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LOS PARTIDOS POLITICOS MARIA CECILIA MIGUEZ LOS PARTIDOS POLITICOS y la politica exterior argentina And Diseso de cublersa: Gustavo Macti ‘Miguez, Marla Ceciia Lok parities policos:y la politica exterior argentina -1* ed.- Buenos Aires: Ariel, 2018, 542 pp. 23016 em 19BN 078.997-1406-46-4 1. Poltca Exterior. 2. Relaciones internacionales. 8. Economia Politi. |. Titulo Goo s97.82 1+ edicion, marzo de 2013 Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la aucorizacin escrca de lor teases del copyright, bajo las eanciones establecidas en las lees, la reproduccién parcial o coral de est obra por cualquier medio 0 procedimiento, inciuidos la reprografla y el eeatamiene> informético, © 2013, Marla Cecilia Miguez © 2019, Masio Repupuse (poe ol prélogs) © 2013, de codas las ediciones: Editorial Pais SAICE Publicado bajo ou sllo Asie!” Independencia 1682/1686, Buenos Aires ~ Argentina E-mail: difusiona@areapaidos.com.ar worwpaidosargentina.comar Queds hecho el depésico que previene Ia Ley 11.723, Lnprsio en la Argencina — Prited ix Argentina Impreso en Primera Clase, California 1251, Cludad Aurénoma de Buenos Aires, cen febrero de 2013, ‘Tisads: 2.000 sjemplares ISBN 978-987-1496-46-4 Ami hijo Juan Facundo, porque. sin saberto, me da fuerzas cada dta. Ami familia por sobrevivientes, ‘por militantes de la vida. INDICE Agradecimientos.. : n Prélogo, Mario Rapoport. one AB Introduecién 7 Ha Primera parte. Los prolegémenos del “nuevo orden mundial” (1983-1987). se woe BI Hacia un “nuevo orden mundial”? . 33 ‘Expectativas y limites del discurso de Ja autonomifa en el gobiemo de Alfonsin, 33 ‘Segunda parte. La génesis del consenso neoliberal (1987-1991)... 75 Planes fracasados, fracturas y sucesion Presidencial (1987-1989)~.._ 7 ‘Nuevas teorfas, viejas dependencias...... 7 * De Alfonsfn a Menem: deuda, apertura y consenso de fondo (1987-1991). 3 Los diagnésticos de radicales y de justicialistas hacia el in de la Guerra Fria: la autonomtfa, mala palabra...... eneeinennnnes 135 ‘Tercera parte. El despliegue del consenso y la Degemonia (4991-2001). 153 Camnales y triangulares I: el viraje estratégico militar 155, (Camnales y triangulares TI: consolidacién de la politica exterior en clave econémica (1991-1999)... 179) Debates sordos, pacto bipartidista y recleccién (1991-1999) . 197 El gobiemo de 1a Alianza y 1a confirmacién del consenso (1999-2001)... . 219 10 LOS PARTIDOS POL{TICOS Cuarta parte. La Argentina pos 2001: El consenso resquebrajado.... — 237 i Cambios mundiales y debates recientes. 239 Conetusién. En bisqueda de la politica exterior auténoma.. an Bibliografia... eee | 283 AGRADECIMIENTOS A Mario Rapoport, por ensefiarme el oficio de investigar. A quienes hi- cieron fandamentales apartes y leyeron estas paginas con interés: Claudio Spiguel, Rubén Laufer y Leandro Morgenfeld. "Al director editorial de Planeta, Ignacio Irsola, por la oportunidad. A ‘Vanesa Hernandez, la editora, por su dedicacién y la confianza. “Machos han colaborado en las distintas instancias de este libro y de algiin modo son parte de él: Mabel Thwaites Rey, Jorge Niifiez, Eugenia ‘Araguete, Noem{ Brenta, Agustin Crivelli, Hemn Ouvifia, Ricardo Vicen- te, Eduardo Madrid y Andrés Musachio. 'Al Instirato de Estudios Hist6ricos Econémicos Sociales ¢ Intemacio~ nales (IDEHESD, perteneciente al Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Técnicas, donde desarrollé las becas de doctorado, posdocto- rado y mi carrera actual de investigadora, porgue, gracias a toda su gente y su estructura, pude empezar a formarme. ‘A Alejandro Simonoff y José Paradiso, quienes hicieron muy intere- santes leeturas eriticas. A Juan Manuel Pignocco. A la Biblioteca de! Ins- tituto del Servicio Exterior de la Naci6n y a la Direcci6n de Informacién Parlamentaria del Honorable Congreso de la Nacién, por facilitarme el ac ceso a fuentes importantes y necesarias. PROLOGO El libro de Marfa Cecilia Miguez.constimye un nuevo aporte al pensa- miento nacional. Como la autora sefiala en su introduccién, desde el retor- no a la democracia en 1983 haste 2001, dos partidos de origen popular, Ia Unisn Civica Radical (UCR) y el Partido Justicialista (PJ), no revirtieron la inserci6n internacional del pais que establecié Ia Ultima dictadura militar, ¢ incluso la politica exterior termind canvirtiéndose a partir de 1987 en un instramento esencial del modelo econémico neoliberal que impuso aquella dictadura. Fue a partir de ese momento, en dos etapas sucesivas —la prime- za, que Miguez denomina de “génesis”, entre 1987 y 1991, y la segunda, de “despliegue”, éntre 1991 y 2001, cuando el modelo entra en erisis~, que ambos partidos politicos, en el poder y en la oposicién, consensuaron un mismo tipo de vinculos externos. Las hondas transformaciones operadas desde el golpe militar de 1976 ~y profundizadas durante los aos noventa— en Ia estructura econdmica y social y del poder en la Argentina reforzaron su insercién periférica en el ‘mercado mundial y en el sistema internacional, y condicionaron la evolu- cin del régimen constitucional, del sistema politico y de la politica ex- terior hasta la profunda crisis econémica, social y politica de 2001-2002. Desde 1987, la consolidacién del régimen constitucional argentino y el ogro de una “democracia estable” se fueron asociando @ le busqueda de tuna reinsercisn econémica y diplomitica de la Argentina que dejara atrés, cen forma definitiva las politicas mercado-internistas, nacionalistas y “ter- cermundistas”, politicas cayas bases internas de sustentaciGn, econémicas, sociales y politicas se habfan, por otra parte, debilitado profundamente, al igual que el desarrollo industrial, merced al proceso dictatorial y a la reprimarizacién de 1a economia. Un nuevo “consenso” en la visién de los sectores dirigentes, que no anulaba su heterogeneidad, emengfa de las nue- vvas relaciones de fuerza internas e internacionales. 14 LOS PARTIDOS POLETICOS Estas transformaciones y este “consenso” se reffejaron en las corrientes dominantes del pensamiento econémico y en materia de politica exterior, ‘que, a partir de la retirada de Ia dictadura, proyectaron su visién sobre las causas del autoritarismo militar, la inestabilidad institucional y la raina del pais. Haciendo un balance de Ia Guerra de Malvinas desde la perspectiva de las potencias centrales, el historiador conservador inglés Paul Johnson afir- maba, en medio de Ia exaltacin neoliberal de los afios noventa, que era la victoria inglesa la que habia ayudado a los argentinos a obtener un sistema democritico, Reducia asf el-contenido de la guemra al cardcter de los regf- menes politicos de los contendientes; escamoteaba 1a incidencia esencial de los intereses transnacionales y de Ia operatoria de las grandes potencias cen los golpes de Estado, en particular en el sustento al proyecto politica- econdmico de la dictadura militar surgida en 1976; opacaba cl papel de la oposicién popular antidictatorial e identificaba al régimen dictatorial ar- ‘gentino con el nacionalismo y Ia defensa de la soberanfa argentina sobre las Malvinas, Por otra parte, Johnson ubicaba en aquella guerra el origen de tua periplo que habfa culminado con la Guerra del Golfo y el “nuevo orden mundial”. Se legitimaba ast, tras la oposicién entre dictadura y democracia, Ja ofensiva de los paises centrales que generaria la nueva relacién de fuer- 22a con relacién 2 los paises periféricos caracteristica de los affos noventa, ara las producciones académicas locales inspiradas en esas perspec- tivas, sobre ia base del pensamiento neoliberal que comenzaba a abrirse paso desde mucho antes, las causas del autoritarismo militar y la crisis y “declinacisn” econémica argentina serian el resultado de un presumto “ais~ lacionismo” argentino, cuando no de un “desaffo nacionalista”.! Se soslayaba asf el hecho de que la inserciGn internacional de 1a Ar- ‘genuina que se protendia explicar con esos presupuestos devenia no de un presunto aislamiento de la economia y del Estado argentino, sino, por el contrario, de su estrecha y peculiar imbricacién, de caracter dependiente, con las tendencias en pugna entre las grandes potencias en el escenario in- ‘termacional. Tales interpretaciones resultaban, ademis, de una concepcién, ‘que adjudicaba la génesis y el desarrollo de la “declinacién” argentina a I industrializaci6n mercado-internista cimentada desde la posguerra, con trastindola con la Argentina “abierta” de principios de siglo, la del modelo agroexportadar y la “conexi6n especial” con una gran potencia, 1. Se debe sefialar que esta interpretacion es fresuentemente utlizada en la Ieratura cstadounidense para explicar de modo abetracto toda expresin Ge conficr o distancia dela ‘Argentina respecto de la politica exterior norteamericana PROLOGO. 