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SUMARIO:
1. Introducción.- 2. Los sistemas de transferencia de propiedad: Referencias
previas.- 3. Sistema de transferencia inmobiliaria: Estudio pormenorizado.- 4. El
sistema adoptado en el Perú: ¿Tenemos en realidad uno de los sistemas antes
tratados, cual será?.- 5.Soluciones a la vista...
1. INTRODUCCION
En lo referido a la transferencia de propiedad inmueble en el Perú, existen diversos y
numerosos artículos que buscan enfocarla según el gusto y regocijo teórico de su
autor, sin embargo el manejo que nosotros haremos del tema será distinto, en ese
sentido, ya que sin perjuicio de emitir las reflexiones que nos despiertan al estudiar
esta cuestión, de por sí, compleja y nada pacifica, trataremos de abordarla de forma
objetiva y desde ya advertimos que muy sencilla, pero no por ello poco interesante.
De seguro que muchos de nosotros, influenciados por nuestros maestros
universitarios, éramos - y aún algunos son - capaces de afirmar, con abrumadora
seguridad que la transferencia de bienes inmobiliarios en el Perú se rige por el
sistema francés, espiritualista o del simple consentimiento, pero, después de la
lectura del presente trabajo muchos podrán cambiar de parecer y aunque no lo
hicieren, sería un gran logro para este novel y ocasional escritor, si es que siquiera
puede generar un mínimo de hesitación respecto a lo que se podía creer, por unos,
un tema acabado o no debatible.
Las complejidades generadas por la posible adopción de un sistema que se basa en
el simple consenso de las partes para transferir la propiedad de un inmueble, en una
sociedad que no se caracteriza precisamente por el respeto de los derechos ajenos
o por la observancia de las normas que la regulan, son sin duda alguna dignas de
meditarse; mas, aún, cuando la, supuesta, importación de este sistema se hizo sin
tener en cuenta las repercusiones, el funcionamiento y la legislación del país donde
se originalmente se instauro. Definitivamente no se tuvo presente que un Código
Civil debe ser un todo orgánico, concordante y engranado en cada una de las
diferentes materias que regula. Por estos motivos y pese a lo añejo del debate
suscitado respecto de esta materia, ella no deja de levantar las más acaloradas y
cautivantes discusiones doctrinarias y en algunos casos jurisprudenciales respecto
al sistema de transferencia de propiedad que ha adoptado nuestro código sustantivo,
su practicidad y la conveniencia o no de ese sistema.
Por nuestra parte intentaremos elaborar un análisis de las principales y más
interesantes construcciones jurídicas configurativas de los sistemas de transferencia
de propiedad imperantes, limitándonos al estudio de la traslación de los bienes
inmobiliarios, por ser ésta la que a lo largo de los años ha generado más de un
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Utilizamos aquí la acepción lata de lo que se entiende por pago, esto es, cualquier conducta activa u omisiva
con la que se dé efectivo cumplimiento a una contraprestación debida como resultado de un acuerdo
contractual; no restringiendo esta noción a la sola entrega, cancelación o ejecución en dinero de un precio o
prestación, tal como lo hace la doctrina alemana.
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ficción jurídica, por la que, en un primer momento, los bienes inmuebles del los
enajenantes o transferentes particulares virtualmente pasaban de éstos a favor del
estado. Este sistema pervive en Australia junto con el General Law, sistema propio
del Common Law.3
A priori resulta notable que en nuestro código civil se ha recogido, tanto para
muebles e inmuebles, únicamente el sistema de transferencia de propiedad llamado
de “La Unidad del Contrato”, pero, dentro de éste gran régimen se ha tomado,
atendiendo a la naturaleza de los bienes a transferir, cada una de sus subdivisiones
que él nos presenta, por ejemplo para los bienes muebles, desde el código de 1852
se viene adoptando la vertiente de la yuxtaposición de titulo y modo; mientras que en
lo atinente a los bienes inmuebles, parecería que el contenido del artículo 949 del
Código Civil, nos indica que se ha tomado partido por el principio contractual puro,
empero, en este último punto existen posiciones encontradas que han despertado
las más enconadas desavenencias, es por ello precisamente que trataremos de
dilucidar cual de estas posturas es la más acertada, porque y si se deben adoptar
alguna o desechar ambas.
3. LOS SISTEMAS DE TRANSFERNCIA INMOBILIARIA: Estudio
Pormenorizado
3.1. SISTEMA ALEMÁN
3.1.1. Referencia histórica4
Las antiguas tribus bávaras o germanas al tomar posesión de las tierras que
conquistaban establecían en ellas dos tipos de propiedad, una de carácter colectiva
que estaba sustraída del comercio, es decir, era inalienable y a la cual se le
denominaba “mark”; y otra comerciable o sea sujeta al tráfico jurídico de los
particulares, que se denominaban “lots” y que le eran otorgadas a cada casta o
familia. Sucedía que aquel jefe de clan que deseara transferir este terreno, de
propiedad privada familiar, debía presentarse junto con su contraparte, el potencial
adquirente, ante el consejo de la tribu manifestando, allí, cada quién su voluntad de
transferir sus tierras y su deseo de adquirirlas, respectivamente. Luego en una
ceremonia simbólica, en el que idealmente uno pagaba y el otro recibía el predio,
quedaba celebrada la transferencia.
El aspecto a rescatar en este pequeña crónica es que desde los inicios de esta
corriente ya se destacaba la intervención de un tercero ajeno al negocio de
transferencia de propiedad inmobiliaria, en principio el consejo de la tribu, luego, con
la evolución propia de este sistema, sería el estado.
3.1.2. Planteamiento
Actualmente la estructura de razonamiento que utiliza este sistema se basa el
respeto y sobre valoración de lo que significa el derecho de propiedad; así, en este
sistema se entiende que quién adquiere un inmueble no solo busca su
aprovechamiento inmediato y temporal, sino que desea tener sobre él un dominio
3
Cárdenas Quiróz, Carlos. “Conveniencia de la Implantación del Catastro en el Perú. Su importancia en la
trasferencia de bienes inmuebles”; en Themis, Segunda Época, N° 03, revista editada por los alumnos de la
Facultad de Derecho de la PUCP, Lima - Perú 1985; págs. 35 a 43.
