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Nelson Ospina Franco

ENSAYOS DE MASONERÍA
Y SIMBOLISMO
Colección Especial
© Nelson Ospina Franco
nelosfra@hotmail.com
© Caza de Libros

Primera Edición: Caza de Libros 2019

ISBN: 978-958-5435-79-7

Dirección General: Pablo Pardo Rodríguez


Diagramación: Emilse Herrera Quevedo

Caza de libros
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LAS COLUMNAS
DEL TEMPLO MASÓNICO
LAS LEYENDAS DE HIRAM
CONTENIDO

1- JAKIM, LA TRADICIÓN PROFANA

I. Las columnas del Templo Masónico y la religión


judeocristiana............................................................
II. Construcción del Templo de Salomón según el
Antiguo Testamento.................................................

A - Antecedentes y preparativos de la construcción


del Templo................................................................

B - Construcción del Templo, medidas, propor-


ciones y decorados....................................................

C - Construcción de edificios adicionales, la casa


para la hija del faraón, las obras de Hiram-Abif y la
construcción de las columnas..................................

III. Interpretación simbólica e iniciática de la cons-


trucción del templo..................................................
IV. El Templo Masónico es espejo del Templo de
Salomón..................................................................
V. Las columnas de Isis............................................
2- BOHAZ, LA TRADICIÓN SAGRADA..............

I. La iniciación del fuego.........................................


II. Hiram-Abif el Herrero fenicio Iniciado del fuego...
III. Primera leyenda de Hiram, hierofanía luciferina....
IV. Segunda leyenda de Hiram, hierofanía solar......
V. Iniciación Masónica: hierofanía solar y alquímica
del esoterismo monoteísta.......................................
1-JAKIM LA TRADICIÓN PROFANA

LAS COLUMNAS DEL TEMPLO MASÓNICO


Y LA RELIGIÓN JUDEOCRISTIANA

Los vínculos de la masonería con la tradición judeo-


cristiana no son simples referencias accidentales, co-
mo si el nombre de Hiram hubiera sido tomado del
Antiguo Testamento como un simple artificio para crear
el mito masónico. Como tampoco son arbitrarios los
nombres que les damos a las dos columnas del Templo
Masónico, idénticos a los nombres de las columnas del
Templo de Salomón, Jakim y Bohaz. ¿Será acaso todo
esto una fantasía artificial, apenas literatura? ¿O de
pronto hay una historia simbólica e iniciática?
Esto es sabido por los masones, pero tomado muy
superficialmente, pues somos generalmente agnósticos
y queremos saber muy poco del tema bíblico; a mí
personalmente me pasa. Quizás por reacción al abuso
clerical del tema la Iglesia terminó provocando, con sus
métodos didácticos, una alergia hacia el estudio bíblico,
pues su visión dogmática, fetichista y racionalista de lo
místico provoca un fanatismo enervante que choca a las
mentes inquietas filosófica y simbólicamente, que no
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pueden aceptar la interpretación de los textos bíblicos
descontextualizados de las formas tradicionales de in-
terpretación, es decir sustraídos de su esoterismo.
Los textos bíblicos no eran para uso indiscriminado
de las comunidades; solo podían ser interpretados
por los rabinos para los fieles.
La actividad religiosa del individuo primitivo es
politeísta, el monoteísmo religioso nació posterior-
mente solo a través de un gran esfuerzo, casi siempre
cruel y doloroso. Es difícil para la mente sencilla y
primitiva concebir la faz de un Dios único, cuando
lo que ve por todos lados es la diversidad de lo divino,
pues ve a Dios en todas las cosas: el hombre primitivo
es animista y panteísta. Fueron los iniciados quienes
captaron la dificultad de intentar concebir la idea de
Dios a través de la forma normal del pensamiento; lo
más cercano a lo divino, a su fuego, lo intuían a través de
símbolos, estos por naturaleza polimorfos, polisémicos.
Obviamente los muchos sentidos del símbolo tienden
a producir politeísmos, la mente simbólica primitiva
intenta concebir un Dios de muchas caras, representando
dioses. Es el pensamiento verbal abstracto el que nos
permite imaginarnos a un dios único, de una sola faz.
Es la mente abstracta la que crea el monoteísmo. Este
paso en la historia de las religiones es el que da origen a
las tres religiones monoteístas existentes hoy en día, la
judía, la cristiana y la musulmana.
La judía se mantiene en su juramento inicial de no
adorar ninguna imagen sensible de Dios; los cristianos
en el fondo nacen como una herejía judía y asumen a
Jesús como Mesías y lo adoran haciendo imágenes de él;
Mahoma apoyado en las dos anteriores religiones repara
la idolatría de los cristianos haciendo mezquitas para el
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Dios judeocristiano, al cual llamó Alá, templos en los que
no existe absolutamente ninguna imagen de Dios. No
permiten hacer retratos ni del profeta Mahoma; en este
aspecto ellos retornan al judaísmo original.
Las tres religiones tienen su esoterismo. La cábala
es el esoterismo de los judíos. Los cristianos primitivos
son terapeutas, gnósticos y juanistas. Los esoteristas mu-
sulmanes son los sufís, esos magos y místicos de la Bagdad
de Las mil y una noches. Además, al cristianismo le
aparecen durante la Edad Media otras formas esotéricas
que le dan impulso y lo acaban de forjar y realizar:
los celtas, las órdenes de caballería, los alquimistas y
las órdenes constructoras, y es acá donde aparece la
masonería, integrada ésta a la historia de la sociedad
cristiana y a su religión, de pronto haciendo la crítica
religiosa de fondo que la religión profana no podía, pues
había perdido su esoterismo. Hija de esta actividad es la
Rosa-Cruz y en gran parte la Reforma. El desarrollo de
esa historia la conocemos los masones y aún no termina;
el papado siempre ha tenido la espina masónica bajo el
trono, el reclamo esotérico que viene desde la Edad media,
cuando la revolución mística del cristianismo iniciático,
que llegó de Oriente con las Cruzadas, fue traicionada
por la Iglesia. La era de Piscis terminó, el tiempo de
Cristo se cumplió, se realizó, y la oportunidad pasó para el
cristianismo iniciático. Los masones tienen que continuar
con su destino místico, propiciando el nacimiento del mito
de la religión de Acuario, al trasmitir al siglo veintiuno su
arcaica herencia iniciática, e Iluminar el mundo iniciático
de los dioses de Acuario, que están por nacer.
Obviamente que si como masones aceptamos la
herencia cabalista estamos asumiendo el esoterismo
que dio origen al judaísmo y al cristianismo, y desde esa
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perspectiva los textos bíblicos tienen otro carácter, dejan
de ser dictados por Dios y se convierten en los textos de
una historia simbólica y mística. Los sacerdotes e iniciados
judíos consideraron sagrada la historia del pueblo que
encarnó la primera religión monoteísta que tuvo éxito.
Religión donde los dioses paganos desaparecieron para
dar paso a un Dios único, abstracto e invisible y a su
“pueblo escogido”, el que empezó a encarnar en su
historia la vida de los dioses, tal como Robert Graves
lo demuestra en su libro Los mitos hebreos, donde dice
que los dioses del mundo pagano aparecen en la historia
judía detrás de los profetas, reyes y jueces. Los dioses
se encarnan y viven como hombres, los hombres allí
simbolizan una historia metafísica.
El mito judío es una versión nueva del mito clásico;
oficia otro grado de simbolismo mítico, del cual no es
extraño que naciera el mito de Jesús, el Dios de Israel
encarnado en un hombre. Para los judíos ortodoxos
Cristo es una herejía; para nosotros Cristo es la inevitable
consecuencia del grado de simbolismo religioso judío,
el cual daría lugar a dos religiones monoteístas cuyos
pueblos están en el mundo profano de hoy desangrándose
mutuamente junto con ella, precisamente en el Oriente
Medio, donde nacieron las tres religiones.
Esta perspectiva de la Biblia como un texto
simbólico es lo que permite escudriñar su esoterismo.
En rigor, el Pentateuco lo lee el cabalista de acuerdo a las
técnicas de la Gemuráh, el Notaricón y la Gematría que
son técnicas de un simbolismo verbal donde las letras
son geroglifo y número, y el significado de las palabras
se obtiene descifrando sus relaciones numéricas con
otras palabras y su sentido místico y poético. De esta
manera es interpretado el Pentateuco en el Libro del
Ensayos de masonería y simbolismo
Zohar (Sepher ha Zohar) de Moisés de León, donde
con base en esta mística verbal se analizan o, mejor, se
meditan los cinco libros de Moisés.
El Zohar es la visión esotérica o sagrada del texto
profano de la Biblia. Pudiéramos decir que la Biblia
es la letra y la cábala; es el espíritu. Además, el Zohar
es un libro canónico de los judíos, pero los cristianos
obstinadamente ignoramos su existencia; bueno, la
Iglesia y las infinitas sectas cristianas que nacieron
con la Reforma, fanáticas de una Biblia que pocos
entienden y otros pocos no dejan de tergiversar.
La Iglesia no acepta la concepción cabalista, la
Inquisición la persiguió, quedándose la Iglesia con la
letra muerta de los textos sagrados, pues no teniendo
el conocimiento cabalístico no pudo interpretar
el espíritu de la Biblia. Afirmamos que la Iglesia
moderna no manifiesta esoterismo alguno distinto
del de la simple beatitud. Si comparamos la mística
de la Iglesia con las orientales, en particular la del
sistema yoga, la Iglesia se quedó con una de las cinco
formas de yoga, se quedó en su versión del batky yoga,
o yoga de la beatitud; a eso se redujo el esoterismo
cristiano, a la forma más simple de lo religioso. Bueno,
simplemente es lo que queda del resplandor de un
mito que ha durado lo necesario, cumplió su papel y
se extrovirtió totalmente, se desnudó, se realizó.
El agua de la era de Acuario está liberando a los
peces de la era de Piscis que se sumergen ya en el mar
del cosmos, liberando así a Jesús de su cruz después
de que su mito cumplió su ciclo zodiacal de dos mil
años. Los clavos caen ya sobre los tambores del tiempo
y responden las trompetas apocalípticas, las de la
revelación o renovación religiosa. La era del espíritu
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ha llegado; si hemos de creer en los mitos, entonces
qué hacemos aquí en este templo si no creemos ni
en la reencarnación, ni en Dios, y menos en la “Era
del Espíritu”, señalada por el avance del Sol sobre el
zodiaco que cubre este templo.
Aparentemente nos hemos alejado de nuestro ob-
jeto, las columnas del templo masónico; pero no como
cuando se construye cualquier templo, simplemente
estamos allanando el terreno y oficiando los ritos de
consagración de obra, para que los cimientos de lo
que me atrevo a emprender por orden del venerable
maestro de este taller, Augusto Méndez, tengan al
menos el intento de un buen comienzo.

II

CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO


DE SALOMÓN
SEGÚN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Transcribo a continuación, y bajo los criterios antes


expuestos, los textos del Antiguo Testamento en los
que se narran los antecedentes y la construcción
del Templo de Salomón, la participación de Hiram,
rey de Tiro, proveedor de materiales y mano de obra
experimentada, y la de Hiram-Abif, maestro artesano
del bronce. Claro que me he tomado la libertad de
aligerar el texto dejando de transcribir los elementos
que no considero significativos en el tema tratado.
Ensayos de masonería y simbolismo
A- ANTECEDENTES Y PREPARATIVOS DE LA
CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO

I. REYES 5

1 Entonces Hiram, rey de Tiro, al oír que a


Salomón lo habían ungido rey en lugar de su padre,
envió sus servidores a Salomón; porque Hiram siempre
estimó a David.
2 Y Salomón envió a decir a Hiram:
3 Tú sabes que, debido a las guerras que le
rodearon, mi padre David no pudo edificar una casa
al nombre de Jehovah su Dios, hasta que Jehovah puso
a sus enemigos bajo las plantas de sus pies.
4 Pero ahora, Jehovah mi Dios me ha dado reposo
por todas partes; no existe adversario ni calamidad.
5 Y he aquí que yo me he propuesto construir una
casa al nombre de Jehovah mi Dios, como Jehovah habló
a mi padre David diciendo: Tu hijo, al que pondré en tu
trono en tu lugar, él edificara una casa a mi nombre.
6 Ahora pues, manda que corten cedros del Líbano
para mí. Mis siervos estarán con tus siervos, y yo te
daré por tus siervos el pago según todo lo que indiques,
porque tú sabes que no hay nadie entre nosotros que
sepa cortar los árboles como los sidonios.
7 Aconteció que cuando Hiram oyó las palabras
de Salomón, se alegró muchísimo y dijo: ¡Bendito sea
hoy Jehovah, que ha dado un hijo sabio a David sobre
ese pueblo tan numeroso!
8 Entonces Hiram envió a decir a Salomón: He
escuchado lo que me mandaste a decir. Yo haré todo
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lo que desees con respecto a la madera de cedro y a la
madera de ciprés.
10 Entonces Hiram daba a Salomón toda la
madera de cedro y de ciprés que quiso.
12 Jehovah dio a Salomón sabiduría, tal como le
había prometido. Había paz entre Hiram y Salomón,
y ambos hicieron una alianza.
13 Entonces el rey Salomón realizó una leva en
todo Israel, para tributo laboral. Los reclutados para
el tributo laboral fueron treinta mil hombres.
14 Adoniram estaba a cargo del tributo laboral.
15 Además, Salomón Tenía setenta mil cargadores
y ochenta mil canteros en la región montañosa,
16 sin contar los oficiales que Salomón había
establecido al frente de la obra, los cuales eran tres mil
trescientos; estos mandaban a la gente que hacía la obra.
17 El rey mandó que extrajesen piedras grandes,
piedras costosas, para poner los cimientos del templo
con piedras labradas.
18 Los constructores de Salomón, los de Hiram
y los de Biblos tallaron y prepararon la madera y las
piedras para construir el templo.
Ensayos de masonería y simbolismo
B. CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO, MEDI-
DAS, PROPORCIONES Y DECORADOS

1- REYES CAPÍTULO 6.
1 Aconteció que Salomón comenzó a edificar la
casa de Jehovah en el año 480 después que los hijos de
Israel salieron de la tierra de Egipto, del cuarto año
del reinado de Salomón sobre Israel.
2 La casa que el rey Salomón edificó para Jehovah
tenía sesenta codos de largo, veinte codos de ancho y
treinta codos de alto.
3 El pórtico delante del lugar santo del templo
tenía veinte codos de largo, a lo ancho de la casa, y
diez codos de ancho en el frente de la casa.
7 Cuando edificaron el templo, usaron piedras
enteras labradas en las canteras, de manera que
mientras lo construían, no se oía en el templo el ruido
de martillos, hachas ni otras herramientas de hierro.
9 Construyó, pues, el templo y lo terminó. Luego
cubrió el edificio con vigas y tablas de cedro.
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PLANO DEL TEMPLO DE SALOMÓN Y SU ORIENTACIÓN

11 Entonces vino la palabra de Jehovah a Salomón,


diciendo:
12 Respecto a este templo que tú edificas, si caminas
en mis estatutos, y pones por obra mis decretos, y guardas
todos mis mandamientos andando de acuerdo con ellos,
yo cumpliré contigo mi palabra que hablé a tu padre David:
13 Habitaré en medio de los hijos de Israel, y no
abandonaré a mi pueblo Israel.
15 Después revistió el lado interior de los muros
del templo con tablas de cedro; los recubrió de madera
por dentro, desde el suelo del templo hasta las vigas
del artesonado. También cubrió el suelo del templo con
tablas de ciprés.
16 Al fondo del templo hizo un compartimiento de
veinte codos, con tablas de cedro desde el suelo hasta
las vigas. Y adentro le dispuso el santuario interior, es
decir, el lugar santísimo.
Ensayos de masonería y simbolismo
19 También preparó por dentro el santuario
interior, en medio del templo, para poner allí el arca
del pacto de Jehovah.
20 El santuario interior Tenía veinte codos de
largo, veinte codos de ancho y veinte codos de alto; y lo
recubrió de oro puro. También recubrió de cedro el altar.
21 Después Salomón recubrió de oro puro el
interior del templo y puso cadenas de oro en la parte
delantera del santuario interior, y lo recubrió de oro.
23 Hizo también en el santuario interior dos
querubines de madera de olivo, cada uno de diez
codos de alto.
27 Luego puso los querubines en medio del san-
tuario interior. Las alas de los querubines se extendían
de modo que el ala de uno tocaba una pared, y el ala del
otro querubín tocaba la otra pared; y las otras dos alas
que daban al centro del recinto se tocaban ala con ala.
29 En todas las paredes alrededor del templo,
en el interior y en el exterior, talló bajorrelieves de
querubines, palmeras y flores abiertas.
30 Y cubrió de oro el suelo del santuario, tanto el
interior como el exterior.
31 Para la entrada del santuario interior hizo
puertas de madera de olivo. Los postes de la puerta
eran pentagonales.
33 De la misma manera hizo para la entrada del
templo postes cuadrangulares de madera de olivo.
34 Las dos puertas eran de madera de ciprés.
Las dos hojas de una puerta eran giratorias. Y las dos
hojas de la otra puerta también eran giratorias.
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38 Lo edificó en siete años.
Es claro el simbolismo del número de años que
duró la edificación del templo: siete años. El número
siete es el número de las luces que componen el
candelabro sagrado o menorá. El simbolismo del
siete es variado y complejo, es el número clave de
cualquier estructura simbólica, el círculo genera el
siete. El cerebro estructura en siete los umbrales de
la percepción, tendemos a dividir todo en periodos
de siete, siete colores, siete planetas, siete metales,
siete chacras, etcétera.

C. CONSTRUCCIÓN DE EDIFICIOS
ADICIONALES,
LA CASA PARA LA HIJA DEL FARAÓN,
LAS OBRAS DE HIRAM-ABIF Y LA
CONSTRUCCIÓN DE LAS COLUMNAS

1 REYES CAPITULO 7

1 Después Salomón edificó su propia casa en


trece años.
7 También edificó el Pórtico del Trono, o Pórtico
del Juicio, donde había de juzgar, y lo recubrió con
cedro desde el suelo hasta las vigas.
8 Salomón también edificó una casa parecida
a este pórtico, para la hija del Faraón, que había
tomado por mujer.
13 El rey Salomón envió a traer de Tiro a Hiram,
14 Hijo de una viuda de la tribu de Neptalí, cuyo
padre era un hombre de Tiro, un artesano en bronce. Él
Ensayos de masonería y simbolismo
estaba lleno de sabiduría, inteligencia y experiencia
para hacer todo el trabajo en bronce. Él fue al rey
Salomón e hizo toda su obra.
15 Hiram modeló las dos columnas de bronce;
cada columna tenía dieciocho codos de alto, y una
circunferencia de doce codos.
18 Hizo las granadas en dos hileras alrededor de
cada red para cubrir los capiteles de la parte superior
de las columnas.
19 Los capiteles que estaban sobre las columnas
en el Pórtico Tenían forma de lirios, y eran de 4 codos.
20 Los capiteles sobre las dos columnas tenían
doscientas granadas en dos hileras, encima de la
parte abultada del capitel que estaba encima de la red,
tanto en el primer capitel como en el segundo.
21 Entonces erigió las columnas en el pórtico del
templo. Cuando erigió la columna del sur le puso por
nombre Jaquín; y cuando erigió la columna del norte
la llamó Boaz.
22 Puso en la parte superior de las columnas un
motivo de lirios. Así concluyó la obra de las columnas.
23 Hizo también la fuente de bronce fundido
25 Estaba asentada sobre doce bueyes: tres
miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al
este. La fuente estaba asentada sobre ellos, y todas sus
partes traseras daban hacia la parte interior.
26 La fuente tenía un palmo menos de espesor; su
borde era como el borde de un cáliz o de una flor de lirio.
40 Así terminó Hiram de hacer toda la obra que
hizo para el rey Salomón, en la casa de Jehovah:
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46 El rey los hizo fundir en la llanura del Jordán,
en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán.
47 Salomón dejó de pesar todos estos utensilios
por su gran cantidad; no se averiguó el peso del bronce.
48 Salomón también hizo todos los utensilios de
la casa de Jehovah: el altar de oro, la mesa de oro sobre
la cual estaba el pan de la presencia,
49 Cinco candelabros de oro puro que estaban al
sur, y otros cinco al norte, delante del santuario interior,
con las flores, las lámparas y las tenazas de oro.
51 Entonces Salomón introdujo las cosas que su
padre David había consagrado, y puso la plata, el oro
y los utensilios en los tesoros de la casa de Jehovah.

3- EN 2-CRÓNICAS SE REPITE OTRA


VERSIÓN DE LOS MISMOS
HECHOS DE 1 REYES,
SIENDO MÁS CLARO EL PAPEL
DE HIRAM--ABIF.

2-Crónicas capítulo 2

Dirigiéndose Salomón al Rey Hiram le dice:


4 He aquí, yo voy a construir una casa al nombre
de Jehovah mi Dios, a fin de consagrársela para quemar
incienso aromático delante de él, para la presentación
continua de los panes, y para los holocaustos de la
mañana, de la tarde, de los sábados, de las lunas nuevas
y de las fiestas solemnes de Jehovah nuestro Dios, lo
que a Israel le corresponde ofrecer perpetuamente.
Ensayos de masonería y simbolismo
5 La casa que voy a construir será grande, porque
nuestro Dios es más grande que todos los dioses.
6 Pero, ¿quién ha de ser capaz de construirle una
casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no
le pueden contener? ¿Quién, pues, soy yo para que
le construya una casa, aunque sea sólo para quemar
incienso delante de él?
7 Ahora pues, envíame un hombre hábil para
trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en
púrpura, en carmesí y en material azul, y que sea
experto en tallados, para trabajar junto con los que
están conmigo en Judá y en Jerusalén, a quienes ha
preparado mi padre David.
A lo que le contesta Hiram:
13 Yo, pues, te envío a Hiram-Abif, un hombre
hábil y entendido.
14 Él es hijo de una mujer de las hijas de Dan, y su
padre es un hombre de Tiro. Él sabe trabajar en oro, en
plata, en bronce, en hierro, en piedra, en madera, en
púrpura, en material azul, en lino fino y en carmesí.
También sabe hacer todo tipo de tallados y todos los
diseños que se le asignen. Él estará con tus expertos y
con los de mi señor David, tu padre.
Aquí la historia de Hiram es más clara que en 1
Reyes; allí a Hiram no se le da el sufijo de Abif que
acá es agregado, e Hiram le específica los saberes de
Hiram-Abif, incluyendo la piedra y el material azul.
¿Por qué no puede ser esta última la astrología?
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III

INTERPRETACIÓN SIMBÓLICA
E INICIÁTICA DE LA CONSTRUCCIÓN
DEL TEMPLO

Se puede decir que el pueblo judío tiene en la an-


tigüedad tres momentos culminantes que son los hitos
que forjan su historia futura y su papel como origen
de las tres únicas religiones monoteístas que existen
en la actualidad.
Usando el símbolo arcaico del pilar para destacar
el valor de un individuo en la edificación del templo
social, fue Abraham el primer pilar judío; al encarnar
el mito de fundación, es claro su papel en un radical
cambio de la religión primitiva de Oriente Medio que
practicaba su pueblo, en la cual había sacrificio ritual
de niños como ofrenda de las familias a los dioses,
como en los cartagineses y su dios Baal. Abraham,
poseído por este espíritu, va a sacrificar a su hijo
cuando Dios le ordena lo contrario, iniciando así
una nueva religión; bueno, ese es el mito inicial del
judaísmo, el del pueblo de los hijos de Abraham, mito
creado quizás por Moisés, no lo sabemos, pero de
todas formas transmitido por él. Claro que es probable
que sí sea el mito de un pueblo de origen cananeo
que habitaba en Egipto, cuando el iniciado Moisés lo
escogió para que adoraran a su Dios Jehová.
El segundo pilar es Moisés, ese gran sacerdote de
pueblo hebreo, pueblo sobre el que legisla y para el
cual compila los mitos y ritos que forjan a largo plazo la
Ensayos de masonería y simbolismo
religión monoteísta que heredamos nosotros, y si hemos
de asumir los hechos que demuestran que Moisés era
un egipcio de los tiempos posteriores al fracaso del
monoteísmo de Akenatón, por qué no hemos de creer
que los iniciados que estaban detrás de Akenatón se
refugiaron en el Sinaí, huyendo de los sacerdotes de
Amón que tomaron la revancha contra ellos.
Tomaron a un clan de los muchos nómadas que
habían llegado con la invasión de los hicsos por allá en el
siglo diecisiete antes de Cristo, y les sembraron el mito
de su religión monoteísta durante los cuarenta años que
duró el éxodo por el desierto, tiempo en que el hierofante
Moisés construyó la generación que llevaría el mensaje
de su religión monoteísta; allí iba implícita una sabiduría
mágica, religiosa y mística de los egipcios. Ante el
rechazo de su pueblo, los heréticos monoteísta se fueron
de Egipto con su revolución religiosa y escogieron el
pueblo hebreo para hacerle la alquimia espiritual para
transformarlo de politeístas en monoteístas. Religión
monoteísta que ningún otro pueblo distinto del judío
ejerció, hasta la llegada de Jesús que universalizó el
exclusivo monoteísmo judío, construyendo una religión
monoteísta para todos, judíos y gentiles.
El tercer pilar lo encontramos en Salomón, quien
parece encarnar la culminación del esfuerzo ancestral y
se constituye en el ápice del mundo antiguo hebreo, que
es cuando el esfuerzo mágico y espiritual de los iniciados
monoteístas de la antigüedad egipcia, tras el fracaso en
su tierra natal, por fin tienen éxito y toman cuerpo en
una edad de oro, constituyéndose en el arquetipo mítico
del monoteísmo en su máximo esplendor.
Nelson Ospina Franco
Esta edad de oro de la religión de Jhave está
simbolizada en el Templo de Salomón, tema en el cual
nos encontramos escudriñando en busca de la relación
iniciática entre él y el templo masónico. Imposible
intentar encontrar un vínculo, si no histórico al menos
simbólico; si no asumimos que la religión de Moisés tuvo
un esoterismo heredado del egipcio, el cual naturalmente
no era revelado sino de rabino a rabino, de boca a boca
y solo a los más aptos. Además, los hebreos bajaban a
Egipto frecuentemente no solo a comerciar sino por
motivos iniciáticos; así lo narra el Zohar.
Egipto es el imperio de la época, su influencia no
solo es política y económica sino religiosa, cultural y
espiritual. Salomón tuvo un harem extenso, pero a la
única de sus esposas que nombra por su origen es a
la princesa egipcia para la cual construye una casa
aparte, como vimos atrás.
Los tirios eran fuente de mano de obra y artesanos
experimentados que usaban los egipcios para sus
construcciones y habían heredado de estos su ciencia
y arte reales. No hay que dudar: el arte y ciencia
de construir, y la organización y administración del
personal en las obras, su instrucción y capacitación,
giraban alrededor de mitos constructores, en
los cuales se simboliza el organismo social que
construye, como un ente mítico, un egregor dirían los
magistas, en el que cada individuo es también mito,
encarnando entre todos un mito constructor, como
los arquitectos dionisíacos que existieron entre los
griegos y construyeron anfiteatros, templos y estadios.
¿Qué otras técnicas pudieron usar los egipcios para
poder planear, organizar, administrar y construir tan
Ensayos de masonería y simbolismo
eficientemente obras tan descomunales y precisas
como las pirámides mil quinientos años antes de
Salomón? Tal parece que es este tipo de revelación
iniciática la que reciben los cristianos y templarios en
Jerusalén y les permite iniciar la revolución del arte
gótico en Europa, tradición iniciática de la cual los
masones heredamos algo.
Ese esoterismo judío no fue hecho público sino
después de su expulsión y la destrucción del tercer
templo. Aparecen los primeros textos de cábala por
el siglo séptimo después de Cristo hasta cuando son
publicados los cinco tomos del Zohar por Moisés de
León en la España mora del siglo trece; a partir de
entonces se estudia más abiertamente la cábala o
ciencia mística de los hebreos, que tiene connotaciones
mágicas, teúrgicas, místicas, proféticas y científicas;
por ejemplo, en el primer capítulo del Zohar, que
corresponde a la interpretación del Génesis, en el
Berishit, nos encontramos con una interpretación
que nada debe envidiar al Big Bang de la cosmología
moderna; es idéntica en el tema cosmológico. Al leer
el Génesis sin la técnica cabalística, no nos cuenta sino
una historia infantil, aun cuando poética; la almendra
está debajo de la letra, el símbolo y el número.
Y desde los ecos de ese esoterismo hebreo de
los cabalistas modernos es desde donde debiéramos
arrancar nuestro estudio, si de simbolismo y tradición
iniciática se trata cuando hablamos de las dos
columnas del Templo de Salomón.
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IV

EL TEMPLO MASÓNICO ES ESPEJO


DEL DE SALOMÓN

Comparemos simbólicamente los dos templos, cuyos


planos reproducimos en este ensayo.
Primero, el de Salomón está orientado hacia el Sol
naciente. El Sol nace entre las dos columnas si miramos
desde el tabernáculo hacia el pórtico. El Templo de
Salomón es sumamente sencillo, apenas es la casa de
Dios, y necesita solo un sitio aislado y oscuro, porque
Él mora en las tinieblas más oscuras. Es evidente que
si mora en las tinieblas más densas no tiene ninguna
imagen, es abstracto e invisible, solo es puro verbo.
El grado religioso para el cual fue construido
el templo salomónico está destinado a la religión
profana de los hebreos, es para todo el pueblo
indiscriminadamente, el secreto se quedaba tras el
Sancta Sanctorum, al cual no podía entrar sino el sumo
sacerdote. Las ofrendas y sacrificios se llevaban a cabo
colectivamente en las fechas festivas del minucioso
calendario religioso que habían establecido. Dentro del
templo lo imponente debían ser los dos querubines con
sus alas extendidas y el recubrimiento de oro del piso y
las paredes y los relieves de toros, lirios y palmeras. Todo
el simbolismo llevaba a la elevación abstracta, única
forma de concebir al Dios único e inimaginable. Fuera
de los utensilios de culto, las mesas, los candelabros,
la menorá y los querubines, el Mar de Bronce situado
afuera al sureste, con los doce toros que lo sostenían, y
en el atrio, levantadas frente al pórtico de principal, las
dos columnas de bronce, Jakim y Bohaz.
Ensayos de masonería y simbolismo
Las columnas cuyos nombres fueron puestos por
Hiram-Abif, según el texto bíblico, tienen significados
genealógicos, son órdenes de sacerdocio que encarnan
la diversidad mística del pueblo hebreo. No olvidemos
que estaban simbolizando a nivel individual las fuerzas
místicas del cosmos.
Según el Diccionario enciclopédico de la
Masonería, de Abrines y Arderiu, Jakim significa
estabilidad, firmeza, fuerza. Los masones la traducen
con la frase: mi fuerza está en Dios.
Bohaz significa también fuerza, alegría, y la frase
que lo acompaña es: el bien siempre está conmigo.
Las columnas frente al templo marcaban los límites
de los solsticios, y a través de ellos penetraba el sol al
santuario de Jehová; en los momentos culminantes
de los solsticios encendían fuego e incienso sobre las
columnas. En el Templo de Salomón Dios ha entrado
en el santuario, el hombre y el mundo ha quedado
afuera. En el templo masónico todo se invierte, por
eso se dice que es un espejo.

