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Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa Mg.

Pedro Casillas Llerena


Departamento Académico de Filosofía Filosofía y Lógica
FILOSOFÍA MORAL

La historia del pensamiento occidental tiene una característica propia, la misma que ha servido tanto
para su apogeo como para su propia decadencia. Esta característica es considerada como un valor que
marca el cenit de las actividades del ser humano. Así, remontándonos a la historia vemos que en Grecia
prevaleció el valor ético de la verdad y la búsqueda del bien. En Roma prevaleció el valor de la justicia.
En la edad Media el valor religioso. En el Renacimiento el valor de la verdad y las artes. Posteriormente
el valor del conocimiento. En la época actual predomina el valor utilitario, la técnica.
Cada época tiene su pleno apogeo y también su propia decadencia, precisamente porque la
predominancia de un valor distingue las diferencias entre las sociedades mismas. Cada valor que se
cultiva puede tener predominancia, pero no exclusividad. Esta es la razón por la que una sociedad entra
en una crisis generalizada. Ello invita a la ética a un mejor cultivo y entendimiento de las costumbres y
conductas humanas.
Toda ética tiene sus raíces en la filosofía pero no por ello la estructura del mensaje ético debe ser formal,
extensa y dificultosa. No obstante, es pertinente entender históricamente esta tradición y observar de
cerca cómo se ha venido desenvolviendo la ética en las sociedades.

ÉTICA Y MORAL

El término ética se deriva de la palabra griega ethos. Parece ser que el primero que usó esta palabra fue
el poeta homero, quien entendía por ethos: “lugar habitado por hombres y animales”. En este sentido
primigenio, un pensador contemporáneo, Martin Heidegger se refiere al ethos como lugar o morada, y
por ello dice que la morada o ethos del hombre es el ser. Pero la acepción más conocida y difundida del
vocablo ethos se presenta a partir de Aristóteles, ligado a un conocimiento llamado precisamente ética.
Según esta acepción, ethos significa temperamento, carácter, hábito, modo de ser. De acuerdo con el
significado etimológico, ética sería una teoría o un tratado de los hábitos y las costumbres.
Existe una relación entre la palabra ethos y la palabra mos, de donde deriva la moral. El término moral
procede del latín mos, que también significa costumbre, hábito, en el sentido de conjunto de normas o
reglas adquiridas por medio del hábito.
El vocablo ethos tiene un sentido más amplio que el que damos hoy a la palabra ética. Lo ético
comprende, las disposiciones del hombre en la vida, su carácter, sus costumbres y, naturalmente, también
lo moral. Por ello, para no caer en la amplitud y ambigüedad de la definición etimológica de la ética, se
formulará otra definición, pero ya no a partir de su etimología, sino en relación con su objeto de estudio.
El objetivo de la ética radica en el estudio y comprensión del territorio cultural llamado moral. De
acuerdo con ello se puede afirmar que la ética es la disciplina filosófica encargada de estudiar o
reflexionar sobre la moral. Pero como la moral tiene un carácter humano y social, puede ampliarse esta
definición, diciendo: La ética es la disciplina filosófica que estudia el comportamiento moral del hombre
en sociedad. La ética es una disciplina filosófica de carácter práctico, ya que al reflexionar sobre la vida
moral, se interesa por mejorar nuestra existencia mediante la realización de lo que es bueno.

