You are on page 1of 252

La capacidad de repetir cambios de dirección:

especificidad, valoración y entrenamiento


Javier Jorge Vizuete

Aquesta tesi doctoral està subjecta a la llicència Reconeixement- NoComercial –


SenseObraDerivada 3.0. Espanya de Creative Commons.

Esta tesis doctoral está sujeta a la licencia Reconocimiento - NoComercial – SinObraDerivada


3.0. España de Creative Commons.

This doctoral thesis is licensed under the Creative Commons Attribution-NonCommercial-


NoDerivs 3.0. Spain License.
UNIVERSITAT DE BARCELONA - INSTITUT NACIONAL
D’EDUCACIÓ FÍSICA DE CATALUNYA

Programa de Doctorado EEES


Activitat Física, Educació Física i Esport

LA CAPACIDAD DE REPETIR CAMBIOS DE DIRECCIÓN.


(ESPECIFICIDAD, VALORACIÓN Y ENTRENAMIENTO)

TESIS DOCTORAL

Presentada por:

JAVIER JORGE VIZUETE

CODIRIGIDA POR:

GERARD MORAS FELIU


JULIO TOUS FAJARDO

Para optar al título de Doctor por la Universidad de Barcelona

Julio, 2012
A mis padres, Mercedes y José,
por darnos a mí y a mis hermanas todo
sin devolución, y ayudarnos a ser
quienes somos hoy, os quiero.
A mis hermanas, Esther y Sonia,
por apoyarme siempre en los momentos
duros que he pasado en este periodo y
en otros.
A Raquel,
mi pareja y mi amor, por ser como eres,
y por estar siempre ahí.
AGRADECIMIENTOS

En este momento final en el que ves el proyecto en el que has dedicado mucho
tiempo y esfuerzo acabado, no queda más que echar la vista atrás y recordar
que, sin muchas personas que me han acompañado en este recorrido no
hubiera sido posible estar aquí, delante del ordenador, pensando y
confirmando que esto ya llegó a su fin, que lo hemos conseguido. Por ello
quiero que quede constancia mi agradecimiento a todas las personas que de
una u otra forma han sido partícipes de esta tesis que hoy doy por acabada.

En primer lugar a mis tutores, Dr. Gerard Moras y Dr. Julio Tous, por
enseñarme a desarrollar una tesis y acompañarme en este proceso
ayudándome y animándome en todo momento.

A Sergio Rodríguez, por su ayuda en el primer estudio, y sobretodo por sus


comentarios sobre aspectos de estructura y gestión de la tesis que me
permitieron desatascarme en momentos críticos.

A mis amigos Jose Mª Marull y Xavi Álvaro, que no han tenido un no para dejar
lo que estuvieran haciendo y ayudarme en los momentos que he necesitado su
ayuda.

A Juan Marull, por su inestimable ayuda en el proceso de análisis de la


estadística.

A mi hermana Esther, por ayudarme con su experiencia en los primeros pasos


de este camino, cuando más perdido estaba.

A Jorge García, Xavi Haro, Víctor Vila, Fernando Maniega, Jorge Dorado
amigos, preparadores físicos y/o entrenadores que me permitieron trabajar con
sus jugadores, no poniendo reparos en ningún momento para modificar
algunos de sus entrenamientos para que los estudios se pudieran realizar en
las mejores condiciones.
A los 56 jugadores con los que hemos podido contar como muestra, que se
implicaron al máximo, desinteresadamente, para poder llevar a cabo los
estudios.

Un apartado especial para Raúl Cabello, alumno de INEF Barcelona en el


momento de su impagable ayuda, y en la actualidad un muy buen profesional.
Sin él hubiera sido imposible realizar el último estudio. No dudó en dedicarme
todo su tiempo disponible.

Y por último y no menos importante, a todos los responsables de


mantenimiento e instalaciones de INEF Barcelona, por su amabilidad y
disposición a ayudarme en los momentos en que necesitaba las instalaciones y
había algún traspapelado en las asignaciones. Pusieron todo su interés para
que se pudieran llevar a cabo las pruebas en el momento que lo necesitaba.
INDICE
GLOSARIO
RESUMEN
I. INTRODUCCIÓN…………………………………………..1
II. PARTE TEÓRICA

ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO…………………….7-24


1.1 DISTANCIA RECORRIDA 10

1.2 PATRONES DE MOVIMIENTO 12


1.2.1 FRECUENCIA 12
1.2.2 PATRONES DE ACTIVIDAD-INTENSIDAD DE COMPETICIÓN 15
1.3 PERIODOS DE ALTA INTENSIDAD 16

1.4 FATIGA ASOCIADA AL RENDIMIENTO 20

1.5 CONCLUSIONES 22

CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS…………………25-86


2.1 RESPUESTAS FISIOLÓGICAS 25
2.1.1 ¿QUÉ PASA DURANTE LOS SPRINTS REPETIDOS? 25
2.1.2 FACTORES DETERMINANTES EN EL RENDIMIENTO 31
2.1.2.1 Contribución de las vías energéticas 31
2.1.2.2 Disponibilidad de fosfocreatina 32
2.1.2.3 Capacidad buffer (tampón) 37
2.1.2.4 Consumo de oxigeno 41
2.1.2.5 Factores centrales 48
2.2 ENTRENAMIENTO 51
2.2.1 MEJORAS ASOCIADAS A SU UTILIZACIÓN 52
2.2.1.1 Entrenamiento interválico de alta intensidad (EIAI) 54
2.2.1.1.1 Entrenamiento interválico de corta duración 55
2.2.1.1.2 Entrenamiento de repetir sprints 56
2.2.2 CÓMO MEJORAR SU RENDIMIENTO 65
2.2.2.1 Diseños específicos 66
2.2.2.2 Mejora de factores que determinan su rendimiento 68
2.2.3 CONCLUSIONES 71
2.3 EVALUACIÓN 72
2.3.1 ESTRUCTURA DE LOS TESTS 74
2.3.1.1 Densidad (tiempo de sprint/tiempo de recuperación) 74
2.3.1.2 Número de repeticiones 76
2.3.1.3 Tipo de ejercicio 77
2.3.1.4 Patrón de movimiento 78
2.3.2 VALORACIÓN 82
2.3.3 CONCLUSIONES 85

EL CAMBIO DE DIRECCIÓN…………………………87-104

3.1 AGILIDAD REACTIVA 90

3.2 VELOCIDAD EN EL CAMBIO DE DIRECCIÓN 94


3.2.1 FACTORES DETERMINANTES 94
3.2.1.1 Factores condicionales 94
3.2.1.1.1 Velocidad en desplazamiento lineal 94
3.2.1.1.2 Manifestaciones de fuerza 96
3.2.1.2 Factores Técnicos 98
3.3 ENTRENAMIENTO 100

3.4 CONCLUSIONES DEL CAPÍTULO 103

CAPACIDAD REPETIR CAMBIOS DE DIRECCIÓN ….105


III. PARTE EXPERIMENTAL

OBJETIVOS 111

RESUMEN ESTUDIOS 113

1 ESTUDIO 1..................................................................................117-134

“Análisis comparativo de la capacidad de repetir


cambios de dirección y la capacidad de repetir sprints”

1.1 INTRODUCCIÓN 119

1.2 SUJETOS Y MÉTODOS 122


1.2.1 SUJETOS 122
1.2.2 DISEÑO DE ESTUDIO 122
1.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO 123

1.4 RESULTADOS 124

1.5 DISCUSIÓN 127

2 ESTUDIO 2…………………………………………………………...135-158
“Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta
intensidad (sprint lineal vs. Cambios de dirección) en la
fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica
y la tensiomiografía”

2.1 INTRODUCCIÓN 137

2.2 SUJETOS Y MÉTODOS 140


2.2.1 SUJETOS 140
2.2.2 DISEÑO ESTUDIO 140
2.2.3 VALORACIÓN TMG 142
2.2.4 TEST DE POTENCIA CON CARGAS PROGRESIVAS 143
2.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO 144

2.4 RESULTADOS 145


2.4.1 FACTOR TIEMPO 145
2.4.2 POTENCIA MECÁNICA 146
2.4.3 DATOS TMG 148
2.5 DISCUSIÓN 149

3 ESTUDIO 3..................................................................................159-174
“Especificidad en dos métodos de entrenamiento de
CRS con patrones de movimiento diferentes”

3.1 INTRODUCCIÓN 161

3.2 SUJETOS Y METODOS 164


3.2.1 DISEÑO DEL ESTUDIO 164
3.2.2 PROCEDIMIENTO PRUEBAS DE VALORACIÓN 165
3.2.3 PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO 166
3.2.4 FOTOCELULAS TELEMÉTRICAS MUSCLELAB 167
3.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO 167

3.4 RESULTADOS 167

3.5 DISCUSIÓN 170

4 ESTUDIO 4…………………………………………………………...175-199
“Relaciones entre CRCD y manifestaciones de PMAX en
deportistas de equipo”

4.1 INTRODUCCIÓN 177

4.2 SUJETOS Y MÉTODOS 181


4.2.1 SUJETOS 181
4.2.2 MATERIAL 181
4.2.2.1 Versa pulley 181
4.2.2.2 MuscleLab. Parámetros mecánicos 182
4.2.3 DISEÑO DEL ESTUDIO 183
4.2.4 TESTS DE POTENCIA 183
4.2.4.1 Test potencia máxima 185
4.2.4.2 Test de mantenimiento potencia max (Pmax) 186
4.2.4.3 Test RPA (“repeated power ability”) 187
4.2.5 TEST DE CRCD 187
4.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO 187

4.4 RESULTADOS 188


4.4.1 EJERCICIOS DE POTENCIA 188
4.4.2 RELACIÓN EJERCICIOS DE POTENCIA CON CRCD 191
4.5 DISCUSIÓN 193

CONCLUSIONES 200

PERSPECTIVAS DE FUTURO 205

BIBLIOGRAFÍA 209
ACRÓNIMOS

[HHb]]: Desoxihemoglobina
[La]]: concentración de Lactato

ADP: Adenosindifosfato
ATP: Adenosintrifosfato
Ca2+: Calcio
CCI: Coeficiente de correlación intraclase
CEA: Ciclo estiramiento-acortamiento
CK: Creatinkinasa
CMJ: Countermovement jump traducido como salto con contramovimiento
CO2: Dióxido de Carbono
CRCD: Capacidad de repetir cambios de dirección.
CRS: Capacidad de repetir esprints
CVM: contracción Voluntaria máxima
DJ: Drop Jump traducido como salto en caída
Dm: Desplazamiento máximo radial
EIAI: Entrenamiento Interválico de alta intensidad
EICD: Entrenamiento interválico de corta duración
EILD: Entrenamiento Interválico de larga duración
EMI: Entrenamiento muscular inspiratorio
EPO: Eritropoyetina
ERCD: Entrenamiento de repetir cambios de dirección
ERS: Entrenamiento de repetir sprints
GPS: Global Positioning Systems (sistemas de posicionamiento global)
H+ : Hidrogeniones
IRMf: Resonancia magnética funcional
K+: Potasio
LCA: Ligamento cruzado anterior
NaHCO3: Bicarbonato sódico
NIRS: Espectometria de infrarrojo cercano
O2: Oxígeno
PC: Fosfocreatina
Pi: Fosfato inorgánico
PO2: Presión parcial de Oxígeno
r: Correlación de Pearson
r2: Coeficiente de determinación
RAT: Reactive agility tests traducido como tests de agilidad reactiva
RCD: Ejercicio de repetir cambios de dirección
RFD: Rate of force development traducido como gradiente de fuerza
RMS/Onda-M: Relación entre root mean square y la onda-M
RMS: Root mean square traducido como raíz media cuadrada.
RPA: Repeated power ability traducido como capacidad de repetir potencia
RS: Ejercicios de sprint repetidos
RSA: Repeated sprint ability traducido como capacidad de repetir sprints
RST: Repeated sprint training traducido como entrenamiento de repetir sprints
SAQ: Sprint, Agility and Quickness traducido como sprint, agilidad y rapidez
SET: Speed endurance training traducido como entrenamiento de resistencia a la
velocidad
SIT: Sprint Interval training traducido como entrenamiento de sprint interválico
SJ: Squat jump traducido como salto vertical sin contramovimiento
SNC: Sistema Nervioso Central
SO2: Desaturación arterial
ST: Sprint training traducido como entrenamiento de sprint
Tc: Tiempo de contracción
TD: Tiempo de decisión
TMG: Tensiomiografía
TRM: Tiempo de respuesta del movimiento
VL: vasto lateral
VO2 max: Consumo máximo de oxígeno
vOBLA: Velocidad del umbral anaeróbico
Vp: Versa-Pulley (polea cónica)
WAT: “Wingate anaerobic test” traducido como test anaeróbico de Wingate
RESUMEN
Los profesionales del deporte, entrenadores, preparadores físicos y científicos,
continuamente se esfuerzan por incorporar las mejores prácticas basadas en
evidencias científicas.

Los deportes de equipo, tanto de campo como de cancha, así como los
deportes de raqueta son muy practicados en la gran mayoría de países del
mundo. De cara a comprender mejor los factores que determinan su
complejidad intrínseca han sido investigados exhaustivamente tanto en
situación real como simulada para así poder diseñar los mejores métodos de
trabajo para su mejora.

En esta tesis se analizan principalmente las acciones intermitentes de alta


intensidad más frecuentes en estos deportes: los cambios de dirección. Estas
acciones son consideradas como fundamentales para el rendimiento en los
deportes de campo, como el fútbol o el hockey pero sobre todo en los deportes
de cancha como el baloncesto, el balonmano y los deportes de raqueta.

Así, el principal objetivo de esta tesis ha sido evaluar la posible independencia


de naturaleza de las acciones de alta intensidad intermitentes con cambios de
dirección desde distintos puntos de vista. Para ello se ha incluido una parte
teórica y cuatro estudios experimentales. En la primera parte se revisa
críticamente el estado de la cuestión en cuatro apartados:

1-. El perfil de actividad de los deportes de equipo.


2-. La capacidad de repetir sprints
3-. El cambio de dirección.
4-. La capacidad de repetir cambios de dirección.

La parte experimental se compone de 4 estudios en los que se ha utilizado una


muestra de 56 deportistas, sanos e implicados en deportes de equipo a nivel
competitivo.

En el primer estudio se analiza por un lado la fiabilidad de una prueba para


evaluar la capacidad de repetir cambios de dirección y por otro el potencial de
especificidad entre dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad, uno con
desplazamiento lineal y el otro con cambios de dirección.

En el segundo estudio se comparó la potencial fatiga producida por dos


ejercicios intermitentes diferenciados por el patrón de movimiento utilizado
(lineal vs. cambio de dirección).

El tercer estudio incluyó un diseño longitudinal de 6 semanas de duración


donde se añadían dos entrenamientos específicos de acciones intermitentes
(lineal vs. cambios de dirección) a un entrenamiento regular de hockey con la
intención de comprobar las mejoras de rendimiento específico de la capacidad
de repetir sprints y la capacidad de repetir cambios de dirección.

En el cuarto estudio se evaluaron las correlaciones entre diferentes


manifestaciones de potencia, tanto en acción excéntrica como concéntrica,
desarrolladas en un ejercicio simulado como es lunge lateral en Versa Pulley
con respecto a un ejercicio específico de repetir cambios de dirección. El
objetivo fue conocer hasta qué punto los parámetros de fuerza registrados en
una acción simulada de un cambio de dirección, donde aparece una
sobrecarga excéntrica, pueden explicar parcialmente los factores
neuromusculares que determinan el rendimiento en la capacidad de repetir
cambios de dirección.

Como resumen de las conclusiones de esta tesis podemos considerar que, a


raíz de los resultados obtenidos, la capacidad de repetir cambios de dirección
es una capacidad independiente y específica. Asimismo, la utilización de
métodos específicos para desarrollar esta capacidad parece ser especialmente
eficaz y produce grandes mejoras en el rendimiento específico. Sin embargo,
es necesario seguir investigando en esta línea para conocer mejor los factores
que determinan esta capacidad y de qué manera afecta al rendimiento
específico de estos deportes.

Palabras clave: deportes de equipo, rendimiento deportivo, acciones


intermitentes de alta intensidad, cambios de dirección
I. INTRODUCCIÓN
El objeto de conocimiento de esta tesis doctoral son las acciones intermitentes
de alta intensidad con cambios de dirección, acciones consideradas como
fundamentales para el rendimiento en los deportes de campo, como el fútbol o
el hockey pero sobre todo en los deportes de cancha como el baloncesto, el
balonmano y los deportes de raqueta, pero que no han sido estudiadas como
una posible capacidad independiente que necesita de unas condiciones de
rendimiento específicas para poder ser desarrollada y optimizada.
Así pues, la presente tesis doctoral pretende servirse de la investigación
científica para contribuir, en la medida de lo posible, a un mayor conocimiento
de las acciones intermitentes para centrar la parte experimental de esta tesis
en la capacidad de repetir cambios de dirección.
La estructura de esta tesis queda definida por las siguientes partes:
I-. MARCO TEÓRICO. ANTECEDENTES Y REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
II-. PARTE EMPÍRICA. LOS TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN
III-. CONCLUSIONES
IV-, PERSPECTIVAS DE FUTURO
V-. BIBLIOGRAFÍA

La parte teórica tiene cuatro secciones. El perfil de actividad de los deportes


de equipo, la capacidad de repetir sprints, el cambio de dirección y la
capacidad de repetir cambios de dirección. En la primera sección se realiza un
breve resumen sobre el estudio del perfil de actividad de los deportes de
intervención. Al ser la base de análisis de estos deportes y en los cuales se
basan los entrenadores e investigadores para extraer las posibles necesidades
para incrementar el de rendimiento. Y donde aparece el cambio de dirección y
las acciones de alta intensidad como elementos fundamentales de rendimiento.
La segunda sección se centra en la capacidad de repetir sprints, capacidad que
se ha considerado general y específica para los deportes de equipo. Una
capacidad que queda definida por la repetición de acciones intermitentes con
un descanso reducido. En ella hasta ahora han quedado incluídos todos los
patrones motores, tanto lineales como cambios de dirección con más o menos
ángulos de salida. En esta sección se revisa la bibliografía relacionada con

1
esta capacidad en estos deportes. En la tercera sección se trata el cambio de
dirección en sí. Un patrón de movimiento fundamental en los deportes
analizados. Aunque en esta tesis el interés se centra fundamentalmente en el
rendimiento de los cambios de dirección, también abordaremos la incidencia de
este tipo de acciones en el riesgo de lesión. En la última sección, se presentan
los estudios que han planteado las diferencias entre las acciones intermitentes
de alta intensidad según el patrón de movimiento realizado. En esta sección se
presentan las investigaciones que nos han llevado a plantearnos las preguntas
de esta tesis, asi como otros estudios paralelos que refuerzan aun más nuestro
interés en el objetivo de esta tesis

La parte experimental se compone de cuatro estudios que confeccionan el


cuerpo de análisis del objetivo principal de esta tesis. Demostrar la posible
independencia de naturaleza de las acciones de alta intensidad intermitentes
con cambios de dirección, pudiéndose considerar, la capacidad de repetir
cambios de dirección, como una capacidad determinante en los deportes de
equipo y en los deportes de raqueta.
Los tres primeros estudios se centran en analizar y confirmar la primera
hipótesis planteada.
Las acciones intermitentes de alta intensidad son diferentes en naturaleza
según los patrones de movimiento que las integren, sean acciones lineales o
cambios de dirección acentuados.

Así el primer estudio analiza la fiabilidad del ejercicio característico de la


capacidad de repetir cambios de dirección que se utiliza en los cuatro estudios
presentados en la tesis. En segundo lugar se analiza el potencial de
especificidad entre dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad, uno con
desplazamiento lineal y el otro con cambios de dirección.

En el segundo estudio, se analiza la fatiga aguda producida sobre los factores


mecánicos en el músculo vasto lateral, después de realizar un ejercicio de
sprints repetidos y un ejercicio de cambios de dirección repetidos las posibles
diferencias sobre los factores mecánicos después de la realización de estos
ejercicios y seguir justificando la independencia de estas dos capacidades.

2
En el tercer estudio que cierra esta primera hipótesis, que estudia la
independencia de naturaleza entre acciones intermitentes lineales y con
cambios de dirección, se valora una intervención longitudinal de 6 semanas de
duración. Comparando dos entrenamientos específicos de acciones
intermitentes (lineal vs. cambios de dirección) suplementando a un
entrenamiento regular de hockey.

El hecho que la gran mayoría de estudios que han analizado el cambio de


dirección se han centrado en las posibles correlaciones entre la acción de
cambio de dirección y diferentes manifestaciones de fuerza, nos sugirió en este
cuarto estudio determinar hasta qué punto los parámetros de fuerza registrados
en una acción simulada de un cambio de dirección con sobrecarga excéntrica
puede explicar los factores neuromusculares que determinan el rendimiento en
la capacidad de repetir cambios de dirección.
De esta forma se evaluaron las correlaciones entre diferentes manifestaciones
de potencia, tanto en acción excéntrica como concéntrica, desarrolladas en un
ejercicio simulado como es lunge lateral en Versa Pulley con respecto a un
ejercicio específico de repetir cambios de dirección.

Para la ejecución de estos cuatro estudios que componen la parte experimental


de la tesis presentada se utilizó una muestra de 56 deportistas, sanos e
implicados en deportes de equipo a nivel competitivo.

En la parte III se detallan las conclusiones de los cuatro estudios de la tesis


doctoral.

Finalmente en la parte IV, se aportan algunas ideas para futuras


investigaciones en el campo de la capacidad de repetir cambios de dirección.

3
4
II.MARCO TEÓRICO

- ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO EN DEPORTES MULTISPRINT

- CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

- EL CAMBIO DE DIRECCIÓN

- CAPACIDAD DE REPETIR CAMBIOS DE DIRECCIÓN

5
6
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO


El análisis del ritmo de juego y/o el perfil de actividad (“time-motion”) se ha
convertido en una parte indispensable del deporte profesional, especialmente debido
a las mayores demandas físicas del juego pero también a que los recientes avances
tecnológicos han facilitado enormemente la gestión y calidad de los datos ofrecidos.
En comparación con el análisis clásico mediante vídeo, los nuevos sistemas de
análisis de juego presentan una mayor objetividad y algunos de ellos una mayor
resolución, permitiendo un estudio más completo de los patrones de movimiento de
multitud de deportes (Carling, Bloomfield, Nelsen, & Reilly, 2008). En el caso
concreto de los denominados deportes de sprints múltiples, como es el caso de los
deportes de equipo o de raqueta, el análisis de los patrones de movimiento indica
que la preparación física vendrá muy condicionada por la necesidad de repetir
sprints cortos a la máxima intensidad o cerca de ella de forma regular durante un
periodo largo de tiempo (Fitzsimons, Dawson, & Ward, 1993)

Como ejemplo de nuevos sistemas de análisis se encuentra el sistema


computerizado a partir de multicámaras de valoración semi-automáticas (Di Salvo, et
al., 2007; Rampinini, Bishop, et al., 2007; Rampinini, Coutts, Castagna, Sassi, &
Impellizzeri, 2007), y los sistemas de posicionamiento global (GPS), (Kirkendall,
Leonard, & Garret, 2004; Coutts & Duffield, 2010; Edgecomb & Norton, 2006) que
permiten comprender los perfiles de velocidad específica, posición de trabajo de los
jugadores, requerimientos de rendimiento, intensidades de las actividades discretas
durante el partido para finalmente ofrecer un ritmo de trabajo pormenorizado entre
los jugadores. Como es lógico, estos métodos contemporáneos, empleados desde
hace algunos años en la mayor parte de clubes de élite, se utilizan para tomar
decisiones objetivas para la estructuración de los elementos condicionantes del
entrenamiento y preparación del siguiente partido (Carling, et al., 2008). De hecho,
es ya una realidad el que los grandes clubes dispongan de un departamento
específico de análisis de juego (match analysis) con personal cualificado.

Es importante destacar que el uso de sistemas computerizados presenta todavía la


limitación de requerir la instalación permanente de un número determinado de
cámaras en posiciones óptimamente calculadas para cubrir la superficie total del

7
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

campo. No obstante, este diseño permite analizar a todos los jugadores de un


equipo y mide los movimientos de cada jugador, el árbitro y el balón
simultáneamente, garantizando que son capturados en vídeo, independientemente
de su posición y momento en el tiempo. Aunque se trata de un sistema bastante
automatizado, se requiere de algunas entradas manuales, así como una continua
verificación y calibración (Carling, et al., 2008). Sin embargo, uno de los mayores
inconvenientes que presenta es la no garantía en la disponibilidad de datos en los
partidos a domicilio, a no ser que exista un servicio globalizado por una empresa
externa que permita que todos los equipos dispongan de los datos de todos los
partidos.
Recientemente, la tecnología por medio de GPS, originalmente diseñada para uso
militar, se ha propuesto como un método efectivo para monitorizar la actividad
deportiva (Aughey, 2010; Larsson & Henriksson-Larsen, 2001; MacLeod, Morris,
Nevill, & Sunderland, 2009; Schutz & Herren, 2000) y podría convertirse en una
potencial solución a la limitación de los sistemas computerizados a la hora de
registrar en cualquier momento o lugar. Además, la combinación de los GPS, con un
acelerómetro y un pulsómetro, permite un análisis más detallado del rendimiento
(Larsson & Henriksson-Larsen, 2001). Sin embargo, su mayor desventaja es que las
mediciones solo pueden ser realizadas en un entorno en el que el acceso a los
satélites no esté obstruido. Por lo tanto, las mediciones de distancia y velocidad de
los deportes que se realizan en el interior de pabellones, tales como el baloncesto o
el balonmano, no resultarán fáciles (Scanlan, Dascombe, & Reaburn, 2011; Schutz &
Herren, 2000).
En cuanto a la valoración intra-sistema, varios estudios han evaluado estos
dispositivos encontrando niveles aceptables de precisión y fiabilidad en la mayoría
de las actividades relevantes para los deportes de equipo, como es el caso de los
esfuerzos breves o los sprints intermitentes no lineales (MacLeod, Morris, Nevill, &
Sunderland, 2009). Sin embargo, Coutts y Duffield (2010), han encontrado una
dudosa fiabilidad en el caso concreto de las actividades de alta intensidad.
En la fiabilidad inter-sistema, Randers (2010) comparó la valoración realizada por 4
sistemas de análisis de juego observando que, aunque se apreciaba una
disminución de los valores analizados durante el transcurso del partido en los cuatro
sistemas, existían diferencias en cuanto a las distancias totales y variaciones en los
8
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

diferentes rangos de patrones de actividad. Por ello, cualquier comparación de los


resultados usando diferentes sistemas de análisis del juego debe realizarse con
precaución.

En las últimas dos décadas, junto a esta evolución tecnológica, ha habido un interés
creciente en el análisis del juego en el fútbol (Di Salvo, Gregson, Atkinson, Tordoff, &
Drust, 2009; Mohr, Krustrup, & Bangsbo, 2003; Reilly, Drust, & Clarke, 2008),
baloncesto (Scanlan, et al., 2011; Scanlan, Dascombe, Reaburn, & Dalbo, 2012; Ben
Abdelkrim, Chaouachi, Chamari, Chtara, & Castagna, 2010; McInnes, Carlson,
Jones, & McKenna, 1995; Narazaki, Berg, Stergiou, & Chen, 2009), balonmano
(Chelly, Hermassi, Aouadi, Khalifa, Van den Tillaar, Chamari & Shephard, 2011;
Povoas, Seabra, Ascensao, Magalhaes, Soares & Rebelo, 2012; Barbero-Alvarez,
Soto, Barbero-Alvarez, & Granda-Vera, 2008; Castagna, D'Ottavio, Granda Vera, &
Barbero Alvarez, 2009; Sheppard, Gabbett, & Stanganelli, 2009), voleibol (Marques,
van den Tillaar, Gabbett, Reis, & Gonzalez-Badillo, 2009; Sheppard, et al., 2009),
rugby (Duthie, Pyne, & Hooper, 2005; Gabbett, Kelly, Ralph, & Driscoll, 2009;
Gabbett, 2010; Meir, Newton, Curtis, Fardell, & Butler, 2001), hockey (Gabbett, 2010;
Spencer, Lawrence, et al., 2004) y waterpolo (D'Auria & Gabbett, 2008) empleando
los datos obtenidos por algunos de los sistemas citados anteriormente. Sin embargo,
debido a la naturaleza de este tipo de deportes, no se ha conseguido estandarizar
un método óptimo para determinar los patrones de actividad y movimiento, así como
la carga de trabajo. Generalmente, tanto el análisis del ritmo de juego como la carga
de trabajo se ha expresado valorando la distancia recorrida total (Bangsbo, Iaia, &
Krustrup, 2007; Krustrup, Mohr, Ellingsgaard, & Bangsbo, 2005). En cuanto a las
acciones discretas realizadas en diferentes categorías de velocidad se acostumbra a
valorar el porcentaje, tiempo o distancias en cada una de las categorías (Ben
Abdelkrim, et al., 2010; King, Jenkins, & Gabbett, 2009; Reilly, Bangsbo, & Franks,
2000), lo mismo ocurre en cuanto a la evolución de estas variables a lo largo del
partido (Di Salvo, et al., 2009; Mohr, et al., 2003; Reilly, 1997) o en fases
determinadas (Mohr, Krustrup, & Bangsbo, 2005), así como la diferenciación entre
posiciones (Di Salvo, et al., 2007), niveles (Bradley, Mascio, Peart, Olsen, &
Sheldon, 2009; Rampinini, Impellizzeri, Castagna, Coutts, & Wisloff, 2009) y
poblaciones (Gabbett, 2002; Sirotic, Coutts, Knowles, & Catterick, 2009).

9
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

1.1 DISTANCIA RECORRIDA

Generalmente, el trabajo total en los deportes multisprint viene expresado por la


distancia recorrida durante el partido, dado que esta medida determina el gasto
energético independientemente de la velocidad de movimiento y de la contribución
individual al esfuerzo total del equipo (Reilly, Drust, & Clarke, 2008). Sin embargo, se
recomienda tener precaución al comparar los resultados de los distintos estudios,
debido a las diferentes metodologías empleadas en la recogida de datos.

Son numerosos los estudios llevados a cabo acerca de las distancias recorridas en
función de la posición de juego (Bangsbo, Norregaard, & Thorso, 1991; Di Salvo, et
al., 2007; Mohr, et al., 2003). Como consecuencia, se ha propuesto que el mayor
esfuerzo físico durante un partido de fútbol lo realizan los jugadores del centro del
campo debido a que el rol que desarrollan se relaciona tanto con acciones de ataque
como de defensa (Rienzi, Drust, Reilly, Carter, & Martin, 2000). Como era de
esperar, estos jugadores cubren más distancia a baja y media intensidad (Rienzi, et
al., 2000) que los delanteros y defensores. Sin embargo, es obvio que el rol táctico
que desempeñen condicionará el análisis. Por ejemplo, el centrocampista de
contención que desarrolla principalmente tareas defensivas, sin duda cubrirá menos
distancia que otros centrocampistas, como los extremos, cuando su equipo esté
atacando. Este patrón de actividad también se ha encontrado en otros deportes de
campo como el rugby (Gabbett, King, & Jenkins, 2008) o el hockey (Spencer,
Lawrence, et al., 2004).

En el baloncesto y el fútbol sala, deportes de cancha, los estudios de análisis del


tiempo de juego son escasos en comparación con el fútbol. Aun así, la literatura
muestra que los jugadores de baloncesto cubren distancias totales de unos 4.5 km
a 5 km (Crisafulli, et al., 2002). No obstante, un estudio reciente con jugadores
juniors (edad 18 años), muestra recorridos totales de 7.5 a 8 km (Ben Abdelkrim, El
Fazaa, & El Ati, 2007). En el fútbol sala, los resultados son similares, en torno a 4.5
km (Barbero-Alvarez, et al., 2008; Castagna, et al., 2009). Si bien es cierto que estos
datos no proporcionan una información relevante, ya que las distancias recorridas
por los jugadores durante la competición no suelen considerarse, debido a la gran
cantidad de tiempo dedicado a realizar acciones no ortodoxas como

10
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

desplazamientos defensivos (“shuffle movements”) y/o los abundantes cambios de


dirección o saltos, donde los jugadores cubren pequeños recorridos a pesar de la
alta intensidad que implica la actividad (Ben Abdelkrim, Chaouachi, Chamari, Chtara,
& Castagna, 2010). En consecuencia, el cálculo de la distancia total recorrida puede
subestimar las verdaderas demandas fisiológicas de la competición (Reilly, Bangsbo,
& Franks, 2000).

Por lo tanto, la distancia total recorrida no permite comparar la contribución


condicional de los jugadores entre deportes, ya que se deben considerar las grandes
diferencias, referentes al tiempo total, entre un deporte y otro. Una propuesta
alternativa sería calcular una medida relativa del rendimiento por medio de la
corrección del valor absoluto (distancia total recorrida) del partido en un análisis
minuto a minuto de la distancia recorrida. Los jugadores de fútbol sala profesionales,
cubren una distancia de 117.3±11.6 m.min-1 (Barbero-Alvarez, Soto, Barbero-
Alvarez, & Granda-Vera, 2008) valores similares a los obtenidos por jugadores
juniors de baloncesto (Ben Abdelkrim, et al., 2007) siendo diferentes a los
encontrados en jugadores profesionales de fútbol con rangos entre 123-135 m.min-1
(Rampinini, Coutts, et al., 2007; Rampinini, et al., 2009; Stolen, Chamari, Castagna,
& Wisloff, 2005) o rugby con 106±9.3 m.min-1 (Sirotic, Coutts, Knowles, & Catterick,
2009). Estos datos podrían traducirse, a primera vista en que la intensidad de juego
es mayor en el fútbol, pero esta interpretación queda totalmente condicionada por la
gran diferencia en las dimensiones de los campos que afecta al desplazamiento de
los jugadores.

En resumen, la distancia recorrida por los jugadores de estos deportes depende de


varios factores incluyendo la calidad de los oponentes, consideraciones tácticas y la
importancia o resultado parcial del partido (Di Salvo, Gregson, Atkinson, Tordoff, &
Drust, 2009; Rampinini, Impellizzeri, Castagna, Coutts, & Wisloff, 2009). Sin
embargo, la distancia recorrida sólo refleja una porción de los requerimientos
fisiológicos, ya que además de correr, principalmente en los deportes de cancha, los
jugadores están implicados en muchas otras acciones con gran demanda
condicional, como saltar, acelerar, decelerar, parar y cambiar de dirección
bruscamente (Ben Abdelkrim, et al., 2010; McInnes, et al., 1995; Reilly, et al., 2000).

11
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

1.2 PATRONES DE MOVIMIENTO

1.2.1 Frecuencia

Los deportes multisprint se describen como estocásticos, acíclicos e intermitentes


con la singularidad de su elevada variabilidad (Bloomfield, R, & O'Donoghe, 2007).
Son numerosos los estudios que han documentado el número de movimientos
discretos, en situación de parado, andando, corriendo a alta intensidad o esprintando
llevados a cabo durante un partido. En el fútbol, se dan una media de 1000 a 1500
movimientos que se suceden cada 5-6 s (Bangsbo, et al., 1991; Krustrup, et al.,
2005; Mohr, et al., 2003), en el baloncesto, una media de 1000 acciones cada 2 s
(Ben Abdelkrim, et al., 2010; McInnes, et al., 1995), en el tenis de 300 a 500
movimientos se realizan a alta intensidad (Fernandez, Mendez-Villanueva, & Pluim,
2006), mientras que en el hockey, son unas 800 acciones cada 5.5 s (Spencer,
Fitzsimons, Dawson, Bishop, & Goodman, 2006). Las diferencias entre los deportes
puede deberse a varios factores:

1-. El área de juego de los deportes. Un área pequeña reduce necesariamente las
duraciones empleadas en la realización de un movimiento en particular, por ejemplo,
correr a una determinada velocidad (McInnes, Carlson, Jones, & McKenna, 1995).

2-. El número de jugadores que conforman el equipo. Un equipo con menos


jugadores puede aumentar el número de movimientos realizados por cada jugador.

12
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

AREA
AREA DEDE JUEGO
JUEGO (m(M2)
2
) (11x11)
9000
8250
(15x15)
8000 375m2 x jug.
*
7000
7000
233m2 x jug.
(11x11)
6000
5027
5000
251m2 x jug

4000

3000
(5x5)
2000 (5x5)
(6x6)** (1-2x1-2)**
800
1000 420
81 98 80m2 x jug.
42m2 x jug.
0 13.5m2 x jug.
VOLEY TENIS BASKET FUTBOL HOQUEI RUGBI FUTBOL
SALA HIERBA
Figura 1. Comparación de areas de juego para diferentes deportes multisprint
*
Excluyendo las areas de gol
**
Area de juego de desplazamiento de equipo y nº de jugadores por equipo

Las frecuentes alteraciones de actividad: numerosas aceleraciones y


deceleraciones, cambios de dirección, movimientos con patrones no ortodoxos y la
ejecución de acciones técnicas específicas contribuyen significativamente al gasto
energético (Reilly, et al., 2008). Sin embargo, estos valores no suelen tenerse en
cuenta a la hora del análisis, por la dificultad en su registro e interpretación. No
obstante, sería necesario realizar un análisis exhaustivo de estas acciones, ya que,
tal y cómo describió Ben Abdelkrim (2010), el jugador de baloncesto se desplaza de
forma lateral durante el 22% del tiempo total de juego.

Bloomfield et al (2007) realizaron un exhaustivo análisis de las acciones realizadas


en el fútbol, encontrando que los cambios de dirección es la acción más habitual,
con una magnitud de 550-700 por partido, dependiendo de la posición de juego, y
un rango de angulación entre los 0 y 90º. Concretamente el 76% de las acciones de

13
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

deceleración viene precedida de un sprint, siendo el 41% de estas acciones


consideradas como de alta intensidad.

Aproximadamente el 16% de la distancia recorrida por jugadores de fútbol se ejecuta


hacia atrás, lateralmente o realizando maniobras para coger la posición (Reilly,
1997). Algunos estudios ensalzan la importancia de este tipo de patrones (Bangsbo,
1994b; Orendurff, et al., 2010; Reilly, et al., 2000; Wragg, Maxwell, & Doust, 2000)
siendo necesario tenerlos en cuenta para una adecuada programación del
entrenamiento.

La posición de juego dentro del equipo influye en el número de movimientos


discretos realizados por el jugador. Así los patrones de movimiento entre los
jugadores de baloncesto no muestran diferencias significativas entre aleros (1022 ±
45) y pívots (1026 ± 27) respecto al número de movimientos discretos ejecutados
(Ben Abdelkrim, Chaouachi, et al., 2010). Los bases, sin embargo, mostraron un
aumento significativo en la cantidad de movimientos (1103 ± 32) respecto a los
aleros y pívots, probablemente porque los bases participan más en la posesión del
balón durante el juego.

En el fútbol, el número de veces que un defensor está parado en un partido es de


una media de 266 ± 24 comparado con las 210 ± 8 de los centrocampistas y las 183
± 21 de los delanteros (Thatcher & Batterham, 2004). Estos datos concuerdan con
los aportados por Bloomfield (2007) analizando la Premier League, donde los
centrocampistas pasan menos tiempo parados y desplazándose lateralmente
(“shuffling”). Por lo tanto, aquellos jugadores cuyas posiciones en el terreno de juego
impliquen estar activos tanto en la fase defensiva como en la fase ofensiva, como es
el caso de los centrocampistas en el fútbol o los bases en el baloncesto, realizan
más movimientos discretos que los jugadores con un rol más ofensivo o defensivo
(Ben Abdelkrim, et al., 2007).

La importancia de los movimientos discretos respecto al rol de posición para una


amplia gama de deportes pone de relieve la importancia de los programas
específicos de acondicionamiento para cada una de las posiciones desempeñadas
en el terreno de juego.

14
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

1.2.2 Patrones de actividad-intensidad de competición

La distancia en los deportes de equipo es recorrida bajo un patrón de movimiento


intermitente. Estos cambios observados en la actividad de los jugadores son
impredecibles e incluyen cambios en intensidad, dirección y tipo de movimiento (Di
Salvo, et al., 2009).

La mayoría de estudios de análisis del tiempo de juego (“time-motion” ) clasifican las


acciones en cinco categorías según su velocidad: parados (“standing”), caminando
(“walking”), jogging (“jogging”), corriendo (“striding) y sprintando (“sprinting”). No
obstante, según el objetivo de cada uno de los estudios, se han ido incorporando
más categorías o ajustándolas según las necesidades (Ben Abdelkrim, et al., 2010;
King, et al., 2009; Spencer, Lawrence, et al., 2004). Debido a esto, existe una gran
inconsistencia taxonómica en la literatura, ya que se han utilizado tanto
clasificaciones cualitativas como cuantitativas.

En los deportes de sprints múltiples, las actividades de baja intensidad, como


caminar y trotar (“jogging”), predominan en el perfil de trabajo (Di Salvo, et al., 2009;
Gabbett, et al., 2009; Gabbett, King, et al., 2008; Rienzi, et al., 2000; Ziv & Lidor,
2009). Sin embargo, el impacto que tienen los esfuerzos a alta intensidad durante el
juego es crucial y determinante en su desarrollo. Así, los esfuerzos de alta
intensidad como correr y sprintar representan alrededor de un 12% en el fútbol (Di
Salvo, et al., 2009), 5% en el hockey (Spencer, Lawrence, et al., 2004), 17% en el
futbol sala (Barbero-Alvarez, et al., 2008) y un 20% en el baloncesto (Narazaki, Berg,
Stergiou, & Chen, 2009). A tenor de estas consideraciones podría afirmarse que el
éxito en estos deportes podría depender de las actividades menos frecuentes pero
de mayor intensidad, que comprenden combinaciones de carreras de velocidad,
cambios de dirección y/o saltos (Di Salvo, et al., 2009; Reilly & Gilbourne, 2003).

Por otro lado si focalizamos nuestra atención en la relación entre acciones de alta
intensidad con actividad de intensidad baja vemos que es aproximadamente de 1:7 a
1:12 (Bangsbo, 1994b), lo que significa que de cada cuatro segundos a intensidades
máximas, alrededor de 28 s el jugador realiza acciones de baja intensidad o de

15
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

recuperación (Bangsbo, Mohr, & Krustrup, 2006). Proporciones similares se


muestran en la liga de rugby donde se ha encontrado que la relación de la actividad
de alta intensidad con la de baja intensidad es mayor para los delanteros (1:7 a 1:10)
en comparación con los defensores (1:12-1:28) (Gabbett, King, et al., 2008; Meir, et
al., 2001). Meier (2001) sugirió que, en la liga de rugby profesional, cada 4 s de
actividad de alta intensidad se suceden entre 30 a 80 s de actividad de baja
intensidad, sin ningún esfuerzo de alta intensidad superior a diez segundos. En lo
referente a los deportes de cancha, el ratio de acciones de alta intensidad y baja
intensidad es de 1:1-1:3 (Barbero-Alvarez, et al., 2008; Ben Abdelkrim, et al., 2010)
lo que refleja una mayor intensidad durante el juego.

1.3 PERIODOS DE ALTA INTENSIDAD

En los deportes de equipo la capacidad de un deportista para repetir sprints entre 1 y


7 s a la máxima intensidad o cerca de la máxima, realizar rápidos y bruscos cambios
de dirección, saltar, golpear o lanzar de forma repetida durante el partido es
fundamental en el juego (Bishop, Edge, & Goodman, 2004; Denadai, Gomide, &
Greco, 2005). En baloncesto, hockey, fútbol sala, rugby y fútbol, las acciones
decisivas suelen venir precedidas por acciones a la máxima intensidad. Además, el
intercambio continuo de roles, sobre todo en los deportes de cancha, produce un
número importante de cambios de acción, paradas y aceleraciones repetidas. En
estos deportes, los jugadores deben sprintar o acelerar para recibir un balón antes
que sus oponentes y entonces chutar, lanzar, driblar o golpear el balón antes de que
el oponente lo alcance. Por lo tanto, es normal que la denominada capacidad de
repetir sprints (CRS) haya sido considerada como un importante componente del
rendimiento en los deportes intermitentes (Bishop, Spencer, Duffield, & Lawrence,
2001; Fitzsimons, et al., 1993).

Las actividades a alta intensidad son un elemento crucial del rendimiento en el fútbol
(Mohr, Krustrup, & Bangsbo, 2003). Dichos esfuerzos son críticos para el resultado
de los partidos, en lo que se refiere a las actividades que son fundamentales para el
resultado final, como los movimientos para ganar el balón y las acciones de agilidad
para desmarcarse de los defensores (Stolen, Chamari, Castagna, & Wisloff, 2005).

16
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

Por otro lado, las actividades de alta intensidad parecen constituir una medida válida
del rendimiento físico en el fútbol (Krustrup, et al., 2006; Mohr, et al., 2003). Además,
son sensibles a los cambios fisiológicos asociados con la realización de un programa
de entrenamiento (Krustrup, Mohr, Ellingsgaard, & Bangsbo, 2005), a las variaciones
en las fases de la temporada de competición y al papel táctico de los jugadores
(Mohr, et al., 2003; Rampinini, Coutts, et al., 2007).

Los periodos de alta intensidad incluyen por lo general sprints en todas las
direcciones, pero también puede incluir acciones de intensidad cercana a la máxima
como saltos repetidos, aceleraciones y desaceleraciones. Los jugadores de fútbol
tienden a realizar un gran número de acciones cortas a alta intensidad,
concretamente de 125 a 250 en cada partido (Krustrup, et al., 2005; Mohr, et al.,
2003). Esto equivale aproximadamente a 1 sprint cada 90 segundos o una acción de
alta intensidad cada 30 segundos (Bangsbo, Norrgaard, & Thorso, 1991). Muy
similar al fútbol es el baloncesto, donde se observa que los jugadores realizan de
105 a 242 acciones intensas durante un partido (Ben Abdelkrim, et al., 2007;
McInnes, et al., 1995). La evolución del juego en los últimos años sugiere que hay
una tendencia marcada a un aumento de las acciones de muy alta intensidad (Di
Salvo, et al., 2009).

En las diferentes fases de juego se acumulan bloques de sprints repetidos donde la


frecuencia de sprints aumenta y el tiempo de recuperación disminuye. En el hockey,
por ejemplo, cada jugador realiza una media de 1.7 bloques de sprints repetidos a lo
largo del partido, donde cada bloque incluye 4 ± 1 sprints (Spencer, Lawrence, et al.,
2004). En un estudio reciente (Carling, Le Gall, & Dupont, 2012) se analizó el
número de bloques de sprints que se realizaban en un partido de fútbol
encontrándose 1.1 ± 1.1 bloques de sprints repetidos. En ambos protocolos, eran
necesarios un mínimo de 3 sprints con una recuperación ≤20 s entre esfuerzos para
ser considerado un bloque. Sin embargo, la metodología fue muy diferente, ya que
en un estudio sólo se analizó un partido de competición (Spencer, Lawrence, et al.,
2004), mientras que en el otro se analizaron 80 partidos de una temporada
competitiva (Carling, et al., 2012). A pesar de su aparente baja frecuencia, estos
bloques de sprints repetidos es posible que resulten ser de vital importancia en el
resultado de un partido (Spencer, Lawrence, et al., 2004). Por lo tanto, podríamos
17
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

decir que, en los momentos más importantes de los partidos, se producen diferentes
esfuerzos de alta intensidad, de manera repetida, intercalados con periodos de
recuperación incompleta.

La capacidad de repetir sprints depende de muchos factores, incluyendo la duración


del sprint (Balsom, Seger, Sjodin, & Ekblom, 1992b). En los deportes de equipo, los
sprints son típicamente de corta duración, con medias de 1 a 4s en el baloncesto,
con una distancia media de 12m (Ben Abdelkrim, et al., 2007). Algunos estudios
muestran que el 73% de los sprints y desplazamientos intensos son menores de 2 s
(McInnes, et al., 1995) siendo de 1 a 5 s en el hockey (Spencer, Bishop, Dawson, &
Goodman, 2005a), y de 2 a 4 s en el fútbol, (10 a 22.4 m) (Bangsbo, 1994b; Di
Salvo, et al., 2009; Thatcher & Batterham, 2004). A pesar de ello, es importante
considerar que los jugadores requerirán en algunas ocasiones realizar algunos
sprints que serán mayores que la media.

Aunque los tiempos y distancias presentados son similares en los diferentes


deportes analizados, las reglas, los patrones de movimiento y la estructura de cada
uno de los deportes de equipo, incluyendo el numero de jugadores y las zonas de
juego, condicionará la duración y el modo en el que se realizan los sprints máximos.
Así, éstos podrán realizarse con un mayor énfasis en la aceleración, desaceleración
o el cambio de dirección (Ben Abdelkrim, et al., 2007).

Tradicionalmente se ha sugerido que la cantidad de actividades a alta intensidad


está relacionada con el nivel del equipo (Mohr, et al., 2003), pero en estudios más
recientes (Di Salvo, et al., 2009; Rampinini, et al., 2009) se encuentran resultados
contradictorios. Aquellos equipos de menor nivel muestran más porcentaje de
actividades a alta intensidad, posiblemente debido al nivel táctico y estratégico de
los equipos, dónde la posesión del balón y el movimiento del balón son más
determinantes en los equipos de alto nivel.

La cantidad de actividades de alta intensidad también es dependiente de las


posiciones de juego (Ben Abdelkrim, et al., 2010; Di Salvo, et al., 2009; Duthie, et al.,
2005; Stolen, et al., 2005). La capacidad de acelerar parece ser el factor más crítico
en el rendimiento de los delanteros de rugby dado que la media de la duración de

18
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

sus sprints es inferior a 3 s y su sprint máximo no es superior a 5 s, lo que, muy


probablemente, se opone a la consecución de la máxima velocidad (Duthie, Pyne, &
Hooper, 2005). Un análisis por posición de juego en el baloncesto muestra que los
bases promedian más sprints y pasan más tiempo en esta intensidad que los aleros
y, especialmente, que los pívots (Ben Abdelkrim, et al., 2007). Esto puede deberse
a que los bases son los primeros jugadores que aseguran las transiciones rápidas
de defensa a ataque y viceversa. En el hockey de élite, también se encuentran
diferencias en función de la posición de juego en la frecuencia de sprints, siendo
mayor en delanteros e interiores, realizando aproximadamente el doble de sprints
que los defensores (Spencer, Lawrence, et al., 2004). Mientras en el fútbol, el
porcentaje del tiempo de juego realizado a alta o máxima intensidad fue 6.6% para
los delanteros, 5.2% para los centrocampistas y 4.7% para los defensores
(Bloomfield, R, et al., 2007). Se desprende de estos datos que las posiciones de
juego asociadas con el objetivo de anotación realizan más sprints, excepto en el
baloncesto, donde los bases realizan el mayor número de sprints debido
seguramente a su mayor participación en el juego.

También parece ser que la intensidad de juego viene condicionada por el perfil de
actividad de los oponentes. Rampinini (2007) muestra que la cantidad de tiempo en
alta intensidad y la distancia total recorrida durante los partidos es mayor cuando se
juega contra equipos de mayor nivel con respecto a los de menor nivel. Esto implica
que los jugadores pueden aumentar o disminuir su contribución de trabajo de
acuerdo tanto a las demandas individuales de los partidos como a la calidad del
oponente. Lo mismo sucede cuando el resultado es a favor o en contra
(O’Donoghue, Boyd, Lawlor, & Bleakley, 2001) lo que refleja un componente
motivacional en la implicación en la carga de trabajo (Carling & Bloomfield, 2010).

Se ha observado que durante el último cuarto de cada parte en el baloncesto se


produce una disminución en las acciones de alta intensidad (Ben Abdelkrim,
Chaouachi, et al., 2010). Resultados similares se han mostrado en el fútbol y en el
fútbol sala, donde la distancia y el número de sprints es menor en la segunda parte
del partido (Bangsbo, et al., 1991; Mohr, et al., 2003; Barbero-Alvarez, et al., 2008;
Castagna, et al., 2009) en todas las posiciones de juego (Bradley, Sheldon, et al.,
2009). Esta disminución de los esfuerzos de alta intensidad durante los últimos
19
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

periodos del juego es probable que provoque un aumento de la posesión de balón


(Ben Abdelkrim, et al., 2007). Por otra parte, el énfasis táctico, especialmente en los
momentos finales del partido, provoca generalmente un aumento de la posesión
produciéndose solamente movimientos rápidos cuando se presenta una oportunidad
decisiva (Rienzi, et al., 2000). Dichas limitaciones tácticas reducen la necesidad de
los jugadores para llevar a cabo una gran actividad para tratar de recuperar la
posesión de la pelota y reducir así la distancia total recorrida y el nivel de intensidad.
No obstante, la disminución de los esfuerzos de alta intensidad también puede
explicarse por procesos fisiológicos relacionados con la fatiga (Bangsbo, 1994b;
Bangsbo, et al., 2007; Krustrup, Zebis, Jensen, & Mohr, 2010; Matthew & Delextrat,
2009; Reilly, et al., 2008).

En resumen, la literatura indica que los jugadores realizan numerosos esfuerzos de


alta intensidad durante un partido. Estos esfuerzos parecen estar relacionados con
la posición de juego y el nivel de rendimiento. Además, la actividad de alta
intensidad ha demostrado disminuir en las últimas fases del juego, lo que puede
explicarse por varios factores como son la fatiga y el planteamiento táctico utilizado.

1.4 FATIGA ASOCIADA AL RENDIMIENTO


Como se ha mostrado en apartados anteriores, la cantidad de tiempo y el número de
veces en la que el jugador realiza acciones de sprint o de alta intensidad, así como
la distancia total recorrida, disminuye durante la segunda parte de un partido con
respecto a la primera (Mohr 2003; krustrup 2007, Buchheit et al. 2010). También, se
han encontrado disminuciones de rendimiento en acciones técnicas entre ambas
partes como es el caso del número de implicaciones con el balón, el número de
pases cortos y el éxito en estos pases (Rampinini, et al., 2008; Rampinini, et al.,
2009). Sin embargo, algunos estudios realizados en ligas profesionales europeas, no
han encontrado estas diferencias entre las partes de juego (Di Salvo, et al., 2009;
Rampinini, Coutts, Castagna, Sassi, & Impellizzeri, 2007). Esto puede deberse a las
grandes diferencias entre ligas, equipos y deportes pero también puede atribuirse a
que ciertos jugadores regulan el ritmo de sus esfuerzos con el objeto de llegar en
óptimas condiciones a la parte final del partido (Di Salvo, et al., 2009). Además, los
cambios de estrategia o aspectos vinculados al reglamento, como la eliminación de
un jugador, pueden alterar la contribución al trabajo del equipo (Carling & Bloomfield,
20
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

2010).

Otro aspecto remarcable acerca de la fatiga a lo largo del partido es el aumento


progresivo del tiempo de recuperación entre esfuerzos de muy alta intensidad.
(Bradley, Mascio, Peart, Olsen, & Sheldon, 2009). Mohr et al (2003) muestran que
dentro de un partido se producen de forma transitoria distintos fenómenos
fisiológicos implicados en la etiología de la fatiga. Así, encuentran que después de 5
min de actividad de alta intensidad la contribución del jugador decrece en los
siguientes 5 min. Estas disminuciones en el ritmo de trabajo vienen probablemente
influenciadas tanto por la naturaleza de la actividad de alta intensidad como por la
duración de las acciones de sprint en el tiempo de recuperación (Bradley, Mascio, et
al., 2009; Bradley, Sheldon, et al., 2009).

