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Marco Conceptual Horizontes 6 Marzo
Marco Conceptual Horizontes 6 Marzo
1
Tabla de contenido
PRESENTACIÓN...................................................................................................................
INTRODUCCIÓN..................................................................................................................
PARTE UNO: La actual secundaria rural...............................................................................
La educación como derecho humano................................................................................12
PARTE DOS: El proyecto de vida digna..............................................................................15
La perspectiva pedagógica................................................................................................20
Las habilidades socioemocionales.....................................................................................25
Las capacidades productivas.............................................................................................27
PARTE TRES: Los enfoques del Programa.........................................................................31
Desarrollo integral.............................................................................................................31
Enfoque intercultural.........................................................................................................33
Enfoque de género.............................................................................................................35
Enfoque territorial.............................................................................................................38
Gestión del cambio educativo...........................................................................................40
ANEXO: Relación de las capacidades humanas fundamentales según M. Nussbaum........44
BIBLIOGRAFIA..................................................................................................................47
2
PRESENTACIÓN
El objetivo principal del Programa es contribuir a que los y las adolescentes de las zonas
rurales de Perú completen su educación básica secundaria con un proyecto de vida
basado en el desarrollo integral de habilidades socioemocionales, interculturales y
técnico productivas que mejoren la inclusión ciudadana y productiva en sus
comunidades.
El Programa incorpora enfoques y conceptos clave que tienen origen en los grandes
acuerdos nacionales e internacionales por una educación de calidad para todos y todas
basada en una perspectiva de derechos humanos que fue aprobada por los ministros de
Educación de América Latina y el Caribe en el año 2007 (UNESCO-OREALC, 2007).
Más aún, estos enfoques se enriquecen con la incorporación de diferentes marcos
conceptuales, epistemológicos y de política pública que se han consolidado con las
contribuciones realizadas por las organizaciones sociales, los movimientos ciudadanos,
los informes de los relatores especiales de Naciones Unidas por el derecho a la educación
(Tomasevski, 2001) y los debates académicos y políticos actuales que siguen aportando
en la construcción de una visión amplia y renovada del derecho a la educación.
3
El así que el Programa de Secundaria Rural –desde el diseño de sus objetivos y
resultados, así como en la organización de sus componentes y elaboración de estrategias
metodológicas– se alinea con el gran enfoque de derechos asumido por los Estados
Miembros de Naciones Unidas, que se expresa en el marco de acción de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS). En esa línea, la agenda de Educación 2030 es un gran
marco conceptual y metodológico del Programa, en tanto es la desagregación del
Objetivo 4 referido a Educación y sobre el cual la UNESCO tiene una responsabilidad
directa.
Por otro lado, el Programa toma en cuenta la absoluta relación e interacción de los 17
ODS dado que, para alcanzar los resultados de uno de ellos se requiere, al mismo tiempo,
avanzar en los resultados de otros ODS. Por este motivo, este Programa se aproxima a la
educación desde una visión amplia e integral porque incorpora, como componentes
centrales de los procesos formativos, el desarrollo integral de las personas y la igualdad
de oportunidades desde un enfoque de género; la cultura, el diálogo intercultural y el
fortalecimiento de las identidades; la participación social para el desarrollo vinculado a la
generación de alianzas; la relación educación y trabajo decente; el crecimiento
productivo inclusivo y sostenible para mejorar la calidad de vida, entre otros. El gran
propósito, finalmente, es aportar a la construcción de una ciudadanía plena que piense en
el bienestar y la felicidad de las personas, las comunidades y las sociedades para que
nadie se quede atrás, como se señala en la agenda de los ODS.
4
Este documento fue elaborado de manera conjunta y participativa por el equipo de
UNESCO. David Benitez hizo la primera propuesta de documento, la cual fue
desarrollada posteriormente por Patricia Correa, Alex Rios, Sandra Carrillo y María
Jesús Campos, como parte del equipo técnico del Programa Horizontes,
complementariamente, desde una mirada más estratégica e integradora, Martin Vegas y
Magaly Robalino, hicieron aportes claves al documento, siendo Luis Salazar quien
finalmente articula la discusión generada en torno a los principales temas del Programa,
llegando a producir esta primera versión que se convierte en un insumo para ampliar el
debate en el Sector y la Oficina, así como en las instituciones contrapartes del Programa
y público en general.
Estamos seguros que este documento será un aporte para los debates y compromisos que
se requieren en el campo de la construcción e implementación de las políticas públicas
sobre la educación secundaria rural en el país.
5
INTRODUCCIÓN
La escuela secundaria en el Perú tiene un largo historial de ser muy poco permeable a
este mundo juvenil, a tal punto que se ha desdibujado su relevancia y pertinencia para la
vida actual y futura de los estudiantes. En el caso específico de la secundaria rural este
distanciamiento es mucho mayor, pues a lo ya mencionado se suma la escasa empatía de
la escuela con las particularidades culturales, la poca atención a las marcadas inequidades
de género, la desconexión con las dinámicas territoriales y el desaprovechamiento de la
resiliencia juvenil.
Ante esta problemática, el programa Horizontes aspira a que la escuela secundaria rural
sea más sensible a las trayectorias de vida de los jóvenes, de tal manera que se convierta
en una genuina oportunidad para que estos construyan proyectos de vida digna. Sin
duda, este es un desafío bastante grande porque pretende cambiar el sentido mismo de la
secundaria rural. Pero también, porque es una experiencia inédita, al menos en el Perú.
Esto plantea la necesidad de que el programa ordene un marco de ideas que, de manera
consistente y coherente, de cuenta de los principales conceptos y enfoques que dan
sustento a su diseño y estrategia de intervención, de tal manera que favorezca una mayor
comprensión del sentido y alcances del programa. Este marco conceptual será altamente
útil para dar cuenta de la significatividad de los logros que se alcancen en la intervención
del Programa, pero también para construir lecciones que se aprenderán de la experiencia.
