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A un clic de las TIC

Por Pablo Ortega Bofil

13 de Marzo de 2014

En seguridad, una política reactiva sale muy cara

Ciberseguridad

La segunda mayor cadena de supermercados de Estados Unidos, con 1.900


establecimientos y 365 000 empleados, sigue sin despertar de la pesadilla cibernética que
sufre desde el pasado 27 de noviembre, y que la ha llevado a la mayor crisis desde su
fundación hace setenta años.

¿Quién le iba a decir a Gregg Steinhafel, CEO de Target, cuando se subía a su espléndida
limusina corporativa, lo que le depararía ese frío día de noviembre de 2013? Comenzaba
un grave ataque digital que dejaría seriamente tocada a su compañía.

Durante los últimos años la red de supermercados que dirige, creada en Minnesotta en
1942, había crecido por encima de sus expectativas. El año pasado abrieron catorce tiendas
en la vecina Canadá y, además, su equipo de marketing había puesto en marcha una
experiencia de multicanalidad en la web para extender la experiencia de compra a los
hogares.
Mientras atendía correos y llamadas en su smartphone, camino de su despacho, Steinhafel
pensaba: “la campaña de Navidad está a la vuelta de la esquina, seguro que cerramos este
ejercicio por encima de los 73 billones de dólares del año pasado.”

Unas semanas más tarde, el 15 de diciembre, le informaron de que habían sufrido un ataque
informático y que habían detectado accesos no autorizados a algunas máquinas TPV de
los supermercados, que se habían conectado a servidores desconocidos.

-“¿Qué significa eso? ¿Pero se pueden atacar los TPVs de los supermercados?” preguntó a
su CIO, la señora Beth Jacob que trabajaba con él desde 2008.

-“Aún no lo sabemos con exactitud, dame 24 horas “, contestó ella.

Si hubiera seguido el popular blog de Chema Alonso, CEO de Eleven Paths, filial de
Telefónica, Beth Jacob habría podido explicar con claridad lo sucedido.

A pocas horas del famoso Black Friday, la noticia para Steinhafel no podía ser peor. Si se
desvelaba el ataque, su campaña de Navidad se podía ir al traste. Sus colaboradores le
sugirieron que, dado que la cultura corporativa de la empresa era mantener la confianza del
cliente, deberían hacer una evaluación precisa y completa de daños antes de decir nada.
Otros, en cambio, apostaban por dar a conocer lo sucedido cuanto antes.

El CEO pidió una evaluación urgente de daños para el día siguiente. La Sra. Jacob estuvo
en disposición de contarle entonces que habían penetrado por los TPV a través de las cajas
registradoras y que se habían llevado los datos de las tarjetas de crédito, incluidos los
tres dígitos del reverso.

-“Gregg, nos han robado millones de datos de nuestros clientes. Se calcula que unos 70
millones de registros, que afectan a más de 40 millones de clientes. Necesitamos dos
semanas para conocer con exactitud el daño producido”.

Antes de que pudieran preparar un comunicado, un bloguero experto en seguridad


informática desveló el ataque y aceleró todo: obligó a Steinhafel a emitir una nota de
prensa, así como a realizar una serie de entrevistas en los medios nacionales para mitigar el
daño que se iba a producir. Pero ya era tarde. La gestión de la crisis de Target empezó con
mal pie, los medios desvelaron la ocultación de información de la empresa de retail, lo que
la perjudicó aún más.

Mientras tanto, el equipo de Steinhafel, se dio prisa en adoptar medidas como taponar la
brecha de seguridad, contratar a un equipo de consultores de seguridad informática
para determinar que pasó, y pagar un servicio de monitorización de las cuentas de
crédito afectadas por el ataque a sus clientes por un valor de 200 millones de dólares.

Pero aún no ha acabado la cosa. El pasado 5 de marzo Beth Jacob dimitía de su cargo como
responsable de Tecnologías de la Información de Target. El ciberataque perpetrado se
considera una catástrofe digital de repercusiones similares a la que sufrió BP con su
vertido de petróleo en 2010. La reputación de la cadena de supermercados se ha
desplomado, la confianza de sus consumidores será difícil de recuperar a corto plazo, y las
ventas del cuarto trimestre, las más importantes del año, cayeron un 3,8 por ciento.

El CIO de la compañía adoptó una política reactiva de seguridad que se reveló como
insuficiente para proteger la privacidad de millones de sus clientes. Los CIO de estas
empresas suelen procedern de áreas de negocio y no están capacitados técnicamente para
adoptar medidas contra ataques cibernéticos de esta sofisticación. La figura de un experto
en el área como el Chief Security Officer se revela como esencial.

Este caso es un crudo reflejo de dos grandes riesgos de seguridad a los que se enfrentan
las grandes empresas en 2014:

• Por un lado, aumenta el número de puertas de entrada a los ataques. Target ha


sido una de las primeras víctimas de un ciberataque multidispositivo de gran
magnitud, es decir, a terminales distintos al PC, mucho más vulnerables que éstos.

• Por otro lado, hay que equilibrar seguridad versus privacidad: Los 40 millones de
clientes de Target vieron, indefensos, cómo se violaba la relación de confianza que
mantenían con el supermercado y se robaban sus datos privados por una deficiente
evaluación del riesgo de la cadena de retail.

A las pocas horas se reveló que estos datos se estaban vendiendo en la zona de mercado
negro de la Deep Web, la parte de Internet oculta (algunos estiman que supone el 96 por
ciento del tráfico total de datos que circula por la web).

Según Chema Alonso, una de las redes principales de la Deep Web es TOR. que “en origen
estaba pensada, no para tener contenidos ocultos, sino para garantizar anonimato a los
usuarios que se conectaban y privacidad en el envío de la información entre los nodos y,
entre otras cosas, ayudar a las personas oprimidas y perseguidas en regímenes dictatoriales.

A día de hoy, la continuidad en el cargo del otrora omnipotente CEO de Target está en
entredicho. Una carrera cimentada en años de trabajo y esfuerzo puede irse al traste por
unos desconocidos expertos en violar sistemas de seguridad para delinquir con ellos. Sin
duda, más que nunca es necesaria una ciberseguridad disruptiva frente a un ecosistema de
amenazas cambiante y complejo.

Imagen: Patrick Hoesly

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