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UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA.

FACULTAD DE PSICOLOGÍA.

TRABAJO FINAL

OG:806. Psicología de la Salud Reproductiva y Perinatal

MENSTRUACIÓN Y MATERNIDAD

Estudiantes:

Georgina Bentancour C.I.: 4.940.111-6

Micaela Russo C.I: 4. 972595-4

Jessica Vega C.I.: 5.091.307-5

Docente:

Carolina Farias

MONTEVIDEO, noviembre 24 de 2022


Introducción y fundamento del trabajo:

En función de enmarcar y contextualizar este trabajo, entendemos que la reproducción de lo


que se comprende por feminidad está basado en un sistema patriarcal, entendido el mismo
como sistema hegemónico marcado por una relación de poder entre hombres y mujeres, en
donde se remarca una opresión hacia la mujer. Este tipo de opresión se puede visualizar en
algunos aspectos que han quedado relegados a lo femenino, tal como la sexualidad, la
reproducción, como además en el ocultamiento sobre nuestro ciclo menstrual, entre otros
aspectos. Elegimos, entonces, este último punto para profundizar y reflexionar sobre su
relación con la maternidad y sus posibles efectos en ella. Esto surge desde nuestro interés
grupal y general de la temática de menstruación en la psicología, y el deseo de poder
aportar a la misma, dado que es una temática que consideramos de especial relevancia
para poder entender y trabajar con la salud de las mujeres, no solo física, sino mental y
emocional.

En una carrera altamente feminizada, no se le da lugar a procesos femeninos que afectan


las vidas personales de las mujeres, por ende, su salud mental integral. “En nuestra
sociedad el monopolio del conocimiento lo han tenido los hombres” nos dice Salvia (2021),
creemos que en la psicología también. Destacamos que en el presente trabajo se habla en
primera persona, ya que estas problematizaciones nos atraviesan también como mujeres y
como futuras psicólogas.

No se intenta en el presente trabajo negar o invisibilizar la realidad de muchas mujeres que


viven la menstruación con dolor, incomodidad,entendemos la heterogeneidad y diversidad
que existe en las formas de sentir y vivir de cada mujer, casos donde se vive con gran dolor,
como las mujeres mujeres que sufren de endometriosis, ovarios poliquísticos, síndrome
premenstrual etc. dificultando e imposibilitando muchas veces la rutina normal cotidiana,
afectando las vidas de estas mujeres; sumado a los dolores corporales, los discursos
culturales interiorizados hacen su peso a la par.

Sin embargo, pretendemos aquí reflexionar sobre lo estigmatizante que resultan algunos
discursos, encasillando a la menstruación en el lugar de lo biológico, y cómo también es
posible relacionarse de una manera positiva con ella.

Se vuelve necesario entonces desde nuestro lugar de futuras profesionales, formarnos,


informarnos e interesarnos por poder entender y acompañar la diversidad de los mismos;
buscando así, una mirada feminista desde la psicología, que no (nos) invisibilice, que haga
lugar a las múltiples voces de las mujeres madres, de las mujeres menstruantes, de las
mujeres, en fin.
En primer lugar daremos una aproximación al contexto desde el cual se va a trabajar, luego
se establecerá una articulación de aspectos relacionados con la menstruación -sus
características fisiológicas, algunas representaciones sociales y parte de vivencias de la
misma- como además de sus posibles efectos en la maternidad.

Menstruación: una palabra tabú

La menstruación en muchas culturas aún es considerada una “mala palabra”.


Históricamente la misma “se ha configurado como un proceso íntimo que ha estado
relegado al espacio privado y doméstico de quienes lo viven, lo que ha impedido que se
generen espacios de diálogo y aprendizaje que contribuyan a normalizar aquello que se ha
convertido en tabú” (Sanchez, M, 2021, pg 1). Salvia (2021) expresa que hay una “ablación
cultural” del útero, órgano que “participa en todos los procesos reproductivos y sexuales
femeninos: la menstruación, la concepción, el embarazo, el parto y la lactancia.” Hay,
siguiendo a esta autora, una forma de reproducir esta “ablación” entre generaciones,
cuando, por ejemplo, llega la primera menstruación y no se habla del útero y cómo es el
encargado, no sólo de posibilitar un embarazo, o que es el encargado de las contracciones
del parto, sino muchas funciones más, tal cómo la posible producción de placer sexual.
Sucede, sin embargo, que cuando hablamos del útero en la menstruación, lo asociamos con
dolor, con vergüenza, con una carga. Sentimientos que encontramos en casi todas las
experiencias femeninas a lo largo de la historia. Expresa la autora:

Esta manera de menstruar, desconectada del todo de nuestros órganos sexuales y

con un profundo desconocimiento sobre lo que ocurre en nuestro vientre durante la

regla, es la que se instaura para siempre en nosotras, a menos que sea cuestionada

y cambiada. (Salvia, 2021, pp.29).

Contradicciones en la menstruación vivimos miles de niñas y mujeres cada día, “en un


mundo donde lo normal es ocultar aquello que es natural” en palabras de Sanchez (2021).
Los temas relacionados con la menstruación, por ende, a excepción de entre amigas o
vínculos cercanos, quedan en el silencio, se pierden en el ocultamiento y además, muchas
veces, tienen que reprimirse. Ocurre algo similar -casi igual- en las vivencias de la
maternidad.
La sociedad, es decir la constitución socio-histórica, influye en la construcción de la
identidad de la mujer con gran peso. Dos nociones que impactan relevantemente sobre
nosotras son los de esquema corporal e imagen del cuerpo. Según Doltó (1986), el
esquema corporal es una realidad objetiva, en donde existen diferencias entre los cuerpos
pero más allá de eso se contemplan las similitudes, pues el esquema corporal es más o
menos igual en todos aquellos sujetos que tengan una edad similar y se encuentren
viviendo bajo el mismo clima. Por otro lado, la imagen del cuerpo es aquella representación
inconsciente que los sujetos adjudican de su esquema corporal, es decir es como los
sujetos perciben su propio cuerpo y como los demás también lo hacen. Mencionamos estos
dos conceptos para poder entender que a partir de los cuerpos de nosotras las mujeres la
sociedad crea la imagen del mismo, a su vez estos cuerpos se construyen a partir de
mandatos que la sociedad como tal les adjudica, no sólo en sus discursos, sino en sus
prácticas, en la vía pública, en lo privado, en los medios de comunicación, en el marketing, y
en esta nueva era, también en las redes sociales. La forma en la que las mujeres vivimos
nuestra menstruación, no queda por fuera de estos mandatos, Toyos (2021) plantea: “Como
consecuencia del tabú menstrual, las mujeres aprenden a ocultar su estado menstruante, a
vivir con el miedo de que se haga visible y a sentir vergüenza de su propio cuerpo.” (28)

Maternidad y menstruación:

Adrianne Rich (1986) realiza una diferenciación sobre dos acepciones que están
sobrepuestas a la maternidad, en primer lugar habla de la relación significativa de la mujer
con su reproducción y sus hijos, por otro lado, la institución que asegura la permanencia de
la función biológica como deber principal de la mujer bajo el poder del hombre y de la
sociedad.

La autora habla del poder patriarcal como ejemplo clave de la maternidad institucionalizada,
donde se visualiza al rol de la mujer como determinado por formas y actitudes esperables.
Según Rich, el poder patriarcal oprime y silencia la voz de las mujeres encansillandolas en
que ser madres debe ser el acontecimiento más importante de su vida.

Magdalena Rohatsch (2015) trae a la discusión las implicaciones negativas que ha tenido el
discurso biomédico con respecto a la menstruación cómo un proceso totalmente natural y
fisiológico,sobre las formas en que se ha comprendido la menstruación y su relación con el
cuerpo de la mujer, y expresa cómo “esto evade otras realidades distintas en donde existen
cuerpos menstruantes que no pertenecen a una mujer o mujeres que no menstrúan por
distintas razones” (p.6). La autora plantea una mirada a la menstruación en donde “se busca
naturalizar y despatologizar la menstruación, reivindicando como un proceso que habla más
de un cuerpo sano, que de uno enfermo” (p.9)

Por ende, ¿cómo afectará el proceso del ciclo menstrual en las madres?

