Dialnet ErichFrommYLaCriticaDeLaMoral 7313691

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‘PROVECCION 46 (1939) 37-56 ERICH FROMM Y LA CRITICA DE LA MORAL José ANTONIO PREZ TAPAS 1. El freudomarxismo de Fromm y Ia moral La intencia moral de Fromm (1900-1980) es una constante en toda su obra. Desde sus. primeros articulos hasta sus Glimos escrtos va desplegando una orientacin ética cuyo eje lo constiuyen las exigencias de emancipacién y futorrealizacién humanas. Ella tiene sus rafces en la tradicin del judaismo de fa {que provenia Fromm y, en especial, en el mesianismo profétieoal que siempre se sintié vinculado, incluso cuando, tas distanciarse del credo judio ~I que ocurrié hacia 1929, inicié la tarea de recuperar de forma secularizada su bagaje étco ‘universalist. Dichs orientacién, ademas, es la que le llev6 a indagar en la twadieion humanista de Occidente, a buscar los indicios de bumanismo en otras Itadiciones, ast como a asumir las respectivas herencias de Marx y de Freud desde Jas coineidencias cas con ellos. A partir de ah desarvolaria su pensamiento critico-utpico, precurdndole una s6lida base antropolégies, hasta alcanzar tconcrecion politica en sus ideas acerca de un socalismo demvcritico radicalmente hhumanista. Si bien dicha orieatacion tica va a impresnar siempre el pensamiento de Fromm, en algunos momentos de su trayetoria se expliciari con rotundidad, presentdndose enfonces bajo el perfil propio de su «ica humanista», Obras como rica y psicoandlisis y El arte de amar, 0 su tltimo libro {Tener 0 ser?, son referencias inexcusables a ese respect. "i, ica y pian, México 197; EL arte de amar, Bacon, 1980; Teer os? Madeid 1979. Posden consuls ros micas esrias de Fromm en Tos que aborda se Pameanieno acerca de uma aca humana oeata eel fereno de Ss aplcaiones, 23 et ‘eterenci la laine inerpersnls 0a os problemas pliicts, Son anna televanes os {Svos copies en os olmenes gue componea soba poston, de fs etalesdestacano: Del tener ser (bra psa), Baslona 1991 y Eon potica (Obra pou 3) Barcelona 983, ‘Aproveshames pact inar gue, en adele, cuando st cients de Fromm, a8 a tefecncia de a eon en espaol qo eu, aad enre parts volumen y pias ‘orcspondionts al paaje cad en las rar completar de Fromm, elias en almin ba la recto de R: Funk cone titulo Geramtausgobe (10 vols), Deuce Yerlg-Ansal, Stata, 1980-198, 38 Jost ANTONIO PEREZ TAPIAS Sie planteamiento ético de Fromm arranca de esa fructfea itersecen en la que se ubica toda su obra, entre tradicion judiay tradicién humanista, por una parte, y entre pensimiento de Marx y eorla de Freud, por ora, el desarollo det ‘mismo esta precedido por la critica de la moral que en este abajo va a set objeto de estudio. Ela fue tlevada a cabo por Fromm fundamentalmeate en los afios desu primera etapa de produccién intelectual, realizindola desde la sintsisfreudomar- sista en la que puso todo su empefio. Fromm, insertando las aportaciones del Psicoanalisis en el marco del materalismo histrico, para abordar de manera consistentee] andlisis de los fendmenos ideolégicos que ocurran en un contexto sociopoliticu muy tenso, queen la década de los trelnta drivaba en Alemania hacia Ja brutalidad del totlitatismo nazi, diseRé toda una estrategia eérica para acceder 8 una comprensién en profundidad de la iracionalidad que constataba en su ‘entorno. Lo que suzedia no se podia entender desde presupuestos economicistas, ‘como tampoco desde las ingenuas claves de un idealism individualist, sino que cera necesaro articular una teorfa sociopsicolégica desde la que poder dar euenta de ‘eémo Ia iracionalidad social que se preciptaba politicamente en el fascismo la inracionalidad individual de quienes de un modo u otro acataban apoydndolo se alimentaban mutuamente. La categoria de «estructura libidinal de la sociedad», ‘como mediacién entre infraestructura econdmica y supraestuctura ideoldgica luego reemplazada por la de scardeter social» como matrz earacterolégica comin los individuos de un grupo socal, los cuales compart ciertos rasgos psiquicos desde su adaptacién aun modo de vida compartdo, econémicamente condiciona~ do? ela piedra angular no s6lo para sostener las explicaciones de ebmo funcio- ran socialmente las ideologtas, sino para acometer la critica de las mismas. Apayindose en esa cimentacidn teSrica Fromm emprendié, entre otras cosas, la critica de la religion y de la moral, preocupado ademés en los aos treinta por tasiear las eausas de que la religiny la moral en las sociedades captalistas, singularmente en la Alemania que él conocia, hubieran evolucionado hasta quedar mpotentes ante la barbarie. En su tarea critica, Fromm conjugaba las aportaciones de Marx y Freud, pero sin que la sitesis de ambos bosquelada por su parte le Nevara a reitear sin mas sus respectivos anlisis. Desde el principio, la posicién critica de Fromm se stué creativamente mis allé de ellos, tratando de entiquecer_ la perspectiva de Marx con a de Freud y de corregir a Freud con lo aportado por ‘Marx. Coneretamente, marcaba dstancias respect a ellos en lo que era un enfoque fo reduccionistatarto de Ia moral como de la religi, lo cual en sus primeros escrtos se manifestaba mas decididamente en el caso de la moral: a critica de la 2 Cf, B, rows, Método y funcién de una prcoogis racial malta, Notas sobre iloandissy materialme hitrco en La rss del pecoanis, Bue Ais 1979, 198 5635) 7 CEE, Fkom El miedo 2 la bert, Barcelona 90, 303 5.0, 37958): y ambien, ‘spscialmenc, sa capo La aplicscibde psicsniie humanist la teoia de Mare, eh Phono (ei), Hamantio roca, Barslont 1980, 254-265 (401i) ERICH FROMM Y LA CRITICA DELA MORAL 39 moral es planeada como paso necesaro bavi el replanteamiento de eusl habia de {Ser la moral necesaria. Luego, el Fromm posterior, el que inicia su etapa de imadurez 2 partir de 1941 con El miedo a la libertad, acentuard mis todavia ese ‘Yeetor:supuesta la critica de lt moral que tanto Te ocupé en sus escritos primeros ke volearé