4
Valiente Noailles, citado por Arias-Schreiber Pezet, Max. “Exégesis del Código Civil Peruano de 1984”,
Tomo IV: Derechos Reales, Gaceta Jurídica Editores; pág. 309.
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Supuesto con lo que ya se hubiese perfeccionado la transferencia de propiedad, si nos encontráramos bajo un
sistema del contrato único, dentro de la vertiente de la yuxtaposición del titulo y el modo.
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6
Cárdenas Quiróz, Carlos. Op. cit. Págs. 35 a 43.
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De comprobarse estos hechos, en el derecho alemán, es el estado quién se responsabiliza por los daños que
pueda causar a los verdaderos propietarios o a terceros, indemnizándolos con un Fondo especialmente creado
para ese fin, sin perjuicio de la indemnización que deberá pagar el sujeto que actúo de mala fe perjudicando a
terceros.
8
Es bastante frecuente - en nuestro país - que uno sólo de los cónyuges disponga o grave bienes que deben ser
considerados parte de la sociedad de gananciales, es decir, son bienes sociales o comunes y por tanto, para su
enajenación, requiere del consentimiento expreso de ambos cónyuges.
9
Salvat, Raymundo. “Tratado de derecho Civil Argentino”, Derechos Reales VIII, tomo I, Tipográfica
Editora Argentina; Bs. As, 1956, págs.494 y 495.
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3.2.2. Planteamientos
En este sistema se configura con claridad el ya comentado principio contractual
puro, por el que resulta mas que suficiente el simple acuerdo contractual, convenio o
consentimiento de las partes para que se repute por transferida efectiva y realmente
la propiedad del predio sobre objeto del negocio jurídico de enajenación de
propiedad inmueble, es decir, en este régimen se le otorga suma trascendencia y
eficacia al consentimiento, pues la transferencia de propiedad será un efecto
inmediato del contrato, acuerdo, sobre la transmisión de inmuebles; por citar un
ejemplo, por el sólo contrato de compraventa, el vendedor ya habrá enajenado el
bien y el comprador ya será propietario. Las denominaciones que se le achacan
reflejan su carácter esencial, pues basta el simple consenso, sin necesidad de un
acto distinto a su espíritu, un acto de entrega por ejemplo; nace en Francia, pero –
creemos – que se configura con mayores virtudes en Italia, puesto que en este país
guarda mayor concordancia y aún mantiene una vigencia incuestionable.
Se dice que obedece al principio contractual puro, pues responde al sólo contrato o
acuerdo contractual para que por mérito de éste ya se tenga por transferida la
propiedad, sin necesidad de un acto físico como la entrega posesoria.
Pensamos que esta teoría alcanza grados de perfección legislativa en el derecho
itálico, pues en este país, su vigente Código Civil de 1942, en su artículo 1376
prescribe que: “En los contratos que tengan por objeto la transferencia de la
propiedad de una cosa determinada (...), la propiedad o el derecho se transmiten y
se adquieren por efecto del consentimiento de las partes legítimamente
manifestado”. Es palpable como este código, expresamente, le otorga efectos reales
a los contratos traslativos de propiedad inmobiliaria lo que garantiza hasta nuestros
días la vigencia plena del sistema consensual; además es digna de destacar la
coherencia legislativa existente. Por su parte, el Código Civil Francés de 1804 en su
artículo 1138 - ya glosado - establece este sistema aunque no con tanta claridad y
tecnicismo como su par italiano.
En el derecho Francés el sistema espiritualista ha generado, entre sus estudiosos,
grandes debates y críticas que han originado su decadencia y prácticamente su
abandono.
Ya mencionamos que en el derecho Italiano, los contratos de transferencia de
propiedad inmueble generan efectos reales, pero existen excepciones especificas
para los casos de la enajenación de bienes inmuebles ajenos, genéricos y futuros,
negocios en los cuales no opera la inmediata transferencia de propiedad
inmobiliaria, sino que únicamente se habrá creado la obligación de transferirlos, que
necesitara ser perfeccionada posteriormente. Similar situación ocurre para la
transmisión de bienes genéricos y futuros en el derecho Francés10, pero la diferencia
estriba en que éste proscribe cualquier contrato que verse sobre la transferencia de
10
Artículo 1130 del C.C. Francés: “Las cosas futuras podrán ser el objeto de una obligación”.
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propiedad de bienes ajenos,11 por considerar que quien no tiene la calidad de titular
de un predio no puede transferir una propiedad que sólo es putativa; para que un
tercero transmita la propiedad de un bien ajeno debe mediar un poder especifico.
3.2.3. Anotaciones Finales
La ventaja de este sistema se expresa en la facilidad, celeridad y limitación de
formalidad que ofrece a los negocios de transmisión de la propiedad inmobiliaria, ya
que en estos bastará un solo consenso, acuerdo contractual o una convención de
voluntades para que el bien se entienda transferido real y plenamente; es decir, se
perfecciona la transferencia con el solo acto convencional, convirtiendo así al
comprador inmediatamente en propietario, sin necesidad de la entrega física o
posesoria del objeto del contrato. La critica, radica en que la celeridad que ofrece
esta corriente a las transacciones comerciales inmobiliarias se ve avasallada y
diluida por el inminente peligro que genera este sistema tanto para el negocio de
transferencia, para las partes intervinientes en él, así como para los terceros ajenos
a la enajenación. El negocio se puede ver rebatido por otro contrato que tenga como
objeto el mismo bien que ya se le ha transferido a una persona, lo que genera un
fenómeno al que llamamos “venta múltiple de propiedad”, que es posible gracias a la
intimidad en la que se refunden los acuerdos contractuales, permitiendo que en esa
misma esfera y con desconocimiento de otros el bien sea transferido a varias
personas12. Existe peligro para el adquirente, desde que éste soportará el riesgo de
pérdida o de deterioro del bien comprado, aunque este no se le haya entregado ya
que se convierte en propietario desde la perfección del negocio, la cual se da con el
solo consenso entre las partes13; también, puede verse burlado por el enajenante
que puede haberse obligado a transferir el inmueble a más de una persona, lo que
significaría según esta teoría que existirían varios propietarios; en realidad existe
uno sólo, pues los demás habrían comprado un bien ajeno, el problema radica en
saber con cual de los “adquirentes”, el enajenante, se comprometió primero o cual
de estos “propietarios” tiene la posibilidad de probar fehacientemente la existencia
primigenia del acuerdo contractual, lo que implica que estamos ante un caso de
oponibilidad. El adquirente, en muchos casos, tendrá que soportar las
consecuencias de una hipoteca recaída sobre el bien que le pertenece, desde que
convino el negocio con su contraparte, pero que fue realizada con fecha posterior al
citado consenso, aún no inscrito. El enajenante, podría ver, también, como se
desplaza su bien de una persona a otra, sin que tal vez se le haya cancelado la
totalidad o parte del precio que por el se convino. Además, los terceros pueden estar
adquiriendo bienes - ajenos - que en la realidad ya no le pertenecen al transferente,
11
Artículo 1599 del C.C. Francés: “La venta de la cosa ajena será nula (...)”. Todas las citas glosadas del C.C.
