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No v elas Pub lic a das en Esp a n o l

PO R

'

D . AP P LETO N Y C IA .
, NU EVA Y O RK O

P e pit a Ji m é n ez .

P o r Don JU AN VALERA .

Ed i c i ó n A me r i c an a s
I lu tr ad a . U n h er m o so to m o d e 2 1 9 p ag i
n as , co n l ám i n a s e l r e tr ato y au tó grafo d e l au to r y v ar i as
7 .

v i ñ e tas al e g ó r i c a s En c u a d e rn ac i ó n d e m u ch o g u s t o a rtís ti c o
'

y b o n i tam e n te d e c o r ad a B u e n p ap e l tip o c l ar o etc et c


.
, ,
.
,
.

Pr e cio ,

La C a sa en e l D e si e r t o .

Av e n tu r a s d e un a fam i l i a p e r d i d a en l as s o l e d ad e s d e la A mé ri ca

del No r te .

P or el Capi tan M A N Y E ED
R I .

U n b o n i t o to mo de 3 48 pág i n a s co n 12 l ám i n as ,
en c u ad e r n ad o
en t el a i n gl es a .

La m i s m a e d i i ó e c o ó m i ca
,
c n n
,
5 0c en tav o s .

La s M in a s de l R e y S a lo m ó n .

Por H . RI DER H AGG A RD .

U na no v ela in l es a ll e n a de av e t u ra s
n de s e
e c n as in t e r es an
CO P Y R IG H T 1 894
, ,

B Y D . APPLE TO N AND C OM PANY .

L a p r op í eda d de esta o b r a es tá p r o teg i da p o r la ley en va r i o s p a íses,


do n de se p er seg ui r á á lo s que la a ep r o duzca n fr a u du len ta m en te
'

Tr a ducc ión es
p l
a ño a , r e
g is tr a da s eg ú n el Tr a ta do In ter n a ci o n a l de
P mp i ecla d L i ter a r i a .
INTR O D U CCIÓ N

presen tar e lengua c astellana la obra maestra


AL n

d l novelista ameri c ano N ataniel Hawthorne que sin


e ,

duda s tam b ié u a de l m ás notables producciones


e n n a

de l a literatura amena d los Estados Unidos hemos e ,

creído con v eniente hacerla preceder de la traducción


d e los pár afos q ue á manera d e prefaci o aparece e
r , ,
n n

u nade las últi m as ediciones de esta no v ela su en

idioma nati vo C omo verá e l que lo l o y ere s dan


.
,
e

e ndicho tra b ajo algunos detalles que o carecen de ,


n

interés a c erca de l a obra y de su autor


,

L A L ET RA E S C ARL AT A fué la primera producci ó



n

de gran alie to que escribió Hawt h orne des p ués íl e


n

haberse dado á conoce con us C uent os do s v eces


r s

referidos ; y también l primero de sus libros que



e

alcanzó popularidad En el inter m e di había pu blica


. o

do El S illó del Ab uelo para niñ os y Musgos de


n ,

,

una anti gua mora da ; pero solo desp ués de fijada


su residencia e S alem donde desempeñab a l e m


n ,
e

pleo de Administrador de la A duana de aq uel puerto ,

fué cua do c omenzó á experi m entar la sensación según


n
,
A

man i festó él mismo á un amigo su y o de que u a ,


n no

vela le b ullía en el cereb ro Esta n ovela e s la que hoy


.

( iii )
iv LA L E TRA ESCARLATA
goza de fama u iversal y se ofrece a los lectores en el
n

prese te volumen L c omenzó a principios del i


n . a n

vierno de 1 84 9 á 1 850 y l terminó e 3 de Febrero ,


a n

del año última m ente no m brado Al día siguiente de .

concluida es c ribió a su a m igo Horacio Bridge di ci é


,
n

dole !


Ayer fué cuando vine a dar remate á mi libro
una parte del cual e l principio se hallaba y a prensa, ,
en

en Boston mientras la otra el fi al aun yacía en las


, ,
n ,

profundidades de mi cerebro e esta ciudad de S a ,


n

lem de modo que co m o Vd vé la h i sto ia tiene por ,


.
,
r

lo menos catorce millas de largo Algunas p a .


*
r

tes están escritas con v igor ; pero mis produc c iones


nunca s han dirigi do ni se dirigirán jamás a los senti
e

mientos generales de la humanidad y p o lo tanto no ,


r

sera n nunca muy populares ; y si bien hay personas


que gu stan m ucho de mis escritos hay otras a quie es ,
n

l es son completamente indiferentes y no en cuentran en


ellos ada digno de notarse Precede á este libro u a
n . n

introdu c ción (L a A duana) e l a que b osquejo m i vida n

de empleado : hay de cuando e ella ciertas v ez en n

pinc eladas que acaso l hagan m ás interesante que l a


,
a

historia mis m la cual e en extremo sombría a, s .


L g a v e y lóbrego de la situación en que había


o r

colocado á Ester y á D i m m esd l le abr umaban de t l a e a

modo que decía de i mis m o que durante el invierno


,
s ,

c itado su espíritu había sido un t gi d de dolores


,
e o .

Hawthor e á semejanza de Balzac se aislaba mien


n , ,

B st es l p i l d el E s t d d e M ss h u set ts y S lem d d e
o on a ca ta a o a ac ,
a ,
on

se es ibi ó el l ib es pu e t d e m
cr el m i s m E s d d i s te
ro , un r o a r en o ta o , t an

u s
na 14 m i ll s d el p ime
a r ro . Á e sa d i st anc a i h ace r efe re n ci a el au to r .

N . d el T .
I NT R O DU CC IÓN V

tras estaba escri b iendo una novela ; y puede deci rse ,

sin exageración que entonces apenas veía á nadie


, .

En ciert s épocas de su vida llegó á no t arse que adel


a

ab de a u a manera vis i ble ; y hasta qué punto le


n
g az

conmovían las vi cisitudes de los seres creados por s u


i magina c ión puede juzgarse por el siguiente pasaje
,

de sus Notas i nglesas donde con fecha de 1 4 de



,

S epti embre de 1 855 dice : ,

Al hab lar de T hack era y no puedo menos que



,

sorprenderme de 1 ind iferencia que mostraba respecto


a

á las situaciones patét i cas d sus obras y compararla e ,

c n l a emoción q ue e p ri m e te y o al leer á mi e
x e n
o
p s o

sa l a últ i ma escena de L a L t a E sc a l ta inmediata e r r a ,

mente después de escrita No puedo decir q ue la leí .


,

si no que traté de hacerlo pues m i voz se henchía y se ,

ele vaba como s i me v iera levantado ó h undido alter


, ,

n ati m en te p o l s olas de l mar cuando com i enza á


va ,
r a

calmarse tras una tempest a d .


Ni sólo e las horas e q ue pluma e m ano se


n n ,
n ,

empleaba H vvth o e en la c omposición de sus fi c c io


a rn

n esemb g b éstas
ar s
a us potencias
an M i entras est u vo .

escri biendo L a L et a E sca r l a ta se le veía con f


r ,
re

cuen cia olvi darse de cuanto le rodeaba sumergido , en

profundo ensimismamiento R efi é se que un día . re


,

hallándose e este estado tomó d l c osturero de su


n ,
e

esposa u a p i eza que ella estab a cosiendo y la p i có


n ,

e pedazos muy menudos si re parar en lo q ue ha bi a


n ,
n

hecho Esta costum bre de destrucción i nconsciente


.

databa de su juventud El que esto escribe posee .

un sillón mecedor que u ó H avvth o e y del que s rn ,

casi h i zo desaparecer los b razos con un cortapl umas


m i entras estab a el colegi o o enestudiando sus l e c I
ví LA L ETRA ESCARLA T A
c i o nes ó divagando co l im ginación p o l o s espa
,
n a a r

cios .

En Febrero de 1 850 fué terminada L L t a É a e r s

ca l a ta pero no se publi c ó hasta e l mes de A bril


r ,
y
aunque el ed i tor que e el S r Fields formó e l m as
,
ra .
,

elevado concepto de su mérito c o m o o b ra de arte pa ,

rece sin embargo que no tenía mucha confianza e s u


, ,
n

v alor comerci l inm dia to si hemos de juzgar por l o s


a e ,

hechos siguientes L a p imera edición fué de cin c o . r

m il ejemplares lo q u y a era un bonito número ; pero


,
e

e l tipo que se había parado e l li b ro se distribuy ó


co n

i nmediatamente lo que p u eba que no se abrigaban


,
r

muchas es pera zas de obtener u venta r apida Pero


n na .

l edición desapareció e diez días y hu b o necesid a d


a n ,

de parar de nuevo todo el li b ro y este e o ti pa lo para r r

poder da abasto á la demanda


r .

Una prueba de la manera con que lleva b a a c ab o


Hawthorne sus tareas literaria y de la madurez con s
,

que meditaba sus no v elas desde que concebía la pri «

mera idea nos la ofrece su historia de Endicott y l a


,

C ruz R oja escrita y publicada antes de 1 84 5 Há


,

.

blase e e a producción de una joven dotada de b e


n s

lleza nada com ú n cuy o destino fué llevar l letra A


, a

en el cuerpo del vestido a la vista de todo el m u do , n ,

y aun de sus m is m os hijos quie es sabían l o que e a ,


n s

letra significaba C omo si se re c reara . su propia en

infam i a aquella c riatura perdida y llena de dese p e s

raci ón había b ordado la d ivisa fatídica e pa o de


,
n n

color es c arlata con hilos dorados y c o n todo el arte


, ,

de que e s capaz la aguja ; d tal modo qu aquella A e ,


e

mayús c ula podría habe rse tomado por l ini cial de l a a

voz A dmirable ó de otra por el estilo ex c epto la de ,


IN T R O DU CCIÓN vi i
Adúltera , que realmente si gnificaba C uando s p u .

e

b li c ó d i cha h i stori eta l a S rta E P Pe a b od y l e


,
c i . . . es r

b ió á u am i go :
n Ya o i remos algo más acerca de esta
letra pues es e v i dente que h a hecho profunda i m p e
,
r

sión e l ánimo de Hawthorne


n e Muchos años de s .

p ués de p ublicadas las líneas arrib a citadas que apare ,

cen u sus C uentos dos veces referi dos e l castigo


e ,

especial aludido e ellas vino á trans for m arse merce d


n ,

á u a completa elaboración mental en el argumento


n ,

de L a L etr a E sc a r l a ta .

Es u hecho auténtico q ue el código puritano im


n

ponía semejante castigo ; y se supone que H avvtho rn e

lo vió mencio ado e alguno de lo s arch i vos de Bos


n n

ton y aún puede verse en las leyes de l C olonia de


,
a

Ply m outh del año 1 6 58 No hac e mucho que el u . er

d ito i nvestigador de l o s anales de l a Nue va Ingl aterra ,

e l R everendo Dr J orge E ll i s vecino de Boston ma


.
, ,

n ifestó i ncidentalmen te e u a conferenc i a pú b l i ca


,
n n ,

q u e no ha b ía n i el m a s ligero a somo de verdad en lo


referente al cará cter y personali dad del m i n i stro que tan
i mportante papel desempena e L a L tr a E sca r l a ta n e .

S ostiene el Dr Ellis que puesto q ue e hace predi c ar


.
,
s

á D im m e dal e el sermón de la elecci ón el ano e que


s n

falleció el Gob ernador Winthrop s claro q ue D i m ,


e

m e sdal e p e o i fi tam bién al R everendo T o m ás Co b


rs n ca

b ett vecino de Ly nn que fué re almente quie predi


, ,
n

c ó dicho sermón e el referido a o y agregó que de


n n

seaba defender su memoria de cu alquier sospecha que


pudiesen a b rigar los que como é l hubiera c reído , ,
n

que D i m m e dale e ra si mpleme te u máscara b ajo la


s n na

cual se o cultaba C ob b ett el verdadero predicador de ,

aquella épo c a En aquel tiempo dijo o había e


.
, ,
n n
viii LA L E TRA E SCARLATA
Boston sino u a iglesia y s us pastores ó m i ni stros eran
n ,

Juan Wilson y Juan C otton En l novela s m e . a e n

ciona á Wi l son con su propio nombre ; de modo que


no puede confundirse su identidad con l de D i m m es a

dal e n i h y tampoco motivos para suponer que Haw


a

thorne tuv i ese la más ligera i ntención de que J uan


C otton ó T omás C obbett de Lynn cargasen con el de , ,

lito de su ministro imaginari o La m era c i cu st n . r n a

cia de se ficticio el nombre de A rturo D im m sd l e


r e a

mientras el R everen do Wilson y el Gobernador Bel


l i gh m fig uran con sus nom b res y títulos verda deros
n a
,

debería constitu i r sufi c iente prueba para o imputar n

l o s he c h os de D i m m e dal e al R everendo C obbett p e


s ,
r

dic doa genuino del sermón de l a elección e 1 64 9


r n .

T éngase presente que esta disquis i c ión erudita si rve


tan sólo para realzar l verosimilitud de la novela por
a ,

se i c ue sti o
r n b l s su verdad poética general y l p o
na e a

sib il idad de que l a a cci ón pasara e l a Nueva I g l a te n n

rra de los primeros tiem p os .

C reo que hasta ahora no se h a menci onado la c i r


cun s ant c i a de que cuando te ía H vvth e casi o n a o rn c n

c l ui da l a novel ley ó lo escrito á su esposa y p g u


a, ,
re n

tá d l e ésta cuá l seri a el desenlace obtu v o por toda


n o ,

respuesta : R ealme te no s é Á s u cuñada la S rta



n .

,
.

Peabody le dijo una vez L a dificultad no estri b a


,

c óm o decir l s cosas sino en lo que s e ha de decir



en a , ,

— si
g i
n fi ca do con esto
n que cuando empezaba á eseri
,

bir algo tenía y a el as u to tan bien estudiado y desen


,
n

vuelto e su cerebro que sólo se trataba e tonces de


n ,
n

lo que debía elegi rse ; y faci l es de comprender que ,

al llegar a l soluci ón final de un pro blema difi c ulto so


a ,

viéndose arrastrado e diversas direcciones por l o in


n s
IN TR O DU CC IÓN ix

tereses contrari os de l o s d iferentes personajes vacilase ,

acerca del desenlace que tenía que dar á la o b ra .

C uando se publi có L a L tr a E sca l a ta recib ió e r

Hawthorne numerosas cartas de personas desconocid s a

que ó habían delinquido ó estaban en gran peligro de


, ,

delinqu i r y se halla b an padec i en do l as consecuencias


,

de su s i t uaci ón especial Estas personas se dirigían al .

autor e soli c itud de consejos como si se tratara de


n ,

u n amigo experimentado ó de un antiguo y venerable ,

confesor .

El capít ulo t i tulado L a A duana que sirve de “


,

introducci ón á l a ovela d estinado por Hawthorne á


n ,

ue formara u a espec i e de contraste c on el cuadro n


q
sombrío de la historia graci as a l a ligereza de las pin
,

celadas y al b uen humor que en él reina real i zó per n,

fe c tam e te el fin apetecido ; pero e la época en que


n n

se pu b licó su inocente dese fado c o


,
i tó contra e l n nc

autor ias i ras de alguno s de lo s ci udadanos de S alem ,

ue c reyeron verse retratados á lo v i vo e los bosquejos


q n

de empleados de quienes ya nad i e se acuerda S e se . a

gura q ue hub o qu i en á pesar de ser perso a i telig e


,
n n n

te se abstuvo por completo e lo suces i vo de leer ada


,
n n

de lo que Hawthorne escri b ió ¡ Extraña venga za . n

u e parece i deada expresamente e perju i c i o del u


q q n e

l a p e p et ó si n que e l autor padeci era l o m ás mínimo


r r
, ,

pues nunca llegó a sus oídos semejante resol uc i ón ! ”

Hasta aquí lo traduci do Poco tenemos que agre .

gar á lo q ue en las pági nas que preceden se dice a cer


c a del mérito de este notab le l ib ro C omo se hab ra .

visto en ellas l primera ed i ción que co stó de


A

,
a ,
n

ejemplares se agotó en el b reve espacio de diez días


,
.

Desde 1 850 fecha e q u se pu blicó LA L E R A Es


,
n e T
X LA L E TRA E SCARLATA
CAR L ATA, s u reputación h a i do constantemente en au
me n to y las ed i ci ones de to das clases y de todos pre
,

cios s e h an suced i do unas á otras no sólo en los Esta


, ,

dos Unidos sino e Inglaterra gozando de una gran


,
n ,

pop ularidad en todos los países que se habla el i en n

g l é s E l
. teatro se h a apoderado de la novela y la h ,
a

c onvertido en drama : tenemos noticias de do Uno s .


,

que se remo ta a mu chos años atrás es produc ció de


n
,
n

un dramaturgo americano no muy conoci do Gabriel , ,

Harri son el otro m ás re c iente es o b ra del autor d


, ,
ra

m a tico inglés J Hatton y se ha representado e estos


.
,
n

últimos t i e m pos en l o teatros de Nueva York Pero s .

los dramas est a n muy por de b ajo de la novela S e .

habl a tam b ién de ha c er u a ó pera de esta vigorosa n

ob ra maestra de l a l i teratura novelesca de los Estados


Unidos .

L A L E TR A E S C ARL A TA se h a traducido a cas i todos


l o s i diomas euro peos No cono c emos versión alguna
.

en castellano á lo menos no h a llegado á nuestras ma


,

nos En l a presente hemos procurado reprodu c ir


.
,

hasta donde es posible l s peculiari dades del estilo de ,


a

H vvth o e nada sen c il l o por c ierto antes al contra


a rn
, ,

rio el ab adísi m o y a b unda te en toda clase de met a


,
or n

foras im agenes y comparacio n es S i lo hemos couse


,
.

guido el lector lo dirá


,
.

F S . .

Ju li o de
P R E FACIO D E L AU TO R
A L A S E G U ND A EDICIÓ N AM ER ICANA

CO N gran sorpresa d l autor y habi éndole propor


e
,

c i o ado si cabe m ayor d i vertimiento que sor presa h a


n , , ,

llegado a sus not i c ias que el b osquejo que s i r ve de i n

t o duc c i ó a LA L E T R A Es c A
r n A A relativo á l a i da
RL T ,
. v

ofici al de l empleados de l A duana de S alem ha


os a ,

sido causa de poca al garada y agitaci ón e la espe


no n r

tabl e comun i dad don d e vive Á duras penas hab rían


__ .

s i do más i ntensos esos senti mientos si el autor hu b iese ,

re duci do á cen i z as el e difici o de l A d uana ap agan do susa ,

últimos rescoldos con la sangre de cierto venerable pe r

s o n a e contra qu i en se l e supo e l a m a negra i nqu i n


j ,
n s a .

Y como l a desapro b aci ón del público dado caso de m e ,

r ec e l r ahabría s i do insoportable para e l autor desea


, ,

éste manifestar que h a el eído atentamente las páginas


r

de dicha introducción c o án i mo de suprimir ó alte


,
n

rar todo aquello que pud i era parecer descomedido ó


impropio subsanando e cuanto l e fuera d able l s
, ,
n ,
a

atroci dades de q u se le acusa Si n em b argo lo único


e .
,

que ha po dido hallar el bosquejo e s cierto desen


en

fado y buen humor unidos a la exactitud ge eral con


,
n

q u e h expresado
a la i mpres i ón sincera q ue dejaron en

( K i)
LA L E TRA E SCARLAT A
su án i m o l o s c ara c teres all i descritos Y e lo que . n

hace á i nquina malq ueren cia ó enemistad alguna ya


, , ,

políti c a y personal confiesa redondamente que no


,
a , ,

h ay nada de so Quiz as el t l bosquejo p udo hab erse


e . a

s uprimido s i pérdida para el público ni detrimento


n ,

del libro : pero u vez que tomó la resolución de es


na

c i b i l o no cree q u pudiera ha b erse i nspirado en s


r r
,
e en

tim i e to de may or bene v olencia n i hasta donde


n s l , ,
a

canzan s us fuerzas ha b erlo llevado a cab o co may or


,
n

v erdad .

Por consigu i ente el a ut r se v e o bl iga do á re i m


o

r i m i re l bosquejo de introd ucc i ón si alterar u n na


p ,

pala b ra .

N H . .

SAL EM ,M 3 0 1 850
a rz o ,
.
L A L ETR A ESCAR L ATA

LA AD UANA
IN T RO DU CCI Ó N
A L A L E TR A E sc AR L ATA I

No deja de se singular que á pesar de m i poca r ,

afición a hablar de mi persona y de mis asuntos ni ,

a un á m i s am i gos ínt i mos cuando e sto v e mi hogar n ,

al amor de l a lumbre se hay a si em b argo apoderado ,


n

de mí e do s ocasiones di stintas u a verdadera come


,
n ,
n

zón auto b i o g áfi c a al dirigirme al público


r Fué l a .

pri mera hará cosa de t es ó cuatro años cua do si f

r n
,
n

moti vo justo que lo excusara i razón de n i n g una ,


n

especie q ue pud i eran i m gi ar el b ené v olo lector ó l a n e

autor intruso o b sequié á aquel con u a descripción


,
n

de m i género de vida en la profunda quietud de l a



A ntigua M ans i ón Y ahora porque entonces si
.

, ,
n

méritos que lo j usti fi c a tuve uno ó do s oyentes r an , ,

echo de nuevo mano al público p o el ojal de la le v ita r ,

por decirlo sí y quieras que a qu i eras m e pongo á


,
no ,

c harlar de m i s v i cisitudes durante l s tres años que o

pasé e u a A dua a Parece no ob stante que cuando


n n n .
, ,

un autor da sus p aginas á l a pu bl i ci dad se dirige , ,


no

El a ut
se e fi e e l b s qu ej
or r r a o o a sí tt i ul a d o qu e s i r ve d e in t ro

du i ó á u d e s u s p i me s l ib s
cc n no r ro ro : M usg o s de un a An tig ua M a n
sió nd d e e t e c i e t s p o me o es
,
on n ra n r o r n r a uto b i o g r áfi co s .
— N d el
. T .

(1)
2 LA LETR A E SCARLATA
a la multitud que arrojará á un lado l libro ó jamás e ,

lo tomará e las manos s i no a los muy c ontados que


n ,

lo comprenderán m ejor que la may oría de sus con


dis cípulos de colegio ó su c ontemporáneos Y no s . .

faltan autores q u en este punto vay an aún más lejos


e ,

y se c omplaz c an ciertos detalles confidenciales


en
q ue

p ueden interesar sólo y exclusivamente á un corazón , ,

único y a una inteligen c ia e perfecta simpatía c on la n

suy a co m o si l libro impreso se lanzara al v asto mun


,
e

do con la c erteza de que ha de tro pezar con el e que s r

forma el c omplemento de l a naturaleza del escritor ,

completando el cír c ulo de su ex i stencia al ponerlos así


e nmutua comu icación S in em b argo o m e parece
n .
,
n

decoroso hablar de sí mismo sin reser va alg una aun ,

cuando se haga impersonalmente Pero como e s .

sabido que si el orador no se pone e completa é n

íntima rela ción c on su aud i torio los pensam ientos ,

carece rán de i d y color y l frase quedara desma


'

v a ,
a

yada y fría es de perdonarse que o i maginemos que


,
n s

un amigo si ne c esida d de q ue ea muy íntim aun


,
n s o
,

que sí be é v olo y atento está prest ndo oídos á nues


n ,
a

tra pl a ti c a ; y entonces desapareciendo nue tra reser ,


s

v a natural merced á esta especie de intui ción podre


, ,

mos c harl r de l cosas q u nos rodean y aun de


a as e ,

n osotros mismos pero siempre dejando q ue l e ó


,
e r c n

dito Y o no haga demasiado visible Hasta e e


se . s

extremo y dentro de estos límites se me al c anza que


, ,

un autor puede ser ut o b i g áfi c o sin v iol ar ciertas


a o r ,

ley es y respetando ciertas prerrogativas de l lector y


aun las consideraci ones debidas a su persona .

Ya se e ch á de ver que este bosquejo de la


ar

A duana no carece de oportunidad p o lo menos de ,


r
A LA LET RA E SCA R LAT A
precisamente durante tres horas y med i a de c ada día ,

a contar del medi odía fi o ta al aire ó se mantiene tran ,

quila según que la brisa sople ó esté en c almada l a


, ,

b andera de l a república pero con las trece estrellas e ,


n

posición vert i cal y no horizontal lo que indica que ,

aquí exi ste un puesto c ivil y no militar d l gobierno , ,


e

del T ío S amuel A dorna la fa chada un pórt ico for


.
*

m ado de m edia docena de pilares de m adera q ue so s


tienen u balcón deb ajo del cual desciende hacia l a
n ,

calle u a escalera con an c has gradas de granito


n .

Encima de l a entrada se ci erne un enorme ejem plar


del águila americana con l s alas abiertas un escudo ,
a ,

en el pecho y si l memoria no me es infiel un ,


a ,

haz de rayos y dardos en cada garra C on la falta .

acostumbrada de carácter pe c uliar á esta m alav e tu n

rada ave parece aj uzgar por l a fi e e a que deSpli e


, ,
r z

s u pico y ojos y l a ge eral ferocida d de u n


gan s

a c ti tud que está dispuesta a castigar al i nofensivo


,

v ecindario pre v iniendo especialmente á todos los c iu


,

dad o s que estimen en algo su seguridad personal


an
,

que no perjudiquen l a propiedad que p o t j e con sus r e

alas Si n em b argo á pesar de lo colérico de su


.
,

aspecto m uchas personas están tratando ahora mis


, ,

mo de guare c erse bajo l a alas del aguila federal


,
s
,

i m agina do que su pe c ho posee toda la blandura


n V

comodidad de u almohada de ed edón Pero su na r .

ternura s grande e verdad aun e sus horas m á


no e ,
n
,
n s

apaci bles y tarde ó temprano — más bien lo último


, ,

let s U S i i i les y b e i i ó d el m b e i glés


De l a s ra . .
,
n c a a r v ac n no r n

U ite d S t tes ó l E st d s U id s se h f m d U l S m el
n a ,
s ea os a o n o ,
a or a o nc e a
,

Tí S m u el
o ap d ó m o te q u e se d á vul g m e te á d i ch a ci ó
,
a o o ar n na n.

N d el T
. .
LA A DUA N A 5

que lo primero puede arrojar del nido á sus poll ue


,

los c o un arañazo de l as garras u p i cotazo ó u a


'

n n n
, , ,

e c o e do a herida causada p r sus dar dos


s c r o .

El suelo alrededor del edifici o que aca b o de des


e b
r i i — que u a vez p todas llamaré l A duana del
r n or a

Puerto tiene l as grietas llenas de hierb as tan altas


y en tal abundancia que bien a las claras demuestr a ,

que e l o s últimos tiempos no se h vi sto muy favore


n a

c i do con l a numerosa presencia de hombres de nego


c ios S in emb argo en ciertos meses d el a ñ suele
.
,
o

haber alguno q ue otro mediodía e que presenta un n

aspecto m ás an i mado O casiones semejantes pueden .

traer a l a memori a de l o s ciudadanos ya entrados e n

años el t i empo aquel antes de l a últ i ma guerra c o n


,

Inglaterra en que S ale m e a un p uerto de i mportan


9*
r

ci a y no desdeñado como l o e ahora p o sus propi os


,
s r

comerci antes y nav i eros que permiten que sus muel les ,

se destruyan m i entras s us t ansacci ones m ercantiles


,
r

va n á e grosar i nnecesari a é i mpercept i blemente l a


n , ,

poderosa corri ente del comerci o de Nueva York ó B o s


ton En uno de esos días cuando h an llegado casi a
.
,

l a ve tres ó cuatro b uques p o lo común de Á fri ca


z ,
r

ó de la A méri ca del S ur ó cuando están a punto de ,

sal i r c o ese dest i no se o y e el frecuente ruido de las


n ,

p isadas de lo s que su b en ó b aj an á toda pri sa los esca


lones de gra n i to de la A d uan a Aquí aun an te s d e .
,

q u e s u esposa l e ha y a s al udado pod e mos estrechar l a ,

m an o del cap i t a n del b uque rec i én lleg ado al pu erto ,

con l o s p apeles de l barco en d esl ustra d a caj a de hoja


l at a que lleva b ajo el b razo Aquí tam bién se o s . n

L ú l tim gu ea t e I gl ta y l E s t d s U i d
rr a en rfué n a erra os a o n os en

l 8l 2
2
6 LA L ETR A E SCAR LA T A
presenta e l d ueño de la em b arcación de b uen humor ,

ó mal talante afable ó áspero a medida que sus é s


.
,

acer c a de l s resultados del v i aje s habían


p e ra n z as o e

realizado ó quedado fallid s ; esto es si las mercancías a ,

traídas podían convertirse fácilmente e dinero ó si n


,

eran de aquellas que á ningún preci o podrían ven


derse A quí igualmente s e eía el germen del m e
. v r

cader de arrugado ceño barba gris y rostro de vorado ,

de in qu i etud e el joven dependie te lleno de V i ve


,
n n
,

z a, que va adquiriendo el gusto del comerci o como el ,

l o b e o l de l sangre y que y a se aventura á rem i


zn e a ,

tir us mercancías e los buques de su principal


s n
,

cuando sería mejor que estuv i era jugando con barqui


c h ue l s en el estanqu e de l mol i no
o O tra de las p e . r

sonas que s presenta escena e el mari nero engan


e en s

chado para el extranjero que viene e busca de un ,


n

pasaporte ; ó el que acaba de llegar de un largo viaje ,

todo pálido y débi l que b usca u pase para el hosp i


,
n

tal i debemos tampoco olv i dar á l o s cap i tanes de


T
.

las goletas que traen madera de l s posesiones i glesas a n

de l a A mérica del Norte ; m arinos de rudo aspecto ,

s i n l viveza del y an k ee pero que c ontribuy en con


a ,

u na suma no despreciable a mantener el decadente


comer cio de S alem .

L a reunión de estas individual idades e un grupo n


,

lo que acontecía á ve c es juntamente c o l a de otras ,


n

personas de distinta clase infundía a l A duana cierta ,


a

v i da durante algu as horas convirtiéndol a e teatro de


n n

escenas bastante nimadas S in embargo lo que c a .


, on

m as fre c uen c ia e veía á la entrada de l edificio s i


s ,

e ra en verano ó e las hab itaciones i nteri ores si e


,
n ,
ra

en invierno ó reinaba mal ti empo era u a h ilera de


, ,
n
LA A DUA N A 7

venerab les figuras sentadas e si llones d l tiempo n e

antiguo cuy as patas posteriores estab an reclinadas


contra la pared C on fre c uencia también se hallaban
.

durmiendo ; pero de ve e n c uando se les veía departi r


z

unos c o otros e una v oz que participa b a del habla


n n

y del ronquido y c o aquel la carenci a de energí


,
n a

peculiar a l o s internos de un asilo de pobres y á todos


l o s que dependen de l a caridad públ i ca para su s ub
s i ste c ia ó de un trabajo e
n ,
que reina el monopol i on ,

ó de cualquiera otra o c upación q ue no sea u trabajo n

personal é independiente T odos estos ancianos caba .

l le o sr sentados como S an Mateo cuando cobraba las


,

al c ab al as pero q ue de seguro no serán llama dos como


,

aquel a desem peñar u a m i s i ón apos ól ca eran em


t i — n ,

l d s de A duana
p ea o .

A l entrar por la puerta pri nci pal d el edifici o se vé


á mano i zqu i erda u cuarto ú oficina de unos quince
n

p i es c ua d rados d e sup e rfi c ie au que de mucha altura ,


_ n ,

c n d o s ventanas en forma de arco desde donde s e do


o ,

m i na el antedicho dilapidado muelle y u a tercera que ,


n

d á u a estrecha cal l ejuela des de donde se vé tam b ién


a n ,

u a part e de l calle de Der b y


n a De las tres ventanas .

s e di visan i gualmente tiendas de s ec i o s d e fabr i


p e er ,

cantes de garruchas vendedores de b ebi das m alas y


, ,

de velas para em b arcaciones Delante de l as puertas .

de dichas t i endas generalmente se v e grupos de vi ejos n

m ari neros y de otros frecue ta dores de l o s muelles n ,

personajes comunes a todos l o puertos de m ar char s ,

lando r iendo y fumando El cuarto de que hab l o


, .

est a cubierto de m uchas tel arañas y em b durnado con a

un a mano de pintura v e tustí i m a ; su pavimento es s

de arena p ardu c a de un a clase que ya en n i nguna


z
,
8 LA L E TRA E SC ARLATA
parte se usa ; y del desaseo general de l habita a

ción bi en pue d e inferi rse que es un santuario e q ue n

l a mujer c o s us instrumentos m ágicos l a esco b a y


,
n ,

e l estropajo muy rara vez entra ,


En c uanto á mue .

b l j e y utensilios hay u a estufa con un tubo ó canon


a ,
n

volum i noso ; un viejo pupitre de pino c on u tabu n

rete de tres pies ; do s ó tres sil las con asientos de


madera excesivamente decrépitas y no muy seg uras ;
,

- para no olv i dar l Biblioteca - u nos treinta ó a


y
cuarenta volúmenes de las S esi ones del C ongreso de
los Estados Unidos y un ponderoso Digesto de l as
L ey es de A duana todo esparcido lgunos e tre ,
en a n

paños H y además u tubo de hoja de lata que


. a , ,
n

asciende hasta el cielo de l a habitación atravesándolo , ,

y estable c e u a com un i cac ión vocal con otras partes


n

del ed i ficio Y e el c uarto descrito ha b rá de esto


. n ,

unos seis meses paseándose de rincón á rincón ó


, ,

arr ell a ado en el ta b urete de codos sobre


n l p upitre ,
e ,

re c orriendo con l a vista las columnas del periód i co


d l a mañana podrías haber reconocido honrado lec
e , ,

to r,al m i smo indiv i duo que ya te i n vi tó e n otro

libro á su reducido estudio donde l o s ray os del sol ,

b rillab an tan alegremente l través de l as ramas de a

sauce al costa do occidental de l a A ntigua Ma sión


,
n .

Pero si se te ocurri ra ahora ir allí á i sita l e e vano e v r ,


n

preguntarías por e l Inspector de marras La e c esi . n

dad de reformas y cambios motivada p o la política r ,

barrió c o su empleo y u sucesor m ás meri tori o se


n
,
n

ha hecho cargo de su d ignidad y t a m bi én de sus ,

emolumentos .

H wth e se e fie e á l M u g
a o rn r r os s os de un a Antigua M a n si ón , qu e
ya an tes se h me c i d -N d el T
a n ona a . .
LA A DUA N A 9

Esta ant igua ci udad de S alem mi ci udad natal ,



,

y no obstante ha b er vivido mucho tiempo lejos de


ella tanto e mi infancia como m ás entrado en años
,
n
,

es ó fué o bjeto de un cariño de parte mía de cuya i


, _ n

te si d d jamás pude darme cuenta en l a temporadas


n a s

que e ella residí Porque


n ho or de l a verdad si
.
,
en n
,

se considera e l aspecto físico de S alem con su s u elo


,

ll no y monótono c o sus casas casi todas de madera


a ,
n
,

co mu y pocos ó cas i n i gú edificio que aspire a la


n n n

belleza arqui tec tónica c o una i regularidad que no ,


— n r

e s ni p i ntoresca ni rara sino implemente común


, ,
s
,

con su larga y soñolienta calle que se prolonga e toda n

la longi tud de l a pení sula donde est a e difi c da — y que n a ,

estos s o n los rasgos carac terísticos de mi ci udad nat al ,

tanto valdría experi mentar un cari no sentimental ha cia


un tab lero de ajedrez e deso d n Y si embargo n r e . n
,

aunque m ás feliz indudablemente en cualquiera otra


part e allá e lo í ti m d de m i sé existe un se tim ie
,
n n r n n

to respecto de la vieja ci udad de S alem al q ue po , ,


r

care c er de otra expresión mejor me contentaré c ll a ,


on

marlo apego y que acaso tiene s u origen en l s antiguas


,
a

y profundas raíces que puede de c irse h a echado mi fa


mili a e su suelo En efe c to h ce y a c erca de do s
n .
,
a

siglos y cuarto que e l pri mer emigrante b ritáni c o de


m i apell i do hizo u apari c ión en el agreste establecí
s

miento rodeado de selvas q ue posteri ormente se c o ,


n

vi r tió e u a c i udadn Y quí han aci do y han muerto


n . a n

s us descendientes y h a mezclado su par te terrenal


,
n

c n e l suelo hasta q ue u a porción no pequeña del


o , n

mismo debe de tener estrecho parentesco c o n esta en


volt ura m ort l en que dura te u corto espaci o de
a ,
n n

t i empo me paseo por s us calles De consigu i ente el


,
.
,
10 LA L E TRA E SCA R LA T A
a pego y cariño de que hablo v i ene á ser si mpl emente ,

una simpatía sensua l del polvo haci a el polvo .

Pero sea de ello lo que fuere e sentimiento m ío ,


se

tiene su lado moral L a imagen de aquel pri mer ante .

pasado l q ue la tradición de la familia llegó a d tar


,
a o

de cierta gra deza v aga y tene b rosa s apoderó por


n
,
e

completo de mi imagi na ción infantil y aún puedo ,

decir q u no m e h aba donado enteramente y que


e a n ,

m antiene vi vo en m í una especie de sentim i ento do


m ésti c o y de amor á l o pasado e q u e por cierto o ,
n n

entra p o nada el aspe c to presente de l población


r a .

S e me figura que te go m ucho m ás derecho á residir n

aquí á causa de este progenitor barb udo serio vestido


, , ,

de negra capa y sombrero puntiagudo que v ino ha tan ,

to tiempo c o s u Bi bl i a y su esp ada y holló esta tierra


n ,

co n su porte majestuoso é hizo tanto papel como hom ,

bre de guerra y hombre de paz te g o m ucho m ás dere ,


— n

c h o repito m erced á él que el que podría reclamar por


, , ,

mí m ismo de quien nadie apenas o ye e l nom b re i vé


, n

el rostro Ese antepasado mío era sol dado legi slador


.
, ,

juez su o se b dc cía en l a iglesia ; te ía todas las


v z o e n

c ual i dades c ra c terísticas de l o s purita os tanto l as


a n
,

buenas como l s mal a E a tam b ién u i fl e i b l e


a s. r n n x

enemigo de que dan b uen testimonio l o s c uák o s en


, er

sus historias en las que al hab l ar de él re cuerdan


, , ,

un incidente de su dura severi dad para con una mujer


de su secta suceso que e s de temerse durará m ás tie m
,

po e la m emori a de los hombres que cualquiera otra


n

de us buenas acciones c o se estas no po c as S u


s ,
n r .

hijo heredó igu almente el eSpí itu de persecución y se r ,

hizo tan conspí cuo en l martirio de las b uj fi q u e r as


e
e

H aw t h o rn e l ud e
a al fm s p
a o o ro c es ó mej d i h p e se u i ó
o, or c o, r c c n
12 LA L ETR A E SCARLATA
l ib ros d h i storietas ! ¿ Q ué clase de ocupac ión es
e

esta ? ¿ Qué manera será esta de g l o rifi ca á Dios y r ,

de ser d urante s u vi da útil á la hum nidad ? ¡ Qué ! a

E e vástago degenerado podría con e l mismo derecho


s

ser un rascador de violín ¡ T ales o l o elogios .



s n s

que me prodigan m is ab uelos al través del océano de


l o años ! Y á pesar de su desdé
s es i nnegable que n,

en mí hay muchos de l o s rasgos característicos de su


naturaleza .

Plantado por de ci rlo así con hondas raíces el árbol


, ,

de mi familia por esos dos h ombres serios y enérgicos


en la i nfancia de l a ciud d de S alem ha subsist i do ahí a ,

desde entonces ; siempre digno de respeto ; n unca que ,

yo sepa deshonrado por ningu a acción indig a de


,
n n

alguno de sus miem b ros ; pero rara vez ó nunca , , ,

hab i endo t mpoco real izado después de las dos pri


a ,

meras generacio es he cho algu o notable ó que por


n ,
n

l menos m e ec i e e la atención del público


o r r Gra .

du lmente l familia
a ah ido ha c iendo cada se a v ez

m enos vis i ble á m anera de l a casas ntiguas q ue van


,
s a

desapareci endo poco á poco merc ed á l lenta eleva a

ción del terreno e q ue parece como q ue se v an hun


,
n

di den o Durante m á de ci en años padres é hi jos


. s ,

bus c aron u o c upa ión en el mar : e c da genera


s c n a

ción había un c apitán de buque c ec i do en el fi en an o

c io que aban donaba el alcázar del b arco y se retiraba


,

al antiguo hogar de l familia m i entras un mu cha cho a ,

de catorce años o cupab a el puesto heredit ri o junto al a

mástil afrontando la o l salobre y la tormenta que ya


,
a

habían zotado á u padre y á s u abuelo A nd do c l


a s . an

tiempo el muchacho pasab a del casti llo de proa á la


,

cámara del buque : allí corrían entre tempestades y


L A A DUAN A 13

calm as l o s años de su juve tud y de su e d ad viril y n ,

regresa b a de us peregrinaciones por el mundo á e


s n

ve
j ec e morir
r, y mezclar su pol v o mortal
,
o el de l c n a

t i erra que le vi ó nacer Esta prolo gada asociación . n

de l fam ilia con u m ismo lugar á l v e su cuna y


a n ,
a z

s u sepultura c rea cierta espec i e de parentesco entre el


,

hombre y l a local i d a d que nada tiene que v er c o l ,


n a

belleza del paisaj e i con l s cond i ciones morales que n a

le rodean Puede deci rse que no es a m or s i no i nstinto


. .

El nuevo habita te — procedente de un país e t a


n ,
x r n

jero y fuere él ó su padre ó su a b uelo no posee


,
a , , ,

títulos á se llamado S l e m ita no t i ene idea de esa


r a

tenaci dad pareci da á l a de l ostra c o q ue un ant i guo


,
a
,
n

morador se pega al sit i o donde u a genera ci ón tras


a n

otra generación se h i do i ncrustando Poco i mporta a .

que e l lugar le p arezca tri ste ; que esté aburrido de las


viejas casas de ma d era d l fango y del polvo del viento ,
e ,

helado del Este y de laa tm ósfe a soci al aun m ás hela r

da todo esto y cualesquiera otras faltas que vea ó


,

,

imagine ver nada ti enen que hacer con l asunto El


,
e .

encanto sobrevi ve y ta poderoso como si e l t u ,


n err no

natal fuera un paraíso terrestre Eso e s lo que h a .

pasado conmigo Y o cas i creía que l destino me


. e

forzab a á hacer de S alem m i hogar para q ue los as ,


r

o s de l as fi so o m ías y e l temple del carácter u


g n
q e
p o r

tanto t i empo h n si do fam i l i ares aquí pues cua do


a ,
— n

un representante de l a raza de cendía á s u fos a o t ro s


,

continuaba por de c irlo así l a c ostumbrada facció


, ,
a n

de centinela en la calle principal aún s pudieran ,



e

ver y reconocer e m i persona e l a an tigua población


n n .

S in embargo este sentimiento m i smo viene á se u a


,
r n

prueb a de que es asoci ac i ó n h a adqu i rid o un carácter


a
14 LA LE T R A E SCARLATA
enferm i zo y que p o lo tanto debe al fin cesar
,
r , ,

por completo L a naturaleza humana lo mi mo q ue


.
,
s

un árb ol no fl o e e á n i dará frutos si se planta y se


,
r c r

vuelve á plantar durante u larga serie de genera na

c io es e el m ismo terreno y a c nsado Mis hijos h


n n a . an

nacido otros lugares y hasta donde d pe di e de


en ,
e n er

mí i rán á echar raíces en terrenos dis tintos


,
.

A l salir de la A ntigua Mansión fué prin cipal ,

mente este extrano a pático y triste apego á m i c i udad ,

natal lo que me trajo á desempeñar un empleo ofi ia l


,
c

en e l gran edifi c io de ladrillos que he descrito y servía ,

de Aduana cuando hubiera podido i r quizá con mejor


,
.

fortun a á otro punto cualqu i era Pero estaba escrito


,
. .

No u a vez n i do s sino much s había salido de S alem


n , ,
a , ,

al parecer para siempre y de nuevo ha bía regresado á ,

l vieja población como si S ale m fuera para mí el cen


a ,

tro del universo .

Pue bi en u a mañan a muy b ella por ci erto


s
,
n , ,

sub í los escalones de granito de que h e hablado ,

llevando en el bolsillo mi nombramiento de Inspector


de A duana firmado por el Presidente de lo s Estados
,

Un i do s y fuí presentado al cuerpo de caballeros que


,

tenían que ayudarme á sobrellev ar l grave responsa a

bilidad que so bre mis hombros arroj ba m i empleo a .

Dudo mucho ó mejor dicho c reo firmemente que, , ,

ningún funcionario públi c o de l s Estados Un i dos o ,

civil ó militar hay a tenido bajo sus órdenes un


,

cuerpo de v eteranos tan patriarc ales como el que m e


cupo e suerte C uando los ví por
n . primera qu dó ve z ,
e

resuelta para mí la cuestión de saber dónde se hall ba a

el vec i no más antiguo de la c iudad Durante m ás de .

veinte anos antes de la época de que hablo la pos i


, ,
L A A DUA N A 15

ci ón i ndepen d i ente d el A dmini trador hab ía conser s

v ado l a A duana de S alem al a b rigo del torbell i no de


l s v i c isitudes polít i c s que hacen generalmente ta
a a n

precari o todo destino del Go bierno U militar — uno . n


,

de l o s soldados más distinguidos de la Nue va I gl a n

terra se mante ía firme m ente so b re el pedestal de


-
,
n

s us heroicos serv i cios ; y cons iderándose seguro e , n

su puesto m erced á l a sabia li b eralidad de l o s Go h ier


,

no s sucesivos b ajo l o s c uales había manteni do su em

pleo hab ía sido tamb i é e l a ncora de salvación d sus


,
n c

sub ord i nados en m ás de u hora de pel igro El na .

general Miller no e a por n aturaleza am i go de vari


r , ,
a

c iones : e a u hom b re de b ené ola disposic i ón e


r n v n

qui en la costumbre ejercía no poco in flujo pega ,


a n

dose fuertemente á las personas cuyo rostro le fá e ra

miliar y con dificultad se de ci día á ha c er un camb i o


,

aun cuando éste trajera aparejada u a mejora i n oues n

tio ab l e
n A sí es q ue al tom ar posesión de m i destino
.
,

hallé no pocos empleados anc ianos Era e su m a . n ,


n

yor parte antiguos cap i tanes de buque q ue después


, ,

d e ha b er ro dado por todos l o s mares y h a ber resistido


fi m emente l o s huracanes de la vida ha bían al fi
r ,
n

echado e l ancla e este tranqu ilo rincón d l mun do


n e ,

en donde con muy poco que los perturb ara excepto ,

l o s terrores peri ód i c os de u a elección presidencial n ,

que podría dejarlos cesantes te ían asegurada l a sub si s ,


n

tencia y hasta cas i una prolongaci ón de l a vi da por


que si bien ta expuestos como l s ot os mortales á l o s
n o r

a chaques de los anos y sus en fermedades tenían e v i ,

d tem e te algún talismán amuleto ó al go p o el


en n ,
r

estilo q ue parecía demorar la catástrofe inev i tab le


,
.

S e m e d i jo que do s ó tres de los empleados que


16 LA L ETR A E SCAR LA T A
padecía n de gota y reumatismo ó qui zá estab an cl a ,

vados e sus lech os n i por c sualidad se dejab an v e


n
,
a r

en la A duana durante u a gran parte del añ o pero n

u a n e p sado l invierno se arrastraban perezosa


v z a e ,

mente al calor de lo s rayos de May o ó Junio d sem ,


c

eña do lo ue ellos llamaban u deber y tomando de


p q
n s ,

n uevo cama cuando mejor les pare cía T engo que .

confesar que abre v ié la existencia oficial de m ás de


u o de estos venerables servidores de l
n R epública a .

Apeti c ión m í se l s permitió que desca saran de s us


a, e n

arduas l bores ; y poco después como si el úni co


a ,

objeto de s u vida hubiera sido su celo por el servici o


del país pasaron á u mundo mejor No deja sin
,
— n .

embargo de servirme de piadoso consuelo la idea de


q u gracias
e, á m i intervención se les conced i ó t i empo ,

sufi c iente para q ue se arrepint i eran de las mal as y c o


rr uptas costumbres e q ue c omo cosa cor i ente
n ,e u r ,
s s

po e que tarde ó temprano cae todo empleado de A dua


n

n a pues sab ido e s que de di cha i nstitución no arranca


,

senda alg una que nos lleve derechamente l Paraíso a .

L a may or p arte de mis subordinados pertenecía á


u n parti do polít i co distinto del m ío Y no fué poca .

fortuna para aquella vener b le frater idad que e l a n ,

n uevo Inspector no fuera lo que se llama un p o


l iti ca t o ni hubiera rec i bido s u empleo en eco m
s r ,
r

pensa de servicios prest ados e n l terreno d la p l í e e o

ti c a De lo contrario l cabo de un m es de haber


.
,
a

subido el ángel exterm inador l s escaleras de l A dua a a

na ui un solo hombre d l antiguo personal de f unciona


,
e

rios hubiera quedado e pie Y e remate de cuentas n . n ,

n o habría he c ho ni m ás i menos que conform arse á l a


n

costu mb re esta bleci da e c asos semejantes por l a pol i


n
LA A DUA N A 17

t i ca . B i e n vi s i ble e a que aquellos vi ejos lo b os mari


r

n o s temían que yo h i c i era algo parecido ; y no poca

pen a mezcla da c on c i erta risa produjeron e mí los


, ,
n

terrores á que dió orige mi llegada al notar c ómo n ,

aquellos rostros curtidos por med i o s iglo de exposición


á las tempestades del m a palidecían al ver á un indi r,

v i d o tan i nofens i vo como yo ; ó al perc ib ir cuando


n ,

alguno m e habla ba el tem b lor de u a vez q ue en


,
n ,

años ya remotos acost um b ra b a resonar e l a bocina


,
n

del b uque tan ronca y v igorosa q ue habría causado


espanto al m ismísimo Boreas Muy bi en sabían aque .

llos excelentes an ci an os que según l as práct i cas usua ,

l e s y respecto de algunos de ellos e razó de su


, ,
n n

falta d e apti tud para l o s egocios de b erían hab er n ,

ced ido sus puestos á hom b res m ás jóvenes de d i stinto ,

credo polí tico y más adecuados para el servi cio de


,

n uestro Go bi erno Y o también lo sa bi a pero n o pude


.
,

resolverme á proceder de acuerdo c o n ese conoc í


m i ento P o lo tanto con grande y merec i do de s
. r ,

créd ito mío y considerab le detri mento de mi c o c ie


,
n n

c i a o fi i al continuaron durante m i época de mando


c , ,

a rrastrá n dose como qu i en dice por lo s m uelles y


, , ,

su bi endo y bajando las escaleras de l A duana U a a . n

parte d l ti empo no poca e honor de la verdad l a


e ,
n ,

pasa ba d orm i dos e s us rincones acost um b rados co n


n n ,

la s s i l las recl i n a d as contra la pared d espertando si n ,

e m bargo un a ó do s veces al m ediodía para a b urri rse


mutuamente refiri é dose p o la m ilési ma v e susn ,
r z
,

v i ejas histori as maríti mas y sus ch i stes ó enmoheci das


jocosidades que ya todos se sabían de memoria .

Me parece que n o tardaron e d escubri r que el n

n uevo jefe e ra hom b re d e b uena pasta de qu i en n o ,


18 L A LE T R A E SCA R LAT A
había mucho que temer De consiguiente c o n cora .
,

zones contentos y con la ínti ma convicci ón de creerse


empleados de utilidad y pro v echo á l o menos e ,

n

b eneficio propio si no en el de nuestra amada patri a, ,

estos santos varones continuaron desempen ndo nom i a ,

n al m en t en real i dad de verdad sus varios empleos


e, , .

C on qu é saga ci dad auxiliados por sus gran des espe ,

el o s diri gía u a mirada al i nteri or de l s bodegas


j u ,
n n a

de los buques ! ¡ Qué gresca arma b an á veces con


motivo de ni m iedades mientras otras co n mara v i llosa , ,

estup i de z deja b an pasar p o alto cosas verdadera


,
r

mente d ignas de toda ate ción C uando algo por el n

estilo acontecía por ej emplo cuando u carromato , ,


n

cargado de val i osas mercancías ha bía sido t asb o d do r r a

sub e pti ci am e te á t i erra e


r pleno med i o día b ajo sus
n ,
n
,

m i smas arices si que se lo o li e a e a de ver e


n ,
n r n, r n

tonces l a energía y act i vida d q ue des1 l eg ab a c e n ) n, r ra

do á doble llave toda l as sc o ti l las y aperturas del s e

buque delincue te e do b l a do l a v igilancia de tal


n ,
r n
,

modo que e v de recibir u a reprimenda p o su


,
n ez n r

anterior negligencia parecía q u era n m ás bien acree ,


e

dores á todo el ogio por su celo y s us med i d as pre


c aut i as después que el m l estab a hecho y no tenía
or ,
a

remedio .

Á no se que l s personas c o qu i enes tenga y o


r a n

algún trato sean e extre m o displ i centes y de s g


,
n a ra

d b l es e s mi costumbre tonta si s e quiere co b rarles


a , , ,

afecto ; pues l as cual i dades mejores de m is compañeros ,

caso que las te gan so l s que c omunmente noto y


n ,
n a
,

constituy en el rasgo salie te que m e hace apreciar al n

hombre C omo l a mayor parte de aquellos viejos


.

empleados del resg uardo tenían b uenas cual i dades y ,


20 LA L ET RA ESCA R LAT A
mi cuerpo de veteranos no cometo inj usti cia alguna ,

si l a califico lo general de c onj unto de seres f s


,
en ,
a

ti di o so que de su larga y variada experiencia de


s

la vida no habían sa c ado na da qu valiera l a pena e

de co servarse
n S e diría que habiendo espar ci do á
.
,

todos l o s vientos l o s granos de o o (l e l a sabiduría r

prácti ca que tu v ieron tantas oportun i dades de ateso r r a ,

habían conservado co l mayor es m ero ta sólo l a ,


n e ,
n

i nútil é inserv i ble cás c ara Hab laban con m ay or i . n

te é y bu dancia de corazón de lo que habían al


r s a n

m o ado aquel día ó de la comida del anterior ó de


rz , ,

l que harían el siguiente que del naufragio de hace


a ,

cuare ta ó cincuen ta años y de todas l s m aravillas


n ,
a

del mundo que habían v i s to c o su ojos ju v en i les n s .

E l a b uelo de l a A duana el patri arca no sólo de , ,

es te reduci do grupo de empleados sino estoy por ,

decir que de todo l perso al respetable de todas las e n

A duan as de los Esta dos Unidos e a ci erto funcionari o ,


r

inamovi ble Podría apell idá sel c o to da exactitud


. r e, n
,

e l hijo legíti m o del s i stema aduanero nacido y criado ,

e n el regazo de esta no ble institu c ión como que su ,

D adre coronel de la guerra de la Inde pendencia y


, ,
en

otro tiempo A d m inistrador de A duana había creado ,

para él un destino en u é poca que pocos de l o s na

hombres que hoy vive p ueden recordar C uando n .

c o no c í á este empleado ten dría á c uestas sus ochenta ,

a ños poco m ás ó menos : con las mejillas sonrosadas ;


,

cuerpo sól i do y trabado ; levi ta azul de b rillantes


botones ; paso v igoroso y ráp ido y aspecto sano y ,

rob usto parecía si no joven por lo menos u a ueva


, , ,
n n

creación de la Madre Nat uraleza e forma de hombre n ,

con q ui en n i l a eda d n i los a ch aques prop i os de ella ,


LA A DU A N A 21

nada tenían qué hacer S u v oz y su risa que eso ab .


,
r n an

constantemente e todos los ám bi tos de la A duana no


n
,

adole cían de e e c udi m i e to trémulo á manera de


s sa n

cacareo de ga l lina tan com ú n e l vejez : p ec í n a ar ase

al canto de u g llo ó al sonido de un clarín C


n a . on

s idé a do l e si m plemente desde el punto de vista


r n

zoológi c o — y tal vez no hab ía otro modo de considerar


,

lo ,
e a u— o b jeto realmen te i nteresante al o b servar
r n ,

c uan s lu dable y sana e a su c onstitución y la aptitud


a r ,

u e en su avanzada edad tenía para gozar de todos ó


q
de cas i todos l o s placeres á que siempre ha b ía aspira
do La certidumbre de te n er la existenci a asegurada
.

en l a A duana v iéndose exento de cuidados y casi si


, ,
n

temores de se dado de baja junto con l salario que


r ,
e

reci b ía puntualmente ha bían si duda c o t i b uido á ,


n n r

que l o s anos pasaran p o él si n dejar n i ngu a hue r n

ll a .S in em b argo hab ía causas mucho más p o de o,


r

sas que cons i stían en l a rara perfecc i ón de su natu


,

ra le físi ca la moderada proporción de su i telig e


za ,
n n

ci a, y el papel tan red ucido q ue desempeñab an en él


las c ualidades moral es y esp i ri tuales que para decir ,

l verdad á duras penas bastaban para impedir que e l


a ,

anciano caballero imitase e n l a manera de andar al


rey Nab uc o do o s o durante l o s años de s u transforma
n r

ción La fuerza de s u pensamiento era nula ; la fa cul


.

tad de experi mentar afectos n i guna ; y e cuanto á ,


n n

sensib ilidad cero En u a palabra e él no ha b ía


,
. n ,
n

sino u nos cuantos inst i n tos qu e auxiliados por el buen ,

humor q ue e a el resultado inev i ta b le de su bi enes t r


r a

físico hacían l as veces de corazón S e había casado


,
.

tres veces y otras tantas ha bía e iud do era el


,
nv a

padre d e vei nte n i ños l a m ayor parte de los cuales ,

3
22 L A L ETR A EscAR LATA

había pagado á diversas edades el tributo común á


, ,

la madre tierra Esto es bastante para h cernos supo


. a

ner q ue l naturaleza m á feliz el hombre m ás c on


a s ,

tento con su suerte te ía que da cabida á un dolor ,


n r

suficiente para engen drar cierto sentimiento de me


l c l ía
an o
¡ Nada
. de esto co n u estro anciano emplea n

do En un b reve suspiro e exhalab a toda la tristeza s

de estos recuerdos ; y al momento siguie te esta b a n

tan dispuesto y alegre co m o un niño ; mucho m ás


que el escribiente m ás jo ven de la A d uana q ue á ,

pesar de no c o tar sino diez y n ueve a ños de edad


n
,

e a con todo un hombre más grave y reposado que el


r

o c to g a i o ofi c i al del res g uardo


en r .

Y o estudiaba y ob servaba á este personaje p at i r ar

cal c o n u a cu ri osid d mayor que l a que hasta enton


n a

c s me hubiera inspirado ningún s é


e humano ; pues r

era en realidad un raro fenómeno : tan perfecto y


, ,

co mpleto desde un punto de vi sta como superfici al


, .
,

i lusorio i mpalpable y a b solutamente i nsign i ficante


, ,

desde cual quiera otro L legué á creer á puño cerrado .

que e e indi v id uo no tenía ni alma i corazón n i


s ,
n ,

intelecto ni nada como ya h e dicho excepto i sti n


, , ,
n

tos ; y i em b argo de tal manera estaba compagi ado


s n ,
n

lo po c o que en realidad había e él que no producía n ,

una impresión penosa de deficiencia ; antes al contra


ri o por lo que á mí ha c e me daba por mu y satisfecho
, ,

con lo que en él había hallado Difí c il sería concebir .

s u existe c i a es piritual f utura e


n vista de lo comple ,
n

tamente terrenal y material que parecía ; pero e s


lo cierto que su existenci en este mundo nuestro a ,

supo i endo qu termi ara con su último al i ento o le


n e n ,
n

hab ía sido conced i da b ajo d uras con d icio es : su res n


LA A DUA N A 23

p o moral no era mayor que l a de los seres


n sab i l i dad

irracionales u que posey endo may ores facultades que


,
a n

el los para gozar de la vida y v i éndose exento igual ,

mente de los a c haq ues y tristezas de l vejez a .

En un part i cular l s e vasta inmensamente eu e ra ,

perior : en la facultad de recordar las buenas comidas


de que había disfrutado y que constit uían no pequena
p arte de su feli c id a d terrena l E u gastrónomo . ra n

consumado O írle hab lar de un asado b astaba ya


.
,

para despertar n uestro a petito ; y c omo nunca posey ó


otras dotes s uperiores ni pervirt i ó ni s c i fi ó ingú
,
a r c n n

don espiritual a te po i é do lo á la satisfacción de s u


n n n

p aladar y de u estómago m c usaba sie m pre gra n


s ,
e a

placer oírle discurrir acerca del pesca do de la vo ,

l t ía de los maris c os y de l a diversidad de carnes


a er , , ,

es
p
a c iá do se e
n lo referente n al mejor modo de condi

mentarlos y servirl os e l mesa S us remin i scenci as n a .

de u a buena c omida po antigua que fuera su fecha


n ,
r
,

eran tan vi as que parecía q ue estaba realmente


v

aspirando el olor de un l ch o cito asado ó d e un pavo e n

trufado S u paladar conservaba todavía el sa b or de


.

manjares q ue había comido h cía sese ta ó setenta a n

años como s i se tratara de l as chuletas de carnero del


,

al m uerzo de aque l día R ecordab a con verdadero de .

leite c o fru i ci ó si igual un pedazo de lomo asado


,
n n n , ,

ó un pollo especi al ó u pavo d igno de particular


,
n

elogi o ó un pescado nota ble ú otro manjar cualqu i era


, ,

q u e adornó s u mesa allá e n l o s días de s u primera


juventud ; m i entras l o s grandes aconteci mientos de
que había si do teatro el mundo durante l o s largos
años de su ex istenc i a h ab ían pasado po él como pasa
,
r

l a bri sa si n dejar l a me n or huella


,
Hasta donde me .
24 LA LE T R A E SCA R LA T A
ha sido dab le juzgar el acontecimiento más trág ico ,

de su vida fué cierto percan c e o un pato que


,
c n

dejó de existir ha c e treinta ó cuarenta años pat ,


o

c uy o aspe c to auguraba m mentos deliciosos per o o

que u a vez en la mesa resultó tan i ve te dam t


n ,
n ra en e

d u o q ue l trinchante no hizo mella alg una e él y


'

r ,
e n ,

hubo ecesidad de apelar á u a hacha y á un serrucho


n n

de mano para dividirlo .

Pero s tiem po ya d e ter m inar este retrato aun


e ,

que tendría el m ay or pla c er e dilatarme en él i nde n

fi i dam e t p ues de todos los hombres que h e cono


n n e,

cido este in di v iduo me parece el más p pósito para


,
a ro

v i sta de A duana La mayoría de l s personas debi d


. a
, o

á causas que no tengo tiempo ni espacio para e pl i x

car experimentan u a especie de detrimento moral e


,
n n

conse cuencia del género pecul i ar de vida de dicha


profesión El anciano funcionario e a i ncapaz de ex
. r

r i m e ta l o ; y s i pudiera continuar desempenando


n r
p e

su empleo hasta e l fin de l o s siglos seguiría sie do , n

tan bueno como e a enton c es y se sentaría á l a mesa


r ,

pa a co m er con ta excelente apetito como de c o s


r n

tum b r e ,

Hay aú otra figura s i l a cual mi galería de retra


n n

tos de empleados de l a A duana quedaría incompleta


pero que me contentaré simplemente con b osquejar ,

porque mis oportunidades para estudiarla no han sido


mu chas Me refiero á nuestro A dministrador al b i
.
,

zarro y antigu o general Miller qu i en después de s us ,

brillantes serv icios m ilitares y de haber gobernado por


algún ti empo uno de los i ncultos territorios del O este ,

había ven ido hacía veinte años á pasar en S alem el


, ,

resto de su honora b le y agitada v i da El val i ente s o l .


LA A DUA N A 25

dado contaba ya unos setenta años de edad y estab a ,

abru m ado de achaques que n i aun s u m rc i al e píritu a s


,

n i l o recuerdos de u altos hechos podían m iti


s s s

gar S olo con el auxilio de un sir v ie te y i é do s


. n ,
as n e

d l pasamanos de h i erro podía subir lenta y dolorosa


e ,

mente las escaleras de l a A d uana y luego r st á ,


a ra r n

dose con harto trab ajo llegar á su asi ento d cost umbre ,
e

junto á l a ch i menea Allí permanecía o b serv ndo . a

co n sereno sem blante á l o s que en traban y salían e ,


n

medio del rumor causado por la discus i ón de l o s nego


cios la charla de l a oficin a el crujir de l o s papeles
, , ,

e tc todo lo cual parecía no influ i r e manera alguna


.
,
n

en us sentidos
s i mucho menos penetrar perturb a n
,
n
,

dola e l esfera de su co templaci ones S u rostro


,
n a s n .
,

cuando el General s e hallab a e semeja te estado de n n

quietud e bené v olo y afable S i alguno se le acer


,
ra .

cab a e demanda de algo ilum i na b a sus facciones


n
,

u a expresión de cortesía y de interés q u b ie


n á las ,
e n

claras demostraba que aun ardía i nteri ormente el fue


go sagrado y que sólo l corteza exteri or se oponía al
,
a

li b re paso de s u luz i n telectual C uanto más de cerca .

se le trata b a tanto m ás sana se revelaba su i te l i g


,
n en

ci a .C uando no se veía como forza do á hab l r ó á a

prestar atenci ón á lo q ue se le decía pues am b as ,

O perac i ones le costa b a evidentemente u esfuerzo n n ,

s u rostro volvía á revesti rse de l tranquila pla ci dez a

de costu m bre Deb o agregar que u specto no de


. s a

jab a en l án i mo de l que l contemplaba ni guna


e e n

impresión penosa pues nada acusaba é l la dec de ,


en a n

c i a i ntelectual propia de l a vejez S u armazón c o r .

ó e a de s uyo f uerte y mac i za no se estaba todavía


p r
, ,

des m oron ando .


26 LA L E TRA E SCARLATA
Bajo co diciones tan poco favorables era d ifíci l
n ,

estud i ar su verdadero carácter y d fi i l o como lo e n r ,

sería por ejem plo reco struir por medio de l imagi


, ,
n ,
a

na ción u antig ua fortaleza c omo l de T i c onderoga


,
na a ,

teniendo á l a v ista sólo sus ruinas A quí y acul lá t l . a

v e zse en c uentre un paño de muralla c asi complet 0 !

pero lo general s vé úni c ame te u masa i f


en e n na n or

me oprimida por su mismo peso y á l q ue largos


, ,
a

años de paz y de abandono h a cubierto de hierb s y n a

abrojos .

S in embargo c o templ ando al v iejo guerrero con


,
n

afecto — pues á pesar de nuestro poco trato mutuo l o s


, ,

sentimientos que hacia él abrigaba como acontecía ,

con cuantos le conoci eron no podí n menos de S ,


a er

a fectuosos pude discernir los rasgos pri cipales de u



,
n s

carácter Descollaban e él las obles y heroicas


. n n

cualidades que ponían de ma ifiesto que el om b re dis n n

ti g ui do de que disfruta b a no l o había alcanzado por


n ,

un mero capricho de l fortu a sino con toda justicia a n


,
.

S u actividad no fué hija d un espíritu i nqu i eto sino e ,

que necesitó siempre algún motivo poderoso que le


imprimiera el impulso ; pero una v ez puesta en movi
miento y hab iendo obstáculos que ve cer y u resul
,
n ,
n

tado valioso que al canzar no fué hom b re que cediera ,

ni fracasara El fuego que le an i mó un tiempo y que


.
,

aún no estaba extinguido sino entibiado no era d es s ,


e a

llamaradas que toman cuerpo rápidamente brillan ,

y apagan al punto sino u llama i ntensa y roj i za


se ,
na ,

como la de un hi erro c andente S olidez firmeza y .


, ,

peso : tal es lo que expresaba el reposado continente


del General e l a época á que me refiero au e me
n
,
n n

dio de la decadencia que prematuramente se iba ense


28 LA L ETRA E SCARL A T A
ral espe c ialmente las que habrían c o t ib uido n
,
— n r e

sumo grado á que el bosquejo que voy trazando se p a

i
r e c e seal original debían de haberse desva ecido ó
,
— n

debilita do antes de que y o le hubiera visto por pri m era


vez S abido s q u los atri b utos m ás deli cados son
. e e

también l s que m ás pronto desapar cen ni tie e la


o e n

natural eza por costumbre adornar las ruinas hum anas


c on las fi s de u a nueva her m osura cuyas raí c es
o re n

y a c en en l s g ietas y hendeduras de lo s escombros de


a r

donde sa c an su sustento como las que brotan en l s ,


a

arrui ad s murallas de l fortaleza de T iconderoga ;


n a a

y sin embargo e lo que toca á gracia y b lleza había


,
n e ,

en é l algo dign o de aten c ión De vez cuando . en

iluminaba su rostro de agrada b le manera u ray o de, ,


n

buen humor socarrón mientras que tam b ién podía no

tarse un rasgo de elegan c ia y gusto delicado natur l a ,

que no siempre se vé en las almas viriles pasada la pri


mera j uventud en l placer que causaba l G eneral
,
e n a

la vista y fraganci a de l flores Es de sup o e s que as . n r e

un viejo guerrero estima a tes q ue todo el sangriento ,


n
,

laurel para sus sienes ; pero aquí se daba el ejemplo de


un soldado que parti c ipaba de las preferencias d u e na

joven mu chacha hacia las bell s produ cciones de Flora a .

Allí junto á l ch i menea a c ost um b raba sentarse el


,
a ,

an ciano y valiente General mientras l Inspe c tor e


,

que si podía e vi tarlo raras veces tomaba so b re sí la ,

difícil tarea de entablar con él u conversació se na n ,

c ompla cía en quedarse á cierta distancia observando


aquel apa c i b le rostro casi en un estado de semi -s m , o

no le cian Parecía como si est uvi era e otro mundo


. n

distinto d l nuestro aunque le veíamos á unas cuantas


e ,

varas de nosotros ; remoto au que pasáb amos junto á ,


n
L A A DU A N A 29

su s i llón ; i naccesible aunque podría m os alargar l s , a

manos y estrechar l suy as Era muy posi ble que as .

allá ,
las profundidades de sus pensamientos viv i era
en
,

u a vida más real que no en medio de la a t mósfera


n

que l e o deab e la poco adecuada ofic i n de un


. r a n a

A dminist ador de A d ua a L evoluciones de l s


r n . as a

man i obras mil i tares ; e l tu multo y fragor de l batalla ; a

los bélicos son i dos de antigua y heroica mús i ca oída


hacía treinta años — tales eran quizá las escenas y ar
,

mon ias que llenaba su espíritu y se desplegab an en sun

i magi nación Entre tanto l o s comerciantes y lo s capi


.
,

tanes de bu q ues l o s dependientes de almacén y l o s


,

rudos mari neros entraban y salían : e torno su y o con n

ti ua b a el mezqu i no ruido que producía l a


n i da c o V

m e c i al y l a v i da de la A d uana : pero i con l o s hom


r n

bres i con l o s as untos que l es preocupaba n parecía


,
n ,

que t uv i era l a m ás remota relación A llí e n la .