4s Esta concepcién habfa sido, por otra parte, una matriz del pensamiento conservador liberal argentino desde siempre y tenfa un claro predominioen cefrculos del establishment econémico, politico y académico argentino en Ja década del ochenta, Més alld de st escasa cientificidad, su revitalizacion ‘emergia, en realidad, de la legitimacién del propio proceso de desindustria- Hizacién y endeudamiento del pais impuesto a partir de 1976, y constitufa la base de las formulaciones hist6ricas y teGricas que procuraban revisar la historia del pais para justificar esas politicas. La drastica reconfiguracién del escenario internacional que implicé el fin de la bipolaridad entre las, dos superpotencias, desde la caida del Muro de Berlin hasta el derrumbe de Ja Unién Soviética en 1991, en lo que se anuncis como un “nuevo orden mundial” y se afirm6 en el Hamado “Consenso de Washington”, dio un mayor respaldo a la plataforma en que se apoyaron los grandes cambios en Ia politica econémica y exterior del pats operados en Ios afios noventa. Fue entonces, luego de la asuncién de Carlos Menem como presidente, que se impusieron plenamente las politicas neoliberales con la retorma del Estado, las privatizaciones de los servicios publicos y empresas estatales, y la desregulacién de la economia, en funci6n de promover la atraccién de capitales extranjeros como eje fundamental del rumbo econémico. Por otro lado, coma se plantea bien en este libro, la aplicacién del modelo neoliberal que culminé en el plan de convertibilidad de 1991 im- plicd un cambio cualitativo, un verdadero punto de inflexién en la politica exterior argentina, con la adopeién de las politicas de “alineamiento auto- ‘mitico” con los Estados Unidos, Esta nueva conducta politica externa tavo determinantes internacionales y propios. Se afianz6 desde fines de 1990 con el envio de naves argentinas a a Guerra del Golfo, en ruptura con las, tradiciones de defensa del principio de no intervencién y con las negocia- ciones sobre la deuda externa con Washington a través de la aplicacién del Plan Brady, que acompaiié a la Ley de Convertibilidad en 199) Lo cierto es que, mientras la Argentina se convertia en el “mejor alum- no” de los organismos financieros internacionales y cra presentada en los cfreulos del capital financiero internacional y en los medios de los paises desarrollados como el modelo de “pais emergente” inserto en la “globali- zacin”, la politica exterior de alineamiento con Washington implicaba, en realidad, un retorno: la reedici6n, con un nuevo actor, de la “conexién especial” con Gran Bretafia que caracteriz6 a la Argentina “abierta” y al régimen oligéequico de principios de siglo y de los afios treinta; conexién ‘especial que no anulaba, entonces como ahora, la heterogeneidiad de rela~ ciones de distintos sectores de las clases dominantes con diversas grandes potencias, De este modo, los postulados de aquella corriente de interpreta cin histérica “revisionista” amasada en los afios ochenta se convirtieron 16 LOS PARTIDOS POLITICOS en programa de accién, fundamentando tos drasticos cambios en la politica exterior argentina durante los afios noventa, La crisis actual econémica mundial, la persistencia de conflictos inter- nacionales y de las contradicciones Norte-Sur, los fendmenos y los efectos de dominacién y dependencia entre naciones y el intervencionismo militar han puesto en evidencia de modo més certero Ja naturaleza y las tendencias profundas del sistema intemacional del presente y sus relaciones de conti- nuidad y raptura con el pasado. El proceso hist6rico real ha irumpido en el dmbito académico, zanjando muchos debates, teéricos ¢ hist6ricos. En América Latina, esos procesos y los acelerados movimientos de cambio politico y social impulsan una renovaci6n de las ciencias sociales, confron- tadas a una realidad conflictiva, Desde el punto de vista geopolitico, el mundo al que asistimos hoy se caracteriza por una dualidad en la economfa y en la politica mundiales. En la economia, atin en crisis, persiste un sistema multipolar, con el agregado ahora, ademés, de los Estados Unidos, Europa y Jap6n, todos ellos en difi- cultades, de China y otros paises emergentes; mientras que en lo politico y en lo estratégico, los Estados Unidos siguen constituyendo la tinica super- potencia global. Sin embargo, tras su fracaso en Iraq y la profunda crisis econémica actual, Washington no ha podido volver a detentar el grado de predominio que posefa en el pasado. Por su parte, la Argentina va en bisqueda de una insercién que tenga en cuenta el nuevo contexto internacional, pero tratando de afirmar intereses nacionales y regionales, y revalorizar estrategias multilaterales. La conso- idacion de un desarrollo econémico, tecnolégico y sociocultural constitu- ye la base sobre la que se asientan las posibilidades de lograr una relacién mis beneficiosa con el resto del mundo, El neoliberalismo conilev6 una pérdida de antonomfa en la politica ex- terior, dejando poco margen de maniobra para los gobiernos locales; pero las nuevas politicas econémicas y sociales de corte heterodoxo, que sur- gieron en esta regidn del mundo y en nuestro pais como consecuencia de un aprendizaje forzado por las crisis que padecimos, posibilitan el fomento de relaciones internacionales en las cuales se abren mayores espacios para Ja afirmaciGn del interés nacional. Por eso y en este contexto, el libro de ‘Miguez tiene una particular relevancia. En Jos tiltimos afios, el concepto y Ia préctica de la autonomia vuelven 4 ser ejes centrales de la refiexiGn de intelectuales y funcionarios en el érea de las relaciones internacionales, como se muestra en este libro de manera clara y contundente, As{ como la politica dominante en la década de los noventa fue un reflejo de Ia relevancia que en el plano econémico inter- no habjan adquirido los acreedores externos y los organismos financieros PROLOGO. 7 internacionales ~y de los procesos de concentracién del poder econémico local y extranjero basados en el sector financiero-, en la actuslidad se pre~ sentan nuevos debates respecto de la insercién internacional, en los cuales se retoma y rediscute en las nuevas condiciones mundiales el concepto de autonomia. La afirmacién de los espacios propios de expresiGn y par- ticipacién de los paises de la regiGn requiere de una estrategia conjunta, partiendo desde la especificidad nacional, pero en consonancia con las ne~ cesidades comunes de los vecinos. Este libro se inscribe también en un terreno teérico, que replantea, en- tre muchas otras cosas, si cabe atin el concepto de “autonomia heterodoxa”, elaboracio por Juan Carlos Puig y definido “como la capacidad de la na- cién para optar, decidir y obrar por sf misma" o ~en otras palabras— como “Ia maxima capacidad de decisién propia que se puede lograr, teniendo ‘en cuenta los condicionamientos objetivos det mundo real”, Otra opcién serfa tener en cuenta la formulacién més reciente elaborada por Roberto Russell y Juan Tokatlian, basada en un enfoque diferente: la autonomia debe considerarse como una “condici6n”, es decir, la habilidad para tomar decisiones de manera independiente, sin seguir los deseos, las preferencias © las drdenes de otros Estados. Ahora bien, en este concepto se denota que el exchusivismo nacional ha sido modificado. No se trata ya de controlar Procesos y acontecimientos externos, sino de poder participar e influir en Jos asuntos mundiales. Por “autonomia relacional” debe entenderse la “ca- pacidad y disposicién de un pais para tomar decisiones por voluntad propia con otros y para hacer frente en forma conjunta a situaciones y procesos ‘que se dan fuera de sus fronteras”. Las derivaciones de esta nueva premisa son ambiguas. Tiene una ventaja sobre la anterior, en cuanto no se refiere a una estrategia de aislamiento; pero también una desventaja, porque no vincula esa autonomia al reconocimiento de los intereses nacionales de los paises y a la realidad asimétrica de! mundo. A juicio de Ja autora, que compartimos, se debe partir de otras relacio- nes de fuerza, basadas en los propios derechos de cada uno como naci6n y el conjunto, algo que podrfamos llamar “autonomia regional”, de forma que se incorporen los intereses del resto de la regidn, posibilitando que Ja negociacion con los poderes hegeménicos no la hagan preferentemente naciones aisladas, sino un bloque 0 un conjunto de ellas. Estamos atravesando una etapa en la cual la mayorfa de los gobiernos sudamericanos se han dado cuenta de que tienen por delante la tarea de re- cuperar la direecién de su propio desarrollo y de que no pueden ser furgén de cola de la globalizacién. Mientras que en los afios noventa ese proceso y los proyectos de integracién regional surgieron diferenciados pero sin vin- culos claros con estrategias nacionales propias, en Ia actualidad se requiere 18. LOS PARTIDOS POLfTICOS compatibilizar los intereses del desarrollo nacional, la integracién regional y la vincalacién con el mundo. A diferencia de quienes afirman que Amé- rica Latina constituye una zona del mundo cada vez més fragmentada, he- terogénea e irrelevante para los Estados Unidos, cn el contexto de la crisis econémica ain en curso, y de la agudizacién de la competencia multipolar, se asiste en los tiltimos afos en esos paises a un reverdecimiento de politi- cas de resistencia a los intentos hegem6nicos de las grandes potencias. E10 se ha expresado en la conformacién de espacios conjuntos de trabajo como el caso de la constitacién de 1a Unasur. Fortalecides desde ese lugar, que amplia nuestro poder de decisién, Ja perspectiva es continuer bregando por un cambio en las reglas del co- mercio mundial, sobre la base de normas que ascguren términos de reci- procidad y tiendan a eliminar relaciones asimétricas y distorsivas, como los subsidios que aplican las grandes potencias a sus exportaciones. A lo cual debe agtegarse, tambien, un proounciamiento a favor del establect miento de un nuevo orden financiero internacional, que