Francés están actualizadas, en acuerdo con último texto modificatorio establecido por la Ley: Loi 2003-516,
vigente desde el 19/06/2003.
12
En un verdadero sistema consensual la traslación del inmueble se perfecciona y operara desde la celebración
del contrato de enajenación, por lo que cualquier nuevo “contrato de transferencia” que verse sobre el mismo
bien y que haya sido realizada por el primer enajenante (venta múltiple), recaerá sobre un inmueble ajeno,
para el derecho Francés este negocio sería nulo. Pero lo medular en estos casos radica en probar cual de los
acuerdos contractuales se celebro primero, para determinar a quién se le reputa la propiedad del bien y quién
celebro un contrato sobre un bien ajeno.
13
De La Puente y Lavalle, Manuel Asociación Civil “Manuel De la Puente y Lavalle”. “Resumen de
Ponencias” del I Congreso Nacional de Derecho Civil y Procesal Civil; Universidad Pedro Ruiz Gallo,
Chiclayo- Perú; setiembre de 2000; pág. 7. Crítica no aplicable a nuestro derecho ya que en éste la
transferencia del riesgo se produce desde la entrega y no desde el simple consenso. Véanse los artículos 1431
y 1567 del C.C. Peruano y su manifiesta discordancia con el artículo 949.
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14
Arias-Schreiber Pezet. Op. cit. Pág. 300. Empero debemos mencionar que el artículo 1138 del C.C. Francés
no ha sufrido derogación o modificación alguna, según lo señala la Ley 2003-516 publicada el 18 de junio de
2003.
15
Es evidente la incongruencia al interior del C.C. Francés, pues por un lado establece que el consenso entre
partes para transferir un inmueble genera efectos reales aunque carecen del carácter de oponibilidad frente a
terceros; y por otro establece que el vendedor deberá cumplir con la obligación de entregar el inmueble
mediante la entrega simbólica de llaves o la remisión de títulos. Por ello compartimos el pensamiento de
aquellos que señalan que este sistema, en Francia, ha sufrido tales embates que le han restado vigencia a su
concepción original; véase la discordancia del artículo 1138 con los artículos 1126, 1140,1605.
16
Véanse el C. C. Venezolano de 1982, artículo1161: “En los contratos que tienen por objeto la transmisión de
la propiedad (...) se trasmiten y se adquieren por efecto del consentimiento (...)”; y C. C. Boliviano de 1976,
artículo 521: “En los contratos que tienen por objeto la transferencia de la propiedad de una cosa determinada
(...) tiene lugar por efecto del consentimiento (...), salvo el requisito de forma en los casos exigibles”.
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la simbólica o formal para los bienes inmobiliarios17, estas eran parte de la etapa de
ejecución de la obligación nacida de un contrato.
Ahora bien los actos formales de transferencia de propiedad predial, tales como la
injure cessio y la mancipatio, llevaban implícitas una voluntad o animus de transferir
la propiedad, mientras que por medio de la traditio se podían transferir, también,
otros derechos, como el uso, la habitación o el usufructo, por ejemplo; es decir, no
es esta pensada exclusivamente para la transferencia de la propiedad.
Los escolásticos, tras un nuevo estudio de la traditio, basados en los pensamientos
de Aristóteles sobre la posibilidad y la efectividad, aplicaron estos a la
descomposición de la traditio en dos elementos, el animus de transferir y la entrega
posesoria del bien, lo que dio lugar al titulo (contrato) y al modo (entrega)18; los
planteamientos esbozados por Aristóteles son llamados por otros, causa remota, a la
posibilidad; y causa próxima, a la entrega19. Este pensamiento escolástico, fue
recogido por los alemanes, quienes formularon una diferencia entre el simple modo
romano, traditio o entrega; y la transferencia que implicaba la conjunción del animus
y la entrega. De esta forma ha llegado hasta nuestros días la teoría de la
yuxtaposición del titulo y el modo, en la cual.
3.3.2. Planteamientos
Esta, plantea que la simple tradición no transfiere nunca la propiedad del bien, sino
que necesita estar precedida por un negocio jurídico que le dé causa o sea la razón
de la adquisición, un titulo. Así, diremos que la tradición por sí sola no transmite la
propiedad, pues la mera traslación de la posesión, sin un acuerdo precedente para
que esta se suceda, o sea una convención que lo justifique, será en sí misma
solamente un acto vacío. Cuando exista yuxtaposición o convergencia de estos dos
elementos, se habrá configurado la transmisión de la posesión. Es pues aplicable a
este planteamiento lo anotado últimamente cuando nos abordamos la referencia
histórica.
17
Es menester recordar que en la mancipatio y en la injure cessio, que sirvieron para transferir la res mancipi,
como los fundos, solo se hacía una entrega simbólica de los bienes a transferirse, mediante el intercambio de
otros bienes que los representaban.
18
Cuena Masas, Matilde, citada por Escobar Rozas Freddy. “El Contrato y sus efectos reales Análisis del
sistema de transferencia de propiedad adoptado en el Perú”, en Estudios sobre Contratos en General, Por
los sesenta años del C. C. Italiano, ARA Editores, Lima 2003; pág. 241.
19
De la Puente y Lavalle; Manuel. Op. cit. Pág. 9.