El hecho de que la frecuencia de las acciones de alta intensidad también disminuya


a lo largo del partido puede indicar que la fatiga aumenta progresivamente afectando
al estilo de juego. Tanto el aumento de la fatiga como la disminución del número de
acciones a alta intensidad afectan a las posibilidades tácticas del equipo y pueden
significar la incapacidad de los jugadores para mantener la actividad a alta
intensidad para apoyar a sus compañeros. Este déficit se manifiesta tanto en
posesión de balón como sin él (Bradley, Mascio, et al., 2009; Rampinini, Coutts, et
al., 2007). Tendencias similares se han observado durante un partido de baloncesto
con una disminución de las acciones de alta intensidad y saltos al final de los
segundos cuartos de cada parte (Ben Abdelkrim, et al., 2010; Ben Abdelkrim, et al.,
2007) no reflejándose diferencias entre posiciones. Sin embargo, se ha de tener en
cuenta que ciertas reglas, propias de cada deporte, pueden condicionar las
variaciones individuales en la fatiga, por ejemplo la posibilidad de gestionar los
cambios de los jugadores.

Aunque las condiciones reglamentarias, la estrategia del equipo, el estilo de juego y


los aspectos motivacionales pueden alterar el grado de fatiga, distintos estudios
resaltan que la disminución de la intensidad durante el partido está causada
fundamentalmente por la fatiga (Bangsbo, Iaia, & Krustrup, 2007; Mohr, et al., 2005;
Reilly, et al., 2008). Así, se ha encontrado que la cantidad de acciones de alta
intensidad en los últimos 15 min de partido se correlaciona con el nivel de

21
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

entrenamiento y que los jugadores sustitutos realizan un 25% más de acciones de


alta intensidad y un 63% más de sprints que los jugadores que juegan el partido
completo en ese periodo (Krustrup, Zebis, Jensen, & Mohr, 2010). Asimismo, varios
estudios, han confirmado que algunas variables del rendimiento se ven afectadas
por el transcurso del partido. Por ejemplo, la función mecánica del músculo medida a
través de la máxima contracción voluntaria y el gradiente de fuerza (RFD: rate of
force development) (Thorlund, Aagaard, & Madsen, 2009), el tiempo del sprint
(Krustrup, et al., 2006) o la CRS (Meckel, Gottlieb, & Eliakim, 2009) acostumbran a
disminuir después del partido con respecto a los valores encontrados antes del
mismo, lo que refleja una disminución condicional del rendimiento.

1.5 CONCLUSIONES

La evolución de la tecnología ha permitido avanzar en el análisis del ritmo de juego


en los deportes multisprint, confirmando su naturaleza intermitente caracterizada por
una media de 1000-1500 impredecibles cambios de actividad cada 2-5 s. Además,
estos deportes se caracterizan por incluir no sólo desplazamientos lineales sino
también un gran número de acciones no ortodoxas que incluyen saltos, cambios de
dirección, giros, desplazamientos específicos de cada deporte, así como acciones
con participación del balón. Estos esfuerzos aumentan la carga física impuesta
sobre los jugadores y contribuyen a que estos deportes sean muy exigentes
fisiológicamente. De esta manera, el valor de la distancia recorrida subestima el
gasto energético de los jugadores.

Estos deportes se caracterizan porque un 80-90% de las acciones se realizan a


intensidades submáximas aunque el restante 10%-20% de las acciones, que se
realiza a alta intensidad, suelen incluir situaciones críticas para el resultado del
partido. Estas acciones a alta intensidad en fases cruciales de juego acostumbran a
estar precedidas de tiempos de recuperación incompletos. Además, los deportes de
cancha, en relación a los deportes de campo, presentan un mayor porcentaje de
acciones de alta intensidad.

Por otro lado, cada posición de juego está caracterizada por su propio perfil de
actividad y diferentes requerimientos tácticos en relación con el movimiento de

22
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

balón. Aquellas posiciones que intervienen más en el juego, por disponer de más
posesión del balón o por participar tanto en la fase de juego ofensiva como
defensiva parece ser que recorren más distancia y con un mayor porcentaje del
tiempo en acciones de alta intensidad. Además, la carga de trabajo se puede ver
comprometida por el nivel de los oponentes, la disminución de jugadores por
eliminación, las dimensiones del campo, el reglamento, el estilo de juego, la
motivación y la fatiga.

Finalmente, destacar que la fatiga en estos deportes se manifiesta de forma


transitoria y permanente. La gran diferencia entre deportes se fundamenta en el
reglamento, principalmente en la normativa que regula el cambio de jugadores.

23
II . MARCO TEÓRICO ANÁLISIS DEL RITMO DE JUEGO

24
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS (CRS)

Los deportes definidos como multisprint, baloncesto (McInnes, et al., 1995),


balonmano (Barbero-Alvarez, et al., 2008), hockey (Spencer, Lawrence, et al., 2004),
fútbol (Bangsbo, et al., 2006), tenis (Ferrauti, Bergeron, Pluim, & Weber, 2001),
como vimos en el capítulo de ritmo de juego, se caracterizan por la necesidad de
repetir sprints cortos a la máxima intensidad o cerca de ella de forma regular durante
un periodo largo de tiempo (Fitzsimons, et al., 1993). Se ha de tener en cuenta que,
a pesar del gran interés suscitado por la CRS en los últimos años (Bishop, et al.,
2001) la intensidad de las acciones y la duración de la recuperación entre ellas es
variable (Lakomy & Haydon, 2004).
Son numerosos los estudios disponibles en la literatura que han aportado más
conocimiento acerca de los ejercicios de repetir sprints. Se trata de un patrón de
movimiento característico de estos deportes definido por Bishop et al (2001) como la
capacidad de un jugador de producir repetidamente sprints de corta duración a la
máxima o cerca de la máxima intensidad (i.e. 1 a 7 s), intercalados por intervalos de
recuperación de corta duración, durante un periodo largo de tiempo (1 a 4 h),
Asimismo es considerado como un componente importante (Dawson, et al., 1998) e
integral (Reilly, et al., 2008) del rendimiento de estos deportes, que puede ser crucial
para el resultado final del partido.

2.1 RESPUESTAS FISIOLÓGICAS EN LOS EJERCICIOS DE SPRINT


REPETIDO

2.1.1 ¿Qué sucede durante los ejercicios de repetir sprints?

La complejidad intrínseca a los deportes intermitentes provoca una gran variabilidad


en los ratios de trabajo-recuperación de las acciones máximas durante el juego. De
hecho, las valoraciones medias del patrón de actividad a estas intensidades revelan
que la gran mayoría de sprints están separados por recuperaciones, activas o
pasivas, con tiempo suficiente (>1 min) para que el rendimiento del siguiente sprint
no se vea afectado. Sin embargo, durante el periodo de juego se dan fases donde
un número determinado de sprints (<6 s) están separados por periodos cortos de
recuperación (<30 s), los cuales tienen un efecto negativo en el rendimiento del
25
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

siguiente sprint (Spencer, Lawrence, et al., 2004). Es conocido el pionero estudio de


Fitzsimons et al. (1993) donde se observa una disminución promedio de la velocidad
de un 5,7% cuando un grupo de sujetos realizaron seis sprints de 40 m separados
por 24 s. Estas disminuciones en el rendimiento muscular inducidas por la fatiga,
manifestadas como lanzamientos a destiempo, alteración de los movimientos o
pérdidas de la posición de juego, pueden influir en el resultado final del partido. Sería
de esperar que la mejora de las prestaciones que posibilitan al jugador mantener
altos niveles de velocidad permitiera ganar la disputa por un balón, mantener la
eficacia en las acciones o superar a la defensa. De ahí el gran interés que supone el
comprender los mecanismos que determinan la CRS.

La gran mayoría de estudios que han contribuido a la actual comprensión de este


tipo de ejercicio han mostrado un decrecimiento progresivo en el rendimiento
muscular. Por ejemplo, Mendez-Villanueva (2008) informó de un 24,1% y un 27,7%
de disminución en la potencia pico y media respectivamente, cuando 8 sujetos
completaron 10 sprints en cicloergómetro de una duración de 6 s cada uno con un
periodo de recuperación, entre ellos, de 30 s. Billaut et al (2003) también mostraron
que 15 s de descanso no fueron suficientes para restaurar la potencia entre dos
sprints en cicloergómetro máximos de 8 s de duración cada uno. Lo mismo sucede
con la mayoría de estudios realizados en campo (Aziz, Mukherjee, Chia, & Teh,
2007; Balsom, Seger, Sjodin, & Ekblom, 1992a; Castagna, et al., 2007). Sin
embargo, no son bien conocidos los factores que limitan el rendimiento durante este
tipo de ejercicios lo que dificulta el diseño de métodos de entrenamiento para su
mejora. Aunque la fatiga es un fenómeno complejo, ha suscitado un gran interés a
los fisiólogos del ejercicio durante el último medio siglo. La fatiga neuromuscular se
define como una reducción transitoria del rendimiento que incluye un aumento del
esfuerzo percibido para desarrollar una fuerza deseada y una incapacidad para
producir esta fuerza (Enoka & Stuart, 1992).

El conocimiento acerca de a qué nivel se produce la fatiga durante la ejecución de


una acción intensa y/o prolongada es un tema muy controvertido, tal y como lo
demuestran las numerosas investigaciones que existen sobre el tema. No obstante,
todo parece indicar que la fatiga no siempre aparece localizada en un solo punto,
26
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

sino que ésta puede venir asociada a fallos en diferentes niveles del mecanismo de
contracción muscular.

Durante la actividad muscular, la fatiga puede alterar los mecanismos de la


contracción muscular en los diferentes niveles que se ponen en funcionamiento,
desde que se inicia a nivel del sistema nervioso central, se propaga hasta el músculo
y se realiza la contracción (Enoka, 2002). La fatiga puede implicar alteraciones en la
activación neural de los músculos que se contraen (fatiga central) y/o cambios
dentro de la célula muscular (fatiga periférica).

En muchas ocasiones diferenciar entre fatiga central y fatiga periférica no es


sencillo, debido a que las órdenes que genera y envía el sistema nervioso pueden
ser alteradas a distintos niveles por señales aferentes generadas en la periferia
(“spinal loop properties”) (Girard, Lattier, Maffiuletti, Micallef, & Millet, 2008).

Por otra parte, los componentes de la tarea determinarán los mecanismos y lugares
asociados con la fatiga (es decir, “task dependency”) (Enoka & Stuart, 1992; Hunter,
Duchateau, & Enoka, 2004).

En los ejercicios de repetir sprints (RS), el rendimiento puede ser definido como la
capacidad de mantener el nivel de una acción máxima de forma repetida. El grado
de fatiga experimentada durante el rendimiento puede variar considerablemente
dependiendo de factores tales como: la intensidad y la duración de cada período de
ejercicio, el tiempo de recuperación, la intensidad durante el tiempo de recuperación,
y el número de repeticiones (Balsom, et al., 1992a; Billaut, Giacomoni, & Falgairette,
2003). Esta variabilidad impone demandas fisiológicas singulares y es probable que
los mecanismos que subyacen a la fatiga puedan ser diferentes (Enoka & Stuart,
1992).

Aunque en deportes con perfiles de cargas intermitentes las demandas fisiológicas


impuestas durante la competición son difíciles de replicar en el laboratorio, la
investigación llevada a cabo bajo condiciones controladas está sentando las bases
del conocimiento sobre las respuestas fisiológicas de los ejercicios máximos
intermitentes.

27
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Durante las acciones repetidas de trabajo máximo la fatiga se asocia principalmente


con cambios a nivel intramuscular. Sin embargo, la precisa etiología de la fatiga
muscular sigue siendo un controvertido tema de estudio y se han sugerido múltiples
factores causales que alteran su rendimiento debido al fracaso en uno o más pasos
en la cadena de eventos que conducen a la contracción muscular (figura 2):

Factores periféricos que ocurren dentro del músculo:


• Una compleja contribución de las vías energéticas que provoca unas
demandas metabólicas especiales con limitaciones para el rendimiento
(contribución de la fosfocreatina (PC), contribución de la glucólisis y
contribución del metabolismo aeróbico y el transporte de O2 (Bishop, et al.,
2004; Bogdanis, Nevill, Boobis, Lakomy, & Nevill, 1995; Gaitanos, Williams,
Boobis, & Brooks, 1993; Hamilton, Nevill, Brooks, & Williams, 1991).

Por ejemplo, Gaitanos (1993) en un ejercicio en cicloergómetro, de 10 repeticiones


de acciones máximas de 6 s de duración con 30 s de descanso entre las
repeticiones, mostró que durante el último sprint (10º sprint), no hubo cambios en la
concentración de lactato muscular y sí un aumento de la participación de
fosfocreatina en los últimos sprints. Se sugirió que una gran contribución del
metabolismo aeróbico pudo contrarrestar parcialmente la reducción en la
glucogenolisis anaeróbica. De esta forma, se aceptaría la integración de las vías
metabólicas en la contribución de energía necesaria en el mantenimiento de las
acciones máximas intermitentes.

• Acidificación del entorno celular del músculo que altera la capacidad de


regulación de estos metabólitos: hidrogeniones (H+), fosfato inorgánico (Pi)
(Bishop, et al., 2004; Edge, Bishop, Hill-Haas, Dawson, & Goodman, 2006;
Ratel, Duche, Hennegrave, Van Praagh, & Bedu, 2002; Spriet, Lindinger,
McKelvie, Heigenhauser, & Jones, 1989).

• Disminución de la capacidad contráctil del músculo por fallo en la capacidad


de acoplamiento excitación-contracción por inhibición de la sensibilidad del
Calcio Ca2+. Posiblemente debido la concentración de metabolitos (Ortenblad,
Lunde, Levin, Andersen, & Pedersen, 2000).
28
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

• Modificaciones en la unión neuromuscular y/o modificaciones en la


excitabilidad del sarcolema debido al cambio de Potasio (K+) en el espacio
extracelular (Perrey, Racinais, Saimouaa, & Girard, 2010).

Factores centrales que modulan la conducción nerviosa al músculo.


• Disminución de la contracción voluntaria (Mendez-Villanueva, Hamer, &
Bishop, 2008; Racinais, et al., 2007).

• Variaciones en la coordinación intermuscular (Billaut, Giacomoni, &


Falgairette, 2003).

29
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

MOTIVACIÓN
Hipertermia/
Deshidrtación
SUPRASPINAL

Cambios en la concentración de los neuro


transmisores (serotonina, Dopamina)
Alteración
excitabilidad
cortical
ESPINAL

Feedback
sensorial
aferente
(grupos
III, IV)
Inhibición de la excitabilidad de las
motoneuronas (ajustes reflejos)

PERIFÉRICO
Acumulación
metabólica

Reducción en la excitabilidad de la membrana


Suministro
Fallo en acoplamiento excitación-contracción energético

Figura 2. Mecanismos potenciales de la fatiga neuromuscular en los ejercicios de repetir sprints


(adaptado de Girard O. 2008)

30
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

2.1.2 FACTORES DETERMINANTES EN EL RENDIMIENTO DE LOS


EJERCICIOS DE SPRINT REPETIDO

En este capítulo, sólo se desarrollan aquellos factores que están considerados como
más importantes a la hora de poder desarrollar medios de entrenamiento para la
mejora de la CRS.

2.1.2.1 Contribución de las vias energéticas

Existe muy poca literatura referente a la contribución energética durante el ejercicio


mediante ejercicios de RS. Sin embargo, hoy en día se acepta que las acciones
intermitentes de máxima intensidad vienen determinadas por la integración de los
tres sistemas fundamentales de obtención de energía.

Durante el ejercicio de alta intensidad y corta duración, la mayor parte de la


resíntesis de ATP proviene de la ruptura de la fosfocreatina y de la degradación del
glucógeno muscular a acido láctico, es decir la energía se obtiene a través de la
solicitación casi exclusiva del metabolismo anaeróbico.

Bogdanis et al (1996) comparó la contribución del metabolismo aeróbico y


anaeróbico durante un ejercicio de dos sprints máximos en cicloergómetro de 30 s
de duración con 4 min de descanso entre ellos. Este grupo mostró que durante el
segundo sprint la tasa de contribución energética del metabolismo anaeróbico se
redujo hasta un 41% del valor del primer sprint, mientras que el metabolismo
aeróbico proporcionó casi la mitad (49%) de la cantidad total de energía sin una
disminución del trabajo total significativa. Una respuesta metabólica similar se
observa durante protocolos con tiempos y periodos de recuperación más cercanos a
los utilizados en los deportes de situación (Balsom, et al., 1992a; Gaitanos, et al.,
1993). Así, parece que la contribución del metabolismo aeróbico en una única acción
máxima es relativamente pequeña, pero en los RS su participación aumenta
considerablemente.

Por lo tanto, es de esperar que distintas variables estructurales como la distancia y/o
duración de los sprints, el número de repeticiones de los sprints y su duración
(Balsom, Gaitanos, Ekblom, & Sjodin, 1994; Glaister, Stone, Stewart, Hughes, &
31
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Moir, 2005) junto con el modo de recuperación (activo-pasivo) entre sprints


condicionarán la respuesta de la contribución relativa de las vías energéticas
(Balsom, Ekblom, & Sjodin, 1994; Glaister, Stone, Stewart, Hughes, & Moir, 2005).

2.1.2.2 DISPONIBILIDAD DE FOSFOCREATINA

La liberación de energía por parte de la PC es facilitada por la enzima creatinkinasa


(CK) que actúa sobre la PC para separar el Fosforo inorgánico (Pi) de la creatina. La
energía liberada puede usarse entonces para unir Pi a una molécula de
adenosindifosfato (ADP) formando ATP.
Los depósitos de PC intramuscular total son de aproximadamente de 80 mmol/kg
Dm con una tasa máxima de utilización de aproximadamente 9 mmols ATP/Kg Dm/s
agotándose en gran medida a los 10 s. La PC se considera muy importante durante
esfuerzos máximos cuando requieren de una alta tasa de liberación de energía.
Durante un esfuerzo de 6 s a intensidad máxima, la energía obtenida a partir de la
degradación de los depósitos musculares de PC fue de aproximadamente un 50%
de la energía total (Gaitanos, Williams, Boobis, & Brooks, 1993).

La disminución en la concentración de PC con el esfuerzo de intensidad máxima


ocurre en todos los tejidos musculares (Spriet, Lindinger, McKelvie, Heigenhauser,
& Jones, 1989). Los niveles de PC muscular alcanzan valores mínimos entre los 10
s y los 30 s, cuando se realiza un esfuerzo máximo (Greenhaff, Bodin, Soderlund, &
Hultman, 1994). A pesar de que la concentración de PC está disminuida en el
músculo fatigado, pueden encontrarse cantidades significativas incluso cuando el
ejercicio se realiza en condiciones de isquemia (Bangsbo, et al., 1990; Greenhaff, et
al., 1994; Withers, et al., 1991). Parece ser que este fenómeno es un mecanismo de
defensa de la integridad celular.

Después de este tipo de ejercicios máximos, una recuperación completa de los


depósitos de PC pueden tardar entre 3 y 5 min (Tomlin & Wenger, 2001). Sin
embargo, la recuperación entre dos esfuerzos consecutivos en la mayoría de los
deportes estudiados es inferior (Bangsbo, 1994a). Esto significa que solo se logra
una restauración parcial de los depósitos de PC antes de la siguiente acción.
Además, mediante repeticiones continuadas de esfuerzos de alta intensidad dichos

32
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

depósitos se irán vaciando progresivamente (Stathis, Febbraio, Carey, & Snow,


1994; Yoshida & Watari, 1993).

Por lo tanto, la contribución de la PC durante los ejercicios de RS estará por una


parte determinada por la capacidad de utilización de esta fuente de energía durante
la realización del sprint, pero en gran parte viene determinada por el grado en que
los depósitos de PC son repuestos durante los periodos intermedios de
recuperación.

Varios estudios han demostrado que la disminución de la PC es mayor en las fibras


musculares de contracción rápida con respecto a las de contracción lenta
(Greenhaff, et al., 1994; Yoshida & Watari, 1993). Sin embargo, el restablecimiento
de la concentración de PC es más rápido en las fibras musculares de contracción
lenta con respecto a las de contracción rápida (Soderlund & Hultman, 1991).
Yoshida y Watari (1993) observaron que la recuperación de la PC se producía de
forma más rápida en corredores de fondo que en sujetos no entrenados, por lo que
podría estar relacionada con la capacidad oxidativa o con el mayor porcentaje de
fibras tipo I en los sujetos entrenados.

Otros estudios sobre ejercicios de RS con protocolos más específicos a los patrones
de los deportes de situación, también muestran que la contribución del metabolismo
aeróbico puede ser la protagonista de la resíntesis de la PC durante la recuperación
(Bogdanis, et al., 1995; Gaitanos, et al., 1993).

Por ejemplo, Trump et al. (1996) investigaron la degradación de la PC y su resíntesis


utilizando acciones máximas de 30 s de duración de forma repetida (protocolo 3 x 30
s separados por 4 min de recuperación en cicloergómetro). En este estudio, bajo
condiciones isquémicas, la resíntesis de PC fue impedida en una de las piernas por
oclusión de flujo sanguíneo. El mayor efecto de la falta de PC en la pierna de estudio
ocurría en los primeros 15-18 s del sprint. En esta pierna el 70% de la reducción del
trabajo total ya estaba presente después de estos primeros 15 s. Esta disminución
en el rendimiento fue explicada por la mínima resíntesis de la PC en la pierna
limitada en comparación con la control (3.1 y 47.5 mmol/Kg Dm respectivamente).

33
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

En un protocolo de ejercicio más específico a los patrones de actividad de los


deportes multisprint (Gaitanos, et al., 1993), se realizaron 10 acciones en
cicloergómetro a la máxima intensidad con una duración de 6 s. Se observó que 30 s
de recuperación permitieron que la PC hiciera una contribución sustancial (del 50%
de la provisión total de energía anaeróbica del primer sprint a un 80% en el 10º) para
la resíntesis de ATP a través de cada sprint. Además, a pesar de una progresiva
disminución en la concentración de PC antes de cada sprint, a lo largo de cada
repetición, es probable que con unas tasas de resíntesis cercanas a 1.3 mmol/kg
dm/sec, los periodos de recuperación de 30 s permitan a la PC continuar haciendo
una contribución importante en la resíntesis total de ATP. No obstante, es necesario
señalar que la contribución absoluta de PC en la producción de ATP disminuyó
significativamente desde el sprint 1 hasta el sprint 10 (44,3±4.7 a 25.3±9.7 mmol/kg
Dm, respectivamente).

El hecho de que la concentración de PC medida 10 s antes de la repetición 10, fuese


sólo del 49% del valor de reposo demuestra que aunque el suministro de PC tiene
una importancia vital en la producción de ATP, el tiempo de recuperación es
insuficiente para reemplazar los niveles previos a la prueba. Ante estos resultados,
Gaitanos et al (1993) reflejan que el metabolismo aeróbico es importante en la
resíntesis de la PC y que la resíntesis de ATP en este tipo de ejercicios, deriva
principalmente de la degradación de la PC y del metabolismo aeróbico.

Dawson (1995) también obtuvo unos valores similares siguiendo un protocolo de 5


sprints máximos de 6 s de duración con una recuperación de 24 s. Después de 30 s
de recuperación, tras la realización del ejercicio la concentración de PC fue un 45%
menor del valor de reposo y, 3 min después, de la última repetición, los valores
encontrados correspondían al 84% del valor previo al inicio del ejercicio. Por lo tanto,
durante un ejercicio RS los periodos de recuperación son demasiado cortos para
conseguir una resíntesis completa de la PC (duraciones de 20 ∼ 30 s).

Durante la recuperación de la PC, tras una actividad contráctil, se pueden describir


dos fases. En primer lugar, la fase inicial rápida que tiene una duración media de
20∼30 s, mientras que la segunda fase, más lenta, tarda 20 o más minutos,

34
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

permitiendo alcanzar el total restablecimiento de la concentración de PC. (Nevill,


Jones, McIntyre, Bogdanis, & Nevill, 1997). Otro aspecto importante sería que el
tiempo para la restauración del 50% del PC parece estar situado entre los 21 y 57s
(Bogdanis, et al., 1995).

La fase rápida de la recuperación de la PC parece reflejar el componente rápido del


pago de la deuda de Oxígeno (O2), interpretándose que esta fase es dependiente
del aporte de ATP por el metabolismo oxidativo (McCann, Molle, & Caton, 1995).
Asimismo, se ha sugerido que el componente lento de la recuperación de la PC se
debe a algún desequilibrio en el medio celular y/o a una alteración en el equilibrio de
la reacción de la CK, producida por la disminución del pool de adenin nucleótidos o
por la elevada concentración de H+.

Por otro lado, parece ser que la capacidad de producir altos niveles de potencia
(menores tiempos en el sprint) está directamente relacionada con la resíntesis de
PC. Bogdanis et al (1995), en sus resultados, reflejaron una alta correlación entre el
porcentaje de la resíntesis de la PC y el porcentaje de potencia recuperado durante
los 10 primeros segundos en la segunda repetición de 30 s (cicloergómetro) con 4
min de recuperación. Además, esto se ve apoyado por el hecho de que varias
investigaciones sobre los ejercicios de RS hayan encontrado que siguiendo una
suplementación de creatina aumenta la tasa de resíntesis de PC. Esto se relaciona
además con una reducción de fosfato inorgánico y un mayor pH muscular, lo que
resulta en un aumento de la potencia media (reducciones en la fatiga) durante un
ejercicio de RS (Ahmun, Tong, & Grimshaw, 2005; Yquel, Arsac, Thiaudiere,
Canioni, & Manier, 2002).

De esta manera, la disponibilidad de la PC parece ser uno de los factores limitantes


en el desarrollo de la fatiga durante los ejercicios de RS, aspecto que viene
justificado porque la recuperación de la fuerza o potencia, tras una acción de trabajo
repetido intenso, sigue un patrón de recuperación temporal similar a la resíntesis de
PC.

35
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Intensidad y duración de la recuperación (manipulación estructural)

La manipulación de la intensidad y la duración de las fases de recuperación en


ejercicios repetidos de máxima intensidad es uno de los campos donde encontramos
más información disponible, al entenderse que es un factor importante para el
rendimiento en estas acciones.

En cuanto a la recuperación de la PC, se muestra que la recuperación de los niveles


de PC también depende de la intensidad del esfuerzo y/o de la duración del proceso
de recuperación.

- Duración de la fase de recuperación

Previamente se ha comentado que tiempos de 30 o menos segundos parecen ser


insuficientes para la completa contribución por parte de la PC a la producción de
ATP en estos ejercicios.

Balsom y col (1992), estudiaron la evolución del rendimiento durante la repetición de


15 sprints de 40 m, con 30 s, 60 s y 120 s de recuperación entre cada sprint. Así,
comprobaron que durante la realización de sprints de 40 m repetidos cada 30 s los
tiempos en los primeros 15 m aumentaban. Este hecho no ocurrió al repetir sprints
cada 60 s o 120 s, en los que no hubo cambios significativos durante los primeros
segundos de esfuerzo. Por ello, sugirieron que la vía metabólica de la PC no
permitía suplir la energía demandada, en cada periodo de ejercicio, cuando la
recuperación era de 30 s de duración.

Por lo tanto, la manipulación del tiempo de recuperación condicionará la contribución


de las vías energéticas y la respuesta de las siguientes acciones.

- Intensidad de la fase de recuperación.

En los deportes intermitentes de alta intensidad la mayoría de las fases de


recuperación son de naturaleza activa tras una acción máxima durante el juego.
Varios estudios han analizado el comportamiento de la PC ante diferentes modos de
recuperación (activo vs pasivo) mostrando una disminución en la potencia y mayor

36
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

disminución en el contenido de PC en las recuperaciones activas respecto a las


pasivas (Spencer, Dawson, Goodman, Dascombe, & Bishop, 2008; Spencer, et al.,
2006)

Por ejemplo, Spencer et al (2008) estudiaron la evolución del comportamiento de la


PC durante la repetición de 6 sprints de 4 s con 25 s de recuperación. La
recuperación estaba regulada con tres intensidades diferentes: Intensidad moderada
(35% VO2max), Intensidad baja (20% VO2max) y pasiva (esperan de pie). Los
resultados mostraron que los cambios en el contenido de PC eran inferiores cuando
la recuperación entre sprints era pasiva en lugar de activa. Sin embargo la
intensidad de la recuperación activa (baja o moderada), no afectaba a los cambios
en el contenido de PC.

CONCLUSIONES

El metabolismo de la PC se considera un importante factor limitante en el


rendimiento de la CRS tanto por la contribución que realiza en la resíntesis de ATP
durante el esfuerzo como por la relación directa que tiene su resíntesis con la
capacidad de producir altos niveles de potencia (menores tiempos en el sprint) en
los esfuerzos siguientes.

La resíntesis de PC es insuficiente para suplir la energía demandada en cada


periodo de ejercicio cuando la recuperación es de 30 s o inferior. De esta forma, es
lógico pensar que otras vías energéticas suplen dichas limitaciones para mantener el
rendimiento.

Los aspectos citados en este capítulo son de vital importancia en el diseño de


protocolos de entrenamiento que mejoren la vía de los fosfatos y mejoren sus
posibilidades de resíntesis con la intención de mejorar el rendimiento en la CRS.
Además, se deberá tener en cuenta la manipulación de las fases de recuperación
tanto en intensidad como en duración (Balsom, Ekblom, & Sjodin, 1994; Balsom,
Gaitanos, Soderlund, & Ekblom, 1999; Gaitanos, et al., 1993; Spencer, et al., 2008).

37
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

2.1.2.3 CAPACIDAD TAMPÓN

La glucólisis anaeróbica consiste en la degradación de glucógeno o glucosa para


producir energía para la resíntesis del ATP. Durante un ejercicio intenso, la
disminución acelerada de la concentración de PC se contrarresta por el aumento de
la activación de la glucólisis anaeróbica, combinándose los dos procesos para
mantener la resíntesis de ATP. Como consecuencia, se produce un aumento de la
producción de ácido láctico (Wilmore & Costill, 2007), que en estas condiciones se
disocia en lactato e iones de hidrógeno (H+).

El lactato se cree que tiene un bajo efecto en la capacidad contráctil del músculo
(Balsom, et al., 1992b), mientras que el aumento de H+ se considera como un factor
importante de la fatiga muscular, al producir una disminución del pH intracelular
hasta valores inferiores a 6 provocando un estado de acidosis (Westerblad, Allen, &
Lannergren, 2002).

Parece ser que, en el proceso de la acidosis metabólica (aumento de H+), se


produce una inhibición de la glucólisis, dependiente en gran medida de la
fosfofructokinasa, enzima reguladora de la glucogenolisis y la glucólisis, la cual
muestra una elevada dependencia del valor de pH. Por ejemplo, en el estudio de
Gaitanos (1993) la glucólisis anaeróbica aportaba un 40% de la provisión de ATP
total durante el primer sprint de 6s, mientras que en el último sprint (sprint 10) el
valor fue del 16%.

La capacidad tampón o buffer describe la capacidad del músculo para mantener un


nivel de pH estable, o para ser más preciso, resistir los descensos de pH. El músculo
contiene amortiguadores químicos que reducen las fluctuaciones de H+ y por lo tanto
impiden cualquier caída drástica en los niveles de pH.

La disminución del pH muscular, por la acumulación de H+ y la disminución de la


capacidad tampón del músculo parece ser que reducen la capacidad de rendimiento
(Hultman, Del Canale, & Sjoholm, 1985; Spriet, 1995) durante los RS (Bishop,
Lawrence, & Spencer, 2003; Gaitanos, et al., 1993). Esta nueva situación afecta a la
percepción del esfuerzo y la actividad enzimática (Favero, Zable, Bowman,
Thompson, & Abramson, 1995; Spriet, et al., 1989; Swank & Robertson, 1989).
38
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Una limitada acumulación de H+, lo que supone una mejor capacidad de regular los
H+ durante los ejercicios de RS podría beneficiar a aquellos deportistas que
participan regularmente en ejercicios de máxima intensidad repetidos, como es el
caso de los deportes que aquí tratamos (Bishop, et al., 2004; Edge, et al., 2006).
Además, una mejor capacidad tampón podría mejorar el rendimiento en los RS al
permitir que la glucólisis anaeróbica continúe dando como resultado una mayor
producción de lactato sin un aumento concomitante en la acumulación de H+.

Bishop et al (2004), mostraron que los deportistas de equipo con mejor CRS
producían menos H+, encontrando pequeños cambios de H+ en el plasma. Los
cambios en el nivel de H+ a nivel plasmático tienen una relación significativa con la
disminución de la potencia. En un estudio posterior, el mismo grupo de investigación
encontró una relación significativa entre la capacidad tampón y la CRS (Bishop,
Edge, & Goodman, 2004).

Los cambios en la capacidad tampón parece ser que dependen de las demandas
metabólicas musculares de la especialidad deportiva. Diferentes estudios han
mostrado que la capacidad tampón es mayor en jugadores de deportes de equipo
altamente entrenados, velocistas y remadores con respecto a maratonianos y
personas no entrenadas (Edge, et al., 2006). Esto hecho sugiere que dicha
capacidad podría estar asociada con el entrenamiento.

A pesar de la escasez de estudios longitudinales sobre el tema, parece que la


intensidad del entrenamiento es un importante estímulo para mejorar la capacidad
tampón (Edge, Bishop, & Goodman, 2006). Así, se describen mayores cambios en la
capacidad tampón siguiendo un entrenamiento de alta intensidad que con un
entrenamiento de intensidad moderada (Edge, Bishop, et al., 2006).

Edge et al (2005), al comparar un entrenamiento interválico de alta intensidad (6-12


series x 2 min a intensidad superior a 140-170% del umbral anaeróbico con 1min de
descanso entre series) con otro de intensidad moderada (20-30 min a una intensidad
del 80-95% del umbral anaeróbico), reflejó que mejoró más el rendimiento el grupo
que utilizó el método de entrenamiento de alta intensidad en un test de RS en
cicloergómetro (5 x 6 s con 30 s de descanso entre repeticiones). Sin embargo, no
39
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

encontraron cambios en la concentración de H+ entre ambos grupos, considerando


que hay otros aspectos que pueden condicionar estas mejoras.

No obstante, recientes estudios, siguiendo con el razonamiento de Edge et al.


(2005), cuestionan el rol de los H+ y, en consecuencia, la disminución del pH en la
fatiga muscular (Pedersen, Johansson, Rydstrom, & Goran Karlsson, 2005;
Westerblad, et al., 2002). La falta de relación entre el pH y el deterioro de la
capacidad contráctil está reforzada por el hecho de que la evolución temporal de la
recuperación de la potencia durante un ejercicio máximo repetido es más rápida que
la del pH y no se ve afectada por éste (Bogdanis, Nevill, Lakomy, & Boobis, 1998).
Este hallazgo vendría reforzado por el hallazgo de altos niveles de potencia bajo
condiciones de elevada acidez (Billaut, et al., 2003; Gaitanos, et al., 1993). Además,
Krustrup et al (2003) mostraron que el desarrollo de la fatiga durante ejercicios
repetidos a la máxima intensidad no estaba relacionado con la disminución del pH o
altas concentraciones de lactato.

La incertidumbre sobre la medida en que la acidosis afecta el rendimiento en la CRS


también se refleja en los resultados obtenidos en las investigaciones sobre los
efectos ergogénicos del bicarbonato de sodio (NaHCO3). La administración de
NaHCO3 se ha usado en numerosos estudios con la intención de aumentar la
capacidad tampón extracelular y, por lo tanto, reducir la acumulación de H+ en el
músculo.

Respecto a estudios referentes a los ejercicios de RS, Gaitanos et al (1993)


informaron que a pesar de que la ingesta de NaHCO3 causó un cambio en el
equilibrio ácido-base de la sangre, no se detectaron cambios significativos en el
rendimiento en los RS (10 x 6 s sprints, 30 s de recuperación). Mientras Bishop et al
(2005) sí encontraron una reducción de la fatiga siguiendo un protocolo de
administración de NaHCO3. Los sujetos que ingirieron esta sustancia, en una
estructura de 2 series de 18 bloques de ejercicio de 2 min de duración cada bloque,
completaron más trabajo durante la realización de los segundos 18 bloques de
trabajo.

40
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Por último, es interesante resaltar el estudio de Edge et al (2006d) donde se


administró NaHCO3 a un grupo y a otro una sustancia placebo. Ambos grupos
realizaron el mismo entrenamiento para la mejora de la capacidad tampón (6-12
repeticiones, interválico 2min a una intensidad superior a 140-170% del Umbral
anaeróbico con 1 min de descanso entre repeticiones). En este estudio, la
suplementación de NaHCO3 no afectó a los cambios en la capacidad tampón, lo que
sugiere que la intensidad del entrenamiento es más importante que la acumulación
de H+ durante el entrenamiento para mejorar la capacidad tampón.

CONCLUSIONES:

Los diferentes estudios sobre el papel de la acidosis en el rendimiento han mostrado


resultados dispares que por un lado indican que la acidosis puede perjudicar el
rendimiento a través de mecanismos indirectos y por otro lado que no es el único
factor que causa fatiga durante RS.

Por otro lado encontramos un mayor consenso entre los autores en afirmar que la
capacidad tampón puede ser mejorada mediante el entrenamiento y que el
entrenamiento de alta intensidad interválico produce mejoras tanto en la capacidad
tampón como en el rendimiento en la CRS.

2.1.2.4 CONSUMO DE OXIGENO

El metabolismo aeróbico es el proceso mediante el cual el cuerpo descompone


combustible con la ayuda de oxígeno para generar energía (Wilmore & Costill,
2007). Frente a un esfuerzo físico, el consumo de oxígeno por parte de la
musculatura activa mediará la síntesis de ATP para satisfacer las demandas
metabólicas.

Para tener una mejor comprensión de las situaciones fisiológicas que se dan en los
RS dependientes de la participación de este mecanismo es necesario clarificar
algunos términos:

41
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

• Concepto del consumo de oxígeno (VO2)

El consumo de oxígeno, según (Wilmore & Costill, 2007), corresponde a la cantidad


de oxígeno que consume o utiliza el organismo por unidad de tiempo.

• El sistema de transporte de O2 durante el ejercicio:

Durante la realización de un ejercicio se crea una alteración importante de la


homeostasis en el organismo, lo que pone en marcha una serie de respuestas
fisiológicas que intentan devolver el equilibrio perdido. Respecto a la participación
del oxígeno en estas respuestas, hemos de considerar el rol del sistema respiratorio
en el intercambio de gases, facilitando el ingreso de O2 a nivel pulmonar y el paso de
este gas hacia la circulación a partir de los capilares pulmonares. Una vez el O2 se
difunde desde los alveolos hacia la sangre, el sistema cardiovascular debe bombear
la cantidad de sangre adecuada hacia los tejidos activos, suministrando el O2
necesario y retirando desde niveles tisulares los deshechos e intermediarios
metabólicos para su distribución correspondiente. Al mismo tiempo el sistema
muscular debe tener la capacidad energética, fisiológica y estructural para lograr dar
una respuesta a la demanda impuesta. Estas capacidades musculares favorecen la
recepción del O2, lo que potencia el metabolismo muscular.

• Técnicas y metodologías utilizadas para medir el consumo de oxígeno y el


análisis de la implicación del metabolismo aeróbico y sus posibles
implicaciones en las limitaciones del rendimiento en los ejercicios de RS son:

- La medición del intercambio de gases:

Es el más utilizado. Consiste en un método no invasivo que, a través de la


cuantificación del volumen de O2 y CO2 inspirado y espirado durante el ejercicio
realizado, permite conocer la evolución del consumo de oxígeno por parte del
cuerpo, centrándose en la cantidad extraída por los pulmones.

42
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

- La espectrometría de infrarrojo cercano (“NIRS”)

Es una tecnología relativamente nueva capaz de monitorear continuamente y de


forma no invasiva los cambios del O2 en los tejidos. (Piantadosi, Hemstreet, &
Jobsis-Vandervliet, 1986). Se obtiene información acerca de lo que ocurre dentro
del músculo y realiza un extensivo análisis del suministro y las demandas de O2
durante los RS.

- La pulsioximetria:

Técnica no invasiva que permite medir la saturación arterial de oxígeno mediante el


cálculo del porcentaje de la oxihemoglobina. Debido a que la SaO2 y la presión
parcial de oxígeno (PaO2) están relacionadas por la curva de disociación de la
hemoglobina en ciertas condiciones, la SaO2 se correlaciona bien con la PaO2.

La energía requerida durante un sprint máximo inferior a 10 s está proporcionada a


través de las vías anaeróbicas, es decir, la glucogenólisis que conduce a la
formación de lactato y a la degradación de PC. Por ello, la contribución aeróbica es
despreciable (Spencer et al, 2005).

Sin embargo, investigaciones centradas en la intervención de las fuentes de energía


en acciones de RS con cortos intervalos de recuperación muestran que la
contribución relativa de la vía aeróbica aumenta y se va haciendo importante,
aunque sin poder mantener los niveles de potencia iniciales (Gaitanos et al, 1993;
Hamilton et al, 1991; Racinais et al, 2007; Tomlin & Wenger, 2001).

La influencia de la disponibilidad del oxígeno y el metabolismo aeróbico en el


rendimiento durante los RS ha sido estudiada por muchos grupos de investigación.
Por ejemplo, bajo condiciones de mayor disponibilidad de oxígeno, mediante la
administración de Eritropoyetina (EPO), Balsom (1994) muestra que la capacidad de
mantener el rendimiento durante 15 x 6 s en cinta rodante no motorizada (250% VO2
max) con 24 s de descanso, se asocia a una reducción de acumulación de
metabolitos anaeróbicos. Por el contrario, bajo condiciones en hipoxia (cámara
hipobárica), la capacidad de realizar 10 x 6 s con 30 s de descanso ocasionó una

43
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

importante acumulación de lactato sanguíneo, un reducido consumo de O2 (medido


por intercambio de gases) y un incremento en el grado de la fatiga muscular. Estos
estudios defienden la hipótesis de que la relación entre la disponibilidad de O2 y la
necesidad de O2 durante los RS condiciona su rendimiento.

Algunos estudios muestran que junto al aumento del consumo de O2 durante los RS
existe un aumento de la desoxigenación del músculo durante las repeticiones
(Billaut, Davis, Smith, Marino, & Noakes, 2010; Buchheit, et al., 2009; Racinais, et
al., 2007). Este aumento de la desoxigenación del músculo sugiere que los ajustes
homeostáticos eran insuficientes para mantener la concentración de oxígeno capilar
durante RS, provocando un desajuste entre la disponibilidad de oxígeno y el
aumento de la demanda muscular.

La desoxigenación refleja la disminución de oxigenación muscular durante el


ejercicio y la recuperación. Se calcula habitualmente midiendo la concentración de la
desoxihemoglobina [HHb] en sangre capilar del músculo activo (mediante la técnica
NIRS). La magnitud de los cambios en [HHb] durante el ejercicio proporciona
información sobre el equilibrio dinámico entre la disponibilidad de O2 y la utilización
de O2 del músculo analizado (Bailey, Wilkerson, Dimenna, & Jones, 2009)
contemplándose como una medida de la perturbación metabólica periférica.

En el inicio del ejercicio hay un retraso en la disponibilidad de O2 de los músculos


que trabajan. Sin embargo, si la duración del periodo de trabajo es de pocos
segundos, el oxígeno unido a la mioglobina (Christmass, Dawson, Passeretto, &
Arthur, 1999) se desatura rápidamente al inicio del ejercicio en respuesta a una
rápida bajada de la presión de oxígeno parcial intracelular (Mole, et al., 1999;
Richardson, Noyszewski, Kendrick, Leigh, & Wagner, 1995). Este O2 puede
abastecer la demanda inicial de oxigeno del ejercicio.

Durante la recuperación, el oxígeno unido a la mioglobina se recupera totalmente a


los 20 s de finalizar un ejercicio submáximo (Balsom, Soderlund, Sjodin, & Ekblom,
1995; Balsom, Gaitanos, Ekblom, & Sjodin, 1994). Teóricamente, con una tasa
rápida de restauración es posible que la disponibilidad de O2, desde la mioglobina,
no sea un factor limitante durante los RS. Sin embargo, con tiempos de recuperación
44
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

similares, los estudios muestran un aumento significativo de la [HHb], sugiriendo una


progresiva anaerobiosis en el músculo. Esta progresiva anaerobiosis parece ser el
resultado de la incapacidad de restaurar los niveles previos de saturación de O2
durante el tiempo de recuperación después de cada sprint. No obstante, a pesar de
que en los RS hay un incremento de la desoxigenación muscular, este aumento de
[HHb] permanece constante a lo largo de cada repetición sugiriendo que aunque hay
un aumento progresivo de la desoxigenación del músculo, la capacidad de los
sujetos de utilizar el O2 disponible a lo largo del test de CRS se mantiene (Billaut &
Smith, 2010; Buchheit, et al., 2009; Racinais, et al., 2007).

Billaut et al (2010) confirman estas conclusiones al observar que los patrones de


cambio en la magnitud de la desoxigenación muscular fueron casi idénticos tanto en
normoxia como en hipoxia, indicando que el consumo de O2 por parte del músculo,
fue mantenido en hipoxia aguda a pesar de la poca disponibilidad de O2. Estos
resultados sugieren que el principal mecanismo limitante del rendimiento en hipoxia
parece ser el sistema de transporte de O2 mientras que la capacidad de difusión del
oxígeno al músculo (es decir, el VO2 muscular) puede tener solo un rol secundario.
En esta línea se ha encontrado una progresiva desaturación de O2 arterial (SO2)
durante los RS.

La disminución de la presión parcial de O2 (PO2) disminuye la saturación de


hemoglobina provocando que la curva de disociación entre el oxígeno y la
hemoglobina se desplace hacia la derecha, reflejando un signo de que hay más
oxígeno que está siendo descargado de la hemoglobina en el nivel de los tejidos
(Wilmore & Costill, 2007). Entre los factores que explican esta disminución de
desaturación arterial (SO2) está la elevada acidosis en los RS (Romer, Dempsey,
Lovering, & Eldridge, 2006).

Una reducción de la saturación de O2 a nivel sistémico puede explicar el desarrollo


de la hipoxia observada en los músculos activos durante los RS y sugerir que la
incapacidad de restaurar los niveles previos de saturación de O2 durante la
recuperación puede llevar a una desoxigenación muscular (Billaut & Smith, 2010).
Además, es posible que la baja saturación pueda reducir la velocidad de resíntesis

45
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

de PC durante los últimos sprints, un proceso que, tal y cómo vimos, es dependiente
exclusivamente del aporte de O2 a los músculos activos (Bogdanis, Nevill, Boobis, &
Lakomy, 1996).

La relación entre la disponibilidad del O2 y la demanda de O2 parece ser un factor


importante en el rendimiento de los RS. Sin embargo, se necesitan estudios
adicionales para poder comprender si el factor limitante es el desajuste por el fallo
en el funcionamiento del sistema de transporte de O2 (sistema respiratorio,
pulmonar, cardiovascular y muscular) o si hay un factor central que desencadene el
problema.

Varios estudios plantean vías alternativas para reconocer otros posibles


mecanismos fisiológicos, como puede ser la fatiga por la relación existente entre el
O2 y el sistema nervioso central (SNC) para mantener la homeostasis del organismo.
Este aspecto se tratará con más detalle en el capítulo de factores centrales (cap
2.1.2.5, pag 44) (Amann, et al., 2006; Mendez-Villanueva, et al., 2008; Racinais, et
al., 2007).

La importancia de la disponibilidad de O2, la gran contribución de la fosforilación


oxidativa al total del gasto energético y la posible asociación entre la tasa de
resíntesis de PC y la recuperación de la potencia (ya comentado en el capítulo de
PC, pag 25) durante los RS ha provocado que, muchos entrenadores y científicos,
consideren importante poseer un alto nivel de capacidad aeróbica para el
rendimiento en la CRS (Billaut & Smith, 2010; Bishop, et al., 2004; Tomlin & Wenger,
2001).

El consumo máximo de oxígeno (VO2 max) está considerado como el mejor índice en
la valoración de la capacidad de resistencia del organismo (Sutton, 1992). Esta
relación ha hecho que muchos autores consideren que disponer de unos valores
altos de VO2 max sea un factor importante para el rendimiento en los RS.

Sin embargo, las diferentes investigaciones son contradictorias y poco convincentes.


Algunos autores encuentran una relación entre el VO2 max y la CRS (relacionado con
el % de decrecimiento de rendimiento), (Brown, Hughes, & Tong, 2007; Dupont,

46
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Millet, Guinhouya, & Berthoin, 2005; Hamilton, et al., 1991; Tomlin & Wenger, 2002)
justificando los resultados a una posible relación existente entre el VO2max y la tasa
de resíntesis de PC. De esta forma, se sugiere que un deportista con mayor VO2max
tendrá mayor facilidad para resintetizar la PC, aumentará la oxidación de los
metabolitos y, por lo tanto, conseguirá una menor dependencia de la glucólisis
anaeróbica en la siguiente repetición disminuyendo el decrecimiento del rendimiento
en la CRS. Otros autores no encontraron correlaciones (Aziz, et al., 2007; Castagna,
et al., 2007; Wadley & Le Rossignol, 1998) o fueron moderadas (Bishop, et al., 2004;
Bishop, Lawrence, & Spencer, 2003) .

Las causas a estas divergencias pueden residir en los diferentes protocolos


realizados. Por ejemplo un número reducido de repeticiones, distancias o tiempos de
sprint unido a recuperaciones muy cortas no han demostrado ser suficientes como
para agotar las reservas de PC. Esto significa que no se implicará al metabolismo
aeróbico hasta que no se alcancen las últimas repeticiones (Bogdanis, et al., 1996;
Gaitanos, et al., 1993). Además, se ha mostrado que la mejora de la CRS en
diferentes protocolos de entrenamiento no comporta mejoras en el VO2max (Bishop &
Claudius, 2005; Spencer, Bishop, & Lawrence, 2004).

Bishop y Spencer (2004) compararon dos grupos, uno de atletas de fondo y otro de
deportistas de equipo con un nivel de VO2max homogéneo, mostrando que los
deportistas de equipo son capaces de generar un mayor pico de potencia en el
primer sprint y realizar más trabajo total durante un test de 5 x 6 s que los atletas de
fondo. Además, observaron que los jugadores de deportes de equipo tuvieron un
mayor decrecimiento del rendimiento que los atletas de fondo. Esta observación
concuerda con la comentada por otros autores en referencia a la relación existente
entre el rendimiento del primer sprint y el % de disminución del rendimiento de la
CRS (Bishop, et al., 2003; Hamilton, et al., 1991; Wadley & Le Rossignol, 1998). La
menor tasa en disminución de rendimiento en los atletas de fondo podría explicarse,
en parte, por su bajo rendimiento en el primer sprint y el menor nivel de residuos
metabólicos (i.e. concentración de H+) más que por el nivel de VO2max. Bajo esta
premisa, podríamos decir que es posible que el VO2max no sea un factor
determinante en los RS.
47
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

El valor del VO2max no es la única variable de valoración de la capacidad aeróbica de


un sujeto, existiendo otras variables que pueden definir y relacionar el rendimiento
de la CRS con la capacidad aeróbica. Por ejemplo, Da Silva, Guglielmo, & Bishop,
(2010), muestran mayores relaciones entre la velocidad aeróbica máxima y la
velocidad de umbral anaeróbico (VOBLA “velocity at the onset of blood-lactate
acumulation”) con el rendimiento en CRS que el valor de VO2max. Además, en un
estudio reciente (Buchheit, 2012), se observó una alta correlación (r=-0.71) entre la
velocidad pico en un test de velocidad incremental y la CRS.

Una variable que ha estado también asociada al rendimiento aeróbico, siendo en los
últimos años relacionada con el rendimiento en los RS, es la cinética del VO2
(Dupont, McCall, Prieur, Millet, & Berthoin, 2010; Dupont, et al., 2005). Parece ser
que una mejor cinética del consumo de oxígeno, tanto al inicio del sprint (Dupont, et
al., 2005), como al final (Dupont, McCall, Prieur, Millet, & Berthoin, 2010), puede ser
un factor importante en el rendimiento de la CRS. Esto se debe a una reducción del
déficit de oxígeno, lo que implica una mayor contribución de la fosforilación oxidativa
y una rápida disminución del consumo de oxígeno lo que se asocia a una rápida
recuperación de las variables que contribuyen a la fatiga durante la CRS. Sin
embargo, recientemente se han encontrado datos contradictorios, observándose
correlaciones pequeñas (%Dec con VO2on) o nulas (media CRS con VO2on y
VO2off) entre variables de rendimiento de la CRS y la cinética del VO2 en un grupo
de jugadores de deportes de equipo (Buchheit, Abbiss, Peiffer, & Laursen, 2012).

CONCLUSIONES

El metabolismo aeróbico y el transporte de O2 son factores muy importantes en el


rendimiento de la CRS.

A pesar de que existen estudios que han trabajado en la búsqueda de los factores
limitantes del consumo de oxígeno en los RS, como pueden ser la oxigenación
muscular, la saturación de oxígeno arterial, o la oxigenación cerebral, los factores
implicados en el transporte de oxígeno, desde el sistema respiratorio, pulmonar,
cardiovascular al muscular, están estrechamente interrelacionados siendo posible

48
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

que el desajuste entre la disponibilidad de oxígeno y la demanda, para realizar este


tipo de ejercicios no obedezca a un solo factor limitante.

Por otro lado, la importancia del metabolismo aeróbico en los RS podría permitir la
consideración de que disponer de un buen nivel de capacidad aeróbica predeciría un
buen nivel de rendimiento en la CRS. No obstante, la variable más utilizada en la
medición de la resistencia aeróbica, el valor del VO2max, no tiene el consenso de
todos los investigadores como valor predictor.

2.1.2.5 FACTORES CENTRALES

La hipótesis generalizada de que la fatiga durante los RS es principalmente


atribuible a factores musculares (i.e. factores metabólicos periféricos) es la más
defendida en las investigaciones relacionadas, aunque esta visión no está reñida
con la defensa de una alta intervención de los mecanismos neurales.

En los últimos años, han ido creciendo los estudios que analizan el rol de los
factores neuromusculares en la etiología de la fatiga muscular durante los RS,
utilizando como medios de medición la electromiografía de superficie (EMGs), la
técnica de contracciones interpoladas con estímulos eléctricos evocados (“switch
interpolated technique”) y la imagen por resonancia magnética funcional (IRMf). Sin
embargo, se mantiene cierta controversia tanto acerca de la idoneidad de estos
sistemas de medición en la interpretación de estos aspectos (Perrey, et al., 2010),
como en el rol que juegan los factores neuromusculares en la etiología de la fatiga
en los RS.