Cuadro donde se muestran algunas relaciones


entre los dos templos.
Nelson Ospina Franco
Tal parece, pues, que ambos templos están cons-
truidos bajo el mismo modelo, pero en grados distintos de
extroversión, el Templo de Salomón es el templo exotérico
y el templo masónico es el templo esotérico.
En el Templo de Salomón el sol penetra al
amanecer a través de las columnas por el portal
oriental para iluminar el lugar santo.
En el templo masónico el sol ha salido a través
de las columnas por el portal occidental en busca del
poniente, dejando en tinieblas el lugar santo.
El Templo de Salomón celebra la vida profana, el
templo masónico celebra la vida del más allá.
Las analogías, negativas y positivas, abundan en
la arquitectura funcional de los dos mitos, mostrando
que quienes crearon la masonería tenían muy claro
el papel iniciático que jugaba el Templo de Salomón
como obra de arquitectura sagrada. Las leyendas de la
construcción del Templo de Salomón se constituyen así
en el modelo arquetípico de los mitos fundacionales de
la masonería, allí nacen, tienen sus raíces imbricadas
al judeocristianismo.
La pregunta podría ser: ¿los textos bíblicos sí
muestran algún rastro iniciático?
Y claro que sí los encontramos, pero ellos
constituyen la segunda parte de este trabajo; por ahora
vamos a concluir, aclarando los probables significados
de las dos columnas.
Ensayos de masonería y simbolismo

V
LAS COLUMNAS DE ISIS

Segunda carta del tarot

Acudimos a la magia ceremonial y a su Libro del


Tarot para intentar interpretar el sentido de las dos
columnas. Parece que el tarot derivado de la cábala es
más asequible.
Nelson Ospina Franco
Acudimos a Dogma y ritual de la alta magia,
de Eliphas Lévi, capítulo II o “De las columnas del
templo”, haciendo una versión libre:
El mundo de la manifestación comienza en la
dualidad, el mundo de la unidad es inmanifiesto,
inmanente.
El conocimiento supone el binario, el objeto y el
sujeto. El binario es el generador de la sociedad y de
la Ley, es también el número de la Gnosis. El binario
es la unidad multiplicándose a sí misma para crear, y
es por esto por lo que los símbolos sagrados hacen salir
a Eva del mismo pecho de Adán.
Lo que está arriba es —dice Hermes— igual a lo
que está abajo; he aquí al binario sirviendo de medida
a la unidad, y la relación de igualdad entre lo de arriba
y lo de abajo, es lo que con ellos forman el ternario.
El principio creador es el phalo (principio
masculino) ideal y el principio creado es el cetis
(principio femenino) formal.
La inserción del phalo vertical con el cetis
horizontal forma el stauros de los gnósticos, o la cruz
filosófica de los masones. Así, el cruzamiento de dos
produce cuatro, que moviéndose determina el círculo
en todos sus grados.
1 es el principio y 2 es el verbo, la unidad es Boaz
y el binario Jakim.
Estas dos columnas explican en cábala todos los
misterios del antagonismo, sea natural, sea político, sea
religioso, como así mismo la lucha entre el hombre y la
mujer, porque, según la ley de la naturaleza, la mujer
debe resistir al hombre y éste debe encantarla o someterla.
Ensayos de masonería y simbolismo
El principio activo busca el principio pasivo; la
plenitud está enamorada del vacío.
En el tarot el binario está representado por una
gran sacerdotisa que tiene los cuernos de Isis, la cabeza
cubierta por un velo y un libro abierto que oculta a
medias con su manto.
Las dos columnas son el símbolo del equilibrio
mágico y de toda dialéctica.
El Tarot es un libro de magia ceremonial y
cabalística, es un tratado simbólico que sintetiza las
leyes de la magia y no es raro que su simbolismo lo
encontremos por todo el esoterismo masónico.
Las dos columnas son análogas al yang y al yin
del taoísmo.
En muchos de los rituales de la masonería
aparecen más de dos columnas, una columna rota,
el sol que ha salido, que ha muerto y espera su
resurrección en nosotros.
Dice el Diccionario de símbolos, de Cirlot:
En las alegorías y símbolos gráficos casi nunca
aparece una columna sola, sino que son dos. Cuando
están colocadas a los dos lados de un escudo, equivalen
a los tenantes (fuerzas contrarias en equilibrio tenso).
Lo mismo si sostienen un dintel. Los dos pilares
o columnas simbolizan, cósmicamente, la eterna
estabilidad; su hueco, la entrada a la eternidad.
Aluden también al templo de Salomón (imagen de
la construcción absoluta y esencial); señala Saunier
que las dos columnas que se alzan a la entrada de
los templos expresan particularmente las ideas de
evolución y de involución, el bien y el mal (como el
Nelson Ospina Franco
árbol de la vida y el árbol de la muerte -o de la ciencia-
del paraíso). En ocasiones esta dualidad se marcaba
físicamente con las distintas naturalezas del material,
en el templo de Hércules en Tiro una de las columnas
era de oro y la otra de una piedra semipreciosa. En la
tradición hebrea, las dos columnas se denominan de
la Misericordia y del Rigor.
2. BOHAZ, LA TRADICIÓN SAGRADA
De pronto lo que viene a continuación puede ser una
buena oportunidad para estudiar los fundamentos de
la leyenda masónica clave, el mito de Hiram, lo cual
obviamente se desarrollará pensando que va dirigida
a la Cámara de Maestros, aun cuando es asequible a
todo aquel que tenga un espíritu filosófico y simbólico.
Este escrito no intenta, ni puede, suplantar la
vivencia mística del psicodrama del rito de iniciación
a la maestría masónica, ojalá se pudiera; apenas
intentamos colocar mojones para una comprensión
moderna de nuestro arcaico rito.

LA INICIACIÓN DEL FUEGO

Dice Mircea Eliade en su libro Herreros y


alquimistas a propósito de los ritos y misterios
metalúrgicos del fuego:

La articulación de los ritos y misterios metalúrgicos


del fuego, su fin, la ideología que implican, difieren de
un nivel cultural a otro.
Aun cuando el islamismo se haya extendido grande-
mente por Malasia, esta religión extranjera se manifies-
ta impotente para asegurar el éxito de las explotacio-
nes mineras, pues son las antiguas divinidades quienes
Nelson Ospina Franco
disponen de los minerales, así, pues, es absolutamente
necesario recurrir a la ayuda de un sacerdote de la vie-
ja religión suplantada por el islamismo.
Así, por ejemplo, en los mineros comprobamos ritos
que implican estados de pureza, ayuno, meditación,
oración y actos de culto.
Todas las mitologías de las minas y las montañas,
todos esos innumerables genios, hadas, fantasmas y
espíritus, son las múltiples epifanías de la presencia
sagrada que se afronta cuando se penetra en los niveles
geológicos de la Vida.
Aun cargados de esta sacralidad tenebrosa, los
minerales son encaminados a los hornos. Entonces
comienza la operación más difícil y aventurada. Los
artesanos sustituyen a la Madre Tierra para acelerar
y perfeccionar el crecimiento. Los hornos son, en
cierto modo, una nueva matriz, una matriz artificial
donde el mineral concluye su gestación. De ahí el
número ilimitado de tabúes, precauciones y rituales
que acompañan a la fusión.
Generalmente no se aceptan mujeres cerca de los
hornos, se prohíben las relaciones sexuales para los
orfebres mientras están fundiendo. Lo cual puede ser
un vestigio de una asimilación del fuego y el trabajo
de la fusión al acto sexual. La fusión representa una
reunión sexual sagrada, una hierogamia (mezcla de
minerales machos y hembras) y que, por consiguiente,
todas las energías sexuales deben ser preservadas
para asegurar mágicamente el éxito de la unión que
se verifica en los hornos.
El tema de un sacrificio, incluso personal, con
ocasión de la fusión, motivo mito-ritual en relación
Ensayos de masonería y simbolismo
más o menos directa con la idea del matrimonio místico
entre un ser humano y los metales, es particularmente
importante. Morfológicamente, este tema se inscribe
en la gran clase de sacrificios de “creación”. Para
asegurar la fusión, el matrimonio de los metales,
es preciso que un ser vivo anime la operación, y el
mejor camino para ello sigue siendo el sacrificio, la
transmisión de una vida. El alma de la víctima cambia
de envoltura carnal: cambia su cuerpo humano por un
nuevo cuerpo -un edificio, un objeto, o sencillamente
una operación- al que hace vivo, al que anima.
Estos mitos, ritos y costumbres suponen un tema
mítico original que los precede y justifica, los metales
proceden del cuerpo de un dios o de un ser sobrenatural
inmolado. Y como los ritos no son más que la reiteración
más o menos simbólica del acontecimiento que, in illo
tempore, inauguró el comportamiento o reveló las fases
de un trabajo, la obra metalúrgica exige, por ende, la
imitación del sacrificio primordial. Del mismo modo
que los sacrificios en beneficio de las cosechas reiteran
simbólicamente la inmolación del ser primordial que,
ab origen, había hecho posible la aparición de los
granos, el sacrificio (concreto o simbólico) de un ser
humano con ocasión de la obra metalúrgica tiene por
objeto imitar un modelo mítico.
Como era de esperarse, la obra metalúrgica
aparece también en Mesopotamia, implicando una
serie de actos litúrgicos. Se elegían un mes y un día
fastos, se consagraba la zona del horno, prohibiendo
la entrada a los profanos a la vez que se purificaba a
los obreros, se ofrecían libaciones a los minerales, que
iban seguidas de sacrificios.
El alquimista, como el herrero, y antes que ellos
el alfarero, es un “señor del fuego”, pues mediante
Nelson Ospina Franco
el fuego es como se opera el paso de una sustancia
a otra. Lo que el calor natural —el sol o el vientre
de la tierra— hacía madurar lentamente, lo hacía
el fuego en un tiempo insospechado. El fuego es por
consiguiente la manifestación de una fuerza mágico-
religiosa que podía modificar el mundo y, por tanto,
no pertenecía a éste. Esta es la razón por la cual ya las
culturas más arcaicas imaginan al especialista de lo
sagrado –el chamán, el hombre-medicina, el mago—
como a un “señor del fuego”.
Producir fuego en el propio cuerpo es signo de que
se ha trascendido la condición humana.
El primer herrero, el primer chamán y el primer
alfarero eran hermanos de sangre.
En todas las poblaciones siberianas el herrero
ocupa un rango social bastante elevado; su oficio no
es considerado como comercial, sino que se trata de
una vocación o transmisión hereditaria, que implica
por tanto “secretos de iniciación”.
La solidaridad entre el arte del chamán y el del
herrero aparece igualmente en los argumentos de
ciertas iniciaciones chamánicas, como el siguiente
relato autobiográfico de un chamán avo-samoyedo: El
futuro chamán se vio penetrar durante su enfermedad
de iniciación en el interior de una montaña y vio a un
hombre desnudo manipulando un fuelle. Sobre el fuego
había un caldero. El hombre desnudo cogió al futuro
chamán con una enorme tenaza, le cortó el cuerpo
en pedazos y los arrojó a la caldera, donde cocieron
durante tres años. En la caverna había tres yunques,
y el hombre desnudo forjó la cabeza del chamán
Ensayos de masonería y simbolismo
en el tercero, el que servía para forjar la cabeza de
los mejores chamanes. Luego sacó sus huesos de la
caldera, los volvió a unir y los cubrió de carne.
En ocasión los herreros son llevados hasta la
dignidad real. Según la tradición iraniana, el herrero
Kvi era el antecesor de la dinastía Kvya; un día puso su
delantal de cuero en el extremo de una lanza, y así erigió
el estandarte de la lucha contra el rey Dragón. El sencillo
delantal de piel se convirtió en la bandera real de Irán.
Tengamos en cuenta este conjunto de solidaridades:
“dueños del fuego”, chamanes, herreros, reyes míticos
(fundadores de dinastías).
En la antigua Java las relaciones entre el forjador
y el príncipe eran semejantes a la de los hermanos de
sangre. Las genealogías de los herreros, como la de los
príncipes, remontaban hasta los dioses.
Es fácil poner de manifiesto el complejo originario
de los herreros indonesios, eliminando las influencias
recientes hindúes: mito de la descendencia divina y
transmisión tradicional o escrita de las genealogías,
carácter sagrado del oficio y ritos de iniciación,
fraternidad mística con los soberanos y posición
social privilegiada. Ahora bien: conocer y recitar
esas genealogías es hacer al mismo tiempo obra de
sacerdote-chamán y de poeta.
Las relaciones entre chamanes, héroes y herreros
aparecen atestiguadas en la poesía épica centroasiática.
Se resalta el hecho de que los trabajadores de los
metales formaban casi universalmente grupos aparte:
son seres misteriosos que deben ser aislados del resto
de la comunidad.
Nelson Ospina Franco
En el África Occidental los herreros se hallan en
relación con las “sociedades secretas” de hombres, gozan
de gran prestigio de magos y disponen clubes cerrados.
En cambio, en las civilizaciones de los cazadores de
las estepas y en las civilizaciones camíticas pastorales
los herreros son menospreciados y forman casta aparte.
La civilización aportada por el Herrero Celeste
no se reduce únicamente a la organización del mundo
(que casi podríamos llamar una cosmología) sino que
es también de orden espiritual: el Herrero Monitor
continúa y perfecciona la obra de Dios haciendo al
hombre capaz de comprender sus misterios. De ahí el
papel del herrero en las iniciaciones de la pubertad y
en las sociedades secretas y su importancia en vida
religiosa de la comunidad. Incluso sus relaciones con
los jefes y los soberanos, con los cuales se confunde en
ciertas regiones, son de orden religioso.
El Herrero es igualmente Arquitecto y Artesano de
los Dioses. En el texto cananeo del “poema de Baal”,
Koshar-Wa-Hasis (literalmente hábil y astuto) forja
en bronce para Baal los dos garrotes que le dan la
victoria sobre Yam, además modela los arcos divinos,
dirige la construcción del palacio de Baal y equipa
los santuarios de las demás divinidades. Además, el
dios-herrero tiene relación con la música y el canto.
Inventó igualmente el arte de bien hablar y el de
componer hechizo y cantos.
La solidaridad entre el oficio de herrero y el can-
to queda claramente de manifiesto en el vocabulario
semítico: el árabe q-y-n, “forjar”, ser herrero, está
emparentado con los términos hebreo, sirio y etíope
que designan la acción de cantar, entonar una la-
mentación fúnebre.
Ensayos de masonería y simbolismo
Parece por tanto existir en diferentes niveles cul-
turales (índice de gran antigüedad) un lazo íntimo
entre el arte del herrero, las ciencias ocultas (chama-
nismos, magia, curación, etc.) y el arte de la canción,
la danza y la poesía. Estas técnicas solidarias parecen
además transmitirse en una atmósfera impregnada de
sacralidad y misterio y comportan iniciaciones, ritua-
les específicos y secretos de profesión.
El artesano es un conocedor de secretos, un mago,
y así todos los oficios implican un Iniciación y se
transmiten mediante una tradición oculta.
En la Grecia arcaica, algunos grupos de persona-
jes míticos constituyen a la vez “cofradías secretas” en
relación con los misterios y “hermandades de trabaja-
dores de los metales”. Según las diversas tradiciones,
los Telquinos fueron los primeros en trabajar el hierro y
el bronce; los Dáctilos ideos descubrieron la fusión del
hierro, y los Curetas el trabajo del bronce, eran además
reputados por sus danzas, que ejecutaban entrechocan-
do armas. Los Kabiros, como los Curetas, son llamados
“dueños de los hornos”, “poderosos por el fuego” y su cul-
to se extendió por todas partes en el Mediterráneo orien-
tal. Los Dáctilos eran sacerdotes de Cibeles, divinidad de
las montañas, pero también de las minas y las cavernas.
Las “sociedades de hombres” guerreras, tanto
en Europa como en Asia central y extremo-oriental
(Japón), implican ritos de Iniciación en que el herrero
y el herrador ocupaban un lugar destacado. Es sabido
que, tras la cristianización de la Europa nórdica, Odín
y la “hueste furiosa” fueron asimilados al Diablo y las
hordas de condenados. El “dominio del fuego”, común
al mago, al chamán y al herrero, fue considerado en
el folklore cristiano como obra diabólica; una de las
Nelson Ospina Franco
imágenes populares más frecuentes presenta al diablo
arrojando llamas por la boca. Quizá tengamos aquí la
última transformación arquetípica de señor del fuego.
El “señor del fuego”, como el mismo fuego, son
susceptibles de diferentes valoraciones, pueden tener
carácter divino o demoníaco.
Un mito o leyenda no se dirige a la conciencia
despierta, secularizada; su dominio se ejerce, por el
contrario, sobre las zonas profundas de la psiquis,
estimulando y alimentando la imaginación.
Los simbolismos de iniciación del fuego y la
fragua, de la muerte y resurrección por el fuego, de la
forja sobre el yunque, están atestiguados con claridad
en los mitos y rituales chamánicos.
La conquista de la materia por el hombre comenzó
muy pronto, tal vez en el mismo período paleolítico;
es decir, tan pronto como el hombre consigue no
solo fabricar sino dominar el fuego y utilizarlo para
cambiar los estados de la materia.
Los modernos somos incapaces de comprender lo
sagrado en sus relaciones con la Materia.
Para el pensamiento simbólico, el mundo no solo
está vivo, sino también abierto, un objeto no es nunca
tal objeto y nada más (como sucede en el conocimiento
moderno), sino que es también signo o receptáculo de
algo más, de una realidad que trasciende el plano del
ser de aquel objeto.
Por ejemplo: un trozo de tierra es el cuerpo de la
Tierra Madre, la azada es un phalus, sin que por ello deje
de ser una herramienta, el laboreo es al mismo tiempo
un trabajo mecánico y una unión sexual orientada
hacia la fecundación hierogámica de la Madre Tierra.
Ensayos de masonería y simbolismo
El hombre de la sociedad arcaica se insertaba en
lo sagrado mediante su propio trabajo, en su calidad
de homo faber. Estas experiencias primordiales se
han conservado y transmitido durante numerosas
generaciones gracias a los secretos de oficio.
Se puede explicar la aparición de los textos
alquímicos en los comienzos de la era cristiana como
el resultado del encuentro entre la corriente esotérica
representada por los Misterios, el neopitagorismo y
el neoorfismo, la astrología, las sabidurías orientales
reveladas, el gnosticismo, etc., y las “tradiciones
populares” que conservaban los secretos de oficio, las
magias y técnicas de una gran antigüedad.
Es sabido que la esencia de la iniciación a los
Misterios residía en la participación en la pasión,
muerte y resurrección de un dios. El sentido y la
finalidad de los Misterios era la transmutación del
hombre: por la experiencia de la muerte y resurrección
iniciáticas, el místico cambiaba de régimen ontológico
(se hacía inmortal).
Los alquimistas proyectan sobre la materia la
función iniciática del sufrimiento. Gracias a las ope-
raciones alquímicas, asimiladas a la tortura, a la muer-
te y a la resurrección del místico, la sustancia es trans-
mutada, es decir, obtiene el modo de ser trascen-
dental: se hace oro, símbolo de la inmortalidad. La
transmutación alquímica equivale por ello a la perfec-
ción de la materia; en términos cristianos “redención”.
Se ve aquí como la “iniciación de los señores del
fuego” pasa primero por los “forjadores y herreros”
para llegar finalmente a la “Iniciación alquímica”.
Nelson Ospina Franco
II

HIRAM-ABIF, EL HERRERO FENICIO


INICIADO DEL FUEGO

El rey Hiram de Tiro que por el siglo décimo antes


de Cristo colaboró con Salomón en la construcción
del templo, era el líder de los fenicios y sus tres
ciudades más importantes, Tiro, Biblos y Sidón. Los
fenicios eran marineros expertos, así como artesanos
y comerciantes; fueron ellos los creadores del alfabeto
que daría origen al alfabeto griego y latino. Su religión
de raíces caldeas fue la religión original de los judíos,
de la cual los separó Abraham cuando cambio el
sacrificio de su hijo por el de un cordero.
El mismo origen de uno de los nombres de Dios
usado en la Biblia, Adonai, es de origen fenicio; así
llamaban ellos al principal de sus dioses, del cual
también deriva el dios Adonis, y el prefijo Adón o señor
que es aplicado a un nombre propio para indicar su
supremacía, como por ejemplo el Adon-iram, que por
orden de Salomón hace las levas del personal para
construir el templo.
En el mundo antiguo, los gérmenes o, mejor,
los esbozos de ciencia, técnica, política y filosofía
eran parte integral de la religión; ella era el sistema
intelectual que soportaba toda la civilización de esas
sociedades. No existiendo un sistema pragmático y
técnico cuyo lenguaje fuera matemático y científico,
tal como los tenemos ahora en las diferentes ramas de
la ciencia, las explicaciones y modelos teóricos de los
Ensayos de masonería y simbolismo
fenómenos y procedimientos prácticos se hacían en
forma mítica; un mito formaba el núcleo alrededor del
cual se sistematizaban los conocimientos de cualquier
ciencia o técnica, tal como lo muestra Mircea Eliade.
De alguna manera el ritual mítico imita por
analogía los procedimientos de la naturaleza, análogo
a lo que hace la ciencia moderna; la diferencia es que
mientras para el mundo antiguo las ideas son dioses,
y les dan forma antropomorfa como los griegos,
o teriomorfa como los egipcios que les dan forma
animal, para nosotros la idea científica es un concepto
matemático que refleja una ley natural.
Todos los pueblos de la antigüedad vivían la misma
fenomenología religiosa e iniciática de los egipcios.
Nosotros estamos acostumbrados inconscientemente
a la intolerancia del cristianismo con cualquier forma
religiosa que no sea la suya, su Dios único excluye la
existencia del culto a cualquier otro dios, pero en los
pueblos paganos clásicos el politeísmo era una práctica
no excluyente, se respetaban todos los demás dioses.
Tanto era así que en el imperio romano lo importante
era que el pueblo sojuzgado, además de adorar a sus
propios dioses, cumpliera la obligación de adorar
también a los dioses de Roma; fue cuando los hebreos
de tiempos de Jesús tuvieron problemas con Roma,
pues se negaron a adorar a los dioses del imperio, se
lo prohibía su monoteísmo fundamentalista, y allí fue
Troya para Israel, pues vino la destrucción del tercer
templo por parte de Tiro y la diáspora del pueblo judío,
que duró hasta 1948, cuando las Naciones Unidas
aceptaron la existencia del Estado de Israel.
Ya había pasado casi medio milenio desde la salida
de los hebreos de Egipto, cuando Salomón emprendió la
Nelson Ospina Franco
construcción del templo. La duda está en si los sacerdotes
hebreos de Salomón eran todavía iniciados y si la gente
que había preparado el rey David, junto a la de Tiro,
eran iniciados en las ordenas constructoras. Creemos
que sí, pues es imposible concebir que emprendieran
semejante obra sin gente preparada, y esa preparación
implicaba que tenían que iniciarse en los diferentes
colegios constructivos de acuerdo a la especialización
artesanal que deseaban practicar, tal como lo ilustra
Mircea Eliade en su libro Herreros y alquimistas.
No podemos esperar que los textos monoteístas de
la Biblia nos vayan a hablar de estos mitos, pues sería
asumir otras formas teístas a las que excluía su Dios
único y abstracto. Es acá donde debemos especular un
poco e intentar bajo los parámetros expuestos por Eliade,
y “la leyenda masónica del tercer grado”, reconstruir la
historia que nos cuenta el Antiguo Testamento.
No hay duda de que, por su fundamentalismo
religioso, los hebreos nos cuentan solo lo que no ofende
a su Dios, pero por el entramado del velo monoteísta
se pueden ver las influencias iniciáticas y religiosas
que sustentan la construcción del templo.
Son tres los personajes cuyo liderato es manifiesto
en los textos bíblicos; no se nombra a ningún otro:
Salomón, Hiram rey de Tiro e Hiram-Abif.
¿Es accidental que el nombre del rey y el del
herrero sea el mismo? ¿No estará detrás de ellos
la costumbre pagana de simbolizar el mito de la
hermandad de sangre entre el príncipe y el herrero,
señalada en este caso por el uso del mismo nombre?
Algo más, ¿por qué el Adoniram que hace la leva o
escogencia del personal no puede ser considerado el
mismo Hiram que dirige las obras?
Ensayos de masonería y simbolismo
El pueblo hebreo es un pueblo de pastores,
el fenicio es mucho más avanzado cultural y
técnicamente, tanto que Salomón pide ayuda al rey
Hiram, diciéndole: “Ahora, pues, envíame un hombre
hábil para trabajar en oro, en plata, en bronce, en
hierro, en púrpura, en carmesí y en material azul, y
que sea experto en tallados, para trabajar junto con los
que están conmigo en Judá y en Jerusalén, a quienes
ha preparado mi padre David”.
El rey Hiram le especifica las cualidades de
Hiram-Abif: “Él sabe trabajar en oro, en plata, en
bronce, en hierro, en piedra, en madera, en púrpura,
en material azul, en lino fino y en carmesí. También
sabe hacer todo tipo de tallados y todos los diseños que
se le asignen. Él estará con tus expertos y con los de
mi señor David, tu padre”.
No olvidemos lo que dice Eliade de que el “señor
del fuego” también era el arquitecto, el que dirigía las
obras, lo cual deja en claro que Hiram-Abif no solo
fue el herrero sino también el director de todos los
trabajos de construcción del templo.
Es curioso que no quieran hacer ningún ruido
de martillos de hierro durante la construcción y que
además especifiquen que el horno para fundir los
metales se hizo lejos de Jerusalén. Los pastores no
son amigos de la forja, ni del hierro, ni de sus dioses,
considerados por ellos malvados, como lo muestra
Mircea Eliade atrás. Lo extraño es que pudiendo
hacer las columnas de piedra, como las egipcias, o de
madera, en vista de los inmensos robles del Líbano,
decidieran hacerlas de bronce, sobre todo por el
símbolo que ellas encarnan, enmarcan los senderos
de la luz del sol hacia el santuario de Jehová.
Nelson Ospina Franco
El sol penetra por entre las dos columnas de
bruñido bronce, metal análogo a los rayos solares. Es
claro que hay allí un simbolismo solar integrado a la
forja, las columnas simbolizan al mismo tiempo al sol y
a la forja, el horno es visto aquí como un modelo mágico
del sol, accesible al arte del herrero iniciado que así
imita mágicamente al sol. El horno y el sol producen los
elementos que se encuentran en el portal del templo,
la luz y el bronce de las columnas. Las dos columnas
de bronce tienen aquí un simbolismo dinámico, son
los dos polos de un movimiento cíclico del sol que se
enmarca en los límites de su tránsito por el zodíaco, los
dos solsticios y los dos equinoccios, significando además
dos operaciones básicas de la alquimia, solve et coagula.
No hay que olvidar que Akenatón se llamaba
Amenophis IV y cuando produjo su herejía monoteísta
cambió su nombre por el de un hijo de Atón o hijo
del sol, de ahí el sufijo de su nombre, Aken-atón. El
símbolo de este dios único era el sol, culto celeste que
ejerció el monoteísmo de Akenatón y tal parece que
heredaron también los hebreos junto a su religión
cuando el egipcio Moisés forjó el judaísmo.
Ese paralelismo entre la hirofanía solar y la hi-
rofanía herrera o luciferina, elementos del simbolismo
de la iniciación del fuego, son dos grados distintos
del rito que encontramos en la masonería moderna
y no podemos desvincularlos de ella pues son la raíz
de las distintas corrientes masónicas. Como se ve
del estudio de Eliade, la iniciación de los herreros
termina evolucionando a la iniciación alquímica.
Es el esoterismo alquimista el que desemboca en la
Rosa-Cruz, la cual juega trascendental papel en el
renacimiento iniciático de la masonería a partir del
24 de junio de 1717.
Ensayos de masonería y simbolismo
III

PRIMERA LEYENDA DE HIRAM


HIEROFANÍA LUCIFERINA

Una de las tradiciones de la leyenda del tercer grado


que describe Robert Ambelain en su libro El secreto
masónico sigue la línea de la iniciación de la forja o del
herrero, la iniciación del señor del fuego. Dice, entre
otras cosas, lo siguiente:
Salomón, hijo de David, recibe de Dios la misión
de construir el templo siguiendo las instrucciones del
profeta Natán, al que el señor ha dado en sueños las
indicaciones necesarias. Hiram, rey de Tiro, le ayuda
en materiales y, sobre todo, en obreros. Le envía a
Hiram el fundidor. Un día este se dispone a efectuar el
vaciado del mar de fundición de bronce para el Templo
en presencia de Salomón y de la reina de Saba.
Benoni, ayudante y fiel discípulo del maestro
de obras, ha sorprendido a la caída de la noche a
tres obreros, Fanor el sirio, albañil, Anru el fenicio,
carpintero, y Metusael el judío, minero, saboteando
el molde del futuro mar de bronce. Benoni advierte
a Salomón de la traición de los tres cómplices, pero
el rey, celoso de la admiración que Balkis, la reina
de Saba, siente ya por Hiram el fundidor, deja que
prosigan los preparativos.
Al ponerse el sol, Hiram da órdenes de proceder al
vaciado. El molde se agrieta y salpica a la horrorizada
multitud. Benoni desesperado por no haber avisado a
Hiram se arroja entre la ardiente lava.
Nelson Ospina Franco
Poco después, Hiram sueña ante su obra destruida.
De pronto de la fundición se alza una sombra luminosa.
El fantasma avanza hacia Hiram, que lo contempla
con estupor. Su busto gigantesco está revestido de una
dalmática sin mangas, aros de hierro adornan sus
brazos desnudos, su cabeza bronceada, enmarcada
por una barba cuadrada, trenzada y rizada en varias
filas, y cubierta por una mitra de corladura (plata
dorada), sostiene en la mano un martillo de herrero.
Sus ojos se posan en Hiram y con una voz, que aparece
como arrancada de las entrañas del bronce, le dice:
- Reanima tu alma, levántate hijo mío. Ven, sígueme.
He visto los males que abruman a mi raza y me he
compadecido de ella.
-Espíritu, ¿quién eres?
-La sombra de todos tus padres, el antepasado de
aquellos que trabajan y que sufren. Ven, cuando mi
mano se deslice sobre tu frente, respiraras en la llama.
-¿Dónde estoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿A dónde me
llevas?, pregunta Hiram.
-Al centro de la tierra, en el alma del mundo
habitado, allí se alza el palacio subterráneo de Enoc,
nuestro padre, al que Egipto llama Hermes y que Arabia
honra con el nombre de Edris. Yo fui Tubal Caín.
Llevándole como en sueños a las profundidades de la
tierra, Tubal Caín instruye a Hiram en lo esencial de la
tradición de los cainitas, los herreros, dueños del fuego.
Y transmitió a Hiram la tradición luciferina.
Al comienzo de los tiempos, los dioses se reparten el
universo. Adonai es el amo de la materia y del elemento
tierra. Samael es el amo del espíritu y del elemento fuego.
Ensayos de masonería y simbolismo
Adonai crea el primer hombre del barro que le está
sometido y lo anima. Movido a compasión por el bruto
incomprensivo que Adonai quiere convertir en su esclavo
y su juguete, Samael y los Elohim (dioses secundarios)
despiertan su espíritu y le dan la inteligencia y
comprensión. Mientras, Lilith, la hermana de Samael,
se convertía en amante oculta de Adán y le enseñaba
el arte del pensamiento, Samael seducía a Eva, la
fecundaba y, junto con el germen de Caín, deslizaba
en su seno una chispa divina. Según las tradiciones
talmúdicas, Caín nació de los amores de Eva y Samael
y Abel nacerá de la unión de Eva y Adán.
Adán no sentirá más que odio y desprecio por
Caín. Y a pesar de ello Caín dedica su inteligencia
inventiva a mejorar las condiciones de vida de su
familia que ha sido expulsada del Edén y anda errante
por la tierra. Pero un día, cansado de ver la ingratitud
y la injusticia responder a sus esfuerzos, se revelará y
matará a su hermano Abel.
Caín explica entonces a Hiram que en el curso
de las edades los hijos nacidos de él trabajarán por
mejorar la suerte de los hombres.
Antes de la partida de la reina hacia Saba se
reúne en secreto con Hiram, a pesar de la vigilancia
de Salomón. Hiram desciende de la inteligencia del
fuego, Balkis desciende de la inteligencia del aire, no
podrán sin embargo permanecer unidos. Ella lleva en
su seno al niño que va a nacer de sus amores con el
Maestro Obrero, ese niño será adelante el primero de
los hijos de la viuda.
Hiram será asesinado por tres compañeros deseosos
de conocer indebidamente la contraseña de los maestros
con el objeto de percibir el mismo salario que ellos.
Nelson Ospina Franco
Como se ve, esta leyenda de Hiram procedente
de las tradiciones propias de los herreros cainitas
de los alrededores del Sinaí está emparentada con
la tradición tántrica hindú; es decir, proviene de la
mano izquierda. También se asocian con ella otras
tradiciones como la de Prometeo, la rebelión de los
titanes, el descenso de los ángeles caídos al monte
Hermón, según narra el libro de Enoc. Todos ellos
enseñaron a los hombres conocimientos tan diversos
como nuevos, pero susceptibles de causar su perdición.
Encontramos la clave de la leyenda de Hiram en la
huida de Moisés al desierto del Sinaí. Moisés se casará
allí con Séfora, una de las siete hijas de un personaje
muy particular, a la vez sacerdote de la religión de
Madián, y jefe de esta pequeña tribu de forjadores y
fundidores del Sinaí.
Al padre de Séfora se le dan en la Biblia numerosos
sobrenombres, pero no un nombre. Se le llama
sacrificador de Medián, Reuel el amigo de Dios, Jetró el
superior, Hobab el amado, Keni el fundidor, el orfebre.
La palabra hebrea Hobab (el amado) está empa-
rentada con Haba que significa en hebreo oculto u ocul-
tarse. De ahí se deduce que Jetró se encontraba en posesión
de secretos probablemente relacionados con la magia.
Los forjadores y fundidores del Sinaí, los Keinitas,
constituyen una secta, una casta que vive aparte
entre los madianitas, a causa de la desconfianza de
sus contemporáneos. Es con ellos que se relaciona y
vive Moisés y de quienes heredó esa iniciación caínita
o del fuego de la forja.
El ritual del aprendiz pone de relieve una
preparación psíquica por sus bautismos purificadores
Ensayos de masonería y simbolismo
por los elementos agua, aire y fuego. El de Compañero
solo expresa una preparación intelectual y filosófica.
Pero ninguno de los dos supone una verdadera
trasformación. Solo el de la maestría puede pretenderlo.
Hiram, el fundidor de Tiro, es hijo de una viuda
de Neptalí o de Dan. Poco importa, ya que Dan y
Neptalí son las tribus que volvieron definitivamente
al culto del Becerro de Oro y renunciaron al elaborado
por Moisés en el Sinaí.
Hiram tuvo por padre a un tirio, también fundidor,
llamado Ur. En hebreo Ur significa luz. Hiram es pues
el primer hijo de la luz.
La analogía de Cristo con Hiram termina en el
carácter de la resurrección, pues Cristo resucita e
Hiram no, es el espíritu de Hiram el que resucita en el
nuevo maestro.
Sin embargo, al recibir la iniciación como aprendiz
en las formas seculares no modificadas, el francmasón
admite de facto las enseñanzas platónicas. Pero las
leyendas no son sino la materialización de los mitos,
su vía de transmisión. Los mitos desarrollan lo que los
símbolos revelan en un lenguaje mudo. Los símbolos
nos unen conscientemente o no, a los arquetipos. Y
estos últimos no son otra cosa que las ideas eternas de
Platón. Las tres grandes religiones monoteístas solo se
han limitado a divinizar dichas ideas.
Tras la vestidura impuesta por la angeología
judía, hay que ver en Samael (veneno supremo) que
nos presenta el Zohar una de las ideas eternas, a
saber, la rebelión-principio, más viva, más activa, más
irradiante de lo que el público supone.
Nelson Ospina Franco
Esta leyenda de origen africano conserva los
rastros del mito antes de su evolución monoteísta.
Arcaicamente tanto la consagración de los hornos
de fundición como de los edificios, y aún más de
los templos, se hacían con sacrificios humanos, tal
como lo narra Eliade en Herreros y alquimistas;
al evolucionar el mito, se sacrifican animales. Sin
embargo, nos podemos preguntar si el asesinato de
Hiram no está simbolizando el sacrificio consagratorio
del Templo de Salomón.

