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CLÍNICA DE FELINOS

MÓDULO
Webinar

Medicina del Comportamiento Felino

Jaume Fatjó1,2 DVM, PhD, Dip.ECAWBM(BM)


1
Servicio de Medicina del Comportamiento, Hospital Ars Veterinaria, Barcelona.
2
Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones (Parc Salut Mar). Departamento de Psiquiatría y Medicina
Legal. Universitat Autònoma de Barcelona.
Email: Jaume.fatjo@uab.es

Jaume Fatjó DVM, DECAWBM (BM) www.improveinternational.com / Pág. 1 de 20


Medicina del Comportamiento Felino
Jaume Fatjó1,2 DVM, PhD, Dip.ECAWBM(BM)
1
Servicio de Medicina del Comportamiento, Hospital Ars Veterinaria, Barcelona.
2
Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones (Parc Salut Mar). Departamento de Psiquiatría y Medicina
Legal. Universitat Autònoma de Barcelona.
Email: Jaume.fatjo@uab.es

1. Introducción

Las consultas relacionadas con el comportamiento y la adaptación del gato a su entorno


son muy habituales en la clínica diaria. Asimismo, el veterinario generalista es el principal
responsable de detectar problemas de comportamiento de los que el propietario tal vez no
es consciente, pero que podrían comprometer el bienestar del animal y el de la familia.

La presente discusión sobre la medicina del comportamiento felino analizará, en primer


lugar, la naturaleza del comportamiento del gato, sobre todo en relación con la
comunicación y el comportamiento social. En segundo lugar, se examinarán los principales
indicativos de estrés en la especie felina y las estrategias para prevenirlo y tratarlo. Por
último, se analizarán los problemas de eliminación inadecuada y de agresividad.

2. Comportamiento social y comunicación

La mayoría de problemas etológicos del gato doméstico, como la agresividad, el miedo o el


marcaje, están relacionados con el comportamiento social. Una encuesta dirigida a
veterinarios generalistas de toda España sugiere que los principales motivos de consulta
relativos al comportamiento del gato son la eliminación inadecuada, a menudo relacionada
con el marcaje, la agresividad, el marcaje por rascado y la vocalización excesiva.

De acuerdo con las investigaciones más recientes, la domesticación del gato tuvo lugar
hace al menos 9500 años, probablemente en la región conocida como creciente fértil, entre
el delta del Nilo y Mesopotamia. El ancestro salvaje del gato doméstico es el gato salvaje
africano Felis lybica. Se trata de un felino de pequeño tamaño, de tendencia solitaria y
territorial, que se encuentra adaptado a un clima árido y semiárido.

De acuerdo con la teoría más aceptada por los científicos, los ejemplares más tolerantes
desde un punto de vista social se acercaron a los asentamientos humanos para explotar un
nuevo nicho ecológico que ofrecía una fuente de alimento abundante y localizada. Con el
tiempo esa subpoblación daría lugar a la aparición de una nueva especie: el gato
doméstico. El comportamiento social del gato actual debe entenderse como el producto de
la tendencia heredada de su antepasado salvaje y de los cambios introducidos por el
proceso de domesticación. La mayoría de gatos muestran una tolerancia más o menos
marcada a la convivencia con las personas o con otros gatos.

• Comunicación

Hablar de comportamiento social es hablar de la regulación de las interacciones entre


diferentes individuos de la misma especie, para lo cual resulta indispensable el intercambio
frecuente y eficaz de información, es decir, la comunicación. Por ello, conocer el lenguaje
natural del gato es muy importante desde un punto vista clínico, tanto por lo que se refiere
al diagnóstico como al tratamiento y la prevención de problemas de comportamiento.

• Comunicación y diagnóstico de problemas de comportamiento

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Una parte fundamental del protocolo de diagnóstico en etología felina es la obtención de
una descripción detallada del comportamiento del gato, que incluya los diferentes patrones
de comunicación. Las señales comunicativas emitidas por el animal son el indicador más
fiable de su estado emocional y de motivación en un momento determinado. Así, por
ejemplo, la postura corporal es el principal elemento para categorizar las diferentes formas
de agresividad, tal y como veremos en detalle un poco más adelante. Si nos referimos a la
eliminación inadecuada, el conocimiento del patrón típico del marcaje con orina permite
diferenciarlo de otros problemas de presentación parecida, pero distinta etiología y, por
tanto, enfoque terapéutico.

• Comunicación, tratamiento y prevención de problemas de comportamiento

En relación con la prevención y el tratamiento, es importante destacar que problemas como


el miedo o la agresividad pueden surgir o cuanto menos verse agravados por una
interpretación incorrecta del lenguaje del gato por parte de sus propietarios.

Los animales en general y los gatos en particular disponen de 4 canales básicos de


comunicación: visual, táctil, olfativo y auditivo.

• La comunicación visual

En el contexto de los encuentros entre dos gatos, o de un gato con una persona, el
lenguaje corporal del animal transmite dos mensajes fundamentales: el deseo o no de
establecer un contacto y la naturaleza o color emocional del mismo, es decir, si es amistoso
o no.

La comunicación visual es la más accesible para las personas y, por tanto, es la principal
fuente de información sobre el estado de motivación del gato a que tienen acceso tanto
propietarios como veterinarios y etólogos. Es importante por ello invertir tiempo en educar a
nuestros clientes en el reconocimiento de los principales patrones de comunicación visual
felina.
Postura de acercamiento amistoso

El gato se aproxima a otro gato o a una persona e indica su ánimo amistoso con una
cola perpendicular al suelo. Esta señal visual, la cola levantada como señal
amistosa, sólo se observa entre los felinos en el gato doméstico y en el león
(Panthera leo), curiosamente dos de las únicas tres especies de esta familia de
carnívoros que muestran una tendencia gregaria (Fig. 1).

