienen más de cien años.
—Sí, yo tampoco creí la historia. —Dijo Bobby Ray desde arriba. —Un
montón de mierda si me lo preguntas.
—Creo que todos estamos de acuerdo en eso. —Clint se volvió hacia Dean.
—Pero de eso se trata. La sangre y la carne de los humanos les hicieron algo.
Les daba sustento, los mantenía de la edad en que se comieron a sus amigos.
45
—Y no drenaron a todos los que encontraron. —Dijo Walker. —Algunos se
convirtieron en lo que ellos son.
Dean se echó a reír. Dio una palmada en la rodilla, riéndose, mientras se
limpiaba los ojos. —Muy buena.
—Tengo que estar de acuerdo con Dean. —Dijo Valentino. —Lo que estás
describiendo son vampiros, y no existen.
—Los shifters existen. —Señaló. —No creías que fuéramos reales, hasta que
viste a Clint cambiar.
Valentino se quedó en silencio.
—Entonces, ¿no es que este diciendo que su historia es real, pero para no
llevar la contraria, si lo fuera, me está diciendo que hay más de dos de ellos por
ahí? —Preguntó Dean.
Clint lo miró. —Lo que estoy diciendo, es que no puedo pensar en otra
explicación. ¿Tú puedes?
CAPITULO 6

—Está bien. —Dean se levantó y estiró.—Gracias por la horrible historia


para ir a dormir. Me ayudará a tener pesadillas.
Clint se encogió de hombros. —Tú me preguntaste de qué historia estaba
hablando. No dije que fuera cierto.
—Así que, supongo que de ahí viene toda la leyenda de los vampiros. —Dijo,
mientras se dirigía a la puerta.
—Ahora estás mezclando historias. —Dijo Clint. —Nunca dije vampiros.
Valentino lo hizo. Las leyendas de los vampiros, vienen de Rumania. Y como
sabes, no estamos allí.
Puso los ojos en blanco. —No puedo explicar cómo los hombres pueden
transformarse en animales, pero...
—Al revés, Ricitos de oro. —Dijo Trigger.
—¿Qué? —Lo miró con los ojos entornados. 46
—Somos osos que pueden convertirse en hombres. —Trigger mantuvo la
puerta abierta, y él salió al porche, negando con la cabeza.
—De cualquier forma, todavía estoy teniendo dificultades para averiguar
cómo ustedes hacen eso. ¿Ahora se supone que debo creer alguna leyenda sobre
hombres que tienen súper velocidad y drenan sangre de sus víctimas?
—Parece una locura. —Dijo Trigger, mientras cerraba la puerta y se le unía
en el porche. —Ya descifraremos la locura, pero por ahora, creo que el sueño
está a la orden.
Se dio cuenta de lo que exactamente estaba haciendo. —Me estás diciendo lo
que quiero oír, para que me quede.
Trigger le guiñó un ojo. —¿Está funcionando?
Bajó los escalones, pero se detuvo y enfrentó a Trigger. —Mira, podría estar
en conflicto acerca de qué hacer, pero eso no significa que estoy feliz de estar
aquí. No quiero tomar ninguna decisión, mientras este exhausto.
Estaba más que en conflicto pero se negó a decir a Trigger de que. Todavía
no estaba seguro de si haría que arrestaran a muchos de ellos o simplemente se
alejaría de todo y empezaría en otra parte. No era como si hablara con su familia.
Los estándares de su mamá y papá eran tan altos, que sentía hemorragias de
nariz cada vez que entraba en su casa. El resto de su familia no era mejor.
La mayoría, trabajaba aplicando la ley de una u otra manera. Había unos
cuantos que no habían ido por ese camino, y esos miembros eran considerados
ovejas negras. Nunca fueron invitados a fiestas ni celebraciones y se hablaba
tan mal de ellos siempre le había inspirado lástima.
No le importaba si se convertía en una oveja negra. Quería liberarse de su
familia y empezar de nuevo. Ya no quería ser un agente. No quería volver a su
vida mediocre.
Lástima que no tuviera ni idea de lo que quería hacer, una vez que regresara
a la civilización.
Entró en la cocina de Trigger, encendiendo el interruptor de la pared.
Los artefactos fluorescentes cobraron vida, iluminando la oscura habitación.
Miró el reloj digital de la estufa. Eran las 4:22 de la mañana.
—¿Hambriento? —Trigger cerró la puerta detrás de él. Fue directamente a la
47
nevera y tomó un refresco.
—No. —Sólo quería dormir durante las siguientes ocho horas. Primero, sin
embargo, necesitaba una ducha. Quería lavar la sensación espeluznante de su
piel. Ya no estaban en el bosque, pero seguía sintiendo como si el mal se le
hubiese pegado.
Dejó a Trigger en la cocina y se dirigió al baño. Estaba cansado hasta los
huesos, pero se negó a dormir en el sofá sin ducharse primero.
Deslizó, la puerta de cristal, a un lado y giró las perillas hasta que el agua
fluyó. Comprobó la temperatura y, cuando estuvo satisfecho, encendió la ducha.
No desperdició tiempo para desnudarse antes de caminar bajo la regadera. El
agua caliente se sentía como el cielo, golpeaba contra sus músculos adoloridos.
Cerró los ojos, apretando las manos contra el muro de azulejos, dejando que el
agua le mojara el pelo y la cara.
Nada en el mundo se sentía tan bien como el agua en su cuerpo, después de
pasar por algo tan inquietante como lo que le había pasado. Sentía como si todos
sus problemas fluyeran de su piel y rodaran por el desagüe.
La puerta de cristal se abrió, interrumpiendo su paz, y Trigger entró detrás de
él. Se encontraba demasiado cansado para discutir, demasiado fatigado
mentalmente como para decirle que saliera de allí.
—Es más que un simple conflicto. —Trigger había traído una toalla con él.
No había pensado en tomar una. Trigger lo enjabono con líquido Irish Spring,
el olor lleno el baño, mientras le lavaba la espalda. —Háblame. Podemos
resolver cualquier problema, si sólo hablamos de ello.
—Realmente no soy el tipo de hombre que es muy llorón. Prefiero embotellar
todo hasta que explote o tenga un colapso nervioso. —Arqueó la espalda,
mientras Trigger pasaba el paño sobre su costado. ¿Cómo había olvidado sus
vendas? Arrancó la gasa blanca y la puso en un estante. Tendría que ver a
Deloris en busca de un apósito fresco después de dormir.
—Tampoco soy de ese tipo. —Confesó Trigger. —No soy de hablar sobre
ese tipo de cosas, pero pensé que te vendría bien un oído donde poder criticar y
despotricar.
Trigger era cuidadoso con sus puntadas, y él sabía que no debía mojarse, pero
en ese momento, simplemente no le importaba. —Sólo quiero dormir un poco. 48
—Creo que te ayudare en eso. —Trigger comenzó en su culo, pero giró y
tomó el paño de la mano de Trigger.
—Puedo lavarme. —Miró a Trigger, su corazón se aceleró, su aliento salió
en jadeos cortos. El vapor se reunió alrededor de ellos. No estaba seguro de si
era agua o el sudor lo que goteaba por su cuero cabelludo y la cara. Su polla se
endureció, mientras miraba los ojos grises de Trigger. —Maldito seas. —Le
gritó. —¿Por qué no puedo dejar de desearte?
Trigger movió la mandíbula de un lado a otro. —Parecías estar haciendo
excelente trabajo ignorándome toda la semana.
Permanecer en el sofá en lugar de ir a la cama de Trigger, había sido lo más
difícil que hubiese hecho. Más de una vez, se había levantado y caminado por
el pasillo, pero, en el último momento, se obligaba a dar media vuelta y regresar
al sofá.
Trigger deslizó sus fuertes manos por sus lados y las movió hasta que le
agarró el culo. Se le acercó y sus pollas casi se alinearon, mientras Trigger
bajaba la cabeza y lo besó a lo largo de la mandíbula.
—¿Qué estás haciendo? —Apretó las manos contra el pecho de Trigger, pero
no lo apartó. En realidad, esto era lo que anhelaba. La cercanía, el contacto, el
beso, y lo que seguramente llegaría después. Necesitaba perderse en algo más
que sus pensamientos, en algo distinto de lo que había ocurrido esta noche.
Se encontraba en un mundo desconocido, un mundo lleno de cosas que salían
en la noche. Cosas que en primer lugar, ni siquiera deberían existir.
Gimió, mientras dejaba caer la cabeza a un lado, el agua golpeaba su espalda
cuando Trigger besó y lamió su parte delantera. Sus labios se deslizaron por su
cuello, mientras sus manos le amasaban el culo.
—No eres el único que no puede dejar de desear. —La mano derecha de
Trigger se movió entre ellos. La envolvió alrededor de su polla y la subió y bajó
por la dura longitud haciéndole silbar mientras golpeaba sus caderas hacia
delante, follando la mano de Trigger.
Trigger tomó sus labios en un beso, que hizo que sus dedos se curvaran. Se
movió hasta que lo tenía contra la pared, con sus lenguas enredadas, la mano de
Trigger haciendo magia en su polla, su otra mano deslizándose lentamente hacia
su adolorido agujero. 49
—Nunca quise a alguien tan mal, en mi vida. —Confesó Trigger contra sus
labios.
—Apuesto a que le dices eso a todos los chicos que has retenido como
rehenes, en estas montañas.
Trigger retrocedió y lo miró fijamente a los ojos. —No estoy manteniéndote
como rehén, Dean. Viste que estaba listo para dejarte ir.
La estrangulada voz de Trigger lo aturdió. A juzgar por el modo en que
Trigger lo miró, dejarlo ir, era lo último que quería hacer. Pensó en su vida vacía
en su casa y se preguntó por qué estaba tan desesperado por volver. Estar en
estas montañas y estar cerca de los hombres de Rising era, tristemente, la cosa
más cercana que tenía a una vida social.
Él envolvió su mano alrededor de la polla de Trigger y le acarició, observando
como los párpados de este se cerraban. Oyó el silbido y olió el fuerte jabón,
mientras tomaba un poco en su mano, luego volvía a masturbar a Trigger.
—No. —Trigger apretó su mandíbula, mientras le agarraba la muñeca. —Así
no. Estás tratando de distanciarte.
Eso era exactamente lo que había estado haciendo. No quería enamorarse de
Trigger. No quería seguir anhelando al hombre tanto como ya lo hacía. Emplear
sus sentimientos, haría que dejar todo, fuera más difícil.
—¿Qué quieres de mí?
Trigger lo hizo girar y lo clavó contra la pared de cristal. Le colocó una mano
sobre la garganta y luego lo besó hasta que sus pulmones quemaron por respirar.
Para su sorpresa, Trigger lo alzo, alejándolo del suelo. Instintivamente rodeó
con sus piernas, la cintura del hombre. —Quiero pasión, lealtad, confianza,
compromiso. Te quiero tan profundamente involucrado en esto, como yo lo
estoy.
Clavó las uñas en los hombros de Trigger, agarrándose como si se le fuera la
vida en ello, mientras este llegaba por debajo de su culo. La cabeza de la polla
de Trigger presionaba su agujero. —Pero, sobre todo, quiero tu felicidad, y haré
lo que sea necesario, para conseguirla.
Respiró hondo, antes de que Trigger entrara profundamente dentro de él.
Tenía miedo de que la pared de la ducha se rompiera, con la envestida que
Trigger le dio. 50
—Quiero despertar a tu lado todas las mañanas, y quedarme dormido contigo
acurrucado sobre mí. Quiero discutir, enfadarme y luego joderte hasta que seas
feliz de nuevo.
¡Oh Dios! No iba a sobrevivir a este asalto. Trigger lo sostenía, empujándolo
hacia arriba, mostrando sus caninos, mientras lo miraba a él, con tanta pasión y
calor en sus ojos grises que debería haberse derretido en el acto.
—Quiero que tengas mis hijos, todos los que quieras darme. Quiero envejecer
contigo, y tener que frotar un ungüento para aliviar el dolor el uno del otro cada
noche, antes de que nos arrastremos en la cama. Quiero poner el mundo a tus
pies. ¿Finalmente entiendes lo que quiero de ti?
—¡Sí! —Arqueó su espalda, mientras gritaba su liberación. Su semen salpicó
entre ellos, cuando Trigger le mordió el hombro. Trigger gruñó, sus
movimientos frenéticos antes de que disminuyera la velocidad, moviéndose
dentro y fuera de él, mientras extraía sus dientes.
Trigger le besó el hombro. —¿Alguna pregunta más?
Se rió entre dientes y le golpeó el pecho. —Sólo llévame a la cama, para que
pueda dormir.
Con él todavía envuelto alrededor de su cintura, Trigger cerró el agua, tomó
una toalla de la estantería, y entró en el dormitorio. Hizo que se parara, luego lo
secó de la cabeza a los pies.
Nunca nadie, lo había mimado así. Tomo la toalla de Trigger.
—Puedo secarme.
—Eres un hombre obstinado—Trigger tomó la toalla y secó su propio cuerpo.
Él simplemente permaneció allí, bebiendo de cada pulgada húmeda de este.
Trigger tiró la toalla a un lado, cuando terminó. —Puedes mirarme así,
después de descansar un poco.
Con un profundo bostezo, se deslizó en la cama. No dijo nada cuando Trigger
se envolvió a su alrededor. Después de lo que habían pasado en el bosque, tener
a Trigger tan cerca hizo que se sintiera seguro. Se acurrucó más cerca antes de
dormirse.