después en la moral necesaria, la que entenderd como ética humanist, 'E enfoqueeritico del «Fromm joven» respecto@ la moral ea bastante similar cen principio al que adoptaba frente a la teligién. En los eseaitos de su etapa de ‘Frankfurt -aludiendo no solo a su permanencia en su ciudad natal, sino también 4 lo que en la década de los teint fue su fuerte vineulacion con el Instituto de Investigacion Social que dirigia Horkheimer, matriz de lo que éespués se ha conocido como Escuela de Frankfurt-, Fromm asumia globalmente las erticas tmarxianasy freudianas tanto respecto ala religién como respecto a la moral, pero tras ella su propio analiss erica se decantaba hacia una posicién no del todo toincidente con ninguna de los dos. As, de forma andloga a como consideraba la religion como «usin colectivay, mas Sosteniendo que en determinados tipos de feligin habia un excedente no falsaments ilusorio -el contenido ético-ut6pico det ‘mesianismo profético, en el caso de la tradiciGn judeoeristana", respecto a la oral la erica de Fromm tomaba tamb én una direcsion no reduccionisia: ni la Coneieneia moral se podia reducir a super-yo, aunque ésteestuvieraen su origen: ni las normas éicas eran reducible a instrumento de dominio o factor de estaili- ‘zaci6n social Y al igual que respecto a la eligi habfa que diseriminar entre sus Giferentes tipos, lo mismo exigia la critica a la moral, No obstante, la critica en base al discernimiento entre diferentes tipos de moral comportaba ana diferencia {que indicaba cusl era la linea divisoria entre el smbito de la religién y el de la {horal. Por un lado, la religin tenia que ser superada, dado su cardctet iusorio; §ncluso en el mejor de los casos, el de a eligin mesiinica», tenia que ser negada ‘como religion para conservar su contenido valioso, precisamente de indole ético- ludpica ~Eromm, por entonces, no hablabe todavia de «eligidn humanista-. Por ftro, no eabia hacer lo mismo con la moral: inerradicable dimensin humana, no podia ser abolida, Suscrbiendo la necesidad de ia moral el problema ia aradicat pera Eromm en cudl habia de ser la moral necesaria, ésa que respondiera adecua~ Gamente a dicha necesidad, Respecto a la moral, més ain que respecto a la religidn, su posicin también iba a ser claramente anttrlativists. * sobce a psii respec aa eligi del From el -tapa de Frankfurt nos rensitinas 43.4. Penuz Taras, Cia dela eligi y esiantmo profi en Eich Fromm: Peoecsion {4 o0m 179.198, atcul del eal eonstiye su comp een 2 Ca punta de vsta conan ya oie io, exnco es el manifest prt. De Marchi al haar des comers de ravi, dade tn supuestoflviso io enfos as tena al “irbeldonatuatane fico de sw eapasguene (cf Wille Rech. Blogfia de waa dea, Harclona 197, 8) Fromm mon fu elatvist, nt especo al eligin, nen el ere de a 40 4088 ANTONIO PEREZ TAPAS 2. Explicacion genética de Ia moral desde la tcorfafreudiana Si para Ia critica de las ideologtas es fundamental conocer su origen, la teorla freudiana aporta claves necesarias para deswelar la. génesis de las norms y Principios morales y de la conciencia moral que los sustenta. La erica frommiana del caricter ideolégico de la moral parta de la asuncién de Ia explicacién genética de Freud, basada en la teorfa del super-yo y del complejo de Edipo. De la resolucién de su situation edipica, conflicto psiquico fundamental, depende la configuracion de Ia estructura psfquica del individuo. De ésta form parte, como instancia dindmica, el super-yo, formado por el «idea! del yom y por las normas y prohibiciones que, en correlacin con ese ideal, el yo ha de seguir y respetar. La conformacidn de este super-yo, con el que Freud identificaba la conciencia moral, ‘iene lugar a partir de la relacin ambivalent padre-hijo, a través de la internaliza. cin progresiva de esa misma relacién por pate del segundo en el transcurso de la resolucin del conflicto edipico. Por ello, Freud calificaba coherentemente al super-yo de sheredero del complejo de Edipo» Ena relacion paterno-filial, el hijo zbriga sentmientos ambivalentes respecto ‘ln figura paterna o, dicho desde el otro lado, el padre desempefia respecto 2 un Aoble papel: es antagonista, y como tal odiado por el hijo, que desea eliminatle para acaparar la relacinerdtiea con la madre; y también es modelo, admirado por el hijo, el eual quiere actuar como él para ocupar su lugar. Mas dada la stuacion de desvalimiento y desventaja dl hijo respecto al padre, aguel se ve necesitado de Su amor, que tiene que ganarse actuando como éste quiere, sometiéndose a 80 ‘autoridad. Es asi como en la situacin edipica se presentan todos los ingredientes para la formacién del super-yo: el nifo ha de reprimir sus impulsos ante la Superioridad del padre, a lo que se afiade que el deseo de ganarse su afecto es otto ‘motivo para obedecer sus mandatos y rlegarse a sus exigencias; como ademas 4uiere ser como él, hace suyas las normas y prohibiciones,intenalizéndolas en la ‘misma medida en que introyectala figura paterna como «ideal del yo>, constituyen- 4o tal introyeccién «una poderosa fuente para la formacién de la concienciae” ‘Ademés de la inseguridad psiquica acarreada por el carécter condicionado del amor paterno, Fromm resaltaba el fuerte sentimiento del deber generado por la internalizacién de las normas y prohiiciones del padre: el individuo ya no actia ‘movido por la coercin externa, sino impulsado desde dentro. Interiorizado el ‘emor al castigo, pasan al super-yo las funciones de vigllancia y censura, por 10 que a la par de la conciencia det deber, como subrayaba Freud en El malestar en {a cultura, se incuban los sentimientos de culpa: * EFRON, La eri de derecho mater ysupetnecla paral poli socal, en: La Crisis del prcoanss, 154 (102). Estas palabras de Fromm dejan entrever gue sedan Fre al fbr del inoyecién det padre como ut poder forte pa Ia formacin de ‘concen, yn0 coma anc, Pom no ential ERICH FROMM Y LA GRIICA DE LA MORAL 4a En Ia persona se desarroll una visién en fa cul