Professional Documents
Culture Documents
EXPONE
ALEGACIONES
Alega que el TEAR considera que la motivación constituye “una mera fórmula
convencional, genérica y estereotipada” y que no “justifica suficientemente el elemento
subjetivo que debe concurrir en la conducta sancionada”, lo que constituye una práctica
indefensión del interesado, ya que no le permite “formular, en su caso, oposición con
cabal conocimiento de sus posibilidades impugnatorias”. Y que el acuerdo sancionador,
una vez analizada la conducta, llega a la conclusión de que, habida cuenta de que no se
da ningún eximente de la responsabilidad, tal conducta se debe a “falta de cuidado y
diligencia necesario por parte del operador que actúa en el ámbito del comercio exterior
que exige un especial conocimiento del mismo”.
“Procede, por tanto, analizar, aunque sea brevemente, que debe entenderse por simple
negligencia, en cuanto elemento al que la norma parece otorgar especial relieve.
“La culpabilidad es pues el elemento subjetivo del delito, pudiéndose, en este sentido,
considerar culpable al que, pudiendo adecuarse a la norma, realiza un acto contrario a
ella. Actúa culpablemente quien omite la diligencia debida. Desde un punto de vista
gramatical, el término diligencia expresa una cualidad (la cualidad de diligente); es
diligente el que está dispuesto a hacer con prontitud e interés las cosas que tiene que
hacer o cierta cosa que se expresa. Esta cualidad se opone a negligencia; no es diligente
el que es negligente, es decir, el que no pone el cuidado o el interés debido en las cosas
que hace o en el arreglo de su persona.
También en esa misma resolución del TEAC queda clara la presencia del elemento
subjetivo en la responsabilidad por negligencia:
“Como resumen de lo expuesto, se reitera una vez más el criterio de este Tribunal
Central, recogiendo la doctrina expuesta del Tribunal Constitucional y la del Tribunal
Supremo, fundamentalmente en las Sentencias de su Sala Segunda de 1 de marzo de
1985 (R-1369/85) y de 29 de febrero de 1988 (R-1354/88) en la materia, en el sentido
de que no puede hablarse de la infracción como una especie de responsabilidad objetiva
o presunta, sino que la intencionalidad es esencial para que pueda apreciarse su
existencia. En este aspecto se ha expuesto que sólo el error invencible supone una
DELEGACION DE CADIZ
OFICINA DE GESTION TRIBUTARIA
ausencia de culpabilidad, mientras que el vencible excluye el dolo, pero no la culpa,
debiendo el invencible alegarse y probarse por quien lo padezca, y teniendo en cuenta
las circunstancias psicológicas y de cultura de infractor. Finalmente, la negligencia,
como elemento subjetivo de la infracción, ha de ponerse en relación con las
características propias del obligado tributario, es decir, con los medios personales y
materiales, en sus aspectos cuantitativos y cualitativos, de que dispone o debiera
disponer.”
Por tanto, alega la recurrente, al considerar el acuerdo sancionador que la conducta del
obligado tributario fue negligente, la Administración tributaria está motivando el
elemento subjetivo de la infracción, y en modo alguno, como establece el TEAR,
ocasiona indefensión al mismo, ya que sabe en qué grado se le atribuye la culpabilidad,
en este caso, en grado mínimo.
A la vista de todo ello, debe concluirse que el acuerdo ... da cumplimiento a las
exigencias de motivación que se reclaman a la imposición de sanciones, que, no debe
olvidarse, pueden ser aplicadas por conductas meramente negligentes...”.
Que cuestión distinta es que, pese a estar el acuerdo suficientemente motivado, el TEAR
no aprecie la existencia de culpabilidad y anule la sanción, pero tal cuestión afecta al
supuesto de hecho específicamente considerado y no constituye el objeto del presente
recurso.
DELEGACION DE CADIZ
OFICINA DE GESTION TRIBUTARIA
De acuerdo con las consideraciones anteriores, concluye solicitando de este Tribunal
Económico-Administrativo Central que se unifique criterio en el siguiente sentido: “que
la indicación en el acuerdo sancionador de que, analizadas las circunstancias
concurrentes la conducta del obligado tributario ha sido negligente sin que se aprecie
ninguna causa de exoneración de la responsabilidad, supone motivar suficientemente el
elemento subjetivo de la culpabilidad, ya que con ello no se ocasiona indefensión alguna
al interesado, pues sabe por qué conducta se le sanciona”.