Fig. 1. Postura de acercamiento amistoso.

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Postura de acercamiento ofensivo

Las señales indicativas de agresividad son variadas y pueden aparecer en diversos


grados de intensidad (Fig. 2; Fig. 3). En su presentación más clara, el gato se acerca
a la persona o al otro gato con el cuerpo erguido, la mirada dirigida hacia delante,
las pupilas contraídas, las orejas levantadas y una cola, sobre todo su extremo, que
se mueve de lado a lado. En muchas ocasiones se observa piloerección en la grupa.
La actitud ofensiva es propia de la agresividad territorial, potencialmente una de las
más peligrosas y de pronóstico también más grave.

Postura defensiva

Las señales indicativas de miedo son diversas (Fig. 2; Fig. 3). En su presentación
más nítida, el gato con miedo arquea el lomo y se coloca de lado, perpendicular a
aquella persona o gato con que quiere evitar el contacto. Las orejas permanecen
agachadas en dirección caudal, los labios están retraídos y las pupilas dilatadas. La
postura defensiva expresa el deseo del gato de evitar aquel contacto social. Nunca,
por tanto, debe forzarse la interacción con un gato que muestra señales defensivas.
El acercamiento excesivo a un gato que muestra una actitud defensiva, sobre todo si
el animal tiene la percepción de que no puede escapar, puede desencadenar con
facilidad un ataque.

Figura 2. Posturas corporales del gato, agresividad y miedo.

En una interacción directa entre dos gatos, la postura corporal interviene en primer lugar,
antes de la mímica facial, para indicar el estado de motivación del animal. En el gráfico
pueden observarse las principales posturas corporales que el gato adopta para indicar
relajación, y a partir de ésta niveles crecientes de agresividad (de izquierda a derecha) o
miedo (de arriba abajo).

(Modificado a partir de: Bowen J, Heath S (2005) An overview of feline social behaviour and
communication. En: Bowen, J & Heath, S (eds.) Behaviour Problems in Small Animals: Practical
Advice for the Veterinary Team. Elsevier-Saunders, pp 29-36).

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Figura 3. Posturas faciales del gato, agresividad y miedo.

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Una vez establecido un contacto, la expresión facial indica de una forma más precisa que la
postura corporal el estado de motivación del gato. Desde la postura de relajación, la
agresividad aumenta de izquierda a derecha y el miedo de arriba a abajo. Uno de los
indicadores más claros de miedo es la dilatación de las pupilas, que muchas veces es
recordado y descrito por el propietario como un “cambio en la mirada”.

(Modificado a partir de: Bowen J, Heath S (2005) An overview of feline social behaviour and
communication. En: Bowen, J & Heath, S (eds.) Behaviour Problems in Small Animals: Practical
Advice for the Veterinary Team. Elsevier-Saunders, pp 29-36).

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Postura de apaciguamiento

Una postura de apaciguamiento o de sumisión se define como aquella que,


mostrada por un animal, tiene la capacidad de relajar o rebajar la agresividad del
individuo que tiene al frente. Así entendida, parece existir una postura en el gato
doméstico que cumple los requisitos para ser considerada apaciguadora o de
sumisión. Al entrar en contacto con otro gato, algunos individuos se estiran y ruedan
sobre sí mismos en el suelo, de forma parecida a cómo lo hacen las hembras
durante el celo. Esta conducta se acompaña con frecuencia de ronroneo (Fig. 4). En
grupos o colonias de gatos suelen presentarla los machos inmaduros hacia los ya
maduros, para conseguir de estos últimos una actitud tolerante, es decir, para
apaciguarlos.

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Figura 4. Postura de sumisión o de apaciguamiento.

• La comunicación táctil

Desde un punto de vista práctico, la comunicación táctil felina puede dividirse en 3


patrones fundamentales:

- Allorubbing (del Griego, allo = otro y del Inglés rub = restregar o frotar).

En un encuentro amistoso el gato restriega su cabeza y su cuerpo contra otro gato o


contra una persona. Con frecuencia el animal entrelaza su cola con la del otro gato o, si
se trata de una persona, trata de hacer lo mismo en su pierna. Entre gatos, el
allorubbing es más común entre hembras y entre machos y hembras, pero no así entre
machos.

Al parecer esta forma de estimulación táctil mutua ayuda a reforzar los vínculos
afectivos entre los animales que la muestran. En diversas especies se ha comprobado
que el contacto mutuo favorece la liberación de diversos neurotransmisores y
neurohormonas, como la dopamina, las endorfinas o la oxitocina, implicados en la
formación y el mantenimiento de los lazos sociales. Además, este comportamiento
ayuda a mezclar olores para construir, por así decirlo, un olor de grupo que reduciría
posibles tensiones entre individuos que comparten un mismo territorio. En las especies
de felinos de pequeño tamaño no se observa conducta de allorubbing en libertad. En el
león africano sí aparece durante la reunión de dos individuos tras una separación y
después de un conflicto, tal vez como parte de una conducta de reconciliación. En
definitiva, la conducta de allorubbing se interpreta como una forma del gato de indicar la
aceptación del gato o la persona a que va dirigida y, de acuerdo con algunos autores,
podría interpretarse como una señal de reconocimiento de estatus social.