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20
Ibídem. Pág. 7.
21
Véase los artículos 1258, según el cual basta el consenso entre las partes para que exista contrato, creándose
la obligación de cumplir lo pactado; 1445, por el que, el contrato de compraventa obliga al transferente a
entregar una cosa determinada y el adquirente pagará su precio; 1461, por el que, el vendedor está obligado
entregar y sanear la cosa que vende; 1462, por el cual, se entiende entregada la cosa vendida cuando se pone
en poder y posesión del comprador. La existencia de un registro de propiedad en el que se inscriben los
actos traslativos de dominio sobre inmuebles, importa que además de la tradición sea necesaria la inscripción
en este registro.
22
Este sistema ha mantenido su vigencia a más de cien años de su implantación en Argentina, ello se debe a su
coherencia, nitidez y sistemática legislativa. Véase los artículos 574: “La obligación de dar, es la que tiene
por objeto la entrega de una cosa, mueble o inmueble (...)”; 577: “Antes de la tradición de la cosa, el
acreedor no adquiere sobre ella ningún derecho real”.
23
Código que regula detalladamente la tradición, ficta y real. Conceptúa a la tradición como la transferencia de
la posesión de una cosa, con facultad y ánimo de transferirle el dominio de ella. Especifica que la tradición
real, en el caso de un fundo, se verifica cuando el adquirente se transporta a él, para tomar su posesión,
consintiéndolo el tradente, tratándose de un edificio, la tradición se entiende desde que el tradente saca sus
muebles y permite que el adquirente introduzca los suyos. Informa que la tradición es ficta cuando no hay
entrega real de la cosa, sino de algún objeto representativo de ella; si es una finca, se da cuando el transferente
entrega sus llaves o los títulos del inmueble al adquirente, facilitándole su posesión (Véase los artículos 758
al 764).
24
Entre ellas, el artículo 1843, que establece que el título y el modo son oponibles a todos, pero para que lo sean
frente terceros de buena fe es necesaria una publicidad suficiente, que puede provenir de la posesión o de la
inscripción registral. Equipara el valor de la publicidad otorgada por el registro y por la posesión ya que en
caso de colisión prevalecerá la primera en el tiempo obtenida de buena fe, fortalece así su sistema frente a las
tendencias modernas que propugnan la inscripción registral, pues recuérdese que la entrega posesoria es el
modo de adquirir por excelencia utilizado por corriente tradicional de éste sistema.
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Esta última denominación “De retorno y venta ficta”, es propia y la utilizo porque es la característica que
resume este sistema.
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Referencias Históricas
Este sistema no es uno de transferencia propiamente dicha, sino más bien, se trata
de un sistema registral, que fue creado, en el año 1858, por un registrador de Sud-
Australia, Sir Roberto Torrens, he ahí la razón de su denominación. Sir Torrens, noto
que en la venta de las tierras del estado nunca se suscitaban problemas, pues los
títulos que expedía éste, le otorgaba a los adquirentes la propiedad indiscutible
sobre los inmuebles negociados.26
3.4.2. Planteamientos
Los problemas que se suscitaban en la transferencia de los inmuebles que
pertenecían a los particulares, despertaron en Sir Torrens gran interés, de modo tal
que concibió y construyo una ficción legal por la cual los inmuebles que iban a ser
transferidos por cualquier enajenante particular retornaban imaginariamente al
dominio del estado que luego los vende idealmente al adquirente. Lo especial de
este sistema radica en el hecho de que por efecto del retorno y la venta ficta al
estado y por el estado, éste será quien quede obligado a entregar, al adquirente, un
titulo saneado y libre de vicios, tal y como los que entregaba cuando transfería sus
verdaderas propiedades.
Para evitar perjudicar a terceros, los bienes inmuebles y los negocios de
transferencia a realizar sobre ellos se inscribían, desde su presentación, en los
registros de tierras para la debida evaluación y constatación de títulos, planos,
posesión y otros aspectos importantes del bien; esta inscripción era publicada por un
plazo prudencial, para que de esta forma cualquiera que sintiese conculcado algún
derecho relativo al bien, pueda formular la impugnación de la inscripción, la que se
resolvía con suspensión del procedimiento registral27. Toda impugnación fuera del
plazo fijado no podría dar lugar a acciones reivindicatorias o de nulidad, lo único que
procedía, en estos supuestos, de constatarse la existencia de un perjuicio, era una
indemnización que debía ser pagada por el estado, ello explica porque éste se veía
obligado a cobrar una tasa por la expedición del nuevo titulo y por la inscripción del
mismo.
3.4.3. Anotaciones Finales
Este sistema ofrece las ventajas de un titulo previsto de saneamiento absoluto y por
tanto inimpugnable y de validez total, es también destacable que la expedición del
titulo por cuenta del estado va acompasada de su inscripción, mejor dicho, cuando
se inscribía el negocio y dentro de él se determinaba el objeto a transferir, el
inmueble; luego de ello se realizaba un exhaustivo y riguroso examen por parte del
registrador, el cual de ser positivo, esto es no se detecta ninguna irregularidad en la
capacidad de las partes, en los títulos y en las dimensiones del predio; sin olvidar la
publicación y si en dentro del plazo para impugnar nadie lo hacía, deriva en la
inmediata expedición de un nuevo título otorgado por el estado a favor del
adquirente, convirtiéndose la anotación registral en definitiva y constitutiva de
transferencia de propiedad.
26
Miranda, Marcelo. “Transmisión y Constitución de Derechos Reales Inmobiliarios en Australia” en
Ponencias de la Comisión argentina ante el XVI Congreso Internacional del Notariado Latino, Lima-Perú
1982, citado por Cárdenas Quiróz. Op. Cit. Pág. 35 y ss.
27
Max Arias-Schreiber Pezet. Op cit. Págs. 314 –316.
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28
Mesinas Montero y Muro Rojo. “Código Civil Comentado”; Gaceta Jurídica Editores; Derechos Reales,
Tomo V, Lima-Perú 2003, pág. 305.
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29
Olivera, citado por León Barandiarán, José. “Comentarios al Código Civil Peruano” (de 1936), Tomo II,
Derecho de las Obligaciones; Librería e Imprenta Gil, Lima-Perú 1939; pág.13.