el cumplimiento del deber se “Converts en la preocupacién ceil de la ida, pues sl eso puede proporeionar ura [Batana miima en el sentido de ser amado, Peron sigue cl eamplimieno méximo ‘Briss exigencias dela conclenca imped que nazean seniaienos de culpa, pucs el, Smportamiento de a persona moras sempre deiciecias respecto aos Weales fue ge le ha joe" Los sentimientos de culpa, a través de los cuales la hostilidad hacia el padre se ‘vuelve contra el propio individuo ~incrementando el sometimiento a la autoridad~, se hacen ineradicables desde que se ven provocados, no ya por el quebrantamiento {e las prohibiciones, sino pot su misma existencia. Como en la formacién del Ssuper-yo es ctucial la represion de las rulsiones libidinales ~en los afos treinta Fromm suscriba el peso decisivo de la moral sexual en la moraidad-, y dado que 4stassiguen presentes en cada individuoimpulséngote a la bisqueda de un placer ‘pecaminoso, «las prohibiciones morales se convierten siempre en una fuente de prodiuccién de sentimientos de culpa, que a menudo son inconscientes, 0 se trasladan a asuntos diferentes. ‘Siendo el super-yo una instancia de la estructura psiquica del individuo, Freud ro dejaba de sefalar la dimensidn social qu lees inherente, De suyo el contenido del super-yo no es el padre real, sino el syper-yo paterno; es decir, no se interna- liza tanto la condueta real del padre, cuanto sus normas y prohibiciones. Pero la figura paterna transmite las normas y prohibiciones socialmenteestablecidas, de ‘manera que el super-yo del hijo sigue como modelo al super-yo de los padres, que ellos heredaron a su vez de los suyos. En consecuencia, el super-yo resulta Configurado durante generaciones por las tradiviones morales de la cultura ‘sedimntadas en las instituciones, Esto era lo que subrayaba Fromm concentréndo- se sobre todo en la familia como «agente psioldgico de la sociedad’. Ella repre- senta un contenido social determinado, mediindolo, antes que por la transmisién ‘expresa de ciertas concepciones, por la misma «produceiéne de la estructura piquica socialmente deseable y conveniente, Y, ala vita de Ia funein social de Ta familia, Fromm no s6lo afirmaba que el super-yo es la autoridad intermalizadaw, sino también, dialécticamente, que «a atoridad es el super-yo personificados”. La ‘comprensin del cardcrerdialéctico de larelacin entre super-yo y autoridad era percibida por Fromm como condicién indispensable para ahondar en el cardeter Ssocialmente represivo de la moral dominante. Pero ya ah tropezamos con sus divergencias con respecto a Freud. * 186,10. 131-182 (100), ° Ato larg de toda eu vi Fromm mantenrd so apego a esa femal que cu ya en sus antl de jovetud tla de ejemplo puede snsaure Su presencia en El miedo ala Peta, ‘ha onl ue arana periods de made rE Faown, Autoridady fila. Parte sciopicoliica en: H. P. GENTE (comp). Marssmo,picoansls 9 Sexpo, vo, Bueaos Ares 1972, 196195 (148), a José ANTONIO PEREZ TAPAS La explicacion genética freudiana redueta todas las normas y principios ‘morales a normas y principios impuestos por la autoridad pater e internalizados por el individuo, de manera que, junto con el «ideal del yo» correspondiente, constituyen su super-yo. La conciencia moral no era para Freud nada mas que ese super-yo resultante dela represin de las pulsiones libidinales del ello, En tanto (que esa represidnes socioculturalmente necesaria, el contenido del super-yorecoge las normas y princpios socialmente reconocidos Como morales ~necesarios para el funcionamiento de la sociedad, configurados y transmitidos a lo largo de una historia de a cultura que es inconcebibe sn la represin de la pulsioneslibidinales de os individuos. Ante esta explicaciOn(y critica) freudiana de la moral, se puede decir que la postura de Fromm se definia por aceptarla en cuanto genética, pero no en cuanto reduccionista. Desde su punto de vista, la genética de Freud no lo explicaba todo, Necesariamente habia de distancarse del tratamiento freudiano de la moral al criticar su absolutizaién cel complejo de Edipo y su concepcién sociol6gica abstracta. Ya entonces el dstanciamiento del «From jovensrespecto 1 Freud se ciftaba a en dos puntos principales: Freud se quedaba corto en lo relativo a la dimensién social del super-yo (reduccionismo psicologista de lo sociol6gico); Freud se excediaen Ia idenificacién de conciencia moral y super-yo (reduccionismo psicologsta de la moral). El primer punto evidenciaba cémo la psicologia social de Fromm, desde una perspectiva histrico-materalist, replanteaba ciertos puntos de la teorfapsicoana- Iitca. Ademas, la ertica al reduccionismo psicologsta de Freud ponta al descu- bierto su laste ideolégico y su vinculasién con la moral burguesa, Sobre ésta acabarfa concentréndose la critica de Fromm a la moral, sosteniendo que la critica freudiana vale sobre todo respecto de ese moral burguesa, y no por igual respecto de toda moral. Esto conduce al segundo punto, que Fromm no pada sino sostener ‘desde su intencionalidad ético-utdpica, a la vez que asumfa a Marx en clave ‘humanist, anticipando desarrollos posterores. 