- Allogrooming (del Griego, allo = otro y del Inglés groom = acicalar).

Hace referencia a la conducta de lamido que un gato dirige al cuerpo de otro durante un
encuentro. Si bien el allogrooming es normalmente entendido como una forma de
reforzar los vínculos de unión entre dos gatos, en ocasiones podría ser sugestivo de
todo lo contrario, es decir, de un conflicto. De acuerdo con diversas observaciones en

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grupos de gatos, un individuo puede atacar a otro poco tiempo después de haberlo
lamido. La conducta de allogrooming es interpretada aquí como una expresión o
redirección de la tensión existente entre ambos animales y, para ciertos especialistas,
como una señal de dominancia, si bien este último concepto se encuentra todavía hoy
muy discutido en etología felina.

En definitiva, resulta clara la necesidad de más investigación para esclarecer la función


de una conducta que en el gato debe ser interpretada con cautela.

- Dormir o descansar en contacto con otro gato:

En grupos o colonias de gatos, con frecuencia uno duerme o descansa en contacto


físico con otro. Esta actitud es considerada un indicador de tolerancia y buena relación
social entre ambos animales.

Comunicación visual, táctil y tolerancia social

Las señales visuales y, en general, la postura corporal observadas durante las interacciones
entre dos gatos son muy útiles para evaluar el grado de tolerancia social mutua. En
ocasiones, un conflicto social entre dos gatos puede pasar inadvertido para muchos
propietarios. El análisis sistemático y objetivo de los indicadores visuales y táctiles positivos
o negativos de tolerancia social proporcionará al clínico una información que puede resultar
fundamental para establecer un diagnóstico adecuado. En este sentido es importante
recordar que además de las consultas por problemas de agresividad, que confirman
directamente la presencia de un conflicto, algunos problemas de conducta como la no
utilización de la bandeja de arena o el marcaje con orina se relacionan con frecuencia con
un conflicto social subyacente.

Entendemos por indicadores positivos aquellos cuya presencia indica una buena tolerancia
social, mientras que su ausencia sugiere todo lo contrario. Los indicadores negativos
apuntan con su aparición a la existencia de un conflicto, mientras su ausencia sugiere una
buena tolerancia social, sobre todo si aparecen al mismo tiempo indicadores positivos.

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• La comunicación auditiva

Los mensajes sonoros transmiten información muy genérica sobre el estado emocional o de
motivación del gato en cuatro contextos principales: conflictos sociales, conducta sexual,
relaciones materno-filiales e interacciones con las personas.

Los problemas de vocalización excesiva, sobre todo de maullido, aparecen de forma típica
durante el período de celo, pero no son exclusivos de ese contexto. Muchos gatos
presentan vocalización excesiva tras el traslado a un nuevo territorio y en general en
escenarios de frustración, por ejemplo, al verse reducida o eliminada la posibilidad de
acceder al exterior de la vivienda.

Aunque la investigación mediante espectrograma ha descrito en el gato 23 patrones


distintos de vocalización, en la práctica cabe destacar 4 principales: el maullido, el gruñido,
el bufido y el ronroneo.

El maullido

Sin duda la vocalización felina más característica. Suele aparecer en


interacciones sociales de carácter amistoso, ya con otro gato o con una
persona, y tiene su origen evolutivo más probable en las vocalizaciones emitidas
por el gatito para demandar los cuidados de su madre. Los gatos suelen maullar
al ser aislados de sus propietarios o, en un sentido más genérico, para reclamar
su atención. Por este motivo, con frecuencia el maullido se convierte en una
conducta molesta fruto de un refuerzo involuntario. A través de un aprendizaje
asociativo por ensayo error, muchos gatos descubren que el maullido les
permite obtener aquello que desean, ya sea comida, juego, las caricias de sus
propietarios o el acceso a un determinado lugar de la vivienda.

El ronroneo

Se trata de una forma de vocalización producida por el efecto modulador de la


laringe en el flujo respiratorio. Con apenas unos días de vida, los gatitos ya
ronronean mientras maman. Para algunos especialistas podría tratarse de una
señal de la cría que comunicaría a la madre que todo funciona correctamente,
comparable a la sonrisa de un bebé, y contribuiría a reforzar el vínculo materno-
filial. Los animales adultos conservan la capacidad de ronronear en el contexto
de las interacciones sociales y de la reproducción. El ronroneo emitido por
individuos adultos se interpreta como una señal de apaciguamiento y también de
reclamo de atención. En este sentido, un estudio reciente indica que existen dos
patrones de ronroneo en el gato doméstico, uno de carácter más armónico que
el otro. El ronroneo menos armónico comparte ciertas características acústicas
con el llanto de los niños y es mostrado por el gato para conseguir en general la
atención de sus propietarios y, en particular, para solicitar alimento.

El gruñido

Se trata de una vocalización potente, de larga duración, timbre áspero y


normalmente baja frecuencia, asociada a interacciones agresivas.

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El bufido

Es interpretado como una vocalización de carácter agresivo, emitida con la boca


abierta y los dientes expuestos. Indica una motivación defensiva y su
observación es muy útil para diferenciar la agresividad ofensiva de la causada
por miedo.

• La comunicación olfativa

El lenguaje olfativo permite a dos o más animales intercambiar información sin la necesidad
de coincidir en un determinado momento, en un mismo lugar. Así, las marcas olfativas
poseen un gran valor para regular las interacciones sociales de una especie como el gato
doméstico, descendiente como ya se ha dicho de un felino solitario y territorial. Las señales
olfativas proporcionan información sobre la identidad y estado fisiológico del emisor, e
intervienen de forma decisiva en la gestión del territorio y en la regulación de la
reproducción.