51
Pasaron dos semanas sin otro incidente nocturno. A Trigger no le gustaba el
hecho de que Dean había llamado a la oficina central, pero su compañero le
había dicho a quienquiera que sea con el que estaba hablando, que estaban
trabajando en las pistas, para encontrar a Blake. De los gritos al otro extremo,
podía decir que Dean estaba recibiendo patadas en el culo.
Eso lo enloqueció, pero no tomó el teléfono de su compañero y amenazó la
vida de la persona en el otro extremo. Cuando Dean colgó, se volvió hacia él.
—Me han ordenado regresar a Washington. —Dean se mordió el labio. —En
realidad, a Nolan y a mí nos lo ordenaron.
—Tengo que hablar con Clint.
—No importa lo que ustedes decidan. Tengo que ir. Sólo tengo que averiguar
cómo voy a llevar a Nolan conmigo.
—Un leopardo de las nieves lo atacó y lo mató. —No vio cómo ocultar la
verdad los beneficiaría. Dean necesitaba saber, para que pudieran averiguar lo
que necesitaban hacer. —Era una amenaza para estas montañas, y algunos no
están tan inclinados a arriesgarse.
Dean apretó la palma contra su frente, mientras cerraba los ojos.
—¿Acabas de decir leopardo de las nieves, como en un "gato que puede
convertirse en un hombre", ese tipo de leopardo de las nieves?
Durante los últimos catorce días, Dean se había adaptado a estar en las
montañas. No había intentado escapar, o le había pedido que lo llevara a la
ciudad. Había salido con Benny y Elijah cada vez más, y su estómago empezaba
a hincharse ligeramente. Pero era el estómago de Benny y Elijah el que lo había
convencido de que estaba realmente embarazado.
Y esa noche no había ido tan bien. Dean había perdido la paciencia,
amenazando con cortarle las nueces.
—Sí, ese tipo de leopardo de las nieves. Y no irás a Washington, Dean. De
ninguna manera estoy dejando que mi compañero embarazado viaje tan lejos.
—Eso sería mejor, que al FBI viniendo aquí. —Dijo Dean.
—Sólo déjame hablar con Clint.
—¿Por qué? —Dean dejó el teléfono a un lado. —Dijiste que no soy un
rehén. Déjame ir y aligerar las cosas. Mientras estoy allí, renunciaré. Pero no
voy a sentarme y esperar a que algo más suceda. Tengo que hacer frente a esto, 52
cara a cara.
—No vas a ir. —Discutió.
—Me voy.
—No, no lo harás.
—Vete a la mierda. —Dean se acercó a la puerta en bóxer. Realmente
necesitaba comprarle a su pareja algo de ropa, aunque le gustaba ver a Dean
correr con su ropa, o moverse por la casa completamente desnudo.
—Dean. —Dijo, en un gruñido de advertencia. —No te atrevas a salir por esa
puerta.
—Voy a hablar con Clint yo mismo. Él se dará cuenta de que tengo razón.
Puedes quedarte aquí y hacer pucheros. —Dean salió, la puerta de malla
cerrándose detrás de él.
Quería arrancarse el pelo. Fue detrás de su compañero, listo para llevar a
Dean dentro. Se detuvo cuando advirtió que este simplemente estaba de pie allí,
mirando hacia el claro. El olor del miedo de Dean casi le ahogó.
—¿Qué pasa?
—Alguien estaba justo detrás de los árboles, observándome.
Giró a la derecha, luego a la izquierda, tratando de detectar a la persona que
Dean había visto. El sol ya se había puesto, y la luna estaba subiendo más alto
en el cielo. Le agarró la muñeca y lo empujó hacia la casa. Dean no discutió,
mientras se apresuraba hacia la puerta. —Tienes que devolverme mi arma—
Dijo Dean cuando llegaron a la cocina. — No voy a estar indefenso, mientras
viva en medio de la nada.
Avanzó a toda velocidad hacia el gabinete de licores. Alcanzó encima de él y
sacó el arma de Dean. No estaba seguro de que una bala detuviera lo que
estuviera allí, pero estar armado no haría daño.
Tomo el teléfono que se encontraba tirado y llamó a Clint. —Te necesito aquí.
Tenemos un problema.
—En camino. —Dijo Clint antes de colgar.
Regresó a la cocina. Su corazón palpitaba con fuerza, cuando vio que Dean
se había ido.
53
CAPITULO 7