30
León Barandiarán, José. “Tratado de Derecho Civil”, Tomo III, vol. I, WG Editor; Lima – Perú 1992; pág.
38, reproduciendo lo dicho por Manuel Augusto Olaechea, la exposición del proyecto del que luego fuera el
artículo 1172 del código civil de 1936.
31
Ibídem. Pág. 38.
32
Obligaciones estas que no tiene por único objeto el de transmitir la propiedad, sino también otros derechos
como la posesión, el uso, la habitación, etc. Cárdenas Quiróz, Carlos. Op. cit. Pág. 35 y ss.
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El artículo 949 del C.C. Peruano hace referencia a un pacto en contrario, el cual estaría encarnado por el
pacto de reserva de propiedad, propio de la compraventa a plazos, en la cual el transferente se reserva la
propiedad del bien hasta que el adquirente le cancele la totalidad del precio acordado, pese a existir entrega
del bien; la disposición legal diferente se refiere a la Ley Nº13517 “Ley Orgánica de Barrios Marginales”
que en su artículo 28, prescribe que para ser propietario de un predio integrante de un barrio marginal se
necesita que dicho predio conste inscrito en el registro predial; así nos lo refiere Cárdenas Quiróz, Carlos. Op
cit. Págs. 35 y ss.
34
Escobar Rozas Freddy; Op. Cit., págs. 250 y 251. Véase que existe un error en cuanto a la referencia legal que
hace el autor en su obra, pues cita el artículo 1403, pero el texto transcrito pertenece al artículo 1402 del
Código Civil Peruano de 1984.
35
Forno Flores, Hugo. “El contrato con efectos reales”; Ius et Veritas, Fondo Editorial PUCP; Año IV,
número 7, Lima – Perú, 1993; págs. 77 a 83.
36
Op. cit. Págs. 83 a 86.
37
Mesinas Montero y Muro Rojo. Op cit. Págs. 306 y 307.
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por dicho artículo”. Manifiesta que no le es refutable a esta teoría el hecho de que no
exista obligación, pues grandes autores nacionales, al tratar el tema de las
obligaciones, consignan como elemento esencial de la misma a la prestación y como
esta no se presente en el mencionado artículo 949, entonces en este precepto legal
no existe obligación alguna, afirmar lo contrario sería atentar contra todo lo que el
sistema nacional entiende por obligaciones. Se trata, pues, “de una construcción
artificial, sin contenido y sin valor”, carente de la posibilidad de transferir la
propiedad38. Es por ello, que el efecto traslativo de propiedad debe ser atribuido al
contrato o al consenso, al que las partes arriben, por ser este el único acto que se
sucede en la realidad, (supuesto de hecho del artículo 949), antes de que opere el
efecto traslativo (consecuencia jurídica del mismo artículo).
Nos parece que estas son las posturas más aceptables y consistentes de las
bosquejadas por los autores nacionales pertenecientes a la corriente realista.
Sin perjuicio de lo antes anotado diremos que Jack Bigio nos refiere que en el
artículo 949 del Código Civil, el contrato cumple a la vez el papel de titulo y de modo,
pues por un lado crea la obligación y por otro perfecciona la adquisición de la
propiedad, lo que desnaturaliza, en sí, su propio planteamiento realista, pues en este
existe un solo acto, el consenso; mientras que en la teoría del titulo y el modo
coexisten dos actos bien diferenciados.39 Podemos, también apoyarnos en
diferentes y reiteradas jurisprudencias, como la que comparten la idea plena de que
“el contrato de compraventa de inmuebles es en nuestro ordenamiento de carácter
eminentemente declarativo, por tanto, para que tenga validez o existencia no
requiere estar inscrito, pues la inscripción no es elemento constitutivo del negocio de
compraventa de inmuebles (...) la transferencia de la propiedad se produce con el
solo intercambio de voluntades (…)”40. Pero, la jurisprudencia, no es pacifica en
cuanto a los criterios para la transferencia de la propiedad inmueble en nuestro país,
para graficar está aseveración a continuación presentamos algunos extractos
jurisprudenciales que nos demuestran la diversidad de criterios judiciales respecto al
tema en comento; con la gravedad que esto encierra, ya que tales divergencias nos
indican que el derecho en el Perú no tiene la característica de generalidad que
debería presentar. La dos primeras casatorias a citar se construyen sobre la teoría
del simple consenso, las siguientes dos se refieren al sistema del titulo y el modo, en
la que el modo esta encarnado en la inscripción registral – moderna vertiente de la
teoría del titulo y el modo, denominada del sistema registral constitutivo, muy distinta
a la teoría alemana -, véase con atención que en una de ellas se establece este
sistema como si fuera el regente; y en la otra como garante de la seguridad jurídica.
o CAS. Nº 1617-99-LIMA: “El artículo 949 del Código Civil recoge la Teoría
Francesa según la cual el mero consentimiento tiene la facultad de transmitir
la propiedad al adquirente, con arreglo a la norma invocada, el solo
intercambio de voluntades, o “solo consensus”, perfecciona la transferencia
de propiedad inmobiliaria; en tal sentido, el referido acuerdo de voluntades
basta para transmitir el dominio de los bienes inmuebles. El sistema de
transferencia de propiedad en nuestro ordenamiento jurídico descarta como
38
Escobar Rozas Freddy. Op. cit. Pág.273 a 276.
39
Bigio Chrem, Jack. “La compra - venta y la transmisión de propiedad”. En: Biblioteca Para Leer el
Código Civil, Tomo I, Fondo Editorial de la PUCP; Lima - Perú1990, págs. 179 a 186.
40
Casación Número 856-96- Chimbote; citada en Código Civil de 1984; Asociación No Hay Derecho.
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Las Críticas
Son, en suma, las mismas que se mencionaron cuando tratamos el sistema
espiritualista en general, pero, en nuestro país la critica central que se formula es
que contraviene todo el ordenamiento civil contractual ya que el sistema contractual
peruano es eminentemente obligacional, esto es incapaz de producir, por su sola
celebración, efectos reales o traslativos tal como lo propone el sistema francés; y
para que exista una excepción a las consecuencias naturales que en Perú se le
otorgan al contrato, se hace necesaria una norma expresa (Vid artículo IV del Titulo
Preliminar del C.C Peruano: “La Ley que establece excepciones...no se aplica por
analogía”), que le brinde al contrato la facultad de crear efectos reales y si es que
esa era la real intención del legislador, éste le hubiese establecido tales efectos
como lo ha hecho el legislador Italiano en el ya glosado artículo 1376 del Código
Civil Italiano de 1942, aún vigente.