3. FunciGn sociopsicoldgica de la moral. Limitese insuficiencias de Ia critica freudiana CCiertamente, para Freud el super-yo tena un contenido socio-cultural; sin embar- 40, el reconocimiento de esa dimensi6a social del super-yo era en su opinién unilateral. La misma concepcién freudiana del super-yo' como sheredero del complejo de Edipo» requeria ser matizada: Esta conepci es problemitica debido 1 una fll en a estimaci def reac ‘ne exrtra familia 9 etuctra del sociedad en general. Pred dee que, con eliranssurs del temp, los representantes de la sociedad se afaden 2a figura del " Bs motivos de crca a Feu los retraré Fromm en oda su obra posterior, ua ver gue {je avis ts onodoiarewana, Es teresante ver lepton de so tna ioe Granda ‘limiaciones del pensaieto de Pred, Madi 198. Enc FROMM Y LA CRITICA DELLA MORAL, 8 padre; exo esexacien cierto sentido exterior y ronogicos per esa comprabacisn Fecpee ser complementad orl invera: lade que el pare se une an sutoridades {qe dominan la sosiedad- Pogue la auoridal que ene el padre en I fara 0 et tina autorded casal qie mas tarde ters "compementada” pols autridades focisles, sino que ella misma ext basa, on lima Insanls en la estructura Suortara dela seed en general Es verdad qo el pare define (en orden “ronoigia) ef primer vebichl de autordad Socal fa el rf: persis ene en ‘hen coated) su auoridano es un prop, sin wn releo= Exe cambio de acento que reubicaba la autoridad paterna en el marco de te ‘estructura autortaia de la sociedad permitia dar mejor cuenta de La dimensién social del super-yo, destacando no s6lo su condicion de recepor de los contenidos sociocultural impuestos represivamente por la autoridad, sino tambin su papel ‘activo retroactuando proyectivamente sobre los portadores de la autoridad socal, invistiéndolos con sus propias caracterstcas y sustrayéndslos asf a la erties racional, Esta transiguracion de las autoridades, que esl esencia del revestimien- ‘to moral del poder dominant, es la otra cara de la relaci6n dalética entre super- yo y autoridad: «La lac super yosauordud es ilétea El super-y es una imernalizacién de la Soriady Ia aloriad eb transiguada por proyecion de las earacteistcas del fupe-yo sobre es yesa imagen ransigurada se Yoeveainterlizar,Laautoridad Yel superyo son insparales, El super yo eel pet exterior Inenalizao, y el oder exterior rests tan efecivo porque ha sido investi con ls calidad del fuperyo, De modn qe el super yo oes, de inguna manera, uaa instanciafrjada flo primeros ao de vids que, ptr de entones, se mansene activa en el Fombre, cualquiera seul Indte del sociedad en la cual ste wive. El super tenders, mds bien a desaparecero cambiar amen sucarice sus contends, 4 las autridaes deisvas en In sociedad no prolongaran 0 ~iejordieho~ 1 ‘enovaranconsaremente el proceso de la formacin del supe-yo iiiado Ia infarc. El hetho de gue esas autordades sean lavestidas con as caliades morales ‘sl super yo, tampoco significa ue la existecia del super.yo, gestado ene paso, Ysu proyeetion Sobre las autoridades hasten para que dichas atridaes esate fective, aun cuando no event con a fuerza. De la misma manera en que el ‘io interaliza el poder emanao del pate, por medio dea formacion del supe-yo, mantenimieato y renovacién del superyo en el adulto se basa ena continua fernaliacion del poder exerir bjetvo; porque aunque el ster yo convert el ‘tied aun pelige exterior en un miedo ineo,e factor dndmo ese paras {oemacigny consevacicn sigue siend a fuerza exterior ye eor alla El miedo 1 podria ser merle y el pode sco 0 por er tansfguado en poder ‘morals ambos no suisse [Al no recoger suficientemente el cardcter dialéctico de la relacién super- {yo-autoridad, la teoria freudiana, por su psicologismo y abstraccionismo sociolégi- 0, se mostraba deficiente en cuanto a la funcién sociopsicoligica de Ia moral, a ° tora y fama 196 (49), Td 198.187, 44 José Avronto Pénaz TAPAS cual se veia agravado por Ia orientaciin a su vez biologista del psicologismo freudiano. Asi la consideracin del complejo de Eaipo -puesto en el origen del super-yo- como correlato psiquico de un hecho bioldgico, y por ende universal, impedia a Freud ahondar en el contenido del super-yo como para percibir ah las diferencias segin la extraccin social de los individuos. Fromm, en cambio, destacaba que la represion originant del super-yo no es de Ia misma fndole para todos los individuos de una misma sociedad (ni, por supuesto, para todas las sociedades compardndolas globalmente). Ademés de la represion comin que da lugar a la estructura psiguica de la sociedad, hay una represién especfica que afecta de modo particular a los miembros de cada clase Social y que mali I Anterior en un sentido otro, Esas diferencias en la represién en una sociedad de clases ~que acarrean diferencias en el uper-yo segin la clase socal ala que se pertenezca~ explican Ia edoble morals en su seno: no es lo mismo lo permitido y lo prohibido a los miembros de las clases dominadas que a los de las clases dominantes, siendo funcién del aparatoealturalencubrir esa situacin armonizando ideoldgicamente las contradicciones". Fromm, por tanto, no vela la funcién sociopsicol6pica de la moral limitada @ ‘mantener a raya fos impulsos instintivos para hacer posible el desarrollo cultural En ello se quedaba Freud, cuyo biologismo le condueia a radicalizar el antagonis- ‘mo naturaleza-cultura en detrimento de bs antagonismos sociales. Fromm, por el contrario, ala vista de la sociedad de clses ~cuyo desarrollo no sélo ha supuesto el dominio creciente dela naturaleza (interna y externa), sino también el dominio de unas clases sobre otras-, subrayaba la funciOn sociopsicoligica de la moral de contribuir decisivamente al mantenimientoy reforzamiento dela estabilidad socal, siendo fundamental a al efecto la consoldacign -a través de a «estructura psfquica de la sociedad» de las relaciones emccionales de los dominadas con quienes Jmponen y representan las norms y principios morales: las autoridades dela clase dominanie”. Fromm insistia por entonces en que para dicha funcién sociopsi- col6gica, la moral sexual, centro de gravedad de la moralidad imperante, represen- ta.un puntal decisivo, por cuanto larepresidn de la libido obstaculiza el desarrollo de la genitalidad, intensiticéndose entances los impulsos pregenitaes o los rasgos de cardcter concomitants a 6st0s, lo que impide el fortaleeimiento de yo". Un yo debilitado y heterSnomo es terreno abonado para la proliferacién, bajo la presin implacable del super-yo, de los semtimientos de culpa; su importancia social es ‘enorme ~miixime si se ven reforzados por la sancidn religiosa dela moral-, pues inducen a la justifcacin del suftimiento como castigo, en vez de atribuirlo a las condiciones de un sistema social injusto, y «a la larga producen intimidacion CF id, 