Diversos autores sostienen que la fatiga inducida por deterioro de la función


muscular, después de RS, se debe principalmente a alteraciones periféricas como el
acoplamiento excitación-contracción, limitaciones en la excitabilidad del sarcolema o
la acumulación de metabolitos (Billaut & Basset, 2007; Hautier, et al., 2000; Perrey,
et al., 2010). Estas afirmaciones quedan sustentadas al no haberse encontrado
variaciones en la activación neural, medida vía EMGs, aunque el rendimiento
mecánico se vaya viendo progresivamente limitado (Hautier, et al., 2000). o a causa

49
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

de que las alteraciones encontradas vinieran condicionadas por los patrones de


recuperación (Billaut & Basset, 2007; Perrey, et al., 2010).

Sin embargo, cada vez hay más evidencias que reflejan la probabilidad de que la
reducción de la activación neural de los músculos contráctiles comprometa el
rendimiento durante ejercicios intermitentes de alta intensidad (Drust, Rasmussen,
Mohr, Nielsen, & Nybo, 2005; Mendez-Villanueva, Hamer, & Bishop, 2007; Mendez-
Villanueva, et al., 2008). Éstas se basan en una disminución de la amplitud de la
señal electromiográfica durante la actividad muscular a lo largo de los RS (Mendez-
Villanueva, et al., 2007, 2008) o por variaciones del ratio RMS/Onda-M.
Concretamente el cálculo de este ratio se realiza para minimizar el posible error de
utilizar la EMG como método de evaluación de la actividad neural del músculo, al
poder relacionarse también con cambios en la excitabilidad del sarcolema. Para
evitar esta limitación metodológica, se realiza una electroestimulación sobre el
nervio, que normalmente en valoraciones de pierna se realiza en el nervio femoral.
La onda-M valora las amplitudes pico a pico de la acción evocada eléctricamente,
dando como resultado de la operación un ratio de activación muscular (Racinais, et
al., 2007).

Así, la incapacidad de mantener la potencia a lo largo de las repeticiones estará


asociada también a una disminución significativa en la conducción nerviosa
afectando a los músculos que trabajan (i.e. extensores de rodilla) (Billaut, et al.,
2006; Racinais, et al., 2007) y produciéndose una reducción de la activación
muscular (Kinugasa, et al., 2004) y/o alteraciones en la coordinación de la
musculatura contráctil (Billaut, Basset, & Falgairette, 2005).

Por lo tanto, la capacidad de reproducir el rendimiento en los sprints parece estar


relacionada con la capacidad del sistema nervioso de modular la actividad de la
unidad motora. Además, no se debe interpretar por una incapacidad de reclutar
plenamente las unidades motoras, sino por una adecuada respuesta neural para
garantizar la protección de la homeostasis durante el ejercicio (Mendez-Villanueva,
et al., 2008; Racinais, et al., 2007). El sistema nervioso central (SNC) utiliza una

50
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

acción de protección en respuesta a un umbral crítico de fatiga muscular para evitar


un trastorno crítico de la homeostasis (Amann, et al., 2006).

Uno de los principales mecanismos sugeridos para modular la actividad de las


unidades motoras durante la fatiga es la inhibición refleja que resulta de la
acumulación de metabólitos provocando una activación simpática a través de un
reflejo quimiorreceptor mediado por las fibras aferentes de grupo III y grupo IV
(receptores musculares que responden a los cambios metabólicos que se producen
dentro del músculo). Algunos autores sugieren que la tasa de la acumulación de
metabólitos (hipoxia muscular) es un determinante significativo de la moderación por
parte del SNC lo que sugiere que las alteraciones en el sistema del transporte de O2
puedan ser precursoras de la fatiga central (Amann, et al., 2006; Billaut, et al., 2010).
Este hecho, podría producir una reducción en la conducción nerviosa y, a su vez,
influir en el rendimiento del ejercicio. Además, para tener un conocimiento más
exhaustivo, se deberían realizar estudios sobre el control del SNC a nivel
supraespinal.

Finalmente, (Nybo & Secher, 2004) argumentan que, debido a la interacción mutua
de los mecanismos centrales y periféricos, esta dicotomía no es particularmente útil
y debería ser evitada.

2.2 ENTRENAMIENTO DE LA CRS

El rendimiento de un deportista viene definido por sus características técnicas,


tácticas, físicas, fisiológicas, sociales y emotivas. Estas características están muy
relacionadas entre ellas y están condicionadas por diferentes factores como son la
genética, el entorno, la educación y el historial físico-deportivo del jugador (Bangsbo,
Gibala, Howarth, & Krustrup, 2006; Bangsbo, Mohr, et al., 2006).

Las demandas físicas y el rendimiento en un deporte están relacionados, a su vez,


con las actividades realizadas por los jugadores durante la competición. En los
últimos años, se está pudiendo disponer de información respecto a las diferencias
individuales en las exigencias físicas a las que los jugadores están expuestos
durante partidos y entrenamientos. Estas diferencias no solo están relacionadas con

51
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

el nivel de entrenamiento y la posición de juego del jugador, sino también con su rol
táctico específico.

Bajo condiciones óptimas, además de las habilidades técnicas y tácticas específicas


del deporte, las demandas del deporte están cada vez más relacionadas con las
capacidades condicionales de los deportistas. En el caso de estos deportes, la
fuerza explosiva, la potencia, la velocidad, la capacidad aeróbica, la capacidad
anaeróbica y la CRS han demostrado ser factores importantes que determinan el
éxito en estos deportes (Bangsbo, Mohr, et al., 2006; Bishop, et al., 2004;
Chaouachi, et al., 2010). En consecuencia, el diseño óptimo y la aplicación de
estrategias de entrenamiento que mejoren estas cualidades condicionales tienen un
especial interés para entrenadores y jugadores.

De cara a mejorar capacidades como, por ejemplo, el pico de velocidad en sprint o la


velocidad aeróbica máxima, generalmente se piensa en un entrenamiento
específico. No obstante, sabemos que mediante programas de entrenamiento de
fuerza y velocidad puede mejorarse el pico de velocidad (Kotzamanidis,
Chatzopoulos, Michailidis, Papaiakovou, & Patikas, 2005; Mujika, Santisteban, &
Castagna, 2009) y los entrenamientos realizados a alta intensidad muestran un
desarrollo en la potencia y la capacidad aeróbica (Buchheit, Bishop, Haydar,
Nakamura, & Ahmaidi, 2010; Buchheit, et al., 2008; Helgerud, Engen, Wisloff, & Hoff,
2001; Rodas, Ventura, Cadefau, Cusso, & Parra, 2000). Sin embargo, las estrategias
más adecuadas para mejorar la CRS aún son desconocidas.

La CRS es considerada como una compleja capacidad relacionada con factores


neuromusculares, así como con una compleja relación de componentes metabólicos.
En consecuencia, el potencial impacto de entrenamientos específicos tanto de
mejora de aspectos neurales como metabólicos, sobre la CRS no está muy claro
debido a la poca bibliografía disponible actualmente. Además, en la literatura
científica reciente, se encuentran tanto entrenamientos disociados (énfasis en las
cualidades separadas individualmente) (Bishop, Edge, Thomas, & Mercier, 2008;
Edge, Bishop, Goodman, & Dawson, 2005; Hill-Haas, Bishop, Dawson, Goodman, &
Edge, 2007) como entrenamientos compuestos (énfasis en todos los factores

52
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

simultáneamente) para su mejora (Buchheit, et al., 2008; Dawson, et al., 1998; Hill-
Haas, Coutts, Rowsell, & Dawson, 2009).

La naturaleza multifactorial e intermitente del juego en los deportes de equipo y de


raqueta, ha provocado el diseño de programas de entrenamiento que contemplen las
características específicas de estos deportes. De esta forma, las consecuencias
fisiológicas derivadas de la realización de un RS (la compleja contribución y
activación de las vías energéticas y la alteración neuromuscular) han sido valoradas
y utilizadas como estrategia de entrenamiento, valorando sus efectos fisiológicos a
largo plazo (Ferrari Bravo, et al., 2008; Mohr, et al., 2007).

En este capítulo, se mostrarán las mejoras asociadas a la utilización de los RS como


medio de entrenamiento y las estrategias de entrenamiento que han demostrado ser
más efectivas para la mejora de la CRS.

2.2.1 MEJORAS ASOCIADAS A LA UTILIZACIÓN DE LOS EJERCICIOS DE RS

El análisis exhaustivo de los patrones de actividad y movimiento en los deportes


intermitentes ha provocado un cambio en la concepción del desarrollo de
herramientas de evaluación, así como en el diseño de programas de entrenamiento
específicos, situándose el foco de atención en la alta intensidad y en los aspectos
intermitentes del rendimiento (Di Salvo, et al., 2009; Osgnach, Poser, Bernardini,
Rinaldo, & di Prampero, 2010; Spencer, et al., 2005).

Recientemente, el entrenamiento interválico de alta intensidad (EIAI, en literatura


científica “High intensity interval training (HIIT)”) se ha ido incorporando a la mayoría
de deportes (Iaia, Rampinini, & Bangsbo, 2009a). Los jugadores, actualmente,
emplean de forma regular el EIAI y el entrenamiento continuo para mejorar su
rendimiento aeróbico. Una capacidad condicional que se ha mostrado importante en
estos deportes y que ha sido la base del entrenamiento condicional en los últimos 50
años. Los protocolos de alta intensidad ejercen su estrés fisiológico a través de la
fuerza del estímulo, mientras que los programas de ejercicio continuo dependen,
principalmente, de la duración del esfuerzo. Se sugiere que las mayores mejoras del
rendimiento aeróbico se relacionan en la medida del estrés aeróbico impuesto en el

53
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

cuerpo (Billat, 2001). Por lo tanto, un estímulo de entrenamiento que provoca


mayores respuestas en el consumo de O2, como el porcentaje de VO2 alcanzado, el
tiempo mantenido sobre el VO2max y el consumo de O2 total en teoría, se traducirá en
una mayor adaptación aeróbica y mejoras en el rendimiento de resistencia. Así,
tanto la intensidad como la duración del ejercicio son importantes atributos del
entrenamiento aeróbico (Zafeiridis, Sarivasiliou, Dipla, & Vrabas, 2010).

Sin embargo, aunque está bien establecido que, el entrenamiento intermitente de


alta intensidad y el entrenamiento continuo, proporcionan efectos similares en la
capacidad aeróbica, tienen diferentes efectos en la capacidad anaeróbica.

Tabata et al, (1996) examinaron el efecto de seis semanas de entrenamiento de


resistencia de intensidad moderada (70% VO2max, 60 minutos por día, cinco días a la
semana) en comparación con seis semanas de EIAI de corta duración (170% VO2,
7-8 series de 20 s con 10 s de recuperación entre las series). Aunque los dos
métodos de entrenamiento aumentaron significativamente el VO2max (potencia
aeróbica), el entrenamiento de resistencia no tuvo un impacto en la capacidad
anaeróbica, y el EIAI la incrementó en un 28%. Concluyendo que el EIAI supuso un
intenso estímulo en los dos sistemas de energía. Estos resultados, obviamente,
tienen implicaciones en los deportes de sprints múltiples, ya que junto a la eficiencia
en el tiempo conseguida con métodos de EIAI (Gibala & McGee, 2008), el deportista
de rendimiento, de este tipo de deportes, requiere tanto de la participación de la
capacidad anaeróbica como la capacidad aeróbica para la reproducción de las
múltiples acciones de máxima intensidad que se realizan durante el juego. Además,
la mayoría de acciones específicas en las fases importantes del juego, requieren de
esa compleja intervención de las vías energéticas reflejadas en las acciones de RS.

2.2.1.1. Entrenamiento interválico de alta intensidad (EIAI)

En los últimos años, se han realizado varios estudios que demuestran la efectividad
de diferentes formas de EIAI para la mejora de varios componentes del rendimiento
físico (Ferrari Bravo, et al., 2008; Gibala, et al., 2006; Midgley & Mc Naughton, 2006;
Mohr, et al., 2007).

54
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Generalmente, el concepto de EIAI se refiere a repetir sesiones de ejercicios


intermitentes relativamente cortos, realizados a la máxima intensidad o a una
intensidad cercana o igual al VO2max (≥ 90% VO2max). En la literatura científica, se ha
descrito como la intensidad comprendida entre el 90% y el 250% VO2max.

Las distintas configuraciones tanto en la intensidad y duración del trabajo como en


los periodos de recuperación durante los ejercicios intermitentes pueden modificar el
esfuerzo fisiológico, la contribución de los sistemas metabólicos de producción de
energía y, consecuentemente, provocar diferentes adaptaciones (Zafeiridis, et al.,
2010).

Una amplia gama de intensidades son reflejadas en las investigaciones de los EIAI,
la duración de los ejercicios van desde los 6 s o menos hasta 4 min e incluso a
veces más. Además el tiempo de recuperación entre repeticiones también puede
variar considerablemente.

Los ejercicios de alta intensidad, basados en los tiempos de las acciones y en la


contribución de los sistemas energéticos predominantes, pueden ser divididos en
entrenamiento interválico de larga duración (EILD) y entrenamiento interválico de
corta duración (EICD), los cuáles representan intensidades cercanas/ligeramente
inferiores (% VO2max) o superiores al VO2max, respectivamente (Gibala & McGee,
2008; Iaia, et al., 2008). Estas aclaraciones deben tenerse en cuenta cuando se
utiliza el término EIAI ya que, cuando se utiliza sólo, puede ser limitante en términos
de comprensión de la prescripción de ejercicio. Por el contrario, cuando hablamos de
EICD se define un rango más estrecho de las intensidades que caen esencialmente
dentro de una limitación de tiempo más cercanas a la máxima intensidad.

2.2.1.1.1 Entrenamiento interválico de corta duración (EICD)

En la literatura científica, la terminología utilizada para definir este tipo de


entrenamiento es todavía confusa, ya que podemos encontrar diferentes términos
para definir un mismo protocolo de entrenamiento. Por ejemplo, se utilizan
entrenamiento en sprint (ST (“sprint training”)) (Dawson, et al., 1998), Entrenamiento
interválico en sprint (SIT (“Sprint interval training”)) (Hazell, Macpherson, Gravelle, &

55
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Lemon, 2010), entrenamiento de repetir sprints (RST (“Repeated sprint training”))


(Bailey, et al., 2009; Ferrari Bravo, et al., 2008) y Entrenamiento de resistencia-
velocidad (SET (“Speed endurance training)) (Iaia, Rampinini, & Bangsbo, 2009b),
en los protocolos interválicos de alta intensidad y de corta duración, para definir
ejercicios que comprendan tanto intensidades entre 6 s o menos y 50 s -1 min con
tiempos de recuperación entre 20 s y 4 min.

Sabemos que el rendimiento conseguido en acciones máximas de 30 s de duración


está íntimamente relacionado con el rendimiento conseguido en los primeros 10 s
(Hazell, et al., 2010; MacDougall, et al., 1998). Además, la diferencia entre dos
diseños de entrenamiento interválico de corta duración (15 s x 15 s vs 30 s x 4 min)
respecto a la contribución aeróbica y sus adaptaciones cardiorrespiratorias nos
permite hacer una adaptación a la clasificación del entrenamiento de resistencia a la
velocidad presentada por Bangsbo y Iaia para ubicar el entrenamiento de repetir
sprints (ERS) (Iaia, et al., 2008) y de resistencia a la velocidad (Iaia & Bangsbo,
2010) (tabla 1).

Tabla 1. Clasificación entrenamientos interválicos de corta duración


ENTRENAMIENTO RS ENTRENAMIENTO
MANTENIMIENTO
ALTA INTENSDIAD
TIEMPO 0-30 s 0-30 s
INTENSIDAD MÁXIMA ≥ VAM (100-140%)

RECUPERACIÓN ≥ 1:5 ± 1:1 ≈ 1:3; 2:1


OBJETIVO Mejorar la capacidad de Mejorar la capacidad de
realizar esfuerzos máximos mantener un ejercicio
repetidamente. de alta intensidad
PROTOCOLOS ≤ 10 s, rec 1:4-5 15 s:15 s
MÁS UTILIZADOS 30 s, rec 3-4 min
EN DEPORTES DE
EQUIPO
VAM: Velocidad aeróbica máxima

56
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

2.2.1.1.2 ENTRENAMIENTO DE RS

Esta estrategia de entrenamiento emergente está siendo considerada de cara a


mejorar el rendimiento específico en los deportes de equipo. Así, ha demostrado
provocar adaptaciones en los dos metabolismos protagonistas en la contribución
energética del ejercicio: un aumento o mantenimiento del VO2max (Dupont, Akakpo, &
Berthoin, 2004; Rakobowchuk, et al., 2008; Sporis, Ruzic, & Leko, 2008) , un
aumento del gasto energético (Iaia, Hellsten, et al., 2009), un aumento de la
actividad de enzimas aeróbicas (CS, HADH) (Burgomaster, Heigenhauser, & Gibala,
2006; Iaia, Hellsten, et al., 2009) y anaeróbicas (CK, PFK, LDH, PHOS)
(MacDougall, et al., 1998; Mohr, et al., 2007a), mejoras en la capacidad tampón
(Barnett, et al., 2004; Bickham, Bentley, Le Rossignol, & Cameron-Smith, 2006;
Thomassen, Christensen, Gunnarsson, Nybo, & Bangsbo, 2010), un aumento de
actividad bomba Na+-K+ (Iaia, et al., 2008; Mohr, et al., 2007; Thomassen, et al.,
2010), un aumento en la liberación de CA++ en RS (Ortenblad, et al., 2000), así como
cambios en la proporción de las fibras musculares (Dawson, et al., 1998; Iaia &
Bangsbo, 2010). Además, ha demostrado ser una herramienta de entrenamiento
efectiva al retrasar la fatiga durante ejercicios de alta intensidad y permitiendo una
rápida recuperación entre los RS en un tiempo reducido ( 2-3 min por sesión o < de
20 min si se incluye el tiempo de recuperación) (Billat, 2001), (tabla 2, pag 52).
Por lo tanto, el entrenamiento de CRS tiene un efecto positivo tanto sobre el
metabolismo aeróbico y anaeróbico como sobre el rendimiento en los ejercicios
intermitentes de alta intensidad. Además, en los resultados publicados en algunos
estudios, se ha observado un aumento en la mejora de la resistencia específica de
estos deportes (Ferrari Bravo, et al., 2008a; Hill-Haas, Coutts, Rowsell, & Dawson,
2009; Mohr, et al., 2007b).

Ferrari-Bravo et al. (2008) compararon, en un grupo de jóvenes futbolistas, los


efectos de un entrenamiento interválico aeróbico de alta intensidad (4 min de carrera
al 90-95% frecuencia cardiaca máxima (Fcmáx), con 3 min de recuperación activa)
con un entrenamiento de RS (3 series de 6 x 40 m (20+20) de sprints de ida y vuelta
con 30 s de recuperación entre sprints y 4 min de recuperación entre series). El
sprint de 40 m, ida y vuelta, comprendía un cambio de dirección de 180º a los 20 m

57
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

durante el sprint. El grupo de entrenamiento de RS comparado con el grupo que


realizó el entrenamiento interválico aeróbico, consiguió una mejora mayor, no sólo
en la CRS, sino también en el test “yo-yo”, test de valoración de la resistencia
específica habitualmente utilizado en los deportes de equipo (28,1% respecto un
12.5%). Concretamente este test consiste en un recorrido de 40 m (20+20), ida y
vuelta, con un aumento de la velocidad y con 10 s de recuperación entre los
desplazamientos, hasta llegar a la exhaustación. Además, se encontró una mejora
similar en el VO2max (6%) en ambos grupos.

Otros estudios, han encontrado mejoras en los tests específicos, pero sin mejoras en
el VO2max (Hill-Haas, et al., 2009; Ortenblad, Lunde, Levin, Andersen, & Pedersen,
2000) respaldando la actual tendencia a cuestionar la importancia del VO2max en los
deportes de sprints múltiples (Hoffman, Epstein, Einbinder, & Weinstein, 1999; Aziz,
Chia, & Teh, 2000; Bishop, et al., 2004), restringiendo su interés al perfil de
jugadores jóvenes o con una capacidad aeróbica baja (Hoffman, et al., 1999).

Algunos estudios han encontrado mejoras de velocidad con este tipo de


entrenamiento (Buchheit, Mendez-Villanueva, Quod, Quesnel, & Ahmaidi, 2010),
sugiriendo una cierta correlación entre la velocidad y el tiempo total en un test de RS
(Pyne, Saunders, Montgomery, Hewitt, & Sheehan, 2008) y encontrándose una
altísima correlación (r=0.92) entre el sprint inicial y el tiempo medio (Buchheit, 2012).
Sin embargo, no hay resultados concluyentes de su efecto en las variables de fuerza
y velocidad.

Aunque, este tipo de entrenamiento produce una mejora del rendimiento y una
reducción de la fatiga en 2-8 semanas, sería necesario tener en cuenta la
distribución de las sesiones para minimizar el riesgo de lesiones, cuando la carga de
entrenamiento de RS aumenta, ya que si no se tienen en consideración las bases de
prevención y control del entrenamiento el riesgo de lesión también aumenta.

58
Tabla 2. Efecto de entrenamiento de alta intensidad intermitente en las adaptciones fisiológicas y el rendimiento

ESTUDIO NIVEL N MODO DE PROTOCOLO NTENSIDAD DURACIÓN ADAPTACIONES CAMBIOS EN EL


EJERCICIO FISIOLÓGICAS RENDIMIENTO

Bishop et al Mujeres 6 Cicloergómetro 6-12x2’,1’ rec 100% VO2max 5 sem ↑9,7% Vo2max*
(2008) activas 3 x sem ↑12.9%Uan
↓11%Bminvitro

Edge et al Mujeres 16 Fuerza 3-5 x 15-20 s Max intensidad 5 sem ↑8% LTdmax ↑23% 3R Press de
(2006) activas 20 s rec ↑15% LT4mM* piernas*
II. MARCO TEÓRICO

↓H+ ↑12% trabajo total


CRS 5x6”(30”))*

Edge et al Mujeres 10 Cicloergómetro 6-12x2min 120-140 % UAN 5 sem ↑12% VO2max* ↑13% trabajo total
(2005) activas 1 min rec ↑8% Uan* CRS (5x6”(30”))*
3xsem

Edge et al Mujeres 10 Cicloergómetro 20 min 80-95% UAN 5 sem ↑10% VO2max* ↑8% trabajo total
(2005) activas ↑10% Uan* CRS (5x6”(30”))*

59
Gibala et al Hombres 8 Cicloergómetro 4-6x30 s Máximo esfuerzo 2 sem ↑7,6%Cap tampón ↓10.1%Tiempo a
(2006) activos 4 min rec. ↑28% Cont glucogeno completar 750Kj
3xsem

Gibala et al Hombres 8 Cicloergómetro 90-120 min 65% VO2max 2 sem ↑4,2%Cap tampón ↓7.5%Tiempo a
(2006) activos 3xsem ↑17% Cont glucógeno completar 750Kj

Mohr et al Hombres 6 15x6 s 95% velocidad max 8 sem ↑11% Yo-yo IR-2*
(2007) activos 1 minrec ↑5,8% 50m*
↑media tiempo
sprint CRS (5x30m
(25”))
↔IF RSA

Mohr et al Hombres 7 8x30 s 130% VO2max 8 sem ↑75%% Bomba Na, k+ ↑32% Yo-yo IR-2*
(2007) activos 1,5 min rec α2 ↑media tiempo
↑31%NHE1 sprint CRS (5x30m
↑28% MCT1(cap (25”))
tampón) ↓55% IF CRS*
CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS
ESTUDIO NIVEL N MODO DE PROTOCOLO NTENSIDAD DURACIÓN ADAPTACIONES CAMBIOS EN EL
EJERCICIO FISIOLÓGICAS RENDIMIENTO

Barnett et Hombres activos 8 3-6 x 30 s Max 8 sem ↑14% VO2max*


al (2004) 3 min rec intensidad ↑7%Uan*
3 x sem ↑25% Bm in Vitro*

Edge et al Mujeres 8 Cicloergómnetro 6-10x2 min 120-140% LT 5 sem ↑12.6%Vo2max*


(2006) 1 min rec ↑10.8%Uan*
↑2% Bm in vitro
II. MARCO TEÓRICO

Bailey et al Hombres activos 5+3 Cicloergómnetro 4-7x30 s Max 6 sem ↑cinetica VO2
(2009) Mujeres activas 4 min rec

Bailey et al Hombres activos 5+3 Cicloergómnetro continuo 90% GET 6 sem ↔cinetica VO2
(2009) Mujeres activas (U. cambio
gases)

Hill-Haas et Mujeres activas 9 Fuerza resistencia 15-20 rep para cada ej 15-20 RM 5 sem ↑12.5%Trabajo total

60
al (2007) y rep (20 s rec entre CRS (5x6 s(30 s))*
ejercicios)

Hill-Haas et Mujeres activas 9 Fuerza resistencia 15-20 rep para cada ej 15-20 RM 5 sem ↑5.4%Trabajo total
al (2007) y rep (80 s rec entre CRS (5x6 s(30 s))*
ejercicios)

Burgomast hombres 8 Cicloergómetro 4-7x 30 s Max 6 sem ↑11%CS ↓9.6%Tiempo a


er et al 4 min rec (encimas 250Kj*
(2006) 2x sem mitocondriales)*
↔ VO2max

Buchheit et Jovenes 9 Velocidad y 3-4 series x 4-6 ejerc. 4 sem ↑3,3% Tiempo medio
al (2010) agilidad <5 s (30 s/3 min) de sprint CRS
2xsem (6x(2x15m), 20 s rec)

Buchheit et Jovenes 9 Carrera SIT 3-5x30 s (40 m) 4 sem ↔ Tiempo medio de


al (2010) 2 min rec sprint CRS
2xsem (6x(2x15m), 20 s rec)
CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS
ESTUDIO NIVEL N MODO DE EJERCICIO PROTOCOLO INTENSIDAD DURACIÓN ADAPTACIONES CAMBIOS EN EL
FISIOLÓGICAS RENDIMIENTO

Ortenblad et Hombres 9 Cicloergómetro 20x10 s Máxima 5 sem ↔ VO2max ↑12% Trabajo total
al (2000) Activos 50 s rec. ↑9% tasa pico de CRS 10x 8 s(32 s)*
3xsem liberación AgNo3
↑pico liberación Ca
SR

Iaia et a. Hombres 9 Carrera 8-12x30 s 22-23km/h 4 sem ↔ VO2max


(2009) entrenados 3 min rec 93% vel máx ↓5-8% economia de
resistencia 3-4x sem en 30 s
II. MARCO TEÓRICO

carrera (gasto
energético en
velocidades
submaximas
Ferrari et al Hombres 13 Carrera 4x4 min 90-95% FC 8 sem ↑6.6% VO2max ↔CRS
(2007) subelite 3 min rec max ↑3.7% Vo2 RCP 6x40(20+20m) (20 s
2xsem rec)
↑12.5% yo-yo IR1
↔10-m sprint: SJ,
CMJ

61
Ferrari et al Hombres 13 Carrera 3x (6x40 m) Máxima 8 sem ↑5% VO2max ↑2.1% CRS
(2007) subelite 20 s rec ↑2.9% Vo2 RCP ↑28.1% yo-yo IR1
3 min rec serie ↔10-m sprint: SJ,
2xsem CMJ

Bishop, et al Mujeres Sub 11 Cicloergómetro 4-12x 2 min 130-180 Uan 6 sem ↑26.5% trabajo total
(2005) elite 1 min rec CRS 5x6 s(30 s)
3xsem ↓33% 10 dias ↑4.4% CRS tiempo
tapering

Buchheit et jovenes Carrera HIT 6-12 min (15 sx15 s 95% Vift ↑5%Tiempo
al (2009) rec) medioCRS 2x30m
2xsem (15+15), 20 s
Tomassen Profesionale 7 Small side games 5 (4x4 small side games 90% HR 2 sem ↑14.5% Bomba ↑1.8% tiempo total
et al (2010) s futbol Ejercicios carrera cambios 8x2 min , 1 min rec) + 4 10 sesiones Na+, k+ α2 CRS (10x20”(15” rec)
de dirección y conducción SET (10-12x 25-30”, 25-
balón 30” rec + 1 SET 16x40- ↔ yo-yo IR2
60”, 40-60” rec
CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS
ESTUDIO NIVEL N MODO DE PROTOCOLO NTENSIDAD DURACIÓN ADAPTACIONES CAMBIOS EN EL
EJERCICIO FISIOLÓGICAS RENDIMIENTO

Walklate et al Jugadores de 12 agilidad 7-15x20 s maxima 5 sem ↑7%CRS test agilidad


(2009) elite badminton 10 s rec distancia (10x20 s(10 s))
ejercicio ↑9%RSA test agilidad
agilidad decrecimiento
específico ↔10, 20m.
Test course navette
Buchheit et al Jugadores 9 Carrera CRS 2-3x5-6x15-20 100-120% Vift 9 sem ↔Reactivación ↔CRS 6x2x15m (20 s)
(2008) balonmano m, 14 s rec (140-150VAM) parasimpático ↑Cmj, ↔Vift,↔ 10 m
pasiva, 23 s postesfuerzo. ↑%Fc 6 min submaximo
II. MARCO TEÓRICO

rec activa
Buchheit et al 8 Carrera HIT 9-24x15-20 s 90-95%Vift 9 sem ↑Reactivación ↑CRS 6x2x15m (20 s)
(2008) 15-20 s rec (120%VAM) parasimpático ↑Cmj, ↑Vift, 10 m
2x sem postesfuerzo. %Fc 6 min submaximo

Duncan Jóvenes 12 Cicloergómetr 4-10x30 s maximo 7 sem ↑8,3% VO2max


MacDougall et activos o 4-2 min rec actividad encimática:
al (1998) 3xsem PFK 49%
9%Actividad fosforilasa
36%Actividad CS

62
Hill-Haas et al Jóvenes 10 Small side 3-6x6-13 min > 80% FCmax 7 sem ↔ VO2max ↑17% yo-yo IR1*
(2009) games 1-2 min rec ↔CRS; 5m; 20m sprint
2x sem

Hill-Haas et al Jóvenes 9 SIT 18-20x30-90 s 90-95%FCmax 7 sem ↔ VO2max ↑22 % yo-yo IR1*
(2009) CRS 60-90 s rec máximo ↔CRS; 5m; 20m sprint
1x sem
10-30x10-34m
10-40 s rec
1x sem
Dawson et al hombres sanos 9 carrera 22-42x30-80m maximo 6 sem ↑6.1% VO2max ↑2,4% 40m
(1998) 1:6,1:4 rec ↓36% CS ↔10m
2x sem ↑40% PHOS ↑2.20% CRS tiempo total
↑10% fibra tipo II ↑16.9% CRS %dec

Spencer et al Mujeres alto 18 Entrenamient Entrenamiento 70-90% 6 sem ↓24%Concentración en ↑2% Trabajo total CRS
(2004) nivel o en campo FCmax plasma de Hipoxantina 5x6 s (30 s)
↓4.5% concentración H+ ↑5%Course navettte
CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS
ESTUDIO NIVEL N MODO DE EJERCICIO PROTOCOLO NTENSIDAD DURACIÓN ADAPTACIONES CAMBIOS EN EL
FISIOLÓGICAS RENDIMIENTO

Hazell et al Jóvenes Cicloergómetro 30 s 4 min rec Máximo 2 sem ↑9,3% VO2max* ↑5,2% 5km*
(2010) activos 3xsem ↑9.5%Pmax
↑58%mantPmed

Hazell et al Jóvenes Cicloergómetro 10 s, 4 min rec Máximo 2 sem ↑9,2% VO2max* ↑3,5% 5km*
(2010) activos 3xem ↑8,5% Pmax
↑84% mantPmed

Hazell et al Jóvenes Cicloergómetro 10 s 2 min rec Máximo 2 sem


II. MARCO TEÓRICO

↑3.8% VO2max ↑3% 5km*


(2010) activos 3xsem ↑4,2% Pmax
↑82% mantPmed

Sporis et al Jóvenes elite 24 Carrera ejercicios 3x20m, 3x40m, 3x60m 90-95% FC 4 sem ↑5.2% VO2max ↑6% 200m
(2008) específicos 3xsem max ↑4.2% 400m
↑7.9% 800m
↑6.7% 1200m
↑7.3% 2400m

63
Dupont et al Hombres 22 Carrera 2x12-15x15 s 90-95% 7 sem ↑8.1 VAM ↑3.5% 40m
(2004) Profesional Resitencia velocidad 15 s rec FCmax
CRS 1xsem maximo
12-15x40m
30 s rec
Harmer et al Hombres 7 Cicloergómetro 4-10x30 s maximo 7 sem ↑9.4% Pico de
(2000) activos 3-4 min rec potencia
3xsem ↑10.6%Trabajo total
↑21%tiempo maximo a
130% pico Vo2

Rakobowch Mujeres y 10 Cicloergómetro 4-6x30 s maximo 6 sem ↑≈10% VO2max


uk et al hombres 4.5 min rec ↑distensabilidad
(2008) activos 3xsem arterial

Wong et al Profesionales 20 Fuerza y carrera Fuerza: 4 ejercicio 120% VAM 8 sem ↑19%Yo-yo 1R
(2010) futbol japones 4x6rm (3 min rec) ↑3.1%VAM
+ (12-15x15 s+ ↑9.2% Distancia VAM
15 s rec ↑4% CMJ,↑5.8%10m.

CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS
ESTUDIO NIVEL N MODO DE PROTOCOLO INTENSIDAD DURACIÓN ADAPTACION CAMBIOS EN EL
EJERCICIO ES RENDIMIENTO
FISIOLÓGICAS

Tomassen et Profesionales futbol 7 Small side games 5 (4x4 small side 90% HR 2 sem ↑14.5% Bomba ↑1.8% tiempo total
al (2010) Ejercicios cambios de games 8x2 min , 1 10 sesiones Na+, k+ α2 CRS (10x20”(15”
dirección y min rec) + 4 SET rec)
conducción balón (10-12x 25-30 s
25-30 s rec + 1 SET ↔ yo-yo IR2
16x40-60 s, 40-60
srec
II. MARCO TEÓRICO

Iaia et al Hombres activos 8 carrera 8-12x30 s 95% vel Max 4 sem ↑29% Bomba ↑20% Yo-yo IR2
(2008) 3 min rec 30 s Na+, k+ α2 tiempo a límite
3-4x sem ↑5.5% Test
incremental
↑20% 130% VO2max
↑7% distancia 30 s

64
Buchheit et al jovenes Small side games HBT 2-4x 2 min 30 s ↑5%Tiempo
(2009) a 4 min medioCRS 2x30m
2xsem (15+15), 20 s

Romer et al Hombres deportistas 12 Fuerza musculos 30 esfuerzos 50% MIP 6 sem ↑31%MIP ↔tiempo total RSA
(2002) de equipo (subelite) inspiratorios inspiratorios 2 veces ↑21% PIF (15x20m (30 s))
al dia ↓7% tiempo
recuperación CRS*
CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

2.2.2 ¿CÓMO MEJORAR EL RENDIMIENTO DE LA CRS?

La CRS se ha relacionado con diferentes variables del rendimiento del juego,


como la distancia total recorrida y las distancias recorridas a alta y máxima
intensidad durante un partido (Abrantes, Maçãs, & Sampaio, 2004; Rampinini,
Bishop, et al., 2007a). Además, también se ha informado de las diferencias de
rendimiento de esta capacidad entre jugadores profesionales y amateurs, así
como su comportamiento durante la etapa de evolución madurativa (Aziz, et al.,
2000; Impellizzeri, et al., 2008; Mujika, Spencer, Santisteban, Goiriena, &
Bishop, 2009). También se ha descrito una evolución negativa en el
rendimiento de la CRS a lo largo de un partido, medido antes, durante la media
parte y al final del encuentro (Meckel, Gottlieb, & Eliakim, 2009).

Aunque cada vez es más normal encontrar equipos que utilizan tests para
analizar la CRS aún hay muy poco escrito sobre los mejores medios para su
mejora.

Desde un punto de vista fisiológico, la CRS se muestra como una capacidad


compleja que está relacionada tanto con factores neurales como metabólicos.
Mientras, los factores neuromusculares podrían explicar la mayor proporción
del rendimiento del sprint repetido (Billaut & Basset, 2007; Mendez-Villanueva,
Hamer, & Bishop, 2008; Racinais, et al., 2007), los factores relacionados al
metabolismo durante la recuperación entre periodos, probablemente sean
determinantes en la CRS (Bishop, et al., 2004; Bogdanis, Nevill, Boobis,
Lakomy, & Nevill, 1995; Gaitanos, et al., 1993) Por lo tanto cualquier
intervención de entrenamiento dirigida a la mejora de, al menos, uno de estos
factores, puede conducir a un mayor rendimiento en la CRS.
Así, pueden establecerse dos estrategias de entrenamiento para su mejora.
Crear diseños específicos y/o mixtos para la mejora de la capacidad que
estimulen a nivel general y global siguiendo el principio de especificidad o
utilizar programas parciales encaminados a la mejora de cada uno de los
factores que determinan el rendimiento de la CRS.La poca información de la
que hasta ahora se dispone y la gran variedad de protocolos de entrenamiento

65
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

(en distancias, intensidad, volumen), de protocolos de valoración, edistancia,


tiempo y modo (cicloergómetro, cinta rodante), patrones de movimiento
(carrera lineal, carrera de ida y vuelta), así como la diferencia en los niveles,
edad y sexo de la población utilizada en los estudios hace difícil establecer
criterios claros a cerca de cuáles son los mejores métodos para entrenar esta
cualidad.

2.2.2.1 DISEÑOS ESPECÍFICOS

Hasta la fecha, la gran mayoría de los estudios que han investigado las
adaptaciones del entrenamiento en los RS, han utilizado sprints cortos
inferiores a 10 s con recuperaciones entre repeticiones de 20-30 s,
considerando que pueden ser los más beneficiosos para mejorar la CRS.
Distintas propuestas específicas dirigidas tanto a los factores neuromusculares
como a factores metabólicos mediante protocolos de RS muestran mejoras
significativas, entre un 2% y un 5%, en el rendimiento de la CRS (Tabla 3).

14
8
12

10
% mejora CRS

8 6

6 1
5
4 1 4
2 1 7
2 1 1
3
0

ERS (15-20 m x 14"p-23a" ERS (30-80 m x 1:6)


ERS/EMAI (30-90"X1:1,1:2/10-34 mX10-40") ERS (15-20 m x 14"p-23a")
EMAI (15" x 15" ERS (30" x 1,5')
EMAI (15" x 15") EMAI (20" x 10")
EMAI (15" x 15") ERS(40(20+20)m x 20"
ERS (10" x 50") ERS (30" x 2')

Figura 3. Mejoras en el rendimiento de CRS con diferentes entrenamientos de RS

66
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Tabla 3. Mejoras en el rendimiento de CRS con entrenamientos específicos de ERS


TESTS UTILIZADOS DURACIÓN SPRINT MÉTODO UTILIZADO AUTORES
1-. 6x 30m (15 +15m) : 20s ≈6s carrera ida y vuelta
Buchheit 2010
2-. 6x40m: 24s ≈6s carrera ida
Dawson 1998
3-. 12x 20m: 20s ≈ 3.5 s carrera ida
Hill-haas 2009
4-. 5x30m :25s ≈5s carrera ida
Buchheit 2008
5-. 2x 15s: 15s ≈ 15 s (70 m) carrera ida y vuelta
Buchheit 2010
6-. 10x 20s: 10s ≈ 20 s (35 m) agilidad
Walklate 2009
7-. 6x 40m (20+20m) : 20s ≈ 6s carrera ida y vuelta
Ferrari Bravo 2008
8-. 10x 8s : 32s ≈ 8 s (12w/Kg) cicloergómetro
Mhor 2007

Las adaptaciones fisiológicas y cambios asociados al rendimiento como la


contribución de los sistemas energéticos implicados, los grupos musculares, la
fuerza de contracción, o los patrones de movimiento son hasta cierto punto
debidos al entrenamiento específico, ilustrando la importancia del concepto de
especificidad del entrenamiento (Reilly, Morris, & Whyte, 2009).

Por ejemplo las diferencias entre los estudios de Buchheit (Buchheit, Laursen,
et al., 2009; Buchheit, et al., 2008) con dos protocolos similares de
entrenamiento (9-24 acciones de 15 s-20 s x15 s-20 s 6-12 min 15 s+15 s)
pueden quedar expresadas por la diferencia en los tests utilizados para evaluar
la CRS; un 2% en el estudio que evaluó la CRS con un test de esfuerzos de
duración de 6 s (6 x (15+15) con 20s de recuperación y un 5% en un test
idéntico al protocolo de entrenamiento (2 x 15 s+15 s).

A causa de la diversidad de las poblaciones y tests administrados se hace


difícil proponer criterios concretos para un entrenamiento específico óptimo,
aunque parece que un entrenamiento de máxima intensidad intermitente es
adecuado para la mejora de la CRS, respetándose por lo tanto el principio de
especificidad.

67
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

2.2.2.2 MEJORA DE FACTORES QUE DETERMINAN EL RENDIMIENTO EN


LA CRS

Los factores que determinan el rendimiento de CRS son la resistencia aeróbica,


(niveles del consumo de oxígeno y la cinética del consumo de O2), la capacidad
de restaurar los depósitos de PC, disponer de una buena capacidad tampón así
como factores neuromusculares.

CRS

Sprint Recuperación
entre sprints
Longitud
Frecuencia
Zancada
Zancada
Capacidad
Aeróbica
Capacidad
Suministro Potencia Flexibilidad Tampón
ATP Co-coordinación Resíntesis
neural PC

Fuerza Fuerza
Elástica

Figura 4. Resumen de los factores que deben ser objeto de entrenamiento para la mejora
de la CRS. Adaptado de (Bishop, Girard, & Mendez-Villanueva, 2011)
ATP= Adenosintrifosfato; PC= Fosfocreatina

La literatura existente sobre la mejora de cada uno de dichos factores en la


mejora de la CRS es escasa, centrándose sobre todo en la vertiente aeróbica
como medio de mejora (Edge, Bishop, Goodman, & Dawson, 2005; Glaister,
Stone, Stewart, Hughes, & Moir, 2007) y, más recientemente, en el
entrenamiento de fuerza (Bogdanis, et al., 2011b; Edge, Hill-Haas, Goodman, &
Bishop, 2006; Hill-Haas, Bishop, Dawson, Goodman, & Edge, 2007).

La intensidad se ha considerado como un factor discriminativo en el


entrenamiento de la capacidad tampón orientado a la mejora de la CRS (Edge,
et al., 2005). Así, un entrenamiento de alta intensidad con series de 2min de
duración, a una intensidad del 90-100% VO2pico y 1min de recuperación, mejoró
la capacidad tampón y la CRS, mientras que, estudios del mismo grupo,
encontraron mejoras de la capacidad tampón mayores, trabajando con la
misma estructura, pero al 80% del VO2max. Sin embargo, no encontraron
68
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

resultados positivos, con esta estructura de entrenamiento, sobre la CRS


(Edge, Bishop, et al., 2006).

La sustancial contribución aeróbica en el trabajo de CRS, particularmente


durante los periodos de recuperación, ha llevado a diferentes autores a sugerir
que el entrenamiento de resistencia puede mejorar la capacidad de resistir a la
fatiga durante este tipo de actividad (Glaister, Stone, et al., 2007). Sin embargo,
las investigaciones longitudinales que corroboran esta relación son escasas y
no concluyentes. Además, los mecanismos que pudieran justificar dicha
relación no están claros (Edge, et al., 2005; Glaister, Stone, et al., 2007). En
estos estudios longitudinales se realizó un entrenamiento continuo aeróbico
submáximo (70% VO2max). Aunque no se observaron diferencias significativas
en el efecto del entrenamiento con respecto a los grupos control se encontraron
mejoras sobre el VO2max (≈ 10%) y el rendimiento en la CRS (≈ 5-6%) pero no
se detectaron cambios claros en los metabolitos musculares que contribuyeron
a la mejora. No obstante, es necesario tener en cuenta que el estudio se realizó
con sujetos activos pero sin experiencia previa en cicloergómetro, por eso
debemos tener en cuenta una mejora en la coordinación del movimiento por un
efecto del aprendizaje (Capriotti, Sherman, & Lamb, 1999; Glaister, Stone, et
al., 2007).

Buchheit & Ufland (2010) defienden la idea de realizar entrenamiento aeróbico


para mejorar la CRS, después de observar en sus estudios cambios en la
reoxigenación del músculo y una mejora de la distancia recorrida en el 2º sprint
y la reducción del % Dec (-26%). No obstante, el test utilizado (2 sprints x 15s
separados con 15 s de recuperación pasiva) no se encuentra dentro de los
protocolos más administrados, por lo que los resultados deben de interpretarse
con cautela.

El entrenamiento de alta intensidad aeróbico también ha sido reconocido como


un buen medio de entrenamiento para mejorar la capacidad del sistema
cardiovascular para transportar oxígeno, al no obtenerse una cinética del
consumo pulmonar y muscular más elevada, así como un VO2max más elevado

69
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

(Helgerud, Engen, Wisloff, & Hoff, 2001). Por ello, este método de
entrenamiento podría ser un buen medio para mejorar la CRS. Aunque se ha
sugerido que cualquier densidad e intensidad utilizada en estas estructuras de
entrenamiento es suficiente estímulo como para mejorar la resistencia aeróbica
y la CRS (Buchheit, Cormie, et al., 2009) parece ser más efectivo un
entrenamiento de alta intensidad aeróbico con repeticiones de 2 min al 90% de
VO2max con 1 min de recuperación (Edge, et al., 2005).

La importancia de la individualización de la intensidad del ejercicio ha sido


reconocida, durante años, como un factor importante en el rendimiento. Sin
embargo, los deportes de sprints múltiples son dependientes de diversos
factores. Por ejemplo, los ejercicios de juegos reducidos además de permitir
desarrollar aspectos técnico-tácticos se han presentado recientemente como
un medio eficiente para mejorar la capacidad aeróbica del jugador, mientras
mejoran otros factores como la CRS (Buchheit, Laursen, et al., 2009; S. V. Hill-
Haas, et al., 2009).

Tanto Buchheit et al (2009) como Hill-Haas (2009) han comparado diseños de


entrenamiento complejo como pueden ser los ejercicios de juego reducido con
entrenamientos generales intermitentes máximos (Buchheit, Laursen, et al.,
2009) y con entrenamientos generales de intensidades similares al juego
reducido (Hill-Haas, et al., 2009) mostrando mejoras similares. Esto muestra
que la actividad espontánea durante los juegos reducidos, con reglas
apropiadas, puede ser efectiva también para mejorar la CRS a la vez que se
mejora la capacidad aeróbica. Además, el rendimiento de la CRS parece que
también presenta mejoras después de un periodo bien planificado de
preparación con entrenamiento de campo (Spencer, Bishop, & Lawrence,
2004).

El entrenamiento de la fuerza ha sido propuesto como elemento de mejora de


la CRS, aunque no se han detectado correlaciones significativas entre la CRS
y la fuerza isocinética de rodilla (Newman, Tarpenning, & Marino, 2004). La
primera conclusión a la que se puede llegar a pesar del reducido número de

70
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

estudios existentes es que el entrenamiento de fuerza, resistencia muscular


(Edge, Hill-Haas, et al., 2006; Hill-Haas, et al., 2007), con cargas altas
(Bogdanis, et al., 2011b) y fuerza explosiva y agilidad (Buchheit, Mendez-
Villanueva, Delhomel, Brughelli, & Ahmaidi, 2010) puede mejorar la CRS
siempre que se utilicen tiempos de recuperación reducidos (Buchheit, Mendez-
Villanueva, Delhomel, et al., 2010; Edge, Hill-Haas, et al., 2006; Hill-Haas, et
al., 2007).

No obstante, en el estudio de Buchheit et al. (2010), en jóvenes deportistas,


utilizando un protocolo de entrenamiento de fuerza explosiva, no se mejoró la
CRS, quizás por la utilización de tiempos de recuperación completos, aspecto
que explicaría la mejora tanto en el CMJ como en el sprint de 30 m. Por otro
lado en el estudio de (Clark, 2009) se encontró una disminución de la stiffness
después de un entrenamiento de RS con una diferenciación, por el status de
entrenamiento, en la regulación de la stiffness articular. Esto podría llevar a
pensar que protocolos de entrenamiento pliométricos y/o de fuerza excéntrica
con reducción en el tiempo de recuperación podrían ser las mejores estructuras
de entrenamiento para mejorar la CRS.

Otra línea de estudio referente a la mejora de la CRS es el entrenamiento


muscular inspiratorio (EMI) donde se han mostrado mejoras en la fuerza
muscular respiratoria, retrasos en la fatiga muscular respiratoria y la aparición
de disnea (Goosey-Tolfrey, Foden, Perret, & Degens, 2010; Romer, McConnell,
& Jones, 2002) junto a mejoras en la CRS (Romer, et al., 2002). Sin embargo,
la literatura todavía es escasa al respecto.

2.2.3 CONCLUSIONES

La CRS se ha considerado tanto una capacidad a mejorar como una adecuada


y eficiente estructura de entrenamiento para la mejora tanto del metabolismo
aeróbico como del metabolismo anaeróbico.

Son numerosas las adaptaciones encontradas siguiendo entrenamientos


realizados con RS, tanto a nivel general como específico.

71
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Por ello, recientemente se está considerando como una estructura de


entrenamiento importante en la mejora de rendimiento de los deportes
multisprint.

El principio de especificidad se respeta en estos protocolos, por lo que


entrenamientos de RS mejoran la CRS. No obstante, es importante considerar
que, aquellos estudios que utilizan un RS, podrían mejorar su rendimiento en la
CRS por una adaptación motriz y coordinativa en el test utilizado (Buchheit,
2012). Además, también se encuentran mejoras de la CRS utilizando
entrenamientos específicos para la mejora de los factores que determinan esta
capacidad, como son los entrenamientos orientados a la mejora de la
capacidad aeróbica, manifestaciones de fuerza, así como el entrenamiento de
la musculatura respiratoria.

Desafortunadamente, aún no se ha determinado una corpus de conocimiento


de esta capacidad por lo que se debe seguir estudiando para aclarar cuáles
pueden ser las estructuras de entrenamiento que provoquen una mejora del
rendimiento a la hora de mantener de forma intermitente acciones de máxima
intensidad.

2.3 EVALUACIÓN DE LA CRS

En los últimos años, la evaluación de diversos parámetros fisiológicos y de


rendimiento durante las pruebas de CRS está aumentando considerablemente.
Son muchos los protocolos que se están utilizando para cuantificar esta
capacidad en diferentes deportes (Aziz, Mukherjee, Chia, & Teh, 2008;
Buchheit, Spencer, & Ahmaidi, 2010; Castagna, et al., 2007; Impellizzeri, et al.,
2008; Spencer, et al., 2006), siendo una práctica común en los deportes
multisprint, aunque en algunos casos la validez de los distintos tests como
criterio de medida del rendimiento en jugadores de deportes de equipo y
raqueta no está totalmente dilucidada (Aziz, et al., 2008).

Existe un amplio consenso en que las pruebas han de ser consistentes e


implicar unas respuestas fisiológicas similares a las que se producen durante el

72
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

juego para poder ofrecer una valoración objetiva (Impellizzeri, et al., 2008).
Encontramos estudios que han valorado la fiabilidad de algunos de estos tests,
tanto fiabilidad de corta duración (Bishop & Edge, 2006; Wragg, Maxwell, &
Doust, 2000), como la fiabilidad a largo plazo, valorando, por ejemplo, los
cambios acaecidos como consecuencia de un partido (Meckel, Gottlieb, et al.,
2009) o a lo largo de una temporada (Impellizzeri, et al., 2008). Sin embargo,
no son muchos los autores que muestren la validez de los tests empleados.

Para determinar si un test es válido, el test debe mostrar validez lógica, validez
de constructo y validez de criterio (Aziz, et al., 2008). La validez lógica indica
que el test es apropiado para aquello que se quiere medir. En este contexto los
protocolos de valoración de la CRS derivan directamente del análisis del perfil
de actividad y/o ritmo de juego de los deportes de equipo y raqueta (Spencer,
Bishop, et al., 2004). Teniéndose en cuenta el tiempo de sprint y el tiempo de
recuperación del deporte en el momento de diseñar la prueba (Rampinini,
Bishop, et al., 2007b).

La validez de criterio se refiere a conocer si el test que se está evaluando


correlaciona con otros tests que miden la misma variable. En el caso de la
CRS, esta validez se ha investigado con respecto a otros protocolos que miden
variables similares. Al comparar la resistencia intermitente y la CRS se ha
obtenido una pobre relación, considerándose como dos atributos diferenciados,
por lo que es necesario el uso de tests para su valoración de forma
independiente (Chaouachi, et al., 2010; Wragg, et al., 2000).

La validez de constructo se refiere a las propiedades del test para poder


comparar el rendimiento entre diferentes posiciones de juego, poblaciones y
niveles (Aziz, et al., 2008; Bishop, et al., 2001; Impellizzeri, et al., 2008)

Por lo tanto, a la hora de diseñar un test de CRS se ha de considerar también


que la manipulación de diferentes variables como el tipo de ejercicio, la
duración del sprint, el número de repeticiones, el tiempo y tipo de la
recuperación modifican la prestación y se subraya la necesidad de una
selección de un adecuado protocolo de RS que coincida con el patrón de
73
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

trabajo-descanso y las demandas fisiológicas del deporte analizado (Balsom,


Seger, Sjodin, & Ekblom, 1992a; Glaister, et al., 2005; Spencer, Dawson,
Goodman, Dascombe, & Bishop, 2008; Spencer, et al., 2006).

2.3.1 ESTRUCTURA DE LOS TESTS

A la hora de estructurar un protocolo de valoración de CRS seleccionando el


tiempo o distancia del sprint y el tiempo de recuperación entre las repeticiones,
se debe establecer el número de repeticiones o volumen total de trabajo, el tipo
de actividad que se realiza durante la recuperación (pasiva o activa) y el modo
y patrón motor utilizado en los tests.

2.3.1.1 DENSIDAD (tiempo de sprint / tiempo de recuperación)

Habitualmente, cuando se hace referencia a la CRS se conjugan


principalmente dos variables: la duración del esfuerzo y el tiempo de
recuperación, siendo el cociente entre ambas lo que se denomina relación
trabajo-descanso o work-rest ratio.

La duración del sprint en las pruebas de CRS en la literatura especializada va


de 2,5 a 10 s, aproximadamente. No obstante, la mayoría de los estudios, han
utilizado protocolos de ejercicio de 5 o 6 s de duración (Bishop, et al., 2001;
Dawson, et al., 1998; Impellizzeri, et al., 2008). Estos estudios han justificado el
uso de 6 s de sprint sugiriendo que ésta puede representar la duración
promedio de las carreras cortas repetidas en los deportes en equipo.

Como se ha visto en capítulos anteriores, los análisis de perfil de actividad en


los deportes de cancha y campo sugieren que la duración promedio de las
carreras es, generalmente, inferior a 6 s (una duración media de 2-3 s). Sin
embargo, mientras que la duración media de sprint es de, aproximadamente 2
s, se contemplan tiempos mayores durante los encuentros, no superiores a 4 s
(Spencer, Bishop, Dawson, & Goodman, 2005b).

Por lo tanto, un protocolo de sprints repetidos compuesto por carreras más


cortas que los tradicionales 6 s, puede proporcionar una evaluación más válida.
No obstante, se debe tener en cuenta la contribución en la fatiga y el
74
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

rendimiento en el tiempo de recuperación.

