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JESÚS CRISTO EL NAZARENO

En las civilizaciones antiguas, mucho antes del nacimiento de Jesucristo en la


Tierra, la conciencia crística era conocida bajo diversos nombres.

La figura histórica de Jesucristo tiende a identificarse sólo con los aspectos


religiosos del cristianismo. En verdad, Cristo o conciencia crística no pertenece a
ninguna secta específica o la orientación religiosa. Conciencia de Cristo puede
definirse como un estado de conciencia en el cual una conciencia universal se
transforma en una conciencia más amplia. Cristo es una manifestación universal
del amor de Dios, la máxima expresión del Logos. 

Algunos cristianos ortodoxos (no en el sentido de católico o cristiano oriental),


colectivamente lamados gnósticos, creen que Jesús enseñó a la gente a ser Cristos.
Encarnando la energía de Cristo es ser "uno" con Dios/Diosa. Además, los gnósticos
enseñan que renaceremos hasta que lo cumplamos esta potencialidad. Esto hace
que la tradición mística de los gnósticos sea similar a las tradiciones indias del
budismo, el hinduismo, el jainismo, la toltequidad, etc, y hasta taoismo. 

En resumen, Cristo encarnó la energía que los cristianos gnósticos quieren


manifestar en sus vidas.

"Yo soy el camino, la verdad y la vida."


· Juan 14:6

Quién fue Jesús Cristo el Nazareno

Quien era es bastante difícil de explicar. Comenzaremos por distinguir entre cuatro
'identidades': Jeshua, Jesús, el Cristo y el Nazareno.
 Jeshua era el ser humano que llevó la energía crística en su encarnación en
la Tierra. Esta energía puede ser llamada también Cristo. 
 Jesús es el nombre para el hombre divino que fue el resultado de la infusión
de esa energía crística en la realidad física y psicológica de Jeshua.
 Cristo o la energía de crística es más como un campo de energía que una
entidad personal. Es una energía colectiva que tiene muchos aspectos o "células",
que están cooperando de manera que funcionen como un "organismo" o
macroorganismo. Todas las células hacen una contribución única a la totalidad y
experimentan ellas mismos como individuas mientras queson  parte de un todo
también. La palabra Cristo es el término en castellano para el Khristós griego, que
significa "el ungido" (transcrito al latín como Christus). Es una traducción del
hebreo (Me šîa), generalmente traducido como Mesías.
 Jesús logró el "Nazirutha", la perfecta iluminación espiritual, y  también
enseñó ese camino a otros. Así, Jesús y sus discípulos eran nazarenos: seguidores
del sendero místico a Dios, o al Ser. 
Jesús Cristo el Nazareno significa entonces, el uno consagrado, el dador de la
verdad, el portador y fuente de la redención, el revelador de lo que está oculto, el
uno iluminado que tiene el don para despertar a otros.
El maestro 

Jesús es una manifestación directa de la unidad que es la energía de Dios/Diosa,


teniendo una experiencia humana - al igual que todos somos perfectos seres
espirituales teniendo una experiencia humana. Sin embargo, este mensajero
integró  el ingrediente más potente para el proceso: él nos mostró nuestra arma
secreta, él nos dió amor.

Esto es lo que la energía que Jesús sintonizó y que menciona muy claramente
cuando dice: "estas cosas que hago, las puedes hacer también". Tenemos acceso a
la energía crística dentro nuestro.

Jeshua dió conocer esta verdad y manifestó el amor en él, integrándolos a sus
respuestas emocionales a la vida. Esta habilidad inherente no puede sintonizarse
emocionalmente todo el tiempo; ningún ser humano puede. Él también era
humano, así que sintió enojo, miedo, tenía un lado oscuro y sintió también la
desesperación. También tenía deseos sexuales y sensuales.

Lo que lo hizo Jesús fue que pudo ser iluminado -en un tiempo cuando el canal
interior a la conciencia crística que poseen todos los seres humanos está bloqueado-
y fue capaz de reestablecer la función de este canal e incorporarlo a su vida
cotidiana.  

La energía de Cristo pasó por todas las energías de la dualidad. Se identificó con la
oscuridad y con la luz, y se dio cuenta de esta "igualdad" subyacente a todas sus
experiencias. Su conciencia obtuvo un nuevo tipo de unidad: fue "crística". 

Las enseñanzas de Jesús Cristo el Nazareno tratan en realidad entender y poner en


práctica lo que ya somos y convertirnos en un/a "Jesús". Esto significa un/a ser
humano/a en el que se manifestará plenamente la esencia del Cristo Universal,
como lo hizo el Jesús histórico. Cuando el espíritu de Cristo surge completamente
en nuestra consciencia, habremos comprendido que la esencia unida de Cristo y el
espíritu es real y funcional.
Así, la expresión individualizada del Cristo Universal representa una expresión
iluminada y auto-realizada de Ser.  

Desde tiempos de la colonia el pueblo venezolano  le hace promesas a la


venerada imagen del  Nazareno de San Pablo, en la Basílica de Santa 
Teresa, a cambio de sus favores, de sus  milagros, su misericordia, su
perdón... y desde  muy temprano le paga acompañándolo para partir  en
procesión cada miércoles santo.