,

A duana estab a ta fue ra de su lugar como u anti


,
n ,
na

g u a espada
ya enmohecid,
después de ha b er fu l gu a,

rado en cien com b tes pero conserva ndo au al gún a ,


n

brillo e la hoja lo estaría


n medio de las plumas
,
en ,

t i nteros pi sapapeles y reglas de cao b a del b ufete de


,

u o de los empleados subalternos


n .

Había especial m ente u circunstanci a q ue me na

ayudó mucho e la tarea de rean i mar y reconstruir la


n

figura del vigoroso soldado que peleó e las fronteras n

del C anadá cerca d l Ni ág a a del hom b re de energía


,
e r ,

sen ci lla y verdadera E l recuerdo de aquell a s


. ra e

memorables palab ras suyas pro b aré señor ! ,


— pronunci adas e l s momentos m i s m os de llevar á


n o

ca b o u a empresa ta hero i ca cuanto desesperada y


n n ,

que resp i rab an el in d omab le espíritu de l a Nueva


30 LA LET RA E SCA R LA T A
Inglaterra S i e nuestro país s prem i ase l valor
. n e e

c on títulos de nobleza e frase que parece tan fácil ,


sa ,

de emi tir pero que solamente él ante el peligro y l


, ,
a

gloria que le espera ban h a llegado á pronunciar —esa , ,

frase rep i to sería el mote mejor y el m ás apropiado


, , , ,

para el escudo de armas del General .

Mucho contri b uy e á l educa ció m oral é i tel c a n n e

tual de u hombre hallarse e c ontacto di ario con


n n

ind i viduos de hábitos no pareci dos á l o s suyos que no ,

tienen interés alguno en sus ideas y ocupacio es y n ,

que o s fuerzan n cierto modo á salir de nosotros


n e

mismos para poder penetrar en la esfera e q ue s


,
n e

mueven sus pensam i entos y s us apti tudes L os acci .

dentes de mi vida me han proporcio ado con f e c u n r en

ci aesta ventaja ; pero nunca de u manera tan com na

pleta y vari ada co m o durante el t i empo que permanecí


en l A du a a de S ale m
a Ha bía allí parti cularmente
n .
, ,

un hombre que me dió una ueva idea de l o q ue p u n

diera ser el talento gracias al estudio que hi ce de u ,


s

carácter Poseía realmente l as dotes que distinguen á


.

u verdadero hombre de negoci os : e


n vivo mu y listo ra
, ,

y de cl ara inteligenci a de una rápida mirada veía donde


estaba l difi c ulta d e los suntos m ás em b rollados y
a n a ,

tenía el don especial de hacerla desapare c er como por


encanto C riado y desarrollado como quien dice
. , ,
en

l A duan e
a ésta el ca m po propio de u actividad ;
a, ra s

y las mu chas compl ica c io es de l o negoci os tan mo n s ,

lestas y enojosas p ra el no v i c io se presentaban á s ua ,

vista o toda l sencillez de un sistema perfectamente


c n a

a rreglado Para mí era ese i ndi v iduo el i deal de su


.
,

clase l a encarnaci ón de l A du na misma ó á lo


,
a a ,

menos el resorte princi pal que mantenía e mov i n


LA A DU AN A 31

m i e n to toda aquella maqu i nari a ; porque e u a insti n n

tu ió de este género c u y s empleados su periores s


c n ,
o e

nom b ran merced á mo tivos especi ales y en que ra as ,


r

v eces se tiene cuenta su aptitud para l a c ertado


en e

desempeño de sus deberes e s natural que esos em ,

p l a de o busquen en
s otros las cualidades de que ellos

ca ecen Por lo tanto por u a ne c esidad i nelud i ble


r .
,
n
,

a sí como el imán atrae l partí c ul s de acero del as a ,

m ismo modo n uestro hom b re de negocios atraía hacia


sí l s dificultades con que c ada uno tropeza b a
a Co n .

u a condescendencia notable
n y si molestarse por ,
n

n uestra estup idez que para u persona de su g é e ,


— na n

ro de talento debía de ser punto me os que un cri n

men -lograb a ,
u momento hacernos v e claro
en n r

c o m o l a luz del dí l o que á nosotros s había pare a


,
no

c i do incomprensible L os comerciantes l e tenían n . e

tanto aprecio como nosotros s us compañeros de o fi c i ,

n a . S u integri dad e a perfecta ; innata m ás bie que r


-
,
n

resultado de princi pios fijos de moralidad N i podía .

s e r de otro m odo pues e un ho m b re de una inteli


,
n

g enc i a ta lú c i da v ex acta como l a su y a l a honr dez


n ,
a

completa y la regulari d ad suma e l adm i n i stra c ió n a n

de los negoci os tenía que e l s c ualidades domi


,
n s r a

n antes U ma cha e su c o 0 0 respecto á


. na n n n 1 en 1 a,

cualquiera cosa que se relaci onase c on sus de b eres de


empleado ha b ría atormentado á u persona seme
,
na

jante del mismo m odo aunque


,
u grado mucho ,
en n

may or que un error e el ba l ance de u a cuenta ó


,
n n ,

u n borró de tinta en l bella página de u libro


n a n

del R egi stro En sum hallé e él lo q u raras veces


. a, n e

h e v isto en e l curso de m i i da u hom b re q ue se v ,


—n

adaptab a perfectamente al desempeño de su empleo .


32 L A L ETR A E SCA RL ATA
era algunos de los i nd i viduos con quienes
T ales n

me puse e contacto al entrar en l A duana A cepté


n a .

de buen talante una ocupaci ón t po c o en armonía an

con m i s háb i tos y m is inclinaci ones y me puse c on ,

empeño á sacar de mi situación el mejor partido pos i


b le Después de hab er m e v i sto asociado á l o t
. s ra

b ajos y á los planes im practicables de mis soñado


res compañeros del B r o o k Fa m ; después de haber r
*

vi v ido tres años bajo el i nfl ujo sutil de u a i tel ig e n n n

cia como l de Emerso ; después de aquellos d i as


a n

pasados n As b eth en fantásti cas especulaciones e n


e sa

compañ i a de Ellery C hanning junto á l o s trozos de ,

leña que ardían en nuestra chimena ; después de hab la r

co T horeau acerca de l o s pi os y de las reliquias de


n n

los indios en su retiro de Walden ; desp ués de hab er


,

me v uelto en extremo ex i ge te merced á l a i nfluenci a n ,

de la elegante cultura cl ásica de H i llard después de


hab erme s turado de se tim i entos poéticos e el h o
a n n

gar de L g f ll o vvfi - a en verdad tiempo de que


on e er

H th e l ud e á l f m s A s i i ó l i te i d el B k
aw o rn a a a o a

o c ac n rar a roo

F m (Fi
ar d el R i h u el ) p l E du i ó y l Ag i u l tu f
nc a ac o ar a a c ac n a r c ra ,

un

d d p el íti y l i e t me i
a a or cr J ge R i p le y y S fí R i p le
co t ra o a r c an o or o a y en

1 84 1 , u s d i e m ill s d B t
a na z El bj e t d e
a s i ió u i t
e o s on . o o esa a o c a c n n a

i
r a, co m u i ti y h u m i t i
n s ca e l d i i es e es i s p
an a r a era c r ar as c o n c on n c ar a a ra

p du i el d el t i tele tu l y u i i l i i ó i d e l e du i e d á
ro c r a an o n c a na c v zac n a ,
r c n o .

s u m i i m u m el t b j m te i l im pl ifi d l m qu i i s i l y
n ra a o a r a , s c an o a a n ar a oc a ,

co n s igu i e d d e es te m d el m a i m u m d e t i em p p el d
n o o o l x o ara e s en v o

v i m i t y e du
en o i ó m l y es p i i tu l T m
c ac n p e el p
o ra r a . o a ro n ar t en ro

y e t m u h s p e s s d e m b s se s qu e d es pu és b i ll
c o c a r ona a lo xo r a ro n en a

l i e tu el p e i d i sm t H w th e p e m e i ó e l s i i ó
t ra ra , r o o, e c . a o rn r an c n a a o c ac n

m uy p ti em p L em p es
o co o m es d e up
. a f só l b
r a, c o o s o n er s e, r ac a a ca o

de u t ó i
c a ro ñ -N d el T
c nc o a os . .

! L m
os b es qu
no e i t el u t
r d e l m á s cd i s ti
a gu i d s d ae or so n os n o

l l i te tu
a ra d e l E st d s U i d s R W l d E me s p e t fi l ó
ra os a o n o . . a o r o n, o a,

s f em i e te y e du i i s t t le t i gi l u t d e g
o o n n ca c o n a,le a n o or na ,
a or ra n v a r,
LA A DUAN A 33

empezara á ejercer otras facult ades del esp i ri tu y que ,

me alimentase con u manjar haci a el cual hasta e u n ,

tonces no me sentía m uy i nclinado Hasta e l o t g


,
. c o e

nari o oficial del resguardo de que h e hablado antes


me parecía como cam b io de dieta m uy apeteci ble
, ,

para un hombre que había conocido á Al c o tt ] T en g o L

para m i que en cierto sentido es prue b a evidente de


, ,

u a consti tu c ión bie


n equ i lib ra da y de una orga i n
,
n

zación e que no falta nada esencial el hecho de que


n , ,

á pesar de haberme asoc i ado algún tiempo con h o m


b res tales como l o s que acab o de m enci onar hubiera ,

po dido mezclarme después c o ind i viduos de c uali n

dades completamente disti ntas s i quejarme del ,


n

cam b io .

L a L i teratura su ejerc ici o y sus fines eran á l a , ,

sazón o b jetos de poca m onta para m i En esa época .

no tenía por los li b ros interés alguno La naturaleza .

— excepto l a humana - l a naturaleza v i s i ble e cielo y n

ti erra puede dec i rse q ue o existi a para m i s ojos ; y


,
n

toda aquella delicia con que la im agi naci ón la habi a


i deal i zado en otros tiempos se había desvaneci do e , n

m i esp i ri tu C omo suspensos é inanimados si s que


.
,
e

no m e hab ían abandonado por completo se ha lla b an ,

n acid 1 803 f lle i ó


o en 1 882 ,
G u i lle m E lle y C h i g teól g
a c en . r o r an n n ,
o o,

filá t p
n ro y ut d e o, a ió or 1 7 80y m u i ó 1 84 2 E iqu e
n o ta , n a c en r en . nr

D T h e u fi lós f
. or a tu l i s t
,
y ut t m bi é m uy igi l
o o, na ra ió a, a o r, a n or na
,
n ac

en 1 81 7 y m fi ó 1 86 2 u J g e S H i ll d (1 803-1 87 9) fu é b
en . or . ar un a o .

gad m uy d i sti g u i d u
o d n t bl e y u t
o, m ú ; p ú l ti m
n o ra o r no a ,
a o r n o co n or o

E iqu e W L gfell w es u d e l p s p et s me i s qu e
nr . on o no os o co o a a r ca n o

go za d e e pu t i ó
r u i e s l y
ac uy sn b s es t á
n v r at du i d s á s i c a o ra n ra c a ca

t d s l
o o i di m s u p
os o N i ó 1 807 y m u i ó 1 882 —N d el T
a e rO eo s . ac en r en . . .

J
r A m s B s
o A l tt ( 1 7 9 9
ro n o n-1 888) fu é u fi lós f t
co d n o o r an s cen en

t l i st y e pl tó i
a a n y u i d e l i st
o a n co , s um d — N d el T n a a co n a o . . .
34 LA L E TRA E SCARLA T A
un cierto don y u cierta facultad ; y á no haber na

tenido la conciencia d que m a dado evoca cuan e e er r,

do quisiera todo lo que realmente ten i a al g ú v alor


,
n

en lo pasado mi posi c ión habría sido infinitamente


,

triste y desconsoladora S eguramente e esta u . ra na

clase de vida que no podía lle v rse o impunidad por a c n

mu cho tiempo de lo contrario me habría con v ertido , ,

de u modo permanente e algo distinto de lo que


n ,
n

s iempre había sido i transformarme ta m poco e algo


,
s n n

que v alie a l a pena de a c eptarse Pero nunca con


r .

si d é aquel estado de ida sino transitorio pues u a


er v ,
n

espe c ie de instinto profético u o misteriosa me ,


na v z

murmuraba conti uame te al o ido diciéndome que n n ,

en u época no lejana y cuando para b i en mío


na , ,

f uera ne c esario u cambio é st e se efectuari a n ,


.

Entre tanto ahí me estab a y o todo un Inspector de


, ,

A duana y hasta donde me ha sido posi b le compren


,

derlo t bueno como s pueda desear ; porque un


,
an e

hombre que siente que piensa y que está dotado de , ,

i m aginació (aunque fuera sus facultades diez v eces


n n

superiores á la d l I spector) puede e cualquiera e n


,
n

tiempo se un hombre de egocios si quiere tomarse


,
r n
,

el trabajo de dedicarse á ellos Mis compañeros de .

ofi c ina los comerciantes y los capitanes de b uques con


,

quienes m is deberes oficiales m e pusieron en co ta c n

to me tenían sólo por hombre de egocios y proba


, n
,

b l e m e t ignoraban por c om pleto que fuera otra c osa


n e .

C reo que ninguno había leído nunca una página d c

mis escritos i hu b iera pesado y o un adarme m á


,
n l s en a

balanza de su consideración aunque hubiesen leido ,

todo lo q u he b o o e ad : aun hay m á poco hab ría


e rr n o s,

i m portado que esas m al aventuradas páginas hu b ieran


36 L A L E T R A E SCA R LATA
m i nombre recorriese el mundo i m preso e el fronti s n

de un li b ro i me importab a no pod i a si embargo


,
n ,
n

menos de o ei m al pensar que ten i a entonces otra


s nr r e

clase de b oga El mar c ad r de l a A duana l o i m p i


. o r

m ia c o
,
n un patrón y pintura negra e l o s sacos de ,
n

pimienta e las caj s de ta b acos e l pacas de todas


,
n a ,
n as

las mercancías sujetas á dere c hos como test i monio de ,

que estos artí c ulos habían pagado el i mpuesto y pasa


do por la A duana L levado e ta extraño vehículo. n n

de l a fama ib a mi nombre á do de jamás hab ia llega


,
n

do antes y á donde espero que nunca irá de nue vo


, .

Pero el pasado no habia muerto p o c ompleto r .

De vez e cuando los pensa m i en t os que e otro


n ,
n

tie m po parecian tan vitales y tan a ctivos pero que se ,

ha bían entregado al reposo de l manera más tranquila a

del mundo cobraban vida y vigor Una de las o ca


,
.

siones e que m is hábitos de otros días e c i e o fué


n r na r n,

l a que dió margen á que ofrezca al pú b lico el b o s


quejo que estoy trazan do .

En el segundo piso de l a A dua a hay u a v a sta n n

habitaci ón c uyas v igas y enla drillado nunca han s ido


c u b ier tos c o torta y artesonado El edificio q ue se
n .
,

ideó u a escala armo ía con el antig uo esp iritu


en n en n

comercial del puerto y l es peranza de una pros a

i d ad futura que nunca hab i a de realizarse tie e n


per ,

m ás espacio del que era necesar i o y al que no s puede e

d r uso alguno
a Por lo tanto el gran saló que está
.
,
n

e cima de las habitaci ones del A dministrador se ha


n ,

q uedado por conclu i r y á pesar d l as telarañas que ,


e

adornan sus e m p o l vad s v i g s parece como q ue espera a a ,

l a mano del carp i ntero y del albañil En una extro .

m i dad de d i cha hab i tación ha bi a ci er to número de


LA A DU AN A 37

b arriles amonton ados u os sobre otro s y llenos de


,
n
,

lí s de documentos o fi ciales d l o s cuales gran número


o ,
e

yacía también e el pavimento ¡ T ri steza causab a


n .

pensar e lo s días y seman as y m eses y a os de


n , ,
n

trabajo que se habian empleado en esos papeles e m n o

h ec i do s q ue eran ahora simple m e n te un estorbo ó


, ,

esta b an ocultos e un ol v idado ri ncón don de jamás


n

oj os huma os l es daría u a m i ra d a ! Pero tam b ién


n n n

¡ cu ántas resm as y resmas de otros manuscritos llenos , ,

no de las f stidiosas fórmulas ofi ci ales sino de l o s p e


a ,
n

s am i e to s de u
n clara inteligenci a y de l s ri cas efu
na a

si ones de u corazón sensible han ido á parar i gu al


n ,

m ente al olvido m á completo ! Y l o m ás tri ste de


s

todo si que en s u tiem po c omo las pilas de papeles


,
n ,

de l A duana hubieran prop orci onado á aquellos


a ,

que los b o a o n las comodidades y med i os de sub


o rr ne r

s is te c ia q ue o b tuv i ero n los aduaneros c o los rasgos


n n

inservibles y comun es de sus plumas S in em b argo —


.
,

esto últi mo no e s completame te exacto pues no care n ,

ce n de v alor para l a histori a local de S alem y en esos


papeles podri an descu b rirse noti ci as y d atos e stadí ti s

cos del antiguo tráfico del puerto y recuerdos de sus ,

gran des co m erci ntes y otros m agnates de l época


a a ,

cuy as inmensas riquezas comenzaron á ir á menos


mientras sus cen i zas esta b an aú calientes En esos n .

pa peles pudiera hallarse el origen de los fu dadores n

de l a may or parte de las fam i lias que co stit uy en n

ahora l a aristo c ra c i a de S alem des de sus obscuros ,

principios cuando se ded i caban á t a fiquill o s de poca r

mo ta hasta lo que h o y c onsideran sus descendientes


n
,

u a j e a quía establecida de l arga fecha


n r r .

Es lo cierto que h ay un a gran escasez de do o um en


38 LA L ET RA E SCA RLAT A
to s ofici ales relat i vos á la época anterior á la R e vo l u
ción cir c unstancia que mu c has veces he lamentado
,

pues esos papeles podrían haber contenido nu m erosas


referen c ias á personas y a olvidadas ó de que aún se ,

conserva re c uerdo así cómo á antiguas costu m bres


,

que me habri an proporcionado e l mismo placer que


experimentab a cuando encontra b a flechas de i nd i os
en l o s campos cerca de la A nt igua Mansión .

Pero un dí ll uvioso en que o tenía mucho e q ue


a ,
n n

ocuparme tuve la bue a fortuna de ha c er un descubrí


,
n

miento de algú interés R evolviendo aquella pila de


n .

papeles v i ejos y h u o ea do entre ellos ; desdobla do


,
r n n n

alguno que otro documento y leyendo los nombres de ,

los b uq ues que luengos años h a desa pareci e on e el r n

fondo del océa o ó se p udrieron en los muel les así


- n , ,

como los de los comerciantes que ya o se menciona n n

en l a Bolsa ni ú apenas pueden desc i frarse e las dila


,
a n n

i d d s losas de s us tumbas contemplando esos papeles


p a a

con aq ella especie de semi interés melancolico que i s


u - n

piran las cosas q ue no sirven y a para nada me v i no á ,

las manos un paquete pequeno cu i d adosamente e n

vuelto e un pedazo de antiguo pergam i no amarillo


n .

Esta cubierta tenía e l as pe cto de u docume to oficia l n n

de un período remoto cuando los esc i bientes trazaban ,


r

s us signos e materiales de m ay or s lidez que los nues


n o

tros Había
. el paquete lgo que despertó viva
en a

mente m i c uriosi dad y me lle v ó á desha c er la cinta de


u rojo desvanecido q u
n lo atab animado (l e l a idea
e a,

de q ue i b a á sacar á luz un tesoro Al desdoblar el .

rigido pergamino vi que a el omb amiento e p e


,
er n r x

dido por e l Gobernador S hirl e y en favor de u t l n a

Jo uatan Pue para el empleo de Inspector de las A dua


LA A DU A N A 39

nas S u Majestad e el p uerto de S alem en l a Pro


de n
,

i c i a de l Bahía de Massach usetts


v n a R ecordé que .

hab i a le ido creo que en los A nales de F e lt l noti c i a


, ,
a

del fal lecimiento del S r Inspector P ue ocurrido hacia .


,

unos ochen ta años ; y que tam b ién e u peri ódico d n n e

nuestros días ha bía visto el relato de l a extracció de n

sus restos mientras se restauraba l a Iglesia de S an


Pedro e cuy o pequeño cementeri o estaban enterra
,
n

dos P o m ás señas que sólo hallaron un esqueleto


. r

i nco m pleto y u a enorme pel uca bi en conservada A l


n .

exam i nar l o s papeles con mayor deten i miento v í que ,

n o era ofici ales sino pr i vados y al parecer d e letra


n , ,

y puño del Inspector L única ex plicac i ó que pude . a n

da me del porqué se encontraban e l a pila de papele s


r n

de que h e ha bl ado consiste e que el S r P ue fall eci ó


,
n .

repent i namente y esos escritos que proba b lemente


, ,

conservaba e su bufete ofi cial nunca llegaron á m a


n ,

nos de sus herederos p o r sup o e se q ue tal v e se ,


n r z

referían á asuntos del servici o de l a Aduana .

S e me figura que l as ocupaci ones anexas á su e m


pleo dejaba al antiguo Inspector en aq uellos tiempos
n

muchas horas li b res que dedicar á i vestigaci ones h is n

tóric s locales y á otros asuntos de igual naturaleza


a .

No pequena parte de l o s datos que hallé e los papel es n

de que hablo m e sir ieron de mucho para el arti c ul


,
v o

titulado la C ALL E P RIN CIP A L i ncl ui do en uno de m i s


li b ros .

Pero l o que m ás m e a trajo l a atención en el m i s


te i so paquete fué algo for ado con paño de un rojo
r o ,
r

her m oso b i en que b astante gastado y des vane c ido


,
.

Habi a tam bi én e el forro v i sib les huellas de u b or


n n

dado de o o i gualmente muy gast ado de tal modo


r
, ,

40 LA LET RA E SCARLATA
que puede decirse que apenas qued b a ada S e a n .

conoce que ha bi a sido hecho á la ag uja c o so p e n r r n

dente habilidad y l s puntadas como me aseguraron a ,

damas muy peri tas e n l asunto dan prueba patente e ,

de u arte ya perdido que no es posible rest urar


n ,
a
,

aunque se fueran sacando u o á u o los hilos del b o n n r

dado Este harapo de paño col or de escarlata p ues


.
,

l o s años y las polillas lo ha b ían reduc i do e realidad n

á u harapo y ada m ás
n después de exam i nado mi
,
n ,

n uc i o sa y cuidadosamente parecía tener la form a de l a

letra A C a da u a de las piernas ó trazos de l letra


. n a

ten i a precisamente tres pulgadas y cuarto de longi tud .

No queda b a duda lguna que se habi a i deado para a

adorno de un vest i do ; pero cómo debió de usarse y ,

cuál e a l a categori a dignidad ó empleo h o ífi co


r ,
nor

que e otros tiem pos significaba e a para m i u ve


n ,
r n r

dadero enigma que no ten ia m uchas e speranzas de


resolver Y si emb argo m e pro dujo u extra o
. n ,
n n

interés Mis miradas se fijaro tenazmente e l a


. n n

antigua letra de c olor es c arlata y no querían apartarse ,

de ella Ha bi a c o seguridad algún sentido oculto e


. n n

aquel la letra que merecía l a pena de investigarse y


, ,

q u e ,
por decirlo así parec i a emanar del s i mbolo m,
i sti
co revel ándose sutilmente á mis sentimientos pero
,

rehu y endo el análisis de la i nteligencia .

Mientras me hallab a asi todo perplejo pensando , , ,

entre otras cosas que acaso es letra hab ría sido uno de
,
a

los adornos de que ha cia uso l s blan c os para atr erse n o a

l a atención de l s indios m la puse casualmente sob re


o ,
e

e l pecho El lector si duda se sonreirá cuando le


. n

diga aunque es la pura v erdad que me pareció e


, ,
x

ri m en tar un a sensación que si enteramente


p e no ,
LA A DUA N A 41

físi ca casi e a la de un calor abrasante ; como si l a


,
r

letra o f uera un pedazo de pano rojo sino un hierro


n ,

candente Me estremecí é i voluntari mente l a d ejé


.
,
n a

caer al suelo .

La co templación de la letra escarl ata m e había


n

hecho des cu idar el exa m en de un pequeño rollo d e

papel negruzco al q ue ser v ía de envoltorio Lo abrí .

al fin y tuve la satisfacción de hallar escrita de puño


, ,

y letra del antiguo Inspector de A duana un explica ,


a

ción bastante completa de toda l a histori a Habi a .

varios pliegos de papel de á folio que contenían m u


c hos part i culares acerca de l a v i da y hechos de u a n

tal E ter Pry nne que pareci a ha b er s ido persona


s
,

nota b le para uestros antepasados allá á fi es del


n ,
n

siglo diez y siete A lgunos i n d i v i duos m uy entrados


.
,

en anos que vi vía aú e n la é poca del Inspector


,
n n

Pue y de cuyos labi os ha b ía éste o i do la narración


,

que confió al papel re co rdaban haberl a visto cuando ,

jóvenes y cuando d i cha Ester er a ya muy an cia a


,
n

au que no decrép i ta y de aspecto majestuoso é i mpo


n ,

nente De tiempo i n m emori al e a s u costum b re


. r ,

s gún decían recorrer e l pai s como enfermera v o l u


e ,
n

t ria haci endo todo el bien q ue podía y dando c o


a
, ,
n

s ej o s e todas las materias principalmente en las q ue


n ,

se relac i ona b an co n l o s afectos del corazón lo q ue dió ,

lugar á que si muchos l reverenciaban como á un a

ángel otros la consideraran u a verdadera calami


,
n

dad R egistrando m ás minu ciosamente el manuscri to


.
,

hallé l historia de otros actos y padecimientos de


a .

esta mujer singular m uchos de los cuales encontrará ,

e l lector e l a narraci ó n tituladan L A L ET R A E S C AR


LA A T debiendo tenerse presente que l as c i cu n stan

,
r
42 LA LETR A E SCA R LAT A
cias princi pales de d icha historia son auténticas como ,

que cuentan con la autoridad que les da l manuscrito e

de l Inspector P u L os papeles originales u tam te


e .
,
n en

con l a letra escarlata que diré de paso es u a reliquia


,
n

mu y curiosa están aún e mi poder y se mostrarán á


,
n ,

qu i enquiera que inci tado por e l interés de esta n rra


, a

t i va des c are verlos M s no por so s crea que al


,
. a e e

compagi nar esta novela y a l idear l o s m otivos y ,

pasiones que influyeron e l o s personajes que e ella n n

figura me he ceñido servilmente á lo q ue reza l


n, a

docena de pági nas del antiguo manuscrito A l c o n .

trar i o m e he tomado e n c i ertos puntos cas i tanta


,

libertad como s i l as unto f uera enteramente de m i


e

i nvención L o que deseo afirm r es l a a utenticidad


. a

de los hechos fundamentales d l a historia e .

El i nci dente del manuscrito despertó e ci erta n

manera mis antiguas aficiones literarias M e pare ció .

v er en é l l armazón de una ovela


a Fué para m i n .
,

realme te como i el antiguo Inspecto con su traje


n ,
s r,

de hace cien años y s u inmortal peluca sepultada c o


, ,
n

él pero que n o pere ci ó en l sepu l cro me hu b iera


,
e ,

v isitado e l desierta habitación de l A duana S u


n a a .

porte tenía t o da l dignidad de quien habi a d e m p e


a es

ñ do un empleo de S u Maj estad Británic a y estaba


a ,

iluminado por lo tanto con u ray o del esplendor


, ,
n

que tan desl um b a t m e te brilla e rededor del trono


r n e n n .

¡ A h ! ¡ C uán diferente es el aspecto de un empleado


de l a R epública q u siendo un servidor del pueblo se
e, ,

considera punto menos q ue u c ualquiera é inferior n ,

al m ás i fi m de sus senores ! Im giné que c o su


n o a n

man o espectral la majestuosa fi g ura del Inspe c tor P u


,
e

me habi a dado l sím b olo escarlata y e l pequeno


e
44 LA LE TRA E SCARLATA
un buen apetito aguzado por las ráfagas d l v iento del
,
e

Este que generalmente soplaba en aquel lugar Pero


,
.

t anp oco favorable e a la atmósfera de la A d uana para



r

e l cultivo de las del icadas producciones d l espíritu e ,

que si yo hub i era permane c i do alli c uarenta años ,

dudo mucho que la historia de L A L ETR A E S C ARL AT A


hubiese v i sto jamás l a luz pública Mi cereb o se . r

había con v ertido en un es pejo empañado que o n re

fl ej b a las figuras c o
a que trata b a de poblarlo ó si n ,

lo haci a a v aga y confusa m ente L os personajes de


er .

mi arración no querían entrar en calor ni podía y o


n ,

convertirlos e materia dú ctil c o ay uda del fuego que


n n

ardía e mi i m ginación Ni me era posible o se


n a . c n

guir que los i n fl m a a la llama de la pas ión ni quea r ,

ex perimentasen l ternura de sentimientos deli ados a c ,

sino que conservaban toda l a rigi dez de c uerpos sin


vida que fi j b an en mí s us ho i bles miradas como s i
,
a rr

me retaran desd ñ o s m e te Parecía que me p o t o


e a n . a s r

fa han diciéndome z Qué tienes tú que v er con o


. s n

otros ? La escasa facultad que e un tiempo poseíste n

para manejar las creaciones de l a fantasía ha d s p a ,


e a

re c ido L trocaste en cam bi o de un poco del o o del


. a r

públi c o Vete á ganar tu sueldo En una palabra :


. .

las inertes criaturas h ijas de m i imaginación me , ,

ta chab an de i m b e cilidad y no sin algún fundamento , .

Y no solo dur nte las tres horas y m edia q ue con a

sa b a d i ariamente al desempeño de mis deberes e


ra n
g
la A duana se tía aquel la especie de parálisis sino que
n ,

me acompañaba en mis paseos por la orilla del mar y


p o rlos cam p os cuando lo q ue no e a fre c uente bus
, ,
r ,

c aba el vigori zador encanto de la naturaleza que tanta


frescura y actividad de pensamiento me infundía
LA A DUAN A 45

desde el i nst ante que traspasab a el um b ral de l a


A ntigua Mansión Ese mismo marasmo intelectual .

no me a b ando ab a en mi casa n i aún e l hab i ta


n ,
n a

ción que si sa b er á derechas por qué llama b a yo m i


,
n ,

gabinete de estud i o Ni tampoco desaparecía c uando .


,

mu y entrada l a noche me encontraba solo n m i saló , e n

des i erto iluminado únicamente por e l resplandor del


,

fuego que ardía e la ch i menea y l a luz melancólica de


n

l a luna y trata b a de r ep e s ta m e escenas i maginari as


,
r en r

que m e p o m etía fijar al dia sigu i ente e n páginas de


r

brillante descri pci ón .

S i l as facultades cread oras se niegan á fu c io n

nar á semejante hora hay que perder toda esperanza ,

de que jamás puedan hacerlo L a luz de l a luna e .


,
n

una hab itación que o s e s fam i liar dando de lleno e n


, n

l a alfom b ra y dejan do ver con toda clari dad las fi g u


ras en ella d i bujadas y haciendo igualmente v i s i bles ,

todos los o b jetos por p eque ños que sean aunque de


, ,

un modo d i ferente que á l l uz de l mañana ó del a a

med i od i — é s l a si tuación más apropiada para q ue un


a
,

novelista entre e conoc i mie to co sus huéspe des n n n

i lusorios A hí está el espectáculo domést i co que c o


.

n o e m o s perfectamente : l as sillas cada una c o


c s u dis ,
n

ti nta i ndividual idad ; la mesa del centro con uno ó d s , o

v olúmenes y u a lámpara apagada ; el sofá ; e l estante


n

de l i b ros ; el cuadro que cuel ga en l a pared : todos


estos detalles que se ven de u a manera tan c omple
,
n

ta se presentan s in em b argo tan i dealizados por l a


,

misteri osa luz de l a luna q ue se d i ri a q ue p i erden su ,

verda dera reali dad para convert i rse en cosas eS pi itua r

les Nada h ay que se demasiado pequeño ó i ig


. a ns n

n i fl ca te para que se li b re de esta trans formac i ón


n ,
46 L A L ETRA E SCA R LATA
adqui r ien do con ella ci erta d ign i dad El zapati to de .

un iño ; l a muñeca sentada en su co checi to ; el cab a


n ,

llito de madera eu u palabra cualqui er o b jeto que



,
na ,

se hu b iere usado ó c o que se h ub iere jugado durante n

e l dia reviste ahora un aspecto extraño y singul ar aun


, ,

que s ta perfecta m ente visible como con la clari


ea n

dad del so l D e este mo do el suelo de nuestro cuarto


.

se h convertido e una espe c ie de terreno en que lo


a n

real y lo imagi nari o se c onfunden ; algo asi como u a n

región intermediaria entre nuestro mun do pos it ivo y


e l país de l as hadas A qu i podrian entrar l o s espec.

tros si n causarnos temor : y de tal manera se adaptarían


al medi o am b iente que o experi mentaríamos sor ,
n

presa alguna si al dirigir l a v i sta á nuestro alrededor


, ,

desc ub riéramos l for m a de u s é querido aunque


a n r ,

y a ausente de este mundo sentada tranqui lamente á ,

la luz de este mágico ray o de luna c o u aspecto t l ,


n n a ,

que nos haría du dar si es que ha regresado de la región


ignota ó si nunca se alejó de l hogar d omésti co
, .

L a dudosa clari da d que esparce n l o s carb o es e u n

c e dido
n que arden e la ch i menea t i en de á produ ci r
s n
,

el efe cto que he tratado de des cribir Vi erten u l u . na z

su ve e toda l a habitación acompañada de una ligera


a n
,

tinta rojiza e l as paredes y e el cielo raso y de u


n n
, n

dé b il reflejo del pul i do barniz de los mueb les Esta ,

lu z, más caliente se mezcla con l fri aldad de los


, a

ray os de la lun a y puede deci rse q ue dota de corazón


, ,

de tern ura y de se si bi l i da d humana l as formas que


n
,

evoca la fantasi a De i mágenes de n i e ve q ue so l as


. n,

con vi erte e hom b res y mujeres Dando u mirada


n . na

al espejo contemplamos l moribunda llama de los


, a

c arbones medio exting uidos l s pálidos ray os de l a , o


L A A DUA N A 47

luna e el pav i mento y u reproducció de toda l


n ,
na n a

luz y so m bra del cuadro que nos aleja m ás de lo real ,

y o s acerca más á lo imagi nario E tal hora pues


n . n , ,

y c o semejante espectáculo á l a vista si un hombre


n ,

sentado solo n l al tas horas de l noche o puede


e as a ,
n

i dear cosas e t a as y co segui que tengan éstas u


x r n n r n

aire de realidad de b e abandonar para siempre toda


,

tentativa de escribir novelas .

P o lo que á mí hace durante todo l t i e m po que


r ,
e

permanecí e la A duana l luz d l sol ó de l a luna ó


n ,
a e ,

e l resplan dor de l a l umbre de la chimenea eran i dé ,


n

ti c os en sus efectos ; y tanto importab an para el caso , ,

como l a m i sera l la m a de u a vela de sebo Ci erto n .

género de aptitudes y de sensibilidad jun tamente con ,

u n do n especial para sacar partido de ellas - i muy ,


n

grande i de m ucho valor por lo demás pero lo mejor


n ,

de q ue yo pod i a disponer -h a bía desaparec i do por ,

co m pleto .

C reo si n em b argo que si hubi era e say ado l s


, ,
n a

fuerzas e otra clase de c om pos i cio es o h abría h alla


n n ,
n

do mis fa cultades tan obtusas é i nertes P o ej emplo . r ,

podri a ha b er puesto por escri to l s narracio es de u a n n

veterano capi tán de b uque uno de l o s emple dos del ,


a

resguardo con qu i en me mostraría muy ingrato s i no


,

lo menci o ara pues ape as se pasa b a u di si n que


n
,
n n a

m e movieran á la e á risa y adm i c i ó s us mara


v z ra n

v i ll o s s dotes de cue tista


a Si hubi era podido con
n .

se vr ar l fuerza pintoresca de s u esti lo y el colorido


a ,

humorístico con q ue ador ab a sus descripci ones creo n ,

firmemente que l resultado habría s i do algo nue v o


e

en l iteratura Ó pudiera haberme d e dicado fácil


.

m e nte á una ocupación m á seria En medio de m is s .


48 L A L E TRA E SCARLATA
diarias y prosa i cas obligaciones a mi deseo quizás i er , n

sensato lanzarme en a las de l a imaginac ión á siglos


,

remotos ó tratar de crear las apariencias de la vida


,

con materiales aéreos c uan do á cada i nstante la i m , , ,

p lpable b elleza de mis burb ujas de ja bón se deshacía


a

a l rudo contacto de algo real L o m ás cuerdo habri a .

sido dedicar talento é I mag aci ón á l o s asuntos del in

dia y buscar r e suel tam e t e e l verdadero é i dest uc ti


,
n n r

ble valor que yace oculto en l o s pequenos y enojosos


incidentes y en l o s caracteres comunes que m e eran
familiares La falta fué m ía L a página de l a vida
. .

a bi erta ante m is ojos me pareció v ulgar y fastidiosa , ,

sólo por no hab er penetrado yo m ás í ti m am e te su n n

signifi c ac ión A llí hab ía un l ib ro mejor que el que


.

jamás podré escri bi r que se me i b a presentando hoja ,

tras hoja precisame te como las llen ab a l a realidad


,
n

de l hora fugi t i v a y que se desvanecían c o n l a misma


a ,

rapidez con que hab ían s i do escri tas porque m i i ,


n

t lig e c ia c a e cí
e n de la profund i dad neces ari a pa ra
r a

comprenderlas y m i pl uma de habil i dad suficiente para


,

tra n sc ri b i l as Algún día recuerde qu izás unos cu n


r . a

tos fr gmentos esparc i dos por todas partes y lo s repro


a ,

d u c con g an provecho m i o hallando que l as letras


z a r ,

se c vierten en o ro en las páginas de m i l ibro


on .

Pero est s ideas se me ocurrieron demasiado tarde


a .

Á la sazón tenía tan solame te l a conci enc i a de que


,
n

lo que e un t i empo habi a s i do un placer para m i e a


n ,
r

ahora u a tarea irrealizable


n No e a ocasión para e . r n

t ar e u lamenta ciones ac erca del estado de l as cosas


r .

H abía cesado de ser u escritor de historietas y de n

art i culos basta te malos para c on v ertirme en u Ins


,
n , n

p e c to de
r A duana tolerablemente bueno Ni m ás .
LA ADU A N A 49

ni menos S in embargo no s nada agr dable verse


.
,
e a

acosado por la sospecha de que uestra i telige cia se n n n

va extinguiendo ; ó que e desvaneciendo i darnos s va ,


s n

c uenta de ello como l éter e u a redoma que halla


,
e n n ,

mos m á y más reduci do á cada m irada que le dirigi


s

m os .No m e quedaba duda algu a del hecho ; y al n

examinarme á mí m i smo y á otros de m i s com paneros ,

llegué á conclusiones o muy favora bles relativamente


n

al efecto q ue produce un empleo del gobierno e el n

carácter de l o s i d i vi duos A caso algú n dí m e


n . a

extie da m ás sobre l materi a ; por ahora b aste decir


n a ,

que un empleado del sg uan do de larga fecha á re , ,

duras penas puede se persona dign a d e elogi os ó der

mucho respeto por umerosas razones ; entre otras


,
n ,

por l s circunstancias á q ue debe su destino ; y luego


a ,

l a na t uraleza especial del mismo que si bi en muy


p o r ,

honroso como creo e s esta u a opin i ón de que no par


, ,
n

ti cip a todo el género h u mano -


.

Uno de l o s efectos que h e notado y creo que ,

puede o b servarse m ás ó m enos e cada persona que n

hay a ten i do uno de esos desti nos es que al paso que e l ,

hom b re se recl i na e el b razo poderoso de la R epubli


n

ca s u prop i a fuerza i nd i v i dual l e a ban d ona Si posee


,
.

u a gr a n su m a de energi a natural ó s i e l empleo


n ,

púb lico no ejerce e él s u enervante influjo por mucho


n

tiempo podrá reco b rar su facult ades em b otadas El


,
s .

empleado que h a perdido su desti no puede v olver


'

so b re s us pasos y se de nuevo todo l o q ue e antes


, r ra .

Pero esto rara vez acontece pues por lo regular p e r ,

m e c e e n s u puesto e l t i empo necesari


an pa a que se o r

efectúe su prop i a perd i ci ón y decadencia y e tonces ,


n

le ponen de p atitas en l a cal le para que cont i núe su ,


50 LA L ET RA E SCAR LA T A
marcha por el camino de l a v i da com o mejor pue da .

T eniendo conci en c ia de u pro pia deb i l i dad y de que s ,

todo l temple de su espíritu h desaparecido en ade


e a ,

lante só lo dirige miradas inquietas e torno suy o e n n

demanda de q uien le auxilie S u constante esperanza .


,

que vi ene á se u a especie de alucinación que á r n ,

despe c ho de todo lo que se a desalentador y si hacer ,


n

alto e i m p o i b il id de s le persig ue mientras viv


n s a a

c onsiste en que al fin y al cab o y e o lejano tiem po ,


n n ,

merced á una reunión de cir cunstancias felices será ,

restab lecido e su empleo Esta esperanza más que


n .
,

ninguna otra cosa mi a por completo y hiere de ,


n

m uerte desde sus pri ncipios cualquiera empresa que


, ,

inten te llevar á cab o ¿ P o qué tra b aja y afanarse y . r r

tratar de sal i r de la m i seria e q ue s e encuentra si de n


,

un momen to á otro el brazo del Gobierno l o pondrá á


flote ? ¿ P o qué proc urar librarse la sub sistencia aqu i
r

c on el sudor de su frente ó ir á C alifornia á extraer ,

o o r ,
cua do no pasará mucho tiempo si que ese
*
n n

mismo Gob i erno le h ga feliz poniendo e sus bol a ,


n

si ll o s,
co i ntervalos mensuales un puñado d monedas
n ,
e

brillantes procede tes de l s r cas de la R epública ? n a a

No deja de se curioso y triste al mis m o tiempo o h


r , ,

se r va rcuá pronto se i fi c io a con esta enfermedad


n n n

u n pobre diablo po poco q ue hay a pro bado l turrón


,
r e

de un d sti ill e El d inero d l Gobierno tiene b jo


n o . e ,
a

este concepto una cualidad semejante á la de lo s pactos


,

c on e l demonio : q ui e lo toca tiene que an dar muy n ,

C u d se es
an o h í p ti em p qu e
cr ibi ó L a L etr a E s ca r la ta a c a. o co o

se h b í d es u bi e t l i s p l e es d e
a an c d e C l i f i qu e
r o os r co ac r o ro a o rn a ,

t í
a ra a n e tu e s d e t d s p tes d el m u d h l g d c l
av n r ro o a ar n o a a a os on a es

p d e
eran z ae iq u e e se p nr t i em p N d el T
- c r en o co o . . .
52 LA L E T R A E SCA RL ATA
que hace consistir la feli ci dad en v ivir e el ple o n n

ejercici o de su fac ultades y de sus sentim i entos !


s

Pero durante todo este tiempo m e estuve atormentan


d inútil m ente porque l a Providencia hab i a dispuesto
o ,

la realizació de cosas mucho mejores y b en é fi c s


n a

para m i que las que y o mismo pude jamás i dear


,
.

E el tercer año de mi empleo de Inspector hubo


n

un aconteci miento notable cual fué la elecci ón del ,

General T ay lor á l a Presidencia de los Estados Un i


dos Para que se comprendan perfectamente las tri
.

b ul ci o es de l vida de un emple ado del Gob i er o es


a n a n ,

preciso co siderarlo e l pri meros t i empos de la Ad


n n os

m i i t c i ó de u Presidente que pertenece á un p a


n s ra n n r

ti do político dist i nto del suyo S u posición e entonces . s

realmente l a m ás di fic ul to s y hasta desagradab le en q ue


a

pueda hallarse un infeliz mortal casi si alternativa ,


n

alguna en b uen sentido aunque lo que él juzga como ,

lo peor q ue le puede acontecer sea tal ve l o m ejor ,


z .

Mas para un hombre digno y sensible es b ien doloroso


saber que sus i ntereses depende de personas que i n n

le estiman n i le comprenden y quienes m á bien ,


s

tratarán de hacerle daño que de b efi c i l o N i en ar .

deja tampoco de sorprenderle y m uch o al que supo , ,

c onser v r toda su calma durante u a contienda elec


a n

toral ver l sed de sangre que se desarrolla en la hora


,
a

del triunfo y tener l conci encia de que él e una de


, a s

las ictimas e que l s vencedores tienen fijas las


v n o

mirad a s Pocas cosas hay tan feas e l naturaleza


. n a

humana como esta tendencia á la crueldad tan sólo ,

porque se tiene el poder de hacer daño q ue llegué ,

entonces á notar e personas q ue después de todo


n no

eran peores que sus vecinos Si e vez de se u a . n r n


LA A DU A N A 53

ex pres i ón metafórica aunque muy aprop i ada fuera


, ,

un hecho real lo de l a guillotina apl i cada á los e m


l e d s del Gobierno después de u a nueva A dmi n
p a o ,

nistración creo sincerame te q ue los miembros d el


,
n

partido vi c tori oso e l o s pri meros momentos de l a


,
n

agitaci ón causada por su triunfo n o s habri an cortado ,

l a cabeza á to d os l o s del partido O puesto .

Pero sea de e llo lo que fuere y á pesar d e lo poco ,

agradable que e a mi situaci ón hallé que ten i a m ás de


r ,

un motivo para c o g atul a m e de estar del lad o de


n r r

l o s vencidos m ás b i en que del de l o s vencedores Si .

hasta entonces no hab i an s i do m uv ard i entes mis con


es polít i cas en aquella hora de peligro y de
'

vic ci on ,

advers id ad comencé á sent i r v i vamente haci a qué par


t i do se i ncl i nab an m i s p e dilec c io n es y o si c i erto
r n n

dolor y vergüenza llegué á v i slum b rar que según c ál ,

culos razonables ten i a yo m ás pro b abil i dades de con


,

se v
r mi destino que m i s otros c o ligi o a io s pol i ti
ar rr e n r

cos . Pero ¿ qu i én puede v e e n lo f utu ro m ás allá r

de sus narices ? Mi cab eza fué l a primera que


cayó .

T engo para m i que cu a n d o á un empleado lo de


,

cl a ar n cesante ó para hablar metafóri camente le cor


, , ,

tan la cab eza rara e ó nunca es a quella la época


,
v z, ,

más fel iz de su vida S i em b argo como sucede en


. n ,

l a mayor pa te de nuestros grandes i nfortu ios aun


r n ,

e s e gr ave acontecimiento trae aparejado consigo u s

remedio y s u consuelo con tal de que la víctima trate,

de sacar el m ejor part i do de su d g ac i Por lo es r

que á m i respecta el consuel o lo ten i a á la mano y


, ,

s e me había presentado en m i s m ed i ta c i ones mu ho


ya c

ti empo antes de que fuera ab solutamente necesario


5
54 L A LE T R A E SCAR LA T A
apelar á ese remedio E la A duana de S alem como
. n
,

anteriorme te en la A ntigua Mansión pasé tres años ;


n ,

tiempo m ás que sufi ciente para que descansara m i


cereb o fat igado y para q ue rompiera con antiguos
r

hábitos i tele c tuales y adoptara otros n uevos ; y tiem


n

po ta m bién demasiado largo para l a vida que llevé ,

tan completamente ajena á mis incli aciones natu n

rales si haber hecho e realidad nada que fuera


,
n n

provechoso ó agradable á algún s é humano h ab ié r , n

dome retraído de u a labor que por lo menos h abría


n , ,

satisfecho lo s latentes deseos de m i espíritu Ade .

m ás l m anera poco ceremoniosa con que le dec lararon


,
a

cesante y el haber sido considerado co m o enemigo


,

por sus ad v ersari os pol it i cos fué e cierto modo agra ,


n

dable l ex-Inspector de A d uana puesto que su ap


a , a

tía e n los asuntos de la política su tendencia á ,


di vagar á merced de s u voluntad por e l vasto y ap a


, ,

cibl e campo en que todo e l género humano puede


c o dea e sin reparo antes que ceñirse á los estrechos
rs ,

senderos e que l o s hermanos de un mismo hogar


n

tienen que separarse unos de otros —había hecho que ,

s us mismos c o el i i a i o s le mirasen con c ierta o s


g rr on r s

pecha dudando si ,
real idad l s perte ecía Pero
en e n .

ahor después de haber obtenido la corona del marti


a,

rio l duda desapareció Por otra parte á pesar de


,
a .
,

lo po c o heroi c a que es su naturaleza parecía m ás de ,

coro o v erse también arrastrado en la caída del partido


s

á que estaba afiliado que no permanecer de pie ,

c uan do tantos ho m b res mu cho m ás m eritorios i ba, ,


n

cayendo día tras dí ; y por último e a o preferible


, ,
r a es

á q uedarse c uatro años m ás e su puesto á la merced n


,

de u a A dm i nistración hostil para verse á l a postre


n
,
LA A DUA N A 55

o b l igado á defin i r su posi ción de nuevo y mend igar ,

tal vez l a b uena voluntad de los v encedores .


*

Entretanto l a prensa peri ódica ha bia tomado por


,

s u cuenta e l as unto d mi cesantía y dura nte u par e ,


n

de semanas me exhi bió ante e l público e m i nuevo n

e stado de persona decapita d a deseando yo que me ,

dejaran en paz y me enterrasen al fin como convi ene ,

á u hom b re políticamente mue rto Esto ha blando


n .
,

n aturalmente en el sent ido figurado porque e la ,


n

real idad todo este t i empo e que se trataba de m i e


,
n n

l o s peri ód i cos como del Inspector decap i t do te ía yo a ,


n

m uy b ien asegurada l a ca b eza e l o s hom b ros y ha b ía n ,

llegado á l excelente con clusión de q ue no hay m al


a

que por b i en no venga ; y empleando algunos c ua tos n

reales en tinta pape l y plumas a b ri mi olvi dado es


, ,

cr i to io y me con ertí de nuevo e hombre de letras


r
,
v n .

En tonces fué cua do dediqué toda m i atención á n

l a s lu c ub ac i o e s de m i ant i g uo predecesor e l I s pe c
r n n

tor de A duana S r Pue ; y como m i s facultades inte .

l e ctual es se halla b an un ta to entorpecidas po la falta n r

de conveniente u o durante l argo tiempo pasó tam s ,

b ién algu o antes de que me fuera dado trabajar e


n n

m i narración de una manera algo sa ti sfactoria Y .

co n todo á pesar de que l a o b ra absorbía p o c o m


,
r

é p e qu e se es ibi ó L L t E l t h bi
En l a o ca n l s cr a e ra s ca r a a a a en o

E s t d s U i d s d g d es p ti d s p l í t i s l wl ig (h y e pu
a o n o os ran ar o o co ,
os t s o r

b li )
ca n o sy l d emó t sos l q u e p e t e e í H
cr a aw th e E
,
l p
a e í d o r n c a a o rn . r o

p es i d e i l du u t ñ s l b d e l u les se ele b
r nc a ra c a ro a o l ,
ia ca o os c a c r an e ec c o

n es p m b u s u es á l P es i d e i
ara no r ar n U u e P es i
c or a r n c a. n n vo r

d e te t e u me s s c m bi s
n ra n ro l pe s
o l d e l em p le d s fe d e
a o en e r ona os a o

ra les y m u h tí
c es p e i lme t e u d u d e l d s p ti d s
a s c es an a s, c a n c an o no os o ar o

p l í ti s e t á t m el pu es t d el t
o co n ra o E
ar es te s l d e p i t o o ro . n ca o as ca a

i m d i e H wth e
c o n e s , co o c ti e e fi a-N d el T o rn ,
no n n n. . .
56 LA LETRA E SCAR L AT A

p l e to m i s pensam i entos ésta se presenta á mi v i sta ,

c on un aspecto sombrío y grave si que l a alegre un ,


n

festi o ray o de so l si que se hagan sentir mucho e


v ,
n n

ella las dulces y familiares i nfluenci as q ue á men u


do suav i zan c asi todas l s es c enas de l a naturaleza y a

de la vida real y de b ieran suav i zar tam bi én l pint ur a


,
a

que de ellas se hace Este efecto poco h al g ii eñ o es . a

quizás el resultado del peri odo de agi tación é i ncerti


dum b e e q ue l a historia tomó for m a sin que i ndi
r n

q u e carenc i a de buen h umor en el esp i r i tu de l no v e

lista pues a m ás feliz m i entras di g b a e tre l a


,
er va a n

lobreguez de estas tristes fantasi as suyas que en i ,


n n

guna otra época desde que sal i ó de la A nt igua Man


sión . Pero cont i nuando c o la metáfora de la g uill o n

tina poli tica si este b osqu ejo de la A duana que v oy á


, ,

terminar p a ecie e por ventura demasiado auto b i o g á


,
r r r

fi c o para que lo publique e vida u perso a que n na n ,

como s u autor o es de mucho viso té g a e en


,
n ,
n s

cuenta que procede de un cabal lero que lo escribe


desde ul t rat umba ¡ L paz sea con el m undo ! ¡ M i
. a

bendición para mi amigos ! ¡ Mi perdón para m is


enem igos ! ¡ Me e cuentro e l a región del reposo ! n n

L a vida de l a A duana yace e lo pasado como si n ,

fuera u sueñ o El octogen á rio empleado del es


n . r

guardo que siento decirlo murió h ace algún tiempo


,

, ,

en consecuencia de la coz de un caballo pues de lo ,

contrario hab ría v ivido de seguro eternamente — así ,

como todos l o s demás v enerables personajes que se


senta b an junto c on él en la Aduana se h conver ,
an

tido para m i en sombras imágenes de rostros arruga


do s y cabezas blancas en c anas con quienes mi fantasía ,

se ocupó al gún tiempo y q ue ya h a arrojado á lo lejos


L A A DUAN A 57

para s i empre L os comerci antes cuyos nom b res me


.
,

eran tan famil i a res hace sólo seis meses estos hom b res ,

del tráfico q ue parecía ocupa ban un a posi ció n ta n

i mpor t te en el mundo cuán corto tiempo se ha


an ,

necesitado para separarme de todos ellos y aun para ,

b orrarlos de l a memoria hasta el punto de haberme ,

sido preciso u esfuerzo para recordar el rostro y


n

nom b re de alguno que otro !


Pronto igu al mente m i a ntigua c i udad nativa se
, ,

m e presentará al través de la b ruma de l o s recuerdos


ue la envo l v erá p o tod a s partes como i no fuera
q r s ,

una porció de este mundo real y positi vo sino u a


n
,
n

gran aldea allá e u a región nebulosa co hab i tan tes


n n ,
n

I magi nar i os que pueblan s us casas de madera y pasea ,


n

por sus feas callej uelas y u calle pri ncip l tan u ifo s a n r

m e y poco p i ntoresca Desde ahora en adelante cesa


.

de se u a realida d de mi vida : s o y un ciudadano


r n

de otro lugar cualqu i era No lo sentirán mucho l as .

buenas gentes de S alem pues aunque me he empe ,

ñ doa enllegar con m is tareas l i terarias á ser algo á l o s


ojos de esos pai sanos míos y dejar una memoria grata ,

de mi nombre e e s que h sido c una morada yn a a ,

cementeri o de ta tos de m i s antepasados nunca e


n —
,
n

contré a l l í l atmósfera genial q ue requiere un hom b re


a

de letras para q ue se sazonen de b idamente l o s frutos


de su inteligencia Haré algo mejor entre otras per
.

sonas ; y penas tengo que añad i r q ue aquellas que


a ,

me so tan familiares no echará n de menos m i


n ,

ausencia .
60 LA L E TRA E SCA R LATA

q ue le da b a un aspecto m ás som b ío que el que de r

suy o ten i a El orin de que est ba cub ierta la pesada


. a

obra de hierro de su pue rta l a dotaba de u a apa ,


n

i c i de may or antig ü edad que l a de ning una otra


r en a

cosa e e l Nuevo Mundo C omo todo lo que se rela


n .

ciona de un modo ú otro c o e l crimen pareci a no n ,

haber goz do nunca de j uventud Frente á este feo


a .

e difi c i o y e tre él y los carriles ó rodadas de la calle


,
n ,

había u a espe cie de pra dillo en que cre cí n e abun


n a n

d c ia la bardana y otras malas hierbas por el estilo


an ,

que e v identemente encontraron terreno apropiado en

un sitio que y a hab i a pro ducido l a negra flor c omú n

á una so ciedad civ il i zada — la cárcel Pero á un ,


.

lado de la puerta cas i n el um b ral e veía un rosal ,


e ,
s

s ilvestre que e este m es de J unio estaba cu bi erto con


n

las deli c adas flores que pudiera decirse o frecían su


fr gancia y frágil b elleza á los reos que e tra b an en
a n

la prisión y á los criminales condenados que salían á


,

s ufrir su pena como si l a naturaleza se compadeciera


,

de ellos .

La existe c i de este rosal por una extraña casuali


n a ,

dad se ha conser v ado en la historia ; pero o t t e


,
n r a ar

m o s de averi guar si fué simplemente un arbusto que


quedó de la antigua sel v a pri m iti va después que desa
parecieron los gigantes c os pinos y robles que le pres
taron sombra ó si c omo cuenta l tradi ción brotó
, ,
a ,

bajo las pisadas de la santa A na Hut c hins n c u ndo o


*
a

H ut h i s f u é u m uj e t b le p s u s i tud es y s u s
An a c n on na r no a or v r

i d e s m te i d e el i gi ó
a en a N i d I gl te h i 1 59 0 i á
r a r n . ac a en n a rr a ac a ,
v no .

B t u f mili
o s o n co n s 1 6 34 y me ó á d
a a enfe e i s el i g i s s , co nz a r co n r nc a r o a .

Por d esg i p ell s u s d t i s


r ac a a ra e l qu e p fes b l s
a, o c r na no ra n as ro a an o

pu i t s d e l Nu e I gl te qu i e es l m d o s l l p sél i t s
r an o a va n a rra , n a ar a a ver os ro o

qu e h cí l cu
a a, d e he ej e y se d i i s y l d este
a a sa ro n de l r c o a, a rra ro n a
L A P UE R T A DE L A P RI SIÓN 61

entró e la cárcel Sea de ello lo q ue fuere puesto


n .
,

que lo encontramos e el u m b ral de nuestra narra n

ción por de c irlo así no podemos menos que arrancar


, ,

u nade sus flores y o fr ec é sela al lector es perando que r


,

si m b o li c e alguna a pac ib le lecci ón de moral ya se ,

desprenda de estas pági nas ó y a si rva para mitigar l , e

so m b río desenlace de u a histori a de frag i lidad h u n

m ana y de dolor .

P i i d e M ss h u se tts
ro v n c a a m u h s d e s u s p i d i s d es pu és
ac ,
co n c o a rt ar o ,

de h be la r a e id
t n o en p isió
r n a l gú n i em p o En 1 6 4 3 fu é a ses i n ad a
t .

p or lo s i di s j u
n o ,
n ta me te
n co n va ri o s m i em b ro s d e s u f am i l i a -N .

d el T .
II
LA P L AZ A D EL M ERC AD O

EL pradillo frente á l cárcel del cual hemos a ,

hecho men c ión s e hallaba ocupado hace unos do s i e


,
c n

t
os años ,
u manana de verano por un gran nú
en na ,

m ero de habitantes de Boston to dos con las m i radas ,

dirigidas á la puerta de ma dera de roble con puntas


de hierro En cualquiera otra po b l ción de la N ueva
. a

Inglaterra ó en un período posterior de su h i stori


,
a
,

nada b ueno habría augurado l aspecto so m b ío de e r

aquellos rostros barbudos ; se habría di cho q ue anun


ciaba la próxima ejecución de al gún criminal notab le ,

c ontra el cu l u tri b unal de justicia hab i a dictado


a n

u na sentencia que o venía á se sino l confirma c ión


,
n r a

de la expresada por e l sentimiento público Pero .

dada la severidad natural d l carácter purita o e n en

aquellos tiempos no podía sacarse semejante de duc


,

c ión fundánd la sólo en l aspe c to de las perso a s


,
o e n

al lí reu nidas : tal algún es clavo perezoso ó algún


vez ,

h ijo desobe diente entregado por sus padres á la autori


dad c ivi l re cibían u castigo
,
la picota Pudiera
n en .

ser también que un uák o ú otro indi viduo perte


c er

n ec ie t á una secta hete odox iba á ser expuls ado


n e r a,

d e la c iudad á p unta de l átigo ; ó acaso a l gún indio


o cioso y a am u d
v que lborotaba
n las c all s esta en
g o, a e

(62)
LA P LAZA D EL MER CA D O 63

do de completa embri aguez graci as al aguard i ente de ,

los b lancos iba á s arrojado á lo s bosques á bas


,
er

ton a o s ; ó tal vez alguna hechicera como l a a nc i na


z ,
a

S enora B ibb ins la mordaz viu da del magistrado iba


, ,

á mori r e el cadal so S e de ello l que f uere habí a


n . a o ,

en l o s espectadores aquel a ire de graved ad que cuadra


b a perfecta m ente á un pueblo para qu i en religi ón y
ley eran cosas casi idénticas y en cuy o carácter se ,

hallab an ambos senti mientos tan completamente amal


gama d os que cualqui er ac to de justi c ia pública p o
, ,
r

b enigno o severo q ue fuese asumía igualmente un


l

aspecto de respetuosa solemnidad Poca ó n i nguna .

e a l
r a com pasió que de semejantes espectadores
n

pod i a esperar un cri m i nal e el patí bulo Pero por n .

otra parte un casti go que en ues tros tiempos atraería


,
n

c i erto grado de i nfam i a y hasta de rid i culo so b re el


culpable se revestía ento ces de una dig i dad tan
,
n n

som b ría como la pena Cap ital m i sma .

Merece notarse que e la m anana de verano en n

u e comienza nuestra histori l as m ujeres que hab i a


q a,

mez cladas entre la m ultitud p ar cí n te er espe c ial ,


e a n

in terés en presenci r e l castigo cu y a imposició se


a n

esperaba En aquella épo c a l as costum b res no habían


.

adquirido ese grado de pulime to e que l idea n n a

de las co sideraciones sociales pud i era retraer al sexo


n

femenino de i nvad i r las vías púb li c as y si l a opor ,

tun i dad se presentaba de ab rir paso á s u obusta,


r

h uma idad e tre l muchedumbre para estar lo m ás


n n a ,

cerca pos ible del ca dalso cuando s trataba de u ,


e na

ej e c ució n En aquellas matronas y jóvenes doncell s


. a

de antigua estirpe y ed ucación inglesa habí tanto a,

moral como físi camente a lgo m ás tosco y rudo que ,


6 4: LA L ET RA E SCARLATA
en sus b ellas descendientes de las que están sep aradas ,

por seis ó siete generaciones ; porque puede de c irse


que cada madre desde entonces h a ido trasmitiendo
, ,

s ucesi v amente á su prole un colo menos encendido r


,

u na b elleza m ás delicada y menos duradera una cons ,

ti tuc i ó f i sica m ás dé b il y a u quizás un cará c ter de


n
,
n

menos fuerza y solidez Las mujeres que estaban de .

pie cerca de la puerta de la cárcel en aquella hermosa


manana de verano mostraban rollizas y sonrosadas ,

mejillas cuerpos ro bustos y bi en desarrollados c o n


,

a chas espaldas ; mientras que e l l e guaje que m


n n e

l e ab a l
n as matronas ten i a u a o tu d id d y desen n r n a
p
fado que e n uestros tiem pos o s llenaría de sorpresa
n n ,

ta to por el vigor de l as expres i o es cuanto por el


n n

volumen de l a vo z .

— Honradas esposas dijo u dama de cincuenta — na


,

a ños de facciones duras -vo y á deciros lo q ue pienso , .


,

R edundari a e benefic i o público si nosotras las m u


n ,

jeres de edad madura de buena rep uta c ión y m i em , ,

b ros de u a iglesia tomásemos por nuestra cuenta l a


n ,

manera de tratar á malhechoras como l a tal Ester


Prynne ¿ Qué pensáis comadres ? S i esa b uena
.
,

pieza tuviera que se juzgada por nosotras las cinco r ,

que estamos aquí ¿ saldría acaso t bien li b rada como


,
an

ahora o u sentencia cual l dictada por los vene


c n na a

r ab l e s magistrados ? ¡ No por cierto !


Buenas gentes de c i a otr se corre por ahí qu l
,
a, e e

R everendo S D i m m e d l e s u piadoso pastor espiri


r . s a ,

tual se afl ig e profundamente de q ue es c ándalo seme


,

jante hava sucedido en su congreg ción a .

— L os m agistrados s o caballeros llenos de temor n

de Dios pero e extremo m iseri cordiosos esto es la


,
n ,
L A P LAZA DEL MER CAD O 65

verdad agregó u tercera matrona ya entrada e n


,
— na ,

l a madurez de u otoño —Á lo menos deberían habe


s . r

marcado con un hierro he c ho ascua la frente de Ester


Pry nne Y O o s aseguro que Madama Ester habri a
.

sabido entonces lo que e a bueno Pero que l e i m r .

porta á e sa zorra lo que le h p uesto en l a cotill a de an

s u vestido L o cubri rá con su b roche ó c o algún


.
,
n

otro de esos adornos paganos en b óg y l veremos a, a

pasearse por las calles tan fresca como si tal cos a .

A h d ijo u a mujer jove casada que pare


— n n, ,

c ia de natural m á suave y lle v aba un n iño de l


s a

mano dej dl a que cu b ra esa marc a como qu i era ;



,
a

siempre l a senti rá e s u corazón n .

Qué esta m os hablando aqu i de marcas ó sellos


i nfamantes ya e el corpiño del traje en l as espaldas
,
n ,

ó en frente gritó otra l a más fea así como l a m ás


l a —
,

implacab le de aquellas que se hab ían c o s ti tuido ue n

ces por sí y ante si Esta mujer o s h a deshonrado á.


— n

todas y de b e m ori r ¿ No hay acaso u a ley para


,
. n

ello ? S i por cierto : l h ay tanto en las S agradas


,
a

Escrituras como e l s Estatutos de l a ciudad L o s n o .

magistra dos que no han hecho caso de ella tendrán ,

que culparse á si pro pios si sus esposas ó hijas se des ,

v ía de l b uen sendero
n .

El cielo se a pi a d e de nosotros ! buena dueña ,

exclamó un hom b re no hay por ventura m ás virtu d


e nl a mujer que l a debida al temor de l a horca ? Nada
peor podri a decirse Silencio ahora vecinas porque .
, ,

va á ab ri r l a puerta de l a cárcel y ahí v i ene e perso


n n

n a Mada m a Ester .

La puerta de l a cárcel se a b ri ó e efecto y a pare n ,

c i ó en pr i mer l ugar á se m ejan za de una negra som b ra


,
66 LA L ETR A E SCAR LA T A
que sale á la luz del día la torva y terrib le figura del
,

alguacil de la pob la ción con la espada al cinto y e l a


,
n

mano l vara símbolo de su empleo El aspe c to de


a ,
'

este perso aje representaba toda l a so m b í se v eridad


n r a

d l C ódigo de leyes purit nas que estaba llamado á


e a ,

h cer cumplir hasta la última extremidad E t di


a . x en en

do la vara de u oficio c la mano izquierda puso l


s on ,
a

derecha sob re el hombro de u a mujer joven á la que n

haci a avanzar empujándola hasta que e el umbral


, , ,
n

d l a prisión aquella le
e , p li ó con un m ovimiento re e

que i di c aba dignidad natural y fuerza de c ará c ter y


n ,

sal ió al aire li b re como si lo hiciera po su propia r

voluntad L le aba en los brazos á un tierno in fante


. v

de unos tres meses de edad que cerró los ojos y v o l ,

vió la carita á u lado esqu i v ando l a demasi da


n
,
a

claridad d l di cosa muy na tural como que su e is


e a, x

tencia hasta entonces la había pasado en las tinieblas


de un c alab ozo ó en otra habitación so m bría de l a
,

cárcel.

C uando aquella mujer jove madre de la tierna n,

criatura se halló en presencia de l multitud fué s u


,
a ,

pri m er imp ulso estre char á la niñita contra el seno ,

no tanto por un a cto de afecto maternal sino más bie ,


n

como si qu i siera de e se m odo ocultar c ierto signo la


brado ó fijado en s u vestido S in embargo juzgando .
, ,

tal vez cuerdamente q u una prueba de verg ü enza no


,
e

podri a muy bien ocultar ot a tomó la c i tu ita n r ,


r a r e

b azos y con rostro lleno de son ojo pero con sonrisa


r
,
r ,

altiva y oj os que no permitían ser humillados d ió u ,


na

m irada á los ve c i nos que se hallaban en torno su y o .

S obre l c orpiño de su traje en u paño de un rojo


e ,
n

b rillante y rodeada de b ordado primoroso y fa tá ti


,
n s
63 LA L E TRA E SCA R LATA
aspecto Pero lo que atrajo todas las m i radas y lo
.
,

q u e puede decirse que t a sfi u a b a á la mujer que l


g r n r a

llevaba de tal modo que l o s que habi an cono cido


,

famil iarmente á Ester P ry nne experi mentaban la s en

sa c ió de que ahora l veían por vez primera — e a


n a ,
r

la L ETR A E S CA RL ATA tan fantásticamente b ordada é ,

iluminada q ue tenía cosida al cuerpo de su vest ido E a . r

s u efecto el de u amuleto mágico que separaba á n ,

aquella mujer del resto del género humano y l a ponía


aparte e un mundo que le era peculiar
,
n .

— No puede n egarse que tiene u a aguja m u n


y
hábil observó u de l s espectadoras ; pero dudo
,
na a

mucho que exista otra muj er que hay a ideado u a n

manera tan descarada de hacer patente su hab ilidad .

¿ Á qué equ i v ale esto comadres s i no á b urlarse de ues , ,


n

tros piadosos magistrados y vanagloriarse de l o que ,

esos dignos caballeros crey eron que seri a un castigo ?


Bueno fuera — ex c lamó la m ás c a ia i g da de ,
r v na ra

aque las vi ejas que despojásemos á Madama Ester


l —
,

de u hermoso traje y en vez de esa letra roja tan


s ,

primorosamente bordada le claváramos u hecha de , na

un pedazo de esta franela q ue us o para m i reuma


t ism o .

¡ O h ! b asta vecinas b asta — murm uró l a m ás


, , ,

joven de las c i rcunstantes habl ad de modo que o ,



n

o s oiga ¡ No hay u.a sola puntada en el bordado de n

es letra que no l hay a sentido en su corazón !


a a

El so m b ío alg uacil hizo este momento una se


r en

ñ l con su v ra
a a .

