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Vestiduras de gracia De hojas de higuera a manto de justicia Tim CrosBy Vestiduras de gracia ay unrestaurante de lujo en Nueva York que no permite la en- trada de los caballeros, ano ser que Ileven corbata. Se dice que hace algunos afios el difunto Burt Reynolds trat6 de entrar, pero nolo dejaron porque no Ilevaba corbata. Dicho establecimiento les ofrece una corbata a sus clientes si es queno tienen una. Parece que Reynolds se consideraba alguien especial y, por lo tanto, no necesitaba corbata, entonces nolo dejaron pasar. Bien, el cielo es algo parecido. Sin la vestimenta apropiada no po- dremos entrar. Hay un protocolo concreto que todos hemos de obser- var, sin excepciones. El cielo nos provee la vestimenta necesaria. No podemos entrar a las moradas eternas desprovistos de la ropa apro- piada. No podemos hacerlo desprovistos del manto celestial. Esto sus- cita las siguientes interrogantes: + zC6mo podemos obtener este manto? + Qué necesitamos hacer para estar vestidos con lajusticia de Cristo? + gPodemos preparar nuestro atuendo celestial con nuestras propias manos? ‘Vasripuras pz cracia aborda el tema de la metafora del vestido en las Escrituras. De forma amena, pero con rigor académico, los autores de este libro nos explican por qué la vestimenta constituye un simbolo del estado en que se encuentra nuestra relacion con Dios. Esta obra lo guiaré a conocer el corazén mismo del evangelio de salvacién. Tim Crosby es pianista, compositor, arreglista y autor de nueve libros. Tiene un doctorado en Teologia Pastoral por la Universidad An- drews. Durante nueve afios trabajé como escritor, productory director del programa radial Voice or ProPHEcy [“La voz de la esperanza” en inglés}.Enla actualidad es pastor de Ja Iglesia Willow Brook en Boons- boro, Maryland, EEUU. une 9 mn De hojas de higuera a manto de justicia TIM CROSBY ASOCIACION CASA EDITORA SUDAMERICANA Ay. San Martin 4555, B1604CDG, Florida Oeste Buenos Aires, Republica Argentina Titulo del original: Garments of Grace: From a Fig Leaf Fix to Robes of Righteousness, Review and Herald Publ. Assn., Hagerstown, MD, E.U.A., 2010. Direccién editorial: Francesc X. Gelabert (APIA) ‘Traduccién: José |. Pacheco (APIA) Diserio del interior y de la tapa: Nelson Espinoza (ACES) lustracién de la tapa: Lars Justinen IMPRESO EN LA ARGENTINA Printed in Argentina Primera edicion MMX — 7,5M. Es propiedad. Copyright de la edicién original en inglés © 2010 Review and Herald Publ. Assn. Todos los derechos reservados. La edicién en castellano se publica con permiso de los duefios del Copyright. © 2010 Asociacién Casa Editora Sudamericana. Queda hecho el depésito que marca la ley 11.723. ISBN 978-987-567-726-5 ee Sa | Crosby, Tim Vestiduras de gracia : De hojas de higuera a manto de justicia / Tim Crosby / Dirigido por i Francesc X. Gelabert/ llustrado por Lars Justinen - 1* ed. - Florida : Asociacién Casa Editora i Sudamericana, 2010. 111 p.:20x 14 om, | Traducido por: José |. Pacheco ISBN 978-987-567-726-5 1. Vida cristiana. |. Gelabert, Francesc X., dir. Il Justinen, Lars, ius. il. Pacheco, José L., tad. IV. Titulo. j COD 248.5, Se termind de imprimir el 29 de diciembre de 2010 en talleres propios (Av. San Martin 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires). Prohibida la reproduccién total o parcial de esta publicacién (texto, imagenes y disefio), su mani- pulacién informatica y transmisién ya sea electrénica, mecanica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor. -104235- Nn oOo or na uw Pp WwW 10 Vestidos para recibir al Rey 11 Amigos en posiciones encumbradas...... 12 Jamds te rindas 13. El brillo en la mirada divina CONTENIDO PAGINA Sigueme....... La prueba............ ¢Cémo amamos?.... Ropa de fiestas... La metdfora del vestido en el Antiguo Testament .........000-. 