Los gatos depositan marcas en el entorno por tres vías distintas: el marcaje facial y
corporal, el rascado con las garras y el marcaje con orina.

• El marcaje facial y corporal

Además de la ya citada conducta de allogrooming, los gatos suelen frotar aquellas partes
de su cuerpo ricas en glándulas sebáceas, bien contra una persona o un gato, bien contra
diversos objetos de su territorio. La densidad de glándulas sebáceas, productoras de
feromonas, es particularmente alta en la cabeza, sobre todo desde la comisura de los labios
hasta la base de la oreja, en la zona perineal y en la base de la cola.

El marcaje facial contra objetos, especialmente el mobiliario, es interpretado por algunos


autores como una forma que tiene el gato de aumentar su grado de familiaridad con el
territorio (Fig. 5). Por ello, muchos dueños hablan de cómo su gato restriega la cabeza
contra objetos que acaban de ser introducidos en la vivienda, como bolsas o maletas. Este
sería el fundamento científico principal de la feromona facial sintética F3 (Feliway®; CEVA
Salud Animal), prescrita en la prevención y el tratamiento de problemas relacionados con el
estrés. Los análogos sintéticos de las feromonas son un ejemplo perfecto del valor de la
investigación básica en el campo de la etología clínica, como paso previo al desarrollo de
nuevas estrategias terapéuticas.

Figura 5. Marcaje facial.

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• El rascado con las garras

De las 4 funciones biológicas atribuidas a la conducta de rascado, dos tienen que ver con la
comunicación.

- Depositar feromonas en el objeto rascado procedentes de las glándulas sudoríparas


interdigitales.

- Dejar una marca visual en el objeto rascado.

- Acondicionar las garras.

- Estirar y tonificar la musculatura. De hecho, los gatos suelen arañar objetos tras un
período de descanso.

El rascado no parece intervenir en la delimitación del territorio, pues las marcas


depositadas por un gato no suelen ser investigadas por otros gatos. Se ha sugerido que
estas señales podrían constituir para un gato una forma de autoafirmarse en un
determinado territorio (Fig. 6). Los gatos suelen marcar objetos que se encuentran próximos
a su lugar o lugares de descanso. Esta tendencia explica la preferencia de muchos gatos
por marcar en muebles situados en zonas centrales del territorio y debe ser por tanto tenida
en cuenta para decidir la colocación del rascador.

Figura 6. Conducta de rascado.

El rascado debe considerarse una necesidad de comportamiento, es decir, una conducta


que el gato debe poder manifestar para estar bien adaptado a su entorno. Por ello, los
propietarios de gatos deben comprender que se trata de una conducta con la que deben
aprender a convivir, si bien es posible reconducirla a objetos aceptables, como los postes
rascadores.

• El marcaje con orina

Se trata de una conducta normal, más frecuentes en los machos que en las hembras,
relacionada con la gestión del territorio y la reproducción. Los gatos en libertad suelen

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marcar con orina los límites exteriores y las vías de paso de su área vital, es decir, la zona
por la que se mueven habitualmente.

Las marcas de orina suelen ser depositadas mediante la postura típica de spraying, o
rociado. El gato se coloca de espaldas al objeto que desea marcar, eleva la cola y lanza un
pequeño chorro de orina, que podría contener también secreción de las glándulas anales y
del prepucio. Algunos gatos marcan con orina superficies horizontales tras asumir la
postura de vaciado. Así, aunque la observación de spraying confirma una conducta de
marcaje, la deposición de orina en posición horizontal no permite descartar una función
comunicativa.

El mensaje contenido en una marca de orina será distinto en función no sólo de la identidad
del emisor, sino también del receptor. Así, la orina de una hembra en celo podría constituir
una advertencia para otra hembra merodeando por esa zona, mientras que para un macho
supondría un reclamo sexual. Una maca de orina podría contener información no sólo
acerca de la identidad de su emisor, sino también sobre su estado reproductor y
emocional.

Además de por una motivación sexual, el marcaje con orina puede ser también una
manifestación de estrés. Ambas formas de marcaje no sólo son distintas en relación con su
etiología, sino también por lo que respecta a los mecanismos neurofisiológicos y, por
supuesto, a su tratamiento. Se ha sugerido que el marcaje con orina aparece en situaciones
de elevada activación emocional, ya se positiva, como en el comportamiento reproductor,
ya sea negativa, como en un cuadro de estrés.

Los problemas de micción por marcaje tienen una presentación clínica distinta a los
relacionados con una aversión a la bandeja de arena. En un cuadro de marcaje el gato
deposita marcas de orina en lugares de la casa que guardan relación con el origen del
problema. Por ejemplo, la deposición de marcas en puntos de acceso a la vivienda puede
sugerir la existencia de un estímulo externo frente al cual el gato se siente amenazado,
como podría ser la presencia de otro gato. En un problema de marcaje la frecuencia de
deposición de orina es elevada y muy a menudo el gato sigue utilizando la bandeja de arena
para la defecación o la micción sin finalidad comunicativa.

3. Estrés felino: etiología, diagnóstico y tratamiento

La aparición de un cuadro de estrés ante un determinado estímulo del entorno dependerá,


por un lado, de su naturaleza y, por otro, de la predisposición de cada animal en particular a
experimentar estrés.

