ENTRE BERMAN Y UNA HISTORIA DESNUDA
Jacqueline Bixler
L A HISTORIA NACIONAL ES UBICEA, SAGRADA Y PARTE INTEGRAL DE LA CULTURA
mexicana. Como explica Enrique Krauze, es casi una obsesién nacional:
“desde los cédices del siglo XVI hasta los libros académicos de hoy en dia, Méxi-
co ha sido un pais ocupado en preservar, reconstruir, interpretar (y a veces, lamen-
tablemente, distorsionar), en la letra y la imagen, su historia” (Tiempo, 227-228).
Pero, la historia de México tiene dos caras, una visible y la otra invisible. La histo-
tia visible es la llamada “historia oficial,” la de los mitos nacionales y los grandes
héroes como Cuauhtémoc, Hidalgo, Morelos y Juarez. Esta es la “Sagrada Escri-
tura,” segiin Krauze, un texto intocable que el Estado escribe y difunde a través de
Jos medios de comunicacién y los textos escolares. Pero bien se sabe que hay otra
historia mexicana, una historia invisible, no-oficial y vergonzosa que se ha silen-
ciado, suprimido 0 escondido ya que amenaza debilitar 0 destruir los mitos sagra-
dos de la patria. Es por eso, como dice Octavio Paz en su inimitable estilo dialéc-
tico, que “México esta lleno de gente con mordaza y de monumentos a la Revolu-
cion” (31).
En su libro La presidencia imperial, Krauze describe la historia politica mexi-
cana como un gran teatro en el que los actores - viejos farsantes y egoistas ~ se han
negado a rendir el escenario a la nueva generacion: “Los actores en el escenario se
posesionaron de manera creciente de su papel. La mascara se fundié con la cara.
Algunos fingian, pero muchos otros se sentian de verdad, angustiosamente a ve-
ces, herederos de la Revolucién, garantes de la historia, padres y benefactores del
pueblo. Ademas, y sobre todo, tenian la pistola. Cuando en 1968 un sector juvenil
del publico comenz6 a abuchear, el protagonista en turno (Gustavo Diaz Ordaz)
sacé la pistola y los maté. La gente empezo a abandonar el teatro” (448-49), Con
esta brillante metafora, Krauze establece el cansancio, el recelo y la desconfianza
del “publico” tanto como la estrecha conexi6n que existe en México entre el tea-
tro, la historia y la politica.
Seguin los historiadores culturales, el 2 de octubre de 1968 fue un parteaguas en
la conciencia mexicana, el momento cuando el pueblo/publico, compuesto en su
mayoria de jovenes, dejo de creer en el discurso oficial. Desde entonces, Octavio
Paz, Enrique Krauze, Carlos Monsivais, Héctor Aguilar Camin, Gabriel Zaid,
Carlos Fuentes, Enrique Florescano, Julio Scherer Garcia y otros intelectuales del
pais han atacado sin tregua todas las “verdades” oficiales. Al minar esa base de la
piramide, han desatado un proceso que Michel Foucault llama “the insurrection
107of subjugated knowledge” (81). Un buen ejemplo del “conocimiento subyugado”
es Chiapas y el afio 1994: Como explica Krauze, “Chiapas encarnaba toda esa
historia latente, irresuelta, viva. El estallido era una erupcion de lava histérica”
(Presidencia, 432).
En el teatro mexicano, la historia suprimida ha sido un tema recurrente desde
El gesticulador (1938) y las tres Coronas anti-historicas de Rodolfo Usigli. Fue
Usigli quien declaré que “Un pueblo sin teatro es un pueblo sin conciencia” y
quien después planted la pregunta que habria que torturar a los dramaturgos por
varias décadas: “;Teatro 0 silencio?” Entre los muchos dramaturgos que han res-
pondido a la pregunta con atrevidas obras teatrales, hay varias mujeres, como
Jesusa Rodriguez, Astrid Hadad, Carmen Boullosa y Sabina Berman, que han
atacado los sagrados iconos de la historia mexicana de manera irreverente y satirica.
