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Reporte de lectura: Las aberraciones sexuales

Pedro Antonio Nava Duarte

I. Desviaciones con respecto al objeto sexual


A. La inversión

Las personas se comportan de manera completamente diversa en diferentes


aspectos y estos pueden ser de tipo:

a) Invertidos absolutos: objeto sexual del mismo sexo


b) Invertidos anfígenos: objeto sexual a ambos sexos.
c) Invertidos ocasionales: bajo ciertas condiciones pueden tomar como objeto
sexual a una persona del mismo sexo.
Degeneración. - La degeneración está expuesta a muchas objeciones ya que se
ha hecho costumbre asignar a la degeneración todo tipo de manifestación
patológica que no sea de origen estrictamente traumático o infeccioso; parece más
adecuado hablar de degeneración sólo cuando:

• Coincidan varias desviaciones graves respecto de la norma


• La capacidad de rendimiento y de supervivencia aparezcan gravemente
deterioradas.

Carácter innato. - Existe la hipótesis de que la inversión es innata, aunque no


explica su naturaleza, al igual que no la explica la hipótesis de que es adquirida.
Para esto es preciso puntualizar qué es en ella lo innato, ya que no hacerlo
implicaría asumir que el sujeto trae de fabrica una relación directa entre la pulsión
sexual y un objeto sexual determinado. Por otro lado, hay que considerar si las
múltiples influencias accidentales son lo bastante fuertes para explicar la
adquisición de dicho enlace que no tenga algo que ver en el individuo.
No se conoce la génesis de la inversión. La pulsión parece traer consigo al objeto.
Ello nos prescribe que debemos aflojar, en nuestra concepción, los lazos entre
pulsión y objeto. Probablemente, la pulsión sexual es al comienzo independiente de
su objeto, y tampoco debe su génesis a los encantos de este.

B. Personas genésicamente inmaduras y animales como objetos


sexuales

Objeto sexual infantes y animales, la experiencia enseña que entre los insanos no
se observan perturbaciones de la pulsión sexual diferentes de las halladas en
personas sanas, en razas y en estamentos enteros. Así, el abuso sexual contra los
niños se presenta con inquietante frecuencia en maestros y cuidadores, meramente
porque se les ofrece la mejor oportunidad para ello.

II. Desviaciones con respecto a la meta sexual.


Trasgresiones anatómicas.

a) Sobrestimación del objeto sexual. - No se queda solo en los genitales, va a


todo el cuerpo, esparce al campo psíquico y se manifiesta como ceguera lógica.
b) Uso sexual de la mucosa de los labios y de la boca. - En el sexo oral, no en
el beso, el asco se interpone para las prácticas perversas, usuales desde hace
tiempo en la humanidad. Pero sus límites son convencionales, por ejemplo, un
hombre besa a una mujer, pero le da asco su cepillo de dientes. Puede estorbar
el camino a la sobrestimación del objeto sexual, pero es vencido por la libido. El
asco restringe la meta sexual que es lo que pasa según entiendo en la histeria
femenina según Freud. La pulsión gusta de afirmarse venciendo este asco.
c) Uso sexual del orificio anal. - El asco pone a esta meta sexual el sello de
perversión, pues es utilizada para la excreción; pero el pene sirve a la orina. Los
invertidos lo usan por analogía con la vagina, se podría decir que su meta sexual
es la masturbación recíproca.
d) Significatividad de otros lugares del cuerpo. - Se va a otros lugares del
cuerpo con el propósito, obviamente de la pulsión, de apoderarse del objeto en
todas sus posibilidades. algunos lugares del cuerpo son considerados y tratados
como genitales, debido al desarrollo de la pulsión sexual.
e) Sustituto inapropiado del objeto sexual. - Se sustituye el objeto sexual por
otro, como puede ser el pie o el cabello. o un objeto relacionado con la persona,
por ejemplo, su ropa. A veces se exige al objeto una condición fetichista (color
de cabellos, ciertas ropas, aun defectos físicos); transición hacia el fetichismo
en que se renuncia a una meta sexual normal o perversa. En todos los casos
parece haber rebaja de la oferta hacia la meta sexual normal. Es patológico
cuando la aspiración al fetiche remplaza la meta sexual normal; además, cuando
el fetiche se desprende de la persona y pasa a ser en sí un objeto sexual. Los
caminos de estas conexiones no siempre pueden señalarse con certeza.
Fijaciones de metas sexuales provisionales.