6
Precisamente, el cuerpo del presente documento ensambla los conceptos y enfoques
fundamentales del Programa. En una primera parte, desarrolla una mirada crítica a la
secundaria rural actual en el Perú, formulando algunos puntos críticos de cambio. Luego,
a manera de contraste, plantea los principales conceptos alrededor del derecho a la
educación, haciendo evidente la necesidad de incorporar el enfoque de derechos en la
secundaria rural.
En una segunda parte, se despliegan las nociones fundamentales que dan sustento al
programa, a saber: el proyecto de vida digna, al cual se le define como una experiencia
social de los jóvenes que se dinamiza en el transcurso de sus trayectorias de vida; la
pedagogía afín a los proyectos de vida, cuyo fin es generar autonomía en los estudiantes;
pero también se la define como medio didáctico para ordenar creativamente el currículo.
Seguidamente se exponen las ideas fuerza alrededor de la noción de habilidades
socioemocionales y las capacidades productivas.
En la parte tercera se exponen las ideas que sustentan los principales enfoques del
programa, a saber: el enfoque de desarrollo integral, el enfoque de género, el enfoque
intercultural, en enfoque territorial y el enfoque de gestión del cambio.
Sin duda, este no es un documento acabado. Más bien, es un punto de partida útil para
orientar el diálogo y la toma de decisiones en la gestión y sistematización del Programa.
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PARTE UNO: La actual secundaria rural
En el marco de las políticas del derecho a la educación de calidad para todos, el problema
central de la secundaria, tanto urbana como rural, es su evidente falta de identidad. En
efecto, no está claro si es una extensión de la primaria, si es una antesala de la
universidad, si es una antesala del mundo del trabajo, o si es un espacio para el desarrollo
del adolescente en su día a día (Trahtemberg, 2013). La consecuencia de esta crisis
identitaria es que la secundaria se desconecta de las reales necesidades y demandas de
formación para que los jóvenes enfrenten con éxito los desafíos del mundo productivo,
8
social y cultural. Sin duda, la mayor desventaja la encontramos en los jóvenes de la
secundaria rural, donde la institución educativa suele ser el único espacio formal de
socialización y de formación.
Esta problemática de la secundaria rural, busca ser solucionada por el Estado peruano, en
parte, a través de políticas y programas, tales como:
9
Ley Nº 27558, de fomento de la educación de las niñas y adolescentes rurales. El
Estado promueve condiciones de equidad entre niños, niñas y adolescentes en áreas
rurales para lo cual debe formular políticas educativas que respondan a las
necesidades de ese sector y, específicamente, de las niñas y adolescentes rurales, en
el marco de una formación integral y de calidad para todos.
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productivas en su unidad familiar o iniciar su propia idea de negocio, contribuyendo
así a su formación integral. iv) Promover el fortalecimiento de la identidad cultural a
través de una educación de calidad con equidad, basada en el vínculo de pertenencia
de los estudiantes a sus familias y comunidades. v) Fortalecer la participación de las
familias y de la comunidad en los procesos de gestión institucional, pedagógica y
administrativa según las características de cada forma de atención. vi) Promover que
los estudiantes sean capaces de continuar con su proceso formativo en la educación
superior logrando un desempeño eficaz, consolidando su formación y
constituyéndose en líderes que impulsen el desarrollo local, regional y nacional.
Si bien es cierto que estas medidas de política son necesarias y acertadas, no se trata
únicamente de la mejora de la calidad educativa de la secundaria rural. El mayor desafío,
según Villanueva (2014), es dotar de un nuevo sentido a la secundaria rural para la vida
presente y futura de los jóvenes. Para ello debe incorporar los intereses emergentes de los
jóvenes, intereses que surgen de una nueva cultura y sensibilidad respecto a las
relaciones humanas y hacia su entorno ambiental y tecnológico.
11
En tal sentido, se trata que la secundaria provea experiencias y actividades de
aprendizaje que proporcionen a todos los jóvenes los conocimientos, las habilidades, los
valores y las aptitudes para desarrollar los aspectos internos necesarios para una vida
social activa y enriquecedora, para que se constituyan como sujetos efectivos para dar
forma a los eventos y a los resultados de sus vidas, así como también para ofrecer las
competencias básicas y específicas para tomar decisiones sólidas y usar herramientas
útiles en el momento de incorporarse al mundo del trabajo y a la generación de valor
agregado en sus comunidades (Villanueva, 2014).
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La relevancia se refiere al desarrollo de las competencias necesarias para participar en
los diferentes ámbitos de la vida humana y construir proyectos de vida con relación a los
otros.
La eficacia y la eficiencia son atributos de la acción pública que nos indican en qué
medida se alcanzan los objetivos y se usan adecuadamente los recursos destinados a esta
tarea.
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la gratuidad pública de la enseñanza para quienes tienen limitaciones económicas.
Ningún niño o adolescente debe ser discriminado en un centro educativo, por su
condición de discapacidad ni por causa del estado civil de sus padres. La niña o la
adolescente, embarazada o madre, no debe ser impedida de iniciar o proseguir sus
estudios. La autoridad educativa adoptará las medidas del caso para evitar cualquier
forma de discriminación
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PARTE DOS: El proyecto de vida
En esa línea, el autor señala que Nussbaum propone una serie de capacidades que bien
podrían estar contenidas, de un modo u otro, en cada proyecto de vida digna: la vida
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misma; la salud física; la integridad corporal; los sentidos, la imaginación y el
pensamiento; las emociones; la razón práctica; la adscripción social o afiliación; la
relación con la naturaleza; el juego y el control sobre el propio medio.1
Sin embargo, hay que aclarar que, si bien es cierto las capacidades que genera la
construcción de un proyecto de vida digna son de naturaleza individual, incluyen
también, como lo señala Nussbaum (2012), las libertades o las oportunidades creadas por
la combinación entre esas facultades personales y el entorno político, social y económico.