Una vez iniciada la la Semana Santa, el Nazareno  de San Pablo saldrá hoy
en procesión. Los fieles  ya han arreglado la sagrada imagen con 
centenares de orquídeas donadas por la  feligresía. La procesión se iniciará
después de  las 7 de la noche y, una vez que haya salido de  Santa Teresa
partirá por las avenidas Lecuna y  Baralt hasta la esquina de San Pablo,
para  retornar de nuevo a la Basílica.  Y como todos los años, cada
Miércoles Santo, los  fieles se dirigirán a la Basílica de Santa  Teresa para
venerar al Nazareno de San Pablo,  muchos de ellos vestidos de morado.
Son los  penitentes pagando sus promesas. Este es uno de  los actos de fe
más multitudinarios que se  realizan en Venezuela.

Esta tradición comenzó con una terrible epidemia  de viruela que ocasionó
un gran número de  muertos. Los pobladores de la ciudad rogaban a  San
Pablo El Ermitaño que intercediera por ellos  y como agradecimiento al
Santo por haber  escuchado sus oraciones, el Concejo Municipal  ordenó la
construcción de una capilla en su  honor donde celebrar su fiesta el 15 de
enero de  1580.

Lamentablemente esta capilla quedó destruida  durante el terremoto de


1641 y hubo que ser  reconstruida. Esta nueva capilla fue  reinaugurada en
1666 y estaba realizada de una  sola nave con su campanario. El altar
mayor fue  consagrado al Santísimo Sacramento y luego se  dedicaron
altares a San Pablo El Ermitaño, a  Nuestra Señora de Copacabana, Nuestra
Señora de  la Caridad, Nuestra Señora del Carmen, La  Santísima Trinidad,
Las Benditas Animas del  Purgatorio, Nuestro Señor Crucificado y Jesús 
Nazareno .

Entre los años 1870 y 1880, el General Antonio  Guzmán Blanco, dentro de
los trabajos de  remodelación que realizó a la ciudad, mandó a  destruir la
capilla y en su terreno se construyó  el Teatro Nacional. La esposa del
General, Ana  Teresa de Guzmán Blanco sufrió mucho la pérdida  de la
capilla, hecho que le causó una gran  tristeza por lo que el General Guzmán
ordenó  construir una basílica, la cual lleva el nombre  de su esposa: Santa
Ana y Santa Teresa, la cual  fue inaugurada en 1876. Sin embargo no fue
hasta  el 27 de abril de 1880 cuando realmente fue  inaugurada, cuando se
trasladó la imagen del  Nazareno. 

Esta es una imagen de Jesús con la cruz a  cuestas. Se trata de una talla de
madera, cuyo  origen no está claro, aún cuando hay la certeza  de que no
es americana, pues las tallas  americanas eran realizadas en cedro amargo
y  esta espectacular talla está realizada en pino,  quizá pino de Flandes. Se
le atribuye ser  sevillana, del siglo XVII, probablemente de  Felipe Ribas.
Fue consagrada por Fray González  de Acuña. Todas las imágenes y los
objetos de  culto que pertenecían a la Capilla de San Pablo  fueron llevados
a la Basílica de Santa Teresa. Desde entonces el pueblo le hace promesas
al  Nazareno de San Pablo a cambio de sus favores,  de sus milagros, su
misericordia, su perdón... y  le paga acompañándolo en una procesión que
dura  de 3 a 4 horas, cada Miércoles Santos, a partir  de las 7 de la noche.
Es un evento para no  olvidar: la belleza de la imagen, la fe de los 
asistentes, los penitentes, la Basílica. Y, si  es católico, recuerde solicitar
sus tres gracias  espirituales al Señor cada vez que conozca una  nueva
iglesia. 

5 mil orquídeas

Al menos cinco mil orquídeas adornaran esta  Semana Santa al Nazareno


de San Pablo, una  tradición que data desde hace más de 300 años.  Los
pasos iniciales son sacar al Nazareno de la  caja de cristal desde donde el
resto del año  reposa y atiende peticiones. Paralelamente los  devotos de la
Sociedad del Nazareno de San Pablo  seleccionan y acondicionan las miles
de  orquídeas que adornan a Dios hijo. Las hay  blancas, amarillas,
anaranjadas y la emblemática  morada en sus diversas tonalidades.  Cada
una va colocada en un pequeño recipiente en  forma cilíndrica que contiene
agua y que se  prolonga de manera puntiaguda en uno de sus  extremos,
usado para sujetar la flores tanto a  un arco que le sirve de respaldo al
Nazareno,  como a otros adornos que engalanan la talla.

Lunes Santo Cristo: Columna de la justicia

Hasta ayer, Domingo de Ramos, los actos de la Semana Mayor habían tenido
características festivas. Ahora entramos en un tiempo de dolor que es también
preludio de un estrado glorioso: el vencimiento de la muerte.