ponga un freno a Ia liberalizacién financiera y a la expansin de actividades especulativas, y permita resolver los usurarios y muchas veces ilegitimos procesos de ‘endeudamiento extemno sin comprometer la recuperacin econémica ni los ingresos de las generaciones futuras. Por otro lado, después de muchos afios de haber vaciado los conceptos de autonomfa y “no intervencién”, se vuelve a plantear la necesidad de una nueva juridicidad a fin de reponer algunos de tos principios fundamentales asociados directamente a las probleméticas de los paises periféricos, como los de independencia, soberania, no intervencién y autodeterminacién na- ional y regional, bregando por el cese de las prdcticas de agresi6n, ocupa- cin, intervencién o injerencia en los asuntos internos de otros paises, ¢3- grimidas por algunas grandes potencias en nombre de “peligros globales”, come ef terrorismo, el narcotrafico o Ia violacién de los derechos humanos, © de las asf lamadas “cléusulas democriticas”. En este sentido, se debe establecer el pronto retiro de las bases militares cextranjeras en terzitorio latinoamericano y reclamar el fin de la existencia de ejéreitos de ocupacién en Iraq y Afganistén, precondicién de cualquier solu- cién politica democritica y de respeto a la plena soberania nacional. Asimismo, resulta necesario lograr una solucién pacifica de conflictos existentes, como el ‘érabe-isracli, sobre la base del reconocimiento del derecho de ambas naciones a su existencia sin la intervencin o injerencia de las grandes potencias. En cuanto a las organizaciones internacionales, es preciso también avanzaren su democratizacién, promoviendo la abolicién de los “miembros permanentes” y del consigniente poder de veto que un pufiado de grandes potencias detentan dentro del Consejo de Seguridad de la Organizacién de PROLOGO 19 Jas Naciones Unidas (ONU). Esa deberé ser la garantfa de eliminaci6n de la Sdoble medida” que impera hoy en las Naciones Unidas y otras institucio- nes internacionales respecto del tratp diferente hacia los paises poderosos y hacia los més débiles, como lo revelan, entre otros muchos ejemplos, cl Fratado de No Proliferacin Nuclear y los procedimientos que legitimaron ia invasion y la ocupacion de Iraq. Finalmente, respecto al reclamo de soberania por las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios maritimos circundantes, reafitmada por el respaldo de los pafses latinoamericanos y por organismos internacionales, como la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Organizaci6n de los Estados Americanos (QEA), debe reforzarse su recla- ‘mo en los foros regionales ¢ internacionales mediante una vigorosa accién diplomitica. Del mismo modo, hay que continuar exigiendo el inmedia- to inicio de negociaciones bilaterales con Gran Bretafia, orientadas a la cuestién de fondo del conilicta —la recuperacién de la soberania argentina sobre esa parte de su territorio y aguas circundantes~, sobre la base de las reiteradas resoluciones aprobadas por et Comité de Descolonizaci6n de las ‘Naciones Unidas durante cuatro décadas. ‘Como lo plantea Maria Cecilia Miguez en este luminoso anélisis his- t6rica y tedrico de una dura época que no debemos olvidar, vivimos en un mundo multipolar, conflictivo y caracterizado por profundas crisis y asime- txias, donde se impone la necesidad de revalorizar ala Argentina como na- cin y de forjar un rol auténomo en el escenario intemacional, fundamen- tos imprescindibles para construir relaciones mas igualitarias con todos los patses y, en especial, con los de nuestra propia regién. Para finalizar, la visién de este libro retoma nuevamente, de manera sigurosa e interdiseiplinaria, la tradicin de una Ifnea de pensamiento vinculada al interés nacional, luego de afios de predominio en el campo intelectual de aquellos que hicieron del reconocimiento de Ia dependen- cia del pais ~digo bien de la dependencia y no de su independencia o autonomie-, en sus libros o través de los medios, su principal objetivo. Algunos Ilegaron incluso a plantear, en plena crisis de 2001-2002, la ne- cesidad de tener una administracién econémica offshore porque no sabfa~ mos gobernarnos por nosotros mismos. Eran los mismos que aplaudian las politieas exteriores y econémicas del perfode que Miguez analiza con probidad en estas paginas, basadas en una exhaustiva documentacion y escritas de manera brillante y accesible, cuya base ¢s una tesis doctoral premiada con la méxima calificacién en Is Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Frente a la actual crisis mundial que muestra que las ideas del neoli- beralismo han fracasado, es preciso asegurar el comando propio de la con- 20 LOS PARTIDOS FOLINICOS duccién politica y econémica, y la defensa de los intereses nacionales. Es Jo que Maria Cecilia Miguez pretende decimos para evitar que un pasado reciente pueda repetirse. Mario Rarororr INTRODUCCION ‘Han pasado treinta afios de gobiernos electivos en la Argentina. Treinta afios desde aquellas expectativas que la vuelta ala democracia trajo consi- ‘go. En este perfodo reciente, se han sucedido varios mandatos de dos par- tidos hist6ricos: la Unién Civica Radical y el Partido Justicialista. A pesar del origen popular de ambos, entre 1983 y 2001, las politicas aplicadas no solo no revirticron las consecuencias estructurales de la iiltima dictadura militar, sino que terminaron por agravar los rasgos de dependencia y vulne- rabilidad. La inserci6n internacional de Ia Argentina, variable central para comprender el devenir econémico y politico interno, fue delinéandose en un nuevo patrén neoliberal, que contribuyé a que Ia etapa concluyera en Ia crisis mas grande de Ja historia del pafs. A partir de 1989, se aplicaron las politicas de liberalizacién, desregu- laci6n y privatizacién de los actives piblicos en forma extrema, en conso- nancia con lo estipulado por el Consenso de Washington y con las politi- cas “recetadas” por el Fondo Monetario Internacional (FMD). Esto implicé una apertura total respecto de las inversiones extranjeras, que se dirigieron fundamentalmente a la compra de dichos activos y al nogocio de la deuda extema. La politica exterior se convirti6 en una herramienta al servicio de Ia implementaciGn de este modelo econémico, que profundiz6 la desindus- twializaci6n y financiarizacién de la economia ya instaladas a partir de las politicas aplicadas por la dictadura militar que goberné el pais entre 1976 y 1983, La autonomfa es un rasgo esencial de soberanfa en el comportamien- to de la nacién en el sistema internacional y fue defendida a lo largo de nuestra historia por los sectores populares. La adopciGn del neoliberalismo Ja transformé primero en una apelacién vana, un discurso vacio, luego en mala palabra, en anacronismo después, y por timo practicamente fue bo- rrada de Ia teorfa y de la priéctica. 22 LOS PARTIDOS POLfFICOS Para 1983, as plataformas de la UCR y del PJ recuperaban de palabra la nooién de independencia y autodeterminaci6n, Sin embargo, alo largo de toda la etapa posterior, sectores de las dirigencias politicas de ambos partidos que se alternaron en el poder fueron responsables del abandono de la antonomfa como objetivo real de la politica internacional, en el marco de un sistema mundial donde se pregonaba el fin de las ideologias, la globalizacién, el libre mercado y la existencia de nuevos “valores uni- versales”. El no sometimiento a los dictsmenes de las grandes potencias, de} sistema internacional fue bandera histérica del peronismo. Incluso el yrigoyenismo, con sus limitaciones, habia dado los primeros pasos en To que serfa una historia de autonomia nacional. Paradojicamente, lineas politicas de esos mismos partidos promovieron lo contretio durante toda luna etapa. El paulating trénsito a la ortodoxia econdmica en la década de los ochenta y la abrupta aplicacién de las reformas neoliberales en los, hoventa echaron por tierra casi toda posibilidad de plantear mérgenee de autonomia nacional en el dmbito de las relaciones intemacionales. Durante Ia década de los ochenta, el debate central de las relaciones in ternacionales giré alrededor de cud debia ser el nuevo rol de Argentina en el mundo, después de los afios de Ia dictadura, y e6mo habia que repo- sicionar al pafs en el marco de la recuperacién del sistema democritico. Hacia fines de la década, y al compas de los cambios en el escenario internacional, las discusiones se fueron cerrando y limitando cada vez mds, orientndose exclusivamente a a reflexi6n sobre cmo incorporarse ala globalizacién, proceso que fue descripto como inevitable. Las voces disonantes fueron acalladas. En Ia actualidad, las ideas de soberania y autonomfa, que habfan sido pricticamente sepultadas durante Ia etapa neoliberal, yuelven a sonar, A veces, con nuevos contenidos; otras, como férmulas vacuas, y algunos, buscando un horizonte de desarrollo posible. El escenario posterior a la cri- sis de 2001-2002 abrié un nuevo debate, también asociado a las condicio- rcs del sistema internacional y regional. A partir del inicio del siglo, hubo ‘un cambio de mapa politico en el continente latinoamericano, y de modos, muy heterogéneos se cuestion6 el predominio estadounidense en la regién. En algunos pafses, se abrieron condiciones para formular politicas donde cl Estado recuperé un rol protagénico en la reorientacién de los recursos, ¥ Jos alineamientos geopoliticos y estratégicos