En segundo lugar, decíamos que otro concepto clave que se relaciona con la noción de
proyecto de vida es el de itinerario vital. Esta idea hace referencia a un actor social como
sujeto histórico que construye sus decisiones y acciones pero bajo determinaciones de
orden familiar, social, estructural y simbólico (Casal, García, Merino y Quesada, 2006).
Este concepto invita a considerar al proyecto de vida de los jóvenes como una
experiencia social; es decir, como una elaboración subjetiva que da sentido a su vida
individual, pero enlazada con el mundo social, y que es vivida en el aquí y ahora, pero
que también se proyecta a futuro, a modo de utopía. Esto quiere decir que el proyecto de
vida los jóvenes lo edifican, a la vez, en diversos escenarios y con lógicas diferenciadas
que abarcan distintas áreas y dimensiones de la vida, de tal manera que puede alcanzar lo
sentimental, lo espiritual, lo académico, lo cultural, lo vocacional, lo familiar, etc.
Siguiendo esa línea, se sabe que la adolescencia es una etapa de continuo cambio y
rápido desarrollo, durante la cual se adquieren nuevas capacidades, se fijan conductas y
habilidades y, lo más relevante es que se empieza a elaborar un proyecto de vida
personal. En este período, la persona ya cuenta con un tipo de pensamiento formal que le
permite confrontar, reflexionar, debatir, analizar y sacar sus propias conclusiones
consecuentes con su realidad. Es bien sabido que es propio de los adolescentes y jóvenes,
las aspiraciones a los grandes proyectos, a los fines lejanos, al conocimiento y a la
creación de lo nuevo, lo cual nos muestra la necesidad de planear la propia vida, con base
1
Sobre estos puntos se profundiza en el Anexo.
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a una comunicación consigo mismo, así como su interrelación con otras personas. De ahí
que la construcción de la identidad de los adolescentes tenga una centralidad innegable,
pues es a partir de ella que elaboran los proyectos de vida personales (Martuccelli, 2016).
Otra noción que se asocia íntimamente con el paradigma de las capacidades humanas y el
itinerario de vida es el de resiliencia. Sin dejar de considerar que la experiencia social de
los jóvenes rurales, de la costa, andinos y amazónicos, está atravesada por múltiples
carencias, hay que considerar que las oportunidades de cambio en sus vidas, como una
posibilidad a futuro, se ven favorecidas gracias a que cuentan con una valiosa experiencia
que con un adecuado apoyo, puede ser capitalizada como capacidad de resiliencia2.
La resiliencia expresa las energías vitales de los jóvenes rurales, así como las
posibilidades de cambio en sus vidas que sus propias comunidades y escuelas les ofrecen.
Como afirman Urrutia y Trivelli (2018), estos jóvenes tienen planes y proyectos, tienen
ganas y ya superaron decenas de obstáculos económicos, sociales y de exclusión, y
siguen luchando contra la adversidad, como guerreros en su tarea de salir adelante. En
efecto, la resiliencia es una característica sustantiva del mundo rural peruano, que se
expresa tanto en desempeños personales como colectivos. Es el caso de la cultura andina,
que a lo largo de los siglos ha mostrado una capacidad asombrosa para adaptarse
positivamente a los embates geográficos y sociales. Ni la violenta invasión española, ni
la republica criolla, ni la arremetida del capitalismo en los andes, la ha desintegrado. Por
el contrario, está ha adoptado, creativamente, diversas manifestaciones, no solo en su
propio ámbito geográfico, sino incluso han logrado “andinizar” las principales ciudades,
incluyendo a Lima.
2
La resiliencia se entiende como la capacidad de los sujetos y/o comunidades para sobreponerse, de
manera socialmente aceptable, a situaciones de adversidad y generar realizaciones significativas para sus
vidas y la sociedad. Desde una perspectiva ecológica, esta capacidad se desarrolla articulada a diversos
niveles de interacción: personal, grupal, organizacional, socio cultural, político institucional l e histórico.
17
Esta fortaleza ancestral es una herencia valiosa que poseen los jóvenes rurales y
constituye la base de su identidad resiliente sobre la cual pueden edificar sus proyectos
de vida.
Desde una perspectiva formadora, la resiliencia de los jóvenes es aprender a vivir la vida
de manera ética, pues parte de aceptar la dureza de la existencia, pero sin fatalismo, sino
asumiendo el desafío de que una vida más digna si es posible desde la propia agencia
personal y colectiva; es decir, asumiendo la responsabilidad de ser autor, en lo que me
corresponde, de esa nueva existencia.
Esto puede explicar, en buena media, por qué razón para ellos la precariedad económica
y material en la que viven no es un factor que restrinja. Al contrario, como señalan
Urrutia y Trivelli (2018), la pobreza, en gran medida, es vista como el reto central a
revertir en sus propósitos de vida y en los cuales, dicho sea de paso, no está abandonar el
campo de por vida, sino más bien el campo es visto como una oportunidad, como un
punto de partida y de llegada; como un espacio que valoran y en el que pretenden
desarrollar proyectos en el futuro no muy lejano.
Tenemos así que las experiencias de resiliencia ayudan a definir mejor su proyecto de
vida porque cuentan con mejores recursos para detectar oportunidades; pero también, el
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proyecto de vida puede potenciar la capacidad resiliente de estos jóvenes, debido a que
les puede ayudar a valorar mejor sus recursos personales, darles mayor autoconfianza y
sobre todo trazarse una aspiración pensada de mejor manera. De hecho, la sola aspiración
de un joven a contar con un nuevo proyecto de vida ya es un indicador claro de querer ser
agente, de asumir la conducción de su vida, de una manera más autónoma.