MORAL Y MORALIDAD

Las palabras “ética” y “moral” se usan indistintamente en la vida cotidiana; sin embargo, muchos
pensadores prefieren diferenciar ambos términos. Ética significa la Teoría de la conducta correcta y
errónea; Moral, sería su práctica. Así será más correcto hablar de principios éticos que de principios
morales y de conductas morales en vez de conductas éticas. La ética tiene que ver con los valores que
una persona busca expresar en una cierta situación; la moral ve las formas en que esto se logra. La ética
da versiones panorámicas, la moral ve casos particulares. La ética está relacionada con los principios de
la conducta humana, la moral con la aplicación de estos principios a una situación particular.
No obstante es pertinente tener en cuenta que la ética no se propone crear códigos y pautas de conducta
o recetarios morales para conducir el comportamiento concreto de los individuos en su vida social e
íntima. La ética no se reduce a una prédica moral, no es un como un consultorio cívico. La ética es una
disciplina práctica que tiene por objeto la conducta humana. Es la disciplina del orden moral de la vida
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individual y social del hombre. La ética no se propone expresamente dirigir la vida humana, sino explicar
la moral
Características de las cuestiones éticas y morales
1. Nadie puede evitarlas. Es posible pasar por la vida sin hacer ninguna clase de juicio literario,
por ejemplo; pero nadie puede vivir sin juicios éticos, aun cuando no conozca el significado de
la palabra. Consciente o inconscientemente, todos tomamos cada día decisiones morales. A
menos que fuéramos ermitaños (y hasta la decisión de serlo es moral), nos encontraríamos con
otras personas, que nos podrían resultar agradables, antipáticas o indiferentes y a quienes
nuestros actos podrían hacerles bien o mal.
En el momento de actuar, estamos eligiendo una de múltiples posibilidades y esa elección es
nuestra responsabilidad. Se alegará a veces que no se tiene posibilidad de elegir, porque, por
ejemplo, se está amenazando de muerte. Pero aun en este caso, como sostiene Sartre, se puede
elegir la muerte a ceder ante la amenaza.
2. Otras personas, incluso de forma remota, están involucradas en las decisiones morales. No
existe moralidad privada. En algunos casos es absolutamente evidente: los actos de mentir,
robar, traficar en drogas, claramente envuelven a otros. Pero esto es igualmente cierto en casos
no tan evidentes; por ejemplo, el fumar, aun cuando se haga en un lugar absolutamente privado,
aumenta el riesgo a contraer cáncer y privar a la familia del sustento afectivo y económico que
se le pudiera dar e implica además que se ha otorgado al cigarrillo prioridad sobre otras cosas.
Esto determina de algún modo establecer una jerarquía de valores, lo que es también terreno de
la moral.
3. Las decisiones morales importan. Afectan las vidas, la autoestima, la felicidad de otros. Esta
característica es compartida por la ética con la investigación científica; específicamente con la
investigación médica. Importa a todos que los médicos comprendan nuestras dolencias y puedan
proporcionar los remedios correspondientes. Sin embargo, aunque es importante que el médico
prescriba una u otra forma de antibiótico para que el paciente se recupere, en ética y moral
importa todo lo que hacemos, porque todo lo que hacemos puede afectar la vida de otras
personas.
4. No es posible encontrar una solución definitiva en este campo. Lo que podemos hacer es
tratar de analizar todos los argumentos en pro y en contra respecto a una determinada actitud y
tomar una decisión; pero ello no impide que aparezca en un momento futuro un nuevo
argumento que nos obligue a cambiar de opinión.
5. El razonamiento moral busca descubrir las formas correctas de acción. Hay aquí un
razonamiento práctico que se esfuerza en descubrir la mejor acción en una situación dada. Sin
embargo, ya hemos visto que no hay una solución definitiva, y con ello se presenta una ironía:
Se tiene que actuar a pesar de no poder hacerse ningún juicio definitivo, en sentido estricto. Así,
lo único que queda, es urgir, insistir en que el debate sea conducido con consistencia lógica,
honestidad intelectual y una comprensión en lo posible completa de loa hechos relevantes.

