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Nig, CARLOS REYNOSO. ANTROPOLOGIA DE LA MUSICA de los géneros tribales ala globalizacion Volumen I ‘Teorias de 1a simplicidad ANTROPOLOGIA DE LA MUSICA: dle los géneros tribales ala globalizacién Drtepaga des hs 4 eben. ene Tete de Samphond Ia Blas ics 68,2006 so DoRa £286: Conga homo, dla pr Raft Eee For, shots y ember) ss 997.1256035 1. Ancpegi dots Man. 2. oviees Tene “Wk de ben eon de a sc de a ras tales ata lain sam 9871056085 Pein, anos Mee, ever de 2006 oto: Cn Reese rectrer cs cabin Rall es Tay AM (UNAM) Ck Meron BA) Dect eat aes © Tees ‘oye Hato dhpite ue mene ey 11.22 Uno de eteidn agate an Argent -Mde a argeoins ose parte a oducdn poe oa, amacseaient, ase, ane aa Wareonmacon thee 75.06 tleceSen 9 mactric, ease floc, ih vo, en ali ers 9 por cusses me atrsineis dclzeio previo y uit dele, Sinha ens pend or eset 1.723 Invern Tals ive Stay, Mees 2952, San, en is, ge eon 6 ‘og 283 -C12V2RCE Cir rn ee ne Aes Te (4589 (1) A981 19129 Resets finest anc Cir Agena del 9 ers Abas: fr Us Hers 2530, CHA2SAGP- Gira Aen de Bees is eh yy an07192¢ coc: Cte 6 1 2662-B763H1CW Mein re de Bueno ies Tet (oxze2| 529980 Para Norma, por todo “1 INDICE 1. INTRODUCCION. a 2. TEORIAS EVOLUCIONISTAS: tt Los argumentus evolucionisias fandamentales B La evolucidn de ta musica segiin Joh Rowbotham as El evolucivaismo modificady de Richard Wallischck i El evolucionisine derivative de Robert Lach ‘s {3} evolucionisino anticevohacionista de Cuet Sichs de FE evolucionismis sinbolista de Marius Schneider 4 Et evolucionisme heterodoxe de Béla Bartok Mf La musica peehistrica seyiin Walter Wiora 5 El evolucionismo ca el Sigko XXE st Los universales de la pnisica 58 Evoluciouisme - Situavién y perspeetivas 0 3, LA ESCUELA HiISTORICO CULTURAL Edy Los cielos culturalesy su misica rs Laantropogengrafia de Ratze y Frobenius as Ciclos culturales y Musiculogés comparada: Werner Danekert.... 8 Erich von Hornbostel y el circulo de quintas. Bo Cut Sachs, difusionista moderado % La hologénesis de Georges Montandonn os Carlos Vega y la ideologia historivo-culiaral de la musicologia sudamericana 100 { CUETURALISMO ¥ ANTROPOLOGIA DE LA MUSICA La misica on Ta cultura: Alan Mervisnn Sonido hamananente organizado: John Blacking Emografia de ly mises: Seeger, Pekd, Joseph, Nkevia Lontextualismo ~ Siuaci y perspectivas 5. SIMBOLISMO Y PENOMENOLOGIA Interpretativizwe y ant fa svwbsicn polo Modclos geertzianas: Rice y Harwood Sonido y sentiment: Seever Feld Etmomusicologia fenomenoligica: Reflesivdad y akesidad Fl emiomusicsiloge humanizador: Kemeth Go Fl “otvo” y la “autoridad”: Grenier y Guilbauie Fenomenologia tautegiriea en Latinoamérica Tenomenclogia en estado salvaje: Jeff Youd Titon Incerpretativismo y fenomenologfa ~ Situacion y petspectivas 6. ETNOMUSICOLOGIA DE LA PERFORMANCE Contesto de performance: Herndon & MeLeod El modelo performative de Regula Queeshi Sociomusiculogta, Experiencia & Performance Etmomusicologias de Ia performance Situacién y perspectivas BIBLIOGRAFIA 1, INTRODUCCION cer nteprsana les incespreceione ge reales tr cote; Prinic ge Bacea08 rpretandi Isco= maps at bo expt X10 Cuando de repente estallé In globalizacién a principios de Ta déea~ da de £999, ni la antropologfa ni la emomusicologin estuvieron a fa ale ve clas eiveunstoncias, En consccuencin, ol correlto anvsieal dela glo- balizactén, la “nuisica del mundo”, sobrevino como una especie de ser- preva, una nueva dimensidn cultural devenida de pronto, una bofetada en samstro de teorizadores bizantinos que estaban distraidos por otras co teria que pesiitira com ccuestiones, sin que se dispusiera dew prender 0 explicar lo que pasaba. Los portavoces sspontinees del fone tneno To expresaban diciendo: “gQuién necesita um Ph, D. cuando hay dlisquertas en Nueva York, Tokyo, Miami, Lond-es y Paris suficiente: nite dotadas para darle a usted un shock cultural permanente?” (Szwed 1982). Ni