En tal sentido, la construcción del proyecto de vida es una experiencia formativa para
que los jóvenes se conviertan en verdaderos agentes 3. Esta experiencia se gesta en el
devenir histórico-cultural de los jóvenes y dentro del contexto socio cultural al que
pertenece (D’Angelo, 2003). Dicho de un modo más preciso, el proyecto de vida no es
algo que va a cobrar valor en el futuro; es un proceso de construcción permanente, “aquí
y ahora”, cambiante y dinámico, porque se forma en la vida cotidiana de los jóvenes,
desde roles, compromisos, tradiciones, costumbres y acciones, que los identifican como
actores sociales (García-Yepes, 2017) en medio de muchas restricciones estructurales. De
ello se deduce que hay una tensión básica que es inherente a todo proyecto de vida: entre
lo proyectado y lo posible; entre el sueño y la realidad.
3
La noción de agencia alude a la capacidad de los individuos para actuar independientemente y hacer sus
elecciones propias de modo libre. Giddens usa el término "reflexividad" como el núcleo de la capacidad de
agencia, en la medida que el agente puede altear su posición en la estructura social de una manera
consciente y estratégica.
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La perspectiva pedagógica
En este marco, la pedagogía de la autonomía propuesta por Paulo Freire cobra una
inusitada pertinencia con las nociones de capacidades humanas y proyecto de vida, pues
su pedagogía se basa en un sentido ético de la existencia y del acto de educar. El
pensamiento político pedagógico de Freire, que desde las década de los años 60 del siglo
pasado impregnó el movimiento de educación popular en todo América Latina, postula
que la educación tiene como misión la liberación del individuo, teniendo en cuenta el
20
contexto económico, social, cultural e histórico de cada estudiante (Freire, 1999). Este
sentido liberador de la educación guarda una estrecha semejanza con el paradigma de las
capacidades humanas que da sentido y contenido a los proyectos de vida, y también con
la noción de itinerario de vida resiliente, pues de lo que se trata es que las personas sean
protagonistas en la edificación de una vida más digna, más decente.
Los principios éticos asociados al ser, según Bolívar (2005) le permiten interactuar
dentro de este entramado de relaciones desde su cultura en el sentido de adoptar actitudes
de convivencia con el otro y con lo otro, como esencia que moviliza las relaciones con
los actores colectivos e individuales de la educación nacional, y se movilizan debe la
articulación y la dinamizada, los procesos formativos del ser humano para la
construcción general de una sociedad que armonice las relaciones sociales, culturales,
políticas y de comunidad.
Freire señala que el núcleo del acto educativo se define en el encuentro entre el docente y
el estudiante. Plantea que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las
posibilidades para su propia producción o construcción (Freire, 2006). Acá se aprecia
también un claro enlace de su propuesta con el reconocimiento del estudiante como un
actor social, resiliente, protagonista de su propio proceso de aprendizaje y de la
construcción de su propio proyecto de vida.
Esta idea del protagonismo social de los estudiantes se corrobora con la evidencia de que
la escolaridad, especialmente la secundaria, ya no es más aquel espacio institucional
desde donde los jóvenes trazaban, de manera más o menos lineal, los cauces de su
socialización y sus expectativas de progreso futuro. Hoy en día, como señala Martuccelli
(2016), la secundaria es más bien un espacio donde los adolescentes tienen que
administrar, de manera constante, la tensión entre la identificación con su propia cultura
juvenil, las exigencias institucionalizadas del mundo escolar y el desafío de la inserción
laboral. Dicho de otro modo, los estudiantes hoy en día son muchos más activos y
autónomos en la conducción de su propia socialización y en la formación de su identidad.
21
Ahora bien, hay demasiada evidencia acerca que el aprendizaje significativo, en este caso
para el proyecto de vida digna, se produce, principalmente, en medio de una adecuada
relación docente alumno. Por adecuada relación se entiende una interacción de
admiración, de respeto mutuo, cálida, confiable, retadora y nutricia. Estamos hablando
entonces de la calidad de las prácticas pedagógicas.
Esto quiere decir que para que el Programa tenga un impacto significativo en la vida de
los estudiantes, se debe considerar cambios sustantivos en la cultura escolar,
especialmente en cuanto a las expectativas que tienen los docentes de sus estudiantes y
de los modos de enseñanza. Al respecto Bolívar (2005) afirma que cualquier cambio que
se realice en debe afectar al “núcleo duro” de la enseñanza, entendido como los modos en
que los profesores comprenden la naturaleza del conocimiento y se intercambian dichos
conocimientos con los colegas, el papel que tienen los alumnos en los procesos de
enseñanza, así como estas ideas sobre conocimiento y enseñanza se manifiestan en el
aprendizaje en el aula.
Es decir, las prácticas pedagógicas constituyen en centro del cambio a fomentar en las
instituciones educativas. Las prácticas pedagógicas no son simples métodos de hacer o
enseñar. En ellas se expresan los valores, la cultura y tendencias socioemocionales tanto
del que enseña como del que aprende. En efecto, como señala Román (2003), son el
resultado de una compleja articulación que genera la comunicación docente-alumno: las
expectativas que tiene el docente respecto a sus estudiantes; la orientación hacia el
aprendizaje que dicha comunicación tenga; el tipo de conocimientos y capacidades que
están siendo puestas en juego; el uso de recursos de información y trabajo y las reglas de
evaluación que se apliquen.
Por otro lado, siempre desde el terreno de las prácticas pedagógicas, el proyecto de vida
puede ser un recurso didáctico de primer orden que estructura la enseñanza para un
aprendizaje significativo, con propósitos definidos que orientan su autoeducación, pues
permite al estudiante organizarse en la vida presente y orientar los esfuerzos en una
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dirección futura con más claridad. Específicamente, le puede permitir al docente
organizar y planificar contenidos y procedimientos de acuerdo con los conocimientos e
intereses de los estudiantes y disponer estas condiciones formativas con una dinámica de
reflexión sobre el sentido de los aprendizajes y del desarrollo personal. Pero además,
como señala García-Yepes (2017), el proyecto de vida puede ser un organizador
curricular, que actué como referente en la articulación de los aprendizajes. Esto indica
que el proyecto de vida no debe ser considerado como un complemento más de la
enseñanza, sino como una condición necesaria del desarrollo curricular.