IV

SEGUNDA LEYENDA DE HIRAM


HIROFANÍA SOLAR

Esta leyenda de Hiram-Abif está narrada, entre otras,


en el Diccionario enciclopédico de la masonería, de
Abrines y Arderiu:
En caldeo, la palabra Hiram es la expresión más
elevada de la vida. Como personaje alegórico, Hiram
es evidentemente el Osiris de los egipcios; el Mitra
de los persas; el Atis de los frigios; el Adonis de los
fenicios; el Dionisio de los griegos. Como todos ellos es
emblema del Sol recorriendo en su marcha aparente
los doce signos del Zodíaco.
Orfeo dice en uno de sus himnos que Adonis habita
tan pronto el antro oscuro, como tan luego, saliendo
de él, remontándose hacia el Olimpo, hace renacer la
verdura y da madurez a los frutos. Lo mismo sucede
entre los egipcios, Isis llora a Osiris y es evidente que
Ensayos de masonería y simbolismo
éste no es otra cosa que el Sol, y aquella no es otra que
la Tierra, o la Naturaleza.
En todas las leyendas y misterios, así como en
la iniciación masónica, figura la revolución de los
cuerpos celestes y su influencia sobre la tierra; en todas
ellas se encuentra a un héroe herido de muerte por un
genio o un monstruo, un asesino, y tiene una esposa y
un hijo. El héroe es siempre el Sol, su esposa la Tierra,
y el hijo el hombre. Unas veces el héroe resucita, otras,
lo reemplaza su hijo, el nuevo Sol, y ambos casos se
presentan en la leyenda masónica.
Hiram en hebreo significa vida elevada,
explicando perfectamente la posición del Sol respecto
a la Tierra. Era hijo de Ur, que significa fuego. Se le
llama Hiram-Abif, o Hiram-padre, así como los latinos
decían Júpiter-padre.
Entre Hiram e Hiram-Abif existe la diferencia que
existía entre el Oro y Osiris, puesto que éste es el Sol
que declina en el solsticio de invierno, mientras que el
otro es el que renace en la misma época. Así vemos a
Apolo o al Sol trabajar como un masón albañil en los
muros de Troya y a Cadmo, que también simboliza al
Sol, edificar la ciudad de Tebas con sus siete puertas,
símbolo de los siete planetas.
Si seguimos la tradición siríaca relativa a la
construcción del Templo de Salomón y la leyenda de
Hiram, encontramos la confirmación de estas hipótesis.
Estando las obras por terminarse, es decir
habiendo el Sol recorrido las tres cuartas partes de su
curso anual, tres malos compañeros, que son los tres
meses del otoño, conspiraron contra la existencia del
maestro Hiram-Abif, se apostaron en las tres puertas
Nelson Ospina Franco
del Templo, al Mediodía, al Occidente y al Oriente, o
sea los tres puntos del cielo por donde se deja ver el Sol.
El primer asesino, Hobben, se coloca en la puerta
de Oriente, es decir en el punto donde el Sol aparece
sobre el horizonte (oben). El segundo asesino, Sterké,
se coloca en la puerta de Mediodía, en el sitio donde
el Sol está en toda su fuerza (streke). En fin, el tercer
asesino, Austerfluth, se sitúa en la puerta de Occidente,
que es donde el Sol termina su marcha aparente, y en
donde toca al fin de su curso (aus der fluch).
En el momento en que Hiram, habiendo acabado
su oración, se presenta ante la puerta de Mediodía, uno
de los tres compañeros le exige la palabra sagrada que
Hiram no podía revelar, la palabra que representa la vida.
Habiendo rehusado darla, recibe un golpe en la nuca con
una regla de veinticuatro pulgadas, número igual al de
las horas del día, o sea la revolución diurna. Al intentar
salir por la puerta de Occidente se encuentra con el
segundo compañero, que al negarle la palabra lo hiere en
el corazón con una escuadra. Si se divide en cuatro partes
el círculo del Zodíaco, y desde los puntos de intersección
más inmediatos se trazan dos rectas convergentes hacia
el centro, obtendremos un ángulo de noventa grados que
nos dará el resultado de una escuadra. Este segundo golpe
alude a la segunda división del tiempo del año, en cuatro
estaciones. Por último, creyendo poder huir por la puerta
de Oriente se presenta en ella y allí el tercer compañero,
después de pedirle en vano la palabra sagrada, le asesta
un terrible martillazo en la frente, tendiéndole muerto a
sus pies. La forma cilíndrica de este instrumento figura
el complemento total del círculo del año.
Consumado el delito se apresuraron a borrar las
huellas del crimen y a ocultar el cadáver bajo un
Ensayos de masonería y simbolismo
montón de escombros, imagen de las lluvias, de los
hielos, y en general de la tristeza que inspira al mundo
la llegada del invierno, transportándole después al
monte Líbano, donde lo enterraron.
Salomón, ansioso por la desaparición de Hiram,
manda a nueve compañeros en su búsqueda, que
representan los nueve meses del año que comprenden las
demás estaciones. Descubren el cadáver y para reconocer
el sitio plantan una rama de acacia, que los antiguos
árabes bajo el nombre de huzza habían consagrado al
Sol. Esta planta era también el mirto de los griegos, el
ramo de oro de Virgilio y el muérdago de los druidas.
Por último, exhumado el cadáver, la palabra
fue reencontrada, lo que alude evidentemente al
renacimiento del Sol.
Tal es la alegoría del grado de Maestro, que, como
se ve, se halla íntimamente relacionada con todos los
mitos solares de la antigüedad.

INICIACIÓN MASÓNICA:
HIEROFANÍA SOLAR Y ALQUÍMICA
DEL ESOTERISMO MONOTEÍSTA.

No es accidental, entonces, que Salomón haya sido


considerado desde la antigüedad como el rey de los magos
y esoteristas, si consideramos que él integró la radical
y fundamentalista religión monoteísta con la tradición
iniciática de los forjadores y herreros del mundo pagano.
Nelson Ospina Franco
El monoteísmo elevó las practicas mágicas
primitivas de los pueblos semíticos a un nuevo grado de
desarrollo, al obligarlas a dejar su simbolismo sensible,
antropo o teriomorfo, para cambiarlo por un esoterismo
de simbolismos verbales, geométricos y numéricos (lo
que con el andar del tiempo constituiría la cábala),
que no dejara dudas en cuanto al cumplimiento de la
ley mosaica, la cual prohíbe la idolatría y las prácticas
de hechicería y magia. Lo esotérico debía quedar en
el más estricto secreto, sin símbolos distintos de los
verbales y numéricos.
Es tan consistente la teoría del origen de las
leyendas del tercer grado masónico en la leyenda de
la construcción del Templo de Salomón, de acuerdo a
lo visto anteriormente, que la duda que nos queda es
en cuanto a la solución de continuidad de la tradición
iniciática, desde esos tiempos hasta el resurgimiento
moderno. Claro que por esa cualidad que tiene lo
mítico de morir y resucitar inusitadamente, no es
extraño que la tradición, que pudo ser destruida con
el tercer templo, pudiera haber sido resucitada ya por
los musulmanes, iniciados de tiempos de las cruzadas,
quienes pudieron transmitirla a los templarios y a
otros occidentales, los cuales, con ella como ideología
y motor operativo, iniciaron la espiritualidad gótica de
la Edad Media europea y prepararon el Renacimiento
y la sociedad industrial moderna, realización ésta del
pensamiento alquímico, aun cuando secularizada, sin
vestigios de sacralidad, pero hija del sueño alquímico,
o más bien su pesadilla hasta que sea sacralizada
de nuevo, destino que debe cumplir la masonería y
órdenes análogas, que son las que pueden retornar las
raíces de la ciencia a lo sagrado.
Ensayos de masonería y simbolismo
Tenemos la tendencia a considerar que algo no
es producto de la tradición si no conserva el mismo
nombre, siendo el nombre lo primero que se pierde
cuando un acervo cultural pasa de un pueblo a otro
de lengua distinta. La palabra masón es de origen
latino y aparece en la Europa de la Edad Media; el
que la misma palabra no existiera en la antigüedad no
quiere decir que las ordenes constructoras análogas a
la masonería moderna no hubieran existido o, mejor,
que la masonería no tenga nada que ver con otros
ritos iniciáticos arcaicos porque no se llamen lo mismo
que ellos y sin embargo tengan su misma estructura
mistérica y su tradición iniciática sea análoga. Por
todo lo visto anteriormente, queda claro que la Orden
de la Masonería es heredera iniciática de las órdenes
constructoras de la antigüedad clásica.
CONTENIDO

CÁTEDRA PITAGÓRICA

(Pensum de academia sobre temas esotéricos)CÁTEDRA


PITAGÓRICA.........................................67TEMAS
BÁSICOS DE LA CÁTEDRA
PITAGÓRICA........................................................70
UNA ODA AL CRISTO DE LA GEOMETRÍA
UNA ODA AL CRISTO DE LA GEOMETRÍA.........77EL
AMOR, PRINCIPIO DE TODO.........................80EL
ESPACIO, CUNA DE LOS DIOSES..................81LAS
CIENCIAS DEL HOMBRE
GEOMETRÍA MÍTICA DEL MICROCOSMOS.....84LA
GEOGRAFÍA DEL ALMA..................................87
CRISTO Y YO..........................................................89
MELQUISEDEC Y EL TERCER GRADO MASÓ-
NICO....................................................................91EL
SACERDOCIO DEL ORDEN DE MELQUISE-DEC Y
EL TERCER GRADO DE LA MASONERÍA
AZUL......................................................93
DEL CRISTO SIMBÓLICO AL JESÚS
RACIONAL...........................................................101
MAESTRÍA MASÓNICA Y SACERDOCIO.......104
CÁTEDRA PITAGÓRICA

(Pensum de academia sobre temas esotéricos)


CÁTEDRA PITAGÓRICA

Sería muy difícil intentar revivir la Academia de


Platón, pero imposible de imaginar siquiera la escuela
que le incendiaron en Crotona a Pitágoras en el siglo
sexto antes de Cristo. A la academia podemos intentar
revivirla gracias a los diálogos de Platón que nos la
transmiten casi íntegra en el espíritu de Socrates y su
mágica dialéctica a finales del siglo de Pericles.
La Academia de Platón existió sin solución de
continuidad durante más de novecientos años, hasta
que Justiniano la clausuró porque era, junto a los ritos
de Eleusis, uno de los signos vivos del paganismo,
ambos columna vertebral de la herencia ateniense.
La obra de Platón y la de su discípulo Aristóteles
termina siendo el fundamento de la filosofía y la
ciencia de la cultura occidental. En rigor, la civilización
moderna es hija de la filosofía griega, el derecho
romano y la religión judeocristiana.
El pitagorismo siempre ha sido un movimiento
subterráneo; tal parece que no pudo superar el drama de
Pitágoras, que muere junto a sus discípulos, al intentar
colocar a su escuela en las riendas del poder político.
El maestro era místico, filósofo, matemático, cien-
tífico y político. Es el creador en Occidente de una
escuela de misterios o de iniciación esotérica, precedida
de una severa escuela exotérica, o de conocimientos
profanos, bajo tres años de estricto silencio.
Nelson Ospina Franco
Cuando Platón huye de Atenas, muerto Socrates,
va en busca de las fuentes filosóficas. En Siracusa se
hace pitagórico y siguiendo esta raíz espiritual llega
a Menfis en Egipto, donde estuvo casi veinte años
estudiando. Es la teoría de las ideas y de los números
que expone Platón, de raíces pitagóricas, según le
atribuye Aristóteles en su Metafísica. Se siente allí una
reacción filosófica de este último frente a lo pitagórico.
Platón como Pitágoras fueron místicos e iniciados.
Aristóteles no lo fue.
Bajo el término “esotérico”, del griego “lo de aden-
tro”, se clasifican hoy en día todas las doctrinas místicas,
sociedades secretas, fenómenos paranormales, el
éxtasis religioso, el chamanismo, la brujería, el fetiche,
los mitos, el inconsciente, los milagros, la profecía.
Más o menos esto es lo que el término envuelve hoy;
Pitágoras lo creó en el contexto donde también creo
la palabra “filosofía” como “amante de la sabiduría”,
donde lo esotérico aparece como su culminación.
Lo esotérico tiene un carácter de misterio religioso,
es idealista, metafísico. Se supone que allí la iluminación
filosófica debe llevar a un éxtasis que sumerge al
individuo en la sabiduría natural, la sabiduría del
inconsciente, diríamos hoy, simbolizada universalmente
por Dios, fuente del sentimiento espiritual y de los
fenómenos de percepción extrasensorial, según la
concepción esotérica general, más del noventa y nueve
por ciento de las corrientes esotéricas son deístas,
algunas monoteístas, otras politeístas.
Hablar, pues, de hacer cátedra pitagórica, es un
intento de hacer academia alrededor de los temas
fundamentales del pitagorismo, además de demostrar
que no hay tal Nueva Era, sino un eterno retorno.
Ensayos de masonería y simbolismo
Hacer academia con el fin de enseñar temas
esotéricos incluye de por sí dos aspectos, el erudito
y el práctico. Lo difícil no está en el despliegue de
la teoría pues suficiente información bibliográfica
tenemos; hoy en día no hay inquisición en cuanto
a publicaciones se refiere; sin embargo, si vamos a
experimentar nos podemos ver envueltos en cualquier
número de escándalos y procesos de inquisición social
y académica. Por ahora la única experiencia esotérica
asequible a nivel universitario es la filosófica.
Enfrentar el tema es un problema de tono. ¿Por
cuál punta de las muchas del ovillo comenzar a
deshilvanarlo, si de cualquier manera no debe haber
sino un solo hilo al final?
Primero, no hay que perder de vista que se tra-
ta de estudiar dialécticamente a la manera antigua,
producir intercambio de conocimiento y energía. El
aprendizaje debe generar energía, tanto en el que
aprende como en el que enseña. Debe haber catarsis
en el proceso de aprendizaje. Nada distinto del entu-
siasmo platónico. Esto hace que el método de la cáte-
dra pitagórica, sea de retroalimentación. Un método
racional, pero álogico en espacios de tiempo limitados.
El aprendizaje tiene dimensiones no estrictamente
racionales, de naturaleza inconsciente, en estado la-
tente, que el mismo proceso racional puede despertar;
el análisis puede extrovertir contenidos de material
esencialmente onírico y simbólico. Intentamos armar
una visión unitaria del conocimiento esotérico en su
dimensión racional e intuitiva, especulativa y opera-
tiva, con lo que tiene de ciencia y arte, tan arcaicos
como el mismo hombre.
Nelson Ospina Franco
Segundo, entender que el proceso de aprendizaje
de cualquier doctrina esotérica puede y debe llevar a
un cambio de la personalidad, a través de múltiples
y particulares disciplinas que se ajustan a uno u otro
tipo de carácter. Por lo tanto, es necesario que el
aprendiz tenga una visión general de la montaña a la
que ha de ascender por uno de los múltiples caminos
que la surcan hacia la cumbre y de los cuales uno le
pertenece, uno le es afín.
Los siguientes son algunos de los temas básicos
que en principio nos permitirán construir una atalaya
histórica, filosófica y práctica, desde la cual podamos
mirar positivamente hacia el fenómeno del esoterismo
que nos está invadiendo, muchas veces de una manera
equivoca, pues no tenemos conocimiento académico
de él, y ha sido objeto de persecución, burla y desprecio;
todavía tenemos frente a él ese complejo traumático
que nos dejo la Inquisición.

TEMAS BÁSICOS DE LA CÁTEDRA


PITAGÓRICA

1-Pitágoras y su escuela, influencia en la filosofía,


ciencia y misticismo.
2-Dialéctica, mitología y esoterismo en Platón: el
Fedón, el Fedro y el Banquete.
3-Perspectivas del fenómeno esotérico desde
las ciencias positivas: física, sicología, antropología,
historia de las religiones, filosofía moderna (corrientes
simbolistas).
Ensayos de masonería y simbolismo
4-Grandes sistemas esotéricos: cábala, alquimia,
yoga, tarot, magia ceremonial, rosacrucismo, astro-
logía, zen, taoísmo, numerología, enseñanzas de don
Juan, sufismo, masonería.
5-Personajes del mundo esotérico: Los grandes
iniciados, Apolonio de Tiana, Pico della Mirandola,
Paracelso, Giordano Bruno, Madame Blavatsky,
Eliphas Lévi, Aleister Crowley, Gurdjieff, etcétera.
6-Libros clásicos del esoterismo: Apocalipsis,
Textos gnósticos, La flor de oro, Luz en el sendero, El
Zohar, Las bodas químicas, de Cristian Rosenkreuz,
La voz del silencio, Dogma y ritual de alta magia, El
retorno de los brujos, Isis sin velo, I Ching, Una luz en
el sendero, etcétera,
7-El esoterismo en la literatura: Hesíodo, Platón,
Apuleyo, el Dante, Cyrano de Bergerac, Goethe,
Shakespeare, William Blake, Balzac, Poe, Baudelaire,
Bretón, etcétera.
8-Esoterismo sexual: tantrismo, gnosticismo,
taoísmo.
9-Esoterismo en los indígenas americanos: Popol Vuh.
10-Esoterismo en la política: Hitler y la orden
Thule.
11-Esoterismo en el arte: En pintura, el Bosco.
En música, Mozart y Wagner. Esoterismo en el folclor,
los mitos y leyendas.
12-Satanismo, brujería, chamanismo, hechicería,
sus diferencias y prácticas actuales.
Es obvio que desarrollar lo anterior es objeto de una
rama de la ciencia que las academias modernas no tienen,
Nelson Ospina Franco
pero que están abocadas a integrar. Los conocimientos
tradicionales (ha de entenderse por tradicionales los
conocimiento de tipo chamánico, mágico, místico,
religioso y folclórico) de cualquier pueblo son hoy en
día, por todo el mundo, objeto de la academia; así vemos
en China la integración de la medicina occidental y la
de la acupuntura; el mundo herbario que manejan los
chamanes amazónicos se ha vuelto indispensable para
la medicina moderna, paralelamente la parapsicología
es objeto hoy de la academia en las universidades más
importantes del mundo.
El fenómeno esotérico siendo del mundo natural,
piensan los chamanes, es indiscutiblemente un
fenómeno cultural, su cosmos se despliega ante todo
en el individuo y la sociedad, pero por encima de
cualquier cosa es un fenómeno arcaico de la cultura
humana y no es nada nuevo.
La academia moderna tiene ramas como la
Psicología y la Filosofía, con injerencia directa en
el mundo del esoterista; las otras ramas serían la
Antropología y la Cosmología.
Acometer desde la perspectiva académica el
fenómeno del esoterismo es algo que en otros tiempos
sería imposible, pero cada vez se vuelve más necesario,
pues cada día es más la gente con inquietud en estos
temas, algunos con talentos naturales y otros que no
creen en los postulados esotéricos, pues ninguno los
ha experimentado, pero les interesa el tema como un
fenómeno cultural.
Lo planteado acá obviamente necesita una
adaptación a los rigores de la cátedra, como única
manera de tratar con respeto, pero inquiridoramente,
Ensayos de masonería y simbolismo
doctrinas filosóficas, místicas, mágicas y religiosas de
carácter esotérico.
Ante todo, necesitamos clarificar una particular
perspectiva filosófica, asimilar los elementos de una
filosofía simbolista, primero teórica y luego operativa,
para intentar acercarnos a las formas del pensar
mítico, y poder percibir lo esotérico en lo fáctico de su
fenómeno. Ocurre, pero es inexplicable; lo esotérico
es por naturaleza inaccesible a la conciencia.
He aquí el primer problema por resolver: cons-
truirnos una arquitectura mental o lenguaje simbóli-
co, y esto es cosa difícil, pero creemos que si bebemos
un poco en la “dialéctica platónica y en sus mitos”,
encontraremos elementos de un pensamiento y pers-
pectiva míticos que nos permitirá acometer la tarea de
llevar a buen término un vistazo general al frondoso
árbol del esoterismo, por lo cual, en otros tiempos, nos
podían acusar de locos, y muchos años atrás nos hu-
bieran castigado con el potro o la hoguera.
El fenómeno cultural del esoterismo está ahí; el deber
académico es hacer luz sobre él para conocerlo, intentar
entenderlo y poder instruir sobre él, y de paso evitar sus
peligros, como el satanismo, por ejemplo, además de
abrirnos las puertas a riquezas espirituales de sabiduría
ancestral, las cuales hasta ahora hemos despreciado.
Todos los pueblos de todas las épocas han practicado un
esoterismo, pero en nosotros, los occidentales, hijos de la
sociedad cristiana, el tema es nuevo; de ahí el escándalo
con las cosas de la Nueva Era.
La pregunta sería: ¿cuál es la razón para que
dichas formas culturales no hubieran de ser tomadas
en serio? ¿Por qué lo esotérico tiene tan mala fama, y
Nelson Ospina Franco
quien lo padece, como cualquier artista que padece su
arte, es tildado de loco o de brujo?
Estas respuestas necesitarían un psicoanálisis de la
cultura de Occidente. Sin ir lejos, el trauma psicológico
de la Inquisición sigue vivo en el imaginario colectivo,
sobre todo en los pueblos latinos. Nos da miedo todo lo
que prohíbe la Iglesia, pues nos castigaban con terror y
ostracismo; claro que en muchas cosas tenían razón,
pero no al extremo del exterminio de cualquier
forma de esoterismo. Entramos al siglo veintiuno
ignorando el fenómeno, pero con los problemas que
él nos genera socialmente y, lo peor, desconociendo
formas de sabiduría ancestral y desaprovechando
la de nuestros indígenas que mantienen vivas sus
culturas mágicas, míticas y esotéricas.
Es este el panorama que queremos abocar, y
la única manera por el momento es la académica,
de ahí la propuesta de la cátedra pitagórica aquí
planteada, como una manera de enfrentar este
universo del esoterismo de una manera seria y
critica, aún cuando necesariamente con un espíritu
más simbólico que racional.
UNA ODA AL CRISTO DE LA GEOMETRÍA
UNA ODA AL CRISTO DE LA GEOMETRÍA

“Todo es número”
Pitágoras

Dedicado a los Hermanos Cristianos de San Juan


Bautista de La Salle

¿Cómo comenzar una oda al Cristo de la geometría?


¿Cómo tender un puente poético entre la geo-
metría y Cristo?
¿Cómo elevar un canto de alabanza entre el
símbolo de nuestra fe, Cristo y el árido despliegue de
dibujos, definiciones, axiomas, hipótesis, postulados,
teoremas y demostraciones?
Es precisamente el motivo del título de este escrito:
“Una oda al Cristo de la geometría”, lo que justifica la
respuesta a estas inquietudes. El motivo es la historia
personal que traigo conmigo a este encuentro de
bachilleres del Instituto la Salle de Cúcuta, promoción
de 1965, tras cincuenta años de silencio con ustedes,
después del tácito y ya añejo juramento de lealtad a
los principios que nuestros maestros, los Hermanos
Cristianos, infundieron en nuestro espíritu para
enfrentar la vida académica y profana.
Vivimos en un mundo de dualidades y contra-
dicciones, a veces violentas, a veces creativas, en busca
Nelson Ospina Franco
siempre de la esquiva unidad. Sí, esta existencia, la
de todos nosotros, discurre bipolarmente entre lo uno
de lo universal y eterno, y la diada indefinida de lo
grande y lo pequeño, como diría Platón.
La madurez en el conocimiento de nuestra la vida la
alcanzamos, después de mucho esfuerzo, sufrimientos,
años, trabajos y alegrías, al lograr construir un puente
de historia cultural y emocional entre el verbo y el
símbolo como dos formas primordiales del pensar.
El pensar verbal y el pensar simbólico. El pensar
racional y el pensar mito-poético. La razón piensa
en palabras, lo mito-poético piensa en imágenes. Lo
arcaico es lo mito-poético, lo nuevo, desde los griegos,
es el pensamiento racional.
Madurez, realización o frustración, entre las
inapelables razones y los ineludibles sueños de la vida;
condenados como estamos por las necesidades lógicas
de nuestra naturaleza física y la libertad intuitiva de
la imaginación creadora del alma. ¡Qué paradoja,
esclavos y libres al mismo tiempo! Escojamos.
La vida nos transcurre entonces entre la mente
y el corazón, y es alcanzar la difícil armonía entre
éstos la que nos dará la madurez y la posibilidad de
cumplirle al destino, que nunca ha sido nuestro. ¡Qué
ilusos!, le pertenece a otro, a otros, el universo tiene
un sentido y somos parte de eso.
En definitiva, las dos columnas del templo que
tenemos que construir para transitar con sabiduría la
vida son la razón y el mito, es decir: la matemática y la
intuición poética, la necesidad y la libertad.
Las matemáticas para comprender e intentar
domesticar el mundo y la intuición poética para poder
Ensayos de masonería y simbolismo
leer los símbolos, del divino lenguaje que palpita, en la
historia viva del mundo y sus cosas.
El mito nace cuando nacen las palabras, el verbo
encarna cuando la geometría construye el cosmos con
su sueño, del que somos parte y no nos damos cuenta,
pero caminamos hacia ello.
Y es entonces éste el paradigma que hoy intento
razonar y poetizar con ustedes a tono de oda:
“Cristo y la geometría en mi vida”.
EL AMOR, PRINCIPIO DE TODO

Muy ayer
cuando no había nada
y todo estaba en la mente de Dios
en oscuro y plácido silencio
una vibración en los cristales de la soledad
hizo existir la música del tiempo
y se levantó del horizonte
el sol del pensamiento.

Era el verbo que tomaba cuerpo


tras la gestación eónica
en el sueño del eterno.

Y nacieron las palabras


con el brotar de un punto de luz
que irradió un pentagrama de colores y vocales
tras las veinticinco consonantes y claroscuros
del círculo de sus afectos.