34 La metdfora del vestido en el Nuevo Testamento éSeguridad?.... Lo que damos por sentado de Dios... éEl evangelio? ¢Cudl?.... 97 105 CAPITULO 1 Sigueme igueme». Esta fue la primera palabra que Jestis le dirigié a a, Pedro (Mar. 1: 17), y Pedro obedecid. Bueno, excepto en las “us” OCasiones en que dejd de hacerlo, como cuando el ambiente se torné peligroso y tuvo que abandonar a Jestis en la sala de audien- cias de Pilatos. Antes de que surgiera aquella situacién, Jesus habia invitado a un joven rico a que abandonara todo y lo siguicra. Aquel prometedor joven titubed; luego cometié el mayor error de su vida y se alejé con tristeza. Poco después, los demas discipulos se sintieron estimulados a mencio- nar que ellos habian hecho precisamente lo que Jestis le pedia al joven rico: «Sefior, todo lo hemos dejado, por seguirte». Jestis reconocié el sacrificio realizado por ellos: «Y vosotros sois los que habéis perman- ecido conmigo en mis pruebas» (Luc. 22: 28). Sin embargo, no es asi como recuerdo el incidente. Poco después, durante el juicio de Jestis, la Biblia afirma: «Pero to- do esto sucede para que se cumplan las Escrituras de los profetas. En- tonces todos los discipulos, dejéndolo, huyeron» (Mat 26: 56). Es dificil encontrar buenos amigos. Abraham Shakespeare era un hombre de escasos recursos, una persona sencilla que se habia bautizado en una iglesia en la Florida. Luego, en el 2006, lo golpea una tragedia: Gand el premio mayor de la loterfa. Abraham recibid un premio de jtreinta millones de délares! Se olvid6 por completo de su salvacién. ;Quién necesita a Dios en esas circunstancias? Cualquiera diria que ganar treinta millones de ddlares en la loteria Vestiduras de gracia de la Florida fue lo mejor que pudo haberle ocurrido a Abraham Sha- kespeare. En aquel tiempo Abraham trabajaba como ayudante de chofer y vivia con su madre en una zona rural, al este de la ciudad de Tampa. Ademas, Abraham, que apenas sabia leer y escribir, tenia un pasado criminal, y en su momento se mostré muy generoso para compartir su recién adquirida fortuna. Abraham descubrié de repente que tenia muchos nuevos amigos que se reunian frente a la casa de su mama. Lo tinico que querian era dinero. Por otro lado, Abraham tenia un viejo amigo llamado Jones que siempre estuvo a su lado. Abraham le dijo a Jones: «Creia que todos ellos eran mis amigos, pero me di cuenta que solo estaban detrds de mi dinero». Su hermano, Robert Brown, dijo que habria deseado que Abraham no hubiera comprado aquel billete de loteria. Segtin Brown, él llegé a decir en varias ocasiones: «Me habria convenido mas seguir siendo po- bre». Uno de aquellos nuevos amigos se Ilamaba Dorice Moore. Abra- ham la conocié en el 2007, poco después de que él habia comprado una casa. Dorice se le acercé diciendo que estaba intcresada en escribir un libro sobre la vida de él. No pasé mucho tiempo antes de que ella se hiciera parte de la vida de Abraham. Un dia, Abraham desaparecié. Sus amigos y familiares tenian la esperanza de que estuviera en alguna playa remota en una isla del Caribe. La compaiiia presidida por Dorice Moore, adquirid la casa de Abraham por la suma de $655,000 en enero del 2009. La policia afirma que al mes siguiente Dorice ayudé a Shakespeare a establecer una em- presa en la que ella estaba autorizada a firmar cheques. Al poco tiem- po, Dorice hizo un retiro de un millén de délares. Moore les dijo a los investigadores que Abraham le habia obsequiado esa suma de dinero. Encontraron que ella compré varios vehiculos de lujo: un Hummer, un Corvette, una camioneta, y luego se fue de vacaciones. La policia y el periéddico Miami Herald, comenzaron a llevar a cabo las indagaciones. EI viernes 29 de enero del 2010, la policia encontré el cuerpo de Abraham Shakespeare sepultado debajo de una losa de hormigén en SiGUEME un patio de una zona rural del estado de la Florida. Habia estado desa parecido durante todo un ajfio. El cuerpo aparecié en el patio trasero de la casa del novio de Dorice Moore. Todos