208.13 SSCL E Fhowae, Mado y cin... 196118) "C4 bud 197-230 (58,19); La coracerotgi picoanaltic ys prinenca para la pseologa sola en La rl da psenandlisis, 220 (1,90), come Autoridad fami 213-218 G.162-16, [ERICH FROMM Y LA CRITICA DE LA MORAL 45 ‘emocional, limitan las capacidades inelectuales de la gente -en especial sus idades ‘la vez que desarrollan la adhesion emocional a los representantes dela moral social [Las deficiencias de Freud respecto a Ia moral no venian dads solamente porque prestindiera del carictr clasista ce la sociedad; su miopfa sociohistrica le Ilevaba a tomar la moral burguesa como ia moral sin mds: idetficacin injustif- cada, sostenida desde la niversalizacinetnocentrsta ~ella misma burguesa~ de Ja moral dominante en la sociedad patrarcl del capitalism decimonénico. Fromm. tencontraba ahi la misma generalizacin excesiva que con respecto a la estructura familiar que Freud conoci6 ya a sitaicion edipica que se daba en ella Las races de estas identificaciones abusivas las ve Fromm en la adhesin del mismo Freud ‘2 una moral que no cuestionaba radicalmente debido a la mediatizacion que le Suponta su propia ideologia burguesa'. Esa fijacién de Freud a la moral burguesa hacia patente 1a ambigledad en la que se movie. Por una parte, afirmaba la necesidad de la moral, dada larepresion hecesaria para la vida en sociedad y el desarrollo de la cultura; Como tal necesidad ho prejuzgaba de qué moral se tatara ~fta resultaria simplemente del juego de fuetzas entre la represién social y los impulsos libidinales-, Freud mantenia también respecto a la moral una posicién relatvista. No obstante, por otra parte, la praxis psicoanaltica estaba impregncda de un sentido ético al implicar una valoracién positiva de lo racional frente alo rracional, dela genitalidad frente a lo pregenital.,., pretendiendo el logro de unas metas terapéuticas conformes con ‘una escala valorativa definida -Io cual chocaba con el relativismo ético sostenido ‘nivel terico-. Asf, el mismo Freud no era consecuente con sureativismo, pero mas: a nivel e6rico, su explicacién genética implicaba una fuerte critica de a moral al mostrar c6mo las pulsiones libidinales estin tras aquello en lo que tos slo habian visto motivos «idealess; y @ nivel prictico, la consecucién de los objetivos terapéuticos exigfa, segin Freud, una acttud tolerante por parte del analista, esto es, de «neuralidad valorativar, para doblegar las resistencias del paciente al descubrimiento de lo inconsciente y vencer el carécter tabi de las preseripciones morales, Sin embargo, el punto de vista de Fromm era que la ‘Vineulacién inconsciente de Freud a las concepciones burguesas neutralizaba su pretendido relativismo © hipotecaba tanto sus planteamientos te6ricos como précticos, Si la traduceién concreta cel reltivismo te6rico acaba siendo la Aceptacién de Io dado, es deci, de la moral burguesa, ;desde qué fundamento se ppodia impugnar y oponerle otra? Era nezesaria una moral; la moral burguesa era Te que habia; uego ella era la moral necesaria tal eniaa ser el razonamiento falaz " La teoia dl derecho mater. 152 (1100) "Nos remiimos de manera especial 2'E. FeoMD!, Die gsellscaftiche Bedingheit der ychoanalylschen Derg: Zatch fi Sozalforschang 4 (1938) 365397 (115), sex {de eto baci read ems tap de Franke, 46 JOSE ANTONIO PEREZ TAPAS de Freud. Si ademés reducta las normas morales a contenidos del super-yo, erivado del complejo de Edipo como algo apoyado biolégicamente,ofrecta una ‘nueva racionalizaciOn psicldgiea de una moral pensada de modo absoluto como la Sinica. Freud, por tanto, no era un eritico radical de la moral burguesa, ni siquiera, en opinién de Fromm, de la moral sexual, sino un reformador que limitaba la critica a sus exces0s rigorista. Con otra palabras: Freud criticaba el exceso de represién, pero no su indole; por mas que ponia en la tepresién sexual la causa ms importante de las patologias neurditas, su posiién respecto a la sexualided no lograba despegarse de la inherent ala moral burguesa, La misma concepeién de la evolucion de la humanidad en tos términos de o desarrollo cultural 0 ‘satisfacein sexual -a mayor progreso cultural, mayor represiGn de la sexualidad~ cera eco de la ideologia burguesa, Como asimismo ésa se traslucia al sefialar Freud ‘como fin del psicoandisis el restablecimiento dela capacidad para el trabajo y el placer (e placer que permitiera el trabajo), supeditando la capacidad para el placer la procreacién, como correspondia al desarrollo cultural alcanzado”. ‘Tras la tolerancia liberal de Freud se ocultaba la aceptacién fictica de los valores de la burguesiay, de hecho ~insstia Fromm-, condenaba su transgresién, CConductascontrarias a ias normas burguesastendian a ser consideradas por Freud ‘como «neursticas», calificando a quienes impugnaban el sistema vigente de individuos que no’ habfan superado el odio edipico al padre. El relativismo ‘consciente de Freud se veia desbancado po Ia fuerza de su aceptaciGn inconsciente 4e los prejicios sociales, alo que contrbuta desde su propia ceorfalainsuficiencia de su perspectiva sociolégica, abocada a la «naturalizaciém, por via psicologista- biologist, de lo cultural, que le Mevaba a perder de vita el ardcter social de los ‘abies, condicionados por la estructura especifica dela sociedad y por la necesidad 4e interiorizar el poder externo ejercido sobre Ia mayorfa dominada, ‘Si Fromm aplicaba a Freud criterios de critica de las ideologias” para hacer ver que, tas la tolerancia manifesta, su teoria y su préctica se hallabaa lastradas por el respeto a los tabies de la burguesia, no era para tomar la via fil de una ‘critica psicolopista a su teoria. Fromm, que se sentia freudiano, tenia claro el valor {de la toriafreudiana, pero también percbia sus limitaciones, que en lo relaivo a la problemética de ia moral le parecfan especialmente notorias. La critica de Freud 41a moral se quedaba a medio camino. Por su adhesin féctica ala moral