tienen otros norte. Por todo esto, esto Libro tiene Ia pretensién de ampliar el andlisis de las posiciones de los partidos politicos en el érea de Ia polftica exterior y de las relaciones internacionales, e interpreta las distintas discusiones y posicio- nes adoptadas por estos, cupaces (0 no) de ser canalizadores de demandas y euestionamientos en el seno de Ta sociedad durante el perfodo. INTRODUCCION 23 {Por qué durante gran parte del periodo, especialmente a partir de 1989, pero con significativos antecedentes, las dirigencias politicas prio- rizaron una politica exterior en claye econémica orientada a la insercién econémica “recomedada” en el Consenso de Washington? jPor qué Ia ‘gran mayorfa de los dirigentes politicos de la UCR y el PI asumieron y reprodujeron 1a dependencia como condicién inexorable, aun contra sus propios antecedentes hist6ricos? ;,Cémo fue posible que estos dos partidos fueran los que encabezaran la transformacién estructural neoliberal y que se transformaran en la voz de los sectores predominantes? Este trasfondo de coincidencias es lo que amo “nuevo consenso”, porque, a pesar de las diferencias existentes, las corrientes politicas hegeménicas en ambos partidos promovieron o bien contribuyeron ~por accién o por omisién~ a egitimar el orden neoliberal. Las lineas disidentes fueron relegadas y, en ‘algunos pocos casos, se conformaron en nuevas agrupaciones politicas. I contexto del pregonado “nuevo orden mundial”, la presién ejerci da por la deuda extema, la difusin de las teorfas neoliberales, el deve- nir de las identidades partidarias y de los dirigentes con posterioridad a la dictadura més sangrienta de nuestra historia, 1as consecuencias en 1a estructura productiva provocadas por ese gobierno de facto y, finalmente, tuna sociedad disciplinada por el miedo y la hiperinfiacién son algunos de los factores explicativos. Hacia comienzos de los noventa, se produjo un nuevo consenso neoconservador respecto de Ia inserci6n internacional de Ja Argentina al que adscribieron las lineas predominantes de la UCR y del PJ. Fue delinedndose entre fines de los ochenta y principios de los noventa, al compas de las transformaciones del escenario mundial y de la critica situacién local. Una vez consolidado, permitié la implementaci6n de una nueva politica exterior durante los gobiernos de Carlos Sail Menem y su continuidad durante el de Fernando de la Raia. La crisis de 2001 obligé a las dirigencias politicas a modificar el rambo y aparecieron nuevos de. bates. Los nuevos interrogantes planteados y la coyuntura politica actual demuestran que, durante esos afios, sobrevivié una resistencia silenciosa 0 silenciada, en sectores populares, sindicales, movimientos sociales, inte- ectuales ¢ incluso en las dirigencias politicas, especialmente en el caso del ‘peronismo no menemista E] libro incluye entonces la génesis, el despliegue y 1a ruptara de ese ‘consenso respecto de Ia inserci6n internacional neoliberal. La primera de ‘esas etapas (1987-1991) es la que comprende los uiltimos afios del gobier- no de Ratil Alfonsin y los dos primeros de Carlos Menem. La segunda ~cl despliegue~ se refiere al perfodo 1991-2001, e incluye el menemismo y el gobierno de la Alianza. A ella le siguen rupturas y nuevas fracturas, ya que a crisis econémica y politica fue también inicio de una puja diferente para 24 LOS PARTIDOS POLfricos delinear un nuevo rumbo. En un contexto iitemacional distinto, algunos gobiemos intentan dar respuesta a amplias demandas sociales y politicas de una pobiacién que ya no esta dispuesta a sostener las consecuencias de las politicas econémicas neoliberales. Sistema politico, politica econémica e insercién internacional cons- ‘ituyen un entramado complejo, y esa imbricaciGn es 1o que se aborda, mostrando el desarrollo de los debates, las posiciones y las decisiones en el Smbito de la politica exterior, pero sin descuidar la vinculacién de este tipo de politica pablica con el resto de las variables politicas y econémicas que cexplican el proceso hist6rico del pafs. Por eso, aunque el tema central es Ja politica exterior, la interpretacién se remite con frecuencia a su relaciGn con la politica econémica y otros émbitos de las politicas gubernamenta- les porque no se puede comprender la inserci6n internacional de un pais periférico como la Argentina sin prestar especial atenci6n a la estrategia ‘econdmica implementada, y particularmente a la relacién con los capitales extranjeros y organismos representativos de los grandes poderes del siste- ‘ma internacional. Es necesario reconstruir una historia total para comprender el cardcter de las medidas de politica exterior en funciGn del momento hist6rico en el que fueron adoptadas. Y ello incluye especialmente una referencia al rol de los dirigentes politicos que tuvieron responsabilidad de gobierno, Poner en cuesti6n el comportamiento de la dirigencia politica remite a la relacién entre factores objetivos y subjetivos en Ia historia de las relaciones interna- cionales, es decir, la relaci6n entre la voluntad, las metas y las acciones que persiguen los hombres, por un lado; y el peso de las estructuras, las relacio- nes econémicas, sociales y politicas, condiciones objetivas que configuran las posibilidades y los limites de esas acciones subjetivas, por el otro. ‘Narrativa hist6rica y reflexiGn teérica se entrecruzan en los diversos apartados, siguiendo una ordenacién cronolégica de los hechos que per- mita captar los momentos fundamentales de un perfodo significative de la politica exterior argentina reciente. De autonomias y dependen La Argentina consolid6 una inserci6n internacional dependiente en la década de los noventa. Esto implicé: la extranjerizacién en la produccin de bienes y servicios y, por lo tanto, la restriccién a la capacidad para generar y difundir tecnologia; cl aumento de Ia oligopolizaciGn de los mercados y del poder de las grandes empresas para formar precios; la consolidacién de un proceso de desindustrializacién iniciado en la thtima INTRODUCCION 25 " dictadura militar; 1a fragmentacién del sistema productivo y del merca- do de trabajo; la profundizaci6n de 1a concentracién econémica; la depre- dacién de los recursos naturales en funcidn de la obtencién de ganancias extraordinarias por parte de empresas extranjeras; el sometimiento de las definiciones de politica econémica a los dictémenes de organismos interna- cionales que responden a los intereses de las grandes potencias del sistema internacional, etc. En el drea espectfica de la politica exterior, este tipo de inserci6n econémica redujo ampliamente el margen de autonorfa en la toma de decisiones por parte del Estado y orient6 los objetivos de la canci- Heria a la implementacién del modelo econémico neoliberal. Eso fue la po- litica exterior en “clave econémica”.! Esta expresiGn remite a la priorided de las cuestiones econémicas en la agenda de politica exterior, relegando temas politicos y estratégicos vinculados con el interés nacional o regional. Lo significativo es que Ia “clave econémica” significé orientar la accién gubernamental a la insercién econémica en la globelizacién de acuerdo a Io estipulado por el Consenso de Washington, en el contexto de la “tramp” generada por el endeudamiento externo. Las politicas exteriores vinculadas con la seguridad internacional y la no proliferacién fueron utilizadas como .gestos para obtener el beneplicito de las potencias, esperando —en mayor 0 ‘menor medida— una contraprestacién en términos econémicos 0, por lo me- ‘os, construir una imagen de confiabilidad para los capitales extranjeros. Esta premisa fue asumida por sucesivos gobiernos hasta la gran crisis de 2001, porque, entre fines de la década de 1980 y la primera mitad de Ia década de 1990, fue delinesndose tun consenso neoliberal que atravesé ba~ rreras partidarias y que permiti6 Ia implementacién de una nueva politica exterior dependiente durante los gobiernos de Carlos Satil Menem y Fer- nando de la Rui. Su fractura hacia la crisis de 2001 oblig6 a las dirigencias politicas a modificar el rumbo y aparecieron nuevos debates. Esto no quiere decir que todos los dirigentes politicos, tanto justicia- listas como radicales, acordaron 0 sostuvieron las mismas posiciones hasta 2001 ante los distintos ejes de la politica exterior, ni que haya habido una politica exterior consensuada. Significa que la gran cantidad de acuerdos entre las lineas predominantes de la UCR y del PJ para sostener el proyecto ‘econémico neoliberal constituyeron una especie de “consenso de fondo” sobre el cual se expresaron matices, diferencias y debates. Coincidiendo cen los rasgos esenciales de la insercién econsmica intemacional, los de- sacuerdos en el plano politico, diplomatice y estratégico se vieron limitados. 