necesitamos un buen amigo. «Mejor son dos que uno, pucs reciben mejor paga por su trabajo. Porque si caen, el uno levantara a su compafiero; pero jay del que esta solo! Cuando caiga no habra otro que lo levante» (Ecle. 4: 9, 10). Nadie desea estar solo. Pablo, con toda seguridad tampoco lo de- seaba. La segunda Carta a Timoteo parece ser la ultima que escribié, mientras esperaba comparecer por segunda vez ante Neron. Ser juzga- do por Nerén era algo peligroso; y una segunda comparecencia por lo general tenia consecuencias fatales. Asi que antes de morir, Pablo le escribe a Timoteo su hijo espiritual, a quien habia dejado a cargo de las iglesias. En su Carta, afirma tres veces que todos sus amigos lo habian abandonado. «Porque Demas me ha desamparado, amando este mun- do, y se ha ido a Tesaldénica. Crescente fue a Galacia, y Titoa Dalmacia» (2 Tim. 4: 10). Creo que Pablo fue impactado grandemente por Ia accién de De- mas. «Oh Demas. {Tui también? Yo contaba contigo. jCreia que podia confiar en ti!». Pablo, Lucas y Demas eran muy allegados (Col. 4: 14). Ellos tra- bajaron hombro con hombro en la predicacién del evangelio junto a Marcos y a Aristarco (Fil. 24). Lo de Demas fue algo decepcionante. Una estocada en el corazén. Un compariero de labores que escogié al mundo en lugar de Cristo. Pero hubo una nota positiva en medio de todo: Onesiforo. El llegd en el momento cuando todos se alejaban. «Ya sabes que me abandonar- on todos los que estan en Asia, entre ellos Figelo y Hermégenes. Tenga el Sefior misericordia de la casa de Onesiforo, porque muchas veces me conforto y no se avergonzé de mis cadenas, sino que, cuando estuvo en Roma, me buscé solicitamente y me hallé. Concédale el Seftor que halle misericordia cerca del Sefior en aquel dia. Y cudnto nos ayudé en Efeso, tu lo sabes mejor» (2 Tim. 1: 15-18). Sin embargo, ni siquiera Onesiforo estuvo presente durante la primera audiencia de Pablo ante Neron: «En mi primera defensa nin- guno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado esto en cuenta» (2 Tim. 4: 16). Vestiduras de gracia En aque! momento Pablo pudo darse cuenta de lo que Jestis ex- perimenté: Todos lo abandonaron. Un amigo verdadero es aquel que estd presente cuando todos se han marchado. Pablo tuvo varios amigos asi. Vemos a Ananias, quien habia acudido a ungir y a cuidar de Pablo en momentos de peligro. También tenemos a Bernabé, siempre tan fiel, que llega cuando los demas huyeron. «Cuando Ilegé a Jerusalén, trataba de juntarse con Jos discipulos, pero todos le tenian miedo, no creyendo que fuera discipulo. Entonces Bernabé, tomandolo, lo trajo a los apéstoles y les cont6 cémo Saulo habia visto en el camino al Sefior, el cual le habia hablado, y c6- mo en Damasco habia hablado valerosamente en el nombre de Jestis. Y estaba con ellos en Jerusalén; entraba y salia» (Hech. 9: 26-28). Hasta los mas famosos experimentan momentos de depresidn en los que tienen necesidad de un amigo especial. Una de las grandes estrel- las del béisbol fue Babe Ruth. Su explosivo bate produjo un total de 714 jonrones. Babe era idolatrado por sus admiradores. Pero con el paso del tiempo, y ya con unas cuantas libras de mas, su popularidad comenz6 a disminuir. Finalmente, los Yankees lo negociaron con los Bravos. En uno de sus ultimos partidos en Cincinnati, Babe Ruth se en- contraba atravesando una mala racha. Se «ponchd» y realiz6 malas ju- gadas, lo que provocé que el equipo de los Rojos anotara cinco carreras en una entrada. Mientras Babe se dirigia a la cueva, cabizbajo y desani- mado, se escuché un coro de abucheos y chiflidos entre la fanaticada. Los aficionados sacudian sus pufios. Sin embargo, algo maravilloso ocurrié. Un chico salté la barda y con lagrimas en los ojos corrié hacia el gran atleta. Sin pensarlo, se abrazé de las piernas de Babe y se aferré a ellas. Babe Ruth lo alzé, lo abraz6 y lo colocé de nuevo en la grama. Acariciando suavemente su cabeza, lo tomé