En la línea del enfoque de las capacidades humanas, el valor pedagógico del proyecto de
vida reside en que es una oportunidad para que el joven estudiante pueda desarrollar los
siguientes aprendizajes:
Así, el proyecto de vida, como recurso didáctico, permite asimilar significativamente los
aprendizajes en función de las necesidades y aspiraciones personales; es decir,
comprender las nuevas experiencias articulando conceptos y procedimientos que
enriquecen su misión de resolver la problemática que asume como desafío. Y por otro,
posibilita que el estudiante experimente un crecimiento personal, una reflexión y
23
reconstrucción de su forma de ser, de sus actitudes, su autoestima, su motivación y su
identidad.
En conclusión, son tres los cambios pedagógicos que demanda la incorporación del
proyecto de vida como recurso pedagógico, a saber:
Una nueva cultural escolar. Para que la escuela secundaria sea un espacio favorable a
la construcción de un proyecto de vida resiliente por parte de los jóvenes rurales,
necesita forjarse en ella un nueva ética escolar, a partir de la cual los estudiantes
sientan que son bien atendidos; que son importantes para sus profesores; que la
escuela sea un lugar donde se práctica la justicia, la equidad y la inclusión; que los
estudiantes sientan que son reconocidos como capaces; que los estudiantes se sientan
orgullosos de sus profesores y de su escuela, y que, finalmente, se sientan satisfechos
con sus estudios.
Nuevas representaciones docentes. Supone un esfuerzo de reflexión docente para
revisar sus propias creencias y prejuicios respecto a las condiciones y capacidades de
sus estudiantes, prestando más atención a las energías vitales de los jóvenes y no
tanto a sus carencias. Esto supone un autoconocimiento y maduración personal, así
como una profunda revisión de su vocación docente.
Nuevo manejo didáctico. Se trata de generar las condiciones profesionales para que el
docente asuma su rol como didacta –como creador de situaciones didácticas– para
que sus estudiantes logren comprender los hechos y fenómenos asociados a sus
proyectos de vida, lo cual incluye no solo el manejo de su disciplina curricular sino
también el desarrollo de habilidades socioemocionales en sus estudiantes. Esto
implica que el docente se transforma en un profesional reflexivo y con ello despertar
en sus estudiantes un interés por los contenidos curriculares, retándolos a pensar
mejor y a participar activamente en su propio proceso de aprender.
24
Las habilidades socioemocionales
De otro lado, también se ha señalado el sentido ético que debe impregnar todo proyecto
de vida digna, lo que implica formar en el joven su identidad y su capacidad de
relacionarse empáticamente con los demás. En ello, las habilidades socioemocionales
cumplen un rol de primer orden.
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enriquecer sus procesos de socialización y para afirmar su autonomía como agentes de
cambio, así como su identidad personal y ciudadana.
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identifica diez habilidades socioemocionales agrupados en tres dimensiones: conciencia
social, trabajo en equipo, asertividad, autoconocimiento, autogestión, autoeficacia,
perseverancia, apertura a la experiencia, pensamiento crítico y toma de decisiones
responsable. Todas las habilidades socioemocionales se desarrollan con un sentido de
comunidad y de identidad cultural, dado que, el desarrollo integral de la persona está en
vínculo estrecho de ida y vuelta con el territorio donde se arraiga y la cultura a la cual
pertenece.
Las habilidades socioemocionales tienen un fin en sí mismo. Esto quiere decir que
forman parte del desarrollo integral de la persona, constituyen un derecho y parte
constitutiva para el logro de un proyecto de vida. Esto no rechaza su vínculo estrecho con
el acceso al trabajo, el rendimiento académico o la reducción de la deserción, pero
Horizontes busca enfatizar su relevancia intrínseca por encima de aquello que facilita.
Por otro lado, aunque capacidades académicas y habilidades socioemocionales se
influyen mutuamente, las segundas no dependen de las primeras para ser alcanzadas. Por
último, para el programa existe una mirada abierta a la posibilidad de relativizar las
habilidades socioemocionales según los contextos culturales y las poblaciones, por
ejemplo, indígenas donde se desarrollen. En ese sentido, aunque parte de un esquema
universal, explora su relatividad en los territorios donde se implementa el programa.
27
La capacidad productiva, como parte del paradigma de las capacidades humanas, es la
noción sobre la que se fundamenta la propuesta de formación técnico productiva del
programa Horizontes.
28
aspecto económico a otros aspectos que también son valiosos para darle sentido a la vida
de las personas y a la vida en comunidad (PNUD, 2015).
Bajo esta perspectiva, dotar a los estudiantes de educación secundaria con competencias
laborales suficientes para su posterior inserción al sistema productivo, es altamente
relevante en el sentido que los pone en contacto directo y real con el mundo laboral, de
modo que tengan la oportunidad de valorar la importancia y el sentido del trabajo, así
como conocer los procesos de producción y la cultura emprendedora, entre otras
dimensiones del trabajo. Asimismo, el hecho de estar preparados para insertarse en la
esfera laboral, también permitirá que los estudiantes puedan generar emprendimientos y
obtener ingresos económicos y mejorar su calidad de vida, continuar con los estudios
superiores o terciarios (transición temprana a la educación superior) y de esta forma,
contribuir al desarrollo de sus comunidades.
Para alcanzar esta aspiración en el mundo productivo, las personas requieren contar con
un conjunto de competencias para optar de manera autónoma los trayectos de vida a
seguir, pero en condiciones de equidad, tal como lo plantean CEPAL-UNESCO (1992).
Esto exige, en palabras de Gallart (1997) que todos tengan al menos una oportunidad de
29
competir por la obtención de trabajos calificados que les permitan aprendizajes
significativos.