Y nació la primera palabra silenciosa de los labios


constructores del creador.
Luz, armonía y sabiduría, fundidos en la belleza del amor.
EL ESPACIO, CUNA DE LOS DIOSES

Dice la física moderna que el universo nació de un


átomo primigenio hace trece mil quinientos millones
de años y al que han llamado Big Bang, hipótesis
formulada por el sacerdote belga Monseñor Lemaître,
astrofísico, y que con el descubrimiento de la radiación
de fondo o “eco de microondas del parto del Big Bang”
vino a corroborarse científicamente.
Varios científicos, incluso Albert Einstein, veían al
principio con desconfianza la propuesta de Lemaître,
que era una hipótesis científica seria, porque, según
su opinión de Einstein, podría favorecer las ideas
cosmogónicas y teológicas de la creación.
Es curioso cómo un sacerdote católico, en
principio un hierofante de una antigua religión,
es decir un teólogo, hombre de culto a la intuición
de Dios, ritualista, creacionista, ha ejercido una
profesión eminentemente científica, aparentemente
en contravía de sus creencias religiosas.
No siendo el único caso. Y es que esa dicotomía
que el mundo moderno ha intentado plantear
haciendo irreconciliables ciencia y religión, y esa
posición excluyente y ciega del materialismo con
respecto a la religión, está siendo desvirtuada por
los hechos no solo místicos y religiosos, sino por los
mismos conocimientos científicos. Vivimos en universo
informado, inteligente, dicen los físicos y ellos mismos
Nelson Ospina Franco
están contribuyendo a reconocer que Pitágoras tenía
razón; lo dice claramente Bertrand Russell: “Todo
es número, la física lo está demostrando, volvimos a
Pitágoras”. El circulo se ha cerrado.
Esta dicotomía ha aparecido varias veces en
la tradición cultural de Occidente. Pero allí donde
podemos decir que comienza la matemática griega,
en Pitágoras, no existe tal dicotomía, el maestro era
místico, pero eso no fue óbice para ser el creador del
primer experimento científico del que tengamos noticia,
ni tampoco para ser el creador del ya famoso teorema
de Pitágoras, donde se demuestra, exclusivamente con
razonamientos, la propiedad de la relación entre las áreas
de los cuadrados construidos sobre los catetos de un
triángulo rectángulo cualquiera, que son equivalentes
siempre al área del cuadrado construido sobre la
hipotenusa. Pitágoras demostró exclusivamente con
razonamientos geométricos lo que los sacerdotes
egipcios le enseñaron como un mito teológico.
Fue él el creador de la palabra filosofía (amor a
la sabiduría) y de la palabra esotérico (conocimiento
de los de adentro) tan común hoy en los temas de la
Nueva Era.
A la larga, lo que la geometría nos enseña es la física
del espacio. Y fue el estudio de la geometría uno de los
que pulieron y formularon el razonamiento lógico, y la
disciplina geométrica una de las que establecieron en
el fondo, el método científico y el método dialéctico.
Todas estas influencias trascendentales de la
geometría es lo que sintetiza y simboliza la significativa
y emblemática cifra que figuraba sobre el pórtico de
la academia de Platón: “NO INGRESE EL QUE NO
SEPA GEOMETRÍA”
Ensayos de masonería y simbolismo
Y fue esta geometría la que aprendí en estos
tableros del Instituto La Salle de Cúcuta, de mano de
los hermanos Fausto, Antonio Miguel y el profesor de
dibujo Luis Eduardo Salazar, los cuales me dejaban
especular, frente a ustedes, como aprendiz del texto
de la geometría del hermano Bruño, texto del que sigo
bebiendo una ciencia para mí sagrada, pues con esta
geometría crea el demiurgo, por inspiración divina, el
cosmos en el que hoy nos encontramos y reconocemos.
LAS CIENCIAS DEL HOMBRE
GEOMETRÍA MÍTICA DEL MICROCOSMOS

Armado con la geometría como instrumento inte-


lectual pude enfrentar la física y las matemáticas,
pero más allá para mí siguió siendo un misterio la
gramática y la química. La anatomía la pude asimilar
gracias al hermano Camilo que nos estimulaba los
dibujos de anatomía con puntos adicionales en las
notas, pudiendo así recuperar los puntos perdidos
por errores de ortografía, los cuales fatalmente sigo
cometiendo y de los que ahora me libra el corrector
ortográfico del computador.
Durante esos años mi líder espiritual fue el
hermano Camilo, conservo todos los cuadernos de
sus clases y un libro suyo de química inorgánica, con
subrayados a color y fórmulas químicas con su letra.
Para mí son inolvidables los cuadernos cuadriculados
y el Jesús, María y José al margen, y la calificación del
Trabajo más el Orden (donde hacía los descuentos por
los errores de ortografía) y la Nota.
Admiraba a estos hombres y su vida de monjes,
dedicados exclusivamente a formar juventudes.
Reminiscencia de los monasterios de la Edad Media
donde se conservó el pensamiento clásico en esas
épocas de oscurantismo, tan hermosamente retratado
en El nombre de la rosa, de Humberto Eco.
Ensayos de masonería y simbolismo
Durante los retiros espirituales que hicimos en
Bucaramanga tuve serios cuestionamientos espirituales
que me hicieron pensar en la profesión sacerdotal.
Pero me pudo la ingeniería eléctrica, me fascinó
la electricidad; aquí mismo, en un laboratorio de
este colegio, fabriqué radios de galena. Terminé,
obviamente, graduándome de Ingeniero Electricista
en la Universidad Nacional, de Bogotá.
Pero el destino no aflojaba sus sutiles garras: un
amigo de mi papá, el cura Camilo Torres Restrepo
venía a Cúcuta, llegaba a mi casa y allí, adolescente
aún, yo oía las largas charlas de Camilo con mi padre,
director entonces de Acción Comunal en Norte de
Santander, y fue él quien llevó a Camilo a Tibú, en
riguroso secreto, cuando el cura entró a la guerrilla.
Fue una fatal y dolorosa despedida de alguien a
quien mi padre amó desde que lo conoció, el día en que
recién llegado de Lovaina bajó de un helicóptero en
Santiago Pérez para conocer a quien estaba haciendo
la pacificación del sur del Tolima por designación del
gobernador Darío Echandía; era Carlos H. Ospina
Giraldo, mi padre.
En la Universidad de Lovaina, donde seguían
el proceso de pacificación del sur del Tolima, se
interesaron por los originales métodos que Ospina
había desarrollado para la pacificación y enviaron al
cura Camilo Torres para conocerlo personalmente.
Años más tarde Camilo sería cofundador de la Facultad
de Sociología de la Universidad Nacional y además su
capellán; se fundó entonces la Acción Comunal y mi
padre se unió al Ministerio de Gobierno como agente
de ella, primero en Bucaramanga y luego en Cúcuta,
Nelson Ospina Franco
con el poeta de Estoraques, Eduardo Cote Lamus,
cuando fue gobernador, y más tarde continuó bajo la
amistad política de Virgilio Barco.
Así fue. Mi pasión por el humanismo me lo
sembraron en el alma en la ciudad de Cúcuta los
Hermanos Cristianos, el cura Camilo Torres y mi
padre y su Acción Comunal.
Estudié la electricidad hasta en los intríngulis
casi mágicos de lo que hoy llamamos cibernética y
nos invade en el mundo digital. Buceé en mí mismo
hasta los límites de la locura, buscando dentro lo que
descubría por fuera. Hasta que apareció la filosofía
de la mano de Las cuatro tesis filosóficas, de Mao
Tse Tung, que me llevó a Marx, a Engels y a Lenin,
y más tarde a Hegel, de cuya mano descubrí a Platón
y entonces llego la luz del espíritu a mi desorientada
alma; desaté mi mente de las amarras excluyentes de
la razón y empecé a navegar por las aguas del mito
poético, en sinergia con el razonamiento dialéctico.
Me hice místico, aprendí a buscar a Dios en todo;
para mí la ciencia es el lenguaje de lo divino, que los
hombres, como destino, a través de la experiencia
de la vida y con esfuerzo y sacrificio aprenden. En la
naturaleza no hay nada gratuito, hay que trabajar, no
como castigo sino como liberación.
LA GEOGRAFÍA DEL ALMA

Allí en el fondo del corazón


en el nicho de la eternidad
que nos habita
existe un templo
donde brillan
los arquetipos,
los antiguos dioses.

Allí, en el cosmos del alma


del Yo que somos
navegamos como Ulises en el vinoso ponto Egeo
perdidos sobre el mar del inconsciente
intentando volver a la Ítaca
de la que hemos sido expulsados por las guerras
del deseo
para vivir la odisea cognoscible de la vida
en batalla con los inasibles e incognoscibles dioses,
ese es el desafío.

Inconsciente océano bajo el cual palpita el alma


colectiva de la especie.

De allí venimos al nacer y allí volveremos al morir


tras aportar a la cadena de la vida y de la especie,
eso esperan de nosotros, que aportemos
no fallemos.
Nelson Ospina Franco

Y es lo que simbolizaba la cruz ansada egipcia


el sacrificio del sí mismo como acceso a la eternidad.

Y es desde esta geografía libertaria del Norte de


Santander
desde donde humildemente
elevamos una oración ecológica
por esta madre tierra nuestra
tan desnuda del amor del hombre
por el destierro del sagrado espíritu
con el que hemos sido traídos a la vida.
Y nosotros ahora, el mundo moderno,
la civilización industrial,
con muchos conocimientos y poder
nos creemos Dios y actuamos depravadamente
contra nuestra madre tierra
la Pacha Mama,
lsis, María, Astarté, Deméter
y violamos impávidos e impunes
a todas estas diosas de la tierra.
CRISTO Y YO

Dice Jung, el psicoanalista y simbolista suizo en su


póstumo Libro rojo, que la cultura de Occidente
alcanza su culmen espiritual y realización en Cristo.
El arco de evolución espiritual de Occidente que
comienza en Pitágoras se realiza, según Jung, en
Cristo. Claro que nada más parecido al pitagorismo que
el cristianismo primitivo. Fue en Alejandría donde se
cocinaron todas las corrientes filosóficas y se forjaron
pensadores, gnósticos, cristianos, judíos, hermetistas,
y renovadas sectas pitagóricas.
Ese proceso de maduración del alma, de evolución
de la personalidad, esa construcción de la vida
particular de cada uno de nosotros, interior y exterior
tiene ciclos y procesos. A ese proceso personal Jung lo
llamaba individuación.
Proceso que colectivamente él caracteriza en la
cultura de Occidente, de la que formamos parte, en
un proceso que ejerce el cristianismo sobre el alma
colectiva del occidental, más allá de que seamos
conscientes de ello.
Y dice algo que me llevó de nuevo, después de
cincuenta años, a los retiros espirituales que tuve en
Bucaramanga con ustedes.
El sentido del cristianismo en estos tiempos,
dice Jung, no consiste en ser cristiano, ni en seguir
Nelson Ospina Franco
a Cristo, consiste en ser Cristo. Sin sacrificio no se
puede acceder a la eternidad.

Entonces:

Cristo se me aparece por las ventanas de la esperanza


vistiendo un manto de luz con sones de guitarras
y versos de los poetas de mi tierra
los que desde la sangre rebelde del pijao
no nos dejaron sino sus mohanes y el olvido
y hoy vuelven para despertar a los dioses de la tierra.

Hoy, el Bunde Tolimense de mi corazón


se funde
con las Brisas del Pamplonita
de mi amor y el de los míos
por estas amadas calles y sus gentes
de la Cúcuta de nuestro corazón.
MELQUISEDEC
Y EL TERCER GRADO
MASÓNICO
EL SACERDOCIO DEL ORDEN DE
MELQUISEDEC Y EL TERCER GRADO DE LA
MASONERÍA AZUL

Qué difícil hablar de masonería, de sacerdocio y de un


personaje bíblico como Melquisedec, cuando la mayor
parte de los masones modernos no quieren saber
nada de biblias y menos de sacerdotes, pero de pronto
nos despierta dudas el nombre de Melquisedec pues
aparece en algunos rituales masónicos.

Antes de acometer el tema miremos los textos


comenzando por el que está sobre el Ara bajo el
compás y la escuadra: la Biblia judeocristiana.

Dice el Génesis XIV 18-20:

Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios


altísimo, le ofreció pan y vino. Luego bendijo a
Abraham con estas palabras:

¡Que el Dios altísimo,


creador del cielo y de la tierra,
bendiga a Abraham!

Bendito sea el dios altísimo,


que entregó en tus manos a tus
enemigos.
Nelson Ospina Franco
Dice el Salmo 110 -4

El señor ha jurado
y no cambiará de parecer:

Tú eres sacerdote para siempre,


según el orden de Melquisedec.

Dice el Diccionario de Masonería, de Frau Abrines,


refiriéndose a Melquisedec:
Se debe el título al grado 5° de los Hermanos iniciados
del Asia en Europa, que generalmente se titulaban
Sacerdotes Reales o Verdaderos Hermanos Rosa Cruz.

Dice Robert Graves en La Diosa Blanca:


También se afirmaba que Jesús había cumplido la
profecía del Salmo 110:
Ha jurado Jehová y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote eterno según el orden de
Melquisedec.
Melquisedec rey sagrado de Salem que acogió a
Abraham en Canaán no tenía padre ni madre.

Dice el Diccionario de Kier:


Se dice de Melquisedec, que fue su propio
padre y madre y cuyas huellas siguen los iniciados.
Simbólicamente representa a las jerarquías divinas
que desempeñaron la labor dual de sacerdotes y reyes,
gobernando a nuestra primitiva humanidad bisexual.
Esotéricamente se le considera como el fundador de la
misteriosa Orden de Melquisedec.
Ensayos de masonería y simbolismo
Ya en el mundo cristiano, en Hebreos 7, se habla
del sacerdocio de Melquisedec y de “Jesús, semejante
a Melquisedec”.

Dice René Guenón sobre MELKI-TSEDEQ, a


propósito de un estudio sobre el Rey del Mundo y
las bebidas sagradas, comenzando por el Soma de
los Hindúes:
Se dice en las tradiciones orientales que el Soma,
en cierta época, devino desconocido, de manera que fue
preciso, en los ritos sacrificiales, sustituirlo por otra
bebida que no era más que una figura de este Soma
primitivo; este papel fue jugado principalmente por
el vino, y a ello se refiere, entre los griegos, una gran
parte de la leyenda de Dionisos. Ahora bien, el vino
a menudo se toma para representar a la verdadera
tradición iniciática: en hebreo, las palabras iaïn
(vino) y sod (misterio) son intercambiables entre ellas
como teniendo el mismo número; entre los sufíes, el
vino simboliza el conocimiento esotérico, la doctrina
reservada a la élite y que no conviene a todos los
hombres, lo mismo que no todos pueden beber el vino
impunemente. Resulta de ahí que el empleo del vino
en un rito confiere a éste un carácter claramente
Iniciático; tal es, especialmente, el caso del «sacrificio
eucarístico» de Melquisedec, y ahí está el punto
esencial en el cual debemos detenernos ahora.
El nombre de Melquisedec, o más exactamente
Melki-Tsedeq, no es otra cosa que el nombre bajo el cual la
función misma del «Rey del Mundo» se halla designada
expresamente en la tradición judeocristiana. Hemos
Nelson Ospina Franco
dudado un poco en formular este hecho, que comporta
la explicación de uno de los más enigmáticos pasajes
de la Biblia hebrea, pero desde el momento en que nos
decidimos a tratar esta cuestión del «Rey del Mundo»
nos era verdaderamente imposible no hablar de ello.
Podríamos retomar aquí la palabra pronunciada por
San Pablo respecto a esto: «Acerca de esto tenemos
mucho que decir, y cosas difíciles de explicar, porque
sois lentos en entender».
He aquí en primer lugar el texto mismo del pasaje
bíblico de que se trata: «y Melki-Tsedeq, rey de Salem,
hizo traer el pan y el vino; y era sacerdote del Dios
Altísimo y bendijo a Abraham, diciendo: Bendito sea
Abraham por el Dios Altísimo, dueño de los Cielos y
de la Tierra; y bendito sea el Dios Altísimo que te ha
entregado a tus enemigos en tu mano. Y Abraham le
dio el diezmo de todo lo que ha­bía tomado».
Melki-Tsedeq es pues rey y sacerdote a la vez; su
nombre significa «rey de justicia» y es al mismo tiempo
rey de Salem, es decir, de la «Paz»; reencontramos
pues aquí, ante todo, la justicia y la paz, es decir,
precisamente los dos atributos fundamentales del
«Rey del Mundo». Hay que observar que la palabra
Salem, contrariamente a la opinión general, no ha
designado nunca en realidad una ciudad, pero que si
se la toma por el nombre simbólico de la residencia
de Melki-Tsedeq, puede verse como un equivalente
del término Agarttha. En todo caso es un error ver
en ello el nombre primitivo de Jerusalén, pues este
nombre era Jébus, o sea, al contrario; si el nombre de
Jerusalem se dio a esta ciudad cuando se estableció allí
un templo espiritual por los hebreos, es para indicar
que era desde entonces como una imagen visible de
Ensayos de masonería y simbolismo
la verdadera Salem; y hay que notar que el templo
fue edificado por Salomón, cuyo nombre (Shlomoh)
también deriva de Salem, que significa «el pacífico».
He aquí ahora en qué términos San Pablo comenta
lo que se ha dicho de Melki-Tsedeq: «Este Melquisedec,
rey de Salem, sacerdote de Dios Altísimo, que salió al
encuentro de Abraham cuando él volvía de derrotar a los
reyes, que le bendijo, y a quien Abraham dio el diezmo de
todo el botín; que es primeramente según el significado
de su nombre, Rey de Justicia, luego Rey de Salem, es
decir, Rey de Paz; que no tiene ni padre ni madre, sin
genealogía, que no tuvo ni principio ni fin de su vida,
pero que se ha hecho así semejante al Hijo de Dios; este
Melquisedec permanece sacerdote a perpetuidad».
Ahora bien, Melquisedec es representado como
superior a Abraham, ya que le bendijo, y «sin discusión
alguna es el inferior el que resulta ser bendecido por
el superior»; y, por su parte, Abraham reconoció esta
superioridad, ya que le dio el diezmo, lo que es señal de
su dependencia. Hay en ello una verdadera investidura
casi en el sentido feudal de esta palabra, pero con la
diferencia de que se trata de una investidura espiritual;
y podemos añadir que ahí se halla el punto de unión
de la tradición hebrea con la gran tradición primordial.
La «bendición» de la que se habla es propiamente la
comunicación de una «influencia espiritual» en la que
Abraham va a participar de ahora en adelante; y se puede
observar que la fórmula empleada pone a Abraham
en relación con el «Dios Altísimo», que el mismo
Abraham invoca luego identificándolo con Jehováh.
Si Melki-Tsedeq es así superior a Abraham, es que el
«Altísimo» (Élion), que es el Dios de Melki-Tsedeq, es
él mismo superior al “Todopoderoso” (Shaddai), que
Nelson Ospina Franco
es el Dios de Abraham, o, en otras palabras, que el
primero de estos nombres representa un aspecto divino
más elevado que el segundo. Por otra parte, lo que es
sumamente importante y lo que parece no haber sido
señalado nunca, es que El Elion es el equivalente de
Emmanuel, estos dos nombres teniendo exactamente
el mismo número; y esto vincula directamente la
historia de Melki-Tsedeq con la de los Reyes Magos, de
los que anteriormente hemos explicado el significado.
Además, se puede ver lo siguiente: el sacerdocio de
MeIki-Tsedeq es el sacerdocio de El Elion: el sacerdocio
cristiano es el de Emmanuel; si, por tanto, El Elion
es Emmanuel, estos dos sacerdocios no son más que
uno y el sacerdocio cristiano, que además contiene
esencialmente la ofrenda eucarística del pan y del vino,
es verdaderamente “según el Orden de Melquisedec”.
La tradición judeocristiana distingue dos
sacerdocios, uno «según el orden de Aarón», y el otro
«según el orden de Melquisedec», y éste es superior
a aquél como Melquisedec mismo es superior a
Abraham, del cual ha nacido la tribu de Leví y, en
consecuencia, la familia de Aarón. Esta superioridad
es afirmada por San Pablo, cuando dice: «Leví mismo,
que recibió el diezmo (por el pueblo de Israel), lo ha
pagado, por decirlo así en Abraham[15]». No tenemos
que extendernos más aquí sobre el significado de
estos dos sacerdocios, pero citaremos una vez más
estas palabras de San Pablo: «Aquí (en el sacerdocio
levítico), son los hombres mortales los que perciben
los diezmos, pero allí es un hombre del que se
atestigua que está vivo [16]». Este hombre viviente,
que es Melki-Tsedeq, es el Manú que permanece en
efecto «perpetuamente» (en hebreo le-ôlam), es decir,
Ensayos de masonería y simbolismo
para toda la duración de su ciclo (Manvantara) o
del mundo que él rige especialmente. Por ello es sin
genealogía, pues su origen es “no-humano” puesto que
es él mismo el prototipo del hombre, y es realmente
«hecho semejante» al Hijo de Dios, ya que la Ley que él
formula es, para este mundo, la expresión y la imagen
misma del Verbo divino [17].
Pero, ¿quién es en realidad este personaje?
¿Se trata de un extraordinario sacerdote o de una
inteligencia eterna? Aunque Juana de Arco se refirió
a él en sus cartas a los ingleses, su papel fue siempre
ignorado por la mayoría. Y aún menos conocida es
la orden iniciática que lleva su nombre, a la cual la
tradición confiere la misión de gobernar nuestro
planeta en un régimen de justicia.
Según dicha tradición, existe en la tierra un
centro iniciático de naturaleza metafísica, del cual
todos los otros centros no son sino ramificaciones.
Para conservar esta llama, aparece un Ser que posee
todo el conocimiento y el poder: el representante de
Dios en la tierra.
Esta energía fue conocida como Melquisedec entre
esenios y cabalistas –«Rey de Justicia» o «Maestro de la
Verdad»–, pero también se manifestó bajo numerosos
nombres: Cristo, Zoroastro, Mercurio, Adam Kadmon,
Merlín, Arturo, Krishna, Buda, Apolo, Horus, Hermes
Trismegisto, Mitra y Ahura Mazda, entre otros.
También se encuentran alusiones a Melquisedec en
libros de origen tan diferente como los tibetanos, y hay
iniciados que cuentan que éste reside en las cavernas
del reino de Agartha o en Shamballah, dos ciudades
míticas ubicadas en el Tíbet, ocultas a los chinos, en
Nelson Ospina Franco
las que residen maestros, guías y seres de luz que velan
por los hombres. De Melquisedec se cuenta que es el
maestro de los maestros, el Rey del Mundo, el genio
de la tierra, el poseedor de la piedra filosofal, alguien
con cuerpo físico e inmortal conocedor de todos los
secretos... También hay que recordar que en El libro
de Urantia se alude a él en numerosas ocasiones, e
incluso es el protagonista de uno de los capítulos.
Aunque hay muchas alusiones directas a
Melquidesec, también hay textos en los que se le
nombra de pasada, dando por conocida su supuesta
naturaleza. En las leyendas del rey Arturo, al
presentarnos a Galahad, el caballero que se pudo sentar
en el asiento libre en la mesa redonda a la derecha
del rey, reservado única y exclusivamente al mejor
caballero del mundo, ya que todo aquel que se sentara
en él y no fuera digno moriría en el instante, se nos
dice que éste pertenece a la “Sagrada Orden del Sumo
Melquisedec”. En esta ocasión nos encontramos con
que el más importante caballero de la mesa redonda
también está ligado a nuestro enigmático personaje.
No vamos a entrar a filosofar sobre la naturaleza
de Melquisedec, simplemente vamos a darnos
cuenta de que según todas las fuentes que hablan
de él (muchas), se trata de un ser de elevado rango,
como se puede ver en la alusión que de él hace la
Biblia, y que dada la distinta procedencia de todas
las referencias que lo aluden, nos hace pensar que,
efectivamente, este misterioso y enigmático personaje
en verdad existe e influye de manera importante en
la vida de los hombres.
DEL CRISTO SIMBÓLICO AL JESÚS RACIONAL

El primer milenio cristiano estuvo marcado por la


Iglesia romana a partir de volverse la religión oficial
del imperio romano, con Constantino. Fue un desafío
inmenso para el cristianismo que pasó de ser una
religión proscrita y perseguida por el Estado a ser
la religión oficial del imperio, y por las necesidades
metafísicas de su monoteísmo llevado a todas las
esferas de la sociedad romana eliminó primero
cualquier otro culto religioso distinto al suyo, como era
lógico siendo mosaica, e hizo una versión machista,
obviamente guerrera, del cristianismo al excluir a la
mujer del culto. Se extinguió el gnosticismo y otras
vertientes cristianas primitivas.
Todo el esfuerzo de la Iglesia durante el final de la
Edad Media al imponer el racionalismo aristotélico como
el único medio para el pensamiento cristiano, condujo
al encubrimiento, al desconocimiento y a la iconoclastia
de cualquier forma simbólica de pensamiento, no a la
muerte, pues el pensamiento simbólico es algo genético
del ser humano, al punto de que la genética moderna
en su estudio del comportamiento y la herencia ha
descubierto que la actitud religiosa del ser humano es
preponderantemente genética y creemos con Salustio
que “El mundo es un objeto simbólico”.
La Iglesia cristiana nació de manos de un hombre
que hacía parábolas, que era terapeuta ambulante,
Nelson Ospina Franco
cabalista y rabino, y, como lo demostró su magisterio,
Jesús de Nazaret fue un inmenso constructor de mitos
y el suyo lo encarnó a conciencia, como lo demuestran
los evangelios gnósticos.
Es obvio que Jesús era un simbolista magistral,
pues solo así se puede dialogar con el espíritu cósmico
y ser constructor de mitos. Elevó su vida personal a la
calidad de símbolo de lo divino, se sacralizó y se entregó
al destino de su mito, y vaya que lo hizo bien: ha tenido
dos mil años de vigencia. Descendió el verbo a la dignidad
de lo humano, manteniendo su origen divino, como lo
estableció Moisés en el Sinaí; Cristo es el símbolo histórico
del verbo encarnado, obviamente, para los cristianos.
Pero todo esto fue traicionado una vez más por
la Iglesia. La academia que nació del cristianismo
mantuvo el culto al verbo, pero al hombre que lo
encarnaba simbolizándolo, haciéndolo real, lo disolvió
en abstracciones verbales de carácter filosófico. Al
defenestrar el pensamiento simbólico, la civilización
cristiana se fue haciendo poco a poco materialista,
perdiendo todo vínculo con sus raíces, con su
inconsciente, con su imaginario colectivo diríamos
ahora; hoy tenemos todas las puertas del espíritu
totalmente tapiadas, aun cuando los muros puedan
tener rimbombantes nombres académicos y hasta de
corporaciones multinacionales.
Es claro para el conferencista que lo expuesto
no es fácil de demostrar ni de ver, y menos cuando
no se quiere saber nada del fenómeno religioso; pero
algunos esfuerzos se hacen hoy en día por establecer
puentes sobre estos vacíos históricos del alma de la
cultura occidental. Necesitamos cubrir el abismo de lo
simbólico para reencontrarnos y sacralizar de nuevo la
Ensayos de masonería y simbolismo
razón, divinizar el verbo que se encuentra prostituido
en manos de intereses económicos y financieros.
El verbo se encuentra atrapado en la super-
ficialidad light de la sociedad de consumo. El erotismo
de un seno, un rostro y unas caderas ya no sirven para
conducir a la sabiduría, como lo hacían las hetairas
griegas, sino al desperdicio hedonista de la energía
sexual, cuando no el comercio. La academia platónica
nunca desvinculó la sabiduría del erotismo; el
entusiasmo platónico es precisamente el gozo sensual
del conocimiento, adquirir sabiduría debe producir
placer erótico, entusiasmo.
Todo esto con el fin de aclarar el tema, pues es
posible otra forma de ver los textos bíblicos, diferente
a la que nos enseñaron en la escuela, el colegio y la
sociedad cristiana en que vivimos. Esa forma de leer los
textos no es nueva, lo que pasa es que fue expurgada de
la cultura occidental, y es de alguna manera uno de los
temores que le tiene la Iglesia católica a la masonería:
tratar los textos bajo una epistemología simbólica,
entender la Biblia como historias simbólicas, ni más ni
menos que mitos, igual que los de cualquier pueblo,
con una sola y esencial diferencia; a partir de Moisés se
prohíben los símbolos sensibles, las imágenes, solo se
permite el verbo, las palabras, el resto de mitos usan sin
tapujos el lenguaje simbólico. Los mitos son, como dice
Robert Graves en La Diosa Blanca, una iconografía
verbal, lenguaje de imágenes simbólicas.
Es desde esta perspectiva simbólica que el masón
le da sentido a la presencia de la Biblia judeocristiana
en el Ara; la usamos, pues es el libro sagrado y
simbólico de nuestra cultura y civilización occidental
de la que formamos parte. Es obvio que tienen
Nelson Ospina Franco
presencia tácita en ella todos los libros sagrados de la
humanidad, pues todos tratan la sabiduría mística en
diferentes tonos simbólicos.
Ojalá seamos capaces de producir libros de
carácter simbólico para el alma sedienta de diálogo
con el espíritu de esta sociedad del siglo veintiuno.