B uena gente haced pl aza ; ¡ h aced plaza en o m



,
n

bre del R y ! exclamó Ab idl e paso y o prometo


e . r ,
s

que Madama Ester se sentará donde todo el mundo ,


LA P LAZA DEL ME RCA D O 69

hom b re mujer ó niño po drá contemplar p f c t m e


, ,
er e a n

te y á s u sabor el hermoso adorno desde ahora hasta


l u a de la tarde
a n El cielo bend iga l j usta C olonia
. a

de Massa chusetts donde la iniqu i dad e vé o bl igada á


,
s

comparecer ante l a luz del so l Venid ac á Madama .

Ester y mostra d vuestra letra escarlata en l plaza


,
a

del mercado .

Inmed iatamente quedó un espacio franco al través


de l a turb a de espectadores Precedida del al guac il y .
,

acompañada de u a com i t i va de hom b res de duro s m


n e

b l te y de m ujeres de rostro nada compas i vo Ester


an ,

Pry nne s e adelantó al s i t i o fijado para s u cast igo .

Una multitu d de chi cos de escuela atraídos por la ,

curi os idad y que n o comprendían de lo q ue se tratab a ,

excepto que l es proporcio aba m edio dí a de asueto l a


n
,

preced i a á todo correr volv i e do de cuando e cuando


,
n n

l a cabeza ya para fijar l as m i radas en ella ya e l a ,


n

tierna c iatu i ta o ra eu l a letra gnom i n i osa que b rilla


r r ,
'

b a eu e l se o de la m adre
n En aquellos tiempos l . a

distanci a q ue h abía de l puerta de l a cárcel á la pl za


a a

d l m ercado o e a gran de ; s i n emb argo m i dién dola


e n r ,

por lo que e x perimen ta b a Ester debi ó de p ec e le ,


ar r

mu y larga porque á pesar de la altive z de su porte


, ,

cada paso que daba e n med i o de aquella m uch e dum


b re h o stil e a p ara el la un dolor i ndecible S e d i ri a
r .

q ue s u corazón ha b ía s i do arrojado á l calle para q ue a

l a gente lo escarn eci e a y lo p i sote r ar Pero hay a .

en n uestra n aturale z a algo que parti cipa de lo m ara ,

villoso y de lo compasivo que n o s im p i de con ocer ,

toda l a in tensidad de lo que pa decemos merced al ,

efecto m ismo de la tortura del momento au que m ás ,


n

tarde o s demos c uenta de ello p o el dolor q ue tra s


n r

6
70 LA L ETR A E SCAR LATA
si deja Por lo tanto con continente cas i sereno eu
.
,

frió Ester esta parte de s u castigo y llegó á un peque ,

ño ta blado q ue s levantaba e l a extremidad o cci de


e n n

tal de la plaza del merc do cerca de la iglesi a m ás a ,

ant igua de Boston como s i formara parte de l misma


,
a .

En efecto este cadalso c o ti tuía u a parte de l


,
ns n a

m aquinaria penal de aquel t i empo y si b ien d esde ,

hace do s ó tres generaciones es s i mplemente hi stórico


y tradi c ional entre osotros se considerab a entonce s
n ,

un agente t n eficaz para l a co ser v aci ón de l as bue


a n

na costumbres de l o s ciudadanos como se consi deró


s ,

m ás tarde la gu i llotina entre l o s terroristas de l a F a r n

cia revoluci onaria Era en u a palabra el tablado


.
,
n ,

en que es taba l p i cota : sobre él se leva nta b a la arma


a

zó d e aquel i nstrumento de d i scipl i na de t l modo


n ,
a

construído que sujetando e un agujero la cabeza de


, n

u na persona l a exponía á la ista del públ i co En


,
v .

aquella armazón de hierro y madera se hallaba e c ar n

n ado el verdadero i deal de la ignom i nia ; porque no


creo que pueda hacerse may or ultraje á l a n atura
leza h u mana cualesquiera que sea n l as faltas del ind i
,

v i du o co m o i mped i rle que o culte el rostro por n n


,

se t i miento de v erg üenza hacien do de esa i m po si b il i


n ,

dad l esencia del castigo C on respecto á Ester si


a .
,
n

embargo como ac o te cía más ó m enos frecuent e


,
n n

mente l a sente cia ordenaba que estuv i era de p i e


,
n

cierto tiempo en el tablado si i ntro ducir el cuello en ,


n

la argolla ó cepo que dejaba expuesta l a cabeza á l s a

m iradas del públ ico S abiendo bien lo que tenía que


.

hacer su b ió los escalones de m adera y permaneció á


, ,

l v i sta de la multitud que rodeaba el ta b lado ó cadal so


a .

La escena aquella no carecía de sa cierta s o l e m i e n


LA P L AZA DEL MER CA D O 71

da d p avorosa que producirá s i e m pre e l espectáculo de


l cul pa y l a v erg ü enza e uno de
a uestros semejan
n n

t s m i entras la so c iedad no se haya corromp i do lo


e ,

basta te para que le haga reir


n de estremecerse e n ve z .

Lo s q ue presencia b an la deshonra de Ester P ry nne


n o se enco n tra b an e e se caso Ere gente severa y
n .

dura hasta el extremo de q u hab rían contemplado su


,
e

m uerte si t l hu bi era sido l a sentenc i a si u mur


,
a ,
n n

mullo n i l a menor protesta ; pero o hab rían pod i do n

hal l r materi a para chistes y jocosidades en u a ex h i


a n

b ic ió como esta de q ue ha b lamos : y dado caso que


n

hu b iese h ab i do alguna d i spos i c ión á convertir el c as


ti go aquel e asunto de b ro m as toda tent at i va de este
n ,

género hab ri a s i do reprim i da con l a solem e presen n

c i a de personas de tanta importanc i a y dig i dad co m o n

el Go b ernador y var i os de sus consejeros : u juez n


,

un ge neral y l o s m i n istros de justi ci a de l a po b lación


, ,

todos los cuales estaban sentados ó s e halla b a n de pie


en u b alcón de l a i glesia que dab a á la p l ataforma
n .

C uando perso as de tanto v iso podían asi st i r á tal


n

espectáculo si arriesgar l a m ajestad ó l a re v erenci a


,
n

de b ida á su j erarquía y empleo e a fác i l de i nfer i rse ,


r

que la apl i cación de u a sente nci a legal de bi a d e tener


n

un sign i fi cado tan ser i o c uanto eficaz ; y p o lo tanto r ,

la multi tud permanecía s ilenciosa y grave La infeliz .

culpab le se porta b a lo mejor que le e a dado á u a r n

mujer que sentia fijas e ella y concentrad as e l a letra


n ,
n

escarlata de su traje m il mira d as implacab les E a u


,
. r n

tor m ento insoportab le .

Hallándose Ester dotada de un a natural eza i mpe


tuo sa y dejándose llevar de su primer impulso ha b ía ,

resuelto arrostrar e l desprecio pú b lico po e m p o o ,


r nz
72 LA L ETR A E SCA RL A T A
ñ ado s que fuera sus dardos y crueles sus i nsultos ;
n

pero en el solemne silenci o de aquella m ulti tud habia


algo ta terri ble que hubiera preferido ve esos r o s
n ,
r

tros ígidos y severos descompuestos por l as burl as y


r

sarcasmos de que ella h ub se s do el objeto ; y si Ie 1

en medio de aquella mu c hed um b re hubi era estallado


u a carcajada gene al
n en q ue hombres m uje es y
r , ,
r
,

hasta los iños t omaran parte Ester les habri a esp o


n ,
r n

dido con ama ga y de de ño sa sonr i sa Pero abruma


r s .

d b ajo el peso del c astigo que estaba condenada á


a

s ufrir por momentos sentía como si tuv i era que gritar


,

co n toda l a f uerza de su pulmones y ar rojarse desdes

e l tablado al suelo ó de lo contrari o volverse lo c a


, .

Había si em b argo i ntervalos e que toda la escena


n n

en que ella desempeña b a el papel m ás importante ,

parecía desvanecerse ante sus ojos ó á lo menos b ri , ,

l l b a de una m anera indist i nta y vaga como s i los


a ,

espectadores fueran u a m asa de imágenes i m p e f c


n r e

tame te bosquejadas ó de apariencia espectral S u


n .

espi ritu y especialmente su memoria tenía u a a cti


, ,
n n

vidad casi sobrenatural y l lle v a ban á l contempla,


a a

ción de algo m uy distinto de l o q ue l rodeaba e a n

aquellos momentos lejos de e sa pequeña ciudad e


, ,
n

otro p ai s donde veía ot os rostros muy diferentes de


r

l o que allí fi j ab a e
s ella s us implaca b les m iradas
n n .

R m i i sce n i s de l m ás insignificante n aturaleza de


e n c a a ,
.

s us juegos infantiles de sus di as escolares de sus


, ,

rmas pueriles del hogar doméstico se agolpaba á


, ,
n

s u memoria mezcladas con l o s recuerdos de l que e a o r

m ás grave y serio en l o s años subsecuentes un c uadro ,

siendo pre c isamente t vivo y animado como el otro


an ,

como si todos f ueran de igual i mportancia ó todos ,


LA P LAZA DE L MER CA D O 73

un s i mple n ego Tal vez e a aquello un re curso que


. r

i nstinti vamente encontró su espiri tu para li b rarse p o r ,

med i o de l a contemplac i ón de estas visiones de su


fantasía de la abr umadora pesadum b re de l a realida d
,

presente .

Pero sea de ello lo que fuere e l tablado de l a ,

p i cota e u a especie de m i rador que revel aba á


ra n

Ester todo l camino que h abi a recorrido desde l s


e o

t i empos de su feliz in fanci a De p i e en aquella tri ste .

altura v ió de nuevo s u aldea nat i va e l v i eja Iugla


,
n a

-
terra y su hogar pater o : una casa semi derruida de n

p i edra o bscura de un aspecto q u re v elaba po b reza


,
e ,

pero que conserva b a aún so b re el portal e señal de ,


n

antigua h i dalgu ia un escudo de i as medio b orr do


,
ar n a .

V i ó el rostro de su padre de frente espac i osa y c al va ,

y venerable b arba blanca que cai a so b re l ant igua a

valona d l tiempo de l a re i a Isab el de I glaterra


e n n .

V ió también á su madr e con a quella m i rada de amor ,

llena de ansiedad y de cuidado s i empre presente en ,

s u recuerdo y que aún después d e su muerte c o ,


fe ,
n r

cuencia y á manera de suave reproche había sido un a ,

especie de preventivo e la sen da de su hija V ió s u n .

propio rostro e el esplendor d su b elleza juve n il é


,
n e

iluminan do el opaco espejo e que acostum b raba m i n

r arse Allí contempló otro rostro l de un hombre


.
,
e

y a entrado e años pálido delgado


n c n fison omía
, , ,
o

de qu i en se h a ded ic ado al estudio ojos tur b ios y ,

fatigados por l a lámpara á c uy a luz ley ó tanto pon


d so volumen y meditó sobre ellos
er o S in embargo .
,

esos m i smos fatigados Ojos teni an un poder extra o y n

penetrante cuando el que los poseía deseab a leer n e

l as concienci as huma n as Es fi g ura e a un tanto . a r


74 LA LETR A E SCA RLA T A
defor m ada con un hom b ro ligeramente más alto que
,

e l otro . Después vió surgir en l galería de cuadros a

u e le i b a presentando s u m emoria las in trincadas y


q ,

estrechas calles l a lt s y pard uscas casas las enormes


,
s a a ,

catedrales y l o s edificios pú b licos de antig ua fe cha y


extraña ar quitectura de u ciudad europea donde le na ,

esperaba u a n ueva v ida siempre relacionándose con


n ,

el sa b io y mal formado erudito Finalmente e lugar .


,
n

de estas escenas y de esta espe c ie de v riable panora a

m a s e le presentó l a ruda plaza d l mercado de u a


,
e n

colonia puritana con todas las gentes de l a població n


reunidas al lí y d i rigiendo las severas m i radas á Ester
Prynne sí á ella misma que estaba
-
, ,
el tablado
,
— en

de l a pi cota cona u ti erna nina en l o s b razos y l a


,
'

na
,

letra A de color es c arlata fantásticamente b ordada


, ,

c o n hilo de o sobre su seno


ro , .

¿ S ería a quello verdad ? Estrechó á la c i atu i ta r r

c on tal fuerza contra el seno que l hizo dar u ,


a n

gr ito : bajó entonces l o s Ojos y fijó las m i radas e la ,


n

l etra es carla ta y aún l palpó c o n l o s dedos para tener


,
a

l a seguridad de que tanto l niñita como l a v e g ü e a r n

z a á que estab a expuesta eran reales S i : er an real i .

d ades todo lo demás se ha b ía desvaneci do !


76 L A L E T R A E SCARLA T A
disimular c i erta peculiarida d de su figura para Ester ,

era ev i dente que uno de l s hombros de este ind i o

v i duo a m ás alto ue e l otro N o b i en hubo perc i


er
q .

b i do aquel rostro delgado y aquella ligera deformidad


de l a figura estrechó á l a niña contra el pecho c o
, ,
n

ta convuls i va fuerza que l a pob re c i atu i ta dió otro


n ,
r r

g ito de dolor Pero la madre no parec i ó oirlo


r . .

Desde que llegó á la plaza del mercado y algún ,

tiempo antes que ella le hubiera v i sto aquel de co ,


s no

c ido hab ía fijado s us miradas e Ester A l pri nc i pi o n .


,

de u manera descuidada como hombre ac o s tum


na
,

b rado á dirigirlas pri ncipalmente dentro de si m i smo ,

y para qu i en l as c osas externas son asunto de poca


monta á menos que no se relaci onen co algo que
,
n

preocupe su e S pí i tu Pronto si embargo l a s m i ra


r .
,
n ,

das s e volvi eron fijas y penetrantes U a especie de . n

horror p uede de cirse que retorció visiblemente su


fiso n omía como serpiente que se deslizara ligeramen t e
,

so b re las fa c ciones haci endo u a ligera pausa y veri


,
n

fi ca do todas s us c i c u o l uc i o es á l a lu del día


n r nv n z .

S u p st o se obscureció á impulsos de alguna po derosa


r r

emoción q ue pudo si em b argo domi ar instantánea n n

mente merced á un esfuerzo de su volu tad y de tal


,
n
,

modo que excepto un ráp i do i nstante l a expresi ó


, ,
n

de su rostro habría parecido completamente tran q uila .

Después de un b reve momento l convulsió fué cas i ,


a n

imperceptible hasta que al fin se desvane c ió total


,

mente C u do vi ó que las m iradas de Ester se h á


. an

bí an fijado e las suy as y notó que pare cía haberle


n ,

conocido levantó lenta y tr nquilamente el de do hizo


,
a ,

una señal con él e el aire y lo llevó á su labi os


n ,
s .

Entonces tocan do en el hombro á un a de las per


,
EL R ECO NO CIM IEN TO 77

s ona s que estaban á su lado le d i rigió l a palab ra con ,

la mayor cortesí d i ciéndole : a,

L e ruego á V d b uen se ñor se s i r va decirme .


, ,

¿ quién es e s a m ujer y por qué l a exponen de t l ,


a

m odo á l vergüenza públ ica ?


a

Vd t i ene que se un extra jero reci é l le


. r n n

gado amigo l e respondió el hombre dirigiendo al


, ,

,

m ismo t i empo u a mirada curiosa al que hizo la p e n r

gunta y á u salvaje compañero de lo contrario


s ,

habría Vd oído hablar de l a S eñora Ester Pry nne y


.

de sus fechorías Ha s i do mot i vo de un gran e sc á . n

dalo en l a ig lesi a de l santo varón D i m m e sdal e .

—De veras repl i có e l otro Y o so y aquí forastero .


,
.

y muy contra m i v oluntad he esta d o recorr iendo el mun


do hab ien do padeci d o contrat i em pos de todo género
,

p or mar y t i erra H e
p m a ec i do e n cautiver i o entre
. er n

l o salvajes mucho t i empo y vengo ahora e comp añ i a


s
,
n

de este i nd io para red i m i rme P o lo tanto ¿ quiere . r

Vd tener l a b ondad de referi rme lo s delitos de Ester


.

Prynne (creo que asi se llama) y dec i rme qué es lo ,

q u e l h a conduc
a i do á ese ta b lado ?

— C on mucho gusto amigo m i o y me parece que


, ,

s e alegrará Vd e extremo después de todo lo q ue


. n
,

h a padecido Vd e tre l o s sal va jes dijo el . arradorn ,


n ,

de encontrarse e fin en un a tierra donde l a iniquidad n

s e persigue y s e castiga e presencia de l o s go b e n r n an

tes y d l pueblo como se practi ca aquí e nuestra


e , ,
n

buena Nueva I glaterra Deb e Vd saber señor que n . .


, ,

es a mujer fu é l a esposa de un ci erto sa b io inglés de ,

nac i miento pero q u había hab itado mu cho tiem po


, e

en A msterdam de donde ha c e años pe só venir a,


n

fij ar su suert e e n tre n osotros aq ui en Massachusetts .


78 L A L ETR A E SCA RL ATA
Co n este o bjeto env ió pri m eramente á s u espos a que ,

dándose é l e Euro p a m i entras arregla b a ciertos asun


n

to s . Pero e l o s do años ó más que l a mujer h a


n s

res idido e n esta ciudad de Boston ning una noticia se ,

h recib i do de l sabio caballero S eñor Pry n e ; y s u


a n

jove esposa habiendo quedado entregada á su propi a


n ,

extraviada d i ección r

A h ! ¡ ah ! comprendo le interrumpió l extra ,


e

ño c una amarga sonrisa U hombre tan sabi o


on . n

como ese de qu i en Vd habla debería de hab er ap e .


,
r n

dido tam b ién eso e sus libros Y ¿ qui én se dice mi n .


,

excelente señor que es el padre de la c i tu it que


,
r a r a,

parece contar tres ó cuatro meses de ac i da y que l a n


,

S ra Pry n e tiene e los brazos ?


. n n

— Eu realidad amigo m i o e s e asu to cont i núa ,


n

s i endo u enigma y está por encontrarse quien lo


n ,

descifre respond ió e l i nterlocutor Madama Ester


,
.

reb usa hablar en ab soluto y l o s magistrados se h a ,


n

roto l a ca b eza en vano Nada de ex t raño tendría que .

e l cu l pab l e estuviera presente contemplando este tri ste

es pe c táculo desconoci do á l o s hom b res pero olvi dando


, ,

que Dios le está v i en do .

— É l sabio mar i do d i jo el extranjero con otra so n


,

risa debería venir á descifrar este enigma


,
.

— Bien le estaría hacerlo s i aun vive respondió el


, ,

v ec i no S epa V d buen am i go que l o magistrados


. .
, ,
s

de nuestro Massachusetts teniendo e cuenta q u esta ,


n e

m ujer es joven y b el la y que la te tación que la hizo ,


n

caer fué si duda demasiado poderosa y pensa do


n ,
n
,

además que su marido ya c e en el fondo del m


,
no r
a , —

han ten i do el valor de hacerla sentir todo el rigor de


nuestras j ustas leyes El castigo de esa ofensa es l a .
E L RE C ON O C I M I ENT O 79

pena de m uerte Pero mov idos á p i e d ad y llenos de


.

m iseri cordia han condenado á Madama Ester á per


,

m a ec e de p i e e
n r el tablado de la pi cota solamente
n

tres horas y d espués y durante todo el t i empo de su


, ,

vida natural á llevar un señal de ignom i nia e n el


,
a

cuerpo de su vesti do .

— U n a sentencia muy sa b ia o b servó el e t a ,


— x r n

jero i nclinando gravemente l a cabeza De este modo .

será un a especie de sermó v i vi en te contra el pecado n ,

hasta q ue l a letra ig omin i osa e grabe e la losa de n s n

s u sepulcro Me duel e si em b argo que el com pa


.
,
n ,

ñ e o de su iniqu i da d no estuviera p o l o menos á su


r ,
r ,

l ado sobre ese cadalso Pero ¡ ya se sabrá qu i én es ! .

a se sabrá quién e s !
¡y
S aludó cortésmente al com uni cati v o v eci no y di ,

c i en do e vo
n b aja algun s cuantas pala b ras á su c o m
z a

añ er o el i nd i o se abriero n ambos paso por en m edio


p ,

de la multi tud .

M i entras esto pasab a Ester había permaneci d o en ,

s u pedestal c o l a mirada fi j a en el extranjero ; tan


,
n

fi j era l a mirada q ue parecía que todos l o s otro s


a ,

o b jetos del mundo vi sibl e hab ían desapareci do que ,

dando tan solos él y el la Es entrevista solit aria . a

quizás hab ri a s i do m ás terrib le a u que v erle como n ,

sucedía ahora con l ard i ente so l del med i o día ab ra


,
e

sá do l e á ella el rostro é iluminando su vergü enza ;


n

con l a letra escarlata como em b lema de i gnominia , ,


en

e l pecho ; con l a n i ñ a n cida e el pe c ado e l o s ,


a n n
,

brazos ; c o l p ueblo entero congregado all i c omo


n e ,

para u fiesta fijando l as m i radas implacables e n


na ,

un rostro que de bia haberse co templa do solo al


,
n

suave resplandor de l a lum b re doméstica á l a so m ,


30 LA L ETR A E SCA RLA T A
b ra de hogar fel iz ó b ajo el velo de n ov i a e l a
un ,
n

iglesia Pero por terrib le que fuera su s i tua ci ón


.
,

sabia c o n todo que l a presencia m i sma de aquellos


, ,

m illares de testigos e a para ella una especie de a m r

paro y abrigo Preferi ble e a estar asi con tantos y


. r ,

tantos seres medi ando entre él y ella que no verse ,

faz á fa y á solas Puede decirse que b uscó u


z . n

r efugi o e su misma expos i c i ón á l a vergüenza p ú b l i


n

ca y que te m í e l momento e n que e sa protección le


,
a

faltara Embargada por tales i deas apenas oy ó u


.
,
na

voz q ue reso n ab detrás de el la y que rep i t i ó su o m


a n

b re varias veces co acento ta vigor o so y solemne


n n ,

que fué oído por toda l a multitu d .

Ó yeme Ester Pry nne d i jo l a v o z


,
.

C omo se h a di cho d i rect amen te encim a d el ta bla


,

do en que est aba de p i e Ester había un a especi e de ,

b alconci llo ó galería abi erta que e a el lugar don d e se ,


r

proclamab an l o s b andos y órdenes con todo el cere


mon i al y pompa que en o cas iones tales se usab an en
aquellos d ías A qu i como testigos de l a escena que
.
,

estamos describi endo se encontrab a el Gob ernador ,

Bell ingham con cuatro maceros unto á su silla arma


, ,

do s de sendas al ab das que const i t uían su g uardi a de


ar ,

honor U a pluma d e o b s c uro color adornab a su


. n

sombrero su capa tenía l as orillas b ordadas y bajo


, ,

de ella llevaba un traje de terciopelo verde E a un . r

cab al lero ya entrado e años con arrugado rostro que n ,

revelab a mucha y muy ama ga experi encia de l vid a r


a .

Era hom b re á propós i to para hallarse al frente de u na

comu idad que deb e su origen y progreso y su actua l


n
,

desarrollo no á l o impul sos de l a juventud sino á l


,
s ,
a

se vera y templada energi a de l a eda d vi ril y á la so m


EL R E C O N OC I M IENT O 81

b ri a sagaci dad d e l vejez ; habi endo real i zado tanto


a
,

pre ci samente porque i magi nó y esperó tan poco L . as

otras eminentes personas que rodea b a al Gob ernador n

se distinguían por cierta dignidad de porte propia de ,

un período e n q ue l as formas de autori dad parecian


reve tidas de lo sagrado de u a i nsti tuci ón d i vina
s n .

Eran i nduda b lemente hombres b uenos justos y euer ,

do s ; pero difícilmente ha b ría s i d o pos i ble escoger ,

entre toda l a fam i li a humana igual número de h o m ,

b res sa b ios y virtuosos y al mism o t i empo menos,

capaces de compren der e l corazón de un a m ujer e x

t a i ada y separar e
r v , é l l o b ueno de lo malo que
n
,

aquellas personas cuerd as de severo cont i nente á quie


n e s Ester volv i a ahora e l rostro Puede deci rse q ue .

l a i nfel i z ten i a l concienci a de que si ha b ía al gu a


a n

compasió haci a el l a debía de esperarla más bien de


n ,

l a mult i tud pues al dirigir las m i radas al b alconci llo


, ,

toda tem bló y palideció .

La vo que ha b ía lla m a do su atenci ón e a l a de l


z r

reverendo y famoso J uan W ilso el clérigo decano n,

de Boston gran erudito como l o m ay or parte de sus


, ,

contemporáneos de la m i s m a profesi ón y c n todo ,


o

e o ho m b re afa b le y natural
s Estas últimas c ual i da .

des no hab ían ten i do s i em b argo un desen volv i


,
n ,

m i ento igual al de sus facultades i ntelectuales A llí .

estab a él co l o s mecho es de sus cabellos ya bastante


n n ,

canos que sal i an por de b ajo de l o s b ordes de su so m


,

b e o ; mientras l o s ojos pard uscos acostumbrados á


r r ,

l lu z velada de s u estud i o pestañeaban como l o s de


a ,

l niña de Ester ante l a b rillante c l aridad del so l


a .

S e parecía á u o de esos retratos sombríos q ue vemos


n

gra b ados n l o s antiguos volúmenes de sermones ; y


e
82 L A L ET RA E SCA RL A T A
para deci r l a verdad con tanta apt itud para trat ar de
,

las culpas p asiones y angustias del corazó n humano


, ,

como la tendría u o de esos retratos


n .

Hester Prynne dijo el clérigo h e estado tra


, ,

tando co este jov e n hermano cu y as e se a s h as


n n n nza

tenido el pri vilegi o de gozar y aquí el S r Wilso



,
. n

puso l a mano en el hombro de un joven pál i do q ue


estaba á su lado h e procurado rep ito persuadir á
,

, ,

e ste p i adoso joven para que aquí á la fa del cielo y ,


z

ante estas rectas y sab ias autori dades y este pueblo


a u i congregado se dirija á ti y te ha b le d e l feal
q ,
a

dad y negrura de tu pecado C ono c i endo mejor q ue .

yo e l temple de tu espíritu podri a tam bi én mejor q ue, ,

yo saber qué razones emplear para ven cer tu dureza


,

y obstinación de m odo que no ocul tes p o r m ás t i em


,

po e l nombre del que te ha tentado á esta dolorosa


caída Pero con l extrem ada b landura propi a de su
. a

j uventud á
,
pesar de la madurez de su e S í i tu me
p r
,

replica que sería i r co tra l o s i nnatos sen t i m i entos de


n

u na m ujer forzarla á descubrir l o s secretos de su


,

corazón á l a luz del día y e p ese 0 a de tan vasta ,


n r n 1

multitud He tr tado de c o ven c e l e de que l a


. a n r

vergüenza consiste e com eter el pecado y no e n n

confes arlo ¿ Qué decides hermano D i m m sdal ?


.
, e e

¿ Q u ieres dirigir te al alm a de esta po b re pecadora ó ,

debo hacerlo yo ?
S e oy ó un murmullo entre l s encopetados y reve o

r e do s ocu pantes d l b alconcillo


n y l Gobernador
e
; e

Bellingham expresó el deseo general al hablar c o ,


n

a cento d e autori dad aunque c o respeto al joven


, n
,

c léri go á quien s di i gía


e r .

—Mi b uen S eñor D i m m esd le d ijo la respo sa a , ,


n
84, LA L ETR A E SCA R LA T A
gentes hacía n el efecto que produci rí a l a palabra de
,

un ángel .

Tal era el joven ministro hac i a qu i en e l R e v e en r

do S r Wilson y el Gobernador hab i an llamado l


. ,
a

atenci ón del público al pe dirle qu e ha b lase e p e


l

, ,
n r

scuci a d e todos del misteri o del lma de u a m ujer


,
a n
,

tan sagrado aú en m ed i o de su cai da L o difícil y


n .

penoso de l a pos i ci ón q ue así le crearon h i zo agolp a r ,

sele la sangre á l s mejillas y volvió trémulos s us labios


a .

—H áb l al e á e sa mujer hermano l e d i jo e l S r Wil .


, ,

so n. Es de l a mayor i mportanc i a para su alma y por ,

lo tanto como d i ce nuestro digno Gob ernador impor


, ,

tante tam b ién á l a t uy a á cuyo cargo está l a de esa ,

mujer E h órtala á que c o fi ese l a verdad


. x n .

El R everen d o S r D i m m esdal e incl i nó l a ca b eza


.

como si estuviera orando y luego se adelantó ,


.

— Ester Prynne —dijo e c l i á do se sobre el b al


,
r n n

c o n c ill o y fijando s us m i radas e l o s ojos de aq uella n

mujer — ya h s oído lo que h a d i cho este hombre jus


,
a

to y ves la responsab ilidad que sobre m i pesa S i


,
.

crees que convi ene á la paz de tu alm a y que tu cas ,

tigo terrenal será de ese modo m ás efica z para t u s l a

v ac i ó te p i do que reveles el n om b re de tu compa


n,

ñ o e
er l a culpa y en e l sufrimiento
n No te h ga . a

guardar si lenci o un a mal entend i da piedad y compa


sión hacia él ; porque c é e m e Ester aunque tuv i era ,
r , ,

que descender de un alto puesto y colocarse á tu ,

lado en e se mismo pedestal de vergüenza sería si


, ,
n

embargo mucho mejor para él que así sucediera que ,

no ocultar d urante toda su vida un corazón cul p able .

¿ Qué puede hacer t u sile cio pró de se hombre n en e

s ino tentarlo s i c o m p l ,
l á agregar la hipocresía al
,
e er o
E L RE CO N OC IMIENT O 85

pecado ? El c i elo te h a concedido u a ignom i nia n

pública para que de este modo puedas conseguir u


,
n

triunfo pú b lico sobre l o malo que en ti pueda hab er .

Mira lo que haces al neg rle á quien tal vez no tenga a ,

e l valor de tomarla p o sí mismo l amarga pero salu


r ,
a

da ble C opa que ahora te presenta n á l o s labi os .

La vo del oven m i nistro al pronunciar estas pala


z ,

b as era tré m ul m e te dulce ri ca profunda y entre


r ,
a n , ,

cortada La emo ci ón q ue tan evidentemente mani


.

fe t b a más b ien que l a significación de l as palabras


s a , ,

halló honda resonanci a e l o s corazones de todos l o s n

circunstantes que se s i ntieron movidos de un mismo


,

se timiento de compas i ón Hasta la po b re c i atu ita


n . r r

que Ester estrechaba contra su se n o parecía afectada


por l a misma i nfluencia pues dirigió l as m iradas hac i a
,

e l S r D i m m esdal e y levantó su
. ti ernos b acill o s co n s r

u n m urmullo se m i- placentero y semi -quejum b roso .

T an vehemente enco tró el pue bl o la alocuc i ón del


n

joven ministro q ue todos creyeron que Ester p o n un


,
r

i ri a el nom b re del culpado ó que bi en éste m ismo


c a , ,

por elevada ó hum i lde q ue fuera su posici ón se pre ,

senta í a m ov ido de interno é irres i stible i mpulso y


r

su bi rí a al tab lado donde estab a l a infeliz m ujer .

Ester mov i ó l a cabeza e sentido negati vo n .

Muje ! o abuses de l a clemencia del ci elo


r n
,

exclam ó el R everendo S r Wilson con acento m ás .

áspero que antes E ti erna i ña c o n su débil voce


- sa n

ci ta h a apoya do y confirmado el consejo que has oi do


d e l o la bi os del R evere do D im m e dal e
s
¡ P o un s . r n n

cia l ombre ! Eso y tu arrepenti mie to pueden


e n
,
n ,

ser ir para q ue te li b ren de la letra escarlata que llevas


v

e n e l v estido .
86 LA L E T R A E SCA R LATA

¡ Nunca ! jamás replicó Ester fi jando l


— as m i
radas no en el S r Wi lson sino e los profun dos y
, .
,
n

turbados ojos del jo v en ministro — Está grabada de .

m si ado hondamente
a No podéis arrancarla Y
. .

¡ ojalá pudiera yo sufrir la agonía que él sufre como ,

S oporto la m ía
—Ha b la mujer dijo otra v o fría y severa que z,
, , ,

procedía de la multit ud que rodeab a el tablado H a .

b l a ; y dale un padre á tu hija .

— No hablaré — replicó Ester v olviéndose pál i da


,

como u a muerta pero respondiendo á aquella voz


n ,

que ciertamente hab i a recono c ido Y mi h ija buscará .

un padre celestial jamás conocerá á u o terrestre n .

No qu i ere hab lar murmuró el S r D i m m es


— .

dale que recl inado sob re el b alconcillo con la mano


, ,

so b re el corazón hab ía esta do esperando e l resultado


,

de su discurso Maravi l losa fuerza y generosidad de


.

un c orazón de mujer ! ¡ No quiere h ablar ! Y se


echó hacia atrás res pi rando profundamente .

C om prendiendo e l estado del espíri tu de l a pob re


cul pable el ministro de m ás edad que se había pre
, ,

parado para el caso dirig i ó á la multitud un discurso


,

acerc a del pecado e todas sus ramificaci ones aludiendo


n ,

con frecuencia á la letra ignominios a C on tal v igor .

se espa c ió sobre este sí m bolo durante la hora ó más ,

que duró su p e ció q ue lle ó de terror la imagi


ro ra n, n

n ación de los circunstantes á quie es pareció q u su n e

brillo escarlata provenía de las llamas de lo s abismos


infernales Entretanto Ester permaneció de pi e en
.

s u pedestal de verg ü enza c o l a mirada v aga y u ,


n n

aspecto general de fatigada indi ferencia Había su .

fri do aquella m ñana c uanto es dado soportar á l a


a
IV

LA EN T R E V I S T A

D ES PUÉS de su regreso á l a cárcel fué tal el estado


de agita c ión nerviosa de Ester que se hizo n ecesaria ,

la vigilancia m ás asi dua para impedir que intentase


algo contra u persona ó que en un m omento de
s ,

arre b ato hiciera algún daño á l a pobre c i tu ita A l r a r .

acercarse la noche y al ver que no e a posi ble redu


,
r

Ci l a á l a o b ed i encia n i por med i o de r e p e si o e s n i


r r n n

de amenaz as de castigo l ca celero creyó conven i ente ,


e r

hacer ven i r á un méd i c o que cal i ficó de hombre ,

muy experto e todas las artes cri sti anas de ciencias


n

físicas y que al mismo tiempo estab a familiarizado


,

con todo lo que los salvajes podían enseñar e m ate n

ri ade hierbas y raíces medici ales que crecen en los n

bosques En real idad no solamente Ester s i no m u


.
, ,

cho m ás ú l a tierna niña ecesitaban con urgencia


a n
,
n

los auxilios de un médico ; l a niña que derivaba su ,

sustento del seno maternal pare ci a haber bebido toda ,

la angustia desesperación y a gi tación que llenaban el


,

alma de su m adre y se retorcía ahora en con v ulsiones


,

de dolor E a e pequeña escala u a imagen viva


. r , n ,
n

de l agonía moral porque había pasado Ester durante


a

ta t s ho as
n a r .

S igui endo d e cerca al carcelero en aquella so m


(88)
LA EN TR EV I STA 89

b ri a mora d a entró el i nd i v i duo de aspecto S ingular


,

cuya presenci a e l a mult i tu d ha bi a causado tan honda


n

i mpresió e l a portadora de l a letra escarlata LO


n n .

había alojado en la cárcel no porque se le s spe


n ,
o

chase de algún del i to sino por ser la manera m ás c o ,


n

v e iente y cómoda de d i sponer de él hasta q ue l o s


n

magistrados hu b ieran conferenciado c o n lo s jefes i n

dios acerca de l rescate S e d ijo que su nom b re e . ra

R ogerio Chil li g vvo th El carcelero después de i


n r .
,
n

t o duc i l o en la ha bi tación permanec i ó allí u


r r mo ,
n

m ento sorprend i do de l a calma comparat i v a que había


,

causado su entrada pues Ester se había vuelto in ,

med i atame te t tranquila como la muerte aunque


n an ,

l a cr iatu i ta continuaba quejándose


r .

— Te ruego am igo q ue me dejes solo c o l a


, ,
n

enferma d ijo el méd i co C é e m e b uen carcelero


,
. r
, ,

pronto ha b rá paz en esta morada ; y te prometo q ue l a

S ra Pry n ne se mostrará en adelante m ás dóci l á la


.

autoridad y m ás tratable que hasta ahora .

— S i S u S eñoría pue de realizar e so contestó e l


,

c rcelero o s tendré po un hombre i ndudabl emente


a ,
r

há b il En verdad que esta mujer se h portado com o


. a

s i est uv i ese poseída de l enemigo malo ; y poco faltó

para deci d i rme á arrojar de su c uerpo á S atanás y


á latigazos .

El extra n jero habi a e n tra d o en l a hab itac ión con


l tranqu i l i dad caracteri st i ca de la profesión á que se
a

decía pertenecer Ni ta m poco cambi ó de aspecto .

cuando la retirada del carcel ero l e dejó fa á faz con l z a

mujer que le habia reconocido e med i o de l mult i n a

tu d y cu y a abstracci ón profu n da al reconocerle indica


,

b a mucha inti midad entre am b os S u pri mer cui dado .


90 L A L ETR A E SCAR L A T A
fué atender á l t i erna c i tu it cuyos gritos mientras
a r a r a, ,

se retorcía en s u cama hacían de absoluta ne c esidad


,

posponer to do otro asunto á l a tarea de calmar su s

dolores . La examinó cuidadosamente y procedió luego


á abrir u bolsa de cuero que llevaba b ajo su traje
na
, ,

y parecia con t ener medicinas u a de l as cua les mez ,


n

c l ó con u poco de agua en u t az a


n na .

Mi s antiguos estudios en alquimia dijo por ia ,


v

de observación y mi residencia de m ás de un o
, an

entre un pueb lo mu y versado e l s propiedades de n a

l as h i erbas h ,
hecho de mí un médico mejor que
an

m uchos q ue se -han grad uado Oy e m ujer la i ña es .


, ,
n

tuya no tiene n ada mío ni reconocerá mi voz n i mi


, ,

rostro como l o s de un padre Adm i ist al e por lo . n r

tanto esta poci ón c o tus propias manos n .

Ester re c hazó la medicina que le prese tab an n ,

fijando al mismo t i empo con visible temor las m i radas


en el rostro del hom bre .

T ratarías de vengarte e l a i nocente cri atura ? n

dijo en o bajav z .

L o c a m ujer ! respondió el méd i co con acento


entre frío y blando ¿ Qué provecho me vendría á m i
.

de hacer daño á esta pobre y b astarda criatura ? L a

medicina es buena y provechosa ; y S i fuera mi hija ,

mi propia h ija así c omo tuy a o podri a hacer nada ,


n

mejor en beneficio s uy o .

C omo Ester au va c ila b a o hal lándose real mente


n ,
n

en aquel los momentos en u sano juicio el méd i co s ,

tomó á l a n iña e brazos y él m ismo le adm i istró


n n

la po c ión que pronto dejó sentir su efi c acia Lo s


,
.

quejidos de la pequena pa ciente se c almaron sus c on ,

v ul i o es fueron cesando gradualmente ; y á los pocos


s n
92 LA L E TR A E SCARLATA
de sosi ego y fri ald ad de antes zT an poco me c o o . n

c es Ester ? Podrían m i s propósitos ta vanos ?


, ¿ se r n

Au e e l caso de que i magi nara un med i o de ven


n n

g ar m e
¿ qué,
podr i a serv i r mejor para m i s fines que
dejarte vi v ir y darte est as medicinas contra todo lo
,

que pudiese poner en peligro tu vida de modo que esa ,

ca dente ignomi i a continúe b rilla do en tu seno


n n n

Al hablar asi tocó o el índice l a letra escarl ata


,
c n
,

que parecia a b rasar el pecho de Ester como si hu bi era


S ido en efecto u h i erro candente El médico notó n .

s u gesto involuntari o y con u a sonri sa dijo ,


n

Vi ve Sí vive ; y lle v a contigo este signo ante


, ,

l o s ojos de hombres y mujeres ante l o ojos de ,


— s

aquel á qu i en llamaste tu mari do — ante l o s ojos de ,

e sa n i ñ i ta Y para que puedas viv i r toma esta me


.
,

di c in a .

S in decir u a palab ra Ester apuró l a t za y o b e


n ,
a ,

dec i e do á u a señal de aquel hom b re de ciencia se


n n ,

sentó en l a cama e que do m í la niñ ita m i entras n r a ,

él tom ando la ún i ca Silla que había en la habitación


, ,

se sentó á s u lado Ella no pudo me os de temblar . n

ante estos preparati vos pues comprendía que h b i , ,


a cn

do ya hecho él todo l que la humanidad ó l deber o ,


e ,

ó si se qu i ere u a refinada cruelda d le obligab an á


,
n

hacer e al iv io de sus dolores fisicos ib a á tratarla


n ,

ahora como hombre á qu i en había ofendido de l a ma


n era más profunda é irrepara b le .

Ester dijo no pregunto por qué moti vos i


, , ,
n

cómo has caido e el ab ismo mej or dicho h s sub ido n


, ,
a

al pedestal de infamia en u t he hallado L a razón


q e e .

es fácil de hallar Ha sido mi locura y tu debilidad . .

Y o — u hombre dado al estud i o una verda dera poli


,
n
,
LA ENTREV I STA 93

l l a debi bl i oteca un hom b re ya en el decl i v e de sus


,

años que empleó l o s mejores de su vida e alimentar


,
n

s u fán devorador de saber


a qué tenía que v e c o ,
r n

u a belleza y j uv ent u d c omo l a tuya ?


n C ontrahecho
desde q ue na ci ¿ cómo pude engañarme con l a idea ,

de que l o s dones intelectuales podrían en la fantasía


de u a joven doncella arrojar u velo sobre l s d f
n n a e or

m i dade fís i c s ? Lo s ho m bres me llaman sab io


s a Si .

l o s sabios fueran cuerdos e lo que l s concierne y o n e ,

debería hab er prev isto todo esto Y O deb ería ha b er .

sabido que al dejar l a v asta y tenebrosa selva para


,

entrar en esta población de crist i anos el pri mer o bjeto ,

con que habían de tropezar m i s miradas se ías tú ,


r
,

Ester de pie como u estatua de i gnominia pues


, ,
na ,
ex

ta á l o s ojos del pue blo S í desde el instante que .


,

salimos de l iglesi a y unidos p l s lazos de l


a ,
a or o

m atr i mon i o de b ería haber contemplado l a llama ar


,

diente de e a letra esc rlata b rillando á l a extrem idad


s a

de nuestro sendero .

— T ú sa b es dijo Ester —quien á pes ar del estado


, ,

de ab atimiento e q ue se en c ontrab no pudo sufrir n a,

este último gol pe que le recordaba su vergüenz tú a, —

sabes q ue fuí franca contigo N sent i amor ni fi gí . 1


,
n

tener inguno n .

ES verdad repl i có el m édico : ¡ fué una locura ,

m ía ! Y a l o h e dicho Pero hasta aquella época de .


,

mi vida yo hab ía vi vi do e vano ¡ El mundo m e


,
n .

hab ía pareci do tan triste ! Mi corazón e a como u r na

morada b astante gra de para da cabi d a á m uchos n r

h uéspedes pero fría y solitari a Y o desea b a tener u


,
. n

hogar experi mentar su calor Á pesar de lo viejo


,
.
,

de lo co trahecho y som b río que e a no m e pareció


n r ,
9T LA L ET RA E SCA R LATA
un sueño extra v agante l a i dea de que y o podía gozar
también de esta simple felicidad esparci da en todas ,

partes y de que toda l a hu m ani da d puede disfrutar


,
.

Y por e o Ester te al b ergué en lo m ás recónd ito de


s
, ,

mi corazón y traté de an i mar el tu y o con aquel la


,

llama que tu presencia había encendido en mi pecho .

Te he agraviado e extremo murmuró Ester n


,
.

No s hemos agraviado mutuamente respondió el ,

médico El primer error y agravio fué mío c uando


.
,

hice que tu floreciente juventud entrara e una rela n

ción falsa y co traria á l naturaleza con mi decade


,
n a ,
n

ci a P o consiguiente como hom b re q ue no h pen


. r ,
a

sado ni fi l o o f d vanamente no busco venganz no


s a o ,
a
,

abrigo ningún mal desig io contra ti Entre tú y yo n .

la balanza está perfectamente equili b rada Pero Es .


,

ter
,
e l hombre que o s h a agraviado á l o s do s vive n .

Qu i én es ?
No m e lo preguntes repl i c ó Ester m i rándole al ,

rostro con firmeza Eso unca lo sabrás . n .

¿ Nunca d i ces replicó e l,


médico con u a s — n on

risa amarga de confianza n si m i sm o ¿ Nunca lo e .

s a b ré ? C é em e Ester h ay pocas cosas ya e el


r , , ,
— n

m undo exteri or ó ya á ci erta profundidad e la esfera


,
n

invisible del pensamiento -hay poc s cosas repi to que ,


a , ,

quede o c ultas al hombre que s dedica seri m ente y


n e a

sin descanso á l a solución de u m isterio T ú puedes n .

ocultar tu se creto á l as m i radas esc ud iñado de la r r as

multitud P uedes ocultarlo también á l s i nvestiga


. a

ciones de los mi istros y magi strados como hiciste n


,

hoy cuando procuraron arrancar se nom b re á tu e

corazón y darte un Compañero en tu pedestal Pero .

en cuanto a m i y o me dedicaré á l a i nvestigaci ón con


,
96 LA L ET R A E SCARLATA
h iendo sido don de qu i era un peregrino y ha bi en do ,

v i v ido aleja do de los intereses humanos he encontrado ,

aquí á una mujer á u hom b re y á u a tierna nina ,


n
,
n

entre los cuales y yo existen l o s lazos m ás estrec hos


que puedan imagi narse Nada importa que sean de .

a m or ó de odio justos ó i njustos Tú y l o s tuyos


,
.
,

Ester me pertenecéis Mi hogar está donde tú estés


,
.

y d onde él esté ¡ Pero no me vendas ! .

C on qué objeto lo deseas — l e preguntó Ester ,

negándose si saber por qué á aceptar este secreto


,
n
,

conven i o ¿ Por qué no te anuncias pú b l i cament e y


.

te deshaces de m i de u v e na z

— Pudiera moverme á ello re l i có el médico no


p , ,

querer arrostrar l a deshonra que mancha al m ari do de


un a mujer i nfiel P ud i era moverme también otras
. n

razones Basta con que sepas que es mi objeto vivir


.

y mori r desconocido P o l o tanto tu marido h de . r ,


a

ser para el mundo un hom bre ya muerto y de quien ,

jamás se recibirá noticia alguna No me reconozcas n i .

por u a palab ra ni por un S igno n i por una m i rada


n , ,
.

No descubras á nadie tu secreto sobre todo al hom b re ,

que sabes S i me falt res e esto


.
¡ ay de tí ! S u a n

fama y buen nombre su posi c ión su vida estarán e , , ,


n

mis manos ! Guárdate de ello


Guardaré tu secreto como guardo el suyo dijo , ,

Ester .

J ú al o replicó el otro
r ,
.

Y ella prestó el juramento .

Y ahora Ester dijo l anci ano R ogeri o C h i lli ng


, ,
— e

vvo th como había de llamarse en lo sucesi v o


r
,
— te dejo ,

sola : sola con tu hija y con l letra escarlata ¿ Qué a .

e s e o Ester ?
s , ¿ T e o b liga la sentencia á d ormir co la n
L A ENT R E V I S T A 97

letra ? ¿ No t ienes temor de que te asalten pesadillas


y sueños horri bles
P o qué m e miras y te sonríes de e e modo
r s

le preguntó Ester toda inquieta al ver la expresión


de sus ojos . Eres acaso como el Hombre Negro que
recorre l s selvas que o s rode n ? ¿ Me has inducido
a n a

á aceptar un pacto q ue dará por resultado l a perdi


ció n de m i alma ?
No l a de tu alma respo dió el médico con
,
— n

otra sonri sa .No ; no l a de tu alma


V

EST E R A G UJA EN MA N O
T E RMIN AD O peri odo de encarcelam i ento á q ue
el

fué co de ada Ester se abrieron l as puertas d la


n n
,
e

prisión y salió á l a luz del so l que brillando lo mismo ,

p ra todos le pareci a si embargo á s u mórbida ima


a ,
n

g i nac i ó q u ha
n b ía sidoe creado con el único objeto de
revelar la letra escarlata que l levaba e n e l seno de su
vestido Q uizá padeci ó moralme te más cuando h a
. n ,

h i endo cruzado los um b rales de l a c árcel empezó á ,

moverse libre y sola que no e medio de la mu che


,
n

dum b e y espectác ulo que qued an descri tos donde se


r ,

h i zo pública su verg ü enza y do de todos l se l o n a n a ar n

c on el dedo En aquel enton c es se encontraba so ste


.
o

nida por u a tensión sobrenatura l de los nervios y


n

toda la energía batalladora de su carác ter q ue l a ,

ay udab an á con vertir quella escena en una especie a

d lóbrego tri unfo


e Fué además un aconte cimiento
.
, ,

aislado y singular q u solo ocurriría u vez durante


e na

su vi da ; y para arrostrarlo tuvo que g astar toda l a

f uerza vital que habría bastado para m u c hos ños de a

tranquilidad y c alma L misma le y qu la conde . a e

n aba l a había sostenido d ura te la terrible prueba de


,
n

su ignominia Pero ahora fuera y a de la prisión


.
, ,

sola y si compañi a en el sendero de la v i da empe


n ,

( 9 8)
1 00 LA L E TRA E SCA RLAT A
y su i denti dad b ajo un nuevo exteri or como si empe
, ,

zara p o completo otra existencia — y teniendo t m


r
,
a

bién á su alcance l o s b osques som b ríos y casi impene


t a b l s donde lo i mpetuoso de s u s é espir i tual podría
r e , r

asi m i l a s e al pue b lo cuyas costum b res y v i da na da


r

tenían de común con l a ley q ue l había condenado a

parecerá sorprendente repito qu esta mujer pudiera , ,


e

a ú dar e l nom b re de hogar á a quel s i tio donde había


n

ella de se el tipo de l a ignominia Pero h ay u a


r . n

especi e de fatalidad un sentimiento ta i rresisti b le é


,
n

i nev itab le que t i en e toda l a fuerza d l dest i no que casi


,
e ,

o bliga invaria b lem ente á los hombres á permanecer y


v agar á m anera de espectros e e l lugar m i smo en
, ,
n

que un aconteci miento grande y notab le h a influ i d o


e ne l curso u vida y que es t nto m ás i rres i sti b le
s ,
a

cuanto más som b ría h a sido su i nfluenci a S u pecado .


,

s u ignominia eran las raíces ue la retenían en aquel


q ,

suelo que había llegado á con erti rse e n el hogar per


,
v

manente y final de Ester T odos l o s otros sitios del .

mundo aun aquella aldea de Inglaterra donde corri e


,

ron su infa cia fel i z y su juventud inmaculada se


n ,

hab i an converti do e cosas extrañas L os lazos que la


n .

ataba á este nuevo suelo estaban formados de esla


n

bones de hierro que penetrab an en lo m ás ínti mo de


s u alma si q u e jamás
,
llegaran
n á romperse .

Pud i era se también — y sin duda lo e a aunque se


r
,
r

lo ocultaba á si prop i a y pali decía cuando luchaba po ,


r

sali de su corazón como u a serpiente de su agujero


r n ,

—pud i era se tam b ién q ue otro sentimiento l a hi ci era


r

perm anecer e el lugar que t n funesto le había Sido


n a .

A ll i moraba allí pasaba su ex i stencia alguien á quien


,

ella se consi d eraba unida con lazos que S i b i en no ,


E ST E R AGUJA EN M AN O 1 01

recono c idos en la tierra los llevarían juntos ante e l ,

tri bunal del jui cio final donde quedarían enlazados ,

para u futuro c omún de retri b u c ión i nextinguible


n .

El tentador del género humano había presentado repe


tidas veces esta i dea á la mente de Ester y se reía del ,

gozo apasionado al mismo tiempo que lleno de d s s,


e e

ac i ó ue ella al principio la acogía y desp u és se


per co n
q ,
n ,

esforzab a e re c h zarl a A penas acari c iaba semeja te


n a . n

idea cuando y quería destruirla L o q ue al fin qui so


,
a .

c reer lo que ella mism a consideró la razón suprema


,

para contin uar v i v i endo e aquel si ti o e a e parte n


,
r n

verdad y en parte u a ilusión Co que trataba de e n n n

ga narse A quí se deci a para sus ade t o s cometí m i


.
,
n r
,

fal ta y aquí de b e efe ctua se m i castigo terrenal ; y


,
r

quizás de este modo las tortura s de s u diari a ign m i o

nia
p u rifi c a á al fin su ralma
n d o tá do l a de u a nueva ,
n n

pureza en cambio de l que había perd i do m ás sagra a ,

da puesto que sería el r esultado del martirio .

De cons iguiente Ester no se mo vi ó de allí En lo s .

l i des de l población aunque n o e l a vec i ndad in


n a ,
n

mediata de ning u a morada había u a choza ó cab aña n ,


n ,

con stru i da por u o de l o s primeros colonos y ah ando


n ,

nada porque l a tierra e a demasi a do estéri l para el r

culti v o S u a islam i ento y distanci a d l a pob lació


. e n
,

la ponían f uera del circulo de l ac tiv i dad social que a

y a se notab a e l as costu mbres d e l o s colonos A que


n .

ll a pequeña ha b itación estaba á ori llas de l m a medio r,

oculta por un bosqueci llo de árb oles no muy c o pu r

lentos ; y e ese lugar solitario con l o s pocos recursos


n ,

q u e poseía y grac i as,


al permiso de l o s magistrados
que aun ejercían u a especie de vigila cia inquisito n n

rial sobre Ester se instaló ésta c o su niñita Iu me


,
n .

8
1 02 LA LET RA E SCAR LATA
di atam en te se aso ció á aquel lugar u a vaga i dea de n

algo misterioso y desconocido L os niños demasiado .


,

tiernos para com prender por qué aquella m ujer se en


co t
n ra b a se p rada del resto de s us semeja tes se arras
a n
,

traban lo m ás cerca posible para verla ocupada con su


aguja sentada á la ventana de su cab aña ó de p i e á la ,

puerta de l a misma ó trabaja do e el j a di ci to ó ,


n n r n ,

paseándose en l sendero que conducía á la p oblación ;


e

y al contemplar la letra escarlata e el seno de su n

vestido emprendían la carrera c o un temor extraño


,
n

y contagioso .

Á pesar de lo solitario d e la S ituac i ón de Ester y ,

a unque o ten i a u amigo en la tierra que se atrevi ese


n n

á visitarla no c o rí si e m b argo el riesgo de padecer


,
r a n

escaseces Poseía u arte que b astaba para propor


. n

c i o a l e e l sus tento á ella y á su hijita aun en un país


n r ,

q u e ofrecía compar tivamente pocas O portu idadesa n

para su ejercicio A rte q ue e aquella época como


. n ,

hoy era cas i e l único que estuv i era al al cance de la


,

m ujer — la costura
,
Llevaba en el seno e l a letra
.
,
n

primorosamente b ordad una m uestra de su h b ili dad a, . a

delicada y de su i nventiva de q ue se habrían alegrado ,

l a damas mismas de la C orte poder aprovecharse para


s

agregar á u ricas telas de seda y o o l o s adornos aun


s s r

m á preciados del arte humano


s .

C ierto es que dada l a sen c illez del tr je egro que


,
a n

cara cterizab a e lo general las modas puritanas de


n

aquel tiem po no se presentarían muchas ocasiones


,

en que pudiera desplegar Ester sus talentos con la


aguja ; sin embargo el gusto de l época que se c o m ,
a

pl cía e lo q ue era complicado e esta clase de t


a n n ra

bajos no pudo menos de ejercer su i nfluencia en


,
1 04 LA L ET RA E SCAR LATA
lo cierto que halló fre cuente empleo para su ag uja y ,

b ien re m unerado Tal vez l a v nidad escogi ó como . a ,

m edio de m o ti fi c s e llevar á l p rmpas y c e e mar ,


as o r o

n i as del Estado lo s adornos labrados por sus ma os n

pe c adoras V eiase u labor en los cuellos del Gob er


. s

nador ; los militares l mostraban sus b andas y a en

fajas ; el m i n i stro d l altar también dejaba verla su e en

traje severo ; adornaba el g i t de lo re c ié n aci o rr o s n

do s y hasta los taú des de l o s que lleva b an á enterrar


,
a .

Pero no se recuerda un sol o caso que l a habilidad en

de Ester se solicitase para bordar e l velo blanco q ue


debía de cubri e l rostro pudoroso de una novia c ondu
r

cida al altar Esta ex c ep ción indica b a lo inextingui b le


.

del r i gor con que la sociedad reprobaba su pecado .

Ester no t taba de adquiri r m á al lá de l o ece


ra s n

sario para u subsi stencia siendo ésta de l naturaleza


s ,
a

m ás sen c illa y as c ética que pueda darse e lo q u á ella n e

se efería ; y para su i ña alimentos muy sencillos si


r n
,

b ien c o n abundan c ia L o s vestidos q ue usab a eran h e .

c hos de la telas m á bastas y d l color m ás sombrío c o


s s e
,
n

u n solo adorno la letra es c arlata que estab a conde


-
,

n ada á llevar S iem pre El t j e ito de l a n iña po . ra c ,


r

el contrario se disting uía por cierto corte y adornos


,

caprichosos mejor di c ho fantásticos que ser ían para


, , ,
v

realzar u a especie de encanto aéreo que desde muy


n

tempra o empezó á notarse e la c i tu i ta la que


n n r a r ,

tam bié daba muestras de u a seri edad profunda


n n .

Ya hab laremos de esto m ás adelante Excepto l a .

pequeña suma que dedicaba Ester al adorno de su


hija l resto lo em pleaba e o bras de caridad en i
,
e n ,
n

felices m enos desgraciados que ella y qu c on f e ,


e r

cuenci a i n sultab an l a mano que los socorri a.


E S TE R A GUJA EN MAN O 1 05

Mucha parte del t i empo que hu b i e a po dido apl i r

ca r á labores m ás productivos la pasab a hac iendo ,

vesti d os de estofas groseras para lo s pobres Es pro .

ba b le que á esta clase de o c upación asoci ara ella una


i dea de pen i tencia y que al dedi c ar tantas horas á e
, sa

ruda lab or las ofreciera como u a es peci e de sacri ficio


,
n

de otros goces En la n aturaleza de Ester había algo


.

de l ri ca y voluptuosa naturaleza oriental u gusto


a ,
n

por todo lo que e a esplendorosamente bello y q ur


,
e,

excepto en l s exqu i s itas producciones de su aguja n o


a ,

encontrab a e qué po d er ejerci tarlo Las mujeres


n .

hallan e l a delicada lab or de l aguja un place i


n a r n

compre sib le para e l sexo fuerte Para Ester


n . era

quizás u manera de expresar la pasi ón de s u v i da y


na
,

por lo tanto de calmarl a Á semejanza de todos los .

otros goces rechazó esta pas i ón como un pecado


, .

S emejante mór b i da i nter ención de la conc i encia e v n

c osas de poca monta pudiera muy b ien c onsiderarse


i nd i cio de u penitenci a que no e a genu i na i cons


na r n

tante sino más bien algo d udoso y que en e l fondo


, ,

n o a lo que de b ería se
er r .

D e este modo Ester Prynne tuvo su part e q ue


desempe ar en el mundo Merced á la energía nat u
n .

r al de s u carácter y á s u rara intelige cia ,


no fué n ,

pos ib le segregarla por completo de la sociedad aunque ,

ésta l a ha bi a marcado c o u a señal m ás intolerable n n

para el corazón de una rn uj e q ue la gra b ada e l '


r n a

frente d C ain En todas s us relaciones con es


e . a

soci edad no había i embargo nada que la hiciera


,
s n

comprender q ue pertenecía á ella C ada gesto cada .


,

palabra y hasta el silenci o m i smo de aquellos c o


,
n

quienes se pon ía en contacto i m pli c aban y expresa ,


1 06 LA L E T R A E SCA R LAT A
ban c o n f ecuencia la idea de qu estaba deste rada y
r e r
,

tan ai slada como i habitase e otra esfera Enco t á s n . n r

b ase separada de l o intereses morales de us seme s s

jantes á pesar de estar t c erca de ellos á manera de


,
an ,

un es píri tu q ue volviese á visitar el hogar domésti co


i poder hacerse v
S n ni dejarse sentir ; si parti c ipar
er n

de us alegri as ni poder tomar parte en su dolores


s ,
s

y que c aso de que lleg se á man i fes tar los sentimientos


,
a

que le estaban vedados habría sido para despert r ,


a

solamente terror y horrible re pugnancia Y e realidad . n

esto y e l más acerb o desdén pareci a que e lo ún i co


, ,
ra

que había para ella e el corazó de sus c o c i ud da n n n a

nos No era aquella u época de delicadeza y efi


. na r na

m iento u l a costu m b res ; y aunque Ester se diese


e s

exacta cuenta de su pos ición y no hubiera peligro de ,

que l ol v i dara con harta fre cuen c ia se la hacian


a ,

sentir de u a manera m uy uda y cuando ella m enos


n r ,

lo espera b a Lo s po b res como ya hemos di c ho á


.
, ,

quie es había he c ho el obj eto de s us b o dades y d


n n e

su beneficencia á menudo d i m í l mano u


p a, a
q e se e r n

e te dí
x n para socorrerlos Las damas de al to co pete
a .

e nc u y as morad s penetraba á desempeñar sus labores


a

de c ostur a c ostu m b raban destilar gotas de a c íbar


a, en

s u c orazón ; á ve c es merced á a a l quimia se c reta y


, es

refinada con que l mujer puede i filt un veneno a n r ar

sutil extraído de las cosas m ás b ladíes ; y otras o a en ca

si ones c o u rudeza de ex presi ón que c aía en l pe cho


,
n na e

i ndefenso de aquella infeliz como u golpe asestado á n

u na herida ulcerada Ester se había amaestrado por .

largo tiempo en l arte de sufrir e Silencio : ja m ás e n

r e S o dí
p ná estosaataques sino con el rubor que irre ,

si sti b l e m e te enrojecía s u pál i da mejilla y después


n
1 08 LA L E TRA E SCAR LA T A
a bregos de l i nvi erno procl marla a co n sus voces te m
s tuo sas
p e .

O tra especie de tortura peculi r que expe i m nta a r e

b a la po b re mu jer a cuando v eía un n u evo rostro


er

cuando personas extrañas fi j ab o c uriosid d las an c n a

m ira das en l letra es c arlata lo que ninguna deja b a de


a ,

ha c er y era para ella co m o si le aplicasen un hierro


cande te al corazón Entonces apenas podía con
n .

tener el impulso de cu b rir el símbolo fatal con las


manos aunq ue nunca llegó á ha c erlo Pero las p e
, .

sonas a c ost um b radas á con temp l ar aq uel signo de


i gnominia podían hacerla sufrir tamb i én intensa ago
,

n ia Desde el primer momento


.
q ue l a letra formó en

pa te i ntegrante de su vestido Este había e pe


r
,
r x

tado el terror secreto de que u o j o hu m ano estaba n

siempre fijo e el triste emblema : su sens ibil idad


n en

ese particular lejos de disminuirse


,
e l tiempo e a co n
,
r

cada vez mayor merced al tormento c u tidi a o que


,
o n

s ufría .

Pero alguna que otra quizás con intervalo dev ez


,

m uchos días ó acaso de varios meses tenía la sensa ,

ción de que una m i rada u mirada compasiva se -



na

fijaba e l a letra ignominiosa ; y esto pare cía propor


n

c io l un li v io momentáneo como si alguien com


n ar a a ,

parti era la m itad de su agonía Pero u instante . n

después se reduplicaba ésta con reno v ado dolor porque ,

e naquel breve momento hab i a pecado nuevamente .

Habi a Ester pecado sola ?


S u imaginac ión est aba un ta to afe c tada y á haber n
,

poseído m enos fibra i ntele c tual y moral se habría afee ,

tado aun mucho más e consecuencia de la soled d y de


,
n a

l angustia conti ua e que v i v i a


a Yendo al redu c i do
n n .
E ST E R A GUJA EN M AN O 1 09

m undo exterior con q ue esta b a e n relaci ones y regre


sando á su morada y sie m pre solitaria e esos paseos
,
n
,

c reyó Ester ó se i maginó creer q ue l a letra escarlata


, ,

l a había dotado de u nue v o sentido S e estremecía


n .

al pensar y n o podía menos d pensar sí que aquella


,
e a ,

le proporc ionab a u a especi e de conoci miento intuiti


n

vo de l s culpas secretas de otr s al m as L s revela


a a . a

c i ones que de este modo se presentaron á sus ojos l a

llenaban de terror ¿ Y cuáles eran ? ¿ Pero qué .

pod ia ser sino l as i ns i d i osas ins i nuaci ones de l ángel


n

malo q u hab ría deseado persuad i r á aquella m uj r


,
e e
,

u e estaba luchando y e solo su v i ctima á medias ra


q ,

que el aspecto exterior de pureza o e a más que u n r na

mentira y q ue S i la verdad s e conoci era la letra


, ,

es c arlata b ril laría e m á de un seno y no ún i camente


n s ,

en el de Ester Pry nne 5Debía ella acaso r eci bi r esas ,

obscuras i nsinuac iones como si fueran un cosa real y a

posi tiva ? Esta especie de sent i do so b renatural de


u e se creía dotada era de l o m ás terr ib le é i so o t
q , p n r a

b le q ue h ubi ese experi mentado en el curso de su des


ac i ada ex i stenc i a L a llenaba de perpl ejidad y de
gr .

m alestar pues á v eces aquell a m arca roja de i nfamia


,

en el pecho de s u v esti do pareci a como S i lati era y ,

se a gi tase cuando Ester pasaba junto á un venerable


eclesi ást i co ó magistrado m odelos de p i edad y de j us ,

tic ia á quienes e l mun do contempla b a como s i fueran


,

l o s compañeros de l o á geles s n .

5 Qué ,
malvado pasa junto á m i ? S e d ecía Ester
para su ad t o s s en r .

Y levantando con r epugnanci a la cab eza veía que


en a quellos l e d de o s no hab ía m ás sé humano que
a r e r r

a quel hom b re que todos considera b a n un santo O tras .


1 10 L A L E TRA E SCA RL A T A
veces creía tener á su lado á u herm ana e l culp na n a a,

y al levantar los ojos tropezaba con l forma de u a na

devota y áspera m atron a cuy o corazón según l a , ,

creencia pública había sido un pedazo de hielo duran


,

te toda su v i da A quel h i elo e el pecho de l a m a


. n

trona y la c ndente ignom inia de Est er ¿ qué tenían


a

de común ? O tr s veces el est e m ec im i e to eléct ico


a r n r

le daba la señal como si le dijera : Ester ahí tienes


,

,

u a c ompañera — y al alzar los O jos ve i a á u a jove



n .

, n n
,

doncella que contemplaba la letra escarlata á hurta ,

di ll s y se alejaba rápidamente c
a ,
u ligero rubor e on n n

l as mejillas como s i su pureza e h ub iera empanado


, s

con aquella ojeada i nsta tánea S emejante falta de n .

fe en l virtud de los demás e u a de las c e ue


a
,
s n o ns c n

ci as más tristes del pecado Pero u prueba de que . na

en esta pobre vi cti ma de su propia fragilidad y de l a


dureza de l as l ey es del hombre l corrupción no hab ía ,
a

hecho mucho progreso cons i stía e la consta te lucha,


n n

de su espírit u para creer que ni gún mortal e a tan n r

culpable como ella m i sma .

El vulgo que en aquel los rudos tiem pos añ adía


,

s i e m pre l elemento de lo grotesco á todo lo q ue


e

hiriera s u i maginación había i nventado u a historia ,


n

acerc a de l a letra escarlata que fácilmente podría m os ,

co vertir en u terri ble deye d Afi m ab que


n na n a . r an

aq uel símbolo no r simpl emente u pañ o escarlata


e a n ,

teñido con un color que e obra del hombre sino que ra ,

el rojo ard i ente l producía el fuego del in fierno y se


o ,

le podía e brillar c on todo su fulgor c uando Ester se


v r

paseaba sola junto á su morad durante l noche


,
a
,
a .
1 12 LA L ETR A E SCARLA T A
i nfamado por la ley para poner po siempre á la ,
r

madre en relación con la r za humana y para que a ,

llegara al fi á ser u alma escogida en l c ielo S in


n n e .

emb rgo estas ide s llenaban l mente de Ester c on


a ,
a a

sentimientos de te m or más bien que de esperanza .

S a b ía que su acción había si do mala y por lo ta nto no ,

pod i a creer que sus resultados fueran b uenos C on .

creciente sobres lto c ontemplaba el desarrol lo de l a


a

criatur temiendo S iem pre descubrir alguna peculi a


a,

ridad S ombria y ex traña que guardara corresponden ,

c i a con l a culpa á q ue debió el ser .

Defecto fi si c o no h ab ía ninguno e l a n iña : por n

s u forma perfecta por su v igor y l a natural agilidad


,

en el uso de sus tiernos miembros era digna de hab er ,

nacido e l Edén ; de ha b er sido dejada allí para


en

que jug ra con los ángeles después de l a expulsión


a ,

d nuestros pri meros padres


e Poseía u gracia i g é . na n

n i ta que no siempre acom paña á la belleza perfec ta :


s u traje á pesar d e su s encillez despert ba e
,
e l que ,
a n

la v eía la idea de q u precisamente el que m ás le


e e ra

conve ía Pero l a tierna Perl i ta n o estaba vestida


n .

con sil v estres hierb as S u madre merced á cierta .


,

tendenci a m órbida que m ás adel nte se compre derá


,
a n

mejor habi a c omprado l telas m ás ricas q ue pudic


,
as

ran pro curarse y da b a ri enda s uelta á su fantasia crea


dora e u el arreglo y adorno de los vestidos de la niña ,

cada v e que ésta s presentaba e públi c o T an


z e n .

mag íficamente lu cía aquella c i tu ita ata v iada de


n r a r

s
e a suerte y e a t l l esplendor de l a propia belleza
,
r a e

de Perla brillando al t ravés de los trajes v istosos


,

que habri an podido apagar u a hermosura mucho n

menos radiante que puede decirse que e torno suyo


,
n
P E RLA 113

se formab a u círculo de fulgente l u e el suelo de


n z n

la obscura cabaña El aspec to de Perla tenía un


. en

c anto de infinita vari edad en aquella niña se c o m p e n

di b a any resumían muchos niños comprend i endo des ,

de l a b elleza á manera de flor silvestre de un niño


campesino hasta la pompa e es c ala menor de u a
, ,
n
,
n

princes i ta En toda ella había si embargo algo de


. n

apasionado una cier ta intensidad d color de que


,
e

nunca se despojaba ; y S i e alguno de sus c mbios n a

ese color se hu b iera vuelto más déb il ó más pál i do


,

habría cesado de se ell a no habría S ido Perla


r , .

