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INTRODUCCIÓN

En la actualidad se puede observar que es notorio los casos de violencia en parejas y

sus diversas manifestaciones, siendo la dependencia emocional una característica observada

en nuestro entorno social, sin importar el lapso o la formalidad que apruebe dicha relación de

parejas, trayendo consigo consecuencias negativas a corto o largo plazo, siendo visto por la

sociedad como una amenaza de salud pública, es decir no distingue ninguna clase de índole

social, cultural, ni sexo.

De acuerdo con (OMS, 2019), la violencia puede manifestarse de manera sutil en la

primera etapa; la violencia en las parejas se verá reflejado en el comportamiento de la

persona con quien se tiene o se tuvo un vínculo afectivo que puede ocasionar lesiones tales

como la violencia física, sexual, verbal o psicológico, así como la coacción y

comportamientos de control. Según un estudio realizado por (CENITAGOYA, 2020),

informa que de 10 mujeres solo 3 de ellas denuncian haber sido agredidas durante su etapa de

parejas. En México, adolescentes a partir de los 15 años han sido vulnerable ante la violencia

psicológica abarcando 76%, sexual 17% y física 15% siendo un porcentaje elevado.

Según las estadísticas del (INEI, 2019), en los últimos meses, el 35,4% de mujeres

entre 30 a 50 años fueron afectadas de violencia por parte de su pareja, el 33,0% se dedican al

cuidado del hogar, el 30,1% tiene trabajo y el 33,5% se desempeña fuera del hogar.

Asimismo, (ENDESA, 2019), declara que varias personas al inicio de su relación

creen erróneamente que su pareja lo es todo en su vida, siendo incapaces de cortar una

relación aun sabiendo que se encuentran en una situación insana, llegando al punto de

convertirse en una adicción, generando un bajo desarrollo social, familia y hasta de ellos

mismos accediendo a situaciones que no encajan con su personalidad, creen que lo correcto

es anteponer a su pareja, restando prioridad a sus propias necesidades. En consecuencia se


demuestra que en los departamentos, donde se observó que la mayor proporción de mujeres

que fueron violentadas alguna vez en su vida por parte de su pareja se encuentran en

Apurímac (82,7 %), Cusco  (80,6 %), Puno (79,1 %), Huancavelica (76,9 %) y Pasco (70,9

%).

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