MAESTRÍA MASÓNICA Y SACERDOCIO

Dice el Diccionario abreviado de masonería, de Frau


Abrines:
Sacerdotal (Arte). Se dio este nombre en los tiempos
antiguos, y muy especialmente entre los egipcios, al
conjunto de los co­ nocimientos de los secretos de la
naturaleza en la producción de los cuerpos mixtos, físico
y divino, conjunto que actualmente se distingue con el
nombre de ciencias herméticas u ocultas. El empleo de la
magia, de la cábala, de la astrología, la quiromancia y
otras ramas de las primitivas ciencias, cuyo conocimiento
fue durante muchísimos siglos del patrimonio exclusivo
de una casta privile­giada, es lo que constituye el arte
sacerdotal y a cuyo estudio se dedicaron con ahínco gran
número de masones durante el curso del siglo XVIII,
formando una rama especial que se distin­gue con el
nombre de Masonería hermética u oculta.
El diccionario Espasa dice del sacerdote que es el
ministro de un culto religioso.
Debemos diferenciar el fenómeno religioso
en sus diferentes etapas históricas: una cosa es la
religión de los egipcios, basada en ritos iniciáticos de
carácter hermético, análogos a los practicados por
Ensayos de masonería y simbolismo
la masonería, otra cosa es el judaísmo, y otra muy
distinta el cristianismo; todas se basan en el espíritu,
pero a niveles y en grados muy diferentes.
Nosotros, hijos de esta llamada civilización
cristiana, identificamos el fenómeno religioso con lo
que hemos vivido y vivimos del catolicismo a gusto, y la
mayor parte de las veces a disgusto, pero la verdad es
que la gran mayoría de hermanos masones solo tienen
esta miope visión del fenómeno religioso, sesgada,
claro, aun cuando no por culpa nuestra sino por la
de aquellos que nos la impusieron a sangre y fuego,
primero en Europa y hace medio milenio en América.
Una visión moderna, aun cuando simbólica, de lo
religioso nos la ilustra magistralmente Mircea Eliade
en muchas de sus obras, pero fundamentalmente en
su Tratado de historia de las religiones
Una visión filosófica de lo que envuelve el
fenómeno religioso la encontramos, por ejemplo, en
Platón, pero como desde el materialismo del siglo
diecinueve se decidió que el idealismo era equívoco, su
autor filosófico debía ser expurgado del conocimiento,
dándose el insólito fenómeno de maestros de filosofía
que no lo han leído y, obvio, de masones que lo ven
con desprecio y solo tienen referencias tergiversadas
de él, ignorando quizás que la orden masónica está
inmersa en el neoplatonismo desde sus comienzos
modernos, pero indudablemente que también todas
las corrientes esotéricas medioevales.
La paradoja con muchos materialistas de buena
fe, que los hay, amantes del socialismo, ignoran que el
creador del comunismo no fue Carlos Marx sino Platón.
Nelson Ospina Franco
El idealismo platónico no es antropomórfico,
como lo es el católico; el idealismo platónico es
matemático, la Idea que existe en y por sí es la Idea
matemática, por eso sobre la Biblia que representa
ese idealismo antropomórfico los masones colocamos
el compás y la escuadra, pues por encima de todo está
la idea matemática, en este caso la geometría sagrada,
que era la geometría a la que se refería la leyenda
colocada sobre la entrada a la Academia: “Quien no
sepa geometría no entre aquí”.
Y es así como por encima de la religión de Abraham
se coloca el orden de Melquisedec, señalando los
orígenes iniciáticos de la religión de Moisés, aun
cuando el catolicismo no toma esto como cierto, pues
el cristianismo derivó en una fe de lo revelado, de lo
común a toda la humanidad, que no es el caso de lo
iniciático, pues desgraciadamente la iniciación no es
ni democrática ni común a todos, pues la humanidad
puede ser igual en derechos, pero no en capacidades.
Aquí es clara la gran diferencia de los templarios
con las otras ordenes cristianas; ellos practicaban ritos
iniciáticos y esto fue traicionado el 13 de octubre de
1307, este mes hace setecientos años, rompiéndose la
cadena iniciática del cristianismo que estos hijos de
las cruzadas habían establecido, no quedando de ellos
más que el resplandor masónico de la Llama, que aún
mantenemos viva.
Los masones ejercemos un sacerdocio iniciático,
así como lo nuestro es una religión iniciática, de raíces
pitagóricas y obviamente neoplatónicas. Nuestro
lenguaje simbólico es el constructivo, creamos
símbolos vivos con el martillo de la voluntad y el
cincel del conocimiento, hacemos brillar la luz de la
Ensayos de masonería y simbolismo
sabiduría cósmica sobre la piedra bruta y edificamos
templos espirituales para la humanidad.
El sacerdocio masónico se ejerce cuando oficiamos
nuestros ritos iniciáticos y desarrollamos nuestras
tenidas, y aun cuando hacemos nuestros banquetes.
Todas estas tradiciones exigen que las conozcamos y
las estudiemos para poderlas enseñar y practicar. Los
detalles de cada ritual, los elementos, las vestiduras
del templo, las tenidas de instrucción, etcétera, todo
forma parte del Arte Real por excelencia, el Arte
Sacerdotal de la orden de Melquisedec.
Esa fuerza de oficio sacerdotal es la que esta
noche invocamos frente a nuestros queridos maes-
tros y en cámara de maestros para fortalecer
las columnas con pueblo masónico, que sin él es
imposible nuestro sacerdocio.
.
EL ETERNO RETORNO
LA DIDÁCTICA MASÓNICA
Y LA PALABRA PERDIDA
CONTENIDO

1-- EL ETERNO RETORNO Y LA MASONERÍA...113

I- El Oriente eterno......................................................113
II- La Orden..........................................................114
III- El mundo profano............................................115
IV- La ley masónica................................................116
V- El eterno retorno del masón....................................117

2- EL SECRETO MASÓNICO Y LA DIDÁCTICA


DE LO INCONSCIENTE....................................119

I- La voz del silencio..........................................................119


II- El pensamiento arcaico.....................................120
III-Inquisición sobre la mente arcaica...................125
IV-El secreto masónico...........................................127
VI-El inconsciente.................................................128
V- La didáctica masónica.......................................129

3- FIESTA DE SAN JUAN EVANGELISTA.......135

I- El trabajo iniciático.............................................135
II- El cerebro: una máquina de soñar..........................138
III- Iniciación: Catarsis, Número y Geometría......140
IV- El colegio iniciático..........................................142
V- La fiesta de los dos solsticios..............................143
112 Nelson Ospina Franco
VI- El templo y la caverna.....................................145
VII- El ritual esotérico...........................................147
VIII- La fiesta........................................................148
IX- La Medalla al Masón Operativo.......................149
X- Iniciación femenina, logias de adopción y Land-
marcks.............................................................150
XI- Clausura de trabajos.........................................157
1- EL ETERNO RETORNO
Y LA MASONERÍA

I - EL ORIENTE ETERNO

Nada sabemos positivamente del más allá, el Hades


como lo llamaban los griegos, o el Oriente eterno
como lo llamamos nosotros, o como le dice el mundo
profano moderno con su visión dualista de bien y
mal: cielo e infierno.
Sin embargo, estamos inexorablemente destinados
a develarlo. El día que partamos de este mundo nos
encontraremos con dos posibilidades, a saber: la
materialista, que dice que no hay vida después de la
muerte, y la idealista, que afirma que existimos de
alguna manera después de morir.
Lo interesante viene después de morir. El
materialista podrá descubrir que tenía la razón y
obviamente no se dará cuenta pues está muerto, o
de pronto descubre que estaba equivocado y perdió
el tiempo, pues no quiso saber nada del mundo
trascendente.
Y el idealista, que también puede descubrir o no
otro mundo allí y no podrá comunicarnos si existe
el más allá, y tampoco tendrá forma de saber que
estaba equivocado si esa vida no existe, claro. Pero
Nelson Ospina Franco
por este camino de solo razonamientos seguiremos
inexorablemente perdidos tal como Sócrates en el
diálogo “El Fedón”, cuando intenta explicar lo mismo
por la vía discursiva.
Entonces nos queda la eterna duda que solo
puede resolver la fe o el mito, tal como hizo Sócrates
tras la impotencia de la razón frente al tema del más
allá a instantes de tomar la cicuta. Solo los caminos
intuitivos, místicos y simbólicos han podido transponer
este umbral y decirnos algo del más allá. Y no hay
duda de que a la ciencia racional todavía le cuesta
trabajo penetrar este enigma de la existencia, pero
está construyendo puertas hacia él, como veremos.

II- LA ORDEN

Venerable maestro, durante el pasado VII Congreso


Masónico Colombiano el gran maestro de la Gran
Logia Occidental de Colombia, Víctor Hugo Vallejo,
afirmó que él creía que la masonería no necesitaba
más norma o ley que los landmarcks, que como todos
sabemos son de origen arcaico y leyes básicas de la
masonería universal.
Claro que este tipo de afirmaciones debe
desconcertar a gran número de hermanos amantes
del código y el inciso. Sin embargo todas las logias
deben tener su constitución y con mayor razón
nosotros los colombianos herederos masónicos del Q:.
H:. Francisco de Paula Santander.
Pues claro que frente a la ignorancia filosófica y
simbólica de nuestra gente hay que disminuir la ley a
su mínima expresión. ¡Qué lejos nos encontramos los
Ensayos de masonería y simbolismo
latinos de la mentalidad anglosajona eminentemente
sintética y pragmática! Diferencias entre hijos de la
Reforma e hijos de la Inquisición, y no hay que buscar
muy lejos la explicación de por qué somos así.
Entonces, queridos hermanos, no crean casual
que la Constitución de los Estados Unidos de América
hecha por masones anglosajones siga vigente con unas
cuantas enmiendas, mientras nosotros intentamos
todavía ensayos constitucionales extensos y poco
aplicables. O si no, recordemos las recientes y actuales
inquietudes de reforma constitucional del mundo
profano en la Colombia de hoy.
Qué gran paradoja, pues tal parece que estos
landmarcks son de origen anglosajón; bueno, al menos
ellos conservaron desde su origen medieval gran
parte de nuestros rituales y principios. No podemos
considerar, entonces, que sea casual el origen moderno
de nuestra orden, el 24 de junio de 1717 en Inglaterra.
Venerable maestro, en mi condición de un masón
más, de la ya escasa población masónica de Colombia,
creo que el gran maestro de la Gran Logia Occidental
de Colombia tiene toda la razón con su planteamiento.
Claro que entendemos que el tema es planteado tan
solo como un motivo de meditación y así lo acogemos
nosotros, pero eso no excluye que expongamos lo que
pensamos sobre él.

III- EL MUNDO PROFANO

Mire usted, venerable maestro, tantas vueltas y revueltas


que hemos dado sin aumentar nuestras huestes, y no
porque no existan personas en el mundo profano que
Nelson Ospina Franco
no quieran y puedan ser masones; en contraste, nos
avergüenza compararnos con la excelente población de
la masonería chilena, y más de la cubana, y claro que
tenemos muy pocas disculpas frente a ellos.
Hoy en día existe un inmenso interés profano
por las cosas masónicas y en general por las doctrinas
esotéricas. Hace mucho tiempo, quizás desde el siglo
dieciocho, no había existido una época tan propicia
para la masonería, pues el mundo profano está
huérfano y anhelante de espiritualidad, sobre todo
de la que nosotros por principio practicamos: “Una
Espiritualidad de Orden Iniciático”.
¿No será, venerable maestro, que solo nos hemos
refugiado en la letra muerta de los ritos masónicos y no
hemos podido comprender su mensaje revolucionario
de una espiritualidad socialista que ante todo tiene
claro su destino trascendente?

IV- LA LEY MASÓNICA

Venerable maestro, reproduzco textualmente


algunos de los landmarcks que consideramos
esenciales en la exposición de nuestro tema.

2- La masonería simbólica se divide úni-


camente en tres grados:
Aprendiz, Compañero y Maestro.
3- La leyenda del tercer grado es inalterable.
9- Todos los masones tienen la obligación
de congregarse en logias.
Ensayos de masonería y simbolismo
19- Es ineludible para todo masón la creencia
en la existencia de un principio creador o
de Dios, como Gran Arquitecto del Universo.
20- Todo masón debe creer en la resurrección
de una vida futura.
21- Un Libro de la Ley no debe faltar nunca
en una logia masónica.
22- Todos los masones son iguales.
23- La Masonería es una sociedad secreta.
24- La Masonería ha sido fundada como
ciencia especulativa sobre un arte operativo,
tomando simbólicamente los usos de este arte.
25- Ninguno de los landmarcks podrá ser
cambiado nunca en lo más mínimo.

Claro que faltan el resto de landmarcks, en mi


opinión de carácter administrativo, pero éstos aquí
reproducidos definen claramente la filosofía práctica
de la Orden.
Y son ellos los que le dan sentido al título de esta
plancha, pues es en sus principios metafísicos donde
se apoya el postulado del Eterno Retorno del Masón.

V- EL ETERNO RETORNO DEL MASÓN

Para terminar, de lo expuesto atrás creo que se


pueden colegir los siguientes cuatro paradigmas que
enmarcan el “Eterno Retorno Masónico”:
Nelson Ospina Franco
1- Paradigma epistemológico: El masón que no
sea capaz de comprender e interrelacionarse con los
símbolos no es capaz de entender la masonería, pues lo
nuestro solo es ciencia especulativa en el campo de la
reflexión verbal o filosófica, pero su núcleo epistemológico
original es un arte operativo, la construcción de templos
tomado como lenguaje simbólico.
Si no estudiamos, escudriñamos, practicamos
e intentamos captar el lenguaje simbólico, no
aprenderemos a comprender y a hablar el lenguaje de
la masonería y menos captar su mensaje.
2- Paradigma histórico: “La Masonería tiene
más pasado y futuro que presente, y siempre será así”,
siendo este uno de sus más difíciles paradigmas.
3- Paradigma operativo: Para ser plenamente
masón es absolutamente necesario trabajar en un
Oriente y es ésta la raíz de la “Angustia Metafísica” que
se refleja en la sana y masónica rebeldía del irregular.
“Angustia metafísica” a la cual solo se le puede dar paz
cuando se trabaja en una logia regularmente.
4- Paradigma trascendente: Los masones
creemos por principio ineludible en la reencarnación y
en Dios, difíciles creencias en estos tiempos profanos de
materialismo superficial, ignorante, vulgar y ramplón.
Pero cuando el G:. A:. D:. U:., tras el tránsito
al Oriente Eterno de un maestro masón, bendice
su trabajo masónico con su salario iniciático, él ha
de retornar reencarnado como Hiram a cumplir su
ineludible, renovada y eterna tragedia cósmica.
2- EL SECRETO MASÓNICO
Y LA DIDÁCTICA DE LO
INCONSCIENTE

I- LA VOZ DEL SILENCIO

Si intentáramos, imitando a los simbolistas alejan-


drinos, hacer hablar la Esfinge, ella en su impersonal
hermetismo nos advertiría que como cualquier mito
de la sabiduría arcaica solo es un símbolo enigmático
al cual únicamente podremos interrogar cuando
logremos responder las preguntas que suscita su
eterno silencio:

¿Qué enigma guarda esta imagen


síntesis de águila, león, toro y hombre
por lo cual es llamada tetramorfo
y quintaesencia del espíritu?

¿Qué analogía guardan con ella


los cuatro verbos iniciáticos
saber, querer, osar, callar,
de la ciencia sagrada?

¿Cuál es la correspondencia simbólica con ella


de los cuatro estados de la materia
Nelson Ospina Franco
líquido, sólido, gas y plasma
y de los cuatro clásicos elementos
agua, tierra, aire y fuego?

¿Por qué el cristiano Apocalipsis de San Juan


describe el trono de Dios guardado por
los cuatro animales de la Esfinge de Gizeh
que son los mismos de la cábala judía?

¿Si habrá algún vínculo simbólico


entre el tarot y sus cuatro series:
la espada, el basto, la copa y el oro,
y la serie de analogías antes expuestas?

En lo anterior, que hemos escogido como


introducción a nuestro tema, logramos con la Esfinge
de Gizeh un ejemplo clásico de un símbolo arcaico
y sus múltiples significados, su polisemia, dirían
los filósofos simbolistas. La Esfinge es un símbolo
teriomorfo, síntesis de símbolos animales. El hombre
allí solo es un símbolo animal más.
La esfinge en su silencio nos habla. Y tal parece
pues que “El símbolo habla con la voz del silencio”.

II- EL PENSAMIENTO ARCAICO

Ernst Cassirer, en su libro Antropología filosófica,


define al hombre como un animal simbólico y de hecho
la simbolización es nuestra función intelectual básica,
simbolizar el mundo para comprenderlo, solo que hoy
lo simbolizamos básicamente en palabras cuando ayer
lo hacíamos fundamentalmente en símbolos visuales.
Ensayos de masonería y simbolismo
La Esfinge no es una síntesis de conocimientos
armada en un orden caprichoso ni artificial, sino
creación de una mentalidad muy diferente a la nuestra.
Su origen histórico es el antiguo Egipto por allá en
el año dos mil cuatrocientos ochenta antes de Cristo
cuando Kefren, su constructor, el hijo de Keops el de
la Gran Pirámide, hizo una avenida hacia su pirámide
desde el Nilo, con ella como templo portuario, pues en ese
entonces el río pasaba cerca de la Esfinge. No sabemos
positivamente mucho más; es claro que los antiguos
egipcios tenían una mente con una estructura mítica, su
forma de pensar era arcaica, mágica y no racional.
Si bien hablaban, su lenguaje verbal no era el
centro de su mundo intelectual, como sí ocurre con
nosotros; la palabra acompañada de la expresión
corporal era un instrumento sonoro que usaban para
comunicar símbolos visuales. Imaginaban visualmente,
pensaban en imágenes y para comunicarlas inducían
verbalmente en sus oyentes la concepción mental de
las mismas imágenes y con éstas iban simbolizando un
abecedario no verbal hasta formar su discurso mítico.
Es por esto que Robert Graves dice que, en rigor, todo
mito es “una iconografía verbal”.
De toda esta actividad comunicadora de símbolos
a la que se veía por necesidad sometido el hombre
intelectual arcaico nació el oficio de la palabra; primero,
mucho antes de que inventáramos la escritura, toda la
cultura se conservaba sobre la base de la memoria verbal
y gestual y de los espacios, objetos y dibujos simbólicos.
El arte de crear y memorizar discursos verbales es
ya viejo en la historia humana. La Ilíada y La Odisea,
compuestos poéticamente por Homero con base en
Nelson Ospina Franco
leyendas heroicas del año 1150 a. C., fueron recitados
por él y aprendidos de memoria por los trovadores del
siglo noveno a. C., solo fueron guardados por escrito en
el siglo sexto a. C.; durante estos tres siglos, La Ilíada y
La Odisea se mantuvieron vivos en la memoria poética
del pueblo griego sin ayuda de escritura alguna. Es
una de las virtudes de la poesía ser mnemotécnica; su
estructura musical actúa sobre los mecanismos de la
memoria humana.
Allí, histórica y evolutivamente, se desprende
una arquitectura mental construida no ya sobre el
símbolo visual sino sobre el símbolo verbal, naciendo
así la poesía. Qué buen ejemplo de esto es el siglo
sexto a. C. en Atenas, cuando hasta la Constitución
la escribió Solón en verso.
Un teorema más que puede ser de Robert Graves:
la poesía nació en tiempos arcaicos, bajo la necesidad
evolutiva de traducir verbalmente los símbolos
visuales con los que la mente arcaica construía sus
concepciones del mundo.
Estas concepciones arcaicas eran un sistema de
ideas prácticas, mágicas, míticas y místicas que en
su necesidad de ser verbalizadas forjaron la creación
de un simbolismo verbal, germinando así una poética
verbal y finalmente la poesía.
Evolución lingüística alimentada, además, por el
fuego de la sexualidad. El cortejo y la actividad sexual
son según la genética uno de los motores básicos de
la evolución artística y cultural del hombre. Claro
que eso explica también el vínculo entre la actividad
poética y el romanticismo.
Ensayos de masonería y simbolismo
Tal parece, pues, que entre los padres de la poesía
están la mística y el amor. He aquí la raíz psicológica
y mística de la actividad simbólica de la poesía y de
quien la padece y es tocado por su gloriosa inspiración.
Lunáticos, cultores de la “Diosa Cerda” o de la “Diosa
Blanca”, es decir amantes de la diosa Luna y su
víctima, las más de las veces.
Los poetas primitivos fueron a su vez los profetas
y la memoria viva de la palabra arquetípica de la ley, la
cual no se escribía, pues solo era transmitida de boca a
oído. La poesía se constituye así en una forma particular
de la palabra e instrumento básico en la concepción
mítica posterior, el pensamiento mito-poético.
Esta rama del origen y evolución de la poesía es
el tema central del libro de Robert Graves La Diosa
Blanca o “Historia comparada del mito poético”. Es
esencial la lectura de esta obra para quien estudie y
oficie la poesía en los tiempos modernos.
Aquí tenemos que acudir a la sicología moderna
para poder entender la mente de seres que dejaron de
existir hace mucho tiempo. Es C. G. Jung el psicoanalista
que formula que en el ser humano se dan, entre otras,
dos formas básicas de pensamiento: el pensamiento
racional o verbal, y el pensamiento mítico.
Las personas modernas en el mundo profano, ya
mayores, pensamos fundamentalmente en palabras,
razonamos, así a veces no seamos muy lógicos, pero
la base de nuestra actividad consciente la dominan las
palabras. No es nada fácil, a partir del pensamiento
verbal, poder percibir en la mente una forma de
pensamiento que no use palabras; sin embargo,
usamos lenguajes simbólicos todo el tiempo, aun
cuando no nos demos cuenta.
Nelson Ospina Franco
Esta forma de pensamiento arcaico, de alguna
manera, está latente en nuestro inconsciente y de
vez en cuando se manifiesta, pero es rápidamente
reprimido por el acoso de la implacable y excluyente
mente racional.
En el mundo antiguo lo dominante en la mente
colectiva era el pensamiento mítico; la razón todavía
no había nacido.
Uno de los gérmenes de la razón aparece en
la religión monoteísta de Akenatón, y más tarde en
su heredera espiritual, la religión judía y su religión
verbal abstracta, tal como lo demuestra Freud en su
Moisés y el origen del monoteísmo, su libro póstumo,
esencial en el tema que tratamos.
El desarrollo del pensamiento verbal llevó a la
abstracción y por ende a la posibilidad de crear una
teología monoteísta abstracta, sin representación
sensible alguna; pero una cosa es una religión monoteísta
abstracta o religión verbal, y otra cosa es una filosofía
verbal, y esta última es, no cabe duda, la razón.
Werner Jaeger, el autor de Paideia, asevera que en la
historia del pensamiento el primer pensador totalmente
abstracto y el primer hombre en pensar sólo en conceptos
fue Aristóteles, y él era del siglo cuarto antes de Cristo.
Los griegos crearon el pensamiento racional.
La forma de pensar racional, que allí alcanzó su
madurez, es hoy la forma de pensar dominante en
la mente colectiva, aun cuando tengamos rezagos
psicológicos de un pensamiento mítico, como por
ejemplo el ensueño, los sueños, la imaginación del
niño, la mente mágica del indígena y la imaginación
creativa del artista.
Ensayos de masonería y simbolismo
Todas las religiones grandes y pequeñas son mitos
vivos, los otros mitos duermen, puede que olvidados, pero
nunca muertos, pues son fluorescencias trascendentes
del arquetipo genético del hombre y nacen, mueren y
renacen según la necesidad espiritual de los tiempos.

III- INQUISICIÓN SOBRE LA MENTE


ARCAICA

A escasos dos mil trescientos años de nacido el


pensamiento racional, ya casi logra exterminar de la
mente colectiva al pensamiento mítico. Esta inquisición
orquestada por la Iglesia tuvo consecuencias ideológicas
en los paradigmas dominantes del mundo académico
y científico de Occidente. La Iglesia cristiana medieval
y su tomismo hicieron ese papel.
Cualquier actividad cultural humana que tuviera
visos de pensamiento mágico, sin excepción, o mítico,
diferente al católico, fue exterminada, al principio con
el potro o la hoguera, y al final con el estigma social, y
aun cuando parece que hace años que cesó su nefasta e
intimidante tiranía, la inercia alcanzada fue muy grande
y la inquisición social e intelectual se sigue sintiendo
todavía, sobre todo en los pueblos que la sufrimos más
cruel y prolongadamente, los latinoamericanos.
Esto explica que la masonería tuviera mejor
receptividad en los pueblos de origen anglosajón, pues
ellos venían de la Reforma y ya se habían quitado de
encima la tiranía inquisidora de Roma, y no es casual,
entonces, que sea en Norteamérica donde fructifique
más rápidamente y a la larga es en ella donde nace el
Oriente que ilumina la primera revolución democrática
en el mundo profano de hoy.
Nelson Ospina Franco
La Inquisición es un escenario de terrorismo
respecto de cualquier idea distinta de las de la Iglesia
católica, fanática ésta de un Dios exclusivamente
verbal como el Dios judío, con exclusión de cualquier
forma de culto religioso distinto al del “misticismo
verbal”, aquel que define tan bien uno de los patrones
de nuestra Orden, San Juan, en la introducción de su
Evangelio, cuando dice:

En el principio ya existía el Verbo


y el Verbo estaba con Dios
y el Verbo era Dios.

Él estaba con Dios en el principio,


por medio de él todas las cosas fueron creadas
y sin él nada de lo creado llegó a existir

En él estaba la vida
y la vida era la Luz de la humanidad.

Esta Luz resplandece en las tinieblas


y las tinieblas no han podido extinguirla.

Nada lejos estará después Hegel en su Feno-


menología del espíritu.
La Iglesia llevó su teología exclusivamente verbal
hasta sus últimas consecuencias con resultados
dramáticos en cuanto el exterminio de cualquier
forma cultural de pensamiento mítico, y es este el
Ensayos de masonería y simbolismo
panorama intelectual en el que nace la masonería
moderna en una sociedad con muy poco conocimiento
simbólico y, peor aún, con miedo a cualquier forma
teológica de carácter simbólico, pues era herejía y se
castigaba con el ostracismo.
La masonería tiene sin embargo sus raíces
históricas en una civilización mítica, donde la
imaginación del símbolo visual, la imagen, es la base del
lenguaje cultural, técnico y religioso, y no la palabra, el
verbo o el concepto. De ahí que la masonería moderna
asuma, como lo dice el Landmarck N°24, que se ha
fundado como una ciencia especulativa sobre un arte
operativo tomando simbólicamente los usos de este
Arte. Aquí lo moderno es la ciencia especulativa, lo
arcaico es el arte operativo, cuyos usos y costumbres
son tomados como lenguaje simbólico.
Es decir, la masonería moderna tiene dos
componentes epistemológicos: uno el racional, que es
el componente moderno, y otro el mítico, que es el
componente antiguo; seguramente este componente
racional al nacer y desarrollarse sobre el núcleo mítico
permitió que la racional sociedad moderna pudiera
acceder al conocimiento y practica de “un arte arcaico
de orden mítico”.

IV- EL SECRETO MASÓNICO

Aquí es donde entronca la función social de lo secreto,


tal como lo define el Landmarck N°23: “La Masonería
es una sociedad secreta”.
Dice el Diccionario de símbolos, de Cirlot, que
“Todo secreto simboliza el poder sobrenatural y de ahí
Nelson Ospina Franco
su efecto perturbador sobre la generalidad de los seres
humanos. También en esta razón se fundamenta parte
del atractivo de lo esotérico y de todas las formas de
hermetismo en literatura y arte”.
Tenemos que preguntarnos si somos una sociedad
secreta tan solo por herencia de nuestros fundadores
a los cuales les tocaba esconderse de la Inquisición,
lo cual más bien sería una actitud clandestina y no de
secreto. Algo puede ser público y mantener su secreto
como la Esfinge.
¿Entonces qué es lo que guarda y qué es lo que es
el secreto masónico?

VI- EL INCONSCIENTE

Para intentar responderlo hay que escudriñar la


naturaleza de los rituales masónicos, pues ellos
obran sobre el alma de una manera que no somos
conscientes; obran a nivel del inconsciente, están
hechos para dialogar con los arquetipos que habitan
en el fondo del alma humana a los cuales se puede
llegar a través de la práctica de ritos.
Acudimos de nuevo al auxilio de la psicología. C.
G. Jung se refiere así al inconsciente:
Teóricamente no pueden ponerse límites al campo de
la conciencia, puesto que puede extenderse en un ámbito
ilimitado. Pero empíricamente se encuentran siempre
sus límites en el terreno de lo desconocido. Esto último
se compone de lo que no se sabe y de lo que no está en
relación con el Yo, como centro del campo de conciencia.
Ensayos de masonería y simbolismo
Lo desconocido se compone de dos grupos de ob-
jetos, a saber: los externos captables por los sentidos,
y en segundo lugar los hechos interiores captables di-
rectamente. El primer grupo representa lo desconocido
del mundo circundante, el último lo desconocido del
mundo interno. La última zona la designamos como
el inconsciente.
A estos contenidos se suman también todas las re-
presiones más o menos deliberadas de representaciones
e impresiones penosas. La suma de todos estos conteni-
dos la designo como el inconsciente personal. Pero más
allá de ello hallamos en el inconsciente también las pro-
piedades no adquiridas individualmente sino hereda-
das como son los instintos (En este aspecto “profundo”
de la psique hallamos también los arquetipos). Los ins-
tintos y los arquetipos forman el inconsciente colectivo.

V- LA DIDÁCTICA MASÓNICA

Tenemos más o menos claro cuáles son los métodos


didácticos para transmitir conocimientos racionales
y es lo que nos enseñan desde la escuela hasta la
universidad, pero cuando se trata de hacer didáctica
de conocimientos simbólicos de contenido esotérico,
toda la metodología racional resulta inútil.
Esto es lo que significa la Escuela Masónica:
una escuela de una ciencia y arte simbólicos cuyos
métodos son de origen arcaico y en ellos la mecánica
social de lo secreto juega un trascendental papel.
He aquí nuestra hipótesis: “A nuestros trabajos
en logia debemos considerarlos análogos a los
trabajos con el inconsciente”.
Nelson Ospina Franco
Del inconsciente sabemos que está ahí, pero
el acceso a él es indirecto, no podemos acceder a
él tal como lo hacemos con el mundo racional; el
inconsciente es secreto para la conciencia, sabemos
que está ahí pero no sabemos de sus actividades sino
de una manera indirecta. Tal como sucede con la
masonería, sus actividades deben ser secretas y sus
obras deben manifestarse solo indirectamente por la
acción profana de sus integrantes.
La razón, pues, del secreto masónico parece que
obedece a la naturaleza de los arquetipos espirituales
que trabajamos y no a la necesidad de ocultarnos de las
persecuciones intolerantes de la sociedad profana, las
cuales hoy en día a comienzos del siglo veintiuno han
desaparecido casi totalmente, en gran parte gracias al
trabajo proyectado sobre el mundo profano moderno
por la Orden masónica.
Hoy si alguien quiere saber quién es masón sólo
tiene que coger un directorio telefónico para averiguar
dónde queda un Taller y situarse cerca de la logia para
espiar los nombres de sus integrantes.
El secreto masónico es pues cosa bien distinta a que
se sepa quién es masón; el secreto es un reconocimiento
de la trascendencia esotérica de nuestros oficios
simbólicos a los cuales no se puede acceder sino a través
de los rituales que obviamente deben ser ejecutados en
secreto tal como en secreto ocurren los procesos del
inconsciente personal y colectivo.
El secreto masónico es el reconocimiento de la
inaccesibilidad consciente a los contenidos profundos
de los símbolos de la Orden, los cuales por su
naturaleza mítica solo podemos intuir; ellos no son
revelables racionalmente aun cuando lo intentemos,
Ensayos de masonería y simbolismo
y eso es lo que hacemos cuando filosofamos sobre
ellos, solo especulamos, tal como lo hacemos en esta
lectura. “La cosa del secreto masónico” está más allá
de las palabras y de nuestra mente consciente, su
naturaleza es inaccesible racionalmente y aún menos
comunicable verbalmente.
El secreto masónico tal parece que es una técnica
necesaria, no para ocultar nada, sino para tratar los
contenidos trascendentes de los oficios rituales, los
cuales exigen el tratamiento de lo secreto para poder
interrelacionarse con ellos. Ni aun dentro del templo
en medio de la ejecución de un ritual cesa el secreto.
Además, este secreto que los masones guardamos
también está detrás de todas las cosas de la vida profana;
lo difícil es verlo. Tarde o temprano lo padeceremos y nos
dará miedo, alegría, y un terror sagrado nos inundará
cuando un día cualquiera un simple acontecimiento
cuotidiano nos ilumine solo a nosotros casualmente
de una manera sincrónica y simbólica; se nos hace
numinoso, dice Jung, pero para casi todos los demás lo
que uno siente, piensa y ve, allí será pueril.
Se nos revelará entonces un símbolo trascendente
cualquiera, que de pronto ya habíamos aprendido
en logia o en vivencias de orden filosófico, religioso
o esotérico; símbolo que se nos hace inminente y
necesario estudiar. He aquí otra causa de la “angustia
metafísica del Irregular”, y por ende de la reacción
espiritual a ella, cual es el retorno del masón al trabajo
regular en logia para alcanzar paz espiritual.
La angustia metafísica del Irregular, al vivir
el simbolismo del secreto masónico en su vida
cuotidiana, le genera el karma o le impone la Némesis
Nelson Ospina Franco
que le hace necesario regresar a la regularidad. Los
irregulares, habiendo sido ya iniciados, han quedado
desamparados de asistir personalmente al psicodrama
de los rituales sagrados de trabajos ordinarios y de
iniciación masónica y por supuesto aislados de los
efectos espirituales y mágicos de las luces F:., B:. y S:.
que la presencia del G:. A:. D:. U:. provoca, invocado
por los rituales en el templo.
Los irregulares que han bajado a los infiernos
del mundo profano y han vuelto a la regularidad de
este espacio sagrado sabiendo algo que solo enseña el
abismo, el sufrimiento y la soledad, pero que solo tiene
sentido en la regularidad masónica, por lo que tienen
mucho que enseñar.
Y por allí comienza a deshilvanarse la madeja del
difícil lenguaje simbólico, y así posiblemente, después
de años de estudiar y trabajar disciplinadamente,
descubramos el secreto masónico…, ¡qué digo!,
sintamos la presencia mágica de la electrizante
e inspiradora energía espiritual que se devela en
el misterio de los símbolos cuando los vivimos
místicamente, algo intraducible a palabras.
Son dos labores las necesarias para llenar las
columnas: una es la de iniciar y la otra es la de recuperar
para las logias a los masones irregulares dispersos
por el mundo profano, y que bajo obvios estímulos y
esperanzas de trabajo espiritual y académico están
anhelantes de trabajar masonería y lo necesitamos
con urgencia, sobre todo en Colombia.
La sabiduría masónica es simbólica y los símbolos
no hablan, solo suscitan. Los símbolos inducen
ideas solo con la voz del silencio; al espíritu no lo
vemos, es secreto, como quien dice es inconsciente
Ensayos de masonería y simbolismo
o supraconsciente, pero no consciente. Sabemos por
intuición o filosóficamente que el espíritu está ahí y lo
reconocemos por sus múltiples manifestaciones, pero
lo asumimos como lo que es, secreto y trascendente.
Tal parece pues que el secreto es una de las claves
del paradigma didáctico de la masonería.
3- FIESTA DE SAN JUAN EVANGELISTA