Dean estaba mareado por la velocidad, pero logró soltar su muñeca mientras
avanzaban por el claro. Uñas como garras raspaban su piel, dejando atrás largas
marcas rojas cuando cayó el suelo, luego se puso de pie.
El aire olía a tierra mojada después de una tormenta, como una tumba
desenterrada, podrida y mordaz.
La cosa había sido tan rápida, que no había tenido tiempo de gritar o salir del
camino, cuando lo agarró en el patio. Ahora que estaba en peligro, se dio cuenta
de que salir a esperar a Trigger, tal vez no había sido el movimiento más
brillante.
Cayó al suelo y rodó cuando la cosa lo alcanzó. Si se veía muy cerca, con un
ojo fijo, la cosa delante de él, podría parecerse a un ser humano. Su piel era tan
pálida que era casi translúcida. ¿De tantos años viviendo en una cueva? Sus ojos
también eran raros. El iris y las pupilas eran tan oscuros, que los colores se
mezclaban.
54
Incluso con nada más que la luna como luz, entrecerraba los ojos, como si el
resplandor hiciera que le doliera.
Abrió la boca y silbó, mostrando una hilera de dentados, dientes afilados, tan
amarillos que parecían trozos de maíz atrapados en las encías. Pero él estaba
dispuesto a vencer a esta criatura, podría cortar la carne con facilidad.
Volvió a rodar, cuando intentó agarrarlo de nuevo. Apretó los dientes, cuando
rodó sobre su lado lesionado. Iba a pelear, si tenía que hacerlo. Estaría
condenado si se convertía en su próxima víctima.
Ignorando el bajo latido del dolor, se puso en pie de un salto y retrocedió. Su
mano instintivamente se acercó a su lado, pero su arma no estaba allí. No había
estado allí por semanas.
La cosa hizo un sonido húmedo y sonoro como “Dios, por favor dime que no
es su lengua” la punta de algo negro serpenteó y corrió a través de su
marchitado labio inferior.
Sin un arma con que dispararle a la criatura, agarró un palo grueso y lo agitó
hacía la cosa. El extremo estaba puntiagudo, afilado, y si tenía que hacerlo, le
metería el extremo en el pecho.
Nunca había matado a nadie antes, pero de nuevo, esta cosa no califica como
un ser vivo. Al menos, no lo creía.
Se movió más cerca y Dean apuñaló con el palo hacia adelante. La punta
afilada golpeó su brazo, y la cosa gruñó, mientras sacudía su brazo hacia atrás.
La sangre oscura y casi negra brotando de la herida.
Si sangra, puedes matarlo.
Con ese pensamiento, siguió apuñalando el palo con la cosa, pero pronto se
dio cuenta de que estaba jugando con él. A juzgar por la velocidad que había
demostrado, y la fuerza que poseía, podría llevárselo sin sudar.
Sólo tenía que evitar que lo agarraran, antes de que llegara ayuda.
—Lo siento, cariño, pero no voy a ser tu próxima comida.
El palo no era muy grande, sólo una rama que había caído de uno de los
árboles, pero cuanto más tiempo se aferraba a él, más pesado se hacía. Sus
brazos ardían por el esfuerzo, y sus manos dolían al agarrar la corteza anudada.
Lo único que quería, era dejarlo caer y descansar para recuperar el aliento.
La cosa corrió a su izquierda, tan rápido, que no la había visto moverse. Había 55
estado delante de él un segundo, y al siguiente, se había ido. Se dio la vuelta,
tirando su arma improvisada, rezando para que pudiera detenerla.
La criatura agarró el palo y envolvió sus garras alrededor del extremo, luego
tiró de su brazo hacia atrás, tomando el palo con él. Sus manos escocían debido
al repentino y veloz movimiento. Miró rápidamente a sus palmas, para ver que
el palo le había cortado la piel. Pequeñas gotas de sangre se formaron sobre las
melladas líneas.
Inclinó la cabeza hacia atrás y olisqueó el aire, el movimiento le recordó a un
perro. La punta negra volvió a bordear su labio marchito.
Bajó la cabeza, con los ojos fijos en las manos de Dean.
—¡Mierda! —Se dio la vuelta y corrió, pero no llegó muy lejos, antes de que
un peso pesado en su espalda lo derribara. Aterrizó tan fuerte, que el aire se
escapó de sus pulmones.
Un rugido resonó en el bosque, mientras luchaba por salir de debajo de la
criatura. El dolor le quemaba la espalda, como si alguien le hubiera tocado con
una antorcha, la piel. Vomitó cuando la lengua de la cosa se deslizó sobre su
espalda.
—¡Suéltame, desagradable pedazo de mierda! —Se retorció, volvió el brazo
hacia atrás, su codo se conectó con su rostro. Pero aún con lo duro que lo había
golpeado, la cosa no se había movido.
El mismo oso que había asustado al león de la montaña, cargó a través de los
árboles. Y no estaba solo. Otros dos osos estaban detrás de él. El rugido del oso
principal era feroz, mientras avanzaba.
La cosa saltó de su espalda, luego le agarró el brazo, como si tratara de
llevarlo con él. Cuando Trigger, asumió que el oso principal era Trigger, se
acercó, la cosa lo soltó y corrió rápidamente en dirección al lago.
Los osos, con Trigger, persiguieron a la cosa, mientras este cambiaba y caía
junto a él. —No te muevas, cariño. No trates de levantarte.
Jadeó de dolor. —¿Así de mal?
—¿Quieres la verdad?
Los dos osos regresaron. Cambiaron a Clint y Walker.
Sentía tanto dolor, que su desnudez apenas la registró.
—Ve a buscar a Deloris. —Les dijo Trigger.
56
Walker se alejó, cuando Clint cambio a su oso y los rodeó, como si los
protegiera en caso de que esa cosa volviera.
—El hijo de puta me lamió. —Replicó. —Él puto me lamió, como si fuera
una especie de cono de helado.
Trigger le pasó la mano por el cabello. —¿Cómo te encontró? Estabas en la
cocina.
Cerró los ojos y apoyó la cabeza en sus brazos cruzados. Incluso así, el
mundo se sentía como si estuviera girando. Picos agudos de dolor palpitaban en
su espalda y la bilis se elevó hasta la parte posterior de su garganta. Apenas
logró no vomitar por segunda vez.
—Puedo decirte una cosa. —Dijo, entrelazando los dedos con sus palmas
heridas. —Esa historia era real.
Trigger no podía poner su rabia en palabras. Se quedó allí, mientras veía a
Deloris limpiar y coser la espalda de Dean. Gracias a la mierda, las heridas no
eran tan profundas, pero las líneas de corte eran largas, extendiéndose desde su
omóplato izquierdo hasta justo por encima de la hinchazón de su culo, en el lado
derecho.
—Tienen que estar en una cueva cercana. —Dijo Clint, mientras se quedaba
allí y observaba a Deloris.
Seguía teniendo dificultades para creer que la historia había sido cierta. Toda
su vida lo había descartado como una mierda, como otra táctica de su padre para
asustarlos. Cuando era joven, había funcionado. Había tenido demasiado miedo
de ir al bosque solo. A medida que envejecía, el sentido común y la lógica habían
entrado en acción, y no podía creer que hubiera caído en tales tonterías.
¿Ahora? Quería cazar a esas criaturas y quemarlas. Si su padre no hubiera
sido un imbécil tan frío en la vida, podría haber susurrado una disculpa al alma
del hombre, que probablemente estaba quemándose en los fosos ardientes del
infierno.
—Afortunadamente, todavía tengo algunos antibióticos de la última vez que 57
resultaste herido. —Dijo Deloris, mientras terminaba de coser a Dean.
—¿Le harán daño al cachorro? —Preguntó.
—Una infección no tratada puede dañar a tu pareja y a tu cachorro, Trigger.
Lo que le daré será seguro. —Le dio una palmada en el brazo. —No te
preocupes.
La verdad, había comenzado a ver a Deloris como algo más que la mamá de
Benny. Ella no sólo cuidaba a los heridos, sino que hacía una excelente cazuela
de atún, se encargaba de los hermanos cuando actuaban como idiotas, y era muy
fácil hablarle.
—Gracias. —Le dio un suave abrazo.
—Es para eso que estoy aquí. —Dijo. —Ahora, tengo que volver con mi
compañero. Abe está planeando construir nuestro propio nido de amor. —Le
guiñó un ojo antes de dirigirse a la puerta. —Mantén los puntos de sutura secos
y coloca el bálsamo sobre las heridas, hasta que te diga lo contrario. Enviaré a
Benjamín, con los antibióticos.
Era tan pequeña y adorable, que tenía ganas de acariciarle la cabeza. Pero no
lo hizo, porque le gustaba tener las dos manos.
—Tengo una reunión con los otros shifters de estas montañas. —Dijo Clint
después de que Deloris se marchara. —Necesitan saber qué está pasando, y
podríamos usar su ayuda.
—Estas cosas han sobrevivido tanto tiempo. —Dijo Dean desde su cama.
Estaba tumbado boca abajo, mirándolo con esos hermosos ojos color avellana.
—No creo que puedan encontrarlos fácilmente.
—¿Por qué ahora? —Tomó una almohada de la parte superior de la cama y
la metió bajo la cabeza de Dean. Su compañero estaba en diagonal, y sabía que
moverse tenía que ser doloroso para él. —¿Por qué atacan ahora?
—Buena pregunta. —Dijo Clint. —Algo tuvo que atraerlos.
—Tenemos que averiguar qué es ese algo. —Dijo Trigger. —Últimamente
han habido demasiada muertes por aquí. Estoy listo para un poco de paz y
tranquilidad.
Clint gruñó.
—Estoy empezando a pensar que la paz no está en las cartas. —Se alejó de
la cómoda en la que se había apoyado y se acercó a la cama. —Descansa, Dean. 58
Manejaremos este problema.
—Me ordenaron volar de regreso a Washington. —Dijo Dean. El recordatorio
hizo que rechinaran los dientes. —Sólo estoy tratando de averiguar cómo lo
haré sin Nolan.
—Te lo dije, no vas. —Dijo bruscamente. No había querido ser tan
desagradable con Dean, pero la idea de que su compañero saliera, hacia un nudo
en su estómago.
—Espera. —Clint estudió a Dean antes de dirigirse a él. —Con sus heridas
en la espalda, podría decir que fueron atacados por osos. Nolan no lo logró.
Dean puede hacer arreglos para transportar el cuerpo de Nolan. Incluso, puede
decir que Blake se encontró con la misma mala suerte, que habían encontrado
su cuerpo, mientras estaba en las montañas.
—No me gusta. —Dijo. —Eso significa que tiene que volar de regreso a
Washington.
—Entonces ve con él. —Dijo Clint. —¿A menos que puedas pensar en una
manera mejor de quitarnos la presión?
Una pequeña parte de él, seguía temiendo que Dean los entregaría a todos,
haría volar la historia que utilizaron para encubrir y diría la verdad, o al doctor
de que Blake y Nolan fueron asesinados por los hombres en lugar de shifters.
Como si sintiera su duda, Clint dijo —También llevarás a Dean lejos del
peligro, por un tiempo.
—Va a entrar en un peligro mayor. —Señaló. —¿Y si nadie cree en su
historia?
—Me creerán. —Aseguro Dean.
—¿Cómo? —Preguntó.
—Haré que me crean. —Dean cerró los ojos. Clint movió la cabeza,
indicando que quería que Trigger lo siguiera desde la habitación.
—Volveré enseguida. —Le dijo a Dean, antes de ir a la sala de estar.
—-¿Qué pasa? —Preguntó Clint.
Le contó a su hermano, su temor de que Dean todavía pudiera entregarlos. Se
sentía como si estuviera traicionándolo, pero la duda se mantuvo firme, mientras
miraba hacia el pasillo.
59
—Le daremos unos días. —Dijo Clint. —Sé que no hay mucho tiempo para
que Dean se cure, pero el que regrese con heridas frescas, validará su historia.
En cuanto a tus dudas, tendrás que averiguarlas y asegurarte de que tu
compañero no nos traicione.
¿Cómo demonios se suponía que debía hacer eso? Podía preguntarle a Dean,
pero su compañero también podía mentirle a la cara, mientras tramaba su caída.
Un gemido apartó su atención de Clint. Miró hacia el pasillo para ver a Dean
allí de pie, haciendo una mueca, con pura rabia en sus ojos avellana.
—¿Eso es lo que realmente piensas? —Preguntó Dean. —¿Qué te entregaré,
tan pronto regrese a la civilización?
—Esa es mi señal para irme. —Clint se dirigió a la puerta. —Soluciona esta
mierda. —Dijo antes de cerrarla detrás de sí.
Se frotó la mandíbula, sin ver avanzar esta conversación. —Has estado
gruñendo desde que nos conocimos, y ¿cuántas veces has intentado escapar?
¿Qué más debo pensar?
Dean le lanzó una mirada de incredulidad. — ¿Lo dices malditamente en
serio? Me secuestraron y me metieron en una sofocante cabaña y mataste a mi
compañero.
—Deberías darle las gracias a Lazarus por ese favor. —Replicó. — Nolan te
dejó como cebo, mientras salvaba su culo.
—¿Cómo lo sabes? —Dean entrecerró los ojos. —Nunca le conté a nadie,
acerca de nuestra conversación.
—Me lo dijiste. —Dijo. —Y además, si no hubiera estado tratando de salvar
su propio culo, él te habría liberado.
Dean apretó la mandíbula, mientras miraba al suelo. —“Me aseguraré de que
consigas un entierro apropiado cuando volvamos por tu cuerpo. Los hombres
que matan a un agente federal se asegurarán de recibir la pena de muerte.” Eso
es lo que Nolan me dijo, antes de irse.
Si pudiera hacer que Nolan volviera a la vida, torturaría lentamente al
bastardo, alargando su muerte durante meses.
—Él no suena como un compañero para mí. Pero yo lo soy. —Se acercó a 60
Dean. —Nunca te dejaría en peligro, o te pondría en el. Me sacrificaría si
significaba que puedes vivir.
Dean levantó la cabeza y lo estudió. —¿Por qué? Apenas nos conocemos.
¿Por qué harías algo así?
Gimió. —¿No me escuchaste en la ducha? ¿No te dije todas las razones?
Cuando el sudor se reunió en la frente de Dean, lo ayudó a volver a la cama.
Dean fue de buena gana y se tumbó boca abajo. Se arrastró junto a él y pasó la
mano por el brazo de su compañero.
—Supongo que tienes razones para dudar de mí. —Dean parecía un niño
petulante, su labio inferior ligeramente sobresaliendo. —Pero últimamente,
creo que he sido más que amable.
—¿Últimamente? —Sonrió. —Últimamente, ha sido sólo un día, Dean. Creo
que necesito más tiempo para estar convencido de que no vas a correr ni a
entregarnos.
Con un suspiro, Dean cerró los ojos. —No los voy a entregar. —Los abrió y
lo miró. —En verdad, eres más una familia para mí que la mía.
Maldita sea si esa confesión no ablandaba su corazón. Sonaba tan miserable,
como él se había sentido, creciendo con un padre como Clarence Rising.
Conocía ese tono demasiado bien.
—Tan loca como mi familia puede parecer, siempre cubrirán tu espalda, y yo
también, Dean. Somos excesivamente leales. La familia es todo para nosotros.
Dean volvió a cerrar los ojos. —Estoy cansado. —Bostezó y lentamente,
como si cada centímetro que movía fuera doloroso, se le acercó.
Tomó eso como una buena señal, pero todavía esperaba que las cosas no se
volvieran desastrosas, cuando llegaran a Washington.