Como observa Linda Hutcheon en su estudio fundamental del posmodernismo,
no sorprende que un gran numero de los autores y artistas posmodernos sean
Precisamente mujeres, ya que estan categoricamente al margen de la politica na-
cional y no tienen nada que perder al criticar la situacion politica de su pais: “women
have more to win, not lose, by a critique of the politics of representation” (102).
Tienden a desconfiarse de una historia oficial y patriarcal que ha hecho todo lo
posible por excluirlas. Seguin Iris Blanco, “la mujer en México ha sido siempre
participe y testigo muda de la historia” (48). Entre este grupo de iconoclastas
mexicanas, la que ha subvertido la Sagrada Escritura con mas frecuencia, irreve-
rencia, creatividad y éxito comercial es Sabina Berman.
Durante los tltimos veinte afios, Berman ha hecho todo lo posible por destapar
€sa caja de Pandora que encierra las historias reprimidas de su pais. Como obser-
va Sandra Cypess, Berman “re-lee el pasado para integrar al record oficial nacio-
nal los episodios que muchos quisieran ignorar u olvidar” (“Ethnic,” 176). Hasta
la fecha tiene cinco obras dramaticas que cuestionan la historia oficial a la vez que
sacan a la luz esa otra historia que por tantos afios ha permanecido en el olvido, el
silencio 0 el polvo del archivo: Rompecabezas(1981); Herejia(1983); Aguila o sol
(1985); Entre Villa y una mujer desnuda (1993); y Krisis (1996). En cada obra,
Berman subraya, ya sea implicita o explicitamente, la selectividad historica de un
partido dominante que silenciaba toda historia que contradecia los mitos naciona-
les 0 que no correspondia a sus objetivos politicos? También se empefia en qui-
tarle a la historia mexicana la ropa conservadora, opaca, europea y masculina
con la que siempre la han vestido y disfrazado.’ Aunque estas cinco obras his-
toricas varian de estilo y tono, en todas Berman ataca, ironiza y finalmente
desnuda la historia oficial para dejar visibles las “verguenzas” de su patria,
Rompecabezas se basa en el asesinato de Leon Trotski, ocurrido en la Ciudad
de México en 1940. Segun Ia historia oficial, 0 sea, la que se ha publicado en los
textos, Trotski fue asesinado por Ramén Mercader, un espafiol estalinista que pre-
tendia ser un belga trotskista con el nombre de Jacques Mornard. Pero, tal como
108sugiere el titulo, el drama de Berman es un rompecabezas irresoluble, ya que pre-
senta multiples posibilidades, todas igualmente admisibles, en cuanto a la identi-
dad y los motivos del asesino. Desde el principio, la historia se presenta no como
un compendio de datos objetivos sino como algo que se crea segun los motivos de
los que estan en el poder, un tema que se va a repetir en sus obras posteriores. La
autora misma ha confirmado que “es el como se construye la historia de lo que
hablan mis obras ‘historicas'” (carta personal).
La mayor parte de Rompecabezas consiste en una serie de dialogos entre el
asesino y el Coronel Salazar, el encargado de averiguar la verdad sobre su identi-
dad y sus motivos. Pero no le interesa encontrar la verdadera verdad, sino una
verdad que no avergiience al gobierno mexicano que le dio asilo al ruso. Aunque
el coronel insiste en que solo quiere “desentrafiar” la verdad, siempre esta dispues-
to acrear los datos necesarios. Durante el primer interrogatorio al acusado, se oye
el chasquido de un dictafono, cuyos alambres el coronel conecta y desconecta
segiin le conviene. En varios momentos aparece una secretaria que transcribe los
testimonios, pero una vez que Salazar le dice “Esto no conviene que quede graba-
do” (101), esta claro que esas transcripciones seran incompletas y parciales.
La base de la acusaci6n es el testimonio de la viuda de Trotski, a quien la
defensa describe como “una anciana un tanto histridnica, dada a desplantes heroi-
cos” (116). En un momento, se hace una reconstruccién del crimen, en la que
actua el mismo asesino. Al hacer hincapié en la re-presentaci6n de la historia, esta
escena sugiere que la historia misma, como las obras teatrales, cambia segin los
deseos y la ideologia del historiador/director. Al final del drama, no sabemos
quién era el asesino ni por qué mat6 a Trotski. Lo tnico que sabemos a ciencia
cierta es que la historia es un juego de perspectivas, una sustancia maleable segun
las intenciones del que dirige o escribe.
