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Siguiendo a Jesús

EVANGELIO DIARIO 16 ENERO 2023


NÚMERO 516
CICLO A

NOTAS DE INTERES LECTURAS DIARIAS AVISOS PARROQUIALES

LLEVANDO LA PALABRA DE DIOS A TODOS


LOS HOGARES.
Lecciones de vida

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida estaba cansada de luchar. Parecía que
cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, Chef de profesión, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres recipientes con agua y
los colocó sobre fuego. En uno colocó zanahorias, en el otro huevos y en el último preparó café.

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego.


Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón.
Sacó los huevos y los colocó en otro plato.
Finalmente, coló el café.
Mirando a su hija le dijo:
-“Querida, ¿qué ves?”
-”Zanahorias, huevos y café”, fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.


Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego
le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro.
Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad con el agua
hirviendo; pero habían reaccionado en forma muy diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había
vuelto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después
de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.

El café sin embargo era único; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

-“¿Cual eres tú?”, le preguntó a su hija.


-¿Eres una zanahoria, que parece fuerte, pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te
vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
-¿Eres un huevo, que comienza con un corazón flexible; poseías un espíritu fluido, pero después
de una muerte, una separación, una observación o un despido, te has vuelto dura y rígida?
-¿O eres como el café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando
el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.

Si eres como el grano de café, que cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas mejor y haces
que las cosas a tu alrededor mejoren, entendiste todo.

Todo depende del cómo. Y el cómo solo depende de ti.


ACTIVIDADES Y AVISOS PARROQUIALES
ACTIVIDADES Y AVISOS PARROQUIALES

"Dios, Padre Nuestro, te agradecemos


infinitamente por todas las bendiciones que
nos ha otorgado y por estar siempre a
nuestro lado en los buenos y malos
momentos. Te pedimos que sigas
guiándonos y protegiéndonos en nuestras
vidas. Amén"
Pastoral de Comunicación
Lecturas
de las escrituras y reflexiones

PALABRA
DE DIOS
GUÍA Y DIARIO DE ORACIÓN
De la carta de los hebreos 5, 1-10

-A pesar de ser el Hijo de Dios, aprendió a obecer padeciendo-

Hermanos: Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre los hombres y


está constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios, para ofrecer dones y
sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y
extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. Por eso, así como
debe ofrecer sacrificios por los pecados del pueblo, debe ofrecerlos también por
los suyos propios.

Nadie puede apropiarse ese honor, sino sólo aquel que es llamado por Dios,
como lo fue Aarón. De igual manera, Cristo no se confirió a sí mismo la
dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó quien le había dicho: Tú eres mi Hijo,
yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la Escritura: Tú eres
sacerdote eterno, como Melquisedec.

Precisamente por eso, durante su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, con
fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue
escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer
padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación
eterna para todos los que lo obedecen y fue proclamado por Dios sumo
sacerdote, como Melquisedec.
Salmo Responsorial Salmo 109, 1.2. 3. 4

R. (4bc) Tú eres sacerdote para siempre.

Esto ha dicho el Señor a mi Señor:


“Siéntate a mi derecha;
yo haré de tus contrarios el estrado
donde pongas los pies”.

R. Tú eres sacerdote para siempre.

Extenderá el Señor desde Sión


tu cetro poderoso
y tú dominarás al enemigo.

R. Tú eres sacerdote para siempre.

Es tuyo el señorío;
el día en que naciste,
en los montes sagrados,
te consagró el Señor antes del alba.

R. Tú eres sacerdote para siempre.

Juró el Señor y no ha de retractarse:


“Tú eres sacerdote para siempre,
como Melquisedec”.

R. Tú eres sacerdote para siempre.


Aclamación antes del Evangelio Hebreos 4, 12

R. Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios es viva y eficaz
y descubre los pensamientos e intenciones del corazón.
R. Aleluya.