Esta movili dad externa indi c aba y expresaba com


l et m e te las di v ersas condiciones de s u v i da interior
n
p a .

P a e ía que e n su naturaleza l pro fundidad se h


r c a er

manaba con l a v ariedad ; pero á no se que los temo ,


r

res de Ester l engañasen diríamos que le falta b a la


a
,

facultad de adaptarse al mundo en que había naci do .

La niña no podía some terse á reglas fijas A l d arle .

la ex i stencia se ha bi a quebrantado u a gran ley moral


,
n
,

y el resultado fué un s é cuyos elementos tal v r ez

eran b ellos y b rillantes pero e desorden ó con un ,


n ,

orden q ue l es e a peculiar si endo dificil ó c asi impo


r , ,

si b le des c ubri r donde empezaban ó terminaban l a


.

variedad y el arreglo Ester únicamente podía darse


.

cuenta d l carácter de Perla y eso de u a manera


e ,
n

v aga é imperfecta recordando lo que ella misma ha b ía


,

S i do durante aquel período crítico en que e l alma y e l


cuerpo de l a iña se esta b an formando El e stado de
n .

agi ta c ión apasionada e que e hallaba l a madre había


n s

serv i do para transm i tir á l a iatu i ta por nacer los cr r

ray os de su vi da moral ; y por claros y puros que


fueran pri m i ti vamente habian adq uirido ciertos t i ntes
,
1 14 LA L ETR A E SCARLATA
ya vivos y bri llantes ya intensos y sombríos Pero ,
.

sobre todo s e había per petuado en el al m a de Perla


,

aquella v iolenta l ucha que reinaba en l ánimo de e

Ester qu i en podía re c ono c er en su hija el mismo


,

espi ritu libre inquieto pro v o c ati v o y desesperado y


, , ,

la mis m a ligereza de s u carácter y aun algo del mismo ,

ab timiento que se había apoderado de su corazón


a .

A hora todo e o estaba iluminado po los ray os de l a


s r

aurora que doran el cielo de l a infancia pero m ás ,

e trado el día de l ex i stencia terrenal pudiera ser


n a ,

fecundo e torbel linos y tempestades


n .

L a educación de l a familia era en aqu ellos tiempos


m ucho más severa q ue ahora El entrecejo l a r ep e .
,
r n

sión áspera y la ap l icación de la correa ó de l as varillas ,

no tenían por O bjeto castigar solamente faltas cometi


das sino que se em pleab an como u med i o saludable
,
n

para l desenvol imiento de todas las virtudes i nfantiles


e v .

S i em b argo Ester la madre solitaria de esta s u única


n , ,

hij a c í poco riesgo de pe c ar por demasiado se v era


,
o rr a .

T enie do plena con c iencia de sus propios errores y de


n

sus infortu ios trató desde mu y tempr no de ejercer


n ,
a

una estricta vigi lan c ia so b re la tierna l ma cu y os des a

tinos estaban á su cargo Pero esta tarea e superior . ra

á sus fuerzas ó á s u capacidad


,
Despu és de probar .

tanto l a sonrisa como el entrecejo y i endo que nada ,


V

ejercía u a influencia notable decidió por fin dejar


n
,

que la niña obede ciera á su propios impulsos P s . or

supuesto que la restric c ión ó la c ompulsión prod ucían


su efe cto mientras estaban vigentes ; pero toda otra
clase de disci plina m oral y a s diri giere á su intel i ,
e

gen ci ó á su
a corazón daba ó no d ba resultados s,
a e

gún fuera la disposición caprichosa de su áni mo á l a


116 LA L E T R A E SCARLA T A
mente adquirido y que todo s u universo Ester
,
e ra ,

rompía á veces amargo lla to Entonces y sien n .


,
n

saber por qué Perla f u c í el entrecejo cerraba l


,
r n a , e

puno y daba á u pequeno rostro una expresión d ur


,
s a,

se v era y de seco descontento ; ó b ien prorrumpía de


n uevo en u a risa m á ruidosa que antes c omo si
n s ,

fuera u é incapaz de se tir y comprender el pesar


n s r n

humano ; ó acaso aunque mu y raramente e pe i m e , ,


x r n

tab a co vul iones de dolor y en medio de sol lozos y


n s .

palabras entrecortadas expresaba su am or hacia su


madre y pa e ci a que deseaba probar que ten i a un
,
r

corazó haciéndoselo pedazos S in embargo ; Ester


n .

no confiaba mu cho e aquel exceso de tern ura que n


,

pasaba c o tanta rapidez como se hab ia presentado


n .

Pensando en todas estas cosas l madre se enco traba ,


a n

en la posición de una persona que ha evocado u n

espíritu como se lee en las historias f ntásticas pero


,
a ,

que ignora la palabra mágica con que debe mantener


b ajo sus órdenes y dominar aquel poder misteri oso .

S us úni c as horas de completa tranq uilidad eran cuando


l a niña y acía en el reposo del sueño Ento ces estab a . n

plenamente segura de l a c i tu i t y gozaba de deli r a r a,

ciosa y apacible felicidad hasta que acaso con quella ,


a

perversa expresión que se veía vislum brar bajo los e u


t e b i to p á p do
r a er Perla despertab a
s r ar s, —
.

C uán pronto y realme te ¡ con cuánta extraña — n

rapidez al c anzó Perla u a edad en que ya e c ap z


— n ra a

de o i algo m ás q u e las pala b ras casi sin sent i do c on


r

q ue u madre habla
na á su p q u ñ u l a Y ¡ qué e e e .

felicida d habría sido enton c es para Ester poder O ir la


voz clara y sonora de Perla mez clada al tumulto de
otras voces infantiles y dist inguir v reco ocer l o s ,
n
P ER LA 1 17

son i dos que em i t i era su adorado tesoro entre l mezcla a

conf usa de la gritería de un grupo de niños jug ué


tones Pero semejante di cha le estab a vedada Per .

la, desde que na c ió u a p o sc ip t del mundo


,
era n r r a

in fantil S iendo un j t del mal emblema y pro


. e n er o ,

d ucto del pecado no tenía derecho á estar entre niños


,

ba uti zados E a mu y not ble el ins tinto co que l a


. r a n

n iñita comprendía su soledad y el destino que había


tr zado un círc ulo inviolab le e derre dor suy o ; u
a n en na

palabra todo lo peculiar de su posi c ión respecto á


,

otros n iños J amás desde q ue salió de la cárcel h


.
, ,
á

b ía rrostrado Ester l a presencia del pú b lico sin ir


a

acompaña d a de Perla En todas sus visitas á l a .

po blaci ón i b a Perla tam bién primero cuando tierna


, ,

niña l llevaba e b azos ; luego m ás creci da i b


,
a n r , ,
a

c omo un a peq ueña compañera de su madre asida de ,

un dedo y dando s l tito s Ve ia á los i nos d l a . n e

pueblo o r a so b re la hierb a que crecía en l s aceras de a

l as c alles ya e los umbrales de l as puertas de sus


,
n

casas gando de l a m anera que les p e m ití su e du


,
n r a

caci ón puritana esto es : j ugando á i r á l iglesia ; ó


,
a

á arrancar c ab elleras en simul cro de com b ates con l o s a

indios ; ó bi en asustándose mutuamente con algo en


q u e trata b an de i m i tar actos de hechicería ó b rujería .

Perla lo veía todo lo contemplaba todo intensamente


, ,

pero jamás trató de trab ar conocim i ento co n i guno n n

de l s n i ños
o Si le ha b la b a n no espo día Si los
.
,
r n .

n i ños la rodeab an como acontecía á veces Perla se


, ,

volvía realmente terri b le en s u cólera infa til c o n ,

g i e dno piedras para arrojarlas á aquellos ac o m p a ,

ñ a do l a ac c i ón con gritos y exclamaciones i


n o he nc

rentes y penetrantes que haci an temblar á su m adre ,

9
118 LA L ETR A E SCA RL A T A
porque se asemejaban á los acentos de una m al d C o 0

I I
0 ,

que pronunci ara una hechicera en algún idioma des


conocido .

La verdad del caso e a que aquel l os p u i ta i to s


r r n

en agraz co m o dignos vástagos de l casta m ás int


,
a o

le te que ja m ás ha y a existido abr i gaban u a vaga


ra n ,
n

idea de que había algo extr ño misterioso y fuera de a ,

lo comú y diario tanto en l a madre como en l hija


n a
,

y p o lo ta to las despreciaban e lo íntimo de su


r n n

corazón y con frecuenci a l s i s ul tab a de voz e


,
a n n
'

c uello Perla resentía la ofensa y s e vengaba con


.
,

todo el O dio de que puede supo n e e capaz u pecho rs n

infantil Estas explosiones de un c arácter violento


.
,

tenían algún valor y a u servían de consuelo á la n

m adre p uesto que por lo menos revelaban cierta se i e


,
r

dad comprens i ble en aquella manera de sent i r lo que ,

no acontecía c o los capr i chos fantást i cos que tantas


n

veces l a llenaban de sorpresa y que no a certa b a á


explicarse en algunas manifestaciones de s u hija L e .

a terraba si n e m b argo discernir aqu i y allí u es pe c ie


, ,
na

de refl ejo del m al q ue había existido en ella misma .

T o dos estos sentimientos de enemistad y de cólera l o s


había heredado Perla de s u madre : l mismo en e

estado de exclusión de todo trato so c i l se encontra a ,

ban l madre y l h ija ; y en la aturaleza de esta


a a n

última p are cía que se perpet uab an todos aquellos ele


mentos de i qui etud que tanto agitaron á Ester a tes
n n

del nacimiento de la iña y que después habían n ,


,

comenzado á c almarse merced á la i nfluencia benéfi c a


de la matern i dad .

Al lado de su madre en el hogar domést i co Perla


, ,

no ten í necesi da d de mucho trato soci al S u imagina


a .
1 20 LA L E TRA E SCARLATA
armados á los cuales l a n iña declaraba al punto l a
guerra E a en extremo triste o b serv ar e un é tan
. r n s r

tierno esta idea consta te de un mundo adverso y el n ,

fiero despli egue de energía que la preparab a para l s a

l u c has del mundo ; y fácil de suponer el dol or es

i ntenso que todo esto produciría e



s u m adre que n ,

hallab a e su mismo corazón l a causa de aquel fen ó


n

meno .

C o templando á Perl dejaba c o frecuencia Ester


n a, n

caer la costura l regazo y rompía á llorar c o u a


en e ,
n n

a fli cc i ó q ue hubiera deseado ocultar y que se mani


n ,

f st b a c o
e a sollozos y palabras entrecortadas e c la
n x

mando O h Padre que estás en l o s iel os ! si e q ue c s

eres aun mi Padre zqué criatura es esta que he traído ,

a l m u ndo ? — Y Perla al o i esta ex clamac i ón ó al



,
r ,

perc ibir aquellos s ll O s de angustia volvía ha c ia su o zo ,

m adre la viva y preciosa cari ta sonreía dul c m e te y ,


e n

co tinuab a su juego
n .

No s resta hablar de u a pecul i ari dad de esta u n i

nita L primer cosa q ue notó en su vida no fué l a


. a ,

sonrisa de la m adre respondiendo á lo que como e n ,

otros iños de tierna edad puede tom rse por u a


n ,
a n

sonrisa ó mejor dicho e m b rión de sonrisa No : el


, , .

primer O bjeto que parece haber llam ado la atención


de Perla fué l a letra e scarl ata e el seno de Ester
,
n .

Un dia al inclinarse ésta sobre la cuna las mirad as de


, ,

la niñita se fijaron en el b ri llo del b ordado d o que e ro

c e ca b a la letr y e tendiendo las m e c it trató de


r a, x an as

i l sonriendo S i n duda aunque con u a extraña ex


as r a , ,
n

presió que h izo q ue su rostro pareciera l de u n iño


n e n

de much a m á edad Enton c es Ester trém ula y c n


s .
,
o

v ul s apretó o la mano el sig o fatal como s i


a, c n n ,
P E R LA 1 21

i nsti nti v amente quis i era a a c á se lo del seno ¡ T n rr n r . a

intensa fué l a tortura que le causó l a cción de aquella a

c iatu i ta !
r r Y como si l a agonía que revelaba e l rostro
de l a madre no tuv i era otro objeto q ue d i v ert i rla l
, ,
a

niñita fijó l s miradas e ella y se sonri ó Desde e sa


a n .

época excepto cuando Perla estaba durmiendo Ester


, ,

jamás tuvo un instante de seguridad n i un mo ,

m ento e que gozara con plena calma de l a compañía


n

de s u hi ja C ierto es que á veces transcurrían sem a as


. n

enteras sin que las miradas de la c i tu ita se fij a r a r ran

en l letra escarlata ; pero tam b ién es cierto que lo


a

contrario acontecía cuando menos se esperaba y si em ,

pre o aquella sonri sa pecul i ar y la extraña expresi ón


c n

de l s ojos de que ya se ha hablado


o .

U a e n m i entras Ester conte mpla b a su prop i a


v z
,

i magen e los ojos de su hija com o e s c ostum b re e


n
,
n

l as madres b ri lló e ellos es expresión si gular y


,
n a n

fantástica ; y como las mujeres qu v i ven solitari a s y e

cuy o corazón está i quieto se hallan sujetas á i um en nn

r ab l e s i lus i ones se imaginó de repente que veía o su n


, ,

prop i a i magen en m i niatura sino otra faz que se r fl e ,


e

jaba en lo s O jos negros d Perla Era u r stro e e e . n o n

migo lleno de malignas sonrisas pero que si n embar


, ,

go ten i a g an semejanza co facciones q ue había


r n

conoci do muy b ien aunque raras veces l s an i m ara ,


a

una sonri sa y jamás u a expresion m al évola S e n .

diría que un e Sp í itu m aligno e había p o e i o ad de


r s s s n o

l a niña y se mostra b en su ojos


,
Después de ese
a s .

su c eso Ester se vi ó atormentada vari as veces con l a


,

misma i lusión de sus sentidos au que no c o tanta ,


n n

fuerz a .

En la tarde de ci erto dí de verano cuan d o ya a ,


1 22 LA L ET RA E SCA R LA T A
Perla había cre c ido lo bastante para poder an d ar sol a ,

se di v ertía la nina en recoger flores silvestres arro ,

j á d
n ol una
as á una al regazo de su madre ; y e
j c u e

tando una especi e de baile cada e que u a de las v z n

flo es certa b a á dar e l letra escarlata El primer


r a n a .

mo v imie to de Ester fué c ubrir l a letra c o mbas


n n a

manos ; pero fuese orgullo ó resignación ó l i dea de ,


a

que la pena á que h abía s i do condenada la satisf ría a

m ás pronto por medio de este dolor i nde c ible resistió ,

e l impulso y se irgu ió e s u as i ento pálida como l


n ,
a

m uerte mira do c on tristeza profunda á Perla cuy os


,
n

Ojos brillaba de inusitado modo Y s igu ió la niña


n .

lanzándole las flores que i nvariablemente daban con


t a l a letra llenando l pecho m aternal de heridas
r ,
e

para las que o podía hall r bálsamo e este mundo


n a n
,

ni sabía C ómo buscarlo en el otro Al fin cuando .


,

concluyó de arrojar las flores la niña permane ció e ,


n

pie mira do á Esre pre c isamente como aquella i m a


n r

g e nburlona d l enemigo e que la madre cre i a e en e l v r

a b ismo i nsondable de l o s ojos egros d su hija n e .

— Hija m i quién eres tú exclam ó l madre —


¿ a a .

O h yo o y tu pequeña Perla respondió


s ,
.

Pero mientras Perla decía esto se e c h ó á reir y ,

e m pezó á bailar c o l gesti cula c ión petulante de u


n a n

pequeño trasgo c uy o próx i m o caprich o sería escaparse


,

por la ch i menea .

¿ Eres tú e realidad m inhija ? le preg u ntó Ester .

Y no fué una pregu ta o c iosa l a que h i o si o n z


,

que en aquel momento así lo sentía ; porque era tal


, ,

la maravillosa inteligencia de Perla que su madre ,

hasta llegaba á im gi arse que la nina conocía la se


a n

creta historia de su existenci a y se la revelari a ahora .


1 04
H
LA L E TRA E SCAR LATA
habian dado e d cir que Perla procedía d e un demo
n e

nio como y a había aconte c ido m ás de u a vez en l


,
n a

ti rra ; ni fué Perla l a ú ica á quien lo s puri tanos de


e n

la Nueva Ingla terra i m put o origen t n s iniestr


ar n a o .
V II

LA S ALA D EL G OB E RN A DO R

fué Ester á l a morada del Gober ador


U N día n

Bellingham á llevarle un par de guantes q ue había


ri b eteado y b ordado por orden su y a y que de bía de ,

usar e n cierta ce remonia oficial porque si bien ,


no

desempeñab a y a el alto puesto de antes aun ocupaba ,

un dest i no honroso é i nfluyente en l a magistratura

colon i al .

Pero algo más i mportante que l a entrega de un par


de guantes b orda dos ob l igó á Ester entonces á solici
,

tar u a entrevis ta c o un personaj e de t to po der y


n n an

ta act i vo en l o s negoc i os de l colonia


n Había llega a .

d á s u o i dos el rumor de que lgunos de los princi


o s a

pales habitantes de la población trata b an de de pojarla s

de su niña deseosos de q ue i m perara n m ás rígidos


,

princi p i os e materi as de religión y de go bi erno S u


n .

po i endo estas buen s gentes como ya s h dicho


n a ,
e a ,

que Perla era de estirpe diab ól i ca creyeron q ue para ,

mavor be eficio del alma de la madre convenía q ui


n ,

tarle ese obstáculo d su se dero ; agregando q u si


e n
,
e

la n iña era realme te capaz de una educación religiosa


n

y m oral y ten i a e sí los elementos de su futura sal v a


,
n

ci ón goz ari a i ndudablemente de todas estas ventaj s


,
a

si Se la separase de su madre y se c o fi su educa n ara

( 1 25)
1 26 LA LETRA E SCARL ATA
ción á persona mejor y m ás cuerda S e d cía tam bién . e

que entre l o s promovedores de esta idea era el G o b er ,

n ador u o de l o s m ás activos
n .

Parecerá si ngular y hasta ri dículo que u asunto, ,


n

de esta naturaleza haya s i do cuestió públicamente n

discut ida e l que tomaron parte en pro y en contra


,
n a

vari s personas eminentes del gob i erno Pero en


a .

aquella época de pri sti na sencillez negocios de menor ,

i mportancia pública y de menor trascenden c ia que el


,

b ienestar de Ester y de su hija ten i a cab ida en las ,


n

deli b eraciones de los legisladores y en l o s actos del


Estado ; y hasta se refiere que u a disputa relat i va n

al derecho de propiedad d e un cerdo dió margen en ,

u a época anteri or á la e
n que pasa n uestra histori a n ,

á deb ates acalorados e el cuerpo legislativo de l n a

colonia y o casionó importantes modificaciones e el


,
n

modo de ser de la L egislatura .

L lena pues de temores aunque con ta pleno c


, , ,
n on

vencimiento de su dere c ho que o le parecía d esigu l ,


n a

l a lucha entre el púb l i co de una parte y u a mujer sol i n

taria de l otra Ester se puso en mar cha saliendo de


a ,

su c a baña a c om pañada como e de espe r rse de P ,


ra a ,
er

la. Esta había al canzado ya u a edad que l a permitía n

correr al lado de su m adre y como estaba siempre e ,


n

consta te mo v imiento desde l a mañana h sta l noche


n a a ,

hubiera podido hacer u jornada mucho m ás larga na .

S in emb argo á veces más por capri cho que por ne c e


, ,

sidad pedía q ue l lle varan


,
brazos ; pero á los
a en

pocos momentos queri a q ue la dejasen and r y o a ,


c n

ti uab a junto á Ester dan do sal tito s y tropezan do á


n

cada instante .

Hemos hablado de la belleza singular de Perla ,


1 28 LA L E T R A E SCA R LA T A
Al llegar madre é hija á l o s linderos de l a pob la
c ión los niños de los p uritanos e med i o de s us j ue
, ,
n

gos ó de lo que pasab a por juego entre aquellos so m


,

bríos chicuelos fijaron e ellas las m i radas y dijeron :


,
n

— A l i i v i ene l a mujer de la letra es c arlata


; y á su
lado viene s lta do lo que tam bién se parece á u a
a n n

letra escarlata Vamos á arrojarles fa go . n .

Pero Perla que e a una niña intrépida después de


,
r ,

frunci r el entrecejo de golpear el suelo c o el piece ,


n

cito y de apretar el puño con d i versos gestos amen za a

dores se l anzó d repente contra el grupo de sus e e


,
e n

m ig o s y los p uso á todos en fuga A l mismo tiempo .

chilló y gritó con viole cia tal que el corazón de lo s n ,

fugitivos tem bló de espanto T erminada su victoria .


,

Perla reg esó tran quilamente al lado de su m adre á l a


r ,

que dirigió u a risueña m i rada n .

S in otra aventura llegaron á l morada del Go b er a

nador E a ésta u a gran casa de m adera fabricada


. r n ,

al estilo de l as que aun se ven e l as calles de nuestras n

ciudades m ás a tiguas hora cubiertas de musgo de


n a ,

rr um b á do se y de aspecto melancólico mudos test i


n
, ,

gos de las pe as ó alegrías de q ue fueron teatro us


n s

obscuras habitaciones Entonces si em b argo había .


,
n ,

en su exterior l frescura de l juventud y en s us


a a ,

ventanas i luminadas por l o l parecía brillar aquel


,
e s ,

contento que reina e la moradas humanas en que n s

aun no ha entrado 1a muerte L a casa del Gobernador .

ten ia á la verdad u apariencia muy alegre l s


, ,
na a

paredes estaba c u biertas con u espe c ie de estuco


n na

c on innumerab les fr gmentos de vidri o de modo que a


,

cuando el sol alum b raba oblicuamente e l edificio bri ,

l lab a y ful g u b como si sobre él se h ubieran arro


ra a
LA SALA DEL G O B E RNA D O R 1 29

ja d o d i amantes á manos llenas l o que le hacía parecer ,

más propio para el palaci o de Aladino que para m a ,


n

sión de un viej y grave jefe puritano Estaba ade


o .

más adornado co fi guras y diagram as extraños y al


n

parecer cab alísticos de acuerdo c el raro gusto de l a


,
on

época q ue ha bían sido dibujados e e l estu c o cuando


,
n

se acabó de poner y se había n endure c ido c o l


,
n e

tiempo si duda para que s i rvieran de admiración á


,
n

l a edades futuras .

Perla cuando contempló est a especie de casa m ra


,
a

villosa comenzó á palmotear y á bailar y pidió c o


, ,
n

acento decidido que arrancaran todo aquel frente a r

d i ante del edificio y se lo dieran para jug r c o él


,
a n .

— NO mi queri da Perlit le di j o su madre


,
Tú a, .

m i sma tien es q ue p o c u a te tus rayos de so l yo no


r r r

tengo nada q ue darte .

S e acercaron á la puerta que tenía la forma de un ,

arco y estaba fl q ueada á cada costado po u a torre


,
an r n

estre c ha ó proy ección del ed i ficio c o n ventanas de ,

enrejado d alambre y postigos de madera L ev n


e . a

tando el aldab ón de h i erro Ester d i ó un golpe l que ,


a

respond i ó un o de los sier vos del Go b ernador i nglés de ,

n aci m i ento y l i bre pero que á la sazón e ra esclavo po


,
r

i e t años
e Durante e se t i empo tenía qu ser l a pro
. e

pieda d d e su amo lo m i smo que si fuera un b uey ,


.

El s iervo llevab a el traje zul que era e l vestido ordi a

n ari o de los s i ervos de aquella época como lo fué ,

tamb i én m ucho antes en l as an tiguas casas solari egas


de Inglaterra .

Está en c asa S u S eñoría el Go b ernador Bell


i n gham preguntó Ester .

— Ci ert am ente que si respondió el s i ervo contem


, ,
1 30 LA LETR A E SCA R LA T A
pla udo con tamaños ojos la letra escarlata p ues h a ,

hiendo llegado recientemente l p ís no la habi a visto a a


,

todavía S i S u S eñoría está en c asa ; pero con él hay


.
,

un par de p i adosos ministros y a l mismo tiempo un ,


.

médico : o creo que podáis verle ah r


n o a .

Entraré s i embargo replicó Ester



,
n , .

Y e l siervo juzgando tal v ez por e l tono decisivo


,

co n que pronunció estas palab ras y e l b rillante i m ,


s

b olo q ue llevaba en el pecho que e a u gra senora ,


r na n

del país n o opuso resistencia alguna


, .

Madre é hija fueron pues admiti das e el vestí , ,


n

b ulo El Gobernador teniendo cuenta l naturale


.
,
en a

za de l o s materi ales de construcción disponibles así ,

como l diferencia del c li m a y costumbres soci ales de


a

la colonia habi a trazado el plano de s u n u eva mor da


,
a

á i mitaci ón de l as de l o s cabal leros de moderados


rec ursos e s u país natal Hab i a po lo tanto un
n . r

ancho y elevado vestíbulo que se extendía hasta el


fondo de la casa y servi a de med i o de comunicación
m á ó me os dire c ta con todas l s otras p iezas
s n En a .

u a extremidad se halla b a al umbrada esta espaciosa


n

habitación por las ventan s de l as do s torres ; y e l a a n

otra aunque protegida por u a cortina lo estab a por


,
n
,

una gra ventana ab ovedada provista de un asiento


n ,

de almohadones en el q ue habia un v olumen e folio


,
n ,

probablemente de l s C rónicas de Inglaterra ú otra a

literatura por el estilo El mueblaje consistía e . n

algunas sillas maciz as e cuy os e p lda e s había ,


n r s a r

esculpidas g uirnaldas de flores de roble ; en el centro


habi a una mesa del mismo estilo que las sillas todo ,

d el tiempo de l a R eina Isabel de Inglater a ó quizás r ,

a nterior á él y traído de l a c asa paterna del Gober


.
1 32 LA L E TRA E SCA R LATA
Perl i ta á quien agradó la resplandeci ente arm a
,

dura tanto como l brillante frontispicio de l a casa e ,

se entret u v o algún tiem po mirando la pulida superfi c ie


de la coraza que respl ndecía como si fuera u espejo a n .

¡ M adre ! gritó madre te veo a q uí


¡ Mira ! , ,
.

mira e

Ester por complacer á su hijita dió una mirada á


, ,

l a coraza y vió que de b ido al efecto peculiar de este


, ,

espejo convexo l a letra escarlata parecía reprodu cida


,

en proporci ones exageradas y gigantescas de tal modo ,

que venía á se lo m ás promi ente de toda su person


r n a.

En realidad pa e cia co m o si Ester se ocultara detrás


,
r

de la letra Perla le llamó tamb i én la atención á otra


.

fi gura semejante en el y elmo sonriendo á su m adre ,

co naquella eS pec i e de ex presión de due dec i llo tan n

común á su i nteligente rostro Esta m i rada de tra .

v ie a alegría se reflejó ig ual mente en el espejo co


s ,
n

t ales proporciones y tal intensi dad de efe cto que ,

Ester no c reyó que pu diera ser l i magen de u pro a s

pia hija si no la de al gún trasgo ó duende que trataba


,

de amoldarse á l a forma de Perla .

— Vamos Perla dijo la madre ll ev á do sel con n a


, ,

sigo Ven á e este hermoso jar dín Quizás hay a


. v r .

en él flores m ás herm osas que l s de lo s b osques a .

Perla se dirigi ó á la vent an a above dada e e l n

fondo del ve stíb ul o y tend i ó l mira da á lo largo ,


a

de las c alles del jardín alfombrado de hierba recié ,


n

cortada y guarnecido con algunos arbustos no m u


, ,

chos como si el dueno hubiera desistido de su i dea


,

de perpetuar en este lado del A tlántico el gusto inglés


en materia de jardines L as coles crecí n á la s i mpl e . a

vista y u a calabacer pla tada á alguna distanci se


,
n a, n a,
LA SALA DEL G O B E RN A D OR 1 33

habi a extendido al través d l espacio intermediario e


,

depositando uno de sus gigantescos productos directa


mente deb ajo de l a ventana i ndicada Había sin e m .
,

bargo u nos cuantos rosales y cierto número de man


, ,

z a o s procedentes proba b lemente de los pla tados


n o n
, p r

l o s primeros colonos .

Perla al ve lo s rosal es empezó á clamar p o una


,
r , r

rosa encarnad a y no quiso estarse tranquila


, .

— C állate n i ña cállate dijo l madre encarecida a


, , ,

mente No llores mi queri da Perl


. O igo voces e
,
a . n

e l jardín El Go b ernador se acerca acompañado de


.

varios ca b alleros C állate . .

E efecto p o l a a v en i da del jar dín se veía cierto


n ,
r

número de personas con direcci ón hacia la casa P e . r

la sin hacer caso de l as tentati vas de s u madre para


,

a qu i etarla dió un gri to agudísi m o y guardó entonces


, ,

silencio ; n o de bi do á u sentimiento de obedien c ia n


,

si no á la v i va y m ó vi l curiosidad de su naturaleza
que hi zo q ue todo s u i nterés se co n centrara e la p a n a

r i c ió d e estos nuevos personajes


n .
V III

L A NI Ñ A DU END E Y E L MINI STR O

ELGo b erna dor Bellingham vestido en traje de ,

casa que co sistía e una b ata no muy ajustada y gorra


,
n n , ,

ab ría l comitiva y p re cía ir mostrando s u propiedad


a a

á l o s que le acompaña b an expl i cándoles l as mejoras,

que proy ectaba i ntrod ucir La vasta circunferencia .

de un cuello al ech ug ado hecho con mucho esmero que


, ,

proy ectaba por debajo de su barba gris según la moda ,

del tiempo a tiguo contri b uía á darl e á su cab eza


n ,

un parecido á l de S an Ju an Bautista en la fuente


a .

La impresión produ c ida por s u rígido y severo sem


,

b la te por el q ue habían pasado algunos otoños no


n
, ,

esta b a e armon i a c on todo lo que allí le rodeaba y


n

parecía destinado al go c e de las cosas terre ales Pero n .

es un error suponer que uestros graves abuelos aun


n
,

que acostumbrados á hablar de l ex i stencia humana y a

pensar en ella como si f uese una mera prueba y u a n

lucha constante y aunque se hallaban preparados á


,

sacrificar bienes y v ida cuando el de b er lo requerí a,

hicieran caso de c on c iencia rechazar todas aquellas


comodidades y aun regalo que estaban á su alcance
, ,
.

S emej ante doctrina no fué n unca enseñada por j e m ,


e

plo por el v enerable pastor de lmas J uan Wilson


,
a ,

cuya barb a b lanca como la nieve se veía po sobre el


, ,
r

( 1 34)
1 36 LA LETRA ESCAR LATA

Qué tenemos aquí dijo e l Go b ernador m i —


¿
rando á l fi g u i ta color de escarlata q ue estaba delante
a r

de él C onfieso que no he v isto nada parecido des de


.

los d ias de mis vanidades allá mis tiempos juve,


en

niles cuando consideraba inestimable favor e admi


,
s r

ti do e l bailes de disfraces de la C orte Había e


n os . n

tonces u enjambre de estas pequeñas apari c iones


n en

los días de fiesta ¿ Pero có m o h a entrado este hués


.

p ed e m i
n antecámara ?
—S í en efecto exclamó l buen anciano S r Wil e
,
.
,

so n,
¿ qué pajarito color d e escarlata podrá s e éste ? r

M e parece haber visto algo semejante cuando e l sol


brilla al tra v és de l o s cristales de u ventana de na

variedad de colores y dibuja imágenes doradas y car


,

m e í s en el suelo
s e Pero eso e a allá e nuestra
. r n

vi eja patri a D i me niña 5quién eres y qué h a m o


.
, , , ,

v i do á tu m adre á de ar te de un modo tan extraño ?


a re z

¿ Eres u a niña cr i st i ana ?


n 3 S abes l catecismo ? O e

eres acaso uno de esos petulantes duen des ó trasgos ‘

q u e creíamos ha b er dejado para s i empre en la alegre


Ingl aterra
— Y o so
y l a hija de m i madre respond i ó la v i s i ón ,

escarlata y m i nombre e s Perla


,
.

Perla más b ien Rubí ó C oral ó R osa e c e



, ,
n n

dida por lo menos á juzgar p o tu color respond i ó el


,
r ,

a nc i ano m inistro ex tendiendo la mano inútilmente , ,

para acariciar la m ejilla de Perl - g Pero dónde está a

tu madre ? ¡ A h Y comprendo agregó ; y di ig ié a ,


r n

dose al Gobernador le dijo en o baja : —Esta es pre v z

c i sa m e te l a n i a de que hemos hablado ; y ved ahi


n n

á esa infeliz mujer á Ester Pry nne su madre , ,


.

Eso dices ? exclamó el Gobernador S i debe .


,
L A NI Ñ A DUENDE Y E L MINI ST RO 1 37

r i amos hab er pensado q ue l a madre d e tal niña ten i a


que s er u a mujer escarlata y u tipo digno de Babi
n ,
n

lon ia Pero á b uen tiempo llega y trataremos de este


.
,

asunto inmed i atamente .

El Go b ernador entró e l a antecá m ara seg ui d o de n

s us tres huéspedes .

— Ester Pryn n e dijo clavando l m i ra d a atural


,
a n

me n te severa en l a portadora de la letra escarlata e ,


n

estos días se h a h ab lado mucho de ti Hemos di u . sc

t i do c o toda calma y seso s i nosotros que somos per


n , ,

sonas d e a utori da d é i nfluen cia cumplimos c o nues ,


n

tro de b er confia do l a d i recció y gu i a de un alma


n n

i nmortal como la de esta cri atura á qui en h a trope


, ,

zado y caído en med i o de l o s lazos y redes del mundo .

Hab la tú que eres la madre de esta n i na ¿ No crees


,
.

que sería mejor tanto para el bienestar temporal


,

co m o para l a vida eterna de tu p e q ueñue la que se te ,

pri ve de su cuidado y q ue vest i da de u a manera ,


n

menos v i stosa se la eduque e la ob ed i enci a y se l a


,
n

i nstruy a en l s ver d ades d l cielo y de l a t i erra ?


a e

¿ Qué pue d es hacer e pró d e tu n i ñ a en este p a n r

ti c ul ar
o

— puedo i nstru i r á m i h ija según l a enseñan z a


Yo
q u e h e rec ibi do de esto respondió Ester tocan d o ,

con el dedo l a letra escarlata .

— Mujer e s e s tu insign i a d e vergüen z a repl i có


,
a ,

e l severo m ag i strado Precisamente e consecuenci a


. n

de l a falta que i nd i ca e sa letra deseamos que tu hija ,

pase al cuidado de otras manos .

— S in e m bargo dij o l a madre tranquilamente u a n


, ,

q u e volv i én d ose c ada ve m ás pálida esta ins i gnia me z ,

h a dado y me da diariamente y hasta e este mo


, ,
n
1 38 L A LET RA E SCARLATA
mento lecciones que harán á m i hija más cuerd a y
,

mejor a unque para m í o sean y de provecho


,
n a .

A hora lo sabremos dijo el Gober ador y deci di ,


n
,

remos lo que hay que hacer Mi buen S eñor Wilso . n

os ruego que examinéis á esta Perla pues tal es su ,

n om b re y veáis si tiene l i nstrucción c ri stiana que


,
a

convi ene á u a niña de su edad n .

El anciano eclesiástico se sentó en un sillón é hi z o


un esfuerzo para atraer á Perla entre su rodillas s .

Pero l iña acostu m b rada solamente al tacto famili ar


a n ,

de su madre y no al de otra persona se escapó por l ,


a

v entana a b ierta y se plantó en el escalón m ás al to ,

parec i endo entonces un páj aro tropi c al silvestre de ,

b illante plumaje d i spuesto á emprender el vuelo en


r ,

l o s espac i os El S r Wilso o poco sorprendi do de


. . n, n

esto pues era u a especi e de patriarca favorito d e lo s


,
n

n iños trató sin em b argo de proceder al examen


,
.

— Perla le d i jo con gran solemnidad tienes que r é


, ,

cibir i nstru c ción para que á su de b ido tiempo logres , ,

llevar e tu seno una perla de gran preci o ¿ Puedes


n .

deci r h ija m i quién te ha creado ?


,
a,

Perl a sabía perfe c t amente qué responder porque ,

s i endo Ester la hija de una familia piadosa poco des ,

pués de l con ersación que h ab ía tenido con su niñ a


a v

acerca de su Padre C elestial hab i a comenzado á h a ,

b l l e de esas verdades q ue el espíritu humano cual


ar ,

qui era que s su estado de desarrollo oye con in tenso


ea ,

i nterés P o r lo tanto Perla aunque solo contab a tres


.
,

años de edad podria haber sufrido c o buen éxito un


,
n

examen e algu as materi as religiosas ; pero la perver


n n

s i dad m ás ó menos común á todos los niños y de la ,

c ual l ch i c ue l tenía una buena dosis se apoderó de


a a ,
1 40 LA L ETRA E SCAR LAT A
Ester tomó enton c es á Perla y la estr chó entre sus e

b razos mir ndo al viejo m gistrado puritano casi con


,
a a

u a feroz ex presión e
n los ojos S ola en el mundo n .
,

arrojada de é l como fruto podrido y c o este único ,


n

tesoro que e a l c o suelo de su corazón tenía l con


r e n ,
a

ciencia de que poseía d erechos indes tructibles contra


las pretens iones del mundo y se hallaba d i spuesta á ,

defenderlos á todo trance .

— Dios me h a dado á esta n i ña exclamó Me la .


,

ha dado en desquite de todo aquello de que he sido


despoj ada por v osotros Es m i felici da d y l m i smo .
,
a

tiempo mi tor m ento P e rla es qu i en me sostiene v i va .

en este m un do Perla tamb i én m e castiga ¿ N vé i s


. . O

que ella es l letra escarlata capaz solamente de ser


a ,

amada y dotada de un poder infinito de retribució n

por mi falta ? No me l qui taréis : pri mero mori ré a .

— Pobre muj er dijo c cierta b ondad el anciano ,


on

e clesiástico l niña será m uy b ien cui dada tal vez


,
a ,

m ejor que lo q u tú puedes h cer e a .

Dios la confió á m i cui dado rep itió Ester e fo ,


s r

zando l o No la entregaré
a v z . .

Y entonces como movida de i mpulso repe tino s


,
n e

dirigió al jov en ecl esiástico al S r D i m m d l á ,


. es a e,

quien hasta e momento apenas hab i a mirado y


,
es ,

e x clamó :
¡ Habla por m i ! T ú eras m i pastor y ten i as m i ,

alma á tu cargo y m e cono c es mejor que estos h o m


,

bres Y o no quiero perder á m i hija Hab la por


. .

m i : tú sabes porque estás dotado de la c o n m ise


,
— ra

c ión de que c arecen estos hombres tú sa b es lo q u ,


— e

hay e mi c orazón y cuáles s l s d rechos de u a


n ,
on o e n

madre y que so mucho m á poderosos cuando esa


,
n s
LA NI Ñ A DUENDE Y E L MI NI STRO 1 41

madre tiene sólo á s u hija y la letra escarlata ¡ Mí .

rala ! Y o no qu i ero perder l niña ¡ Mírala ! a .

A este llamam i ento frenéti c o y singular que i nd i


caba que l a posi c ión actual de Ester c as i la había pri
vado d l j uicio l joven eclesiásti c o se adelantó pálido
e ,
e

y llevándose la mano al corazón como e a su o ostum ,


r

bre siempre que su nervi oso temperamento le ponía


e n un estado de suma agita c i ón Pare cía ahora m ás .

lleno de zozo b ra y m ás extenuado que cua do l o d n es

c ib i m s e
r la escena de l a pública i gnominia de
o n

E s ter ; y bien se por lo que b rantado de su salud ó


a ,

p or otra causa cualquier a us gran d es ojos negros ,


s

revela b an un mundo de dolor n la expresión i e n

qu i eta y mela n cól i ca d sus m i radas e .

Hay mucha verdad e lo que esta mujer d ice


— n ,

co m enzó el S r D im m sd l con vo d ulce y trémula


. e a e z ,

aunque vi gorosa q ue so ó e todos l o s ám bi tos del


,
re n n

vestíb ulo hay verdad e lo que Ester dice y e l s


— n ,
n o

sentimientos que la inspi ran D i os l e ha dado l a niña .


,

y al m i smo tiempo un conoci m i ento i ns ti nti vo de l a

nat uraleza y las necesidades de e se tierno s é que r,

parecen muy pecul i ares conocimiento que i ngún


.

,
n

otro mortal puede poseer Y además ¿ o h y algo .


, ,
n a

i nme samente s grado entre l relaciones de esta


n a as

madre y de esta niña ?


¡ A l— ! ¿ có m oies e s o b uen S r D i m m es dal , . e

interrump ió el Go b ernador o s ruego que aclaré i s este



,

punto .

—A sí t i ene que ser — contin uó e l joven ec l e si ás


,

ti co porque si pensamos de otro modo ¿ o i mpl ica


,

, ,
n

r i a que el Padre C elestial l C reador d todas las ,


e e

cosas de este mundo ha tenido en poco una acción ,


1 42 L A L E TRA E SCA R LAT A
pe caminosa y no ha dado m u c ha i mportancia á la
,

d iferen c ia q u existe entre un amor puro y uno


e

impuro ? Esta hija de l culp a del padre y l a a ve r

g ü en z ade l madre h
a a venido enviada
p o Dios á ,
r ,

i nfluir de varios modos e el corazón de la que hora n a

con tanta vehemencia y o tal amargura reclam a el c n

derecho de conser varla á su lado Fué creada para .

u a ben dici ón
n para l única felicidad de su vida
,
a .

Fué creada si duda co m o l m adre m i sma nos lo h a


n ,
a

d i cho para que fuera también u retri b ución ; un


,
na

tormento de todas las horas ; un dardo una congoj ,


a,

u a agonía s i empre latente en med i o de un gozo pasa


n

jero ¿ No h a expresado ella este pensamiento


. el e ii

traje de l a po b re i ña que de u a manera t n eficaz


n ,
n a

nos recuerda el sí m bolo rojo que ab rasa su se o ? n

¡ B i en d i cho bien dicho ! exc l amó


,
e l buen S r .

Wilson Yo temía q ue la m ujer pensab a solo e


. n

hacer de su h i ja u a s l ti m b qui n a an s .

O h ! o o ; continuó D i m m e d l e
n L a madre s a
¡ n ,
.
,

c e édm el o reconoce el solemne milagro que Dios h


r ,
a

O perado en l a existen c ia de s criatura Pueda tam e a .

b i é comprender lo que e s para mí u v erdad


n ,
— na

indiscutible que este don ante todo tiene por


,

, ,

o bj to conservar e l alma de l a m adre en estado de


e

gracia y librarla de los abi smos profu dos del pe c ado n

en que de otro modo S atanás l a hubiera hundido .

Por lo tanto e s u bien p ra esta pobre mujer pe ca


,
n a

dora tener á su cargo u alma i nfanti l un sé capaz n ,


r

de eterna d i cha ó de eterna pena — n u é que s a ,


s r e

ed ucado por ella en l o s senderos de la justicia que á ,

cada instante le recuerde su caída pero que al mismo ,

tiem po le haga tener presente como s i fuera u sá ,


na
1 44 L A LET RA E SCA RL AT A
Perla ? S abia si embargo que e l corazó de su

,
n ,
n

hija e a capaz de amor aunque éste se revela b a cas i


r ,

siempre de una ma era ap sio ada y violenta ; y en n a n

el curso de su po c os anos apenas i se hab i a m an ifes


s s

tado do s veces c o tanta suavidad y ter ura como n n

ahora El jo v en m in i stro -pues excepto las mirad as


.
,

de una mujer que se idolatra no existe ada tan ,


n

dulce como estas espontáneas caricias de un niño ,

que s i d i ci o de que hay


on n osotros algo verda en n

d am e te digno de se amado
er n — el joven m i nistro r ,

arrojó u a mirada en torno suyo puso l a mano e


n
,
n

l cabeza de la niña vaciló un momento y la besó


a , ,

en l a frente A quel tierno capri cho tan poco común


.
,

en el carác ter de Perla no duró mucho tie m po : se ,

echó á rei r y se fué á lo largo del v estíb ulo salt ando


,

ta n ligeramente que el anci ano S r Wilson se pre ,


.

g u nt ó s i ha b ía tocado el pav i mento con l a punta de

l s p i es
o .

— Este pequeño traste t i ene e í algo d e hech i n s

ceria l e dijo á D im m es d l : no necesita de l palo


,
— a e

de escoba de u a vieja para volar n .

Extraña n iña observó el ancia o R ogeri o Es —


n .

fáci l ver lo que h ay e ella de su madre ¿ C reeréis n .

por ventura senores qu esté fuera del alcance de un


, ,
e

filósofo analizar l a naturaleza de l i ña y por su a n ,

hec hura y modo de ser adi v i nar quién es el padre ?


— No : e tal asunto sería pe caminoso atenerse á
n ,

l filosofía profana
a dijo el S r Wilson Vale más ,
— . .

ent egarse al ay uno y á la ora c ión para resolver el


r

pro b lema ; y mu c ho mejor aún dejar el m i steri o como


está hasta que l Provi dencia lo revele cuando lo
,
a

te ga á bien De consiguiente todo buen crist i ano


n .
,
LA NIN A DUENDE Y EL MINI S TR O 1 45

tiene l derecho de mostrar la b on dad de un padre


e

hacia esta po b re niña abandonada .

R esuelto i el nego c io de u manera satisfactoria


as na

para Este ésta partió con su hija para su cabaña


r
, .

C uando descendían las escaleras se cuenta q ue se ,

abrió e l postigo de l a ventana de uno de l cuartos os


,

asomándose el rostro de l S ra H ib b i l a iracunda a . n s,

hermana del Gob ernador l a m isma que algunos años ,

después fué ejecutada p bruja or .

Eh ! ¡ Eh ! dijo dejando v e un rostro de mal



,
r

agüero q ue contrasta b a con el aspecto alegre de la c sa a .

¿ Quieres venir c o nosotros e sta noche á l


n sel v a ? a

T endremos all i gentes muy a l eg es ; y he prometi do r

al Hom b re Negro que Ester Prynne tomaría parte e n

la fiesta .

— S ervi os d i u l p a m e — respondió
sc Ester conr u , na

sonrisa de triunfo T engo q ue regresar á m i casa y


.

cuidar de mi Perli t a Si me l a hu bieran qui tado .


,

entonces habri a i do con gusto á l a selva e tu c o m n

pa ñ í firmando
a, mi nom b re e n e l l ib ro del Hom b re

Negro y e so con m i propia sa gre


,
n .

— Y a te tendremos all i antes de m ucho —d i jo l a


,

dama b ruja f u c i e do e l entrecejo y reti rándose


,
r n n .

Pero aquí si suponemos q ue este di álogo entre


,

l a S ra H i bb i s y Ester e s auténtico y no u
. n fábula ,
na ,

aquí tenemos ya u a prueba de l a razón que tu v o el


n

joven eclesiást i co en oponerse á que se cortaran l o s lazos


q u e unen u a madre delincuente al fruto de s u fragili
n

dad . Ya e esta ocasi ón el amor de la n iña salvó á l a


n

ma d re d e l as asech an as de S atan ás z .
IX
E L MÉDIC O

C O MO el lector record rá el om b re de R ogeri o


a ,
n

Ch il l i g vvo th oculta b a o tro nombre cuyo antiguo


n r ,

poseedor había resuelto que no s men cionara jamás e .

Y a se ha referido que e me di o de l a muched u mbre


n

que p esenciaba el castigo ignominioso de Ester un


r ,

ind i viduo de edad provecta recién llegado de l as ,

tierras ocupadas p o lo ind i os contempló de repente


r s , ,

expuesta á los ojos del público com o si fuera u ,


na

imagen ivi ente del pecado á l a mujer en qu i en


v ,

había esperado hallar encarnados l a alegría y el calor


del hogar L honra de su esposa l veía pi o te da
. a . a s a

por todos l o s circunstantes S u infam i a palpitaba


.

allí en la plaza pública Si l a noticia llegaba alguna


,
.

vez á oídos de los parientes y de l as compañer s de a

infan c ia de aquel la mujer ¿ qué otra cosa les quedaría


,

sino el contagio de su desho ra tanto mayor cua to n


,
n

m ás ínt i mas y sagradas hubieran sido u re laciones s s

de parentesco ? Y e cuanto á él cuyos lazos de


n ,

unión con l mujer delincuente hab i an sido los más


a

estrechos y sagrados que puedan darse ¿ por qué pre ,

sentarse á reclamar una herencia t poco apetecible ? an

R esol v i ó p o lo tanto no dejarse exponer e l a p i


,
r ,
n

cota de la infam i a al lado de 1 que e u tiempo fué a n n

( 146)
1 48 LA L E T R A E SCA R LATA
P ar a semejante c uerpo facultativo fué R ogerio
Chilli g w o th u a adquisi c ión brillante
n r Pronto n .

manifestó su familiari da d c on l ponderosa é impo a

nente maquinaria d l antigua medi c ina e la que e a ,


n

c ada remedio contenía una multitud d t ao di a e ex r r n

rios y heterogéneos ingredientes compuestos con ,

tanto trabajo y esmero como si e tratara de obtener el s

Elix i r de Vida Durante s u cautiverio entre los i


. n

dios hab ía adquirido u notable conocimiento de las


,
n

propiedades de l as hi erbas y raíces indígenas ; n i


ocultó á s us pacientes q ue estas simples medicinas ,

que l a sabia naturaleza habi a dado á conocer al i n

culto salvaje merecían su confianza en el mismo grado


,

que l farmacopea de los europeos e cuya forma


a ,
n

ción se habia empleado tantos siglos y tantos s abi os


n

doctores .

Era este erudi to extranjero u a persona jempl ar n e


,

por lo menos e cuanto á las form s externas de l n a a

religi ón y poco des pués de su llegada á la colonia


,

escogió al R everendo S r D i m m esd l e co m o guía . a

espi ritual El joven eclesiástico que habi a hecho su


.
, s

estudios en l a Univers i d ad de O xford donde se con ,

se v ab a su memoria con respeto


r e a tenido por s us ,
r

m ás ard i entes admiradores cas i como un apóstol con


sagrado por el cielo y destinado s i podía trab ajar y ,

vivir el término ordinario de l existencia humana á a ,

hacer mucho en b enefi c io de la Iglesia de la Nueva


Inglaterra En el período e q ue esta m os de nuestra
. n

historia su salud si embargo había empezado e i de


, ,
n ,
v n

temente á decaer A quellos que estaban m ás familia .

rizados con los hábitos y costum b res de D i m m esd le a ,

c reían que l a palidez de sus mejillas e a el resultado r


EL M ÉDI CO 1 49

de su celo i ntenso por el estudio del escrupuloso cum ,

li m i e to de sus de b eres religi sos y m á que todo s


p n o
,

de los ay unos y vigilias que c tanta frecuenci a pra on e

tic ab para i mpedir que la ma teria terrenal o b scure


a

ciera ó di i uyese e l bril l o de su lámpara espiri tu l


s ni n a .

A lgunos declaraban q ue si el S r D i m m esdal e estab a .

real m ente á punto de mori r ta joven c o sistía en n ,


n

q u e el mundo no era digno de se hollado por sus r

pies Por otra parte él mismo c o característi ca


.
, ,
n

humildad decía que s i l a Provi denc i a juzgaba c o n


,

veniente ll e vá sel o de este mundo seri a á causa de su


r ,

poco m éri to para desempe ar l a más hu m ilde misió n n

e n l tierra
a Pero á pesar de l a d i vergencia de op i
.

n io es e
n el particular lo ci erto e a que su salud
n ,
r

e staba m u
y que b ra tada Ha b ía adelgazado
n m .ucho ;
s u voz aunque todavía sonora y dulce ten i a c i erta
, ,

in el a c ól i c a expresión de de c i m i en to í con f e c u
n a r en

c i a se le veía al me or ru i do ó acc i dente de poca i m


,
n

o ta c ia llevarse l a m ano al c orazón con u a súb i ta


p r n , ,
n

r ub i c u de del rostro segu ida de pal i dez i nd i cio de


n z , ,

d olor .

T al e a el estado del joven D im m e sdale y ta i


r ,
n n

m i nente e l peligro de qu e se e x t i n g u i era esa naci ente


luz del mundo antes de ti empo cuando R ogeri o
, ,

Ch i ll i g vvo rth llegó á l a c i udad


n S u primera entrada .

e n escena sin que se sup i era de dónde venía si e a


, ,
r

c ai do del cielo ó si procedía de las regiones inferiores ,

le daba ci erto aspecto de mi steri o que fá c ilmente se ,

conv i rtió e n algo c as m ilagroso S e sab ía qu e e


1 . ra

un hom b re hábil é i ntel igente ; se había observado


que recogía hierb as y flores silvestres que rrancaba ,
a

raíces q ue cortab a ramas de l o s árb oles del bosque


, ,
11
1 50 LA L E T R A E SCAR LA T A
como persona familiarizada c o las ocultas virtudes n

de lo que no tenía ningú valor á l o s ojos del vulgo n .

S e le había oído hablar de S ir K enel m Digby y de *

otros hombres famosos cuy os c onocimientos e asun ,


n

to s c i ti fl c o s se consideraban cas i sobrenaturales con


en ,

qu i enes se había asociado ó tenido corresponden c ia .

¿ Por qué oc upa do


,
tan alto puesto n
e e l mundo de n

l a ciencia habi a venido á l colonia ? ¿ Qué podri a


,
a

buscar e un país s m isal v j e este hombre cu y a es


n e a

fera de acción estab a en l as grandes ciudades ? En es r

puesta á esta pregu ta empezó entonces á circular un


n ,

rumor al q ue por absurdo que fuera hasta personas



, , ,

sensatas le dab an créd ito S e decía que el cielo habi a .

O perado un verdadero m i lagro transportando por el


aire desde u a Un i versi dad de A lemania á un e m i
,
n ,

nente Doctor en Medicina d po si tá do l o á la puerta ,


e n

del estudio del S r D i m m esd le Person as mucho . a .

m ás sensatas e mater ias de fe y q ue sabían que el


n ,

cielo alcanza sus fines si l o que se llama intervenci ón n

milagrosa se hallab an inclinadas á ver algo provi


,

de c ial e
n la llegada tan O portuna de R ogeri o C hil
n

li n g w o r th .

Daba cons i stenci a á esta i dea el gran i nterés que


e l físico como se decía en aqu ellos tiempos manifestó
, ,

desde el principio por el joven eclesiás ti c o á quié ,


n

se a e ó como uno de s u
p g fel i greses ; y á pesar de s

l a reserva natural de aquel trató de ganarse su amis ,

tud y su confianza Manifestó gran alarma p o el . r

estado de la salud de su p stor y también grandes a


,

deseos de probar si podía c u a l y no desesperaba de r r e


,

Fil o s ó fo i n glés y h mb e de i e i qu e
o r c nc a fl o reci ó en la p ime
r ra

mit d d el s igl
a o 17 — N
. . d el T .
1 52 LA LET RA E SCARLATA
n atural ó i mpuesta dist i nguía todas ma eras si
,
sus n ,
— a

es como un j oven e c lesiástico habla por lo común L . a

juventud por lo mismo que no h a e chado a u raices


,
n

profundas c o n facilidad renunci a á la ida Y l o s


,
v .

hom b res devotos y buenos que siguen en la tie a los rr

preceptos de D i os con g usto dej arían este mundo para


,

estar á u lado en l Nue v a J eru alén


s a s .

No replicó D i m m e dal e llevá dose l mano al


,
— s n a

corazón con u a rápida ub i cu d en la fren te y u a


,
n r n ez n

c ontra c ción de dolor e el rostro si yo fuera más n ,


digno de ir allí tendri a m ás satisfacc ión e trabajar


,
n

a q uí

L os hombres buenos siempre se forman d si p o e r

pios u a idea demasiado mezquina dijo el médico


n —
,
.

De esta ma era el misterioso R ogeri o C h illi ng


n

vvo rth se convirt i ó e el consejero méd i co del R e v e


n

rendo S r D i m m e dal e C omo no solamente l a


. s .

enfermedad despertaba el interés del méd i co sino ,

tam b ién el carácter y cual idades de su paciente estos ,

dos hombres tan diferentes e edad gradualmente


,
n ,

llegaron á pasar mu cho tiempo juntos En b enefi cio .

de l a salud d l e c lesiásti c o y para fa c il i tar al médico


e ,

l a mejor m anera de recoger las pl ntas o p O p i e da a c n r

de s medici ales que le era


n ecesari as daban largos n n ,

paseos á orill s del mar ó por el bosque mezclando


a
,

su variada conversación con el ru m or y cadencia de

l s O las y el solem e murm ullo del vie to e la C opa


a ,
n n n

de l o s árb oles Co frecuencia ta m bién u o era l


. n ,
n e

huésped del otro ; y para el joven ministro había una


espe c ie de fascinación en la sociedad del hombre de
ciencia e quien reconocía un desen volvimiento i
,
n n

tel e c tu l de un alcance y profundidad nada comunes


a ,
E L M ÉDI CO 1 53

juntamente co u a lib er lidad y ampl itud de i deas


n n a

que en v no trataría de bus c ar e l o m i embros de su


a n s

profesi ón E realidad de v erdad se q uedó so p e


. n ,
r r n

dido si no escandalizado al descu b ri r esta últi m a


, ,

c ualidad n el médico e .

El S r D i m m esdal e a un verdadero sacerdote


. e r ,

en la sign ificaci ón vasta de esta palab ra : u hombre n

verdaderamente religioso con el sentimiento de la ,

reverencia mu y desarrollado y con un género de i ,


n

t l ig e c i a que le o b liga b a á no desviarse de l o s s


e n en

deros estrechos de la f que cada día s vol v ía e él e, e n

más profunda En ningún estado de l sociedad h a


. a

b ría sido lo q ue se llama hom b re de ideas li b erales ;


siempre hu b iera ecesitado para l a p a de su espi n ,
z

rit u sentir que la fe le rodeab a po todas partes so s


,
r ,

ten i éndolo al mismo tiem po q ue es trechándolo en un


,

círculo de hierro Á pesar de esto si bi e c o t é.


,
n n r

mulo gozo experi mentab a u especie de d esahogo


,
na

te m poral en p o de ; co templar el universo al través de


r n

una inteligenci a del todo diferente á quel las c que a on

habitualmente estaba e contacto E a como i s hu n . r s e

biere abierto u a v entana p o don de penetrara un aire


n r

m á puro
s l a tmósfera densa y sofo c ante de su
en a

estudio do de s u vida se ib a consumiendo á l luz de


,
n a

l a lám para ó á los rayos del sol que allí penetraban


,

con dificultad y donde aspira b a solamente el olor e


,
n

mohe ci do que se desprende de l o s li b ros Pero aquel .

ai re demasi ado sutil y frío para q ue pudiese respi


e ra

r ar se con seguridad p mu c h o tiempo ; de consigu i ente


or ,

e l eclesiástico así como el médico vol viero


,
á entr r ,
n a

en l o lí m ites que perm i te l a iglesia para no caer e


s n

h e re j i a .
1 54 LA L E TRA E SCA R LAT A
De este modo examinó á su pa c iente c o n e l m ayor
esmero y cu i dado no solo como le veía ,
su ida en v

diaria sin desvi arse d l sendero de l s i deas y senti


,
e a

mientos que l e eran habituales sino tam b ién como s , e

le presentaba cuando en otro medio diferente tanto ,

moral como intelectual l a novedad de e se medio hacía ,

da expres i ón á algo q ue e a igu almente nuevo e s u


r r n

n aturaleza Parece que co sideraba esencial c o ocer al


. n n

hom bre antes de intentar c u a l e ; porque donde quiera r r

que ex i sten com bi nados corazón é inteligencia tienen ,

estos cierto influjo e l as enfermedades del c uerpo n .

L i m agina c ión y el cerebro eran tan activos en A rturo


a

D i m m es d l e y tan i nte sa la sensi b ilidad que s us


a ,
a n ,
in

l es físicos tenía segur mente ori genn aquellos P oa en . r

lo tanto R ogerio Chil li g w o rth el hombre hábil el


,
n ,

,

médico benévolo y amistoso trató de sondear pri ,


m ero el corazón de su paciente rastreando sus ideas y ,

m es c udriñando us recuerdos y te tá do l o s n
p r c
p os
r i ,
n

todo c o n cautelosa mano como quien busca un tesoro ,

e n s o m b rí c averna a .

Pocos se c retos pueden escapar al i nves tigador que


t i ene l a O portunidad y l a licenci a de dedicarse á seme
jante empresa y posee l sagacidad de llevarla de
,
a a

lante El hombre que se siente abrumado bajo l


. e

peso de un gra ve secreto debe evitar especialmente ,

l a intimidad de su médico ; porque si éste se h ll e a ar

dotado de natural s gacidad y de cierto no s é qu é á


a ,

manera de int uición ; si no demuestra vanidad i m


portuna ni cual idades características des gradables ;
,
a

si t i ene la facultad innata de esta b lecer tal afin i dad

entre su inteligencia y la de su paciente que éste ll ,


e

gue á hablar con llaneza y por descuido lo que se


, ,
1 56 LA L E TRA E SCARLATA
decidiera á es c oger por esposa á una de las mu chas
senor tas que espiritualmente le eran adictas Pero
i .

por el presente o habi a es peranzas de que A r turo n

D i m m e d l e se decidiera á hacerlo ; hab i a respondido


s a

con u a negati v a á todas las i nd i caciones de esta atu


n n

raleza como s i l cel i b ato sacerdo tal fuera u o de sus


,
e n

artí culos de f Hallándose l as cosas e tal estado


e .
*
n ,

parecía que este anciano sagaz experimentado y b e é , ,


n

volo médico sobre todo si se tenía además


,
c uenta en

el amor paternal y el respeto q u profesaba al jo v en e

ministro la úni c a persona y l a m á apta para estar


,
e ra s

co stantemente á u lado y al alcance de su vo


n s z .

L os do amigos fijaron su nueva m orada


s l a casa en

de una piadosa viuda de b uena posición soci al l cual , ,


a

asignó l S r D i m m e dal e u a habi tació que da ba á la


a . s n n

calle bañada por el so l pero co espesas cortinas e


, ,
n n

l a ventana q u suavizaban l a luz c uando asi se deseaba


e .

L as paredes estaban colgadas con tapi ces q ue e deci a s

provenir de los G o b eli o s y representab an l a historia n ,

de Da v id y de B t b é y l del profeta Nath a n como e sa ,


a ,

se efiere e l Biblia con colores aun vivos que daban


r n a ,

aspecto de horri bles profetisas de desgra cias á las bell s a

fig uras femeninas del cuadro A quí deposi tó el pálido .

eclesiástico s u biblioteca ri c a enormes libros ,


en en

folio forrados perg m i no queencontenían las obrasa ,

de los S antos Padres la ciencia de l o s Rabinos y l ,


a

erudició de los monjes de cuy os es c ritos se veían


n
,

obligados á servirse c o fre c uenci a los clérigos pro n

testantes por m á que los desdeñasen y hasta vil i s

p e dni A
a se n l fondo. de l a c sa arregló su estud i o y a

S bi d es qu e á l m i i s s ó p st es d e l se t s p tes t
a o os n tr o a or as c a ro an

t es les está p e m i i d s s - N d el T
r t o ca ar e . .
E L M ÉDI CO 1 57

laboratori o el anci ano médico no como un homb re ,

científico moderno lo considerari a tolera blemente com


l e to sino provisto de un aparato de destilar y de los
p ,

adminí c ulos necesarios p ara preparar drogas y sustan


c ias químicas d q ue el práctico alqui m ista sa b ía hacer
,
e

buen u o Co u a situación tan cómoda estas dos


s . n n ,

sa bi as perso as se fijaron c ada un a de asiento e su


n n

respecti v o domin i o pero pasando fami li armente de


,

u na ha b itaci ón á otra manifestando cada uno sumo ,

interés e los negocios del otro si llegar sin e m


n ,
n

b argo á los l ím i tes de l a curi osi dad .

L os amigos m ás sensatos del R everendo A rturo


D i m m sdal e co m o ya hemos indicado se imagi naban
e , , ,

muy fundadamente que la mano de l a Pro v idencia


' ,

había hecho to d o esto con e l objeto demanda do e



,
n

tantas preces así públ i cas como privadas de restaurar


, ,

l a salud del jo v en min i stro Pero es preci so decir .

tam b ié n que ci erta parte de la comun i dad había c o


me do última m ente á cons i derar de un modo d i s
nza

t i nto l relaci ones entre el S r D i m m esd l y el m is


as . a e

t io s y anci ano méd i co


er o C uando u a mult i tud ig o . n n

rante trata de ver las cos as con sus prop i os ojos p o ,


r

su cuenta y ri esgo corre grave pel igro de engañ arse


,
.

S i em b argo cuando forma s u juicio como acontece


n , ,

comunmente gu i ada p o r las e s a s de u a gr n


,
n en nza n a

alma las conclusiones á q ue llega son con frecuen c ia


,

ta n profundas y ta exac tas que p uede decirse que


n ,

poseen e l c arácter de verdades reveladas so b e atu r n

r al m ente El pueb l o en el c aso de que tratamos o


.
, ,
n

podía justificar su pre vención contra Rogerio C hil


l i g w th con razones i g u s dignas de refutarse
n or n n na .

Es verdad que u antiguo artesano que ha bia vi v ido


n
1 58 LA LETR A E SCARL A T A
en tre i nta anos antes de los sucesos que narra
L ondres
m o s afir m a b a haber visto al médico aunque con un
, ,

nombre disti nto que no re c ordaba e com p ñía del


, ,
n a

Do ctor Forman el fa m oso y viejo mágico implicado


,

e n el a sunto del ases inato de S ir T o m ás O v erbury ,

que ocurrió por aquel entonces y causó lo q ue hoy s e

llama gran sensación Dos ó tres ind i v iduos de cian .

u e e l físico durante s u cauti v erio entre los i dios n


q , ,

había aumentado s us conocimientos méd i cos tomando


parte e los encantamie tos ó ceremo ias mági cas de
n n n

los sacerdotes salvajes ; qu i enes co m o se sab ía de fijo , ,

eran hechiceros poderosos que á veces real iza b an curas


casi milagrosas merced á su pericia en la Magi a Negra .

Un gran número de i ndividuos — y muchos de ellos ,

dotados de sensatez y o bservadores prácticos cuy as , ,

op i niones en otras materias hub i eran sido muy va

liosas afi m b a que el aspecto externo de R ogeri o


,
— r a n

Ch ill i g vvo th había experimentado u notable cam


n r n

b i o desde que se había fijado e l pobla ción y es pe n a ,

c i l m en te desde que vivía b aj o e l mismo techo


a u
q e

D i m m esd l L expresión de su rostro tranqu i la


a e . a
,

me d itat iva y de ho m bre ded i cado al estudio que le


caracterizaba al pri ncipio ha bia sido re e mplazada por ,

algo maligno y desagradable que antes no se notaba , ,

pe o cuy a intensidad ib aumentando á medida q ue


r se a

s e le observa b a m ás de cerca y con m ás frecuencia .

S egún la idea vulgar el fuego que ardía e su lab o , n

r ato i o procedía del infierno y estaba alimentado


r o , c n

sustancias infernales ; y por lo tanto como de ,


era

esperarse su rostro se iba ta m b ién e eg ec ie d más


, nn r n o

y m á c on el humo
s .

Para resumir dire mos que to m ó c uerpo la c reen ,


X

E L MÉDIC O Y su P ACI EN T E
anci an o médico había sido durante toda su v ida
EL
u n hombre de temperamento tranquilo y benévolo ,

a u que no de afectos muy calurosos y siempre puro


n ,

y honrado en todos sus tra tos c o el m undo Ha bi a n .

comenzado ahora u in v est igación con la severa e


na
l

imparcial integri dad de un juez como él se i magi naba , ,

deseoso ta sólo de hal lar l verdad como si se tratara


n a ,

de u problema geométrico y no de l as pas i ones hu


n ,

manas y de las ofensas de q u él e a v i cti ma Pero á e r .

m ed i da que procedía en s u labor u a espec i e de terri ,


n

ble fasci nación u a necesidad i m periosa é ineludi ble


,
n

se apoderó del anciano R ogeri o y no le dejó paz ni ,

reposo mientras no hubo he cho todo lo que creía de ‘

s u deb er S o deab a ahora l c or zón del pobre m i


. n e a

i t
n s ro como un minero caba la tierra e busca de oro ; n

ó un sepulturero u a fosa b usca de u


n joy a ente
en na

rrada con u c adáver para encontrar al fin solamente


n
,

huesos y c orrupc ión ¡ O jalá q u para b eneficio de


. e,

su alma hu biera si do esto lo que Chil l i g w o th b us


,
n r

caba !
Á ve c es e los ojos del m édi c o brillaba un fulgor
n

om i noso á manera del re flejo de u a hoguera i nfernal n ,

como si el terreno en que trab ajaba este so m b rí mi o

( 1 60)
EL M EDI CO Y su P AC I EN T E 1 61

nero le hu b iese dado ind i ci os que le hicieran concebir


fundad as esperanzas de hallar algo valioso .

— Este hombre s e de c i a e tales momentos allá ,


— n

para sus ade t o s este hombre tan puro como lo


A
n r ,

juzgan q ue parece todo espi ritu h a heredado u


, ,
na

naturaleza animal m uy fuerte de su padre ó de su , ,

madre A hondemos un poco m ás e esta d i rección


. n .

Entonces después de scu d iñ minuciosamente


,
e r ar

el alma d el joven clérigo y de d escu b ri r m a chos mate ,

r i ales prec i osos e n l a forma de elevadas asp i rac i ones


por el b i enestar de l raza humana amor ferv i ente de a ,

l as almas sent i m i entos puros p i edad natural fo ta l e


, ,
r

cida po la meditación y el estudio é ilum i nada p o


r ,
r

la revelación todo lo cual si bien o o de muchos


,

,
r

quilates o tenía valor ningu no para el sc ud iñ do


,
n e r a r

méd i co — éste aunq ue desale tado em peza ba sus i


, ,
n ,
n

v e sti a ci o n es en otra d i rección S e deslizaba á hurta


g .

dillas co n p i sa d as tan c autelosas y aspecto tan prec a


,
.