hablar, por otra parte, qu a mainstream y comenv26 a aKrasa mercial”, fo poco que quedaba de las expresiones naciona- cos del planeta, anto el rock también se mente al wvismo, junto 2 la mdsi ca llamada les, falklévicas y etnograficas en los rincones mas perifé pponiendo en riesgo de extincién, en el foturo, las materias pri ticas” proveaientes de las colors. Fn ells fs formas locales se estaban stegranda, mientras en las metepalis se celebrala la integracién. Elescenario en que manifest la world mie qued6 entonces en el faca de tres fuegos cruzados: el de lo apoecalipticns que se escandalizaban u CARLOS REYINOSO moralmente por cl estaclo de cosas, a imagen de lo que habia pasado ochen- (a afios antes con el advenimiento del jazz (Paicles. 1988; Bacchiocchi 2000), el de los que se capitufaban alborozados a los dictimenes de las in- dustrias culeurales en nombre de los cultural studies (Frith 1989) y el de los yuppies verdes paulati (Feld 1994; 1995), para quienes todo postia ter neta, un fendi imente cooptados por un espirity new age ar siendo, de alguna ma- iene inspitacional, una nueva ocasién para desavrollarse contemplativamente como personas, aunque ya no fuera posible ni opar~ tno, después del nihiisme posmoderno, entender 0 explicar gran cosa Pero ta verdad sca dicha: cualquiera de las wes posiciones tiene al maios un mensaje coherente que comunicar, mientras que la corporacién ‘que gira en tome de la antropologia de la musica sigue discutiendo si es prefevible adoptar un punto de vista interpretative a la manera humnants- tics, aunque ninguno de los que se han propuesto ba resultado dui, o si, bio, lo que hay que hacer es ponce en marcha provedimicntos ana~ lticos etic que a nadie fuera dle quien los in enté (0 que no deba aprobar ta cétedea que el inventor dict le interesa siquieea si funcionan 0 0. En ‘ters palabras, ni por el lado de la sensibilidad estéviea, ni merced a una cieacia (social o lo que fuere) es posible disponer de narcativas 0 métodos creibles que otorguen sentido y estructura a lo que esté sucediendo, 0 ayuden al menos a clavficar si estd sucediendo algo distintivo 0 n0. Prue- ba 7 consecuencia de lo que afirmo es que cuando legs el momento del estllido medidtico de la misica del mundo, ni el piblico en geneal ni los a que se supone se ocupaba de esos menesteres, 0 ¢ erefa que estaba en eapaci- dad de hacerlo. intelectuales prestaron la menor atencida,a una disciplina académi He aqui que despues de siglo y medio de wabajo de una disciplina funcionando a todo tren y a un elevado costo social (con vidas enteras consagradas a ella), resulta que no existen teorias consensuadas y satisfac- torits; y eso es lo que esté necesitando, a todas luces y con toda urgencia, ante semejante ewado de situacida, No se consiguen marcos ea los cua les situar los acontecimicutos, mnds ali de las posibilidlades de seguir acu- mubniclo datos, yustaponiende punios dle vista o multiplicando el ane dottio. La produccién musical se ha disparado en un sentido inaprev to, bs fans y consumidores toman partido, las expresiones tradicionales se extinguen, las identidades se regalan y los te6ricos ni sigutiera tienen nombres para ponerle a lo que p: para algiin aspecto del episoxtio hist a. O silos tienen, s6lo son apropiados ico que se esta viviendo, sin que sea posible ocorgarles una dimension anteopol6giea que permita aborslar ne 2. © por el contrario, son nombies dante ellos cualquier otra circunst aque podrian aplicarse mejor al esclarecimiente de una ceremonia shan nica de la edad de piedea que a comprender el ritmo casa de al halo, coma si a propia sociedad se hubiese tornado de inter viso en la mds ininceligible de todas. © peor ain, se justifivard su impeu piedad afirmando que lo que sucede no es incumbencia de nuestra dist a forma de saber 1 establecida wlavia plina sino de alguna otra, 0 de u de la que alguien se hard cargo si Dios quiets, La antropoloyia, pos