Entre los diversos factores ambientales responsables de una reacción de estrés en un gato
pueden destacarse los siguientes:

• Relacionados con el entorno físico:

o Ausencia de elementos arquitectónicos, como plataformas elevadas, que


permitan un uso tridimensional del espacio.

o Ausencia de un espacio donde el gato pueda aislarse y evitar el contacto con


las personas y/o con otros gatos.

o Disposición inadecuada o número insuficiente de bandejas de arena.

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o Disposición inadecuada o número insuficiente de recipientes de agua y
comida.

o Cambios en el entorno físico (mudanza a una nueva vivienda) o introducción


de modificaciones, como por ejemplo la sustitución del mobiliario o la
reubicación de los recursos importantes para el gato (comida, agua, bandeja
de arena, zona de descanso, etc.).

• Relacionados con el entorno social:

o Existencia de un conflicto con uno o más de los gatos que están en la misma
vivienda o en el vecindario.

o Manejo inadecuado por parte de los propietarios.

§ Exceso de manipulación.

§ Utilización de castigo, sobre todo físico.

o Llegada de una nueva persona o de otro gato a la familia.

Además de las características del entorno, existen diferencias individuales en relación con
la sensibilidad al estrés y la forma en que éste se manifiesta. Estas diferencias individuales
pueden deberse a factores genéticos, pero también ambientales y en particular al entorno y
manejo durante las primeras semanas de vida y a la experiencia previa del animal.

Estudios realizados en otros mamíferos altriciales indican que la estimulación ambiental y


táctil de las crías durante las primeras semanas de vida promueve la maduración de un
sistema nervioso más resistente al estrés en la fase adulta.

La experiencia previa del animal puede condicionar su respuesta al enfrentarse a un nuevo


entorno. Así, un estudio reciente indica que los gatos que han vivido en una casa sufren
más estrés al entrar en un refugio para animales que aquellos que proceden de la calle.

Signos de estrés felino

El estrés, aunque responda a una misma causa ambiental, puede manifestarse de forma
muy diversa. En general podemos hablar, por un lado, de cambios en el comportamiento
del animal y, por otro, de efectos en los parámetros fisiológicos y en el estado de salud.

Cambios de comportamiento:

• Síntomas productivos de estrés: incluyen todas aquellas conductas que aumentan


en frecuencia y/o intensidad, o que se presentan por primera vez como resultado del
estado de estrés.

o Agresividad e incremento del estado de alerta.

El gato aparece más irritable y reactivo ante los estímulos ambientales.

o Marcaje con orina.

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o Hipertrofia de la conducta de grooming, con aparición de lesiones en la piel y
el pelaje. El exceso de grooming puede en algunos casos manifestarse con la
suficiente frecuencia e intensidad como para considerarse una estereotipia,
denominada también por algunos autores trastorno obsesivo-compulsivo, o
simplemente trastorno compulsivo.

o Aparición de un síndrome de hiperestesia felina, que incluye contracciones


espasmódicas de la musculatura dorsal del tronco, vocalizaciones y
conductas de automutilación del pelo y de la piel.

• Síntomas deficitarios de estrés: incluyen todas aquellas conductas que disminuyen


su frecuencia y/o intensidad como resultado del estado de estrés.

o Depresión de la conducta exploratoria.

o Depresión de la conducta de juego.

o Depresión de la conducta de grooming.

o Hiporexia/anorexia. La aparición de anorexia es tal vez el síntoma de estrés


que exige una intervención clínica más rápida y contundente, por el riesgo
asociado de lipidosis hepática.

o Aumento de los períodos de descanso, en especial, en las zonas de la casa


donde el gato puede evitar el contacto con otros gatos o con las personas..

Los indicadores deficitarios de estrés parecen ser muy importantes en la especie


felina, sobre todo la reducción de la conducta exploratoria y la permanencia
prolongada en una zona aislada. Esta depresión de una o más facetas del
comportamiento puede resultar de una respuesta pasiva frente a un entorno
percibido como amenazador o de una reducción gradual del interés por un ambiente
pobre en estímulos.

• Indicadores posturales de estrés:

La postura corporal de un gato puede ayudar a valorar la existencia o no de un


estado de estrés. Por ejemplo, serían signos de miedo o estrés unas pupilas
dilatadas, una cola enganchada al cuerpo o una cabeza muy por debajo de la altura
de la cruz.

Aparición de patologías orgánicas:

La relación entre el estrés y las patologías orgánicas es bidireccional. Por un lado, la


existencia de un estado de estrés crónico en animales se asocia con una mayor
tendencia a padecer numerosos procesos patológicos, como las úlceras gástricas y
duodenales, los desequilibrios metabólicos y aquellos relacionados con una
respuesta inmune disminuida, como las infecciones y las neoplasias. Por otro, la
existencia de una patología orgánica, especialmente si cursa con dolor, constituye
en sí mismo un elemento de estrés para el gato.

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Manejo del estrés felino

Incluye tres grandes estrategias:

• Técnicas de modificación de la conducta y manipulación del entorno:

o Identificación y corrección de la causa concreta de estrés:

En muchas ocasiones, aunque no en todas, una historia clínica detallada permite


identificar la causa principal de estrés ambiental, como podría ser un conflicto
social con otro gato o con una persona. Si tal identificación es posible, el
tratamiento debe concentrarse en eliminar o al menos reducir el impacto de esa
causa o causas de estrés ambiental.

o Implantación de un programa de enriquecimiento ambiental:

Es una técnica que tiene por objeto mejorar el bienestar del animal, al proporcionar
un ambiente rico en estímulos, que permita la expresión de las pautas de conducta
propias de la especie. La existencia de un entorno empobrecido, que supere el
margen de adaptabilidad del animal, provocará la aparición de una reacción de
estrés crónico, y por tanto una pérdida de bienestar. Así, el enriquecimiento
ambiental puede ser empleado de forma inespecífica en cualquier caso de estrés
felino, hayamos identificado o no su causa.