61
CAPITULO 8

Era el primer viaje en avión de Trigger, y sería el último, excepto por su vuelo
de regreso. El aeropuerto había estado congestionado, con gente grosera en
abundancia, y todo costaba tres veces más que en casa.
¿Quién en su sano juicio cobraba siete dólares por una maldita botella de
agua?
Los dispositivos de seguridad estaban por todas partes. Él medio esperaba
que fueran transportados a una nave espacial, cuando entró en el escáner de
cuerpo. Se sintió un poco violado, cuando caminó hacia el otro lado, y una
abrumadora necesidad de ducharse lo golpeó.
El viaje en avión había sido inquietante. Había pasado la mayor parte con
los dedos clavados profundamente en los apoyabrazos. Si una persona no tenía
alas, no debería estar en el aire, pensó, cuando el avión se deslizo por la pista y
subió a las nubes.
Nunca debería haber dejado que sus pies abandonaran el suelo. Pero ya era 62
demasiado tarde, y ahora sólo tenía que aguantarlo. Suponía que las cosas
podían ser peores. Podría estar sentado en la parte trasera del avión, que parecía
estar tan lleno de gente, como una lata de sardina.
Al menos habían volado en primera clase, que tenía mucho espacio para las
piernas y no estaba aplastado entre extraños. Cuando aterrizaron, estaba listo
para dispararle a alguien, especialmente cuando la gente tropezó con él,
mientras bajaban del avión.
Se había tomado su tiempo, sacando su bolsa del compartimiento superior.
La tripulación había dejado que la gente de primera clase saliera primero, pero
al parecer, habían sido demasiado lentos. Los pasajeros que se encontraban
detrás de él, se quedaron recluidos, y tuvo que contenerse para no golpear a
unos cuantos humanos.
Dean parecía ajeno a todo esto, como si aquello fuera una parte normal de su
mundo. Se movió con pasos lentos, gracias a su lesión en la espalda, mientras
que él se aseguraba de que nadie se topara con su compañero al entrar en la
terminal. Nunca había sido más feliz, que cuando salieron del aeropuerto. Pero
su esta murió rápidamente, cuando miró alrededor en el ajetreado y bullicioso
Washington, DC.
Estaba listo para volver a las montañas y feliz de nunca haber tenido ni
siquiera una pizca de deseo de vivir su vida en la ciudad. Amaba sus
comodidades, pero también la naturaleza y siempre se sentía uno con ella. Esta
selva de hormigón, lo hacía querer gritar como un loco.
Sólo el olor lo tenía arrugando la nariz. Los gases de los tubos de escapes
ahogaban el aire, y los coches, los camiones, los autobuses y las motocicletas
obstruían las calles. La gente cruzaba en medio de la calle, sin preocuparse por
el tráfico en sentido contrario, como si hubieran nacido con un parachoques en
el culo.
—¿Vas a estar bien? —Dean lo miró mientras viajaban a Pennsylvania
Avenue. A medida que pasaban sobre el río Potomac, cerró los ojos cuando un
palpitante dolor de cabeza palpito en la parte posterior de su cráneo.
—No estoy acostumbrado a todo esto. —Un coche los seguía, llevando el
cuerpo de Nolan. Sus hermanos y él, habían desenterrado al agente, antes de
llevárselo y transportar el de Blake montaña abajo.
El delegado Howell no parecía estar demasiado afectado, de que Blake
hubiese sido asesinado por un oso. Había dicho que escribiría el informe y se 63
encargaría de las cosas hasta el final.
Había esperado más de un alboroto, pero Blake no parecía haber sido muy
querido en Grizzly Ridge, para que alguien hubiese tomado armas sobre su
muerte, excepto Matt, y no iba a ir por allí.
Cuando miró por la ventana trasera, vio que el coche detrás de ellos se había
ido, tomando otra ruta. En lugar de ir al edificio J. Edgar Hoover, su coche se
detuvo frente al hotel, donde Dean había hecho las reservas.
Insistió en que se quedaran en el apartamento de Dean, pero su compañero
no cedió.
—Todavía no me gusta que vayas solo. —Se sentó en el asiento trasero,
dudando. No quería que Dean se enfrentara a este fiasco solo.
—¿Tienes miedo de que te traicione?
Maldita sea si su compañero no podía guardar rencor. —No, no quiero que
mi... —Miró la parte de atrás de la cabeza del conductor. —Novio que está en
esa condición, este solo.
—Lo he hecho durante veinticinco años, Trigger. Creo que puedo manejar
estar lejos de ti, durante unas horas. —Dean hizo un movimiento de espantar
con sus manos. —Cuanto antes acabe esto, más rápido podré volver a ti.
No le gustó nada, pero salió del coche. Se inclinó y miró a Dean. —Trae tu
culo de vuelta a mí, ¿entiendes?
—Alto y claro. —Para su sorpresa, Dean se inclinó y lo besó. Luego cerró la
puerta y el coche se fue, dejándolo de pie en la acera.

Trigger podría haber odiado la ciudad, pero la habitación del hotel era
perfecta. Buscó en la pequeña nevera y agarró las diminutas botellas de licor, se
comió todos los aperitivos y se sentó en un colchón que se sentía como las
nubes. Pero no podía quedarse quieto, no cuando Dean estaba tratando de
limpiar lo que habían hecho los shifters.
Se dirigió a la ventana y se quedó allí, contemplando el gran número de
árboles. Le recordaron su hogar y el centro de su pecho se contrajo. ¿Y si, ahora 64
que Dean estaba de regreso en la ciudad, no quería dejar su casa? ¿Podría
mudarse aquí? Sabía que eso nunca sería una opción ya que Dean llevaba a su
hijo, pero la idea de despertar cada mañana con el sonido del tráfico, de no poder
caminar por el bosque cada vez que salía por su puerta, era suficiente para
deprimir la mierda fuera de él.
Después de horas de estar en la habitación del hotel, listo para arrancarse el
pelo, Dean entró, cerrando la puerta detrás de sí. Parecía cansado, cuando se
dejó caer sobre la cama.
—¿Cómo te fue? —Antes había pedido servicio a la habitación. Agarró la
botella de agua y le vertió en un vaso para Dean.
Su compañero lo tomó y tragó la mitad de la copa, antes de mirar la comida
sobrante sobre la mesa. —Estoy desempleado, y los superiores quieren una
investigación interna, lo que llevará meses.
Su corazón se hundió. —No podemos quedarnos aquí por meses, Dean. Vas
a dar a luz en diez semanas. En dos, empezara a notarse.
—Están esperando el informe del forense. Si lo que he afirmado puede ser
respaldado por el Estado de Maine, entonces no seré considerado responsable.
Dicen que mi informe tiene demasiadas preguntas y no suficientes respuestas.
Se sorprendió de que dejaran a Dean salir de allí. —¿Y ahora qué?
—Así que ahora, debo hallar un camino que me llevé de vuelta a las montañas
sin usar un avión, tren, o alquilar un coche a mi nombre. Podrán rastrearme si
lo hago. Tendré que caer fuera del sistema, Trigger. Pero no antes de que vaya
a casa y consiga algo de ropa.
—Espera. —Le agarró el brazo. —¿Estás dispuesto a renunciar a todo para
estar conmigo? —No estaba seguro de qué decir después de eso.
Dean debería haber parecido asustado, decepcionado o incluso enojado, pero
cuando lo miró con esos hermosos ojos avellana, había paz en ellos.
—¿Qué me dijiste en la ducha? —Preguntó. Dean volvió a mirar la bandeja
de comida a medio comer. —Lo mismo digo.
Se rió entre dientes. —No puedes recordarlo todo, ¿verdad?
—¿Tú puedes? —Le preguntó Dean. —Sólo sé, que no quiero estar en ningún 65
lado sin ti. Ahora tú eres mi familia, y si realmente tengo un bollo en el horno,
no te alejarás de mí tan fácilmente.
Movió una mano hacia la mesa. —Continúa y acabalo.
Dean se sentó y acabo el filete y el puré de patatas. Escarbo en el cheesecake,
comiendo cada miga. —Tenemos que ponernos en marcha. —Miró la
nevera. —Sabes que tienes que pagar por todo lo que sacaste de allí.
Echó un vistazo a la basura, donde estaban las seis botellas de licor y unos
cinco caramelos. —Me van a cobrar diez dólares por un aperitivo, ¿no?
Dean puso los ojos en blanco. —Vamos a salir de aquí.
Reviso fuera y luego llamó un taxi. Cuando llegaron al apartamento de Dean,
se sorprendió de lo vacía que se sentía. Nada en el lugar era acogedor o personal.
No tenía fotos en la pared, ni plantas, y muy pocos muebles.
Dean lleno una bolsa de lona y se dirigió a la puerta. Puso las llaves sobre la
mesa y miró a su alrededor. —Llamaré al propietario y le diré dónde están las
llaves.
Tanto como no quería hacerlo, hizo un puente a un automóvil en el
estacionamiento del apartamento y se dirigió al sudoeste. Tendrían que recoger
otro coche en el camino, pero era la única manera de llegar a casa, sin ser
rastreados. Si lo ligaban a Dean de todos modos, el alquiler llevaría al FBI de
regreso a las montañas. Quería que su rastro terminara en el apartamento de
Dean.
Llamó a Clint e hizo planes para encontrarse con su hermano a mitad de
camino, así que si alguien era listo y rastreaba los coches robados, no lo podrían
hallar.
Haciendo rápidas paradas para comer, descansando y cambiar de vehículo,
les tomó ocho horas reunirse con Clint y otras ocho para llegar a casa. Nunca
había estado tan contento de ver las montañas en la distancia o de caminar por
la puerta de su cocina.
Tan pronto como Dean entró en la casa, corrió directamente al baño y vomito.
Clint se rió entre dientes. —Recuerdo cuando Dane pasó por eso. Dale de comer
galletas.
Cerró la puerta después de que Clint se marchara, pensó en las criaturas que 66
todavía estaban allí y decidió, por primera vez, cerrar sus puertas y ventanas.