V i do como un ladrón que pe etra en un a alcob a donde n

h ay un hom b re med i o dormido ó quizá completamente ,

despierto c o n el objeto de hurtar el tesoro m i smo q ue


,

este hom bre guarda como la n i ña de sus ojos Á pesar .

de todas sus precauciones y cuidado el pavi mento cru ,

i de vez e cuando ; u s vestidos form a b a


n ligero s n
g a

r ui do ; la som b ra de su figura en u a proxim i dad no ,


n

perm i t i da cas i envolvía á su íctima E l S r D i m


,
v . .

m esdal e cu y a sensi bilida d nervi osa e a frecuente


,
r

mente para él u a especie de i tu i c ión es pi ri tual ten i a


n n ,

á veces un a vaga i dea de que algo enemigo de su p ,


az ,

s e ha b ía puesto en med i o de su camino Pero l . e

viejo médico poseía tam bi é n percepciones que eran


casi i ntu i ti vas ; y cuan d o el min i stro l e dirigía enton
'
1 62 L A L E TRA E SCA R LATA
ces un a m i rada de aso m b ro el médico se sen tab a tran ,

q ui l am e t s i n decir
n e palabra como s u a migo benévolo ,

v igilante y afectuoso aunque no i m portuno ,


.

S in e m bargo el S r D i m m esdal acaso s e hab ía


,
. e r

dado m ás perfecta c uenta de l caráct er de este indi


v id o si cier to sent i mie to mórbi do á que están
n ,
n ,

expuestas las almas enfermas no le hub iera hecho ,

concebir sospechas de todo el gé ero humano No n .

confiando e la amistad de ho m b re alguno no pudo


n
,

reco ocer á u enemigo cuando éste realmente s e pre


n n

sentó Por lo tanto continuaba manteniendo su trato


.
,

fam iliar con el médico e ib i é do le diaria mente en ,


r c n

su estud i o ó i sitá do l e e su laboratori o y por via


,
v n n , ,

de recreo prestando aten c ión á los procedimientos


,

por medio de l o s cuales se convertían l as hierbas en


drogas poderosas .

U dí con l frente reclinada e l mano y e l


n a, a n a ,

codo en el antepecho de l a ventana q ue dab a á u n

cementeri o cerca de l casa hablaba con el médico a , ,

mientras éste examinab a u manojo de plantas de fea n

catad ura .


¿ Dónde — l e dijo c ontemplando de soslayo l as
, ,

plantas pues rara e miraba ahora frente á frente


,
v z

ningún O bjeto ya f uera humano ó i nanimado dónde


,

, ,

bue Doctor habéis recogido esas h i erbas de hojas tan


n ,

negras y lacias ?
— Eu e l cercano ceme teri o — respondió el médico n ,

continuando e su o cupa c ión S o nuevas para m i n . n .

C re cían sob re u fosa i lápida sepulcral ni si i na s n ,


n n n

gún otro signo que conserve la memoria de l muerto ,

excepto estas feas hierbas Parece que b rotab an de .

su corazón como S i simbolizar m algún horri b le secre


,
a
1 64 LA L E T R A E SCARLATA
e se día p o str im e r o , no co n rep ugnancia s i no con ale ,

gri a inexplicable .

— Entonces
¿p o qué no revelarlos aqu
r i pre —

g u n t ó el médico mirando d sosl y o y tranqui l amente e a

a l ministro por qué l o s culpables no se aprovechan


c uanto antes de este gozo i nde c ible ?
La may or parte lo hacen dijo D im m sdal e ,
— e

llevándose l a mano al pecho como si fuera presa de


repen tino dolor M á de u a i nfeliz al m a ha depos i
. s n

tado e mí s u secreto no solo el lecho de muerte


n
,
en ,

sino en la plenitud de l existencia y del goce de u a a n

buena reputación Y siempre después de u c o fe .


,
na n

sión semejante ¡ Oh ! ¡ qué aspe cto de interna tran


,

u i l i dad he visto reflejarse e el rostro de esos herma


q n

u e habían errado en l a senda del deber ! Y


n os
q
¿ cómo podr i a se de otro m odo ? r
¿ Por qué habría de
preferir un h ombre culpable por ejemplo de e si , ,
as

n ato conservar el c a dáver enterrado e su propio


,
n

corazón m ás b ien que rrojarlo lejos de sí de u a ve


,
a n z

y por siempre para que el mundo l o tome po su


,
r

cuenta ?
S in em b ar o algu n os hom b res enti erran sus se
g ,

e retos de esta m anera ob servó el tranquilo médico


,

.

S e c ierto ; existen semejantes hombres


i s ,
— con ,

testó el S r D im m sd l e Pero por no presentar otras


. e a .
,

razones m á o b v i s pud i era ser que no desplieguen l o s


s a ,

labios á causa de la constitució misma de su natura n

leza O por qué no up o e l o por culpab les que


. s n r —

fueren como toda v ía abrigan verdadero celo por l


, a

g loria de Dios y el bienestar d e s us semejantes les ,

a rr e d a acaso l a i dea de presentarse ma n chados y cul


r

pab lo s ante l o s ojos de l o s hombres pues temen que ,


E L M EDI CO Y S U P AC IENTE 1 65

en lo futuro nada bueno podrá espera se de ellos ni r


,

podrán redimir por m edio de b uenas obras el m al que


h ub ieren hecho D e consiguiente para su prop io é
.
,

i ndec ib le tor m ento se mueve entre sus semejantes ,


n
,

al parecer puros como l a nieve re c ién caída mientras ,

sus corazones están todo t i znados y m anc h ados c o n

i niquidad de que o pueden deshacerse n .

Estos hombres se engañan á si prop i os — dijo el ,

méd i co c o alguna más vehemencia de l a que le e a


n r

natural y haciendo un si g o ligero con el dedo i


,
n n

d i ce —temen echarse so b re sí la ignom i nia que de


,

derecho l e s pertenece S u amor á l o s hom b res su .


,

celo en el ser vi cio de Dios todos estos santos i mpulsos , ,

pueden ó no existir e sus corazones á l a pa de l as n r

in i quidades á que sus fal tas han dado ca b ida y que ,

necesari amente e gend arán e ellos p oductos infer


n r n r

nales Pero o eleven al cielo su m anos impuras si


. n s

t ta e n de g l o ri fi c a á Dios
ra r S i qu i eren servir á sus
r .

semejantes háganlo dejando ve de un modo patente


,
r

el poder y realidad de l conciencia hum i llá do se a ,


n

voluntariamente y haciendo pen i tencia ¿ Querrás .

hacerme creer ¡ o h sabio y pi doso amigo ! que u


,
a n

falso exterior puede ha c er más por l a glori a de D i os


ó e l bienestar de l o s hom b res que la pura y si mple ,

verdad ? C é e m e eso s hom b res se engañan á sí m is


.

r ,

mos .

— T al e s e a as
v íz— dijo el joven m in i stro co n aire
,

i nd i ferente c omo esquivando u a discusión que c o


,
n n

s i derab a poco del caso ó o muy razonable ; pues n

poseía e alto grado l a facultad de desentenderse d


n e

un tema que agitara su temperamen t o demasiado ner


v i o so y sensi b le T al vez se así continuó pero
. a , ,

12
ahora quiero pregunt r á m i hábil méd i co si cree e n
a

realidad que m e h sido de provecho el bondadoso


a

c uidado q ue vi ene tenie do de esta m i déb i l máquina n

humana .

A ntes q u el médi c o pud iera responder oy eron la


e ,

risa cl ara y alocada de un labio infantil e el e m n c en

terio contiguo M i rando insti t i v amente p o la v


. n r en

tana entreabierta pues e a verano el jove ministro


,
r ,
n

vió á Ester y á Perla en el sendero que atravesaba el


r e c into sepulcral Perla luci a ta b ella como l a luz
. n

de l aurora pero se en c ontraba precis a mente e uno


a ,
n

de esos accesos de alegría maligna que cu ando se pre ,

sentaban pare ce como que l a segregaban p o completo


,
r

de todo lo que e humano Ib a saltando si res peto


ra . n

alguno de sep ultura e sepultura hasta que llegó á n ,

u na cubierta con u gran lápida e q ue hab ía g a


na n r

bado un escudo de armas y s puso á bailar sob re ,


e

el la En respuesta á las amonestac i on es de su madre


.
,

l a niña se detuvo u momento para arrancar l o s esp i


n

n o so scapul l os de u a cardencha que crecía junto á


n

l a tum b a T omando un puñado de c apul los l o s fué


. .

prendie do á lo largo de l as l ineas de l letra escar


n a

lata que decoraba el pecho de su m adre á la que ,


se

quedaron tenazmente adheri dos Ester o se los . n

arrancó .

El médi c o q ue entretanto se había a c ercado á l a


, ,

venta a dirigió u a mirada al cementerio y sonrió


n
, n ,

a m argamente .

—Eu l a naturaleza de e sa niña -d ijo t anto p ara sí ,

como d i rigiéndose á s u compañero — n o h ay ni ley n i , ,

reverencia por la autoridad ni consideración á l as pi ,


o

niones y costumbres de l s demás sean buenas ó malas o ,


.
1 68 LA L E TRA ESCARLATA
propias y especiales sin q ue pud i eran consi derarse un
,

c rimen sus excentricid a des .

— A hí va u a mujer prosiguió el méd i co despué s


n —
,

de u a pausa — q ue sean cuales fueren sus faltas no


n , ,

tiene nada de esa misteriosa corrupción oculta que


creeis debe ser t dura de lle v ar ¿ Pensáis acaso que
an .

Ester Pry nne es me os infeliz á ca usa de es letra n a

escarlata qu ostenta el seno ?


e en

— A i lo creo — repl i có el m i nistro


s S in em b argo
, .
,

no puedo responder por ella H ay e su rostro u a . n n

expresi ón de dolor que hub i era deseado o haber ,


n

v i sto C reo no ob stante q ue es mucho mejor para


.
, ,

e l paciente hallarse en libertad de mostrar su dolor ,

c omo acontece c o esta pobre Ester que no llevarlon ,

oculto su c orazónen .

Hub o otra pausa ; y l médico empezó de nuevo á e

exam i nar y á arregl las plantas que había recogido ar .

— Me pregu nt a steis no ha mucho dijo mi op i nió n


, , ,

acerca de vuestra salud .

A sí lo hice respondió D im esda e y me al e


— m ,
l —
,

g a í
r r a conocer l a O s ruego que . ha b léis fran c amente ,

sea c uál fuere vuestra sentencia .

— Pues bien toda franqueza y sin rodeos


,
co n ,

d ijo el médi c o ocupado aun e l arregl o de us hier en s

bas pero observando c o circunspección al S r D i m


,
n .

m e sdal e l enfermedad s mu y extraña ;


,
— a tanto e no

en sí misma ó en su manera de manifestarse exterior


,

mente á lo menos hasta donde puedo juzgar por los


,

síntomas que me h sido dado observar Viéndoos a .

diariamente mi buen señor y habiendo estudiado


, ,

durante meses los camb i os d Vuestra fisonomía , po e

dria quizás consideraros un hom b re bastante enfermo ,


EL M ÉDI CO Y SU P AC IEN T E 1 69

a unq ue o ta enfermo q ue un méd i co i t uid y


n n ns r o

v igilante o abri gara l a esperanza de curar


n Pero .

-
no é qué decir la enfermedad parece serme cono
s ,

c ida y si em b argo no l conoz c o


,
n a .

— Estáis hab lando e n enigmas mi sab i o senor , ,

d ijo el pálido minis tro m ira do por l a ventana hacia n

afuera .

Entonces para hablar con m ás cl ari dad con


,

,

t i uó el méd i co y o s p i do perdón s i e
n ,
ecesario que ,
s n

se me perdone l a franqueza de mi lengu aje permi —


,

ti dm e que o s pregunte c omo am igo vuestro á cuyo ,



,

cargo h a puesto la Providencia vuestra vida y b ienes


ta r físico — si m e habéis expuesto y referido comple
,

tame te todos l o s efectos y síntomas de esta enfer


n

medad .

C ómo podéis hacerme semejante pregunta ré —

p l i c ó el m i nistro S eri a cierta m ente


. un ue o de
g iños n

llamar á un méd i co y ocultar l a llaga .

— M e da i s pues á entender que lo s é to d o — d i jo


, , ,

R ogeri o Ch i lli g vvo th c o acento del ib erado y fi jando


n r n

e n el min i stro u a mirada perspicaz llena de i ntensa


n
,

y c once trada inteligencia A sí será ; pero aquel á


n .

quien se l e expone solamente el mal físico y externo


á veces no conoce sino l a mitad del mal para cuya cu
ración se le ha llamado U a enfermedad del cuerpo . n ,

que consi deramos un todo c ompleto sí m i smo puede en ,

acaso o se s i no el sí to m a de lgú perturbación


n r n a na

puramente espiritual O s pido de uevo perdón mi . n


,

b ue am igo si m i lenguaje o s ofende en lo m ás m í i


n ,
n

m o ; pero de todos l o s hom b res q ue he conocido ,


en

n in guno como e v o s l parte físi c a se halla tan c o m


,
n ,
a

l t m n te amal gamada é ident i ficada si se me p e r


p e a e ,
1 70 LA L ET RA E SCARLATA
mite l e p e S O c o l parte espiritual de que aquella
a x r I n, n a

e s el mero instrum ento .

—E e s caso no necesito haceros m ás pregunt s


n e

a ,

dijo el ministro l evantándose un tanto precipitada


mente d e su asiento No creo que tengáis á vuestro .

cargo l a cura de al m as .

— Esto hace conti n uó el médi c o sin alterar l a


,

v oz, n i fijarse en la interrupc i ón pero poniéndose e ,


n

pie frente al extenuado y pál i do ministro que u a ,


— n

enfermedad que un lugar llagado si podemos llamarlo


, ,

a si en v uestro esp i ritu te ga inmediatamente su mani


, ,
n

fe tac i ó adecu ada en vuestra forma corpórea


s n
¿ Qui .

si é ai s que vuestro
r médico curara el m al físico ?
Pero ¿ cómo podrá hacerlo si que primero le dejéi s n

ver la herida ó pesadumbre de vuestra alm a ?


¡ No no á ti l no á un mé di co terrenal —

exclamó el S r D i m m esd l e c o la may or agitación y


. a n

fijando s us ojos grandemente abiertos brillantes y , ,

con u especie de fi e e a e el vi ejo R o g é i o C h i l


na r z ,
n r

l i g w o th
n
¡rNo á .tí ! Pero si fuere u enferme na

dad de l alma la que te go entonces me pondré n ,


en

m anos del único Médico del alma ; él p uede cu ar ó r

puede matar según juzgue m á conveniente H ga s . a

conmigo su justicia y sabiduría lo q u crea bu eno


en e .

Pero ¿ quié eres tú que te mezcl as en este asunto ?


n ,

¿ T ú que
,
te atreves á interponerte entre l pa c iente y e

su Dios ?

Y con ademán furioso salió á toda prisa de la


hab itación .

— Me alegro de hab er d do este paso se dijo el a —


,

médico para sus ade t o siguiendo con las miradas aln r s,

ministro y con u a grave sonrisa Nada hay perdido


n . .
1 72 LA L E TRA E SCA R LA T A
dri ñarl o más profundamente ¡ R ara simpatía entre .

al m a y c uerpo ! A unque o f uera m ás que en bene n

fi c i o de l cienc i a tengo que i nvestiga r este asunto á


a ,

fondo .

Poco tiempo después de la escena arriba referida ,

aconteció que el R e verendo S r D i m m esd l e al medio . a ,

día y enteramente de im pro viso cayó e profund i


, ,
n

s i mo sueno m i entras sentado en u s illón estab a l,


s ,
e

y endo un Volumen folio que yacía ab ierto sobre l


en a

mesa L a intensidad del reposo del ministro e a tanto


. r

m á n tabl e cuanto que e


s o
,
u de esas personas de ra na

sueño por lo com ú ligero o continuado y fá cil de


n ,
n ,

i nterrum pirse por la menor causa Pero su espíritu .

no estaba tan hondamente aletargado q ue le i mpi ,

diera moverse e el S illón c uando el an c iano médico


n ,

sin ni
g u n precauciones
n as extraordinar i as en tró e el ,
n

cuarto Chilli gvv rth se dirigió sin va c ilar á su


. n o en

fermo amigo y poniendo la mano e el seno de éste


,
n

e c hó á un lado el ves tido que lo había mante ido c u n

b ie to siempre aún á las miradas del fa c ultati vo


r , .

E ton c es fué cuando el S r D i m m sd le se estre


n . e a

meció y hasta se movió ligeramente .

Después de u breve pausa e l médico se ret i ró


na .

¡ Pero con qué feroz mirada de sorpresa de alegría y ,

de horror ! ¡ C o qué S iniestro placer


n demasiado i ,
n

tenso para que pu di era hall ar ple a expresión en sus n

m i radas y facciones y que por l o tanto se esparció por


,

toda l fealdad de su rostro y cuerpo manifestándose


a ,

por medio de extravagantes gestos y adem anes y a ,

le v antando los brazos hacia el cielo y a golpeando l ,


e

suelo con los pies ! Si algu i en hubiera podido ver en


aquel momento de éxtasi s al viejo R o g é ri o C hi lling
E L M ÉDI CO Y su P AC IEN T E 1 73

worth no tendría que preg untarse cómo e comporta


,
s

S atanás cuando logra que se pierda un alma preciosa


para el cielo y l a gana para el infierno .

Pero lo que distinguía l éxtasis del médico del


e

que experi m entaría S atanás e a la expresió n de asom


,
r

b ro que lo acompaña b a.
XI
E L INT E RIO R D E U N C O R A Z O N

D ES PUÉS del su c eso últi mamente referido l s rela a

c i ones entre D i m m d l e y el médico aunque en apa


es a ,

ricucia l mismas eran en realida d de u c á c t dis


as ,
n ra er

tinto al que h abían ten i do antes El médico veía ahora .

una senda bien sencilla q u segui r aunque no pre ci sa e ,

mente l que él se hab i a trazado Á pesar de lo tran


a .

qu ilo apaci b le y fri o que pareci a era de temerse que


, ,

exi stiera e él u fondo de malignidad h sta e ntonces


n n ,
a .

latente, pero ahora c t iva que le impulsaba á im aginar


a ,

u a venganza m ás íntima que l a que ningún otro mor


n

tal hu b iera tomado jam ás de su enemigo A spiró á .

convertirse e l amigo fi l á cuy o corazón se c o fia


n e e n ra

todo e l temor el re m ord i miento la g o ía el arre


, ,
a n
,

ti m i to inútil la repetida invasión de ideas peca


en
pen ,

mi mosas que en vano h abía querido re chazar T odo .

aquel dolor culpable oculto á las miradas del m undo


,

y del que éste se habri a c ompadecido y le hab ría per


donado debi a e el á s l á él el Implacable á él que
,
r v r e e , , ,

no perdo aría jamás ¡ T odo aquel tenebroso secreto


n .

tenía que mostrarse precisamente l hom b e á quie a r n

ninguna otra cosa podri a col m ar como esta y de u a ,


n

m anera t completa l deseo de v e ganza !


an ,
e .
n

La natural reserva y esqui v ez del jo v en min i stro


( 1 7 4)
1 76 LA L ET RA E SCARLATA
todo de un ant i pati a en el corazó del min i stro m ás
a n

profunda de lo que él se hall aba dispuesto á c o fe n

sa se á si m i smo Y como
r imposible asignar u. e ra na

causa á tal desconfianza y aversión el S r D i m m s , . e

dale c o l a conciencia de que el veneno de algún


,
n

punto mórb i do e su esp i ritu le estab a i fi c io a do n n n n

todo l corazón atribu ia á esto todos su presenti


e ,
s

m i entos S e empeñó pues e curarse de sus a tipa


.
, ,
n n

tiá hacia el viejo médico y sin parar mientes e


s lo ,
n

u e debía haber ded ucido de ellas hizo cuanto pudo


q ,

para e ti pa l xS iéndole i mposible conseguirlo con


r r as .
,

ti uó s us hábitos de relaciones fa m i liares o


n el a c n n

ci ano proporcionándole de este modo oportunidades


,

constantes para que el vengati v o médico po bre y —


,

m i sera criatura más infeliz que s u víctima —c o si ,


n

g u i e l
es fin á que había
e ded i cado toda su energía .

Mientras p ade cí cor poralmente c o el alma c o a ,


n

rr o ída y ator m entada por l g una causa teneb rosa y a ,

entregado por completo á las maquinacio es de su n

m á mortal enem i go el R everendo S r D i m m esd l


s ,
. a e

había i do alcanzado u brillante popularidad e su na n

sagrado ministeri o En gra n parte l obtuvo segura . a

m ente mer c ed á s us padec i mientos S us dotes i . n

t l tu l es s u percep c iones morales s u faculta d de


e ec a ,
s ,

com uni c ar á otros las emociones que él mismo pe i ex r

mentaba l mantenían en un estado de act i vidad s


,
e o

br en a tu l debido á l angustia é inquietud de s u vida


ra a

diaria S u fama aunque todavía en constante scenso


.
,
a ,

había dejado ya en l a sombra l reputa c iones menos as

brillantes de algunos de u colegas e ntre los cuales s s ,

se contaban hom b res que hab ian empleado e adquirir n

sus conoci mientos teológi cos muchos m á años q u lo s e


EL i NTER IO R DE UN CORAZ ÓN 1 77

que tenía de edad el S r D i m m esd l e y que por lo . a ,

tanto deberi an de hallarse mu cho m ás llenos de sól ida


cien cia que su joven compañero Había otros dotados .

de más ten az empeño de may or peso y gravedad c uali , ,

dades que un i das á cierta dosis de conocimientos t o


,
e

lógicos constituye una ari edad efici ente y altame te


,
v n

digna de respeto aunque po c o amable de l a especie


, ,

clerical O tros había verdaderos S ntos Padres cuyas


.
,
a ,

facultades se habían desenvuel to con el paciente cons ,

tante é infatigable estud i o de los li b ros y c uya pureza ,

de vida puede dec i rse que l o s ha bia puesto c omu en

ni ca C es piri tual con un m undo superi or Pero todos


IO n .

estos hom b res carecían de aquel do n divino que des


ce di ó so b re l o s d i scípulos d l S eñor e
n l enguas de e n

llamas e l di de Pentecostés simbol i zando no solo l


a , ,
a

fac ultad de hablar e i dio m as extraños y d sc o o c i


n e n

dos sino l a de dirig irse á todo e l género humano e


,
n

e l id i oma prop i o de l c or azón T odos estos mi istros . n ,

por lo demás m uy postólicos care cían de es don di


a , e

vino de un a le gua de llamas Van ame te habrían


n . n

procurado dado e l caso que l o i ntentaran expresar l a


, ,
s

verdades m ás su b limes por medio de voces é imágenes


familiares .

Probablemente q ue á esta clase pertenecía el S r .

D im m e dal e tanto por temperamento como por edu


s

cació S e habría remontado á las altas cimas de l a


n .

fe y de la santidad á no hab é sel o i mped ido el peso


,
r

del cri men de la angustia ó de lo q ue fuere q ue le


, , ,

arrastra b a haci a ab ajo Este peso - o obstante s e


.
,
n r

él u ho m bre de etéreos atri butos cuya voz hubieran


n

escuchado t l l o s m i smos ángeles


a ve z l e ma tenía al ,
— n

nivel de lo s más humildes ; pero al mismo tiempo le


1 78 LA L ET RA ESCA R LA T A
ponía e m ás i tim a relación con la hu man i d ad peca
n r

dora de modo que su c razón vibraba al unísono


,
o

del de ésta comprendiendo u s dolores y hacie do


,
s ,
n

c omparti r los suy os propi os á millares de corazones ,

por medio de u elocuencia melan c ólica y persuasiva


s ,

a unque á veces terrible El pueblo cul pable con c ía . o

el poder que de t l modo lo conmovía La gentes a . s

pensaba que el joven ministro era u m ilagro de


n n

santidad : se imaginaban que p su bo ca hablab a el or

cielo ya para consolarlas y a para p o b l ó bien


, ,
re r ar as

para decirles palabras de amor ó de sabiduría Á sus .

ojos l terreno que pisab a estaba s tifi c do L s


,
e an a . a

jóvenes doncellas de su iglesia se volví an cada v e z

m ás pálidas torno su y o í ctimas de u a pasión


en ,
v n

ta l l ena de sentimiento religioso que i magi a b an se


n ,
n r

todo solamente religión y la ofrecían pública m ente ,

al pie de los altares com o el m ás aceptable de los sa c ri


fi cio s. L o s miembros ancianos de su fel igresía con ,

te m pl do la deli c a da c onst i tuci ón fi si c a del S r Dim


an .

m d l e y comparándola con l v i gor de las su y as á


es a ,
e ,

pesar de la diferen ci a de edad creían q ue l es prede ,

c eri a s u viaje á la región ce l estia l y recom e dab n


en ,
n a

á su hijos que enterrasen us viejos restos junto á


s s

la santa fosa del joven mi istro Y m ientras tanto n .


,

cu ndo el infortun ado S r D i m m e d l e pensaba en su


a . s a

sepultura e preg untaba si sería posible q u la hierba


,
s e

creciera sobre ella puesto que allí había de enterrar e


,

u a cosa maldecida
n .

¡ Es inconcebi b le la ngustia de que lealle a b a esta n

veneración pública ! Adorar l a verda d e en él un ra

impulso genuino a i c omo considerar v acío vano y


,
s ,

completamente desprovisto de todo peso y valor lo ,


1 80 LA L E TRA E SCAR LATA
rable c uerpo c l ci se s u presencia por l a ardiente
a n ar en

cólera del T odopoderoso ¿ Podía darse un lenguaje .

más claro que éste ? ¿ No se levantarían los oy entes


de su asientos por impulso si mul t áneo y le haría
s , , n

descender del púlpito que estaba c o taminando con n

s u presenc i a ? No ; de ningún modo T odos oyero . n

eso y todos l revere ciaron mu cho m ás N O tenían


,
e n .

la menor sospecha del terrible alcance d estas pala e

bras con que él mismo se condenab a ¡ El excele te .



n

jo v en se decían unos á otros ¡ El santo so b re l


— . a

tierra ! ¡ Ay ! si e la pureza de arm i no de su alma


n

puede él perci bir se m ejante iniquidad ¡ qué horrible ,

espe c táculo no verá e la tuy a ó e l a m ia n n

Bien sabía D i m m sd l — hipócrita sutil aunque


e a e, ,

lleno de remordi ientos de qué modo se considera


m -
,

ría esta vaga confes i ón Hab ía tratado de forjarse u a


. n

especie de ilusión exp niendo al pú blico el espectá c ulo


,
o

de u a con c iencia culpable pero consiguió solamente


n ,

re c argarse con u uevo pecado y agregar u a nue v a


n n ,
n

vergü enza á la antigua i obte er S i qu i era el m o ,


s n n

m en tá eo consue l o de e g
n se á s i mis m o Había n an ar .

hablado l pura verdad transformándola sin embargo


a ,

en la falsedad más completa Y no obstante esto por .


, .

instinto por educa c ión p o principios amaba l ver


, ,
r ,
a «

dad y aborre cia la mentira como pocos hom b res Pe o . r

ante todas cosas y más que todo se detest ab a á i


, ,
s

propio .

S us angustias í ti m s l e había llev ado á adoptar


n a n

prá cticas más armon i a c on las de la iglesia católica


en ,

que c o l as de l a protesta te e qu hab ía nacido


no n n n e

y se había educ do En c errándose e su al c o b a b ajo


a . n ,

llave se entregaba al em pleo de la dis ciplina e u


,
n s
EL i NTER i O R DE UN CO R AZ O N 1 81

enfer m o cuer po Co frecuencia este m i n i stro protes


. n

tante y puritano se l a había pli c ado á l as espaldas s a ,

riéndose amargamente de si mismo l mismo tiempo a ,

y fustigándose aun más implacablemente á causa de


esta risa amarga C omo otros m u c hos piadosos puri
.

tanos tenía p o costum b re ay unar ; aunque no como


r

ellos para purificar e l cuerpo y hacerlo más digno de


l a inspiración celest i al sino de u a manera rigorosa ,
n
,

hasta que le tem blaban las rodillas y como un acto ,

de pen i tencia Pasaba tam b ién e n vela n o c he tras


.

n oche algunas veces e completa o b scuridad ; otras


,
n

alum brado sólo p o la lu z vacilante de una lámpara ;


r

y otras contemplán dose el rostro e u espejo il um i n n

n ado l luz m ás fuerte que le e a posi b le o b tener r


p o r a ,

simbolizando de este modo el constante examen i nte


ri or con que se tort ura b a pero con el cual no podía ,

ur ifi c a r s e
p .

En estas prolongadas v igi l ias su cere b ro se tur .

baba y entonces cre ia ver vi siones que flo t b a ante


,
a n

sus ojos ; quizás las percibía confusamente á l a dé b il

luz que de el las i adiab a e la parte m ás remota y


rr ,
n

obscura de su hab itación ó más distintamente y á su , ,

lado e flej á do se en el espejo Y a e a u a ma ada


,
r n . r n n

de form as dia b ólicas q ue hacían v i sajes al pál i do m i


n ist o m o fá do se de él é i v itá do l á seguirlas ; y
r ,
n n n e a

un g upo de b ri llantes ángeles q ue se remonta b an al


r

cielo llenos de dolor tornándose m ás etéreos á me


, ,

dida que asc e diá Ó eran los am igos de su j uv e


n n . n

tud y muertos y su padre de bla ca b arba frun


,
a , ,
n ,

c i e do p i adosamente el en trecejo y su madre que le


n
, ,

v o l vía e l rostro al pasar por su lado
¡ Espíri tu de u a . n

m adre ! C reo que hab ri a arrojado un a m i rada de com


13
1 82 LA L E TRA E SCARLATA
pasión á su hijo Y luego al tra v és de la habitación
.
,

que haci an t horrible estas visiones espectrales se


an ,

deslizó Ester Pry nne llevando de la mano á Perlita , ,

en su traje co l or de escarlata y señalando con el í ,


n

di c e prim eramente la letra q ue brilla b a en su seno y


, ,

l uego el pecho del jo en e c lesiástico v .

Ni guna de estas visiones l e engañó jamás p o


n r

completo En cualqu i er instante con un esfuerzo de


.
,

su voluntad pod i a convencerse de que no eran s ustan


,

cias corpóreas sino creaciones de su i nquieta i magina


ción ; pero á pesar de todo en cierto sentido eran l s , ,
a

cosas m ás verdaderas y reales c que el pobre minis on

tro tenía ahora que h c er En u vida ta falsa comoa . na n

l a su y a el dolor m ás indecible consistía e


,
que las n

real idades que nos rodean desti nadas por el cielo ,

p ra sustento y alegria de nuestro e Spí itu e veían


a r ,
s

p rivadas de lo que co stitu y e su propia vidany esencia .

Para el hombre falso l uni v erso entero es falso i m,


e ,

palpable y todo lo q ue pal pa se c o v ie t na da


'

,
n r e en .

Y él mismo mostrándose bajo un falso aspecto se con


, ,

vierte e u sombra ó acaso cesa de exist i L


n na ,
r . a

ú nica verdad que continuaba dando al S r D im m . es

dale una existen cia real en este mundo e a l go ía ,


r a a n

latente en lo más recóndito de su al hua y l no dis ,


a

f
ra z a da expres i ón de l a misma en todo su aspecto ex
t io
er rSi hubiera hallado una vez la facultad de s o
. n

re i r y presentar un rostro alegre o hab ría sido el


, ,
n

hombre que e ra .

En u a de esas terribles noches que hemos t a


n r

tado vanamente de describir el ministro se levantó ,

sobresaltado de su asiento U a nueva i dea se le


'

. n

había ocurrido Podría haber un m omento de .


XII
LA V G I I LI A D EL MIN I ST RO
A ND AND O como e un sueño y quizá realme ten ,
n

bajo la influen cia de u a especie de sonam bulis m o el


n
,

S r D i m m esd l e llegó al lugar en que años atrás


. a ,

Ester habia sufrido las primeras horas de su ig o m i n

n i a pública El m ismo t blado egro y p e c udido


. a ,
n r

o l s lluvias soles y tormentas de s i ete l argos años


p r a ,

c on los escalones gastados por l s pisadas de los m u a

c h os reos qu desde aquella época los ha bían s ubi do


e ,

se ele v aba all i bajo e l b al c ón de l a i glesia ó casa de

reun i ó El ministro ascendió l o s escalones


n . .

E a una o b sc ura noche de pri cipios de Mayo


r El n .

c ielo estaba cubierto e toda su extensión con u n n

m anto espeso de nu b es S i l a m i sm a multit ud que


.

presen c ió el c astigo de Ester Pry nne hubiera podido


ser convocada hora o l habría sido posi ble distin
a ,
n e

guir l s facciones de rostro alguno


a e l ta b lado i en ,
n

apenas los contornos de u forma hu m a a e las pro na n n

f undas tiniebl a s de l a m edia noche Pero l pobla . a

ció toda estaba entregada al sueno N O había peli


n .

gro de que pudieran sus m oradores descubrir nada .

El m inistro pod i a permanecer all i de pie si así le agra ,

daba hasta que l a m ñ tiñera de rojo el oriente


,
an a a ,

si ncorrer otro ri esgo si no el daño que el aire frío y hú


( 1 84)
LA V IGI L I A DE L MINI STRO 1 85

m edo de la noche pudiera ocas i onar á su organ i smo .

Ningún o j o alcanzaría á verle excepto A quél si empre , ,

alerta y despierto que le ha bía visto cuando estab a eu


,

cerrado e su alcoba ret irada a o tá do se c o las san


n z n n

gr i e t s disciplinas
n a
¿ P o qué pues hab i a. ido a llí ? r , ,

¿ Era aquello a c aso u a parodia de penitencia ? n S i ,

una parodia pero e l a cua l su alma se engañaba á sí


,
n

m i sma mientras los ángeles vertían triste llanto y el


enem igo de l o s hom b res s e regocijaba Habi a i do .

allí arrast ado á i mpulsos del R emordimiento que


r
,

d onde quiera l e acosaba y cuya c ompañera e a aquella ,


r

C obardía que invari ab lemente le h acía retroce der e n

e l momento mismo e que i b a á desp l egar los labi os


n .

¡ Po b re infeli z ,
hom b re ! ¿ Qué derecho ten i a de a b ru
m a b aj o el peso del delito hom b ros ta flacos com o
r
'

l o s suyos ? E l cri me n e s para l o s fuertes que ó pue


den soportarl o e s ilen ci o ó l ib r rse de él descarga do
n
,
a n

de u a v e su co ci e ci a s en cuentran el peso dema


n z n n i

siado grave Pero esta alma tan extrema d amente d é


.

b il y sens ib le no podía hacer i l o u o ni lo otro sino n n ,

v acilar cont i n u ame te entre los dos extremos n enre ,

dándose cada e m á e l o s lazos i nextri cables de l a


v z s n

agonía de u i nútil arrepent i m i ento y de un oculto


n

del ito .

Y si mientras se hallab a e el tab lado ocupado


a
,
n ,

e n l a tarea de esta va a muestra de exp i ac i ón se vió n ,

D i m m esdal e so b recogido de un gran horror como si ,

e l universo e tero estuv i era contemplando u


n m arca na

escarlata en su seno desnudo prec i samente e ci ma de ,


n

l a regi ó del corazó n Y e aquel l ugar e verdad n . n ,


n ,

estaba y allí habi estado desde hace largo tiempo


,
a ,

el roedor y empo zoñado diente del dolor físico n S in .


1 86 LA L E T R A E SCAR LAT A
esfuerzo ninguno de su v oluntad pa ra i mpe dirlo sin ,

poder dom inarse lanzó u grito agudo penetrante que ,


n
,

fué repercutiendo de casa en casa y que devol v i eron ,

l s col i nas lejanas c omo si u a comparsa de espíritus


a ,
n

malignos cono ci endo cua to horror y miseria encerra


,
n

h á aquel grito s e hubiera di ertido en hacer rebotar


,
v

el sonido de u lado á otro n .

¡ Y a o ha y remedio
n exclamó l eclesiástico — e

cub riéndose el rostro co l s manos l a ciudad toda n a ,


se despertará y saldrá á l a calle apresuradamente y

me hal lará aquí .

Pero no fué i El gritó eso ó tal v e e u as . r n z n s s

asustados oídos con may or fuerza de l que rea l me te a n

tuvo L a población no se despertó ; ó s i algunos se


.

des pertaron lo atri b uy eron á algo horrible que pasó


,

e n un sueño ó al ruido de l s brujas ó hechi c eras


,
a

cuy as voces aquella época


, enoian con frecuenci a ,
se

en los lugares solitarios cuando cruzaban el aire e n

compan i a de S ata ás El S r D i m m e sdal e por lo n . .


,

ta to
n o y e do ada q ue indi case una al arma gene
,
no n n

ral separó las manos del rostro y miró en torno suy o


,
.

En u de l as ventanas de l casa del Go b ernador q u


na a ,
e

estaba á cierta distan cia vió l a fi gura del anciano m ,


a

i t d o en v uelta en u a b lan c a b ata de dormir c o n


g s ra n ,

u a lámpara en la mano y un gorro de noche en l a


n

cabeza Pare cía u fantasma evocada e mal hora


. na n .

El grito evidentemente le había as ustado En otra .

ven ta a de l a mism a casa a pareció l a vieja S eñora


n

H i b b i s herma a del Gobernador tam b ién con u a


n
,
n ,
n

lámpara que a u á l distancia en que se encontraba


,
n a ,

dejaba ver la expresión displ icente y d ura d l rostro e

de la señora Esta asomó l a cabeza por el postigo y


.
1 88 LA L E T R A E SCARLATA
b aba de pasar á mejor m undo y e dirigía ahora á ,
s

s u casa alum b rándose con una linterna El b rillo d . e

ésta había hecho imaginar al S r D i m m sdal e que v eí . e a

al buen padre Wilson rodeado de un hal o ó corona

radiante como l de l o s santos v arones de otros tiem


a

pos lo que le daba u aspe c to de gl ori osa beatitud en


,
n

medio de esta oche som b ría del pecado D i m m


n . es

dale sonrió mejor dicho s echó á reir ante tales


se , ,
e

i de as sugeridas por l a luz de l a linterna y se preguntó ,

si se había v uelto loco .

C uando el R everendo S r Wilson p só junto l . a a

ta blado e volviéndose mu y bi en e l o s pliegues de


,
n n

s u manto g e o é con u a mano mientras soste ía


n v s n ,
n

con l otra l l i nterna el S r D i m m esdal apenas pudo


a a ,
. e

repri mir el deseo de hab lar .

— Buenas noches v enerable pa dre Wilson ruego


, ; o s

que subáis y q u paséis u rato en m i compañía


e n .

¡ C ielos ! ¿ Hab i a hablado realmente l S r Dim e .

m e sd l ? A i lo creyó él mismo un i nstante ; pero


a e s

es s palabras fueron pron unciadas sólo e su imagina


a n

ción El venerab l e padre Wilson conti uó lentame te


. n n

su camino teniendo ,
l may or cu i dado en evit r man
e a

charse c o el lodo de l a calle y si volver siquiera l


n ,
n a

ca b eza hacia el fatídico ta bl ado C uan do la luz de su .

linterna se hu b o des v a ecido á lo lejos po completo n r ,

e l joven ministro se dió c uenta por la especie de des ,


e

may o que le sobre c ogió de que los últimos momentos ,

habían sido para él una c ri sis de terrible ansiedad ,

aunque su espíritu había he cho u esfuerzo i o l u t n nv n a

rio para sal i d ella con la espe c ie de pó trofe semi


r e a s

jocoso dirigido l S Wilson a r . .

Poco después se deslizó nuevamente e D i m m es n


LA V IG I L I A DEL MINI STRO 1 89

dale el sent i m i ento de lo grotesco en m ed i o de l a s

solemnes visiones que se forja b a su cerebro C rey ó .

que l s piernas se le ib an poniendo rígidas con el frío


a

de l noche y empezó á im ginarse que no podría


a , a

descender los escalones del tablado L mañ na se . a a

acerca b a entreta nto y all i se e c o t ía él : l o veci n n ra r s

n o s empezarían á levantarse El más madrugador .


,

sal i endo en l a sem i o b c u id d del crepús culo percis r a ,

b ni a un vaga figura de p i e e el lugar co sag ado á


'

a n n r

expiar l o s crímenes y delitos ; y casi fuera de jui cio ;


movi do de su sto y de curiosidad iría llamando de ,

p uerta e puerta á todo el pueblo para que vi niese á


n

contemplar el espectro pues así se lo fig u arí —de ,


— r a,

algún dif unto cri m i nal En esto l a luz de l a manana .


,

i ria creciendo cada v e e intensidad : lo s a cianos z n n

patriarcas de la población se irían levantando p esu a r

radame te cada u o envuelto en u b ata de franela y


n ,
n s ,

las respetables matro nas si detenerse á cam b iar su n

t aje de dorm i r T oda l congregación de personas


r . a

decentes y decorosas que jamás h sta entonces se ,


a

habían dejado v e c o un solo cabel lo des peinado se


r n
,

presentarían ahora c o la ca b ellera y el v estido e el


n n

m y or desorden El viejo Gobernador Bellingham


a .

saldri a con severo rostro llevan d o s us cuellos de


lechuguilla al revés ; y l a S eñora H i b b i s su h e n ,
r

m ana ve dría con al gunos r m ito s de l a selva prendi


,
n a

do s á su traje y c o n rostro más a v i agr do q u nu ca


,
n a e n ,

como q ue apenas hab ía pod i do dorm i r un minuto d s e

pués de su p seo nocturno ; y el buen padre Wilson


a

se presentaría tam b ién desp ués de h ber pasado la ,


a

mita d de l n oche junto á l ca b ecera d un mori


a a e

bundo sin que le hu bi era agradado m ucho que le tur


,
1 90 LA L E TRA E SCARLATA
baran l sueño tan tempra o Ve d rían i gu lme te
e n . n a n

los dignatarios de l iglesia del S r D im m esd l y las a . a e

jóvenes írgenes que i d l t b á su pastor espiri


v o a ra an

tual y le habían erigido u al tar en sus puros corazo n

n e sT odos l legaría apresuradam ente dando tum


. n ,

b o s y tropiezos y dirigi endo con espa t o y horror las


,
n

miradas hacia el tablado fatídico ¿ Y á qu i én perci .

birian al l í á la luz rojiza de l aurora ? ¡ Á quién a


,

s i no al R everendo A rt uro D im m sd l e medio helado e a ,

de frio abrumado de vergüenza y de pie donde había


, ,

estado Ester Pry nne !


Mo v ido por el grotesco horror de este c uadro el ,

mini stro ol v idándose de su inquietud y alarma i fi


,
n

n itas prorrumpió en u carcajada que fué r p o


,
na ,
es n

d i da in med iatamente po una risa ligera ére i r ,


a a, n

fa ti l e la que con un e st m c i m i t del corazón


n
,
n re e en o

— ue no sa bía si e a de i ntenso dolor ó de placer ex


q r ,

tremo reco oció el acento de la pequeña Perla


,

n .

¡ Perla ! ¡ Perlita — exclamó después d e un m o

m ento de pausa ; y luego c o voz m ás baja ag egó : ,


n ,
r

Ester Ester Prynne ¿ estái s ahí ?


, ,

Sí ;—es Ester Prynne replicó ella con a c ento


-
,

de sorpresa y l mi istro o yó sus pisadas que se


— e n

iban a c ercando S oy yo y m i pequena Perla .


¿ De dónde v i s Ester — pregu tó el ministro en ,


n .

¿ Qué ha traído aqu


os í?
He estado velando á un m ori b undo respon di ó ,

Ester h é estado junto al lecho de muerte del Gob er


,

n dor Winthrop he tomado las m edidas para su traje


a , ,

y ahora me dirijo á mi habita ción .

S ube aquí Ester ;



tú Perlita dijo l
,
ven co n ,
e

R everendo S r D i m m esd l A mbas habéis estado


. a e .
1 92 LA L E TRA E SCARLATA
— No , no manana Perla , ,
— d ij o el m i nistro ,
— pero
otro día .

Qué di — persistió la niña a .

En el gran día del J uic i o Fi al — murmuró e l n ,

eclesiástico q ue v ió como obl igado á responder de


,
se

e ste modo á l iña e su carácter sagrado de mi


a n n

n i s t o de l
r altar — Entonce s y alli ante el J uez S upre
.
,

mo continuó tendremos que comparecer tu m adre


, , ,

tú y y o al mismo tiempo Pero la l u del so l de este


,
. z

mund no habrá de vernos reunidos


o .

Perla empezó á reir de nuevo .

Pero antes de que el S r D i m m esd le hu b i era ter . a

m i nado de hab lar brilló u luz e toda l a extensi ón


!

na n
,

del obscuro hori zonte Fué si duda uno de esos me . n

te o o s que e l obser vador noctur o puede ve


r m e udo n r a n ,

q u e se i fl a m a br i llan
n y se exting uen rápidamente
n,

e n l regiones del espacio Ta intenso fué su e


as . n s

p l e don que ilum


r, i nó por co m pleto l a d e sa m asa de n

nub es entre el firmamento y la tierra L bó eda . a v

celeste resplandeció de tal modo qu dejó la calle ,


e v er

como si estuviera alum b rada p o la luz del mediod ia r ,

pero con l extrañeza que si empre comunica á los h


a o

s familiares una claridad no acostumbrada L


je to s . a

casas de made a con s us pisos que sobresalían y s u


r
,
s

curiosos caballetes r ematados e punta ; l s esc leras n a a

d e l a puertas y l o s qu i c i os con las pri meras hierbas


s

de la primavera que empezab an á b rotar e l as cerca n

n i as ; l s b ancos de tierra de l o jardines que pare cía


o s n

negros c on l a tierra remo v ida recientemente todo —

se vol v ió visible pero con u singularidad de aspe c to


,
na

que pare ci a darle á los O bjetos una significa c ión dife


rente de l a que antes te ían Y alli estaba el ministro n .
LA V IGI L I A DEL MINI STRO 1 93

con la mano puesta sob re el c orazón ; y Ester Pry nne ,

con l a letra bordada brillando en su seno ; y la pequeña


Perla que e a e sí misma un símbolo y el lazo de unión
r n

entre aquellos do s seres Allí estaban de pi e al fulgor


.

de aquella extraña y solemne luz c o m o si ésta fuera ,

l a que ha b ía de revelar todos los secretos y fuera tam ,

bié n l a al b orada que había de reunir todos lo s q ue


mutuamente se per tenecían .

En los ojos de Perla había cierta expresi ón miste


r i o sa y en su rostro cuando lo alzó para mirar al m i
, ,

n i st o aquella sonri sa m a l i c i osa que l hacía comp rar


r
,
a a

á un trasgo R etiró su m ano de l a del S r D im m e s


. .

dale y señaló al otro lado de la calle P ó él cruzó


,
. er

l as manos sobre el pecho y levantó l s miradas haci a a

e l cielo .

Nada e a tan comú e aquel los t i empos como i


r n n n

terp e t a todas l s apar i ciones meteór i c as y todos l o s


r r r a
,

otros fenómenos n aturales que ocurren c o menos ,


n

regulari dad que la salida y la puesta del so l y de l a


lun a como otras tantas revelaciones de origen sob re
,

natural A sí es que u l anza brillante u a espada


. na
,
n

de llamas un arco ó un h a de flechas pronosticaban


, ,
z
,

u a guerra c o
n l o s indios n Era s b i do q ue u a llu v i a
. a n

de luz carmesí indica b a u a epidemia Dudamos m


n . ii

cho que haya aconteci do al go notable e l Nueva In n a

g l t
a er ra, desde l o s primeros dí s de s u colo ización a n

hasta el tiempo de la guerra de l a Independen c ia de ,

q u e l o s habitantes o hu b ieran tenni do u previo aviso n

merce d á un espectáculo de esta naturaleza Á ve c es .

había sido visto po l a m ultitu d ; pero c muchar on

m ayor frecuencia todo reposa b a e el mero dicho de


,
n

un sol i tario espectador que había contemplado el m a


1 94 LA L E TRA E SCARLATA
fenómeno al través del t to do v i dri o
r a vi ll o s o r as rn a r

de aume to de su i m ag ina c ión dándole más tarde una


n ,

forma m á pre c isa Era i d uda u idea grandiosa


s . s n na

pensar que l destino de las naciones debía revelarse


e

en estos sor pre dentes g o g li fic o en la bóveda c eleste


n er s .

Entre nue tros antep ados e una c reen c ia muy ex


s as ra

tendida indicando que s u na ci ente com unidad estaba


,

b ajo la c ustodia especial del c ielo Pero ¿ qué dire .

mos c u ndo un individuo descubre una revelación


a en

se mismo li b ro m isterioso d i ri ida á é l solamente ?


e g
En e e caso sería únicamente el síntoma de una alte
s ,

ra c ión profunda del espi ritu si un hombre e c o e , ,


n ns

c uen cia de u dolor prolongado inte so y secreto y


n
,
n
,

de la c ost umbre mórbida de estarse estudiando cons


t t m e te ha llegado á asociar s u personalidad á la
an e n
,

n aturaleza entera hasta el extremo de que el fi m , r a

mento no venga á s sino una pági a adecu ada para er n

la historia del futuro destino de su alma .

Por lo tanto á esta enfermedad de u e pi itu atri


l

s s r
,

h ui mos l idea d que el min i stro al dirigir sus mira


a e ,

das hacia el c i elo crey ese co templar él l fi gura ,


n en a

de u inmensa letra l a letra A dibujada con con


na ,

,

tornos de l u de un rojo obscuro En aquel lugar y


z .
,

a rdiendo opacamente solo se había dejado ver un me ,

t o o l tra v és de un velo de nub es ; pero no con l


e r a a

forma qu u c ulpable imagina c ión le prestaba ó á lo


e s ,

m enos de una ma era t


,
po c o definida que otra n an ,

conciencia delin c uente podri a haber vi sto e él otro n

símbolo distinto .

Había u circ unstan cia especial que caracterizaba


na

e l estado psicológi c o del S r D i m m d l e aquel . es a en

momen to T odo el t i empo que estu v o mirando al


.
1 96 LA L E TRA E SCA R LATA
el oi do jun to á los labios de Perl a y tan - Pronto
,

bajo como te sea posible .

Perla mur m uró algo á su oído que r o ab á es n a

manera de lenguaje hu m ano cuan do o era en reali ,


n

d d sino la j erigonza in i nte ligible y sin sentido alg uno


a

que usan á veces l o s iños para divertirse cuando está n n

juntos De to dos modos no le comunicó ninguna


.
,

noticia secreta acerca del vi ejo facultativo Era un .

idioma d esconocido para e l erudito clérigo que sólo ,

sirvió para aument r la con fusión de su espi ritu La


a .

niña entonces prorrumpió en u a carcajada n .

T e burlas de m i ahora d ijo e l ministro —


.

— NO has sido valiente o h s sido sincero — es n a r


, ,

p o n di ó l a n i ña no qu i siste,
prometerme
— que o t o n s

marias de l a mano á mí y á m i madre mañana al m e


diod i a .

Dig o senor — exclamó el mé di co que se hab ia


¡
n

adelantado hasta el pi e del tablado — piadoso S r Dim ,


.

m es dal e ¿ sóis real mente vos ? S i si seguramente


, , ,

que i Vay a ! ¡ Vay a ! Nosotros hombres de estu


s .
,

dio que tenemos l a cabeza metid e n uestros l ibros


,
a n

necesitamos q ue se o s vigi le S oñam os despiertos n .


,

y o s paseamos durm iendo Venid buen señor y


n .
,

a migo quer ido ; d j dm e que o s conduzca á vuestra


e a

c asa .

¿ C ómo supiste que yo estab a aqu i preg u ntó —

D im m e d l e c o temors a n .

— E realidad de verdad respondió e l médico no


n , ,

sabía nada de esto Gran parte de la noche la h e p


. a

s ado á l cab ecera del digno Gobernador W i throp


a n ,

ha c iendo en su benefici o lo q ue mi poca habilidad me


permitía Á un mundo mejor h a partido y y o me
.
,
LA V IGI L I A D EL M I NI STRO 197

d i rigía á mi morada cuando brilló sa luz e t o di ,


e x ra r

naria O s ruego que vengáis reverendo señor ; de


.
,

otro modo no s hallaréis en estado de c umplir vues


o

tros deb eres mañana domingo ¡ A h ¡ Ved cómo l o s .

libros perturban l c erebro ! ¡ Estos libros estos li


e ,

bros ! Debéis estudiar menos buen señor y pro eu , ,

raros algún recreo si o q ueré i s q ue estas cosas se


,
n

repi tan .

Iré c o n o s á mi casa dijo el S r D i m m esdal


— v , . e .

C ompletamente ab ati do con u a sensa c ió de frío ,


n n
,

como el que despierta de u a pesad illa acompañó l n


,
a

médi c o y partieron juntos


,
.

El día siguiente d o mingo pr edicó si e m bargo u


, ,
n n

sermón que se cons i deró el mejor el m ás vigoroso y ,

m ás lleno de unc ión celeste q ue hasta entonces h u


bie ra n pronunciado sus lab ios S e dij o que m á de . s

un alma se si nti ó regenerada c o l a eficaci a de aquel n

discurso y q ue fuero n m uchos los que juraron eter a


,
n

gratitud l S r D im m esdale p o el bien que l es ha bía


a . r
.

hecho Pero cuando b ajó del púlp i to l e det uvo el


.
, ,

anciano sa c ristán prese t andole un guante negro q ue n

el min i stro reconoció p o suyo r .

—S e encontró esta mañana dijo e l sacri stán — e ,



,
n

el ta b l ado en q ue s o e á l o s m a l hechores á l a ver


e
p e j
x n

ü en a pú b lica S atanás lo dejó caer allí d e seando


g z .

sin duda juga u a mala pasada á su R everencia


r n .

Pero h procedido con el mismo desacierto y ligereza


a

de siem pre U a mano li m pia y p ura no ecesita


. n n

guante que la cubra .


s

— Graci a s bu en amigo
,
d i jo l m i nistro con grave ,
— e

dad pero mu y so b resaltado pues tan co fusos eran s us


, ,
n

recuerdos q ue cas i crei a qu e los acontecimientos de l a


,

14
1 98 LA L ET RA E SCAR LAT A
noche pasada eran solo un sueño — Si agregó parece .
, ,

que es mi guante .

Y puesto que S atanás h a creído conve iente n ro

b á o sl e adelante Vuestra R everencia debe tratar á


r o, n

s
e e enem i go S i n m i ram i entos de ning una clase Duro .

con él — dijo el anciano sa cristán c o horrible so risa n n .

Pero ¿ ha oído Vuestra R everenci a hablar del por


,

tento que se v ió anoche ? S e dice q ue apareci ó e el n

cielo una gra letra roja l letra A que hemos inter


n ,
a ,

e tado sign i fica Á ngel Y como nuestro b uen G o


pr .

b e ado Winthrop falle c i ó también a oche y fué


rn r n ,

convertido e á gel de seguro que se creyó c o v e


n n ,
n

niente p ublicar la noti cia de algún mo do .

No ; ada he oído acerca de e se parti cul ar


— n
,

contestó el m inistro .
2 00 LA L ETRA E SCARLATA
ideas de lo j usto ó de lo injusto según el rasero com ú n
Ester vió ó c rey ó ver que había en ella una p
, ,
re s on

sab i li d d respecto á D i m m e s d l
a superior á l que a e, a

ten i a para con el mundo entero L os lazos que á este .

último l ligaron cua l quiera que hubiese sido u natu


a ,
s

raleza estaban todos d st uid s Por el contrari o


,
e r o .
,

respecto al ministro existía el férreo lazo del cri m en


mutuo que ni él n i ella podían romper y que como
, , ,

todos los otros lazos traia aparejadas consigo o bliga ,

cion s i neludibles
e .

Ester no ocupaba ya pre ci samente l m i sma posi a

c ión que e los primeros tiempos de su i g nominia


n .

L os anos se habi an i do sucediendo y Perla contaba ,

y a siete de ed d S u madre co l a letra es


. c arlata en ,
n a

e l pecho b rillando c on su fantástico bordado e


,
ahora ,
ra

u a figu ra mu y conocida e
n l a po b l a ción y c omo no n

s e m ez c la b a e los asuntos públ i cos ó privados de


n

n adie n nada n i para ada se habi a ido forma do


,
e n , n

una especie de consideración ge eral hacia Ester En n .

honra de l naturaleza humana puede decirse que e


a ,
x

e to cuando i nter viene el eg o í m o está m ás dispuesta s


c
p ,

á amar q u á o di ar El od i o por medio de u p o e


e .
,
n r c

di m i e to silenci oso y gradual se puede transformar


n ,

hasta en amor siempre que á ello n o se opongan ue


,
n

vas c ausas q ue m antenga v i v o l sentimiento primero n e

de hostilidad En el caso de Ester Pry nne no había


.
,

ocurri do ada que lo g v ase por q ue jamás ella e


n a ra ,
s

declaró e c o tra del públi c o sino que se sometió sin


n n , ,

quejarse á todo lo que éste quiso hacer sin demandar


, ,

nada e re c ompensa de sus sufrimientos H ay q ue


n .

agregar la pureza inmac ul ada de su vi da durante todos


estos años en que se habi a visto segregada del trato '
OTRO M O D O DE J UZ G AR I

A E ST E R 2 01

soci a l y declara da i nfame y sa c ircunstanci a influy ó ,


e

mu c ho en favor suyo No ten iendo ahora nada que .

perder para c o n el mu do y sin esperanzas y acaso n , ,

tampoco si n deseos de ganar alguna cosa su vuelta á ,

l a sen da austera de l deber sólo podría atr ib uirse á


un verdadero amor de la virtud .

S e hab ía notado igualmente qu e si bien Ester jamás


reclamó la más mínima participación e los bienes y n

benefici os del mundo excepto resp i rar el aire común ,

á todos y ganar el sustento para Perl i ta y para ella


misma con a la b or de sus manos sin embargo siem
l —
, ,

pre se hallab a dispuesta á servir á us semejantes s ,

cuando l a ocasi ón s e presenta b a N o había nadie que .

con tanta prontitud y bue a voluntad comparti era sus n

esc sas prov i siones con el pobre aun cuando éste e


a , ,
n

re c ompensa de l o alimentos llevados c toda regus on

l a i da d á su puert ó de los vestidos trabajados por


r a,

aquellos dedos que habrían podido b ordar el manto de


un monarca le pagase co un sarcasmo ó una pal abra
,
n

ofensiva En tiempos de calamida d general de e pi


.
,

demia ó de escasez nadie había tan lle a de abnega


, ,
n

ción como Ester : e l o hogares invadidos por l a n s

desgraci a all i entr ba ell no como huésped intruso


,
a a

é i opo rtuno sino como quien t i ene pleno derecho


n ,

á ha cerlo ; cual s i l as som b ras que esparce el dolor


'

fueran el medio m ás adecuado para poder tratar con


s us semejantes A llí b rillab a la letra escarlata á ma
.

nera de luz que derra ma consuelo y b ienestar : sim


bolo del pecado e todas partes e la cabecera del n ,
n

enfermo e a emblema de caridad y con m iseración


r .

En casos tales la naturaleza d Ester se mostraba con


,
e

todo el calor qu le era innato y con aquella ternura


e ,
2 02 LA L E TRA E SCA R LAT A
y suavidad q u nun c a dejaban de producir l efecto
e e

de seado en los fl ig i d s que á ella acudían


a S u seno
o . ,

co n el sig no de ignominia que en él l uc ía p uede de ,

ci rse que a el regazo donde po día reposar c n c alma


er

la c abeza d l infortunado E u h rmana de la


e . ra na e

cari dad ordenada p si m isma ó mej or dicho orde


,
or , ,

nada po l a ruda mano del mundo cua do n i éste ni


r ,
n ,

el la podían preve semejante resulta do L a letra


,
r . es

ca l t fué el símbolo de u ocación


r a a Este se v olvió s v . r

tan útil desplegó tal facultad de ha c er l bien y de


,
e

identificarse c on los dolores ajenos que mu c has per ,

so as se negaron á da á l A es carlata u sign ificado


n r a s

pri mitivo de A d últera y d cían que“


realidad ,

e en

sig ifi c ab a
n A bnega ción ¡ T ales eran las virtudes .

man ifestadas po Ester Pry nne ! r

S ólo las moradas e que el infortun i o habi a arro n

jado u velo so m b ío eran las que podían retenerla


n r ,

desde el i nstan te q ue comenzaban á ilumi arlas los


en n

rayos de la felicidad Este desapa recía El huésped ,


r .

caritativo y servicial se alejaba sin da siquiera u ,


r na

mirada (l e despedida e que re c oger el tributo de gra n

tit ud que l a debido si


o s que existía a l guna e
er
,
e n

los corazones de aquellos á qui nes h bía servido con e a

tanto celo AI encontrarlos e la c alle jamás levan


. n
,

taba l a c abeza para reci bi r s u saludo ; y si alguno se


di igí á ella e s ue l tam e te entonces indicaba
r a r si n ,
en

leucio la letra escarlata o u dedo y continuaba su c n n ,

camino Esto podr ía atri b uirse á orgullo pero se


.
,

asemejab a tanto á la humildad q u producía el ,


e en

espí itu del público todo el efecto con c i liador de esta


r

virt ud El temperamento del públi c o e


. lo gene s en

ral despótico y capaz de denegar la justicia m ás evi


,
2 04 L A LE T R A E SCARLATA
impeli a tambié á c ontar en voz baja el escá dalo de
n n

otros tiempos Y á pesar de todo era u hecho real


.
,
n

que á l s ojos de las m i smas personas que así habla


o

ban l letra escarlata producía u efecto pare cido al


,
a n

de la cruz el pe cho de una monja comunicando á


en ,

l q ue l a llevaba u a especie de santidad que l perm i


a n ,
e

tía atra v esar c on toda seguridad por e m edio de cual n

q uier clase de pel igro S i hubiera c aido entre ladro


.

n es la habri a protegido
,
S e decía y muchos lo c reían
.
, ,

que un indio disparó u a vez u flecha contra l letra


n na a

y que al tocarla cay ó l flecha al suelo he c ha pedazos


, ,
a ,

i haberle c ausado el menor daño á la letra


s n .

El efecto de l a d i visa ó mejor di cho de l posi , ,


a

ción que ésta indica b a con respecto á l sociedad a

fué poderoso y peculiar e e l ánimo de Ester n T oda .

l gracia y ligereza de su eS pi i tu habían desaparecido


a r

á i fluj o s de esta funesta letra dejando solamente


n ,

algo o st ib l m e te rudo y tosco que habría podido


en s e n ,

hasta s repulsivo para sus amigas ó compañeras á


er ,

haberlas tenido Lo s atractivos físi cos de u persona


. s

habían experimentado un cambio igual ; qui zá debi do


e n parte á la seriedad de su traje y parte á l se ,
en a

queda d de sus maneras T ambién fué u triste . na

transformación la que experimentó su hermosa y s e

p l é di
n d cabellera
a q u ó había sido cortada
e, ó estaba ,

tan comple tamente oculta bajo su gorra que ni s i ,

quiera se al c anzaba á ver uno solo de sus rizos En .

consecuencia de todas estas causas pero aun mucho ,

m ás debido á algo descono c ido parec i a que no hab i a ,

y a en el rostro de Ester n ada que pudiera atraer las

mira das del amor ; nada e la figura de Ester aunq ue n


,

majestuosa v semejante á una estatua que despertara ,


OTRO M O D O DE J U Z G A R '

A E ST E R 2 05

en la pasión el anhelo d estrecharla en tre su brazos ; e s

nada en el corazón de Ester que pudiera responder


á los latidos amorosos de otro corazón Al go había .

desaparecido e ella algo completamente feme ino


n ,
n ,

co m o acontece con frecuencia c uan do l mujer ha p a á

sado por pruebas de u severidad pe c uliar : porque na

si ella es toda ternura esto le costará la ida ; y si ,


v

so b i i e á estas pr uebas entonces esa ter ura ó


re v v e r
,
n

tiene que extinguirse por completo ó r ec o c e t e ,


n n rars

tan hondamente e l corazón que jamás se podrá m s


n e ,
o

trar d nue v o T l vez esto últi mo se lo más exacto


e . a a .

L a que una vez fué u a verdadera m ujer y ha cesado n ,

de serlo puede á cada i nstante reco b ar sus atri butos


,
r

fe m eninos si sola m ente vien e el toque mágico que e te e


,

tú e la t fi g u ac i ó
ran s Y a veremos s i Ester Pry nne
r n .

re c ibió m ás tarde ese toque mágico y quedó trans


fi g ur a da .

Mucha parte de l a frialdad marmórea de que parecía


estar dotada Ester de b e atribu i rse á l a c i rcunstancia
,

de que se había operado un gran cam b io e su vida n ,

rein ando ahora el pensamiento donde antes re i nab a n

l a p asión v los sentim i entos Estando sola e l mundo . en

sola e cua to á depender de la sociedad y con l a p e


n n ,

quena Perla á quien gui ar y proteger sola y si es ,


— n

s de m ejorar su posición aunque no hu b iera


p r nza
e a ,

desdeñado semejante idea arrojó lejos de si l o s fr g ,


— a

mentos de u a cadena hecha pedazos L a ley un i ver


n .

sa l no e la ley de su espíri tu V i vía además e u a


ra . n n

ép o ca en que la inteligencia humana recientem e te ,


n

emancipada había desplegado mayor acti vi d a d y eu


,

trado n u a esfera m ás vasta de acci ón que l o que


e n

había hecho durante muchos si glos No bles y tronos .


2 06 L A LETR A E SCA RLA T A
habian sido derrocados por los hombres de la espada ;
y antigu as preocupaciones ha bian si do dest uid por r as

h ombres aun más atrevidos que aquellos Ester se .

había penetrado de este e S pi itu pura m ente m oderno r ,

adoptando u a l i bertad de es peculación co mún u


n ,
e

tonces l otro lado del A tlántico pero que á haber


a , ,

tenido otic i a de ello nuestros antepasados l o habrían


n
,

juzgado un pecado más mortal que e l q ue estigm ati


zarou con la letra e scarlata En su cab aña solitari a á .
,

ori llas del mar l a visitab an ideas y pensamientos tales


, , _

como no posi ble q ue se atrevi eran á penetrar en


e ra

otra morada de l a Nueva Inglaterra : hués pedes i n

visibles q ue habrían sido tan peligrosos para l o s q u


,
e

l e daban entrada e su espíritu como si se les hu b iera


s n ,

v i sto en trato familiar c o el enemigo del género h u n

m ano .

Es digno de notarse que las person as q ue se entre


g a n á las más atrevidas especulac i ones me tales s n ,
on

con frecuencia también l s que m ás tra quilame te se a n n

conforman á l s ley es externas de l sociedad El


a a .

pensamiento l e s b asta si que traten de convertirlo ,


n

en a c ción A sí parece que pasaba con Ester S i


. . n

em bargo si no hu bi era tenido á Perla las cosas h a


, ,

brian sido muy diferentes Entonces tal e su n o m . v z

bre brillaría hoy en l Historia como la funda dora de


a

u na secta religiosa á par de A a Hut chinson quizás n

hab ría sido u espe cie de profetisa ; pero probable


na

me te los severos tribunales de la época l a habri an


n

condenado á muerte por intentar destruir los funda


mentos eu que des c ansaba l colonia puritana Pero a .

e n l a educación de su hija l osadía de s us p en sam i n ,


a e

Vé se e a ac rc a d e A Hut h i s
na c n on la n o ta en la p ág i na 59 .
2 08 LA L E TRA E SCA R LAT A
p l e to Una mujer nun c a res uel v e estos pro b lemas
.

c on el mer o uso del pensamiento : so irresolubles ó n ,

sola m ente puede resolverse de u a manera S i po


n n . r

casualida d prepondera l corazón los prob lemas e , se

desvane c en Ester c uyo corazón por decirlo así


.
, , ,

había perdido su ritmo regular y saludab le agaba ,


v

errante sin luz q ue l guiase e el sombrío laberinto


,
a ,
n .

de su espíritu ; y á veces s apoderaba de ella la duda e

terrible de si o se ía mejor enviar cuanto antes á


n r

Perla l c ielo y presentarse el la también á aceptar el


a ,

desti no á q ue l Eterna Justi i a la crey ese acreedora


a c .

L a letra escarlata no hab ía llenado e l o b jeto á q ue se


la destinó .

A hora sin em b argo s u entrevista c o el R everendo


, ,
n

S r D i m m dal e
. la noche de l vigilia de éste l a
es en a ,

hab ia proporcionado nueva m teria de reflexiones pre a ,

se ntán do l e perspectiva u objeto digno de toda


e n n

clase de esfuerzos y sacrificios para consegu i rlo Había .

presenciado el supl i cio intenso bajo l cual luchaba el e

ministro ó para hablar con más propiedad ha bía


, , ,

cesado de luchar V i ó que se encontraba al borde de


.

l lo c ura si s que a s u razón o s había hundido


a ,
e y n e .

E a imposi b le dudar que por mucha q ue fuese l a


r ,

efi c acia dolorosa de un p unza te y secreto remordi n

miento u veneno mucho m ás mortífero le había si do


,
n

a d m inistrado por l misma m a o que preten día u la n c r ar e .

Bajo la capa d amigo y favorecedor médico había


e ,

constantemente á u lado u secreto ene m igo q ue s s n o

aprovechaba de l oportunidades que i se le presen


as as

tasen para tocar c o malvada intención todos los e


,
n
,
r

sortes de l a naturaleza del i c ada del S r D imm esd l e . a .

Ester no podía menos de preguntarse si o fué desde n


O TR O M o no DE J UZ G AR A E ST E R 2 09

el principio u falta de valor de sinceridad y de


na ,

lealtad de parte su a perm itir que l min i stro se


y , e en

c o t a a en u a situación de la n ue nada bueno y i


n r r
q ,
s

m ucho malo podri a esperarse S u única j ustificación


,
.

era l imposi b ilida d e que hab i a estado de hallar otro


a n

med i o de l ib a l e de u a ruina a u m ás terrible de l


r r n n a

que á ella le hab ia cai do en suerte L o úni c o posible .

fué acceder al plan del disfraz de R o gé i o C hilling r

W ort h Movida de esta i dea decid i ó entonces como


.
,
se , ,

ahora l o compren dí a p o el parti do peor q ue pu diera


,
r

haber adoptado Determinó po lo tanto remediar


.
,
r ,

s u error hasta donde le fuera pos ib le Fo t le id p . r a c a or

años de rudas prue b as ya no se sentía ta in c apacitada ,


n

para luchar c o R ogerio como l a noche aquella en que


n ,

abatida por l pecado y medio loca por la ignominia


e ,

á que acababa de ex puesta tuvo c o él l entre


s er ,
n a

vi sta e el c uarto de l a prisión Desde en tonces s u


n .
,

espíritu se ha bi a i do remontando á may ores alturas ;


m i entras que el anciano médi c o habi a ido d sceu e

die do a l nivel de Ester ó quizás m uy po debajo de


n ,
r

ella merced á la i dea de ve gan za de que se ha ll aba


,
n

poseído .