AXIOLOGÍA

PROBLEMA DE LA VALORACIÓN MORAL

Lo bueno, lo justo lo bello, lo sublime, lo útil, lo verdadero lo santo, etc. son ejemplos de valores
perseguidos por el hombre a través de la historia. El hombre es un ser axiológico. No sólo se enfrenta al
mundo para conocerlo o para transformarlo, sino que también lo hace objeto de una valoración.
La importancia de los valores en la ética y, en general, en la vida humana, es decisiva. Los valores, en
cuanto directrices para la conducta, son los que dan a la vida humana, tanto individual como social, su
sentido y finalidad. No puede concebirse una vida humana, realmente humana, sin ideales, sin una tabla
de valores que la apoye. Explicar, justificar la vida implica siempre recurrir a una valoración. Se vive
constantemente haciendo, formulando valoraciones.
La valoración moral es el hecho de atribuir, adjudicar un valor a una acción humana determinada. La
valoración es una reacción humana ante un hecho o un acontecimiento. En la valoración, la voluntad
aprueba o repudia.
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El problema de la valoración moral plantea una cuestión decisiva, tan importante para ella, que se ha
considerado el meollo mismo de ésta ¿Qué es lo bueno? Al tratar de responder tendrá que explicar
también en qué consiste lo malo o el vicio moral.
Qué es lo bueno, nos conduce a una serie de tentativas. Se le denomina teorías de lo bueno a los criterios
estimativos que intentan solucionar este problema: El hedonismo, eudemonismo, utilitarismo
formalismo, vitalismo y perfeccionismo. Veamos los cuatro primeros.
Hedonismo. El sumo bien consiste en el placer. Epicuro, filósofo griego, es uno de los principales
representantes de esta teoría. Sostiene que el placer y el dolor son las dos afecciones que se encuentran
en todo animal: una favorable, la otra, contraria. El placer está inherente en la naturaleza del hombre.
Es propio de la naturaleza humana el tender el logro del placer y evitar todo aquello que causa
sufrimiento, ya sea físico o espiritual.
La palabra placer tiene un fuerte matiz sensual; cuando se habla de placer, se piensa en general, en
deleites corporales, sexuales. Sin embargo, no es éste el sentido que el placer tiene en los hedonistas;
ellos no desembocan en un hedonismo extremo. Se refieren más bien a los placeres moderados, propios
de la naturaleza racional del hombre. Se dice que Epicuro inculcaba a sus discípulos el amor a la
naturaleza y las cosas bellas, enseñando que es necesario llevar una vida amable y sencilla. Sólo así se
podrá encontrar lo placentero y virtuoso.
Eudemonismo. Según esta corriente lo bueno se cifra en la felicidad; el hombre persigue de una manera
innata y espontánea la felicidad; la felicidad es lo eternamente apetecible en sí mismo. Sócrates, Platón
y Aristóteles pertenecen a esta corriente.
 Para Sócrates el principal elemento que conduce a la felicidad es el conocimiento. La sabiduría
nos lleva a la virtud, ésta a su vez no permite acceder a un Estado de plenitud y satisfacción.
 Para Platón la felicidad también radica en la práctica de la virtud entendida como sabiduría,
solamente que ésta se logra en un reino de lo intangible, ultraterreno.
 Aristóteles considera que el último fin de la vida es la felicidad; todos los hombres encaminan
sus actos hacia la consecución de la felicidad; pero no todos saben en qué consiste ni cómo
lograrla. El vulgo piensa que la felicidad consiste en la búsqueda de placeres materiales; otros
consideran que la felicidad radica en los honores y las riquezas. Sin embargo la felicidad, según
Aristóteles, sólo puede consistir en la práctica de una vida acorde con la naturaleza racional del
hombre.

Utilitarismo. Lo bueno consiste en lo útil. Tiene tres posturas:


 Cuando se busca el bienestar individual en detrimento de la sociedad (individualismo o
egoísmo).
 Cuando se busca el bienestar de los otros en detrimento de la utilidad individual (altruismo).
 Cuando se trata de conciliar el bienestar individual con el bienestar social.

La acción buena es la que procura felicidad y satisfacción a la sociedad. La utilidad responde a una
necesidad o tendencia natural; dicha tendencia inclina al hombre a promover la felicidad de sus
semejantes. El principio de utilidad sostiene: Una acción es buena en tanto que tienda a lograr la mayor
felicidad posible para el mayor número de personas. Las acciones son justas en la proporción con que
tienen a promover la felicidad; e injustas en cuanto tienden a producir lo contrario de la felicidad. Se
entiende por felicidad el placer y ausencia de dolor.
Formalismo. El concepto de lo bueno debe residir en una ley moral a priori y universalmente válida y
necesaria. El fundamento de la obligación no debe buscarse en la naturaleza del hombre o en las
circunstancias del universo en que el hombre está puesto, sino a priori, exclusivamente en conceptos de
la razón pura. La ética debe descansar enteramente sobre una base pura o a priori. La buena voluntad es
buena en cuanto intención pura y no por los resultados o inclinaciones que ésta puede entrañar. Obrar
con arreglo a la buena voluntad equivale a actuar conforme al deber y por el deber mismo: a hacer el
bien, no por mera inclinación, sino por respeto al deber.

¿QUÉ SON LOS VALORES?


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Los filósofos están de acuerdo que los valores existen, sin embargo difieren en cuanto al modo de existir.
Como consecuencia de ello surgen las siguientes corrientes: la subjetivista, la objetivista y la
relacionista.

EL SUBJETIVISMO

Esta corriente sostiene que los valores son el resultado de las reacciones individuales y colectivas. El
subjetivista se pregunta: ¿puede algo tener valor si nadie lo ha percibido? Evidentemente que no; el
valor no tiene sentido ni existencia propiamente sin que exista el sujeto. La valoración real o potencial
parece ser un elemento indispensable del valor. En última instancia, el valor es para el hombre o los
seres vivos. Resulta impensable algo que tuviera valor sin referencia a ninguna clase de sujeto.
Según el subjetivismo, los valores no existen en sí y por sí, sino que son meras creaciones de la mente,
existen solamente para mí; lo que hace a una cosa valiosa es el deseo o el interés individual. El
subjetivista piensa: El valor de un exquisito manjar, no está en él sino en mi paladar, que lo saborea y le
confiere un valor determinado.
Los subjetivistas sostienen que no puede uno ponerse de acuerdo en problemas éticos, estéticos,
políticos, donde a menudo se producen conflictos o desacuerdos de valores. Las personas
frecuentemente discrepan sobre la belleza de una pintura, una novela, una película, un partido de futbol
o sobre un acto moral.