Las capacidades productivas tienen dos referentes, a saber: uno, es de tipo social, el cual
alude a los condicionamientos más amplios del sistema económico y productivo; el otro
es de tipo personal, que se refiere a las calificaciones individuales para ejercer
determinadas actividades técnico productivas y profesionales. Tomar en cuenta el
contexto rural en la construcción de capacidades para la inserción productiva de los
jóvenes, como parte de sus proyectos de vida, implica establecer relaciones con el
potencial del patrimonio cultural y del desarrollo económico local. En tal sentido, la
secundaria rural necesita articularse al mundo productivo, razón por la cual los jóvenes
precisan desarrollar, de manera simultánea, una ética del trabajo, capacidades de
autogestión de los recursos personales y destrezas necesarias para vida productiva y la
capacidad de generar y conducir emprendimientos. En esta perspectiva, proveer
competencias laborales a los estudiantes en función de las potencialidades y la riqueza
local es un aspecto clave y estratégico desde el marco de desarrollo territorial local. De
este modo, la formación técnica y la certificación de los estudiantes en una especialidad
obedecerán a la vinculación estrecha con las inmensas potencialidades productivas del
entorno local donde se ubica la institución educativa como aspecto central del programa
Horizontes. Ello implica generar una articulación sólida y sostenida entre educación
técnica y trabajo creando una institucionalidad entre escuela y comunidad basada en la
cooperación recíproca orientada al desarrollo social, económico y sustentable de la
comunidad, a partir de poner en valor las riquezas y las potencialidades locales, no solo
como exigencia académica sino, sobre todo, como obligación ética y responsabilidad de
la más alta prioridad.
30
profesional (Amato, 2014). Entre los elementos primordiales para responder a las
demandas del mercado laboral se mencionan los siguientes: a) Sentido de propósito:
Disponer de un impulso intrínseco que origina y mantiene la conducta hacia el logro de
una meta deseada. b) Resolución de problemas: Capacidad para enfrentarse hábilmente a
las situaciones conflictivas, lo cual requiere analizar la información desde una amplia
variedad de fuentes, considerar todos los aspectos del tema, pensar divergentemente,
hacer juicios y elaborar planes de acción realizables y efectivos. c) Capacidad de
comunicación: La persona idónea socialmente es capaz de dar y recibir, de fomentar
relaciones firmes y profundas de expresarse de manera clara y brillante y de asumir los
diferentes niveles de comunicación interpersonal (familia, grupo, autoridad). d)
Conocimientos previos: Poseer información significativa sobre: i) un campo del saber
científico y tecnológico consolidado y actualizado o los procedimientos eficientes para
obtener y organizar información que constantemente se está produciendo y para acercar
la teoría a la práctica, y ii) los rasgos personales que ayuden al individuo a formarse un
autoconcepto positivo, real y a regular su mente y su conducta.
Desde la postura teórica del Programa Horizontes, la formación técnica irá acompañada
de la educación vocacional orientada a lograr que los estudiantes reconozcan sus
habilidades y destrezas, así como sus potencialidades, de manera que puedan seleccionar
de forma adecuada su especialidad o profesión. En ese sentido, la formación técnica debe
ayudar a jóvenes y adultos a desarrollar las habilidades que necesitan para el empleo y/o
trabajo productivo, el trabajo decente y el espíritu emprendedor, promoción del
crecimiento económico equitativo, inclusivo y sostenible y apoyo a las transiciones a
economías verdes con sostenibilidad ambiental. En resumidas cuentas, las habilidades
técnicas definidas de una manera general significan una mezcla de conocimiento,
comportamiento, actitudes y valores y designan la posesión de alguna habilidad y
conocimiento para hacer algo o alcanzar un objetivo. Asimismo, incluyen competencias
tales como el pensamiento crítico, la creatividad, la capacidad de organización, las
31
habilidades sociales y de comunicación, la adaptabilidad, la resolución de problemas, la
capacidad de cooperar sobre una base democrática que son necesarias para formar
activamente un futuro pacífico.
Por el contrario, esta misma autora afirma que una educación emprendedora de calidad
asume la subjetividad y, particularmente, la voluntad del sujeto, en el desarrollo de la
acción de emprender, expresada en los actos de autodeterminación, autoconocimiento y
autovaloración. La acción de emprender entraña una voluntad a partir de la cual el
emprendedor provee de sentido su proyecto de vida, lo que implica trascender de la
32
subjetividad a la intersubjetividad, en cuanto a que su realización requiere la
colaboración de otros y de sus experiencias organizativas. Esto implica, entonces, partir
de la necesidad de evolucionar hacia el paradigma humano, comprender la dimensión
ética de las acciones y los valores, en la búsqueda de estrategias de negociación y
consenso, que motive los emprendedores a transitar con éxito en la generación e
implantación de ideas, sin desconocer la eficacia económica como elemento de
sostenibilidad.
Así mismo, desde la perspectiva del Programa Horizontes, la formación técnica no solo
se considera una continuación de la educación primaria, sino fundamentalmente aquella
que tiene la función de habilitar para el mundo laboral con las competencias genéricas
(habilidades cognitivas y socioemocionales) y específicas básicas (técnicas), de modo
que otorguen sentido y significado desde el marco de los derechos. Para ello se parte de
la importancia y de los potenciales beneficios tanto individuales como colectivos de la
formación técnica, comprendiendo que son un mecanismo de igualación de
oportunidades y de cohesión social conducentes a la reducción de las desigualdades y la
33
consecuente mejora de las condiciones y niveles de vida. Junto a estas bondades,
propiciar el incremento de la participación de la mujer en el mercado laboral en igualdad
de condiciones que los hombres, también constituye un elemento central y clave.
Para que esto sea posible, el Programa promoverá convenios marco entre las
instituciones educativas de secundaria focalizadas con los Centros Técnico Productivos
(CETPRO) o los Institutos Superiores Tecnológicos para que los estudiantes reciban la
formación técnica en estos centros mientras estén en la secundaria, en el marco de su
proyecto de vida y su vocación, aprovechando la disponibilidad de la infraestructura
tecnológica y de los docentes de las especialidades técnicas.
34
Competencia 19: Gestiona responsablemente los recursos económicos.