E u npala b ra Ester resolvi ó tener u a nue va


na ,
n en

t e i s t con su ant i guo marido y hacer cu a nto est u


r v a ,

v i era e su poder para sal v ar á l a ví c tima de que e v i


n

de te m e te se hab i a a poderado
n n L a o c asió no tardó . n

en presentarse Una tarde paseándose c o Perla en


.
,
n

un sitio re tirado e l s cerca ías de u cab a a vió al


n a n s n
,

viejo médi co con un cesto e u mano y u bastón n na ,


n

en l otra busc a ndo h i er b as y raíces p ara confeccionar


a ,

s us re m edios y med i c in as .
XIV
ES T E R Y E L MÉDIC O

E ST ER le dijo á Perla que c o tease por la rib era rr e

del mar y ugara con l s conchas y l s algas marinas


a a ,

m i entras ella hablaba un rato con l hombre que esta e

b a recogiendo hierb as á c i erta distancia ; por cousi


g uiente la niña partió como un pájar o y de cal á do se
, ,
s z n

l s p i ec ec it
o e m pezó á re c orrer l a orilla húmeda del
os

mar A qui y allá se detenía junto á un charco de


.

agua dejado por l a marea y se pon ia á mirarse e é l


,
n

como si fuera un espejo R e fl j áb e e el charco l


. e as n a

imagen de l a niñita con b rillantes y negros ri zos y l a


sonrisa de un due de i l lo á l que Perla no te iendo
n c ,
a ,
n

otra compañera con quien jugar i nv i ta b a á que la to ,

mara d la mano y diese una carrera con ella La


e .

imagen e p tí la misma señal como diciendo


r e a Este
e s un l ugar mejor : ven aqu i — Perla entrando en
y ,

el agua hasta l as rodill as contemplaba sus p ie c i to s


,
ec

blan c os en el fondo mientras aun m ás p o fu d m e t ,


r n a n e,

veía u a v aga sonrisa flotar en el agua agi tada


n .

Entretanto la madre se hab i a acercado al médico .

— Quisiera hablar te u palabra — dijo Ester un a


na —
, ,

palabra que á ambos o interesa n s .

¡ Hola ! ¿ Es l S ra Ester
a la que desea
. hablar
una palabra con el viejo Rogerio Ch ill i g w o th n r

(21 0)
21 2 LA L E TRA E SCA RLAT A
expresión bajo una sonrisa pero ésta l e vendía pues , ,

vaga b a tan irrisoriamente por su ostro que el espec r ,

ta d
or po día mer c ed á ella d i scernir mejor la negrura
, ,

de su alma De v ez en cuando brillaba sus ojos c on


. n

sini stro fulgor como si el alma del anciano fuera presa


e ,

de un incendio que se manifestara solo de tarde e tarde


,
n

por u a rápida explosió de cólera y momentánea ll a


n n

marada Esto lo reprimía el médico tan pronto como


.

le e posible y trataba entonces de parecer tan tran


ra
,

quilo como si nada hubiera sucedido .

En una palabra el v iej o médi c o e a un ejemplo de


,
r

la extraordinaria facul tad que tiene el hombre de


transformarse u de m onio si quiere por cierto
en n ,

tiem po desem peñar el oficio de éste T ransformaci ó n .

tal se habi a operad e l m édico por haberse dedi o en ,

cado dur ante siete años al constante anál i s i s de un


corazón l leno de gon ía hall ando s u pla c er en esa a ,

tarea y añadiendo por decirlo sí com b usti b le á las


, ,
a ,

horri bles torturas q ue a alizab a y cuy o análisis n en

hallaba tan i ntenso placer .

L a letra escarlata a b rasab a el seno de Ester Pry nne .

A qui ha bi a otra ru i na de que ella e a en par te e po n r r s

sa ble .

Qué véis e mi rostro que c onte m pl áis c o tal


n ,
n

gravedad de ex presió — preguntó el m é dj o n c .

Algo que me hari a llorar si para ello h ub i ese n ,


e

m i lágrimas bastante acerbas — respon di ó Ester — pero ,

no hablem os de e o D aquel infortunado hombre e s s . e

de quien quisiera hablar .

-Y ¿ qué h y c o él — preguntó el médico con


a n

ansiedad como si el tema fuera muy de su agrado y se


, ,

alegrara de hallar una oportunidad de discuti rlo con la


E ST ER Y EL M ÉD I CO 213

ún ica persona c on quien p udiera hacerl a - Para de c ir


la verdad mi S ra Ester precisamente mis pen sam ie
,
.
,
n

tos estaban ahora ocupados en ese ca b allero : de cousi


gu i ente hablad con toda l i bertad que
,
res ponderé ,
os .

— C uando o s ha b lamos l última vez dij o Ester


n a , ,

d e esto h ace unos siete años o s complaci stei s en arran ,

carme la promesa de que guardara el secreto cerca de a

las relaciones que en otro tiempo existi eron entre


nosotros C omo l a vida y l buen nombre del minis
. e

tro estab an e vuestras m anos n o me quedó otra cosa


n
,

q ue hacer s i o permanecern en silencio de acuerdo co n

v uestro deseo S in em bargo no si graves present i


.
,
n

m i n to
e me Ob l igué á ello ; porque hallándome desli
s,

gada de toda obliga c ión para c o los demás seres n

humanos o lo estaba para con él y algo había que


,
n

me m urmura b a en los oídos que al empenar mi pal a


b a de que o b edecería vuestro mandato le esta b a
r ,

haciendo trai ción Desde enton c es ad i e como v o s


.
,
n

se halla tan ce ca de é l : seg uis cada uno de sus


r

pasos ; estáis á su lado despierto ó dorm i do ; s ud i ,


e c r

ñ ái sus pensam i entos ; mináis y ul c e ái su c orazón ;


s r s

su vida está e vuestras garras ; le estáis matando con


n

u a muerte lenta y todavía no o s conoce no sa b e


n , ,

q uién sois A l permitir y o esto he procedi do c o fal


.
,
n

sedad respecto al único hombre con qu i en tenía l e

d eber de ser si c era n .

¿ Qué otro camino o s quedaba — preguntó e l


m édi c o -Si y o hubiera señalado á este hom b re con l
. e

dedo habri a sido arrojado de su púlp i to á un calabozo


,

— de all i tal v e al c a dalso


y z .

— Habría s i do prefer i ble dijo Ester — .


,

Q é
u m al le he hecho á ese ho m bre preguntó

15
21 4 LA L E T R A E SCA RLA T A
de ue vo el médico T e aseg uro Ester Prynne q ue
n .

, ,

con los honorarios m ás crecidos y valiosos que un mo


n a pudiera hab er pagado á un fa c ultativo no s
rc a , e

habría conseguido todo el esmero y la ate ción que li e n

consagrado á este infeliz e clesiástico A no se por m i . r


,

su i da se habría extinguido medio de tormentos y


v en

agonías en los dos primeros años que sigui eron á l a


t i ó de
e ra c s u crimen y l tuy o Porque tú sabes
p p er n e .
,

Ester que su alma carece de l a fortaleza d la tu y a


,
e

para sobrellevar como lo has he c ho un peso seme


, ,

jante al de tu letra escarlata ¡ O h ! ¡ y o podri a re .

velar u secreto digno de ser conoc i do ! Pero b asta


n

sobre este punto LO que l ci encia puede hacer lo


. a ,

h e hecho en su benefi c io Si aun respira y se arrastra


.

e neste mundo á m i solamente l o de b e


,
.

Más le valiera haber muerto de u a e — dijo n v z,

Ester .

S i mujer tienes razón


,
ex cl am ó el viejo R oge
, ,

rio haciendo brillar e los ojos todo el f uego infernaln

de su corazón más le v aliera haber muerto de u a


— n

v ez . J amás mortal alg uno pa deció lo que este hom


b re h pade c ido
á Y todo todo á l a vista de su
.
, ,

peor enemigo Ha ten i do u vaga sos pecha acerca


. na

de m i : ha sentido que algo se cern i a siempre sobre él


á manera de u a m aldició ; conocía instintiv amente
n n

que la mano q ue so d b su corazón no e a ma o n ea a r n

amiga y que había u ojo que le observaba buscan


,
n ,

do solamente la iniquidad y la h enco trado ¡ Pero ,


a n .

n o sa bi a que esa mano y O jo fueran l s míos ! Co e se o n

la superst i ción común á su clase se imaginaba e n tre ,

gado á un demo io para q u le atormentara co sue


n e n

ñ s espantosos
o con pensamientos terribles c o el
, ,
n
so del bienestar d l género humano Ninguna v ida
e .

había sido tan pacífica é ino c ente como l a mía : pocas ,

ta ri cas en beneficios conferidos


n
¿ No recuerdas lo .

que y o e a ? Aunque frío la aparien c ia no era y o


r en ,

u nhomb e que pensaba en e l bien de l o de m ás sin


r s ,

acordarse mucho de si mismo ; bondadoso sincer ,


o ,

justo y constante e sus afectos si b i e n éstos no muy


,
n ,

ardi entes ? ¿ No era yo todo es to ?


— T odo esto y m á dijo Ester s, — .
,

— Y qué soy ahora


¿ preguntó el anciano m i —
,

r á do l a fijamente al rostro y dej ando que toda la


n ,

per v ersidad de s u alma e e t t e en la fisonomía s r ra as .

¿ Qué soy y o ahora ? Y te he dicho lo que soy : un a

en emigo implacable : un demon io en forma humana .

Quién m e h a hecho a i ? s

Y o he s i do
— exclamó Ester estremec i éndose

.
,

Y o he sido tanto ó m ás q ue él ¿ Por qué no te has


,
.

ve gado en m i ?
n

— T e he dejado entregada á l letra escarlata a ,

repl icó Rogeri o Si eso no m e ha vengado no puedo


— .
,

hacer más .

Y puso un dedo en la letr o u a son ri sa a, c n n .

T e h vengado repli ó Ester


a — c .

Es lo que creía dijo médic a Y ahora qué


l -
,
— e

es lo que quieres de mí respe c to á hombre ? e se

T engo q u e el l el secreto respondió Ester


— e r v ar e ,

c on firmeza tiene que ver y saber lo que realmente


,

eres No sé cuáles será las consecuencias Pero esta


. n .

deuda mía para c él cuy a ruina y tormento he sido


on , ,

t i ene al fin que quedar satisfe c ha En tus manos está .

la destrucción ó l a conserva c ión de su buen nombre y


estado social y tal vez hasta su vida Ni puedo yo
, .
,
E S TE R Y E L M EDI CO 21 7

á qu i en l letra escarlata ha hecho comprender el v alor


a

de la verdad si bi en ha cién dola penetrar en el alma


,

c omo con un h i erro candente -no ni puedo yo per , ,

ci b ir l ventaja que é l reporte de v ivir por más tie m po


a

e sa v i da de miseria y de horror para r eb j a m e ante , a r

tí é i m pl o te compasión hacia tu víctima No ;


ra r .

haz con él lo que q u i eras N o hay nada bueno .

que esperar para él - i para mí ui para ti ui


— n —

aun s i qu i era para m i pequeña Perla No h ay se . n

dero alg u o que nos saque de este tri ste y som b río
n

la b erinto .

— Mujer cas i po dri a compadecerte -d ijo el m é di


, ,

co á quien no fué posible contener un movimiento de


ad m i ración pues ha b ía una c i erta m ajesta d en l de s
,
a se

ció ncon que Ester se expres ó - Ha b ía e tí gran n


p ra
e

des cualidades y si hub i eras hallado e t us primeros n

años un amor m ás adecuado q ue el m ío nada de esto ,

ha bría acontecido T e compadezco p o r todo l o b ueno


.

que en tí se h a perd i do .

Y yo á ti contestó Ester po r todo el od io qu



,

, e

h a transformado e n un monstruo i nfernal á un h o m


bre justo y sab i o ¿ Q ui eres desp o j a te de ese od i o y
. r

volver d nuevo á se u a criatura humana ? Si o


e r n n

por él á lo menos p o tí Perdona y deja su ulterior


,
r .

c asti go al Poder á qu i en pertenece D ije ahora poco .

que nada b ueno pod i am os espe ar él i tú n i y o que r ,


n , ,

andamos vagando juntos e n este som b río laberi nto de


m aldad tropezando á cada paso contra la culpa q ue
,

hemos es parci do en nuestra senda No e asi Pue de . s .

haber algo b ueno para tí ; si para ti solo porque tú , ,

eres el prof undamente o fend ido y ti enes e l pri v i legi o ,

de poder perdon ar ¿ Qu i eres a b an donar ese ún i co


.
21 8 LA L E TRA E SCA R LATA
privilegio ? ¿ Q uieres rechazar e a v entaja de i c o m s n

para b l e valor ?
— Basta Ester b asta replicó l an ci ano mé di co
,

, ,
e

con m b í entereza
so r a No m e está co c edido perdo
.
— n

nar No hay en m i
. fa c ultad de que hablas M i
e sa .

antigua fe olvidada hace tiempo se apodera de uevo


, ,
n

d mí y explica todo lo que hacemos y todo lo que


e

padecemos El primer p so errado q u diste sembró el


. a e ,

germen del m l ; pero desde aquel momento h sido


a a

todo una fatal ne c esidad Vosotros que de tal modo .

me habéis ofendido n o sois culpables excepto en u a


, ,
n

especie de ilusión ni soy yo el enemigo infernal que


ha arrebatado al gr n enemigo del género humano su
a

oficio Es nuestro destino Deja que s desenvuelva


. . e

como quiera C ontinúa en tu sendero y haz lo que


.
, ,

te parezca co ese hombre n .

Hizo u señal c o la mano y sigu ió recogi endo


na n

hier b as y raíces .
2 20 LA LETR A E SCAR LA T A
mo v ía á par de él donde quiera q ue dirigi era sus
p sos ? ¿ Y á dónde i b ahora ? ¿ NO se hu diría de
a a n

repente e l tierra dejando un lugar estéri l y cal ci


n a ,

n ado que c o el curso del tiempo se c ubri ría de morti


n

fera y erba mora bele o cicu ta apóc i m o y toda otra


,
n , , ,

c lase de hierbas nocivas qu e el clima produjese c


'

,
re

c i e d allí c on horrible abu dancia ?


n o tal e ex n v z

tendería enormes alas de murciélago y e chando á ,

volar en los espacios parecería tanto más feo cuanto


,

m á ascendiera hac i a el cielo ?


s

—S ea ó o un pecado dijo Ester c o amargura y


n -
,
n

con l mirada fija


a e l viejo médico —
en
¡ odio á ,
e se

hom b re !
S e p e dió á sí m i sma á c ausa de e se sentimiento
re r n

pero ni p u do sobrepo erse á él ni disminuir su i te


n n n

sidad Para consegu irlo pe só en aquellos días y a


.
,
n ,

muy lejanos u e R o i o costumbr ab a dejar su


q , g en ér a

cuarto de estudio á l a caída d l a t arde y ven i a á se e ,


n

t rse j unto á la lumbre d l hogar á los ray os de luz


a e ,

d e s u sonr i sa nup cial De c í entonces que necesitaba


. a

c al entarse al resplandor d quella sonris para q ue e a a,

desapareciera de su corazó de erudito el frío p o du n r

cido por ta tas horas sol itari as pa sadas e tre sus l ibros
n n .

Escenas semejantes le parecieron e otro tiempo i n n

v estidas de c ierta felicidad ; pero ahora contempla ,

das al tra v és de los aconteci mientos posteri ores se ,

habían convertido n s us rec uerdos más amargos S e


e .

maravillaba de qu hubiera habido tales escen s ; y


e a

sob re todo d q ue se hubiera dej ado indu c ir á casarse


,
e

con él C onsideraba e l c rimen may or de que tu


. so e

viera que arrepent i rse sí como haber correspo dido


,
a n

á la fri a pres i ón de aquella mano y h aber consenti do ,


E S TER Y P ER LA 22 1

que l a sonrisa de sus lab ios y de s us ojos se mez c lara


á las d aquel hom b re Y le pareci a q ue e l viejo
e .

m éd i co al persuadirla cuando s u corazón i nexperto


, ,

n ada sabi a del mundo al persuadirla que se imaginase ,

feliz á su lado había cometido u a ofensa mayor que


,
n

todo lo que á é l se le hub i ere hecho .

Si l e od i o -
,
repitió Ester con más intenso e r n

cor que antes M e ha engañado ! ¡ M e hizo un m al


.

mucho may or qu cuanto yo l e h e infer ido ! e

¡ T iem b le e l ho m bre que consigue l ma o de u a a n n

mujer si al mismo t i empo no obtiene p o completo


,
r

todo el amor de su corazón De lo contrari o le acon ,

tecerá l o que á R ogerio Ch i lli g vvo th cuando u n r ,


n

ace to m á poderoso y elocuente que el suyo despierte


n s

las dorm i das pas i ones de l a mujer ; entonces le echará n

en cara hasta aquel apacible contento aquel la fría ,

imagen de l a felicidad que se l hizo creer l cá a er a a

l u o sa real i dad
r Pero Ester hace ti empo que debi a
.

hab erse desentend i do de esta i nj usti ci a ¿ Qué sig i . n

fi c ab ? ¿ A caso l o s si ete largos años de tort ura c o la


a n

letra escarlata habi an pro ducido dolores i ndecibl es si n


que en su lma hubi ese pen etra do el remordimiento ?
a

Las emoc i ones d aquellos b reves i nstantes e q ue


e
,
n

estu v o contemplan d o l a figura c o t ah c l a d l viejo n r e i e

R o g io arrojaron una luz e


ér ,
el espíritu d Ester n e ,

re v ela do muchas cosas d que de otro modo ella


n e , ,

m i sma o se ha b ría da do cuenta


n .

U n a v e q ue el méd i co hu b o desapareci do llamó


z ,

á u hijita
s .

Perla ! ¡ Perl i ta ! ¿ dónde estás ?


Perla c u y a acti vi dad de espi ri tu jamás flaq ue b a
,
a ,

no había careci do de distracc i ones m i en tras su madre


22 2 LA LETR A E SCARL AT A
habl ab a con l anciano herb olari o A l pri nci pi o se
e .

d i vi rtió contemplando su prop i a i m agen en un charco


de agua ; luego h i zo pequeñ as e m barcaciones de c o r

teza de abedul y l as cargó de conchas marítimas zozo ,

brando l a m ay or p rte ; desp ués se em peñó e tomar


a n

entre sus dedos la b lanca espuma que dejab an las ol as


al retirarse y l ,
espar cía l v i ento ; percibi endo luego
a a

u a b andada de pajarillos ri bereños


n u e revoloteaban
q ,

á l o largo de l a play a l a traviesa iña se llenó de p é


,
n

u o s g uijar os el delanta l y deslizándose de roca e


q e n r
,
n

roca en persecución de estas avecillas de pl g ó una des ,


e

treza otabl e en pe d e l
n a Un pajarito de pardo
r ar as .

color y pe cho blanco fué alcanzado por un guijarro ,

y e retiró revolote ando con el ala q uebrada Pero


s .

entonces l n iña cesó de jugar porque l causó mucha


a ,
e

pena h ab er hecho daño á aquella c i tu i ta ta r a r n

caprichosa como la b ri s a del mar o como la m i sma I

Perla .

S u última ocupaci ón fué reu i r alg s marinas de n a

varias clases haciendo c o ellas u a especie de b anda


,
n n

ó manto y un adorno para la cab ez lo q u l da b a el a, e e

aspe c to de u pe q ueña sirena Perla hab ía hered a do


na .

de su madre l a fa c ultad de i dear trajes y adornos .

C omo últi mo toque á su vest ido de s i rena tomó alg u ,

n a algas y
s e las puso en el pe c ho i m i tando l o mejor
s ,

que pudo la letra A q ue bri llab a en el seno de su


,

madre y cuy a vi sta le e a ta familiar con la di fe r n ,


re n

cia de que esta A e verde y no escarlata L a iña


ra . n

inclinó l a cabecita sobre el pe cho y contempló este


ornato c on extra ño interés como si la única cosa para ,

que hubiera sido env i ada l mundo fuese para desen a

t ñ
ra ars u oculta s i gnifica c ión
2 24 LA L E TRA E SCARLAT A
do T al e él te lo p ueda de c i
. v z Pero dime m i r .
,

q uerida madre ¿ qué signi fi ca esa letra es c arlata ¿ Y


,

por qué l a lle as t ú e el pecho ? ¿ Y por qué el mi


v n

n is t o se lleva l mano al corazón ?


r a

Di c iendo esto t o mó l a mano de su m adre e tre l a n s

d s su y as y fijó en su rostro l s m i radas con una


o
p a ex re

sión gra v e y repos da poco común e su inquieto y a , n

caprichoso carácter S e le ocurri ó á Ester l i dea de . a

que tal vez l niña estaba tratando realme te de i den


a n

ella c infa til confianza hacie do lo


.

ti fi a se coc r n on n ,
n

u e pod i a y del modo m ás inteligente que le era da b le


q ,

p ra establecer entre l as dos u l azo más estrecho de


a n

cariño Perla se le mostraba b ajo un aspecto que


.

hasta enton c es o hab i a visto A unque l a m adre a m a


n .

b a á su h i ja c l intensidad de un afecto único


on a ,

había tratado de conform arse con l ide de que o a a n

podía esperar e cambio sino muy poco : un cariño n

pasajero vago con arranques de pasión petulante e


, , ,
n

s us mejores horas q ue hiela con m ás frecuencia ,


nos

que nos acari c ia q u se muestra besando l s mejillas ,


e a

con dudosa ternura ó j ugando con el pelo ó de otro , ,

modo semejante para des vanecerse el i nstante i mme ,

di to y c ont i n ua r con sus juegos de cost umbre


a Y .

esto e a lo que pensaba u a madre acerca de su h ij i ta


r n ,

pues l o s extraños ha b rían v isto tan solo unos c uantos


rasgos poco mables haci éndolos aparece a más ,
r ai i n

neg os r .

Pero aho a se apoderó de Ester l a i dea de que


r

Perla c s u otable p e c o c i d d y perspi cacia hab ia


,
on n r a ,

l l egado y á l a edad en q ue pod i a ha c erse de ella u a


a n

amiga y c o fi le mucho de lo que causaba e l dolor de


n ar

s u c orazón maternal hasta donde fuera posible te i e ,


n n
E ST ER Y P ERL A 2 25

do en cuenta l a consi deración debida á la niña y al


padre E l pequeño c aos del c arácter de Perla
. n e

habi a si duda
n embrión un valor indomable u a
en
,
n

voluntad tenaz un orgullo altivo que podía converti r


,

se e n respet d si misma y un desprecio por muchas


o e ,

cosas que bien examinadas se vería que estab an conta


, ,

minadas de falsedad S e hallab a igualmente dotada .

de afectos que si bien poco tiernos tení n todo e l rico


, ,
a

aroma de l o s frutos u no mad urados C on todas a n , .

estas altas cualidades creía Ester que esta niña se v o l


vería u a noble y excelente mujer á menos q ue l a
n ,

parte mala here dada de la m dre fuese grande en a

demasía .

La tendencia inev i table de Perla á oc uparse en e l


enigma de la letra escarlata parecía u a cual i dad ,
n

innata en la iña Ester había pensado á menudo que


n .

l a Providen c ia al dotar á Perla con esta marcada pro


,

pensión lo h i zo movida de u idea de justicia y de


,
na

retribució pero nunca hasta ahor se le había o c u


n ,
a,

rr id preguntarse s i enlazada á esta idea no habri a


o , ,

tam bi én la de benevolen c i a y perdón S i tratara á .

Perla teniendo en ell a fe y confianza consi derándola ,

m ensajero espiritual al m ismo tiempo que c riatura


terrestre ¿ no sería su d estino suavizar y finalmente
,

desva e c er el dolor que habi a convertido el corazón


n

de su m adre u t umba ? ¿ No ser v iría tamb i én


en na

para ayudarla á vencer la pasió e u tiempo tan n, n n

impe tuosa y aun h y n i muerta ni dormida sino sólo


,
o

aprisionada e aquel sepul cro de su corazón


n ?

T ales fueron algunos de l o pensam i entos que bulle s

ron e l a mente de Ester c o tanta viveza como i en


n ,
n s

realidad algún s e misteri oso e los hub iera m u m u


r s r
2 26 LA LETRA E SCARLATA
rado al oído Y allí estaba Perla todo este tiempo
.

estrechando entre las m a ec i t su y as l mano de su n as a

madre c on las m iradas fijas en su rostro mientras


, ,

r e pe tía u y otra e las mismas preguntas


na v z .

Qué signi fi c a la letra madre m i ? y ¿ por qué ,


a

la lle v as tú ? y ¿ por qué s e lleva el ministro la m ano


al corazón ?

Qué le diré se preguntó Ester á sí misma



.

¡ N o ! Si este h de s el precio
a del afecto de
erm i
hij a no puedo comprarlo á tal costo
, .

Des pués habló en voz alta .

— To tuel
n l e dijo
- a, qué preguntas so esas ?
,
n

Hay muchas cosas este mundo que u a n i ña no


en n

debe preguntar ¿ Qué sé yo acerca del corazón del


.

m i nistro ? Y e cuanto á l a letra es c arlata la llevo


n ,

por lo b on i to que lucen sus h i los de o o r .

En todos los siete años ya transcurri dos jamás ,

Ester ha bía mostrado falsedad algu n a respecto al s i mbo


lo que ostentab a su pecho excepto e aquel mome to ,
n n
,

como s i á pesar de su c onsta te vigilancia hubiese n

penetrado e su corazón una nue v a enfermedad moral


n ,

ó alguna otra de antigua fe c ha no hubiera sido e pul x

sada por completo En cuanto á Perla la seriedad de


.
,

su rostro y a había desaparecido .

Pero la iña n o se dió por vencida e el asunto de


n n

l letra es c arlata ; y dos ó tres veces m i entras regre


a ,

sab an á su m orada y otras tantas durante la cena y


, ,

cuando su madre l a estaba acostando y aun u vez ,


na

después que parecía estar y a durmie do Perla c n ,


on

c iert a malign i dad e las miradas de sus eg os ojos


n n r ,

continuó su preg unta :


— Madre qué significa la letra escarlata ?
¿ ,
XVI
UN P A SEO PO R EL B O S QU E

E ST ER permaneció firme en su propósito de hacer


u e el R everendo S D i m m e dal e c ono c iera el verda
r s
q .

dero carácter del hombre que se habia apoderado d e

s u confianza fuesen cuales fuesen l as consecuencias de


,

s u revela c ió
n .Durante v arios días sin em b argo en , ,

vano buscó l a oportunid a d de hablarle en u o de l s n o

paseos solitarios qu el ministro acost umbraba d


e ar

todo meditabu do á lo largo de l a costa ó en las c oli


n ,

nas cu b iertas de bosques del ca m po vecino No habría .

habido sin duda nada de escandaloso ni d particular e ,

ni peligro alguno para l buena rep utación del minis a

tro si Ester le hu b iera visitado


,
su prop i o estudio en

donde tanto penitente antes d ahora había confesado


,
e ,

c ulpas quizás au más graves que la que acus ba la


n a

letra escarlata Pero sea que ella tem i ese l i t


. a n er v e n

ción secreta ó públi c a de R ogerio Chilli g vv th ó n or ,

que su con ciencia le hi c iera temer que se con c ibiese


una sospecha que ningún otro hab ría i m aginado ó
, ,

que tanto el ministro c omo el la ne c esitaban de m á s

amplitud de espa cio para poder respirar con toda liber


tad mientras ha blasen juntos — ó quizás todas estas ,

razones combinadas lo c ierto es que Ester n un c a pensó


,

(228)
UN PAS E O PO R E L B OS QUE 22 9

en hab larle e otro l ugar sino á l f del cielo y de


n a az ,

ningún modo entre cuatro paredes .

A l fin u no che que asistía á un enfermo supo


,
na
,

que el R everendo S r D im m esd l á quien hab ian ido . a e,

á bus c ar para que l e ay udase á bien m orir h abía par ,

tido á v i s i tar al apóstol Eliot allá e su residencia ,


n

entre sus i dio s c o ti do s y q u e regresaría proba



n n v er
,

b l e m e t e el dí sigu i ente al mediodía


n a A l acerc rse . a

l hora indicada tomó de l a mano á Perla su c ons


a , ,

tante c o m pa e a y partió en b usca del S r D i m m s


n r , . e

dale .

El c am i o no e a m ás que un sendero qu se per


n r e

día e el misterio de u a sel va virgen tan espesa que


n n ,

apenas pod ia entre v erse el cielo al través d l s copas e a

de los árboles Ester la compa ó á la soledad y labe


. r

rinto moral en q ue habi a est do ella v g ndo tanto a a a

tiempo El di era fri o y obscuro : cubrían el fi m


. a r a

mento espesas y ce m C e t s ubes ligeramente movi I n a n

das p o la bri sa lo q ue permitía que de cua do en


r ,
n

cuando s v islumbrara un ray o de so l q ue ug ete b a


e ii a

e n l a estrecha senda Esta te ue y va cil ante claridad


. n

s e percibía s i empre e l a extremidad m ás l ejana v i si n ,

ble l través de la selva y p arece como que se des


a ,

v an e c í ó se
a lejaba á medida que l o s solitarios viaje
a

r o s av anzaban e su direc ció dejando au m ás


n n ,
n

sombríos los lugares q u b rillaba p o lo mismo en e ,


r

u e habían esperado hallarlos luminosos


q .

Madre dijo Perla l luz del sol o te quiere


,

,
— a n .

C orre y se o c ulta porque ti ene m iedo de algo q u hay


,
e

e n tu pecho Mira ahora : all í está jugan do á u


.
,
na

buena distanci a de nosotros Quédate aqu i y déjame .


,

correr á m i para cogerla Y o solamente so y u a n iña . n .

16
23 0 LA L E TRA E SCARLATA
No huirá de m i porque aun o llevo nada so bre mi n

pe c ho .

— Y espero que nunca lo lleves hija a dijo


m i —
, ,

Ester .

— Y
¿ por qué o madre preguntó Perl
n ,
dete —
a

n i é do se precisamente cuando iba á e m prender l a


n

c arrera ¿ No vendrá eso p o si m i sm o c uando y o


. r

sea una mujer grande


—C orre hija m i — respond i ó la madre
, y atra
a, p a ,

el ray o del sol pues pronto se i á ,


r .

Perla emprendió l carrera á toda prisa y pronto a

se halló en medio de l luz del s l ri endo toda i l um i a o , ,

nada p o u espl endor y con los ojos bril lantes d ale


r s ,
e

gria Pa recía c omo i el ray o solar se hubiera d te i


. s e n

do en torno de l a solitari a niña ego c ij á do e en ugar r n s

c on ella h asta q ue la madre llegó basta te cerca para


,
n

penetrar c asi también el círculo mágico en .

Ahora se i á — dijo Perla mo v iendo l a c abeza


r ,
.

Mira dijo Ester sonriendo ahora y o puedo


,

,

alargar l a mano y atrapar algo .

Pero al i ntentarlo el ray o de so l desapare ció ó á , ,

juzgar por la bri llantez con q ue i di b el rostro de rr a a a

Per la su m adre podía haberse imagi nado qu la iña


,
e n

lo había absorbido y lo dev lvería luego iluminando,


o

la senda por donde ib cuando de nue v o penetrase an , n

e nlos parajes sombríos de la selv Ninguno de l s a . o

a tributos de su tierna hija le causaba á la madre t nta a

impresión como aquella v iva c idad c onstante de es pi


ritu reflejo quizás de l energi a c on que Ester había
,
a

luchado c ombatie do sus í timos dolores antes del


n n na

c imiento de Perla Era c i ertamente un e c a to dudo


. n n

s o que comun i ca b a al cará c ter de l a niña ci erto bri llo


,
232 LA LE T R A E SCAR LA TA
e sa letra esca lata que tú tienes es la señal q ue te puso
r

el Ho m bre Negro y que brilla como u a llama roja


,
n

cuando lo v es á media noche aquí en este bosque , ,

obs curo ¿ Es verdad eso madre ? ¿ Y e s verdad que


.
, ,

tú vas á verle de oche n

Te h s des pertado al gu a e sin que me hay as


a n v z

visto junto á ti l e preguntó Ester —


.

— N O lo recuerdo dijo l niñ - Si tem es dejar


,
— a a

me sola en uestra c hoza debes llevar m e contigo


n , .

Mu cho me alegraría a c ompañarte Pero madre dime .


, ,

ahora ¿ existe semeja te Hombre Negro ? ¿ Y l o h s


,
n a

visto al g una e ? ¿ Y es ésta s u señal


v z

Quieres dejarme p a si te l o digo de u a en z


, n

vez — l e preguntó su madre .

— S í si me lo di c es todo — respondió Perl a


, , .

Pues bien u a vez mi v ida encontré al H o m


,
n en

b e Negro
r -dijo l a madre Esta letra escarlata e s su
,
.

señal .

C onversando asi penetraron e el bosque lo b astan


,
n

te para ponerse á c ubierto de las miradas de algú n

transeu te c asual y se sentaron en el tronco carcomido


n ,

de u pino que en otros tiempos habría sido un árbol


n

giga tesco y ahora e tan solo u a m asa de musgo


n ra n .

El lugar e que se sentaron a una pequeña h o do


n er n na

da atravesada por un arroy ue l o q ue se deslizaba sobre


,

un lecho de hojas de árboles L as ramas caídas de .

estos árboles interru mpían de trecho e trecho l a n

c orriente del arro y uel o que formaba pequeños re m o ,

l i nos aquí y allí mientras en otras partes s e deslizaba


,

á manera de un c a al sobre u lecho de pie dre c i t as y


n n

arena S iguiendo con l a v ista el curso del ag u se


. a

veía á veces e su superfi c ie el reflejo de la luz del so l


n
,
UN P AS E O P OR EL B OS QUE 23 3

pero pronto se perd i a en medio del la b erinto de á b r o

les y matorrales que crecían á lo largo de sus orillas :


aqu i y allí tropezaba c o a lgu a gran roca cubierta d n n e

liquen T odos estos árb oles y estas rocas de g ranito


.

parecían destinados á hacer un misterio d l c urso de e

este arro y uelo tem i endo quizás que su incesante l o u


,
c a

cidad revelase l s hi s torias de la antigua sel va C ons


a .

t t m e te
an e es verdad mientras l arroy uelo con
n , ,
e

ti u ab a desl i zándose hacia adela te dejaba


n i u n ,
o r n

suave apacible y tranquilo mur mú rio aunque lleno


, ,

de dulce m elancol ía como e l acento de un niño que


, .

pasara los primeros años de su vida sin com pañeros


de su edad con qu i enes poder jugar y no supi e ,
es

lo que fuera estar alegre por v i vir entre t ri stes pari o n


,

tes y un m ás tristes c ó te i m ie to
a a n c n s .

O h arroyuelo ! O h loco y fasti dios o arroyuelo !


— e c l a ó Perla después de prestar oído un rato á s u
x in s

m urmullos Por qué estás tan triste C obra á imo


. n

y no estés todo el tiempo suspirando y murmuran do !


Pero el arroy uelo e el curso de su ex i stencia
,
n

entre los árboles de la selva habi a pasado por una e ,


x

e i e c i a tan solemne que no podía menos sino e p e


n x r
p r

sarla con el r um o r de us ondas y parecía q ue no s ,

tenía otra cosa qu deci r Perla s asemejaba al arro


e . e

y uel o e,
cuanto
n á q ue l a c orriente d su vida hab i a e

b rotado de una fuente también misteriosa y se h abía ,

desl i zado entre escen s harto sombri as Pero todo lo


a .
,

contrario del arroy uelo l n iña b ailaba y e divertía ,


a ,
s

y charla b a á medida que su ex i stencia transcurría .


¿ Q u é dice este arroyuelo tan triste madre ? ,

pregunt ó l n i ña a .

— S i tuvieras algún pesar ue te a b rumara e l arro


q ,
23 4 L A L E TRA E SCARLATA

yu el o te lo diría respond i ó adre así c om o me


,
la m ,

h abla á m i del m i o Pero ahora Perla oigo pasos en .


, ,

el camino y el ruido que forma e l apartar las ra m as


de los árboles ; vete á jugar y déjame que hable u n

rato c o el hom b re que viene allá á lo lejos


n .

Es el Hombre Neg i o preguntó Perla —


.

— Vete á jugar repitió l a madre pero o te — — n


, ,

internes mu cho en el bosque y te cuidado de venir ,


n

en el instante que te llame .

S í m adre respondió Perl — pero si fuere e l



, ,
— a,

Hombre Negro ¿ no quieres permitirme que me quede


,

un rato para mirarlo con u gran libro bajo el brazo ? s

Vete á j ugar to tu l — dijo la madre impa



,
n e a,

ciente o e
,
l Hombre Nc g m
— n A hora puedes verlo
s e .

por entre los árboles Es el min i stro . .

—S í él dijo l niña Y tiene l a mano sobre


,
es , — a .

el c orazón madre Eso es porque cua do el ministro


,
. n

escri bió su nombre el libro el Hombre Negro le en ,

puso la señal el pecho Y ¿ p o qu é no la lle v a


en . r

como tú fuera de l pecho


Ve á j ugar ahora niña y ato m é tam e después , ,
r n

cuanto q ieras ex clam ó Ester Pero o te alejes


u —
,
.
— n

m ucho Quéd te d nde puedas oir la charla del arro


. a o

u elo
y .

La
nina alejó c antando á lo largo de la corriente
se

del rroy uelo tr tando d mez c lar algunos acentos


a ,
a e

m ás alegres á la melancóli c a caden c ia de sus gu s a a .

Pero el a o vuel quería ser c onsolado y c on tinuó


rr o no ,

como antes refiriendo su se c reto ininteligible de algo


,

muy triste y misterioso que habia su c edido ó lamen ,

tá d
n fé ti am te de algo que iba á acontece r
po se ro c en

en la sombría floresta pero Perla que tenía harta


X V II
EL PA S TO R DE AL MA S Y SU FE L I G R ES A
Á P ES AR de lo lentamente que ca m inaba el min i s
tro habi a éste pasado cas i de largo antes de que á
, ,

Ester le hub ie a sido posible hacerse o i y atraer su


r r

ate ción A l fin l consiguió


n . o .

A rturo D i m m e d l d ijo al pri ncip i o con


s a e —

voz apenas perce ptible pero que fué cre c iendo ,


en

fuerza aunque un ta to ro ca A rtu o D im m d ale !


,
n n , r es

Q uién me llama espondió el ministro —r .

I g ui é do s rápidamente permane ció en


r n e a posi ,
es

ción como un hombre sorprendido una actitud en


,
en

que no quisiera haber sido v isto Dirigiendo las .

m iradas con a s i edad h acia el lugar de donde p o c e


n r

dí la o
a percibió v gamente bajo lo s árboles u
v z
,
a na

forma vestida con traje tan obscuro y que e destacab a ,


s

tan po c o e m edio d l penumbra q u rein ba entre


n e a e a

e l espeso follaje que c si daba paso á l a luz del


,
a no

mediodía que a penas p udo distingu i r s i e una so m


,
ra

bra ó una mujer .

S e adelantó un paso hac i a ella y descubrió l a letra


escarlata .

¡ E ster ! ¡ Ester Pry n e ! — exclamó eres tú ? n


,

¿ Estás v i v a ?
—S í respond i ó con l a v i da con que h e vivido

, ,
EL P ASTO R DE AL M AS Y SU F E L IG RE SA 23 7

estos s i ete últi mos años ! Y t ú A rturo D i m m esd l e ,


a ,

¿ v i v es aún ?
N o debe causar sor p resa que se p eguntaran mútua r

m ente s i estaban re a lmente i v os y q u hasta dudasen v


,
e

de u propia existencia corporal De tan extr ña


s . a

m anera se en c ontraron el c repúsculo de aquella en

sel v a que parecía como si fuese la pri mer entrevista


,

que tuvieran m ás allá de l sepulcro do s esp iri tus que


habían esta do íntimamente asociados en su v ida terres
tre pero que ahora s halla ban temblando llenos de
, e
,

mutuo temor si hab erse famil i arizado aún con su


, n

cond i ción presente n i a c ostumbrado á la compañía de


,

almas des provistas de sus cuerpos C ada u o era un . n

espíritu q ue contempla b a lleno de asombro l otro , ,


a

p í
es i tu r Igualmente
. experime ta b an respecto de sí n

mis m os u extraña sensación porque en aquel m o


na ,

mento á cada cual se l e representó de u manera -


,
na

vi v a é intensa toda su i ntim a historia y toda l a amar


,

g exper
a i encia de l a v ida como acontece ta solo e ,
n n

tales instantes e el curso de nuestra existe cia El


n n .

alma se contempla el espejo d aquel fugi tivo mo en e

m ento Co temor pues y t é m ula m e te cual si lo


. n ,
r n ,

hiciera impu l sado por necesidad i neludi bl e extendió ,

A rturo D i m m esd l e su mano fri a como la muerte y


a , ,

tocó l a helada ma o de Ester Prynne Á pesar de lon .

frígi do del contacto de aquellas manos se si ntieron al ,

fin hab itantes de l a misma esfera desapareci endo lo ,

que habi a de extraño y m i sterioso en l a entrevist a .

Si n hablar una sola palabra sin que uno n i otro ,

sirv iera de gu ia á su compañero pero c s i len c ioso y ,


on

mutuo cuerdo se desl i z ron entre l as som b ras del


.
a ,
a

b osque de donde había salido Ester y se sentaron en ,


238 LA L ETRA E SCARLATA
el m i smo tron c o de á bol cu b ierto d m usgo en q u r e e

ella y Perla habían estado sentad s antes C uando al a .

fin pudieron hallar una vo con q ue hablarse m iti z ,


e e

r o n l pri ncipio solo l as o b ser v ac i ones y preguntas


a

q u epodrían haber hecho d cono c idos cualesquiera os ,

a c erc a de lo sombrío del c ielo del mal tiempo q u ,


e

amenaz aba y luego de l salud de c ada u o P o


,
a n . r ce

dieron después por de c irlo í paso á paso y o ,


as , ,
c n

muchos rodeos á tratar de lo te m as que m á p ofu m ,


s s r

da m e t les interesaban y m á á pecho te i an


n e S epa s n .

rados tan largo tiempo por el destino y las ci u t rc n s an

cias e c esitaban algo ligero casual casi indiferente


,
n , ,

en que ocuparse antes de comenzar á dar s lida á l ,


a as

i deas y pensamientos que realmente llenaban su almas s .

Después de un rato l ministro fijó los O jos e l ,


e n os

de Ester .

Ester dijo ¿ has h llado la paz del alma ?


, ,
a

Ella sonrió tristemente d i rigiéndose una m i r da a

al pecho .

¿ L a h s h allado tú l e preguntó
a ella á su v — ez .

No : ; solamente desesperació — contestó el


no n,

min i stro ¿ Ni qué otra cosa podía esperar sien do lo


-
,

que so y y llevando una v ida c omo l que llevo ? Si


,
a

y o fuera ateo si fuera u hombre des provisto de c on


,
n

cien cia un miserable co insti tos groseros y b rutales


,
n n ,

y a habri a hallado la paz hace tiempo : mejor di c ho ,

nun c a la habría perdido Pero tal c om o es el alma .

mi C a, ualquiera que fuese l capaci dad que original a

mente pudiera existir m i para el bien to dos l en ,


os

do es de Dios los m á selectos y es c ogi dos s h


n ,
s ,
e an

convertido en otros tantos motivos de tortura espi ri


tual Ester ¡ y o soy inmensamente i feliz !
.
,
n
2 40 LA L E TRA E SCARLA T A
n as o b ras ? ¿ Y por qué no h a de traer l a paz á tu n

espíritu
No Ester no —replicó el m i n i stro No hay
,
— . ,

realidad ello : es frío inanimado y no puede p


en , rc

duc i m e b i en alguno
r Padecimientos he ten i do m u .
,

chos ; pen i tencia inguna D e lo contrario ha c e ,


n .
,

tiempo que deb ería haberme despojado de este traje


de aparente santi dad y presentarme a te l o s hombres ,
n

c omo me verá el di a del J u i c io Final ¡ Feliz tún .


,

Ester q ue lle s la letra escarlata al desc ub ierto sobre


,
ya

e l pecho ! ¡ L m i me abrasa secretoa ! T ú noa en

sabes cuán gran al i v i o s después de un frau de de e ,

siete años mirar unos ojos que me e tal como so y


,
v n .

S i tuvi era yo u amigo — ó aunque fuese mi peor e n ,


ne

m igo — l que cuando me siento e fermo c


,
a ,
l s lo n on o e

gios d todos lo s otros hombres pudiera abrir m i


e ,

pecho d i ariamente para que me viese como al m á v il s

de los pecadores creo que c o e so recobrari a nuevas


,
n

fuerzas A un esa parte de verdad c on s e ta poca


.
,
r n ,

m e salvar i a Pero ahora ¡ todo es mentira


,
.

todo es vanidad todo e s muerte !


Es ter le dirigió u mirada q uiso hablar pero na , ,

v cil ó S in embargo al dar el ministro rien da suel ta


a .
,

á sus emocio es largo tiempo reprim i das y con la e h e


n ,
v

m encia que lo hizo su palabras ofrecieron á Ester l ,


s a

O portunidad de decir aquello para lo cual le ha b ía b us


cado Venció sus temores y habló
.
,
.

— U m am i go c omo l que ahora h as deseado -dijo e ,


,

—con qu i en poder llor r so b re tu falta lo tienes en a ,

mi l ,
có m pli c e de esa falta Vaciló de nuevo
a .
,

pero al fi n pronunció con u gran esfuerzo estas n

palabras : — e cuanto á un enemigo largo tiempo


n ,
EL P AS T O R DE A LM AS Y SU F E L IGRE SA 24 1

lo h as ten i do y h as v i v i do c o n él b ajo un m i smo


, ,

techo .

El m i n i stro se puso e n p i e b uscando aire que es ,


r

pirar y lle v ándose l a mano al corazó como si qui


,
n

siera a an cá sel o de l pecho


rr r .

C ómo ! ¿ Qué dices exclamó Un e e m i — . n

go ! ¡ Y b j o m i mismo techo ! ¿ Qué quieres decir


a ,

Ester ?
Ester Pry nne comprendió ahora perfectamente el
mal inmenso hecho á este hom b re desgraciado y de ,

que er ella responsable al dejarle permanecer p o r


a ,

tantos a os más u por un solo m omento á la mer


n ,
a n, ,

c e d de un hombre cu y o p ropós i to y obje t o n o pod i an

ser s i no perversos La sola proxim i dad de este e e


. n

m igo b ajo cualquiera máscara que quisiera ocultarse


, ,

e a
r a s u ficiente para pertur b ar un alma tan delicada
y
mente sens ible como l a de Art u ro D im m esdal e Hu b o .

C i erto tiempo e que Ester no se dió b astante cue ta


n n

de todo esto ; ó quizás en l a profunda contemplaci ó ,


n

de s u propi a desgrac i a dejó q ue el min i stro soport ara ,

lo q ue ella po dría imaginarse que e un destino m ás ra

tolerab le Pero últimamente desde l noche aquella


.
,
a

de s u vigil i a sintió profunda compasión hacia él p ues


, ,

podía leer ahora con m ás acierto e s u corazón No n .

dudab a que la cont i nua presencia de R o g é rio C h i ll i ng


vvo r th —
,
infectando c o l a po zoña de su m lignid d n n a a

el a i re ue le rodea b a su interve c i ón a u toriz ada



q y ,
n ,

como médico en las dolencias fi s i cas y espirituales del


,

ministro no dudaba no que tod as esas O portu idades


, , ,
n

l as hab i a aprovec h ado para fines aviesos S í esas .


,

O p ort un i dades le habían permit i do mantener la con


cienci a de su pacie te en un esta d o de i rri tac i ón con s
n
242 LA L E TRA E SCARLATA
tante o para c u l e por medio del dolor sino para
,
n ra r ,

desorganizar y corromper su é espiritual S u resul s r .

tado en l a tierra sería i ndudablemente l a locura ; y


m ás allá de es ta vida a quel eterno alejamiento de ,

Dios y de la V erdad del q ue l a locura es acaso e l tipo


,

terrestre .

¡ A t l est
a a do de infortun i o y m i seria había ella
t ra i do al hombre que e otro tiempo — y ¿ por qué n , ,

o decirlo ? u e aun amaba apasionadamente !


— Ester
'
n
q
c o m prendió que el sacrificio del buen nombre del ecle

s iá ti c o y hasta l a muerte misma como s e lo había


s ,

dicho á R ogerio Ch i lli g vvo th habrían sido fi i t n r ,


in n a

mente preferibles á la alt e rnati va que ella s ha b ía e

visto obligada á escoger Y ahora m ás bien q u .


,
e

tener que confesa r este funesto error hubiera querido ,

arrojarse sobre las hojas de la selva y morir allí á l o s


pi es de A rturo D i m m e d l e s a .

O h A rturo — excla m ó Ester perdóname ! En ,

tod as l as cosas de este m undo h e tratado de se si ncera r

y te m e á la verdad La ún ica virtu d á que pod i a


a n er .

haberme aferrado y á la q ue me aferré f uertemente


,

hasta l a última extrem idad ha sido la verdad ; en ,

todas l s circunstancias lo h i ce excepto c uando s


a ,
e

trató de tu bien de tu vida de tu reputación ; enton


, ,

ces consenti e el engaño Pero u a men t ira unca


n . n n

e s buena au ,
cuando l a muerte o s amena ce ¿ No
n n .

adivi as lo que voy á decir ?


n Ese anciano ,

ese médico — ,
á quien llaman R ogeri o C hilling
ese

W orth ¡ f u é mi marido !
A rturo D im m e dal la miró un instante c toda
s e on

aquella iolenta pasión que entrelazada de más de


v
,

un modo á sus otras cualidades más elevadas puras y .


2 44 L A LETRA E SCA R LATA
entero la había rechazado y durante siete largos años ,

habia m irado c o ceño á esta po b re mujer solitari a


n ,

y ella lo ha b ía s ufri do todo in de v olver S i qu i era al ,


s .

mu do u a mirada de sus ojos firmes aunque tristes


n n , .

El cielo también l había mirado con ceno y ella noa ,

había s ucum b ido si embargo Pero el ceño de este n .

ho m bre pálido débil pecador á quien el pesar abatía


, , ,

de tal modo e a lo que Ester no pod ia S oportar y se


,
r

gu i r viv i endo .

N O me quieres perdonar ? ¿ No quieres per


do n m e — repe tía u a y otra vez — ¡ No m e recha
ar n .

c es !
¿ Me quieres perdonar ?
— S í te perdono Ester — repl i có el ministro al fin
, , , ,

con hondo acento salido de un a bismo de tri steza pero ,

sni cólera Te perdono ahora de todo corazón A sí


- .

nos perdone D i os á entrambos No somos l o s más .

negros pe c adores del mundo Ester H y uno q ue es ,


. a

aun peor que este contaminado min i stro de l altar ! L a

v enganza de ese anciano h a sido m ás negra que mi


pe c ado Á sa g e f ía ha v i olado l a santidad de un
. n r r

corazón humano Ni tú n i yo Ester jamás lo h i


.
, ,

Ci mos .

— No : nu ca jamás — respondió ella e


n ,
voz b aja ,
n .

L o que hicimos tenía en si m i smo u consagración s ,

y así lo comprendimos Nos lo dig i m o s mutuamente . .

¿ L O has olvidado ?
S ilen c io Ester silencio dijo A rturo D i m m e s
, , ,

dale alzándose d l suelo — o : no lo h e olvi dado


e n .

S e sentaron d nuevo u o al lado del otro sob e el


e n r

musgoso tronco del árbol caído con l manos mu tu a ,


as

m ente entrelaza das Hora m á sombría que ésta jamás


. s

les había traído l a vi da en el curso de l o s años : e a el r


punto á que us sendas se habían i do aproximando p o
s r

tanto ti empo o b c u c ié do se cada vez m ás y m ás á


,
s re n

medida que avanzaban y si embargo tenía todo ,


n

aquello un encanto singular que les hacía detenerse


un instante y otro y después otro y aun otro m ás
, , ,
.

T ene b roso e a el b osque q ue l es rodea b a y l as ramas


r ,

de los árboles crujían agitadas por ráfagas vio lentas ,

mientras un solemne y añoso ár b ol se quejaba lasti


m o s m e te como si e fi i ese á otro árb ol l a triste h i s
a n r r

toria de l a pareja que all i se había sentado ó estu vi era ,

anunciando males futuros .

Y allí permanecieron aun m ás t i empo ¡ C uán .

sombrío les parecía el sendero que llevaba á la pob la


c i ón don d e Ester Prynne cargaría de nuevo co el
,
n

peso de su ignomin i a y e l m i n istro se revestiría con l a


máscara de su b uen nombre ! Y así permane ci eron
un i nsta te más N i ngún rayo de luz p o r dorado y
'

n .
,

b rillante que fuera ha bi a sido ja m ás tan prec i oso como


,

l a obscurida d de esta selva tenebrosa A quí v i sta sola .


,

m ente por los ojos del ministro l a letra escarl ata no ,

a rdía en e l seno de l a mujer caída A quí visto sola .


,

m ente por los ojos de Ester l ministro D i m m es dal ,


e e,

falso ante Dios y f lso para c o los hombres podía se r


a n ,

sincero un breve momento .

D i m m esdal e se so b resaltó á l a i dea de un pe n sa


m i en t o que e l e ocurrió sú b ita m ente
s .

Ester — exclamó h e aquí un nuevo horror !


R ogerio Ch illi g w o th conoce tu propósito de reve
n r

larme su verdadero carácter ¿ C onti nuará entonces .

gu ardando nuestro secreto ? ¿ C uál será ahora l nueva a

fa que tome su venganza ?


z

—Hay e su naturale z a un a extraña d i screc i ón


n ,

17
2l 6 LA L ET RA E SCA R LA T A
replicó Ester pensativamente nacida tal vez de sus ,

ocultos manejos de venganza Y no creo que publi . O

que el secreto sino que busque ot os medios de saciar


,
r

s u som b ría pas i ón .

— Y c ómo podré y o vivir por más tiempo respi


¿
«

rando el mismo aire que resp i ra este mi mortal ene


m igo — ex c lam ó Dim m e sd le todo trémulo y ll ev á
a , ,
n

dose nerviosamente la mano al corazón — lo que y a se ,

habi a converti d o é l en acto in v oluntario Piensa


en — .

por m i Ester ; tú eres fuerte R esuelve por m i


,
. .

— N o debes h abitar más tiempo bajo u mismo n

techo con e e hombre dijo Ester lenta y resuelta


s —
,

mente T u corazón o d be permanecer p o m ás


.
— n e r

tiempo expuesto á l malignidad de sus miradas


a .

— S ería peor ue a muerte


l — replicó el min i stro
q , ,

¿ pero cómo evitarlo ? ¿ Qué elección me qued ? ¿ Me a

tenderé de nue vo sobre estas hojas secas donde me ,

arrojé c uando m dig iste quien e ? ¿ Deb eré hun


e ra

dirme aqu i y morir de una e ? v z

¡ A h ! de qué i nf ortunio eras presa — d i jo Ester


con los ojos anegados e llanto Quieres morir de
n .

pura debilidad de es pi ritu ? No hay otra causa .

—E l jui c io de Dios ha ca i do sobre mí dijo el —


,

eclesiás ti c o cuy a concienc i a estaba como herida de un


ray o —E demasiado poderoso para lu char c ontr él
. s a .

— E l cielo te drá piedad de ti l- ex c lamó Ester


¡ n .

¡ O jalá tu ieras l
v fuerza a de aprovechar t e de ella !
— S é tú fuerte por mí —respond i ó D i m m esd l e a .
,

Ac ó a m e lo q u debo hacer
n se
j e .

Es por ventura el mundo tan estrecho ex —

c lamó Ester fijando su profunda m irada e l o s O jos n

del m i nistro y ejerciendo i nstint ivamente un poder


,
24 8 LA L ETRA E SCARLATA
tencia terrenal e la esfera en q ue la Prov i denci a m e
n

h a col ocado Á pesar de que m i alma está perdida


.
,

cont i nuaré haciendo todavi a lo qu pueda en b enefici o e

de la salud de otras almas No m atrevo á a b andonar . e

mi puesto por m ás q ue sea u centinela p o c o fi e l cuya


,
n
, ,

recompensa segu ra será la muerte y l a d eshonra cuand o


hay a t i do su triste g uardia
er n r n a .

Estos siete años de i nfortun i o y de desgraci a te


h a abrumado c o su peso — replicó Ester resuelta á


n n ,

infu dirle ánimo con su propia energí Pero tienes


n - a

que dejar todo eso detrás de tí No h a de retarda . r

tus pasos s i escoges el sendero de l a selva y qui eres


alejarte de l a pobl ació ; i debes echar su peso e l a n n n

nave si prefieres ti v a el océano Deja estos es


,
a

a es r . r

to s del na u fragio y estas ru in s aqui e el lugar donde a ,


n

a conteció E c ha todo eso á u lado Co m ié lo todo


. n . n za

d nue v o
e
¿ Has agotado
. por ventura todas las p o sib ili

dades de acción el fra c aso de u so l a prueba ? De


en na

n ingún modo El futuro está aun lleno de otras prue


.

bas y finalmente de buen éxito ¡ H ay aun feli c idad


,
.

de que disfrutar ! ¡ Ha y aun mucho b ien q ue hacer !


C ambia esta v ida falsa que llev s por una de sin c eri a

dad y de verdad S i tu espi ritu te inclina á e s voca


. a

c ión sé el maestro y el apóstol de l a raza ind igena


,
.

O — pues a c aso se adapta m á á tu naturaleza — sé un


,
s ,

sabio y un eru dito en tre l o s más sabios y renombrados


d l mundo de las letras
e Predica : escribe : sé hom .

bre de acción Haz c ualquier cosa exce pto echarte


.
,

al suelo y dejarte morir D espój ate de tu nom b re de .

A rturo D i m m esdal y créate uno nuevo un ombre e, ,


n

excelso tal como puedes llevarlo si temor ni ver


,
n

g ü e ¿ P
n za o r
q
. u é has de soportar u solo dí más n a
EL P ASTOR DE A M L AS Y SU F L E IG R E SA 24 9

los tormentos que de t l modo h devorado tu e i s a an x

te u ia — qi e te han hecho débil para l voluntad y


e ,
r a

para la acción y que hast te pri v arán de las fuer



,
a

s para a ti rte — Á nimo arriba y adelante


za
p rr e ;
en , .

O h Ester — exclamó A rturo D im m sd l e cuyos e a

ojos brillaron un momento para perder l fulgor i , e ii

mediatamente á i fl uj o del entusiasmo de aquella


,
n s

mujer ¡ oh Ester ! estás hablando de emprender l


,

a

carrera á un hombre cuyas rodillas vacilan y ti em


blan ¡ Yo tengo q u morir aquí ! No tengo ya ni
. e

fuerzas i v alor ni energi a para l anzarme á un mundo


,
n ,

extra o in m en so erizado de dific ultades y lanzarme


n , , ,

solo .

Era esta l a última expresión d l abatimie to de e n

un espíritu queb antado L e faltaba la energ ía para


r .

a pro v echarse de la fort u na más favor b le q ue pare c i a a

e star á su al c ance .

R epitió l a pala b ra .

¡ S olo Ester ! ,

T ú no irás solo respond i ó Ester con profun d o ,


acento .

Y con esto todo quedó dicho ,


.
XVIII
UN T O RR E N T E DE LU Z

A RTU R O D A fijó los ojos e Ester c o n


IM M ESD LE n

m i radas en que l esperanza y l a alegría b rillab an s


a ,
e

u m t e si bien mezcladas c o n cierto miedo y u a


g ra e n ,
n

especie de horror ante l a intrepi dez c o que ella habí a


,
n

expresado lo que él vagamente indicó y o se atrevi ó n

á deci r .

Pero Ester Prynne c o un espíritu lleno de i nnato


,
n

v alor y act i vidad y por largo tiempo no sólo segre


,

gada sino desterrada de l sociedad se había c o tum


,
a ,
a s

brado á u a libertad de especulaci ó n completamente


n

extraña á la manera d se del eclesiástico Si n guí a


e r .

n i regla de ninguna clase había estado vagando e u a n n

especie de desierto espiritual ; tan vasto ta i t in ,


n n r

cado tan som b río y sel v áti c o c o m o aquel bosque en


,

q u e estaban ahora sosteniendo un diálogo que iba á


decidir del destino de ambos El corazón y l inteli . a

g e n c i de
a Ester puede decirse que se halla b an e su n

elemento en los lugares desiertos que ella co rí o re r a c n

tanta lib ertad como l o indios salvajes sus bosques


s .

Durante años h abía c ontemplado las instituciones h u


ma as y todo l o estable c ido p o la religión ó l s leyes
n
,
r a
,

desde u punto de vista que le era pe culiar ; c i ti c á


n r n

dolo todo con tan poca re verencia como la qu e pe i e x r

(250)
2 52 LA L E TRA ESCARLATA
los s iete años de ignomin i a y des tierro social hab ían
sido sólo una preparación para esta hora Pero ¿ y .
,

Arturo D i m m esdale ? S i este hombre delinquiera de


nuevo ¿ qué excusa podría presentarse para atenuar
,

s u crimen ? Ni nguna á menos que le valiera de alg o ,

decir que sus fuerz as estaban queb rantadas en virtud


de largos é intensos pade c imientos ; que s u espíri tu
estaba o b scurecido y confuso por el remordimiento
que lo corroía ; que entre la alter ativa de huir como n

u nc riminal confeso ó permanecer sie do u hipó n n

e rita sería difi c il hallar l a deci si ón m á j usta ; que


, s

está en la aturaleza humana evitar el pel igr de


n o

muerte é i nfamia y l a sutiles maquinaciones de un s

enemigo ; y finalmente que este pobre peregrino dé


, , ,

bil enfermo i feliz vió brillar inesperadamente e


, ,
n , ,
n

s u senda desierta y sombrí un rayo de afe c to huma o a, n

y de simpatía u nueva vida llena de sinceridad


,
na , ,
en

cambio de la tri ste y pe ada vida de e xpiación que s

esta b a ahora llevando Y dígase también la sig uiente .

y amarga v erdad : la brecha que e l delito ha a b ierto


u na ve e el al m a humana jamás queda completa
z n ,

m ente cerrada mientras conservamos nuestra condi


ción mortal T iene q ue igilarse y g uardarse para
. v
,

que el enemigo no penetre d n ue o en l fortaleza e v a ,

y es c oja quizás otros medios de entrar que l o s emplea


dos antes Pero siempre está allí el m uro abierto y
.
,

junto á él el enemigo ti fi i s que con cautela y á ar c o o ,

hurtad i llas trata de ob tener de nue v o u vi c toria m ás


,
na

comp leta .

L a lucha i hubo alguna no es preciso descri birla


,
s ,

baste de c ir q ue D i m m esdal e resolvi ó e m p epder la r

fuga y no solo , .
UN TORR EN T E DE LU Z 2 53

— Si en todos estos siete años p asados- pe só n

pudiera y o recordar un solo momento de p ó de az

esperanza aú lo soportaría todo confiando


,
n l a cle en

mencia del C ielo ; pero puesto que estoy i rremedi able


.

mente c ondenado ¿ por qu é no gozar del sol az con c e


,

di do al sentenciado antes de su ejecución ? O si este


sendero como Ester trata de pe suadi m e e l que
,
r r e, s

conduce á u a v ida mejor ¿ p o qué no segu i rlo ?


n ,
r

Ni puedo vi vir p o m ás tiempo sin l a compañía de


r

Ester cuya fuerza para so ste e e e s tan v i gorosa


,
n r rn ,

así como lo es tam b ién su poder para cal m ar las an

g u stias de m i alma O h T ú á
. qui en no me atre v o á

levantar las m i radas me perdonarás ?


— T ú partirás — d i jo Ester con reposado acento al
,

e contrar las miradas de D i m m e sdal e


n .

U a v e tomada l a decis i ó
n z e l b rillo de un a e n, x

tra na alegri a esparci ó su vaci lante esplendor sobre e l


rostro inquieto del ministro Fué e l efecto a imador . n

que experimenta un pris i onero que precisamente aca ,

b a de l i brarse del calabozo de s u propio corazó al n


,

respirar l a li b re y b o sc o sa atmósfera de u a región


rr a n

selvát i ca si ley es y si freno de ninguna especi e S u


,
n n .

es pi ritu se elevó como de un golpe á lturas más ex


, ,
a

c el sas de l as que l e fué dado alcanzar durante todos l s o

años que el infortunio le ha bi a mantenido clavado e n

l a tierra ; y como a de un temperamento e


er extremo n

religi oso ,
su actual an i maci ón habi a inev i tablemente
en

algo esp i ritual .

Si ento de uevo legri a se preguntaba so


ln — a a ,
r

prendido de si mismo C rei q ue e l germen de todo


.
— a

contento había m uerto m i ¡ O h Ester tú eres m i en .


,

ánge l b ueno ! M e parece que m e arrojé enfermo , ,


2 54 L A L E TRA E SCAR LATA
contaminado por la culpa ab atido por el dolor sobre , ,

estas hojas de l a selva y que me he le ant do otro ,


v a

hombre completamente nue v o y c on nuevas fuerzas ,

para g l ifi á A quel que ha sido tan misericord ioso


or c ar .

Esta es ya u a vida mejor ¿ P o qué no o hem os


n . r n s

encontrado antes ?
— No m i remos hacia atrás respondió Ester lo — —
, ,

pasado es pasado : ¿ para qué detenernos ahora en é l ?


¡ Mira ! con este símbolo deshago todo lo hecho y pro
cedo co m o si nunca hubiera existido .

Y diciendo esto desabrochó l o s corchetes que ase ,

g ru ab la letra
an escarlata y arrancá dola de su pecho ,
n

la arrojó á u a gran distancia entre las hojas se cas


n .

El s i mbolo m i stico c ayó e l misma orilla del arro n a

ue l o y á poco más lo habri a hecho e el agua que le n


y ,

hu bi era arrastrado e s u melancólica corriente agre n ,

ga do un nue v o dolor á l a historia q u co stante


n e n

mente estaba refiriendo e sus m u m ll o s Pero allí n r ii .

quedó l a l etra bordada brillando c omo u joy a p na er

dida que algú l h dado viajero podría re c oger


n nia a ,

para verse después perseguido quizá por extraños


sueños de crimen abat i miento del corazón é i fo rtu
,
n

n oi si igual
n .

Una v ez arrojada l a i nsign i a fatal d i ó Ester u ,


n

l argo y p o fu d usp i
r con el que su espíri tu se
n o o s ro

libró de la v erg ü enza y angustia que l a habían opri


mido ¡ O h exqui sito ali v io ! No había c onoci do su
.

verdadero peso hasta que se sintió libre de él Mo .

vi da de otro impulso quitó la gorra que p i i o ,


se a r s

naba sus c abellos que cay eron sobre sus espa ldas ,

ricos egros con una mez c la de luz y somb ra e su


,
n ,
n

ab und ancia comunicá dole al rostro to d o el encanto


,
n
256 LA L E TRA E SCARLATA
los ojos de Ester y brillante igualmente á los de A r
,

turo D i m m e sdale .

Ester le d i rigió u a mirada llena de la luz de u a


n n

nueva l gria a e .

— T ienes ue conocer á Perla — l dijo nuestra


q ,
e ,

Perl ita ! T ú la has visto sí y o lo sé pero l a verás



,

, ,

ahora con otros ojos Es u a niña singular A penas. n .

l a com prendo Pero tú l a amarás t i ernamente como


.
,

yo y me aconsejarás acerca del modo de ma ejarla


,
n .

C rees que la niña se alegrará de conocerme


preguntó el ministro v i siblemente inquieto — S iempre .

me h e alejado de los niños porque con frecuencia de ,

muestran cierta desconfianza u a especi e de encogí ,


n

mie to en entrar e relaciones familiares conmigo


n n .

¡ Yo he tem i do siempre á Perla !


Eso e a triste respondió l madre — pero ella
— — r
,
a ,

te amará tiernamente y tú l a amarás tam b ién No .

se en c ue tra muy lejos Vo y á llamarla


n Perl a !. .

— Desde aquí l a v eo o b servó el ministra - All i ,


está e medio de la luz del so l al otro lado d l arro


,
n ,
e

y u el o
¿
. De modo que crees q ue la n i ñ a m e amará ?
Ester sonrió y llamó de nue v o á Perla que estaba
v i s i ble á cierta dista cia como e l ministro había dicho
n , ,

y semejaba u brillante visión ilum inada po u rayo


na r n

de sol que cai a sobre ella al través de l ramas de l o s as

árboles El ray o se agitaba de un lado á otro h


.
,
a

c i e do que l a
n i ña pare c iera m á ó menos confusa ya
n s ,

como u criatura humana o como u a especie de


na ,
ra n

e píritu á medida q ue l esple dor desaparecía y


s ,
e n re

tornaba Oy ó la voz de su madre y se dirigi ó á ella


.
,

cruza do lentamente la selva


n .
UN TORR ENTE DE L UZ 2 57

Perla no hab ía hal lado largo ni fasti di oso el t i empo ,

m i entras su madre y el m i nistro estuv i eron hab la do n .

La gran sel va que ta som b ría y severa se presentaba


,
n

á los que allí traían l culpa y l as angust i as del mundo


a ,

se co n v i rt i ó e compañera de l o s juegos de esta sol i


n

tari a niña S e d iría q ue para d i vert irla ha bi a adop


.
, ,

tado l as maneras más c autiv ader s y halagü eñas : le a

ofreci ó b ayas exquis i tas de rojizo color q ue l a iña ,


n

recogi ó deleitándose con su agreste sabor Lo s p e


,
.

u e ñ o s moradores de aquella soledad a penas se apar


q
tab an del cam i no de l a n i ña Ci erto es que u a p e . n r

diz segu i da d e diez perdigones se adelantó haci a ella


, ,

con aire amenazador pero pronto e arrepi nt i ó de su


,
s

fi e e a y s e volv i ó tranqu i la al lado de su t i erna prole


r z ,

c omo diciéndoles que no tuvie an temor Un p i ch ón r .

de paloma q ue esta b a solo e un a rama b aja perm i tió


,
n
,

á Perla que se l e acerca se y em i ti ó un son ido que lo ,

mismo podía s er u saludo que un gri to d e alarma


n .

U na ard ill a des d e lo alto del árb ol e que ten i a su


,
n

m orada charla b a e só de cólera ó d alegri a porqu e


,
n n e ,

una a rdilla e s un an i malito ta colérico y capri choso n

que es muy d i fícil saber si está i racundo ó de b ue n

humor y le arrojó u a nue z á la cabeza U a zorra


,
n . n ,

á l a que sobresaltó el rui do l i gero de l o s pasos de l a

niña so bre l s hojas miró con curios idad á Perla como


a ,

dudando qué sería mejor si alejarse de allí ó con , ,

ti u
n arsu siesta como antes S e dice que un lobo .
,

pero aquí ya la historia h a dege n erado e lo improba n

l
b e —
,
se acercó á Perla ol fateó e l vestido de la
,
iña é n

in clinó la fero z ca b e z a para que se la acari ciara con su


m an e c i ta S i n em b argo l o que parece ser la verd ad
.
,

es
q u e la selva y todas estas ,
silvestres criaturas á q ue
2 58 L A LE T R A E SCA R LAT A
daba sustento reconocieron e aquella i ña un sér
,
n n

humano de u a naturaleza ta lib re como l a de ellas


n n

mismas .