En Herejia, Berman expone otra historia suprimida al retratar la historia muy
poco conocida de la Inquisicion y la persecucién de los colonos judios. En un
breve prefacio, la autora identifica sus fuentes historicas: un tomo historico de
Alfonso Toro, la autobiografia de Luis de Carbajal y documentos relativos a los
procesos de la Santa Inquisicién contra aquella familia. Al leer estos libros polvo-
rientos, Berman aprendié que “los espafioles no eran ese bloque homogéneo tam-
bién llamado los cristianos (como le ensefian a uno): los espafioles se dividian en
cristianos, judios, musulmanes, y tal vez en partes: iguales”. Seguin Berman, la
historia sobre el México colonial se ha homogenizado tanto como la poblacion
misma: “La Santisima Inquisicion [...] borré no solo esa Nueva Espafia diversa,
sino hasta su recuerdo”.* Berman no solo trata de subrayar la duplicidad y las
contradicciones de la Inquisicion, sino también trata de heterogenizar la historia
al soltar voces que han permanecido enterradas por cuatrocientos afios.
Con un estilo fragmentado y anti-realista, Berman presenta la historia de la
familia Carbajal para que el publico juzgue a los que mintieron sobre su fe verda-
109dera tanto como a los que los castigaron por razones ilegitimas. A través de multi-
ples escenas de tortura y persecucion, Berman también subraya la ironia de que la
InquisiciOn pretendia ser una forma de justicia contra los “herejes,” cuando en
realidad la Iglesia persiguié a Luis de Carbajal solo para apoderarse de su fortuna
y Sus tierras. Como descendiente de judios europeos, Berman bien podria haber
privilegiado el punto de vista judio, pero en cambio hasta provocé la protesta de la
comunidad mexicana-judia cuando presenté las multiples voces de conversos, acu-
sados, inquisidores y otros para que el ptiblico formule su propio juicio sobre ese
capitulo polvoriento de la historia mexicana.5
En el ultimo cuadro, Berman presenta “una vista desquiciada” que expresa
visualmente el concepto de la distorsidn, sea de las creencias o de la historia mis-
ma: “Los verdugos en el suelo acostados, pero en posturas de estar de pie. La mesa
también vertical, los inquisidores sentados en sus sillas, pero de costado al suelo”
(203). De este modo, la autora muestra cOmo cualquier historia puede ser sujeta a
la manipulacion y la distorsién para que el publico la perciba de otro modo.
En Aguila o sol, Berman presenta otra vista desquiciada, esta vez de la Con-
quista de México. Lo que se cuestiona en esta breve pieza posmoderna es el punto
de vista desde el cual siempre se ha percibido y contado la conquista de México.
Tal como el juego de moneda que inspiré el titulo, la historia tiene mas de una
cara, pero la cara que cae boca arriba siempre es la que gana. Le sirve de base el
libro Visién de los vencidos de Miguel Le6n-Portilla, a quien Berman imita al
voltear la moneda y dar a los aztecas el papel principal y la voz cantante.
En resumidas cuentas, Berman se burla de la narrativa dominante, segun la
cual la capital azteca fue conquistada por unos trescientos espajioles valientes,
Pero lo hace sin caer en la trampa de glorificar a los vencidos. Emplea un estilo
irrealista para parodiar y caricaturizar tanto a los indigenas como a los conquista-
dores. Como explica Cypess, “de acuerdo al fin desmitificador de Berman, nada
es sagrado y el discurso dramatico se burla de todos los que ejercen el poder, sea
quien sea: el conquistador, el sacerdote indigena, o el emperador Moctezuma”
(“Dramaturgia,” 297). Aunque la conquista se cuenta desde el punto de vista de
los indigenas, Berman no deja de burlarse de la paranoia y la debilidad general de
Moctezuma y su séquito.