- Que el artículo 211.3 LGT dispone “La resolución expresa del procedimiento
sancionador en materia tributaria contendrá la fijación de los hechos, la valoración de
las pruebas practicadas, la determinación de la infracción cometida, la identificación de
la persona o entidad infractora y la cuantificación de la sanción que se impone, con
indicación de los criterios de graduación de la misma y de la reducción que proceda de
acuerdo con lo previsto en el artículo 188 de esta ley.”
(...)
DELEGACION DE CADIZ
OFICINA DE GESTION TRIBUTARIA
Y es que, como ha señalado el Tribunal Constitucional, «[f]rente a la regla general,
conforme a la cual el deber de motivación de los actos administrativos es un mandato
derivado de normas que se mueven en el ámbito de lo que venimos denominando
legalidad ordinaria», en relación con los actos administrativos que impongan sanciones
«tal deber alcanza una dimensión constitucional», en la medida en que «[e]l derecho a la
motivación de la resolución sancionadora es un derecho instrumental a través del cual se
consigue la plena realización de las restantes garantías constitucionales» que resultan
aplicables en el procedimiento administrativo sancionador. «Así, de poco serviría -
explica el máximo intérprete e la Constitución- exigir que el expedientado cuente con
un trámite de alegaciones para su defensa, si no existe un correlativo deber de
responderlas; o proclamar el derecho a la presunción de inocencia, si no se exige al
órgano decisor exterioriza la valoración de la prueba practicada y sus consecuencias
incriminatorias. De igual manera, la motivación, al exponer el proceso racional de
aplicación de la ley, permite constatar que la sanción impuesta constituye una
proporcionada aplicación de una norma sancionadora previa», amén de que «resulta
imprescindible en orden a posibilitar el adecuado control de la resolución en cuestión»
(STC 7/1998, de 13 de enero, FJ 6; en el mismo sentido, AATC 250/2004, de 12 de
julio, FJ 6; 251/2004, de 12 de julio, FJ 6; 317/2004, de 27 de julio, FJ 6; y 324/2004,
de 29 de julio, FJ 6 ). En la misma línea, esta Sección ha subrayado que la motivación
de la sanción es la que «permite al destinatario -en este caso, al sancionado- conocer los
motivos de la imposición de la sanción, en definitiva, de la privación o restricción del
derecho que la resolución sancionadora comporta, permitiendo, a su vez, el eventual
control jurisdiccional de la decisión administrativa» [Sentencia de 17 de marzo de 2008
(rec. cas. para la unificación de doctrina núm. 385/2005),
(...)
- Que, con los acuerdos sancionadores dictados, el órgano administrativo no hace sino
invertir la carga de la prueba, exigiendo al interesado la demostración de que su
conducta no es culpable, con la consiguiente vulneración del principio de presunción de
inocencia exigido por la Constitución Española.
Así la sentencia ya mencionada del Tribunal Supremo de 6 de junio de 2008 (Rec. nº.
146/2008) señala:
«... este Tribunal ha declarado que debe rechazarse el automatismo consistente en que la
falta de oposición a la liquidación supone, sin más, la imposición de la sanción, pues
ello significaría desterrar el elemento esencial de culpabilidad e incorporar el criterio
objetivo de la responsabilidad [sentencia de 23 de octubre de 2009 (casación 3121/03,
FJ 3º )]. En el mismo sentido hemos resaltado la necesidad de prueba, pues esa
aquiescencia no supone sin más la concurrencia de culpabilidad [sentencias de 15 de
octubre de 2009 (casación 6567/03 y 4493/03, FFJJ 8º y 5º , respectivamente)]. En igual
sentido, la sentencia de 21 de octubre de 2009 (casación 3542 / 03, FJ 6º ).La
imposición de sanciones tampoco puede fundarse en la mera constatación de que
procedía la regularización del ejercicio, dado que la existencia de responsabilidad por
infracción tributaria no puede considerarse como el desenlace, poco menos que
obligado, de cualquier incumplimiento de las obligaciones que incumben al
contribuyente [sentencias de 16 de marzo de 2002 (casación 9139/06, FJ 3º) y 6 de junio
de 2008 (casación 146/04, FJ 4º )]. Así lo ha puesto de manifiesto también, en términos
que no dejan lugar a dudas, el Tribunal Constitucional en la sentencia 164/2005, al
señalar que se vulnera el derecho a la presunción de inocencia cuando se impone la
sanción por la simple circunstancia de no ingresar la cuota tributaria, pero sin acreditar
la existencia de un mínimo de culpabilidad y de ánimo defraudatorio (FJ 6º). Para poder
apreciar la existencia de una motivación suficiente y de un juicio razonable de
culpabilidad resulta menester enjuiciar si la Administración probó la culpabilidad del
sujeto pasivo y si concurrían elementos bastantes para considerar que hubo infracción
del ordenamiento jurídico [sentencias de 15 de octubre de 2009 (casaciones 6567/03 y
4493/03, FFJJ 8º y 5º , respectivamente). En igual sentido, la sentencia de 21 de octubre
de 2009 (casación 3542/03, FJ 6º )]. Se revela imprescindible, por lo tanto, una
DELEGACION DE CADIZ
OFICINA DE GESTION TRIBUTARIA
motivación específica en torno a la culpabilidad o la negligencia, y las pruebas de las
que se infiere [sentencias de 6 de junio de 2008 (casación 146/04, FJ 6º) y 6 de
noviembre de 2008 (casación 5018/06, FJ 6º)].»