T ambié l a niña desplegaba aqu i u carácter m ás


n n

suave y d ulce que en las calles herb osas de la p b la o

ción ó e la morada de su madre L as flores pare


,
n .

cía cono c erla y e u susurro le iban dicien do


n
,
n n

cuando cerca de ellas pasaba : Adó te conmigo “


rn a ,

linda niña adó ate conmigo — y para darles gusto


,
rn ,

Perla cogió violetas y a é m o as y c o l u b i as y a1 ,


n n
,
rn n ,

u s ramos erdes y se adornó l o


v cabellos y e rodeó
g no ,
s ,
s

l a c intur convirtiéndose e una n infa i fantil e una


a, n n ,
n

tierna d i da ó en lgo q ue ar m on i zaba c o el antiguo


r a ,
a n

b osque De tal m an era se había adornado c uando o yó


.

l a o de su madre y s dirigía á ella lentamente


v z e .

L entamente sí porque h bía visto al m i nistro


, ,
a .
2 60 LA L E TRA E SCA RL AT A
dejado en nuestra querida Inglaterra l a h a atav i a d o
para que o s salga al encuentro
n .

C on u sent i miento que jamás hasta entonces n i n


n

gu no de los do s habi a experimentado con t emplab an ,

la lenta marcha de Perla En ella e a v i si b le el lazo . r

que l o s u ía En estos siete años que ha bían trans


n .

cu rrido fué l a niña para e l mundo un g e o glífi c o vi


,
r

vi ente e que se reve lab a el secreto que -ellos de tal


n

modo trataron de ocultar : e este sí m bolo estaba todo n

escrito todo patente de un modo senc illo á haber e i


, ,
x s

tido un profeta ó un hábi l mago capaces de i terp n re

tar sus caracteres de fuego S ea cual fuere e l mal .

pasado ¿ cómo podrían dudar que s us vidas terrenales


,

y us futuros destinos estab an entrelazados cuan do


s ,

veian ante i tanto l a un i ó materi al como l idea


s n a

espi ri tual en que am b os se confu n dían y en que h á ,

bí an de morar juntos i m o t l m e te ? Pe samientos n r a n n

de esta n aturaleza y qu i zás otros q ue no se confesa


,

ban ó no describían — re istieron á la iña de u ,


v n na

es pecie de misteri osa solemn i dad á m edida que s e

adelantaba .

Que no vea nada extraño nada apasi onado ni



, ,

a nsiedad alguna e tu manera de recibirla y d i rigirte


n

á ella —
,
l e dijo Ester l ministro en voz baja a— Nues .

t a Perla es á veces como u duende fantástico y c a


r n e

p ri c h s
o Espec
o i almente no puede tolerar l s fuer tes a

emoci ones cuando no comprende plena mente l a causa


.

n i e l o bjeto de las mismas Pero la niña es capaz de .

afectos intenso s Me m a y te amará . a .

—T ú no t i enes un a i dea — d i jo el m i nistro m i ran d o


,

de soslayo á Ester — de lo que temo esta entrevi sta y


, ,

al mismo tiempo cuánto la anhelo Pero la verdad .


L A NI NA J UNT O AL AR R O YUEL O 9
d 61

e s, como ya te he d i cho que n o me gano fác ilmente


,

l a voluntad de l o s niños No se me suben á l as rod i


.

ll s
a , o me charlan al oído no responden á mi so n
n ,

risa ; sino que permanecen alejados de m i y me mira n

de u manera extraña A un lo s c ie a i do s lloran


na . re nn c

fuertemente cuando l o s tomo e brazos S in embargo n .


,

Perla h a sido c riñosa para conmigo do s veces e su


a n

v ida La primera ez
.
¡ bien sa b
v es cuando f ué!
L a ú ltima cuando l a llev aste cont i go á l a casa del s e
,

vero y anc i ano Gobernador .

— Y cuando tú a b ogaste tan valerosa m e te en favor n

de ella y mío respondió l a madre L o recuerdo per



,
.

f c ta m e te y tamb i én deberá recordarlo Perla


e n , ¡ N o .

temas nada ! Al pri nc ipi o podrá p a e c e te si gular y r r n

hasta huraña pero pronto aprenderá á amarte


,
.

Y a Perla había llegado á l a orilla del arroyuelo y ,

all i se quedó contempla ndo silenciosamente á Ester y


a l m i nistro q ue permanecían sentados juntos e
,
el n

tronco musgoso del viejo árb ol esperando q ue vin i ese ,


.

Precisamente donde l a niña se habi a detenido el ar ro ,

y ue l formaba
o un charco tan liso y tran quilo q ue r e

fl ej ab a u a i magen perfecta de su u p e c i to c o toda


n c er ,
n

la pi ntoresca brillantez de s u b elleza que realzaba su ,

adorno de flores y hojas si b ien m ás espi ritualizada y


,

delicada que e la realidad Esta imagen casi t


n .
,
an

idénti c a á lo que e a Perla pare cía comun i c ar algo de


r ,

su cualida d intangible y flotante á la niña misma La .

manera e que Perla permane cía a llí m i rándoles fi j


n ,
a

mente l través de la sem i-obscuridad de la sel v a era


a ,

realmente extraña ; i luminada ella sin e m bargo por , ,

un rayo de sol atraído all i p o cierta oculta simpatía r .

Ester mis m a se s entía d e un mo d o vago y misteri oso


18
262 LA L ETR A E SCA R LAT A
como alejada de su hija ; como si ésta en su paseo ,

.
solitario p o la sel v a se hubiera apartado por co
r , rn

l t o de l esferaaen que tanto ella como u madre s


p e

habitaban juntas y est uvi ese ahora tratando de regre


,

sar aunque en va o l perdido hogar


,
n ,
a .

Y en esta sensa ción habia á la ve verdad y error : z

hija y madre se sentían ahora m utuamente extrañas


pero por culpa de Ester no de Perla Mie n tras la , .

nina se paseaba sol i taria m ente otro sé h abía sido ad ,


r

m i tido e l es fera de l o s sent im i entos de l a madre


n a ,

modificando de t l modo l aspecto de l as cosas que


a e ,

Perla al regresar de su paseo no pudo hallar su acos


, ,

tu m b do puesto y apenas reconoció á su madre


ra .

— U a singular idea s e h apoderado de mí


n dijo a ,

el e f n i o ministro — S e me figura que este arro


e r rn z .

u e l o forma el l i mite entre do s mundos y que n unca


y ,

m ás has de e contrar á tu Pe l a n
¿ O acaso es ella r .

una espe c ie de duende ó es pírit u encantado á los que ,

como nos decían e los cuentos de nuestra infan c ia n ,

l es está prohibido cruzar u a corr i ente de agua ? T e n

ruego q u te apresures porque esta demora ya me h a


e ,

puesto l o nerv i os en co moción


s n .

Ve querida ni na dijo Ester ani m ándola y


n, ,

exte diendo los br zos hacia ell a - Ven : ¡ qué lenta


n a

eres ! ¿ C uándo antes de ahora te h s m ostrado tan


, ,
a

floja ? A qui está un amigo mío que también quiere


ser tu amigo En adelante te drás dos veces t anto
. n

a m or como l que tu madre sola puede darte S alta


e .

sobre el arroy uelo y ven ha c ia nosotros T ú puedes .

sal ta r como u corzo n .

Perla sin responder de ningún m odo á estas melo


,

sas expresion permaneció al otro lado del arr yuelo


es, o ,
264 LA L E TRA E SCARLATA
dre co m o no lo había hecho de sus pala b ras fe c tu
,
a o

s s sino que rompió en un arre b ato de cólera gesti n


a , , e

lando vi olentame te y agitando su c ue p c ito c o las


n r e n

más extra vagantes c ontorsiones acompañando esta ,

e plosió de i de agudos gritos que reperc utió la sel a


x n ra v

p ortodas partes ; de m odo que á pesar de lo sola que


estab a en su infantil é incomprensible furor parecia ,

u e u a o c ulta multitu d l a c ompañaba y hasta l


q n a a

alentab a en sus a c ciones Y e el agua d l arro y uelo . n e

se reflejó u v ez m á la colérica i m age de Perla


na s n ,

c oro ada de flores golpeando el suelo con l p ie ges


n , e ,

ti c ul d v i olentamente y a puntando con e l dedo i nd i


an o

ce a l seno de Ester .

— Y a sé lo que quiere esta niña murmuró Ester —


,

al ministro y palide c iendo á pesar de un gran e fue


, , s r

zo para oc ultar su disgusto y su m o tifi c aci ó dijo r n,

l o s niños no perm i ten el m ás l eve cambio e el aspe c to n

a cost umbrado de las c osas que t i enen diari amente á l a


vista Perla e cha de menos algo q ue siempre me ha
.

visto llevar .

— S i tienes al gú med i o de apaciguar á l niña n a

l e d ijo el ministro te ruego que lo hagas in m edia ta


,

men te Excepto el furor de u v i eja hechi c era como


. na
,

l a S ra H i b b i s - agregó tratando de so reír


. n ,
nada n
,

ha y que me asuste tanto como un arrebato de c ólera


cu al éste un i no En la tierna belleza de Perl
en n . a,

así co m o en las rrugas de la vieja he c hi c era tiene


a
,

ese arrebato algo de sobrenatural Ap ac ig u l si me . a a,

amas .

Ester se dirigió de nuevo á Perla con el rostro e ,


n

c en di d dando una mira da de soslayo al minist o y


o, r
,

exh lando luego u hondo suspiro ; y u antes d


a n a n e
L A NTÑ A J UN TO AL A R RO YUE LO 26 5

haber teni do ti empo de hab lar el color de sus m ej i ,

ll
as se convirtió en mortal pal idez .

Perla di jo c o n tri steza mira á tus p i és



, ,

A hí frente á tí al otro ládo del arroy uelo .

L a n i ña dirigió las miradas al punto ind i ca do y ,

allí vió l letra escarl a ta tan cerca de l orilla de l


a ,
a a

c orriente que el bordado de o se reflejaba e el agua


,
or n .

—T ráela aquí d i jo Ester


,
— .

V e t ú á b uscarla
n respondió Pe la ,
r .

H ab áse vi sto jamás niña i gual — o b ser v ó Es


r

ter aparte al m i nistro O h ! T e te go que deci r


. n

mucho acerca de ella Pero á la verdad en el asunto


.
,

de este od i oso si mbolo tie e razón De b o sufri r este


,
n .

tor m ento todavía algún tiempo unos cuantos dí as más , ,

hasta que hayamos dejado esta región y la m i remos


como un país con que hemos soñado La selva no .

puede ocultarla El océano reci bi rá l a letra de mis


.

manos y la tragará para s i empre !


,

Dici en do esto se adela tó á la m rgen del ar o n a r

y u e l,
o recog i ó la letra escarlata y l a fijó de n u evo e n

el pecho .Un m omento antes cuando Ester hab ló de ,

arrojarla al seno de l océano había e ella u senti ,


n n

m i ento de fundada esperanza al reci bir de uevo este n

sí m bolo mortífero de l a mano del desti no e p e im ,


x r en

tó l a sensación de u a sentencia i rre voca b le que so bre


n

ella pesab a La había arrojado al espaci o i fi ito


. n n ,

había respirado u a hora el aire de l a libertad —y de


n ,

nuevo estab a aqui l a letra escarl ata con todo s u supli


cio brillando en e l luga acostumbrado De la misma
,
r .

m anera una mala acci ón se rev i ste siempre de l carácter


de i nel udi ble desti no Ester recogió i nmed i atamente
.

las espesas trenzas de sus ca b ellos y las ocultó b jo su a


2 66 LA L E TRA E SCARLATA
gorra Y como si hubie a un
. l fi i o en l a tri ste r rn a e c

letra desapareció s u hermosura y todo lo que en ella


,

había de femenino á manera de ravo de so l que s des , e

v an e ce y como si una som b ra s


,
hubi era extendido e

sobre todo su s é r .

Efectua do el terrib le cam b io extendió l a m ano á ,

Perla .

C onoces ahora á tu madre niña — le preguntó


c on acento de re proche aunque en un tono moderado , .

¿ Quieres atravesar el arro y o y v enir á donde e stá tu ,

m adre ahora que se ha pues t o de


,
uevo su ig o m i n n

nia ahora que está tri ste ?


,

S í ahora quiero — respondió l n iña atravesando



, , a

e l rroyuel o y estrechando á u madre contra su


a ,
s

pecho A hora eres realme te mi m adre y yo so y tu


. n ,

Perlita .

Y con u a ter ura q u no e a común e ella atrajo


n n e r n ,

hacia i la c beza de su madre y l a b esó en l fre te y


s a a n

en s mejillas Pero entonces por u a espe c ie de


l a - .
,
n

n ecesidad que si empre l i m pulsaba á mezclar en el a

contento qu proporci onaba u parte de dolor


e na

Perla b esó también la letra es c arl ata .

Eso no s bueno dijo Ester cuando me h as


— - — e , ,

demostrado un poco de amor te mofas de m i ,


.

¿ P o qué está sentado rel m i n i stro all i ? pre —

u tó Perla
g n .

T e está esperando para saludarte replicó s u ,


madre V é y píde le su bendición El te m l


— . . a a,

er

lita mía y también ama á tu madre ¿ No lo am rás


,
. a

tú igualmente V é él desea acari ciarte .

No s am a realmente dijo Perla mirando á su —

madre c on expresión de viva inteligen c ia ¿ I á c o .


— r n
268 LA L TR E A E S CAR LA T A

los arreglos suge i d os p o su ue a posi c i ón y p o los


r r n v r

propós i tos que p onto hab ían de eal i za


r r r .

Y a h o a sta fatíd i ca ent ev i sta quedó term i n da


r e r a .

A quel luga dond se encont ab an p rmanecería a b an


r e r . e

do ado en su soledad ent e los som b íos y antiguos


n r r

á b oles de la selva que con sus nume osas lenguas s u


r ,
r
,

sur a i a m la gamente lo que allí había p asa do s i n que


r r r
,

n i ngú mo tal fuera p o eso m as cue do Y el me


n r r r .

l a c ó li
n ar o y uelo ag ega ía esta nueva h i sto i a á los
co r r r r

m i ste i osos cuentos que y a conocí y co t i nua ía su


r a, n r

anti guo mu mullo no p o c i e to m as aleg e de lo que


r ,
r r r

hab ía si do du ante s i glos y si glos


r .
XX

EL M INIS TR O P E R D ID O EN UN L AB E R INTO
A R TU R O D IM M E SD AL E pa rt i ó el p ri mer o adel ant an ,

dose á E ster y á Perla y y a á c i erta d i stan ci a d i ri gi ó


,

una m i rada hac i a atrás como si esperara descu b ri r tan


,

sólo algunos rasgos dé bi les ó los contor nos de la m adre


y de la n i ña desvanec i éndose l e n tamente en la sem i

o b scuri dad de la selva A conteci m i ento de tal i mpor


.

tanc i a en su ex i stenci a no podía con ce bi r que fuese


,

real Pe r o allí esta b a E ster vesti da con su traje de


.
,

p ar do color de p i e todavía junto al tronco del á rb ol


,

que algún v i ento tempestuoso de r ru m b ó en t i em p os


i nmemo ri ales todo cu bi erto de musgo para que esos
, ,

dos seres predest i nados con el alma a b r umada de pesar


, ,

pud i eran sentarse allí juntos y encont r ar u n a so l a hora


de descanso y solaz Y allí tam bi én estab a Perla
.
,

b a i lando alegre m ente á or i llas del a rr oy ue lo aho r a ,

que aquel ext raño i ntr uso se hab ía i do y la dejab a ,

ocupa r su ant i guo puesto al lado de su madre N o .

e l m i n i st r o no se ha b ía quedado dorm i do n i ha b ía ,

soñado .

Pa a co segu i q u desapareci eran de su m te 1


r n r e en a

vaguedad y confus i ón de sus i mp esi ones que le h r ,


a

cían ex peri mentar una extr ña i nqu i etud se p uso á


a ,

recordar de u a manera preci sa y defi i da los planes y


n n

( 2693
2 70 LA L TR A E E S CA R L AT A

proy ectos que él y E s te ha b ían b osquej ado pa a su r r

pa t i da S e hab ía conven i do entre los dos qu el A


r . e n

ti guo M undo con sus c i udades populosas les ofrece ía


, ,
r

mejo ab i go y may or opor tun i dad para pasa i nad


r r ,
r v er

ti dos que no las selvas m i smas de la N uev a Inglater a


,
r

ó de toda la A mé i ca con sus alternat i as de una quer ,


v

ot a choza de i nd i os ó las pocas c i udades de europeos


r ,

escasamente po b ladas esparc i das aquí y allí a lo largo ,

de las costas T odo esto s i n hab lar de la m ala salud


.

del m i n i st o que no se p esta b a c i ertamente a sopor


r ,
r

tar lo s t ab ajos y pri vac i ones de la V i da de los b osques


_
r
,

cuando sus dones atu ales su cultu a y el dese o l n r ,


r nv

v i mie t de todas sus facultades le adaptab an pa a


n o r

v i v i tan sólo en m ed i o de pue b los de adelantada c iv i


r

l izaci ón Pa a que pud i esen llev ar á ca b o lo que h a


. r

b ía dete m i nado la casual i dad les de p ó que hu bi e a


n r ,
ar r

en el pue to un b uque una de esas em b cac i ones de


r ,
ar

dudoso ca ácte cosa mu y co m ún en aquellos ti empos


r r, ,

que i e real m ente p i atas reco ía si em b a go


s n s r r
,
rr n n r

los ma es con muy poco respeto á las ley es de p o pi e


r r

dad E ste buque había llegado rec i entemente del


.

M ar de las Ant i llas y debía hacerse á l a vela dent ro ,

de tres días con rum b o á B i sto l en I nglaterra E ster r .


,

cu y a vocac i ón pa a hermana de la C a i dad la ha b ía r r

puesto en contacto con el cap i tán y los t i pulantes de r

la nave se ocupa ía en consegu i el pasaje de dos i d i


,
r r n

v i duo y una n i ña
s o todo el sec eto que las c i c u
,
c n r r ns

tan c a i s hacía n más que necesa i o r .

El m i n i st o ha b ía p egu tado á E ste con no poco


r r n r,

i terés la fecha prec i sa en que el bu que hab ía de p


n
,
ar

ti r Pro b ab lemente se ía dent o de cuat o días á con


. r r r

ta de aquel en que esta b an


r Fel i z casual i dad ! .
2 72 LA L TR A E E S CA R LA T A

cuestas que su b i ó descendía a las h o do adas ; en


r, n n

una palab a venc i ó todas las d i ficultades q ue se le


r ,

p esenta on n el cam i no con una acti vi dad i fatig a


r r e ,
n

b l que á é l m i smo le so prendía


e N o pudo menos r .

de eco dar cuá fat i gosamente y con cuántas pa adas


r r n ,
r

pa a recob ra al i ento ha b ía eco i do ese m i smo c


r r ,
r rr a

m i no t solo dos días antes Á med i da que se


an .

acercab a á la c i uda d fué c ey endo que notab a un r

cam bi o en los o b jetos que le e an más fam i l i ares r


,

como s i desde que sal i ó de la pob lac i ón no hu bi e an r

transcurri do solame te dos ó t es días s i no m uchos n r ,

años .

C i ertamente que las calles p ese tab an el m i smo r n

aspecto que antes según las eco daba y las c asas te ,


r r ,

í
n an las m i smas pecul i a i dad es con su mult i tud de r
,

ale os y una velet a prec i same te en el luga en q ue


r n r

su memo i a se lo i nd i ca b a S i em b argo la i dea de


r . n ,

cam bi o le acosab a a cada i nstante acontec i én dole ,

i gual fenó m e o con las pe sonas co oc i das que veía


n r n ,

y con todas las que l e an fam i l i a es en la pequeña e r r

pob laci ón N o las hallab a aho a n i m ás jóvenes n i


. r

m á V i ejas ; las b a b as de los anc i anos no


s más
r e r an

b lancas n i el i ño que andab a á gatas ay e podía mo


,
n r

ve se ho y haci endo uso de sus p i es : e i mposi b le


r ra

d c i en qué d i fe ían de las pe sonas a qu i enes ha b ía


e r r r

v i sto antes de pa t i ; y s i n em b a go algo i nte no pa


r r r ,
r

r ec i a suge i le que se ha b ía efectuado un cam bi o


r r .

R ec ibi ó una i mp esi ón de esta natu alez de la ma r r a,

n a más notab le al p sa junto á la i glesi a q u estab a


er ,
a r e

á su cargo E l e difi c i o se le presentó con un as p ecto


.

á la tan ext a o y tan fam i l i ar que el S r D im


ve z r n ,
.

m esd l e stuvo vac i lando ent e est s d os i deas : ó que


a e r a
EL M INIS T R O P E R D I D O EN U N L A B E R INT O 2 73

hasta entonces lo hab ía v i sto sol mente en un su ño a e ,

ó que aho a esta b a s i mplement soñando


r e .

E ste fenómeno en las va i as formas que ib a to ,


r

mando no i nd i cab a un cam b i o xterno s i no u cam


,
e ,
n

bi o tan epent i no é i mpo tant en l espectado m i smo


r r e e r ,

que el espac i o de un solo día de i nte valo hab ía si do r

para él equ i valente al transcurso de var i os años L a .

Voluntad del m i n i stro y la de E ster y el desti no que ,

sob e ellos pesab a ha b ía O perado esta transfo maci ón


r ,
n r .

E ra la m i sma c i udad que antes ; p e o no e el m i smo r ra

m i n i st o el que ha bía egresado de la selva Pod ía


r r . r

hab er d i cho á los am i gos que le sal udab an : N o soy


el hom b re por qu i en me tom ai s L o he dejado al lá . .

en la selva et i ado en un oc ulto vallec i llo junto a


,
r r ,

u n tronco musgoso de á b ol no lejos de u m l a có r ,


n e n

l i co a oy uelo I d : b uscad a vuest o m i n i st o y v ed


rr . r r ,

s i su cuerpo extenuado s us mej i llas descarnadas y su , ,

p ál i da frente surcada de arrugas por el dolor no han ,

s i do ar ojados allí como vesti do de que un o se deshace


r .
!

S i n duda algu a sus am i gos ha b i an i nsi st i do di c ié


n r
,
n

dole : T ú e es el m i smo hom b re ; pero el erro



r

r

hu bi era estado de parte de sus am i gos y no del m i


n i s tr o .

A ntesde que el S r D i m m esdal llegara a su mo . e

rada su se ínt im o le d i ó otras p ue b as de que u


,
r r na

revoluc i ón se hab ía O perado en su modo de pensa y r

de senti r Á la verdad solo á una evoluc i ón de esa


.
,
r

naturaleza compl ta y total podían at ib u i rse los i m


,
e
,
r

pulsos que agi tab an l i nfortunado m i n i st o Á cada a r .

paso se sentía mov i do del deseo de hacer algo ext año r ,

i nus i tado v i olento ó p e ve so c


,
la conv i cc i ón d r r
,
on e

que sería á la v e i nvolunta i o é i ntenc i onal y á des


z r
L A L ET R A E S CA R LA T A

pecho de sí m i smo pe o emanando de un senti m i ento ,


r

m á p ofundo que el que se O po ía al i mpulso


s r P n . or

ejemplo se encontró ,
uno de los d i áconos de su co n

i gles i a b uen anc i ano qu le s ludó con el afecto p


,
e a a

te nal y el a i e pat i arca l á que tenía de echo p o u


r r r r r s s

años sus v i tudes y su posi c i ón y al m i smo t i empo


,
r ,

con el profundo respeto cas i vene ac i ón que el ca a c ,


r ,
r

t e pú b l i co y p i vado del m i n i stro reclama b an


r r Nunca .

se v ió u ejemplo más hermoso de cómo la majestad


n

y sa bi du ía de los anos p u d h e m a
r á la ob e e en p r n arse

di e ci y respeto que una catego ía soci l é i te lig e


n a r a n n

c i a i nfe i ores deb en á u a pe son a superi o e esas


r n r r n

cual i dades Pues bi en durante una conve sac i ón d e


.
,
r

unos pocos momentos ent e el R eve endo S r Dim r r .

m s dal e y este excelente y anc i ano d i ácono solo m


e ,
er

c e d á la m á cu i dadosa ci rcunspecci ón y cas i h aci é


s n

dose vi olenci a evi tó el m i ni stro p o fe i c ie ta e


,
r r n r s r

fl e io e s he ét i c s que se le ocu ri e on so b re va i os
x n r a r r r

puntos el i g i osos T em b la b a y pal i decía tem i endo


r .

que sus lab i os á despecho de sí m i smo em i t i esen l


, ,
a

u
n o s de los ho ib les pen am i entos que le c uza b an
g rr s r

por la me te Y s i n
n em b a go . aunque co el corazón r ,
n

l leno d e tal te ro no p udo menos de sonreírs al r r, e

i mag i a lo estupefacto que se ha b ía quedado el


n r r

santo va ón y pat i a cal d i ácono a te la i mp i e d ad de


r r r n

su m i n i st o r .

Refe i emos ot o i nc i dente de igual naturaleza


r r r .

Y endo á toda p i sa po la calle el R eve en d o S r r


,
r r .

D i m m esdal e tropezó de manos a b oca con uno de los


m ás anti guos m i em b os d e su i gles i a u a anc i ana r
,
n

seño la más p i adosa y ejempla que pueda da se


ra , r r

pob Vi uda sola y c o el coraz ó n todo lleno de


re , , ,
n
76 LA L E T R A E S CA R LA T A

y d i vi na grat i t ud como s i estuv i e a i lu m i nado por los


,
r

resplando es de la c i udad d i vi na
r .

A un refe i emos u terce ejemplo D espués de


r r n r .

sepa arse de la anc i ana v i uda encont ó á la m á joven


r
,
r s

de sus feli greses E a u t i erna doncella á q ui en el


. r na

s r m ó p ed i cado por el R eve endo S D im m e d l


e n r r r . s a e,

el día desp ués de la noche pasada en vela en el tab lado ‘

había hecho t ocar los goces t ans i t o i os del m undo p


r r r or

la esperanza celest i al que i ía ganando b ri llante z a me r

di da que las som b as de l a exi stenc i a se fueran aumen


r

tando y que finalmente conve ti ría las ti n i e b las pos


,
r

t e as en oleadas de luz glor i osa


r r E a tan pu a y tan ; r r

b ella como un l i i o que hu bi ese flo e c ido en el Paraíso


r r .

E l m i n i st o sa b ía pe fectamente que su i m agen se h


r r a

ll ab vene a d a en el santua i o i nmac ulado del cor zó


a r r a n

de la donce lla que mezcla b a su entus i as m o rel ig i oso


,

con el dulce fuego del amor y comun i ca b a al amor ,

toda la pureza de la rel i gi ón D e seguro que el ene .

m i go del géne o humano h ab ía apartado aquel día a


r

la joven doncella del lado de su madre para ponerla ,

al paso de este hom b e que podemos llama pe d i do r r r

y deses peranzado Á med i da q ue la joven se i b a


.

ace can d o al m i n i stro el mal i gno espí i tu le murmu ó


r ,
r r

á éste en el oído que condensa a en la fo ma m as r r

b eve y ve t i e a en el t i e no co az ó n de la vi gen un
r ,
r r r r r ,

ge men d maldad que p onto p oduc i ría neg as fl ores


r e r r r

y frutos aún más neg os E a tal la conv i cci ón de su r . r

i n fl uenc i a so b e esta alma i gi nal que de este modo


r V r ,

á él se confiab a que el m i n i st o sa bía mu y bi en qu


,
r e

le era dado ma ch i ta todo este ja dín de i nocenc i a


r r r

con una sola m i ada p - versa ó hace le fl o ec en v i


r er ,
r r er r

tudes con una sola bue a pala b ra D consi gu i en te n . e ,


EL M INIS T R O P E R D I D O EN UN LA B E R IN T O 27 7

después d sos tene consi go m i smo u a lucha m as


e r n

fue te que las que y a ha b ía sosten i do se cu b i ó el ros


r ,
r

t o con el capote y ap esu ó el p so s i n da se p


r eu r r a r or

t nd i do que la ha b ía v i sto dejando á la po b e mucha


e ,
; r

cha que i nte p etase u udeza como q ui si e a E lla


r r s r r .

escud i ñó su conc i enc i a llena de pe q ueñas acc i ones


r
,

i nocentes y la i nfel i z se e p ochó m il faltas m ag na


,
r r i i

r i as y al día s i g ui ente estuvo desempeñando sus que


,

h ac e domést i cos toda ca b i z b aja y con ojos llorosos


r es .

A ntes de que el m i n i st o hu bi era ten i do ti empo de r

cele b rar s u v i cto i a so bre esta últ i ma tentac i ón e p e i


r ,
x r

mentó otro i mpulso no y a i dículo si no casi ho r i b le r


,
r .

E ra nos ave gonzamos de deci lo nada m enos que



,
r r ,

detene se en la calle y enseñar algunas palab rotas mu y


r

malsonantes a un grupo de n i ñ os puri tanos que ape ,

nas empezab a á ha b lar Hab i endo res i st i do este im


n .

p ulso como completamente ind i gno del t aje que vestía r


,

encont ó á un ma i nero b o racho de l a tri pulaci ón del


r r r

b uque del M ar de las Ant illas de q ue hemos h ab l do ; a

y esta v e después de ha b r echazado tan vale osa


z, e r r

mente todas las ot as perversas tentac i ones el po b re r ,

S r D i m m esdal e deseó al fi n dar un apretón de m anos


.
, ,

a este tun ante alqu i t anado y recrearse con algunos r


,

de esos chi stes de mala ley de que tal acopi o t i enen


los mari neros sazonado todo con una andanada de
,

t rnos y j uramentos capaces de estremecer el c i el o


e .

D tu i é o l e no tanto sus b uenos p i nc ipi os como s u


e v r n r ,

pudo i nn ato y las decorosas costum b res adqu i i das


r r

b ajo su t aje de ecles i ást i co


r .

Qué es lo que m e pe s i gue y me t i enta d e esta r

man e a se preguntó e l m i n i st o á sí m i smo dete


r — r ,

n i é do se en la calle y golpeándose la f ent e - gE sto y


n r

10
27 8 L A LE T R A E S C A R L A T A
loco por ventura ó me hallo completamente en poder ,

del enem i go mal o ? ¿ H i ce un pacto c o él e la s lva n n e

y lo fi m é con m i p op i a sang e ? ¿ Y m p i de ho a
r r r e a r

que l cumpla sugi i éndome que lleve á cab o todas las


o ,
r

i i qu i dades que pueda concebi su perversa i m agi na


n r

c i ón
E los momentos en que el R everendo S r Di m
n .

m d l e azona b a de este modo co s i go m i smo y se


es a r n
,

golpeab a la frente con la mano se d i ce que la anci ana ,

S a B i b bi ns la dama reputada p o hech i ce a pasa b a


r .
,
r r
,

p o rallí vest i da con


,
i co t aje de terc i opelo f t á ti r r
,
an s

camente pe i nada y con un he m oso cuello de lechu ,


r

gu i lla todo lo cual le da b a u apa i enc i a de persona


,
na r

de muchas campan i llas C omo s i la hech i ce a hu bi ese . r

leído los pensam i ntos d l m i n i st o se det uvo ante él e e r


, ,

fi j ó las m i adas astutame te en su rostro sonri ó con


r n
,

m al i i a y c a unque no mu y dada á h ab la con gente


, ,
— r

de la i gles i a tuvo con él el s i gu i ente d i álogo


,

D e modo R eve endo S eño que hab é i s hecho



,
r r,

una V i si ta á la selv a ob se vó l a hech i cera i ncl i nando



,
r

su gran pei ado haci a el m i n i st o L a p ó i ma v e


n r .
— r x z

que vay ai s os uego m lo av i sé i s en t i empo y me


,
r e ,

c o si d
n a á mu y hon a da en acompañaros
er r S i n que r .

r r
e e
j m i
x a e r ari mpo tanc i a c eo que u pala b a mía r
,
r na r

se v i á pa a propo c i ona á cualqu i e cab alle o ext año


r r r r r r r r

una exc l nte ecepc i ón de pa t de aquel poten t ado


e e r r e

que sab é i s .

—O as gu o se ño
s espond i ó el m i n i stro c o
e r ,
ra —
,
r n

resp tuoso saludo como deman d b a la alta je a quía


e ,
a r r

d la dama
e como su b uena educac i ón se lo ex i gía
,
y ,

os segu o b ajo m i conci enci a y hono que estoy


a r ,
r,

compl tamente á o b scu as ace ca del senti do que e u


e r r
2 80 LA L E T R A E SCA R LA T A

él p a a t t l al m i smo t i mpo que le llena b an d


r en ar e e e

pavo Y u encuent o con la i eja hech i ce a H ib


r . s r v r

bi ns caso d que hu b i e a acont c i d o ealm nte s ó lo


,
e r e r e ,

v i no a mostra le sus s i mpatías y su compa e smo con r ñ ri

mo tal es perve sos y con el m undo de pe ve sos esp i


r r r r

ri tus .

Ya para este t i mpo hab ía llegado a su mo ad e r a,

c ca del cemente i o y su bi endo apresu adamente las


er r ,
r

escaleras s r fugi ó en s u estud i o Mucho se aleg ó l


e e . r e

m i n i st o de ve se al fin en este as i lo s i n h ab e se ven
r r ,
r

d i do él m i smo comet i en do una de esas ext añas y mal i g r

n as excent i c i dades a que hab ía estado cont i uamente


r
,
n

expuesto m i ent as atravesa b a las calles de la po b laci ó


,
r n .

E nt ó en su cuar to y d i ó una m i rada alrededo exa


r ,
r

m i n ando los l i b os las ventanas la ch i menea para el r


, ,

fuego y los tap i ces exp ri m ntan do la m i sma sen


, ,
e e

sac i ó de t e a que le ha b ía acosado durante el


n ex ran z

t ay ecto des de la selva a la c i udad E n esta habi ta


r .

ci ó n ha bía estud i ado y esc i to ; aquí hab ía ay u do y r na

p sado las noches en vela h sta queda cas i med i o


a ,
a r

muerto de fati ga y debi l i dad aquí se h ab ía esfo zado r

en orar ; aquí hab ía padeci do m i l y m i l to mentos y r

agonías A llí es tab a su B i b l i a en el ant i g uo y ri co


.
,

he b eo con M o i sés y los P ofetas que le hablab an cons


r ,
r

t t m
an e te y s a do en toda ella la v
en ,
de Di os re o n n oz .

A llí sob e la me a con la pluma al lado hab ía u


,
r s , ,
n

se món p o te m a con una f ase i ncompl ta t l


r r r in r, r e a

como la dejó cuando al i ó á hacer su v i s i ta d os días s

a tes S a b ía que él
n . el m i s m o el m i n i st o delgado era ,
r

d e pál i das mej i llas que ha b ía hecho y suf i do toda r s

e stas cosas y tenía y a mu y adelantado su se món de l


,
r a

e lecc i ón Pe o pa ecía como s i estu i e a ap te


. r r v r ar co n
EL M INIS T R O P E R D I D O EN U N L A B E R IN T O 2 81

te m pl a n do ant i g uo e con c i e ta cu i os i dad des


su s r r r

d ñ o sa compas i va y e m i
e ,
i di A quel ant i guo
s en v o sa .

é ha b ía desapa ec i do y ot o hom b e ha b ía regresado


s r r
,
r r

de la selva : m a sabi o dotado de un conoc i m i ento de


s ,

ocultos m i steri os que l senci lle z d l pri mero nunca a e

p udo hab e consegu i do r A margo conoc i m i ento p . or

c i erto l
Mi entras se halla b a ocupado en estas refl ex i ones ,

o ó un o l e c it en la pue ta del est u d i o y el m i


re s n
g p o r
,

i t o d ijo :
n s r E ntrad “
no si n ci erto temor de que ”—

pud i era ser u espí i tu mal i gno ¡ Y así fué ! E


n r . ra

el anci ano R oge i o Ch ill i gvvo r th E l m i n i stro se


r n .

p uso en p i e pál i do y mudo con u mano en las S a


, ,
na

g adas E scri tu as y la otra so b re el pecho


r r .

B i en ven i do R eve endo S eñor d i jo el m édi


,
r —

c o — .
¿ Y cómo ha b é i s hallado a ese santo varón el ,

apóstol E l i ot ? Pero me pa ece m i queri do senor r , ,

q u e está i s pál i do ; como s i el v i aje al t avés de las r

s lvas hu bi era si do mu y penoso ¿ N o neces i tái s de


e .

m i aux i l i o para fo t l c e o al g o cosa de q u pod a i s


r a e r s ,
e

p e di car el sermón d e la elecci ón Z


r

— No creo que no —repl i có el R everendo S r .


, ,

D i m m esdal e — Mi v i aje y l v i sta d l santo a p óstol ,


a e ,

y el ai re l ib e y pu o que allí he resp i rado d es pués de


r r ,

t an largo enc i erro m i estud i o m e han hecho mucho


en ,

bi e C reo que no ten d é más nec s i dad de vuestras


n . r e

d ogas m i b enévolo méd i co a pesar de lo b uenas que


r , ,

son y de estar adm i n i stradas p o una mano am i ga r .

D u ante todo este t i empo el anc i no R ogeri o ha b ía


r a

estado contempla do al m i i st o con la m i rada g ave


n n r r

y fija de un méd i co pa a con su pac i ente ; pe o á p es r r ar

de estas ap i enc i s l m i n i t o est b a c s i convenci do


ar a
,
e s r a a
2 82 LA L E T R A E SC A R L A TA

de que Ch illi g vv th sab ía ó p o lo m nos sospech a b a


n or ,
r e ,

s u ntrev i sta con E ste


e E l méd i co co ocía pu s que r . n ,
e
,

pa a su enfe mo él no
r y a u am i go ínti mo y leal
r e ra n
,

s i no su m á enca n i z ado e em i go ; d e co si gu i te
s r n n en ,

er a atu al q u u a parte de esos s nt i m i entos tomara


n r e n e

fo ma v i s ib le E s i em b argo si gula l hecho de


r . s n n r e

que á veces t a scu a tant o t i empo nt s de que c i r n rr a e er

tos pensam i entos exp sen p med i o de pala b as y se re or r


,

así vemos con cuanta segu ri dad d pe sonas que no os r


,

d ese n tr ta l asunto que m á á pecho t i enen se


a a r e s ,

ace can hasta u m i smos lím i tes y se reti ran i to


r s s s n

ca lo P o esta azón el m i n i stro no temía q u el


r . r r ,
e

m éd i co t ata a de un m odo cla o y d i sti nto la pos i ci ó


r r r n

ve dade a en que mutuamente “ encont ab an u y


r r se
l
r no

ot o S i n em bargo el anc i ano R og ri o con su m ne


r .
,
e ,
a

r a tene b osa de costum b e se acercó c o


r ide ab l e m r ,
ns r en

te l pa t i cula d l sec eto


a r r e r .

N se ía mejo d i jo que os s i vi erai s esta o


o r r, ,
r n

che de m i poca ha bi l i dad ? R ealmente m i que i do ,


r

seño tenem os que esmer nos y hacer todo lo p osi


r
,
ar

b le pa a que esté i s fue te y i goroso el día del sermón


r r v

de la elecci ó El púb li co e pera grandes cosas de vos


n . s
,

tem i en do que al llegar ot o año y a su pasto hay a r r

part i do .

S í a ot o mundo repli có el m i n i stro con p i a


,
r
,

dosa es ignaci ón C c é d m el ci elo que sea á un


r .

on a e

mundo mejo po que en ve dad apenas c eo que p r, r ,


r
,
r o

d e permanece e t e m
r fel i g eses las áp i das est a
r n r is r r

ci ones de ot o ano Y en cua to á vuest as med i c ir . n r

n a b uen seño
s, el esta d o actual de m i cue po no r
,
en . r
,

las necesi to .

M uc h o m aleg o de o i lo respond i ó el m ed i
— e r r ,

XXI

EL D íA D E FI E S TA E N L A NU EV A IN G L AT ER R A
M t m p ano en la mañana del día en que el
UY e r
,

nuevo G o b e nado hab ía de elegi do por el p ueb lo


r r se r ,

fueron E ste y Pe la á la plaza del me cado que y a


r r r ,

estab a l lena de a tesanos y o t os pleb ey os habi tantes de


r r

la c i uda d en número cons i d e a bl e E nt e estos hab ía r . r

muchos i nd i v i d uos de aspecto rudo cu y os vesti dos , ,

hechos d p i el d c i vo da b a a conoce que perte


e e er ,
n r

í
n ec a n á algunos de los estab leci m i entos si tuados en
las sel as que rodea b an la pequeña met ópol i de la
v r

colon i a .

E n este día de fi esta como en todas la demás o c ,


s . a

si ones durante los si ete últi mos años llev b a E ster un ,


a

t aje de paño b u do de col or gri s que no ta to por su


r r , n

colo como por c i e ta pecul i a i dad i ndescript i b le de su


r r r

co te dab a por resultado relega su pe sona á la o b s


r ,
r r

c u i d d como s i la h i c i era desap


r a ,
ec á l m i radas d ar er as e

todos m i ent as la letra escarl ata por el contrari o la


,
r , ,

hacía surgi r de esta especi de c epúsculo ó p e um e r n

b ra p ese tán d ola al mundo b ajo el aspecto m o al de


,
r n r

su p op i o b i llo Su ost o p tanto ti empo fam i l i ar


r r . r r ,
or

á las gentes d e la c i udad d ejab a v e l calma m , r a ar

mó que esta b an acostum b a d os á contempl r E


rea r a . ra

u na es p ci e d m á ca a ; o me j o d i cho
e e la calma
s r
I O

r , e ra

( 2 84)
EL D ÍA DE FI ESTA EN L A NU E VA IN G L A TE RR A 285

congelada d las facc i ones d una muje y a mue ta y


e e r r ,

esta t i st se m ejanza
r e d b ía á la c i cu sta c i a d se e , r n n e

que E ster es t a b a en al i dad mue ta en lo co i


re r ,
n c e rn e n

te á pode reclamar al guna s i m patía ó afecto y á que


r ,

ella se ha bía seg egado p o completo del mundo c o r r n

el cual parecía que aún se mezclab a .

Qu i zás e este día es pec i a l pud i era dec i se que


n r

hab ía en el ostro de E ste u expres i ón no vi sta


r r na

h asta entonces aunque e u real i dad no tan marcada


,

que pud i ese nota se fác i lmente á no ser por un o b s


r ,
er

vado dotado de tales f cul tades de p netraci ón qu


r a e e

l y er pri mero lo que pasa b a en el co azón y l u go


e a, ,
r ,
e

hubi ese b uscado un e flejo co respondi ente en el r r

rostro y aspecto gener l de esa muje S emejan t e a r .

o b servado ó más b i en ad i v i no podría ha b er pensado


r, ,

que des p ués de ha b er sosten i do E s ter las m i adas de


,
r

la m ulti tu d durante s i ete largos y malhadad s anos o

S opo tándolas como una neces i dad una pen i tenc i


r y ,
a,

una espec i e de severa rel i gi ón ahora po la últ i m a , ,


r

vez , las afrontab a l ib re y voluntari amente pa a con r

v er ti ta m bi én en una espec i e de t i u fo lo que ha b ía


r r n

si do una p olongada agonía r


¡ Mi a d por últ i ma .

r v ez

la letra esca lata y al a que la lleva


r parec ía deci rles —

la víct i ma d l pue b lo E sperad un poco y me ve é


e . r

l i b re de vosotros U as cuantas horas no más y l . n , ,


e

m i steri oso y profundo océano rec ibi á en su seno y r ,

ocultar a en él para s i e m pre el sí m b olo que hab éi s ,

hecho b i llar por tanto t i e m po en m i pecho !


r

Ni se ía i ncur i en una i ncons i stenc i a demasi a do


r r r

grande i supusi éramos que E ste expe i mentab a ci e to


,
s r r r

senti m i ento de pesa en aquel los i nstantes m i smos e r n

que esta b a a punto de verse l i b e del dolor que puede r ,


2 86 LA L E T R A E SC A R LA T A

deci se se hab ía nca nado profundamente en su é


r e r s r.

¿ N o ha b ía qu iz ás
r en ella un deseo i r es i st i b le de apu r

ra r
p últ
or i ma vez y á g andes t agos la copa
, d l ama r r , e r

go ab i tio y acíb ar que hab ía estado b bi ndo du ante


s n e e r

cas i todos los años d su juventud ? E l l i cor que e


'

e n

lo suces i vo se ll a í á los la b i os tend ía que se segu


ev r a
,
r r

rameut C del i ci oso i vifi c te y en pul i do vaso de


e II

O , ,
v an

o ro
; ó de ot o mo d o p oduc i
r ría una la gu i dez i nev ir n

tab le y ted i osa v i n i endo después de las heces de,

a margu a que hasta entonces ha bía apurado á mane a


r r

de co d i al de i ntensa potenc i a
r .

Pe la estab a atav i ada aleg emente Ha b ía s i do


.

r r . r

i mpos i b le ad i vi ar que esta b i llante y lum i nosa apa i


n r r

c i ón deb ía su ex i stenc i a a aquella muje de som b río r

t aje ; ó que la fantasía tan esplén di da y a la e t


r ,
v z an

del i cada que i deó el vesti do de la n iña a la m i sma


, ,
er

q u e llevase á ca b o la tarea qu i z a m á s d i fíc i l de d al , ,


ar

senc i llo t aje de E ster el aspecto pec ul i a tan notab le


r r

que tenía D e tal m o d o se adaptab a a Pe l ita su


. r v es

t i d o que éste pa ecía la m ac ió ó el desa ollo i


,
r e an n rr n

evi tab le y la man i festaci ón externa de su ca ácte t r r


,
an

i mpos i b le de sepa a se de ella como al l a de una ma r r ,


a

r i posa desprende se de su b ri llante z abi ga ada ó á los


r rr ,

pétalos de una esplénd i da flo despoja se de su ad i an r r r

te colo i do E n este día extr o d i na i o hab ía si n em


r . a r r ,

b a go una c i e ta i nqu i etud y agi tac i ón s i ngular


r r en

todo el é de l n i ña parec i das al b ril lo de los d i a


s r a ,

mantes que fulg u y centellean al compás de los ra n

lat i dos del pecho en que se ostentan L os n i ños p . ar

ti c i p s i emp e de las gi t c io e de aquellas p sonas


an r a a n s er

con qu i enes está en ínt ima relac i ó ; exp i mentan n n er

s i emp e el malesta deb i do á c ualqui er d i sgusto ó t s


r r ra
2 88 LA L E T R A E SC A R L AT A
¿ Pa a
r qué han ven i do todos esos hom b es á l plaza r a

d el me cado ? r

— E stán spe ando que l p oces i ón pase para


e r a r

v la d i jo E ste porque el G o b e nado y los magi s


er —
,
— r
,
r r

t d s h
ra o de ven i y los m i n i st os y todas las pe so
an r, r ,
r

n as n ota b les y b u nas han de m cha con mús i ca y


e ar r

sol d ados á la cab eza .


¿ Y esta á al l í el m i
r n i st o p egu tó Pe la r —
r n r
,

y ext nde á las dos manos hac i a mí como h i zo


e r
,

cuando tú me llevaste á s u lado des de el ar o r

uel o
y
esta á respon di ó su madre pero no te sa
Sí r ,

,

l uda a ho y n i tampoco de b es tú sal ud l e


r
,
ar .

Qué ho m b re tan t i ste y tan a o es el m i n i s r r r

tro d i jo l n i ña como s i hab lara en p a te á solas y


— a r

consi go m i sm a Eu med i o de l oche nos llama y


— a n

estrecha tus manos y las m í s como cuando estuvi mos a ,

juntas con él so b e el tab lado Y e el b osque donde


r . n
,

solo los anti guos árb oles pueden o i r á uno y donde ,

sól o un pedac i to de c i elo puede ve nos se pone á h r ,


á

blar cont igo sentado en un t onco de á b ol Y me r r .

b esa la f ente d modo que el arroy uel o apen s pued


r e a e

b or ar su b eso Pe o aquí á la lu z d el sol y


r . r , ,
en n ie

d i o d todas estas gentes


e o conoce n i nosot os ,
no n s ,
r

de b emos conoce l ¡ S í un hom b e a o y t i st con


r e. ,
r r r r e

la mano si mp e ob r el cor zón I


e r s e a

—N hables más P rla l e d i jo su ma dre tú


o
,
e ,

,

no ent i endes de estas cosas N p i enses aho a en el . o r

m i n i stro s i no m i a lo qu pasa á tu al ededo y ve ás


,
r e r r r

cuá al g e pa ce ho y todo el mundo L os n i ños


n e r re .

han v n i d o de sus escuelas y las pe sonas c ec i d s han


e ,
r r a

d jado sus t i endas u tall es y l


e campos con l
,
s s er os e
EL D Í A D E F I ESTA EN LA N U EVA ING L AT E RR A 289

o bj to de d i ve t i se ; po que hoy emp i e z a a e g lo s


e r r r
I

r
o

lr

un nue o G o b e nadov r r .

C omo E ste decía e mucho el contento y aleg ía


r ,
ra r

ue b r i lla b an en el rostro de todos los p esentes E n


q r .

u n día semejante como suced i ó después du ante la ,


r

may or pa te de dos si glos los pu i tanos se entrega b a


r ,
r n

á todo el regoc i jo y al b o ozo pú b l i co que cons i de a b a r r n

pe m i s i b les á la f agi l i dad h umana ; d i s i pando solo


r r

en el espac i o de un día de fi es ta aquella nu b e som b ía ,


r

e n q ue s i emp e esta b an envueltos pero de mane


r tal ,
ra ,

que apenas s i apare cían m enos graves que otras com u


n i dad s en t i em p o de duel o gene al
e r .

Pe o tal e exageram os el aspecto som b río que i


r v z n

d uda b l e m e te caracteri za b a la mane a de ser de aque l


n r

t i empo Las personas que se hallab an en la plaza del


.

me cado de Bosto no eran todas herede as del adust o


r n r

y tr i ste carácter pu i ta o Ha b ía allí i nd i v i duos natu r n .

ral es de I glate a cu y os padres hab ía v i vi do en la


n rr ,
n

época de la R e i n a I sab el cuando la v i da soc i al i nglesa , ,

cons i de ada e n conjunto parece hab er s i do tan m ag í


r
,
n

fica fastuosa y aleg e como el mundo pueda hab e p e


,
r r r

s e n c i do jamás
a S i hu bi e an segu i do su gusto hered i
. r

ta i o los colonos de la N ueva I n g later a ha b ían cele


r ,
r r

b rado todos los acontec i m i entos de i nte és p ú b l i co con r

hogueras b anquetes procesi ones cív i cas todo con g an


, , ,
r

pompa y es plendo N i hab ía s i do d i fíc i l co m bi nar e


r . r
,
n

la o b servac i ón de las majestuosas ce emon i as el ec eo r ,


r r

al g e con la sol mn i dad como s i el g an traje de gala


e r e ,
r

que en tales fi estas r i ste una nac i ón estu i ese ado ev ,


v r

nado de una mane a b i llante á la ve z que g otesca r r r .

Algo pa ec i do á esto ha b ía en l modo de cele b rar el


r e

día que da b a com i enzo al año polít i co de la colon i a .


29 0 LA L E T R A E SC A R LATA
El vago refl ejo d e una m ag ifi c i que vi vía en el n en c a

r ecue do una i m i taci ó pá li da y dé bi l de lo q u ha bía


r ,
n e n

p esenci ado
r l v i ejo L ond s no d i emos de u
en e re ,
r na

co onaci ón eal s i no d e las fiestas con que se i naugu a


r r , r

el L o d C o egi dor d e aquella g n cap i tal pod ía t


r rr ra
,
r ra

z a e en las costum b es que o b se va b an nuest os a te


rs r r r n

pasados e u la i stalac i ón anual de sus m agi st ados


n r .

L os pad es y fu dad o es de la R epú b l i ca e l hom b e


r n r ,
— r

de E stado el sace dote y el m i l i ta — c eían de su de


,
r r, r

b er evest i se
r esta oportun i dad de to da l a pompa y
r en

apa ato m ajestuoso que de acue do con l s ant i guas


r ,
r a

t ad i ci ones se cons i de ab a el a d m i nículo i nd i spensa ble


r ,
r
'

de la em i nenc i a pú b l i ca ó soci al T odos enían á . v

forma pa te de la proces i ó n que había de desfila


r r r

ante las m i a das del pue b lo comun i cando d est e


r ,
e

modo c i e ta d i gn i dad á la senc i ll a est uctura de un


r r

gobi e no ta c i entemente c o stituido


r n re n .

E ocas i ones semejantes se le pe m i tía al pue b lo y


n r
,

hasta se le an i ma b a á q u e se so l a a a y dejase sus d i ,


z r

v sos tra bajos é i dust i as á que en todo t i empo p


er n r ,
a

r eci a se apl i ca b a con la m i sma rigi dez y severi d d a

que á sus auste as p ácti cas rel i gi osas Por de co ta


r r . n

do que aquí no podí espe arse nada pa ec i do á lo que a r r

se hubi era Vi sto las fiestas pop ula es de Inglate a en r rr

en t i empos de l R e i na Isa b el n i rudas ep e e t i


a r r s n ac o

es teat ales ; n i m i n i st i les con sus s y b aladas a


n r
p r ar

leg nda i as ; n i mús i cos amb ulantes con u mono b ai


e r n

lando al son de la mús i ca ; n i jugado es d m a o y r e n

t i t i i te os con sus sue tes y arti fic i os de hech i cería ; i


r r r n

pay sos y al ti m b qui s tratando d aleg a la mult i


a s an e r r

tud con sus ch i st s qu i zás de v i os s i gl os de e , tig ü ar an e .

dad pe o su ti endo s i empre b u n efecto po que se


,
r r e . r
2 92 LA L E T R A E SC A R L ATA

ca b ez y a m ados con a co fl echas y lanzas de pu n ta


a, r r ,

de pede na l que p man cían aparte como sepa a d os


r
,
er e ,
r

de to do el mundo con ost os de i fle ib l g avedad ,


r r n x e r
,

que i u la de los puri tanos podía superar Pero á


n a n .

pesa de t do no a estos salvajes p i nt dos de c


r o
,
er n a o

lores los que pu d i eran p ese ta se como t ipo de lo


,
r n r

más Vi olento ó l i cenci oso de l gentes que allí esta as

b an co g egadas S emejante honor s i en ello l e ha y


n r .
, ,

podían reclama lo c m ás fundamento algunos d e r on

los ma i ne os que fo mab an pa te de la t i p ulaci ón


r r r r r

del b uque p o edente del M a C a i b e que tam bi én


r c r r ,

hab ía ven i do á t i erra á d i vert i rse el día de la elec


n

ci ón E an hom b es que se hab ían echado el al m a á


. r r

las espaldas de ostros tostados po el sol y grandes y


,
r r

espesas ba b as ; sus pantalones co tos y anchos es ta


r
,
r
,

b an sosten i dos p o un c i turón que á veces cer a r n ,


r

b an placas ó he bi llas de o o y del cual pen día s i em r ,

pre un gra cuch i llo y enn lgunos casos un sa b le ,


a .

Por deb ajo de las anch as alas de sus som b eros de r

paja se eía b i lla ojos que aun en momentos de


,
v n r r ,

aleg ía y b uen humo tenían u a espec i e de fe oc i dad


r r, n r

i nsti nti va S i te m o n i esc ú pulo de n i nguna esp


. n r r e

c i e V i olab an las regl as de b uen comportam i ento á que


,

se sometían todos los demás fumando á las m i smas ,

na i ces del alguac i l de la po b lac i ón aunque cada b o


r ,

canada de humo hab ía costado b uena suma d e ales r re


,

o ía de multa á todo ot o vec i no de la c i udad y


p r v ,
r ,

apu ando s i n n i ngún epa o t agos de v i no ó de agua


r r r r r

d i ente e f ascos que sacab an de sus f l t i qu


n r y a r e r as ,

que of ecían l i b e al m ente á la asom b ada multi tud


r r r

que los rodea b a N ada c acte i za tanto la mo al i dad


. ar r r

á med i as de aquellos t i empos que ho y alifi c m o s de ,


c a
EL DÍ A DE FI ES TA EN L A NU E VA IN G L A T E RR A 29 3

ríg i dos como la l i cenc i a q ue se pe m i tía á los ma i


l

r r
,

neros no hab lamos sólo de sus calaveradas cuando


,

estab an en t i e ra s i no aún mucho más t atándose de


r ,
r

s us actos de V i olenc i a y rap i ña cuando se halla b a en n

s u p op i o elemento
r E l mari nero de aquella é poca .

co ería hoy el pel i gro de que se le cusa a de p i ata


rr a r r

ante un t i b u al Por je m plo poca d uda pod ía ab i


r n . e ,
r r

ga se que los tri pulantes del b uque de que hemos h a


r

b lado aunque no de lo peor de su géne o ha bían s i do


,
r ,

culpab les de depredac i ones contra e l comerci o espanol ,

de tal naturaleza que pondrían en ri esgo sus Vi das en


,

un moderno t ib unal de justi ci a r .

Pe o en aquellos ant i guos t i em pos el m se al b o


r ar

rota b a se henchía y se i ab a según su ca pri cho ó


,
r z , ,

estab a sujeto solamente á los v i entos tempestuosos ,

s i n q u apenas se hu bi era i ntentado esta blece códi go


e r

alguno que regu lase las c c o es de los que lo s urc a l n a

b an . E l bu canero podía a b andonar su profes i ó n V


converti rse s i así lo deseab a e hom b re honrado y
, ,
n

p i adoso dejando las ol s y fi já dose en t i erra ; y i


,
a n n

aun en plena ca re a de su ex i stenc i a b o a c a se le


r r rr s o s

consi d ra b a como i nd i vi duo con qu i en no


e decente era

tener t atos i elaci ón soci al aunque fuera casual


r n r ,

me te D e cons i gu i ente los Vi ejos puri tanos con sus


n .
,

capas neg as y som b eros punt i agudos no podía me


r r ,
n

n o sde s o e i se ante la m anera b ulli c i osa y ruda de


nr r

compo tarse de estos aleg es mari neros ; s i n que e c i


r r x

ta a sorp esa i d i ese lugar á críti cas v e que u


r r
,
n
,
r na

persona t u respetab le co m o el an c a o R oge i o C h i l


a I n r

li g w o th entrase en la p la z a del m ercado en ínt i ma


n r

y am i stosa p lát i ca con el cap i tán del b uque de dudosa


reputac i ó n .

20
29 4 LA L E T R A E SC A R LA T A

Pue d afi rma se que ent e toda aquella multi tud


e r r

all i congregada no ha b i a fig ura de aspecto tan v i stoso


y bi zar o á lo menos en lo que hace al t aje como l a
r ,
r , .

de aquel capi tán L leva b a el vest i do profusamente


.

cu b i erto de cintas galón de oro en el som b re o que


,
r

r odea b a una caden i lla tam b i én de o o y ado nado ,


r ,
r

además c o una pluma T enía espada al c into y


n .
,

ostenta b a e la f ente una cuch i lla d a que merced á


n r
, ,

ci erto arreglo espec i al del cab ello parec i a más deseoso ,

de most ar que d e esco de U n c i udadano que no


r n r .

h ubi era s i do m ari no apen s se hab i a at ev i do á ll


,
a r r e

var ese traje y m ostra esa ca a con tal desenfado y r r ,

r og nc i a sa bi endo que se e ponía á suf i r un seve o


a r a ,
x r r

i nterrogatori o ante un m ag i st ado i ncu i endo p o b a r ,


rr r

b l em e te en una crec i da multa ó en algunos cuantos


n

d i as de cárcel : pero t atándose de un cap i tán de b uque


r ,

todo se cons i de ab a pertenec i ente al o fi ci o así como


r ,

l
as escamas son parte de un pez .

D espués de sepa arse del méd i co el cap i tán del


r ,

b uque con desti o á B i stol empezó á pasea se lenta


n r r

mente po la plaza del me cado hasta que ace cándos


r r , ,
r e

por casual i dad al si t i o en que esta b a E ste pa eci ó r, r

reconoce la y no vac i ló e di igi l la pala b a C omo


r n r r e r .

acontecía p lo co m ún donde qu i ra que se hallab a


'

or e

E ste en to no su y o se forma b a un corto espaci o


r, r

v acío una espec i e de cí culo mági co en el que au


,
r ,
n

que el pue b lo se estuvi e a o de do y p i soteando á r c an

m uy corta d i sta c i a nad i e se aventu a b a n i se sentía


n
,
r

d i spuesto á pen tra E a un jemplo vi vo de la


e r . r e

soledad moral á que la letra esca lata condenab a á r

s u por tado a de b i do en parte á la reserva de E ste


r ,
y r,

en pa te a l i ns ti nt i vo alejam i ento de sus c o c i ud


r n a
29 6 LA L E T R A E SC A R LA TA

N a da más pa s ó entre el ma ri no y E ste r P e r o en


.

aquel m i smo i nstante vió ésta al V i ejo R ogeri o de p i e


en el ángulo más remoto de la plaza del mercado son ,

ri é do l e ; son i sa que
n r — al través de aquel vas to espa
,

c i o de te eno y en med i o de ta ta cha la aleg ía


rr ,
n r
,
r ,

b ull i c i o y an i maci ón y de tanta d i vers i dad de i nte


,

reses y de senti m i e n tos encerrab a una s ig i ficaci ón


,
n

sec eta y terri b le


r .
XXII

LA P R O C E SI ÓN

que E ste hu bi e a po di do da se cuen ta


ANTE S de r r r

de lo que pasab a y cons i d a lo que pod i a hace se


,
er r r

en vi sta de este nuevo é i nespe ado aspecto del asunto r ,

se o y eron los sones de una m úsi ca m i l i tar que se c r a e

cab a po u a de las calles cont iguas i nd i cando la


r n ,

marcha de la p oces i ón de los magi strados y c iud d


r a a

nos en d irecci ón de la i glesi a donde de acu do con , ,


er

una anti gua costum b e adoptada en los p i meros t i em


r r

s de la colon i a e l R everendo S eñor D i m m s dal


'

e e
p o ,

deb ía p ed i car el sermón de la elecc i ón


r .

P onto se dejó v e la cab eza de la proc esi ón que


r r ,

p oce di endo lenta y majestuosamente do b la b a u


r ,
na

esqu i na y se a b i a paso al través de la muchedum b e


r r

q u llena
e b a la p la z a del me ca d o P i me amente r . r r

venía la b anda de mús i ca compuesta de v i edad de ,


ar

i nst umentos qu i zás i mpe fectamente a daptados unos


r
,
r

á ot os y tocados s i n mucho a te ; si em b a go se a l
r
,
r n r
,

c a b el g an o b jeto que la a mon i a de los tam b o es


nz a a r r r

y del cla í d eb e p oduc i en la m ult i tud ; esto es


r n r r ,

r e vest i r de un aspecto más h ro i co y eleva do la escena e

que se desa rolla b a ante la vi sta Perla al p i nc i pi o


r .
,
r ,

e mpezó á palmotea pe o luego p o un i nstante p r, r ,


r ,
er

d i ó la ag itac i ón fe b i l q ue la ha b ía m anten i do en un
r

( 297 )
29 8 LA L E T R A E S C AR L A T A

estado de co t i ua fe vescenc i a toda la mañana : con


n n e r

tem pl ó s i lenc i osam nt lo que pasab a y pa ec i a como


e e ,
r

s i los son i dos de la mús i ca arre b atan d o su esp i i tu la , r


,

h i ci e an á mane a de ave acuáti l cernerse sob e


r
,
r , r

a quellas oleadas de a monía Pe o volvi ó á su antigua r . r

agi tac i ón al v fulgu a á los ay os del sol las a mas y


er r r r r

b i llantes a eos de los soldados que venían i n med i ata


r rr

mente después de la b anda de mús i ca y fo ma b an la ,


r

escolta de honor de la proces i ón E ste cue po m i l i ta . r r,

que aun su b s i ste como i nst i tuc i ón y cont i núa su ,

v i eja ex i stenci a c o ant i g ua y hon osa fam a no se n r


,

componía de hom b es asala i ados s i no de ca b alleros r r ,

que ani ma dos de a do ma c i al d eseab an estab lece


,
r r r ,
r

una espec i e de C ol g i o de A rmas donde como en u


e ,
na

A soc i ac i ón de C a b alleros T emplari os pud i e an p e ,


r a r n

der la c i enci a de la gue a y las p áct i cas de la m i sma rr r


,

hasta d o de lo pe m i t i e an sus ocupac i o es p cífi c as


n r r n a

habi tual s L a alta est i mac i ón


e . que se tenía á los en

m i l i ta es r aquella époc po d i a ve se en l porte


en a, r e

majestuoso de cada uno de los i nd i v i duos que fo ma r

b an la c m pañía Algunos en eal i da d de erdad


o .
,
r v
,

us se v c os en los Países B jo s y en otros campos a


por s r i i

de b atalla habi an conqui stado pe fectamente el dere


,
r

cho de usa el nom b e de soldado con toda la pompa


r r

y p osopopey a del ofic i o T oda aquella columna es


r . v

t i da con petos de luci ente ace o y b i llantes m o io es r r rr n

co onados d e penachos de pl umas p esenta b a un golpe


r ,
r

d e Vi sta cuy o esple do n i gú despl i egue de t opas n r n n r

mode nas puede i guala


r r .

Y s i n em b a go los hom b es de em i nenci a en lo


r ,
r

c i v i l que ma cha b a i n m ed i at mente en s gu i da de la


,
r n a e

escolta m i l i ta e an u m ás d i gnos de l o b servaci ón


r, r a n a
3 00 LA L E T R A E SC A R L A T A

n al e s
i ; en lo que yconc i e ne á po te y auto i dad r r r

natu al la mad e pat i a no se ha b ri a avergo zado de


r ,
r r n

adm i ti á estos hom b es en la C ámara de los Pa es ó


r r r

en el C onsejo del S o b e ano r .

D espués d los magi st ados venía el joven y em i


e r

nente eclesi ást i co cu y os l bi os habi an d p on unc i ar a e r

el d i scu so rel igi oso en cele b rac i ó del acto solemne


r n .

E la época de q ue hab lamos la p ofes i ó que é l eje


n ,
r n r

ci a se p esta b a mucho más qu la pol i ti ca al deSp li


r e e

u e de las facultades i ntelectuales L os que veía


g . n

a ho a al S r D i mm esd l e o b se varon que jamás mos


r . a ,
r

t ó tanta ene g i a en u aspecto y hasta e su modo de


r r s n

andar como la que desplegab a en la proces i ón S u


, .

p i sada n o era vac i lante como en ot s ocas i ones s i no ,


ra
,

fi me ; no i b a con el cue po c as i do b lado i se lleva


r r
,
n

b a como de cos t um bre l a mano al cor zón S i em a . n

b a rgo bi en cons i de ado su vi go no pa e i a corpo al


,
r
,
r r c r

s i no espi ri tual como s i s de bi e a á favo especi al d e


,
e r r

los ángeles ; ó qu i z ás la an i maci ón p ocedente de e ra r

una i ntel i genc i a ab sorbi da po se i os y profundos pen r r

s m i e to ; ó acaso su tempe amento sens i b le s


a n s ve i a r e

v i go izado p o los son i dos penet a tes de la mús i ca


r r r n

que ascend i e do al c i elo le a ast a b an y haci n o


,
n , rr r a In

V e con us i tada v i vac i dad S i n em b a go tal e la


r In . r ,
ra

a b st acc i ó d sus m i adas que podía pe sa se que l


r n e r ,
n r e

S r D im m sd l n i aun s i qu i e a oía la mús i ca A ll i


. e a e r .

e stab a u cue po ma cha do adela te con v i go no


s r r n n r

acostum b ado ¿ Pe o dónde esta b a s u espí i tu ? A llá


r . r r

en las p ofu d i dades de su é ocupado con act i v i dad


r n s r,

ext ao d inari a en coo d i nar la legi ó de pensam i entos


r r r n

m ajestuosos que p o to habi a n de ve ter sus labi os ; y r n r

d e cons i gu i nt n i veí n i o í i t ia i d a d
e e da a, a, n en e e na
LA P R O C E SI Ó N 3 01

de lo que le rodea b a pe o la pa te es pi i tual se ap o r r r

de ó de aquella dé b i l fáb i ca y la a rastr ó cons i go


r r r

adelante i nconsc i e temente y conve ti da tam bi én e


,
n
,
r n

eS p i i
r t u L os hom . b es de i ntel i genc i a poco com ú r n,

que han llegado á adqu i i c i ta cond i c i ón mó bi da r r er r


,

poseen á eces esta facultad de hace un esfue zo


v r r

po deroso en el cual i nv i e ten la fuerza V i tal de muchos r

d i as para permanecer después como agotados du ante


,
r

mucho ti empo .

E ster con los oj o s fi j o s en l m i n i st o se sent i a


,
e r ,

dom i nada por t i stes i deas si n sa b e por qué n i der ,


r

qué p ovenían S e ha b i a i magi nado que una m i ada


r . r ,

s i qu i e a áp i da ten i a que cam b i a se entre los dos R


r r ,
r . e

c o d b a la o b scu a
r a lva con su p ad i llo sol i tar i o y el
r se r ,

amo y la angust i a de qu habi a s i do test i go ; y el


r e

t onco mohoso del á b ol donde sentados as i dos de las


r r
, ,

manos mezclaro sus t i stes y ap s i onadas palab ras


,
n

r a

al m u m ullo melancól i co del arroy uelo ¡ C uán p


r . ro

fundo conoci m i ento adqu i i e o entonces de lo que r r n

e an en real i dad uno y ot o ! ¿ Y e a éste el m i smo


r r r

hom b re ? A penas lo co ocía ho a ¿ E acaso él n a r . ra ,

ese hom b re que pasa b a alt i vo al compás de la he mosa r

m ú s i ca en compañía de l o s venerab les y m ajest uosos


,

m agi st ados él tan i naccesib le en su pos i c i ón soci al


r
, , ,

y aún m ucho m á como aho a le e i a allí entregado s r v


,

á los poco s i m p át i cos pensam i entos que le preocupa


b an ? El co azón de E ste se ent i stec i ó á la i dea d
r r r e

que todo habí a s i do una i lusi ón y que por v i v i do que ,

hu bi e a s i do su sueño no podía ex i sti u verdade o


r ,
r n r

lazo de un i ón ent e ella y el m i n i st o Y ha b ía en r r .

E ster tal s um a de sent i m i ento feme i no q u apenas n ,


e

podía pe dona le y menos q u u n ca aho a cua do


r r ,

e n r n
3 02 LA L E T R A E SC A R L A TA

cas i se oían ca d a e más próx i mas las p i sadas del


,
v z ,

D est i no que se acercab a á to d a p i sa o no podía r


,
— n ,

pe donarle que de tal modo le f ue a dado ab straerse


r r

d l mundo que á los do s les e


e común m i entras ella ra
, ,

pe d i da e las t i n i e blas extendía las manos congel adas


r n ,

b uscándole s i n poder halla le


,
r .
o

Perla ó v i ó y respond ió á los pensam i entos ínt i mos


,

de su mad e ó s i nt i ó por i m i sma tam bi én el aleja


r ,
s

m i ento del m i n i st o y c ey ó n ota la espec i e de b r r r a

rr e ra i nacces ib le que los sep a b a Mi entras pasa b a ar .

la proces i ón la n i ña estuvo i nqu i eta m o vi éndose y


, ,

b alanceándose como un av e á punto de e mprender el


vuelo ; pe o cuando to do hu b o term i nado m i ró á
r ,

E ste en el rostro y le d i jo :
r ,

M ad e ¿ es ese el m i smo m i n i stro que me b esó


r ,

j unto al arroy o ?
C al la ahora m i quer i da Pe la l e contestó su
,
r
,

mad e en o b aja
r v o de b emos ha b lar s i empre e
z ,

la n n

plaza d l me cado de lo que nos acontece en la selva


e r .