a) Surgimiento de nuevos propósitos. - Toda condición que dificulte el logro de


la meta sexual como la impotencia, alto precio del objeto, peligros del acto
sexual, etc. refuerza la demora en actos preliminares y la constitución de nuevas
metas.
b) Tocar y mirar. - Los humanos necesitan el tacto para lograr la meta sexual: da
placer y renueva la excitación. Tocar, siempre que el acto sexual siga adelante,
no es perversión. Mirar, derivado del tocar, es el camino más frecuente para
excitar la libido. Las personas normales se demoran en la meta intermedia de
mirar sexualmente. Pero se convierte en perversión cuando: se circunscribe a
los genitales, se une a la superación del asco, como puede ser el mirar a alguien
haciendo sus necesidades excretorias, o suplanta la meta normal; como pueden
ser los exhibicionistas que enseñan sus genitales para que el otro les muestre
los suyos.
c) Sadismo y masoquismo. - En este caso se tiende a infligir dolor al objeto
sexual y su contraparte, la sexualidad tiene un componente de agresión, de
sojuzgamiento, el cual es, vencer la resistencia del objeto. El sadismo titubea
entre una actitud meramente activa, o violenta, hacia el objeto sexual, hasta el
sometimiento y el maltrato como condición meramente propia de la satisfacción.
Sólo este segundo caso merece el nombre de perversión. Por su parte,
“masoquismo” abarca todas las actitudes pasivas, la más extrema de las cuales
es el condicionamiento de la satisfacción al hecho de padecer un dolor físico o
anímico; como perversión, parece alejarse más de la meta sexual normal; puede
dudarse de que alguna vez aparezca primariamente; quizá nace por
trasformación a partir del sadismo. Cooperan muchos factores que exageran y
fijan la originaria actitud sexual pasiva, es decir, complejo de castración o culpa.

III. Consideraciones generales sobre todas las perversiones.


Se inclinaron a darle un carácter de signo patológico o degenerativo, la experiencia
cotidiana ha mostrado que la mayoría de estas trasgresiones, son un ingrediente de
la vida sexual, que raramente falta en las personas sanas, quienes las juzgan como
a cualquier otra intimidad. Algunas de ellas se alejan tanto de lo normal por su
contenido que no podemos menos que declararlas “patológica”

IV. La pulsión sexual en los neuróticos.


La energía de la pulsión sexual no es la única responsable de sustentar a los
fenómenos patológicos, pero si es la única fuente energética constante de las
neurosis, y la más importante, de suerte que la vida sexual de las personas
afectadas se exterioriza de manera exclusiva, o predominante, o sólo parcial, en
estos síntomas.
El carácter histérico permite individualizar una cuota de represión sexual que rebasa
con mucho la medida normal; un aumento de las resistencias a la pulsión sexual,
resistencias que conocimos como vergüenza, asco y moral; una especie de huida
instintiva frente a todo examen intelectual del problema sexual, que en los casos
más acusados tiene por consecuencia mantener una total ignorancia sexual
La pulsión sexual de los neuróticos permite comprender todas las aberraciones que
en lo anterior hemos estudiado como variaciones respecto de la vida sexual normal
y como manifestaciones de la patológica.
V. Pulsiones parciales y zonas erógenas.
Las pulsiones no poseen cualidad alguna, sino que han de ser consideradas sólo
como una medida de exigencia de trabajo para la vida anímica. Lo que distingue a
las pulsiones entre sí y las dota de propiedades específicas es su relación con sus
delatores somáticos y con sus metas. La fuente de la pulsión es un proceso
excitador en el interior de un órgano, y su meta inmediata consiste en cancelar ese
estímulo de órgano. Los órganos del cuerpo brindan excitaciones de dos clases: A
una de estas clases de excitación la designamos como la específicamente sexual,
y al órgano afectado, como la «zona erógena» de la pulsión parcial sexual que
arranca de él.

VI. Explicación de la aparente preponderancia de la


sexualidad perversa en el caso de la psiconeurosis.
En distintos casos de neurosis las proporciones pueden variar, lo decisivo será la
fuerza innata de la inclinación perversa y su acrecentamiento colateral por retracción
de la libido de la meta y objeto sexuales normales. Sería erróneo suponer una
oposición donde existe un nexo de cooperación. La neurosis obtendrá siempre sus
máximos logros cuando la constitución y el vivenciar cooperen en el mismo sentido.
Una constitución pronunciada podrá quizá prescindir del apoyo de impresiones
vitales, y tal vez una vasta conmoción vital provocará la neurosis aun en una
constitución ordinaria.

VII. Referencia al infantilismo de la sexualidad.


Es discutible que las perversiones se remonten a condiciones innatas o nazcan en
virtud de vivencias contingentes. Se trata de unas raíces innatas de la pulsión
sexual, dadas en la constitución misma, que en una serie de casos se desarrollan
hasta convertirse en los portadores reales de la actividad sexual, otras veces
experimentan una sofocación insuficiente, a raíz de esto pueden atraer a sí una
parte considerable de la energía sexual, mientras que en los casos más favorecidos
permiten la génesis de la vida sexual llamada normal.
Los neuróticos han conservado el estado infantil de su sexualidad o han sido
remitidos a él. Siendo así, nuestro interés se dirige a la vida sexual del niño; por lo
que se estudia el juego de influencias en virtud del cual el proceso de desarrollo de
la sexualidad infantil desemboca en la perversión en la neurosis o en la vida sexual
normal.

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