1. La expresion es utitizada por Busso y Bologna (1994), Russell (1997), Corigliano (2002) y Lechini (2006), entre oto. 26 LOS PARTIDOS POLETICOS Este proceso de construccién de consenso en amplios sectores de Ja dirigencia politica no se dio sin conflicto ni resistencia, ni por “aprendiza- je”, como han sostenido otros autores. Se traté justamente de un proceso ‘complejo y contradictorio sobre el que se busca echar luz. Referimos a la condicién de dependencia de la Argentina nos obli- ga a remitimos a la génesis de su formacién econdmico-social. Es decir que para comprender las problematicas de la insercién internacional y det comportamiento de la dirigencia politica, conviene siempre tener presente aquella integracién del pafs en la divisidn internacional del trabajo, ocu- rida desde mediados del siglo XIX, donde ocupé el rol de productor de materias primas y alimentos, y receptor de manufacturas y capitales. Es- pecialmente porque se trata de una época que muchos exaltan como un “periodo de oro”. El conocido modelo agroexportedor fue un patrén de acumulacién que porpetus el antiguo orden terrateniente en las nuevas condiciones del capi- talismo mundial, con altisimos niveles de crecimiento, pero sobre la base de] endeudamiento con los paises centrales y de la precarizacisn de las condiciones sociales y laborales de los trabajadores. La hiperespecializa~ cin primario-exportadora sustentada en el latifundio generé un desarrollo capitalista deformado y unilateral. La consolidacién del Estado fue una de las condiciones previas y necesarias para el ingreso de las inversiones ex- tranjeras que pusieron en mazcha Ja infraestructura de ese modelo. Esa formacidn se caracteriz6 por un particular vinculo entre las diri- gencias politicas y las potencias predominantes del sistema internacional, elemento a tener en cuenta para entender muchos de los avatares del com- portamiento de la dirigencia politica argentina en e] perfodo de su historia contemporinea, El despliegue de la economia agroexportadora se bas6 una relacién de complementariedad subordinada? entre las clases dominantes argentinas, vinculadas al negocio de la producciGn y la venta de materia prima agropecuaria ~propietarios terratenientes, burguesfas intermediarias asociadas al comercio de importacién y exportaci6n, y crecientemente gru- pos capitalistas locales que acumulaban en condicién de intermediarios de la operatoria de capitales extranjeros en areas diversas de Ia economfa-, y las burguesfas industriales europeas, entre las que se impuso como predo- ‘minante Ia britinica. Esto condicion6 un tipo de Estado donde los intereses extranjeros no participaron solamente como factor extemo, sino que se ex- ppresaron en el seno mismo de la clase dirigente, ya que la supervivencia y el desarrollo de esta se encontraban directamente vinculados con la asociacién 2, Par el desarrollo de esta nocldn, véase Ciafardini (2002). INTRODUCCION 27 con distintas potencias hegeménicas del periodo. El control del Estado se convertfa en instrumento para encauzar Ia insercién intemacional. Asi, des- de sus inicios, fracciones de las clases dirigentes disputaron espacios de poder expresando, aunque no siempre en forma automitica, la rivalidad de distintas potencias por esferas de influencia, fuentes de materia prima y mercados para sus productos ¢ inversiones. Un régimen politico oligérqui- co y liberal fue funcional a esa estructura econémica. La exclusién politica de las mayorfas a través del fraude y de la represién fue moneda corriente. El conjunto de estos factores dio origen a la dependencia de la Argen- tina contempordnea. Mas de un siglo ha pasado desde aquella configura- cién econémica, politica y social, pero algunos rasgos se han mantenido, puesto que nuestras dirigencias han demostrado, en un periodo reciente, ser responsables nuevamente de la adopeién de un proyecto econémico y politico que profundiz6 las caracterfsticas de la dependencia en las nuevas condiciones de la globalizacién. ‘Si bien es necesario atender a la situaci6n de dependencia como condi- cionante hist6rico del comportamiento de Ia dirigencia politica, hace falta analizar por qué esa dirigencia se comporta de tal 0 cual modo, en los distintos momentos, porque esa condicién por sf sola no basta para expli- carlo. Y muy especialmente, porque impedirfa analizar otras coyunturas historicas, en las que fue y puede ser posible que se afitme en el Estado la defensa de intereses nacionales y populares, es decir, construir autonomia. Discutir la problematica de la autonomfa no es solo un signo de esta época, sino una necesidad que ha acompafiado a distintas corrientes po- Ifticas a lo largo de la historia argentina. Tiene que ver con el importante debate sobre el problema de lo nacional, sus distintos usos y significados segtin el actor social y la época, y el tipo de pafs en que se plantee, la cues- ti6n de la dependencia, Ia relacion con las grandes potencias, el cardcter del sistema intemacional en el presente, etc. La discusién sobre qué es lo nacional y sobre Ia bisqueda de auto- nomfa constituye un tema que atafie especialmente a la problemstica de los paises periféricos y de las naciones oprimidas. En el pensamiento de los paises centrales, 3 algo que ni siquiera se discute, ya que gozan de la autonomfa en forma casi automitica, y por ende no tienen que reflexionar acerca de cémo pugnar por adquirirla. Las grandes potencias mundiales ejercen el control efectivo de los resortes fundamentales de su economia ¥ sus mecanismos de decisién politica. Sin embargo, en muchos contextos {del Tercer Mundo, la antonomia es importante en términos simbélicos, ya ‘que se considera un mecanismo fundamental para asegurar distintas formas de desarrollo no dependiente y para garantizar la independencia del Esta- do (Inayatullah, 1996: 53). Generalmente, tanto en el discurso como en Is 28 LOS PARTIDOS POLITICOS produccién teérica de los paises periféricos, Ia autonomia tiene un papel relevante, y ha sido una discusi6n presente entre quienes la consideran un objetivo de la politica exterior, asf como entre quienes buscan relativizar su contenido. La apelacién al interés nacional ha sido un recurso corriente de la po- Iitica exterior. Incluso cuando se aplicaron las politicas de mayor someti- ‘miento, Para muchas corrientes tedticas, el interés nacional se encuentra en. la base de la formulacién de 1a politica exterior. Los reatistas lo definieron en funci6n de la politica de poder, es decir, la supervivencia, supremacta y seguridad del Estado nacién. Los denominados subjetivistas lo describie~ ron exclusivamente como la preferencia de los Iideres politicos. Para los primeros, hay identificaciGn entre el interés nacional y un supuesto interés estatal homogéneo. Para los segundos, hay equivalencia entre interés na- ional y el interés de los hacedores de la politica exterior. Sin embargo, y en abierta oposicién a estas dos corrientes, es necesario diferenciar la apelaci6n al interés nacional como operacién hegemsnica por parte de las clases dirigentes -que recurren a ella para presentar su inte- 16s particular como general— de la existencia de un interés nacional subya- cente, que en el caso de los paises dependientes se define por oposicién ala opresién de los pafses centrales predominantes en el sistema internacional y rescata la defensa de su territorio, de sus recursos econémicos y de la soberanfa de su pueblo. ‘Tal como considera el historiador Pierre Vilar, 1a naci6n es un hecho en continua mutacién, un hecho hist6rico. y, por lo tanto, la definicin del interés nacional también Jo es. Es decir, difiere en las distintas coyunturas, el tipo de pafses y segtin la clase social que lo enarbole. En el caso histérico concreto de 1a Argentina, la nacién se fue conformando a partir de la lucha convergente de criollos, gauchos, indios y esclavos contra la dominacién colonial. Poro tanto, el sentido del interés nacional como apelaciéa y fuer- za subyacente en las juchas populares est vinculado con Ia comprensién del fenémeno de la dependencia y su persistencia a lo largo del tiempo, en las condiciones contempordneas. Al igual que en otros paises de similar condicién, y desde diversas vertientes politicas, se ha reafirmado la idea de Ja nacién y de Ia identidad nacional como plataforma de las reivindicacio- nes frente a las potencias imperiales o casi imperiales. Las corrientes que buscaron retomar una idea de nacién desde la afi maci6n del antiimperialismo se desplegaron especialmente hacia la década de 1920 y a partir de allf. Sin duda, influyeron hechos significativos del escenario internacional, como Ta Primera Guerra Mundial, la Revolucion Rusa, la expansién industrial estadounidense, Ia Revolucién Mexicana, cte., pero lo cierto es que surgié una nueva reflexign en los intelectuales INTRODUCCION 29 latinoamericanos sobre Ia especificidad de la regién, que rescataba la nece- sidad de proteger Ia soberanfa. Indigenismo, socialismo, marxismo e incluso nacionalismo aparecen neste periodo abordando temas comunes, en los cuales se destacan el papel del Estado en el manejo de los recursos naturales, la proteccign de los pobres y el combate a la explotacion, asf como la superacién de formas feudales y precapitalistas de explotaci6n {...] Durante la terce- ra década (del siglo XX), madur6 una concepcién en la que se incluia cl antiimperialismo como antiintervencionismo © como accidn global contra el imperialismo (Bemal-Meza, 2005: 37), Los trabajos de José Carlos Mariategui en Peri, Jorge Eligcer Gaitan en Colombia, el grupo brasilefio Claridad y el “tenentismo”, Rati Scalabri- ni Ortiz en la Argentina y el pensamiento de los partidos Socialista, Comu- nista y Radical chilenos sumaron nuevos contenidos al pensamiento nacio- nal. Hacia la década de los cuarenta, y ya en el contexto del desarrollo de la industrializacién sustitutiva, el antiimperialismo nutrié los planteos sobre el nacionalismo econémico, critico respecto de la presencia econémica ex- tranjera y del