            Quienes frecuentemente rezan el Santo Rosario se habrán percatado que


los días martes y viernes se contemplan los Misterios Dolorosos y que el segundo
de ellos es denominado “la flagelación del Señor atado a la columna”, estampa de
la pasión de Jesús que es conmemorada hoy Lunes Santo.

            Son los momentos que el Evangelio relata señalando que Cristo,
traicionado y abandonado, es conducido ante Poncio Pilatos, gobernador romano
de Palestina, sometiéndose al más truculento e injusto juicio que recuerde la
humanidad.

            Cristo llegó al proceso plenamente consciente del plan del Padre. De
hecho, El había advertido que iría a Jerusalén a padecer, morir y resucitar. En la
última cena indicó a sus apóstoles que estaba muy cerca su fin. La humanidad
necesita de un Salvador y Jesús, en su “pasión voluntariamente aceptada”, asumió
ese rol y ahora es, sencillamente, un reo que enfrenta la “justicia” de los hombres y
lo hace armado de un argumento que aún dos mil años después, sigue siendo
irrebatible: el Amor.
            Pilatos no tenía dudas sobre la inocencia de Jesús, pero por cobardía y por
complacencias políticas circunstanciales cedió a las presiones de los
manipuladores de la opinión pública, y al odio de los sacerdotes judíos.

El teólogo Leonardo Boff, en su bello libro “Viacrucis de la Justicia”, aborda estos


instantes del martirio del Hijo de Dios, diciendo: “Difamado, aislado, rechazado,
amenazado y, por último, condenado, Jesús no aceptó compromiso alguno para
librarse de la muerte. Se mantuvo fiel a Dios y a los hombres de buena voluntad…
La pasión de Jesús se prolongó en la pasión de nuestro sufrido pueblo. Por todas
partes hay sed de justicia, hambre de igualdad y ansia de fraternidad. Hay que
crear las condiciones sociales, económicas, políticas y pedagógicas más
adecuadas para concretar la justicia que llegue al mayor numero posible”.

            En la Catedral asuntina, donde la Semana Santa es un verdadero


acontecimiento, continúa el ajetreo, pues siempre hemos pensado que la Semana
Mayor en la capital neoespartana es un hecho –además de religioso- cultural,
cuyos valores fundamentales se transmiten de generación en generación.

            En la mañana: misa; en la tarde: confesiones y en la noche, a las siete, la


procesión de Jesús Atado a la Columna, la cual recorrerá el bulevar 5 de Julio,
buena parte de la calle Unión, la calle Lárez, un sector de la Virgen del Carmen,
para regresar a la Iglesia matriz cuando el reloj del vetusto campanario indique 9
de la noche.

            Hoy, Lunes Santo, es una hermosa oportunidad para reflexionar en torno a
un fragmento de la bellísima carta del apóstol San Pablo a los Filipenses, epístola
que nos muestra a Jesús humilde y libre de toda prepotencia, a la cual somos tan
dados los humanos: Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su
categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de
esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte en la cruz.

            El juicio contra Jesús no fue contra el, sino contra lo que El representaba y
representa: el amor entre los hombres, todos hermanos.

            Luis Claude Fillion, un sacerdote de San Sulpicio, quien viviera entre 1843
y 1927, produjo un libro que estudia la vida de Cristo a partir del contenido mismo
de la Escrituras Sagradas y el cual fue publicado en español bajo el título “Nuestro
Señor Jesucristo según los Evangelios”. Se trata de un texto de gran contenido
exegético. En esas páginas hemos encontrado un limpio y contundente relato
sobre los aconteceres que se recuerdan el Lunes Santo:

            “La flagelación era un horrendo suplicio que infringían unas veces como
castigo solo y completo en sí mismo, y otras como preludio de la crucifixión.
Indudablemente, en el pensamiento del gobernador, eso fue un nuevo expediente
para librar a Jesús de la muerte, excitando la conmiseración de la multitud.
Después que lo desnudaron de medio cuerpo arriba, el Maestro fue atado a una
columna baja y quedó con la espalda bien inclinada hacia el suelo. Luego su
sagrada carne fue desgarrada con numerosos y fieros golpes con látigos o ramales
que la hicieron saltar en pedazos, mientras que la sangre salía de las venas en
abundancia. El numero de azotes no era fijo, y muchas veces, para que el suplicio
resultara más cruel y encarnizado todavía, se sujetaban pedazos puntiagudos de
hierro, de plomo, o de acero a los cordeles o correas de cuero de que eran hechos
los instrumentos de la flagelación. Así, sucedía a veces que cuando los verdugos
se paraban no tenían delante de sus ojos sino un cadáver desfigurado”·.

            Fue un proceso que enfrentó al Hijo de dios con la iniquidad de la justicia.
Pero Jesús será siempre el modelo a imitar. El es hoy, como nunca, la verdad y el
camino, la luz y la vida.

            Ojalá así lo comprendamos en la lucha diaria por construir una sociedad
más justa, humana e igualitaria.

Cristo, con su bondad infinita, bendecirá nuestras acciones.

Cristo, vivo siempre, será la columna de la nueva aurora.

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