I- EL TRABAJO INICIÁTICO

La experiencia más difícil como masones la encontra-


mos en la vida profana, cuando descubrimos en su coti-
dianidad los mismos y silenciosos símbolos que aquí en
logia oficiamos y es cuando tras el trabajo afloran a la
conciencia de la manera que nos es común, hablando, y
si queremos hablar al orden debemos pensarlo mucho,
y es mejor escribir; presentar planchas es una solución.
Aquí en la intimidad de nuestra logia debemos
trabajar en equipo, aquí en el seno de nuestro taller
invocamos el mundo de las causas espirituales a través
del ejercicio personal y colectivo de nuestros rituales.
El efecto de dichos rituales debe obrar sobre
nuestra individualidad. El rito actúa sobre el
inconsciente, pule primero el inconsciente personal y
luego nos abre ventanas al inconsciente colectivo.
La masonería enseña y da instrumentos. Primero
nos enseña iniciáticamente su mito: los tres ritos
iniciáticos, vividos como un psicodrama simbólico de
enseñanzas de sabiduría arcaica, y este es el mito por
trabajar. Mito encarnado, vivido personalmente en
un templo, con los ornamentos, vestiduras, liturgias
y solo en “Sociedad secreta”, en presencia de ningún
Nelson Ospina Franco
profano, de nadie que no haya pasado por la iniciación.
He aquí pues lo que tenemos que “leer, entender y
practicar” en este taller físico.
El componente más importante de la alquimia
ritual es la compañía humana, sin lo cual sería imposible
ejecutar los trabajos simbólicos que, al ser elevados a
sagrados por el ritual, hacen que el taller se transmute
en templo y los trabajos físicos en alquimia trascendente.
El templo es mágico, como herencia de la ciencia
arquitectónica de los magos místicos de la antigüedad,
los cuales creían que el número y la geometría eran el
pensamiento y la lengua de los dioses y que con ellas
pensó y construyó Dios el mundo.
La geometría fue durante mucho tiempo mantenida
como secreto en los templos antiguos, los griegos la
aprendieron en las escuelas iniciáticas de Egipto, y
fueron ellos quienes la popularizaron y desarrollaron,
como Pitágoras y Platón que estudiaron en el Instituto
Tecnológico de Massachusetts de la antigüedad, que eran
los templos iniciáticos de Tebas y Menfis, Nilo arriba.
Allí enseñaban Ciencia Arcaica, una ciencia indu-
dablemente mistérica, mágica y mística. Ellos no dife-
renciaban entre ciencia y religión; su religión también
era mistérica, tenían ritos externos para las masas, y
otros exclusivos para las élites espirituales, ritos exoté-
ricos y esotéricos los llamaría la escuela pitagórica. En
estos solo participaban los iniciados, los ritos religiosos
más sagrados eran oficiados en el Sancta Sanctorum,
lejos de la mirada profana del pueblo.
Los colegios iniciáticos eran universidades mis-
téricas. Escuelas de misterios les decían. Los miembros
de estas escuelas construían templos, hacia el exterior se
Ensayos de masonería y simbolismo
manifestaban como los cientos de mitos, ritos y dioses que
vemos en pueblos como el egipcio, por ejemplo.
Lo que ocurría por dentro, en el Sancta Sanctorum y
en los ritos iniciáticos, tenemos que inferirlo de lo poco que
se sabe del proceso religioso e iniciático. La experiencia
iniciática es una vivencia de orden mental y naturaleza
espiritual, tal parece. La iniciación es una aventura
perceptual de conocimiento simbólico trascendente.
La iniciación puede ser un ensueño del ser, en
que la conciencia y el yo encarnan un mito, durante el
cual el alma navega por el mundo astral conducida por
los símbolos de la realidad metafísica que con su juego
simbólico y azaroso la aleccionan sobre la sabiduría de la
vida, los misterios de la percepción y el destino del alma.
Durante la iniciación, la secreta voz de lo arque-
típico nos habla con su voz de silencio, nos habla
con su azarosa y misteriosa danza de ¡sincronismos
simbólicos! Es el mismo fenómeno señalado por
Nietzsche en las “coincidencias significativas” y por
Jung en la “sincronicidad”.
¡En la iniciación vivimos una catarsis trascendente!
Mentalmente la iniciación puede ser éxtasis
de un simbolismo visual que se trasmuta en canto
que hace silencio, para ser espejo, eco y sentido de
la cósmica música del número, sinfonía matemática
que por destino encarna y manifiesta toda cosa de la
naturaleza y del más allá.
El primer velo de la iniciación es de orden
mítico, no hay duda. Este velo mítico está tejido con
los hilos simbólicos de una tradición iniciática, cuya
más profunda capa de tejido puede ser, he aquí la
hipótesis esotérica, un misterio simbólico de orden
Nelson Ospina Franco
numérico y geométrico. En fin, allí deben existir unas
“matemáticas sagradas”.

II- EL CEREBRO: UNA MÁQUINA DE SOÑAR

Pero antes de intentar levantar el velo de la geometría


mística, no sobra informar desde las ciencias positivas
de una concepción científica del fenómeno de la mente
humana: la conciencia y la percepción. Además sirve para
equiparar con lo que el esoterismo y la masonería han
sabido siempre, que “la mente primitiva es analógica”,
tal como lo dice la ciencia de la neurofisiología.
La mente arcaica es analógica y de ahí las técnicas
mágicas y los lenguajes simbólicos de las religiones, la
mística y el arte. Intuición, analogía, símbolo, mito,
arte, misterio, secreto y mística son productos de una
máquina que sueña y todos son ramas orgánicas de
una misma familia espiritual.
Tal parece que nosotros los masones, que
aún guardamos y practicamos formas arcaicas de
conocimiento simbólico, no hemos estado equivocados,
según las ciencias positivas modernas, claro.
El pensar de hoy es racional y el intuir es analógico
desde la antigüedad arcaica. Lo simbólico opera
analógicamente. Mientras que la razón como sistema
lógico se puede reducir a la simpleza de un sistema
digital y es lo que hacemos con los computadores,
ellos traducen nuestros razonamientos a una “lógica
binaria” de dígitos: unos y ceros.
Rodolfo Llinás dice en su libro de divulgación El
cerebro y el mito del yo, que “el cerebro humano no es
Ensayos de masonería y simbolismo
un computador digital, sino analógico”. Además “este
aparato pesa mil cuatrocientos gramos, consume
catorce vatios de energía eléctrica, y trabaja a una
frecuencia de sesenta ciclos por segundo. La mente
es una actividad eléctrica del cerebro y la conciencia;
tal parece, es nuestra hipótesis, que es una función de
su campo electromagnético”.
El concepto científico más poético de Llinás,
donde magia y ciencia parecen ser las dos caras de
la moneda evolutiva que produjo el azaroso milagro
de la mente y la percepción, es cuando dice que: “El
cerebro es una máquina de soñar y el mundo que
percibimos en la mente es una realidad virtual”.
La conciencia es pues, según Llinás, un
fenómeno virtual que ocurre en el cerebro que sueña
despierto, pero fijamente sintonizado con la realidad
por conductas interpretativas aprendidas durante la
evolución, la crianza y la socialización. Conductas que
nos forman una “ventana perceptual” a través de los
sentidos. Ventana a través de la cual formamos en la
mente una cosmovisión que nos debe ser funcional y
útil a la supervivencia. Cuando soñamos, ya dormidos
somos libres de los sentidos y podemos percibir otros
mundos, piensa el esoterista.
Esa realidad virtual es la mente de todos nosotros
cuando estamos despiertos y conscientes, es lo que,
además del sexo, vemos y oímos, tocamos, olemos,
sentimos, etcétera. Con toda esta información
eléctrica de los sentidos la mente forma una película
que vemos y vivimos dentro del sistema cerrado del
cerebro, aun cuando creamos estar viéndola afuera,
análogo a lo que ocurre con la realidad virtual de los
sistemas cibernéticos, advierte Llinás.
Nelson Ospina Franco
Esa película perceptual está fijamente sintonizada
por el proceso biológico y cultural con el mundo
circundante del depredador humano, medio del que
emergimos hace muy poco.
Esta máquina del cerebro humano, que funciona
analógicamente, tal parece que tiene al mundo
por tema, al símbolo por lenguaje y al espíritu por
observador, pensamos nosotros.
¿No serán del espíritu, otra hipótesis, las cualias
de las que tanto habla Llinás?
Tal parece pues que somos una ventana
perceptual que la evolución de la materia construyó
hacia el mundo de la idea. O visto desde la perspectiva
cabalística: la materia es una idea cristalizada o caída,
que la necesidad evolutiva impulsa hacia su origen,
hacia la noosfera, hacia el “Cristo cósmico”, como dice
Teilhard de Chardin en su libro El fenómeno humano.

III- INICIACIÓN: CATARSIS, NÚMERO Y


GEOMETRÍA

Hipótesis: El misterio geométrico es una experiencia


mística del cosmos durante la cual percibimos intui-
tivamente al universo, a través de los velos simbólicos
de la geometría y el número.

La técnica de usar un velo matemático para intuir


verdades cosmológicas no es distinta a la técnica de
la cosmología moderna de usar las matemáticas para
pensar el universo físico, aun cuando una cosa es
pensar y otra intuir.
Ensayos de masonería y simbolismo
Stephen Hawking, en sus libros de divulgación La
historia del tiempo y El universo en una cáscara de nuez,
populariza la concepción matemática de la cosmología
moderna, haciendo una versión exotérica, pudiéramos
decir, de la cosmología físico-matemática moderna.
En estos libros Hawking no usa matemáticas para
explicar sus ideas, como una concesión didáctica con
el vulgo, por la dificultad de las matemáticas y aún más
de la físico-matemática. El lenguaje matemático solo
lo entienden los iniciados en las matemáticas, claro.
Pero en vista, del deseo profano por saber cos-
mología, Hawking hizo estos dos libros de divulgación
en los cuales no usa sino una sola frase matemática, la
famosa fórmula de Einstein que dice: E = MC2.
¡Qué talento y qué espíritu creador el de Hawking,
detrás de semejante limitaciones físicas!
Pero si fuéramos a mirar los trabajos ya especia-
lizados de Hawking, es decir la versión esotérica de la
cosmología, no entenderíamos nada, pues están escri-
tos en un lenguaje que solo entienden los iniciados en
la físico-matemática. Platón formula que la idea existe
en sí y por sí, más allá de la realidad física perceptible.
Pero el mundo metafísico de las ideas platónicas solo
es matemático. En últimas, según esto, la Idea creado-
ra del cosmos, o demiurgo, actúa matemáticamente,
y si intentamos percibir místicamente al G:.A:.D:.U:.
nos encontraremos con su forma arquetípica de puras
realidades matemáticas.
La geometría y la aritmética eran las dos únicas
formas matemáticas conocidas por el mundo clásico.
El pensamiento abstracto posterior permitió el
descubrimiento de las otras ramas de la realidad
Nelson Ospina Franco
matemática hasta llegar a las desarrolladas, extensas y
operativas matemáticas modernas.
Con este símbolismo geométrico y numérico los
antiguos construyeron un lenguaje que fue usado para
expresar, comunicar y operar contenidos mágicos,
prácticos, filosóficos, místicos y teológicos.
Construyeron ellos una arquitectura que refleja
de una manera mágica y mística el misterio de la
creación, la conservación y la destrucción del mundo.
Esta arquitectura usaba como lenguaje un arte
geométrico mantenido y enseñado en secreto, es decir,
comunicado solo por iniciación.
Con esta geometría sagrada como instrumento
teórico y operativo construyeron ellos sus templos.
Templo en el cual ejercitaron, bajo estricta ceremonia
y secreto, los trabajos iniciáticos que intentaban
transmutar, además del alma de los participantes,
también la materia.

IV- EL COLEGIO INICIÁTICO

Para que el templo sea un taller vivo y funcione como


logia debe ponerse bajo un estricto y sagrado orden.
Para alcanzar la gran obra tenemos que ejercer
disciplinadamente los trabajos prescritos por las liturgias
y hacerlo con espíritu y pasión religiosa, sin olvidar que
allí nos ponemos voluntariamente por medio del rito
bajo la vigilancia del G:.A:.D:.U:., para poder entonces
contar con su fuerza, belleza y sabiduría.
Lo nuestro es de carácter religioso, pero esotérico,
al estilo pitagórico. Aprendizaje que él trasplantó de
Ensayos de masonería y simbolismo
los misterios egipcios a la Magna Grecia y los cuales
heredó el pitagorismo, aun cuando los griegos tenían
otros misterios esotéricos que se enseñaban por
iniciación, como los ritos de Eleusis.
Según Aristóteles, el mayor de los pitagóricos
fue Platón. Estudiar a Platón es estudiar a uno de los
grandes iniciados de la antigüedad clásica, su mito de
la caverna en el capítulo séptimo de La Republica es
la mejor descripción conocida del proceso mental de
la iniciación.
La masonería usa un lenguaje simbólico con
una estructura mistérica, como lo son la tríada de
iniciaciones representadas por las liturgias de aprendiz,
compañero y maestro de la Masonería Azul, con sus
ornamentos y usos. Los masones usamos un lenguaje
religioso distinto del de las religiones profanas, pero
a la larga tocamos y trabajamos el mismo tipo de
misterios.
En nuestro colegio iniciático trabajamos,
aprendemos y enseñamos simbólica, iniciática y
secretamente. Los masones creemos que esta es la
única forma de tratar con el debido respeto y seriedad
la profundidad y dificultad que tiene y exige el sagrado
misterio de los difíciles arte y ciencia reales.

V- LA FIESTA DE LOS DOS SOLSTICIOS

Bien saben, Qs:. Hs:., que las dos fiestas de la Orden


son la del 24 de junio, o de San Juan Bautista, y la del
27 de diciembre, o de San Juan Evangelista. Las dos
corresponden a la celebración arcaica de los solsticios, el
de verano o estival, y el de invierno o hiemal, e igualmente
corresponden a las dos columnas del templo.
Nelson Ospina Franco
Las dos columnas simbolizan los límites del Sol
en su recorrido anual. Los dos solsticios simbolizan
también los límites de los trabajos de Hércules. Obvio
que en esta respetable, benemérita y meritoria Logia
Estrella del Combeima N°7 siempre se ha celebrado la
fiesta de San Juan Bautista el 24 de junio. Y, de hecho,
es la más importante de las dos, pues en ella toman
posesión las dignidades y ofíciales de todos los talleres.
No he sabido que celebremos la fiesta de San Juan
Evangelista; de pronto en alguna pasada generación.
Habría que investigarlo.
La celebración de estas fiestas es de estricta
observancia. Tenemos que tratar las dos columnas
por igual, celebrarlas a ambas festivamente, si no
estaríamos cojeando en materia simbólica. Nos faltaría
celebrar el solsticio de invierno, o solsticio hiemal.
Al no celebrar la segunda fiesta no completamos el
rito simbólico del ciclo solar. O lo que es lo mismo,
el Sol o Hércules, no puede concluir su ciclo a
través del zodiaco. Los trabajos de Hércules son una
representación simbólica del proceso iniciático del
alma, a través de su viaje por este mundo.
El microcosmos de la logia retrata el escenario
simbólico de la naturaleza, teatro iniciático donde el
alma de cada uno de nosotros, análogamente a como
lo hace el Sol en su ciclo anual, debe intentar pasar de
una columna a otra, ir de solsticio a solsticio, recorriendo
paso a paso a través de los ciclos del zodiaco las diferentes
etapas y pruebas por las que pasa la evolución del alma
en su aventura trascendente por este mundo.
El ritual es un trabajo que invoca imitando. El
ritual por analogía es un intento de sincronización
espiritual de los oficiantes con el G:.A:.D:.U:. El ritual
Ensayos de masonería y simbolismo
está hecho para organizar la discusión intelectual y
la búsqueda de la verdad, de acuerdo con las fuerzas
espirituales del cosmos.
Por efecto del trabajo masónico, oficiado colectiva-
mente en el templo, el cosmos refleja simbólicamente
su naturaleza alquímica sobre el alma individual y co-
lectiva, sometiéndola al mismo proceso de transmuta-
ción; los alquimistas quisieron transformar el plomo
en oro por una vía análoga.
El taller y lo que pasa durante el ejercicio ritual
de los masones en él, el templo y el rito, o espacio
y tiempo mágicos, sirven de intermediarios entre el
grupo de masones que oficiando encarnan su mito y
el espíritu del G:.A:.D:.U:., invocado por el “ejercicio
ritual”. El masón debe vivir el mito de la masonería, y
solo así quizás logre su iniciación.
La iniciación mística es un salario alquímico
otorgado al M:.M:. solo por el G:.A:.D:.U:. como
producto de su trabajo. El G:.A:.D:.U:. es el único y
verdadero iniciador, los masones simplemente somos
sus auxiliares, sus obreros y sus recipiendarios.

VI- EL TEMPLO Y LA CAVERNA

Los inventores de mitos que crearon la masonería


intentaron trasformar el alma del hombre, análo-
gamente a la forma como nace muere y se regenera el
sol. Debemos trabajar igualmente como trabaja el sol.
La logia con todos sus ornamentos, columnas, techo,
paredes, piso, muebles, joyas, liturgias, el Ara, las velas
y el libro de la ley, además de usos y costumbres, es un
retrato simbólico del cosmos y sus procesos evolutivos.
Nelson Ospina Franco
Aquí en el taller ocurre como en los tiempos
arcaicos, cuando el chamán primitivo se enfrentaba
con lo secreto y tuvo que refugiarse en cavernas o
lugares escondidos del bosque. Refugiarse en úteros
naturales, que a la larga es lo que es la cueva, un
útero telúrico. La maloca de los indígenas amazónicos
es construida con el mismo sentido ritual y simbólico.
También la caverna es símbolo de entrada al mundo
del inconsciente. Recordemos La divina comedia, del
Dante, y su entrada al mundo subterráneo.
La forma de nuestro templo es herencia de las
cavernas o cuevas del centro del mundo. Lo que
pasó en la historia fue que sacamos la cueva a la
calle y para mantener su aislamiento trabajamos en
sigilo, con guarda-templos, palabras de pase y demás,
haciendo en el fondo un círculo mágico, a la usanza
de los magos antiguos.
Simbolizamos con la sociedad secreta lo oculto
para el profano; les estamos diciendo simbólicamente
que trabajamos en algo que no entienden pues es
simbólico y misterioso; claro que nosotros, a veces o
casi siempre, tampoco.
Hacemos trabajos análogos a los trabajos con
el inconsciente. Trabajamos materiales de orden
espiritual, intangibles, pero indudablemente reales,
aun cuando la gente puede pensar lo que quiera. Pero
si ellos tienen dudas espirituales nosotros debemos
asumirlas; es nuestro deber y además nuestro oficio.
Y harto trabajo que tenemos al frente con esta
Colombia, herencia de ancestros masones, y qué vergüenza
como anda. Y, además, nosotros casi extinguiéndonos.
Ensayos de masonería y simbolismo
VII- EL RITUAL ESOTÉRICO

Un alto porcentaje de personas no entiende lo in-


consciente, lo esotérico y metafísico; es cosa difícil. Y solo
logran entenderlo después de mucho estudio y trabajo
las personas que nacen con el talento. Claro que como
ocurre con las matemáticas y cualquier ciencia o arte, el
que es incapaz para ellas, por mucho esfuerzo que haga,
no podrá penetrar en sus misterios. Aquí el populismo no
sirve. Es capaz o no lo es, no hay otra alternativa; es el
necesario rigor de la academia desde Platón.
Esta selección y tratamiento del estudiante es
básico en la universidad moderna, con su selección
y enseñanza académica, organizada escalada y selec-
tivamente, con pruebas, exámenes y grados. Análogo
es lo que nosotros debemos ejercitar con la selección
y enseñanza iniciática, que emergen del ejercicio de
los rituales de aprendiz, compañero y maestro de la
masonería simbólica.
El ritual esotérico de la masonería es un mensaje
simbólico, captable solo al ejercer el ritual con toda la
ceremonia; no está escrito, ni puede describirse con
palabras, pero allí en nuestro hermético trabajo él nos
habla con la voz del silencio.
Privilegiados nosotros que, si queremos, aquí po-
demos aprender simbolismo práctico, no solo teórico.
El aprendizaje ocurre sólo en el taller y trabajando.
Solo así, oficiando coma a coma la liturgia, venerándola
letra a letra, paso a paso, signo a signo, así y solo así,
podremos sintonizarnos con la ciencia espiritual de
nuestros ancestros masónicos.
Nelson Ospina Franco
VIII- LA FIESTA

Ya habrá ocasión de que hablemos de la fiesta del 24


de junio; la inquietud presente corresponde a que no
queremos perder esta oportunidad de compañerismo
ritual, encarnado por el ascenso al Gr:. de compañero
del aprendiz Luis Arles Ramírez Ariza.
No pudiendo hacerlo pues la ceremonia no
permite proposiciones, pero el año se va, y el venerable
excusará que acuda a las observaciones para ello, pues
el propósito es noble, aprovechamos la ocasión para
plantearle al taller la necesidad de que celebremos
la fiesta de San Juan Evangelista, no importa que
le cambiemos de fecha. No será la primera vez que
lo hagamos. De todas formas, en rigor, la fiesta del
solsticio de invierno o de San Juan Evangelista habría
que celebrarla el 24 de diciembre, que es cuando
ocurre el verdadero solsticio astronómico, pero en vista
de la celebración profana del nacimiento de Cristo ese
día, la fiesta se celebra el 27.
Tampoco es casual que la Iglesia primitiva haya
decidido fijar el nacimiento de Jesús el 24 de diciembre.
Esto lo describe Frazer en su libro La rama dorada: En
los evangelios no aparece en qué día nació el Salvador,
pero por allá en el cuatrocientos de nuestra era vulgar
la Iglesia fijó el nacimiento el 24 de diciembre; en
algunas iglesias primitivas lo celebraban el 6 de enero.
Esta asimilación de la fiesta del solsticio de
invierno o celebración pagana de la Natividad del
sol, o absorción simbólica por la fiesta cristiana de la
Natividad de Jesús, es muy común en la conquista
religiosa del cristianismo. Dicha fiesta pagana era
Ensayos de masonería y simbolismo
muy popular y con simbolismos muy análogos a los
que existen hoy en la celebración católica.
La masonería se define a sí misma como juanista,
y esto tiene que ver con los dos juanes de los solsticios.
El primer patrono de la Orden, San Juan Bautista, es
quien simboliza la Orden Operativa, su solo nombre
los define: su oficio es el iniciar con el bautismo; opera
espiritualmente.
El segundo patrono de la Orden, San Juan Evan-
gelista, es el especulativo, el teórico; simboliza él la
Orden Especulativa. Es San Juan Evangelista el autor
del famoso Apocalipsis, libro absolutamente simbólico,
y también de uno de los evangelios más bellos y eso-
téricos, el Evangelio de San Juan, además de varias
epístolas. Los masones cuando aprendemos el lengua-
je del simbolismo debemos ser capaces de captar el
misterio que late en estos libros.
La fiesta de San Juan Evangelista podemos esta-
blecer que se celebre en la última tenida de diciembre;
serviría además para celebrar la Navidad de los herma-
nos y la despedida de año. Y según decidió el venerable
maestro de nuestra logia así se hará, y se hizo, en la
reunión de fin de año con la familia masónica.

IX- LA MEDALLA AL MASÓN OPERATIVO

En el VII Congreso Masónico Colombiano llevado a


cabo en Ibagué la respetable, benemérita y meritoria
Logia Estrella del Combeima N°7 otorgó por primera
vez la Medalla Masónica Rafael Díaz Martínez.
Fue Rafael Díaz Martínez un masón ilustre entre
muchos. En su historia simbólica su mito fue el de
Nelson Ospina Franco
ser secretario del H:. Benjamín Herrera, durante
el trascendental Congreso del Partido Liberal
de Colombia llevado a cabo en Ibagué en 1922,
congreso que fue la semilla política que trasformó a
la Colombia del siglo veinte.
Simboliza Rafaelito, como paradigma especulativo,
al masón intelectual ibaguereño, y no es casual que
sea su biblioteca la que cubra nuestras paredes en el
salón de “Pasos perdidos”.
Análogamente a la necesidad de guardar armonía
en la celebración de las dos fiestas masónicas, es
necesario que celebremos también, con una medalla
al mérito masónico, al masón que se haya destacado
en la masonería operativa.
Qué mejor ocasión para crearla, y además al
escoger el nombre que habrá de simbolizar al masón
operativo podamos rendir un homenaje en vida a uno
de los masones que, con su trabajo de artista ejecutado
con tenacidad, asiduidad, laboriosidad y devoción, ha
construido y edificado física y espiritualmente este
Taller de la Masonería Ibaguereña.
El nombre acogido por el venerable maestro de
nuestra logia y aclamado por todos los hermanos fue el del
querido hermano Jorge Pinzón Martínez, cuyo nombre
llevará la medalla al masón operativo de nuestra logia.

X- INICIACIÓN FEMENINA, LOGIAS DE


ADOPCIÓN Y LANDMARKS

Y como eco de esta música del alma ibaguereña,


¡creámoslo!, allá en el cosmos brilla una estrella que
danza como el Combeima en armonía de pentagrama.
Ensayos de masonería y simbolismo
Se nos salió el poeta, claro que no mucho; apenas
vamos por los huesos, ya pasamos por los mohos y las
sales. ¿Ustedes no?
Hiram, aquí retratado simbólicamente en nuestra
cueva interior o templo o “mundo virtual”, con los
años deambulará por el Zodiaco, entre Jakim y Bohaz,
y entre ellas nosotros, como él, intentaremos salir una
vez más en cada solsticio para ofrendar la existencia
como el sol, que se consume mientras nos da vida.
Pero el sol seguirá y nosotros no, y moriremos,
pero para volver, por equidad simbólica; cosas de la
magia arcaica, ¿quién lo puede explicar? Nosotros no,
¡pero ocurre!, y tenemos fe en ello, aun cuando no
tengamos sino vestigios, apenas atisbos.
Destino cósmico el del héroe solar, ¡Hiram como
Cristo y antes Osiris asumen el rito de la tragedia o
sacrificio cósmico! Y claro que no son los únicos. En
América también ¡Quetzalcóatl! El mito se repite
a través de muchos vestidos culturales, folclóricos y
religiosos y con muchas variables, pero en esencia
siempre el mismo, un censo antropológico lo mostraría
a lo largo y ancho del planeta.
Entre otras cosas, la masonería es también un
mito de iniciación viril, masculino. El propósito de
ella, según este punto de vista, sería el sangrado ritual
del hombre para imitar analógicamente y equilibrar
simbólicamente el sangrado menstrual de la mujer. El
masón sangra para fecundar, la mujer sangra porque
no ha sido fecundada. Ella no se debilita al sangrar,
pero si él sangra se debilita. La mujer al sangrar se
renueva y queda apta para ser fecundada. El maestro
al sangrar, a causa del crimen sagrado, muere y se
renueva en otra vida.
Nelson Ospina Franco
Con la muerte del maestro consumada se cumple
el rito por el cual su sangre fecunda la tierra y su
alma nace a una nueva vida, en el más allá, y puede
volver. En el acá, su sociedad secreta es iluminada,
mientras vuelve, por la sabiduría que irradia, el fuego
de su batalla, entre la vida eterna y el eterno retorno.
Proceso iniciático por el cual el G:.A:.D:.U:. proyecta,
dibuja, teje y ejecuta la evolución de los pueblos y las
civilizaciones, creemos nosotros.
Mito de un “crimen sagrado”, familia mítica de la
que forma parte, por ejemplo, el rey del bosquecillo de
Nemi, cerca de la Roma antigua, el cual defiende hasta la
muerte una rama dorada que hay en el árbol sagrado bajo
el cual vive y donde recibe las ofrendas de sus fieles, hasta
que, tras su asesinato, pierde a manos de su sucesor la
vida, la rama dorada y su reino. Este es un ejemplo de una
de las formas del “arquetipo de la sucesión monárquica”,
a través del crimen sagrado, dice Frazer.
La iniciación tiene raíces también en la mutación
del adolescente en hombre, cuando le llega la edad de
la pubertad, que es cuando se nos engruesa la voz y nos
crece la barba. Al muchacho arcaicamente se le hacía
sangrar con la circuncisión para iniciarlo como hombre
y guerrero, para darle parto en el mundo de los hombres,
porque hasta ese día estuvo en el seno de las mujeres. El
rito evoluciona, pero el principio biológico sigue siendo el
mismo. El día siempre le llega al niño para ser hombre y
al hombre para ser Dios; la cosa es análoga.
En el mundo arcaico del hombre cazador y
recolector está el origen de los ritos de iniciación
masculina: en lo sexual por la circuncisión y en lo
social por la iniciación en la caza y la guerra. Estas
iniciaciones evolucionan cultural e históricamente
Ensayos de masonería y simbolismo
junto a la iniciación del chamán, mezcla e integración
de iniciaciones que ocurre cuando, dejando de ser
nómadas, nos asentamos en ciudades. Durante
las grandes civilizaciones de la antigüedad clásica
todas estas iniciaciones derivaron en las órdenes
constructoras, la iniciación y los misterios, además de
la fluorescencia profana de mitos.
Así pues, hoy en día casi todos los rituales iniciáticos
del mundo clásico han desaparecido en virtud de su
decadencia, la historia y la poda inquisidora de las
iglesias cristianas por el mundo.
Sin embargo, algo sobrevivió. Dice Mircea Eliade
en el epílogo de su libro Iniciaciones místicas: “El único
movimiento secreto que presenta cierta coherencia
ideológica, que posee ya una historia y que goza de
prestigio social y político, es la masonería. Las demás
organizaciones con pretensiones iniciáticas son, en su
mayor parte, improvisaciones recientes e híbridas”.
Pero peor les fue a los ritos femeninos. La Iglesia,
con fines políticos, necesitaba convertirse en la única
religión del Imperio Romano, su monoteísmo se lo exigía
y a la postre lo logró después de sacrificar el gnosticismo
en medio del cual nació. La Iglesia excluyó igualmente
a la mujer de su teología y obviamente también de su
simbolismo; la suplantaron por la paloma. La Iglesia
romana en su simbolismo machista dejó al Padre, al
Hijo y a la Paloma, hasta la Edad Media, cuando el
pueblo pagano europeo, recién cristianizado, impuso
el culto mariano, tal como lo devela Elaine Pagels en
su libro Los evangelios gnósticos.
Pero la magia del simbolismo femenino sigue
por fuera de la Iglesia. Claro que entre los masones
Nelson Ospina Franco
también. ¿Acaso heredamos los masones colombianos
el machismo del monoteísmo cristiano, mal entendido
y peor practicado? Creemos que sí, pero solo a medias.
De una parte, responsables inconscientes por
haber nacido profanamente en una sociedad cristiana,
y de la otra por el hecho de que los rituales femeninos
de iniciación arcaicos o tradicionales no sobrevivieron,
primero a la instauración del cristianismo que los
exterminó por paganos, y luego a la Inquisición. Y por
lo tanto solo se ha hecho una adaptación de los rituales
masónicos para las logias de adopción, adecuación a
ritos de iniciación femenina, de un rito de iniciación
masculino, que es lo que se deduce del libro de Pierre
Mariel Rituales e iniciaciones en las sociedades
secretas, cuando dice que los ritos de adopción
masónicos o ritos femeninos de iniciación masónicos,
tan comunes en la Francia prerrevolucionaria, tienen
poco de arcaico y tradicional. Allí está una de las
razones, creemos, de lo que quiere decir el landmark,
cuando prohíbe la presencia de mujeres en logia.
Los landmarks dicen que la leyenda del tercer
grado es inalterable. Un rito iniciático de virilidad es
también inalterable y exclusivo para el sexo masculino,
la biología no cambia; lo mismo ocurre con la iniciación
femenina. Conocemos el mito de nuestro rito, el mito
de Hiram, ignoramos un mito equivalente femenino,
pues el de Hiram es un rito solo para hombres, y por
lo tanto el tercer grado es solo para hombres.
Las iniciaciones femeninas tienen como tema el
cambio biológico, espiritual y social de la adolescente
al convertirse en mujer, sincrónico con el aparecer
de la menstruación e inicio de la fertilidad. Allí en
un lenguaje mítico constituido por símbolos rituales,
Ensayos de masonería y simbolismo
danza, música, canto y objetos sagrados, le enseñan
todo aquello que le espera como mujer: la pérdida de
la virginidad, la gestación, el parto, la crianza de los
hijos y, la más dura, el papel como esposa.
También en estos ritos enseñan a las más aptas los
papeles de sacerdotisas de la cultura iniciática del clan.
Las brujas que quemó la inquisición medieval eran
de esta especie de mujeres; ellas en el mundo pagano
clásico ocupaban los oficios sacerdotales de los múltiples
ritos femeninos que existían de orden profético, médico,
místico, mágico y también de iniciación sexual. Había
teúrgia femenina; la Iglesia en toda su historia solo ha
aceptado la teúrgia masculina, bueno, fue su papel; ¿y
nosotros los masones qué? Era el signo de los tiempos,
eso fue en Piscis, ¿qué pasara en Acuario?
Una iniciación femenina como la “Iniciación de
la Canasta” de la tribu de comanches mezcaleros del
sureste norteamericano, en la cual no es aceptado
ningún hombre, son ritos lunares, categoría a la cual
nosotros los masones llamamos de adopción.
La luna refleja la luz que recibe del sol. La luz de
la luna es adoptada de la del sol, en lo astronómico, en
lo simbólico y en lo espiritual. Claro que esto se piensa
desde el mito solar, mito dominante hoy, pero desde la
perspectiva lunar la cosa puede ser bien distinta, y de
hecho las iniciaciones femeninas tienen una historia
mítica mucho más antigua y arcaica que la masculina,
aun cuando las ignoramos mucho más.
Son dos iniciaciones distintas: iniciación feme-
nina e iniciación masculina. La masonería colombiana
anda coja en cuanto a logias de adopción; en este
asunto no hay armonía.
Nelson Ospina Franco
Tenemos al frente este justo y necesario trabajo,
el de crear logias de adopción, pero no sin antes
intentar descubrir un ritual femenino que obedezca
a lo arcaico, aprovechar que todavía hay muchos ritos
de iniciación femenina por el mundo, más aún cuando
la mujer moderna es culta, ejecutiva, profesional,
intelectual, política y artista, a la par del hombre, y
lo comienza a ser en proporción cada vez mayor. Les
fascina lo esotérico, y hay muy buenas chamanas.
La mujer tiene una energía espiritual que el
hombre no tiene y necesita. Y, en nuestra opinión, las
necesitamos en las logias. Ahí están los rituales de las
logias de adopción; estudiémoslos al menos. Es este
un campo fértil, aun cuando peligroso, de trabajo
creativo a nivel del ritual y mito masónico, pues este
umbral es nuevo, extraño y delicado, pero fascinante.
¿No creen ustedes?
Son tres opciones: una, exclusión total de la mujer
de las logias; dos, logias mixtas de adopción, y tres,
logias exclusivamente femeninas.
Estamos desde mediados del siglo anterior en
la era de Acuario. El Sol transita por Acuario hace
cinco décadas. La iniciación femenina, por necesidad
simbólica, abre el mito de Acuario. En el discurso
místico de la cultura cabalística, y por ende de la
masonería, el Espíritu Santo es la manifestación
femenina de Dios. El Espíritu Santo es femenino, dice
la cábala; la Shekina no se hace presente en la casa
donde no habite una mujer, dice el Zohar.
Según esto y las eras zodiacales, la humanidad
comienza a vivir dos milenios de espiritualidad. Esta
energía espiritual integrada a la agnóstica y pragmática
Ensayos de masonería y simbolismo
magia profana de la ciencia moderna deben ser capaces
de crear un horizonte mítico, científico y social que
sea ecológico, espiritual y socialista. Platón se pondría
feliz, pues allí, de pronto, sí será posible su Republica.