de pronto, ha capitulado (ante los estudios culrurales} en lo que concier ie 4 tun asuto que es antiopalsgice por donde se lo mite (ef, Reynnose 15) Este es cl punto preciso que pretend atacar en este ensayo: ui vex que se ha demostrado que alli afuera ocurren acontecimientes vle vantes, y vaya que si vcueren, deberia poder esigirse que existan tanibicw tworias para dar euenta de ellos, ea por el lado de Ja intexpretacion es ‘ologia (0 en la anteapolegis de plicativamente. Y ha de ser en la etnom la misica: no voy a disewtir su nombre por ef momento) dane esas wo Jaubiera sido rias deberian haberse originado si el desempeto disciplina aceptable. La pregunta es, entonces, si bay disponibiidad de esas tevvias, cuales sin, qué es fo que dicen, qué valor de verdad tienen his expresio nes que se generan en su nombre, para qué han servidlo hasta ahora y pa wel Fendmeun de ra qué podrian ser tities de aqui en mis. Pretendo wt a world music y el escenario de la globalizaci6n y las e sales al borde de la extincién como caso testigo en la posible aplivabilidad e on Ia evaluacién dle cada wuss de las diversas teoria, lo que se hari patent de éstas. Pues no existe ni una sola definicién de la etnomusicologia, sunt aque las hay diserepantes y por docenas, 0 de la antropalogia (que bs hay por cientes y todavis mis dispares) que no invohnere a ambas disciphnas en fo que esti pasando (of. Merriam 1977; Lise 19795 Kawfinant 1992) Si de lo que se trata es de la teorfa (y deseuento desde ya que wie teoria es primordialmente algo mediante lo cual se afronten hechios) es entonees de las teorias existentes de lo que babe que acuparse. Lo ye estoy reclamando no implica rendirse ante los hechus @ hacer wo eal te ellos, sino mas bien fo contrario: las teorias son requeridas para maaitenee los hechos conceptsalmente bajo control, a fin de evitar que proliferen (ambien c to, Hasta el momento, lo que lia habido frente a la aparicibn de ka world iceptualmente) ms alld de xoda posibilidad de enteasti ies Imusic se seduce a wna nnuliplicacion de inventaries de estilos y antitas, b que cualquier kctor siempre estimaré superficiales, arbitrarios ¢ insufi- icntes (p. cj, Broughton et al 1994; Titon 1996; McGovern 2000); y fren- te a I proliferacisn de Ia diversidad cultural lo que mejor sobrevive es vung poblacién inabarcable de emogeafias disjuntas. Este desorden, que también es i vacio, lo mismo que el recurso a exeusas estereotipadas achiciendo que “h realidad supera la imaginacién” o “la creatividad hu- rnana no tiene limites”, configura una situaeién adimisible en el momenco de surginienco de una discipling, pero inaceptable ciento cincuenta aiios espués, ¥ en este momento se advierte que no se ha escrito ni un solo tex- co que se haya ocupado de ese particular concreto (las disponibilidades teciricas), y que frente al fensimeno hay mis alarmia, estupefaccidn, indi- ferencis o jolgorio que recursos tesricos o metatesticos genuinos. Mien ta ones aut Ta disp etsegura de lo que vale, ovale De un tiempo ae ta parte, la etriomusicolagts practica dos formas recurrentes de afrontar La evaluacién retrospectiva de sus desarrollas te6- ricos. La primera es una actitud que celeba la cantidad de alternativas isponibles. La segunda posicién, por el contrario, deplora la ausencia absoluts de marcos tedrices elaborsdos evs el interior de la disciplina, y hasta se pregunta a veces sila etnomusicolagia nio deberta ser absorbida por lt cntropologia 6 lx musicologia (que son los vectores de influencia Invis no. orios) las que a su rumno serin absorbidas por los estudios cultu= sales, como siempre pasa de suyo que ls dos posturas ne pueden ser amas rerdaderas sinmultaneamente, o que silo son la cotalidad resultan- temo es demasiado coherente. ¥ sin embargo Ia situacién es és ‘Veamos algunos ejemplos de fs primera postura, Dects George List ese aque gpoca fos temo de Jaap Kunst: en fa década de 1980) el