de la mano y ambos salieron del terreno de juego. El padre de uno de los miembros de mi iglesia se dedicaba a la venta de autos. De hecho, me vendié uno en cierta ocasién. Una vez tom6 dos Jeeps chocados y de los dos hizo uno nuevo. Varios afios después enfrenté una injusta demanda judicial de parte de un cli- ente que después de comprar un carro no queria pagarlo. Su hijo me pregunto si estaria dispuesto a acudir al juicio con el fin de brindarle apoyo moral. El dia de la audiencia acudiéd un pequefo grupo de amigos con SicUEME el fin de apoyarlo, aunque no figuraban como testigos. No sé si todo aquello tuvo peso alguno en el veredicto final, pero si estoy seguro que para él fue algo de importancia. ¢Sabes algo? Para conseguir amigos de ese tipo, debes comenzar actuando en forma semejante. Ser uno de ellos. Aunque todo amigo terrenal falle, siempre podras encontrar un amigo en Jestis. El es un amigo «mejor que un hermano» (Prov. 18: 24). El es un amigo con quien siempre podemos contar. Después de todo, él pagé tu deuda, por lo que no se dara por vencido facilmente. El es persistente. La mayor parte de la gente hace sus compras en el supermercado y luego las llevan a casa. De hecho, si las olvidan regresarén a buscarlas. Nadie paga por sus compras con el fin de dejarlas en la caja registrado- ra. Eso seria algo tonto. Dios no es tonto. Si él pagé por ti, va a asegu- rarse que no te le escurres por entre los dedos. El tiene planes de Ilev- arte de vuelta a casa: «Estando persuadido de esto, que el que comenzé en vosotros la buena obra la perfeccionard hasta el dia de Jesucristo» (Fil. 1: 6). Un amigo genuino es aquel que esta presente cuando todos se han marchado. Al hablar de justificacién, estamos sencillamente diciendo que el Sefior es ese tipo de amigo. Esta es una buena noticia, porque esa es la clase de amigos que necesitamos. Jestis le dijo a un grupo de desertores: «Y vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas». Pero poco después lo abandonaron en el momento que le celebraban juicio. Pero él no los abandoné. Jestis no se les aparecié luego de su res- urrecci6n para decirles: «Ustedes son unos miserables desertores. A ustedes se les dio una oportunidad. No necesito amigos como ustedes. Puedo encontrar discipulos mejores en cualquier lugar». Nadie Jo habria criticado por actuar asi. Jestis deseaba cambiar al mundo, y para lograr esto escogid a un deficiente grupo. Uno de ellos lo traiciond. Al ser tomado prisionero, el resto lo abandoné, dandose a la fuga (Mar. 14: 50). El jefe del grupo negé conocer al Maestro (Mar. 14: 66-72). El grupo entero pasé el fin de semana escondido en una habitacion, por temor a los judios (ver Juan 20: 19). Sin embargo, Jestis les concedié una nueva oportunidad. Algo im- presionante sucedio. Vestiduras de gracia Pocas semanas después, encontramos a aquel disimil grupo en- frentando a los asesinos de Jestis y haciendo reclamos. De algtin modo pudieron en ese breve tiempo, convencer a miles de judios respecto a su increible testimonio, incluyendo a sacerdotes, fariseos y saduceos (ver Hech. 15: 5; 6: 7). ;De dénde sacaron aquella confianza? ;Cémo podemos explicar la resurreccién de los discipulos? Las carceles no los podian encerrar; las amenazas no los intimidaron; los azotes no los de- tuvieron (ver Hech. 5). Los dirigentes judios estaban asombrados re- specto a aquella muestra de valor y se sintieron intimidados por los milagros (Hech. 4: 13-22). Todo gracias a que aquel grupo se le concedié una segunda oportunidad. Sin dudas, gracias también a muchas segundas opor- tunidades. Cuando el Espiritu Santo tom6 posesién de ellos, la iglesia literalmente despegs. E] asunto es que Dios nos declara justos, aun cuando somos injus- tos. El murié por aquellos desertores, e incluso por nosotros, aun cu- ando estabamos enemistados con él: «Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo atin pecadores, Cristo murié por