XI- CLAUSURA DE TRABAJOS

Clausuramos así, venerable maestro, los trabajos de


este año, restableciendo simbólicamente la armonía
entre las columnas operativa y especulativa. Así como
la de las dos fiestas masónicas.
Volviendo al orden, es decir, volviendo al mito
solar, por el cual comenzamos, vemos que su
fenómeno espiritual de “crimen sagrado”, o “sacrificio
cósmico”, desborda las culturas, es de la raza
humana. La masonería, comparada simbólicamente
con las religiones profanas, es de un grado simbólico
distinto, además de iniciática y secreta. La masonería
es una sabiduría elitista que ejerce un tipo específico
de aristocracia espiritual, la de los constructores de
templos, la cual es un arte universal, tanto como las
matemáticas son un lenguaje universal. “El mito de
las religiones cambia de piel con las eras, el mito del
número no, y, por ende, el mito masónico tampoco”.
Las religiones son proselitistas, populistas y
exotéricas, pero místicas, como la masonería. La
masonería y las religiones ejercen dos tipos distintos
de mitología. La masonería es una mitología esotérica,
solo para iniciados. Las religiones profanas son, por el
contrario, mitologías públicas, exotéricas, para todos
sin excepción. Ambas cumplen su función espiritual,
y en el fondo son complementarias. Se supone que
Nelson Ospina Franco
una es la almendra y la otra es la pulpa; cuál es cuál,
no importa, pero ambas constituyen el fruto místico.
Así pues, el costo de la maestría masónica es,
creemos nosotros, “el sacrificio de enseñar”, darnos
espiritual y culturalmente a otros y ser luz ahora
cuando estamos vivos, para poder aspirar cuando
estemos muertos a un poco de luz en el más allá.
Alcanzar la iniciación masónica es tener la
oportunidad de sellar con sangre otro sagrado eslabón
de la cadena iniciática. Sangre que, como aceite en
un candil, debe dar luz a la familia, a la amistad y a
las cosas sagradas.
Y sí a la luz a la que aspira el masón es a la luz de
la sabiduría. A sabio solo llegará cuando a través de la
enseñanza multiplique en otros la luz que ya él ha recibido.
¡La sabiduría es el salario real y trascendente de la
enseñanza, pues la sabiduría solo se alcanza enseñando!
24 DE JUNIO,
SOLSTICIO DE VERANO,
FIESTA PAGANA, AMERINDIA,
MASÓNICA Y CRISTIANA
CONTENIDO

I- Introducción.......................................................163
II- De la Religión Pagana al Solsticio.....................167
III- La Caverna iniciática.......................................173
IV- América, la desconocida...................................177
V- La Fiesta Masónica del San Juan......................186
VI- Del Solsticio Estival a San Juan Bautista.........194
INTRODUCCIÓN

Dice el Misal Romano en la misa correspondiente al


24 de junio:

Natividad de san Juan Bautista:

Introito: (de Isaías 49):

El Señor me llamó por mi nombre desde el vientre


de mi madre,
y puso mi boca como aguda espada;

Bajo la sombra de su mano me cobijó,


e hizo de mí como saeta escogida.

La mano cristiana que escribió esta misa e


introduce al personaje a cuyo nacimiento dedica
la ceremonia, no debe ser cualquiera en la historia
de Cristo, y claro que no lo es. San Juan Bautista
es el hierofante que inició a Jesús en el bautismo
por inmersión en el río Jordán. Describe la primera
estrofa de Isaías a un predestinado cuyo destino verbal
lo arma de una aguda espada que sale de su boca, su
palabra será el verbo de una ciencia divina. Espada
que finalmente le haría perder la cabeza a manos de
Nelson Ospina Franco
Herodes, por incitación de Salomé. Pero ahora lo que
celebramos es el nacimiento y no la muerte.

Bajo la sombra de su mano me cobijó,


e hizo de mí como saeta escogida.

Esta segunda estrofa dibuja una mano simbólica


que proyecta una sombra cobijando la vida del
personaje. El movimiento de la mano del Señor parece
proyectar aquí un telar de sombras, del que sale la
certera flecha que ha escogido Él para tejer su tela
iniciática. Saeta que encarna San Juan Bautista como
iniciador de Jesús.
Iniciación Espiritual por el Agua. Los versos del
introito a la misa de San Juan Bautista del Misal
Romano corresponden, pues, al simbolismo iniciático.
La palabra fuego quema y transmuta. La palabra agua,
por el contrario, cura, lava, fertiliza; el agua es vida.
También hay un fuego líquido que es el del Espíritu
Santo; pero no nos desviemos, no perdamos nuestro
norte, porque el tema por esta vía es inagotable.
Acudimos al Misal Romano para iniciar nuestro
tema, por lo cual la analogía simbólica hace que iniciemos
nuestra conferencia a tono de un ritual de misa católica.
Oficiemos, en consecuencia, no una sagrada misa, ni
más faltara; sería una parodia irrespetuosa que como
católico no cometería, ni toleraría.
Pero oficiemos, pues, solo simbólicamente, en el
templo virtual de la imaginación de cada uno de nosotros;
dibujemos allí una imagen que nos simbolice el Templo
Ensayos de masonería y simbolismo
de Salomón, nada trabajoso pues era muy sencillo. Solo
imaginemos un edificio rectangular dirigido hacia el
Oriente, el lugar de la salida del Sol, y en su portal dos
inmensas columnas de reluciente bronce.
Hagamos de cuenta que estamos, por ahora, en el
patio del templo frente a las dos columnas, y que aún
no hemos pasado por el umbral de eternidad que vibra
entre ellas; quedémonos en el patio exterior y desde allí
oficiemos. Hagámoslo poética y simbólicamente, pero
también racionalmente; intentando el necesario equilibrio
entre “la fuerza intuitiva del mito” y “la fuerza racional
de la ciencia”, tal como lo simbolizan las dos columnas
del Templo de Salomón, Jakim y Boaz, símbolos ellas
del equilibrio armónico entre el rigor y la misericordia
divinas, como también símbolo de toda dialéctica creativa,
análogo al yang y al Yin del taoísmo chino.
Acudimos a invocar este equilibrio para poder
hablar de cosas tan disímiles dentro de la historia de
las religiones, como son el desarrollo del título de esta
conferencia: 24 de junio, solsticio de verano, fiesta
pagana, amerindia, masónica y cristiana, título que
une un fenómeno astronómico del Sol, el solsticio
de verano, con los pueblos paganos de la antigüedad
clásica que lo celebraban y con los amerindios que por
motivos religiosos análogos también le hacían fiesta,
y parecería insólito, pero también está vinculado con
unos sospechosos de ateísmo, como son los masones,
pues ellos celebran en esta misma fecha su fiesta más
importante: el natalicio de uno de sus dos patronos, San
Juan Bautista, el mismo del que venimos hablando;
el otro patrono de la Orden Masónica es San Juan
Evangelista, al cual celebran el 27 de diciembre, tal
como lo hace la Iglesia católica.
Nelson Ospina Franco
El hilo conductor que nos permitirá encontrar
el vínculo simbólico que une en una misma fiesta al
paganismo, a los amerindios, a los masones y a los
cristianos, lo constituye el fenómeno astronómico del
Sol, cuando llega a su mayor altura sobre el hemisferio
norte o, lo que es lo mismo, el solsticio de verano
ocurre cuando el día es el más largo del año en el
hemisferio norte. Este fenómeno solar es el que induce
el simbolismo ritual que da base para que diversos
pueblos y diversas culturas religiosas coincidan en su
celebración festiva.
Concentrados, pues, en el simbolismo del
fenómeno astronómico, iniciaremos nuestro análisis,
y luego iremos desglosando el simbolismo desde la
fiesta pagana, pasando por la fiesta amerindia y la
masónica, hasta llegar a la cristiana, que presenta la
mayor dificultad, pues al no tener la fiesta cristiana
rasgos visibles de una religión de la naturaleza, el
vínculo con el fenómeno solar está mucho más oculto.
No sobra que al término de esta introducción
reproduzcamos la oración que figura a continuación
del introito en el Misal Romano de la misa en mención:
Oración: Oh, Dios que hiciste venerable el presente
día con el nacimiento del bienaventurado Juan,
concede a tu pueblo la gracia de los goces espirituales,
y guía por la senda de la eterna salvación a las almas
de todos los fieles. Por nuestro señor Jesucristo.


I- DE LA RELIGIÓN PAGANA
AL SOLSTICIO

Hagamos abstracción de nuestra condición religiosa


moderna, dejemos por un rato de ser monoteístas; aún
mejor, olvidemos que a nuestro Dios no lo podemos
representar por imagen sensible alguna: ni dioses con
imagen animal como los egipcios, ni dioses con figura
humana como los griegos. El Dios de Moisés, que es el
nuestro, es un dios abstracto e invisible, que parece no
tener vínculo substancial alguno con el cosmos fuera del
de ser su creador. Y hablamos aquí no solo de los católicos
sino de todas las formas de cristianismo, de judaísmo y
de islamismo, todas las cuales participan de la misma
teología monoteísta. Pero no se trata de que cambiemos
de religión, ni más faltara; a pesar de todo, el monoteísmo
sí es un paso evolutivo en el proceso religioso humano,
solo se trata de que pensemos como los pueblos paganos
clásicos, como concebían el mundo mucho antes de la
llegada del judeocristianismo, hagamos esta reducción
solo con el propósito de entender la mentalidad de la
religión de la naturaleza, que a la larga es en lo que
terminan las religiones paganas.
Para el mundo clásico y para muchos pueblos
actuales llamados primitivos y salvajes por nuestra
autosuficiente y engreída civilización occidental,
el universo es una manifestación de lo divino. Dios
para el pagano está en todas partes y por lo tanto
Nelson Ospina Franco
tiene muchas formas posibles. En el fondo lo que
ve en todas partes es la manifestación de una infinita
variedad de dioses. Esta mentalidad religiosa nos es
extraña, nosotros los occidentales hemos desacralizado
la naturaleza, lo divino lo situamos en un mundo ajeno
al mundo natural, en la naturaleza solo admitimos la
existencia de fuerzas ciegas, ajenas a cualquier grado
de espiritualidad y menos de lo sacro, por lo cual el
escenario de nuestra existencia, que es el mundo
donde discurre nuestra vida individual y colectiva, solo
es para el cristiano, pero antes para los platónicos, un
inconveniente en la evolución del alma, mientras que
para el hombre pagano clásico el mundo es el escenario
iniciático donde el alma debe cumplir su ciclo evolutivo
y cada elemento natural tiene una doble existencia,
una como objeto o fenómeno físico y otra como símbolo
de una realidad trascendente, de un más allá.
Toda la naturaleza está dotada para el pagano de
misterio y mensaje, de signo y prueba, en todo lo que
existe hay para él energía y espíritu. Es por eso que en
el mundo pagano ciencia y religión son una sola cosa;
un fenómeno cualquiera podía tener una explicación
práctica y utilitaria, y ser a su vez símbolo de una
realidad divina, y claro que esta fusión de lo práctico
y lo trascendente de alguna manera frenó la ciencia
antigua, la cual vio obstaculizada su objetividad por las
necesidades subjetivas de lo mítico, que era entonces
lo dominante en la mente colectiva.
Obstáculo míticos de los cuales se ha liberado la
ciencia moderna, a tal extremo que la desacralización
total de la ciencia nos ha puesto al borde del abismo
materialista, utilitarista y light de la civilización industrial,
la cual está produciendo sociedades deshumanizadas y
Ensayos de masonería y simbolismo
una economía que crece a expensas del medio ambiente
y del hombre, economía capitalista cuyo motor básico es
el consumismo como único fin de la existencia; parece
ser que el único papel del hombre es el de producir,
reproducirse y consumir. Qué triste destino, cuando
nuestros ancestros soñaron con que nos hiciéramos
dioses y nosotros solo nos inventamos un dios mecánico,
científico y usurero y nos hicimos sus esclavos.
Es el eco de la necesidad del eterno retorno de lo
mítico lo que está produciendo en esta generación del
tercer milenio: la búsqueda de lo espiritual y lo esotérico.
Y también nosotros estamos arañando el espejo de la
historia de las religiones para poder pergeñar la imagen
de lo que eran los solsticios en el mundo clásico.
Solsticio etimológicamente quiere decir: el sol que
se queda estático, el sol que se detiene. Si miráramos
el movimiento de la Tierra alrededor del Sol sobre el
plano de la eclíptica y la inclinación del eje de rotación
de la Tierra sobre él, comprenderíamos el movimiento
aparente de Sol sobre la Tierra, pero este punto de
vista privilegiado, producto de la ciencia moderna, no lo
tenían los pueblos antiguos; ellos solo pudieron imaginar
el movimiento del Sol tal como lo veían desde la Tierra.
El interrogante sobre cuál de los dos cuerpos
gira alrededor del otro, la Tierra o el Sol, produjo
acaloradas discusiones hasta bien entrado el mundo
moderno, algunas de las cuales la iglesia zanjó con su
fallo inquisitorial, tal como le tocó a Galileo con su
“y sin embargo se mueve”, tras el juicio que intentó
corregir siglos más tarde Juan Pablo II.
Personajes de pensamiento cósmico como Gior-
dano Bruno, quien decía que la Tierra solo era uno
Nelson Ospina Franco
de muchos mundos habitados, pagaron en la hoguera
su osadía contra el fanatismo mítico de la Iglesia, por
algo que aún hoy sigue siendo futurista, pero de lo
cual no tenemos dudas como posibilidad científica:
la vida extraterrestre.
Miremos hacia el Oriente, en la posición de tener
frente a nosotros el nacimiento del Sol; tendremos
entonces a la izquierda el Norte y a la derecha el Sur,
con el Occidente a nuestras espaldas. Si tomamos un
punto de observación fijo frente a ese horizonte, veremos
que cada día el Sol sale por un punto distinto; podemos,
entonces, hacer un perfil del horizonte con una regla fija
orientada de Sur a Norte, donde vamos poniendo marcas
según la salida del Sol, como lo hacen los astrónomos, o
usando el simple horizonte natural, tal como lo hacían,
por ejemplo, los anasazi del sureste norteamericano, los
cuales iban tomando sus variaciones topográficas como
señales indicadoras del movimiento de la salida del Sol
en el decurso de su ciclo.
En el transcurso del año, desde enero nos daremos
cuenta de que el Sol asciende hacia el Norte hasta
llegar en junio 24 a quedar aparentemente quieto,
para descender hacia el Sur hasta llegar a quedar
igualmente quieto hacia el 24 de diciembre cuando
empieza de nuevo a moverse hacia el Norte para
repetir el ciclo. Estos dos extremos del movimiento
solar son los que llamamos solsticio de verano el 24 de
junio, y solsticio de invierno el 24 de diciembre. Este
movimiento, pasa por los puntos medios en los cuales
ocurren los equinoccios, el de primavera y el de otoño.
Hasta aquí los solsticios no pasan de ser dos
posiciones del Sol sobre el horizonte para nosotros a
quienes los fenómenos astronómicos no nos parecen
Ensayos de masonería y simbolismo
extraños de ninguna manera, pues suponemos que
ellos son conocidos por la ciencia; pero para el mundo
pagano ellos aparecen dentro de otro contexto. El
hombre cazador recolector estaba regido por los
ciclos lunares, que le servían de calendario, y además
dependían de la luz nocturna de la luna para cazar.
Cosa muy distinta ocurre cuando el hombre se vuelve
agricultor y pastor; el ciclo solar empieza a dominar,
pues era necesario conocerlo bien para poder precisar
las estaciones y poder sincronizar las siembras, las
cosechas y el pastoreo y desde entonces venimos
siguiendo los solsticios y los equinoccios como los
cuatro puntos que marcan el ciclo solar y las estaciones.
El primer astro usado como calendario por los
primitivos fue la luna, pues ella en sí misma es un
reloj natural que va variando con su conocido ciclo de
creciente, luna llena, menguante y luna nueva; en su
indefectible ciclo de veintiocho días ella establece el
que nosotros llamamos mes lunar. Debió pasar mucho
tiempo para que el hombre primitivo fuera de veras un
observador perspicaz, además de que sus condiciones
medioambientales de subsistencia lo obligaran a des-
cubrir el ciclo solar, no tan evidente como el ciclo
lunar. El primitivo tuvo que hacer las operaciones atrás
mencionadas para captar los solsticios y los equinoccios
en el ciclo ascendente y descendente del Sol durante el
año. Estos cambios no solo fueron de calendario sino de
modos de subsistencia y de formas religiosas. Pasamos de
cazadores y recolectores a agricultores y pastores; pasamos
igualmente de un calendario lunar a un calendario solar,
y de una religión lunar a una religión solar.
Paradójicamente hoy nos encontramos en un punto
parecido, pues a partir de ellos hemos evolucionado
Nelson Ospina Franco
de una sociedad esclavista a una feudal, y dizque
ahora somos una sociedad industrial. No hay duda
de que el calendario lo manejamos hoy en día con
dimensiones cósmicas, al punto de medir el tiempo
con relojes atómicos y engranar nuestro horario con
el de las estrellas, galaxias y metagalaxias, pero en
cuanto a evolución religiosa nos quedamos cortos,
pues solo hemos pasado por la evolución religiosa
correspondiente al mundo esclavista, feudal e
industrial, papel que ha ejecutado el cristianismo a
las mil maravillas, pero no tenemos religión para la
sociedad posindustrial. La globalización cubre hoy las
comunicaciones, la integración comercial e industrial,
pero en cuanto a integración espiritual seguimos en
el medioevo, no tenemos aún una religión planetaria,
revolución espiritual que está aún por verse.
El mundo moderno, el globalizado, el que li-
dera Estados Unidos, es una máquina poderosa e
informada, con muchos conocimientos científicos y
dinero, pero sin alma, sin espíritu de planeta, soberbia,
derrochadora e inclemente, encerrada en la torre
de marfil de una industrialización que propicia el
holocausto ecológico, vive en una ceguera suicida a la
que solo le importan las cifras macroeconómicas y las
utilidades, pero no la calidad de vida de los humildes
y desheredados de la tierra. Las bolsas de valores y
los gobiernos distan mucho de tener la transparencia
de los lugares sagrados, cuando debieran serlo. Nos
decimos cristianos, pero no hemos podido hallar al
Cristo cósmico que creía haber encontrado Teilhard
de Chardin y describe en su libro El fenómeno
humano, cuando hablaba del punto omega, donde la
evolución biológica llega en el hombre a la cumbre de
la inteligencia cósmica.
Ensayos de masonería y simbolismo
Ese punto omega o Cristo cósmico de Teilhard no
es distinto del anhelo iniciático en los misterios que
practicaba el mundo clásico. Iniciación equivalía en
los antiguos a una identificación con la inteligencia
de lo natural o, lo que es lo mismo, hacerse uno con
los dioses a través de un proceso catártico donde el
individuo era sometido a un psicodrama en el cual es
probado y recibe enseñanzas secretas, herencias de
una tradición mistérica.

III- LA CAVERNA INICIÁTICA

Para el mundo pagano la bóveda del cielo forma el techo


de una caverna en la cual trascurre la vida iniciática
del hombre, y dicha caverna tiene dos puertas, una de
entrada y una de salida, y los umbrales de dichas puertas
están marcados por los dos solsticios. La puerta de los
hombres corresponde al solsticio de verano y al signo
zodiacal de Cáncer; es la entrada en la manifestación
individual. La puerta de los dioses correspondiente al
solsticio de invierno y al signo zodiacal de Capricornio
es la salida de esa misma manifestación y el paso a los
estados superiores, ya que los dioses, al igual que los
ángeles, representan propiamente, desde el punto de
vista metafísico, los estados supraindividuales del ser.

Dice René Guénon:


Si se considera la repartición de los signos
zodiacales, se ve que el signo de Cáncer corresponde al
“fondo de las aguas”, es decir, en sentido cosmológico,
al medio embriogénico en que están depositados los
gérmenes del mundo manifestado. Esto puede ser
Nelson Ospina Franco
referido al hecho de que el signo de Cáncer es el domicilio
de la Luna, cuya relación con las aguas es bien conocida,
y que, como las aguas mismas, representa el principio
pasivo y plástico de la manifestación: la esfera lunar
es propiamente el mundo de la “formación”.
La caverna y el laberinto están vinculados ambos
con la idea de viaje subterráneo, inicialmente en
relación con ritos funerarios, y luego habrían sido
transportados a los ritos iniciáticos. En virtud de la
analogía existente entre la muerte entendida en el
sentido ordinario y la muerte iniciática, una misma
descripción simbólica puede aplicarse por igual al ser
en uno u otro caso. Por eso los templos iniciáticos se
confunden simbólicamente con tumbas.
La muerte al mundo profano es una preparación
para la iniciación, seguida del “descenso a los
infiernos”, el cual, claro está, es la misma cosa que el
viaje subterráneo al cual da acceso la caverna; y, en lo
que hace a la iniciación misma, lejos de ser considerada
como una muerte, lo es al contrario como o un “segundo
nacimiento”, y como un paso de las tinieblas a la luz.

Continúa Guénon:
Ha de hacerse notar aún que cuando la misma
caverna es el lugar de la muerte iniciática y el del “segundo
nacimiento” debe entonces ser considerada como acceso
no solo a los dominios subterráneos o “infernales”, sino
también a los dominios “supraterrestres”. La caverna
se convierte así en modelo del mundo, su piso simboliza
la tierra y su techo la bóveda celeste. El símbolo de
la caverna es mucho más complejo, pues a su vez se
identifica con “la caverna del corazón”, con el eje y con
el “huevo del mundo”.
Ensayos de masonería y simbolismo
Los solsticios son verdaderamente lo que puede
llamarse los polos del año, y estos polos del mundo
temporal sustituyen entonces a los polos del mundo
espacial. Siendo así, la caverna cósmica podrá tener
dos puertas zodiacales, opuestas según el eje que
acabamos de considerar, y por lo tanto correspondiente
a los dos puntos solsticiales.
La mitología romana tiene al dios Jano, el portero
que abre y cierra las puertas del ciclo anual con las llaves
que son uno de sus principales atributos; él guarda las
llaves de las dos puertas solsticiales. Una de las llaves es
de plata y corresponde a los “misterios menores”, y la
otra, la de oro, corresponde a los “misterios mayores”.
Jano es un dios de tres caras, una que mira al pasado,
otra que mira al futuro, y la tercera que es invisible, pues
mira al presente que, en la manifestación temporal, no
constituye sino un inaprensible instante.

Sigue René Guénon en su libro Símbolos funda-


mentales de la ciencia sacra, respecto del simbolismo
solsticial de Jano:
En efecto, Jano era el dios de la iniciación. A
ese título, por lo demás, Jano presidía los “Collegia
Fabrorum”, depositarios de las iniciaciones que, como
en todas las civilizaciones tradicionales, estaban
vinculadas con el ejercicio de las artesanías; y es
muy notable que esto, lejos de desaparecer con la
antigua civilización romana, se haya continuado sin
interrupción en el propio cristianismo, y que de ello,
por extraño que parezca a quienes ignoran ciertas
“transmisiones”, pueden aún encontrarse vestigios en
nuestros propios días.
Nelson Ospina Franco
Continúa René Guénon:
En el cristianismo, las fiestas solsticiales de Jano
se han convertido en las de los dos San Juan, y éstas se
celebran siempre en las mismas épocas, es decir en los
alrededores inmediatos de los solsticios de invierno y
verano; y es muy significativo que el aspecto esotérico
de la tradición cristiana haya sido considerado siempre
como “johannita”, lo cual confiere a ese hecho un sentido
que sobrepasa netamente el dominio simplemente
religioso y exotérico. La sucesión de los antiguos
“Collegia Fabrorum”, por lo demás, se transmitió
regularmente a las corporaciones que, a través de todo
el Medioevo, mantuvieron el mismo carácter iniciático,
y en especial a la de los constructores; ésta, pues, tuvo
naturalmente por patronos a los dos San Juan, de
donde proviene la conocida expresión de “Logias de
San Juan” que se ha conservado en la masonería, pues
ésta no es sino la continuación, por filiación directa, de
las organizaciones a que acabamos de referirnos. Aun
en su forma “especulativa” moderna, la masonería
ha conservado siempre también, como uno de los
testimonios más explícitos de su origen, las fiestas
solsticiales, consagradas a los dos San Juan después
de haberlo estado a los dos rostros de Jano; y así la
doctrina tradicional de las dos puertas solsticiales,
con sus conexiones iniciáticas, se ha mantenido viva
aún, por mucho que sea generalmente incomprendida,
hasta en el mundo occidental actual.
Es de hacer notar que la caverna platónica no
está lejos del simbolismo iniciático de la caverna
cósmica. Entre otras, es el mito de la caverna en el
séptimo libro de La República una de las mejores
descripciones del proceso iniciático. El simbolismo de
Ensayos de masonería y simbolismo
La divina comedia tampoco está lejos del simbolismo
iniciático, como lo demuestra Guénon en su libro El
esoterismo en Dante.
Adelantándonos un poco en el tema, para hablar
específicamente de la masonería, es necesario
anotar acá que el templo, taller o logia donde ellos
ejecutan sus reuniones o ceremonias es asimilado
simbólicamente a una “caverna iniciática”, orientada
tradicionalmente como el Templo de Salomón, pero
con la puerta hacia el occidente, hacia el ocaso del
Sol. En su interior, a pocos pasos frente a la puerta, se
encuentran dos columnas, también llamadas Jakim y
Boaz, una al norte y otra al sur, como los dos solsticios; el
techo está cubierto con los signos de las constelaciones del
Zodiaco y el piso con una cuadrícula de baldosas negras y
blancas simbolizando la dualidad del mundo y la infinitud
de los caminos de la Tierra; en la pared oriental al fondo
sobre el sitial del venerable maestro se encuentran
los símbolos del Sol y de la Luna; este decorado dibuja
claramente una caverna cósmica, y además sigilosa como
las cavernas iniciáticas. No se puede franquear su puerta
si no se pasa por los ritos y pruebas de iniciación.

IV- AMÉRICA, LA DESCONOCIDA

Dice Gerardo Reichel-Dolmatoff en su libro Los Kogi


respecto de su calendario:
El calendario Kogi se basa en la observación de
los solsticios y los equinoccios. En los últimos “el sol
está en su casa”; luego sale por una puerta y recorre
el espacio hacia el punto del solsticio de verano para
“dar la vuelta” allí y regresar a su casa de donde sale
Nelson Ospina Franco
por la otra puerta para caminar hasta el punto del
solsticio de invierno. Según las constelaciones visibles
al amanecer el año se divide luego en 18 meses de
veinte días cada uno.