En relación con todo ello, la sentencia citada de 20 de diciembre de 2013 (Rec. nº.
1587/2010), se dispone:
Por ello, los elementos fácticos y jurídicos en los que la Administración fundamente la
existencia de la culpabilidad deben constar en el expediente sancionador y en el propio
acuerdo sancionador, sin que resulte admisible intentar acreditar su existencia por
remisión a los hechos que resulten acreditados en el expediente de regularización de la
deuda o a otros documentos distintos del expediente sancionador diferentes de la propia
resolución sancionadora.
El propio párrafo aportado por la directora detalla una serie de condicionantes que a
juicio del Tribunal Supremo deben cumplirse para poder entender que estamos ante una
motivación suficiente:
- Ha de ser suficientemente explicada: es decir, no dejando que cada lector tenga que
fabricarse la explicación y correlación detallada de hechos y reglas jurídicas.
Tribunal Supremo, Sala 3.ª, Secc. 2.ª, Sentencia de 6 de junio de 2008, rec. 146/2004,
Ponente Sr. Aguallo Avilés (LA LEY 74009/2008).
«... En la medida en que se trata de una resolución sancionadora, es evidente que la falta
de motivación lesiona asimismo garantías constitucionales. Y es que, como ha señalado
el Tribunal Constitucional “frente a la regla general, conforme a la cual el deber de
motivación de los actos administrativos es un mandato derivado de normas que se
mueven en el ámbito de lo que venimos denominando legalidad ordinaria”, en relación
con los actos administrativos que impongan sanciones “tal deber alcanza una
dimensión constitucional”, en la medida en que “el derecho a la motivación de la
resolución sancionadora es derecho instrumental a través del cual se consigue la plena
realización de las restantes garantías constitucionales” que resultan aplicables en el
procedimiento administrativo sancionador. “Así de poco serviría exigir que el
expediente cuente con un trámite de alegaciones para su defensa, si no existe el
correlativo deber de responderlas; o proclamar el derecho a la presunción de inocencia,
si no se exige al órgano decisor exteriorizar la valoración de la prueba practicada y sus
consecuencias incriminatorias. De igual manera, la motivación, al exponer el proceso
racional de aplicación de la ley, permite constatar que la sanción impuesta constituye
una proporcionada aplicación de la norma sancionadora previa”, amén de que “resulta
imprescindible en orden a posibilitar el adecuado control de la resolución en cuestión”
(TC S 13 Ene. 1998 y AA 12 Jul. 2004, dos, 27 Jul. 2004 y 29 Jul. 2004)...»
Tribunal Supremo, Sala 3.ª Secc. 2.ª, Sentencia de 6 junio de 2008, rec. 146/2004,
Ponente Sr. Aguallo Avilés (LA LEY 74009/2008).
«... es evidente que la mera cita de los preceptos legales que tipifican la infracción
apreciada y establecen la sanción impuesta no es suficiente para garantizar las
exigencias que derivan de los derechos a la presunción de inocencia y a la defensa del
sancionado...»