intervencionismo econdmico y politico de las potencias en la regidn, asi como de sus perjudiciales consecuencias. En la Argentina, la alianza social que sostuvo el desarrollo industrial sobre la base del capital nacional fue posibilitada por la coexistencia, igual {que en otros pafses también periféricos, de dos tipos de contradicciones: las contradicciones de clase (en particular, entre capital y trabajo, que deriva de su cardcter capitalista) y la contradicci6n entre desarrollo nacional e intereses de las potencias, que deriva de la formacisn econémico-social dependiente. Dicha alianza se constituy6, especialmente en Ia posguerra, en defensora de 40s recursos econémicos propios, del mercado interno y de la soberanfa na~ ional frente a la injerencia de las potencias extranjeras. La Namada “tercera posicién”, como estrategia de insercién internacional del primer peronismo, fuc la expresin en el Ambito internacional de esa forma de nacionalismo, en el marco de un gobierno elegido democriticamente por las mayortas. Alo largo de las décadas del sesenta y setenta, la apelaci6n al interés nacional recogié los vientos de cambio provenientes del proceso de des- cotonizacién, de 1a conformacién del Tercer Mundo, del Movimiento de Paises No Alineados constituido en 1961 y de toda la oleada de Iuchas nacionales, en algunos casos de orientacién revolucionaria. ‘Ya hacia los noventa, el auge del neoliberalismo busc6 sepultar toda afirmacién de soberanfa e interés nacional, y el pensamiento hegemsnico logr6 que tales conceptos quedaran asociados a pensamientos fascistas y totalitarios. Los PARTIDOS POLITICOS Intentar acerearnos hoy a una definicién de interés nacional requiere recoger esas raigambres hist6ricas y comprender que, al igual que en otros pafses dependientes, el interés nacional no es el interés de las clases diri- gentes ni el del Estado, Las clases dominantes de los patses periféricos, por su condicién de subordinaci6n, no pueden ser genuinas portadoras de ese interés nacional, Si en determinados contextos histGricos dichos sectores se pliegan a politicas que defienden et interés nacional, lo hacen en forma supeditada respecto de su interés de clase. ‘Sin embargo, incluso en condiciones de dependencia, y en relacién con Ja dindmica de la lucha de clases, los intereses nacionales pueden expresar- se en la politica exterior. zPor qué? Porque el Estado y la politica pablica no son meros instrumentos, sino que una determinada politica puede ser expresién de las conquistas de sectores subaltemnos. Es decir que la politica exterior puede ser expresi6n del interés nacional en la medida en que de- fiende la soberania politica y cconémica, y la capacidad de actuar en forma auténoma en el escenario internacional. Fl Estado no es una fuerza autGnoma que expresa algin tipo de inte- rés general, sino que se debe considerar su vinculacién con Ia sociedad civil, porque es Io que explica el cardcter del Estado; por lo tanto, son las relaciones entro Jas clases las que lo definen. La sumatoria de las politicas exteriores ~decisiones estatales— impulsa determinada conformacién de las relaciones internacionales. En ese complejo entramado de actores, el Esta- do constimmye uno central en la definicién de la insercién internacional del pais a través de su estrategia de politica publica. PRIMERA PARTE LOS PROLEGOMENOS DEL “NUEVO ORDEN MUNDIAL” (1983-1987) {HACIA UN “NUEVO ORDEN MUNDIAL”? Los afios ochenta representaron un cambio sustancial en la correlacién de fuerzas a nivel mundial. La década anterior se habia caracterizado por tun reerudecimiento del orden bipolar, Ja ofensiva soviética, la derrota de los Estados Unidos en Vietnam, el auge antiimperialista y de las manifesta- ciones obreras en el mundo. Esta serie de hechos alimentaban y abrian es- pacio a los proyectos reformistas de las burguesfas locales de pafses como In Argentina. En cambio, a partir de 1980, asistimos a un debilitamiento de las corrientes nacionalistas y antiimperialistas en el mundo, tanto por 1a ofensiva estadounidense a partir de la presidencia de Ronald Reagan, como por los factores que Hlevarian al fracaso del socialism, la caida del ‘Muro de Berlin en 1989 y, finalmente, la implosi6n de la Union Soviética, ‘Todo ello estreché los margenes de accién de sectores en la Argentina que sustentaben el desarrollo de los vinculos con esa superpotencia tomando Gistancia de los Estados Unidos. Por otra parte, también puso en cuestién una tradicién de los proyectos reformistas de corrientes nacionalistas que encontraban representacion en Iineas de los dos partidos politicos mayo ritatios del sistema —Ia UCR y el PJ~. que habfan pretendido utilizar ese poder como contrapeso para lograr margenes de autonomfa en la politica econémica internacional en la etapa bipolar. Fsto contribuys6 a que la pric ‘ica y la teoria de 1a autonomia menguaran, Caracteristicas generales del sistema mundial entre la década de los ochenta y mediados de los noventa La crisis econémica mundial iniciada en los comienzos de los setenta se desplegaba generando una gran inestabilidad en la economia internacio- nal. Los paises centrales aplicaron estrategias de ajuste macroecondmico y de 34 LOS PARTIDOS POLITICOS reestructuracién industrial, buscando paliat la cafta de la tasa de rentabili- dad. La desaceleracién del crecimiento econémico en los Estados Unidos y ‘en otras potencias industriales, asf como las crisis cfclicas, fueron factores que promovieron la aplicacién de las nuevas politicas econémicas de corte neoliberal a nivel mundial. Las reformas implementadas les permiticror. recuperar niveles de actividad, en algunos casos sobre la base de procesos de concentracién, ¢ impulsaron la actividad financiera. Los primeros pafses doade se impusieron politicas de corte neoliberal fueron Inglaterra, durante ‘el mandato de Margaret Thatcher (1979-1990), y los Estados Unidos, con Ronald Reagan (1981-1989). Hurgando entre las cenizas, los sectores dominantes de las potencias desempolvaron las teotias liberales, lo que dio lugar a un nuevo auge que fue cobrando impulso a partir de la década de los setenta, ante la ya citada crisis de estancamiento. Con el objeto de realizar esa tarea fue que hacia 1973 se conforms la Comisién Trilateral, una asociacién de cardeter pri- ‘vado promovida fundamentalmente por el Chase Manhattan Bank, que fue definida por uno de sus principales idedlogos, Zbigniew Brzezinski (co- fundador de la Comisién Trilateral y exfuncionario de Is administracion de Cartez), como “el conjunto de potencias financieras ¢ intelectuales mayor que el mundo haya conocido nunca”. Articulaba tres comités regionales (de alli su nombre): uno por América del Norte (Estados Unidos y Cana- 4), uno por Europa y otro por Japén. Cada una de las éreas representadas dispone, desde su creacién, de un Comité Ejecutivo que elabora las “rece- tas” econémicas para sti érea de influencia. Segtin se plantes en 1973, la ‘Trilateral respondia al reconocimiento de que los Estados Unidos ya no se ‘encontraban en la posicién de nico lider como en la inmediata posguerra ¥y. por lo tanto, el sistema internacional necesitaba alguna forma de lideraz- go compartida, La comisin presidida por David Rockefeller ~reconocido banquero mundial y miembro de la influyente familia estadounidense~ se licitd a tres reconocidos cientificos sociales ~uno por cada continente in- volucrado: Samuel P. Huntington, de los Estados Unidos; Michel Crozier, de Francia, y Joji Watanuki, de Japon—un informe de situaciGn. A partir de esto, se publicé en 1975 su ideario titulado “La crisis de la democracia’. Era una critica al Estado de bienestar, considerado como una especic ée camisa de fuerza para la economia y el despliegue de la creatividad. Su propuesta para lograr Ia “gobernabilidad” era la mercantilizacién de las prestaciones sociales, la despolitizacién de la sociedad y la disminucién del rol del Estado. Este diagndstico consideraba que el Estado de bienestar habia llevado a que Ios lideres politicos no pudieran rechazar las demandss de los grupos sociales y, por lo tanto, esto se reficjaba en una puja inflacio- naria imposible de administrar (Crozier, Huntington y Watanuki, 1975). sei GHACIA UN “NUEVO ORDEN MUNDIAL"? 