Dean llevaba cinco semanas en las montañas. Si había tenido dudas de la


afirmación de Trigger de que estaba embarazado, se desvanecieron cuando
sintió un revoloteo en el estómago. El ver cómo Benny y Elijah se hinchaban,
también ayudaba.
Podría ser imposible, pero la prueba lo miraba fijamente desde el espejo,
mientras se afeitaba. Se estaban acercando a septiembre y el calor todavía lo
estaba matando. Su casa tenía aire acondicionado, pero sudaba como si hubiese
corrido millas cada vez que salía por la puerta. Estaba acostumbrado a vivir en
la ciudad, donde había suficiente aire acondicionado. Raramente había pasado
tiempo fuera. Lo evitaba cada vez que podía, pero no había forma de hacerlo
aquí.
—¿Qué tal si hoy vamos a nadar en el lago? —Le dijo a Trigger, que se estaba
vistiendo en su dormitorio. Limpió su navaja en el agua corriente y la dejó a un
lado, luego agarró una toalla húmeda y limpió su cara.
Trigger entró en el baño, se apoyó contra el mostrador y cruzó los brazos.
Todavía no podía superar lo guapo que era. Trigger también estaba resultando
ser un tipo muy dulce.
—En realidad, estaba pensando en llevarte a Howling Cavern para
almorzar—Se volvió y le colocó una mano sobre su estómago. —Ya sabes,
antes de que empieces a mostrarse y te quedes aquí.
La idea de salir, de almorzar como la gente normal, hizo que sonriera.
—¿Tienen algún lugar con un patio?
—Grange's Bar and Grill, tiene asientos al aire libre. Hay un toldo sobre el
patio, pero todavía puedes disfrutar del aire fresco. —Trigger le colocó la mano
en la parte baja de su espalda, besándole el cuello. —Quiero mostrarte que la
vida aquí vale la pena. Sé que renunciaste a mucho, por mí, por mi familia, pero
también quiero que seas feliz.
Por primera vez en su vida, podía decir sinceramente que lo era. El hecho de
que finalmente pudiera cambiarse, con su ropa, era una gran ayuda. Ir a
Washington mientras llevaba la ropa de Trigger, que no le ajustaba bien, lo había
puesto de mal humor. Pero ahora tenía sus pantalones cortos de color caqui y 67
camisas sin mangas y estaba listo para el clima cálido. —Aparte de que me
embarazaste y me despierto cada mañana vomitando, estoy feliz.
—Los vómitos mañaneros, deberían pasar pronto.
—Pero todavía tendré estropeado mi cuerpo, cuando esto termine. Tendré que
conseguir ropa de entrenamiento, porque una vez que salga este cachorro, me
estaré poniendo en forma. —Había tenido una membresía en el gimnasio local
a la vuelta de su casa, y le encantaba que su cuerpo estuviese en forma. El
pensamiento de un estómago flácido le hizo temblar.
Trigger apretó su culo. —Trabajaremos juntos.
—Ahora, ese es un plan. —Salió del baño, se puso los pantalones cortos y
metió los pies en sus cómodos zapatos de cuero azul marino. —¿Qué tal si nos
vamos ahora y tomamos un desayuno-almuerzo? —Lo llamó desde el
dormitorio. Definitivamente tendría que trabajar, considerando lo voraz que se
había vuelto su apetito.
No dudaría de que hubiera ganado cinco libras, desde que estaba aquí. El
hecho de que sus pantalones cortos estuvieran un poco más apretados, validaba
su suposición.
Había tenido el mismo tamaño desde la secundaria, nunca ganando ni
perdiendo un ápice. Quería gimotear, cuando el broche de sus pantalones cortos,
casi reventó.
La mayor parte de esto era culpa de Benny. El pequeño shifter conejo era una
máquina de cocinar y hornear. Seguía asombrado de que existían shifters
conejos, así como lobos, leopardos de las nieves y leones. Estaba bastante
seguro de que había más tipos de shifters por ahí, pero no medito sobre la idea.
Todavía se estaba acostumbrando a los que ya conocía.
Cuando Trigger entró en el dormitorio, dijo —Dile a Benny que deje de traer
todas esas golosinas. Mi cintura está sufriendo.
Trigger rió entre dientes. —Creo que lo ofenderás si lo detienes. Es un tipo
muy sensible.
Sí, no, realmente no quería que los dulces dejaran de venir, pero al menos
tenía que intentar verbalizar conscientemente su irritación con el aumento de
peso. Después del bebé. Definitivamente después del bebé, el trabajaría hasta
que estuviera de nuevo en forma.
Trigger pasó detrás de él y le pasó la mano por su espalda desnuda. Lo hacía 68
de vez en cuando, sólo mirando las cicatrices que esa criatura le había dado. Él
se alegraba de no poder verlas. Todavía tenía pesadillas sobre el ataque.
—¿Ha habido suerte en la búsqueda? —Se metió la camisa por encima de la
cabeza y Trigger agarró el dobladillo y se la bajó por el torso. Se estaba
acostumbrando a la forma en que Trigger lo mimaba. Sin duda, le gustaba.
Mucho.
—Nada todavía. —Trigger tomó sus vaqueros de la cama y los deslizó sobre
sus calzoncillos de boxeador. Le encantaba ver a Trigger vestirse, pero verlo
desnudarse, aún más. —Todo el mundo está buscando, no sólo nosotros. Pero
hasta ahora, esas cosas se han quedado muy bien escondidas.
En las noches que Trigger los buscaba con sus hermanos, él siempre se
quedaba preocupado. Esas criaturas eran rápidas, letales, y él todavía recordaba
lo mal que habían olido. Eso no tenía nada que ver con lo peligroso que eran,
pero las arcadas que el olor le inducía, parecían estar permanentemente
grabadas en su cerebro. —Debemos llamarlos por lo que son.
—¿Cómo? —Trigger tiro de su camiseta apretada por encima de su cabeza,
haciéndolo que babease.
—Vampiros. —Se sintió tonto al decir la palabra. Sin embargo, había muchas
películas y libros sobre ellos. Algunas personas, incluso, fingían vivir esa clase
de vida, yendo a los clubs subterráneos que abastecían su fetiche sobre los no-
muertos.
Había visto incluso libros de romance que involucraban a vampiros, lo que
pensaba que era absurdo. Pero con tantas cosas sobre ellos, y ahora que sabía
que los shifters eran reales, empezaba a preguntarse si había un grano de verdad
y si realmente existían.
—No creo que esa palabra, les quede bien. —Dijo Trigger.
—Es lo más cercano que existe. —Se metió la cartera en el bolsillo trasero y
metió el teléfono en el frente. Había destruido el teléfono con el que había
llegado a Grizzly Ridge, para que el FBI no pudiera rastrearlo. Pero Trigger le
había conseguido uno nuevo, un teléfono inteligente, que amaba absolutamente.
Ya estaba enganchado a unos cuantos juegos.
—Mi padre solía llamarlos etetö. O algo así. —Trigger negó con la cabeza
mientras se sentaba en la cama y se ponía las botas de montaña. — Realmente
no puedo recordarlo. Dijo que era húngaro y que significaba "alimentador". 69
—¿Tu padre era húngaro?
—Mi madre lo era. El lado de mi padre emigró aquí de Inglaterra, hace unos
cientos de años. Mi madre podía hablar húngaro con fluidez, pero he olvidado
lo poco que aprendí.
Él no tenía ni idea sobre su árbol genealógico. Nunca se había molestado en
preguntar. Su apellido era Holiday, pero eso no le decía mucho. Podría haber
sido el hecho de que trató de distanciarse, tan seriamente, que no quiso saber.
Podría haber llamado a su madre y preguntado, pero ahora que era más que
probablemente un hombre buscado, su familia no querría tener nada que ver con
él. Probablemente, su padre trataría de averiguar dónde estaba, para poder
entregarlo.
—De acuerdo. —Dijo Trigger, mientras tomaba la cartera, las llaves y el
teléfono del tocador. —Estoy listo.
Miró a Trigger de arriba abajo, forzándose a no babear sobre lo bien que se
veía. Sus vaqueros abrazaban sus caderas, y su camisa se extendía sobre sus
deliciosos músculos. Sentía que necesitaba un babero, mientras lo miraba. No
le importaría desnudarlo y lamer cada centímetro de su impresionante cuerpo.
Por desgracia, su hambre ganó, junto con su necesidad de estar en la
civilización de nuevo. Estar en las montañas estaba bien, pero extrañaba el
ajetreo y el bullicio, incluso si no era una gran cantidad considerando que
Howling Cavern era una ciudad pequeña.
Apartó la mirada del tentador cuerpo de Trigger. —Entonces vamos a buscar
algo de comer.

70
CAPITULO 9

—Tengo una teoría. —Dijo Clint, mientras entraba en el porche de Trigger.


Habían pasado cinco semanas desde que había llevado a Dean a su desayuno-
almuerzo. Dean parecía más feliz, cuando hacían cosas que consideraba
"normales". A él no le importaba quedarse en las montañas 24/7, pero también
tenía que considerar las necesidades de su pareja.
—¿De qué estás hablando? —Preguntó, cuándo Clint se dejó caer en una de
las blancas mecedoras.
—De esas criaturas. Nos preguntamos por qué de repente aparecieron, y creo
que sé por qué.
La verdad, lo había pensado, pero no mucho. Había estado demasiado
ocupado jactándose de cómo el estómago de Dean se estaba hinchando. Habían
estado haciendo muchos viajes juntos, la mayoría de ellos simplemente
caminando en el bosque durante las horas de luz del día, o haciendo una parada
rápida en Howling Cavern, por un helado.
71
Hasta que el estómago de Dean ya no pudo ser ocultado por las camisas
grandes. Y además, los días ya no estaban tan calientes y el puesto de helados
se había cerrado durante la temporada. Era a mediados de septiembre, y las
temperaturas eran finalmente soportables durante el día. —Dime tu teoría. —
Dijo.
Noto que daba buenos consejos. Debía de hacerlo, porque era el chico al que
Clint iba, cuando su hermano estaba confundido o en conflicto.
—Hubo mucho derramamiento de sangre, durante el verano. ¿Y si el olor de
la sangre, o esta derramada en el suelo los saco? Durante el último mes todo ha
estado tranquilo. No ha habido ningún derramamiento de sangre durante este
tiempo, así que no los hemos visto.
Fue una teoría interesante y un poco lógica. Si esas cosas vivían de la sangre,
entonces lo que Clint había dicho, era la mejor hipótesis que tenían.
—¿Así que no más sangre y esas cosas nos dejarán en paz?
—No dije eso—Clint se rascó la barba de su mandíbula. —Sólo estoy
trabajando en una suposición. Podrían decidir seguir adelante, ahora que saben
que estamos aquí.
—Pero ¿dónde han estado todo este tiempo? —Preguntó. —Nunca los vimos
al crecer, y nuca he puesto los ojos en ninguno, en mis treinta y un años. ¿Cómo
se han estado alimentando?
Clint se encogió de hombros. —Amigo, no lo sé. Tal vez tienen algún tipo de
ciclo de alimentación y los despertamos con los asesinatos.
—Por otra parte, hay más de ochocientas millas cuadradas de montañas.
Podrían haber estado alimentándose, pero no en nuestra parte del bosque.
Miró hacia la puerta de malla, cuando se abrió. Dean y Elijah salieron. Se
habían vuelto inseparables en las últimas semanas, y estaba contento de que
Dean se acostumbrara a su nueva familia. Los tres estaban cerca de sus fechas
de parto. Sólo esperaba que no entraran en trabajo, al mismo tiempo.
—Vamos donde Benny. — Dijo Elijah. —Hizo tarta de melocotón.
—Grita si me necesitas. —Dijo, mientras Dean y Elijah se dirigían hacia la
casa de Wade. Cuando estuvieron fuera de alcance, se volvió hacia Clint. —Así
que todo lo que tenemos que hacer, es no derramar sangre, ¿cierto?
—Como dije, —respondió Clint, —todo esto es sólo una teoría. No sabemos 72
una mierda sobre ellos, así que no puedo prometer que no volverán.
—Si sangra, se puede matar. —Dijo. —Eso es todo lo que necesito saber.
—Cierto. Valentino ha estado pendiente de los informes de excursionistas
muertos o similares. Nada lo ha vuelto a asustar desde esa noche en la estación,
pero ahora está un poco nervioso.
—¿Qué hay de ese excursionista en el camino? —Preguntó. —Olvidé
preguntar acerca de eso.
—Valentino llevó el cuerpo al pueblo y dijo que había sido atacado por
osos—Clint se frotó la mandíbula de nuevo. —Pero no podemos seguir usando
esa excusa o tendremos una caza en nuestras manos. Ya dijimos que el
excursionista, Blake, y Nolan murieron de esa manera. Diablos, me sorprende
que nadie haya venido a buscar a ese grupo que también fue asesinado.
Trigger seguía esperando que ocurriese algo más. Hasta el momento no había
pasado nada más, pero su suerte no duraría mucho tiempo. Sólo podía esperar
que, dado que Blake supuestamente había muerto por un ataque de osos, los
habitantes de la ciudad asumieran que los hombres que habían formado un
grupo para venir tras Wade, también hubieran encontrado su muerte en las
montañas.
Por otra parte, con más de quinientas mil hectáreas de bosques, cualquier
cosa podía haberle sucedido, aunque los shifters conocían la verdad. Seguía
molesto por no haber encontrado a la gente responsable de dejar esas trampas
para osos. Había agarrado todas las que había encontrado y las había desechado,
pero si los cazadores furtivos hubieran sido responsables, sacaron sus culos de
allí, porque cuando fue a investigar, no había encontrado a nadie en el bosque.
—Jesse está enviando algunos de sus hombres con Lazarus, esta noche. Van
a cubrir el lado norte de las montañas, para ver si pueden encontrar la cueva en
la que están escondidas esas criaturas. —Clint se levantó y bajó trotando por los
escalones. —Cualquier cosa que suceda, te lo haré saber.
Si la teoría de Clint era correcta, y era la única con lógica hasta el momento,
entonces todo lo que tenían que hacer era asegurarse de que nadie más muriera,
pero con un vasto bosque rodeándolos, y los depredadores esparciéndose a
través de ella, era una mera ilusión.