nosotros. Con mucha mas razén, habiendo sido ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira, porque, si siendo enemigos, fuimos recon- ciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho mas, estando recon- ciliados, seremos salvos por su vida» (Rom. 5: 8-10). Jestis fue nuestro amigo aun antes de que lo mereciéramos. En eso consiste la justificacion. Justificacién es el trato que recibimos de parte de Dios, como si ya fuéramos lo que en el futuro podriamos llegar a ser. Es como traer el futuro al presente. De esa forma podremos encontrar un lugar en el cielo (Efe. 2: 6), aun cuando estemos de capa caida. La gente necesita un amigo en los momentos que menos merece tenerlo. Jestis es ese amigo. El no nos abandona. El ha prometido: «Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: “No te desampararé ni te dejaré”» (Heb. 13: 5). En ocasiones pare- ciera que Jestis no esta presente. Nos sentimos desamparados, pareciera como que también el sol se ha esfumado. Pero él esta alli. Mary Stevenson nacié el 8 de noviembre de 1922 en un suburbio de Chester, Pensilvania. Su madre murié cuando ella tenia seis afios. En medio de la Gran Depresion su padre tuvo que criar a sus hijos sin ayuda. Mary vivid en medio de dificultades. Durante su adolescencia 10 SiGUEME escribi6 un poema que se inspiraba en las diferentes cosas que habian afectado su vida. Ella quiso compartirlo con otras personas que quiz vivieron algo similar. El titulo de aquel poema es «Pisadas en la arena». A continuacién presentamos una versién en espaiiol del original. Una noche sofié que caminaba por la playa junto al Sefor. Muchas escenas de mi vida aparecieron en el cielo. En cada una de ellas noté que habia pisadas en la arena. Algunas veces se veian dos juegos de pisadas; mientras que en otras ocasiones, solo habja un juego de ellas. Esto me preocup6 porque noté que en ciertos momentos de mi vida, cuando me embargaba la angustia, penas o sentimientos de derrota, tan solo veia un juego de pisadas. Por lo que le dije al Seftor: «Maestro, tti me prometiste que si te seguia, siempre estarias a mi lado. Pero he notado que durante los periodos mas dificiles de mi vida tan solo ha habido un juego de huellas en la arena. ¢Por qué cuando te he necesitado mas, no has estado alli para ayudarme? El Sefior respondié: «Las veces en que has visto inicamente un juego de pisadas en la arena ha sido porque te llevaba en mis brazos». A los dieciséis afios Mary se cas6 con un hombre que abusaba de ella. Debido a eso huyé junto con su hijito, y se refugié en una reserva indigena en las afueras de Claremore, Oklahoma. Mas adelante, perdié Vestiduras de gracia a su hijo y paso varios afios tratando de recuperarlo. Volvi6 a casarse alrededor de 1950, con un caballero llamado Basil, alguien a quien llam6 «el amor de su vida». Fue en aquel tiempo que ella vio por vez primera «Pisadas en la arena» en forma impresa, un poema que se le atribuia a un «autor anénimo». Varios abogados le aconsejaron que no intentara atribuirse la autoria del poema ya que no poseia prueba alguna al respecto. Luego le tocé luchar con la polio, y més tarde su esposo sufrid un grave accidente. En enero de 1980, su esposo fallecié a causa de un problema cardiaco. En ese tiempo decidié mudarse de la casa que habia com- partido con su familia durante veinticinco afios. Mientras hacian los preparativos de la mudanza encontro una vieja maleta ena de poemas que habia ido escribiendo a través de los afios. Entre otras cosas, hallé una copia manuscrita del poema «Pisadas en la arena», fechada en 1939. Utilizando ese documento pudo reclamar la autoria del mismo, y un experto determin6 la validez del documento. Mary Stevenson muri6 en 1999. Quienes permancecen al lado de Jestis nunca estaran solos. Recuerda lo que Jestis les dijo a sus discipulos: «Y vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas». Bien, esa es la for- ma en que funciona la