De nuevo Berman establece el nexo entre el poder y la palabra, pero con resul-
tados inesperados e irdnicos. En la narrativa hegemonica, la lengua “extranjera”
siempre ha sido la de los indios, pero en esta pieza irrealista la lengua que no
entiende nadie es la de Cortés. La primera vez que aparece el gran conquistador,
emite puras tonterias: “{Gato por liebre, sucios negros trajinantes? Mas cus-cus
iio?: nieve de orozuz” (234). La Malinche traduce todo lo que dice Cortés, pero su
“traduccion” no corresponde en absoluto a los disparates de su amo, lo cual impli-
ca que puede haber una gran distancia entre lo que de verdad se dijo durante ese
encuentro y como se ha “traducido” en los libros de historia. Cabe mencionar que
110esta obra fue comisionada por el gobierno como una obra didactica que se pudiera
llevar a la provincia, pero cuando las autoridades vieron que Berman iba a ensefiar
otra historia, la que se pudiera disminuir la autoridad de la historia oficial, sus-
pendieron la gira y cortaron los fondos.
La historia es solo uno de los temas que toca Berman en Entre Villa y una
mujer desnuda. En el plano del presente, el drama trata la relacién problemati-
ca entre Gina y su amante, Adrian. Un académico, Adrian esta escribiendo un
libro sobre Pancho Villa, quien a la vez le sirve de inspiracion personal. En
este caso, la historia que ataca Berman es el Villa del nacionalismo mexicano,
el que se ha vuelto mito a la vez que arma retorica del partido dominante.
Como explica David Herzberger, “Myth functions both to coerce belief and to
compel silence in the laying out of the past” (34). El Villa de Berman, segin las
acotaciones, es precisamente este “Villa mitico [...] Perfectamente viril, con
una facilidad portentosa para la violencia” (15). Para Adrian, este Villa nunca
murio: “anda vivo. San Pancho Villa. Cabalgando por ahi” (74). Al parodiar
este mito ya exagerado, Berman le quita a Villa toda su autoridad masculina y
revolucionaria. En varias escenas intercaladas, Villa aparece en el presente para
darle consejos a Adrian, pero cuando éste deja de seguir esos consejos machis-
tas y se humilla ante Gina, Villa recibe unos balazos en el trasero. En la escena
final, mientras Adrian trata de hacer el amor con la amiga de Gina, Villa mon-
ta un enorme cafién. Cuando Adrian descubre que no puede, la punta del ca-
fin se cae al suelo y lo unico que sale es una pequefia bala.
La figura de Villa no sdlo se desmitifica en el sentido sexual sino también en el
sentido textual mediante el libro supuestamente historico que escribe Adrian. La
autora pone en tela de juicio la objetividad de la historia oficial cuando Adrian
describe el tono de su libro en términos machistas: “No (esta) escrito con delicade-
zas, mariconerias lingilisticas. Quiero hacer sentir toda la violencia del asunto;
quiero que mi libro huela a caballo, a sudores, a polvora” (25). La poca autoridad
historica que le queda al libro, y por extensidn a la historia oficial mexicana, se
esfuma cuando Andrea le dice a Adrian “Me gusto tu novela de Villa. La compré
en Vip’s. Y la lei en Vip’s. Es chiquita” (75). En fin, la estatura historica de Villa
queda tan disminuida como su “cafion”
Es interesante que Berman haya escogido a Villa, cuyo nombre se afiadié hace
poco al de las grandes estrellas de la patria. José Agustin explica que cuando el
caso llegé al voto, la gran mayoria de los diputados votaron a favor y “Pancho
Villa dejé atrés su condicién de bandolero asustagringos y pas6 a ser un adjusto
padre de la patria” (239). Es precisamente esta politica de manipular la historia,
de escoger y de perpetuar a los héroes, que Berman ataca en su obra dramatica.
En efecto, esta politica le causo problemas cuando buscé productor para la obra:
“con Entre Villa y una mujer desnuda los productores privados no la querian. [...]