73
Dean tenía que admitir que amaba esta nueva vida. No estaba persiguiendo
pistas o escribiendo informes, yendo de un callejón sin salida tras otro, en busca
de alguien, que él y su ex pareja, podrían o no atrapar. No iba a casa a un
apartamento vacío, a las cenas de microondas y a sus vecinos, alzando el
volumen de su música, para para no oir sus discusiones
No se acostaba en la cama por la noche, deseando tener a alguien significativo
en su vida, y de tener tiempo para pasar con ellos porque su trabajo absorbía la
mayor parte de su existencia.
No, estaba cortando el césped, contra las fuertes protestas de Trigger, y
cocinando carne en la parrilla en sandalias, nada menos. Pasó su tiempo con el
hijo de Clint y de Dane, haciendo lucha libre con King y amando cada segundo
de ello.
Por primera vez en su vida, estaba completamente feliz, incluso si había
ganado unas buenas veinte libras y andaba como un pato, mientras caminaba.
Antes de que comenzara a mostrarse, Trigger lo había llevado a citas, a
restaurantes y al cine, y habían hecho las compras juntos, como pareja.
Incluso se había convertido en un buen amigo de los compañeros. Hizo de
niñera de Clint y Dane, cuando querían estar a solas, ayudó a Noel a hacer
malabares con los gemelos, cuando Bobby Ray salía con sus hermanos y pasó
mucho tiempo con Benny y Elijah, tratando de alimentarse durante su
embarazo.
Como ahora. Sentado en la isla blanca de Wade y Benny, probando el budín
de pan de Benny, en la cocina amarilla pálido.
—¿Y bien? —Preguntó Benny, su mirada de color avellana saltando entre
Dean y Elijah. —¿A qué sabe?
Era el primer intento de Benny haciendo budín de pan, y maldita sea si no
había hecho un excelente trabajo. Siempre había sido uno de sus postres
favoritos, y el de Benny era probablemente el mejor que había probado.
Elijah le dirigió una mirada de soslayo y él captó el mensaje en voz alta y
clara. Era demasiado fácil meterse con Benny, y ¿por qué dejar pasar esta
oportunidad? —Un poco seco. —Dijo, forzándose a no tomar otro bocado de la
celestial delicia.
Elijah hizo un ruido de arcadas, como si tragarse el budín de pan fuera lo 74
último que quería hacer. Tomó su vaso de té helado y bebió una buena porción
de el.
Líneas débiles se formaron entre las cejas platinadas de Benny.
—¿Así de malo? —Se pasó la mano por el cabello, que había dejado crecer.
Estaba tan acostumbrado a un corte de pelo, que a veces olvidaba que lo tenía
largo ahora. Su cabello oscuro caía en ondas, hilos que enmarcaban su rostro.
La parte trasera le tocaba el cuello, haciéndole cosquillas a veces. Trigger
parecía amar su nueva apariencia, así que no se había molestado en cortarla.
—Amigo, podrías esparcir estas cosas por los bosques como un disuasivo
contra los animales salvajes. Confía en mí, ellos no se acercarían a nuestras
casas con ellos en su camino. —Escondió su sonrisa, con su vaso de agua.
—Siento que he tragado estiércol de ciervo. —Elijah hizo una mueca. —No
creo que salga de mi boca pronto.
Benny agarró su receta y reboto de un pie al otro, mientras examinaba la
tarjeta. —Pero hice todo al pie de la letra. —Gimoteó.
Elijah y él se miraron, sonriendo como idiotas. Cuando Benny alzó la mirada,
sus sonrisas cayeron rápidamente, en un ceño fruncido.
—Toma mi consejo y quema esa tarjeta. —Dijo. —Estarías haciéndole un
favor al mundo.
—O darle esto a nuestros enemigos. Peor tortura jamás ha existido. —Dijo
Elijah.
Benny envolvió su mano sobre el borde del mostrador y gritó, parecía como
si tuviera dolor. Alzó las manos, sin pensar que Benny tomaría la noticia tan
mal. —¡Eh, sólo estábamos bromeando!
—Sí. — Elijah asintió rápidamente, su cabeza rebotando arriba y abajo, como
un resorte. —Este tiene que ser el mejor budín de pan que he probado. —Para
probar su punto, metió la mitad del cuenco que se encontraba delante de él, en
su boca.
El rostro de Benny irradiaba dolor. Jadeó, tragando varias veces. —¡Yo-yo
creo que el bebé está viniendo!
Su tenedor se estrelló contra el mostrador. Se sentó allí, con las mandíbula
floja, mientras miraba fijamente al shifter conejito. Una bomba podría haber
golpeado la casa y él habría estado demasiado aturdido para moverse.
75
Elijah no estaba mejor. A juzgar por su expresión, su cerebro había huido. Se
le habían pegado unos pedacitos de budín de pan al lado de la boca, y su
mandíbula estaba tan floja como la suya.
—¡No se queden ahí sentados como idiotas descerebrados, busquen a
Wade!—Benny aulló, cuando su pálida piel se ruborizó. —¡Quiero a mi mamá!
Elijah y él, saltaron al mismo tiempo y chocaron entre sí. Elijah tropezó hacia
atrás, y él extendió la mano para impedir que golpeara el mostrador, pero sólo
logró golpear la cacerola de budín de pan al suelo.
Elijah hizo una mueca, cuando su espalda golpeó el borde del mostrador. Él
giró, listo para correr hacia la puerta, pero se deslizó en el budín de pan. Se
estrelló en las sillas, tomando dos de ellas con él.
—¡Oh, Dios mío! —Gritó Benny. —Estoy tratando con Laurel y Hardy.
Contrólense antes de que patee... —Su amenaza fue interrumpida, por otro grito
desgarrador.
Se desenmarañó de las sillas, mientras Elijah se aferraba a su costado, con
lágrimas en los ojos. Se arrastró lejos de la isla antes de intentar ponerse de pie.
Con su lado izquierdo cubierto de budín de pan, corrió hacia la puerta.
La abrió y gritó —¡Wade!
Nadie estaba en el patio trasero. Los segundos que pasaban, se sentían como
horas. La brisa del atardecer atravesó la cubierta, revolviéndole el cabello. Si
tenía que pedir ayuda, Benny estaba en problemas. Se había vuelto tan grande,
que lo mejor que habría podido lograr, era un rápido andar de pato.
Wade irrumpió a través de la línea de árboles por el claro a galope, Duane y
Trigger se acercaron a él. Se apartó de la puerta, antes de que Wade lo arrollara.
—¿Qué pasa? —Gritó Trigger, antes de llegar a la casa.
—Benny está en trabajo de parto. —Le respondió.
Wade casi tropezó. Este palideció, mientras lo rebasaba rápidamente, hasta la
cocina. —No creo que esté preparado para esto.
—¡Supéralo y llévame arriba, ahora! —Exclamó Benny.
Guau. Nunca antes había visto el pequeño shifter tan agresivo. Habría sido
un poco gracioso, si no pareciera que le rasgaría a Wade un nuevo agujero en el
culo, en cualquier segundo.
—Voy a buscar a Deloris. —Dijo Duane, cambiando de rumbo y despegando.
Trigger agarró su teléfono y marcó. —Reúne a todo el mundo. Benny va a tener 76
al cachorro.
No sabía con quién estaba hablando Trigger o por qué había que reunirlos a
todos. Estaba listo para salir de allí. ¿Por qué todos tenían que estar en ese lugar?
Agarró la mano de Trigger, tratando de sacarlo de la cocina. —Tenemos que
irnos.
Trigger le echó un vistazo, su mirada se extendió por el lado izquierdo de
Dean. —¿Por qué estás cubierto de budín de pan?
—Guárdalo para más tarde. —Intentó de nuevo sacar a Trigger, pero este
libero su mano libre.
—No podemos irnos. —Trigger le colocó la mano en su pequeña espalda. —
Es tradición, que la familia esté allí, para cada nacimiento.
Había evitado preguntarle a Trigger cómo daban a luz los hombres. No era
una pregunta que quisiera conocer la respuesta, al menos hasta que no tuviera
otra opción. Prefería luchar contra un centenar de esos alimentadores, que
resolver el misterio de cómo los hombres daban a luz.
—¿Tenemos que mirar? —Se sintió mareado. Agarró el brazo de Trigger, se
volvió e hizo una mueca, cuando Wade llevó a Benny hacia las escaleras. —No
voy a subir.
Deloris se precipito a través de la puerta trasera y corrió hacia los escalones,
viéndose preocupada, pero sonriendo. —¡Fuera de mi camino! ¡Mi nieto está
viniendo!
Abe no estaba muy lejos de ella. Parecía estar sin aliento, mientras entraba.
También llevaba una amplia sonrisa. —Voy a ser abuelo... de nuevo. —Dijo con
una risita.
Todo el mundo había subido, a excepción de Trigger y él, le dio una palmada
en las manos a Trigger, cuando su compañero lo agarró.
—No podemos perdernos esto. —Insistió Trigger.
—Mírame. —Trató de correr hacia la puerta, pero Trigger lo alzó sobre sus
pies y se dirigió hacia los escalones. Se sorprendió de que Trigger pudiera
hacerlo. Tenía que pesar una tonelada. Desde que se volvió más grande, se había
negado a subir una pesa, pero estaba bastante seguro de que pesaba más que un
oso pardo. 77
—Deja de ser una gallina. —Lo provocó Trigger, mientras subía los
escalones. Las puertas se ramificaban del vestíbulo escaleras arriba y Trigger se
dirigió al dormitorio donde Benny estaba acostado, en una cama con dosel.
Tan pronto como entraron, luchó por liberarse. No quería estar aquí, no
cuando Wade tenía las manos metidas en el estómago de Benny, como si
estuviera preparando un maldito pavo de Acción de Gracias.
—Cálmate. —Dijo Trigger. No lo dejaría irse.
—Voy a vomitar. —Se cubrió la boca, sintiéndose con un poco de nauseas,
mientras Wade sacaba a un bebé.
Se relajó en los brazos de Trigger, cuando el bebé empezó a llorar. Estaba
horrorizado e hipnotizado en igual medida. Fue entonces cuando se dio cuenta
de que tenía un ser vivo dentro suyo, un pequeño bebé que pronto saludaría al
mundo, que pronto dependería de él, para cada una de sus necesidades.
—¡Es un niño! —Wade llevaba una sonrisa tan amplia, que un cincel no
habría podido quitársela. Benny ya le había dicho cuál sería el nombre si tenían