Tribunal Constitucional, Sala 2.ª, Sentencia 164/2005, de 20 de junio (LA LEY
1681/2005), rec. 2096/2002, Ponente Sr. Gay Montalvo (LA LEY 1681/2005)
Tribunal Supremo, Sala 3.ª Secc. 2.ª, Sentencia de 19 de julio de 2005, rec. 4474/2002,
Ponente Sr. Garzón Herrero (LA LEY 13606/2005)
«... En segundo lugar, es patente que los preceptos aplicados no eran tan claros como se
dice cuando han sido modificados tres veces (por la propia Inspección, el TEAC y la
AN). Finalmente, y aunque en último término resulten cantidades a pagar y sean claros
los textos legales aplicables, siempre resultaría necesario determinar el grado de
culpabilidad en que se ha incurrido, pues ésta no puede ser la misma después de haber
recaído tres modificaciones de los actos impugnados que cuando se dictaron éstos, de
cuya plena legalidad se partía, lo que hace imposible acceder al automatismo que el
Abogado del Estado preconiza.»
Tribunal Supremo, Sala 3.ª Secc. 2.ª, Sentencia de 6 de junio de 2008, rec. 146/2004,
Ponente Sr. Aguallo Avilés (LA LEY 74009/2008)
... la resolución sancionadora, del mismo modo que el acta de Inspección, se limita a
explicitar la regularización practicada por la Administración tributaria, sin hacer
referencia alguna a las razones por las cuales se considera que las irregularidades
detectadas constituyen una infracción tributaria grave conforme al art. 79 a) LGT ni
especificar los hechos o circunstancias de los que se infiere que la obligada tributaria
inspeccionada ha actuado culpablemente, por dolo o negligencia, esto es, al menos por
la “simple negligencia” o negligencia leve a la que aludía el art. 77.1 LGT. A este
respecto conviene subrayar que, como venimos señalando, en el ámbito administrativo
sancionador, “la conclusión de que la conducta reprochada a un sujeto pasivo puede
comprenderse en alguno de los tipos establecidos por la Ley, debe estar soportada no
DELEGACION DE CADIZ
OFICINA DE GESTION TRIBUTARIA
por juicios de valor ni afirmaciones generalizadas, sino por datos de hecho
suficientemente expresivos y detallados, con descripción individualizada, incluso, de
las operaciones que puedan entenderse acreedoras de sanción”, de manera que las
sanciones tributarias no “pueden ser el resultado, poco menos que obligado, de
cualquier incumplimiento de las obligaciones tributarias a cargo de los contribuyentes”
(TS S 16 Mar. 2002). En efecto, “no basta con que la Inspección alegue genéricamente
las incorrecciones cometidas por el contribuyente para que, sin más, resulte procedente
la sanción. Es preciso que, además, se especifiquen los motivos o causas de esas
incorrecciones a efectos de una posterior valoración de la conducta calificada de la
infractora. No resulta procedente, v. gr., decir que aparecen deducciones por
inversiones indebidamente acreditadas, a practicar en ejercicios futuros, por un importe
de... para pasar, sin solución de continuidad, a valorar esa conducta como infracción,
sino que es preciso especificar la causa de esa calificación de indebida acreditación de
tales deducciones, esto es, la cita de los preceptos en virtud de los cuales se ha llegado a
la conclusión de conceptuarlas como indebidas y las circunstancias en que, no obstante
las prevenciones legales o reglamentarias, se hizo la deducción” (TS SS 16 Jul. 2002 y
23 Sep. 2002)...
... Y la misma doctrina vino a sentar la TS S 10 Jul. 2007 cuando señaló: “Es patente, de
lo trascrito, que no se ha producido, ni en la vía administrativa ni en la jurisdiccional, la
valoración de los específicos hechos que configuran la infracción tributaria sancionada.
Tanto en una como en otra resolución se limitan a realizar formulaciones genéricas y
abstractas sobre el elemento intencional de las infracciones tributarias, pero no llevan a
cabo, como es necesario, un análisis de esas ideas con referencia a los específicos
hechos enjuiciados que es lo que pone de relieve la concurrencia del elemento
culpabilístico de la infracción enjuiciada...”