Del Santo Evangelio según San Marcos 2, 18-22

-Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar-

En una ocasión en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos


ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué
los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y los tuyos no?”
Jesús les contestó: “¿Cómo van a ayunar los invitados a una boda, mientras el
esposo está con ellos? Mientras está con ellos el esposo, no pueden ayunar.
Pero llegará el día en que el esposo les será quitado y entonces sí ayunarán.

Nadie le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo, porque el remiendo


encoge y rompe la tela vieja y se hace peor la rotura. Nadie echa vino nuevo en
odres viejos, porque el vino rompe los odres, se perdería el vino y se echarían
a perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos”.
Reflexión

Nos dice el Papa Francisco, El cristiano que se esconde detrás del «siempre se
ha hecho así...» comete pecado, convirtiéndose en idólatra y rebelde y viviendo
una «vida parcheada, a medias», porque cierra su corazón a las «novedades
del Espíritu Santo».

Jesús nos enseña en el Evangelio, cuando los doctores de la ley le reprochan


que lo discípulos no ayunasen: “Siempre se ha hecho así, ¿por qué los tuyos
no ayunan?”. Y Jesús respondió con este principio de vida: “Nadie echa un
remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza del manto
deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino
revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres
nuevos».

«¿qué significa esto: que cambia la ley? ¡No!». Significa, más bien, que «la ley
está al servicio del hombre, que está al servicio de Dios, y para esto el hombre
tiene que tener el corazón abierto». La actitud de los que dicen: «Siempre se ha
hecho así ...» en realidad nace de «un corazón cerrado». En cambio, «Jesús
nos dijo: “Voy a enviar al Espíritu Santo y él os conducirá a la verdad plena”».
Por lo tanto, «si tú tienes el corazón cerrado a la novedad del Espíritu, nunca
llegarás a la verdad plena». Y «tu vida cristiana será una vida a medias,
parcheada, remendada de cosas nuevas, pero sobre una estructura que no
está abierta a la voz del Señor: un corazón cerrado, porque no eres capaz de
cambiar los odres».

Precisamente «esto —explicó el Pontífice— fue el pecado del rey Saúl, por el
cual fue rechazado». Y también es «el pecado de muchos cristianos que se
aferran a lo que siempre se ha hecho y no dejan cambiar los odres».
Terminando así por vivir «una vida a medias, parcheada, remendada, sin
sentido».

Nos dice el papa, «los cristianos obstinados en el “siempre se ha hecho así,


este es el camino, este es la vía”, pecan: pecan de adivinación». Así que al
final resulta «más importante aquello que se dijo y que no cambia; lo que siento
—dentro de mí y de mi corazón cerrado— que la palabra del Señor».
Reflexión

Y esto «es también pecado de idolatría: la obstinación. El cristiano que se


obstina, peca, peca de idolatría». Frente a esta verdad, la pregunta que
debemos hacernos es: «¿Cuál es el camino?». Francisco sugirió «abrir el
corazón al Espíritu Santo, discernir cuál es la voluntad de Dios». Es verdad que
«siempre, después de las batallas, el pueblo tomaba todo para los sacrificios al
Señor, también para su propia beneficio, incluso las joyas para el templo». Y
«era costumbre en la época de Jesús, que los buenos israelitas ayunaran».
Pero, explicó, «hay otra realidad: está el Espíritu Santo que nos conduce a la
verdad plena». Pero «para esto necesita de corazones abiertos, corazones que
no se obstinan en el pecado de la idolatría de sí mismos», que consideran que
«es más importante lo que pienso» que «la sorpresa del Espíritu Santo».

Y, continúa el papa, Es el mensaje que hoy nos da la Iglesia; y que Jesús dice
con tanta fuerza: “¡Vino nuevo en odres nuevos!”». Ante las novedades del
Espíritu, ante las sorpresas de Dios, también las costumbres deben renovarse».
Que el Señor nos dé la gracia de un corazón abierto, un corazón abierto a la
voz del Espíritu, que sepa discernir lo que nunca debe cambiar, porque es
fundamento, de aquello que tiene que cambiar para poder recibir la novedad del
Espíritu Santo».
Notas
DE INTERÉS
De Interés

Preferencias Apostólicas

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