cam ppv de estudio conoride como etnonusicalagia xe ha expandido ean rfpida mente que ahora abarca cast cualquier tipo de actividad humana que de alae ma manota pueda sev relacioada phsiblemente eo fo que se puede lamar isis Los datos y los mdtoos etlizados se detivan le diversas disciplinas -qne se cnerentran en fas artes, fs hmanidades, le cienias sociales y fas een is Fsieas, La caved de filosofias,estntegie y metas utiliza es ener we Es imposible abarcarlas todas en na defini (List 19791), Alan Metra también se congratulaba por ta dinéwica y In ampli- sud de bs disciptina ad [La euomusivologia se encuontr aetunlmente en sn inguet estat de fio. y Ghablemente nada haya polio o pda captar tas sos eomplejilades. Seis ero aus ntede pareca caro bien defies y mientras yo todavia sostengo fe fomvdannental de tis firmackoes fe aquel entonces,ellasrepresenean oy “lo una part de wud fo aca etnomnusicaloga inrokocr (Mariam 1975: 50). bs Philip Bohlman destacay justifies el “tono postiva” de I etsomn- sivologia reciente ss yi fo, mesa creciente refs sobre Mie y is en el corso dele sinas os, ms res son ntleetslh exhii an en deiddamente postive. Este il que price el deves tone pasting puede dere, en pars, a ilo iia que prod Drie: dae ce qe isn de campoes mucho mis mpi do tue muchos han spuesto.o adi, y que los escrirs etromsicldgicns ‘Rtn oftcen ueariguera de I que el esmpo puede hoy beoeiiarse {Gohan 1991: 11). Y James Porter esetibe: Bn la década pasada [la de 1990), la etnomusicolngét he aranzado en formas cnprendentes, De 1960 1989, a etnurnsicologit se encoatré a veces tatan- Ufodle mantcnce su identidad jurto a lx "msicalng hisi6rica”, unis extable ida y elisa, Con frecuencia marginalizads 60 tscudio de la rmisien “exdtien”, “Ho-oceidental” o del Tercer Mundo, fina mente ha comenzado a imponeise ya sobrepasar a su herman en dos aspec- tos ileoldgicamente al abordae residades culeuales y musicales como fend menos globales en ver de fendmenos delimiados,y metodelgicamente, en el : ‘sponibles pars ella parte de la fertlizacintrans-dis: los académieos por set rango de les téenieas di ciplinaria (Porter 1995) Hasta aqui la celebracién y junto con ella el conformismo, que en general se resuelven en una enuumeracién manea muy precisa, con fre ccuencia eteeterizada, mediante ly eyal una cantidad de todos mods pre~ sunt, innomerada, intangible, se presenta come si fuera un indieador de calidad. Ahora consideremos casos de postura contraria Los ejemplos de pesimismo y descontents se inician muy tempra- namente. Escribfa Fritz Bose: ye teint fos atrisparcelt ue nuevo campo pro- J musical coenparc inisorio dened testo Ti aton recientes aca ene ye om el bucked Tose 1934 Jeidagnente dscutide, eon aleaeas anv mandi ) man! En Jos afios 60, Alan Merriam consideraba que la esnomusicalogia contabilizaba unos cuantos fracasos y frustraciones weéricas y metudolé> as. Para él existian probles 1s de fondo que no habian sido compten- disdos cabalmente: El prineto de closes que ly etnomnusicalogia en general ha racasado enol de sarrallo de un conocimiento y una spreciacin de lo que ee cabajo de came po, y en consecuentia uo 10 hy apicad consistentemente en sts extuios ‘Aungue hay obvias excepeiones a esto, resulta clara que hemos estady alec dos por dos dificult importantes. Una es que nuestra estudios de campo se han plasmaudo en términes generales mids que eapecificos; es devi, en uns scida considerable se han formulado sin toner en mente prubleaas preciso y bien definidos. La otra es que b etnomvsicologia ha suftdo a causa del “co- Jestor” de campo amateus, cryo conocimiente esd sev rente Fiitado, Ta les colecrozes operan bajo el supuesto de que el punta importante es simple ‘mente juntar material sonore, y quc ese sonido —2 menudo tomado sin dist ‘inacidn y sin pensar, por ejemplo, en cusstiones de muestiso~ puede ser simplemente evade al wabajalor de laboratorio que “hard algo con lB to