... tampoco parece oportuna la referencia que hace la Sentencia impugnada al acta de
conformidad para confirmar que la actora actuó culpablemente. De un lado, porque esta
circunstancia no se ha tenido en cuenta ni en el acuerdo sancionador dictado por el
Inspector Jefe Adjunto al Jefe de la ONI ni por la resolución del TEAC y, en la medida
en que la competencia para imponer las sanciones tributarias previstas en la LGT
corresponde exclusivamente a la Administración tributaria, es evidente que los déficits
de motivación de las resoluciones sancionadoras no pueden ser suplidos por los
órganos de la jurisdicción ordinaria que, en este ámbito, sólo pueden llevar a cabo un
mero control de la legalidad. En este sentido se ha pronunciado también el TC que, con
fundamento en que no son los Tribunales Contencioso-Administrativos sino la
Administración Pública quien, en uso de sus prerrogativas constitucionales, sanciona a
los administrados, ha señalado que “una ulterior Sentencia que justificase la sanción en
todos sus extremos nunca podría venir a sustituir o de alguna manera sanar la falta de
motivación del acto administrativo” (TC SS 13 Ene. 1998, 15 Sep. 2003, 27 Oct. 2003 y
AA 12 Jul. 2004, dos, 27 Jul. 2004 y 30 Nov. 2004). Pero, sobre todo, la observación
de que la entidad recurrente firmó acta de conformidad resulta desafortunada porque,
como ha señalado en alguna ocasión este Tribunal, la “intencionalidad en la conducta
de la apelante y aún su culpabilidad a título de negligencia, no cabe deducirlas de la
conformidad prestada en las actas inspectoras” (TS S 9 Dic. 1997), dado que la
conformidad se presta únicamente respecto de los hechos y la cuestión de la
culpabilidad comporta la valoración de la conducta; además de que no puede descartarse
que existan supuestos en los que los obligados tributarios acepten el criterio manifestado
por la Administración con la única finalidad de evitar litigios ineficaces.»
DELEGACION DE CADIZ
OFICINA DE GESTION TRIBUTARIA
Tribunal Supremo, Sala 3.ª Secc. 2.ª, Sentencia de 27 de junio de 2008, rec. 324/2004,
Ponente Sr. Frías Ponce (LA LEY 92791/2008)
«La reciente sentencia de esta Sala de 3 Jun. 2008, recurso de casación para unificación
de doctrina núm. 146/2004, recuerda la doctrina del TC que señala que el principio de
presunción de inocencia garantiza el derecho a no sufrir sanción que no tenga
fundamento en una previa actividad probatoria sobre la cual el órgano competente
pueda fundamentar un juicio razonable de culpabilidad, y comporta, entre otras
exigencias, la de que la Administración pruebe y, por ende, motive, no sólo los hechos
constitutivos de la infracción, la participación en tales hechos y las circunstancias que
constituyen un criterio de graduación, sino también la culpabilidad que justifique la
imposición de sanción (entre otras, TC SS 76/1990, de 26 Abr. (LA LEY
58461-JF/0000); 14/1997 (LA LEY 1698/1997), de 28 Ene.; 209/1999, de 29 Nov. (LA
LEY 4681/2000) y 33/2000, de 14 Feb.); ausencia de motivación específica de la
culpabilidad que, en el concreto ámbito tributario, determinó que en la TC S 164/2005
(LA LEY 1681/2005), de 20 Jun., se llegara a la conclusión de que la imposición de una
sanción por la comisión de una infracción tributaria grave tipificada en el art. 79 a)
LGT, sin motivación, vulneraba el derecho de los recurrentes a la presunción de
inocencia.
Por otra parte, la resolución administrativa alude a que por el representante de la entidad
no se aducen argumentos de ninguna clase en las que apoyar eventuales dificultades en
la interpretación de las normas aplicables ni se aporta prueba de que las irregularidades
observadas sean debidas a ningún error material, por lo que no cabe apreciar ninguna de
las causas de exclusión de responsabilidad recogidos en el art. 77.4 LGT. Esta
argumentación equivale a invertir la carga de la prueba, cuando no es el interesado
quien ha de probar la falta de culpabilidad, sino que ha de ser la Administración la que
demuestre la ausencia de diligencia, como señalábamos en la TS S 10 Jul. 2007 (rec.
para unificación de doctrina 306/2002 (LA LEY 132479/2007)), por lo que sólo cuando
la Administración ha razonado, en términos precisos y suficientes, en qué extremos
basa la existencia de culpabilidad, es cuando procede exigir al interesado que pruebe
la existencia de una causa excluyente de la responsabilidad.»