Comprende las relaciones entre los elementos del sistema económico y financiero
Toma decisiones económicas y financieras
35
PARTE TRES: Los enfoques del Programa
Desarrollo integral.
36
- El aprendizaje es experimental y activo, se vincula a problemas de la vida real, en
lugar de solo teoría académica. Se aprende lo que sucede en el contexto de los
compañeros, las familias y las comunidades. Se valora el tiempo fuera del aula y
en entornos de aprendizaje informal.
- El proceso de aprendizaje (pedagogía), es tan importante como el contenido
enseñado. Se profundiza en el diseño curricular y en el plan de estudios. Los
enfoques se diseñan para fomentar la reflexión y la metacognición (´aprender a
aprender´). El docente es la 'guía’ en el aprendizaje. Se da importancia a las artes,
las humanidades, los idiomas y las ciencias sociales tanto como a las ciencias, la
tecnología y las matemáticas.
- Se priorizan las necesidades individuales de cada NNAJ, el desarrollo físico,
seguridad infantil/adolescente, salud y nutrición; así como el desarrollo de
habilidades sociales y emocionales.
4
Mayor información en UNESCO Institute for Lifelong Learning (UIL) http://uil.unesco.org/
37
y el desarrollo personal, sino también la autosostenibilidad, así como la competitividad y
la empleabilidad.
Enfoque intercultural.
38
entre grupos culturales diversos, un encuentro entre diferentes que se caracteriza por ser
respetuosa, horizontal y sinérgico, con lo cual se supera, de diversas maneras, el viejo
paradigma de la superioridad de una cultura sobre otra.
39
quechua. De esa manera es que nadie quedará mudo y sin memoria. Ese es un objetivo y
un camino irrenunciables” (García, 2016)
Enfoque de género
40
Por eso, es ya un consenso, largamente ganado, que la igualdad de género, referida a que
todas y todos somos iguales en derechos y oportunidades, es una meta a conseguir para
cristalizar el desarrollo humano. Como principio rector del desarrollo, forma parte de la
política pública y cuenta con un vasto respaldo normativo. Efectivamente, la igualdad
de género es un principio jurídico universal, reconocido en diversos textos
internacionales sobre derechos humanos, como, para citar solo un ejemplo, la
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.
En tal sentido, para UNESCO (2014b), igualdad de género significa igualdad de
derechos, responsabilidades y oportunidades, para mujeres y hombres y para niños y
niñas. Supone que se tenga en cuenta los intereses, necesidades y prioridades de mujeres
y hombres, reconociendo la diversidad de los distintos grupos de personas (UNESCO,
2015).
5
Tomado de http://www.fao.org/docrep/004/X2919S/x2919s04.htm
41
Ahora bien, en contextos altamente vulnerables para a vida de los jóvenes, como son las
zonas rurales del Perú, el género es gravitante en los proyectos vitales, dada la escaza
gama de oportunidades laborales para las jóvenes. Sin embargo, tanto para chicas como
para los chicos, las actividades económicas generan una interrupción en la transición
normal desde la niñez hacia la juventud. En este caso, la adolescencia se solapa con
responsabilidades propias de la vida adulta y laboral (García-Yepes, 2017)
Enfoque territorial
42
intervención sinérgica de los actores institucionales y ciudadanos en la solución de los
problemas más sentidos.
43
muchas veces se encuentran en tensión. Es pues en el territorio donde confluyen y cobran
materialidad los mundos de la sociedad, del estado y del mercado, impactando de manera
directa en la vida de las personas. Es esta configuración el recinto vital que alberga todas
las oportunidades y restricciones que favorecen el despliegue y proyección de la
experiencia social para constituirse, en mayor o menor grado, en sujetos, ciudadanos y
productores.
44
públicas y privadas para que los jóvenes tengan acceso, con equidad, a una amplia gama
de servicios.
Con esta visión, el Programa enfoca el proceso de cambio principalmente dentro de las
instituciones educativas, al promover el protagonismo de los actores escolares en dicho
proceso. Asume, así, una perspectiva endógena del cambio. Esto implica, a su vez, una
comprensión dinámica del espacio escolar; es decir, no como una estructura prestablecida
y fija, sino como una “hechura” cotidiana, una experiencia que es posible gracias a la
interacción comunicativa entre personas, realizada en un contexto institucional
específico. Dicho de otro modo, las normas, estructuras, roles, funciones y planes
presentes en toda institución escolar, son sólo la materia prima que usan los actores
educativos, a partir de sus recursos personales y profesionales, para coordinar su labor
pedagógica.
Ahora bien, las instituciones logran cambiar, de una manera sostenible, no tanto por la
aplicación de nuevos dispositivos tecnológicos (curriculares, de gestión y otros.) ni por la
mejora de las estructuras o de los procedimientos de gestión. El cambio se genera,
desarrolla y sostiene fundamentalmente en la cultura institucional; es decir, en el mundo
de las personas y de sus relaciones entre sí.
45
largamente arraigadas en la vida escolar. La cultura escolar se expresa, de diversos
modos, en la conciencia práctica de docentes, directivos y estudiantes, desde la cual
internalizan las normas, produciendo y reproduciendo así sus roles y prácticas escolares
rutinariamente.
Desde la gestión del cambio se entiende que la visión que busca introducir el Programa
en las escuelas rurales altera, de manera sustantiva, la cultura escolar vigente, pues para
su concreción se exige que directivos, docentes, estudiantes y sus familias modifiquen,
de manera considerable, sus modos cotidianos de pensar, actuar y de relacionarse. Es
decir, para que la secundaria rural esté a la altura de apoyar a sus estudiantes a edificar
proyectos de vida digna, requiere fundar una nueva y mejor cultura escolar.
Esto quiere decir que la gestión del cambio, en el programa Horizontes, no es un simple
instrumento para manejar, de manera más o menos oportuna, las naturales resistencias al
cambio. Más bien, su rol, desde la perspectiva endógena del cambio, es ir gestando una
nueva cultura escolar, de tal forma que, a manera de “endometrio”, acoja al Programa y
ofrezca las condiciones necesarias para la implantación del programa en cada escuela.