conduce al segunda supuesto evtivo de que la ernomiutsicologfa en el pasa so se ha dedicado prinariamente 4 reunir heshos exis que 2 Is solucién de problemas ampliamente plancealos, establesides en tzrminos del estadia dela ‘msice como parte de la eultara hunsana (Blerriam 1964: 38) Aungue el propio aporte de Merriam intenta compensa can cre- ‘vesesas limitaciones, su veredicio sobre lo que entonces era la oriemtacién global de la disciplina es claramente negative. Mis recientemente dice Bruno Newt: Hemos desasrollado may poca teoris. Quias esta es earactersico de un cam po humanista. Las humanidades, como unt todo, no desaerellan eucepos de tworia que expliquen holisicamente ls heshos priaipales dels datos ean los ue tratan, Peto en su asaciacion con las eiencias sociales, en su interés en ‘omparacién, en los procesos y en valde la wnisica en la vida humana, unio esperaria que a etnomusicologia genese woriss. Quiero decir teorins que nos digan eGmo proveder y que expliquen nucstrus hallazgos, Tenenios muy po- cas de dss... importante advertir que en los primero siepos estaiosos como Sachs, Hiombustel y Lach realizaron cantsibuciones a esta cvestion. Pe £0 sus teorias no sow tomadas eo sevio por los extudiosos que estan hoy en ae tividad, y estos jévenes estudiosos no han eeaizad eontsibiciones que toma- fan su logan, quiad porque estén envueleos en ana espocie de pasticularistao ue, dlebo admits, vaen contra de ois sfiemacinnes sobre la naturaleza com parativa del eampa (Nett 1975: 77, 16 Y¥ inds c menos en lt misma época Brverie Lieberman, po abolida, eseribe lose si la disciplina debe se nauk evidewcig ae babes Ai esis que la ernomusicologia 1 ha propore se teansformado 61 va sliscpfina acaldmics independicnte y que no pce por lo tanto, razsin alguna para sy existeuea continua sais que ly pursues dad yocial de sus micros. Mis alin, la existncia continu de La pserkhoiis ssicalingia hien pair bsticulizar auwes ye promover bs 976: 198), sips de aero tobjetivos destarados por sus practicantes (Lieverman Por diferemes exzones, Charles Keil (1998) y Michelle Kistiuk también se expiden a favor de la abolicion: La cimelusion concepaual de te cenacidn es que el término *etoanusicoloy yan tiene seatido, En el pravesa oe Hevar el campo a su conchusisn crap ca, su propia tansformacin conceptval deviene inevitable ZL prubleis? Las instiuciones académvias y comerciales resisten al tasformacion. La gem se alerra a teritorios,dineeo y poder on formas que desafian el uj has twansdlsciplinasio de ideas, y en dlsinia iaxtancia by eransforinaciin jetos politicas, ereativos y activists (Kisiuk 998: 314), Ya en el nuevo siglo, Brune Nett realiema su conviccitin ou of es cancamiento de la diseiplina {Pfiews0 que actualmente nos hallames en ura esperie de agar de desc En otras palabras, no erca que en los times abs se haya hecho aud rac mente nuevo, 6 tempos recientes nas ha had ningin esto que hays timulado a todo ol mundo a pensar subre las casas desde poospectivas ra fi niente nuevas, como sf wourri cand Mervians publics The stbrapalo Masi, o inchs son la cantometia de Alan Lomas. Hi el case de Sat, sb se cintidera que no se etal miovicndo on Tadivsecién adecunda, pets ci tt momento sirvié de estas a odo el mando. Y lo evsine neurtié ean cess awvioses de fa primera época de etnogeafia moderna, como Antlhany Seeger # Steven Feld, Busto, nx creo que hayaios tenido aaa pavevio ea tisapes ‘ientes: toe el munido est miranda sw alvedusor para ver donde se ences ‘4a, Estannos sobre una msseta (Cruses y PSee2 2003). ‘Agrega Nett en la misma enteevista, coincidiendo con las ideas de José Jorge Carvalho, que a propésito deb surgimiento de ta onisies sel inundo, nadie ea toda ba etnomusicelogga ests haciendo las casas dant siado bien a Hasta aqui hemos visto argumentos que afirman primero y que nnieyan después Ia productividad tec a a de ln ewomusicologia. El texto ecomienza en la seccidn