Tribunal Supremo, Sala 3.ª Secc. 2.ª, Sentencia de 27 de abril de 2009, rec. 9369/2003,
Ponente Sr. Fernández Montalvo (LA LEY 58308/2009)
... Respecto a los que son rechazados la resolución originaria debe contener los
elementos valorativos de la conducta culposa, lo que no se ha hecho.
DELEGACION DE CADIZ
OFICINA DE GESTION TRIBUTARIA
Interesa poner de relieve que la naturaleza específica de las diversas conductas
sancionadas exige una valoración culpabilística de cada una de ellas, lo que hace
insuficiente una valoración culpabilística genérica, como es el caso.
Tribunal Supremo, Sala 3.ª Secc. 2.ª, Sentencia de 15 de marzo de 2006, rec. 1363/2001,
Ponente Sr. Martínez Micó (LA LEY 36100/2006)
«... En esta ocasión se impuso una multa de 50.000 ptas. por cada dato omitido, falseado
o incompleto, cuantía que está comprendida en el mínimo de los tres grados o tramos en
que puede considerarse dividido el importe de la sanción ya que se ha apreciado la
concurrencia de uno solo de los criterios de graduación aplicables al caso enjuiciado,
opción que en la resolución del TEAR de Badajoz aparece debidamente motivada, la
cual ya rechazó el alegato de la entonces y ahora entidad recurrente relativo a la falta de
cuantificación del criterio de graduación aplicado por la Administración tributaria a la
sanción objeto de debate porque, bajo el criterio de la trascendencia para la eficacia de
la gestión tributaria aplicado en este caso, la graduación de la sanción se ha llevado a
cabo de un modo cuantitativamente moderado y proporcionado en relación con los
hechos sancionados.
Tribunal Supremo, Sala 3.ª Secc. 2.ª, Sentencia de 10 de febrero de 2010, rec.
2437/2004, Ponente Sr. Garzón Herrero (LA LEY 8742/2010)
«En relación con la falta de motivación que se alega debe recordarse que la presunción
de certeza, según el art. 117 LGT, de las declaraciones contenidas respecto de los
hechos, exige que éstos sean completos y den explicación clara, aunque concisa, de las
razones y criterios utilizados por la Administración.
SEGUNDA. – CULPABILIDAD
El dolo Puede conceptuarse como la conciencia y voluntad por parte del sujeto de
realizar el tipo objetivo de una infracción.
Elemento intelectual o cognitivo: el obligado tributario debe saber qué es lo que hace
y conocer los elementos integrantes del tipo. Basta, eso sí, con un conocimiento
aproximado de tal extremo, sin que sea necesario un conocimiento exhaustivo de cada
particularidad.
sí, las conductas dolosas admiten tres modalidades; el dolo directo, de primer grado o
inmediato o de segundo grado o mediato, y el dolo eventual:
En este caso el actor no persigue el resultado obtenido, pero lo asume como necesario.
DOLO EVENTUAL
CULPA O NEGLIGENCIA
El artículo 183 de la Ley General Tributaria indica que para la comisión de una
infracción tributaria basta con que la conducta sea culposa “con cualquier grado de
negligencia”.
“Pues bien, desde el test que implica el control de la motivación de una sanción
administrativa, el acto impugnado satisface las exigencias que se derivan de nuestra
jurisprudencia: la Administración no sólo ha probado la participación de XXXXXX,
S.A., en los hechos (aportó junto con el hotel unas deudas que no estaban directamente
vinculadas con la adquisición o construcción del mismo y en la autoliquidación del
impuesto aplicó a dicha operación el régimen especial), sino que motiva ampliamente, y
de forma suficiente, la concurrencia de culpabilidad. Explica por qué no cabe entender
que XXXXXX, S.A., actuara al amparo de una interpretación razonable de la norma,
identificando las consultas de la Dirección General de Tributos en las que se afirma con
claridad que en el régimen especial de fusiones, escisiones, aportaciones de activos y
canjes de valores es posible aportar, junto con los activos, las correspondientes deudas,
pero han de estar directamente vinculadas con ellos. Ciertamente, la existencia de
contestaciones a consultas tributarias vinculantes que sostienen un criterio interpretativo
diverso no convierte en irrazonable el defendido por el obligado tributario, pero
XXXXXX, S.A., no ha explicado por qué, aun existiendo ese otro consolidado de la
Dirección General de Tributos, su criterio debe considerarse razonable».