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Siguiendo a Jesús

EVANGELIO DIARIO 15 ENERO 2023


NÚMERO 515
CICLO A

NOTAS DE INTERES LECTURAS DIARIAS AVISOS PARROQUIALES

LLEVANDO LA PALABRA DE DIOS A TODOS


LOS HOGARES.
Lecciones de vida

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida estaba cansada de luchar. Parecía que
cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, Chef de profesión, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres recipientes con agua y
los colocó sobre fuego. En uno colocó zanahorias, en el otro huevos y en el último preparó café.

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego.


Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón.
Sacó los huevos y los colocó en otro plato.
Finalmente, coló el café.
Mirando a su hija le dijo:
-“Querida, ¿qué ves?”
-”Zanahorias, huevos y café”, fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.


Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego
le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro.
Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad con el agua
hirviendo; pero habían reaccionado en forma muy diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había
vuelto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después
de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.

El café sin embargo era único; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

-“¿Cual eres tú?”, le preguntó a su hija.


-¿Eres una zanahoria, que parece fuerte, pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te
vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
-¿Eres un huevo, que comienza con un corazón flexible; poseías un espíritu fluido, pero después
de una muerte, una separación, una observación o un despido, te has vuelto dura y rígida?
-¿O eres como el café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando
el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.

Si eres como el grano de café, que cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas mejor y haces
que las cosas a tu alrededor mejoren, entendiste todo.

Todo depende del cómo. Y el cómo solo depende de ti.


ACTIVIDADES Y AVISOS PARROQUIALES
ACTIVIDADES Y AVISOS PARROQUIALES

"Dios, Padre Nuestro, te agradecemos


infinitamente por todas las bendiciones que
nos ha otorgado y por estar siempre a
nuestro lado en los buenos y malos
momentos. Te pedimos que sigas
guiándonos y protegiéndonos en nuestras
vidas. Amén"
Pastoral de Comunicación
Lecturas
de las escrituras y reflexiones

PALABRA
DE DIOS
GUÍA Y DIARIO DE ORACIÓN
Del libro del profeta Isaías 49, 3. 5-6

-Te hago luz de las naciones, para que todos vean mi salvación-

El Señor me dijo:
"Tú eres mi siervo, Israel;
en ti manifestaré mi gloria".

Ahora habla el Señor,


el que me formó desde el seno materno,
para que fuera su servidor,
para hacer que Jacob volviera a él
y congregar a Israel en torno suyo
–tanto así me honró el Señor
y mi Dios fue mi fuerza–.

Ahora, pues, dice el Señor:


"Es poco que seas mi siervo
sólo para restablecer a las tribus de Jacob
y reunir a los sobrevivientes de Israel;
te voy a convertir en luz de las naciones,
para que mi salvación llegue
hasta los últimos rincones de la tierra".
Salmo Responsorial Salmo 39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10

R. (8a y 9a) Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Esperé en el Señor con gran confianza,


él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias.
El me puso en la boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Sacrificios y ofrendas no quisiste,


abriste, en cambio, mis oídos a tu voz.
No exigiste holocaustos por la culpa,
así que dije: "Aquí estoy".

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

En tus libros se me ordena


hacer tu voluntad;
esto es, Señor, lo que deseo:
tu ley en medio de mi corazón.

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

He anunciado tu justicia
en la gran asamblea;
no he cerrado mis labios:
tú lo sabes, Señor.

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.


De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios 1, 1-3

-La gracia y la paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús-

Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Sóstenes, mi


colaborador, saludamos a la comunidad cristiana que está en Corinto. A todos
ustedes, a quienes Dios santificó en Cristo Jesús y que son su pueblo santo,
así como a todos aquellos que en cualquier lugar invocan el nombre de Cristo
Jesús, Señor nuestro y Señor de ellos, les deseo la gracia y la paz de parte de
Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor.
Aclamación antes del Evangelio Juan 1, 14. 12

R. Aleluya, aleluya.
Aquel que es la Palabra se hizo hombre
y habitó entre nosotros.
A todos los que lo recibieron
les concedió poder llegar a ser hijos de Dios.
R. Aleluya.

Del Santo Evangelio según San Juan 1, 29-34

-Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo-

En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó:
"Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel
de quien yo he dicho: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí,
porque ya existía antes que yo'. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar
con agua, para que él sea dado a conocer a Israel".

Entonces Juan dio este testimonio: "Vi al Espíritu descender del cielo en forma
de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a
bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre quien veas que baja y se posa el
Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo'. Pues bien,
yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios".
Reflexión

Son bastantes las personas que llevan en el fondo de su alma la caricatura de


un Dios desfigurado que tiene muy poco que ver con el verdadero rostro del
Dios que se nos ha revelado en Jesús.

Dios sigue siendo para ellos el tirano que impone su voluntad caprichosa, nos
complica la vida con toda clase de prohibiciones y nos impide ser todo lo felices
que nuestro corazón anhela. Todavía no han comprendido que Dios no es un
dictador, celoso de la felicidad del hombre, controlador implacable de nuestros
pecados, sino una mano tendida con ternura, empeñada en «quitar el pecado
del mundo».

Son bastantes los que necesitan liberarse de un grave malentendido. Las cosas
no son malas porque Dios ha querido que sean pecado. Es, exactamente, al
revés. Precisamente porque son malas y destruyen nuestra felicidad, son
pecado que Dios quiere quitar del corazón del mundo.