35 Eran 10s inicios de lo que Ignacio Ramonet bautizarfa como “pensa- miento tinico”.' Esta expresi6n trascenderfa, justamente, para nombrar una vision social, una ideologia, que se, pretende exclusiva, natural, incues- tionable, que sostiene y apuesta —entre otras por las siguientes tesis: 1a hegemonia absoluta de la economfa sobre el resto de los dominios sociales; el mercado como mano invisible capaz de corregir cualquier tipo de disfun- ‘cion social; la importancia de la competitividad: el librecambio sin Iimites; Ya mundializacién, pero en su acepcién econémico-financiera; la desregu- Jaci6n sistemtiea de cualquier actividad de caracter social: la privatizacion y la conocida formula “Menos Estado, més mercado”. El caso briténico se constituyé en una experiencia emblemética, ya que el gobierno implement6 un vasto programa de privatizacin de em- presas pliblicas, de restriccicn de las redes de protecciGn social y desarti- culacién de las formas de organizaci6n sindical. La justificacién ideols- igica combati6 las ideas y Tas estructuras keynesianas, atadas al mercado nacional, como también las laboristas y socialistas, consideradas las cau- sas de la inflaciGn, el declive econémico, el desempleo y el conflicto s0- cial. La cleceién de Ronald Reagan en los Estados Unidos, en noviembre de 1980, promovié Ia misma tendencia liberal y monetarista. Prontamen- te, en casi todos los pafses de Europa Occidental ~exceptuando Austria y Suecia-, comenzaron a aplicarse politicas ncoliberales. Por ejemplo, en 1982, Helmut Kohl derrote al régimen social liberal de Helmut Schmidt en Alemania -que ya habia iniciado un proceso de reformas-, yen 1983, en Dinamarca, el gobierno de Poul Schititer fue dominado por una coali- ein conservadora. En cuanto a los movimientos de capital, durante toda ta década hubo desequilibrios constantes en las balanzas de pagos, en particular en el caso de los Estados Unidos. Las nuevas condiciones econémicas desataron una importante alza en Ias tasas de interés de los pafses centrales del mundo occidental, lo que condujo a una reversiGn de los flujos de capital. Mientras que en los setenta los patses de América Latina fueron grandes receptores de capital especulativo ~por lo que fueron “invitados” a endeudarse, utili- zando para ello especialmente la complicidad de las dictaduras militares de Ia regidn-, ahora los paises perifricos se cncontraban obligados al pago de la doudas contrafdas en el perfodo anterior. La denominada “crisis de la denda” de 1982 permitié que las instituciones financieras como el FMI y el Banco Mundial volvieran al centro de la escena como artifices de la 1. Ramonet se refirié al “pensumiento dnico™ en un editorial de Le Monde Diplomatique, en enero de 1995, 36 LOS PARTIDOS POLfrIcos negociacién de los créditos, en carécter de 'intermediarios de los bancos de Occidente, Como parte de ese nuevo protagonismo es que surgieron, a partir de 1985, los planes de pagos que incluian reprogramacién de vencimientos y nuevos créditos como contrapartida de Ia aplicacién de politicas de ajuste, apertura y desregulacién. El Plan Baker bautizado con el nombre del se~ cretario del Tesoro estadounidense~ seria el primero de la lista, La segunda mitad de los ochenta mosiré los resultados de corto plazo de las politicas aplicadas, revelando un leve aumento del producto de los paises industriales y la disminucién de la inflaciGn. Sin embargo, los pro- bblemas de endeudamiento no solo trafan consecuencias gravisimas en las cconomias periféricas, afectadas por crisis fiscales, conflictos distributivos ¥ procesos inflacionarios, sino que también provocaban inestabilidad en el sistema, que desembocaba en crisis bursatiles, como la de 1987 en Wall. Street, Las politicas monetarias restrictivas para hacer frente a las presio- nes inflacionarias de 1987 y 1988 fueron causa inmediata de una nueva desaceleracién econémica iniciada en los Estados Unidos y en Inglaterra a mediados de 1989, que serfa el comienzo de un proceso recesivo, ‘Una nueva estrategia de las potencias hegeménicas fue entonces lo que se conocié como Plan Brady, lanzado en marzo de 1989. La novedad era que, como requisito para un sistema de quita, los paises deudores debfan avenirse a la implementaci6n de politicas de reforma profunda del Estado y de la estructura productiva. Poco después, en Washington, se realiz6 una reunién ~convocada por ¢1 FMI y el Banco Mundial~ que incluyé a funcionarios del Tesoro y del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, grandes em- presarios y capitalistas de los paises del G-7, presidentes de importantes ancos internacionales acreedores, ministros de finanzas de los paises in- dustrializados y reconocidos economistas. Con miras @ aplicar las nuevas recetas en los pafses latinoamericanos a fin de garantizarse el pago de la douda y la sujeci6n politica, elaboraron una especie de diagndstico y plan de reformas para ser implementado allf a cambio de seguir otorgando cré- ditos. El plan inclufa la disciplina fiscal, es decir, la reduccia dréstica del déficit presupuestario; Ja disminucién del gasto piblico, en particular el gasto social; el aumento de 1a recaudacién tributaria, pero en especial a través de impuestos al consumo; la liberalizacién del sistema financiero y dc la tasa de interés; e} mantenimiento de un tipo de cambio compstitivo; la liberalizacién comercial extema, mediante la reducci6n de las tarifas arancelarias y la abolicién de trabas existentes a la importaci6n; el otorga- ‘miento de facilidades a las inversiones externas; la privatizacién de empre- sas publicas; cumplimiento estricto de la deuda externa; la desregulacién y 3 UHACIA UN “NUEVO ORDEN MUNDIAL”? 37 el reaseguro y 1a ampliacién del derecho de propiedad, Bsos puntos fueron conocides como Consenso de Washington, a partir de ta publicacién que hiciera John Williamson en un libro de 1990, compilatorio de las ponencias 4e un seminario internacional, titulado Latin American Adjustment. Desde fines de Ios ochenta, organismas internacionales, bancos de in- versién, empresas transnacionales y gobiernos de los paises centrales pro- movieron un nuevo discurso que legitimara las reformas puestas en mar cha, précticamente en forma unsnime. Se progoné un mercado unificado, liberalizado, desregulado, junto con la privatizacién y el achicamiento del Estado. Era el supuesto “nuevo orden mundial” de la globalizacién. La jdea de una “aldea global” habia sido mencionada por primera vez por Marshall MeLuban a fines de los afios sesenta y remitfa ala transforma cidn del mundo en una “comunidad” globalizada a través de los nuevos ‘medios de informacién y, en particular, de Ia televisi6n. A partir de la caida del Muro de Bern, el sentido de las preocupaciones de los teéricos tem- pranos de la globalizacién se modifics y el discurso adguirié una nueva SignificaciGn: los nuevos procesos tecnoldgicos aparecieron como factores decisivos para la conformacién de los mercados “globales” (financieros, comerciales, productivos y de servicios) en un mundo dominado totalmen. te por las economias de mercado. La expresién “nuevo orden mundial” surgié en el contexto de la pri- ‘mera Guerra del Golfo Pérsico en 1990. Allf se pondrfa en evidencia un condimento més de aquel pensamiento tinico que se habia transformado en hegeménico, E1 mundo era uno, y, por lo tanto, tinicos eran los valores que debian defenderse en forma conjunta y universal: libertad, democracia y economia de mercado. Todo ello bajo el predominio de los Estados Unidos como Unica potencia mundial. Si bien la apelacién a una nueva era oun “nuevo orden mundial” no constiuuia una novedad, en este nuevo contexto, ¢l presidente de los Estados Unidos otorgaba un contenido particular a la expresin: capitalismo de mercado, regimenes electorales y seguridad in- temacional para combatir a los opositores Como contracara, el fin de ta bipolaridad develé la ya existente mul- tipolaridad econémica en el plano politico y un “desorden” internacional gue se reflej6 en 1os numerosos conflictos mundiales de la primera mitad de la década de los noventa, incluyendo la situacién de la ex- Yugoslavia, Oriente Medio, las guerras civiles entre el Extremo Oriente y la ex-Union Soviética, y en la persistencia de Ia competencia entre las potencias por el predominio en las regiones periféricas. Proclamar los éxitos de la glo- balizacién no fue suficiente para hacerlos realidad: las economias capita- Jes centrales atravesaron criticas situaciones durante la década, que inte Frumpieron el crecimiento econémico. La incertidumbre provocada por la 38 LOS PARTIDOS POLITICOS Guerra del Golfo, el aumento de los precios del petrdeo y otras materies primas confluyeron en la profundizacién del proceso recesivo iniciado en los Estados Unidos e Inglaterra, y en un aumento de la inflacién entre 1990 y 1991 EI FMI comenzé 4 presionar fuertemente por la profundizacién de re~ formas estructurales, orientadas al achicamiento del gasto, la estabilidad de precios y 1a reducci6n de “obstéculos a la eficiencia”, Francia ¢ Italia primero, y luego Alemania y Japén, vieron descender su producto entre 1991 y 1993, de la mano de un aumento del desempleo, si bien hacia este ‘timo afio la inflaci6n se redujo. En sintesis, el periodo 1989-1993 se caracteriz6 por la aplicacién firme ¥y decisiva de las politicas liberales y monetaristas. Los paises de Europa “Oriental, Central y 1a Union Soviética se incorporaron al campo capitalisia a través de la adopcién lineal de las politicas impuestas por las potencias y los olganismos multilatcrates de crédito, Culminaba asi{ un proceso de Teunificacién en un tnico mereado mundial En ese contexto, y también como respuesta a las necesidades de acu- mulacién por parte de las potencias, surgieron los procesos de integracién regional de aumentar Ja escala. En especial, la aparicién en 1995 de la Organizacién Mundial del Comercio (OMC) fue el hito fundamental en ‘el camino hacia la liberalizaci6n de las relaciones econ6micas internacio- nales. La profundizacién de las estrategias neoliberales y la liberalizacién de los mercados de capitales provocaron una nucva corriente de capitales hacia Ios paises periféricos con altisimas tasas de rentabilidad. Estos whti- ‘mos, como la Argentina, se vieron mucvamente endeudados, lo que acentud el proceso de endeudamiento anterior y profundiz6 la pobreza y los rasgos de vulnerabilidad de la estructura productiva. ‘La crisis econémica iniciada en Ia década de los setenta habfa abierto una etapa, durante la cual se fueron entramando las siguientes cuestiones: la crisis del déiar de 1971, acompafiada muy pronto por la crisis del petx6- leo de 1973 y el consecuente fin del boom de la posguerra; la aparicién de politicos como Reagan y Thatcher, que desregularon la economia de sus paises y estabilizaron sus monedas; la crisis de la deuda de los afios ochen- tay la creacidn de nuevas reglas de juego y de funcionamiento en los mer- ccados financieros internacionales; los cambios en la producci6n resultantes del pasaje a un modelo posfordista vineulado al prodigioso desarrollo de Japén y luego de los “tigres asiaticos”; Ja transnacionalizacién de la eco- romia y el peso creciente de las empresas multinacionales; la reafirmacisn del libre comercio, con las titimas rondas del Acuerdo General sobre Aran- cceles Aduaneros y Comercio (GATT) y la creacién de la OMC; y sobre todo la desintegracién del bloque soviético, que puso fin a la Guerra Fria, DHACIA UN “NUEVO ORDEN MUNDIAL"? 