Había quedado pendiente manifestarnos respecto a la critica que le hace a esta
teoría el doctor De La Puente y Lavalle (supra 3.2.3), al referir que en este sistema
se transfiere el riesgo desde la concertación de voluntades o simple consenso;
diremos al respecto que en un sistema espiritualista, que verdaderamente se
instituya como tal e irradie sus efectos y alcances al resto de normas que conviven
dentro de un sistema jurídico determinado, sin duda resultaría válida la censura
esgrimida por antedicho autor nacional. Sin embargo, en nuestro ordenamiento, no
- 18 -
HECHOS DE LA JUSTICIA
41
Aquí se expresa la coherencia legislativa de este código, pues en su sistema es el contrato de transferencia
inmobiliaria el que produce la traslación del bien, por lo que el adquirente es propietario desde el acuerdo y
asume el riesgo de la perdida de su bien.
42
Realidad que nos indica que la delincuencia, la falta de valores, el poco respeto por el derecho de terceros, la
poca seriedad que se le da a los compromisos pactados y el obrar de mala fe, tienen alarmante acogida,
resultando ser una mal escenario para la implantación de un sistema de transferencia de propiedad basado en
el simple consenso, que debe ir resguardado de la buena fe.
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43
Bullard Gonzáles, Alfredo. “Un mundo sin propiedad”. Análisis del sistema de la transferencia de la
propiedad inmueble”. En: Derecho, Revista de la Facultad de Derecho de la PUCP, 1991, pág. 150.
44
Detalles en Escobar Rozas, Freddy. Op cit. Págs. 251 a 276.
45
Esta supuesta adopción de la teoría del titulo y el modo por parte de nuestro vigente ordenamiento civil para
la transferencia de inmuebles por medio de contratos, proviene desde su antecesor, el C.C. de 1936, artículo
1383 que le sirvió de base al actual artículo1529 del C.C. de 1984: “Por la compraventa el vendedor se obliga
a transferir la propiedad de un bien (...)”. Como se aprecia, los contratos sólo generan la obligación de
transferir efectivamente la propiedad del inmueble y no su real transferencia.
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HECHOS DE LA JUSTICIA
transferir la propiedad creada por el artículo 1529 el efecto traslativo que dicha
obligación, en si misma, era incapaz de engendrar. Así, la conjunción del artículo
1529 más el efecto concedido por el artículo 949 producen la transferencia de la
propiedad. 46
Concluyendo expresamos que si la traditio, por sí sola, estéril para producir la
transferencia de propiedad sin causa que la justifique; el sistema establecido por el
artículo 949, entendido como modo, tampoco es hábil para transferir la propiedad del
inmueble, pues debe estar precedida necesariamente por un acto jurídico, que
podría ser el contrato de compraventa u otro, que en todo caso fungirá de titulo.
o Miguel Torres Méndez
Excusándonos de los detalles, mencionamos, raudamente, otra de las posturas de
los defensores de este mismo sistema, quién considera al artículo 949 como una
excepción, con respecto al contrato de compraventa, regulado por el artículo 1529,
que sólo otorga efectos obligacionales al mencionado contrato, por ello concluye que
el artículo primeramente citado solo es aplicable a los contratos atípicos; para él la
transferencia en el contrato de compraventa se perfeccionaría únicamente con la
entrega posesoria del bien, esto es, por medio de un modo.
Las Críticas
Aceptar este planteamiento sería desnaturalizar lo que se entiende por modo,
comprendiendo por este a un hecho o acto material, generalmente, notorio47, que se
convierte en un signo de cognocibilidad social engendrando no sólo la transferencia
de propiedad sino la publicidad para los terceros. Vemos que las características del
modo no están presentes en el modo elaborado por el Dr. De La Puente, pues el
sólo efecto legal del artículo 949 no tiene esta naturaleza de cognocibilidad social.
Es más, el modo no puede ser comprendido sino solo como un hecho que se
exteriorice en la realidad; el análisis de los artículos 1402: ”El objeto del contrato
consiste en crear (...)obligaciones” y 1529: “Por la compraventa el vendedor se
obliga a transferir la propiedad de un bien al comprador (...)”, ello nos lleva a
preguntarnos ¿qué relación se habrá creado por el contrato de compraventa y a que
se compromete el vendedor?. No habrá nacido acaso una relación obligacional por
la cual el vendedor deberá transferir la propiedad del inmueble y no es esa misma
obligación48, o una similar, la contenida en el artículo 949 del código civil, pensamos
que en efecto existe equivalencia entre las obligaciones contenidas en los diferentes
dispositivos legales antedichos; por lo tanto el titulo y el modo, en la argumentación
de este reconocido jurista nacional, se refundirían en uno solo, limitando sus
consecuencias al ámbito puramente obligacional, sin llegar jamás a producir una
verdadera traslación de propiedad, efecto real, sobre la base de ellas. El hecho de
pretender otorgarle la calidad de modo al artículo 949 no significa, también,
reconocerle efectos reales a este precepto y en cierto modo compartir lo que
manifiestan los realistas, sin duda esta reflexión no es del todo descabellada.
46
De La Puente y Lavalle, Manuel. “Estudios sobre el contrato de compraventa”; Gaceta Jurídica, Lima-
Perú 1999; pgs.24 a 26
47
Decimos generalmente, porque el constituto posesorio y la traditio brevi manu, tal vez, no sean hechos
notorios, pero si son cognoscibles por los terceros, desde que en ellos ha operado una transformación de
propietario a poseedor y de poseedor a propietario, respectivamente. El carácter cognoscible será más
apreciable cuando tratemos el sistema registral constitutivo.
48
Dejando de lado por un momento el pensamiento del Dr. Escobar Rozas, respecto a la inexistencia real de una
obligación en el artículo 949 del código civil, pensamiento que nosotros compartimos.
