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La expansion del patrimonio cultural Antonio Arifio Villarroya A parecer: cusnto més extraio y lejano nos resulta ese pais que Ilamamos pasado, mas nos sentimos atraidos por sus huellas. Por eso, éste es un tiempo que combina el vértigo de internet y la revolucién biotecno- légica con restauraciones varias y conservacionismos di- versos. Cuando no queda mas naturaleza que el paisaje idilico de una tarjeta postal o de un catélogo de ofertas turistieas, necesitamos repensar nuestra relacién con el entorno como medio ambiente; cuando hemos de vivir en las arenas movedizas de la individualizacién, el pluralis- mo y la incertidumbre, y las tradiciones sélo sirven como envoltorio de supuestas artesanias, necesitamos relacio- narnos con el pasado mediante el’patrimonio. Durante los siglos xix y xx se ha ido desarrollando progresiva- mente un movimiento de patrimonializacién de Ia cultu- a, consistente en una busqueda selectiva de aquellos ele- mentos significativos que se consideran dignos de preservacion para el presente y el futuro. En las tltimas décadas este proceso ha experimentado una cierta radi- calizacion y transformaciones significativas, que han lle- vado a afirmar a algunos expertos que nuestras socieda- 130 Antonio Ariio Vilarroya des han sido cautivadas por «la obsesién y la celebracién de la memoria», . . : En oste breve articalo me detendré a considerar di chas transformaciones clasificdndolas segtin un doble cri terio: en tanto que suponen una redefinicién de aquello que se entiende por patrimonio y, en consecuencia, ge- neran una ampliacién del inventario de bienes patrimo- niales; y en tanto que comportan la entrada en accién y Ta constitucién.de nuevos agentes activadores de tales bienes. Es decir, que nes ocuparemos del objeto y del su- jeto del patrimonio, desde una perspectiva socio-histori- ca. Finalmente, esbozaré una reflexion sobre algunas de Jas paradojas y ambigiiedades que tales cambios com- portan. Un giro historico en la definicion del patrimonio Si uno contempla la diversidad de actividades y ob- jetos humanos que han sido merecedores de convertirse ‘en objeto de coleccién y de conservacion museistica, que se presentan en exposiciones, y que, por tanto, son de- positarios de una mirada patrimonial, no puede dejar de sentirse invadido por cierto desasosiego y confusion. Jun- to a los museos nacionales que retinen grandes obras de Ja pintura y de la escultura, encontramos museos regio- nales 0 comarcales de carécter etnolégico que reprodu- cen formas de vida tipicas de las sociedades preindus- triales. Los hay tambien dedicados a tipos coneretos de actividades o de objetas: artesanias diversas, apicultura, vinicultura, cerdmica, indumentaria, juguetes, tipos par- ticulares de fiestas y costumbres, numismatica, cinema- tografia... A la luz de los cambios que viene experimen- tando ef repertorio o inventario de objetos susceptibles de patrimonializacién, bien podria sostenerse que inten- tar definir qué es pairimonio cultural parece una em- presa insensata, abocada al fracaso, algo asi como pre- fender enjaular el viento o recoger agua con una red. La expansién del patrimonio cultural 131 Desde sus aplicaciones originarias hasta la actualidad, el patrimonio ha experimentado una expansién indefinida y potencialmente infinita que puede conducir a la para- doja de que «todo sea patrimonializable». De hecho, se ha producido una triple deriva: desde el concepto elasico de monumento hasta el de bien cultural; desde los bienes tangibles a los intangibles y a los testimonios vivos; y desde una visién insularista hasta la confluencia entre patrimonio natural y patrimonio cultural en el marco de la sociedad del riesgo. Entre los romanos, patrimonio significaba todo lo que procedia del pater familias y, en el lenguaje técnico-juri- dico, designaba el conjunto de bienes econém:camente valorables, agrupados por su comun pertenencia a un su- jeto o afectos a un fin. Sin embargo, cuando hablamos hoy de patrimonio histérico-artistico, de patrimonio ar- quitecténico, arqueolégico, etnolégico o, simplemente, de patrimonio cultural, utilizamos el término metaférica- mente, para referirnos a un conjunto especifico de bienes que conforman el acervo de la sociedad. Esta transicion desde el patrimonio privado al patrimonio pubblico se ha producido tardiamente y esta vinculada a la corstitucién de los modernos Estados naciones. Asi, cuando Colbert crea en 1664 una Surintendance Générale des Batiments duu Roi, todavia el patrimonio acumulado por el mecenezgo real era considerado como algo privativo suyo, Sin em- argo, cuando Victor Hugo lanza el grito de guarra con- tra los especuladores que derriban edificios monumenta- les aparece ya una diferenciacién entre el bien privado y la propiedad pablica de los bienes culturales:

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