EL OBJETIVISMO

Esta corriente se opone al subjetivismo. Sostiene que los valores dependen del objeto y no del sujeto; lo
único que hace el sujeto es captar el valor.
Esta corriente sostiene que existe una separación radical entre el valor y la realidad. Existe una
independencia de los valores respecto de los bienes en que éstos se plasman. Los valores son absolutos,
existen en sí y por sí y no necesitan de nadie para poder existir. Los valores son supra temporales; valen
aquí y allá; hoy ayer y siempre.
Sin embargo, ambas corrientes son unilaterales. El valor surge de la relación entre el sujeto y el objeto
(relacionismo); esta relación axiológica origina una cualidad estructural. Esta cualidad no se da en el
vacío, sino en una situación humana concreta. Ambas corrientes olvidan lo esencial en una valoración.
Es necesario que exista una conciencia (sujeto) y una situación concreta (objeto) para que surja una
valoración. Además, las circunstancias del momento son las que llegan a determinar la importancia y la
prioridad de un valor.

LA OBLIGATORIEDAD MORAL

El problema de la obligatoriedad moral consiste en determinar de dónde proviene el carácter obligatorio


de las normas morales; y, aclarar qué es la obligación moral, cuál es la fuente de la que brota la
conciencia del deber, qué estamos obligados a hacer.
Ética heterónoma. Sostiene que la fuerza obligatoria deriva de las normas por una autoridad exterior.
La obligación moral es impuesta desde fuera, ya sea por otros individuos o por tradiciones, costumbres
leyes ajenas o extrañas al individuo mismo.
Ética autónoma. Sostiene que la voluntad se determina a sí misma. La conducta se rige por una libre y
propia decisión del agente moral. Un comportamiento autónomo es aquel que se rige por sí mismo con
arreglo a una ley universal o imperativo categórico. La autonomía no implica solamente obrar en
concordancia con la buena voluntad, requiere de un trasfondo de libertad que le permita al hombre elegir
tanto un buen comportamiento como uno malo
La ética autónoma es la expresión más acabada del hombre moderno. La historia de la ética muestra que
de la justificación del hombre ante Dios, se pasó, gradualmente, a la justificación del hombre ante sí
mismo.
Para contestar la pregunta sobre el contenido de lo obligatorio, surgen las siguientes respuestas llamadas
teorías de la obligación moral:
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Teorías deontológicas. La bondad o maldad de una acción no depende de las consecuencias sino de
una primacía del concepto de deber. Según las doctrinas deontológicas, es bueno cumplir una promesa
porque cuando se ha hecho una promesa ha quedado uno obligado a cumplirla por la misma naturaleza
del acto, sin tener en cuenta las inclinaciones o consecuencias. Se dividen en dos teorías:
 Teorías deontológicas de la norma. Sostienen que lo que se debe hacer en cada caso depende
de una norma objetiva, universalmente válida; en este caso está la ética de Kant, quien considera
que el deber es la acción cumplida únicamente en vista de la ley y por respeto a ella: “Una acción
cumplida por deber tiene su valor moral, no en la finalidad (como afirma la teoría teleológica
de la obligación) que debe lograrse con ella, sino en la máxima que la determina; por lo tanto,
su valor no depende de la realidad del objetivo de la acción; sino únicamente del principio de la
voluntad que ha determinado esta acción, sin referencia a ningún objeto de la facultad de
desear”.
 Teorías deontológicas del acto. Sostienen que, debido a lo concreto de cada situación, no puede
hablarse de normas generales, por lo cual es necesario decidir por propia cuenta, ateniéndose a
los sentimientos y convicciones, cómo debe uno obrar en cada caso.

Teorías teleológicas. Según estas teorías, la bondad o maldad de una acción depende únicamente del
efecto o consecuencia que tenga, de ahí que también se llame teorías consecuenciales. El egoísmo y el
utilitarismo son las principales expresiones de estas teorías.
 El egoísmo ético sostiene que debe buscarse siempre la propia ventaja o el propio bienestar,
haciendo siempre aquello que uno cree que proporcionará el mayor bien posible; la satisfacción
del ego es el único objetivo final de toda actividad.
 El utilitarismo, en cambio, considera que el deber estriba en hacer aquello que beneficie,
fundamentalmente, a los demás o al mayor número de personas.