Sigue Dolmatoff:
El calendario horticultural coincide con el cere-
monial y las principales ceremonias se efectúan con
el fin expreso de “dar la vuelta al sol” en los solsticios.
Estas ceremonias del solsticio de invierno se celebran
para terminar el verano y llamar las lluvias mientras
que las del solsticio de verano se celebran para terminar
las lluvias e introducir el llamado “veranillo”. Las
ceremonias de los equinoccios se hacen exclusivamente
en Hukuméiji ya que “allí vivía el sol”, mientras que
las fiestas de los solsticios toman lugar en Takina,
Makotáma, Seijua, y, ocasionalmente, en Naaváka.
Los Kogi dicen que cada vez, “cuando el sol está en sus
casas”, éste se “demora” allí durante algunos días sin
moverse de su lugar. El Máma determina el día en el
cual el sol se pone de nuevo en marcha, recompensando
así las diferencias anuales en su calendario. En lo
general, solo los Mámas poseen algunos conocimientos
sobre este calendario y toda información al respecto
se considera como muy secreta. Es muy posible que
estos conocimientos fueron antiguamente bastante
profundos, pero en la actualidad se trata sólo de un
confuso recuerdo y las informaciones obtenidas sobre
cálculo de tiempo son contradictorias.
De lo anterior, y en vista de lo que venimos
exponiendo, no es difícil ver que el fenómeno solar
produjo en los Kogi simbolismos míticos análogos a
Ensayos de masonería y simbolismo
los tradicionales euro-asiáticos de los cuales veníamos
hablando. No es extraño que el hombre americano
separado del europeo por no menos de veinte mil años
produjera análogos simbolismos culturales basados
en los mismos fenómenos naturales, veinte mil años
que no produjeron cambios genéticos significativos y
sí el aislamiento necesario para producir diversidad
cultural; sin embargo llegamos a los mismos postulados
espirituales, pero toca decirlo y hacer hincapié en ello,
pues parece que no fuera cierto, ya que aún hoy en
día nosotros mismos no podemos concebir que los
amerindios fueran capaces de los asombrosos logros
culturales, cuyos vestigios encontramos en sus ruinas
arqueológicas y en sus sobrevivientes.
Dice el libro Astronomía en la América antigua
respecto de los observatorios solare de los indios anasazi:
El observar el sol con el propósito de establecer
un calendario anual o de marcar las ceremonias
religiosas ha sido parte importante de las costumbres
históricas de los indios pueblo. Los descubrimientos
en el cañón del Chaco apoyan la evidencia de que
los antecesores de los indios-pueblo históricos tenían
también la costumbre de observar el sol e inclusive
de que los indios anasazi que habitaban el cañón
del Chaco hasta alrededor del 1250 de N. E. habían
llevado sus observaciones a un nivel más refinado
que sus descendientes.
Una de las seis grandes kivas (edificación de
forma cilíndrica con ventanas y nichos en las paredes)
conocida en el cañón del Chaco como casa rinconada,
está en el lado sur del cañón pasando por Pueblo
Bonito y Cetro Ketl. Se asemejan a otras grandes kivas
Nelson Ospina Franco
en que tienen nichos en las paredes, bóvedas en el
piso, una escalera interna y una chimenea.
Se ha determinado que la luz del sol que pasa
a través de la ventana noroeste ilumina cierto nicho
durante cuatro o cinco días alrededor del solsticio de
verano. También se han descubierto alineaciones con
el solsticio de invierno tanto en la salida del sol como
en su puesta durante el solsticio.
También se ha encontrado que las ruedas
medicinales de los indios primitivos de las grandes
llanuras norteamericanas tienen rayos radiales
alineados con los solsticios.
Revisando el antes mencionado libro de la
astronomía en la América antigua descubrimos que
eso de determinar los solsticios es una de los más
primitivos logros de los amerindios, pues los pueblos
más desarrollados como los mayas y los Toltecas no solo
se dedicaron a los astros mayores, el sol y la luna, sino a
la astronomía de las estrellas y los planetas, en especial
Venus y las Pléyades. Dice un especialista hablando del
sistema calendárico maya: “… al concebir las ruedas
calendáricas como eternas repeticiones a partir de un
punto fijo, y al medir el tiempo con un sistema preciso,
los mayas fueron capaces de fechar sus eventos con
una precisión que no es superada ni aun por nuestro
método de medir el tiempo”. Esto decía el arqueólogo
por allá en 1914; puede que hoy, casi un siglo después,
no sea válida su observación, lo cual no le quita mérito
al inmenso logro de exactitud del calendario maya.
Estos vestigios amerindios de culto ritual de
los solsticios que hasta acá hemos examinado se
encuentran todos en el hemisferio norte, y hay
Ensayos de masonería y simbolismo
necesidad de aclarar que cuando vamos a estudiar
los solsticios en el hemisferio sur, en este caso en el
calendario inca, los solsticios ocurren a la inversa de
los del norte. Cuando para nosotros, situados en el
hemisferio norte, el 24 de junio el día es el más largo
del año, en el hemisferio sur este mismo día es el más
corto del año. Por eso en junio es para ellos el solsticio
de invierno y en diciembre es el solsticio de verano.

Dice el mismo libro sobre el calendario inca:


La mayoría de los cronistas españoles de los
siglos XVI y XVII reportan que el calendario de los
incas consistía en doce meses y era, en sus propias
palabras, muy similar al nuestro. Algunos estudiosos
modernos han tratado de cotejar la información
sobre los conocimientos incas respecto a las salidas y
puestas solares, pero como desconocían los lugares de
observación no llegaron a reconstrucciones confiables
del sistema observacional.
En el caso inca el calendario se registraba en
quipus de acuerdo con una teoría abstracta de
organización política y no de acuerdo con un sistema
de dioses, animales y direcciones relacionadas con un
color, tal como se preservó el calendario en los códices
mexicanos anteriores y posteriores a la conquista.
Los rasgos distintivos del calendario inca son:
un orden interno de doce meses, que consiste en una
jerarquía descendente en las temporadas enero-marzo
y abril-junio, cuando el sol se mueve en el horizonte de
sur a norte, y una jerarquía ascendente en la temporada
julio-septiembre y octubre-diciembre cundo el sol se
mueve de norte a sur. Hay dos medios años de solsticio
Nelson Ospina Franco
a solsticio, con la festividad solsticial precedente al
evento solar. También había dos medios años, que
interceptaban los primeros, de equinoccio a equinoccio.
Al solsticio de diciembre lo llamaban Capac Inti
Raymi; al solsticio de junio lo llamaban Inti Raymi.
Los solsticios y los equinoccios eran los puntos de
reposo del año, y cualquiera de esos puntos pudo haber
sido usado para comenzar el año.
En el libro Por el camino de los incas, de Nicole
y Herbert Cartagena, encontramos igualmente en el
capítulo de las fiestas incaicas:
En junio celebraban la fiesta más importante el
Inti Raymi, la fiesta al Sol. También celebraban con
ocasión del solsticio de verano, en diciembre, el Capac
Inti Raymi donde se creía atar el astro solar a los
intiwatana.
En junio se celebraba, tal como hoy en día, el Inti
Raymi o fiesta del Sol, pero también del inca y sus
colaboradores.
Para esta ocasión, los grandes dignatarios de
las provincias y sus delegaciones del pueblo llegaban
de todos lados. El día del solsticio -determinado por
los sabios-, comenzaban las festividades principales
la noche antes de la salida del sol, en el Qoricancha
y sobre la Hacuyapata -actual plaza de armas de
Cuzco-. El ceremonial era importante… Aparecía el
inca, recibido por los dignatarios, y se dirigía hacia
el templo del Sol sobre una litera de oro. Para esta
circunstancia, el monarca se había hecho peinar
de manera diferente, con dos mechas que le caían
sobre las orejas, retenidas por la cinta roja de llautu.
Llevaba también un collar de esmeraldas y unos dijes,
Ensayos de masonería y simbolismo
ornados con dos piedras preciosas, símbolos del Sol y
de la Luna. El cortejo estaba formado por la reina, el
gran sacerdote, miembros de la familia real y músicos.
En la plaza principal se habían reunido los
guerreros más ilustres del país. Los músicos entonaban
aires tristes y lúgubres, expresando así su tristeza,
causada por la ausencia del astro venerado. Cuando al
fin Inti, el dios Sol, ilumina al amanecer el templo de
Qoricancha, el inca se levantaba y saludaba a su padre
celestial; cien mil voces acompañaban sus oraciones.
Esta fiesta tenía lugar no solo en el Cuzco, sino
también en todo el país; numerosas comidas y bebidas
eran distribuidas en los depósitos públicos, de parte
del emperador. Al mismo tiempo se celebraban en
templos y adoratorios innumerables inmolaciones,
especialmente llamas negras, de las que se utilizaban
las entrañas para la predicción del futuro. Asimismo,
se realizaban sacrificios de niñitas y varoncitos.
De lo anteriormente expuesto se ve que el determinar
los solsticios es un logro astronómico primitivo que
los amerindios conocieron ancestralmente. Puede
que los pobladores indígenas de Colombia, por no
haber construido ciudades monumentales en piedra
como los mesoamericanos e incas, y no poseer
escritura, no nos dejaran ruinas arqueológicas donde
pudiéramos establecer que ciertamente sí practicaban
un calendario solar con determinación de los puntos
solsticiales y equinocciales, y debía haberlo en el
templo del Sol en Sogamoso, pero debió destruirse
con el incendio durante la conquista. Peor si, como
lo muestra Dolmatoff cuando habla de los kogi, el
conocimiento astronómico de los pueblos indígenas
sobrevivientes está en franca disolución.
Nelson Ospina Franco
En San Agustín, Huila, han descubierto cier-
tas locaciones con trabajos de adecuación para
alineamientos astronómicos. La estatuaria agustiniana
no manifiesta una disposición astronómica explícita;
sin embargo, los rituales debieron celebrarse dentro
de un calendario y en determinadas fechas.
El simbolismo iniciático es desbordante en San
Agustín en relación con mitos no astronómicos. El caso
del mito que venimos tratando, el mito del solsticio
del 24 de junio y de quienes celebran su fiesta hoy
llamada de San Juan Bautista, es un mito astronómico
de carácter solar.
Pero nos queda la paradoja del Lavapatas, pues
este templo labrado en la inmensa roca del lecho de
una quebrada, con la arquitectura simbólica de tres
piscinas en el lecho del agua rodeadas de serpientes
y figuras teriomorfas, con una de las piscinas solo
geométrica, rectangular y sin ningún adorno, todas
en grados de evolución simbólica alrededor del
tres, como en otros monumentos, este templo del
Lavapatas por el que fluye el agua, tuvo por necesidad
que estar dedicado a ritos acuáticos y necesariamente
cosmogónicos, vinculados simbólicamente con la
Luna, Cáncer y el solsticio de junio, como lo veíamos,
pues el simbolismo es válido para ambos mundos, el
amerindio y el euroasiático.
El “imaginario colectivo”, el “inconsciente”, y el
lugar psíquico de donde fluyen la imaginación, los
símbolos y el sentido del ser, es posesión genética
de “todos los humanos del planeta”, incluyendo a
los amerindios antiguos y modernos. Entonces, nos
encontramos en ellos con el mismo tipo de simbología
para análogos fenómenos espirituales, como en el caso
Ensayos de masonería y simbolismo
del simbolismo del “corazón y la copa”, de una de las
esculturas del bosque de las estatuas de San Agustín,
pero el tema da para otra disquisición.
Lo que sí es seguro es que los indígenas practicaban
en las fechas de los solsticios ceremonias religiosas
análogas a las del Inti Raymi Inca. Por migraciones,
del sur o del norte, venían cultos solares.
En el periódico El Nuevo Día, de Ibagué, en estos
días ilustran el caso de Natagaima, donde la historia
señala que en un sitio cercano al que los indígenas
llamaban Jaspe se celebraban las fiestas de la cosecha
y por coincidir con el San Juan tomaron ese nombre.
Según los escritos de los cronistas, antes de esos
festejos se reunían tribus del sur en la puerta de
llegada al cielo, hoy cerro de Pacandé, para rendirles
culto a sus dioses. Un día los indígenas indignados
por la suplantación de sus creencias, y como protesta,
trasladaron sus fiestas a la plaza principal en donde
se encontraba el templo. Para la Iglesia esta era una
fiesta pagana y no religiosa. Se prendía la vaca loca
con mechones en sus cachos y la imagen del diablo
junto a las puertas de la iglesia como un reto del indio
para los que cambiaron sus costumbres.
Los colonizadores españoles de estos pueblos
indígenas ignoraban que la suplantación de las fiestas
de los solsticios de los paganos ya había sido hecha
por el cristianismo europeo cuando suplantó la fiesta
pagana de los solsticios de Jano por las fiestas de los dos
San Juan. Naturalmente, la fiesta ancestral indígena
del solsticio de junio coincidía con la de San Juan
Bautista, y en el fondo las dos fiestas tienen origen en
la necesidad de simbolizar el mismo fenómeno solar.
Nelson Ospina Franco
V- LA FIESTA MASÓNICA DEL SAN JUAN

Hablar de masonería y en público daría miedo en


otros tiempos, y aún produce una cierta fascinación,
pues tiene el hálito de lo secreto, prohibido, religioso y
subversivo, pero en pleno siglo veintiuno no podemos
creer que a quien le interesa el tema no lo ha
estudiado por su cuenta, sin la consabida iniciación;
la bibliografía es grande y a la mano.
El aprendizaje erudito del tema masónico, sin
ser masón, es posible. Pero la masonería es mucho
más que mera erudición; ella es práctica ritual,
y esto último no se adquiere en los libros; el sujeto
recipiendario, o iniciado, solo puede vivir la masonería
psicodramáticamente en el teatro simbólico de una
caverna iniciática.

Entonces:
¿Qué es la masonería? ¿Por qué tiene a un santo
cristiano por patrono? ¿Por qué celebra el solsticio de
verano?
Buenas preguntas para hacerles a las páginas
de masonería que hay en el internet, unas 16.500.
Encontraríamos respuestas innumerables, y si
buscáramos sacar una síntesis de las 16.500 posibles
respuestas, de seguro que la diversidad sería alta,
inajustable a una síntesis unitaria.
Pero las preguntas merecen una respuesta de
fondo, y ésta no puede darse sin marcas subjetivas.
“Una verdad o una mentira no se expresan sin su
propia pátina”. Esto que hoy decimos aquí lleva el
Ensayos de masonería y simbolismo
aroma del ahora irrepetible, que el mañana hará
nostálgico. Intentaremos, pues, unas respuestas al
modo del conferencista; es inevitable, y solo serán
unas respuestas más entre tantas.
Lo primero por dilucidar es la relación de la
masonería con la cuestión religiosa. ¿Es o no es la
masonería religión? Y si lo es, ¿qué clase de religión es?
Para la sociedad moderna, hija de la civilización
cristiana, de la que formamos parte todos los aquí
presentes, la única forma de misterios que conocemos
son los que nos ha enseñado la Iglesia. Por cierto, fuera
de la solemnidad mística que le ponen cuando nos los
enseñan, no guardan sino un simbolismo muy sencillo,
apenas remembranzas de aquellos misterios de los
que derivaron cuando el naciente cristianismo los
relevó. Ante el surgimiento exclusivo y excluyente de
la religión cristiana, primero en el Imperio Romano y
luego en todo el mundo, el cristianismo borró cualquier
culto religioso distinto al suyo, especialmente las
religiones mistéricas, pues eran las más poderosas, y si
hubo dudas heréticas para eso instituyó la Inquisición.
Religiones mistéricas son aquellas religiones
paganas del mundo clásico, a las que solo se podía
ingresar por iniciación. Algunos de estos cultos
mistéricos fueron los de Dionisio y Orfeo, los misterios
de Eleusis, Cibeles y Atis, la Isis de los egipcios y Mitra,
este último, fuerte competidor del cristianismo en
sus inicios, para solo nombrar los más importantes.
De ellos se sabe poco, pues existía la costumbre de
juramento de silencio sobre los misterios revelados en
la iniciación; si violaban el juramento eran condenados
a muerte, pues muchas de estas religiones eran la
religión del Estado, como el caso de los misterios
Nelson Ospina Franco
de Eleusis que eran la religión oficial de Atenas. Es
famoso el juicio que le hicieron a Alcibíades, sobrino
de Pericles, por hacer parodias de los rituales secretos.
Una religión mistérica es una religión secreta; las
principales formas de su culto se realizan en secreto, no
porque no guarden nada, acusación que les hacen los no
afectos a lo esotérico, sino porque la forma de su práctica
no es apta para cualquier persona sin la debida preparación
y examen de su capacidad intelectual y psíquica, como en
cualquier academia moderna. Claro que toda iniciación
gira sobre un acervo cultural, conservado como una
estructura mítica, edificada simbólicamente con una
arquitectura ritual y mágica, más ensueño que discurso,
pues la palabra allí es solo poética.
No olvidemos que nuestra religión, la judeocristiana,
gira alrededor de un libro sagrado, la Biblia; nuestro
culto religioso es fundamentalmente verbal, las ideas
religiosas cristianas las aprendemos y enseñamos con
palabras, a veces con actos. El mundo de las ideas
religiosas del pagano está construido con imágenes
simbólicas. El despliegue de la teología pagana se hace
sobre un escenario visual, mientras que el despliegue
de la teología judeocristiana se hace sobre un
escenario verbal; esta diferencia es de fondo y marca
profundamente la didáctica y la práctica religiosa de
paganos y judeocristianos, haciéndolas diferentes.
Hay dos grados diferentes de lo mítico: el monoteísta
o judeocristiano, y el politeísta en sus múltiples formas,
a las que hemos llamado genéricamente paganismo.
Y si somos justos nos parecen dos formas válidas de
lo religioso y no necesariamente antagónicas, pero lo
han sido agriamente a través de la historia, como en
la conquista de América. Con la espada en una mano
Ensayos de masonería y simbolismo
y el Cristo en la otra, los españoles borraron todo,
humillaron las almas nativas y las dejaron sin símbolos
religiosos propios. A los amerindios les tocó disfrazar sus
ritos de santos cristianos para poder conservar el culto
a sus dioses; es así como muchas costumbres rituales
de los amerindios se conservan hoy como folclor, como
en el Tolima Grande a propósito del solsticio de junio,
pero lo mismo ocurre por toda América.
El esoterista construye un mito para representar
sus ideas místicas; considera que las palabras son
incapaces de comunicar todo el sentido y acude al
símbolo para comunicar lo inexpresable. Para enseñar
utiliza representaciones dramáticas en las que se
involucra al aprendiz como un personaje mítico, para
transmitirle la enseñanza compartiendo colectivamente
con él la misma experiencia mística, algunas veces
haciéndolo comulgar con la sangre y carne del dios,
que no es otra cosa que el jugo y la pulpa de alguna
planta psicoactiva, como en Eleusis, o también en los
ritos védicos con el soma, o en los rito de Baco con el
vino, el cual hereda el rito cristiano como uno de los
elementos simbólicos del sacrificio de Jesús.
La iniciación consiste, pues, en una catarsis,
de pronto con raptos alucinantes, producida por
el mensaje verbal, y más profundamente por las
impresiones sobre el inconsciente de la representación
dramática. El objetivo de cualquier doctrina religiosa
es el de impresionar el alma del discípulo más allá
de las palabras. En las religiones mistéricas es donde
está el origen del teatro, la música y la poesía griega;
fueron ellas las que primero elaboraron escenarios
dramáticos con el fin de impresionar espiritualmente
a los participantes. La riqueza poética de los himnos
órficos sigue impresionando hoy en día.
Nelson Ospina Franco
Es necesario captar la diferencia entre una religión
exotérica como lo son las modernas, abierta a todos sin
excepción, y formas religiosas de carácter iniciático, a
la antigua, como lo es la masonería, la cual se supone
que ejerce una aristocracia espiritual, que no es ni
proselitista ni abierta, aparentemente lo más alejada de
una organización democrática, pues pretende ejercer
una selección muy parecida a la académica, donde es
necesario seguir escalonadamente un aprendizaje y
dar enseñanzas más intuitivas que racionales, de ahí
sus métodos del lenguaje simbólico y lo secreto; la cosa
mística se aprehende por revelación, son enseñanzas
psicodramáticas en las que se encarna un mito.
Otra característica de la masonería, además de la
iniciática, y quizá la que la define más certeramente,
es la de ser heredera de las ordenes constructoras
medioevales. En la antigüedad los secretos de oficio
artesanal siempre se conservaron y desarrollaron
alrededor de un mito constructivo. El aprendizaje de
cualquier oficio implicaba a su vez una iniciación, y así,
fuera de aprender las técnicas artesanales específicas,
el fundamento teórico se hacía en lenguaje y simbolismo
mítico, haciendo que el ejercicio de cualquier oficio
artesanal fuera a su vez una mística, tal como lo describe
René Guénon respecto de los Collegia fabrorum.
Y esto es lo que es la masonería: un mito cons-
tructivo; enseña la transformación del alma a través
de una simbología espiritual del arte de construir
templos, tanto así que a Dios lo llaman Gran
Arquitecto del Universo, y los grados básicos de su
estructura iniciática es la tradicional de cualquier
obra de construcción, aprendiz, compañero y maestro.
Los masones son místicos del número, como los
Ensayos de masonería y simbolismo
pitagóricos. Y aun despertando un poco de alboroto
entre ellos, pensamos que la masonería es una religión
iniciática de la naturaleza, cuyos fundamentos como
la cábala, el hermetismo y el neoplatonismo la hicieron
encarnar la historia esotérica de la sociedad cristiana,
desde el Renacimiento hasta la Revolución industrial.
Claro que es posible retrotraer sus orígenes hasta los
templarios, caballeros de la espada y la llana, gnósticos,
esoteristas. Sería difícil probarlo, pero en lo esencial
la masonería es heredera histórica de los templarios,
y los ha asimilado simbólicamente en alguna de sus
variantes míticas.
En resumen, la Orden Masónica es esotérica,
mistérica, deísta, iniciática, mística y judeocristiana,
y, por contradictorio que parezca, heredera de la
rebeldía iniciática de la Edad Media, la cábala, la
alquimia, la Rosacruz y la caballería mística, todo
sintetizado sincréticamente alrededor de su mito
fundacional: el de la construcción del Templo de
Salomón y la trágica leyenda del maestro Hiram Abif,
director general de obras y maestro forjador de las
columnas. La masonería tiene el origen de su mítica
esotérica y religiosa en la edad de oro del pasado judío,
cuyo templo simbólico intentan reconstruir entre los
“hombres libres y de buenas costumbres”.
La masonería desde su renacimiento profano el 24 de
junio de 1717 fue la portadora del germen revolucionario
del Siglo de las Luces; ella llevaba implícita la rebeldía
de la Reforma, la cual había sido propiciada por los
rosacruces y su Fama Fraternitatis. No fue entonces
gratuita la excomunión que le hizo la Iglesia en el siglo
dieciocho, fantasma que aún parece rondarla, pero sin
ningún sentido en pleno tercer milenio.
Nelson Ospina Franco
La masonería fue portaluz del principio demo-crático,
del Estado laico, del sufragio universal y de la igualdad
entre los hombres. Inspiradora de la independencia de
Estados Unidos, donde asomó el mundo moderno, para
mal o para bien; luego vino la Revolución Francesa, y la
masonería fue protagonista y víctima. Más tarde las logias
fueron las catalizadoras del fervor independentista
entre los latinoamericanos, pues ofrecía secreto, sigilo,
los principios democráticos y elementos de simbolismo
crítico frente al misticismo reaccionario de la Iglesia de
entonces. Fueron las logias las semillas que comenzaron
a organizar la independencia en las colonias españolas y
se escondían de la Corona tras sociedades filológicas,
tal como lo hacía Nariño.
La fila de los masones en la historia de este
país es cuento viejo, y hoy cuando la democracia es
la panacea política, con sufragio universal, libertad
religiosa, Estado y educación laicos, divorcio civil, y
muchas cosas más, la masonería parece haber perdido
la beligerancia de otros tiempos, e intenta salir del
clóset, dirán sus contradictores; pero no, no puede
salir del clóset, así lo quiera, pues su carácter iniciático
la hace trabajar a puerta cerrada. Sin embargo, eso
no disculpa que guarden silencio, sobre todo en este
país con tantos problemas sociales y morales, aún más
cuando el principal grado masónico es el de Maestro, y
solo se es maestro cuando se imparte enseñanza.
Hoy, cuando ya no produce temor político y menos
religioso, tiene la masonería que cumplir su labor y
enseñar públicamente su perspectiva espiritual y
simbólica sobre temas que atañen al espíritu de la
naturaleza, la sociedad y el hombre.
Ensayos de masonería y simbolismo 193
El vínculo masónico con el judeocristianismo
no es difícil de mostrar, pero sí difícil de explicar. El
centro de cualquier logia masónica es el Ara de los
votos, lugar santo del templo, consistente en tres
candelabros alrededor de una mesa sobre la que está el
libro de la Ley, el cual es la misma Biblia judeocristiana
que todos conocemos; sobre esta Biblia se colocan una
escuadra y un compás, simbolizando que la lectura de
este libro sagrado hay que hacerla con la mística verbal
de la cábala, la cual es una técnica de simbolización
verbal donde las letras son símbolo y número, poética
y geometría. Y si el mito fundacional de la masonería
es el de la construcción del Templo de Salmón y su
libro de la Ley es la Biblia, es muy difícil decir que la
masonería no es ni religiosa ni juedeocristiana.
Al conservar una tradición iniciática, la masonería
conserva los rasgos esenciales de los cultos mistéricos
antiguos, sobre todo los vínculos con el simbolismo
astronómico de la caverna iniciática y sus dos puertas
solsticiales, por lo cual tiene por fiestas los dos solsticios.
Siendo la fiesta principal el solsticio de verano el día
24 junio, hacen una ceremonia solemne para festejar
que el Sol abre la puerta iniciática de los hombres, y se
pide ayuda al dios correspondiente para que facilite el
rito; por eso le consagraron a San Juan Bautista, para
que él guardara la llave de la puerta cósmica de los
hombres. Es entonces el momento propicio para los
misterios iniciáticos, tal como lo ejerce no solo la Orden
masónica, sino innumerables asociaciones de esoteristas
independientes regados por el mundo de la Nueva Era.
194 Nelson Ospina Franco
VI- DEL SOLSTICIO ESTIVAL
A SAN JUAN BAUTISTA

Dice Frazer en su clásico libro de antropología La


Rama Dorada:
La época del año en que las fiestas del fuego del
solsticio estival se han celebrado más generalmente
en Europa es el solsticio de verano, en la víspera (23
de junio) o el día del solsticio (24 de junio). Se le ha
dado un ligero tinte de cristianismo llamándole día
de San Juan Bautista, pero no puede dudarse de que
esta celebración data de una época muy anterior al
comienzo de nuestra era. El solsticio estival o día del
solsticio es el gran momento del curso solar en el que,
tras ir subiendo día tras día por el cielo, el luminar se
detiene y luego retrocede sobre sus pasos en el camino
celeste. Este momento no pudo menos de ser considerado
con ansiedad por el hombre primitivo, tan pronto como
comenzó a observar y ponderar las carreras de las
grandes luminarias por la bóveda celeste. Teniendo
todavía que aprender a darse cuenta de su impotencia
ante los inmensos cambios cíclicos de la naturaleza,
pudo soñar con ayudar al sol en su aparente decaimiento
que podría sostenerle en sus desfallecientes pasos y
reencender la llama moribunda de la rojiza lámpara en
sus manos débiles. Algo así debieron ser los pensamientos
que quizá dieron origen a estos festivales solsticiales de
nuestros campesinos europeos. Cualquiera que haya
sido su origen, han prevalecido sobre esta cuarta parte
del mundo, desde Irlanda al occidente, hasta Rusia al
oriente, y desde Noruega y Suecia al septentrión, hasta
España y Grecia al mediodía.
Ensayos de masonería y simbolismo 195
En Rusia se celebra así: La víspera se hace una
limpieza general de la casa, y después la adornan con
ramajes verdes y flores, hacen la figura de Kupalo de
paja, y la visten con ropas femeninas, una gargantilla
o collar, y una corona floral. Después derriban un
árbol, que decoran con cintas, y le hincan erguido en
algún lugar a propósito. Cerca de este árbol, al que
dan el nombre de marena (invierno o muerte), colocan
la figura de paja, y a su lado también una mesa en
la que hay viandas y aguardientes. Encienden una
hoguera y los jóvenes y doncellas saltan en parejas
sobre el fuego, levantando con ellos el muñeco de paja.
Al día siguiente (ya el San Juan), quitan sus adornos
a la figura y al árbol y tiran los dos al río.
Según un escritor medieval los tres grandes rasgos
de la celebración del solsticio estival fueron las hogueras,
la procesión de antorchas por los campos y la costumbre
de echar a rodar una rueda. Los muchachos quemaban
huesos y basuras de varias clases para hacer un humo
hediondo que ahuyentaba ciertos dragones perniciosos
que, en esta época del año, excitados por el calor del
verano, copulaban en el aire y envenenaban los pozos
y los ríos al caer en ellos su semen; también explican
la costumbre de girar una rueda para significar que el
sol tras de alcanzar su altura máxima en la eclíptica
empezaba a descender de allí en adelante.
Siempre encontraremos por todo el planeta
recuerdos folclóricos de la celebración pagana del
solsticio que el cristianismo no celebra explícitamente,
pues es parte del culto pagano al sol, pero en cambio el
cristianismo antropomorfiza y cristianiza la ceremonia
pagana al dedicarla al nacimiento de San Juan Bautista.
196 Nelson Ospina Franco
Lo que habría que examinar, para ver si es apropiado
el reemplazo simbólico, es si Juan el Bautista simboliza
la puerta iniciática correspondiente, la de los hombres.
Vimos en la introducción de este ensayo cómo el
tono de la misa católica de San Juan Bautista es un tono
iniciático, pues el bautismo es la iniciación cristiana
por antonomasia, aun cuando solo sea una iniciación
exotérica. Como todas las formas mistéricas de la Iglesia,
su labor mística ha sido esa y no es cualquier papel.
El reemplazo simbólico hubiera sido equívoco si
por ejemplo el 24 de junio la Iglesia hubiera celebrado el
descenso del Espíritu Santo con sus lenguas de fuego,
pues este simbolismo ígneo no sería apropiado para una
celebración de simbología acuática, como sí es justo el
simbolismo del bautizo de agua, el cual envuelve los
tres puntos clave del solsticio pagano, a saber: la fecha
solar, la actividad Iniciática y el simbolismo acuático,
y no es, pues, equívoco ni artificial que San Juan
Bautista sea el patrono iniciático del solsticio estival.
La otra puerta de la caverna cósmica, la puerta
de los dioses que se abre en el solsticio de invierno,
tiene como patrón iniciático a San Juan Evangelista,
el discípulo querido de Jesús y el evangelista por
antonomasia de los esoteristas y masones. Aquí cabría
otro análisis simbólico en cuanto a la evolución religiosa
inmanente a las órdenes iniciáticas y su vínculo con
Jesús, quien encarna al dios que pasa por la puerta de
los dioses el 24 de diciembre.
Para terminar, acudamos de nuevo al Misal
Romano para que sea su espíritu el que cierre esta
disquisición simbólica que ha intentado revelar cuanto
Ensayos de masonería y simbolismo 197
espíritu de la naturaleza hay bajo el velo monoteísta
del cristianismo:
Llenamos, Señor, tus altares de dones, celebrando
con el debido honor el nacimiento de aquel que predijo la
venida, y nos mostró la presencia del Salvador del mundo.
Tú, ¡oh niño!, serás llamado Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor para preparar sus
caminos.

¡iiiii… San Juan!


Ensayos de masonería y simbolismo
de Nelson Ospina Franco
Se terminó de imprimir en junio de 2019
en los talleres de Caza de Libros - Fundaproempresa
(Ciudad de Ibagué, Tolima - Colombia)

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