siguiente intenta establecer el estado de la teo- revisande sistematicamente las que se han formuilado o las que est implicitas en los supuestos de investigaciones empiticas, Pero antes de abso day esa seecisn, quisiera sefialar que ésta es la primera vez que se 13 za. panorama de ln etnomusicologfa desde e! punto de vista de sus mo: dees tedricos y sus heuristieas eonconsitantes, antes que de la produc- cid de estudios de casos o las vieisitudles biograficas e institucionales de sus practicantes, Desde ya, lay tevisiones parciales de diversos tipos teé= ricor patticulares, como por ejemplo A. Schneider (1976), Feld (1974) 0 Feld y Fos (1994), ¢ historias sucintas en que se mencionan a ly sumo tres © cuatro formas tecricas (McLeod 1974; Merriam 1975; Boilés y- Nattiez 1977), a lade dle mil indicios que trasuntan Jo rica y compleja que es la iis ea on la cultura. Nunca han sido los diez 0 quince modelos existen- tes los que hayan articulado uo caracterizacién de las pricticas discipli- navies o suministeado el ordenamiento de la exposicién. Algunos de esos arcs, en rigor, no Hegan tampoco a serlo, conforméadase con ele tionemienro sumario de las posturas opuestas, con actitudes de corvec- cin poli a9 escéndalo matal y con enunciados de naturaleza progea Pricticamente todos los modelos provienen de otes parte, aunque so podria no ser tan malo después de todo. Peor seria que la etnonnsi- cologfa elaborase, en nombre de la espec " idad de su objeto, estrategias tedriras que no pudieran aplicarse a ninggin otro campo, Hasta donde me consta, este sera también el primer libro que con- sideva lx problemstica de Ia emomusicologia prestando atencién a un contesto discursive mis amplio, que inclaye expetiencias y desarrollos en psicologis cognitiva, métodos formales y matematicas aplieadas a la sintesis musical, estudios culturales, semis lingifsties, inteligencia ar- tificia,fractales y algoritmos genéticas. Me sustento en una familiaridad de farga dara c esos campos y con la teorizacitn en ciencias sociales, y 1 antropologia primeto que nada. También he hecho lo posible por re~ sisar a prodaceidn tesrica completa de los ctnomusiedlogos fundamen= tales, con la excepcidin de algunos textos (pocos, por siterte) imposibles de localisar, Hay todo un oniverso de conocimiento, discusidn tesa y de- mostraciones exper rntales muy hien establecido que es necesario inte~ gran, ms alli de las inenssiones de divulgacién en musicologia o teoria antropolsigica que hasta hoy han sido Ja norma 18 Linrrronuecion Escrito desde fa periferia del mundo academico, este texto también procurard estar libre de las anteojeras, provincianismos y expresiones de diplomacia institucional que se han tornado caneteristicas de una disei- detia norteamericana, desde la plina centrada exchasivamente en fa a coal tiende a ignorarse toda Ia literatura que ne haya sido previamente twaducida al inglés 0 que no frecuente las miodas estrechas y en ocasiones extravagantes « las que dicha tradicién es tan propensa, Esta ampliacisn del horizonte te6rico permities, en no pocas oportunidades, poner coro a ideas estereotipadas que han sido moneda comin en etnomusicologia, respecto de cuestiones tan fundamentales como h naturaleza, rigurosidad ropaligicas de ase, el valor de las ana- y productividad de has tear 38.0 el catscter gniversal 0 particular de logiss semioldgicas y ling determinadas factores, 0 lo que fa teora daceramente. Pues, camo haba de verse, pocas cosas han habido ee la vi- dda académiea tan superficiales, incompetentes ¢ inexactas come ha apro: piacién que algunos etnomusiedlogos han hecho de diversas formas de Ahora salamente lo sfirmo temerariamente; en los anivopolégica ha estipailao ver- tooris antropolégica ‘capitulos siguientes habri ocasién para demostratlo hasta la saciedad, Es importante destacar que este libro no es un manual de introdue-

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