Me decian que rayaba en la vulgaridad y ademas les chocaba que se trataba de un
lltema nacional” (A’ness, 2, lo subrayado es mio). A través de Adrian y su ridicula
obsesin con Pancho Villa, Berman subraya la idea de que hay ciertas historias
deseables y otras que mejor se callen. La de Villa, por ejemplo, se ha contado y
magnificado miles de veces, ya que le ha servido al pai para sus fines retéricos e
ideologicos, pero cuando le ofrecen a Adrian materia inédita para un libro sobre
Plutarco Elias Calles, Adrian la rechaza. Descarta por completo la posibilidad de
investigar el tema simplemente porque, segun él, Calles fue el maximo traidor de
la Revolucion. Adrian se resiste a cambiar su percepcién de Ja historia, al igual
que el prt se ha aferrado a la historia oficial que ha creado y mantenido durante
siete décadas. Los dos se niegan a re-evaluar la historia oficial, a reconocer otras
posibilidades historicas, o en el pasado o en el futuro. Al contrario, la historia
oficial es para ellos algo que hay que defender a todo costo. Para dar un ejemplo
concreto y reciente, cuando el Presidente Ernesto Zedillo trato de reemplazar los
anticuados libros pedagogicos de historia con libros modernos, la gente puso el
grito en el cielo al ver que los héroes tradicionales se presentaban como meros
mortales: “Los nuevos libros fueron mucho mas balanceados pero [...] casi omi-
tian el culto a los héroes. Esta caracteristica, saludable en cualquier historia
revisionista, resultaba contradictoria en una historia oficial. [...] Los libros tuvie-
ron que ser silenciosamente retirados de circulacion” (Krauze, Tiempo, 129). Este
episodio reconfirma el caracter sagrado, intocable e incuestionable de la historia
oficial mexicana.
Finalmente, tenemos el caso de Xrisis, una farsa politica que causd un gran
escandalo cuando la ficcidn del drama se acercé demasiado a la realidad politica
mexicana. La parodia de un referente real comienza con el titulo, una obvia refe-
rencia a la Crisis, el termino que se ha usado por muchos afios para resumir todos
los males mexicanos. Como explica Raymond Williams, la Crisis va mucho mas
alla de la realidad econémica. Es mas bien “a crisis of authority, of legitimacy,
and of truth” (24, énfasis mio). El nexo entre ficcién y realidad se establece desde
el comienzo en un breve video de cinco nifios que juegan a Monopolio. Cuando la
sirvienta no cumple con sus ordenes, uno de ellos la mata con un antiguo revolver
de la Revolucion. En este pequefio prefacio al drama, Berman saca una historia
que se habia suprimido, o sea, la historia poco conocida de que Carlos y Raul
Salinas, cuando nifios, mataron a su sirvienta. De hecho, el responsable de revelar
esta historia suprimida paso el resto del sexenio en la carcel, acusado de libelo,
entre otras cosas. Afiade Andrés Oppenheimer que el gobierno hizo todo lo posi-
ble por suprimir esta historia: “the later destruction or forced removal of the old
newspaper copies from libraries throughout Mexico would raise questions as to
whether the shooting had ever taken place” (202).
Pero la historia suprimida no termina aqui. Berman no sélo destapa la cloaca
de la historia personal de los Salinas sino también la de todo un sistema politico.
El resto del drama trata de esos mismos nifios, ya adultos y supuestamente todavia
112amigos, que siguen jugando al monopolio, s6lo que ahora llegan al punto de ma-
tarse el uno al otro en su esfuerzo desesperado por ganar la propiedad mas codi-
ciada, el palacio presidencial. Las referencias a verguienzas histéricas nacionales
saltan a la vista: la camarilla de los cinco amigos, los lazos entre ellos y los narcos,
y el asesinato de Colosio y Ruiz Massieu, entre otros. Mediante la parodia y el
humor negro, Berman expone la corrupcién de un sistema caduco gobernado por
las amistades, las ambiciones y las mentiras. No hay nada sagrado en esta pieza;
hasta la figura de Benito Juarez se denigra cuando aparece como un angel pajarra-
co de alas raidas. No sorprende que Berman tuviera que pasar nueve meses lu-
chando contra la prensa y las autoridades culturales antes de encontrar un teatro
que le permitiera montar la obra, ni que tuviera que montarla con sus propios
fondos. Rompe con el silencio reverencial que normalmente se concede a los presi-
dentes mexicanos, pasados y presentes, al destapar esta inmensa cloaca histérica.