burgue- ‘sa, su critica no era valida en su pretensin de serlo de toda moral, pero si era ceptable justamente como descripcién de cémo se genera y funciona la moral Dburguesa. Por ello no se trataba de ir contra Freud, sino mas alld de Freud, Girigiendo la ertica hacia lo que en él quedaba escamoteado: la moral burguesa como tal, sn generalizarla hasta confunds con ella toda moral, Para ello, Fromm, "CF tid, 370.382 y 392-393 Fromm pesiba qe en el cata como su eon ms podan ender 19.129 y 138136. Freud, como ene decal oo, a su personalidad marge de su gat Seka id, 39395 0,137), ERICH FROMM Y LA CRIICA DE LA MORAL 4 desde el materalismo histrico como marco desu enfoque sociopsicol6gico, parla de un presupuesto ausente en Freud: su clara posiciOn anirelativsta, consonante con la intencion ético-utépica de su pensamiento ya en su etapa ii 4. Critica de la moral burguesa, Ambigiedad de latolerancia y encubrimiento de ‘a inaiferencia Lactitica de Fromm a la posicién de Freud respecto a la moral era inseparable de su critica a la moral dominance, revelando lo infundado de lapretendida dignidad de sus normas. La tarea de Ta critica era concebida como desvelamiento del cardcter taba de las prescripciones de la moral burguesa, haciendo patente su ccondicion de regla inculeadas, bajo amenazas de diferente tipo, por exigencias del ‘mantenimiento de una estructura social con determinadas relaciones de clase. Se trataba de hacer evidente el «cardter ftichistae de una moral cuyo idealismo ‘entralaba la absolutizacién de ciertos valores a la vex que ocultaba su génesis Sociohistrica. En la moral burguesa perviva Ia silusidn de la moral absoluta, a ta que sucumbian los individuos dela sociedad capitalist al sacrficar ante ella sus propias exigencias de autorrelizaciOn, su anhelo de felicidad. Para Fromm, los valores de la moral burguesa represeniaban “‘dolos" a Tos que se sometia el hombre” La critica ideol6gica tenfa que penetrar tras las apariencias, que en la moral burguesa venfan dadas por Ia stolerancia liberal» de que hacfa gala. La idea de ‘olerancia de la burguesiajugaba un papel fundamental en la coberturaideotégica de los tabies sociales que la moral vigenteelevaba ala dignidad de nommas, Cierta- mente, la exigencia de rlerancia two un sentido emancipador en la lucha contra 1 dogmatismo religioso y el absolutismo politico protagonizada por Ia burguesia ascendente. Ast lo subrayaba Fromm, mas para resaltar que con su consolidacidn ‘como clase dominante cembié el significado de Ia tolerancia, que de ser bandera contra el sometimiento y por la libertad, 9as6a ser la expresin de un laissez faire intelectual y moral, La tolerancia se conviti asi en «relaivismo de ls valores», apuntando 1 Ia supresiGn de toda valoracién, puesto que cualquiera ya seria “intolerante» al pretender sltemas de valores superiores a otros” 2 Cf bid, 395 (137. Fromm y inode ag ets dea oat, de neta aigambre jn, que desesnpetrla un papel ruil ens obra ptt, sobre todo de cara asa mn de ‘alichatne. La‘moral burgoess er para cuss aval alma, Deterénoma, a pesar de Ls “saracones expt des representantes. Cf. fb 372 (120, Fromm dstingus esta wleranca reatvsa, que eteaba, de a sctitd que leva a ete en ure imo de x perona scomportamiens. orl dts, ‘on so rks hacia ung olerancia tan ambivalent Fromm se adelantaba a enoques ericos posters “comm ede H. Marcuse ens conn arco La tolrancia epresva vease vers Estslna ea Conviviom 27 (1968) anilpata ls discsiones en toro a a toleraneay ss limits, evesin que enige el exelent previo de us vers ealios (eal respec: J A Pent Taris, Claes mania para una edi democrdca, Madrid 1996, 163160 48 Jost Awrosic PEREZ TAPAS EI presupuesto socioldgico de Ia tolerancia relativista venia dado por las relaciones de los hombres como vendedores y compradores en el mercado; los individuos deban reconocerse como igvalmente valiosos, en astracto, indepen dientemente de sus opiniones y conviceicnes subjtivasy su modo de vida particu lar. Los valores quedaban encerrados en el mbitoinfranqueable de la privacidad Ello prestaba a latoleranciaburguesasuaparienca de iimitaa, pero en realidad tenia sus limites claros, aunque no expliitados, alli donde se vieran amenazados Jos fundamentos dl orden existente, No acta falta que fueran amenazas drectas; para que se manifestaran los limites de a tolerancia liberal bastaba la infracein de ierios abies pertenecients al «cemento» de la sociedad e imprescindibles para st estabilidad. No obstante, Fromm matizaba que cuando el dominio de Ia burguesta es relativamente estable, el rigor respecco a lo considerado tabs disminuye, mas para aflorar cuando sus intereses se ven amenazados. La toleranca liberal propicia ¥y demands reformas, siempre que dejen a salvo las bases del sistema; por lo ‘mismo, reivindica la libertad de pensamiento y expresin, pero se retrae cuando se trata de la accién, Por ello, Fromm subrayaba el caricter contradictorio de la folerancia tal como se habia desarrolléo en el siglo XIX: conscientemente ‘dominaba el relativismo respecto a los valores en general, pero inconscientemente permanecia Ia acttud de severa condena de todo lo que fuera quebrantamiento de To considerado como tabi El reverso de esa toleranca, relativism y imitada, era el sometimiento al poder y la indiferencia hacia el otro, correlatvas a la éiea del deber propia de la moral bburguesa. El cumplimiento del deber ~en especial del deber en la profesién— como la forma mas elevada de autogobierno ético era la herencia moral de la ética Drotestante™. A este respecto, Fromm rstomaba, desde su punto de vista socio Dsicol6gico y en perspectiva materialisa, ls planteamientos de Weber acerca de la relacion entre ethos protetantey sespiritu del capitalismos. La ética del deber, ‘esultante de la intensificacin calvinista de los planteamientos luteranos, asumic por Ia burguesiay extendida mas alléde ella dada su hegemonia social, habia sido tun elemento ideolégico decisivo en el desarrollo del capitalism, Esa étca era la {que respondia a la estructura psiquica colectiva gestada por la adaptacién a las condiciones del modo de produceién capitalist, incidiendo, através del super-yo ‘de los individuos con aquélla estructura psiquica comin, en el reforzamiento de la ‘dindmica del sistema: lo que ést exigia era lo que aparecia como deber moral™ CCiertamente, habia sido mérito dela ea burguesa haber afirmado al individuo ‘como fin en sf mismo al era su excedente més all de su funcién ideolg pero su deméritoradicaba en haber convert esa afirmacion en tapadera ideoligi- 2 Ct id, 373 1.120. 