A los hombres se nos olvida, con frecuencia, que, al pecar, no somos sólo
culpables, sino también víctimas. Cuando pecamos, nos hacemos daño a
nosotros mismos, nos preparamos una trampa trágica, pues agudizamos la
tristeza de nuestra vida, cuando precisamente creíamos hacerla más feliz.

No olvidemos la experiencia amarga del pecado. Pecar es renunciar a ser


humanos, dar la espalda a la verdad, llenar nuestra vida de oscuridad. Pecar es
matar la esperanza, apagar nuestra alegría interior, dar muerte a la vida. Pecar
es aislamos de los demás, hundirnos en la soledad. Pecar es contaminar la
vida, hacer un mundo injusto e inhumano, destruir la fiesta y la fraternidad.
Reflexión

Por eso, cuando Juan nos presenta a Jesús como «el que quita el pecado del
mundo», no está pensando en una acción moralizante, una especie de
«saneamiento de costumbres». Está anunciándonos que Dios está de nuestro
lado frente al mal. Que Dios nos ofrece la posibilidad de liberamos de nuestra
tristeza, infelicidad e injusticia. Que Dios nos ofrece su amor, su apoyo, su
alegría, para liberamos del mal.

El cristianismo sólo puede ser vivido sin ser traicionado, cuando se experimenta
a Jesucristo como liberación gozosa que cambia nuestra existencia, perdón que
nos purifica del pecado, respiro ancho que renueva nuestro vivir diario.
Notas
DE INTERÉS
De Interés

El Papa: La familia es el lugar que acoge y cuida a todos


El Papa Francisco recibió a un grupo de niños y jóvenes de la Comunidad Papa
Juan XXIII, a quienes en primer lugar agradeció por las cartas que le enviaron,
escribiendo sus historias, y también algunas preguntas. Agradeció también al
fundador de la Comunidad, padre Oreste Benzi, que dio vida a esta hermosa
realidad.

Francisco resaltó a los chicos, que le llamó la atención cuando le enviaron sus
cartas, que cada una estaba presentada por el nombre de cada chico.

“Esto agrada a Dios, que nos conoce a cada uno por nuestro nombre. No somos
anónimos, no somos fotocopias, ¡somos todos originales! Y así debemos ser:
originales, no fotocopias, dijo el beato Carlo Acutis, un muchacho como uds.”

A todos ellos, el Pontífice les dijo en términos sencillos, coloquiales, que “Dios nos
conoce uno a uno, con nuestro nombre y nuestro rostro, que es único” a pesar de
nuestras limitaciones. Dios, les dijo, nos ve con la mirada del amor. Dios ve
nuestras limitaciones, y nos ayuda a soportarlas.

Dios mira dentro de nuestros corazones

En su discurso, el Papa les dijo que Dios mira sobre todo al corazón, y ve a cada
persona en su plenitud, nos ve a “imagen de Jesús, su Hijo único, y con su amor
nos ayuda a parecernos cada vez más a Él. Jesús es el hombre perfecto, es la
plenitud de lo humano, y el amor de Dios nos hace crecer hacia esa medida
plena, hacia la plenitud”.
Sonreír, les dijo Francisco, es un signo que muestra cuando una persona es
acogida con amor, es mirada con la mirada de Dios. Al hablar de la figura del
padre Oreste Benzi, quien creo las "casas de familia", el Papa les dijo era un
sacerdote que miraba a los niños y a los jóvenes con los ojos de Jesús, con el
corazón de Jesús.
“Y estando cerca de los que se portaban mal, de los que se descarriaban,
comprendía que les faltaba el amor de un padre y de una madre, el afecto de
hermanos y hermanas”.
De Interés

Así, afirmó, Don Oreste, con la fuerza del Espíritu Santo y la implicación de las
personas a las que Dios dio esta vocación, comenzó esta experiencia de
hospitalidad a tiempo completo, de compartir la vida; y de ahí nació lo que él llamó
la "casa familia". Una experiencia que se ha multiplicado, en Italia y en otros
países, y cuyo objetivo es el de acoger en casa a personas que se convierten
realmente en sus propios hijos regenerados por el amor cristiano.

Una familia donde todos son atendidos

“Un padre y una madre que abren las puertas de su casa para dar una familia a
quienes no la tienen. Una familia de verdad; no un trabajo, sino una opción de
vida. En ella hay sitio para todos: menores, discapacitados, ancianos, italianos o
extranjeros, y cualquiera que busque un punto fijo desde el que volver a empezar,
o una familia en la que encontrarse. La familia es el lugar donde todos son
atendidos, tanto los que son acogidos como los que acogen, porque es la
respuesta a la necesidad innata de relaciones que tiene toda persona”.

Por último el Pontífice, se dirigió a cada uno de los chicos que le escribieron por
su nombre, y lamentó que Francesco de 6 años, no pudo asistir porque su madre
está enferma, y tampoco Biagio, de 14 años, a ellos dos les envió una bendición
especial.

“Y tú, Sara, que tienes 13 años y has escapado de Irak, guarda en tu corazón tu
santo deseo de que no se robe a los niños su infancia: ¡Dios te ayudará a
cumplirlo! Tú que quieres ver a tu abuela que se ha ido al cielo, háblale en tu
corazón y sigue sus buenos ejemplos, y un día la volverás a ver. A ti que, como a
muchos adolescentes, te cuesta percibir la belleza de la Misa, no temas: en el
momento oportuno, Jesús vivo te hará sentir su presencia”. Gracias, amiguito, por
acordarte de los inocentes que son asesinados en el vientre materno. Y gracias,
niños y jóvenes, que cada domingo por la tarde se reúnen en línea y rezan el
Rosario”.

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