Algunos especialistas en etología piensan que el entorno urbano en el que viven


hoy en día muchos gatos se aparta demasiado de las condiciones del ecosistema
natural propio de su ancestro salvaje, pero también del de sus antepasados ya
domésticos, que hasta mediados del siglo XIX se desenvolvían en condiciones de
semi-libertad. En otras palabras, podría decirse que nuestros gatos tienen en la
mayoría de ocasiones sus necesidades físicas cubiertas, si bien no pueden
expresar convenientemente algunas pautas de conducta necesarias para su
bienestar.

A continuación, indicamos de forma resumida las recomendaciones prácticas que


debería incluir un programa estándar de enriquecimiento animal para gatos.

1. Proporcionar un espacio físico tridimensional:

A los gatos les gusta descansar y moverse por zonas elevadas dentro de su
territorio. Por ello, resulta aconsejable disponer en la vivienda obstáculos y
plataformas a las que el gato tenga permitido trepar.

2. Promover la conducta de búsqueda del alimento:

Una parte del alimento, a ser posible húmedo, puede ser escondido en
determinados puntos de la casa, para estimular la conducta de rastreo. Los
lugares donde son colocadas estas porciones de comida deben variarse de
forma alternativa.

3. Proveer agua fresca en más de una zona de la casa, contenida en recipientes


anchos.

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4. Disponer uno o dos rascadores cerca de la zona más frecuentada por el
gato.

5. Colocar más de una bandeja con arena, en distintos puntos de la casa, de


fácil acceso y lejos de la comida y el agua.

Las bandejas anchas y de borde bajo parecen ser las más adecuadas.

6. Utilizar arena aglomerante.

7. Mantener de forma estricta una rutina diaria de limpieza de la arena.

8. Proporcionar juguetes, y lo que es más importante, estimular de forma activa


la conducta de juego.

9. Evitar la manipulación excesiva del gato. En general, dejar que el animal sea
quien decide el grado de contacto que desea tener con sus propietarios.

• Aplicación en el entorno de feromonas sintéticas.

Diversos ensayos clínicos confirman la eficacia de la feromona sintética felina F3


(Feliway; CEVA) en el tratamiento y prevención del estrés felino, sea cual sea su
etiología.

• Utilización de fármacos ansiolíticos:

Se utilizan de forma muy limitada en etología felina por dos razones de tipo práctico. En
primer lugar, la implementación de un programa de manejo ambiental y la aplicación de
feromonas sintéticas ofrecen resultados satisfactorios en la mayoría de casos. En
segundo lugar, la administración de fármacos por vía oral durante períodos
prolongados de tiempo, habitual en etología, es complicada en el gato, especialmente
en pacientes estresados. De hecho, la administración del fármaco podría convertirse en
sí misma en un factor estresante, que podría así empeorar todavía más el cuadro
clínico.

El uso de fármacos ansiolíticos de la familia de las benzodiacepinas, como el


alprazolam, podría ser interesante en reacciones de estrés agudo que cursan con
anorexia o hiporexia marcada, donde es necesaria una respuesta rápida al tratamiento.

En los cuadros que incluyen conducta de automutilación puede ser interesante


combinar los ansiolíticos con fármacos como la Gabapentina o la Pregabalina.

3. Problemas de eliminación inadecuada

La eliminación inadecuada de orina y heces constituye para el veterinario generalista uno de


los principales problemas de comportamiento del gato.

Hasta hace muy poco los cambios de comportamiento relacionados con una enfermedad
eran claramente diferenciados de los observados en pacientes sanos. Sin embargo, la cada
vez mejor comprensión de los mecanismos de control del comportamiento hacen que esta
frontera sea cada vez más y más difusa.

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Uno de los ejemplos que mejor ilustran esta nueva relación entre la etología clínica y la
medicina interna sea probablemente el FLUTD idiopático del gato.

Eliminación inadecuada: la perspectiva de la etología

Los problemas de micción inadecuada se han atribuido a tres grandes causas: la existencia
de una patología orgánica, un comportamiento de marcaje o un problema relacionado con
la utilización de la bandeja.

La posibilidad de existencia de una enfermedad justifica la recomendación de llevar a cabo


un examen médico exhaustivo, que incluya la realización de, al menos, una exploración
física y un análisis de orina completo. En este sentido, nos parece interesante citar un
estudio reciente llevado a cabo en los Estados Unidos, que indicaba la existencia de
antecedentes de FLUTD en un 60% de los gatos atendidos por un problema de
comportamiento de eliminación inadecuada.
Según la perspectiva clásica de la etología clínica, sólo puede sospecharse un problema de
comportamiento tras haber sido descartada la presencia de una patología orgánica.

El marcaje con orina es, como ya se ha dicho, una forma de comunicación natural del gato.
El patrón clásico de marcaje incluye la deposición de pequeñas marcas de orina, en
diversos lugares de la casa y normalmente sobre superficies verticales. Si bien lo anterior
sugiere una micción con finalidad de marcaje, en ocasiones la deposición de cantidades
mayores de orina en superficies horizontales puede tener también una finalidad
comunicativa.