un niño. Había hablado de ello en detalle, cada vez que lo iba a visitar. Pensaba
que Nicholas era un lindo nombre para un bebé conejito... err... cachorro shifter.
Con lágrimas de alegría en los ojos, Deloris envolvió una toalla alrededor del
bebé que lloraba, arrulló el pequeño bulto y luego lo devolvió a Wade. Parecía
que no quería dejar ir al recién nacido, pero Wade parecía tan ansioso por tener
a su hijo en sus brazos.
Trigger lo abrazó y su voz se atoro, cuando habló. —Dime que no puedes
esperar a que nazca nuestro cachorro.
Tan hermoso como este momento era, no podía dejar de mirar el agujero en
el estómago de Benny. —Creo que me quedaré embarazado durante los
próximos años.
La profunda risa de Trigger, vibró por su espalda. —Lo harás genial. Tengo
fe en ti.
Él no estaba tan seguro de eso. Pero si un shifter conejo podía hacer esto,
entonces él también podría.
La línea que se había abierto en el estómago de Benny, empezó a cerrarse.
Apretó los labios, negándose a vomitar.
De acuerdo, tal vez no podría hacer esto. Envolvió su brazo alrededor de su 78
estómago, imaginándose su vientre haciendo lo mismo, mientras Wade
entregaba al bebé y Benny abrazó a su hijo.
Se aclaró la garganta unas cuantas veces, ante la mirada de pura admiración
en la cara de Benny. No estaba a punto de llorar delante de todos. Trigger le
besó el cuello, acariciándolo. Este le había dicho lo sensible que sería la marca
de mordida, y cuando lo tocó, sus caóticas emociones se desvanecieron.
El horror por lo que sucedería cuando diera a luz, se escapó también, mientras
se acurrucaba en los brazos de Trigger. La sorpresa de ver a un hombre dar a luz
lo había aterrorizado, pero mientras observaba cómo Wade miraba a Benny,
como si su mundo girara alrededor del pequeño shifter conejito, él sabía que
podía hacerlo.
Atravesaría las profundidades del infierno, para tener la oportunidad de que
Trigger lo mirara de esa manera.
CAPITULO 10
Cuando el sol se puso, Trigger se dejó caer en la silla junto a Dean y la
hoguera. Había puesto su computadora portátil y altavoces para la ocasión, con
un cofre de cerveza helada a su derecha. Mientras "I Will Not Bow" de Breaking
Benjamín empezó a sonar, Walker se quitó la camisa por encima de la cabeza y
la tiró a un lado. Él rodó sus enormes hombros, luego lanzó sus brazos hacia
fuera mientras rodeaba a Wade.
—Trae ese culo a mí, para que pueda azotarlo. —Walker se burló.
—Serás tú el que consiga una nalgada. —Dijo Wade con una sonrisa
desafiante.
Su tradición había comenzado. Trigger se animó, esperando su turno.
—Explícame de nuevo, por qué ustedes hacen esto. —Dijo Dean. Tenía un
tazón de palomitas en el estómago, como si fuera una mesa improvisada.
—¿Todos tratan de derrotar a Wade por convertirse en padre? No lo entiendo.
La mayoría no. Aunque los hombres Rising eran gente bastante normal, la
vida en las montañas era como vivir en un mundo completamente diferente del 79
que los seres humanos estaban acostumbrados. —Somos osos, cariño. No nos
abrazamos y tomamos unas copas con puros.
—¿Así que esta es tu manera de felicitarlo? —Dean se rió entre dientes. —Y
pensé que yo era muy machista. Ustedes me superan.
—Eres lo suficientemente varonil para mí. —Le guiñó un ojo y disfrutó del
rubor que recorrió la cara de Dean. Pero su atención fue atraída a hacia la lucha,
cuando Wade y Walker cambiaron a sus formas de oso.
—Ahora, eso es impresionante. —Dijo Dean. —Es como ver un partido de
campeonato de boxeo en vivo, sólo que con osos.
Dane y Noel no se habían sentido extasiados por el hecho de que Clint y
Bobby Ray siguieran la tradición, pero Dean parecía emocionado. Su sonrisa
era amplia, cuando Wade simulo a la izquierda y se estrelló contra Walker,
haciendo que este retrocediera.
Su dinero estaba con Wade. Aunque Walker era el hermano más joven, y
estaba lleno de energía juvenil, Wade estaba excitado por convertirse en padre,
y su entusiasmo se mostró en la forma en que llevó a Walker abajo.
Pero conocía la verdad. Wade era poderoso, pero Walker no estaba dando la
mejor pelea. Ninguno de ellos derrotaría a Wade esta noche. Era su noche, y le
dejarían brillar. Aunque no podía esperar su turno, también dejaría que Wade
ganara.
No se trataba de orgullo. Se trataba de dar a Wade una noche para recordar.
—Maldición. —Dean se sentó, colocando el tazón de palomitas en el tronco
junto a él. El tazón se tambaleó y cayó, pero Dean no le prestó atención. Su
mirada estaba clavada en la lucha. —Me alegro tanto de no ser yo el que está
peleando con Wade. Está pateando el trasero de Walker.
Soltó una risita, mientras se inclinaba y tomaba una botella de agua del cofre.
Se la entregó a Dean. Luego, agarró una botella de cerveza para sí mismo y
abrió la tapa, mientras se recostaba en su silla y observaba las diferentes
expresiones que cruzaban la cara de Dean.
Su pecho se contrajo cuando su corazón se expandió. Estaba enamorado de
Dean. No había duda de cómo se sentía. Mientras miraba a su compañero, sabía
que nunca se había sentido más feliz en su vida.
Deslizó su mano sobre el vientre de Dean y apoyó su palma en el centro, 80
mientras su cachorro golpeaba como si estuviera tocando la batería. El orgullo
se hinchó dentro de él, con la fuerza de su cachorro.
Mientras miraba a los dos osos, la mano de Dean cubrió la suya. Ni siquiera
estaba seguro de que Dean se diera cuenta de lo que estaba haciendo, y saber
que su compañero lo tocaba por instinto, lo complacía sin fin.
Se inclinó de nuevo a su lado, pero esta vez le dio un beso a la mejilla de
Dean. —Te amo.
Este giró la cabeza. Sus ojos avellanas estaban ligeramente abiertos, mientras
sus labios se separaban. —¿Me estás diciendo esto durante una pelea? —La
diversión brillaba en sus ojos.
—Podríamos escabullirnos al lago y puedo decírtelo, mientras estamos
desnudos. —Estaba sonriendo como un idiota y no le importaba.
Dean se rió entre dientes. —No vas a salir tan pronto de la fiesta. Sé que estás
emocionado por tener tu turno. —Dean le lamió el labio inferior. —Pero
podemos salir después.
Su corazón se hundió ligeramente, cuando Dean no devolvió el sentimiento.
Justo cuando empezó a alejarse, Dean le deslizó la mano alrededor del cuello y
lo mantuvo quieto. —Yo también te amo.
Su corazón parecía expandirse aún más. Quiso saltar y gritar "¡Me ama!" Pero
permaneció sentado, mientras miraba a los ojos de Dean, sintiéndose como un
joven en su primer enamoramiento.
Estaba tan absorto en su compañero, que el olor no le había golpeado en un
principio. Pero lentamente, el aroma de la muerte, se deslizó en sus pulmones.
Se echó hacia atrás, mirando a su alrededor, mientras Walker cambiaba a su
forma humana y Duane entraba en el círculo.
—¿Qué pasa? —La piel entre los ojos de Dean, se frunció.
Se levantó y miró a su alrededor. Se trasladó a su computadora portátil y dejó
a Three Days Grace cantando "Animal I Have Become".
Clint golpeó a Walker en su hombro, mientras este se unía a su lado. Pero
cuando la música se detuvo, Clint lo miró. —¿Que sucede?
—Vuelve a encenderlo. —Gritó Bobby Ray. —Tengo que tener música para 81
luchar.
—¿Hueles eso? —Preguntó, odiando ser el que detuviera la celebración.
Todos inclinaron la cabeza hacia atrás, al unísono, olfateando el aire. Wade,
que todavía estaba en su forma de oso, gruñó. No esperó a que descubrieran lo
que su estómago le dijo. Agarró el brazo de Dean y lo levantó de su silla.
—Tenemos que irnos.
—¿Qué pasa? —Exigió Dean, pero corrió junto a él.
Cuando llegaron a la casa, finalmente le respondió. —Clint piensa que todas
las muertes hicieron que esas criaturas salieran de su escondite. Pero por lo que
sé, nadie más ha muerto. No estoy seguro de por qué…
—¡Whoa! —Dean levantó ambas manos, sus ojos dilatados. —¿Me estás
diciendo que esas cosas están viniendo? —El rubor anterior de su compañero
se desvaneció, dejándolo pálido. —¿Vienen aquí?
—Estoy casi seguro de que era lo que olí. —Se dirigió a la sala de estar, Dean
siguiéndole. Quería volver a pelear con sus hermanos, pero se negaba a dejar a
su compañero solo. No estaba seguro si sólo había una criatura o una docena de
ellos. La incertidumbre le hizo rechinar los dientes.
—Estaré bien aquí. —Decía Dean como si pudiera leerle sus pensamientos.
—Sé que quieres ir a ayudarlos.
Se giró, cuando escuchó que el vidrio se rompía. El sonido provenía del
pasillo. Empujó a Dean hacia el armario. —Entra allí.
Este no discutió. Se apresuró a entrar en el gran armario. Antes de que cerrara
la puerta, le dijo —No salgas, no importa lo que oigas.
Dean parecía más enojado que asustado. —Me la deben esos bastardos, por
tratar de tallarme como un pavo.
El olor de la tierra y los gusanos llenaban el aire. Cerró de golpe la puerta y
se dirigió hacia el pasillo. Oyó un grito en algún lugar a lo lejos. Era demasiado
agudo para ser uno de sus hermanos. ¿Una pareja? ¿La mamá de Benny?
Sacó su teléfono y marcó rápidamente a Jesse. No estaba seguro si los lobos
llegarían a tiempo, pero necesitaban toda la ayuda que pudieran obtener.
—¿Qué necesitas, Trigger? —Preguntó Jesse, con tono aburrido.
—Ataque completo. —Dijo. —No estoy seguro de cuántas de esas cosas
están aquí, pero... —Dejó caer su teléfono, cuando una de las criaturas venía
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por el pasillo y entró en la sala, su lengua ennegrecida deslizándose sobre sus