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HECHOS DE LA JUSTICIA
49
Escobar Rozas, Freddy. Op cit. Pág. 270.
50
Creemos que no existe una mixtura en el sistema de transferencia inmobiliaria nacional, sino que se han
trastocado o reglado de forma dislocada los diferentes sistemas de transferencia de propiedad existentes en su
concepción prístinamente.
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HECHOS DE LA JUSTICIA
51
Fernández Cruz, Gastón. “La obligación de enajenar y el sistema de transferencia de la propiedad
inmueble en el Perú”. En: Themis, Segunda Época, N° 30, revista editada por los alumnos de la Facultad de
Derecho de la PUCP, 1994, págs. 149 a 170.
52
En estos procesos se protege a aquel “propietario” que base su derecho en una prueba más fiable, como es
obvio en esta disputa prevalecerá el título inscrito, de haber varios, el que se registro primero; Así lo informa
el artículo 1135 del código nacional; sin embargo, diferentes fallos judiciales pueden llevar a creer que la
inscripción es necesaria y constitutiva de la transferencia de propiedad, lo que es falso, pues este acto nos
servirá para lograr la oponibilidad, pero cuestión distinta es la traslación de propiedad, en la primera se valora
el mejor titulo, en la segunda debe verse el sistema adoptado y los requisitos que en él se exigen, el simple
consenso, el titulo y el modo o la inscripción, según el bien y el país.
53
Mesinas Montero y Muro Rojo. Op. cit. Pág. 308.
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HECHOS DE LA JUSTICIA
5. Soluciones a la vista...
5.1. Pudo ser la solución pero....
Las cosas serían bastantes disímiles si no se hubiese modificado el proyecto
presentado en julio de 1980 por la Comisión reformadora del Código Civil de 1936,
pues en éste se bosquejo la idea de reestructurar la clasificación de los bienes y
establecerla en dos grandes grupos, los bienes registrables y los no registrables. En
este nuevo orden el contrato de compraventa u otro traslativo de propiedad se
erigirían como el título de adquisición de la propiedad y el modo de adquirir y
perfeccionar la traslación estaría representado por la inscripción en el registro
respectivo, para los bienes registrables y por la tradición o entrega para los no
registrables, es decir, se hubiese configurado y adoptado la teoría del título y el
modo, para todos los bienes. Sin embargo la Comisión Revisora modificó la
clasificación de los bienes, dividiéndolos en muebles e inmuebles y para el caso de
los muebles conservó la teoría antes mencionada, como lo vino haciendo desde el
código de 1852. Con respecto a los bienes inmuebles, se conservo la tendencia
plasmada en el artículo 1172 del código civil de 1936, sistema francés, para ello se
realizaron algunos cambios al nombrado dispositivo, lo que dio como resultado el
artículo 949 del vigente código de 1984, ubicado en el Libro V de los derechos
reales, modificando la colocación que tuvo en su predecesor que lo regulaba en el
libro de obligaciones, específicamente en lo referido a las obligaciones de dar, en
donde se encontraba la dar el bien inmueble determinado en propiedad. Con lo
hasta aquí expresado, volvemos al problema inicial que nos ocupa.
Solución planteada
La solución que nosotros proponemos, tiene larga data e hizo su debut, por lo
menos presencial, entre los doctrinarios nacionales allá por los años 30, cuando el
Dr. Alfredo Solf y Muro la propuso; pensamos que este autor tuvo una visión muy
adelantada a la realidad peruana de eses entonces. Pero su incuestionable genio
nos ha cautivado, además de convencernos de las bondades más que teóricas, que
sin objeción tiene, practicas.
El planteamiento que heredemos del Doctor Alfredo Solf y que ahora traemos a
colación es el concerniente al sistema registral constitutivo, por el cual la
transferencia de la propiedad inmueble opera, recién, desde la inscripción en el
registro predial, existente tanto para inmuebles urbanos como rurales, del negocio
jurídico o contrato en cual se pacto la enajenación del bien. En pocas palabras, el
elemento constitutivo de la transferencia de un inmueble será la inscripción registral,
desde entonces se entenderá operado el cambio en la titularidad del propietario.
Este sistema difiere de su par alemán porque los dos actos que aquí se describen, el
contrato o negocio jurídico traslativo de propiedad y su inscripción registral, están
ontológica y jurídicamente vinculados el uno al otro, de modo que los vicios en el
contrato, fase obligacional, pueden producir la nulidad del mismo y
subordinadamente la anulación del asiento de inscripción registral. Esto no es una
desventaja, con respecto al sistema alemán, sino que constituye una forma de evitar
que se consagren injusticias o se convaliden nulidades por una sobre exaltación de
principios regístrales, como el de impenetrabilidad absoluta, en desmedro de otros
principios más relevantes del derecho en general y del civil, en particular, tales como
la justicia y la buena fe. Encontramos otra distinción, íntimamente ligada a la
anterior, pues en el derecho alemán existen dos contratos, totalmente escindidos y
bien delimitados, uno de los cuales deviene en la anotación registral, el traslativo, en
cambio en el sistema que proponemos sólo existe un contrato, es decir seguimos en
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HECHOS DE LA JUSTICIA
la teoría de la unidad del contrato, pero salimos del principio contractual puro. La
similitud entre los dos sistema, el alemán y el de la inscripción constitutiva es asaz
clara, en ambos, desde la inscripción se produce la transferencia, antes no existe tal.
Ahora, la interrogante que muchos nos planteamos es si acaso esta inscripción
registral no es otra cosa que un modo de adquisición de la propiedad. No cabe duda
que reúne todas las características de lo que se debe entender por modo, ya que es
un hecho notorio, de gran reconocibilidad social y es más por mandato legal se
presume, jure et de jure, conocido por todos (Véase el artículo 2012 del C.C.
Peruano: “Se presume, sin admitirse prueba en contrario, que toda persona tiene
conocimiento del contenido de las inscripciones”.