El marcaje con orina es un problema de comportamiento que parece estar controlado por
dos sistemas de motivación distintos: uno relacionado con las hormonas sexuales y otro
con el mecanismo fisiológico del estrés. El primero de ellos explica la elevada frecuencia de
marcaje en machos no castrados, a partir de la pubertad. El segundo, justifica la aparición
de problemas de micción inadecuada en situaciones de estrés. Por ello, además de la
castración, el tratamiento del marcaje con orina incluye distintas medidas para reducir el
estrés, desde la manipulación del entorno, a la administración de feromonas sintéticas o
fármacos ansiolíticos, como la amitriptilina o la fluoxetina.

En relación con los problemas de utilización de la bandeja, que suelen implicar tanto
micción como defecación inadecuadas, la modificación del entorno del gato, en especial de
las características y localización de la bandeja y de la arena, constituye la principal
estrategia de tratamiento.

Eliminación inadecuada: la perspectiva de la medicina interna

El FLUTD (Feline Low Urologic Tract Disease) se utilizan para describir una constelación
variable de síntomas relacionados con la micción, entre los que se incluyen la hematuria, la
polaquiuria y la periuria (deposición de orina en lugares no habituales). Una importante
proporción de estos casos (64.3%) parece ser de origen idiopático, posible combinación de
diversos factores, y es denominada por muchos autores Cistitis Idiopática Felina. Sin
embargo, en los últimos años ha cobrado fuerza la hipótesis de que el estrés podría ser el
principal elemento que provocaría la aparición del problema. Esta idea podría ser el
resultado de tres evidencias distintas. En primer lugar, las lesiones que se observan en los
casos de Cistitis Idiopática Felina se observan también en la cistitis intersticial de la mujer;
una patología cuya relación con el estrés ha podido ser muy bien establecida. En segundo
lugar, la respuesta de muchos pacientes a medidas de tratamiento para reducir el estrés
parece demostrar de forma empírica la relación entre ambos fenómenos. En tercer lugar, la

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utilización de fármacos como la amitriptilina, con propiedades analgésicas pero
fundamentalmente ansiolíticas, parece ser especialmente eficaz en el tratamiento de
algunos casos refractarios de Cistitis Idiopática Felina.

Tomadas en conjunto, estas evidencias han llevado a algunos especialistas en medicina


interna a fijar su atención en el tratamiento del estrés mediante enriquecimiento ambiental
como la principal forma de tratamiento de muchos casos de Cistitis Idiopática Felina.

4. Problemas de agresividad

Los problemas de agresividad del gato pueden dividirse en aquellos que se dirigen hacia
las personas y aquellos que ocurren entre gatos que comparten un mismo territorio.

• Caracterización clínica:

La caracterización clínica de los diferentes problemas de agresividad del gato se basa en


tres elementos: el blanco de los ataques, el contexto en que ocurren y el lenguaje del gato
durante los episodios de agresividad. Sin embargo, es importante destacar que en la
especie felina es relativamente común la denominada agresividad redirigida, que por su
naturaleza complica notablemente el proceso de diagnóstico.

- Agresividad defensiva:
Puede dirigirse hacia las personas o hacia otros gatos. Su caracterización se basa
fundamentalmente en el lenguaje corporal del animal, de acuerdo con los criterios
descritos en el apartado de comunicación. Suele ser un problema de curso agudo.

- Agresividad ofensiva:
Puede dirigirse hacia las personas o hacia otros gatos. Su caracterización se basa
fundamentalmente en el lenguaje corporal del animal, de acuerdo con los criterios
descritos en el apartado de comunicación. Sin embargo, es importante destacar que las
señales propias de la postura ofensiva suelen ser menos evidentes para el propietario
que las de la postura defensiva. Suele tratarse de un problema de origen insidioso.
Desde un punto de vista del riesgo que supone para las personas, es una forma de
agresividad más peligrosa que la motivada por miedo.

- Agresividad por juego:


El juego del gato se basa en la conducta de depredación. En ocasiones los propietarios
estimulan el juego del gatito con las manos o con los pies, que aprenderá a cazar
literalmente a su propietario. Con el tiempo, esta forma de juego puede convertirse en
un problema importante para las personas. Es importante no estimular en ningún caso
la conducta de persecución del gato con las manos o con los pies, sino siempre
mediante juguetes.

- Agresividad por intolerancia a las caricias:


La agresividad aparece al poco tiempo de haberse iniciado una interacción amistosa
con una persona. De forma súbita, el gato araña y/o muerde sin motivo aparente. No
existe todavía consenso entre los especialistas en etología acerca de las causas de esta
forma de agresividad.

- Agresividad redirigida:
Se caracteriza por un ataque dirigido hacia un estímulo distinto al responsable de la
agresividad. De acuerdo con algunos autores, la agresividad redirigida puede

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entenderse como el producto de un elevado estado de activación relacionado con la
frustración o con el dolor. De hecho, los gatos que muestran agresividad redirigida se
muestran agitados mucho tiempo después de que se haya producido uno de los
episodios de agresividad.

• Prevención y factores de riesgo:

Desde un punto de vista tanto de tratamiento como de prevención, es importante reconocer


los principales factores de riesgo que concurren en los casos de agresividad felina y las
principales medidas de manejo para reducir su impacto.

- Déficits de socialización:
El período de socialización del gato se extiende aproximadamente desde la segunda
hasta la octava semanas de vida. La falta de contacto con las personas o con otros
gatos durante esta fase del desarrollo puede resultar en una actitud de rechazo en el
futuro, muy difícil de corregir. Por tanto, es importante que el gatito tenga contacto con
personas y con otros gatos, para favorecer una buena tolerancia social en el futuro.