2% CEE. Faow, Lacaracterloglaplconatea... 228 (1,72). Cf La tert del derecho aterm, 159162 (L.105-109, [Exici FROMM Y LA CRITICA DE LA MORAL 49 cea de una moral conducente a lo contario: al sometimiento del individuo y a la Utlizacign de unos hombres por ottos como medios. Fromm veta que por més que mara la individualidad, a moral burguesa, al mantener et principio de que et sper es mas importante que la dicha, acababa fomentando la subordinacion del individuo, ya que lo entendido como deber veni fijado a través de un super-yo sociaimente conformado, via regia para Caducir los requerimientos de Ia realidad soeial en normas morales™. ‘La erica de Fromm no se diriga hacia la nocién misma de deber, sino hacia la concepcién del deber propia de la ética burguesa y que suponia el antagonismo cenite deber ¥ feliidad, ahondado al pasar por alto las necesidades reales de los individuos, cuya satisfaccién quedaba limitada al margen dejado por la represion socialmente inducida, El individualismo burgués era un individualismo abstracto (que pretendia afirmarse universalmente, prescindiendo de unas condiciones Soeioeconémices que generaban unas rlaciones cosificadas en las que el hombre ra redutido a la condicién de medio. En la sociedad burguesa-captalist, Ia Cosificacién (Verdinglichung) alcanzabe a todos los émbitos, viendo Fromm ‘inculada a ella Ia misma devaluacién del placer sexual en la moral burguesa. Era inti, pues, trtar de sutracrse a esa cosificacinrefuglindose en la privacidad; por el contario, la sacralizacign de la esfera privada sf era dil para Ia dinémica Gel sistema eapitalista, que en la «ilusién> de la individualidad tenfa una buena coartada para legitimar sus principios efectivos de Ia libre competencia y de la ‘upervivencia del més apto, Desde la cosficaciOn de la relaciones humanas y la ‘SseralizaciOn de la privacidad, la rigorista moral burguesa del deber mostraba su ‘erdadero rostro;el de una moral de la indiferencia (Gieichgultigkeit), en la que Ja afirmacin de la humanidad de todo individuo como fin resultaba de hecho negada -por més que Kant lo hubiera formulado como imperativo categérico-: La inifeencn por el destino del péjinocaracteri6 las relaciones en el mundo Thrgucs, Ellon significa que no exiseracrueldad, o la bia en meno medi, nel ptiod precaptalista. Ocoee la nferencaburguesa tiene su propio maiz 4 to istnttvos: no habia astro de responsabilidad individual hcl a tee los {ns af una isiuacin de amor a pejimo come ten forma incondiional ..) Fela Conciencia burgess, esa falta fll de compasisn no pareclaen xo alguna Conariaa la tic, Pore contra, eencontraa arigada en cera concepiones feligisaso iss En lugar ef bieavenuranzagaratizada a quienes anos ijos Fels de I pei, le felicidad, ene soncepo bargus constitu a resompensa por {reumplimieno del deer. Y esta ie er fforzad por Ia nocién de gue en el fistema capitalist exit limites para los Exitos alcazabls por el indviduo Competent. Esta falta compasin dol carder burgués representa tna adapacin fecesara a extacuracconimica dl sistema capa. El principio de a bee Competencia In ocion concomitant ce Ta spervivencia det mis ato, exigian Cf tid, 149 (97), Hoy sigue send interesante que fs plantains Ecos deoto- ‘plots confonen con eas cbservaciones eis de Fromm, 30 José AnToNIo PREZ TAPAS individvs no inhibids por la compasin n sus ats comerciales. Los que exibin menos compasin enan mayorespsibildades de Exo" La indiferenca o fata de compasién (Miteidslosikeit hacia el otro que sufte era inherente @ una moral que si por una parte era moral de la sumisidn la autoridad, al orden establecido, por otra era moral del éxito, la moral de los vencedores que: el sistema necesitaba para su funcionaniento ~aun para la clase dominante, no- habia Exto sin sumisién-. Tratindose fndamentalmente del xito econdmico, ello. reyelabe que la moral burguesa se hallaba presa de una racionalidad menguada, Feducida a calculabilidad (Rechenhaftigkeit), que perdia de vista el problema de los Sines. Esa era la racionalidad, consonants con el -espiritu de orden» que earactero logicamente era propio de Ia burguesf, muy alejada de ese oto «grado mas elevado de esclarecimiento racial» que suponia una racionalidad integramente Jhumana que habia de ser ertica por ser moral, es devi, porno pasar de largo ante el sufrimiemto de los otros. Desde el purto de vista de esa otra taz6n, se revelaba lo oculto a a consciencia del espititu bargués: la inmoralidad de su moral de ta indiferenciao el eardctercontrario a a ética(unethische) de su falta de compasién, Por ltimo, la critica de Fromm a la moral burguesa apuntaba a algo muy cconcreto: a su eonexidn con la ideologin autoritaria, La reduccién de la razdn a cileulo, a primacia del deber como valor fundamental -con la sumisién como reverso™, el individualismo abstracto y la indiferencia ante el dolor ajeno, dejaban, la moral burguesa desarmada ante el poder, incapacitada para resist la ilusiGne ‘de «la moraidad de la autoridade con que se reviste quien lo detenta™. Tal encan- ‘tamiento la predisponta la ceguera ante los abusos del poder: la moral burguesa ssucumbiria ante el avance del autoriarismo. Para Fromm, siel fascismo no era ajeno a las contradicciones del desarrollo capitalist, si el eeardcter autoritariow erivaba del «cardcter burguése por inteasifcacion de ciertos