La duración de la recuperación puede tener también un considerable efecto en


los cambios del rendimiento del sprint durante los protocolos de RS. El
aumento o disminución de este tiempo puede alterar los compromisos
fisiológicos (Balsom, et al., 1992a).

Por lo tanto, si el rendimiento en un test de sprints repetidos debe estar


relacionado con el perfil de actividad específica de los deportes de sprints
múltiples durante los intervalos de acciones intensas con recuperaciones
incompletas, la duración de la recuperación entre los sprints debe reflejar la
recuperación que se produce en esos momentos de alta intensidad.

Así, encontramos que la mayoría de los estudios han utilizado tiempos de


recuperación entre repeticiones de, entre 20 y 30 s basándose en los estudios
de perfil de actividad (Gabbett, Kelly, Ralph, & Driscoll, 2009; McInnes, et al.,
1995; Spencer, Lawrence, et al., 2004).

Por otro lado, es necesario destacar la importancia de la relación entre estas


dos variables, el tiempo o distancia del sprint y el tiempo de recuperación (Little
& Williams, 2007). La importancia de la duración del sprint se comprueba en el
estudio de Balsom et al. (1992), donde al modificar la distancia y el número de
repeticiones manteniendo constante el volumen total de trabajo (distancia total
recorrida) y el tiempo de la recuperación entre esfuerzos, se comprobó que,
para una misma recuperación, el aumento de la duración del sprint produjo una
disminución del rendimiento.

Al comprobar que en sprints de 15 m una relación trabajo-descanso (1:10)


permitía mantener el rendimiento, (Abt., 2003) modificaron los tiempos de
recuperación para mantener constante esa relación. Al igual que en el estudio
de Balsom et al. (1992), el rendimiento se mantenía durante los sprints de 15
m, mientras que para distancias superiores (30 m y 40 m) la capacidad de los
sujetos disminuía de manera significativa (-2,60% y -5,20%). Esto implica que,
el rendimiento en RS, parece depender de la duración del esfuerzo más que de

75
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

la relación trabajo-descanso, siendo necesarias nuevas investigaciones que


permitan alcanzar un mayor conocimiento sobre la dinámica de los esfuerzos y
la capacidad de recuperación durante la ejecución de este tipo de ejercicio. Por
lo que la relación entre el tiempo del sprint y el tiempo de recuperación
modificará el compromiso fisiológico (Balsom, et al., 1992a; Castagna, et al.,
2008).

Respecto al tipo de recuperación también es importante valorar el uso de la


recuperación activa o pasiva en los protocolos de evaluación. Son varios los
autores que han estudiado las respuestas fisiológicas relacionadas al uso de un
tipo de recuperación u otro (Billaut & Basset, 2007; Bogdanis, Nevill, Lakomy,
Graham, & Louis, 1996; Maxwell, Castle, & Spencer, 2008; Toubekis,

Peyrebrune, Lakomy, & Nevill, 2008; Wakefield & Glaister, 2009) mostrando, la
gran mayoría, una reducción del rendimiento mayor en RS con recuperación
activa (Billaut & Basset, 2007; Bishop, Ruch, & Paun, 2007; Castagna, et al.,
2008). En los análisis de ritmo de juego, de los deportes de sprints múltiples, se
refleja que, después de trabajos intensos, las recuperaciones son
principalmente activas, con desplazamientos a baja intensidad, pero
prácticamente en ninguna ocasión el sujeto permanece totalmente parado. Es
por ello que un test, con mayor validez lógica, sería aquel que contemplara
recuperaciones activas (Spencer, et al., 2006; Wragg, et al., 2000).

2.3.1.2 NÚMERO DE REPETICIONES

Otro aspecto importante en los protocolos de tests de campo es el número de


sprints requeridos para inducir decrementos significativos de rendimiento en la
CRS (Fitzsimons, et al., 1993). Así, tests de CRS muy cortos pueden no inducir
el estado de fatiga requerida, mientras que protocolos largos pueden inducir
resultados redundantes y un mayor riesgo de lesión (Ratel, Williams, Oliver, &
Armstrong, 2006; Spencer, et al., 2005b).

La administración de un test de CRS puede conllevar mucho tiempo. Siendo de


gran interés la optimización del número de repeticiones de sprint para reducir el

76
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

tiempo total durante los tests de CRS. Aunque pueden encontrarse varios tests
de CRS en la literatura científica, la mayoría se estructuran bajo la premisa de
realizar un número de sprints similar a los descritos en el perfil de actividad en
los deportes de equipo (Spencer, et al., 2005b), donde se muestra que los
intervalos del juego en donde se encuentran acciones máximas repetidas
tienen una media de 5 bloques de acciones máximas y, encontrando como
máximo, bloques de 7 hasta 11 acciones máximas repetidas durante el juego
(Carling, et al., 2012; Ferrari Bravo, et al., 2008a; Impellizzeri, et al., 2008;
Krustrup, et al., 2006). Sin embargo, en un estudio reciente, se ha observado
una media de sprints de 2 a 4, cuestionando el contenido y la validez lógica de
los protocolos de 6 sprints (Buchheit, Mendez-Villanueva, Simpson, & Bourdon,
2010). Sólo un estudio sugiere que un test de CRS no debería envolver más
de 8-10 repeticiones de sprint cuando el tiempo de recuperación utilizado sea
de 20-30 s (Fitzsimons, et al., 1993). Las razones que justifican esta sugerencia
práctica está basada en la recurrentemente observada estrategia de regulación
(“pacing strategy”) que utilizan los sujetos cuando realizan numerosos sprints
repetidos (Spencer, et al., 2005b). Aunque la distancia de sprint sea corta, la
familiarización se muestra como necesaria para reducir estas estrategias de
regulación (Impellizzeri,et al., 2006; Spencer, et al., 2005b; Wragg, et al., 2000).

Las respuestas fisiológicas a los esfuerzos intermitentes dependen


principalmente de la capacidad del sujeto para recuperarse de los periodos de
trabajo y de los protocolos específicos utilizados. Por lo tanto, el rendimiento
depende de la duración de las repeticiones, duración y tipo de los periodos de
recuperación y el número de repeticiones realizadas en la sesión de trabajo
dada.

Así, parece ser que aunque se utilicen los mismos ratios de trabajo-descanso y
patrones de actividad, los tests pueden ser diferentes entre ellos y pueden
representar diferentes respuestas fisiológicas (Balsom, et al., 1992b; Billaut &
Basset, 2007).

77
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

2.3.1.3 TIPO DE EJERCICIO

El tipo de ejercicio utilizado para la evaluación de la CRS también puede tener


una influencia en el rendimiento. Diversos estudios han utilizado como modo de
ejercicio cicloergómetros, cintas rodantes motorizadas y no motorizadas o
simplemente el terreno de juego de los deportes analizados.

Las pruebas en campo, a pesar de que son fiables y específicas a las


demandas del ejercicio en los deportes de sprints múltiples, son poco prácticas
para la adquisición de los datos fisiológicos necesarios para mejorar el
conocimiento sobre los mecanismos que envuelven la fatiga durante el RS
(Bishop & Edge, 2006).

Fitzsimons (1993) sólo encontró correlaciones moderadas entre el descenso en


el rendimiento de sprint y resultados absolutos en la CRS al evaluar el grado de
asociación entre el rendimiento de la CRS en un cicloergómetro y el terreno de
juego.

Por lo tanto, se sugiere que el tipo de ejercicio en las pruebas de valoración


deberá ser específico del deporte, es decir, utilizando la superficie de juego del
deporte analizado

2.3.1.4 PATRÓN DE MOVIMIENTO

La mayoría de los protocolos que evalúan la CRS implican la ejecución de


acciones unidireccionales o sprints lineales, olvidando la naturaleza
multidireccional de estos deportes (Aziz, Mukherjee, Chia, & Teh, 2007;
Gabbett, 2010; Glaister, et al., 2009; Pyne, et al., 2008).

Como se ha expuesto en capítulos anteriores, en los deportes de equipo


sobretodo en los de cancha, como el baloncesto, balonmano, voleibol, y en los
deportes de raqueta, los jugadores han de repetir secuencias de esfuerzos
cortos explosivos, tales como cortos sprints (<5-25m) con frecuentes cambios
de dirección (Ben Abdelkrim, Chaouachi, et al., 2010; Sheppard, et al., 2007;
Spencer, et al., 2005b).

78
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Además, la gran mayoría de saltos ocurren predominantemente después de


acciones de alta intensidad o sprint, como sucede en las acciones de salto y
lanzamiento en el balonmano (Luig, et al., 2008. ) o el remate en el voleibol
(Sheppard, et al., 2007).

A este respecto, los frecuentes cambios de actividad, numerosas aceleraciones


y deceleraciones, cambios de dirección, saltos y la ejecución de varias
acciones técnicas contribuyen significativamente al gasto energético (Bangsbo,
Juel, Hellsten, & Saltin, 1997; Reilly, 1997).

Por todo ello y al reconocerse a estas acciones como requisito para participar
con éxito en los deportes de equipo, van apareciendo protocolos de valoración,
en los últimos años que incluyen giros, la gran mayoría de 180º (ida y vuelta)
(Buchheit, Bishop, Haydar, Nakamura, & Ahmaidi, 2010; Ferrari Bravo, et al.,
2008b; Nakamura, et al., 2009; Wragg, et al., 2000) , saltos (Buchheit, Spencer,
et al., 2010) y desplazamientos en relación a movimientos técnicos como el
dribbling (Meckel, Machnai, & Eliakim, 2009) (tabla 4).

79
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

TABLA 4. Estructura de los tests con diferentes patrones de movimientos

Balsom (1992, 1994)


Aziz (2007,2008)
Dawson (1998)
Wadley (2001)

Impellizeri (2008)
Rampinini (2007)
Bravo (2007)
Buchheit (2008, 2009,
2010)*

Baker (1993)
Glaister (2007)

Bangsbo (1994)
Wragg (2000)
Kaplan (2010)

80
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Spencer (2006)
Gabbet (2010)*

Buchheit (2010)
Buchheit (2010)

La inclusión de estos patrones motrices y/o acciones puede afectar a las


influencias respectivas de estos factores en el desarrollo de la fatiga y/o el
comportamiento en el rendimiento, por lo que pueden no relacionarse o
considerarse de naturaleza diferente a la CRS.

El único estudio que, en nuestro conocimiento, ha analizado estas


consideraciones es el de (Buchheit, Haydar, & Ahmaidi, 2012) al comprobar el
efecto de introducir dos cambios de dirección con el mismo ángulo (45º, 90º o
135º) en el RS lineal, observándose diferencias significativas entre los
diferentes protocolos, a pesar de ajustar las distancias a los RS que

81
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

introdujeron cambios de dirección. Sin embargo, las correlaciones entre el


tiempo medio de los 4 protocolos fue igual o superior a 0.7, por lo que la CRS
lineal o con dos cambios de dirección podría considerarse como una cualidad
general (Buchheit, Haydar, et al., 2012) ya que ha sido aceptado un mínimo del
50% de la varianza explicada (Clarke & Clarke, 1970). No obstante, las
respuestas fisiológicas, en los diferentes protocolos, fueron muy diferentes.

Por lo tanto, la inclusión de diferentes acciones o patrones motrices, en los


protocolos de la CRS, parece influir en la respuesta fisiológica y de rendimiento
pero cumpliendo algunas premisas, podrían evaluar la misma capacidad.

Por lo tanto, se necesitan estudios adicionales para confirmar que la inclusión


de diferentes acciones o patrones motrices en los protocolos de CRS evalúe
realmente esta capacidad o valore otros componentes del rendimiento como
podría ser la capacidad de repetir cambios de dirección (CRCD).

2.3.2 VALORACIÓN

Los determinantes clave de rendimiento resultantes de las pruebas que


evalúan la CRS son:

1 -. La capacidad de producir una alta velocidad de sprint

2 -.La capacidad para resistir a la fatiga y por lo tanto mantener una alta
velocidad de sprint durante las repeticiones de la prueba (Fitzsimons, et al.,
1993; Glaister, et al., 2009).

Se han propuesto diferentes medidas para cuantificar el rendimiento de los


tests de CRS para poder analizar y dar criterio a la información obtenida.

Pudiéndose concretar en las siguientes variables:

1-. Mejor tiempo o potencia máxima generada

Es el menor tiempo conseguido en los sprints efectuados. Normalmente


debería ser el primero. Es un indicador de la potencia del sujeto.

82
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

2-. Tiempo total o Tiempo medio

Suma de todos los tiempos obtenidos en la prueba. Se trata del resultado


global del test y puede ser considerado como un indicador de la capacidad para
realizar ejercicio intermitente a la máxima intensidad. Para determinar el tiempo
medio se divide el resultado obtenido por el número de repeticiones que se han
realizado. Los dos valores se utilizan indistintamente.

3-. Indice de Fatiga o % Decrecimiento

El término índice de fatiga o % de decrecimiento se utiliza generalmente para


describir el proceso que calcula la caída en el rendimiento durante una serie de
RS.

83
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Para este cálculo se han utilizado diferentes procedimientos:

Tabla 5. Fórmulas para la evaluación de Índice de Fatiga (IF) del rendimiento en CRS

• Fórmula 1:
Fatiga= El porcentaje de aumento en tiempo entre el primer y último sprint.
Cálculo: Fatiga = ((sprint último – sprint 1) /sprint 1)*100 (Brooks et al 1990)

• Fórmula 2: Índice Bangsbo


Fatiga= El porcentaje de aumento en tiempo entre el sprint más rápido y el sprint más lento.
Cálculo: Fatiga= ((sprint lento – sprint rápido) /sprint rápido)*100 (Bangsbo, 1994a; Hamilton,
Nevill, Brooks, & Williams, 1991)

• Fórmula 3: Indice Fitzsimons


Fatiga= El porcentaje de puntuación de decrecimiento
Cálculo: Fatiga= (100*(tiempo total sprint/tiempo ideal de sprint))-100
Donde el tiempo total de sprint es igual a la suma de tiempo de todos los sprints y tiempo ideal
de sprint es el número de sprints * el tiempo de sprint más rápido.
(Fitzsimons, et al., 1993; Impellizzeri, et al., 2008; Rampinini, Bishop, et al., 2007a)

• Fórmula 4:
Fatiga= el porcentaje de aumento entre el promedio de los 2 sprints más rápidos y los dos más
lentos.
Cálculo: fatiga=(((dos tiempos más lentos/2)-(los dos tiempos más rápidos/2))*100
(J. Baker, Ramsbottom, & Hazeldine, 1993)

• Fórmula 5:
Fatiga= El pocentaje de aumento entre el promedio de los dos primeros sprints y los dos
últimos sprints
Cálculo: fatiga= (((sprint 1 + sprint 2)/2)-(sprint penúltimo + sprint último/2))*100
(Wragg, et al., 2000)

84
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

Uno de los temas más debatidos en las ciencias del deporte en relación a la
CRS es determinar la mejor manera de expresar su rendimiento para aportar
información importante al entrenador y a los preparadores físicos (Glaister,
Howatson, et al., 2007; Glaister, Howatson, Pattison, & McInnes, 2008; Oliver,
Armstrong, & Williams, 2009).

Los métodos propuestos de análisis de resultados de RS se centran en los


cálculos de mejor tiempo, tiempo total de sprint y/o tiempo medio y porcentaje
de decrecimiento y/o índice de fatiga (Fitzsimons, et al., 1993; Spencer, et al.,
2006).

Aunque la fiabilidad (Spencer, et al., 2006; Wragg, et al., 2000) y validez (Aziz,
et al., 2008; Bishop, et al., 2001; Impellizzeri, et al., 2008; Wragg, et al., 2000)
de los tests de sprint repetidos ha sido establecida, los diferentes métodos de
análisis de datos propuestos tanto en la investigación como en la práctica
pueden ofrecer diferentes resultados.

Recientemente varios estudios han analizado la validez y fiabilidad de estos


métodos. Se ha de destacar que los índices de mejor tiempo de sprint y tiempo
total o tiempo medio se han mostrado fiables durante los RS, mientras que los
índices de fatiga o porcentaje de decrecimiento no ha mostrado un agran
fiabilidad (Glaister, Howatson, et al., 2007; Glaister, et al., 2008; Oliver, et al.,
2009). No obstante, Glaister et al (2008) muestran que entre los diferentes
métodos utilizados para la evaluación de la disminución del rendimiento de
CRS, el cálculo del porcentaje de decremento originalmente propuesto por
Fitzsimons (1993) fue el más valido y fiable para cuantificar los decrecimientos
en tests de capacidad de repetir sprint. Sin embargo, son varios autores que
coinciden en que cualquier índice de decrecimiento debe ser analizado con
precaución (Impellizzeri, et al., 2008; Pyne, et al., 2008; Spencer, et al., 2005b).

2.3.3 CONCLUSIONES

La inclusión y elaboración de tests de valoración de la CRS, está aumentando


en los últimos años en las baterías de protocolos de valoración de rendimiento
85
II. MARCO TEÓRICO CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

utilizadas en los deportes multisprint. La mayoría de protocolos están


compuestos por 6-8 repeticiones de acciones unidireccionales (sprint lineal) de
30-40 m con recuperaciones pasivas entre las repeticiones de una duración de
20-30 s.

Se ha de considerar que la variación de algunos de los componentes, tiempo o


distancia de sprints, tiempo y tipo de recuperación, nº de repeticiones, modo y
patrón de movimiento, incluso manteniendo el mismo ratio trabajo-descanso,
puede variar las respuestas fisiológicas. Por esta razón, es fundamental crear
protocolos específicos a la realidad del deporte analizado, considerando todas
las características del deporte que condicionan la respuesta fisiológica.

La importancia de los cambios de dirección durante las actividades de máxima


intensidad, sobre todo en los deportes de cancha y de raqueta, ha provocado la
inclusión de este patrón, acciones de giro 180º, en los tests de CRS. El posible
aumento del gasto energético y de la complejidad de la tarea, podría reflejar la
posible naturaleza independiente de las acciones repetidas con cambios de
dirección. No obstante, los resultados de los test de la CRS con cambios de
dirección, cumpliendo determinados requisitos, podrían utilizarse de manera
comparativa, al ser considerados como una cualidad general. Sin embargo, es
necesaria cierta precaución en el análisis de los resultados entre tests con
diferentes patrones. El posible aumento del gasto energético y aumento de la
complejidad de la tarea, podría reflejar la posible naturaleza independiente de
las acciones repetidas con cambios de dirección, por lo que la comparación con
tests con diferentes patrones debe considerarse con precaución.

La evaluación de los datos obtenidos en las pruebas de CRS se centran en los


cálculos de mejor tiempo, tiempo total de sprint y/o tiempo medio y porcentaje
de decrecimiento y/o índice de fatiga, valorándose como más fiables para el
análisis, el mejor tiempo y el tiempo total y/o tiempo medio. El porcentaje de
decremento no ha demostrado ser un parámetro fiable.

86
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

EL CAMBIO DE DIRECCIÓN
Las características del juego en los deportes de equipo y de raqueta, requieren
la realización de frecuentes cambios rápidos de las maniobras de dirección,
como correr en zig-zag, salidas abiertas y cruzadas o carreras de ida y vuelta
en respuesta a un estímulo, como pueden ser los movimientos de un jugador
contrario o el movimiento del balón (Markovic, Sekulic, & Markovic, 2007). Por
ejemplo, (Withers, Maricic, Wasilewski, & Kelly, 1982) mostraron que los
jugadores de fútbol australiano realizaban un promedio de 50 giros por partido.

McInnes (1995), en el baloncesto, describió el gran número de movimientos


discretos realizados por los sujetos (997±187) y la frecuencia (una vez cada 2
s) con la que cambian la categoría del movimiento durante el juego y
Fernández (2006) resaltó que el promedio de cambios de dirección en el
transcurso de un punto de juego en tenis es de 4.

De forma más exhaustiva Bloomfield (2007) describió la frecuencia de giro y


desmarque en un partido realizado por los jugadores de fútbol Inglés que fue
de 727±203 así como la frecuencia de las desaceleraciones realizadas que fue
de 9,3 acciones cada 15 minutos de media, siendo el 76% de ellas precedidas
por un sprint y el 41,6% de las acciones posteriores de alta intensidad.

Robinson y O’Donoghue (2008) muestran una clasificación de las acciones


complejas más frecuentes en el juego. Los cambios de dirección, las
aceleraciones, las frenadas, son acciones implícitas en la mayoría de acciones
a alta intensidad y contribuyen al gasto energético así como al compromiso
neuromuscular de la musculatura implicada (Reilly & Gilbourne, 2003;
Strudwick, Reilly, & Doran, 2002).

Diversos autores consideran que los requerimientos asociados con la


aceleración, deceleración y rápidos cambios de dirección aparecen como el
componente clave en las demandas del juego (Ben Abdelkrim, Chaouachi, et
al., 2010; McInnes, et al., 1995; Meir, Newton, Curtis, Fardell, & Butler, 2001b).

87
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

A estos requerimientos se les ha otorgado la categoría de capacidad que, en la


literatura profesional y científica, se le define como una capacidad motora
compleja conocida como agilidad.

La agilidad se ha definido de muchas maneras, como por ejemplo: "un


movimiento rápido/exacto de todo el cuerpo en respuesta a un estímulo”
(Chelladurai, Yuhasz, & Sipura, 1977), "la capacidad de cambiar de dirección,
así como para iniciar y detenerse con rapidez" (Little & Williams, 2005) o “la
capacidad de cambiar de dirección con una mínima pérdida de control y/o
velocidad media” (Barnes, et al., 2007). Sin embargo, el contexto y definición
de este término aún no tiene consenso. Aunque la mayoría de profesionales
clasifican la agilidad como la capacidad de realizar cualquier movimiento que
implique cambios rápidos de dirección. (Sheppard & Young, 2006) sugieren
que una definición más coherente de la agilidad debería describirla como un
término global que reconoce las exigencias físicas (velocidad de movimiento y
fuerza), los procesos cognitivos (percepción y toma de decisiones) y las
habilidades técnicas (trabajo de pies y la técnica de movimiento).

De esta forma, la agilidad se ha considerado dependiente de dos


subcomponentes:
- factores perceptivos y de toma de decisiones
- factores relacionados con la mecánica del cambio de dirección.

A la luz de esto, muchos tests de agilidad y ejercicios de entrenamiento que no


implican una toma de decisiones se considera que evalúan o entrenan la
velocidad en el cambio de dirección (Jones, Bampouras, & Marrin, 2009).
Así, la definición tradicional de “la capacidad de cambiar rápidamente de
dirección” ha sido redefinida como velocidad en el cambio de dirección. La
velocidad en el cambio de dirección denota el hecho de que los participantes
sean conscientes del patrón de movimiento exacto requerido antes del
comienzo de la prueba. Este hecho permite diferenciar a la velocidad en el
cambio de dirección con la nueva definición de agilidad: “un movimiento rápido
de todo el cuerpo mediante un cambio de dirección o velocidad en respuesta a
un estímulo” (Sheppard & Young, 2006). Esta última definición se ha

88
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

denominado agilidad reactiva, lo que refleja el requerimiento de que los


participantes cambien de dirección en respuesta a un estímulo determinado
(Oliver & Meyers, 2009).

AGILIDAD
REACTIVA

ESCANEO COORDINACIÓN
SPRINT

FACTORES VELOCIDAD CAMBIO DE DIRECCIÓN TECNICA


PERCEPTIVOS
FUERZA DE PIERNAS ANTROPOMETRIA
CONOCIMIENTO DE ANTICIPACIÓN
LAS SITUACIONES

FUERZA POTENCIA Y
REACTIVA FUERZA
CONCENTRICA
DEFICIT
BILATERAL
IZQ-DER

Figura 5. Modelo teórico indicando los principales factores que determinan la agilidad reactiva
(adaptado de Young WB 2006)

La agilidad y/o la capacidad de cambiar de dirección cuando sea necesario, de


forma rápida y precisa, es considerada por muchos como una parte integral
para el rendimiento deportivo (Ben Abdelkrim, Castagna, et al., 2010; Meir,
Newton, Curtis, Fardell, & Butler, 2001a). Reilly et al (2000) sugieren que el
desempeño de la agilidad y/o capacidad de cambiar de dirección es un
requisito previo fisiológico en el fútbol, ya que los jugadores están
frecuentemente involucrados en repentinos cambios de dirección con el fin de
ser eficaces durante el juego. De esta manera, la agilidad y/o velocidad en el
cambio de dirección representa una cualidad de rendimiento importante para el
desempeño exitoso en varios deportes, demostrando poseer un poder
discriminativo entre niveles (Gabbett, Kelly, & Pezet, 2008; Kaplan, Erkmen, &
Taskin, 2009).

La mayoría de las investigaciones sobre el rendimiento en acciones de agilidad


y/o el cambio de dirección se ha referido a los mecanismos de lesión (Besier,
Lloyd, & Ackland, 2003; Besier, Lloyd, Cochrane, & Ackland, 2001; Landry,
McKean, Hubley-Kozey, Stanish, & Deluzio, 2009; Sanna & O'Connor, 2008;
89
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

Wallace, Kernozek, & Bothwell, 2007; Zebis, et al., 2008) y, no tanto, a la


mecánica de este tipo de movimientos en lo que respecta a la optimización del
rendimiento (Chaouachi, et al., 2009; Delextrat & Cohen, 2009; Jones, et al.,
2009; C. Meylan, et al., 2009; Young, James, & Montgomery, 2002).

Sabiendo la importancia creciente de entender la agilidad como una capacidad


compleja integral donde los procesos de toma de decisiones son incluídos y
considerados, a continuación iniciaremos una revisión con un pequeño
apartado sobre lo que consideraremos agilidad reactiva tal y como la entienden
Oliver et al (2010). No obstante, durante la siguiente parte de la revisión, el
concepto de agilidad no será tratado como tal, sino que en todo momento se
hablará de la velocidad en el cambio de dirección, concepto que está más
consensuado por la literatura científica

3.1 AGILIDAD REACTIVA

Como se ha comentado en la introducción, el concepto de agilidad se entiende


como un componente de rendimiento complejo. A pesar de que todavía no está
clara su definición y los componentes que la integran, recientemente se está
considerando que sus requerimientos no sólo tienen que ver con la capacidad
de velocidad en el cambio de dirección, sino también con las habilidades
perceptivas (Serpell, Ford, & Young, 2010a). Este argumento sugiere que la
agilidad es multifactorial y que por sí misma requiere una interacción de un
número de componentes del rendimiento en un entorno variable y/o en
respuesta a un estímulo impredecible, requiriendo una constante adaptación
por parte del jugador y, por lo tanto, una capacidad para percibir y tomar
decisiones así como para reaccionar rápido (Serpell, Young, & Ford, 2010).

La mayoría de las investigaciones sobre la agilidad se han centrado en los tests


de velocidad de cambio de dirección sobre acciones predeterminadas (Jones,
et al., 2009; Mujika, Santisteban, & Castagna, 2009; Sporis, Jukic, Milanovic, &
Vucetic, 2010), pero recientemente se han realizado varios estudios sobre los
componentes perceptivos de la agilidad (Gabbett & Benton, 2009; Oliver &
Meyers, 2009; Young & Willey, 2010).

90
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

Esto ha provocado una línea de investigación emergente acerca de la


evaluación y análisis de la diferencia entre la realización de patrones cerrados y
establecidos y patrones abiertos o imprevistos.

Así, los tests de agilidad reactiva requieren que los jugadores cambien de
dirección con velocidad y respondan a un estímulo impredecible. Las variables
utilizadas en este tipo de test han sido el tiempo total del test, el tiempo de
decisión (TD) y el tiempo de respuesta del movimiento (TRM) (Sheppard,
Young, Doyle, Sheppard, & Newton, 2006; Young & Willey, 2010) (Figura 6).

Figura 6: Ilustración
esquemática del test de
Agilidad Reactiva (RAT)

Se ha encontrado una capacidad anticipatoria superior en los jugadores de


primer nivel (Gabbett, Kelly, et al., 2008; Serpell, Young, et al., 2010), lo que
sugiere que estos jugadores tienen una mayor capacidad de extraer
información relevante, por identificación de señales de la postura presentada
por el evaluador y son capaces de descartar información irrelevante. Además,
los resultados muestran que el tiempo de decisión tiene una elevada relación
con el tiempo total del test, lo que sugiere que las habilidades perceptivas
pueden influir potencialmente en el rendimiento de la agilidad (Young & Willey,
2010). En conjunto, estos resultados demuestran la utilidad práctica de los tests
91
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

de agilidad reactiva (RAT) para evaluar los componentes perceptivos de la


agilidad.

En el test RAT de Young et al (2002), el estímulo es efectuado por jugadores


en una situación real de juego, ejecutando uno de los 4 movimientos
estandards descritos en su estudio. En la misma línea (Farrow, Young, &
Bruce, 2005) desarrollaron un test RAT específico para netball donde las
jugadoras reaccionaban a clips de video de oponentes pasándose el balón,
con el objetivo de cambiar de dirección para interceptarlo. Los clips ocluían el
punto donde se liberaba el balón. Otros estudios utilizaron estímulos luminosos
o estímulos sin información específica a los que el jugador debía reaccionar
como valoración general de reacción (Besier, Lloyd, Ackland, & Cochrane,
2001; Ford, Myer, Toms, & Hewett, 2005; Galpin, Li, Lohnes, & Schilling, 2008;
Landry, et al., 2009).

Por otro lado, es importante tener en consideración el tipo y tiempo de


estímulos presentados durante los tests de agilidad reactiva o estímulos
imprevistos (Oliver & Meyers, 2009). Reaccionar a un estímulo impredecible
(general y/o sin información selectiva) con poco tiempo de análisis, no permite
una anticipación para el análisis de información y aumenta la carga externa
sobre la rodilla durante el apoyo del cambio de dirección, a la vez que provoca
variaciones en los patrones neuromusculares, previos y en el inicio del contacto
del cambio de dirección (Besier, Lloyd, Ackland, et al., 2001; Besier, Lloyd,
Cochrane, et al., 2001; McLean, Lipfert, & van den Bogert, 2004).

Esta presentación y los tipos de estímulos difieren de los presentados por


situaciones de juego en clips de vídeo o jugadores en vivo que presentan
información específica del deporte y permite una anticipación, y, por lo tanto, un
ajuste corporal a la respuesta (Farrow, et al., 2005; Sheppard & Young, 2006).

Algunos estudios han valorado el comportamiento biomecánico y


neuromuscular de la extremidad inferior ante situaciones de juego real y otros
en clips de vídeo, por lo que ante situaciones imprevisibles pero con
información relevante para poder anticipar el movimiento, no sabemos qué
comportamiento postural se producirá o si existen diferencias entre niveles de
92
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

jugadores como parece que podría ocurrir. Es importante determinar estas


diferencias a la hora de la posible evaluación de estas respuestas como
valoración de las capacidades perceptivas, así como considerarlo de
importancia fundamental a la hora de realizar protocolos de entrenamiento
tanto de aumento del rendimiento de la agilidad reactiva como de prevención
de lesiones articulares y/o musculares.

Los tests de agilidad reactiva más utilizados dan información relevante a la que
reaccionar midiendo el tiempo de respuesta y el tiempo total, lo que permite
determinar qué factores de la agilidad reactiva deben ser más entrenados
(Gabbett, Kelly, et al., 2008; Sheppard, et al., 2006; Young & Willey, 2010). De
esta manera, se podrían identificar los déficits del jugador y, crear los
protocolos más adecuados a sus necesidades, sean condicionales y/o
perceptivos y/o de toma de decisiones.

Por último, la realización de un entrenamiento en laboratorio con visionado de


clips de situaciones de juego con hándicaps mejoró los factores perceptivos y
de toma de decisión de la agilidad reactiva, medidos mediante el test RAT
(Serpell, Ford, & Young, 2010b) Esto implica la posibilidad de desarrollar la
capacidad de identificar señales cinemáticas (preíndices) de los oponentes y
así reaccionar rápido. Por lo tanto, sería de esperar que aquellos jugadores
entrenados en situaciones de juego específicas o con protocolos de
entrenamiento condicional específico con situaciones imprevistas, puedan
transferir de forma más efectiva sus mejoras al entorno real de juego y sean
menos propensos a lesionarse.

93
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

3.2 VELOCIDAD CAMBIO DE DIRECCIÓN

3.2.1 FACTORES DETERMINANTES


3.2.1.1 FACTORES CONDICIONALES
3.2.1.1.1 VELOCIDAD EN DESPLAZAMIENTO LINEAL

Durante mucho tiempo y aún hoy en día, son muchos los entrenadores que
consideran que el éxito en las acciones con cambios de dirección está
influenciado por la velocidad lineal y la aceleración en base a tests de máxima
intensidad en desplazamiento lineal. Sin embargo, en los últimos años,
encontramos un creciente interés por considerar la posibilidad de que los
desplazamientos con cambios de dirección o lineales puedan ser capacidades
diferentes y que, por lo tanto, no sea recomendable evaluar los primeros con
tests de desplazamiento lineal.

La relación entre estas dos capacidades, velocidad lineal y velocidad con


cambios de dirección, no está clara en la literatura por la disparidad de
opiniones. Hay autores que confirman una naturaleza independiente entre las
dos capacidades, al no encontrar relación o bajas correlaciones entre las dos
capacidades (Buttifant, 2002; Draper & Lancaster, 1985 ; Young, McDowell, &
Scarlett, 2001). Sin embargo, otros autores consideran que hay una fuerte
relación entre la velocidad lineal y la velocidad en los cambios de dirección
(Graham-Smith & Lees, 2005; Vescovi, Brown, & Murray, 2007). Esta
discrepancia puede deberse a las diferencias metodológicas, los tests de
cambio de dirección utilizados, el nivel de la población utilizada y al tamaño de
la muestra del estudio.

Young, et al (2001) encontraron en su estudio sobre el entrenamiento


específico en diferentes desplazamientos que cuanto mayor era el ángulo y el
número de cambios de dirección en el desplazamiento, menor correlación
había con el desplazamiento lineal. Este puede ser un punto discriminativo
entre los estudios, ya que la mayoría de estudios que han encontrado una
elevada correlación entre velocidad lineal y con cambios de dirección utilizan
tests con un único cambio de dirección en una población amateur.

94
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

Little et al (2005), realizaron un estudio con la intención de determinar la


correlación existente entre la aceleración, la velocidad máxima y el
desplazamiento máximo con implicación de cambios de dirección, encontrando
una correlación baja entre las tres, acentuándose esta relación entre la
aceleración y el desplazamiento con cambios de dirección. Atribuyen la baja
correlación a los diferentes factores fisiológicos y biomecánicos, que
contribuyen a la mejora específica del rendimiento en cada disciplina analizada.
Estos resultados convergen con los de Vescovi et al (2007), donde encontraron
que la asociación entre las acciones con cambios de dirección y la velocidad
lineal se hacen más fuertes cuando las distancias del sprint lineal aumentan.

Por otro lado, Nimphius et al. (2010) encontraron altas correlaciones (0.73-
0.98) entre los test de velocidad y de agilidad (505 test) realizados en
jugadoras de softball, excepto para el test 505 llevado a cabo con la pierna
dominante. Además, estas correlaciones, se mantuvieron durante los tres
momentos de la temporada en los que fueron realizados los tests. Estos
resultados son similares a los obtenidos por Buchheit et al. (2012) en jugadores
franceses de deportes de equipo. Dichos autores encontraron correlaciones
moderadas y altas (0.63-0.76) entre un sprint de 30 metros y un sprint con dos
cambios de dirección, en diferentes ángulos (45º-90º-135º). No obstante, es
necesario resaltar que las correlaciones, entre los sprints con cambios de
dirección en las diferentes angulaciones, fueron inferiores (0.45-0.56). Por el
contrario, Salaj & Markovic (2011) obtuvieron resultados contrarios,
concluyendo que las habilidades de cambiar de dirección y de velocidad debían
ser entrenadas de manera independiente, ya que las correlaciones observadas
fueron muy bajas (0.18-0.43).

Por lo tanto, se deberían tener en cuenta el número de cambios de dirección,


los ángulos y las distancias recorridas para determinar si determinadas
capacidades se podrían considerar como generales o independientes en el
proceso de entrenamiento y evaluación.

95
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

Esto sugiere que la velocidad lineal y la que incluye cambios de dirección son
capacidades diferentes y por consiguiente, han de ser valoradas y entrenadas
específicamente.

3.2.1.1.2 MANIFESTACIONES DE FUERZA

A pesar de la importante función que desarrolla el cambio de dirección, la


frenada y la aceleración en el rendimiento de muchos deportes de equipo y de
raqueta poco se sabe acerca de sus bases fisiológicas y musculares.

El patrón motor sobre el que se centra esta tesis consiste en rápidas y


acentuadas fases de desaceleración y frenada donde la musculatura trabaja de
forma excéntrica, seguida de una rápida aceleración, donde la musculatura
genera la fuerza de forma concéntrica (Markovic, et al., 2007).

Algunos autores han aportado que la fuerza vertical de reacción al suelo


impuesta por la pierna externa durante la fase de contacto en el cambio de
dirección puede exceder los 2000 N (más de tres veces el peso corporal
(Simonsen, et al., 2000), mientras que la activación muscular del cuádriceps
puede ser tan alta como el 160% de la fuerza voluntaria máxima (Colby, et al.,
2000). Esto lleva a hipotetizar que una elevada fuerza y potencia extensora de
piernas puede conducir a un mejor rendimiento en este tipo de acciones.

Muchos son los estudios que se han preocupado por encontrar las variables de
fuerza que mejor correlacionan con
estas acciones, como por ejemplo
valorando la fuerza isocinética (Graham-
Smith & Lees, 2005; Jones, et al., 2009),
la fuerza reactiva medida con test de
salto con contramovimiento (“CMJ”)
(Barnes, et al., 2007) o con un test de
salto en caída (“DJ) (Hoffman,
Ratamess, Klatt, Faigenbaum, & Kang,
2007) pero en todos ellos las
Figura 7. Ejercicio One-leg rising
correlaciones han resultado ser bajas.

96
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

Así, Markovic (2007) analizó mediante 6 tests la fuerza extensora de piernas


(1RM, isométrico y “one-leg rising”) y la potencia (“squat jump”, 10 saltos
consecutivos mínimo tiempo contacto y detente horizontal), encontrando bajas
correlaciones en los tests y sólo observándose una pequeña relación en el one-
leg rising, un test unilateral donde el sujeto se coloca sobre una plataforma con
la pierna dominante apoyada sobre ella, mientras que con la otra pierna se
extiende verticalmente al lado de una caja. La altura de la plataforma se ajusta
individualmente al sujeto de forma que la flexión de la pierna dominante
alcance los 90º de flexión cuando el talón de la pierna no dominante toca el
suelo al final del movimiento. El test valora el número de veces que el sujeto es
capaz de realizar el movimiento de flexión y extensión sin descanso durante las
fases de flexión y extensión.

Young et al (2000) analizaron con diferentes tests diferentes variables de


fuerza. En este caso valoraron la fuerza extensora de forma isocinética y la
fuerza reactiva con drop jump unilateral y bilateral. Las correlaciones con las
variables isocinéticas fueron bajas, pero se encontró una correlación moderada
y significativa con el DJ unilateral justificado en parte por la sobrecarga
excéntrica generada en el test. Además, la gran diferencia con los estudios
comentados previamente es la utilización de la acción unilateral.

Por otro lado, la dirección de la aplicación de fuerza también puede ser un


elemento importante a tener en cuenta como elemento predictor del
rendimiento en los cambios de dirección. (Meylan, et al., 2009), valoraron la
correlación existente entre tres tests con direcciones diferentes (vertical,
horizontal y lateral) con un test de cambios de dirección, encontrando
independencia entre los tests de salto. Por ello, sugirieron que representan
cualidades de fuerza/potencia diferentes. Además, la capacidad de los tests
utilizados para predecir el rendimiento en el cambio de dirección fue limitada,
sólo encontrándose unas bajas correlaciones en el salto con componente
horizontal.

Valorando los estudios anteriores, parece ser que aquellas acciones reactivas
con alta sobrecarga excéntrica de forma unilateral con una aplicación de la

97
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

fuerza preferentemente horizontal pueden ser las que más condicionen el


rendimiento en el cambio de dirección, siendo importantes a la hora de
programar protocolos de entrenamiento para la mejora del cambio de dirección.
De hecho, Young et al (2006), en sus conclusiones, ya apuntaron la necesidad
de considerar otros factores aparte de la fuerza y potencia, siendo estas
consideraciones confirmadas en la revisión de Brughelli, Cronin, Levin, &
Chaouachi (2008). En un estudio reciente (Chaouachi, et al., 2011),
comprobaron que, tras analizar los posibles determinantes de dos tipos de
cambios de dirección (T-test y 5m SS), el análisis multivariante explicaba el
45% y el 48% mediante 8 y 10 variables respectivamente, confirmando la
naturaleza multifactorial del cambio de dirección. Además, se consideró la
importancia de utilizar acciones que imitaran las situaciones cruciales de los
partidos de fútbol para su entrenamiento (Chaouachi, et al., 2011).

3.2.1.2 FACTORES TÉCNICOS

La corrección y mejora de la técnica de un patrón motor siempre se ha


considerado como variable de mejora en el rendimiento. En el caso del cambio
de dirección la modificación de la técnica y su mejora viene justificada en la
literatura por dos razones: la mejora del rendimiento y la prevención de
lesiones.

La técnica de carrera se ha sugerido que desempeña un papel importante en el


rendimiento de los sprints con cambios de dirección (Sayers, Clarkson, & Lee,
2000). Sayers et al. (2000) ponen de manifiesto la especificidad entre el
entrenamiento de la técnica del sprint y el entrenamiento de la técnica para las
acciones que requieren cambios de dirección.

Durante la competición, la mayoría de lesiones de ligamento cruzado derivadas


del no contacto tienen lugar, con independencia del deporte (Zebis, et al., 2008)
y acción analizada (Cortes, Onate, & Van Lunen, 2011) en acciones de
aterrizaje y en acciones de cambio de dirección, sobre todo las realizadas con
salida abierta (“side-step”) (Cochrane, Lloyd, Buttfield, Seward, & McGivern,
2007; Colby, et al., 2000) y en situaciones no esperadas (Besier, Lloyd,
Ackland, et al., 2001). El aumento de la carga producida sobre la articulación
98
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

de la rodilla en una posición alterada de su ángulo con mayores momentos


sobre valgo y rotación interna llevan a la rodilla a una situación de no retorno.
El análisis de video ha proporcionado nuevas pistas acerca de los mecanismos
de lesión del ligamento cruzado anterior (LCA) en deportistas que han
mostrado posturas del cuerpo similares durante las tareas de cambio de
dirección abierto dando lugar a la lesión del LCA. En concreto, en el contacto
inicial, estas posturas han sido; abducción de la cadera, articulación de la
rodilla extendida, rotación externa del pie, y flexión lateral con rotación del torso
(Dempsey, et al., 2007).

La infinidad de variaciones en la relación entre el ángulo y velocidades a las


que se realizan los cambios de dirección hace difícil una limitación de la técnica
específica, aunque parece que hay unos criterios más o menos establecidos.

Algunos autores hablan de que una disminución del centro de gravedad y una
mayor inclinación del cuerpo hacia delante puede ayudar en las acciones de
aceleración y deceleración posteriores y previas al cambio de dirección
(Sayers, et al., 2000; Sheppard & Young, 2006). Además, (Tominaga, et al.,
2010) aprecian que los jugadores de fútbol con mayor rendimiento en estas
acciones muestran un menor ángulo de la rodilla de la pierna de apoyo en un
periodo corto de tiempo y una disminución del ángulo de la articulación del
tobillo, lo que podría producir una mayor potencia horizontal para el cambio de
dirección.

Además debemos resaltar las modificaciones para minimizar el riesgo de


lesión, como el acercar el pie de apoyo al plano medio corporal, una alineación
neutra del pie y mantener el cuerpo erguido en la dirección del recorrido
(Chaudhari, Hearn, & Andriacchi, 2005; Dempsey, Lloyd, Elliott, Steele, &
Munro, 2009; Dempsey, et al., 2007). Se debería evitar limitar el brazo opuesto
(transporte de balón) al pie de contacto durante el cambio de dirección y la
alteración de la libertad o limitación de los brazos durante el cambio de
dirección (Chaudhari, et al., 2005).

Parece ser que modificando la técnica de ejecución del cambio de dirección


abierto se puede minimizar el riesgo de lesión. Dempsey et al (2009) muestran
99
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

que un periodo de entrenamiento orientado a la mejora de la técnica, utilizando


las pautas planteadas de prevención de lesión, es efectivo en la reducción del
pico de carga en valgo de la rodilla (disminución de un 36%), tanto en acciones
previstas como imprevistas, además, de no alterar el rendimiento de la acción.
No obstante, no se conocen datos de mejoras del rendimiento mediante
protocolos de entrenamiento de la técnica de forma aislada.

Los patrones motores de los adultos, particularmente en la élite, pueden ser


difíciles de cambiar, especialmente ante situaciones inesperadas. Por lo que
podría ser necesario que los ajustes corporales necesarios para la mejora del
rendimiento y prevención de lesiones para la velocidad de los cambios de
dirección fueran incorporados en los protocolos de entrenamiento de los
jóvenes (Dempsey, et al., 2009; Miller Michael, Jeremy J. Herniman, Mark D.
Ricard, Cheatham, & Michael., 2006).

3.3 ENTRENAMIENTO DE LA VELOCIDAD DE CAMBIOS DE DIRECCIÓN

Los estudios sobre el cambio de dirección se han centrado en el análisis de los


factores determinantes para el rendimiento y en las características
biomecánicas y neuromusculares de las acciones vinculadas a la lesión
(Besier, et al., 2003; Landry, et al., 2009; Nyland, Caborn, Shapiro, & Johnson,
1997, 1999).

El conocimiento sobre estos dos campos ha suscitado el diseño de diferentes


protocolos con orientación centrada en la mejora del rendimiento y/o la
reducción del riesgo de lesión.

En los últimos años, se han publicado diferentes estudios que no encuentran


correlación entre el rendimiento en el cambio de dirección y diferentes
manifestaciones de fuerza. Sin embargo, se encuentran diversos estudios
longitudinales implementando diferentes protocolos de fuerza con el objetivo de
valorar las mejoras en el rendimiento del cambio de dirección (Cronin, McNair,
& Marshall, 2003; Hoffman, Cooper, Wendell, & Kang, 2004; Hoffman, et al.,
2005; Tricoli, Lamas, Carnevale, & Ugrinowitsch, 2005) encontrando mejoras

100
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

en las manifestaciones de potencia, fuerza, en acciones lineales, pero no en el


cambio de dirección.

Hoffman et al (2005) desarrollaron en su estudio un entrenamiento tradicional


de fuerza y potencia durante 15 semanas. Un grupo realizaba ejercicios
olímpicos y otro grupo realizaba ejercicios de potencia generales. En ninguno
de los dos grupos se encontraron mejoras sobre los tests que implicaban
cambios de dirección (T-Test). Tricoli et al (2005) investigaron los efectos de
levantamientos olímpicos y saltos verticales sobre los cambios de dirección por
un periodo de 8 semanas, sin obtener mejoras.

Esto permite especular que los estudios que desarrollan protocolos de


entrenamiento principalmente con ejercicios que generan la fuerza en dirección
vertical no tienen transferencia sobre el rendimiento en las acciones con
cambio de dirección. Sin embargo, sí encontramos algún estudio que
implicando dirección de fuerza vertical en sus ejercicios reduce el tiempo en
acciones con cambios de dirección, utilizando DJ, una acción que implica altas
velocidades y aumento de fuerza excéntrica, patrón similar al cambio de
dirección (McBride, Triplett-McBride, Davie, & Newton, 2002). Con el objeto de
aprovechar fuerzas elevadas, se necesita una base de alta carga excéntrica, la
cual puede ser desarrollada por un entrenamiento con DJ. Así, podría decirse
que mientras un entrenamiento de fuerza y potencia en dirección vertical no
mejora el rendimiento del cambio de dirección, un estímulo con sobrecarga
excéntrica puede ser la razón de la mejora del rendimiento. Además, la gran
mayoría de estudios que realizan programas de entrenamiento pliométrico
implicando acciones de salto en diferentes direcciones y de forma unilateral y
bilateral producen mejoras sobre el rendimiento en las acciones con cambios
de dirección (Malisoux, Francaux, Nielens, & Theisen, 2006; Miller Michael, et
al., 2006).

Por otro lado, también se han presentado estrategias de entrenamiento con


una gran riqueza motriz demostrando ser beneficiosas para la mejora en los
cambios de dirección. Por ejemplo, el entrenamiento complejo (“complex
training”) (Ebben & Jensen, 1998), estrategia de entrenamiento que consiste en

101
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

combinar ejercicios de potencia/fuerza con los ejercicios específicos del


deporte o entrenamiento que alterna cargas altas con ejercicios pliométricos
(Alves, Rebelo, & Sampaio, 2010) o el sistema SAQ (“sprint, agility and
quickness”), sistema de ejercicios progresivos con el objetivo de mejorar las
capacidades del jugador para ser más rápido y preciso en las acciones de
juego, incorporando ejercicios de fuerza, de agilidad y velocidad. Estos tipos de
entrenamiento han confirmado ser eficaces de cara a mejorar diferentes
capacidades funcionales (Bloomfield, Polman, O'Donoghue, & McNaughton,
2007; Jovanovic, Sporis, Omrcen, & Fiorentini, 2010), así como para mejorar la
velocidad en los cambios de dirección (Alves, et al., 2010; Polman, Walsh,
Bloomfield, & Nesti, 2004).

Por lo tanto, en base a la información disponible, podría decirse que un


entrenamiento que implique variaciones en las manifestaciones de fuerza y una
variedad de acciones que impliquen tanto variaciones en las direcciones, como
el uso de acciones bilaterales y/o unilaterales con alto grado de sobrecarga
excéntrica podrían ser más eficaces que crear protocolos de entrenamiento
centrados en una sola manifestación con orientación vertical de la fuerza.

Respecto a la prevención de las lesiones articulares, encontramos que los


entrenamientos con orientación neuromuscular, de fuerza y/o propiocepción
producen cambios en la activación de los patrones neuromusculares
beneficiosos para disminuir los puntos críticos de lesión (Mandelbaum, et al.,
2005; Myklebust, et al., 2003; Bencke, Naesborg, Simonsen, & Klausen, 2000).
Con un entrenamiento pliométrico, se obtuvieron mejoras relacionadas con la
co-contracción, produciéndose, tras el entrenamiento, una fase más corta de
contacto en la fase de impulso. Además, Zebis et al., (2008) tras un
entrenamiento neuromuscular y propioceptivo, encontraron un aumento del
ratio de actividad entre músculo semitendinoso y bíceps femoral pudiendo
limitar una excesiva rotación externa de la tibia y una compresión lateral
articular durante el cambio de dirección lo que puede reducir el riesgo de lesión
por un aumento del valgo dinámico.

102
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

Otro aspecto importante que podría ser perfectamente un tema único a tratar
es la especificidad del entrenamiento. Así, encontramos en la literatura estudios
que han analizado la transferencia específica al deporte de entrenamientos que
utilizan cambios de dirección y acciones lineales.
Young et al (2001) realizaron un estudio donde generaron dos grupos que
realizaban dos entrenamientos específicos diferentes, un grupo solo entrenaba
con desplazamientos lineales a máxima intensidad, y el otro grupo entrenaba
con desplazamientos con cambios de dirección.

El objetivo fue determinar :


- Si el entrenamiento en desplazamiento lineal se transfiere a acciones de
cambio de dirección con variación de la complejidad.
- Si el entrenamiento con desplazamientos complejos de cambio de
dirección puede mejorar la velocidad en desplazamiento lineal.

Sus resultados fueron bastante concluyentes, se encontraron mejoras


específicas según el tipo de entrenamiento y test utilizado.

3.4 CONCLUSIONES DEL CAPÍTULO:

El cambio de dirección se considera como un elemento importante de estudio


tanto en el ámbito del rendimiento como en el ámbito médico.

El análisis del perfil de actividad en los deportes multisprint refleja la


importancia de los cambios de dirección, aceleraciones y frenadas en las
acciones de alta intensidad. Esto ha provocado el interés por comprender la
mecánica de este tipo de patrones de movimiento. Por un lado se ha descrito
una capacidad de velocidad de cambio de dirección de suma importancia para
el éxito del partido y, por otro lado, se ha definido el potencial lesional del
patrón motor estableciéndose criterios para la prevención de lesiones.

La velocidad en el cambio de dirección se ha denominado agilidad, integrado a


este concepto factores condicionales, perceptivos y de toma de decisión. Con
el fin de diferenciar y reducir la complejidad y la falta de consenso del concepto
de agilidad, se diferencia entre velocidad de cambio de dirección y agilidad

103
II. MARCO TEÓRICO EL CAMBIO DE DIRECCION

reactiva, estableciéndose la diferencia en el conocimiento previo o no de la


acción a realizar.

Los factores que determinan la velocidad del cambio de dirección son varios: la
velocidad lineal, la fuerza, la potencia y la técnica. Sin embargo, ninguno de
ellos presenta una característica clara y jerárquica. Debido a esto, se
encuentran diferentes medios para la mejora de esta capacidad. A pesar de no
estar corroborado científicamente parece ser que el mejor medio de
entrenamiento sería un trabajo excéntrico que incluyese acciones unilaterales
multidireccionales, preferentemente laterales y/o horizontales. Además, el
factor de imprevisibilidad también se debería de considerar a la hora de diseñar
las tareas.

104
II. MARCO TEÓRICO LA CAPACIDAD DE REPETIR CAMBIOS DE DIRECCION

LA CAPACIDAD DE REPETIR CAMBIOS DE DIRECCIÓN

Durante toda la parte teórica de esta tesis hemos resaltado la consideración de


que tanto la capacidad de RS como la participación de los jugadores en
acciones que implican cambios de dirección, frenadas y aceleraciones son dos
elementos claves del rendimiento en los deportes de equipo. Sin embargo,
hasta hace bien poco no se ha tenido en la comunidad científica un interés en
la capacidad de repetir cambios de dirección (CRCD).

Principalmente, el interés se ha centrado en el estudio de la alteración de


diferentes parámetros vinculados a la lesión (Small, McNaughton, Greig, &
Lovell, 2010; Zebis, et al., 2010). Otros estudios han observado los efectos de
la fatiga en la afectación de parámetros mecánicos como la contracción
voluntaria máxima (CVM) y el gradiente de fuerza (RFD “rate force
development”) en deportes intermitentes como el fútbol (Greig, 2008; Small,
McNaughton, Greig, & Lovell, 2010), el balonmano (Thorlund, et al., 2008;
Zebis, et al., 2010), el tenis (Girard & Millet, 2008) o el squash (Girard, Micallef,
Noual, & Millet, 2010). Así, se ha encontrado que la implicación del cambio de
dirección en acciones repetidas de alta a máxima intensidad aumenta el riesgo
de lesión y disminuye en mayor medida los parámetros mecánicos estudiados
(CVM y RFD). Este fenómeno es mayor en los deportes de cancha, por el
evidente aumento de cambios de dirección con mayor intensidad en las
frenadas y aceleraciones.