En ajios recientes han salido varios libros que sugieren desde la portada la posi-
bilidad de otras historias: La historia cuenta de Enrique Krauze, Nuevo pasado
mexicano de Enrique Florescano y De /os libros al poder de Gabriel Zaid. Todos
reafirman la idea de que el que tiene la palabra tiene el poder. Cabe sefialar que en
la mayoria de sus obras, Berman presenta a un “hombre escritor que se apodera de
la palabra para poder hacer lo que le dé la gana” (A’ness, 13). Los ejemplos mas
notables son Alberto en B7//, Andrés en Muerte subita, Adrian y su “labia hipnotica”
en Entre Villa, Leon Seijas en Krisis, Moliére y Racine en Moliére y Freud en
Feliz nuevo siglo, doktor Freud! Si extendemos este concepto al nivel nacional, se
puede observar que hasta hace poco la palabra era dictada por el partido domi-
nante, el pri, que historicamente ha suprimido la expresion de la historia no-ofi-
cial a través de la censura, la represion y hasta el asesinato. Sin embargo, debido a
la labor de los intelectuales mexicanos, la desconfianza creciente del pueblo hacia
todo discurso oficial y la apertura general del ambiente cultural y politico, se estan
sacando a la luz las muchas historias no-contadas del pasado mexicano.
Estas cinco piezas de Berman desnudan la historia oficial y oficiosa de México
para mostrar como el pri la vestia y protegia de todo detalle que no correspondiera
ni a los mitos nacionales ni a sus objetivos politicos. Como dijo la autora en una
entrevista, “Ahorita estamos en una época de transicion [...] y tenemos que revi-
sar todas esas cosas que nos ensefiaron en la primaria” (Gil, 35). Al final de Rom-
pecabezas, e| coronel defiende la necesidad de establecer una sola historia: “La
verdad es una: unifica” (135). Y para proteger esa historia unica y unificadora,
Salazar pide que un policia se quede atras con el arma en ristre, cuidandole la
retaguardia. Mientras cae el telon, el publico queda inmévil ya que cada movi-
miento atrae la pistola del guardaespaldas. Asi queda claro que los que suben al
poder siempre estan encargados de cuidarles la retaguardia a los que han estable-
cido la historia oficial. Pero, como dice Krauze, hay “pocos placeres como la
iconoclastia” (Tiempo, 198). Vivimos en la edad posmoderna de !a “insurreccién
113del conocimiento subyugado,” y mientras haya iconoclastas como Sabina Berman,
esa historia oficial se seguir desnudando, dejando al descubierto las vergiienzas
Ppasadas y presentes del pais.
NOTAS
* Las obras dramiticas de Sabina Berman incluyen: Esra no es una obra de teatro(1979; luego titulada
Un actor se repara), Yankee (1979; publicada mas tarde como Bill; Rompecabezas (1981; Premio Na-
cional deTeatro); Herejia(1983; Premio Nacional de Teatro; primero titulada Anatemay finaimente re-
titulada En ef nombre de Dios), La reaccién (1982), Aguila o sol (1985); Suplicio del placer (1985);
Muerte suibita (1988); Entre Villa y una mujer desnuda (1993), El gordo, la pdjara y el narco (1994);
Krisis(1996);, La grieta(1997), Moliére(1998), ;Feliz nuevo siglo, doktor Freud!(2000); y 65 contratos
para hacer el amor (2000).
? Claro que ese partido es el rrr, que dominé la politica mexicana desde los aflos 20 hasta las dltimas
‘elecciones nacionales.
> En otros ensayos, discuto desde distintos Angulos el tratamiento que Berman le da a la historia mexica-
na, En “The Postmodernization of History,” estudio Rompecabezas, Aguila o soly Herejiaen base a la
teoria del posmodernismo para mostrar cémo la autora subvierte y desconstruye toda autoridad histori-
ca. En “Krisis, Crisis, and the Politics of Representation,” aplico de nuevo teorias posmodernas para
mostrar como Berman parodia una obvia realidad hist6rica para politizar su propia representacion de la
Politica actual mexicana. Finalmente, en “Power Plays and the Mexican Crisis", discuto Enare Villa y
una mujer desnuda, Krisisy La grieta para subrayar el paralelo que existe entre los “power plays” sexua-
Jes y los que ocurren al nivel nacional de la politica.