justificacion. Jestis ve lo mejor que hay en noso- tros. Nuestro potencial lo reconoceraé aun antes de que nosotros mis- mos podamos identificarlo, si es que permanecemos en él. FI les dijo a los desertores por adelantado, «ustedes habéis permanecido conmigo». Jestis los consideré como siervos fieles antes de que en realidad Ilegaran a serlo. Con el tiempo, dieron evidencia de lo que él les atribuy6. Unas pocas noches después de su apostasia, Pedro se fue de pesca. Regres6 a su vida anterior. Quiza podria hallar seguridad en aquello que sabia hacer. Quizé no tenia el talento para vivir una vida de fe. Mientras los peces se movian en el agua y Pedro cavaba en ce- menterio de sus remordimientos, el Sefior se manifesté. El sorprendido Pedro se despojé de su ropa y salt al agua desde el bote, con el fin de encontrarse con Jestis en Ia orilla. Por primera vez, en aquella ocasién, Pedro no encontré palabras para expresarse. Todos los discursos que habia ensayado con el fin de excusar su comportamiento, no afloraron. Parecia no estar en capacidad de ordenar sus ideas. Por lo tanto, Jestis dio inicio a la conversacién: SicUEME —Pedro, gaun me amas? —Sefior, ttt sabes que te quiero. —Entonces, apacienta mis ovejas. Luego Jestis repitis las mismas preguntas una vez mas. Tres veces, una por cada negacién de Pedro. Al fin, mientras el fuego chisporreteaba a sus pies, mientras las olas lamian las orillas y el cielo oriental comenzaba a tefiirse con los festones de la aurora, la esperanza comenzé a renacer en el corazén de Pedro. —Sigueme. 3B CAPITULO 2 La prueba % ué puede ofrecerle el cristianismo al mundo? En sintesis, “Yeaue le estamos «vendiendo»? La salvacidn, no es cierto? Pero, gsalvacién de qué? Es déeir, apart qué problemas es el cristianismo una solucién? El pecado, es la primera respuesta que nos viene a la mente. Pero, eso no es del todo cierto. Si el principal propésito del cristianismo es eliminar el pecado de nuestras vidas; entonces, una vez que somos «salvos», es- taremos libres de pecado. Sin embargo, no sucede asi. El pecado en si no es el problema principal, es tan solo la causa del problema. Ademas, el pecado puede ser algo divertido. Por qué querria alguien ser salvado de algo agradable? Si todo lo que podemos ofrecerles a los demas es Ia salvacién de sus debilidades favoritas, eso no sera una oferta muy atractiva. El gran problema es la consecuencia final del pecado. En Santiago 1: 15 se nos dice que la madre del pecado es la pasién y que esta daa luz a algo muy desagradable: la muerte. Desde el punto de vista del pecador, su principal desco no es ser liberado del pecado, sino del resultado final de este: la muerte. En una especie de analogia, no queremos librarnos del vicio de fumar, sino del cancer. Por tanto, el cristianismo es una solucién para el problema de la muerte. Nos dice cémo vivir para siempre. La oferta bdsica es una vida eterna en comunién con el Creador. La proxima pregunta es obvia: ;Cémo podemos saber que tenemos la vida eterna? Esa es la pregunta mds importante que jamas haya sido realizada. No 14 LA PRUEBA podria dormir esta noche si no supiera que poseo la vida eterna. No iria a mi trabajo. Los autos son peligrosos. Ni siquiera querria manejar de mi casa a la iglesia. Pidale a su pastor que lo lleve a casa. En el camino preguntele cémo se puede obtener la vida eterna. Hace algunos afios, un miembro de iglesia quien era un buen cris- tiano, y que habia Ilevado a otros a Cristo; murié mientras regresaba a su casa luego de salir del culto de oracién. Por lo tanto no conviene tener dudas al respecto, a estas alturas. Quiza esté usted regresando a casa después del Culto de Adoracién y muere en el trayecto, victima de un accidente. Vestido con su mejor traje, pero desprovisto del manto de jus- ticia confeccionado en el telar del cielo. Un manto que le permite ir al encuentro de su hacedor.

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