Por otro lado, también se ha suscitado el interés por analizar y desarrollar


procedimientos específicos y válidos para cada deporte, de cara a evaluar y
mejorar las condiciones de los jugadores y optimizar las adaptaciones a la
competición y al entrenamiento, que pueden perderse por medio de
procedimientos no específicos y/o menos sensibles (Haj-Sassi, et al., 2011;
Wong, Chan, & Smith, 2011b).

Pocos estudios de momento se han centrado en la capacidad de repetir


cambios de dirección (CRCD) (Walklate, O'Brien, Paton, & Young, 2009;

105
II. MARCO TEÓRICO LA CAPACIDAD DE REPETIR CAMBIOS DE DIRECCION

Wilkinson, et al., 2012b) y muy pocos han estudiado la posible especificidad


entre la CRS y CRCD (Buchheit, Bishop, et al., 2010; Buchheit, Haydar, et al.,
2012; Haj-Sassi, et al., 2009b; Wilkinson, McCord, & Winter, 2010; Wong, et al.,
2011b), existiendo mucha controversia en los resultados obtenidos. Mientras
unos valoran la independencia entre las dos capacidades (Haj-Sassi, et al.,
2009b; Wong, et al., 2011b), otros ofrecen resultados opuestos considerando a
la CRS como una capacidad general que incluye a los cambios de dirección
(Buchheit, Bishop, et al., 2010; Buchheit, Haydar, et al., 2012).

Estas afirmaciones contrarias pueden ser debidas a la muestra utilizada o al


test requerido, pero parece ser que la mayor especificidad de la prueba a las
necesidades del deporte provoca mayor independencia entre la CRCD y la
CRS (Wilkinson, et al., 2010). Además, la CRCD parece discriminar entre el
nivel de los jugadores (Wilkinson, et al., 2012b). Asimismo, el aumento en el
número y/o el ángulo de salida de los cambios de dirección parece provocar
respuestas fisiológicas diferentes (Buchheit, Haydar, et al., 2012).

Por lo tanto, parece fundamental crear protocolos específicos a la realidad del


deporte analizado y diferenciar aquellos tests y/o ejercicios de la CRS que con
cambios de dirección, cumpliendo determinados requisitos, podrían utilizarse
de manera comparativa y evaluar y/o desarrollar la misma capacidad de los
que deben discriminarse como diferentes (CRCD).

Por otro lado, también se han abierto diferentes líneas de investigación con la
intención de valorar la correlación existente entre la capacidad de repetir
cambios de dirección con otras capacidades para valorar su potencial como
medio de entrenamiento y test de valoración. Así aparecen resultados que
indican una correlación significativa entre la CRCD y el test de valoración
anaeróbica WINGATE y con diferentes tipos de saltos como los horizontales
(“five jump test”) o el DJ con la pierna dominante (Haj-Sassi, et al., 2011; Haj-
Sassi, et al., 2009b).

Así, diferentes medios de entrenamiento específicos (Fernandez-Fernandez,


Zimek, Wiewelhove, & Ferrauti, 2012a) o que integran acciones repetidas de
cambios de dirección , como los juegos reducidos (small-sided games) (Dellal,
106
II. MARCO TEÓRICO LA CAPACIDAD DE REPETIR CAMBIOS DE DIRECCION

Varliette, Owen, Chirico, & Pialoux, 2011a) pueden ser igual de efectivos que
métodos de entrenamiento de alta intensidad continua para la mejora de la
capacidad aeróbica. Además, se ha encontrado que suplementando un
entrenamiento específico de CRCD a un entrenamiento regular puede
obtenerse un aumento adicional de esta capacidad superior al de un
entrenamiento regular pudiendo considerarse como una buena estrategia para
la mejora del rendimiento (Dellal, et al., 2011a)

Sin embargo, se necesitan estudios adicionales que permitan avanzar en el


conocimiento de la CRCD para dilucidar la repercusión de sus efectos de
entrenamiento así como hasta qué punto se diferencia o no, y en qué
circunstancias, de la CRS.

107
II. MARCO TEÓRICO LA CAPACIDAD DE REPETIR CAMBIOS DE DIRECCION

108
III. PARTE EXPERIMENTAL

- OBJETIVOS

- ESTUDIOS

ESTUDIO 1

ESTUDIO 2

ESTUDIO 3

ESTUDIO 4

- CONCLUSIONES

- PERSPECTIVAS DE FUTURO

109
110
III. PARTE EXPERIMENTAL OBJETIVOS

III . PARTE EXPERIMENTAL

OBJETIVOS

La capacidad de repetir sprints se considera como una capacidad importante


en los deportes de equipo y de raqueta, pero hasta ahora esta capacidad se ha
considerado una capacidad general independientemente del patrón de
movimiento realizado en las acciones de alta intensidad. Nosotros
consideramos que la inclusión del cambio de dirección en acciones
intermitentes de alta intensidad puede implicar necesidades de rendimiento
diferentes y por ello nuestro objetivo general de la tesis es:

OBJETIVO GENERAL:

- Evaluar la independencia de naturaleza de las acciones de alta intensidad


intermitentes con cambios de dirección respecto a las acciones lineales para
poder considerar, la capacidad de repetir cambios de dirección como una
capacidad independiente y fundamental en los deportes de equipo.

Para confirmar el objetivo se han realizado 4 estudios con objetivos


específicos para cada uno de ellos.

ESTUDIO 1:

- Describir el potencial de especificidad entre los ejercicios de RCD y los


RS.

ESTUDIO 2:

- Examinar el efecto de la fatiga aguda en las propiedades mecánicas y


contráctiles del músculo evaluados mediante el pico de potencia
mecánica y el desplazamiento máximo radial del vasto lateral (Dm) en
un ejercicio de CRCD.

111
III. PARTE EXPERIMENTAL OBJETIVOS

- Comparar la fatiga aguda entre un ejercicio de CRCD y un ejercicio de


CRS de las mismas características en distancia, número de repeticiones
y tiempo de recuperación entre repeticiones.

ESTUDIO 3:

- Comprobar cómo un entrenamiento de ERS o de ERCD añadido a uno


regular de hockey confiere alguna ventaja en el rendimiento específico,
manteniendo el concepto de especificidad entre estos dos regímenes de
entrenamiento.

ESTUDIO 4:

- Examinar la relación entre la potencia del lunge lateral utilizando la


tecnología isoinercial y el rendimiento en un ejercicio de velocidad con
cambio de dirección y un ejercicio CRCD.

- Comparar el nivel de fuerza y potencia de cada una de las piernas.

- Identificar la posible independencia entre las manifestaciones de


potencia valoradas en este ejercicio.

112
III.PARTE EXPERIMENTAL RESUMEN ESTUDIOS

RESUMEN ESTUDIOS

ESTUDIO 1:

Con el objeto de examinar el potencial de especificidad entre los ejercicios


RCD y los ejercicios RS, 10 jugadores de hockey realizaron en dos momentos
diferentes, separados por 48 h, dos secuencias de acciones repetidas sin (15 x
25 m desplazamiento lineal) o con cambios de dirección (15 x 25 m con 4
cambios de dirección, 1 cada 5 metros con un ángulo de salida de 135º). La
fiabilidad fue alta para los dos ejercicios (CCI= 0,93 para RCD y 0,98 para RS).
Para cada ejercicio se valoró el tiempo mínimo, el tiempo medio y el índice de
fatiga. Los coeficientes de correlación (tiempo medio= 0,67/ mínimo tiempo=
0,65) y el r2 (0,45 el tiempo medio y 0,43 el mínimo tiempo) describieron las
relaciones entre los dos ejercicios, siendo < 0.70% y < 50%, tanto para el mejor
tiempo como para el tiempo medio. Estos resultados reflejan que la CRCD se
puede considerar como una capacidad independiente de la CRS por lo que
ambas capacidades requieren un tratamiento diferente a la hora de diseñar
programas.

ESTUDIO 2:

El objetivo fue investigar los cambios en las propiedades mecánicas y


contráctiles del músculo, medidos por el pico de potencia mecánica y
desplazamiento máximo radial (Dm) del vasto lateral antes, durante y después
de la realización de un ejercicio de CRCD así como comparar los resultados
con los de un ejercicio de CRS de las mismas características en distancia,
número de repeticiones y tiempo de recuperación entre repeticiones. 10
jugadores de baloncesto realizaron en dos sesiones separadas, dos series de
10 repeticiones de los dos ejercicios repetidos (RS: 2 x 10 x 25 m
desplazamiento lineal vs RCD: 2 x 10 x 25 m con 4 cambios de dirección en
cada desplazamiento). Se evaluó: la evolución del tiempo durante la repetición

113
III.PARTE EXPERIMENTAL RESUMEN ESTUDIOS

de las dos series, el desplazamiento máximo radial (Dm) del vasto lateral de
cada una de las piernas con tecnología TMG, antes, después y entre series de
carrera y la potencia mecánica de cada una de las piernas en un ejercicio de
“leg-press”, antes y después de finalizado el ejercicio. Los cambios pre y post
ejercicios fueron valorados empleando pruebas t-test de muestras pareadas y
para evaluar las interacciones entre las diferentes variables (Dm y potencia) se
utilizó un diseño mixto ANOVA de medidas repetidas. Los resultados nos
indican que la evolución de la disminución del rendimiento (aumento del tiempo
y decrecimiento potencia) tanto en los desplazamientos lineales como en
aquellos que incluían cambios de dirección fue similar. Sin embargo, la
repetición de series RCD provocó una mayor disminución del rendimiento
(fatiga) en la pierna dominante en comparación con la misma pierna en el
ejercicio RS y también en comparación con la pierna no dominante del ejercicio
RCD (en los valores de potencia y Dm). En conclusión, los ejercicios RS o RCD
tienen respuestas agudas diferentes sobre las propiedades mecánicas y
contráctiles de los músculos implicados y que estas diferencias en las
respuestas agudas se acentúan sobre la pierna dominante. Es por ello que es
recomendable tener en cuenta estas consideraciones en el análisis del
rendimiento de los jugadores de baloncesto.

ESTUDIO 3:

Este estudio compara los efectos de dos entrenamientos, ERS (entrenamiento


de repetir sprint) y ERCD (Entrenamiento de repetir cambios de dirección),
añadidos a un entrenamiento regular de hockey.

20 jugadores de hockey (10 hombres y 10 mujeres) fueron divididos en dos


grupos: ERS y ERCD donde realizaban el mismo volumen de repeticiones,
series y densidad de ejercicio, únicamente incorporando en el grupo ERCD 4
cambios de dirección de 135º de salida cada 5 m 2 veces por semana durante
6 semanas.

114
III.PARTE EXPERIMENTAL RESUMEN ESTUDIOS

Se realizaron tests específicos de los dos tipos de ejercicios en los dos grupos,
antes y después de la intervención. Sin embargo, no se encontraron diferencias
significativas entre ambos tipos de entrenamiento. Ninguno de los programas
produjo mejoras significativas en el rendimiento del ejercicio RS, mientras que
en el ejercicio RCD los dos métodos obtuvieron cambios significativos
encontrándose en el ERCD las diferencias más elevadas (11,5% vs 3,6 en
mejor tiempo y 12,6% vs 7,8% en tiempo total). Estos resultados sugieren que
el ERCD añadido a un programa de entrenamiento específico de hockey
produce un aumento considerable en la CRCD.

ESTUDIO 4:

Se examinó la relación entre la potencia obtenida en el “lunge” lateral con


tecnología isoinercial (Versapulley (VP)) y el rendimiento obtenido en un
ejercicio de velocidad de cambio de dirección y un ejercicio de CRCD. 16
jugadores de deportes de equipo (20 ± 22 años) realizaron tres tests de
potencia en un “lunge” lateral con VP obteniéndose la potencia máxima,
mantenimiento de la potencia máxima y repetición de series de potencia
máxima (RPA), donde se valoraron potencia media y máxima para la fase
excéntrica y concéntrica del ejercicio para cada pierna. También se realizó un
ejercicio de RCD que consistía en 10 repeticiones de 25 m con cuatro cambios
de dirección de 135º de salida cada 5 m y con 25 s de descanso ente
repeticiones.

Los resultados reflejan una independencia entre las manifestaciones de


potencia máxima y mantenimiento de la potencia máxima (r=0,178 fase
concentrica; r=-0,016 fase excéntrica). Las correlaciones entre las
manifestaciones de potencia y el ejercicio de RCD reflejan una significación
negativa entre la Pmax exc y el IF de la CRCD (r=-0,49). Los resultados
sugieren que el entrenamiento dirigido a la mejora de la potencia máxima y el
mantenimiento de la potencia deben ser diferentes y que para conseguir
mejoras en el rendimiento de la CRCD, los deportistas deberían mejorar su
potencia máxima excéntrica.

115
III.PARTE EXPERIMENTAL RESUMEN ESTUDIOS

116
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

ESTUDIO 1

ANÁLISIS COMPARATIVO DE LA CAPACIDAD DE REPETIR


CAMBIOS DE DIRECCIÓN Y DE LA CAPACIDAD DE REPETIR
SPRINTS

117
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

118
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

ESTUDIO 1: ANÁLISIS COMPARATIVO DE LA CAPACIDAD DE REPETIR


CAMBIOS DE DIRECCIÓN Y DE LA CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS

1.1 INTRODUCCIÓN

Es bien conocido que los desplazamientos en los deportes de equipo y de


raqueta incluyen cambios rápidos de dirección, como correr en zig-zag,
cambios de dirección con salidas abiertas y/o cruzadas, y carreras de ida y
vuelta en respuesta a un estímulo, como pueden ser los movimientos de un
jugador contrario o el movimiento del balón (Buchheit, Bishop, et al., 2010;
Lakomy & Haydon, 2004; Markovic, Sekulic, & Markovic, 2007). Estas acciones
suelen realizarse a alta intensidad y contribuyen al gasto energético así como
al compromiso neuromuscular de la musculatura implicada (Reilly & Gilbourne,
2003; Strudwick, Reilly, & Doran, 2002). De esta forma, numerosos autores
consideran que los requerimientos asociados con la aceleración, deceleración y
rápidos cambios de dirección constituyen un componente clave en las
demandas del juego (Ben Abdelkrim, et al., 2010; Bloomfield J., 2007; Keogh,
Weber, & Dalton, 2003; McInnes, et al., 1995; Meir, et al., 2001; Reilly, et al.,
2000)

Por otro lado, desde hace varias décadas se conoce que la distancia recorrida
en el juego en los deportes de equipo y de raqueta se realiza bajo un patrón de
movimiento intermitente. Concretamente, la capacidad de repetir esfuerzos de
alta intensidad y corta duración, con cortos periodos de recuperación, se ha
mostrado como un buen predictor del rendimiento físico en los partidos en
futbolistas profesionales (Rampinini, Bishop, et al., 2007a). Así, la denominada
CRS también ha sido considerada como un componente importante de
rendimiento en los deportes de equipo. (Glaister, 2005; Spencer, et al., 2005).
Sin embargo, no hay que olvidar que la naturaleza de estos deportes implica
que tanto la intensidad como la duración de las acciones o los periodos de
recuperación sea variable (Lakomy & Haydon, 2004) por lo que, si tenemos en
cuenta la complejidad de las demandas fisiológicas, se hace difícil discernir
cuáles son los factores determinantes del rendimiento.

119
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

Desafortunadamente, la mayoría de estudios acerca de la CRS se han


realizado en laboratorio, sobre cicloergómetro o cinta rodante, mientras que
aquellos realizados en el terreno de juego han utilizado protocolos que incluían
acciones unidireccionales o sprints lineales, olvidando la naturaleza
multidireccional de estos deportes (Aziz, et al., 2007; Chaouachi, et al., 2010;
Dawson, et al., 1998; Gabbett, 2010; Glaister, et al., 2009; Meckel, et al., 2009;
Pyne, Saunders, Montgomery, Hewitt, & Sheehan, 2008). Concretamente en
los deportes de cancha, se repiten secuencias de esfuerzos cortos explosivos
(<5-25m) con frecuentes cambios de dirección (Ben Abdelkrim, et al., 2010;
Ben Abdelkrim, et al., 2007; Reilly, Morris, & Whyte, 2009; Sheppard, et al.,
2009; Spencer, et al., 2005; Ziv & Lidor, 2009). De hecho, menos de la mitad de
estos movimientos se realizan hacia delante, siendo mucho más frecuentes los
giros o las variaciones en la dirección (Bloomfield J., 2007; McInnes, et al.,
1995). Todo esto implica la necesidad de diseñar pruebas que evalúen
acciones repetidas a alta intensidad pero que incluyan cambios de dirección.
Hasta la fecha, parece consistente en la literatura que la velocidad lineal y la
velocidad en los cambios de dirección son cualidades físicas diferentes cuando
se consideran como acciones aisladas (Salaj & Markovic, 2011; Sheppard &
Young, 2006). Esto queda reflejado por las bajas correlaciones encontradas
entre los distintos tests administrados. (Gabbett, Kelly, & Pezet, 2008; Graham-
Smith & Lees, 2005; Vescovi, Brown, & Murray, 2007; Young, et al., 2001), y la
especificidad obtenida tras realizar entrenamientos con sprints lineales o con
cambios de dirección (Young, et al., 2001). Sin embargo, los estudios que se
han realizado con la intención de valorar la independencia entre la CRCD y la
CRS o considerar a ésta como una capacidad única y general aún incluyendo
cambios de dirección, no son concluyentes. Aunque en la última década han
aparecido protocolos de valoración de la CRS que incluyen giros, la gran
mayoría de 180º (ida y vuelta) (Bangsbo, 1994b; Buchheit, Bishop, et al., 2010;
Buchheit, et al., 2008; Castagna, et al., 2008; Castagna, et al., 2007; Ferrari
Bravo, et al., 2008; Impellizzeri, et al., 2008; Nakamura, et al., 2009; Rampinini,
Bishop, et al., 2007; Wragg, et al., 2000), son muy pocos los estudios que han
estudiado la posible especificidad entre la CRCD y la CRS (Buchheit, Bishop,

120
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

et al., 2010; Buchheit, Haydar, et al., 2012; Haj-Sassi, et al., 2009b; Wilkinson,
et al., 2010; Wong, et al., 2011b). Por ejemplo, Buchheit (2010) y Sajah (2009)
emplearon dos tests similares (6 x 2 x 12,5 m y 6 x 2 x 15 m) que incluían un
giro de 180º llegando a conclusiones opuestas. Buchheit (2010) considera a la
CRS como una capacidad general, mientras que Sajah (2009) considera que el
rendimiento en la CRS es independiente del obtenido en los sprints con giros
de 180º.

Siguiendo con la controversia, por un lado Wong et al (2011), encuentran que


estas capacidades son independientes después de comparar un ejercicio de
CRS con otro de CRCD que incluía 6 x 20 m con 4 cambios de dirección de
100º de salida y por otro lado, Buchheit et al (2012), consideran a la CRS como
una capacidad general al compararla con tres protocolos de cambios de
dirección que incluían 3 ángulos de salida diferentes. Sin embargo, algunos
tests específicos de CRCD han demostrado discriminar entre grupos de
deportistas, acentuándose su diferente naturaleza cuanto más específicos
fueron los patrones de movimiento al deporte analizado (Wilkinson, et al.,
2010). Asimismo, parece ser que el aumento en el número y/o el ángulo de
salida de los cambios de dirección puede acentuar la independencia entre
capacidades.

Por lo tanto, a pesar de que no existe un acuerdo en la literatura, parece ser


que el tipo de acciones realizadas, ya sea por las características de
movimiento, las direcciones, los giros o la intensidad, puede provocar que la
CRS y la CRCD sean independientes o no. De hecho, la RCD ha demostrado
afectar al nivel de la fatiga y/o el comportamiento en el rendimiento, ya que las
respuestas fisiológicas son dependientes del ángulo de salida (Buchheit,
Haydar, et al., 2012).

Así, el objetivo principal de este estudio ha sido examinar si existe o no relación


entre un ejercicio consistente en repetir cambios de dirección con un alto nivel
de complejidad y otro ejercicio que implique la repetición de sprints,
equiparando tanto la distancia recorrida como la densidad del estímulo. Como
objetivo secundario se compara la fiabilidad absoluta y relativa de los distintos
121
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

parámetros que pueden extraerse de estas dos pruebas.

1.2 SUJETOS Y MÉTODOS

1.2.1 SUJETOS

10 jugadores de hockey que entrenan y compiten regularmente en la segunda


liga nacional española, formaron parte en el presente estudio. La media de
edad, peso y altura de los sujetos fue, 23,5±4,9 años, 76,2±9,1 kg y 1,79±0,17
m respectivamente. Todos los jugadores fueron informados de las
características, beneficios y riesgos que conllevaba el estudio aceptando
voluntariamente su participación.

1.2.2 DISEÑO DE ESTUDIO

Se empleó un diseño cruzado completo donde todos los sujetos realizaron de


forma aleatoria dos ejercicios de acciones repetidas, uno implicando cambios
de dirección (RCD) y el otro sin cambios de dirección (RS). Estos ejercicios se
replicaron en dos ocasiones distintas, separadas por 48 horas, para asegurar
una suficiente recuperación.

Los dos tipos de ejercicios a evaluar consistieron en la realización de 15


repeticiones de un desplazamiento de 25 m a la máxima intensidad con un
descanso pasivo de 25 s entre las repeticiones. Uno de los ejercicios se realizó
sin cambios de dirección (RS) y el otro con cambios de dirección (RCD).
La estructura del RCD implicaba 4 cambios de dirección cada 5 m, con un
ángulo de salida en los cambios de dirección de 135º (Ferrari Bravo, et al.,
2008a; Polman R, & O'Donoghe, 2007).

La recuperación de 25 s entre las repeticiones en los dos ejercicios se realizó


de forma pasiva para asegurar una mejor recuperación (Castagna, et al., 2008;
Dupont, Blondel, & Berthoin, 2003). Así, los sujetos esperaban en la zona de
finalización para reiniciar en sentido inverso y cuando faltaban 5 s para el inicio
de la siguiente repetición se les solicitaba que estuvieran parados sobre la línea
de salida.

122
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

Los sujetos fueron instruidos para realizar las pruebas con un esfuerzo
máximo, siendo animados verbalmente durante cada repetición.

El tiempo realizado en cada una de las repeticiones de los dos ejercicios fue
registrado colocando dos fotocélulas al inicio y al final del recorrido, conectadas
al laboratorio portátil Musclelab (ergotest, langesund: Noruega) y éste a su vez
al ordenador. Todos los tiempos fueron grabados a una resolución de 0,01s.

Antes de cada prueba los sujetos realizaron un calentamiento estandarizado,


consistente en 7 min de carrera continua, seguidos de estiramientos balísticos
para finalizar con 2 repeticiones de la prueba a realizar aumentando la
intensidad. En la última repetición se solicitó a los sujetos expedirse al máximo
para tomar dicho tiempo como referencia del rendimiento a realizar. La prueba
se iniciaba 3 min después de la citada repetición máxima.

El estudio se realizó al inicio de la segunda fase de la temporada. Con el objeto


de familiarizar a los sujetos a los ejercicios, se realizaron antes de comenzar el
estudio tres sesiones específicas de 15 min durante las sesiones normales de
entrenamiento. En la última sesión de familiarización se realizaron 2 acciones
máximas de cada uno de los tests con descansos completos entre ellos para
determinar la fiabilidad del ejercicio.

Los sujetos realizaron las pruebas a la misma hora del día, solicitándoles que
no modificaran su dieta habitual y que no realizaran ningún tipo de ejercicio de
alta intensidad 24 h antes de las sesiones de intervención. Además, todos los
tests fueron realizados en una pista de hierba artificial, superficie donde
habitualmente los jugadores evaluados realizan sus entrenamientos y partidos.

1.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO

Los datos fueron analizados con el paquete estadístico SPSS versión 15 para
Windows (SPSS inc., Chicago IL, USA). Se calculó las medias y la desviación
estándar (DS) para todas las variables de los ejercicios analizados.

123
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

De cara a evaluar tanto la normalidad de la distribución de la muestra como la


homogeneidad de la varianza se utilizaron el test de Kolmogorov-Smirnov y el
de Levene respectivamente. Asimismo, las diferencias entre el tiempo en los
esfuerzos de RS y de RCD fueron evaluadas mediante la prueba T para
muestras independientes.

La fiabilidad intra-día relativa y absoluta fue determinada valorando la acción


máxima de cada uno de los ejercicios dos veces dentro de la sesión con un
tiempo de recuperación de 5 min. Para ello se utilizaron respectivamente el
coeficiente de correlación intraclase (ICC) y el coeficiente de variación.
Asimismo, la relación en el rendimiento entre el RS y RCD fue determinada por
medio de una correlación de Pearson (r), mientras que el coeficiente de
determinación (r2) se utilizó para interpretar la significatividad de las relaciones.
La significación estadística se estableció en una p <0.05 para todas las
variables medidas.

1.4 RESULTADOS

En la tabla 1 se muestran la media (±DS) de los valores del tiempo mejor y


medio, así como el porcentaje de decrecimiento en ambos ejercicios.

Tabla 1. Medias y DS de las variables analizadas de los ejercicios RS y RCD


Mejor tiempo Tiempo promedio IF
RCD 6.52 ± 0.38 6.88± 0.42 5.71 ± 1,37%
RS 3.68 ± 0.07 3.91± 0.09 6.23 ± 1.36%

En la tabla 2 se muestran los datos de fiabilidad relativa y absoluta. Puede


apreciarse que tanto el RS como el RCD presentan una alta fiabilidad con un
índice de correlación intraclase (ICC) superior a 0.90 (Vincent, 1995), una alta
correlación entre las repeticiones así como un coeficiente de variación más
bajo para el ejercicio de RS que para el ejercicio de RCD.

124
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

Tabla 2. Datos de fiabilidad de dos repeticiones de acción máxima de RCD y RS


Tiempo mínimo RCD RS
Media (DS) 6,61 (±0.36) 3,65 (±0.16)
CV(%) 13,47 2.89
ICC 0.93 0.98
95% CL (0.73-0.98) (0.90-0.99)
Pearson r 0.88 0.95

El mejor tiempo y el tiempo medio de los ejercicios RCD y RS demostraron ser


significativamente diferentes (p<0.001) concretamente un 76.9% y un 75.7%
más lentos para RCD (figura 1.1)

Figura 1.1. Tiempo empleado en la realización de los ejercicios

En cuanto a las interrelaciones entre los dos tipos de esfuerzos, a pesar de la


significancia estadística, no se alcanzaron los mínimos exigidos arbitrariamente
tanto en la correlación de Pearson (0.71 según Thomas, 1990) como en el
coeficiente de determinación (50%) (Clarke y Clarke, 1970), como puede
observarse tanto en la tabla 3 como en la figura 1.2.

125
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

Tabla 3. Relaciones entre el rendimiento de los dos ejercicios

Interrelación valorada r r² r²x100 Valor P

Tiempo Medio RS y Tiempo Medio RCD 0,67 0,45 45% p<0,05

Mejor sprint RS y mejor RCD 0,65 0,43 43% p<0,05

Indice Fatiga RS e Indice Fatiga RCD 0,37 0,14 14% p>0,05

Figura 1.2. Relación entre tiempo medio (izq.) y mejor tiempo (der.) de los ejercicios RS y RCD. La
línea discontinua representa el intervalo de confianza 0.95%

Finalmente la interrelación entre el IF tanto del RCD como el RS no alcanzó la


significancia estadística. (Ver tabla 3).

126
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

1.5 DISCUSIÓN

El objetivo de este estudio fue examinar la potencial relación entre dos


esfuerzos máximos consistentes en la RS con o sin cambios de dirección.
Hasta la fecha, la mayoría de estudios se han centrado en las relaciones entre
la velocidad y la velocidad de cambio de dirección y/o agilidad (Gabbett, King,
et al., 2008; Graham-Smith & Lees, 2005; Vescovi, et al., 2007; Young, et al.,
2001), mientras que los escasos estudios que se han centrado en las
diferencias entra la CRCD y CRS (Buchheit, Bishop, et al., 2010; Buchheit,
Haydar, et al., 2012; Haj-Sassi, et al., 2009b; Wong, et al., 2011b) lo han hecho
sobre secuencias de cambios de dirección cortas o con ángulos de salida no
acentuados (45-100º). Sin embargo, no hemos encontrado estudios que
comparen la capacidad de repetir sprints con la capacidad de repetir múltiples
(más de 2) cambios de dirección con salida acentuada (100-140º) que exijan
grandes niveles de frenada y aceleración.

Los resultados obtenidos en nuestro estudio indican que tanto el tiempo mínimo
como el tiempo medio entre los dos ejercicios analizados presentan una
varianza compartida por debajo del mínimo aceptado del 50% (43% en el mejor
tiempo y 45% en el tiempo medio) lo que implica que ambas capacidades
pueden considerarse independientes. Asimismo, a pesar de que se
encontraron correlaciones significativas entre ambas pruebas (0,65 en el mejor
tiempo y 0,67 en el tiempo medio), estos valores son inferiores al valor mínimo
de 0.71 establecido por Thomas (1990), por lo que la CRCD puede
considerarse una cualidad diferente a la CRS.

En cuanto a la fiabilidad de ambas pruebas, los resultados mostraron unos


valores que pueden considerarse excelentes en el caso de la fiabilidad relativa
(CCI) y similares a los previamente descritos por otros autores en pruebas de
CRS (Fitzsimons, et al., 1993; Spencer, et al., 2006). Sin embargo, en el
ejercicio de RCD se encontró una fiabilidad absoluta superior al establecido
arbitrariamente como mínimo valor aceptable (10%) (Hopkins, 2000). Aunque
también es cierto que el establecimiento de este valor es fuente de controversia
(Atkinson & Nevill, 1998). La causa del elevado CV encontrado puede provenir
127
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

de la complejidad implícita al ejercicio evaluado (Wong, et al., 2011b). A pesar


de que los jugadores poseían experiencia en la realización de acciones
similares no la tenían en el protocolo específico administrado.

Como podía esperarse, la introducción de los cambios de dirección implica un


aumento considerable en la duración de la prueba con respecto al esfuerzo
lineal (Buchheit, Bishop, et al., 2010; Haj-Sassi, et al., 2009b; Salaj & Markovic,
2011; Wong, et al., 2011b). Por lo tanto, esta es una de las mayores
limitaciones a la hora de poder comparar ambos esfuerzos ya que a pesar de
implicar un desplazamiento sobre la misma distancia el tiempo requerido es de
casi un 80% más en el caso de incluirse cambios de dirección. Sería necesario
comprobar en próximos estudios, a pesar de la dificultad implícita, el efecto que
tendría equiparar ambos ejercicios por el parámetro tiempo en lugar de por el
parámetro distancia.

Nuestros resultados sobre el mejor tiempo (r=0,65; r2=43%) están en


consonancia con la mayoría de estudios previos sobre la posible
independencia entre la velocidad en el cambio de dirección y la velocidad
lineal. Sin embargo, la relación entre la velocidad lineal y la velocidad de
cambios de dirección y/o agilidad, a pesar de haber sido muy tratada en la
literatura, ha provocado amplios y contradictorios resultados. Existen estudios
que reflejan una independencia de estas cualidades, encontrando
correlaciones bajas o sin significación estadística (Salaj & Markovic, 2011);
Jones, et al., 2009; Young, et al., 2001) mientras que otros estudios definen a
la velocidad lineal como cualidad general incorporando el patrón motor del
cambio de dirección (Gabbett, King, et al., 2008; Graham-Smith y Lees, 2005;
Vescovi, et al., 2007).

Por ejemplo, Young et al (2001) muestran CV similares a los presentados en


este estudio (41%) entre un sprint lineal de 30m y un ejercicio con 30m y 5
cambios de dirección de 100º. Buttifant et al (2001) encuentran correlaciones
débiles entre un test de velocidad de cambios de dirección en zig-zag con
magnitudes de giro no especificadas y el rendimiento en velocidad lineal.
Markovic (2010), en un estudio reciente, analiza la relación entre diferentes
128
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

tests de velocidad de cambio de dirección con diferentes distancias de


velocidad, encontrando que cada grupo se relaciona con componentes
diferenciados; la capacidad de sprintar con los tests de velocidad analizados y
la capacidad de velocidad de cambio de dirección con los tests de agilidad
analizados. Esto sugiere que estos componentes representan capacidades
motoras separadas y en principio independientes.

Otros estudios también muestran coeficientes de determinación bajos o no


significativos relacionando diferentes pruebas de velocidad lineal y diferentes
ejercicios de agilidad que contienen diferentes números de cambios de
dirección con diferentes ángulos de giro, como puede ser test Illinois, T-test,
505 (Jarvis, Sullivan, Davies, Wiltshire, & Baker, 2009; Sassi, et al., 2010).

Las diferencias existentes entre estudios (Gabbett, Kelly, et al., 2008; Graham-
Smith & Lees, 2005; Vescovi, et al., 2007) pueden deberse a las diferentes
poblaciones testadas, tipo de ejercicio, número de cambios de dirección o
ángulos de giro empleados, aunque en general se sugiere que a mayor nivel de
los jugadores, mayores diferencias entre las cualidades (Jones, et al., 2009).
Esto refuerza el criterio de que la especificidad de las acciones del juego
(Cowley, Ford, Myer, Kernozek, & Hewett, 2006; Herrington, Hatcher, Hatcher,
& McNicholas, 2009) y el nivel de experiencia (Wilkinson, McCord, & Winter,
2010) acentúan esas diferencias.

Por otro lado, Young et al (2001) muestran que los métodos específicos de
entrenamiento de la velocidad lineal y la velocidad de cambio de dirección son
específicos y tienen una limitada transferencia entre ellos. Por lo tanto, es
posible que la especificidad de las relaciones entre estas cualidades pueda
también aplicarse a los efectos de aquellos entrenamientos que las incluyan.

En el ejercicio de RCD se alternan acciones continuas de aceleración (5 m) y


cambios de dirección al considerarse capacidades fundamentales en el
rendimiento de los deportes de equipo de campo y cancha (Baker & Newton,
2008; Buchheit, Mendez-Villanueva, Delhomel, Brughelli, & Ahmaidi, 2010;
McInnes, et al., 1995). Little and williams (2005) también discriminan entre

129
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

estas cualidades, la aceleración, la velocidad máxima y los cambios de


dirección reflejando una independencia en los factores que las condicionan.

Los factores que determinan el rendimiento en sprints con cambios de dirección


no están claros (Jones, et al., 2009). A pesar de haberse desarrollado modelos
teóricos al respecto (Sheppard & Young, 2006), éstos deben ser comprobados
empíricamente y, para ello, se requieren estudios adicionales. No obstante, las
diferencias encontradas entre las diferentes capacidades conduce a pensar
que pueden existir otros componentes que determinen la velocidad en los
cambios de dirección diferentes a los que condicionan a la velocidad lineal.

La acción de cambiar de dirección requiere la modificación de un patrón de


locomoción para cambiar el impulso original de la recta en una nueva dirección
mediante la aplicación de un impulso adicional en el suelo (Rand & Ohtsuki,
2000). El ángulo de giro (en nuestro estudio fue de 135º, superior a la utilizada
en los estudios realizados hasta el momento) es un factor importante que
puede implicar una carga adicional (Besier, Lloyd, Cochrane, et al., 2001) o
afectar a la proporción de activación de la musculatura reclutada (Girard,
Lattier, Micallef, & Millet, 2006). Asimismo, los patrones de control
neuromuscular (Rand & Ohtsuki, 2000; Sanna & O'Connor, 2008), la dirección
de la aplicación de la fuerza (Meylan, et al., 2009), así como la amplitud, el
tiempo y el ángulo de las fases excéntrica y concéntrica del movimiento de giro
(Cormie, McGuigan, & Newton, 2010; Moran & Wallace, 2007; Zameziati,
Morin, Deiuri, Telonio, & Belli, 2006), podrían ser factores que explicaran las
diferencias observadas en la relación con la velocidad lineal.

El tiempo medio y el IF son dos de los indicadores más utilizados para medir el
rendimiento de la capacidad para realizar ejercicios intermitentes a la máxima
intensidad. Sin embargo, mientras los índices de mejor tiempo de sprint y
tiempo total o tiempo medio han demostrado ser reproducibles durante los
ejercicios de sprint repetidos, ninguno de los índices de fatiga o porcentaje de
decrecimiento ha mostrado una reproducibilidad aceptable. Esto ha llevado a
varios autores a sugerir que cualquier índice de fatiga debe ser analizado con
precaución (Aziz, Mukherjee, Chia, & Teh, 2008; Impellizzeri, et al., 2008; Pyne,
130
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

et al., 2008; Spencer, et al., 2005). En el presente estudio, el coeficiente de


correlación del tiempo medio entre los dos ejercicios no alcanzó el nivel mínimo
de 0.71 establecido por Thomas (1990), lo que conduce a pensar que el
rendimiento de los dos ejercicios intermitentes es específico. Aunque debemos
volver a apuntar que tal y como sucedía con el mejor tiempo, los cambios de
dirección implican un tiempo mucho mayor que el tiempo medio del ejercicio
lineal. Por otro lado, tanto el esfuerzo de RCD como el de RS mostraron una
relación no significativa con respecto al IF. Unos resultados similares a los
encontrados por Buchheit (2010).

Sin embargo, nuestros resultados son contrarios a los obtenidos por Buchheit
(2010) que empleó un protocolo diferente. En su estudio comparó dos
ejercicios de RS, uno lineal (6 x 25 m) y otro con un cambio de dirección de
180º (6 x 12,5 m ida y vuelta), encontrándose una correlación significativa
(r=0.78) que sugiere que la CRS puede considerarse como una capacidad
general que integra a los cambios de dirección. Las diferencias en cuanto a los
resultados obtenidos con respecto a nuestro estudio las atribuimos
principalmente a las diferencias en el número de cambios de dirección (4 y 1 y
2 respectivamente) y a la homogeneidad de la muestra (nuestro estudio incluyo
a jugadores de un mismo deporte (hockey) y en los estudios de Buchheit se
trata de jugadores pertenecientes a diferentes deportes de equipo), pudiendo,
este aspecto, derivar en variaciones de nivel entre jugadores (Wilkinson, et al.,
2010), que expliquen estas diferencias ya que la distancia valorada es la
misma. Sin embargo, los estudios tanto de Haj-Sassi (2009) como de Wong
(2011) sugieren una independencia entre las capacidades, al igual que nuestro
estudio.

El aumento en los ángulos de salida de los cambios de dirección hace que


nuestro protocolo provoque mayores situaciones de aceleración y
desaceleración brusca con variaciones en la dirección y modo de aplicación de
la fuerza, lo que provoca que se diferencie más de los sprints lineales. Buchheit
(2012) llega a conclusiones similares al observar que el protocolo que incluye
cambios de dirección con ángulos de salida más cerrados (135º) condiciona en

131
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

gran medida el rendimiento, debido posiblemente a las fuertes demandas


energéticas y de fuerza empleada en el cambio de dirección.

Pocos son los estudios que han analizado los efectos de los cambios de
dirección en ejercicios intermitentes de alta intensidad y sólo Buchheit et al.,
(2012) y Wong, et al. (2011b) lo han hecho en acciones de cambios de
dirección enlazados en zig-zag. Lakomy (2004) confirma que la rápida
desaceleración entre múltiples sprints tiene un efecto negativo sobre el
rendimiento. Además, aquellos estudios que han valorado variables fisiológicas
internas como (frecuencia cardiaca, Lactato [La]) y/o valoraciones subjetivas de
los sujetos (RPE) encuentran generalmente valores superiores en los ejercicios
intermitentes con cambios de dirección (Buchheit, Bishop, et al., 2010; Dellal, et
al., 2009) aunque el estudio de Buchheit (2012) contrasta con los anteriores
porque no obtuvo diferencias substanciales, salvo en la concentración de
lactato atribuible a una mayor intensidad de la carrera y una superior actuación
del metabolismo anaeróbico.

Aunque se incluyó un periodo de familiarización y los sujetos tenían experiencia


en acciones similares, la inclusión de tareas complejas como el cambio de
dirección también puede provocar una mejora del rendimiento en estos
ejercicios (RCD) posiblemente provocada por una autorregulación y mejora de
la percepción espacio-temporal y aprendizaje por parte del sujeto. Es posible
que la eficiencia en el comportamiento motor pueda conducir a mejoras
asociadas en el rendimiento y a una menor fatiga que el sprint repetido. Se
necesitan más estudios para definir qué factores fisiológicos determinan el
rendimiento en estos ejercicios e identificar los diferentes patrones de fatiga
asociados.

Las consideraciones apuntadas anteriormente sobre las variables que pueden


condicionar las diferencias entre la velocidad de cambio de dirección y la
velocidad lineal también deberían tenerse en cuenta a la hora de valorar
factores que modifiquen el rendimiento y patrones diferentes de fatiga de la
CRCD. Nos estamos refiriendo fundamentalmente a factores neuromusculares

132
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

derivados de las variaciones en la musculatura utilizada (Girard, et al., 2006), la


carga (Besier, Lloyd, Cochrane, et al., 2001; Markovic, et al., 2007) y la
dirección de la fuerza (Meylan, et al., 2009) así como las variaciones en la
amplitud, acoplamiento y duración de las fases de estiramiento-acortamiento
(Cormie, et al., 2010; Jones, et al., 2009; Moran & Wallace, 2007).

Una de las limitaciones de este estudio viene condicionada por la escasa


muestra empleada. Sin embargo, se optó, por una muestra pequeña pero
homogénea en cuanto a nivel de entrenamiento y deporte practicado. Otros
estudios como el de Buchheit (2012) emplearon 12 jugadores de diferentes
deportes de equipo, mientras que Wong et al (2011) reclutaron 25 sujetos
activos, 16 jugadores de fútbol universitario y 18 jugadores profesionales de
fútbol. Sin embargo, consideramos que probablemente un aumento de la
muestra no variaría sustancialmente las conclusiones del estudio.

En conclusión, la capacidad de repetir múltiples cambios de dirección con


ángulos de salida acentuados puede considerarse como una capacidad
independiente de la CRS. Sin embargo, es necesario realizar estudios
adicionales para ajustar los requisitos mínimos de cara a determinar las
diferencias de naturaleza entre las capacidades. Además, ambas capacidades
pueden medirse de manera fiable aunque la primera parece presentar una
mayor variabilidad debido a la complejidad implícita en el ejercicio. Por lo tanto,
la CRS y la CRCD son capacidades diferentes que probablemente requieran
programas específicos de entrenamiento.

133
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 1
Análisis comparativo de la capacidad de repetir cambios de dirección y la capacidad de repetir
sprints

134
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

ESTUDIO 2

EFECTOS DE DOS ESFUERZOS INTERMITENTES DE ALTA


INTENSIDAD (SPRINT LINEAL VS. CAMBIOS DE DIRECCIÓN) EN
LA FATIGA MUSCULAR VALORADA MEDIANTE LA POTENCIA
MECÁNICA Y LA TENSIOMIOGRAFÍA

135
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

136
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

2 ESTUDIO 2: EFECTOS DE DOS ESFUERZOS INTERMITENTES DE


ALTA INTENSIDAD (SPRINT LINEAL VS. CAMBIOS DE DIRECCIÓN)
EN LA FATIGA MUSCULAR VALORADA MEDIANTE LA POTENCIA
MECÁNICA Y LA TENSIOMIOGRAFÍA

2.1 INTRODUCCIÓN

Es bien conocido que la realización de series repetidas de ejercicios cortos a


máxima intensidad con periodos de recuperación incompleta causa disminución
de la potencia mecánica y la velocidad de desplazamiento por fatiga muscular
(Aziz, et al., 2007; Bishop & Spencer, 2004; Castagna, et al., 2007; Mendez-
Villanueva, et al., 2007). En los deportes de equipo y de raqueta, se dan fases
en el juego donde se suceden de forma repetida este tipo de acciones a
máxima intensidad condicionando el rendimiento en la fase inmediatamente
posterior (Bradley, Sheldon, et al., 2009; Krustrup, et al., 2010; Mohr, et al.,
2003, 2005; Mohr, Krustrup, Nybo, Nielsen, & Bangsbo, 2004). Más
concretamente, se ha encontrado que la cantidad de desplazamientos a alta
intensidad realizados por jugadores de fútbol se reduce en un 50% por debajo
de la media de juego después de un periodo intenso de actividad (Bradley,
Sheldon, et al., 2009; Carling & Dupont, 2011). Asimismo, en otros deportes de
equipo se ha encontrado que tras realizar series de un número moderado de
sprints (4-10) separados por cortos periodos de descanso (<30 s) (Castagna, et
al., 2007; Gabbet T., 2008; McInnes, et al., 1995; Spencer, Lawrence, et al.,
2004), el rendimiento del siguiente sprint y de la siguiente serie disminuía
(Bogdanis, Nevill, & Lakomy, 1994; Gaitanos, et al., 1993).

Los jugadores para ser competitivos deben poder limitar el impacto de la fatiga
neuromuscular y metabólica en estas secuencias y recuperarse
adecuadamente. Por lo tanto, la capacidad de recuperar y reproducir el
rendimiento en el siguiente sprint es un requerimiento importante en los
deportes de equipo y de raqueta, especialmente al más alto nivel. Existen
varios estudios donde se valoran tanto los factores determinantes (Bishop &
Spencer, 2004; Edge, et al., 2006) como los mecanismos de fatiga de la CRS,
137
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

(Mendez-Villanueva, et al., 2008; Perrey, et al., 2010), proponiéndose además


distintos protocolos específicos para su evaluación (Aziz, et al., 2008; Spencer,
et al., 2005). Sin embargo, en nuestro conocimiento no se han realizado
estudios que evalúen la fatiga al incorporar el cambio de dirección en las
acciones máximas repetidas.

De hecho, cuando se analiza el perfil de actividad de un deporte suele


subestimarse la cantidad de acciones de alta intensidad donde el jugador debe
acelerar, decelerar y cambiar de dirección. (Lakomy & Haydon, 2004; Little &
Williams, 2005; McInnes, et al., 1995). En los deportes de cancha y en los
deportes de raqueta se repiten un gran número de aceleraciones, frenadas,
sprints y rápidos cambios de dirección (Gorostiaga, Granados, Ibanez,
Gonzalez-Badillo, & Izquierdo, 2006; Ronglan, Raastad, & Borgesen, 2006;
Thorlund, Michalsik, Madsen, & Aagaard, 2008) por lo que parece razonable
asumir que la CRCD a máxima intensidad puede ser determinante en el
rendimiento de estos deportes.(Bloomfield J., 2007; McInnes, et al., 1995; Meir,
et al., 2001). La independencia de la CRCD y la CRS (Haj-Sassi, et al., 2009b;
Wong, et al., 2011b), se ha acentuado cuanto más han sido los patrones de
movimiento al deporte analizado (Wilkinson, et al., 2010). Por esta razón, se
hace necesario determinar los efectos relacionados con la fatiga en este tipo de
ejercicio.

Recientemente se han realizado diversos estudios acerca de los efectos de la


fatiga en la afectación de parámetros mecánicos como la contracción voluntaria
máxima (CVM) y el gradiente de fuerza (RFD “rate force development”) en
deportes intermitentes como el fútbol (Greig, 2008; Small, McNaughton, Greig,
& Lovell, 2010), el balonmano (Thorlund, et al., 2008; Zebis, et al., 2010), el
tenis (Girard & Millet, 2008) y el squash (Girard, Micallef, Noual, & Millet, 2010).
Esta afectación se ha relacionado con la mayor o menor aparición de acciones
de frenada y cambios de dirección así como con un mayor tiempo de
participación en el juego. Por lo tanto, se abre la posibilidad de analizar los
efectos de la fatiga sobre diferentes parámetros de la función muscular
mecánica (fuerza, potencia, RFD, CVM).

138
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

En esta línea, una técnica relativamente nueva para medir las propiedades
contráctiles de los músculos esqueléticos es la tensiomiografía (TMG). Se trata
de una prueba no invasiva que no requiere ningún esfuerzo por parte del sujeto
evaluado que proporciona una información rápida y precisa. Mediante este
método se registran las oscilaciones del vientre muscular en respuesta a un
impulso eléctrico bipolar aplicado al músculo, por medio de un sensor de
desplazamiento de alta sensibilidad. La TMG se ha utilizado para medir las
características de la acción muscular (tiempo de contracción y desplazamiento)
(Dahmane, Valen i, Knez, & Er en, 2001), el tono muscular (Valencic & Knez,
1997), la rigidez muscular (Pisot, et al., 2008) y el tipo de fibra muscular
(Dahmane, Djordjevic, Simunic, & Valencic, 2005; Dahmane, et al., 2001;
Simunic, et al., 2011). Asimismo, ha sido descrito como un herramienta útil en
la prevención de lesiones y la detección de desequilibrios musculares y
asimetrías (Tous-Fajardo, et al., 2010) así como para evaluar los procesos de
adaptación de las propiedades contráctiles musculares en sujetos sometidos a
un programa de entrenamiento (Djordjevic, et al., 2000; Kersevan, Valencic,
Djordjevic, & Simunic, 2002).

Debido a la falta de conocimiento sobre los efectos de la fatiga en la función


mecánica y contráctil del músculo después de realizar acciones que impliquen
repetir cambios de dirección, parece necesario comprobar hasta qué punto
estas acciones presentan una respuesta aguda diferente a la repetición de
acciones lineales.

El objetivo de este estudio es comparar los efectos de un ejercicio de CRCD


con respecto a otro de CRS en las propiedades mecánicas y contráctiles del
músculo medidas mediante la potencia máxima mecánica y un parámetro
tensiomiográfico como es el desplazamiento máximo radial del vasto lateral
(Dm).

139
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

2.2 SUJETOS Y MÉTODOS

2.2.1 SUJETOS

10 sujetos diestros de sexo masculino, entre 17-21 años, con una media ±
desviación estandar de edad, altura y peso de 19±2 años, 1,93±0,07m y 75,5 ±
10 kg, respectivamente tomaron parte en el estudio. Todos los sujetos son
jugadores de baloncesto experimentados, habiendo entrenado y jugado
regularmente durante la temporada. La experiencia de los jugadores no fue en
ningún caso inferior de 5 años.

Todos los sujetos fueron informados previamente de todos los detalles de las
pruebas y de los posibles riesgos y beneficios asociados a su participación en
ellas. Cada uno de ellos dio su consentimiento firmado para voluntariamente
participar en el estudio.

2.2.2 DISEÑO DEL ESTUDIO

Los sujetos realizaron dos protocolos diferentes de acciones repetidas a


máxima intensidad con recuperación incompleta. Cada sujeto fue asignado de
forma arbitraria a los dos grupos de 5 jugadores que se formaron. Las
valoraciones fueron realizadas en una pista cubierta con suelo sintético.

En la sesión 1 el primer grupo realizó el ejercicio de sprint repetido lineal (RS).


Consistió en completar dos bloques de 10 repeticiones de sprints lineales de 25
m con 25 s de recuperación entre repeticiones y 5 min de recuperación entre
bloques. Por otro lado, el segundo grupo realizó el ejercicio RCD de máxima
intensidad. Consistió en completar dos bloques de 10 repeticiones de sprints de
25 m involucrando 4 cambios de dirección cada 5m con un ángulo de salida en
los cambios de dirección de 135º (Bloomfield J., 2007; Ferrari Bravo, et al.,
2008) recuperando 25 s entre repeticiones y 4min entre bloques. El protocolo
fue repetido en las mismas condiciones 48 h después, de forma que los sujetos
realizaron durante la sesión 2 la prueba que no habían completado durante la
sesión 1.

140
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

Las recuperaciones entre las repeticiones y los bloques para los dos ejercicios
se realizaron de forma pasiva. Los sujetos volvían caminando lentamente y
esperaban en la línea de salida hasta la siguiente repetición (Castagna, et al.,
2008; Dupont, et al., 2003).

Los sujetos realizaron las pruebas a la misma hora del día y se les solicitó que
no modificaran su dieta habitual ni realizaran ningún tipo de ejercicio de alta
intensidad 24 h antes de las sesiones de evaluación.

Antes de cada prueba los sujetos realizaron un calentamiento estandarizado,


que consistió en 7 min de carrera seguidos de estiramientos balísticos,
seguidos por 2 repeticiones de la prueba a realizar aumentando la intensidad y
respetando 3 min de descanso antes de iniciar la prueba. Los sujetos fueron
instruidos para realizar las pruebas con un esfuerzo máximo desde el inicio
hasta el final, para lo cual fueron motivados verbalmente.

Figura 2.1. Espacio donde se realizaron las pruebas

El tiempo realizado en cada una de las repeticiones de los dos ejercicios fue
registrado colocando dos fotocélulas (Musclelab, bosco system, Rieti, Italia) al

141
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

inicio y al final del recorrido. Todos los tiempos fueron grabados a una
resolución de 0,01 s.

2.2.3 VALORACIÓN TMG

Se valoró el vasto lateral de


ambas piernas con el sujeto
estirado en una camilla.

Procedimiento Valoración

Las mediciones de TMG fueron


realizadas con el sujeto estirado
en una camilla y con la pierna
valorada, apoyada en un soporte
Figura 2.2. Aplicación del método TMG
para provocar de forma relajada
una flexión de rodilla de 150º (180º representa la articulación extendida).

El sensor fue colocado perpendicular al plano de la piel sobre el vientre


muscular del VL. El punto de medida fue anatómicamente determinado según
las directrices de la guía anatómica para electromiógrafos (Delagi et al,1975).

Se realizó una estimulación eléctrica bipolar de 1 ms de duración y de


intensidad creciente sobre el músculo usando dos electrodos autoadhesivos
colocados simétricamente al sensor a una distancia de 50 mm desde el punto
de medición de cada uno.

La intensidad de la corriente (en miliamperios) se aumenta gradualmente hasta


obtener la máxima amplitud de desplazamiento/respuesta del músculo
(Dahmane, Djordjevic, & Smerdu, 2006).

Las respuestas del VL de ambas piernas fueron guardadas y analizadas


mediante el paquete informático (TMG-BMC). Estos datos fueron recogidos
antes de iniciar la sesión, en la fase de recuperación de 5 min entre las series
de cada ejercicio de intensidad máxima repetidos (RS y RCD) e
inmediatamente después de finalizar la repetición 20 de cada ejercicio.

142
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

A partir del registro TMG se obtuvo la máxima amplitud de la respuesta (Dm en


mm.) y el tiempo de contracción (Tc en ms.), calculado como el tiempo de
respuesta entre el 10% y el 90% de la máxima amplitud.

A todos los sujetos se les solicitó que se relajaran y permanecieran estáticos en


el momento de realizar las valoraciones.

Después de la valoración tensiomiográfica y tras la realización del


calentamiento estandarizado, los sujetos realizaron un test de carga progresiva
para encontrar la curva de potencia-carga concéntrica con ambas piernas.

2.2.4 TEST DE POTENCIA CON CARGAS PROGRESIVAS

Las pruebas se realizaron en una


máquina neumática de prensa de
piernas frontal (Air300 Leg Press,
Keiser, California, EEUU). Para la
obtención de la potencia
concéntrica se registraron los
desplazamientos en relación al
tiempo mediante un encoder lineal
(Musclelab 4000e; Ergotest
Figura 2.3. Ejecución de la prueba leg press
Technology A.S., Langensund,
Norway). El software que incluye este dispositivo calcula automáticamente la
potencia a partir del producto entre la carga movilizada y la derivada de la
velocidad. El hilo del encoder lineal se colocó en la plataforma de apoyo de
pies de la prensa mientras que su base se situó sobre una mesa cuya posición
permitía un desplazamiento lo más lineal posible para evitar la influencia del
ángulo en el recorrido del hilo del encoder.