Como se puede observar, se trata de poner el acento en el proceso mismo del cambio y
con ello, en los sujetos llamados a realizarlo.
46
En esta línea de pensamiento, como lo señala Bolívar (2005), el núcleo duro de la gestión
del cambio se ubica en torno a las prácticas pedagógicas. Estas no son simples métodos
de enseñanza. En las prácticas pedagógicas se expresan los valores, la cultura y
tendencias socioemocionales, tanto del que enseña como del que aprende. En efecto, la
práctica pedagógica es el resultado de una compleja articulación que genera la
comunicación docente-alumno: las expectativas que tiene el docente respecto a sus
estudiantes; la orientación hacia el aprendizaje que dicha comunicación tenga; el tipo de
conocimientos y capacidades que están siendo puestas en juego; el uso de recursos de
información y trabajo (como son los materiales educativos, los textos y los
computadores, por ejemplo), y las reglas de evaluación que se apliquen (Roma, 2003).
En conclusión, desde la gestión del cambio se plantea el siguiente desafío: para que la
escuela secundaria sea un espacio favorable a la construcción de un proyecto de vida
resiliente por parte de los jóvenes rurales, necesita forjarse en ella un nuevo ethos
escolar, a partir de la cual los estudiantes sientan que son bien atendidos; que son
importantes para sus profesores; que la escuela sea un lugar donde se práctica la justicia,
la equidad y la inclusión; que los estudiantes sientan que son reconocidos como capaces;
que los estudiantes se sientan orgullosos de sus profesores y de su escuela, y que,
finalmente, se sientan satisfechos con sus estudios.
47
ANEXO: Relación de las capacidades humanas fundamentales
según M. Nussbaum
1. Vida. Ser capaces de vivir una vida humana de duración normal hasta su fin, sin
morir prematuramente o antes de que la vida se reduzca a algo que no merezca la
pena vivir.
2. Salud corporal. Ser capaces de gozar de buena salud, incluyendo la salud
reproductiva, estar adecuadamente alimentado y tener una vivienda adecuada.
3. Integridad corporal. Ser capaces de moverse libremente de un lugar a otro; que los
límites físicos propios sean considerados soberanos, es decir, poder estar a salvo de
asaltos, incluyendo la violencia sexual, los abusos sexuales infantiles y la violencia
de género; tener oportunidades para disfrutar de la satisfacción sexual y de la
capacidad de elección en materia de reproducción.
4. Sentidos, imaginación y pensamiento. Ser capaces de utilizar los sentidos, de
imaginar, pensar y razonar, y de poder hacer estas cosas de una forma realmente
humana, es decir, informada y cultivada gracias a una educación adecuada, que
incluye (pero no está limitada a) el alfabetismo y una formación básica matemática y
científica. Ser capaces de hacer uso de la imaginación y el pensamiento para poder
experimentar y producir obras auto-expresivas, además de participar en
acontecimientos elegidos personalmente, que sean religiosos, literarios o músicos,
entre otros. Ser capaces de utilizar la mente de maneras protegidas por las garantías a
la libertad de expresión, con respeto a la expresión política, artística y de culto
religioso. Ser capaces de buscar el sentido propio de la vida de forma individual. Ser
capaces de disfrutar de experiencias placenteras y de evitar daños innecesarios.
5. Emociones. Ser capaces de tener vínculos afectivos con cosas y personas ajenas a
nosotros mismos; amar a los que nos aman y nos cuidan y sentir pesar ante su
ausencia; en general, amar, sentir pesar, añorar, agradecer y experimentar ira
48
justificada. Poder desarrollarse emocionalmente sin las trabas de los miedos y
ansiedades abrumadores, ni por casos traumáticos de abusos o negligencias.
(Defender esto supone promover formas de asociación humana que pueden ser
demostrablemente esenciales para su desarrollo).
6. Razón práctica. Ser capaces de formar un concepto del bien e iniciar una reflexión
crítica respecto de la planificación de la vida. (Esto supone la protección de la
libertad de conciencia).
7. Afiliación. Esto supone: a) Ser capaces de vivir con otros y volcados hacia otros,
reconocer y mostrar interés por otros seres humanos y comprometerse en diversas
formas de interacción social; ser capaces de imaginar la situación del otro y tener
compasión hacia esta situación; tener la capacidad tanto para la justicia como para la
amistad. (Esto implica proteger instituciones que constituyen y alimentan tales
formas de afiliación, así como la libertad de asamblea y de discurso político). b)
Teniendo las bases sociales del amor propio y de la no humillación, ser capaces de
ser tratados como seres dignos cuyo valor es idéntico al de los demás. Esto implica,
como mínimo, la protección contra la discriminación por motivo de raza, sexo,
orientación sexual, religión, casta, etnia u origen nacional. En el trabajo, poder
trabajar como seres humanos, ejercitando la razón práctica y forjando relaciones
significativas de mutuo reconocimiento con otros trabajadores.
8. Otras especies. Ser capaces de vivir interesados y en relación con los animales, las
plantas y el mundo de la naturaleza.
9. Capacidad para jugar. Ser capaces de reír, jugar y disfrutar de actividades de ocio.
10. Control sobre el entorno de cada uno. Esto supone: a) Político. Ser capaces de
participar eficazmente en las decisiones políticas que gobiernan nuestras vidas; tener
el derecho de participación política junto con la protección de la libertad de expresión
y de asociación. b) Material. Ser capaces de poseer propiedades (tanto tierras como
bienes muebles) no sólo de manera formal, sino en términos de una oportunidad real;
tener derechos sobre la propiedad en base de igualdad con otros; tener el derecho de
49
buscar un empleo en condiciones de igualdad con otros, ser capaces de trabajar como
seres humanos, ejerciendo la razón práctica y manteniendo relaciones valiosas y
positivas de reconocimiento mutuo con otros trabajadores y trabajadoras.
50
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