labios arrugados. No podía sacar la palabra alimentador de su cabeza, así que
la uso.
Alimentador rodaba mentalmente en su lengua mejor que etetö.
El alimentador se encontraba a altura media, pero era demacrado, sus huesos
sobresalían, su cara era delgada, sus ojos demasiado grandes para su cabeza.
Estaba desnudo, y él trató de no mirar más abajo de su rostro. La cuestión de si
esta cosa tenía genitales, no era algo que él quisiera saber.
Tenía que sacarlo de la sala de estar y estar lo más lejos posible de Dean.
Sabía sobre su increíble velocidad, así que una carrera no era una opción.
Se acercó más.
Trigger se aproximó a su izquierda, alrededor del sofá y se alejó del armario,
mientras intentaba acercarse a la cocina. La mirada del alimentador siguió cada
uno de sus pasos. Eso era bueno. Estaba enfocado en él y no en el armario.
Cuando había despejado el espacio suficiente, retrocedió hacia la cocina. Lo
siguió, arrastrando los pies, mientras seguía lamiéndose lo que quedaba de sus
labios.
La bilis se elevó hasta la parte posterior de su garganta, cuando vio cómo eran
de amarillos y afilados sus dientes. No había ninguna posibilidad de que dejara
que esos se hundieran en su carne.
Los dos se volvieron, cuando Dean soltó un grito desgarrador. Se tambaleó
fuera del armario, sosteniendo su estómago, sudor reuniéndose a lo largo de su
frente y labio superior. —Creo que el bebé está viniendo. —Dean gimió,
mientras se aferraba al lado de la puerta.
El alimentador se volvió y se dirigió hacia Dean.
Se adelantó y se colocó entre su compañero y la criatura. Cambio,
levantándose sobre sus patas traseras, mientras golpeaba fuertemente las
delanteras, cortando la cosa a través de su pecho.
Hizo un sonido, como si quisiera aullar de dolor, pero todo lo que salió fue
un gorgoteo seco. La poca sangre que sangro de la herida olía a podrido, y se
preguntó por un mero segundo, a quien alguna vez perteneció esa sangre.
¿Un excursionista? ¿Valentino? No habían oído hablar del guardabosque en
más de una semana. Eso no era raro, pero con estas cosas que frecuentaban las
noches, tuvo que preguntarse si Valentino seguía vivo, y se dio una patada 83
mental, por no revisar al humano.
—Trigger. —Gritó Dean. Se dejó caer al suelo, meciéndose a cuatro patas.
Quería desesperadamente ir con Dean, pero necesitaba matar a la criatura
primero.
Intentó caer encima de la cosa, pero la criatura se alejó demasiado rápido.
Corrió alrededor de Trigger y fue donde Dean. Giró, golpeando el jarrón y la
mesa que había posado al lado del armario.
No le importaba destruir toda su casa. No dejaría que esa cosa llegara a Dean.
No otra vez.
Aullidos rasgaron el aire. La manada de Jesse lo había logrado, pero ¿alguno
de ellos iría a su casa? Tan agradecido como hubiera estado por cualquier tipo
de ayuda, no iba a esperar para ver si llegaba.
Se giró, su mandíbula casi destrozada, mientras rugía, saltando hacia la
criatura. Dean se arrastró hacia el armario y se derrumbó sobre su espalda,
gritando, mientras se agarraba el estómago con ambas manos.
El alimentador se lanzó sobre Dean, y él tiro su peso contra la criatura. Voló
hacia atrás, estrellándose contra la puerta principal. Corrió hacia adelante y
sujetó sus enormes dientes a la carne, conteniendo el impulso de vomitar ante
el sabor nocivo que inundaba su boca.
Arrancó la piel marchita de los huesos, cuando el alimentador chilló,
balanceando sus brazos y piernas, cavándole sus garras en el pelo. Usó dientes
y garras para desgarrarlo, hasta que finalmente logró quitarle la cabeza de los
hombros.
Volvió a su forma humana. La necesidad de pasar un año en la ducha con un
estropajo metálico fregándose lo devoro, pero en su lugar, se volvió hacia Dean.
Sacó a su compañero del suelo y lo llevó apresuradamente a su dormitorio.
Habría colocado a Dean en el sofá, pero joder si él permitiría que su cachorro
naciera en la misma habitación que esa cosa. Dejó a Dean lo suficiente para
correr al baño, mojar una toalla y limpiar la sangre de su boca.
Dejó un poco de Listerine en su boca, agito rápidamente, luego escupió en el
fregadero antes de regresar rápidamente a su compañero. Sacó la camisa de
Dean y la tiró a un lado. 84
No sólo la línea de parto se había vuelto roja, sino que ya había empezado a
abrirse. Odiaba que su familia no estuviera aquí para el nacimiento de su
cachorro, pero ellos tenían una batalla propia en sus manos. El tenerlos vivos
prevalecía a tenerlos en la habitación para presenciar el nacimiento.
—Trata de relajarte. —Dijo, mientras se arrodillaba entre las piernas de Dean.
—Es fácil para ti decirlo. —Le gritó Dean. —No eres el que sufre tanto dolor.
Cuando la línea de parto se abrió lo suficiente, los instintos que no sabía que
poseía, lo golpearon. Deslizó sus manos dentro de Dean, su corazón
martilleando al sentir a su cachorro. Lentamente, lo sacó.
Dean jadeó, con las manos cerradas con fuerza en las sábanas. Las lágrimas,
obstruyeron sus ojos, mientras sostenía a su hija. Ella era tan perfecta, tan
pequeña, y lloro con su primer aliento.
—Tenemos una hija. —Dijo a través del nudo en la garganta. Dean se limpió
el sudor de la cara con ambas manos, jadeando, mientras miraba al bebé que se
movía en sus manos. La acostó en el pecho de Dean, mientras quitaba la funda
de una almohada, y luego la limpiaba.
—Es hermosa. —La voz de Dean se tensó, mientras la miraba. Sus ojos
chocaron contra los suyos, y se llenaron de lágrimas. No creía que pudiera amar
a Dean más de lo que hizo en ese momento.
Había nacido en medio del caos. Eso hizo que la protegiera ferozmente. La
besó en su diminuta frente, luego a Dean en los labios. Su futuro con Dean había
sido algo dudoso, cuando se aparearon por primera vez, pero su vínculo había
crecido tan fuerte, tan profundo que no podía imaginar su vida sin su pareja.
—Te amo.
Dean miró a su hija antes de mirarlo. —Yo también te amo.
Saltó de la cama, gruñendo cuando alguien chocó contra la casa. Sonaba
como si hubieran roto su puerta. Salió de la habitación, listo para pelear con lo
que había entrado en su casa, cuando vio a Clint y Walker corriendo por el
pasillo.
—Los lobos nos ayudaron a matar a la mayoría de las criaturas que habían
atacado, pero algunos se escaparon.
El cachorro comenzó a llorar. Los ojos de Clint se abrieron. Walker pasó junto 85
a él y se dirigió hacia el dormitorio.
—¿Dean...? —Una sonrisa se extendió a través de la cara de Clint. —¿Niño
o niña?
—Niña. —Su sonrisa era enorme. Luego frunció el ceño. —Tuve que
desgarrar a una de esas cosas, mientras Dean estaba en trabajo de parto.
—Siento haberme perdido su nacimiento. —Clint le pasó un brazo alrededor
del hombro y lo condujo al dormitorio.
—Lo siento, la celebración de Wade se arruinó. —Tan pronto como entró al
dormitorio, tomó a su hija en sus brazos, la besó en la frente, luego la pasó a
Clint.
Walker se sentó en la cama, hablando en voz baja a Dean, la línea de parto se
cerró lentamente.
—Es una niña. —Dijo Clint. —¿Cuál es su nombre?
—Emilia. —Dijo Dean desde la cama, parecía agotado, pero orgulloso.
Clint arrullo al bebé, mientras Walker sacaba su teléfono. Minutos más tarde,
su casa estaba llena no sólo de sus hermanos, sino también de los lobos. Wade
entró, con Nicholas metido entre sus brazos.
Podrían haberse perdido el nacimiento de Emilia, pero sus hermanos estaban
allí ahora, y mientras los miraba a todos reunidos en su dormitorio, el sentido
de la familia lo abrumo. Incluso sentía una sensación de parentesco con los
lobos.
No siempre se llevaban bien, y todavía odiaba a Declan con pasión, pero dejó
esos sentimientos a un lado, mientras todos estaban allí hablando y riendo, la
lucha ya olvidada por la llegada de su hija.
—Es una belleza. —Dijo Declan. —Lo cual es increíble, ya que su padre es
tan feo.
Gruñó y Declan le dirigió una sonrisa burlona. Emilia fue pasada alrededor,
y todos tuvieron la oportunidad de saludarla.
Mientras se preocupaban por el bebé, se sentó en la cama y presionó múltiples
besos suaves en los labios de Dean.
—Es por eso que luchamos, para mantener nuestro secreto, para mantener los
problemas fuera de las montañas. —Hizo un gesto con la mano para abarcar a
todos los presentes en la habitación.
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—Lo entiendo ahora. —Dijo Dean. —Veo por qué ustedes eliminan cualquier
amenaza. Vale la pena luchar por esto.
Aceptó a su hija cuando finalmente le fue devuelta. La miró fijamente y luego
a Dean. —Vale la pena luchar por esto. Por los dos, cariño.
—Es por eso que nos arriesgamos a vivir con osos. —Bromeó Abe.
—Es por eso que nos arriesgamos a todo. —Dijo Wade, mientras suavemente
mecía a Nicholas.
—Y por eso vamos a seguir luchando. —Agregó Clint. —La familia, lo es
todo en la vida.
Estaba totalmente de acuerdo, especialmente desde que tenía a Dean y
Emilia. Cualquier amenaza que entrara en las montañas, no tenía ninguna
posibilidad.

Fin
SOBRE EL AUTOR
Lynn Hagen ama escribir sobre algo imperfecto, pero adorable. También
ama a un héroe que puede ver más allá de todas las asperezas, para encontrar
el brillante diamante de un corazón hermoso.
La puedes encontrar, cualquier día, acurrucada con su portátil y una taza de
café caliente, dejando que el siguiente conjunto de personajes, cuenten su
historia.

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CREDITOS

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