Todos los jugadores iniciaron el test en 40 kg y fueron aumentando la carga en


20kg hasta encontrarse una disminución significativa de la potencia mecánica.
A los jugadores se les solicitó y motivó para expedirse a la máxima intensidad,
controlando que no se ayudaran de otra parte del cuerpo para generar más
potencia y que el ángulo de salida de piernas fuera 90º.

143
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

Una vez finalizado el ejercicio principal (RS Y RCD) se les valoró de nuevo
realizando el test de carga progresiva con cada pierna de forma aleatorizada
para valorar la fatiga neuromuscular que provocaba cada uno de dichos
esfuerzos.

2.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO

El comportamiento de la potencia concéntrica y el Dm en los ejercicios RS y


RCD fue analizado usando un diseño mixto ANOVA de medidas repetidas
valorando las interacciones mediante la corrección de Bonferroni.

Se empleó un diseño mixto ANOVA de medidas repetidas para evaluar el


tiempo, ejercicio, pierna y el efecto de las interacciones para la variable
potencia máxima (2 x 2 x 2), potencia (2 x 2 x 5 x 2) y Dm (3 x 2 x 2).

Los resultados del rendimiento en las repeticiones en los ejercicios RS y RCD


fueron analizados utilizando la prueba T para muestras pareadas.

De cara a normalizar los resultados de tiempo de los ejercicios se calculó el


tanto por ciento en las repeticiones considerando la primera repetición como el
valor de referencia.

Se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson para examinar las relaciones


entre los índices de rendimiento, mejor tiempo y tiempo medio, de los dos
ejercicios.

Los análisis estadísticos se llevaron a cabo con el SPSS v15,0.Todos los datos
se presentan como media ± DS. Para todos los tests estadísticos, el nivel alfa
fue establecido en p< 0,05.

144
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

2.4 RESULTADOS

2.4.1 FACTOR TIEMPO

Los datos descriptivos de los tiempos de los dos ejercicios se muestran en la


tabla 2.1. En la figura 2.3 se muestra la evolución del incremento del tiempo,
considerando el porcentaje de variación respecto al mejor tiempo que fue el
primero de la primera serie.

Tabla 2.1. Valores de los tiempos de los ejercicios RS y RCD


RS (n=10) RCD (n=10)
variables Serie 1 Serie 2 Serie 1 Serie 2

Mínimo 3,91±0,13 3,96±0,12 7,06±0,21 7,10±0,22


Promedio 4,02±0,15 4,07±0,19 7,16±0,23 7,30±0,31

Figura 2.4. Evolución tiempo durante las repeticiones

145
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

En la tabla 2.2 pueden verse las correlaciones entre los tiempos medios totales
y el mejor tiempo entre el ejercicio RS y el RCD.

Tabla 2.2. Relaciones entre los valores de valoración del ejercicio RS y RCD

Interrelación valorada r r² r²x100 P value

Tiempo Medio RS y Tiempo Medio RCD 0,60 0,36 36% p>0,05

Mejor sprint RS y mejor RCD 0,45 0,20 20% p>0,05

2.4.2 POTENCIA MECÁNICA

Se encontraron diferencias significativas en la interacción piernas vs. tiempo


para cada uno de los ejercicios, apreciándose un mayor porcentaje de
decremento en la pierna derecha después de realizar el RCD.

8,86 %
7,57 % 7,79 %
10,90 %

Figura 2.5. Valores absolutos de % de disminución de potencia entre ejercicios y


piernas antes y después de la realización de los ejercicios

146
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

Al comparar la evolución de las cargas comprobamos que la variación se


aprecia en las cargas altas, encontrando sólo diferencias significativas en el
ejercicio RCD en la carga de 120Kg.

RS
SR

RCD

Figura 2.6. Evolución espectro carga-potencia antes y


después de la realización de los ejercicios
entre piernas. ( antes, después)

147
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

2.4.3 DATOS TMG

Figura 2.7. A. Evolución en el B


tiempo de la variable Dm en
vasto lateral, en cada pierna y
relación entre ejercicios.

Figura 2.7. B. Evolución en el


tiempo de la variable Dm en
vasto lateral, en RCD y relación
entre piernas.

No se encontraron diferencias significativas en la interacción tiempo*ejercicios


en la pierna izquierda, pero sí en la pierna derecha al finalizar la segunda serie.
(6,64±0,77; 5,86±1,17: P<0.05).

Asimismo, se encontraron diferencias significativas en la evolución en el tiempo


en la pierna izquierda tras el ejercicio RS, entre el valor basal (BL) y el post 20
(final del ejercicio) (5,73 ± 1,62; 7,65 ± 1,64: p<0.05).

Por otro lado, en el ejercicio RCD se encontraron diferencias significativas entre


la pierna izquierda y derecha al finalizar el ejercicio (p<0.005) y más
concretamente después de la repetición nº 20.

148
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

2.5 DISCUSIÓN

La mayoría de los estudios relacionados con la fatiga y las variaciones de las


propiedades contráctiles y mecánicas inducidas por las acciones de alta
intensidad intermitente se han centrado en analizar su evolución en el juego,
real o simulado (Girard, et al., 2008; Greig, 2008; Thorlund, et al., 2009; Zebis,
et al., 2010) y en la capacidad de repetir sprints (Morin, Samozino, Edouard, &
Tomazin, 2011; Girard, et al., 2010; Mendez-Villanueva, et al., 2008; Racinais,
et al., 2007). Sin embargo, no conocemos ningún estudio que haya analizado la
respuesta aguda de estas variables después de un esfuerzo repetido que
incluya cambios de dirección, con respecto a otro equiparable que sólo
incorpore un desplazamiento lineal. Los resultados obtenidos indican que la
evolución de la disminución del rendimiento (aumento del tiempo y
decrecimiento potencia) tanto en los desplazamientos lineales como en
aquellos que incluían cambios de dirección fue similar, apareciendo el
fenómeno de auto-regulación en la primera serie. Además, también se observa
que la repetición de series de cambios de dirección provocó una mayor
disminución del rendimiento en la pierna dominante en comparación con la
misma pierna en el ejercicio RS, así como en relación a la pierna no dominante
del ejercicio RCD. Asimismo, se encontró que el tiempo de duración del
ejercicio y/o las características de movimiento diferentes provocaron una
variación en el comportamiento del Dm entre los ejercicios al final de la
segunda serie, aunque no se detectaron diferencias en la potencia mecánica
entre ellos.

La diferencia en el tiempo entre cada uno de los sprints entre el ejercicio RS y


el de RCD, así como en el volumen total del tiempo requerido para completar
los ejercicios, sugiere que la inclusión del cambio dirección aumenta la
complejidad de la tarea. Esto está de acuerdo con los resultados obtenidos en
estudios previos que, al comparar estas acciones con sprints únicos, obtuvieron

coeficientes de determinación muy bajos, lo que indica que ambos tipos de


ejercicio tienen una naturaleza específica (Little & Williams, 2005; Young, et al.,
2001).
149
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

Así, Young et al (2001) encontraron que aumentando el ángulo del cambio de


dirección y el número de cambios de dirección en la misma distancia,
aumentaba el tiempo necesario para cubrirla, debido a la necesidad de aplicar
fuerzas laterales más altas y la inclusión de deceleraciones y aceleraciones
(Young, et al., 2002). Estos mismos autores encontraron coeficientes de
determinación de solo un 22% entre un sprint lineal de 30 m y un sprint de 30 m
que incluía 5 cambios de dirección de 100º.

Little and Wiliiams (2005) encontraron un coeficiente de determinación entre


aceleración (10 m) y agilidad (20 m con 3 cambios de dirección de 100º) del
11% y entre máxima velocidad (20 m lanzados) y agilidad del 20,9%. Esos
porcentajes siendo menores del 50% nos indican que éstos son específicos o
que son independientes en su naturaleza.

En el presente estudio se encontró una correlación, aunque no significativa, en


el tiempo total del ejercicio de 0,60 y un coeficiente de determinación entre
ellos de 0,36 (36%). Similares resultados se encontraron con el mínimo tiempo
de sprint, existiendo una correlación entre los ejercicios del 0,45 y un
coeficiente de correlación de 0,21 (20,5%). Así, estos bajos coeficientes de
correlación, nos indican que los ejercicios estudiados valoran cualidades
específicas.

Somos conscientes de que la escasa muestra utilizada en este estudio limita el


poder afirmar categóricamente que se trata de cualidades diferentes y que por
lo tanto la orientación del entrenamiento para estas cualidades debería ser
diferente y específica. No obstante, otros estudios como los de Buchheit
(2010;2012) y Sajah (2009) presentan estudios con 12-13 sujetos de diferentes
deportes de equipo y sólo el de Wong (2011) presenta una muestra mayor con
58 sujetos aunque sólo 18 sujetos eran jugadores de cierto nivel de fútbol.

Sin embargo, las razones que nos llevaron a mantener esta reducida muestra
fueron por una parte el no tener la disposición de contar con más de un equipo
de baloncesto de la misma edad y nivel, y por otra no querer incorporar grupos
de diferentes deportes por considerar que la especificidad de las acciones del
deporte puede ser una de las razones que distorsiona los resultados. En este

150
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

caso se analizaban acciones con cambios de dirección de 135º, acciones


habituales en todos los deportes de equipo pero principalmente en deportes de
cancha.

Las variables analizadas para evaluar la respuesta aguda durante las dos
series fueron el tiempo en las repeticiones, la potencia máxima mecánica en
prensa de piernas en el espectro de toda la curva potencia-carga y el
desplazamiento radial máximo del vientre muscular del vasto lateral, inducida
eléctricamente. De acuerdo con nuestra primera hipótesis, los dos ejercicios
provocaron una disminución del rendimiento, tanto en el tiempo requerido para
las repeticiones, como en el pico de potencia antes y después de las dos
series. Además, se encontraron diferencias en el comportamiento de las
capacidades contráctiles a lo largo de las series entre los dos ejercicios.

La disminución en el rendimiento en los dos ejercicios y las diferencias entre


ellos fue menor de lo esperado. Estos resultados pueden estar asociados al
elevado nivel de entrenamiento y experiencia en acciones con y sin cambios de
dirección de los sujetos investigados. Asimismo, la relación entre la distancia
del ejercicio y el tiempo de la recuperación pasiva utilizado en el protocolo pudo
ser insuficiente para encontrar mayores diferencias (Bishop, et al., 2001).

El comportamiento de la evolución del tiempo fue similar en los dos ejercicios,


siendo los jugadores capaces de reproducir el rendimiento de las primeras
repeticiones en la segunda serie. Sin embargo, la evolución de los tiempos
entre bloques fue diferente (ver figura 2.3), lo que sugiere, como ya apuntaron
(Mendez-Villanueva, Hamer, & Bishop, 2007), que el rendimiento de una acción
única y la repetición de acciones máximas, después de un ejercicio fatigante,
máximo e intermitente puede seguir cursos de tiempo diferentes. No obstante,
no se obtuvieron diferencias significativas en la evolución del rendimiento de
ambos tipos de ejercicio. Es difícil saber si este hecho puede deberse a una
estrategia de auto-regulación o a otra variable no tenida en cuenta.
Desafortunadamente, no se han localizado estudios similares que hayan
comparado estos dos tipos de ejercicios, por lo que no es posible contrastar los
datos.

151
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

Un aspecto que llama la atención es que en la primera serie de sprints el


rendimiento en el ejercicio de RCD no sigue un comportamiento de disminución
del rendimiento lineal. Aunque los jugadores fueron familiarizados con el
ejercicio y los patrones de movimiento son básicos en el deporte en el que
participan, esta variabilidad encontrada, sobre todo en el tiempo cubierto en las
repeticiones del ejercicio RCD, puede ser debida a una reorganización del
sistema con la intención de mantener una respuesta óptima. De hecho, los
patrones de la coordinación muscular, según lo dispuesto por el sistema
nervioso, parecen verse afectados por la fatiga. Por ejemplo, durante los sprints
de ciclismo intermitente, se ha observado que el tiempo de activación entre los
extensores y flexores de la rodilla se modifica para superar las limitaciones de
la fatiga (Billaut, et al., 2005). Otros estudios sobre fatiga máxima mediante
ejercicios de CEA también encuentran una optimización de los ejercicios
debido a posibles estrategias de los grupos musculares tanto a nivel
intermuscular como intramuscular para compensar la fatiga y poder mantener
el rendimiento (Morio, et al., 2011).

Una de las aportaciones novedosas de este estudio fue investigar los


potenciales cambios relacionados con el rendimiento mecánico muscular
después (decrecimiento potencia, deformación transversal del músculo VL
(Dm)) y durante ejercicios repetidos de alta intensidad (RCD y RS). Al igual que
estudios previos (Aziz, et al., 2007; Balsom, et al., 1992b; Billaut, et al., 2003;
Castagna, et al., 2007; Mendez-Villanueva, et al., 2008) nuestros datos
muestran que los dos ejercicios causaron una clara reducción. La incapacidad
de producir o mantener la potencia requerida puede estar atribuida a varios
mecanismos potenciales que se localizan en regiones corticales vinculadas a
los elementos contráctiles del músculo (Thorlund, Michalsik, Madsen, &
Aagaard, 2008). Sin embargo, son poco conocidos los efectos de la repetición
de ejercicios máximos intermitentes (RS y RCD) en las propiedades
contráctiles del músculo esquelético (Girard, et al., 2010).

En cuanto al comportamiento del Dm, medido a través de la tensiomiografia


(TMG), se observaron diferencias significativas entre los dos tipos de ejercicio.
Se utilizó este parámetro por presentar una excelente fiabilidad (Tous-Fajardo,
152
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

et al., 2010) y considerarse como muy sensible a la fatiga muscular (Krizaj,


Simunic, & Zagar, 2008). Se trata de un parámetro que depende del tono y el
volumen muscular, habiéndose utilizado para determinar el nivel de rigidez
muscular (Ditroilo, Hunter, Haslam, & De Vito, 2011; Pisot, et al., 2008). Así, se
considera que su disminución es un indicador del aumento de la rigidez
muscular (Stiffness pasivo) (Rusu, Calina, Avramescu, Paun, & Vasilescu,
2009).

En cuanto a los cambios en el Dm a medida que se iban sumando esfuerzos,


en la primera serie se encontró un aumento similar en ambos ejercicios, pero al
finalizar la segunda serie en el ejercicio RS continúa aumentando, mientras que
en el ejercicio de RCD disminuye, acentuándose en la pierna derecha este
descenso. Por lo tanto, parece ser que a lo largo de la segunda serie en el
ejercicio RCD la fatiga muscular está presente en el músculo VL cosa que no
sucede en el ejercicio RS.

El hecho de que los valores de deformación transversal (Dm) hallan mostrado


una relación lineal con la onda-M (Kersevan, et al., 2002) nos permite comparar
nuestros resultados con otros que han valorado esta variable con ejercicios de
sprint repetidos. Por ejemplo, Perrey (2010) valoró las propiedades mecánicas
del sóleo, antes y después de realizar un ejercicio de sprints repetidos (12 x 40
m sprints con 30s de recuperación entre sprints) mediante la valoración de la
Onda-M (modificación de la contracción mecánica evocada con impulso
eléctrico). Encontraron una disminución de la amplitud de la onda-M después
del ejercicio de RS sugiriendo que la transmisión sináptica del potencial de
acción pudo verse afectada como consecuencia del ejercicio. Sin embargo,
Racinais (2007) empleando la misma técnica que Perrey (2010) en el vasto
lateral, la misma porción muscular que se valoró en nuestro estudio, encontró
valores similares a los nuestros en el ejercicio RS, es decir una potenciación de
la amplitud del vasto lateral después de un protocolo de sprint repetido en
cicloergómetro.

Parece ser que la especificidad del ejercicio realizado y/o el tiempo de


realización de los ejercicios puede afectar a las capacidades contráctiles

153
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

provocando en el RCD un aumento de la rigidez pasiva del músculo VL durante


la segunda serie, y por lo tanto una mayor alteración neuromuscular (Alhusaini,
Crosbie, Shepherd, Dean, & Scheinberg, 2010, 2011; Svantesson, Takahashi,
Carlsson, Danielsson, & Sunnerhagen, 2000).

Esto refuerza la premisa de que algunos parámetros biomecánicos de las


extremidades inferiores son significativamente diferentes entre la carrera y los
cambios de dirección (Besier, Lloyd, & Ackland, 2003; Besier, et al., 2001). En
la ejecución del giro se generan fuerzas de frenado que provocan una
deceleración inicial en la dirección del movimiento (Houck, 2003) y una
subsecuente fuerza medio lateral para el cambio de dirección, considerándose
un movimiento cualitativo más que cuantitativo. El tiempo de contacto con el
suelo es mayor (0,4 s) (Jones, et al., 2009) al de los drop jumps (rangos entre
0,17 y 0,3 s dependiendo de la capacidad, condición y técnica del atleta) (Ball,
Stock, & Scurr, 2010; Kovacs, et al., 1999) y los pasos de la carrera lineal (0,1s
en la fase de aceleración y 0,2 s en la fase de velocidad máxima (Salo,
Grimshaw, & Viitasalo, 1997) provocando la necesidad de altos niveles de
activación muscular con un aumento de los requerimientos de fuerza,
principalmente en la fase de frenado. Además, la fase de preactivación antes
del aterrizaje en estos ejercicios puede jugar un rol importante para el
rendimiento en la siguiente fase de contacto (Horita, Komi, Nicol, & Kyrolainen,
2002). Todo esto requerirá unos altos niveles de activación muscular y, como
consecuencia, de fuerza aplicada principalmente en la fase de frenado, lo que
provoca que el trabajo excéntrico a realizar en el ejercicio de RCD sea mayor
que en el ejercicio de RS. El ejercicio excéntrico ha demostrado aumentar la
tensión pasiva del músculo (Hoang, Herbert, & Gandevia, 2007; Whitehead,
Weerakkody, Gregory, Morgan, & Proske, 2001) y esta puede ser una de las
explicaciones a la mayor disminución del Dm en este tipo de acciones.

Por otro lado, el hecho de que las contracciones excéntricas máximas tengan
una menor demanda energética (Dudley, Tesch, Harris, Golden, & Buchanan,
1991) y hayan demostrado ser extremadamente resistentes a la fatiga a pesar
de proporcionar una alta producción de fuerza (Hortobagyi, Tracy, Hamilton, &
Lambert, 1996; Pasquet, Carpentier, Duchateau, & Hainaut, 2000; Tesch,
154
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

Dudley, Duvoisin, Hather, & Harris, 1990) puede hacernos entender que
aunque el tiempo total del ejercicio RCD fue un 80% superior, el rendimiento
fuera similar. Por el contrario, otros estudios de ejercicios con cambios de
dirección sugieren un aumento del gasto energético asociado a la necesidad de
una mayor potencia muscular requerida para vencer la inercia del cuerpo
aunque en estos casos solo se realiza un cambio de dirección cada 20 m
(Buchheit, Bishop, et al., 2010; Dellal, et al., 2009). Se hace difícil la
comparación con este estudio al no haberse podido medir estas variables.

Por lo tanto, es posible que distintos ajustes neuro-mecánicos y estrategias de


control motor hayan contribuido a las respuestas a la fatiga (Horita, et al.,
2002), lo que pone de manifiesto la independencia entre tareas en lo que se
refiere a la fatiga muscular (Enoka & Stuart, 1992). De hecho, el que la
disminución de potencia no se relacione con los cambios en el Dm nos
demuestra también en este estudio la conexión entre la potenciación y la fatiga
muscular (Morana & Perrey, 2009). Sin embargo, es importante destacar que
tanto el RS como el RCD implican un gran porcentaje de masa muscular, por lo
que la valoración de un sólo músculo no puede explicar lo que pasa en todo el
cuerpo.

Al finalizar el ejercicio de RCD se encontraron valores similares en potencia


absoluta al ejercicio RS, aunque apreciándose una disminución significativa en
la parte de cargas altas del espectro de la curva de potencia, sobre todo en la
pierna dominante. La aplicación de niveles altos de fuerza en el ejercicio de
RCD, por una solicitación sustancial de fuerza excéntrica en las acciones de
frenada en los cambios de dirección (Bencke, Naesborg, Simonsen, & Klausen,
2000; Simonsen, et al., 2000), puede haber provocado estos decrecimientos
siendo el ejercicio RS más dependiente de la velocidad (Smilios, Hakkinen, &
Tokmakidis, 2010).

Aunque los valores encontrados no muestran grandes diferencias en el


comportamiento de las variables analizadas en relación con la fatiga, se ha
sugerido que las acciones excéntricas provocan diferentes modelos de
instauración de fatiga neuromuscular con respecto a las acciones concéntricas

155
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

(Kay, St Clair Gibson, Mitchell, Lambert, & Noakes, 2000), debido a un orden
neural singular (Enoka, 1996) y diferente (Nardone, Romano, & Schieppati,
1989) y por lo tanto a una estrategia motriz diferente.

Horita et al. (2003) en un análisis sobre el rendimiento del SJ (“squat jump”)


como ejercicio concéntrico y el rendimiento del DJ como ejercicio con ciclo
estiramiento-acortamiento, ya observaron una recuperación anterior en el SJ,
(en 10 min volvía a sus valores de inicio) después de un trabajo exhaustivo de
ciclo estiramiento-acortamiento, encontrando modelos de fatiga neuromuscular
diferentes en los dos ejercicios. El hecho de que en el ejercicio RCD se aprecie
una mayor contribución de este tipo de acciones provoca la necesidad de que
en estudios futuros deban utilizarse tests que reproduzcan lo más fielmente
posible la realidad a valorar (Linnamo, Bottas, & Komi, 2000). De esta manera,
es factible que se encontraran mayores diferencias entre los dos ejercicios.

Por otra parte, la definición de la pierna dominante (dominancia lateral) no está


clara y existe poca información relativa a la dominancia de las piernas. Por lo
general, la pierna dominante está determinada por la pierna que se utiliza para
chutar o la pierna que se utiliza para saltar (Miyaguchi & Demura, 2010)
aunque existe mucha controversia al respecto. En nuestro estudio todos los
jugadores informaron ser diestros de pierna, considerando la pierna de chute,
no detectándose diferencias significativas en los valores de potencia ni en el
Dm en el test previo.

La pierna dominante tuvo una participación más activa durante el ejercicio


RCD, lo que pudo suponer una mayor fatiga. Los valores de potencia pico
estimada de la pierna derecha después de realizar el ejercicio RCD reflejan una
mayor, aunque no significativa, disminución en la capacidad de generar
potencia en el ejercicio de prensa respecto a la pierna izquierda en las dos
condiciones (10,88% Vs 7-8%) y respecto a la pierna derecha después del
protocolo RS. Asimismo, se encontraron diferencias significativas en la misma
pierna (pierna derecha) durante el ejercicio RS así como en la pierna izquierda
durante el ejercicio RCD en el Dm (15,79% entre pierna izquierda y derecha al
finalizar el protocolo RCD).

156
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

Parece ser que hay una tendencia a la dominancia derecha de piernas durante
los movimientos que requieren control de potencia (Miyaguchi & Demura,
2010), como es el caso del cambio de dirección. Young et al (2002)
encontraron una clara dominancia al realizar los cambios de dirección. En su
estudio comprobaron que en un cambio de dirección único la fuerza reactiva de
la pierna derecha correlacionaba de forma más potente que la pierna izquierda
en el rendimiento para girar hacia la izquierda, no siendo así al contrario.

Esto nos puede llevar a pensar que el jugador ante la necesidad de mantener
un rendimiento, en este estudio eran 20 repeticiones con 4 cambios de
dirección en cada repetición, ajustaba la coordinación de las acciones para
mantenerlo, implicando de forma más activa la pierna dominante y por lo tanto
provocándole una mayor fatiga.

Habitualmente, se considera que un déficit bilateral superior al 15% aumenta el


riesgo de lesiones, y puede perjudicar el rendimiento atlético (Knapik, Bauman,
Jones, Harris, & Vaughan, 1991). Las diferencias en los valores de Dm entre la
pierna izquierda y derecha al final del ejercicio presentan un aumento del déficit
bilateral (15,7%) en el músculo VL), pudiendo ser un factor más a tener en
cuenta y que puede explicar, en parte, la disminución del rendimiento en el
ejercicio RCD. Este debería ser un aspecto importante en la prescripción del
ejercicio.

En conclusión, los ejercicios RS o con cambios de dirección tienen respuestas


agudas diferentes sobre las propiedades mecánicas y contráctiles de los
músculos implicados acentuándose más las diferencias sobre la pierna
dominante. Por lo tanto, debemos atender a estas diferencias a la hora de
programar y evaluar medios de entrenamiento y actividades realizadas sobre
estas manifestaciones. Deberán realizarse nuevos estudios para determinar
mediante procesos de medición de la fase excéntrica dinámica su posible
afectación en estas dos tipologías de ejercicio.

157
II.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 2
Efectos de dos esfuerzos intermitentes de alta intensidad (sprint lineal vs cambios de dirección)
en la fatiga muscular valorada mediante la potencia mecánica y la tensiomiografia

158
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

ESTUDIO 3

ESPECIFICIDAD EN DOS METODOS DE ENTRENAMIENTO DE


CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS CON PATRONES DE
MOVIMIENTO DIFERENTES

159
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

160
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

ESTUDIO 3: ESPECIFICIDAD EN DOS METODOS DE ENTRENAMIENTO DE


CAPACIDAD DE REPETIR SPRINTS CON PATRONES DE MOVIMIENTO
DIFERENTES

3.1 INTRODUCCIÓN:

Las demandas físicas y el rendimiento en los deportes están relacionadas con


las actividades realizadas por los jugadores durante la competición. Para la
eficiencia en el alto nivel de competición es necesario tener adecuadas
habilidades motoras, variando de un deporte a otro en función de las demandas
del deporte practicado (Sporis, et al., 2010).

En los deportes de equipo, además de las habilidades técnicas y tácticas


específicas del deporte, está bien documentado que factores como la
velocidad, la capacidad de cambiar de dirección y la CRS pueden contribuir
significativamente al éxito competitivo (Barbero-Alvarez, et al., 2008; Gabbett,
et al., 2009; Sirotic, et al., 2009; Spencer, et al., 2005a).

El profundo análisis que se ha realizado sobre estos deportes en los últimos


años ha destacado la naturaleza multifactorial, intermitente, multidireccional y
de alta intensidad del juego (Ben Abdelkrim, Chaouachi, et al., 2010; Di Salvo,
et al., 2009; Reilly, et al., 2000). Además, el análisis de los patrones de
actividad y movimiento de estos deportes ha llevado a los investigadores y
entrenadores a proponer un cambio en la concepción del desarrollo de
herramientas de evaluación y definir nuevas propuestas en el diseño de
programas de entrenamiento con el objetivo de acercarse a sus características
específicas, situando el foco de atención, sobretodo en la alta intensidad y en
los aspectos intermitentes del rendimiento (Bradley, Mascio, et al., 2009;
Buchheit, Abbiss, et al., 2012; Dellal, et al., 2011a; Fernandez-Fernandez,
Zimek, Wiewelhove, & Ferrauti, 2012b; Osgnach, Poser, Bernardini, Rinaldo, &
di Prampero, 2010).

Por eso, entrenadores y jugadores deberían considerar como objetivo prioritario


el definir adecuadas estrategias de entrenamiento con el objetivo de mejorar el
161
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

rendimiento de los jugadores en función de los efectos fisiológicos obtenidos a


corto y largo plazo (Bishop & Claudius, 2005; Buchheit, Cormie, et al., 2009).

Sabemos que la CRS es determinante en el rendimiento en los deportes de


equipo y raqueta (Girard, Mendez-Villanueva, & Bishop, 2011; Glaister, 2005)
no solo porque los jugadores realizan un número elevado de sprints repetidos
durante el partido, sino porque también puede ser utilizado como un buen
predictor del rendimiento de alta intensidad durante un partido (Rampinini,
Bishop, et al., 2007a).

Aunque cada vez es más normal encontrar equipos que incorporan tests de
CRS en sus evaluaciones de rendimiento, aún hay muy poca bibliografía
especializada en determinar la carga de entrenamiento más adecuada para
mejorarla. Dada la fuerte correlación entre la CRS y la distancia recorrida a alta
intensidad durante el juego (Rampinini, Bishop, et al., 2007a), sorprende que se
haya estudiado muy poco la eficacia del ERS para mejorar el rendimiento de
esta capacidad. Concretamente las investigaciones se han centrado en la
incidencia del entrenamiento específico y juegos reducidos (Buchheit, Laursen,
et al., 2009; Dellal, Varliette, Owen, Chirico, & Pialoux, 2011b; Hill-Haas, et al.,
2009), el entrenamiento continuo e interválico (Bishop & Claudius, 2005;
Buchheit & Ufland, 2010; Edge, et al., 2005; Fernandez-Fernandez, et al.,
2012b; Ferrari Bravo, et al., 2008a; Glaister, Stone, et al., 2007), y
entrenamiento de fuerza (Bogdanis, et al., 2011a; Edge, Hill-Haas, et al., 2006;
Hill-Haas, et al., 2007).

Además, las estrategias de entrenamiento a través de diseños específicos para


la mejora de esta capacidad, se han propuesto atendiendo al principio de
especificidad (Buchheit, Mendez-Villanueva, Delhomel, et al., 2010; Dawson, et
al., 1998; Fernandez-Fernandez, et al., 2012b; Ferrari Bravo, et al., 2008a;
Mohr, et al., 2007a; Serpiello, McKenna, Stepto, Bishop, & Aughey, 2011).
Estos estudios, describen un 2-6% de mejora en la CRS usando como
variables de evaluación del rendimiento el tiempo medio y/o tiempo total.

Los protocolos de entrenamiento de RS en la mayoría de los estudios difieren


en la estructura del tiempo de recuperación y distancia recorrida, así como en
162
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

el número de series y repeticiones, pero todos se caracterizan por un patrón de


movimiento con desplazamiento lineal (Dawson, et al., 1998; Mohr, et al.,
2007a), de ida y vuelta a la máxima intensidad (Buchheit, Bishop, et al., 2010;
Impellizzeri, et al., 2008) y sin contemplar el tipo de desplazamiento
característico en los deportes multisprint como son el cambio de dirección a
diferentes ángulos de salida, los desplazamientos laterales y los
desplazamientos hacia atrás.

Valorando los resultados del análisis de perfil de actividad de los deportes


multisprint como el hockey (Spencer, et al., 2005b), fútbol (Bloomfield, R, et al.,
2007), baloncesto (Ben Abdelkrim, et al., 2007; Montgomery, Pyne, & Minahan,
2010), voleibol (Sheppard, Gabbett, & Stanganelli, 2009), balonmano (Chelly, et
al., 2011), y el tenis (Fernandez, et al., 2006) se ha encontrado que los
jugadores cubren varios kilómetros de participación en movimientos que
implican cambios de dirección. Concretamente el porcentaje de contribución de
este tipo de movimientos de juego osciló entre el 5 y el 16% en el hockey y el
fútbol (Bloomfield, R, et al., 2007; Reilly, 1997; Spencer, et al., 2005a) hasta
aproximadamente el 40% en el baloncesto y el tenis (Ben Abdelkrim,
Chaouachi, et al., 2010; Fernandez, et al., 2006).

A su vez, los cambios de dirección, las aceleraciones, las frenadas, son


acciones realizadas asiduamente a alta intensidad y, por lo tanto,
contribuyendo notablemente al gasto energético así como al compromiso
neuromuscular de la musculatura implicada (Reilly, et al., 2000; Strudwick, et
al., 2002). En este sentido diversos autores consideran que los requerimientos
asociados con la aceleración, deceleración y rápidos cambios de dirección son
uno de los componentes clave en las demandas y rendimiento del jugador
durante el juego (Bloomfield, R, et al., 2007; McInnes, et al., 1995; Meir, et al.,
2001b). Por todo ello, la capacidad de cambiar de dirección se erige como una
cualidad importante para el desempeño exitoso en varios deportes, además de
poseer un notable poder discriminativo entre niveles de jugadores (Gabbett,
Kelly, et al., 2008; Kaplan, et al., 2009). Young (2001) estableció que los
métodos de entrenamiento de velocidad lineal y de capacidad de cambio de
dirección (agilidad) tienen una limitada transferencia, atribuyéndose esa baja
163
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

correlación a que hay diferentes factores fisiológicos y biomecánicos que


contribuyen a la mejora específica del rendimiento en cada una de ellas.

Por todo ello, el objetivo de este estudio ha sido determinar si un entrenamiento


de ERS o ERCD añadido a uno regular de hockey confieren alguna ventaja en
el rendimiento específico.

3.2 SUJETOS Y METODOS

20 Jugadores de hockey (10 hombres y 10 mujeres) pertenecientes a equipos


amateurs de la liga española, de edad comprendida entre 17-30 años, con una
media ± desviación estandar de edad, altura y peso de 24 ± 6 años, 1,75 ± 0,17
m y 78,5 ± 12 kg respectivamente dieron su consentimiento para participar en
este estudio.

El protocolo del ejercicio y todos los posibles riesgos y beneficios asociados


con la participación en el estudio fueron explicados detalladamente a cada
sujeto.

3.2.1 DISEÑO DEL ESTUDIO

Los jugadores que participaron en este ensayo longitudinal controlado fueron


divididos de forma aleatoria en dos grupos de entrenamiento; ERCD y ERS.

Los jugadores de los dos grupos, además del entrenamiento ERCD y ERS
correspondiente, siguieron su programa normal de entrenamientos en su club.
El contenido y volumen semanal del programa de entrenamiento queda
explicado y desarrollado en la tabla 3.1. En un primer momento se intentó
incluir un grupo control que tuvo que ser desestimado por las múltiples
dificultades que fueron apareciendo.

Los jugadores realizaron 9 semanas de entrenamiento. La primera semana fue


de familiarización con las pruebas de valoración y ejercicios del programa de
entrenamiento, en la segunda semana se realizaron las pruebas de valoración,
después se realizaron 6 semanas de entrenamiento para finalmente, en la
última semana, realizar por segunda vez las pruebas de valoración de la
intervención realizada.

164
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

Los tests fueron realizados siempre a la misma hora del día y en la misma
superficie de césped artificial donde se entrenaban los jugadores.

3.2.2 PROCEDIMIENTO PRUEBAS DE VALORACIÓN

Se asignó de forma aleatoria a cada sujeto a cada uno de los dos grupos de
entrenamiento (ERCD y ERS). Para organizar las sesiones de valoración se
utilizó un diseño cruzado donde los dos grupos realizaron de forma aleatoria los
dos ejercicios de acciones repetidas, uno implicando cambios de dirección
(RCD) y el otro sin cambios de dirección (RS). El ejercicio RS consistía en
realizar 15 repeticiones de sprints lineales de 25 m con una recuperación de 20
s entre repeticiones. El ejercicio RCD consistía en realizar 15 repeticiones de
sprints de 25 m con 4 cambios de dirección intermedios cada 5m con un ángulo
de salida de 135º y con 20 s de recuperación entre repeticiones.

Las dos pruebas de valoración se realizaron en dos ocasiones distintas,


separadas por un mínimo de 48 horas para asegurar una suficiente
recuperación neuromuscular.

Al finalizar el proceso de entrenamiento (6 semanas) se realizó de nuevo la


misma estructura de valoración.

Se les pidió a los jugadores que no modificaran su dieta habitual y que no


realizaran ningún tipo de ejercicio de alta intensidad en las 24 h previas a las
pruebas de valoración.

Antes de cada prueba los sujetos realizaron un calentamiento estandarizado,


que consistía en 7 s seguidos de carrera, estiramientos balísticos y 2
repeticiones de la prueba de valoración RS y RCD a la máxima intensidad. En
total se realizaban un máximo de 6-8 repeticiones, con un descanso entre
repeticiones de 3 min. Los sujetos fueron instruidos para realizar las pruebas
con un esfuerzo máximo desde el inicio hasta el final. Todos los sujetos fueron
animados verbalmente durante cada repetición.

165
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

3.2.3 PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO

Los dos grupos (ERCD y ERS) fueron requeridos para participar en dos
sesiones de entrenamiento semanal durante un periodo de 6 semanas con un
mismo volumen total de trabajo (tabla 3.1). Los jugadores realizaron durante la
temporada 2-3 entrenamientos técnico-tácticos de una duración de entre 90
min y 120 min. Los ejercicios RS y RCD se realizaron siempre antes de dicho
entrenamiento y nunca en dos dias consecutivos. Se realizaron 12 sesiones de
entrenamiento, todas ellas supervisadas por el autor de esta tesis,
incluyéndose en el análisis final sólo a aquellos sujetos que completaron un
mínimo de 10 sesiones. Los jugadores de los dos grupos realizaron el mismo
volumen total de entrenamiento con la misma distancia final total recorrida. La
diferencia entre los dos grupos se ciñó a las características de los
desplazamientos siendo lineales en el grupo ERS y con cambios de dirección
en el grupo ERCD.

La intensidad fue ligeramente por debajo de la máxima durante las dos


primeras semanas para minimizar el riesgo de lesión y respetar el principio de
la progresión en la intensidad del entrenamiento.

Antes de realizar la intervención se realizó una repetición máxima sobre la


distancia base de la sesión de entrenamiento.

Tabla 3.1. Diseño de los contenidos de las sesiones de intervención


semanas Series x número Rec. entre rep. Rec. I(% de Distancia Angulo de Nº cambios
de repeticiones x (seg.) entre max) total cambio de de dirección x
distancia (m) series dirección (º) repetición.
(min.)
1 2x10x25 20 4 95 500 135 4
2 2x10x30 20 4 95 600 135 5
3 2x15x15 20 4 100 450 135 2
4 2x15x20 20 4 100 600 135 3
5 2x15x25 20 4 100 750 135 4
6 1x15x25 20 4 100 375 135 4

166
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

3.2.4 FOTOCÉLULAS TELEMÉTRICAS DEL MUSCLELAB

El tiempo realizado en cada una de las repeticiones en los dos ejercicios fue
registrado mediante dos fotocéluas del Musclelab (Musclelab, Bosco System,
Rieti, Italia) colocadas al inicio y al final del recorrido. Todos los tiempos fueron
grabados a una resolución de 0,01 s.

3.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO

Los datos se presentan como medias± desviación estandar.


Se analizó la distribución de la muestra a través del test de Kolmogorov-
Smirnov. El test t de student para medidas independientes fue utilizado para
examinar las diferencias existentes entre los dos grupos al inicio del programa
del entrenamiento. Los datos fueron analizados mediante ANOVA de medidas
repetidas con dos factores valorando entre factores (tipo de entrenamiento;
ERCD vs ERS) e intrafactor (periodo; pretraining vs post training). Los datos
fueron analizados con el software SPSS V15 y el nivel de significación fue de
p<0.05.

3.4 RESULTADOS

De los 20 jugadores que participaron en la investigación sólo aquellos que


realizaron 10 sesiones de intervención fueron incluidos en el estudio.
Concretamente fueron excluidos 7 jugadores (4 jugadores del grupo ERS y 3
jugadores del grupo ERCD) lo que correspondió a un 35%. Del grupo ERS se
excluyeron 3 jugadores por lesión y el resto de jugadores excluidos fue por no
haber completado las 10 sesiones programadas.

Los resultados para todas las variables analizadas se presentan en la tabla 3.2.

167
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

Tabla 3.2. Valores para todas las variables analizadas


ERCD (n=7) ERS (n=6)
variables pre post pre post
RS
Minimo 4,05±0,35 4,07±0,33 4,22±0,43 4,17±0,34
Promedio 4,29±0,40 4,31±0,38 4,38±0,50 4,35±0,40

RCD
Minimo 7,04±0,44 6,23±0,33*** 6,83±0,62 6,58±0,63**
promedio 7,44±0,48 6,50±0,31*** 7,41±0,90 6,83±0,67**

ERCD= grupo entrenamiento de repetir cambios de dirección; ERS= grupo entrenamiento de repetir
sprints; RS= Ejercicio de repetir sprints; RCD= Ejercicio de repetir cambios de dirección

Los resultados obtenidos después de la intervención no fueron


estadísticamente diferentes entre los grupos en ninguna de las variables
analizadas.

A C

B D

Figura 3.1. Evolución del mínimo tiempo y tiempo promedio de los ejercicios RS y RCD
después de las intervenciones ERCD y ERS

168
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

No hubo cambios significativos en las variables mínimo tiempo y tiempo


promedio del ejercicio de sprint repetido en ninguno de los dos grupos. Se
encontraron diferencias en las variables anteriores en el ejercicio RCD en los
dos grupos, siendo el porcentaje de mejora mayor en el grupo ERCD (figura
3.2.)

12,6
11,5

7,8

3,6
1,2
0,9

Figura 3.2. Porcentaje de mejora del mejor tiempo y tiempo total en los dos
ejercicios, RS y RCD después de las intervenciones del grupo ERCD y
ESR

169
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

3.5 DISCUSIÓN

El propósito de este estudio fue determinar si un entrenamiento regular de


hockey suplementado por entrenamientos ERS o ERCD de seis semanas de
duración suponía alguna ventaja en el rendimiento específico. El principal
hallazgo de este estudio ha sido encontrar que un entrenamiento ERCD
añadido a un programa de entrenamiento específico de hockey induce un
aumento importante en el rendimiento de la CRCD, aún siendo un volumen de
trabajo muy reducido de dos sesiones de entrenamiento (25 min con 5 min de
actividad efectiva) por semana durante un total de seis semanas de
intervención aunque no se encontraron diferencias significativas entre los dos
métodos analizados. No obstante, sí se encontraron diferencias en cada grupo
en la interacción del tiempo. Podemos resaltar que el entrenamiento ERS
provocó mejoras en las variables mejor tiempo (1,2%) y tiempo medio (0,9%)
en el ejercicio RS suponiendo un leve impacto en la velocidad de un único
sprint pero también en el tiempo medio. Este efecto fue diferente para el grupo
ERCD donde no hubo cambios en el mejor tiempo y tiempo total (-0,4% y -0,3%
respectivamente). Algunos estudios han reportado efectos beneficiosos del
entrenamiento de RS en parámetros de rendimiento como la resistencia
aeróbica y anaeróbica, así como la CRS (Gibala & McGee, 2008; Iaia, et al.,
2009a; Tabata, et al., 1996).

Cabe destacar que estos estudios se consideran de interés principalmente


porque con un volumen menor de trabajo se consiguen adaptaciones
importantes (Burgomaster, Heigenhauser, & Gibala, 2006; Mohr, et al., 2007a;
Ortenblad, et al., 2000). No obstante, en los estudios que encuentran mejoras
en el tiempo, en la velocidad o en la CRS los volúmenes totales de
entrenamiento suelen ser sensiblemente superiores (Buchheit, Mendez-
Villanueva, Quod, et al., 2010; Dawson, et al., 1998; Ferrari Bravo, et al.,
2008a). En este sentido cabe destacar que los porcentajes de mejora de
nuestra intervención son más bajos que los presentados en estos estudios.
Probablemente si se hubiera aumentado sensiblemente el volumen de
entrenamiento hubiésemos encontrado valores similares a otros estudios de
intervención con RS (Hill-Haas, et al., 2009; Mohr, et al., 2007a).
170
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

En consonancia con la mayoría de estudios que han valorado las adaptaciones


a un entrenamiento específico de CRS (Buchheit, Mendez-Villanueva,
Delhomel, et al., 2010; Buchheit, et al., 2008; Mohr, et al., 2007a), también
hemos encontrado un mejor resultado en el mejor tiempo (velocidad lineal) que
en el rendimiento en la variable tiempo medio (índice valor CRS) debido
probablemente a la fuerte correlación entre la CRS y las cualidades de
velocidad (Pyne, et al., 2008). El entrenamiento de la CRCD no muestra
cambios en las variables del ejercicio SR, siendo parecidos estos resultados a
estudios que han presentado adaptaciones específicas en entrenamientos de
velocidad de cambios de dirección y velocidad lineal (Young, et al., 2001).

Acorde con nuestra hipótesis los resultados destacan que el ERCD tiene un
mayor efecto en el ejercicio de CRCD en comparación con el ERS, en el tiempo
total (12,6% vs 7,8%) y el mejor tiempo (11,5% vs 3,6%). Reilly (2000) sugirió
que la capacidad de cambiar de dirección (agilidad) es un prerrequisito
fisiológico en el fútbol, dado que los jugadores están frecuentemente envueltos
en rápidos cambios de dirección para ser eficaces durante el partido. En este
sentido, varios estudios han destacado que el rendimiento de esta capacidad
es una variable fisiológica independiente en este deporte (Little & Williams,
2005; Mujika, Santisteban, et al., 2009; Wisloff, Castagna, Helgerud, Jones, &
Hoff, 2004). Sin embargo este es el primer estudio que valora la respuesta de
una intervención de CRCD en la capacidad de cambiar de dirección
obteniéndose como resultado un aumento por encima del 10% tanto en el
mínimo tiempo como en el tiempo medio. Atribuimos estas mejoras a un
supuesto incremento de la potencia y la fuerza reactiva, ambas determinantes
en las fases de frenada y aceleración durante los cambios de dirección.

Estudios previos (Haj-Sassi, et al., 2009a; Wong, et al., 2011a) han sugerido
que la CRCD es una capacidad independiente de la CRS y que la primera se
esgrime como una variable determinante en el rendimiento en los deportes de
raqueta y en los deportes de equipo por sus características de intermitencia y
multidireccionalidad en el juego (Walklate, et al., 2009; Wilkinson, et al., 2012a;
Wilkinson, et al., 2010).

171
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

Contrariamente a nuestra hipótesis inicial en el que se sugería que no se


encontrarían mejoras significativas en la CRCD con el régimen de
entrenamiento ERS, sí hemos encontrado mejoras significativas tanto en el
mejor tiempo (3,6%) como el tiempo medio (7,8%). Aunque estos resultados
son significativamente inferiores a los del grupo ERCD, debemos resaltar que
el entrenamiento de CRS ha tenido transferencia en el rendimiento de la
CRCD. En este sentido diversos estudios han encontrado que hay una fuerte
relación entre la velocidad lineal y la velocidad en los cambios de dirección
(Graham-Smith & Lees, 2005; Vescovi, et al., 2007).

Aunque estos resultados son significativamente inferiores a los del grupo


ERCD, pueden sugerir que el entrenamiento de CRS puede tener transferencia
en el rendimiento de la CRCD. Varios autores están en esta línea,
considerando que la capacidad de repetir sprints es una capacidad general
donde se integran las acciones con cambios de dirección (Buchheit, Bishop, et
al., 2010; Buchheit, Haydar, et al., 2012). No obstante, no hemos encontramos
la misma transferencia en dirección contraria, es decir, desde ERCD hacia
mejoras en la velocidad lineal y CRS.

Estos resultados obtenidos en nuestro estudio pueden ser, en parte, explicadas


por la incidencia de los entrenamientos específicos técnico-tácticos de los
equipos. Unos entrenamientos que se caracterizaron especialmente por
ejercicios en espacios reducidos donde las distancias recorridas a máxima
intensidad eran menores a las evaluadas en el protocolo CRS, e involucrando
un alto número de cambios de direccón. No descartamos también la posibilidad
de mejora de la coordinación y agilidad en respuesta al entrenamiento regular
de hockey, así como de otros condicionantes metabólicos y neuromusuculares.

Otra explicación a esta mejora por parte del programa ERS puede ser una
mejora en la aceleración en los primeros pasos del sprint. No obstante, aunque
Serpiello (2011) encontró mejoras significativas de la aceleración en el
desplazamiento (16% de media en las tres series analizadas) de un ejercicio
RS después de un entrenamiento específico de bloques de RS, el estudio de
Little (2005) difiere sustancialmente de éste, defendiendo que la velocidad en

172
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

los cambios de dirección y la aceleración también son capacidades de


naturaleza independiente.

La respuesta fisiológica aguda de ejercicios repetidos con desplazamiento


lineal o con cambio de dirección ha sido muy poco estudiada pero se han
sugerido diferencias en el impacto fisiológico entre estos ejercicios (Buchheit,
Bishop, et al., 2010; Buchheit, Haydar, et al., 2012; Dellal, et al., 2009; Haj-
Sassi, et al., 2011). Aunque con nuestra intervención se hayan producido
algunas de las adaptaciones fisiológicas estudiadas por estos autores, no
consideramos relevante durante el estudio analizar estos marcadores internos.
Futuros estudios deberán aportar información acerca de los cambios
metabólicos y fisiológicos derivados de este tipo de intervención. Buchheit
(2012) afirma que aunque considera la CRS como una capacidad general, la
inclusión de diferentes grados en la salida de los cambios de dirección produce
respuestas fisiológicas diferentes, siendo las respuestas dependientes de los
cambios de dirección, sobre todo en los ángulos de salida más pronunciados
próximos a 135º similares a los utilizados en nuestro estudio, pudiéndose
sugerir que cada una de las intervenciones propuestas en este estudio podrían
provocar adaptaciones a largo plazo diferentes. Por lo tanto, serán necesarios
estudios adicionales que examinen el efecto de CRCD y CRS para comprender
mejor el rendimiento específico en los deportes de equipo y de raqueta.

Como conclusión podemos afirmar, que el añadir un entrenamiento de ERCD a


un programa de entrenamiento específico de hockey induce un aumento
importante del rendimiento en la CRCD, cualidad que se asume como
importante y crucial para los jugadores durante las competiciónes.

12 sesiones (dos veces por semana en un periodo de 6 semanas) de ERCD


han demostrado ser efectivas para mejorar la CRCD de forma específica
manteniendo el nivel de la CRS. Nuestros resultados indican que un
substancial incremento del rendimiento de la CRCD (11% en mejor tiempo y
15% en tiempo medio) puede ocurrir con sólo 5 min de entrenamiento adicional
(26 min por sesión de volumen total incluyendo periodos de recuperación)
demostrando ser una intervención eficiente con un breve volumen de tiempo,

173
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 3
Especificidad en dos métodos de entrenamiento de CRS con patrones de movimiento
diferentes

que puede estar integrada en los programas de entrenamiento de muchos


deportes intermitentes.

174
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

ESTUDIO 4

RELACIONES ENTRE CAPACIDAD DE REPETIR CAMBIOS DE


DIRECCIÓN Y DISTINTAS MANIFESTACIONES DE POTENCIA EN
DEPORTISTAS DE EQUIPO

175
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

176
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

4 ESTUDIO 4: RELACIONES ENTRE LA CAPACIDAD DE REPETIR


CAMBIOS DE DIRECCIÓN LAS Y DISTINTAS MANIFESTACIONES DE
POTENCIA EN DEPORTISTAS DE EQUIPO

4.1 INTRODUCCIÓN

La capacidad de cambiar de dirección, definida en otros estudios como


velocidad o agilidad, representa una cualidad motora compleja condicionada
por diferentes factores, entre ellos la fuerza y la potencia (Brughelli, et al., 2008;
Markovic, et al., 2007; Sheppard & Young, 2006).

La dependencia del acoplamiento excéntrico-concéntrico reactivo durante el


frenado y la fase de propulsión en una tarea de cambio de dirección (Jones, et
al., 2009), la fuerza vertical de reacción al suelo impuesta por la pierna externa
durante la fase de contacto que puede suponer, en algunos casos, más de tres
veces el peso corporal y exceder los 2000 N (Simonsen, et al., 2000), así
como, la activación muscular del cuádriceps que puede rondar el 160% de la
fuerza voluntaria máxima (Colby, et al., 2000), proporcionan una base sólida
para el desarrollo de la fuerza reactiva y potencia en la velocidad de cambio de
dirección pudiendo explicar, en parte, el mayor rendimiento en este tipo de
acciones.

Aunque muchos son los estudios que se han preocupado por encontrar las
variables de fuerza que mejor correlacionan con los ejercicios de cambio de
dirección como ha sido la valoración de fuerza isocinética (Graham-Smith &
Lees, 2005; Jones, et al., 2009), la fuerza reactiva evaluada mediante test de
salto con contramovimiento (CMJ) (Barnes, et al., 2007) o con test de salto en
caída (DJ) (Hoffman, et al., 2007), muy a menudo las conclusiones derivadas
de estas investigaciones han sido contradictorias.

Young et al (2002), no encontró relación entre la fuerza reactiva evaluada


mediante un drop jump de 30 cm y un ejercicio de velocidad de cambios de
dirección con 90º y 120º de giro. Por contra, Negrete et al. (2000) mostraron
moderadas pero significativas correlaciones entre un complejo test que incluía
múltiples cambios de dirección y la fuerza isocinética normalizada de press de

177
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

piernas, squat y extensión de piernas.

Markovic et al. (2007) compararon 6 tests de fuerza y potencia extensora de


piernas (1 RM, isométrico, one-leg rising, squat jump, mínimo tiempo de
contacto en 10 saltos consecutivos y detente horizontal) con diferentes tests de
agilidad, encontrando bajas correlaciones entre los tests, y solo encontrando
una pequeña relación entre el único test unilateral (one-leg rising) y los
diferentes tests de agilidad valorados.

Young (2002) encontró diferencias significativas entre el drop jump unilateral y


la capacidad de cambiar de dirección en un desplazamiento de 8 m
modificando los grados en el cambio de dirección hacia la derecha e izquierda,
desde un sprint en línea recta hasta realizar un cambio de dirección entre 20º y
60º, justificando estos hallazgos por la sobrecarga excéntrica generada en el
test y explicando las diferencias con los estudios nombrados anteriormente por
una gran solicitación unilateral. Resaltar también que la fuerza flexora
excéntrica de la rodilla explicaba en gran medida la varianza de los cambios de
dirección.

Markovic (2007) después de comparar diferentes tests de fuerza para


compararlos con la capacidad de cambiar de dirección, sugiere la necesidad de
incluír tanto tests de valoración funcional de la fuerza como tests que simulen la
acción competitiva. Unos años más tarde, Meylan, et al. (2009), Meylan, et al.
(2010), en la misma línea de razonamiento que Markovic (2007), establecen
además que tanto la dirección de la fuerza como la cinética de la fase
excéntrica de los saltos son relativamente únicos.
Todos estos estudios han evaluado la relación entre la producción de fuerza de
las piernas y la velocidad de cambio de dirección. Sin embargo todos ellos han
descuidado las exigencias repetidas de cambio de dirección derivadas de la
naturaleza específica de la mayoría de deportes de campo y de cancha a pesar
de la importante función que desarrolla ésta en el rendimiento de muchos
deportes de equipo y de raqueta (Ben Abdelkrim, Chaouachi, et al., 2010; Reilly
& Gilbourne, 2003) y lo poco que se sabe acerca de sus bases fisiológicas y
biomecánicas.

178
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

En general, las acciones intermitentes de alta intensidad han sido poco


estudiadas en relación con la producción de fuerza de las extremidades
inferiores (Buchheit, Mendez-Villanueva, Delhomel, et al., 2010; Haj-Sassi, et
al., 2011; Hill-Haas, et al., 2007) y solamente conocemos un estudio que haya
determinado la relación entre un ejercicio repetido de alta intensidad
intermitente (Test MAT) con la manifestación de fuerza del tren inferior (Haj-
Sassi, et al., 2011). En este estudio no se encontró correlación entre el ejercicio
intermitente y diferentes tipos de salto salvo en el DJ sobre la pierna
dominante.