ÉTICA AMBIENTAL

Es la parte de la Filosofía que considera las relaciones éticas entre los seres humanos y el ambiente
natural. Ejerce influencia sobre la gran mayoría de disciplinas como el Derecho, Sociología, Economía,
Ecología, Geografía, etc. En su campo incluye la estética de la naturaleza y otras ramas de la
investigación filosófica (Epistemología, Metafísica, Axiología, etc.)
El área académica de la ética ambiental surgió como respuesta al trabajo de muchos científicos que
denunciaban el efecto medio ambiental de los pesticidas, la explosión demográfica, la contaminación
desmedida, entre otros.
Hoy, las preocupaciones crecientes sobre el calentamiento global subrayan la aceptación general de que
la preservación del ambiente es un asunto de vital importancia. Sin embargo, los motivos por los que
uno acepta o rechaza los argumentos a favor de la preservación son un objeto de debate ético, y esto
invariablemente incluye una postura personal sobre los animales no humanos y sus derechos. La
alteración sustancial de la vegetación, la degradación de los suelos, la modificación del paisaje y la
explotación de los bosques a lo largo de milenios han sido extensas y profundas.
Muchos cambios ambientales de importancia significativa se gestaron en las sociedades preindustriales.
Sin embargo, durante los dos últimos siglos, la vertiginosa expansión de la industrialización, de la
tecnología y de las poblaciones se ha convertido en una amenaza para la biodiversidad del planeta y de
la biosfera. La posibilidad de los cambios climáticos, la contaminación de los mares, la desertificación,
la destrucción de biodiversidad y la erosión del suelo han sido ampliamente reconocidos, así como
también la apremiante exigencia de enfrentarlos por medio de la conservación, del control demográfico,
la reducción de la contaminación y el sabio uso de recursos naturales.
La solución efectiva sobre el progresivo deterioro del ambiente natural requiere de una perspectiva
global en lo que es un vasto contexto de retos actuales para la humanidad. El abanico de cuestiones
demográficas, tecnológicas, económicas, sociales, políticas, militares, institucionales, informativas e
ideológicas enmarca la degradación del mundo natural. El problema se agudiza porque los procesos
bióticos, químicos y físicos que hacen del mundo un lugar adecuado para la vida no son bien conocidos
y el público suele ignorarlos. Eventos complejos de magnitud así no pueden analizarse del todo o
ubicarse dentro de las pautas familiares de comportamiento.
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Actualmente existen numerosos grupos ecologistas que adoptan una postura que responde al nombre de
“ecología profunda”. Los principios que se proponen pueden ser resumidos en ocho grandes puntos:
1. La vida de los seres no humanos es un valor en sí.
2. La riqueza y la diversidad de estas formas de vida son también valores en sí.
3. Los seres humanos no pueden intervenir de manera destructiva en la vida.
4. La intervención humana actual es eminentemente excesiva.
5. Por consiguiente, las reglas de juego deben ser radicalmente modificadas.
6. Esta modificación radical debe hacerse tanto a nivel de las estructuras económicas como de las
estructuras ideológicas y culturales.
7. A nivel ideológico, el cambio principal consiste en apreciar más la calidad de la vida que el
goce de los bienes materiales.
8. Las personas que acepten estos principios tienen la obligación de contribuir, directa o
indirectamente a la realización de los cambios fundamentales que aquellos implican.

¿La naturaleza en cuanto hábitat del hombre debe ser materia moral al igual que lo son las propiedades
privadas o la salud? ¿Los paradigmas éticos tradicionales están capacitados para responder a los
problemas derivados de la crisis ecológica? ¿Existen obligaciones y deberes a los que los hombres deban
adecuar sus conductas cuando se relacionan con espacios naturales, animales o plantas? Estas son
algunas preguntas que intenta responder la ética ambiental
Se reflexiona sobre cuáles deben ser las leyes que se impongan y si la naturaleza genera deberes. Sobre
si el origen de la obligación debe estar en la naturaleza como propugnan pensadores ecologistas, en el
propio hombre como afirmaría Kant o en Dios como propone la Iglesia, si los animales, plantas y
espacios naturales deben ser sujetos de derecho y en última instancia si el propio campo de reflexión
moral debe ser ampliado o nos encontramos ante un cambio de modelo de reflexión.

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