A la par de los discursos culturales sobre la menstruación como un proceso puramente


fisiológico, los discursos interiorizados respecto al ser madre, siguiendo lo trabajado por
Saletti (2008), al relegarse únicamente a procesos biológicos -por ejemplo, en las
lactancias- borran nuestra condición de seres sociales en un sistema organizado y
específico, y aportan a una reproducción de feminidad que no concuerda con la mayoría de
vivencias que tenemos las mujeres. Un ejemplo de esto, es el supuesto “instinto maternal”,
pensado como una construcción social sobre lo que es ser madre; pensar a las madres,
pensarnos como madres que adoran de forma incondicional e inmutable a sus hijos/as a
cada momento del día, o “súper mujeres” que pueden con todo, no solo dejan de lado la
diversidad de sentires que pueden experimentarse en estas experiencias, sino que generan
una carga en las mujeres por no poder estar a la altura de estas exigencias sociales
internalizadas.

Se intenta en el presente trabajo, entonces, pensar y cuestionar estas similitudes entre


menstruación y maternidad, en formas de construir el vivir y sentirse mujer con menos peso,
menos carga, cuando reflexionamos y pensamos en estas vivencias. Reflexionar, a su vez,
hasta qué punto el malestar producido en la menstruación no refleja las condiciones de la
cultura en la que estamos insertas y atravesadas las mujeres, y cómo esto también
acompaña a las maternidades. Pensar cuánto las mujeres, también, expresamos a través
del cuerpo las necesidades no escuchadas o no validadas.

El mandato social en el que prima la urgencia de recuperarse y volver cuanto antes

a la vida pregestacional, además de que los bebés sean lo antes posible autónomos,

resulta un precepto poco respetuoso con los tiempos y las necesidades de la diada

que requiere de esta unión para el bienestar emocional y la salud de la criatura

(Ramirez, 2020, pp.71).

Pensar, como en el discurso social de maternidad, hay poco lugar para pensar a la madre
en su abanico de características singulares y particulares. Asociamos lo mencionado como
un paralelismo con las formas de vivir la menstruación, una tendencia a repetir los mismos
patrones en las formas de vivir las experiencias del ciclo reproductivo femenino, replegando
nuestro sentir, minimizando nuestras experiencias, sin detenernos a observar el arte de
nuestro cuerpo. Salvia (2021) expresa “sanando la maldición que pesa sobre la regla, se
sanan muchas otras heridas asociadas a la feminidad y a la sexualidad, puesto que yacen
bajo la misma condena.”
Referencias bibliográficas:

Camacho Sánchez, M. P. (2021). Vivencias sangrantes: comprendiendo la relación de

las mujeres con su menstruación. El caso de las mujeres escolarizadas de Cali.

Clepsydra, (Revista de Estudios de Género y Teoría Feminista) No 7: 169-183.

Disponible en http://hdl.handle.net/10481/14802. Recuperado en 15/3/12.

Doltó, F. (1986) La imagen inconsciente del cuerpo. Barcelona: Ediciones Paidós

Ibérica. Disponible en:

https://mediacionartistica.files.wordpress.com/2014/10/dolto-franc3a7ois-la-imagen- nconsci

ente-del-cuerpo-ed-paidc3b3s.pdf

García Toyos, N. (2021). Discursos en torno a la menstruación: representación social,

vivencia del ciclo y medicalización de la fase premenstrual. Universidad de Sevilla,

Universidad de Jaén y Escuela Andaluza de Salud Pública Disponible en:

https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/130658/Garc%C3%ADa%20Toyos%2C%20Noelia

%20tesis.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Ramirez, E. (2020) Psicología del posparto. Editorial Síntesis

Rich, A. (1986). Nacemos de mujer. La maternidad como experiencia e institución.

Traficantes de Sueños. Madrid, España.

Saletti, L. (2008). Propuestas teóricas feministas en relación al concepto de

maternidad. Clepsydra, (Revista de Estudios de Género y Teoría Feminista) No 7: 169-183.

Disponible en http://hdl.handle.net/10481/14802. Recuperado en 15/3/12.

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