Lo que lo distingue de la teoría del titulo y el modo, como normalmente se conoce,
es en ésta se presentan diferentes actos que podrían entenderse como un modo de
adquisición, siendo el más practicado y conocido, en cuanto a inmuebles, la entrega
posesoria. El sistema propuesto por Don Solf y Muro, que nosotros intentamos
reivindicar, reduce, si se quiere, el concepto de modo, al punto de identificarlo sólo
con la inscripción registral, que de por sí, le otorgar visos de gran publicidad; con
esto se busca ofrecer a la transferencia de propiedad la oponibilidad necesaria para
excluir efectiva y definitivamente a otros que se crean propietarios. Desde este punto
de vista, hasta la constituto posesorio y la brevi manu gozarán de amplia
cognocibilidad social, fin último y principal de todo modo de adquisición. No
podemos dejar de mencionar que en el régimen de la inscripción constitutiva, si bien
desde esta se tiene por transferida la propiedad, esta inscripción debe estar
precedida por un negocio jurídico válidamente celebrado que origine o sustente
dicha traslación inmobiliaria, no podría razonarse de ninguna otra manera. En
acuerdo con lo expuesto, se nos presentaría una teoría la yuxtaposición del titulo y el
modo54, donde la trasferencia de propiedad se constituirá a partir de este último, el
mismo que sólo se manifestara a través de la inscripción registral, desechando
liminarmente y en forma concluyente cualquier otros tipos de modos de adquisición
de la propiedad inmueble. Existen Códigos Civiles en Sudamérica que ya recogen
este ultimo esbozo teórico entre ellos tenemos al novísimo Código Civil Chileno.55/56
Por su parte el código civil brasileño, se adscribe al sistema de la trascripción que
también se basa preponderantemente en la inscripción del negocio traslativo en los
registros públicos para que a partir de ahí se entienda transferido el inmueble,
resultando oponible a terceros en mérito mismo de la publicidad registral, 57 como
54
Salvat, Raymundo; op. cit. pág. 428 “(...) la tradición o la inscripción en el registro de propiedad constituyen el
modo, en tanto el contrato (...) que le sirve de antecedente, constituirían el título. El titulo confiere solamente
un derecho a la cosa, pero la propiedad sólo se transmite cuando el modo se ha cumplido”
55
C.C. Chileno de 1994: Artículo 686: “Se efectuará la tradición del dominio de los bienes raíces por la
inscripción del título en el Registro del Conservador. (...)”. Véase también el C.C. Ecuatoriano de 1970:
Artículo 721: “Se efectuará la tradición del dominio de bienes raíces por la inscripción del título en el libro
correspondiente del Registrador de la Propiedad. (...).”
56
Proyecto C.C. Argentino de 1998, artículo 1843, prevé la posibilidad de que el modo sea la registración “(...)
Si el modo consiste en una inscripción constitutiva, la registración es presupuesto necesario y suficiente para
la oponibilidad del derecho real (...)”
57
El C.C. Brasileño, establece el sistema del titulo y el modo, siendo éste último la inscripción registral.
Prescribe que todos los negocios jurídicos traslativos de propiedad deben ser transcritos en los registros
prediales, a partir de esta inscripción se entenderá transferida la propiedad del inmueble; éste régimen se vale
de la publicidad registral para fundamentar la oponibilidad del negocio frente a los terceros ajenos a él; véase
los artículos 530, 531, 533, 534 y 1122.
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HECHOS DE LA JUSTICIA
58
Hoja registral creada para cada inmueble, con el fin de que en ella se anoten los actos o negocios jurídicos que
recaigan sobre él.
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HECHOS DE LA JUSTICIA
59
Se debe entender que el contrato de compraventa de un inmueble se perfeccionaría desde que el vendedor
cumple con elevar el contrato privado a escritura pública, puesto que la inscripción registral de dicho
documento ya no depende de su voluntad, sino de la calificación que el registrador realice. La obligación del
vendedor permanecerá vigente si el registrador observa la Escritura Pública y para la subsanación de dicho
documento se necesita de su intervención.
60
Esta situación podía suceder en el sistema francés, ya que, en éste, desde la sola convención de voluntades se
entiende que existe un efectivo trasladado del dominio del inmueble y de la titularidad del propietario del
predio.
61
No debemos confundir la forma de transferir la propiedad, que a su vez devendrá en una propiedad absoluta,
en cuanto sea oponible a cualquier tercero; con el ejercicio del derecho de propiedad, pues es bien sabido
que ningún derecho se ejerce de manera absoluta, pues su disfrute debe concordarse con el principio de
coimplicancia o alteridad y con la función o utilidad social.
62
Sobre la publicidad registral el proyecto del nuevo C.C. Argentino de 1998, en su artículo 1843, establece
tácitamente la presunción erga omnes de todo acto o negocio registrado; así la citada norma prescribe: “(...)
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Si el modo consiste en una inscripción constitutiva, la registración es presupuesto necesario y suficiente para
la oponibilidad del derecho real (...)”.
63
Ello porque la inscripción registral supondría la impenetrabilidad del asiento respecto de otro derecho
incompatible con el primeramente inscrito, tornando imposible o muy poco probable que exista duplicidad de
inscripciones sobre un mismo bien.
64
Bullard Gonzáles, Alfredo. Op cit. Pág. 150.
65
Ibídem. Pág. 148.
66
Citados por Fernández Cruz, Gastón. Op cit. Pág. 159.
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67
Mesinas Montero y Muro Rojo. Op cit. Pág. 310
68
Ibídem. Pág. 311.
69
La formalidad “ad solemnitatem”, esta prevista por el C.C. Español, debe constar en documento público, el
contrato por el cual se transmita un derecho real sobre un inmueble (véase el artículo 1280, inc.1); el C.C.
Colombiano, la venta de bienes raíces no se reputan perfectas mientras no se ha otorgado escritura pública
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(véase el artículo 1857, segundo párrafo); El C.C. Italiano, brinda más opciones dentro de su formalidad,
expresando que debe celebrarse por escrito, bajo sanción de nulidad, los contratos de transferencia de
propiedad inmueble, pudiendo optarse por el acto público o escritura privada. (Véase el 1350, inc.1).
70
El C.C. Peruano, no prescribe formalidad alguna para celebrar un contrato de compraventa de inmuebles,
como sí lo hace para el de donación, artículo 1625, por ello debemos concluir que le otorga plena libertad
contractual para comprar y vender inmuebles.
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