* Estas dos citas provienen del programa que se distribuyé en el Teatro Jiménez Rueda de la Ciudad de
México en julio 1996. Para aquel montaje, Berman habia revisado la obra y también habia cambiado el.
tiwloa Enel nombre de Dios. Ademés de cambiar la estructura, afiadié bailes y musica flamencos, que
ayudan a comunicar la tormenta interior de los personajes.
$En una carta personal del 29 de abril de 1997, Berman explica que le ha sido dificil trabajar para
instituciones: “No s6lo Krisis y Aguila o so! fueron rechazadas por instituciones; otras obras tambien,
como Herejia (por la comunidad judia)”
OBRAS CITADAS
Agustin, José. Tragicomedia mexicana. México: Editorial Planeta, 1990.
A’ness, Francine. “Entrevista con Sabina Berman”. 21 nov 1998. Ms.
Berman, Sabina. Aguila o sol. En Teatro de Sabina Berman, México: Editores Mexicanos Unidos,
1985. Pp. 223.65
Enure Villa y una mujer desnuda. México: Gaceta, 1994
Herejia. En Teatro de Sabina Berman. Pp. 147-211
Kerisis. Tramoya 52 (julio-sept 1997): 51-99.
. Rompecabezas. En Teatro de Sabina Berman. Pp. 57-145.
Bixler, Jacqueline E. “Krisis, Crisis, and the Politics of Representation". Gestos. Teoria y Practica del
Teatro Hispdnico 26 (1998): 66-79.
——____.. “The Postmodernization of History in the Theatre of Sabina Berman”
Theatre Review 30.2(1997): 45-60.
—__—___. “Power Plays and the Mexican Crisis: The Recent Theatre of Sabina Berman”. Perfor
‘mance, pathos, politica de los sexos. Ed. Heidrun Adler y Kati Rottger. Frankfurt am Main: Vervuert,
1999. Pp. 83.99.
Latin American
114Blanco, Iris. “Participacién de las mujeres en la sociedad pre-hispanica”. Essays on /a mujer. Ed, Rosaura
Sanchez y Rosa Martinez. Los Angeles: U California P, 1977. Pp. 48-81
‘Cypess, Sandra M. “Dramaturgia femenina y ansposicién histérica”. A/ba de América 7.12-13 (1989):
283-304. .
. “Ethnic Identity in the Plays of Sabina Berman”. Tradition and Innovation. Reflections
on Latin American Jewish Writing. Ed. Robert DiAntonio y Nora Glickman. Binghamton: State
University of New York Press, 1993. Pp. 165-77.
Florescano, Enrique. E! nuevo pasado mexicano. México: Cal y arena, 1991
Foucault, Michel. Power/Knowledge. New York: Pantheon Books, 1980.
Gil, Lydia. “Entre fronteras: entrevista con Sabina Berman". Dacty/us 13 (1994): 29-36
Herzberger, David K. Narrating the Past: Fiction and Historiography in Postwar Spain. Durham: Duke
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Hutcheon, Linda. The Politics of Postmodernism. New York: Routledge, 1989.
Krauze, Enrique. La historia cuenta. México: Tusquets Editores, 1998.
La presidencia imperial. México: Tusquets Editores, 1997
Tiempo contado. México: Editorial Oceano, 1996.
Oppenheimer, Andres. Bordering on Chaos: Guerrillas, Stockbrokers, Politicians, and Mexico's Road
10 Prosperity. Boston: Brown and Little Co., 1996.
Paz, Octavio. Posdata. México: Siglo Veintiuno Editores, 1970
Williams, Raymond Leslie. The Postmodern Novel in Latin America. Politics, Culture and the Crisis of
Truth, New York: St. Martin’s Press, 1995.
Zaid, Gabriel. De /os libros al poder. México: Editorial Oceano, 1998.
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Espectaculo tragicémica en dos partes
TRADUCCION DIRECTA DEL RUSO: Alvaro Quesada Soto
“Digan lo que digan, acontecimientos
como és
sre suceden en el mundo; raras
veces, pero suceden””
N. V, Gégol.