Young et al. (2006) en las conclusiones de sus estudios apuntan la idea de que
se deberían considerar otros factores además de la fuerza y potencia en el
momento de valorar los ejercicios de cambio de dirección. En este sentido,
dichos autores creen que las acciones reactivas con alta sobrecarga excéntrica
unilateral con dirección de la aplicación de la fuerza preferentemente horizontal
podrían ser una variable a tener en cuenta que puede condicionar el
rendimiento en el cambio de dirección.

La sobrecarga excéntrica producida a través de tecnología isoinercial se basa


en el empleo de volantes o ruedas de inercia para proporcionar resistencia.
Aunque esta metodología no es nueva (Hill, 1922) en la última década el
interés por el trabajo excéntrico ha provocado un uso más acentuado de esta
tecnología, pudiéndose destacar la utilización de las máquinas Yo-Yo (Askling,
Karlsson, & Thorstensson, 2003; Caruso, et al., 2010; Norrbrand, Pozzo, &
Tesch, 2010) y las poleas cónicas Versapulley (VP) (Chiu & Salem, 2006).

Los ejercicios tradicionales con mancuernas, barras y máquinas se construyen


bajo el principio de la acción de gravedad. En cambio, el principal beneficio al
trabajar con tecnología isoinercial radica en que la resistencia es independiente
de la gravedad, pudiendo ser aplicada en cualquier dirección (Chiu & Salem,
2006). Concretamente se utiliza la inercia de un volante en lugar de la energía
potencial obtenida por la posición de un objeto externo. En la fase concéntrica
el sujeto genera energía cinética a través del giro del volante la cual será

179
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

frenada durante la fase excéntrica. En este sistema la fuerza de resistencia es


dinámica y proporcional a la generada por el sujeto (Tous, 2010).

Diversos estudios realizados con tecnología isoinercial han mostrado fuerzas


similares o superiores al mismo ejercicio realizado con pesos tradicionales
(Berg, Dudley, Hather, & Tesch, 1993; Berg & Tesch, 1994; Tesch & Berg,
1997). Algunos estudios anteriores han utilizado esta tecnología para estudiar
cómo se relaciona la función del músculo esquelético con la producción de
fuerza y la realización de un trabajo mecánico, así como para evaluar la fuerza
muscular y la potencia (Askling, et al., 2003; Caruso, et al., 2006).

La tecnología isoinercial constituye también una forma de entrenamiento que


aumenta las demandas en la acción excéntrica debido a la carga inercial ya
que se requiere un mayor reclutamiento de unidades motoras para frenar la
inercia del volante durante el movimiento de retorno (Berg & Tesch, 1994).

La VP incluye un cono unido a una rueda de inercia fija a la que pueden


añadirse pequeños pesos para variar el momento de inercia. Una cuerda se
enrolla sobre un eje cónico para de esta manera ofrecer una inercia variable
durante el movimiento y ofrecer una mayor resistencia en la parte más estrecha
del cono (Romero & Tous, 2010).

Hasta la fecha no tenemos suficiente evidencia científica respecto a la relación


entre la potencia y fuerza de las extremidades inferiores y el rendimiento en la
CRCD. El conocimiento de los factores fisiológicos y biomecánicos que
determinan el rendimiento de estas acciones, identificando a su vez su
prioridad en las fases concéntrica y excéntrica de la acción muscular, debería
ser el primer paso para establecer los programas de entrenamiento para la
mejora de esta capacidad.

El principal objetivo de este estudio ha sido examinar la relación entre la


potencia obtenida en el lunge lateral con VP y el rendimiento obtenido en un
ejercicio de velocidad de cambio de dirección y un ejercicio de CRCD. A su vez
se pretende establecer la relación que existe entre la pierna derecha e
izquierda en lo que se refiere a los valores de fuerza y potencia.
180
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

La primera hipótesis considera que la potencia generada en la fase excéntrica


del movimiento estará correlacionada con la CRCD. Como segunda hipótesis
establecemos que deberán existir diferencias en fuerza y potencia entre la
pierna derecha e izquierda. Finalmente, como tercera hipótesis, consideramos
que las diferentes manifestaciones de potencia estudiadas no guardan relación
entre ellas.

4.2 SUJETOS Y MÉTODOS

4.2.1 SUJETOS

16 sujetos, jugadores de deportes de equipo (baloncesto, hockey hierba, tenis y


fútbol americano), de sexo masculino entre 17-21 años, con una media ±
desviación estandar de altura y peso de 1,81±0,10 m y 75,5 ± 10 kg,
respectivamente participaron en este estudio. Todos los jugadores tenían que
haber participado en alguna competición con requerimientos de cambios de
dirección en los últimos 12 meses previos al estudio y no haber tenido ninguna
lesión importante en las extremidades inferiores que pudiera influir en su
rendimiento.

4.2.2 MATERIAL

4.2.2.1 VERSA PULLEY

El dispositivo de volante de inercia de la VP (VersaPulley; Inc., de Costa Mesa,


CA) se compone de un volante de inercia con dos masas de 1 kg situadas en
los extremos opuestos de una viga metálica con una longitud de 0,48 m. Un eje
fijo se encuentra en el centro de la viga, sobre la que giran las masas (figura
4.1).

Un cono está unido al volante y en el punto más alto de este cono se encuentra
el punto de anclaje de una cuerda. Cuando el cono gira, la cuerda se enrolla al
cono provocando el acortamiento de la cuerda. Por otro lado cuando una parte
suficiente de la cuerda está enrollada al cono éste se frena y se invierte el
sentido de giro permitiendo desenrollar la cuerda gracias a la fase concéntrica
del movimiento. Una vez la cuerda está completamente desenrollada el cono
de sujeción continúa girando obligando a la cuerda a enrollarse alrededor del
181
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

cono y forzando de esta manera, el movimiento excéntrico.

Figura 4.1. Detalle del dispositivo isoinercia (VP)


utilizado

En la base del cono de la VP pueden añadirse pequeños pesos para variar el


momento de inercia. La VP presenta la opción de cambiar la relación
fuerza/velocidad mediante la modificación de la posición de la pequeña polea
que transmite la fuerza desde el cono al ejecutante. El nivel de fuerza a
desarrollar será mayor cuando la polea se sitúa en las posiciones más altas
(Tous, 2010).

4.2.2.2 MuscleLab. Parámetros mecánicos

Para valorar la potencia, velocidad y fuerza generada en el lunge lateral se


utilizó un encoder y una galga de fuerza del laboratorio portátil musclelab
(Musclelab 4000e; Ergotest Technology A.S., Langensund, Norway). La galga
se colocó entre el chaleco y la cuerda de la VP a nivel de la cadera del jugador
mediante la utilización de dos mosquetones (figura 4.2). Por otro lado, el
encoder se fijó en la VP cerca de la salida de la cuerda y una vez fijado
mediante cinta adhesiva de doble cara se conectó con el mosquetón más distal
de la galga a través de su anilla de fijación (figura 4.2). Finalmente se colocó un
goniómetro en la rodilla más próxima a la VP con el objetivo de controlar en
todo momento los grados de flexión y extensión.

Las salidas del encoder lineal, galga de fuerza y goniómetro fueron conectadas
a la unidad Musclelab conectada a su vez a un PC con un software de

182
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

adquisición de datos y análisis (musclelab v8.00). El sistema permitió el cálculo


de los parámetros mecánicos de velocidad, fuerza y potencia, así como el
control de la flexión de la rodilla durante el movimiento.

La frecuencia de muestreo de la señal de los dispositivos fue de 100 Hz.


Finalmente, todo el equipo utilizado fue calibrado de acuerdo a los
procedimientos estandarizados de los fabricantes.

4.2.3 DISEÑO DEL ESTUDIO

16 deportistas de equipo realizaron tres tests de potencia de un lunge lateral


para determinar la relación de este ejercicio con las diferentes manifestaciones
de potencia en su fase excéntrica y concéntrica, a la vez que compararon los
resultados obtenidos con cada una de las piernas con la CRCD.

Se utilizó un diseño cruzado aleatorizado. Las pruebas se llevaron a cabo


durante tres días. Dos días para las valoraciones de las diferentes
manifestaciones de potencia y un día para el ejercicio de RCD.

Todos los sujetos pasaron por una fase de familiarización que consistió en
practicar durante una semana y como mínimo dos sesiones de entrenamiento
el ejercicio de lunge lateral a realizar en los diferentes tests. En concreto se
realizaron 10 series de entre 5 y 15 repeticiones del ejercicio definido con
descanso completo. El tiempo definido de descanso de todos los jugadores
antes de repetir una serie fue de 5 min.

Como los jugadores entrenaban con sus equipos se les pidió que no realizaran
ningún tipo de actividad física 48h antes de realizar los tests. El orden de los
tests fue aleatorio para evitar posibles adaptaciones. Para una óptima
recuperación entre los tests se dejaron un mínimo de dos días de descanso.

4.2.4 TESTS DE POTENCIA

El ejercicio utilizado para la valoración de las diferentes manifestaciones de


potencia fue un lunge lateral realizado en una VP. (figura 4.2)

183
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

Figura 4.2. Ejercicio de valoración. Lunge lateral

El sujeto se situaba al lado de una VP portable anclada en el suelo, a una


distancia de separación respecto al pie de apoyo más próximo a la máquina de
0,5 m aproximadamente. La cuerda de la VP se unía a un chaleco reforzado y
específicamente diseñado para soportar las elevadas tensiones que se
producen en estos tipos de trabajo (figura 4.2) mediante un mosquetón (2800
Kg de resistencia a lo largo y 840 kg a lo ancho).

La acción a realizar por el sujeto era un lunge lateral realizado en el plano


frontal, similar a la acción demandada en la fase de frenado y aceleración del
cambio de dirección. El movimiento se iniciaba con los pies alineados en el
plano frontal y con la pierna más cercana a la VP flexionada a 100-120º. La
acción se inicia con una extensión de la rodilla flexionada a la máxima
intensidad (después de dos acciones para acomodar la carga) intentando
mantener el trabajo en el plano frontal sin rotación de cadera. Las dos o tres
primeras repeticiones se consideran de acomodación para alcanzar la máxima
velocidad en el sistema. Una vez se llega a la máxima extensión la VP tira del
sujeto obligándole a una flexión de la pierna estirada, no debiendo ser superior
a los 100-120º marcados como límite de seguridad.(figura 4.2).

Antes de cada prueba los sujetos realizaron un calentamiento estandarizado,


que consistía en 7 min de carrera continua y diversos estiramientos balísticos
seguidos por 5-10 repeticiones de la acción de lunge lateral en la VP
aumentando progresivamente la intensidad. Antes de iniciar los tests de
potencia se descansó un mínimo de 3 min. Los sujetos fueron instruidos para
realizar las pruebas con un esfuerzo máximo desde el inicio al final pero
siempre después de tres repeticiones iniciales de progresiva intensidad para
acomodarse a la máquina.
184
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

4.2.4.1 TEST POTENCIA MÁXIMA

El sujeto realizaba el test lunge lateral registrándose la valoración de la


potencia máxima con el software del MuscleLab. Después de las dos primeras
repeticiones que servían para alcanzar la inercia máxima se mantenía el
registro de todas las repeticiones hasta que se observaba una disminución
significativa de la potencia máxima en al menos dos repeticiones (figura 4.3).
Para poder describir la relación carga-potencia en los diferentes sectores de
carga se seleccionaron diversos niveles de intensidad a través del cambio de
masa de la rueda de inercia.

Figura 4.3. Ejemplo del registro de las repeticiones de


Pmax

La variación de la carga en la VP viene dada por la variación de una polea


ajustable verticalmente a diferentes zonas del cono y a los pesos
intercambiables que se encuentran en la base del cono.

Una polea es colocada lateralmente ajustándose a diferentes alturas y ángulos


del cono. Con la polea colocada en la posición más baja, la cuerda se ajustará
principalmente alrededor del radio más grande del cono, lo que permite al
sujeto aplicar más par motor para contrarrestar la inercia del cono. Con la polea
colocada en la parte más alta del cono, la cuerda se ajustará alrededor del
radio más pequeño del cono de modo que se producirá menos del par de

185
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

fuerza a una salida dada. La VP dispone de 4 niveles de ajuste de la polea a


nivel vertical considerando el nivel 1, el más cercano a la base del cono, como
el más ligero y el nivel 4, colocada en lo más alto del cono, de mayor
resistencia. La variación de la inclusión de más o menos pesos intercambiables
en cada uno de los niveles de variación de la polea modificará también la carga
a contrarrestar. La VP dispone de 8 pesos intercambiables (250 gr cada uno).

En el presente estudio se mantuvieron el número de pesos máximos (8 = 2 Kg)


para cada uno de los niveles.

4.2.4.2 TEST DE MANTENIMIENTO POTENCIA MAX (Pmax)

A los deportistas se les pidió que realizaran el máximo número de repeticiones


posibles generando la máxima potencia. El test finalizaba cuando la potencia
disminuía del 90% de la potencia máxima generada. Se guardaba para el
análisis todas las repeticiones realizadas. Y mediante un software generado
para el estudio se determinó, a partir del valor máximo medio encontrado, el
número de repeticiones que habían podido mantener por encima del 90% de
ese valor.

Figura 4.4. Ejemplo del registro de las repeticiones


de mantenimiento Pmax

186
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

4.2.4.3 TEST RPA (“repeated power ability”)

El test RPA consistió en la realización de 15 series de 5 repeticiones a la


máxima intensidad del ejercicio de lunge lateral en VP con un intervalo de
descanso de 20 s entre series. Se consideró en la valoración, la media de cada
repetición, el índice de fatiga, definido como el porcentaje de decrecimiento del
rendimiento de la serie, la potencia promedio del ejercicio y la potencia máxima
del ejercicio.

4.2.5 TEST DE CRCD

El ejercicio de máxima intensidad con cambios de dirección repetidos se realizó


en una pista de parquet e incluyó 15 repeticiones de acciones máximas de 25
m involucrando 4 cambios de dirección cada 5 m con un ángulo en los cambios
de dirección de 135º y una recuperación de 20 s entre repeticiones.

4.3 ANÁLISIS ESTADÍSTICO

Los datos fueron analizados con el paquete estadístico SPSS versión 15 para
Windows (SPSS inc., Chicago IL, USA). Se calcularon las medias y la
desviación estandar (DS) para todas las variables de los ejercicios analizados.

El test de Kolmogorov-Smirnov fue utilizado para valorar la normalidad de la


distribución. La homogeneidad de varianza fue testada por el test de Levene.
Después de confirmar la distribución normal se consideró usar las técnicas
estadísticas paramétricas.

Se calculó el coeficiente de correlación intraclase (CCI) para determinar la


fiabilidad test-retest (Weir, 2005), empleándose el coeficiente de variación
como medida de precisión (Hopkins, 2000). La fiabilidad relativa y absoluta fue
determinada valorando la media de las tres mejores repeticiones de potencia
máxima de cada carga (nivel 1 hasta nivel 4 en VP)

Para la evolución de la curva carga-potencia se empleó un diseño mixto


ANOVA de medidas repetidas (4 x 2 x 2) para la carga, pierna y fase en las
variables de potencia máxima.

187
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

En el ejercicio de RPA se empleó un diseño mixto ANOVA de medidas


repetidas (3 x 2 x 2) para evaluar el tiempo (series), fase (excéntrica-
concéntrica) y pierna (derecha-izquierda) para la variable potencia media .
La relación entre el rendimiento en el ejercicio ERCD y las diferentes
manifestaciones de potencia fue determinado mediante una correlación de
Pearson (r)

En todos los casos la significación estadística se situó al nivel de p <0.05 para


todas las variables medidas.

4.4 RESULTADOS
4.4.1 EJERCICIOS DE POTENCIA

En la figura 4.5 se muestra la evolución de la curva carga-potencia siendo P1 la


carga más cercana a la velocidad y P4 la carga más cercana a la fuerza.

CURVA CARGA-POTENCIA

Figura 4.5. Curva carga-potencia

Se encontraron diferencias significativas en la interacción pierna x tiempo en el


ejercicio RPA apreciándose un porcentaje similar en la disminución de potencia
en las dos fases del ejercicio (concéntrica-excéntrica) entre la media de
potencia de las primeras 5 series y las 5 últimas series en la pierna
izquierda.(ver figura 4.6).

Los datos de fiabilidad y precisión se muestran en la tabla 4.1.

Se presentan únicamente los datos de la pierna derecha ya que los valores de


la pierna izquierda se descartaron para el análisis y discusión posterior del
estudio. Se aprecia una alta estabilidad en el test-retest sobre todo en la carga
P1 y P2 tanto para la fase concéntrica como para la fase excéntrica.
188
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

B
B

Figura 4.6. Diferencias de la evolución


de la potencia media durante las series
realizadas en el ejercicio RPA entre las
piernas .A: concentrica; B: Excéntrica

Tabla 4.1. Datos de fiabilidad y precisión para las diferentes cargas


CARGAS PARA PIERNA DERECHA CV (%) CCI Pearson r
P1_con 8,9 0,81 0,78*
P1_exc 0,51 0,79 0,85*
P2_con 5,17 0,80 0,68*
P2_exc 6,69 0,80 0,73*
P3_con 12,99 0,95 0,88*
P3_exc 21,79 0,81 0,63*
P4_con 8,48 0,95 0,88*
P4_exc 18 0,51 0,58*
P1 es la carga más baja y P4 és la carga más alta
P1_con= Carga 1 en fase concéntrica; P1_exc= Carga 1 en fase excéntrica
P2_con= Carga 2 en fase concéntrica; P2_exc= Carga 2 en fase excéntrica
P3_con= Carga 3 en fase concéntrica; P3_exc= Carga 3 en fase excéntrica
P4_con= Carga 4 en fase concéntrica; P3_exc= Carga 4 en fase excéntrica
* . La correlación es significativa al nivel 0,05 (bilateral).

Las correlaciones entre las variables analizadas de los tests comparados


(mantenimiento potencia máxima, valoración potencia máxima y RPA) se
muestran en la tabla 4.2. Se aprecia cómo el mantenimiento de potencia es
independiente de las otras manifestaciones de potencia, no siendo así en el
caso de la RPA que correlaciona significativamente con la potencia máxima.

189
Tabla 4.2. Relación entre las estructuras de ejercicios de potencia analizados (correlaciones)

Correlaciones RPA_Promedio_con RPA_Promedio_exc RPA_Min_con RPA_Min_exc mant_Pmed mant_Pmax Pmed_con Pmed_exc

RPA_Promedio_con 1

RPA_Promedio_exc -,839(**) 1
III.PARTE EXPERIMENTAL

RPA_Min_con ,985(**) -,796(**) 1

RPA_Min_exc -,801(**) ,984(**) -,778(**) 1

mant_Pmed 0,103 0,046 0,187 -0,015 1

mant_Pmax ,527(*) -0,333 ,525(*) -0,303 ,609(**) 1

190
Pmed_con ,758(**) -,716(**) ,780(**) -,706(**) 0,178 0,414 1

Pmed_exc -,735(**) ,800(**) -,737(**) ,787(**) -0,016 -0,317 -,963(**) 1

RPA_promedio_con= Potencia promedio de las 15 series en la fase concéntrica en el test RPA;RPA_Promedio_exc= Potencia promedio de las 15 series en la fase excéntrica en el
test RPA; RPA_Min_con= Valor máximo de potencia de las 15 series en la fase concéntrica en el test RPA;RPA_Min_exc= Valor máximo de potencia de las 15 series en la fase
concéntrica en el test RPA;mant_Pmed= Nº repeticiones por encima del 90% de la Pmed en el test de mantenimiento de potencia; mant_Pmax= Nº repeticiones por encima del 90%
de la Pmax en el test de mantenimiento de potencia; Pmed_con= Valor máximo de Pmed en la fase concéntrica del test de valoración de Potencia Máxima;Pmed_exc= Valor
máximo de Pmed en la fase excéntrica del test de valoración de Potencia Máxima

**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).


* . La correlación es significativa al nivel 0,05 (bilateral).
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo
ESTUDIO 4
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

4.4.2 RELACIÓN EJERCICIOS DE POTENCIA CON CRCD

Las correlaciones entre las variables analizadas (mantenimiento potencia


máxima, valoración potencia máxima y RPA) y con el RCD se muestran en la
tabla 4.3. Solo se aprecia una correlación significativa entre el ejercicio de
potencia máxima (Pmax-exc) y el IF, no encontrándose otras variables que
correlacionen con el ejercicio de RCD.

Tabla 4.3. Correlaciones entre la Potencia máxima de la pierna derecha y el


ejercicio RCD

Prom_ERCD Min_ERCD IF_ERCD


DERECHA
Pmed_con 0,057 -0,108 0,371
Pmed_exc -0,170 -0,010 -0,398
Pmax_con 0,106 0,027 0,197
Pmax_exc -0,075 0,143 -,499(*)
Pmed_con= Potencia media concentrica;
Pmed_exc=potencia media excéntrica;
Pmax_con= Potencia máxima concéntrica;
Pmax_exc= Potencia máxima excéntrica;
Prom_ERCD= Tiempo promedio del ejercicio de repetir cambios de dirección;
Min_ERCD= Tiempo mínimo del ejercicio de repetir cambios de dirección;
IF_ERCD= Índice de Fatiga del ejercicio de repetir cambios de dirección

*. La correlación es significativa al nivel 0,05 (bilateral).

191
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

Tabla 4.4. Correlaciones entre la RPA y mantenimiento de la potencia de la pierna


izquierda y derecha y el ejercicio RCD

Prom_ERCD Min_ERCD IF_ERCD


mant_Pmax_IZQ -0,313 -0,274 -0,186
mant_Pmed_IZQ 0,073 0,139 -0,109
mant_Pmax_DER -0,298 -0,391 0,105
mant_Pmed_DER -0,259 -0,370 0,164
Pmed
RPA_DER_Promedio_con -0,145 -0,239 0,149
RPA_DER_Promedio_exc -0,012 0,061 -0,159
RPA_DER_Min_con -0,084 -0,221 0,263
RPA_DER_Min_exc -0,026 0,063 -0,199
Pmed
RPA_IZQ_Promedio_con 0,045 -0,106 0,357
RPA_IZQ_Promedio_exc -0,110 -0,006 -0,274
RPA_IZQ_Min_con 0,065 -0,057 0,284
RPA_IZQ_Min_exc -0,183 -0,115 -0,207
mant_Pmax_IZQ= Mantenimiento de la potencia máxima de la pierna Izquierda; mant_Pmed_IZQ=
Mantenimiento de la potencia media de la pierna Izquierda; mant_Pmax_DER= Mantenimiento de la
potencia máxima de la pierna Derecha; mant_Pmed_DER= Mantenimiento de la potencia media de
la pierna Derecha; Pmed= Potencia media; RPA_DER_Promedio_con= Valor promedio del ejercicio
de repetir potencia de la pierna derecha en la fase concéntrica; RPA_DER_Promedio_exc= Valor
promedio del ejercicio de repetir potencia de la pierna derecha en la fase excéntrica;
RPA_DER_Min_con= Valor mínimo del ejercicio de repetir potencia de la pierna derecha en la fase
concéntrica; RPA_DER_Min_exc= Valor mínimo del ejercicio de repetir potencia de la pierna derecha
en la fase excéntrica; RPA_IZQ_Promedio_con= Valor promedio del ejercicio de repetir potencia de
la pierna izquierda en la fase concéntrica; RPA_IZQ_Promedio_exc= Valor promedio del ejercicio de
repetir potencia de la pierna iizquierda en la fase excéntrica; RPA_IZQ_Min_con= Valor mínimo del
ejercicio de repetir potencia de la pierna izquierda en la fase concéntrica; RPA_IZQ_Min_exc= Valor
mínimo del ejercicio de repetir potencia de la pierna izquierda en la fase excéntrica; Prom_ERCD=
Tiempo promedio del ejercicio de repetir cambios de dirección; Min_ERCD= Tiempo mínimo del
ejercicio de repetir cambios de dirección; IF_ERCD= Índice de Fatiga del ejercicio de repetir cambios
de dirección
**. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significativa al nivel 0,05 (bilateral).

192
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

4.5 DISCUSIÓN

El principal objetivo de este estudio ha sido examinar la relación entre la


potencia obtenida en el lunge lateral con VP y el rendimiento obtenido en un
ejercicio de velocidad de cambio de dirección y un ejercicio de CRCD. Hemos
encontrado suficientes evidencias para secundar la hipótesis de que existe una
alta relación entre la potencia generada en la fase excéntrica del movimiento y
la capacidad de repetir cambios de dirección. No obstante aunque la
reproducibilidad encontrada en el test retest para todas las variables
controladas fue buena para la pierna derecha (P1, concentrico: CCI=
0,81;CV=8,9%/excéntrico: CCI= 0,79;CV=0,51), solamente fue aceptable para
la pierna izquierda que mayoritariamente correspondió a la pierna no
dominante. Atribuimos esta diferencia a una supuesta diferencia en el control
coordinativo que algunos autores han relacionado con un mayor riesgo de
lesión (Knapik, Bauman, Jones, Harris, & Vaughan, 1991). Estos resultados
nos condujeron a elegir la carga 1 para los ejercicios de mantenimiento de
potencia máxima y RPA por ser la más estable, la carga con la que los sujetos
más se habían familiarizado y por ser la más orientada al espectro fuerza-
velocidad.

Otro de los objetivos de este estudio fue el comprobar la independencia de


naturaleza entre los tres protocolos de trabajo de potencia (la potencia máxima,
el mantenimiento de la potencia y la capacidad de repetir potencia con
recuperación incompleta (RPA) realizado sobre un ejercicio, lunge lateral, en
una VP. Chiu i Salem (2006) han sido los únicos en estudiar y comparar
posibles variaciones en el trabajo con VP, encontrando diferencias en la
cinemática articular en comparación con ejercicios de carga tradicionales.

En el análisis de nuestros resultados, referentes a la evolución del espectro de


carga-potencia (figura 4.5), comprobamos que en el ejercicio de Lunge Lateral
en VP los niveles de intensidad tienen una tendencia a disminuir debido a la
modificación de la posición de la pequeña polea que transmite la fuerza desde
el cono al ejecutante. Estos resultados son similares a los datos presentados
por (Tous, 2010).

193
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

En el ejercicio de mantenimiento de potencia máxima los sujetos eran capaces


de mantenerla, una media de 6 ± 2 repeticiones tanto con la pierna derecha
como con la pierna izquierda. Nuestros resultados están de acuerdo con los
trabajos de (Baker & Newton, 2007), donde en el análisis de las repeticiones
máximas mantenidas (del 100% al 90% de la potencia máxima) en un ejercicio
de squat, sus sujetos eran capaces de realizar entre 6 y 8 repeticiones.

En el ejercicio de RPA con tiempo de recuperación incompleta comprobamos


un mantenimiento de lo niveles de potencia de la pierna derecha no siendo así
en la pierna izquierda donde se reflejó una disminución del rendimiento del 8%
en fase concéntrica y 9% en fase excéntrica. De hecho, patrones de la
coordinación muscular, según lo dispuesto por el sistema nervioso cambian
con la fatiga. Por ejemplo, durante los sprints de ciclismo intermitente, el tiempo
de activación (controlado por EMG) entre los extensores y flexores de la rodilla
se modifica para superar las limitaciones de la fatiga (Billaut, et al., 2005).Otros
estudios de fatiga máxima con ejercicios de CEA también encontraron
eficiencia durante los ejercicios debido a posibles estrategias de los grupos
musculares tanto a nivel intermuscular como intramuscular para compensar la
fatiga y poder mantener el rendimiento (Morio, et al., 2011). Lo que sugieren
estos resultados es que principalmente los sujetos diestros, gracias a las
posibles variaciones biomecánicas y fisiológicas realizadas durante las
repeticiones del ejercicio, llegan a mantener la intensidad de trabajo con la
pierna dominante hasta el final del trabajo propuesto, aspecto que no pasa con
la pierna no dominante, que ve disminuido su rendimiento al finalizar el
ejercicio. Estos resultados, a nuestro entender, son muy relevantes y se
relacionan con los presentados por Young et al. (2002) y Hoffman (2007) y
refuerzan en cierta manera los resultados obtenidos en el segundo estudio de
esta tesis, donde se detecta que el rendimiento de las piernas en la RCD es
diferente, pudiéndose mantener niveles altos de CRCD con mayor implicación
de la pierna dominante, lo que significa que se deberían tener en cuenta las
siguientes consideraciones; aumento de las diferencias en la potencia
generada por cada una de las piernas al finalizar un ejercicio fatigante de
CRCD y detectándose la mayor disminución de potencia en la pierna no

194
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

dominante lo cual debería tenerse en cuenta en el trabajo destinado,


fundamentalmente, a prevenir lesiones.

Los resultados respecto a la independencia entre las manifestaciones de


potencia reflejan una independencia entre las manifestaciones de potencia
máxima y mantenimiento de la potencia, excepto en el ejercicio RPA que refleja
en todas sus variables, tanto en el promedio como en sus valores máximos de
potencia y en su fase concéntrica (r=0,75;0,78) así como en su fase excéntrica
(r=0,71;0,70), una correlación relativamente elevada con los valores de
potencia máxima.

Se sugiere, por tanto, que el entrenamiento dirigido a la mejora de la potencia


máxima y el mantenimiento de la potencia debe contemplar que los cambios en
los valores de potencia máxima y de mantenimiento de la potencia pueden ser
diferentes, aspecto muy importante a tener en cuenta por los preparadores
físicos y entrenadores.

No se han encontrado correlaciones significativas entre los valores de potencia


y el rendimiento obtenido en el ejercicio de CRCD. Sin embargo, los valores de
Pmax obtenidos referentes a la potencia de la fase excéntrica correlacionaron
significativamente con el IF del ejercicio de CRCD (r=0,49). Probablemente
debamos atribuir este resultado a que las demandas de fuerza excéntrica de la
pierna externa durante el cambio de dirección fueron similares a las que se
solicitan durante el lunge lateral con VP.

No obstante, la Pmax excéntrica no correlacionó significativamente con el tiempo


mínimo de RCD, sugiriendo que un nivel alto de potencia excéntrica nos
permitiría mantener mayor rendimiento en las acciones RCD. Estos resultados
han sido similares a los de otros estudios que sugieren que la fuerza excéntrica
es un factor condicionante en el rendimiento del cambio de dirección (Brughelli,
et al., 2008; McBride, et al., 2002).

Sin embargo, debemos resaltar que la velocidad de cambio de dirección es una


capacidad compleja (Brughelli, et al., 2008; Salaj & Markovic, 2011; Sheppard
& Young, 2006), considerándose un número de factores importantes en su

195
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

determinación, incluyendo, técnica de ejecución (Dempsey, et al., 2009;


Dempsey, et al., 2007; Sayers, et al., 2000), capacidades musculares de las
piernas (fuerza, potencia y fuerza reactiva) (Barnes, et al., 2007; Graham-Smith
& Lees, 2005; Young, et al., 2002), así como la velocidad lineal (Gabbett, Kelly,
et al., 2008; Vescovi, et al., 2007) que no han sido analizados en esta tesis.

Tampoco nosotros hemos encontrado una relación clara entre el ejercicio lunge
lateral con VP realizado con diferentes niveles de resistencia y el mejor tiempo
en el ejercicio de RCD.

En cuanto a la fuerza, nuestro estudio no aclara la posible orientación a una


dirección (lateral), sobre una acción muscular (excéntrica) con un tiempo mayor
durante esa fase. Diferentes autores han establecido el tiempo de contacto,
como un elemento determinante en el rendimiento del cambio de dirección y,
en este sentido, Young (2001) y Tominaga (2010) sugirieron en sus estudios
que los jugadores con menor tiempo de contacto en la fase de deceleración y
aceleración de la pierna externa son los que mayor rendimiento tienen en la
velocidad de cambio de dirección. En este sentido se podría afirmar que un
mejor rendimiento en el drop jump (fuerza reactiva rápida) puede ser un criterio
discriminativo. Otros autores sugieren que una fuerza reactiva baja (valorado
como rendimiento en CMJ) (Barnes, et al., 2007), es importante en el nivel de
velocidad de cambio de dirección al encontrar tiempos de contacto mayores de
0,4 s en el cambio de dirección, similar al tiempo de duración de la fase de
acción de un CMJ, igual o mayor de 0,5 s. (Jones, et al., 2009).

La relación entre la velocidad de cambio de dirección y la fuerza muscular de


piernas (Graham-Smith & Lees, 2005; Jones, et al., 2009; Markovic, et al.,
2007) así como su mejora siguiendo diferentes protocolos de entrenamiento de
la fuerza (Cronin, et al., 2003; Hoffman, et al., 2005; Jovanovic, et al., 2010;
Tricoli, et al., 2005) ha sido ampliamente estudiada, no siendo así el
rendimiento de la fuerza en los ejercicios intermitentes de alta intensidad .

Solamente hemos encontrado en la literatura científica cuatro estudios que se


han centrado en la relación de la fuerza con el rendimiento en ejercicio
intermitentes de alta intensidad (Bogdanis, et al., 2011a; Buchheit, Mendez-
196
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

Villanueva, Delhomel, et al., 2010; Haj-Sassi, et al., 2011; Hill-Haas, et al.,


2007). Aunque los cuatro difieren de nuestros objetivos al valorar la CRS y
siendo tres de ellos estudios longitudinales que se centran en la evolución de la
fuerza siguiendo protocolos de entrenamiento.

Bucheit et al. (2010) compararon dos medios de entrenamiento, uno específico


de RS y otro tradicional de fuerza explosiva. En sus resultados sugieren que el
entrenamiento provoca adaptaciones específicas, no encontrando mejoras
significativas en el rendimiento de ejercicio de RS después de entrenamiento
de fuerza explosiva. En nuestro estudio no encontramos correlaciones
significativas entre ningún valor de evaluación de la potencia máxima generada
y los ejercicios de cambio de dirección y de RCD, salvo en la fase excéntrica,
sugiriendo que es posible que los ejercicios con orientación a la potencia
máxima prioricen o acentúen la acción excéntrica mejorando el rendimiento de
la CRCD.

Por otro lado Hill-Haas (2007) describieron que el tiempo de recuperación entre
series de ejercicios de resistencia a la fuerza podían condicionar las
adaptaciones en un ejercicio de CRS. Detectaron que aún encontrando
mejoras de fuerza de piernas significativas en el protocolo de entrenamiento
con recuperaciones largas (80 s) las mejoras en la CRS fueron relevantes
cuando el tiempo de recuperación entre series fue reducido (20 s). Aunque
estos resultados no pueden ser comparables directamente con nuestro estudio,
ya que como se describe en estudios anteriores la CRCD y CRS son
capacidades independientes y las variables analizadas son diferentes,
podemos relacionarlos cuando la densidad de trabajo es similar. En nuestro
caso se creó un protocolo de ejercicio RCD buscando la simultaneidad entre la
fuerza muscular y el desarrollo de la resistencia. No obstante, no se
encontraron correlaciones altas entre diferentes manifestaciones de potencia
con el ejercicio de RCD diseñado. Por otro lado Bogdanis (2011) analizando la
las mejoras de la CRS después de comparar dos entrenamientos de fuerza
para el tren inferior, encontraron que el entrenamiento con cargas altas
mejoraba más, sobretodo al final del test, que el entrenamiento con cargas
moderadas. Esto no excluye que un protocolo de entrenamiento con
197
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

densidades diferentes manteniendo un tiempo de recuperación reducido no


pudiera permitir mejoras del rendimiento de la CRCD.

La discrepancia entre muchos de los estudios que han analizado la relación


entre el cambio de dirección y diferentes manifestaciones de fuerza se debe en
parte a la falta de consenso en las pruebas utilizadas y en los métodos de
medición de la fuerza utilizada (Jones, et al., 2009). En el caso de este estudio
los resultados expresados se han de atender con precaución, al encontrar
diferentes limitaciones. El ejercicio seleccionado aunque era conocido por los
jugadores era un ejercicio de fuerza complejo que, probablemente, hubiera
requerido mayor tiempo de práctica sobre todo sobre la pierna no dominante.
Aunque se pidió máximo control en la ejecución del ejercicio estableciéndose
los límites de amplitud de movimiento de la rodilla y controlando en todo
momento al jugador para que no modificara la rotación de cadera y posición de
brazos, sabemos que pequeñas variaciones podían modificar substancialmente
el rendimiento del ejercicio.

Estas leves variaciones se aprecian en la realidad del deporte como forma de


compensación a la fatiga y deberían tenerse en cuenta. En la prueba de series
de repetición con tiempos de recuperación baja, se apreció como, aún
realizando leves modificaciones, la pierna no dominante reflejó fatiga por
disminución de los niveles de potencia generados, tanto en la fase concéntrica
como excéntrica.

Aún teniendo en cuenta estas limitaciones las conclusiones de este estudio nos
permiten confirmar que la manifestación de mantener la potencia y la
valoración de la potencia máxima a diferentes cargas se pueden considerar
capacidades independientes.

La estructura de ejercicio con series de 5 repeticiones con descanso de 20 s,


simulando la densidad del ejercicio de capacidad de repetir cambios de
dirección no ha reflejado ser una manifestación independiente, posiblemente
debido a las variaciones biomecánicas y musculares realizadas por los sujetos
para compensar la fatiga. Evidenciándose que en la pierna no dominante aún

198
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

modificando los patrones encontrábamos fatiga, aspecto importante para


posteriores estudios.

Los resultados sobre las correlaciones de las manifestaciones de fuerza con el


ejercicio de RCD sugieren que para conseguir mejoras en el rendimiento de la
CRCD, los deportistas deberían mejorar su potencia máxima excéntrica.

Estudios futuros deberían incorporar el uso de la tecnología isoinercial (VP) con


este ejercicio unilateral para confirmar los resultados obtenidos.

199
III.PARTE EXPERIMENTAL ESTUDIO 4
Relaciones entre la CRCD y diferentes manifestaciones de potencia en deportistas de equipo

200
III.PARTE EXPERIMENTAL CONCLUSIONES

CONCLUSIONES ESTUDIOS

201
III.PARTE EXPERIMENTAL CONCLUSIONES

202
III.PARTE EXPERIMENTAL CONCLUSIONES

CONCLUSIONES DEL ESTUDIO 1:

1. Se puede considerar la CRCD como una capacidad independiente.

CONCLUSIONES DEL ESTUDIO 2:

2. Los ejercicios de RS o con cambios de dirección provocan respuestas


agudas diferentes sobre las propiedades mecánicas y contráctiles de los
músculos implicados

3. Las diferencias en las respuestas agudas se acentúan sobre la pierna


dominante.

CONCLUSIONES DEL ESTUDIO 3:

4. El añadir un entrenamiento RCD a un programa de entrenamiento


específico de hockey induce un aumento considerable en la CRCD

5. Un programa ERCD de 12 sesiones, dos veces por semana en un


periodo de 6 semanas, es efectivo para mejorar la CRCD de forma
específica manteniendo el nivel de la CRS.

6. Con sólo 5 minutos de entrenamiento adicional (26 min por sesión de


volumen total incluyendo periodos de recuperación) de un entrenamiento
específico de CRCD encontramos un substancial incremento del
rendimiento de esta capacidad (11% en mejora tiempo y 15% en tiempo
medio) demostrando ser una intervención eficiente en el tiempo

CONCLUSIONES DEL ESTUDIO 4:

7. La manifestación de mantener la potencia y la valoración de la potencia


máxima a diferentes cargas se pueden considerar capacidades
independientes.

203
III.PARTE EXPERIMENTAL CONCLUSIONES

8. Los deportistas deberían mejorar su potencia máxima excéntrica para


conseguir mejoras en el rendimiento de la CRCD.

204
III. PARTE EXPERIMENTAL PERSPECTIVAS DE FUTURO

PERSPECTIVAS DE FUTURO

205
III. PARTE EXPERIMENTAL PERSPECTIVAS DE FUTURO

206
III. PARTE EXPERIMENTAL PERSPECTIVAS DE FUTURO

En esta tesis se ha presentado la CRCD como una capacidad independiente e


importante para los deportes de equipo y de raqueta. Es necesario seguir
trabajando en las necesidades de conocimiento acerca de esta capacidad.

Por un lado es necesario desarrollar tecnología que permita analizar y medir de


forma más concisa los movimientos específicos en estos deportes, y a su vez
que nos den más información acerca de las posibles diferencias en los
patrones específicos de los propios jugadores, sobre todo en las acciones de
cambio de dirección y la repetición de estas acciones.

Por otra parte, el hecho de que se considere la CRCD como una capacidad y a
su vez como un posible método de entrenamiento eficaz para estos deportes
de situación, hace necesario ampliar por un lado las mejoras asociadas al
entrenamiento de esta capacidad y por otro lado ampliar la investigación
acerca de las variables que condicionan su mejora.

También se hace necesario para la comprensión de las variaciones


coordinativas que se han mostrado, ampliar el conocimiento sobre las variables
biomecánicas que se modifican durante la actividad en las acciones de RCD.

Es por ello que consideramos que en este campo hay verdaderamente un


amplio margen de investigación.

207
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

208
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA

209
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

210
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Abrantes, C., Maçãs, V., & Sampaio, J. (2004). Variation in football players'
sprint test performance across different ages and levels of competition.
Journal of Sports Science and Medicine 3 (YISI 1), 44-49.
Abt, G., Reaburn, P., Holmes, M., Gear, T. (2003). Changes in the peak sprint
during prolonged high intermittent exercise that simulates team sport
play. 5th World Congress on Science and Football (Vol. 42, pp. 11-15).
Lisboa: Book of Abstract.
Alves, J., Rebelo, A. N., & Sampaio, J. (2010). Short-Term Effects Of Complex
And Contrast Training In Soccer Players Vertical Jump, Sprint, And
Agility Abilities. Journal Of Strength And Conditioning Research, 24, 936-
941.
Askling, C., Karlsson, J., & Thorstensson, A. (2003). Hamstring injury
occurrence in elite soccer players after preseason strength training with
eccentric overload. Scandinavian journal of medicine & science in sports,
13(4), 244-250.
Atkinson, G., & Nevill, A. M. (1998). Statistical methods for assessing
measurement error (reliability) in variables relevant to sports medicine.
Sports Medicine, 26(4), 217-238.
Aughey, R. J. (2010). Applications of GPS technologies to field sports.
International Journal of Sports Physiology and Performance, 6(3), 295-
310.
Aziz, A. R., Chia, M., & Teh, K. C. (2000). The relationship between maximal
oxygen uptake and repeated sprint performance indices in field hockey
and soccer players. The Journal of sports medicine and physical fitness,
40(3), 195-200.
Aziz, A. R., Mukherjee, S., Chia, M. Y., & Teh, K. C. (2007). Relationship
between measured maximal oxygen uptake and aerobic endurance
performance with running repeated sprint ability in young elite soccer
players. The Journal of sports medicine and physical fitness, 47(4), 401-
407.
Aziz, A. R., Mukherjee, S., Chia, M. Y., & Teh, K. C. (2008). Validity of the
running repeated sprint ability test among playing positions and level of
competitiveness in trained soccer players. International journal of sports
medicine, 29(10), 833-838.
Bailey, S. J., Wilkerson, D. P., Dimenna, F. J., & Jones, A. M. (2009). Influence
of repeated sprint training on pulmonary O2 uptake and muscle
deoxygenation kinetics in humans. Journal of Applied Physiology, 106(6),
1875-1887.
Baker, D. G., & Newton, R. U. (2007). Change in power output across a high-
repetition set of bench throws and jump squats in highly trained athletes.
Journal of strength and conditioning research 21(4), 1007-1011.
Baker, J., Ramsbottom, R., & Hazeldine, R. (1993). Maximal shuttle running
over 40 m as a measure of anaerobic performance. British journal of
sports medicine, 27(4), 228-232.
Balsom, P., Soderlund, K., Sjodin, B., & Ekblom, B. (1995). Skeletal muscle
metabolism during short duration high-intensity exercise: influence of
creatine supplementation. . Acta Physiologica Scandinavica, 1154, 303-
310.
Balsom, P. D., Ekblom, B., & Sjodin, B. (1994). Enhanced oxygen availability
during high intensity intermittent exercise decreases anaerobic

211
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

metabolite concentrations in blood. Acta Physiologica Scandinavica,


150(4), 455-456.
Balsom, P. D., Gaitanos, G. C., Ekblom, B., & Sjodin, B. (1994). Reduced
oxygen availability during high intensity intermittent exercise impairs
performance. Acta Physiologica Scandinavica, 152(3), 279-285.
Balsom, P. D., Seger, J. Y., Sjodin, B., & Ekblom, B. (1992a). Maximal-intensity
intermittent exercise: effect of recovery duration. International journal of
sports medicine, 13(7), 528-533.
Balsom, P. D., Seger, J. Y., Sjodin, B., & Ekblom, B. (1992b). Physiological
responses to maximal intensity intermittent exercise. European journal of
applied physiology and occupational physiology, 65(2), 144-149.
Bangsbo, J. (1994a). Energy demands in competitive soccer. J Sports Sci, 12
Spec No, S5-12.
Bangsbo, J. (1994b). The physiology of soccer--with special reference to
intense intermittent exercise. Acta Physiologica Scandinavica.
Suplementum, 619, 1-155.
Bangsbo, J., Iaia, F. M., & Krustrup, P. (2007). Metabolic response and fatigue
in soccer. International Journal of Sports Physiology and Performance,
2(2), 111-127.
Bangsbo, J., Juel, C., Hellsten, Y., & Saltin, B. (1997). Dissociation between
lactate and proton exchange in muscle during intense exercise in man. J
Physiol, 504 ( Pt 2), 489-499.
Bangsbo, J., Mohr, M., & Krustrup, P. (2006). Physical and metabolic demands
of training and match-play in the elite football player. Journal of Sports
Sciences, 24(7), 665-674.
Bangsbo, J., Norrgaard, L., & Thorso, F. (1991). Activity profile of competition
soccer. Canadian Journal of Sport Sciences, 16(2), 110-116.
Barbero-Alvarez, J. C., Soto, V. M., Barbero-Alvarez, V., & Granda-Vera, J.
(2008). Match analysis and heart rate of futsal players during
competition. Journal of Sports Sciences, 26(1), 63-73.
Barnes, J. L., Schilling, B. K., Falvo, M. J., Weiss, L. W., Creasy, A. K., & Fry, A.
C. (2007). Relationship of jumping and agility performance in female
volleyball athletes. Journal of strength and conditioning research 21(4),
1192-1196.
Ben Abdelkrim, N., Castagna, C., Jabri, I., Battikh, T., El Fazaa, S., & El Ati, J.
(2010). Activity profile and physiological requirements of junior elite
basketball players in relation to aerobic-anaerobic fitness. Journal of
strength and conditioning research 24(9), 2330-2342.
Ben Abdelkrim, N., Chaouachi, A., Chamari, K., Chtara, M., & Castagna, C.
(2010). Positional role and competitive-level differences in elite-level
men's basketball players. Journal of strength and conditioning research,
24(5), 1346-1355.
Ben Abdelkrim, N., El Fazaa, S., & El Ati, J. (2007). Time-motion analysis and
physiological data of elite under-19-year-old basketball players during
competition. British Journal of Sports Medicine, 41(2), 69-75; discussion
75.
Bencke, J., Naesborg, H., Simonsen, E. B., & Klausen, K. (2000). Motor pattern
of the knee joint muscles during side-step cutting in European team
handball. Influence on muscular co-ordination after an intervention study.
Scandinavian journal of medicine & science in sports, 10(2), 68-77.

212
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Berg, H. E., Dudley, G. A., Hather, B., & Tesch, P. A. (1993). Work capacity and
metabolic and morphologic characteristics of the human quadriceps
muscle in response to unloading. Clinical physiology (Oxford, England),
13(4), 337-347.
Berg, H. E., & Tesch, A. (1994). A gravity-independent ergometer to be used for
resistance training in space. Aviation, space, and environmental
medicine, 65(8), 752-756.
Besier, T. F., Lloyd, D. G., & Ackland, T. R. (2003). Muscle activation strategies
at the knee during running and cutting maneuvers. Medicine and science
in sports and exercise, 35(1), 119-127.
Besier, T. F., Lloyd, D. G., Ackland, T. R., & Cochrane, J. L. (2001). Anticipatory
effects on knee joint loading during running and cutting maneuvers.
Medicine and science in sports and exercise, 33(7), 1176-1181.
Besier, T. F., Lloyd, D. G., Cochrane, J. L., & Ackland, T. R. (2001). External
loading of the knee joint during running and cutting maneuvers. Medicine
and science in sports and exercise, 33(7), 1168-1175.
Billat, L. V. (2001). Interval training for performance: a scientific and empirical
practice. Special recommendations for middle- and long-distance
running. Part II: anaerobic interval training. Sports Medicine, 31(2), 75-
90.
Billaut, F., & Basset, F. A. (2007). Effect of different recovery patterns on
repeated-sprint ability and neuromuscular responses. Journal of sports
sciences, 25(8), 905-913.
Billaut, F., Basset, F. A., & Falgairette, G. (2005). Muscle coordination changes
during intermittent cycling sprints. Neuroscience letters, 380(3), 265-269.
Billaut, F., Giacomoni, M., & Falgairette, G. (2003). Maximal intermittent cycling
exercise: effects of recovery duration and gender. Journal of Applied
Physiology, 95(4), 1632-1637.
Billaut, F., & Smith, K. (2010). Prolonged repeated-sprint ability is related to
arterial O2 desaturation in men. International journal of sports physiology
and performance, 5(2), 197-209.
Bishop, D., & Claudius, B. (2005). Effects of induced metabolic alkalosis on
prolonged intermittent-sprint performance. [H+, Buffer capacity, ayudas
ergogénicas]. Medicine and science in sports and exercise, 37(5), 759-
767.
Bishop, D., & Edge, J. (2006). Determinants of repeated-sprint ability in females
matched for single-sprint performance. European Journal of Applied
Physiology, 97(4), 373-379.
Bishop, D., Edge, J., & Goodman, C. (2004). Muscle buffer capacity and
aerobic fitness are associated with repeated-sprint ability in women.
European Journal of Applied Physiology, 92(4-5), 540-547.
Bishop, D., Girard, O., & Mendez-Villanueva, A. (2011). Repeated-sprint ability -
part II: recommendations for training. Sports Medicine, 41(9), 741-756.
Bishop, D., Lawrence, S., & Spencer, M. (2003). Predictors of repeated-sprint
ability in elite female hockey players. Journal of science and medicine in
sport / Sports Medicine Australia, 6(2), 199-209.
Bishop, D., Ruch, N., & Paun, V. (2007). Effects of active versus passive
recovery on thermoregulatory strain and performance in intermittent-
sprint exercise. Medicine and science in sports and exercise, 39(5), 872-
879.

213
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Bishop, D., Spencer, M., Duffield, R., & Lawrence, S. (2001). The validity of a
repeated sprint ability test. Journal of science and medicine in sport /
Sports Medicine Australia, 4(1), 19-29.
Bloomfield, J., Polman, R., O'Donoghue, P., & McNaughton, L. (2007). Effective
speed and agility conditioning methodology for random intermittent
dynamic type sports. Journal of strength and conditioning research 21(4),
1093-1100.
Bloomfield, J., R, P., & O'Donoghe, P. (2007). Physical demands of different
positions in FA Premier League soccer. Journal of Sports Sciences and
Medicine, 6, 63-70.
Bogdanis, G. C., Nevill, M. E., Boobis, L. H., & Lakomy, H. K. (1996).
Contribution of phosphocreatine and aerobic metabolism to energy
supply during repeated sprint exercise. Journal of Applied Physiology,
80(3), 876-884.
Bogdanis, G. C., Nevill, M. E., Boobis, L. H., Lakomy, H. K., & Nevill, A. M.
(1995). Recovery of power output and muscle metabolites following 30 s
of maximal sprint cycling in man. The Journal of physiology, 482 ( Pt 2),
467-480.
Bogdanis, G. C., Nevill, M. E., Lakomy, H. K., Graham, C. M., & Louis, G.
(1996). Effects of active recovery on power output during repeated
maximal sprint cycling. European journal of applied physiology and
occupational physiology, 74(5), 461-469.
Bogdanis, G. C., Papaspyrou, A., Souglis, A. G., Theos, A., Sotiropoulos, A., &
Maridaki, M. (2011a). Effects of two different half-squat training programs
on fatigue during repeated cycling sprints in soccer players. J Strength
Cond Res, 25(7), 1849-1856.
Bogdanis, G. C., Papaspyrou, A., Souglis, A. G., Theos, A., Sotiropoulos, A., &
Maridaki, M. (2011b). Effects of two different half-squat training programs
on fatigue during repeated cycling sprints in soccer players. Journal of
Strength and Conditioning Research, 25(7), 1849-1856.
Bradley, P. S., Mascio, M. D., Peart, D., Olsen, P., & Sheldon, B. (2009). High-
Intensity Activity Profiles of Elite Soccer Players at Different Performance
Levels. Journal of strength and conditioning research.
Bradley, P. S., Sheldon, W., Wooster, B., Olsen, P., Boanas, P., & Krustrup, P.
(2009). High-intensity running in English FA Premier League soccer
matches. Journal of Sports Sciences, 27(2), 159-168.
Brughelli, M., Cronin, J., Levin, G., & Chaouachi, A. (2008). Understanding
change of direction ability in sport: a review of resistance training studies.
Sports medicine (Auckland, N.Z), 38(12), 1045-1063.
Buchheit, M. (2012). Repeated-sprint performance in team sport players:
associations with measures of aerobic fitness, metabolic control and
locomotor function. International journal of sports medicine, 33(3), 230-
239.
Buchheit, M., Abbiss, C. R., Peiffer, J. J., & Laursen, P. B. (2012). Performance
and physiological responses during a sprint interval training session:
relationships with muscle oxygenation and pulmonary oxygen uptake
kinetics. European Journal of Applied Physiology, 112(2), 767-779.
Buchheit, M., Bishop, D., Haydar, B., Nakamura, F. Y., & Ahmaidi, S. (2010).
Physiological responses to shuttle repeated-sprint running. International
journal of sports medicine, 31(6), 402-409.