No puedo esta segu a de que sea él ¡ tan d i fe r r ,

rente me parece — cont i nuó l a n i ña de otro modo —

hab ía cor i do haci a é l y le hu bi era ped i do que me


r r

b esa a aho a dela te de todo el mundo como lo h i zo


r r ,
n ,

allá b ajo aquellos á b oles som b íos ¿ Qué ha bría


,
r r .

d i cho el m i n i st o mad e ¿ S e hab ri a llevado la mano


r ,
r

al co azón r i ñ é do m e y o d nándome q ue me aleja ra ?


,
r n r e

Qué ot a cosa pod ía hab er d i cho Pe la res


r r ,
r ,

pon di ó su mad e s i no que no e esta


r la
,
oc

a s i ón de ra

b esa á nad i e y que los b esos no d eb en da se en la


r ,
r

plaza d l me cado ? Perfectamente h i ci ste locuela


e r , ,

en no hab larle .

H ub o ot a pe sona que expresó i gualmente sus


r r
3 04 LA L E T R A E S CA R LAT A

la mús i ca á m á de un ecles i ást i co que ha b ai lado con


s

m i go cuando A lgu i en que no qu i e o nom b rar aqu i ,


r
,

toca b a el V i ol i n y q u t l ,
sea u hech i cero i nd i o
e a ve z n

ó u b rujo l p o é s que nos saluda y est echa las m


n a n r a

nos u ot as ocas i o es Pe o eso es u a b i coca pa a


e r n . r n
,
r

qu i en sa b e lo que es el mundo ¿ Pe o es te m i n i st o ? . r r

¿ Podrás dec i me con segur


r i d ad E te s i es el m i smo ,
s r
,

hom b re á q ui en encont aste en el s ndero de l selva ? r e a

— S e ora no sé de qué me está i s ha b lando


n e p — r s on
, ,

d i ó E ster conoc i endo como conoci a que la dama H i b


, , ,

bi ns no te ía todos sus sent i dos cab ales pe o so p e


n
,
r r r n

d i da e ext e m o y hasta amed entada al o i r la seg u


n r
,
r ,

ri da d c o que afirmab a las el a c i ones pe sonales que


n r r

ex i stían entre tantos i nd i vi duos (ent e ellos E ster m i s r

ma) y el enem i go malo N o me corresponde á m i


— .

ha b lar con l ige eza de un m i n i stro tan pi adoso y sabi o


r

co mo el R eve endo S r D i m m esdal e r . .

¡ J a ! ¡ ja ! muj er exclamó la anc i a a seño a a l n r

z an do el dedo y mov i én dolo de u modo s i gn i fi cat i v n o .

¿ C e rs etú que desp u és de ha b er i do y o á la selva tantas


v eces o me se ía dado conocer á los que han estado tam
,
n r

b i én allí ? S i aunque no h ubi era q uedado en us ca b e s

llos i nguna hoj i ta de las gu i nal d as s i lvest es


n
q u r r co n e

se adorna on la ca b eza m i ent as b ai la b an Y o te c o o


r r . n z

co E ste ; pues veo la señal que te d i st i ngue ent


,
r re

todas las demás T odos podemos ve la á la luz del


. r

sol ; pe o en las t i n i e b las b i lla como una llama oj i za


r r r .

T ú la llevas á la faz del m u do ; de mo do que no hay n

necesi dad de p eguntarte nada ace ca de este asunto


r r .

¡ Pero es te m i n i st o ! ¡ D éjame r decí telo al o i do ! r

C uando el Hom b re N eg o á alg uno de sus p op i os r ve r

s i v i entes que t i ene la m arca y el sello su y o y que se


r , ,
LA P R O C E SI Ó N 3 05

m uestra tan cauteloso e n n o querer que se sepan los


lazos que á é l le l i gan como sucede con el R eve en do ,
r

S r D i m m esdal e entonces t i ene un med i o de arregl a


.
, r

las cosas de manera que la m a ca se ostente á l luz r a

del dia y sea v i sib le á los ojos de todo el m un do ¿ Qué .

es lo que el m i n i st o t ata de ocultar con la mano s i em


r r

pre so b e el corazón ? ¡ Ah ! ¡ E ster P y nne !


r r

Qué es lo que oculta b uena S a H i b b ins ? ,


r .

p eguntó con vehe m enci a Perla


r L o has v i sto ? .

— N ada quer i da n i ña — res p ond i ó la S a H ib b i r . ns


, ,

hac i endo una profunda r verenc i a á Perl a T ú m i - e s

ma lo verás algún día Di cen n i ña que desci endes .


, ,

del P ínci pe del Ai re ¿ Q ui eres ven i r conm igo u


r . na

noche q ue sea he mosa á v i s i tar á tu padre ? E nton


r

ces sa b rás por qué el m i n i stro se lleva s i em p e la mano r

al co azón
r .

Y ri endo tan estrepi tosamente que todos los qu , e

estab an en la plaza del mercado pud i eron oí l a la a r ,


n

c i ana hechi cera se separó de E ste r.

Mi entras esto pasa b a se ha bí a hecho la p legari a ,

prel i m i nar en la i gles i a y el R everendo S r D i m m es , .

dale ha bi a comenzado su d i scu so U n senti m i ento r .

i rres i stib le manten í a á E ste ce ca del templo C o m o r r .

el sag ado ed ifi c i o es ta b a ta lleno que no pod i a da


r n r

cabi da á n i nguna pe sona más se s i tuó junto al ta blado


r
,

de l a p i cota hallándose lo b astante ce ca de la i g les i a


,
r

pa a poder o i todo el se món como s i fue a un m u


r r r r r

mullo vago pe o va i ado lo m i smo que el dé b i l acento


,
r r ,

de la vo z p ecul i ar del m i n i stro .

E l órgano vocal del S r D i m m sdal e era de s u y o . e

un r i co teso o de modo que el o y ente au n que no com


r , ,

p end i e a nada del i d i oma en que el o ado hab la b a


r r r r
,
3 06 LA L ET R A E SCA R LATA
podía s i n em b a go senti rse arrast ado p or el s i mple
r r

son i do y cadenc i a de las pal ab as C omo toda o t a r . r

músi ca resp i a b an pas i ón y vehemenc i a y desperta


r
,

ban e m oc i ones y a t i ernas y a elevadas en u lengua , ,


na

u e todos pod i an ente de Á pesar de lo i nd i st i nto


q n r .

de los so i d os E ster esc ucha b a con atenc i ón tal y


n ,

con ta p ofunda s i mpatía q ue el se món tuvo pa a


n r ,
r r

ella una s ign i ficac i ón p op i a completam ente personal r , ,

y si elaci ona se en mane a alguna c las pala


n r r r on

b ras ; las cuales s i las hu bi e a p od i do o i r más cla a


,
r r ,

mente sólo ha b ri a s i do un med i o mate i al i zado que


,
n r

hu bi era o b scurec i do s u sent i do esp i ri tual Y a oía las .

notas b ajas á semeja za del v i e to que se calma como n n

pa a epo sa se ; y a se elevab a con l o s son i dos co m o s i


r r r ,

ascend i era p o g adaci ones progres i vas o suaves y a


r r
,
ra
,

fue tes hasta que el volumen de la vo z pa ecía envol


r ,
r

ve la e u atmósfera de respetuoso temo y solemne


r n na r

g andeza Y s i em b argo á pesar de lo i mponente


r . n ,

que á veces se volvi a a quella o tenía s i empre algo v z,

ese ci almente quejum b roso Ha b i a en ella u a ex


n . n

p es i ó de angust i a y a leve y a ag uda el m u mullo ó


r n
, , ,
r

el g i to como qu i e a co n c eb i le de la h uman i dad


r ,
r rse ,

s uf i e t
r que b otab a de un corazón que padecía é
n e, r

ib a á he i r la sens ibi li dad de los demás corazones A


r .

veces lo ún i co que se percibía e a esta expres i ón inar r

t i c ula d de p ofundo senti m i ento á m ane a de un so


a r
,
r

llo zo que se oy e a en med i o de hon do s i lenci o Pe o


r . r

aún e los momentos en que la voz del m i ni stro d


n a

qu i i a más fue z a y v i go ascend i en do de una mane a


r r r
,
r

i esi st ib le con may or ampl i tud y volumen llenando


rr , ,

la i glesi a de tal modo que parecía querer ab ri se p so r a

a l t avés de las paredes y d i fund i rse en los espac i os


r
,
3 08 LA L E T R A E SC A R LATA

pud i en do deci se que la n i ña toma b a plena posesi ón


r

de lo que fue e como s i lo consi de ase su p opi edad


r ,
r r .

L os pu i tanos la m i ra b an y s i se son eían ; mas no p


r r or

eso se sentían menos i cl i nados á c ee que la n i ñ a e n r r ra

el vástago de un espí i t u malo á j uzga por el encanto r ,


r

i desc i pt i b le de b elleza y excen t ic i dad que b i l l a b a


n r r r

en todo su c ue p ec i to y se m an i festa b a en su acti v i dad


r .

S e d i ri gi ó haci a el i nd i o salvaje y le m i ró fijam ente


al rost o hasta que el i nd i o tuvo conci enci a de que se
r ,

las hab ía con un sé m ás selvát i co que él m i smo D e r .

all i con i nnata au daci a pero s i emp e con ca acte ísti ca


, ,
r r r

rese va co i ó al m ed i o de u g upo de ma i neros de


r
,
rr n r r

tostad s m ej i llas aquel los sal vajes del océano como


a , ,

los i nd i os lo e an de la t i e a lo s q ue con sorpresa y


r rr
,

adm i aci ón contempla on á Pe la como s i una espuma


r r r

d l mar hu b i ese tomado la fo m a de una n i ñ i ta y estu


e r ,

V era dotada de un al ma con esa fos forescenci a de las


i

olas que se vé b ri lla de noche b ajo la proa del b uque r

que va cortando las aguas .

U no de esto s mari nos el capi tán seg u am ente que


,
r
, .

hab ía ha blado con E ster se quedó tan prendado del ,

as pecto de Perla que i tentó asi l a pa a b esa la ; pero


,
n r r r

vi endo que eso e tan i mpos i ble como atrapa un c o ra r

l i b ri en el ai e tomó la cadena de o o que ado nab a


r , r r

su som b rero y se la arrojó á la n i ñ i ta Pe la in m e


, . r

di ta m e te se l a puso al ededor d l cu llo y de la c i n


a n r e e

tu a c o t l habi l i dad que al verla pa eci a que fo


r , n a
, ,
r r

mab a pa te de ella y e d i fíc i l i m agi a la si n ese


r ra n r

a do no r .

E s tu madre aquella m uje que está allí con la r

let a esca l ata d ijo el cap i tán


r r Q ui eres llevarle un
— .

re cado mío ?
L A P R O CES IóN 3 09

— S i el recado me agr ada lo haré — d i jo Perla , , .

E ntonces d i le — repl i có el cap i tán — que he h a


, ,

b lado otra v e z con el v i ejo m éd i co de rostro moreno ‘

y que él se compromete á t raer á su am i go el ca b a


,

l le ro que ella sab e á b ordo de m i b uque


,
D e co us i .

g ui ente tu mad r e sólo t i ene que p ensar en ella y e n


,

tí ¿ Qu i e res dec i rle esto n i ña b r uj i ta ?


.
,

— L a S ra H i b b i n s d i ce q ue m i pad re es el P ri n
.

c i pe del Ai re exclamó Pe r la con una ma ligna so n



,

ri s a —S i vuelves á llama rme b ruj a se lo d i ré á ella y , ,

p ersegu i rá tu b uque con una tempestad .

Atre vesan do la plaza del m ercado regresó la n i ña


junto á su mad re y le comun i có lo que el mari no le
habi a d i cho Este r á pesar de su án i mo fuer te t ra n
.
, ,

qu i lo res uelto y constan te en la adversi dad estuvo á


, , ,

punto de desmay a r se al o ir esta noti c i a p recu rsora de


i nev i tab le desastre p í e cisa m e n te en los momentos en
,

que parecia ha b erse a bi erto un cam i no para que ella


y el m i n i stro pud i e ran sal i r del lab e ri nto de dolor y
de angu st i as en que estab an pe r d i dos .

Ab rumado su e s píri tu y llena de terr ib le pe rpl e


j i dad con las n oti ci as que le comun i cab a el cap i tán de l
b uque se vió adem ás sujeta en aqu e llos momentos á
,

otra clase de p rueb a S e hallab an alli presentes m u.

cho s i nd i vi duos de los lugares c i rcu n veci nos que h a ,

bi an oído hab lar con frecuenc i a de l a letra escarlata y ,

pa ra qu i enes ésta se ha bi a conver ti do en algo terrífic o


por los m i llar es de h i stori as falsas ó exageradas que
acerca de ella c i r culab an pero que nunca la ha b i a n ,

v i sto con sus prop i os ojos ; los cuales después de ,

ha b er agotado toda otr a clase de d i st racc i ones se agol ,

pa b an en torno de E ster de un a m ane ra r u d a m ente


21
i nd i sc r eta Pe o á pesar de lo poco escru p ulosos que
. r

eran no podían llegar s i no á unas cuantas va as d d i s


,
r e

t anc i a ella A ll i se deten í an me ced á la espec i e de


.
,
r

f uerz a repuls i va de la epugnanc i a que les i nsp i ab a r r

el míst i co s i m b olo L os ma i neros o b se ando la . r ,


rv

aglo m e aci ón de los espectado es y ente ados de lo


r r ,
r

u e s i g i fi ca b a la let a esca la ta v i n i eron con sus ros


q n r r ,

tros e
g e i do s
e nn
p o el sol
r cy de hom b res de alma r
,

at avesada á fo m a ta m bi é parte d l ci culo que


r ,
r r n e r

rodeab a á E st ; y hasta los i nd i os se v i e on conta


er r

i ado s con la cu i os i dad de los b lancos y desl i zándose


g r
,

al través de la m ult i tud fi ja on sus ojos negros á ,


r
,

ma e a de se p i ente en el seno de la po b e muje


n r r ,
r r,

c ey en do acaso que el portador de este b ri llante e m


r

b l m b o dado ten i a q u ser pe sona de alta catego ía


e a r e r r

ent e los su s Fi nalmente los veci nos de la po b la


r vo .
,

ci ón á pesa de que no expe i mentab an y a i nte és


,
r r r

alguno en este asunto se d i ri gi e on tam b i én á aquel ,


r

s i ti o y ato m e ta á E ster tal e mucho más que


r n ro n ,
v z

todo el resto de los ci rcunstantes con la f ía é i dif ,


r n e

rente m i ra da que fij b a en la i ns i gn i a de su v a n er

g ü e nza E ster
. v i ó y reconoc i ó los m i smos rostros de

aquel gr upo de mat onas que habían estado espe ando r r

su sal i da en la p ue ta de la cá cel si te años antes ; r r e

todas estab a all i excepto la más jo en y la ún i ca


n ,
v

co m
p entre
asI va ellas cu y a veste fun a i a h i zo des ,
er r

pués de aquel aconteci m i ento E n aquella hora final


!

.
,

cuando c eía que p onto ib a á a oja pa a s i empre la


r r rr r r

let a can d ente se hab i a ésta conv t i do s i ngula mente


r ,
er r

en c ntro de la may or atenc i ó n y curi os i dad ab as a n


e ,
r

dole el seno más dolorosamente que en n i ngún ti e m po


desde el p i m er día que l a llevó
r .
XXIII

L A R E V E L Ao I ó N D E LA L E TR A E S CA R L ATA

elocuente o qu ha b ía ar eb atado el alma de


LA v z e r

los o y entes hac i éndoles a gi ta se com o s i se hallaran


,
r

mec i dos por las olas de turb ulento océano cesó al fin ,

de resona Hu b o un momento de s i lenci o p ofundo


r.
,
r

como l que tend ía que rei nar después de l s pal ab ras


e r a

de un o áculo Luego hu b o un mu mul lo segui do de


r . r
,

un espec i e de u i do tum ultuoso : se d i ía que los i


a r r c r

c u st
n te
an v i éndose y a l ibres de la i n fluenci a del en
s,

canto m ági co que los h bi a transpo tado á las e fe s a r s ra

en que se cern i a el espí i tu d l o ado esta b an o l r e r r, v

vi endo de nuevo en sí m i smos aunque todavía llenos ,

de la adm i raci ón y respeto que aquel les i nfund i e a r .

U n momento después la mu l ti tud empezó á sal i por


,
r

las puer tas de la i glesi a ; y como aho a todo había con r

eln i do necesi tab an resp i ar u atmósfe a m á p op i a


,
r na r s r

p ara la v i da te rest e á que ha bían descend i do que


r r ,

aquella á que el p ed i cado l o elevó co sus pala b as


r r s n r

de fuego .

U na V e z al ai re l ib e los oy entes ex p resaron su


r ,

ad m i rac i ón de d i ve s s m ne as : la call e y la p laza


r a a r

del me cado e o
r de xt emo á ext emo con l s
r s n ar o n e r r a

ala b anzas prod i gad as al m i n i stro y los c i cunstantes ,


r

no hall b an r poso hasta hab er ef i do c da cual á su


a e r er a

(3 1 2 )
LA R V E E LA CI Ó N D E LA L E T R A E SC A R LA TA 313

veci no lo que pensa b a reco dar ó sa b er mejor que él r .

S egú el test i mon i o un i versal jamás hom bre alguno


n
,

ha b i a ha b lado con e S pi i tu tan sabi o tan e levado y


r
,

santo como el m i n i st o aquel día ; n i jamás hu b o la bi os


r

mortales tan evi denteme te i nsp i rados como los su y os n .

Pod ía de c i rse que esa i nspi ac i ó descend i ó so b e él


r r n r

y se apoderó de s u s é el ev á d l constantemente so b re
r, n o e

el d i scurso escri to que y cía ante sus ojos l len án do l a


,
e

con i deas que hab ían de p e c e le á él mi smo ta ar r n

maravi llosas como á su a ud i tori o .

S egún se col i ge de lo q ue hab la b a la m ulti tud el ,

asu to del ser m ón hab ía s i do la elac i ó entre la Di


n r n

v i n i dad y las soc i edades humanas con re ferenc i a espe ,

c i al á la N ueva Inglater a que ellos ha b i an f undado r

en el des i erto ; y á med i da que se fué acerca do al n

fi nal de su d i scurso descend i ó sob re él un espír i tu de


,

o f c ía que le o b l i gab a á cont i nuar en s u tema como


p r e ,

acontecía c o n los anti guos profetas de I s ael con esta r


,

d i fe enci a s i n em b argo que m i ent as aquellos anun


r , ,
r

ci ab an la ru i na y desolac i ón de su patri a D im m esdal ,


e

p redec í a un g ande y glor i oso dest i no al pue b lo allí


r

congregado Pero en todo su d i scurso ha bí a ci erta


.

nota p rofunda tri ste dom i nante que sólo podía i


, , ,
n

te p eta se como el senti m i ento natural y mel a nc ó l i co


r r r

de uno que p onto ha de a b andona este mundo Si


r r .

su m i n i st o á qu i en tanto amab an y que los amab a


r ,
- ,

tanto á todos el l os que no pod i a parti hac i a el c i elo


,
r

s i n e hala un susp i ro de dolor tenía el present i


x r —
,

m i ento de que una muerte p ematura le esperab a y de r ,

que pronto los deja ía b añados en lágr i mas E sta i dea


r .

de su perm anenc i a t ans i tor i a en la t i erra d i ó el ult i


r ,

mo toque al efecto que el pred i cado ha bía produc i do ; r


314 LA L E T R A E SC A R L A T A

diríase que un á gel en s u paso p o el fi rmamento n


,
r ,

hab ía sacud i do un i nstante sus lum i nosas alas sob re el


pue b lo p oduc i en d o al m i smo t i e m po so m bra y esplen
,
r

do y derramando una lluv i a de ve dades so b re el u


r
,
r a

di to ri o .

De
este modo llegó pa a el R eve endo S D i m r r r .

m esdal e como llega pa a la may oría de los hom b es


,
— r r

en sus vari as e sfe as de acc i ón aunque con frecuenci a


r ,

demasi ado ta de -una época de vi da más brillante y


r
,

llena de tri unfos que n i nguna ot a en el cu so de su r r

ex i stenci a ó que jamás pud i e a esperar E n aquel


,
r .

momento se encont a b a en la cIí Spi de de la altura á r

que los dones de la i ntel i genci a de la erud i c i ón de la , ,

o ato i a y de un nom b re de i ntachab le pu e z a pod i an


r r ,

r
,

elevar á u ecles i ást i co en los p i me os t i empos de la


n r r

N ueva I glate ra cuando y a una ca re a de esa clase


n r ,
r r

e a en sí m i sma un alto pedestal


r T al e la pos i c i ó . ra n

que el m i n i st o ocupa ba cuando i ncl i nó la cab eza


r ,

sob e el b orde del púlp i to al te m i na su d i scurso


r r r .

E nt e tanto E ste P y nne pe manecía al p i e del ta


r ,
r r r

b lado de la p i cota con la let a escarlata ab rasando aún r

su corazón .

O yé o s e de nue vo l o s sones de la mús i ca y el


r n

paso mesu ado de la escolta m i l i tar q ue salía por l a


r

pue ta de la i gles i a L a p oces i ó de bía d i rigi rse á


r . r n

la casa cons i sto i al donde un solemne b anque te i b a á


r ,

completar l as ce emon i as del día r .

Por lo tanto de nuevo la com i ti va de venerab les


,

y majestuosos pad es de la c i uda d empezó á moverse r

en el espaci o l i b re que dejab a el pueb lo hac i éndose ,

respetuosamente á uno y otro lado cuando el G o b e ,


n

nado y los magi strados los hom b es anc i anos y c ue


r ,
r r
316 LA L E T R A E SC A R LA T A
d i da que u pa t d los espectado es tras ot a log ab a
na r e e r r r

di i sar l e
v
¡ C uán pál i
. do y dé b i l pa ecía en med i o de r

todo este t i unfo suy o ! L a ene gía ó mejo d i cho


r r ,

,
r ,

la i nsp i ac i ón que lo sostuvo m i ent as p onunc i ab a el


r r r

sagrado mensaje que l e comu i c ó su p op i a fue z n r r a,

como ven i d a de l c i elo y le hab ía a b andonado des ,


— a

p ués de ha b e cumpl i do tan fi el m ente su m i s i ón E l


r .

colo que antes parecía ab rasa sus mej i llas se ha b ía


r r
,

exti ngu i do como llama que se apaga i remed i ab le ‘

mente entre los últ i mos escoldos L a mortal pali dez r .

de s u rostro e a tal que apenas sem ejab a éste el der ,

un ho m b re v i vo ; n i el que ma chab a con pasos tan r

vac i lantes como si fue a á desplomarse á cada mo r

mento si n hacerlo si em b a go ap enas podía ta m poco


,
n r ,

to m a se p un sé v i v i ente
r or r .

U no de su hermanos ecles i ást i cos el vene ab le


— s ,
r

Juan W i lso o b se vando el estado en que se hal la b a


n —
,
r

el S D im m sd l desp ués que p onunc i ó su d i scu so


r . e a e r r ,

se adelantó ap esu adamente pa a ofrecerle su apoy o ;r r r

pero el m i n i st o to do tré m ulo aun que de una ma n era


r , ,

dec i d i d alejó el b razo que le p esenta b a su an ci ano


a, r

colega C ont i nuó andando s i es que p uede llamarse


.
,

anda lo q ue más b i en pa eci a el esfue zo vac i lante de


r r r

un n i ño á la V i s ta de los b azos de su m ad e extend i r r ,

dos pa a a im l e á que se adela nte Y aho a cas i


r n ar . r ,

i mpe cept ib lemente á pesa de la lenti tud de sus ult i


r r

mos pasos se nco t a b a f ente á f ente de aquel ta


,
e n r r r

b lado cu y o ecue do jamás se b o ró de su m emori a de


,
r r r ,

aq uel ta b lad o donde m uchos años antes E ster P y ne , ,


r n

ha b ía te i d o que sopo ta las m i adas igno m i n i osas del


n r r r

mundo ¡ Allí esta b a E st r ten i e do de la mano á


. e n

Pe la ! ¡ Y allí estab a la let a escarlata en su pecho !


r r
LA R EV EL AL IÓ N DE LA L

E T R A E S C A R L AT A 31 7

El m i n i st o h i zo qu i alto u que la mús i ca con


r a ,
a n

ti u b a tocando la majestuosa y an i mada ma cha al


n a r

compás de la cual la proces i ón ib a d s fil d ¡ A de e an o .

lante ! — l decía la mús i ca ¡ adelante al b anquete !


e , ,

Pero el m i n i stro se quedó allí co m o s i estu vi e a c la r

vado .

El G o b ernador B ll i ngham que du ante los ult i e ,


r

mos momentos ha b i a ten i do fijas en el m i n i st o las r

ans iosas m i ad as ab andon ando ahora su puesto en la


r ,

proces i ón se adelantó pa a p esta le au x i l i o c ey endo


,
r r r
,
r ,

p or el aspecto del S D i m m esdal e que de l o contrari o


r .
,

caería al suelo Pe o en la exp res i ón de las m iradas


. r

del m i n i stro ha b ía algo que h i zo etroce der al magi s r

trado aunq ue no e hom b e que fáci lmente ced i ese á


,
ra r

las vagas i nt i mac i ones de otro E nt e tanto la m ult i . r

tud contempla b a todo aquello con temor res p et uoso y


adm i raci ón E ste des may o te renal e a según creí an
. r r , ,

sólo otra faz de la fuerza celest i al del m i n i stro ; n i se


hu bi era ten i do p or un m i lagro demas i ado so rp en r

dente c o t m pla le ascen der en los esp aci os ante sus


n e r ,

m i radas volvi éndose cada ve más tra ns p arente y más


,
z

b ri llante h sta verle p or fi desvanecerse en la cla i


,
a n r

dad de los c i elos .

El m i n i stro se acercó al ta b la do y extend i ó los


b razos .

E ster — d i jo v e a quí ! ¡ V en aqu í


,
tam bi én n ,

Perl i ta !
L a m i ada que les d i ri gi ó fué lúgu b e pe o hab ía
r r ,
r

en ella á la vez que ci erta ternura una ext a a ex ,


r ñ

p res i ón de tr i unfo L a n i ña con sus mov i m i ento


.
,
s

pa ec i dos á los de un ave que e an una de sus c ual i


r
,
r

dades c racterísti cas co ri ó hac i a él y estrechó las o


a ,
r r
31 8 LA L E T R A E S C A R LA T A
dillas de l m i n ist o nt e us t i e nos b ac i tos E ster
r e r s r r .
,

com o i mpel i da por i n vi ta b le desti no y cont a toda e ,


r

su volu tad se ac có tam bi én á D i m m d le p o


n
,
er es a ,
er

se detu vo antes de llega E n este momento l vi ejo r . e

R ogeri o Ch illi g vvo th se ab ri ó paso al t avés de lan r r

mult i tud ó tan so m b ía mal i gna é i nqui eta a su


, ,
r
,
er

m i ada que acaso surgi ó de una reg i ón i nfe nal pa a


r ,
r r

i mped i que su v i ct i ma eal i za a su propósi to Pe o


r r r . r

sea de ello lo que se qu i e a el anc i a o méd i co se ade r


,
n

l a tó áp i damente hac i a el m i n i st o y le as i ó del b azo


n r r r .

¡ I—nsensato detente ! ¿ qué i nte tas hace


,
l e n r —

d i jo en v o b aja Haz seña á esa muje de qu se


z . r e

aleje ! ¡ H a que se eti re tam b i én esta i ña ! T odo


z r n

i á bi
r en
¡ N o manches
. tu b uen no m b re n i mueras ,

deshon ado ! ¡ T odavía puedo salvarte ! ¿ Qu i eres cu


r

b i de i gno m i n i a t u sag ada p o fes i ón ?


r r r r

Ah ! ¡ tentado ! M e pa ece que v i enes dema r r

s i ado tarde espond i ó e l m i n i st o fi jando las m i radas


-
,
r r

en los ojos del mé di co con temo pe o c o firmeza ,


r
,
r n .

— T u p oder no es el antes era C on la a y uda de'

q ue .

D i os me lib aré aho a de tus garras r r .

Y extend i ó de nuevo la mano á la m uje de la r

letra escarl ata .

— E ste P y nne g i tó con penetrante v h m e


r r — r e e n
,

ci a — e u el nom b e de A quel tan te ib le y tan m i se


,
r rr

i o di o que e
r c r os este últ i mo momento me conce d e
,
n

la g ac i a de hace lo que con g ave pecado y agonía


r r ,
r

i nfin i ta me he b sten i do de hace hace s i te a os v e


a r e n ,
n

aquí aho a y ay údame con tus fue zas Préstame tu


r r .

aux i l i o E ste pe o deja que lo guíe la V oluntad que


,
r
,
r

D i os me ha conced i do E ste perverso y ag av i ado . r

anc i ano se opone á ello con todo su pode con todo r,


3 20 LA L E T R A E S C A R L AT A
No sé ! ¡ N o sé
espon d i ó ella áp i damente — r r .

M ejo ? Si : ¡ ojalá pud i é amos mo i r aqu i am b os


r r r
,

y Pe l i ta con nosot os !
r r

— R es ecto á t í y á Perla sea lo que D i os


p ¡ o ,
r

dene d i jo el m i n i st o y Di os es m i se i co d i oso
— — r , r r .

D éjame h a ce aho a lo que El ha puesto cla amente


r r r

de man i fies to ante m i s ojos porque y o me estoy ,

mu i endo E ster D eja pues que me ap esu e á


r ,
.
, ,
r r

to m a so b re m i alma la pa rt e de verg üenza que me


r

co es ponde
rr .

E n pa te sosten i do p o E ste y ten i endo de l


r r r, a

mano á Pe la el R e verendo S r D im m e sdal e se volvi ó


r ,
.

á los d i gnos y venerab les m agi st ados á los sag ados r


,
r

m i n i stros que e an sus he manos en el S eño al pue


r r r,

b lo cu y a g an alma estab a completa m en te consternada


r
,

aunque llena de s i mpatía dolo osa como s i sup i era que r ,

un asunto v i tal y profundo que s i repleto de culp a ,

tam bi é lo estab a de a gusti a y de a epent i m i ento


n n rr
,

se ib a á poner aho a de man i fi esto á la v i sta de todos


r .

El sol q ue ha b í a pasado y a su meri d i ano der ama b a


, ,
r

su lu z so b e el m i n i st o y hací destac ar su fi gura p e


r r a r

fec tam e te como s i se hu bi era desp end i do de la t i e ra


n ,
r r

p ara confesar su del i to ante el tr i b unal de la J u ti c i a s

E terna .

Pueb lo de la Nueva Inglate a exclamó con — rr

u vo ue se elevó e c i ma de todos los i u


na
q z
p o c rc s n r n

tantes alta solemne y majestuosa pe o que con todo


, , ,
— r

era s i emp e al go trém ula y á veces semejaba un g i to


r , r

que su gía l uchan d o desde un abi smo i nsonda b le de


r

remo d im i ento y de dolo — vosotros cont i nuó que


r r
, , ,

me ha b é i s amado — osotros que me hab é i s c ei do


,
v ,
r

san to — m i dm e aqu i m i ad al m ás g ande pecador


,
ra ,
r r
LA R V E E L A CI Ó N D E LA LE T RA E SC A R LATA 3 21

de l m u do ¡ A l fin al fin esto y de p i en el lugar
n .
,
e

en que de bi a ha b er estado hace s i ete años : aqu i con ,

esta muje cuy o b azo más que la poc a fuerza con


r, r ,

que me he arrastrado hasta aqu i me sost i ene en este ,

ter i b le momento y me i mp i de cae de b ruces al suel o !


r r

¡ V ed ahí la letra escarlata que E ster lleva ! T odos os


hab éi s estremec i do á s u v i st D onde qui e a que esta a . r

muje ha i do donde qu i era que b ajo el peso de tanta


r
, ,

desgrac i a hu bi era pod i do tener la esperan z a de hallar


,

rep oso -Tesa letra ha esparc i do en torno suy o un tri ste


,

fulgor q ue i nsp i ra b a espanto y epugnanc i a ¡ Pero en r .

med i o de vosotros ha bía un hom b e ante cu y a marca r ,

de i fam i a y de pecado jamás os hab é i s estremec i do !


n

A l llegar á este p unto pa ec i ó que el m i n i t o ,


r s r

ten í a que deja en s i lenc i o el resto de su secreto


r

pe o l uchó cont a su de b i l i dad co poral y aun m ucho


r r r ,

más cont a la fl que a de án i mo que se esfo za b a en


r a z r

su by uga le S e dese m b arazó entonces de todo sosté


r . n

co po al y d i ó un paso haci a adelante es ue lt m e te


r r ,
r a n

dejando detrás de si á la mujer y á la n i ñ a .

E sa marca la ten i a él cont i nuó con u a espe — n

c i e de fi e o arre b ato T an determ i ado estab a á r ve


r . n e «

l a l o todo
r E l oj o d e Di os l a veía ! ¡ L os ángeles
estab an s i empre señalándola ! ¡ E l enem i go malo la
co ocía m uy bi en y la estregab a constantemente con
n

sus dedos candentes ! Pero él la ocul tab a con astuci a


á la m i ada de los hom b res y se movía entre vosotros
r ,

con rostro apesadum b rado como el de u hom b e mu y ,


n r

pu o en un mundo tan p ecador ; y t i ste po q ue echab a


r r
,
r

de m enos sus compañeros cel st i ales Aho a en los e . r ,

últ i mos momentos de su v i da se presenta ante o so ,


v

tros ; os p i de que contemplé i s de nuevo la letra escar


3 22 LA L ETR A E S C A R L AT A
lata de E ster ; y os d i ce que con todo su ho or m i ste ,
rr

i o no es s i no la pál i da som b a de la q u él lleva


r os ,
r e en

su prop i o pecho ; y que aun esta marca oj que tengo r a

aquí esta marca oja m ia es solo el re flejo de la que


,
r ,

está ab rasan d o lo m ás ínti mo de su co az ón ¿ Hay r .

aquí qu i én pueda pone en dud el ju i c i o de D i os r a

so b re u pecador ? ¡ Mi ad ! ¡ C ontempla d un test i


n r

mon i o te ib le de ese ui io !
rr c

C on un mov i m i ento co vuls i vo desga ó la b and n rr a

e les i ást i ca que llevab a en el p e cho ¡ T o do qu d ó


c . e

revelado ! Pe o se ía i eve e te descri b i aquell r r rr r n r a

revelac i ó D u ante un mom ento las m i ra das de la


n . r

m ult i tud ho or i zada se concent aro rr en el lúg ub e r n r

m i lag o m i ent as el m i n i st o p e m an cía en pi con


r ,
r r r e e

una exp es i ón t i unfante en el ost o co m o la de un


r r r r
,

hom b re que en med i o de una c i s i s del más agudo r

d lb ha consegu i do una v i ctori a


o r D espués cay ó d s . e

plomado so b e el cadalso E ste lo levantó parcial


r . r

mente y le h i zo recl i na la cab eza sob e su seno E l r r .

vi ejo Roge i o ar od i lló á su lado c o specto som


r se r n a

b ío desconce tado c
r , un ostro en el cual p ec i a
r ,
on r ar

ha b erse exti ngu i do la v i da .

Has log ado escapa te de m i — repetía con f


r r re

cu ia
en c Has log ado escapa te de m i !
. r r

Que Di os te perdone d ijo el m i n i st o T ú — r .

tam bi én has p cado g avem nte ! e r e

A part ó sus m i a d s I ri b u d del anc i ano y las r a no n as ,

fij ó en la muje y la i ña r n .

¡ Mi pequeña P la d i jo dé bi lmente y u a er —
,
n

dulce y t i e na son i sa i lum i n ó su s m b lante como el


r r e ,

de un espí i tu que v ent ando en p ofundo reposo ;


r a r r

mejor d i cho aho a que el peso que a b ru m ab a su alma


,
r .
3 24 LA L E T R A E SC A R LA T A

con envi a m e a ese ter ib le y som b ío anc i no que


r
I

r r a
,

mantenía si emp e esa to tu a cad a ve z más v i va ; con


r r r

t ae m e aquí pa a aca b ar m i v i da con esta muerte


r r ,
r

de tri unfante i gnom i n i a nte los ojos del pue b lo S i


a .

al guno de estos to mentos me hu b i era faltado vo


r
,

esta i a pe d i do pa a s i empre ! ¡ L oado sea s u nom


r r r

b e ! ¡ Hágase u voluntad ! ¡ Ad i ós !
r s

C la últ i ma palab ra el m i n i st o exhaló tam bi é


on ,
r n

su últ i mo al i ento L a mult i tud s i l nc i osa ha ta u


.
,
e s e

tonces pro ump i ó en un mu mullo extraño y p o


,
rr r r

fundo de temo y de so p esa que no pud i e on halla


r r r r r

ot a expres i ón s i no en ese mu rmullo que e o ó tan


r ,
r s n

g av mente después que aquella al m a hu b o part i do


r e .
XXIV

CO N CL U SI ÓN
AL ca b o de muchos días cuando el p ueb lo pudo ,

c o ord i nar sus i deas acerca de la escena que acab amos


'

do referi r hu b o más de una versi ón de lo que habi a


,

ocur i do e el tab lado de la p i cota


r n .

L a may or parte de los espectadores aseguró hab er


v i sto i mpresa en la ca ne del pecho del i nfeli z m i n i s
r

t o una L ETR A E SCA L ATA que era la exacta repro


r R ,

ducc i ón de la que ten i a E ster en el vest i do R es .

pecto á su origen se d i e on vari as ex pl i cac i ones todasr


,

las cuales f ue on s i m plemente conjeturas A lguno s


r .

afi rmab an que el R eve endo S r D im m e sdal e el m i smo


r .
,

dí en que E ster P y nne llevó p or v


a r p ri mera su ez

d i v i sa i gnom i n i osa ha bi a comen z ado una seri e de p e


,

n i te c i a
n que después con ti n uó de d i versos m odos im
s, ,

pon i éndose él m i smo u a horrib le tortura co poral n r .

O t os asegura b a n q ue el est i gma no se ha b ía p o du


r r

c i do si no mucho t i empo después cuando el Vi ejo R o ,

geri o Ch ill i g vvo th que era un poderoso igr m á


n r ,
n o n

ti co la h i z o a p arecer con sus a tes mági cas y veneno


,
r

sas drogas O tros hab ía y estos e an los m ás á p o


.
,
r r

p ó sit o p a a rap ec i ar la sens


r ib i l i dad exqu i s i ta del m i n i s
t o y la m arav i llosa i n fl uenc i a que ejercía s u e sp i ri tu
r

sob re su cuerpo —que pensa b n que el te ri ble sím


,
a r «

22 ( 3 25)
3 26 LA L E T R A E SCA R LA T A

b olo era el efecto del constante y roedor remor d i


m i ento que se al b ergab a en lo más ínt i mo del corazón ,

man i festándose al fin el i nexorab le ju i c i o del Ci elo


p or la p resenc i a v i s i b le de la letra E l lector puede .

escoger entre estas teo ías la que más le ag ade r r .

E s s i ngular s i n em b argo que va i os i nd i v i duos


, ,
r
,

que fueron espectadores de tod a la escena y sostenían ,

no hab e apartado un i nstante las m i radas del R e ve


r

rendo S D im m esd l e negaran a b solutame te que se


r. a ,
n

hu bi ese v i sto señal alguna en su pecho Y á juzgar .

por lo que estas m i smas personas deci an las úl ti mas ,

palab ras del mo i b undo no ad m i ti eron n i aun s i


r
,

qu i era remotamente que hu bi e a ha bi do de su pa te


,
r
,
r
,

la m ás leve relac i ó con la cul p a que o bl i gó á Es


n

ter á llevar p or tanto t i em po la letra escarlata Se .

gún estos testi gos d i gnos del m ay or respeto y con


,

si de ac i ón
r el m i n i stro que teni a conci n c i a de que
, ,
e

estab a moribundo y tam b i én de que la reve enc i a de r

la mult i tud le colocab a y a entre el núme o de los r

santos y de los ángeles hab ía deseado exhalando el , ,

últ i mo al i ento en los b raz os de la m uj er caída p e ,


e x r

sar ante la fa z del mu do cuá completamente vano n n

e a lo que se llama V i rtu d y perfecc i ón del hom b e


r r .

D espués de hab erse acab ado la v i da con sus esfuerzo s


en p ó del bi en esp i i tual de la human i dad habi a o
r r ,
c n

ve ti do su ma era de mori r en una especi e de paráb ola


r n

v i vi ente con ob jeto de i mp i m i en la m ente de sus


,
r r

adm i rado es la pode osa y tri ste e señanza de qu


r r n e
,

compa ados con la I nfin i ta P u eza todos somos i gual


r r ,

mente pecadores ; para enseña les tam bi én que el más r

i nmaculado ent e nosotros sólo ha pod i do eleva se


r ,
r

sob re sus semejantes lo necesari o para d i scern i con r


3 28 LA L ETRA ES CAR LAT A

m i ó se a rugó y hasta desapa c i ó d e la v i sta de lo s


,
r ,
re

mortales como u a h i e b a a ancad de rai z que


,
n r rr a se

seca á los ray os a d i entes del sol E ste hom b e i nfel i z


r . r

ha b í hecho de la p osecuc i ón y eje c i i o si stemát i co


a r r c

de la ve ganza el o bjeto p i mo d i al d su ex i stenc i a ;


n r r e

y una v e o b ten i do el tri unfo m ás completo el p i n


z
,
r

c i p i o m l é fi c o que le
a n i m a b a no tuvo y a q u a en e e rn

l e y no ha b i endo tampoco en la t i e a n i n una


p ea rs , g rr

ob ra d i ab ól i ca q u eal i zar no le quedab a á aqu el mor


e r ,

tal i nhumano ot a cosa q u hace si no i á donde ur e r


,
r s

A mo l e pro po c i onase ta ea su fici ent y le co m p e


r r e, re n

sase con el salari o de bi do Pe o queremos ser cle . r

mentes con todos esos seres i m p l pab l s que por ta t o a e n

t i empo han si do uest os conoci dos lo m i smo con R o


n r
,

geri o Ch illi g W th que con sus compañe os Es


n or r .

asunto d i gno de i nvest i ga se sa b er hasta qué punto l r e

od i o y el amor v i enen á s en r al i dad la m i sma cosa er e .

C ada u de estos sent i m ientos en su más completo


no ,

desar ollo p esupone un p ofundo é ínt i mo conocí


r ,
r r

m i e to d l co azón humano ; tam b i é


n e r cada uno de n

estos sent i m i entos p esupone que u i nd i v i duo depende r n

de ot o pa a la sat i sfacc i ón de us afectos y d e su v i da


r r s

esp i ri tual ; cada una de esas sensac i ones deja en el des


amparo y la desolac i ón al amante apas i onado ó al ab o
rr e c e do no menos apasi o ado desde el momento en
r n ,

que desapa ece el o bjeto d l od i o ó del amor P o lo


r e . r

tanto cons i de ados fi l o ófi c m t los dos s ti m ie


,
r s a en e en n

tos d e que ha b lamos v i enen á s su esenc i a uno ,


er en

m i smo excepto que el amo se contempla á la lu z de


,
r

un esplendor celesti al y el od i o al efl ej o de som b ía y ,


r r

lúgu b e llama ada E n l mundo esp i i tual el anci a


r r . e r
,

no méd i co y el jóven m i n i stro ha b i e do s i do a m b os ,


— n
C O NC L U SI Ó N 3 29

vícti mas mutuas qu i zás hay an encont ado toda la


,
— r

su m a de su od i o y ant i pati a ter enal t ansfo mada e r r r n

amor .

Pe o dejando á u lado esta d i scusi ó comun i ca


r n n
,

remos al lector algunas not i c i as de ot a n turalez A l r a a .

falleci m i ento del anc i a o R og i o Chilli gW th (que n er n or

acontec i ó al ca b o de u año ) ió p su testamento


n ,
se v or

y últ i ma vo luntad del cual fue o l b a e el G o b er


,
r n a c as

nado Bell i ngham y el R e ve endo S Wi lson que


r r r.
,

habi a legado u a cons i de ab le fo t una ta to en l


n r r ,
n a

N ue va I nglate a co m o en la madre p at i a á Pe l i ta
rr r ,
r
,

la h i ja de E ster Pry ne n .

D e consi gu i ente Pe la la i ña d uende el vástago r


,
n ,

del demon i o como algunas personas aú p ers i stían en n

cons i de arla se conv i rti ó en la heredera m ás ri ca de


r ,

su época en aquella p arte del N uevo M undo ; y pro


b b l em e te es ta c i cunstanc i a p o dujo un cam b i o m uy
a n r r

notab l e la esti mac i ó pú bl i ca y s i la mad e y la


en n ,
r

h ija hu bi eran pe manec i do en la po b laci ón la peq ueña


r ,

Pe la al llega á la edad de pod r casa se hab ía mez


r
,
r e r ,
r

cl ado su sang e i mpetuosa con la del l i n je de los más


r a

devotos puri tanos d e la colon i a Pe o no mucho t i em . r

p o después del falleci m i ento del m éd i co la po tadora ,


r

de la letra esca lata desap a ec i ó de l a c i udad y con ella


r r

Pe lar .

D u ante muchos años aunque de tarde en tarde


r
,

s o lía nllega algunos v gos rumo es al t avés de los


r a r r

mares no se ec ib i e on s i n em b a go not i c i as autént i cas


,
r r r

de la mad e y de la h i ja L a h i sto i a de la letra


r . r

esca lata se convi rt i ó en ley enda ; la fasc i aci ón que


r n

eje cía se m a tuvo pod osa por m ucho t i empo y


r n er ,

tanto el ta b lado fatíd i co como la cab aña junto á la


3 30 LA L E T R A E SCA R LA T A

o i lla del m a donde vi v i ó E ste cont i nuaron si endo


r r r,

ob j eto de c i e to espetuoso temo V a i os n i ños que


r r r . r

juga b an una ta de c ca de la ef ri da cab aña v i e on


r er r e ,
r

á una mujer alta con t aje de col o ob scu o acerca se


,
r r r ,
r

á la pue ta ; ésta r se hab ía ab i e to una sola v


no r nI ez

en muchos años ; pe o sea que la muje la a b i e a ó r r r r ,

que la puerta ced i ese á la p esi ó n de su ma o p o r n ,


r

hallarse la madera y el h i er o en esta do de desco m p o r

s i ci ó ó sea que se desl i za a como un fantasma al tra


n, r

v é de cualqu i er o b stáculo
s — lo c i e to es que aquella ,
r

m ujer entró en la des i e ta y a b andonada ca b aña r .

S e det uvo en el um b al y d i ri g i ó una m i ada en r ,


r

torno su y o — porque tal Vez la i dea de entrar sola y


, ,

despu és de tantos cam bi os en aquella m orada en que ,

tam bi én habi a padeci do tanto fué algo m ás t i ste y ,


r

hor ible de lo que ella podía soporta Pe o su vac i


r r. r

l acm n aunque no duró s i no un i nstante fué lo ufi


, ,
s

c i ente para deja e una letra esca lata e su pecho


r v r r n .

E ster Pry nne ha b ía pues eg esado y tomado de , ,


r r

n uevo la d i v i sa de su i gnom i n i a y a la go t i e m po da da ,
r

al olv i do ¿ Pe o dónde estab a Pe l i ta ? S i aú i í


. r r n V v a,

se hallab a i ndudab lemente e todo el br ill o y flo esce n r n

c i a de u pri me a ju ventud N ad i e sa b ía uI se supo


s r .
,

jamás á c i enc i a c i e ta s i l n i ña due de ha b ía de c


r
,
a n s en

d i do á una tum b a p ematu a ó s i su natu aleza tumul r r ,


r

tu o s y exu b e ante se ha b ía cal m a do y suav i z a do h á


a r ,

c i é do l
n capaz de expe i mentar la apacib le fel i c i dad
a r

p op i a de u muj
r Pe o du ante el esto de la V i da
na er . r r r

de E ste hu b o i nd i ci os de que la eclusa de la let a


r
,
r r

esca lata e o bjeto del amo é i nte és de al gún


r ra r r

habi tante de ot as t i e as S e ec i b ían car tas e t m


r rr . r s a

padas con u escudo de a mas desconoc i das en la h é


n r
332 LA L ET R A E SCA R LATA
di tac ión y de
o b ras de cari dad que const i tu y eron l a
V i da de E ster
la letra esca lat a cesó de ser un est igma
,
r

que t aí la malevol nc i a y el sa cas m o del mundo y


a r a e r
,

se conv i t i ó en un em b lema de algo que p ro ducía tri s


r

teza que se m i ab a o c i erto asom b ro temeroso y s i n


,
r c n

e m b argo con reve enci a Y como E ster Pry nne no r .

tenía sent i m i entos egoístas n i de n i n gú n m odo Vi vía ,

pensando solo en s u p op i o b i enestar y sat i sfacc i ó n r

personal las gentes ib a á c o n fi a le to dos sus dolores y


. n r

trib ulaci ones y le pedía consejo como á p rsona que n ,


e

ha b ía pasa do por p ue b as v i i m as E spec i alme te


r se er s . n

las mujeres con la h i stori a eterna de almas heri d as


,

p o afectos
r m al ret i b u i dos ó mal puestos ó no b
r i e n , ,

ap eci ados ó e consecuenci a de pas i ón e rada ó cul


r ,
n r

pa hle ó a b rumadas b ajo el grave peso de un corazón


,

i fl e ib l que de na di e fué sol i c i tado n i est i mado


n x e, ,

estas mujeres eran las que espec i almente ib an á la


cab aña de E ster á consult rla y p egu ta l e por qué
'

a r n r
,

se sentían tan desgraci adas y cuál era el remed i o pa a r

sus penas E ste las consolab a y aconseja b a lo mejor


. r

que podía dándoles tam b i én la segu i dad de su c een


,
r r

c i a fi m í i m a de que algú día cuando el mundo se


r s n ,

e cuentre en estado de recibi la se revela á u a? nueva


n r ,
r n

doct ina que estab lezca las elac i ones ent e el hom b re
r r r

y la muje so b e una b ase más sól i da y m ás segura de


r r

mu tua fel i ci dad E n l p i me a époc a de su Vi da


. a r r

E ster se hab ía i mag i nado aunque en vano que ella , ,

m i sma po d ía ser la p ofet i sa escog i da por el dest i no


r r

pa a semejante o b a ; pe o desde hace t i empo ha b i a


r r r

reconoc i do la i m pos ibi li dad d e q u la m i si ón de dar á e

conocer u ve dad tan d i vi na y m i ste i osa se c o fi a a


na r r ,
n r

á una mujer manchada con la c ul p a hum i llada con la ,


C ONC LU SI ÓN 3 33

verg üenza de esa culpa ó a b r umada c o un dolor de , n

toda la Vi da E l ángel y al m i smo t i empo el apóstol de


.
,

la f utura evelac i ón t i ene que ser i nd uda b le m e te una


r , n

m uje pe o excelsa pu a y b ella ; y además sa b i a y


r
,
r
,
r

c ue da no co m o esultado del som b río pesa s i no del


r
,
r r,

suave calor de la alegri a demost ndo cu án fel i ces ,


ra

nos p uede hacer el santo amo med i ante el ejem p lo r


,

de una v i da de di cada á ese ti con éxi to comple to n .

Así dec i a E ster P y nne d i i g i endo sus tri stes m i a


r r r

das á la l etra esca lata Y después de muchos m u r .


,

chos añ os se a b ri ó una nueva tu m b a ce ca de otra y a


, ,
r

v i eja y hund i da en el cementeri o d e la c i udad dej a n


, ,

dose un es pac i o entre ellas como s el polvo de los dos ,


i

dorm i dos no tuvi era el derecho de mezclarse ; pero


una m i sma láp i da sepulcral servía para las do s t um b as .

A l rede dor se e i an po todas pa tes monumentos en


v _
r r

que hab ía esculp i dos escudos de a mas ; y e es ta sen r n

ci lla losa como el curi oso i nvesti gador pod á aú



,
r n

d i sce n i rlo aunqu e se q uede confuso acerca de su s i g


r ,

n iñeado se veía algo á semejanza de un escudo de


,

armas Llevab a u d i v i sa cu y os térm i nos h e ál di


. na r

cos pod i an serv i r de epígrafe y ser como el resumen


r

de la ley e n da á que damos fin : so mb ía y aclara da r ,

solo por un punto lu m i noso á veces más tétri co que ,

la m i sma som b ra :
EN CA L A L ET A A

O S AB L E M P , ,
R ,

E s ta f ra s e h er á l di c a ,
v e r ti da e n l uj
en g a e co m ú n , qu i er e de c i r q ue
en un c am po óf o n do n eg ro , r esa lt a la lt Ad
e ra l
e c o o r ro a j - N de l . T .

FIN .
!B ]
OB RA S D E H ISTO RIA NATU R A PU B ICAD AS POR D APP L L . LE T N Y O CIA.

prim er l ib ro p ara i n strui r á 1a in fan ci a d ice Fig u i e de b e v ersar


El , r,

so b re l a H i s to i a Natu ral ; y en l u g r d e ll am ar l a
r te c i ó n d e l as j ó v en es a a n

i n tel ig en c i as h a c ia l a s fáb ul as y c u en to s s in do ctrin a es n ec esario d i rig irl as ,

h c ia l o s s en c ill o s y v erídi co s es p ectá cul o s de l a Natu ral ez a ; tal es co m o l


a a

e s truc tura de un a b o l l a co m p o s i c i ó n de un a fl o r l o s ó g an o s de l o s a i
r , ,
r n

m al e s l a p erfecc ió n d e l a s fo rm a s c r i stal i n as de un m in e a l ó l a d i s p o s i c i ó n
,
r
,

inte io r de l as c ap as q ue co m p o n e n l a ti erra q ue h o ll a m o s co n n ues tr


r a

p l a t
n a.

T a l es el o b j eto co n q ue el a u to r h a p r e p ara do esto s l i b ro s en l o s
,

q ue h a re uni d o l a in s trucci ó n l o s ej e m p l o s de m o ral y el d e l ei te d e l a i n t

fan cia .

II .

N o c i o n es d e B o tá n i c a . Por J . D . H O O K ER .
l

P reci o , 2 0cen tavo s .

E pe queña o b ra q ue fo rm a parte de n u e t a s e rie de CAR T L L As CIEN


s ta ,
s r I

Tí FI O As c o n ti en e un a s eri e d e l ecc i o n e s e l e m ent al es s o b re l o s c ar á c te es


,
r

e n er l es de l a s p l an tas q ue dan fl o e ; trata d e l a c él ul


a y l o s tegi d o s d el r s a
g ,

a l i m e to y des ar o ll o de l a sem i ll a y d e l a p l a ta d e l a
n r i z el tallo l as y e m as n ,
ra , , ,

las h oj l a fl o r el c áliz l a co ro la y d e m ul titud de o tr o s as u to s pres en ta


as , , , n

d o s d e un m o d o fác i l y s en ci ll o S e o c u p a d e l o s Ja d i n es B o tán i co s p ara


. r

co l eg i o s y da m o de l o s p ara ej er ci ci o s de l ec c i o n e c o n h o j as y fl o r es
,
s .

III .

L ibro P r im er o de Z oo l o g ía . Po r el D o cto r JU AN G ARCÍA


P U R óN . O br a a dop ta da de tex to E sp a ña y va r io s p a íses H i sp a no
en

Am em ca n o s

. Fo rm a un to m o u f n i o rm e c o n l a B O TÁNI CA y l a M INE .

R AL O G Í A del mi sm o a ut or ; est á il u t do p f u m
s ra ro sa en te co n h erm o so s
gr ab a do s in terca l a do s en el te x to y lg tm e e an e en te en c u ade rn a do .

P r ec i o , 7 0c en tavo s .

EL L I B R O P R IM E R O DE p ú blico es tá co n side
Z O O LO G ÍA q ue f
o r ec em o s al ,

rad o c o m o el m ej o r d e c u an to s e c o n o c en y el ú n i c o d e su g é n er o en ca s te
s ,

ll an o . El a uto r e l ev á do se á l as n ec e s i d ades de 1a ép o ca y á l o s a del a to s


,
n . n

de l a i
c en c i a m o de a ; h a p u esto su o b ra á l altura de l o s ti em po s y al
rn a

l
a c an ce de l a ju ven t ud . Co n d u ce gr ad u lma en te , de lo co no ci do , á l o desco no
ci do p or m edi o de l o pert n do el i te ré s del j o ven y á l a vez
se m ej a n te, des a n ,

d el e itán d o l o c o n e l estu d i o No e x i ste u l i b o t n am en o é in t res n te n i


. n r a e a ,

ta n ap ro p ó i to p a el est u di o del r ei o an i m al ; al q ue n o s ó l o d a á co n o ce r
s ra n

e n to das s us fases s in o q ue in s p i ra en l o s n i ño s el am o r h ac ia l o s an i m al es
,
.
ICS
OB RA S D E H ISTO RIA NATU RA L P UB L C I AD A S PO R D . APPLETO N Y CIA .

IV .

L ib r o P r i m er o de B o tá n i c a . Por el D o cto r A
JU N G AR CÍ A
P U R óN O br a a do ta da de tex to en Esp a ña y va r i o s a ís es H i sp a n o»
.
p p
Ameri ca n o s . P re cio , 80 cen ta v o s .

En esta o b ra , l a B O TÁNI C A es t át
pun to de v is ta del estudio
ratada des de el

o bj eti vo q ue ta n to fac i l i ta a l o s
,

ve n es el co n o c i m i e n to d e d i c h a c i en c ia .

Co m o en l a Z O OLO G Í A y 1a M IN E R A L O G Í A de l m i m o a uto el p l an seg u i d o s r,

en 1a B o tán i c a es l l ega á l o d es o o ci do p or m edi o d e lo co o ci d o y l o sem e


,
r c n n

j a nte ; e m p l e an do p ara e ll o e l e t u d i o d e l o q ue m as p u eda i n ter esar y


,
s
g ra

b ars e en l a im ag i n ac i ón d e l o s ni ño s .

L a o b ra e tá i l u tra da co n n u m ero s o s gr ab ado s ; ti en e un a e x cel en te i m


,
s s

pre ió n s o b re p ap el s ati n ado y m uy b i en en cuadern ada ; c ir cuns ta ci as q ue


s n ,

co m o c o m p l em en to á s u se l ecto c o n ten i d o c ien ti fi co l a h acen si n ri al en s u ,


v

g é n er o E.s u n t o m o uni fo r m e c o n l o s d e Z O OLO G Í A y M IN E R A LO G Í A .

V .

L i b r o P r i m er o d e M i n er a l o g ía P o r el . D o c to r JU AN G AR
CÍA P U R Ó N O b r a a dap ta da de tex to en E sp a ña y
. va r i o s
p a ís es H is
n a-
A m i a nos P r eci o , 80 c en ta vo s
p a er c . .

E s te tra tad o de M IN E R ALO G Í A , q ue co n l as d e Z O OLO G Í Ay B O TÁ NICA


po r
el m is m o auto r fo ,
rm a un Cwrso O mnp l eto de H i sto r i a Na t/w
'

al a d em s de á
trata r e xt e n sa m en te de to do l o q ue atañe di rec ta m e n te l a M n eral o gía , p ro á i
pi a m en te icha u d l i ,
é y
e s t di a l as r e ac o n es en tre s ta y l a G eo l o gí a , p o r l o tan to
trata d e l o s fó s i l es ó s ea de l P a l eo to l o gía
,
s ig u i e n do l o s p rin c i p i o s m ás
a n

m o dern o en s u p ar te d i dácti c a
s .

L a o b ra ti en e n um ero s o s g rab a d s i n tercal ad o s en el t exto ; es i c a en o r

e t i l o y as u n to s i ter e san te s y s e h all a i m p res a en m ag n ífi c o p ap e l s ati n ad o


s n
,

y em p astad a en un i fo rm i dad co n l a B O TÁNI CA y l a Z OOLO G Í A .

Lo s Cu a d r o s M u r a l e s de W I LLS O N y CAL K INS a dem ás de


o tro s as n to s, u tra tan tam b i en de l a

Z O O LOGÍ A e n l as p a rtes I a
,
2 a, as , 4 a, y de l a
B O T ÁNIC A e n l a s I a , 28, 3 3 , 4 a .

La co l ecc i ó n de trece, a rtís tic am en te s o mb rea do s , c o o reado s l y mo m


ta do s en c a rt n ó . P r ec io ,
En el In b r o P r i m er o de Z o o log ía , del Cur so de H is to r i a Na tur a l, p o r
'

e l Dr D . an Ju G
a rc ía P ur ó n , o b r a ded c a d a
. h ac er c o n o cer l a H sto ri a i á i
Nat ra u lá
l o s n ño s , el a to r n o se i m tai a c e r un a r e a c u n de l o co n l i áh l ió
c ern i e n t e a á qu ll
e a m a te r a , s i n o q ue , c o n e s p ec i a i
a b i da d p e d a g g i c a , l h li ó
i i
h a c o n seg u do a r m o n z a r l o s a de an to s d e l a c i e n c i a , co n e l de s a rro o l ll
l ul
i n te e c t a de l o s n ño , s a i
c e n do l a o b ra s m a m ie n t e i n t er e san h
t e - L os u
Avis o s , R evista O zen tífic a , 1 886 (M a dr d) i .

96 '

96 *

El Lib P m d Z l g í p di t l Cu d H i t i
ro ri er o e oo o a , c o rr e s on en e a r so e s or a

N tu l pa l D D Ju
ra G í P u ó q u h m l íd
or e d t i
r . . an ar c a r n, e e os e o co n e en

u l
,

mi t pu d id
en o , m u d le m j e b d
co n s e ra r se co o na e as e o res o ra s e s c a se

h t h y p ub li d - É l M g i t i T l d
as a o 1 887 ( T o l d Epñ)
ca as a s er o o e a no , e o, s a a .

96 *

El Cur so de H i sto r ia Na tur a l, p o r P ur ón , e s el Dr . D . Ju G an a rc ía

un a O b ra l
de r e evan te m é r ito , t an to c o n si de ra da de sde el p n to de v s ta u i
c i e n tífi c o l
y it e rario , co m o del artisti ca - E l Cla /n o r del M ag i ster io , 1 886
(B a r c el o n a , Ep s a ña
) .

9€
96 *

El L i b P i m d Z l g í p l D D J u G í P u ó
ro r er o e oo o a, or e r. . an a rc a r n , co

r re s
p d á u i
on m p t t
e C d H i t
n i N tu l d b i d á l p l u m
o r an e ur so e s or a a ra ,
e o a a

d di h S
e El m é t d q ig u
c o r. di h b i tui ti y d du
o o ue s e en c a o ra es n vo e c a

ti vo y l xp i i ó d d t i
,
a e l yb os c yud d á l i t p t
n e o c r n a , c ar a r e v e, a an o a n er re a

ció d l n id ue i d g b d
as d
ea s j u i ó t x ct m
n a s er e e ra a os e un a e ec c n an e a a co o

es m d e ra a .

R m d m
e co l d qu i i i ó d t
en aim p t t osb qu a a id s c n e an o r an e o ra , e co n s e ra

m d l m y
os eu ti lid d p p p g l
a a or im i t d l i i a a ra rO a ar e co no c en o e as c en c a s
fí i - tu l
s co n a t l ju tud - E l P f
ra es d
en re1 886 ( B l a ven r o es o r a o, a r ce o n a ,

Epñ) s a a .

X
'

96 *

El L i b
P ri m er o de M i n er a log í a y G eo log í a , del Cur so de H i sto ri a
ro

N a tu r a l, p o r el D r D an a rc ía P ur ó n , v i en e
. Ju G
en a r e l v a c ío q ue s e
. á ll
o b se r v a en l a s o b r a s de s tin a da s l as sc e a s No r m a es , p e r i o re s é á E ul l Su .

u
In s ti t to s de s eg un da en s eñanz a — É l Cla m o r del M ag is ter i o , 1 889 (B a r .

ce o na,l Ep s a ña ) .

96
96 *

El Lib P im d Z l g í p l D D Ju G í P u ó s
ro r er o e oo o a, or e r . . an a rc a r n, e
d d
v er a m t lib ú ti l ll d i t é y d m id d q
e ra en e un u ti ro
,
e no e n er s c a en a ,
ue c a va

l t
a a en c i ó d l iñ ñá d l l
n m di e d b n ió o ill y
en s e n o e os e os e o s e rv a c n s en c o s,
l l ál
o e e va t mpl ió d l tu l z y d
a co n e u C d h ié d l ac n e a na ra e a e s rea o r, ac n o e

a dqu i i i ib l m t u
r r ud l d
n s en s i mi t pe h p en e n ca a e co n o c en o s ro ve c o so s a ra

es tu di up i os N s il m m d l
e r o res m utilí im p
. o va c a o s en re c o en ar o co o s o a ra

l ñ
a en s e z p im i - A l d I t u i ó P ú b li d l R p ú bli d
an a r ar a n a es e ns r cc n ca e a e ca e
C l m bi
o o 1 887 (B g tá )a, o o .
El Cur so de H is to r i a Na tur a l del D r P ur ó n , . en b ell e z a m a
ter i al r i v ali z a co n su i n a pr e c i ab l e c o n ten ido c i en tífi c o . P ap el
i n gl é s s a ti n ado , g r ab ad o s h e r m o s isim o s , n o v e d ades m etó di c as , a pl i
c a c io n es é in d ustri as q ue s e o b ti e n en d el r ei n o an im al , l ec ur a t
a m en a y e r udi tísi m a — L a E duca ci ón — ! 3 evi s ta P r o es io n a l 1 886
.
f ,

(M adr i d) .

O b ra n o tab il ísi m a
p o r s u b ell ez a m ateri al , y p o r su l e c tur a
e r udi t ísi m a y á l a v e z a m e n a , p e r fe c tam e n te p r á c ti c a - L a I l us

tr a c i ón E sp a ño l a g Am er i ca n a (M a dr i dl

.

Su r ed a c c i ó n e n idi o m a e s pañ o l es c l ar a y c o n ci sa , p r es c i n de

c ue s ti o n e s i n ú til e s y
te o r ias qu e en m uch o s d e l o s tex to s s o n p er

j udi c ial e s p ar a ti er n as i n tel i g e n c i a s E s v er dad er a m e n te un l i b r o


.

ú til , ll en o de i n te r é s y de am en i da d q ue c a uti va la at en c ió n del


n i ño . — An a l es d e I n s tr ucc i ón P ú b li ca de Co l o m bi a .

Es u n e x c el e n t e l ib r o de te x t o p ar a el es tudi o de e sta p arte de


l a H i sto r ia Na tur al , aj usta do al m é to do o b j e ti v o , ló g i c o y gr adual ,
en el q ue el al um n o p asa fá c i l m en te d e l o c o no cido á l o d esc on o
c ido p o r m edi o d e l o s eme a n te - É l B usca i e P uer to R i c o )
'

j p ( .

Este l ib r o q ue in dud ab l em e n te d e m ues tr a l o s adel a n to s c i en


ti fic os y ar tístic o s , y l a al tur a á q ue h o y se e n c uen tr a e l p ueb l o
a m er i c a n o ; es la m ej o r o br a q u e p a ra la en seña n z a se h a p ub l i
c a d o en n ues tr o s d ía s, l uj o s am en te en c u ad e rn a da y p ro fus a m e n te
i l ustr ad a co n m a gn ífi c o s g r ab ado s , c ar ac t er es c l ar o s y e sm er ada
—É l P r o tec to r d e l a I n a nc i a ( B ar c el o n a E s a ñ a
i m p r es i ó n .
f , p ) .

El aut o r p ue de t en er p o r s e ur
g o q u e n a di e c o m o él h a d ad o co n

el m o do d e en s eñ a r c o s as di fí c il es d e un m o do m ás agr adab l e .

D i a r i o de Cár de na s ( Cub a) .

D ifi c i l m en te se e n c o n tr a r á un m é to do q ue ab revi e l a tar e a


tan t o d el al um n o e s tud i ar c o m o del p r o fe s o r q ue
q ue l o ti e n e q ue
ti en e q ue dar e s p l i c a c i o n e s p ar a h a c e r s e c o m p r en den —L a En ci
c l op ed i a ( H ab a n a , Cub a) .

El Lib r o P r im er o de Z o o l o g ía, del D r P ur ó n - Esta . o b r a en

n ue st r o j ui c i o est á ll am ada á r es o l v er p a ra la en señ an z a de l a


a si g n atur a el di fi c il p r o b l e m a de fa c ilita r s u c o n o c i m i en to , ate n

dio n do á l as e s p ec i al ís i m a s c o n di c i o n e s q ue en l a m ism a c o n c ur ren

p o r s u m é to d o y e x p o si c i ó n , po r el o rd en y c l ar id a d q ue e n el l a
PO R

D . APP LETO N Y C ÍA , NU EVA Y O R K


. .

u Cara M it a d .

P or J B AR R E. TT .

E s un a p r eci o sa n o v el a i n gl es a, ll en a d e a m e n i dad y de ej e mpl o s

fil o s ó fi c o - m o r al es d e l a vida r eal , e s c r it a e n u n l en g uaj e c l ar o ,

se n c i l l o y l l e n o de i n t e r é s . La v er sió n e sp añ o l a e s m uy b uen a .

1 Í do lo C a ído .

No vel a i ng l esa de ANSTE Y .

An ste y e s un n o v el i s t a p ec uli ar co m o l o d e m ues tr a su Vi ce


Ver sa y o tr as de s us o b r as , l l e n a s de un a fan tasia s ie m p r e

fun da da en a l g un a t r a di c i ó n m ás ó m en o s i m p o s ib l e, p er o al

fi n tr a di ci ó n q ue i n str uy e y d el e i ta á l a vez ; p ue de c o nsi d e

r ar s e com o el Jul io V e rn e d e al g un a c re e n c ia an ti g ua ó de
a l g un a sup e r sti c i ó n ó l e y en da del p asad o . El e s ti l o e s t á ll en o
O

d e g en i ali dade s, de h um o r y de s á ti r a .

ue n t o s en e l M ar .

Es un a p ec i o s a
r c o l ec c i ó n de c ue n t o s , r e fe ri do s dur an te un

a c c i de n t e e n el m ar po r i
v ar o s n o ve l i st a s i n g l e s e s y a m er i c an o s

q ue se s up o n en r e un ido s á b o r do d e u n v a po r .

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