39 ‘Todos estos elementos confluyeron en una transformacién de la economia ‘mundial, que fue a Ia par del cambio en los paradigmas te6ricos y en los ‘esquemss ideol6gicos. ‘Los Estados Unidos: crisis econémica interna y ofensiva externa Las nuevas politicas aplicadas por cl presidente Reagan a partir de 1981 y consolidadas en Jas administraciones posteriores provocaron el desplazamiento del eje central de acumulacién hacia el sector de servicios y el financiero, canalizéndose el excedente, en forma prioritaria, hacia la valorizacién financiera en las bolsas de los paises centrales, principalmente Ia de Nueva York. ‘Los instrumentos econsmicos centrales para el proceso de reforma estruc- tural en exe pais fueron os siguientes: una politica de restriccién monetaria “con su consecuente suba de las tasas de interés como mecanismo antiin- fiacionario~; la reduccidn impositiva a favor de empresarios y clases altas con la expectativa (fallida) de aumentar el ahorro y con ello ia inversi6n— el aumento del gasto militar; la desregulacién ~que inicié una “retired” del Estado-, si bien so reservaron algunos dmbitos prioritarios como el de defensa nacional y se pregon6 la apertura econémica generalizada. Ese pro- ryecto dio por resultado una economia fuertemente especulativa y endeuda- 4a, tanto por su déficit fiscal como por su déficit comercial, con tendencia a Ia desindustrializaci6n en sectores masivos, con altos indices de desempleo y con un gran nivel de concentracin, Su rasgo central fue que até a todo el ‘mundo capitalista a elia, porque se convirtié en el centro motor del consumo internacional. Las reformas estructurales posibilitaron un nuevo modelo de acumulacién capitalista que dio Iugar a lo que Pablo Pozzi y Fabio Nigra denominaron “Estado absolutista de nuevo tipo”, producto de una estructura econsmica desmedidamente concentrada (Pozzi y Nigra, 2003). Se reforz6 un discurso ideoldgico para justificar la promocién de po- Iiticas en los paises del Tercer Mundo basadas en los Jlamados “principios de la economia de mercado”. Aquf desempefiaron un papel particular orga- nismos tales como el Adam Smith Institute, la Reason Foundation, el Cato Institute, la Heritage Foundation y el American Enterprise Institute, que fueron convocados a Washington, y en especial la Escuela de Chicago. A partir del segundo mandato de Reagan, se lanz6, en efecto, una campafia ‘con el abjetive de imponer Ia “privatizacién” en el Tercer Mundo y en América Latina en particular, retomando la defensa de principios liberales, justamente contrarios a los que posibilitaron el crecimiento de los Estados ‘Unides como potencia mundial. i: 40 LOS PARTIDOS POLITICOS Durante Ia década de Ios ochenta, la politica implementada por Rea- gan y destinada a incrementar el aparato militar estadounidense y desafiar a la UniGn Soviética en e] ambito internacional llevaria a que este perfodo fuera bautizado con el popular nombre de la “guerra de las galaxias”, Pero lo cierto es que la progresiva reconstituci6n de las clases dominan- tes del Viejo Mundo, junto al emergente poder econémico de Japén y los paises bajo su drbita, habfan exacerbado la competencia interimperialista entre estos Ambitos de poder mundial. La necesidad de garantizar niveles de ganancia a los capitales transnacionalizados y de recuperar el lugar predominante en la escena mundial constimy6 un factor explicativo cen- tral de la politica exterior desplegada por los Estados Unidos a lo largo de los afios. En cuanto a la politica econémica, el 19 de octubre de 1987 una dra mitica crisis bursatil ponfa en evidencia la frégil situacién de la economfa: el colosal endeudamiento, en particular con Japén, cuyo enorme excedente comercial le permitfa suscribir masivamente los bonos y las obligaciones del Tesoro. Desde 1988 se convertirian en el primer deudor mundial. Asi- mismo, a finales de los ochenta, los bancos japoneses poseian casi el 50% de los activos inmobiliarios americanos. El crecimiento de las economfas de Alemania y Japén y el aumento de su participacién en el mercado mundial de productos industriales fueron delineando un sistema multipolar, una “triada” conformada por estas na- ciones y los Estados Unidos, bajo cuyo liderazgo se consolidarfa el capita- lismo, en especial luego de la caida del Muro de Berlin, En referencia a la politica internacional, durante la segunda mitad de los ochenta se inici6 un nuevo ciclo de distensién en el marco de la crisis econémica y politica en el sistema socialista y en la UniGn Sovigtica en Particular. Desde 1984 hubo un retorno al didlogo, favorecido, del lado de Jos Estados Unidos, por las necesidades impuestas por el afio electoral, y del lado soviético, por 12 necesidad de bloquear la Iniciativa de Defensa Estratégica que Reagan habfa lanzado en marzo de 1983 (Paradiso, 1990: 7), Esta nueva estrategia era parte del giro que Ia diplomacia soviética habia dado a partir de su aproximacién a los paises de Europa Occidental y la apertura hacia China. La caida del Muro hacia 1989 y la posterior desintegracién del bloque soviético marearon un quiebre en la politica de defensa y en el rol de la poteticia norteamericana en el sistema internacional. Ya en los noventa, aun cuandb el ascenso de nuevos centros de poder impuso limites a su hegemo- nia mundial, 1a desaceleracién del nivel de crecimiento de Alemania y la recesin sufrida por Japén a lo largo de esa década evidenciaron un nuevo rol como superpotencia imperialista, — anienanoe GHACIA UN “NUEVO ORDEN MUNDIAL"? a Bs decir, si bien al estallido del mundo bipolar sucederé la aparicién de miiltiples espacios de poder “conviviendo” en el smbito internacional que constituyen un coto a la consolidacign hegeménica de los Estados Unidos anivel internacional, dicho limite supone, en realidad, una reconfiguraci6n de su posicionamiento en el mundo. Las diversas estrategias de politica exterior implementadas estuvieron orientadas a la recuperacién de su poderio econémico, pero sin descuidar el lugar central que ha ocupado el factor estratégico en un contexto de al- ‘{sima disputa entre distintas potencias por el predominio mundial. Con el fin de reforzar su lugar predominante en el mundo, la potencia del Norte procur6, durante la década del ochenta y del noventa, por un lado, superar a sus contrincantes en el mbito internacional y, por el otro, reconsolidar ‘su dominio sobre los pafses de Ia periferia: este objetivo superarfa las dis- tinciones politicas entre los gobiemos republicanos y demécratas que se sucedieron en el perfodo. La estrategia econdmica se orient6 hacia la biisqueda de“acuerdos de libre comercio que sustentaran Ia hegemonia estadounidense en América Latina y en el Caribe, para promover la apertura de los mercados a los pro- ductos estadounidenses y propiciar las inversiones, negocios comerciales y financieros de sus empresas en detrimento de Japsn y de la Unién Europea. 127 de junio de 1990, el presidente George Bush lanz6 la Iniciativa para las Américas, es decir, el proyecto para la creacién de una zona de libre comercio que se extendiera desde Yukén hasta la Patagonia, con un claro objetivo comercial y de fomento del ingreso de los capitales de los Esta dos Unidos en los pafses de Latinoamérica. Por otra parte, estaba disefiada como incentivo a los procesos de reestructuracién de las economfas nacio- nales, promoviendo reformas neoliberales, Aunque el Plan Brady y el Consenso de Washington fueron pensa- dos primariamente con el caso de México en mente, varios pafses latinoa- mericanos y caribefios se acogieron a él. Ejemplos de esa influencia son Jas reformas que fueron puestas en marcha no solo en la Argentina de los oventa, sino a escala continental, por ejemplo, por el presidente Fernan- do Collor de Metio en Brasil, Luis Alberto Lacalle en Uruguay, Patricio Aylwin en Chile, Jaime Paz Zamora en Bolivia, Rafael Callejas en Hondu- tas y Carlos Salinas de Gortari en México. En particular en el plano interno, con el fin de la Guerra Frfa, los Estados ‘Unidos, en lugar de rever su politica exterior y reorientar sus recursos hacia tuna reeonstruccién de su economfa, buscaron el modo de mantener Ia gigan- ‘esca institucién militar. Es en este marco que deben comprenderse Ia estrate- ‘gia de seguridad estadounidense implemientada en la intervencién en Panamé y finalmente Ia guerra iniciada contra Iraq. La intervenci6n en Panarné fue un

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