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¿Cuál es la dimensión ética de la profesión y principios de gestión ética profesional de su carrera?

DESARROLLO:

El administrador, más que una profesional, un líder


En el mundo, existen una gran diversidad de profesiones, cada una dirigida a ciertos aspectos o áreas de la

sociedad. Su función principal es lograr satisfacer tanto las necesidades como solventar los problemas de las personas,

sin embargo, no de una manera “sencilla” si se podría decir, sino más bien apuntado a un sentido más complejo y

profundo, en el sentido de que no cualquier persona lo pueda ejecutar, sino alguien especializado en el área y que

logra desempeñarse de manera sobresaliente sobre los otros.

Dentro de estas profesiones tenemos el campo de las Ciencias Administrativas, que, como indica su nombre,

es una ciencia que busca especializarse en las diferentes ramas de administración que se necesitan, en especial, dentro

de empresas y gobiernos.

Al igual que todas las profesiones, las ciencias administrativas están atadas a una dimensión y principios de gestión

ética. Hay que mencionar que las profesiones no comparten estas mismas dimensiones ni principios, ya que van a

depender tanto del tipo de necesidades, problemas y situaciones que se le presenten, y cada una debe actuar conforme

busque el mejor resultado y beneficio para ambas partes.

En el caso de las ciencias administrativas, van a estar sujetas a todo lo que se relaciones con los diferentes

tipos de instituciones, empresarios, trabajadores, clientes, proveedores y todo aquello que esté relacionado con las

mismas.

Como sabemos un profesional de las ciencias administrativas siempre buscará mantener un orden y controlar

cómo se desempañará la función de una institución y tomar las decisiones más eficientes que puedan dar el mayor

beneficio para la misma, para sus participantes y para él mismo. En otras palabras, busca satisfacer sus intereses

eficientemente.

Sus principios de gestión éticos deben estar rígidamente relacionados con los valores de responsabilidad,

confiabilidad, ambición, determinación, sinergia, adaptabilidad y sociabilidad. Claro que hay más valores con lo que

se debe relacionar, pero estos serían unos de los principales.

Pero ¿por qué estos valores? En primer lugar, hay que recordar que dentro del campo administrativo tenemos

un entorno que sufre de constantes y rápidos cambios, y el administrador debe lograr adaptarse a estos cambios,

tomando decisiones que puedan guiar a otros para que puedan laborar de tal manera en donde su ambición sea el éxito.
En segundo lugar, retomando el tema del liderazgo, como muchos aspiran a las decisiones sean tomadas por

los administradores, ellos deben tratar de mantener una posición determinada, en otras palabras, que no vaya

vacilando entre varias opciones porque eso puede desestabilizar a su entorno. Y es por eso que el administrador, al

tomar una decisión, debe hacerse responsable sobre las consecuencias de las mismas.

Al igual que debe aprender a confiar en la labor de sus compañeros o subordinados en las tareas que se les ha

otorgado. Es por eso que también debe tener un nivel de sociabilidad alto, porque, al ser una ciencia humana, conlleva

a que tenga contacto permanente con otros.

Lo que llevaría que su dimensión ética se está basando en el liderazgo, que el administrador sea capaz de

liderar y guiar a los otros para lograr cumplir los objetivos establecidos por la institución.

Lo que puede provocar que tanto los principios como la dimensión ética se pueda corromper es en cómo se manejan

los mismos y las intenciones con las que realmente actúan.

El hecho de que sea una ciencia humana, siempre deberá velar por la humanidad, sin denigrar ni aprovecharse

de nadie. Lo que puede ser una línea muy delgada de cruzar para al administrador.

Porque el administrador puede dejarse llevar por el poder y la influencia que éste tiene sobre los otros y sobre

la misma institución, llevando a que su objetivo ya no sea un bien común, sino un bien y beneficio propio, alterando

su dimensión y sus principios para poder manipular todo a su favor.

En conclusión, el administrador debe mantener una posición de líder y guía, cumpliendo con sus

responsabilidades y respetando los valores en los que se basa. Es cierto que habrá situaciones en las cuales dicha

dimensión y principios de gestión éticos, a ojos de otros profesionales, pueden ser éticamente incorrectos, pero son

actos y decisiones que son necesarios para alcanzar ese éxito y beneficio de la institución y sus participantes. Es decir,

para poder alcanzar las metas planteadas. Por eso, es que el administrador siempre debe lograr tener un discernimiento

ético elevado para que entienda realmente a quienes quiere ayudar y beneficiar, y tener claro cuál es su verdadero fin.

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