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Elaborar Cocaina Pura
Elaborar Cocaina Pura
Aunque San Agustín solo está a 200 millas de donde yo me iba a quedar en Ecuador,
tardé 2 días enteros en llegar. Siguiendo la normativa de Sudamérica, a mi viaje no le
faltó ni confusión ni contratiempos, lo cual incluye lluvia, muchísimo barro, colas de
inmigración de 3 horas, quedarnos sin billetes, caminos montañosos que apenas eran
caminos y autobuses sin suspensión llenos de gallinas gracias a los que estuve a
punto de romperme el hueso del culo.
Cuando por fin llegué a mi destino, sin embargo, todos esos inconvenientes me
parecieron tonterías. Iba a hacer coca artesanal.
APRENDÍ A HACER COCAÍNA EN COLOMBIA
Un montón de hojas verdes yacían encima de una bolsa de lona en la mesa. Eran tan
frescas que los bosques de donde las había cogido debían estar muy cerca. Sin
perder ni un segundo, Pedro me dio un machete y me dijo que empezase a cortarlas.
Pedro había aprendido este oficio durante ocho años de servicio en una cocina; una
cocina que el mismísimo Pablo Escobar visitó durante la recogida de un pedido de 70
kilos de cocaína pura, fresca y con la marca de la casa.
Cuando acabé de cortar las hojas me dijo que le añadiese una sustancia aglutinante.
Si me hubiese pedido que adivinase cuál sería esta sustancia, le hubiese dicho que
un huevo, o algo igual de benigno, y me habría equivocado. Pedro sacó una bolsa de
cemento y lo esparció por las hojas que tan bien había troceado yo y empezó a
amasar la pasta con las manos.
APRENDÍ A HACER COCAÍNA EN COLOMBIA
Después de esperar un poco a que la gasolina hiciese lo que tenía que hacer,
añadimos un puñado de ácido clorhídrico y bicarbonato de sodio. El ácido extrae el
ácido clorhídrico como un sólido y el bicarbonato de sodio aumenta el pH. Después de
una pequeña pausa, quitamos la funda de almohada con volantes que Pedro había
usado para cubrir el bol donde había hecho la mezcla para descubrir que la mezcla se
había convertido en pequeñas piedrecitas.
APRENDÍ A HACER COCAÍNA EN COLOMBIA
APRENDÍ A HACER COCAÍNA EN COLOMBIA
Él acabó de ponerlas a punto, las enjuagó un poco, las puso encima de papel de plata
y las sujetó cerca de una bombilla de 60 vatios para que los últimos hilillos de jugo
tóxico que les quedasen se evaporasen.
APRENDÍ A HACER COCAÍNA EN COLOMBIA
Finalmente, Pedro sacó su cuchillo del ejército suizo y empezó a alisar y cortar su
creación hasta que quedaron con el aspecto blanquecino y perlado que todos
conocemos, 100% puro.
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