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EL APARATO PSÍQUICO (PARTE 3)

c) SISTEMA INCONSCIENTE.
Este término fue utilizado por primera vez en Inglaterra en 1751 por Henry
Home Kames, quien era un abogado. Él le daba el significado de “no
consciente”, mas tarde se habría popularizado en Alemania, designando
un depósito de imágenes mentales, una fuente de pasiones cuyo
contenido escapaba a la consciencia.
Freud, no inventa el término, pero sí le da otro significado, ya que para él
el inconsciente contiene las representaciones, las pulsiones que se
intentan descargar, pero que se hallan reprimidas, además de censuradas,
por lo cual no tiene acceso a la consciencia.
Éste solo emerge a la consciencia en los lapsus, los sueños, los chistes, los
actos fallidos, los olvidos y en los síntomas.
La represión o censura es la que se encarga de mantener en el
inconsciente las representaciones (pensamientos, imágenes, recuerdos)
ligados a una determinada pulsión.
El hecho es que tenemos recuerdos fragmentados de hechos relevantes,
pero el cúmulo de información olvidada es mayor a la información que
podemos recuperar conscientemente de nuestra propia historia.
“Cómo pasó?” Pregunta la autoridad después de alguna triste
desventura al responsable: “no sé” responde el acusado. El
inconsciente es un agujero, en el fondo del cual el mismo sujeto
desaparece, es tragado en el vacío del pensamiento que denuncia
“no saber”, que no recuerda, que incluso, no puede dar cuenta de
sus acciones o de sus palabras.
El olvido no es consciente, no es voluntario, a no ser en la mentira
que no implica olvido real.
En psicoanálisis, el ser humano está “enfermo de olvido” y sufre por
todo aquello que recuerda así como por aquello que no puede
recordar. ¿Qué produce el olvido? ¿Se produce como un reflejo,
como un borramiento indiscriminado dado que hay cosas que
deseamos recordar (hacer consciente) y no podemos hacerlo? ¿Nos
llevaría al camino de que las cosas se olvidan por que son dolorosas
o traumáticas? Situación que se contradice con el hecho de desear
recordar y no poder olvidar, en todo caso tener más presente
aquello que se desea ausente”
Hay definitivamente algo que desconocemos de nosotros mismos, que no
podemos controlar y que no podemos saber, pero que hace presencia en
el olvido y en el equívoco.
Es importante entender que el olvido no implica la destrucción de la
información, sino todo lo contrario, pues implica que algo que ya se sabía,
fue olvidado.
Es así que podemos decir del inconsciente:
Es un saber que no sabemos que no sabemos.
O
Es un saber que no se quiere saber que se sabe.
Del inconsciente no tenemos nada más que sus rastros o huellas, no hay
posibilidad de atraparle en estado puro, pues en cuanto lo hacemos, ya
cambió su estatuto de inconsciente a consciente.
Es decir si ya sabemos cuál es alguno de los contenidos del inconsciente,
este automáticamente se convierte en contenido consciente.
Dentro de sus características están que:
 No conoce tiempo (quedan abolidas las diferencias entre pasado,
presente y futuro.
 No reconoce espacio.
 No reconoce la contradicción, ni la ausencia de la negación, ni la
alternativa, ni la duda, ni la incertidumbre, ni la diferencia de sexos.
 Sustituye la realidad exterior por la realidad psíquica.
 Obedece a leyes propias e ignora a las leyes de la lógica.
 Es la parte oscura e inaccesible de nuestra personalidad.
 Es un saber que no se quiere saber que se sabe.
 No contiene nada que pueda equipararse a la negación.
 No conoce la valorización del bien, ni del mal, no contiene moral
alguna.
 La energía de las mociones pulsionales es movible, susceptible de
descarga con ligereza mayor, pues de no ser así se producirán
desplazamientos y condensaciones característicos del inconsciente.
 El Yo se ha divorciado de una parte del inconsciente, mediante la
represión.
 Lo reprimido fluye con el resto del inconsciente.
 Comporta al deseo, la muerte y la prohibición. (se verá en la parte
cuatro del aparato psíquico)

Los contenidos del inconsciente son “representantes” de las pulsiones (las


cuales son inconscientes). Estos contenidos buscan retornar a la
consciencia (retorno de lo reprimido) y para lograrlo, estos contenidos,
son sometidos a deformaciones ejercidas por la censura sobre le
contenido que desea retornar.
Para Lacan, el INCONSCIENTE ESTÁ ESTRUCTURADO COMO UN LENGUAJE:
“El inconsciente es el discurso del otro, es la suma de los efectos de
la palabra sobre un sujeto en el nivel en el que el sujeto se
constituye a partir de los efectos del significante”.
Entonces el inconsciente implica el vaciamiento de significaciones y la
inscripción de un contenido inconsciente cifrado, es decir que la labor
terapéutica, a más de hacer consciente lo inconsciente, debe descifrar
aquellos contenidos, ya que se encuentran deformados, cifrados.

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