rasgos, tampoco la ‘moral burguesa eta inocente en lo que respecta al autoritarismo fasista de entre- uerras. ‘5. De la necesidad de la moral ala moral necesaria. Autonomia y autorreali- zacién frente al sometimiento heterénomo -emos visto cémo Fromm no compartia el relativismo a que conduci la teoria del super-yo de Freud, criticando ademis su acepracién ficica dela moral burguesa tid, 227-228 (173-78). Fromm issik sobre 1a indferenia como expresin contem- ories dems, comp podeios ver desde Ec picoandis, 267. (183 5.) hast textos ‘iyo recogidos en Ora pasta 7 (umn como wot rea, Batons 1958, 203), "Cf, Aaoridady fii, 243 (188). Asombra la caividencs y perc dl uli «rca qu hace From de la moral brpuesa en leno avance dl nazis aiid aii Doseriores “como los de H. Arend en su inresonate obra Lor ofgeter dl ftaitarsmo, Madrid 1998- que teen en exe espriy de sumisin, dade Is Inieenl, propio de ts ‘mocaldad burgucs de nts inios=normaless que caaroaapoyandol regimen ha. [ERICH FROMM Y LA CRITCA DE LA MORAL si [No obstante, seguia coincdiendo con Freud en un punt: a necesidadde la moral, mas para alejarse de él en cuanto a la moral necesaria. sta tendria que ser disinta ¥y contrapuesta ala moral burguese, por tanto, una moral sn ilusiones, iberada el cardctr fetichsta, cuya funcién sociopsicoldgica no fuera el apuntalamiento del orden existent; una moral, en fin, en la que se superaran las contradicciones 4e Ia moral burguesa entre relativismo por un lado y absolutizacién de ciettos valores por otto, entre deber y felicidad, entre la afirmacién (abstracta) del individuo y su negaciGn (real). Lo que Fromm propugnaba como moral necesaria ‘desde su antrrelatvismo era una moral que fuera verdaderamente racional, conto (que implica en evamo a una dctitud busicu tespecto a uno mismo y los otros ‘puesta a Ta acttud de sumisiOn e indterencia”. Eso sigificaba una moral no hipotecada por laracionaidad burguesa -reducida a caleulabilidad~ y psicobgi ‘mente no apoyada en el sometimientoiracional del yo a la autoridad. ‘Lo primero que suponia Ia propuesta de Fromm era una valoracindistinta de la conciencia moral: 6ta no se reducia a super-yo, aunque su formacin estuviera vinculada a la pénesisdialética del super-yo. Para Fromm, a existencia de un yo {Juertey auténomo era la condicion de posibilidad de una genuina conciencia moral ¥y, 8 su vez Ia radicacign de la conciencit moral en el yo era la condicién para una ‘moral no represiva, puesto que solament: tal yo podta responder en su estructura Piquica al desarollo de a libido genital. En a perspectia frommiana, conciencia ‘moral y scarScter genital» se coimplicaban mutuamente®.Y al radicar en el yo la ‘conciencia moral, quedaban marcadas clramente las distancias con respecto a la posicién freudiana, en la que de nuevo percibia en relacidn a este punto contradic- Ciones no resveltas", Freud oscilaba constantemente entre a infravaloracién det 5o, por una pate, y la acentuacin de su «potenciae, por otra, aunque predominaba fen lla tendencia a concebirlo como una sfuncién pasivas en la que se manifestaba la infiuencia del mundo exterior sobre I ello. No obstante, y aqui asomaba la incoherencia, Freud fijaba como meta de la praxis psicoanaltca que el yo reem- plazara al ello ~abjetivo sintetizado en la conocida frase «Wo Es war, soll Ich Iwerdens-, venciendo la tiranis de las plsiones y, por tanto, también el some Imiento a un super-yo que extrae sus énergias del ello, siendo una formacicn ‘eactva contra sus procesos instintivos. Si en la teorfafreudiana el lado activo del desarrollo del yo quedaba un poco olvidedo, se debia a su vinculacién unilateral ‘con los efectos de la represion, Segtin Fromm, si todo se debiera exclusivamente a ella, habria s6lo desarrollo del supero, pero no crecimiento del yo. Hablar de CF. B, Frown, Die geelchficke Reng. 36 0.138) 2 Los plataniits de Fromm en exe posto van er un alt de estos we ties, en os que dsinguird ete soncencia hunanist y copie aur, considerando ‘Sinaia como ientfeads come superyoy vend in primers omocotlatvaaoque Tamara ‘Sever odoctvor equals de eariter gale, nave ecusada la cena ea ert iia CE Aoridad y fami, 2010.21 153.22), 3 José Avronto Péxez TAPAS ste implicaba reconocer que el control d las pulsiones también es posible por vies distin de la represin, algo crucial para romper la identficacin de coneiencia. ‘moral y super-yo y abritbrecha a favor de una moral no-tepresiva” Fromm se promunciaba por una consideracin del yo en su «funciGn activar {desde una concepeiGn dialéetica (por tanto, no determinista) deta relacin ello super-yo: ello y super-yo condicionan el desarrollo del yo, dependiendo Ia fuerza {del condicionamiento del contexto sociocultural, pero nunca hasta ahogarirremisi- blemente sus posiblidades de maduracion. Cierto que no hay surgimiento del yo sin represin de ls pulsiones y que para esa «represin al servicio del yo» cuentan ‘como saliados» suyos la auto‘idad y el super-yo, pevo si oo queta ah, el yo no deja de ser «esclavo de Ios impulsos provenientes de ellos, un yo débil que del catcterhist6rico de los fines y valores establecidos como morales, La tarea critica ‘era necesatia para discernir fo que representa un verdadero valor humano, y pot tlio ético, y Io gue solamente es requerimiento del orden social imperante, tonvertido en tabd. En la perspectiva de Fromm, los valores morales aparecen en. Thorizonte de cada époes vinculados alas posibilidades que gana el hombre en el urso de su historia, E80 no quiere decir que sean relativos, em el sentido de larbitrarios ~como si igual que unos pudieran ser otros, pues wnt vez surgidos fepresentan exigencias objeivas y universales que sefalan un deber-ser ya irenunciable, Ct Die geslichtiche Bdinghet. 295 (130) 2 i, Epler de Horeler cas lieralment por Fromm, pestenosen a Materia: sms nd Ava? aise fr Soealrschng 2 (1983180, Para una panera el pens fmt de Hokie y

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