214
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Buchheit, M., Cormie, P., Abbiss, C. R., Ahmaidi, S., Nosaka, K. K., & Laursen,
P. B. (2009). Muscle deoxygenation during repeated sprint running:
Effect of active vs. passive recovery. International journal of sports
medicine, 30(6), 418-425.
Buchheit, M., Haydar, B., & Ahmaidi, S. (2012). Repeated sprints with
directional changes: do angles matter? J Sports Sci, 30(6), 555-562.
Buchheit, M., Laursen, P. B., Kuhnle, J., Ruch, D., Renaud, C., & Ahmaidi, S.
(2009). Game-based training in young elite handball players.
International journal of sports medicine, 30(4), 251-258.
Buchheit, M., Mendez-Villanueva, A., Delhomel, G., Brughelli, M., & Ahmaidi, S.
(2010). Improving Repeated Sprint Ability in Young Elite Soccer Players:
Repeated Shuttle Sprints Vs. Explosive Strength Training. Journal of
strength and conditioning research
Buchheit, M., Mendez-Villanueva, A., Quod, M., Quesnel, T., & Ahmaidi, S.
(2010). Improving acceleration and repeated sprint ability in well-trained
adolescent handball players: speed versus sprint interval training.
International journal of sports physiology and performance, 5(2), 152-
164.
Buchheit, M., Mendez-Villanueva, A., Simpson, B. M., & Bourdon, P. C. (2010).
Repeated-Sprint Sequences During Youth Soccer Matches. International
journal of sports medicine.
Buchheit, M., Millet, G. P., Parisy, A., Pourchez, S., Laursen, P. B., & Ahmaidi,
S. (2008). Supramaximal training and postexercise parasympathetic
reactivation in adolescents. Medicine and science in sports and exercise,
40(2), 362-371.
Buchheit, M., Spencer, M., & Ahmaidi, S. (2010). Reliability, usefulness, and
validity of a repeated sprint and jump ability test. International journal of
sports physiology and performance, 5(1), 3-17.
Buchheit, M., & Ufland, P. (2010). Effect of endurance training on performance
and muscle reoxygenation rate during repeated-sprint running. European
Journal of Applied Physiology.
Burgomaster, K. A., Heigenhauser, G. J., & Gibala, M. J. (2006). Effect of short-
term sprint interval training on human skeletal muscle carbohydrate
metabolism during exercise and time-trial performance. Journal of
Applied Physiology, 100(6), 2041-2047.
Buttifant, D., Graham, K. and Cross, K. (2002). Agility and speed in soccer
players are two different performance parameters. In W. Spinks, T. Reilly
& A. Murphy (Eds.), Science and football IV (pp. 329-332. ). London, :
Routledge.
Capriotti, P. V., Sherman, W. M., & Lamb, D. R. (1999). Reliability of power
output during intermittent high-intensity cycling. Med Sci Sports Exerc,
31(6), 913-915.
Carling, C., & Bloomfield, J. (2010). The effect of an early dismissal on player
work-rate in a professional soccer match. Journal of Sports and
Medicine, 13(1), 126-128.
Carling, C., Bloomfield, J., Nelsen, L., & Reilly, T. (2008). The role of motion
analysis in elite soccer: contemporary performance measurement
techniques and work rate data. Sports medicine (Auckland, N.Z), 38(10),
839-862.

215
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Carling, C., Le Gall, F., & Dupont, G. (2012). Analysis of repeated high-intensity
running performance in professional soccer. Journal of Sports Sciences,
30(4), 325-336.
Caruso, J. F., Coday, M. A., Taylor, S. T., Mason, M. L., Lutz, B. M., Ford, J. L.,
et al. (2010). Prediction of resultant testosterone concentrations from
flywheel-based resistive exercise. Aviation, space, and environmental
medicine, 81(9), 825-832.
Caruso, J. F., Hernandez, D. A., Porter, A., Schweikert, T., Saito, K., Cho, M., et
al. (2006). Integrated electromyography and performance outcomes to
inertial resistance exercise. Journal of strength and conditioning research
20(1), 151-156.
Castagna, C., Abt, G., Manzi, V., Annino, G., Padua, E., & D'Ottavio, S. (2008).
Effect of recovery mode on repeated sprint ability in young basketball
players. Journal of strength and conditioning research 22(3), 923-929.
Castagna, C., Manzi, V., D'Ottavio, S., Annino, G., Padua, E., & Bishop, D.
(2007). Relation between maximal aerobic power and the ability to repeat
sprints in young basketball players. Journal of strength and conditioning
research 21(4), 1172-1176.
Clark, R. A. (2009). The effect of training status on inter-limb joint stiffness
regulation during repeated maximal sprints. Journal of science and
medicine in sport / Sports Medicine Australia, 12(3), 406-410.
Clarke, D., & Clarke, H. (1970). Research processes in physical education,
recreation and health. Engelwood, NJ: Prentice-Hall.
Cochrane, J. L., Lloyd, D. G., Buttfield, A., Seward, H., & McGivern, J. (2007).
Characteristics of anterior cruciate ligament injuries in Australian football.
Journal of science and medicine in sport / Sports Medicine Australia,
10(2), 96-104.
Colby, S., Francisco, A., Yu, B., Kirkendall, D., Finch, M., & Garrett, W., Jr.
(2000). Electromyographic and kinematic analysis of cutting maneuvers.
Implications for anterior cruciate ligament injury. The American journal of
sports medicine, 28(2), 234-240.
Cortes, N., Onate, J., & Van Lunen, B. (2011). Pivote Task Increases Knee
Frontal Plane Loading When Compared to Sidestep and Drop-
Jump Journal of sports sciences, 29(1), 83-92. PubMed PMID:
21086213.
Cronin, J., McNair, P. J., & Marshall, R. N. (2003). The effects of bungy weight
training on muscle function and functional performance. Journal of sports
sciences, 21(1), 59-71.
Chaouachi, A., Brughelli, M., Chamari, K., Levin, G. T., Ben Abdelkrim, N.,
Laurencelle, L., et al. (2009). Lower limb maximal dynamic strength and
agility determinants in elite basketball players. Journal of Strength and
Conditioning Research, 23(5), 1570-1577.
Chaouachi, A., Manzi, V., Wong del, P., Chaalali, A., Laurencelle, L., Chamari,
K., et al. (2010). Intermittent endurance and repeated sprint ability in
soccer players. Journal of strength and conditioning research 24(10),
2663-2669.
Chaouachi, A., Vincenzo, M., Chaalali, A., Wong, D. P., Chamari, K., &
Castagna, C. (2011). Determinants analysis of change of direction ability
in elite soccer players. J Strength Cond Res.

216
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Chaudhari, A. M., Hearn, B. K., & Andriacchi, T. P. (2005). Sport-dependent


variations in arm position during single-limb landing influence knee
loading: implications for anterior cruciate ligament injury. The American
journal of sports medicine, 33(6), 824-830.
Chelladurai, P., Yuhasz, M. S., & Sipura, R. (1977). The reactive agility test.
Perceptual and motor skills, 44, 1319–1324.
Chelly, M. S., Hermassi, S., Aouadi, R., Khalifa, R., Van den Tillaar, R.,
Chamari, K., et al. (2011). Match analysis of elite adolescent team
handball players. Journal of strength and conditioning research, 25(9),
2410-2417.
Chiu, L. Z., & Salem, G. J. (2006). Comparison of joint kinetics during free
weight and flywheel resistance exercise. Journal of strength and
conditioning research 20(3), 555-562.
D'Auria, S., & Gabbett, T. (2008). A time-motion analysis of international
women's water polo match play. International Journal of Sports
Physiology and Performance, 3(3), 305-319.
da Silva, J. F., Guglielmo, L. G., & Bishop, D. (2010). Relationship between
different measures of aerobic fitness and repeated-sprint ability in elite
soccer players. Journal of strength and conditioning research 24(8),
2115-2121.
Dahmane, R., Valen i, V., Knez, N., & Er en, I. (2001). Evaluation of the ability
to make non-invasive estimation of muscle contractile properties on the
basis of the muscle belly response. Medical & biological engineering &
computing, 39(1), 51-55.
Dawson, B., Fitzsimons, M., Green, S., Goodman, C., Carey, M., & Cole, K.
(1998). Changes in performance, muscle metabolites, enzymes and fibre
types after short sprint training. European journal of applied physiology
and occupational physiology, 78(2), 163-169.
Delextrat, A., & Cohen, D. (2009). Strength, power, speed, and agility of women
basketball players according to playing position. Journal of strength and
conditioning research 23(7), 1974-1981.
Dellal, A., Keller, D., Carling, C., Chaouachi, A., Wong, D. P., & Chamari, K.
(2009). Physiologic Effects of Directional Changes in Intermittent
Exercise in Soccer Players. Journal of strength and conditioning
research
Dellal, A., Varliette, C., Owen, A., Chirico, E., & Pialoux, V. (2011a). Small-sided
games vs. interval training in amateur soccer players: effects on the
aerobic capacity and the ability to perform intermittent exercises with
changes of direction. Journal of strength and conditioning research
Dellal, A., Varliette, C., Owen, A., Chirico, E., & Pialoux, V. (2011b). Small-sided
games vs. interval training in amateur soccer players: effects on the
aerobic capacity and the ability to perform intermittent exercises with
changes of direction. J Strength Cond Res.
Dempsey, A. R., Lloyd, D. G., Elliott, B. C., Steele, J. R., & Munro, B. J. (2009).
Changing sidestep cutting technique reduces knee valgus loading. The
American journal of sports medicine, 37(11), 2194-2200.
Dempsey, A. R., Lloyd, D. G., Elliott, B. C., Steele, J. R., Munro, B. J., & Russo,
K. A. (2007). The effect of technique change on knee loads during
sidestep cutting. Medicine and science in sports and exercise, 39(10),
1765-1773.

217
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Di Salvo, V., Baron, R., Tschan, H., Calderon Montero, F. J., Bachl, N., &
Pigozzi, F. (2007). Performance characteristics according to playing
position in elite soccer. International Journal of Sports Medicine, 28(3),
222-227.
Di Salvo, V., Gregson, W., Atkinson, G., Tordoff, P., & Drust, B. (2009).
Analysis of high intensity activity in Premier League soccer. International
Journal of Sports Medicine, 30(3), 205-212.
Djordjevic, S., Valencic, V., Knez, N., Dahmane, R., jurcic-Zlobec, B., &
Bednarik, J. (2000). Contractile properties of skeletal muscles of two
groups of sportsmen-sprinters and cyclists measured by
tensiomyography. paper presented to the 2000 Pre-Olympic Congress,
Brisbane, Australia; , Abstract 220.
Draper, J. A., & Lancaster, M. G. (1985 ). The 505 Test: A test for agility in the
horizontal plane. Australian Journal of Science and Medicine in Sport 17,
15-18.
Dudley, G. A., Tesch, P. A., Harris, R. T., Golden, C. L., & Buchanan, P. (1991).
Influence of eccentric actions on the metabolic cost of resistance
exercise. Aviation Space and Environmental Medicine, 62(7), 678-682.
Dupont, G., McCall, A., Prieur, F., Millet, G. P., & Berthoin, S. (2010). Faster
oxygen uptake kinetics during recovery is related to better repeated
sprinting ability. European Journal of Applied Physiology.
Duthie, G., Pyne, D., & Hooper, S. (2005). Time motion analysis of 2001 and
2002 super 12 rugby. Journal of Sports Sciences, 23(5), 523-530.
Ebben, W. P., & Jensen, R. L. (1998). Strength training for women: debunking
myths that block opportunity. The Physician and sportsmedicine, 26(5),
86-97.
Edge, J., Bishop, D., & Goodman, C. (2006). The effects of training intensity on
muscle buffer capacity in females. European Journal of Applied
Physiology, 96(1), 97-105.
Edge, J., Bishop, D., Goodman, C., & Dawson, B. (2005). Effects of high- and
moderate-intensity training on metabolism and repeated sprints.
Medicine and science in sports and exercise, 37(11), 1975-1982.
Edge, J., Hill-Haas, S., Goodman, C., & Bishop, D. (2006). Effects of resistance
training on H+ regulation, buffer capacity, and repeated sprints. Medicine
and science in sports and exercise, 38(11), 2004-2011.
Enoka, R. M. (1996). Eccentric contractions require unique activation strategies
by the nervous system. Journal of Applied Physiology, 81(6), 2339-2346.
Enoka, R. M. (2002). Activation order of motor axons in electrically evoked
contractions. Muscle & nerve, 25(6), 763-764.
Enoka, R. M., & Stuart, D. G. (1992). Neurobiology of muscle fatigue. Journal of
Applied Physiology, 72(5), 1631-1648.
Farrow, D., Young, W., & Bruce, L. (2005). The development of a test of
reactive agility for netball: a new methodology. The Journal of sports
medicine and physical fitness, 8(1), 52-60.
Fernandez-Fernandez, J., Zimek, R., Wiewelhove, T., & Ferrauti, A. (2012a).
High-intensity interval training vs. repeated-sprint training in tennis. J
Strength Cond Res, 26(1), 53-62.
Fernandez-Fernandez, J., Zimek, R., Wiewelhove, T., & Ferrauti, A. (2012b).
High-intensity interval training vs. repeated-sprint training in tennis.
Journal of strength and conditioning research 26(1), 53-62.

218
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Fernandez, J., Mendez-Villanueva, A., & Pluim, B. M. (2006). Intensity of tennis


match play. British Journal of Sports Medicine, 40(5), 387-391;
discussion 391.
Ferrari Bravo, D., Impellizzeri, F. M., Rampinini, E., Castagna, C., Bishop, D., &
Wisloff, U. (2008a). Sprint vs. interval training in football. International
journal of sports medicine, 29(8), 668-674.
Ferrari Bravo, D., Impellizzeri, F. M., Rampinini, E., Castagna, C., Bishop, D., &
Wisloff, U. (2008b). Sprint vs. interval training in football. Int J Sports
Med, 29(8), 668-674.
Ferrauti, A., Bergeron, M. F., Pluim, B. M., & Weber, K. (2001). Physiological
responses in tennis and running with similar oxygen uptake. European
Journal of Applied Physiology, 85(1-2), 27-33.
Fitzsimons, M., Dawson, B., & Ward, D. (1993). Cycling and running tests of
repeated sprint ability. Australian Journal of Science and Medicine in
Sport Sport 25 82–87.
Ford, K. R., Myer, G. D., Toms, H. E., & Hewett, T. E. (2005). Gender
differences in the kinematics of unanticipated cutting in young athletes.
Medicine and science in sports and exercise, 37(1), 124-129.
Gabbett, T., & Benton, D. (2009). Reactive agility of rugby league players. The
Journal of sports medicine and physical fitness, 12(1), 212-214.
Gabbett, T., Kelly, J., & Pezet, T. (2008). A comparison of fitness and skill
among playing positions in sub-elite rugby league players. The Journal of
sports medicine and physical fitness, 11(6), 585-592.
Gabbett, T., Kelly, J., Ralph, S., & Driscoll, D. (2009). Physiological and
anthropometric characteristics of junior elite and sub-elite rugby league
players, with special reference to starters and non-starters. Journal of
Sports and Medicine, 12(1), 215-222.
Gabbett, T., King, T., & Jenkins, D. (2008). Applied physiology of rugby league.
Sports medicine (Auckland, N.Z), 38(2), 119-138.
Gabbett, T. J. (2010). GPS analysis of elite women's field hockey training and
competition. Journal of strength and conditioning research, 24(5), 1321-
1324.
Gaitanos, G. C., Williams, C., Boobis, L. H., & Brooks, S. (1993). Human
muscle metabolism during intermittent maximal exercise. Journal of
Applied Physiology, 75(2), 712-719.
Galpin, A. J., Li, Y., Lohnes, C. A., & Schilling, B. K. (2008). A 4-week choice
foot speed and choice reaction training program improves agility in
previously non-agility trained, but active men and women. Journal of
strength and conditioning research 22(6), 1901-1907.
Gibala, M. J., & McGee, S. L. (2008). Metabolic adaptations to short-term high-
intensity interval training: a little pain for a lot of gain? Exercise and sport
sciences reviews, 36(2), 58-63.
Girard, O., Lattier, G., Maffiuletti, N. A., Micallef, J. P., & Millet, G. P. (2008).
Neuromuscular fatigue during a prolonged intermittent exercise:
Application to tennis. Journal of Electromyography and Kynesiology,
18(6), 1038-1046.
Girard, O., Lattier, G., Micallef, J. P., & Millet, G. P. (2006). Changes in exercise
characteristics, maximal voluntary contraction, and explosive strength
during prolonged tennis playing. British journal of sports medicine, 40(6),
521-526.

219
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Girard, O., Mendez-Villanueva, A., & Bishop, D. (2011). Repeated-sprint ability -


part I: factors contributing to fatigue. Sports Med, 41(8), 673-694.
Girard, O., & Millet, G. P. (2008). Neuromuscular fatigue in racquet sports.
Neurologic clinics, 26(1), 181-194; x.
Glaister, M. (2005). Multiple sprint work : physiological responses, mechanisms
of fatigue and the influence of aerobic fitness. Sports Medicine, 35(9),
757-777.
Glaister, M., Howatson, G., Lockey, R. A., Abraham, C. S., Goodwin, J. E., &
McInnes, G. (2007). Familiarization and reliability of multiple sprint
running performance indices. Journal of strength and conditioning
research 21(3), 857-859.
Glaister, M., Howatson, G., Pattison, J. R., & McInnes, G. (2008). The reliability
and validity of fatigue measures during multiple-sprint work: an issue
revisited. J Strength Cond Res, 22(5), 1597-1601.
Glaister, M., Stone, M. H., Stewart, A. M., Hughes, M., & Moir, G. L. (2005). The
influence of recovery duration on multiple sprint cycling performance.
Journal of strength and conditioning research 19(4), 831-837.
Glaister, M., Stone, M. H., Stewart, A. M., Hughes, M. G., & Moir, G. L. (2007).
The influence of endurance training on multiple sprint cycling
performance. Journal of strength and conditioning research 21(2), 606-
612.
Glaister, M., Witmer, C., Clarke, D. W., Guers, J. J., Heller, J. L., & Moir, G. L.
(2009). Familiarization, Reliability, and Evaluation of a Multiple Sprint
Running Test Using Self-Selected Recovery Periods. Journal of strength
and conditioning research
Goosey-Tolfrey, V., Foden, E., Perret, C., & Degens, H. (2010). Effects of
inspiratory muscle training on respiratory function and repetitive sprint
performance in wheelchair basketball players. British journal of sports
medicine, 44(9), 665-668.
Graham-Smith, P., & Lees, A. (2005). A three-dimensional kinematic analysis of
the long jump take-off. Journal of sports sciences, 23(9), 891-903.
Greenhaff, P. L., Bodin, K., Soderlund, K., & Hultman, E. (1994). Effect of oral
creatine supplementation on skeletal muscle phosphocreatine
resynthesis. American Journal of Physiology, 266(5 Pt 1), E725-730.
Haj-Sassi, R., Dardouri, W., Gharbi, Z., Chaouachi, A., Mansour, H., Rabhi, A.,
et al. (2011). Reliability and validity of a new repeated agility test as a
measure of anaerobic and explosive power. Journal of strength and
conditioning research 25(2), 472-480.
Haj-Sassi, R., Haj Yahmed, M., Dardouri, W., Kachouri, M., Jerbi, C., & Gharbi,
Z. (2009a). Relationship between straight and change of direction
repeated sprint performance. Science & Sports, 24, 308-314.
Haj-Sassi, R., Haj Yahmed, M., Dardouri, W., Kachouri, M., Jerbi, C., & Gharbi,
Z. (2009b). Relationship between straight and change of direction
repeated sprint performance. Sci Sports, 24, 308-314.
Hamilton, A. L., Nevill, M. E., Brooks, S., & Williams, C. (1991). Physiological
responses to maximal intermittent exercise: differences between
endurance-trained runners and games players. Journal of sports
sciences, 9(4), 371-382.

220
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Hautier, C. A., Arsac, L. M., Deghdegh, K., Souquet, J., Belli, A., & Lacour, J. R.
(2000). Influence of fatigue on EMG/force ratio and cocontraction in
cycling. Medicine and science in sports and exercise, 32(4), 839-843.
Hazell, T. J., Macpherson, R. E., Gravelle, B. M., & Lemon, P. W. (2010). 10 or
30-s sprint interval training bouts enhance both aerobic and anaerobic
performance. European Journal of Applied Physiology, 110(1), 153-160.
Helgerud, J., Engen, L. C., Wisloff, U., & Hoff, J. (2001). Aerobic endurance
training improves soccer performance. Medicine and science in sports
and exercise, 33(11), 1925-1931.
Hill-Haas, S., Bishop, D., Dawson, B., Goodman, C., & Edge, J. (2007). Effects
of rest interval during high-repetition resistance training on strength,
aerobic fitness, and repeated-sprint ability. Journal of sports sciences,
25(6), 619-628.
Hill-Haas, S. V., Coutts, A. J., Rowsell, G. J., & Dawson, B. T. (2009). Generic
versus small-sided game training in soccer. International journal of sports
medicine, 30(9), 636-642.
Hill, A. V. (1922). The maximum work and mechanical efficiency of human
muscles, and their most economical speed. J Physiol, 56(1-2), 19-41.
Hoffman, J. R., Cooper, J., Wendell, M., & Kang, J. (2004). Comparison of
Olympic vs. traditional power lifting training programs in football players.
Journal of strength and conditioning research 18(1), 129-135.
Hoffman, J. R., Epstein, S., Einbinder, M., & Weinstein, Y. (1999). The influence
of aerobic capacity on anaerobic performance and recovery indices in
basketball players. Journal of Strength and Conditioning Research, 13
(4), 407-411.
Hoffman, J. R., Ratamess, N. A., Cooper, J. J., Kang, J., Chilakos, A., &
Faigenbaum, A. D. (2005). Comparison of loaded and unloaded jump
squat training on strength/power performance in college football players.
Journal of strength and conditioning research 19(4), 810-815.
Hoffman, J. R., Ratamess, N. A., Klatt, M., Faigenbaum, A. D., & Kang, J.
(2007). Do bilateral power deficits influence direction-specific movement
patterns? Research in sports medicine (Print), 15(2), 125-132.
Hopkins, W. G. (2000). Measures of reliability in sports medicine and science.
Sports Medicine, 30(1), 1-15.
Horita, T., Komi, P. V., Nicol, C., & Kyrolainen, H. (2002). Interaction between
pre-landing activities and stiffness regulation of the knee joint
musculoskeletal system in the drop jump: implications to performance.
European journal of applied physiology, 88(1-2), 76-84.
Houck, J. (2003). Muscle activation patterns of selected lower extremity
muscles during stepping and cutting tasks. Journal of Electromyography
and Kinesiology, 13(6), 545-554.
Iaia, F. M., & Bangsbo, J. (2010). Speed endurance training is a powerful
stimulus for physiological adaptations and performance improvements of
athletes. Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sports, 20
Suppl 2, 11-23.
Iaia, F. M., Rampinini, E., & Bangsbo, J. (2009a). High-intensity training in
football. International journal of sports physiology and performance, 4(3),
291-306.
Iaia, F. M., Rampinini, E., & Bangsbo, J. (2009b). High-intensity training in
football. Int J Sports Physiol Perform, 4(3), 291-306.

221
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Impellizzeri, F. M., Marcora, S. M., Castagna, C., Reilly, T., Sassi, A., Iaia, F.
M., et al. (2006). Physiological and performance effects of generic versus
specific aerobic training in soccer players. Int J Sports Med, 27(6), 483-
492.
Impellizzeri, F. M., Rampinini, E., Castagna, C., Bishop, D., Ferrari Bravo, D.,
Tibaudi, A., et al. (2008). Validity of a repeated-sprint test for football.
International journal of sports medicine, 29(11), 899-905.
Polman R, & O'Donoghe. (2007). Physical demands of different positions in FA
Premier League soccer. Journal of sports science and medicine, 6, 63-
70.
Jones, P., Bampouras, T. M., & Marrin, K. (2009). An investigation into the
physical determinants of change of direction speed. The Journal of
sports medicine and physical fitness, 49(1), 97-104.
Jovanovic, M., Sporis, G., Omrcen, D., & Fiorentini, F. (2010). Effects of speed,
agility, quickness training method on power performance in elite soccer
players. Journal of strength and conditioning research 25(5), 1285-1292.
Kaplan, T., Erkmen, N., & Taskin, H. (2009). The evaluation of the running
speed and agility performance in professional and amateur soccer
players. Journal of strength and conditioning research 23(3), 774-778.
Kay, D., St Clair Gibson, A., Mitchell, M. J., Lambert, M. I., & Noakes, T. D.
(2000). Different neuromuscular recruitment patterns during eccentric,
concentric and isometric contractions. Journal of Electromyography and
Kinesiology, 10(6), 425-431.
Kersevan, K., Valencic, V., Djordjevic, S., & Simunic, B. (2002). The muscle
adaptation process as a result of pathological changes or specific
training procedures. Cellular & molecular biology letters, 7(2), 367-369.
Kirkendall, D. T., Leonard, K., & Garret, W. E. (2004). On the relationship
between fitness and running volume and intensity in female soccer
players. . Journal of Sports Sciences 22, 549-550. .
Knapik, J. J., Bauman, C. L., Jones, B. H., Harris, J. M., & Vaughan, L. (1991).
Preseason strength and flexibility imbalances associated with athletic
injuries in female collegiate athletes. The American journal of sports
medicine, 19(1), 76-81.
Krizaj, D., Simunic, B., & Zagar, T. (2008). Short-term repeatability of
parameters extracted from radial displacement of muscle belly. Journal
of Electromyography and Kinesiology, 18(4), 645-651.
Krustrup, P., Mohr, M., Ellingsgaard, H., & Bangsbo, J. (2005). Physical
demands during an elite female soccer game: importance of training
status. Medicine and science in sports and exercise, 37(7), 1242-1248.
Krustrup, P., Mohr, M., Steensberg, A., Bencke, J., Kjaer, M., & Bangsbo, J.
(2006). Muscle and blood metabolites during a soccer game: implications
for sprint performance. Medicine and science in sports and exercise,
38(6), 1165-1174.
Krustrup, P., Zebis, M., Jensen, J. M., & Mohr, M. (2010). Game-induced
fatigue patterns in elite female soccer. Journal of strength and
conditioning research, 24(2), 437-441.
Lakomy, J., & Haydon, D. T. (2004). The effects of enforced, rapid deceleration
on performance in a multiple sprint test. Journal of strength and
conditioning research 18(3), 579-583.

222
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Landry, S. C., McKean, K. A., Hubley-Kozey, C. L., Stanish, W. D., & Deluzio,
K. J. (2009). Gender differences exist in neuromuscular control patterns
during the pre-contact and early stance phase of an unanticipated side-
cut and cross-cut maneuver in 15-18 years old adolescent soccer
players. Journal of Electromyography and Kinesiology, 19(5), e370-379.
Larsson, P., & Henriksson-Larsen, K. (2001). The use of dGPS and
simultaneous metabolic measurements during orienteering. Medicine
and science in sports and exercise, 33(11), 1919-1924.
Linnamo, V., Bottas, R., & Komi, P. V. (2000). Force and EMG power spectrum
during and after eccentric and concentric fatigue. Journal of
Electromyography and Kinesiology, 10(5), 293-300.
Little, T., & Williams, A. G. (2005). Specificity of acceleration, maximum speed,
and agility in professional soccer players. Journal of strength and
conditioning research 19(1), 76-78.
Little, T., & Williams, A. G. (2007). Effects of sprint duration and exercise: rest
ratio on repeated sprint performance and physiological responses in
professional soccer players. J Strength Cond Res, 21(2), 646-648.
Luig, P., Manchado-Lopez, C., Perse, M., Kristan, M., Schander, I., &
Zimmermann, M. (2008. ). Motion characteristics according to playing
position in international men’s team handball. . Paper presented at the
13th Annual Congress of the European College of Sports Science.
MacDougall, J. D., Hicks, A. L., MacDonald, J. R., McKelvie, R. S., Green, H. J.,
& Smith, K. M. (1998). Muscle performance and enzymatic adaptations
to sprint interval training. Journal of Applied Physiology, 84(6), 2138-
2142.
MacLeod, H., Morris, J., Nevill, A., & Sunderland, C. (2009). The validity of a
non-differential global positioning system for assessing player movement
patterns in field hockey. Journal of Sports Sciences, 27(2), 121-128.
Malisoux, L., Francaux, M., Nielens, H., & Theisen, D. (2006). Stretch-
shortening cycle exercises: an effective training paradigm to enhance
power output of human single muscle fibers. Journal of Applied
Physiology, 100(3), 771-779.
Mandelbaum, B. R., Silvers, H. J., Watanabe, D. S., Knarr, J. F., Thomas, S. D.,
Griffin, L. Y., et al. (2005). Effectiveness of a neuromuscular and
proprioceptive training program in preventing anterior cruciate ligament
injuries in female athletes: 2-year follow-up. The American journal of
sports medicine, 33(7), 1003-1010.
Markovic, G., Sekulic, D., & Markovic, M. (2007). Is agility related to strength
qualities?--Analysis in latent space. Collegium antropologicum, 31(3),
787-793.
Maxwell, N. S., Castle, P. C., & Spencer, M. (2008). Effect of recovery intensity
on peak power output and the development of heat strain during
intermittent sprint exercise while under heat stress. Journal of science
and medicine in sport / Sports Medicine Australia, 11(5), 491-499.
McBride, J. M., Triplett-McBride, T., Davie, A., & Newton, R. U. (2002). The
effect of heavy- vs. light-load jump squats on the development of
strength, power, and speed. Journal of strength and conditioning
research 16(1), 75-82.

223
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

McCann, D., Molle, P., & Caton, J. (1995). Phosphocreatine kinetics in humans
during exercise and recovery. Medicine and Science in Sports and
Exercise, 27, 278-387.
McInnes, S. E., Carlson, J. S., Jones, C. J., & McKenna, M. J. (1995). The
physiological load imposed on basketball players during competition.
Journal of Sports Sciences, 13(5), 387-397.
McLean, S. G., Lipfert, S. W., & van den Bogert, A. J. (2004). Effect of gender
and defensive opponent on the biomechanics of sidestep cutting.
Medicine and science in sports and exercise, 36(6), 1008-1016.
Meckel, Y., Gottlieb, R., & Eliakim, A. (2009). Repeated sprint tests in young
basketball players at different game stages. European Journal of Applied
Physiology, 107(3), 273-279.
Meckel, Y., Machnai, O., & Eliakim, A. (2009). Relationship among repeated
sprint tests, aerobic fitness, and anaerobic fitness in elite adolescent
soccer players. Journal of strength and conditioning research 23(1), 163-
169.
Meir, R., Newton, R., Curtis, E., Fardell, M., & Butler, B. (2001a). Physical
fitness qualities of professional rugby league football players:
determination of positional differences. Journal of strength and
conditioning research 15(4), 450-458.
Meir, R., Newton, R., Curtis, E., Fardell, M., & Butler, B. (2001b). Physical
fitness qualities of professional rugby league football players:
determination of positional differences. Journal of strength and
conditioning research, 15(4), 450-458.
Mendez-Villanueva, A., Hamer, P., & Bishop, D. (2007). Physical fitness and
performance. Fatigue responses during repeated sprints matched for
initial mechanical output. Medicine and science in sports and exercise,
39(12), 2219-2225.
Mendez-Villanueva, A., Hamer, P., & Bishop, D. (2008). Fatigue in repeated-
sprint exercise is related to muscle power factors and reduced
neuromuscular activity. European Journal of Applied Physiology, 103(4),
411-419.
Meylan, C., McMaster, T., Cronin, J., Mohammad, N. I., Rogers, C., & Deklerk,
M. (2009). Single-leg lateral, horizontal, and vertical jump assessment:
reliability, interrelationships, and ability to predict sprint and change-of-
direction performance. Journal of strength and conditioning research
23(4), 1140-1147.
Meylan, C. M., Nosaka, K., Green, J. P., & Cronin, J. B. (2010). Variability and
influence of eccentric kinematics on unilateral vertical, horizontal, and
lateral countermovement jump performance. Journal of strength and
conditioning research 24(3), 840-845.
Miller Michael, G., Jeremy J. Herniman, Mark D. Ricard, Cheatham, C. C., &
Michael., T. J. (2006). The Effects of a 6-Week Plyometric Training
Program on Agility. . Journal of Sports Science and Medicine; ,5 459-
465
Miyaguchi, K., & Demura, S. (2010). Specific factors that influence deciding the
takeoff leg during jumping movements. Journal of strength and
conditioning research 24(9), 2516-2522.

224
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Mohr, M., Krustrup, P., & Bangsbo, J. (2003). Match performance of high-
standard soccer players with special reference to development of fatigue.
Journal of Sports Sciences, 21(7), 519-528.
Mohr, M., Krustrup, P., & Bangsbo, J. (2005). Fatigue in soccer: a brief review.
Journal of Sports Sciences, 23(6), 593-599.
Mohr, M., Krustrup, P., Nielsen, J. J., Nybo, L., Rasmussen, M. K., Juel, C., et
al. (2007a). Effect of two different intense training regimens on skeletal
muscle ion transport proteins and fatigue development. American Journal
of Physiology, Regulatory, Integrative and Comparative Physiology,
292(4), R1594-1602.
Mohr, M., Krustrup, P., Nielsen, J. J., Nybo, L., Rasmussen, M. K., Juel, C., et
al. (2007b). Effect of two different intense training regimens on skeletal
muscle ion transport proteins and fatigue development. Am J Physiol
Regul Integr Comp Physiol, 292(4), R1594-1602.
Montgomery, P. G., Pyne, D. B., & Minahan, C. L. (2010). The physical and
physiological demands of basketball training and competition.
International Journal of Sports Physiology and Performance, 5(1), 75-86.
Morin, J. B., Samozino, P., Edouard, P., & Tomazin, K. (2011). Effect of fatigue
on force production and force application technique during repeated
sprints. Journal of biomechanics, 44(15), 2719-2723.
Morio, C., Chavet, P., Androuet, P., Foissac, M., Berton, E., & Nicol, C. (2011).
Time course of neuro-mechanical changes underlying stretch-shortening
cycle during intermittent exhaustive rebound exercise. European Journal
of Applied Physiology, 111(9), 2295-2305.
Mujika, I., Santisteban, J., & Castagna, C. (2009). In-season effect of short-term
sprint and power training programs on elite junior soccer players. Journal
of strength and conditioning research 23(9), 2581-2587.
Mujika, I., Spencer, M., Santisteban, J., Goiriena, J. J., & Bishop, D. (2009).
Age-related differences in repeated-sprint ability in highly trained youth
football players. Journal of sports sciences, 27(14), 1581-1590.
Myklebust, G., Engebretsen, L., Braekken, I. H., Skjolberg, A., Olsen, O. E., &
Bahr, R. (2003). Prevention of anterior cruciate ligament injuries in
female team handball players: a prospective intervention study over
three seasons. Clinical Journal of Sport Medicine, 13(2), 71-78.
Nakamura, F. Y., Soares-Caldeira, L. F., Laursen, P. B., Polito, M. D., Leme, L.
C., & Buchheit, M. (2009). Cardiac autonomic responses to repeated
shuttle sprints. International journal of sports medicine, 30(11), 808-813.
Narazaki, K., Berg, K., Stergiou, N., & Chen, B. (2009). Physiological demands
of competitive basketball. Scandinavian Journal of Medicine & Science in
Sports, 19(3), 425-432.
Nardone, A., Romano, C., & Schieppati, M. (1989). Selective recruitment of
high-threshold human motor units during voluntary isotonic lengthening
of active muscles. The Journal of physiology, 409, 451-471.
Nevill, A. M., Jones, D. A., McIntyre, D., Bogdanis, G. C., & Nevill, M. E. (1997).
A model for phosphocreatine resynthesis. Journal of Applied Physiology,
82(1), 329-335.
Newman, M. A., Tarpenning, K. M., & Marino, F. E. (2004). Relationships
between isokinetic knee strength, single-sprint performance, and
repeated-sprint ability in football players. Journal of strength and
conditioning research 18(4), 867-872.

225
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Norrbrand, L., Pozzo, M., & Tesch, P. A. (2010). Flywheel resistance training
calls for greater eccentric muscle activation than weight training.
European journal of applied physiology, 110(5), 997-1005.
Nybo, L., & Secher, N. H. (2004). Cerebral perturbations provoked by prolonged
exercise. Progress in neurobiology, 72(4), 223-261.
Nyland, J. A., Caborn, D. N., Shapiro, R., & Johnson, D. L. (1997). Fatigue after
eccentric quadriceps femoris work produces earlier gastrocnemius and
delayed quadriceps femoris activation during crossover cutting among
normal athletic women. Knee Surgery, Sports Traumatology,
Arthroscopy, 5(3), 162-167.
Nyland, J. A., Caborn, D. N., Shapiro, R., & Johnson, D. L. (1999). Crossover
cutting during hamstring fatigue produces transverse plane knee control
deficits. Journal of athletic training, 34(2), 137-143.
O’Donoghue, P. G., Boyd, M., Lawlor, J., & Bleakley, E. W. (2001). Time-motion
analysis of elite, semi-professional and amateur soccer competition.
Journal of Human Movement Studies, 411-12.
Oliver, J. L., Armstrong, N., & Williams, C. A. (2009). Relationship between brief
and prolonged repeated sprint ability. Journal of science and medicine in
sport / Sports Medicine Australia, 12(1), 238-243.
Oliver, J. L., & Meyers, R. W. (2009). Reliability and generality of measures of
acceleration, planned agility, and reactive agility. International journal of
sports physiology and performance, 4(3), 345-354.
Ortenblad, N., Lunde, P. K., Levin, K., Andersen, J. L., & Pedersen, P. K.
(2000). Enhanced sarcoplasmic reticulum Ca(2+) release following
intermittent sprint training. American Journal of Physiology, Regulatory,
Integrative and Comparative Physiology, 279(1), R152-160.
Osgnach, C., Poser, S., Bernardini, R., Rinaldo, R., & di Prampero, P. E.
(2010). Energy cost and metabolic power in elite soccer: a new match
analysis approach. Medicine and science in sports and exercise, 42(1),
170-178.
Perrey, S., Racinais, S., Saimouaa, K., & Girard, O. (2010). Neural and
muscular adjustments following repeated running sprints. European
Journal of Applied Physiology, 109(6), 1027-1036.
Piantadosi, C. A., Hemstreet, T. M., & Jobsis-Vandervliet, F. F. (1986). Near-
infrared spectrophotometric monitoring of oxygen distribution to intact
brain and skeletal muscle tissues. Critical care medicine, 14(8), 698-706.
Pisot, R., Narici, M. V., Simunic, B., De Boer, M., Seynnes, O., Jurdana, M., et
al. (2008). Whole muscle contractile parameters and thickness loss
during 35-day bed rest. European journal of applied physiology, 104(2),
409-414.
Polman, R., Walsh, D., Bloomfield, J., & Nesti, M. (2004). Effective conditioning
of female soccer players. Journal of sports sciences, 22(2), 191-203.
Pyne, D. B., Saunders, P. U., Montgomery, P. G., Hewitt, A. J., & Sheehan, K.
(2008). Relationships between repeated sprint testing, speed, and
endurance. Journal of strength and conditioning research 22(5), 1633-
1637.
Racinais, S., Bishop, D., Denis, R., Lattier, G., Mendez-Villaneuva, A., & Perrey,
S. (2007). Muscle deoxygenation and neural drive to the muscle during
repeated sprint cycling. Medicine and science in sports and exercise,
39(2), 268-274.

226
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Rampinini, E., Bishop, D., Marcora, S. M., Ferrari Bravo, D., Sassi, R., &
Impellizzeri, F. M. (2007a). Validity of simple field tests as indicators of
match-related physical performance in top-level professional soccer
players. International journal of sports medicine, 28(3), 228-235.
Rampinini, E., Bishop, D., Marcora, S. M., Ferrari Bravo, D., Sassi, R., &
Impellizzeri, F. M. (2007b). Validity of simple field tests as indicators of
match-related physical performance in top-level professional soccer
players. Int J Sports Med, 28(3), 228-235.
Rampinini, E., Coutts, A. J., Castagna, C., Sassi, R., & Impellizzeri, F. M.
(2007). Variation in top level soccer match performance. International
Journal of Sports Medicine, 28(12), 1018-1024.
Rampinini, E., Impellizzeri, F. M., Castagna, C., Coutts, A. J., & Wisloff, U.
(2009). Technical performance during soccer matches of the Italian Serie
A league: effect of fatigue and competitive level. Journal of Sports and
Medicine, 12(1), 227-233.
Rand, M. K., & Ohtsuki, T. (2000). EMG analysis of lower limb muscles in
humans during quick change in running directions. Gait Posture, 12(2),
169-183.
Ratel, S., Williams, C. A., Oliver, J., & Armstrong, N. (2006). Effects of age and
recovery duration on performance during multiple treadmill sprints.
International journal of sports medicine, 27(1), 1-8.
Reilly, T. (1997). Energetics of high-intensity exercise (soccer) with particular
reference to fatigue. Journal of Sports Sciences, 15(3), 257-263.
Reilly, T., Bangsbo, J., & Franks, A. (2000). Anthropometric and physiological
predispositions for elite soccer. Journal of Sports Sciences, 18(9), 669-
683.
Reilly, T., Drust, B., & Clarke, N. (2008). Muscle fatigue during football match-
play. Sports medicine (Auckland, N.Z), 38(5), 357-367.
Reilly, T., & Gilbourne, D. (2003). Science and football: a review of applied
research in the football codes. Journal of Sports Sciences, 21(9), 693-
705.
Reilly, T., Morris, T., & Whyte, G. (2009). The specificity of training prescription
and physiological assessment: a review. Journal of Sports Sciences,
27(6), 575-589.
Rienzi, E., Drust, B., Reilly, T., Carter, J. E., & Martin, A. (2000). Investigation of
anthropometric and work-rate profiles of elite South American
international soccer players. The Journal of sports medicine and physical
fitness, 40(2), 162-169.
Robinson, G., & O’Donoghue, P. G. (2008). A movement classification for the
investigation of agility demands and injury risk in sport. International
Journal of Performance Analysis of Sport-e, 8 (1), 127-144.
Romer, L. M., Dempsey, J. A., Lovering, A., & Eldridge, M. (2006). Exercise-
induced arterial hypoxemia: consequences for locomotor muscle fatigue.
Adv Exp Med Biol, 588, 47-55.
Romer, L. M., McConnell, A. K., & Jones, D. A. (2002). Effects of inspiratory
muscle training upon recovery time during high intensity, repetitive sprint
activity. International journal of sports medicine, 23(5), 353-360.
Rusu, L., Calina, M. L., Avramescu, E. T., Paun, E., & Vasilescu, M. (2009).
Neuromuscular investigation in diabetic polyneuropathy. Romanian
journal of morphology and embryology 50(2), 283-290.

227
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Salaj, S., & Markovic, G. (2011). Specificity of Jumping, Sprinting, and Quick
Change-ofdirection Motor Abilities. Journal of strength and conditioning
research
Salo, A., Grimshaw, P. N., & Viitasalo, J. T. (1997). Reliability of variables in the
kinematic analysis of spring hurdles. Med Sci Sports Exerc, 29(3), 383-
389.
Sanna, G., & O'Connor, K. M. (2008). Fatigue-related changes in stance leg
mechanics during sidestep cutting maneuvers. Clinical biomechanics
(Bristol, Avon), 23(7), 946-954.
Sayers, S. P., Clarkson, P. M., & Lee, J. (2000). Activity and immobilization
after eccentric exercise: I. Recovery of muscle function. Medicine and
science in sports and exercise, 32(9), 1587-1592.
Scanlan, A., Dascombe, B., & Reaburn, P. (2011). A comparison of the activity
demands of elite and sub-elite Australian men's basketball competition.
Journal of Sports Sciences, 29(11), 1153-1160.
Scanlan, A. T., Dascombe, B. J., Reaburn, P., & Dalbo, V. J. (2012). The
physiological and activity demands experienced by Australian female
basketball players during competition. Journal of Sports and Medicine.
Schutz, Y., & Herren, R. (2000). Assessment of speed of human locomotion
using a differential satellite global positioning system. Medicine and
science in sports and exercise, 32(3), 642-646.
Serpell, B. G., Ford, M., & Young, W. B. (2010a). The development of a new
test of agility for rugby league. J Strength Cond Res, 24(12), 3270-3277.
Serpell, B. G., Ford, M., & Young, W. B. (2010b). The development of a new
test of agility for rugby league. Journal of strength and conditioning
research 24(12), 3270-3277.
Serpell, B. G., Young, W. B., & Ford, M. (2010). Are the perceptual and
decision-making components of agility trainable? A preliminary
investigation. J Strength Cond Res, 25(5), 1240-1248.
Serpiello, F. R., McKenna, M. J., Stepto, N. K., Bishop, D. J., & Aughey, R. J.
(2011). Performance and physiological responses to repeated-sprint
exercise: a novel multiple-set approach. Eur J Appl Physiol, 111(4), 669-
678.
Sheppard, J. M., Gabbett, T., Taylor, K. L., Dorman, J., Lebedew, A. J., &
Borgeaud, R. (2007). Development of a repeated-effort test for elite
men's volleyball. International journal of sports physiology and
performance, 2(3), 292-304.
Sheppard, J. M., Gabbett, T. J., & Stanganelli, L. C. (2009). An analysis of
playing positions in elite men's volleyball: considerations for competition
demands and physiologic characteristics. Journal of strength and
conditioning research, 23(6), 1858-1866.
Sheppard, J. M., & Young, W. B. (2006). Agility literature review: classifications,
training and testing. Journal of sports sciences, 24(9), 919-932.
Sheppard, J. M., Young, W. B., Doyle, T. L., Sheppard, T. A., & Newton, R. U.
(2006). An evaluation of a new test of reactive agility and its relationship
to sprint speed and change of direction speed. The Journal of sports
medicine and physical fitness, 9(4), 342-349.
Simonsen, E. B., Magnusson, S. P., Bencke, J., Naesborg, H., Havkrog, M.,
Ebstrup, J. F., et al. (2000). Can the hamstring muscles protect the

228
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

anterior cruciate ligament during a side-cutting maneuver? Scandinavian


journal of medicine & science in sports, 10(2), 78-84.
Sirotic, A. C., Coutts, A. J., Knowles, H., & Catterick, C. (2009). A comparison of
match demands between elite and semi-elite rugby league competition.
Journal of sports sciences, 27(3), 203-211.
Small, K., McNaughton, L., Greig, M., & Lovell, R. (2010). The effects of
multidirectional soccer-specific fatigue on markers of hamstring injury
risk. The Journal of sports medicine and physical fitness, 13(1), 120-125.
Soderlund, K., & Hultman, E. (1991). ATP and phosphocreatine changes in
single human muscle fibers after intense electrical stimulation. American
Journal of Physiology, 261(6 Pt 1), E737-741.
Spencer, M., Bishop, D., Dawson, B., & Goodman, C. (2005a). Physiological
and metabolic responses of repeated-sprint activities:specific to field-
based team sports. Sports medicine (Auckland, N.Z), 35(12), 1025-1044.
Spencer, M., Bishop, D., Dawson, B., & Goodman, C. (2005b). Physiological
and metabolic responses of repeated-sprint activities:specific to field-
based team sports. Sports Medicine, 35(12), 1025-1044.
Spencer, M., Bishop, D., & Lawrence, S. (2004). Longitudinal assessment of the
effects of field-hockey training on repeated sprint ability. Journal of
science and medicine in sport / Sports Medicine Australia, 7(3), 323-334.
Spencer, M., Dawson, B., Goodman, C., Dascombe, B., & Bishop, D. (2008).
Performance and metabolism in repeated sprint exercise: effect of
recovery intensity. European Journal of Applied Physiology, 103(5), 545-
552.
Spencer, M., Fitzsimons, M., Dawson, B., Bishop, D., & Goodman, C. (2006).
Reliability of a repeated-sprint test for field-hockey. Journal of science
and medicine in sport / Sports Medicine Australia, 9(1-2), 181-184.
Spencer, M., Lawrence, S., Rechichi, C., Bishop, D., Dawson, B., & Goodman,
C. (2004). Time-motion analysis of elite field hockey, with special
reference to repeated-sprint activity. Journal of sports sciences, 22(9),
843-850.
Sporis, G., Jukic, I., Milanovic, L., & Vucetic, V. (2010). Reliability and factorial
validity of agility tests for soccer players. Journal of strength and
conditioning research 24(3), 679-686.
Spriet, L. L., Lindinger, M. I., McKelvie, R. S., Heigenhauser, G. J., & Jones, N.
L. (1989). Muscle glycogenolysis and H+ concentration during maximal
intermittent cycling. Journal of Applied Physiology, 66(1), 8-13.
Stolen, T., Chamari, K., Castagna, C., & Wisloff, U. (2005). Physiology of
soccer: an update. Sports medicine (Auckland, N.Z), 35(6), 501-536.
Strudwick, A., Reilly, T., & Doran, D. (2002). Anthropometric and fitness profiles
of elite players in two football codes. The Journal of sports medicine and
physical fitness, 42(2), 239-242.
Sutton, J. R. (1992). VO2max--new concepts on an old theme. Medicine and
science in sports and exercise, 24(1), 26-29.
Tabata, I., Nishimura, K., Kouzaki, M., Hirai, Y., Ogita, F., Miyachi, M., et al.
(1996). Effects of moderate-intensity endurance and high-intensity
intermittent training on anaerobic capacity and VO2max. Medicine and
science in sports and exercise, 28(10), 1327-1330.
Tesch, P. A., & Berg, H. E. (1997). Resistance training in space. International
journal of sports medicine, 18 Suppl 4, S322-324.

229
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Thatcher, R., & Batterham, A. M. (2004). Development and validation of a sport-


specific exercise protocol for elite youth soccer players. The Journal of
sports medicine and physical fitness, 44(1), 15-22.
Thorlund, J. B., Aagaard, P., & Madsen, K. (2009). Rapid muscle force capacity
changes after soccer match play. International journal of sports medicine,
30(4), 273-278.
Thorlund, J. B., Michalsik, L. B., Madsen, K., & Aagaard, P. (2008). Acute
fatigue-induced changes in muscle mechanical properties and
neuromuscular activity in elite handball players following a handball
match. Scandinavian journal of medicine & science in sports, 18(4), 462-
472.
Tominaga, R., Ishii, Y., Tanaka, T., Chen, Z., Wang, Y., & Watanabe, K. (2010).
The motion analysis of side-step cutting in football players. Journal of
strength and conditioning research, 24, 1.
Tomlin, D. L., & Wenger, H. A. (2001). The relationship between aerobic fitness
and recovery from high intensity intermittent exercise. Sports Medicine,
31(1), 1-11.
Toubekis, A. G., Peyrebrune, M. C., Lakomy, H. K., & Nevill, M. E. (2008).
Effects of active and passive recovery on performance during repeated-
sprint swimming. Journal of sports sciences, 26(14), 1497-1505.
Tous, J. (2010). Entrenamiento de la fuerza mediante sobrecargas excéntricas.
In Romero, D., Tous, J. Prevención de Lesiones en el
Deporte.Barcelona: Panamericana.
Tous-Fajardo, J., Moras, G., Rodriguez-Jimenez, S., Usach, R., Doutres, D. M.,
& Maffiuletti, N. A. (2010). Inter-rater reliability of muscle contractile
property measurements using non-invasive tensiomyography. Journal of
Electromyography and Kinesiology, 20(4), 761-766.
Tricoli, V., Lamas, L., Carnevale, R., & Ugrinowitsch, C. (2005). Short-term
effects on lower-body functional power development: weightlifting vs.
vertical jump training programs. Journal of strength and conditioning
research 19(2), 433-437.
Valencic, V., & Knez, N. (1997). Measuring of skeletal muscles' dynamic
properties. Artificial organs, 21(3), 240-242.
Vescovi, J. D., Brown, T. D., & Murray, T. M. (2007). Descriptive characteristics
of NCAA Division I women lacrosse players. The Journal of sports
medicine and physical fitness, 10(5), 334-340.
Vincent, W. J. (1995). Statistics in kinesiology.
Wakefield, B. R., & Glaister, M. (2009). Influence of work-interval intensity and
duration on time spent at a high percentage of VO2max during
intermittent supramaximal exercise. Journal of strength and conditioning
research 23(9), 2548-2554.
Walklate, B. M., O'Brien, B. J., Paton, C. D., & Young, W. (2009).
Supplementing regular training with short-duration sprint-agility training
leads to a substantial increase in repeated sprint-agility performance with
national level badminton players. Journal of strength and conditioning
research 23(5), 1477-1481.
Wallace, B. J., Kernozek, T. W., & Bothwell, E. C. (2007). Lower extremity
kinematics and kinetics of Division III collegiate baseball and softball
players while performing a modified pro-agility task. The Journal of sports
medicine and physical fitness, 47(4), 377-384.

230
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

Weir, J. P. (2005). Quantifying test-retest reliability using the intraclass


correlation coefficient and the SEM. Journal of strength and conditioning
research 19(1), 231-240.
Westerblad, H., Allen, D. G., & Lannergren, J. (2002). Muscle fatigue: lactic acid
or inorganic phosphate the major cause? News in Physiological Science,
17, 17-21.
Wilkinson, M., Cooke, M., Murray, S., Thompson, K. G., St Clair Gibson, A., &
Winter, E. M. (2012a). Physiological correlates of multiple-sprint ability
and performance in international-standard squash players. Journal of
strength and conditioning research, 26(2), 540-547.
Wilkinson, M., Cooke, M., Murray, S., Thompson, K. G., St Clair Gibson, A., &
Winter, E. M. (2012b). Physiological correlates of multiple-sprint ability
and performance in international-standard squash players. J Strength
Cond Res, 26(2), 540-547.
Wilkinson, M., McCord, A., & Winter, E. M. (2010). Validity of a squash-specific
test of multiple-sprint ability. Journal of strength and conditioning
research 24(12), 3381-3386.
Wilmore, J. H., & Costill, D. L. (2007). Fisiología del esfuerzo y del deporte.
Badalona: Paidotribo.
Wisloff, U., Castagna, C., Helgerud, J., Jones, R., & Hoff, J. (2004). Strong
correlation of maximal squat strength with sprint performance and
vertical jump height in elite soccer players. British journal of sports
medicine, 38(3), 285-288.
Withers, R. T., Maricic, Z., Wasilewski, S., & Kelly, L. (1982). Match Analysis of
Australian Professional Soccer Players. Journal of Human Movement
Studies, 8(159-176).
Wong, D. P., Chan, G. S., & Smith, A. W. (2011a). Repeated sprint and change-
of-direction abilities in physically active individuals and soccer players:
training and testing implications. Journal of strength and conditioning
research
Wong, D. P., Chan, G. S., & Smith, A. W. (2011b). Repeated sprint and change-
of-direction abilities in physically active individuals and soccer players:
training and testing implications. J Strength Cond Res.
Wragg, C. B., Maxwell, N. S., & Doust, J. H. (2000). Evaluation of the reliability
and validity of a soccer-specific field test of repeated sprint ability.
European Journal of Applied Physiology, 83(1), 77-83.
Young, W. B., James, R., & Montgomery, I. (2002). Is muscle power related to
running speed with changes of direction? The Journal of sports medicine
and physical fitness, 42(3), 282-288.
Young, W. B., McDowell, M. H., & Scarlett, B. J. (2001). Specificity of sprint and
agility training methods. Journal of strength and conditioning research
15(3), 315-319.
Young, W. B., & Willey, B. (2010). Analysis of a reactive agility field test. The
Journal of sports medicine and physical fitness, 13(3), 376-378.
Zebis, M. K., Bencke, J., Andersen, L. L., Alkjaer, T., Suetta, C., Mortensen, P.,
et al. (2010). Acute fatigue impairs neuromuscular activity of anterior
cruciate ligament-agonist muscles in female team handball players.
Scandinavian journal of medicine & science in sports, 21(6), 833-840.
Zebis, M. K., Bencke, J., Andersen, L. L., Dossing, S., Alkjaer, T., Magnusson,
S. P., et al. (2008). The effects of neuromuscular training on knee joint

231
II.PARTE EXPERIMENTAL BIBLIOGRAFÍA

motor control during sidecutting in female elite soccer and handball


players. Clinical Journal of Sport Medicine, 18(4), 329-337.

232
233

You might also like