- Experiencias traumáticas:
Una experiencia negativa resultado de una interacción con una persona o con otro gato
puede inducir miedo y como consecuencia una actitud posterior de evitación. En
ocasiones, las personas mantenemos interacciones de duración e intensidad excesivas
para la tolerancia natural del gato, que pueden generar aversión en el futuro. En este
sentido, es importante dejar que sea el gato quien decide el momento y duración de sus
contactos con las personas.

El castigo, tanto físico como verbal, es una experiencia negativa que puede provocar un
problema de agresividad defensiva hacia las personas. Por ello se trata de una medida
para modificar el comportamiento totalmente contraindicada en medicina del
comportamiento felino.

- Problemas de comunicación:
Muchas personas no saben reconocer el lenguaje corporal relacionado con la
agresividad y el deseo del gato de no mantener un determinado contacto social. Un
ejemplo de ello se encuentra en la ya citada agresividad por intolerancia a las caricias.
Con frecuencia, un análisis detallado de los episodios de agresividad revela señales
indicativas de tensión, como por ejemplo una cola en movimiento o sacudidas en la piel
de la grupa.

- Conflictos territoriales e imposibilidad de dispersión:


Los conflictos entre gatos que comparten un mismo territorio son frecuentes y, en
algunos casos, pueden desembocar en un problema de grave de agresividad. En
condiciones de libertad, la mayoría de conflictos territoriales se resolverían a través de la
dispersión de uno o más de los animales implicados. Sin embargo, en el entorno
doméstico está posibilidad se encuentra limitada en la mayoría de ocasiones y explica el
escalado de la agresividad. Entre las medidas de manejo para limitar la tensión dentro
del territorio se encuentran la multiplicación de puntos de acceso a los recursos
básicos, como la comida, el agua o la bandeja de arena, y la disponibilidad de zonas de
seguridad.

- Enfermedades que cursan con dolor:


Los mecanismos que relacionan el dolor con la agresividad son diversos. Por un lado, el
dolor puede desencadenar agresividad como estrategia para evitar la manipulación. Por

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otro, el dolor provoca estrés, aumenta la irritabilidad y, en definitiva, disminuye el umbral
de estimulación de la agresividad.

• Protocolos de modificación de conducta en el tratamiento de la agresividad:

o Agresividad entre gatos que comparten el mismo territorio:


El protocolo de tratamiento se basa, en primer lugar, en evitar la aparición de
episodios de agresividad con arañazos y mordeduras. En muchos casos, ello
requiere la separación temporal de los gatos y su reintroducción posterior a
través de un procedimiento de exposición progresiva.

En cualquier caso, es importante aplicar un protocolo general de enriquecimiento


ambiental que mejore la utilización del territorio y reduzca la tensión social entre
los diferentes gatos que lo ocupan.

o Agresividad hacia las personas:


El protocolo de tratamiento se basa en evitar el exceso de manipulación y en
evitar cualquier forma de castigo físico o verbal. Además, pueden realizarse
ejercicios de contracondicionamiento para modificar la percepción que tiene el
gato de las personas.

La agresividad hacia las personas de tipo ofensivo supone un desafío especial


para el clínico, pues su respuesta al tratamiento es modesta y su naturaleza
proactiva incrementa el riesgo que supone para las personas.

• Terapias biológicas en el manejo de la agresividad:

El tratamiento de la agresividad puede apoyarse con la aplicación de feromonas


sintéticas y la administración de fármacos psicótropos.

El análogo sintético de la fracción F3 de la feromona facial felina puede aplicarse allí


donde se sospeche la existencia de un elemento de estrés.

Entre los fármacos indicados para el tratamiento de la agresividad del gato destaca
la Fluoxetina, siempre que la propia naturaleza del problema no impida su
administración.

Bibliografía y lecturas recomendadas:

o Beaver B (2003). Feline Behavior: A Guide for veterinarians.


Philadelphia, WB Saunders.

o Bowen, J & Heath, S (2005) Behaviour Problems in Small Animals: Practical Advice
for the Veterinary Team. Elsevier-Saunders.

o De Keuster T, Fatjó J, Heath S. Understanding and Treating Emotional Disorders in


Companion Animals. Veterinary Masterclass. British Small Animal Veterinary
Association Annual Congress, Birmingham, 12-15 Abril de 2007.

o Horwitz DF, Mills DS (2009) BSAVA Manual of Canine and Feline Behavioural
Medicine (2nd ed.) British Small Animal Veterinary Association.

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o Landsberg, G.; Hunthausen, W.; Ackerman, L. (2013). Behaviour problems of the dog
and cat (3rd ed). Saunders, Elsevier.

o Pryor PA, Hart BL, Bain MJ, Cliff KD (2001) Causes of urine marking in cats and the
effects of environmental management on the frequency of marking. Journal of the
American Veterinary Medical Association 219, 1709-1713.

o Turner DC & Bateson P (eds) (2000) The Domestic Cat: The biology of its behaviour
(2nd ed) Cambridge University Press, Cambridge.

o Westrop JL, Buffington T, Chew D (2005) Feline Lower Urinary Tract Diseases. In:
Ettinger & Feldman (Ed) Textbook of Veterinary Internal Medicine (6th Ed.) WB
Saunders, Philadelphia, pp 1828-1850.

Jaume Fatjó DVM, DECAWBM (BM) www.improveinternational.com / Pág. 20 de 20

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