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LA SANGRE DE JESUCRISTO

Esta es una arma poderosísima que Jesús nos heredó.

Para comprender en toda su amplitud el valor de la sangre vamos a revisar su origen bíblico.

El Padre declaró desde el principio, que en la sangre residía la vida, que por tanto, no debía ser
ingerida, tomada o comida en la carne.

Génesis 9:4

“Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis”

Interesantemente, aun en la iglesia primitiva, cuando los gentiles se convertían a Cristo,


dispusieron los apóstoles que no se les exigiera que cumplieran los deberes de los judíos, pero una
de las prohibiciones seguía siendo no comer sangre.

Hechos 15:19-20

“Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les
escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de
sangre”

Vamos a mencionar diferentes ceremonias y aplicaciones de la sangre de animales en el Antiguo


Pacto:

-1 Como ofrenda para expiación de los pecados, una vez al año.

Éxodo 30:10

“Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre del sacrificio por el
pecado para expiación; una vez en el año hará expiación sobre él por vuestras generaciones; será
muy santo a Jehová.”

-2 Como protección contra el exterminador. La sangre de la expiación, ofrecida previo a la Pascua,


aplicada con hisopo, sobre los postes de la casa y sobre el dintel era señal del pueblo de Dios

Éxodo 12:22-23

“Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y
los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de
su casa hasta la mañana. Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en
el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en
vuestras casas para herir.”

-3 Para expiar los pecados de omisión.

El séptimo día del primer mes, para aquellos que habían pecado por error o por engaño, se hacía
expiación para la casa; habiendo tomado desde el primer día del mismo mes, un becerro sin
defecto para purificar el santuario.
El sacerdote tomaba de la sangre de la expiación y ponía sobre los postes de la casa, y sobre los
cuatro ángulos del descanso del altar, y sobre los postes de las puertas del atrio interior.

La sangre del sacrificio a Jehová no debía ofrecerse junto con ninguna cosa leudada; ni tampoco
dejar nada de la fiesta de la Pascua hasta la mañana siguiente.

-4 Como holocausto, ofrenda de ganado vacuno y ovejuno por expiación propia.

Entendemos por “Holocausto” una ofrenda total de la víctima sobre el altar, o sea, ofrenda del
todo quemada, encendida y de olor grato a Jehová.

Debía ser un animal macho sin defecto, este era degollado delante de Jehová, y los sacerdotes
(hijos del sumo sacerdote) ofrecían la sangre y la rociaban alrededor sobre el altar que estaba a la
puerta del tabernáculo.

El resto del animal, después de ser lavado, era quemado con sus vísceras sobre leña del altar.

Levítico 1:1-5

“Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo: Habla a los
hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado
vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda. Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin
defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de
Jehová. Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.
Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán
la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de
reunión.”

-5 Como sello del Antiguo Pacto:

La sangre de becerros (ofrendas de paz), que Moisés tomó y roció sobre el pueblo, después de leer
el libro del pacto; mediante el cual, se comprometían a obedecer todas las ordenanzas de Jehová.

Éxodo 24:6-8

“Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre
sobre el altar. Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las
cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos. Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el
pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas
cosas.”

-6 En la ceremonia de consagración de los sacerdotes:

La sangre de un becerro era puesta en los cuernos del altar y el resto era derramada al pie del
altar.

Comparamos el uso de la sangre de animales, en el Antiguo Pacto, con la sangre de Jesús en el


Nuevo Pacto, respectivamente diremos que:

Jesús es la ofrenda por remisión de los pecados, una vez y para siempre.

La sangre de Jesús, es señal y protección contra el destructor (Satanás).


1 Juan 1:7

“Pero, si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de
Jesucristo, su Hijo nos limpia de todo pecado.”

Jesús, el Cordero, no admite levadura de pecado ni de religión.

Tampoco permitieron que Su cuerpo muerto quedara en el madero para el día siguiente.

Jesucristo fue la ofrenda sobre el altar (la leña), quemada totalmente y de olor grato al Padre.

Jesús mismo es la ley, Él personalmente nos roció con Su sangre.

Cada sacerdote consagrado para Él, tendrá la protección y autoridad de Su sangre.

Entendemos que por el sacrificio de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, todos los que hemos creído
en Él, hemos sido hechos Sus sacerdotes.

ATRIBUTOS DE LA SANGRE DE CRISTO

Por el derramamiento de la sangre de Jesús hubo salvación para los hombres.

Jesús ganó a la iglesia por Su sangre.

Por la fe en la sangre de Jesús, el Padre pasó por alto los pecados pasados.

En la sangre de Jesús somos justificados.

Tenemos redención en Su sangre.

Por la sangre de Jesús fuimos hechos cercanos.

Mediante la sangre de Cristo en la cruz se hizo la paz, reconciliando consigo las cosas de los cielos
y las de la tierra.

La sangre del pacto eterno convirtió a Jesús en el gran Pastor nuestro.

Hebreos 13:20

“Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las
ovejas, por la sangre del pacto eterno”

Fuimos elegidos por Dios para obedecer y ser rociados por la sangre de Jesús.

Por la sangre de Jesús fuimos rescatados de nuestra vana manera de vivir.

Fuimos lavados de nuestros pecados por Su sangre.

Por Su sangre vencemos al acusador de nuestros hermanos.

Es el sello del Nuevo Pacto: Vida.

Remitió nuestra culpa (Rescate), se llevó el pecado y nos reconcilió con el Padre.

Nos convirtió en sacerdotes del Altísimo.


Nos cubre contra el exterminador y vence al dragón.

Nos limpia de pecados de omisión cometidos ya en Cristo.

Limpia aun nuestras conciencias de obras muertas.

Juan 6:53-56

“Jesús les dijo: de cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis Su
sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo
le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera
bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en Mí permanece, y yo con él”

¿Qué es pues beber Su sangre? Es un intercambio de vida; es dar la vida por Él, y tomar la Suyél

Mateo 26:27-28

“Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto
es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados”

Esta cita identifica a Cristo con el Cordero pascual; nos remonta a Ex. 24:8:

Éxodo 24:8

“Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que
Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas”.

1 Corintios 11:25-26

“Así mismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo
pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues,
todas las veces que comieres este pan, y bebieres esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta
que Él venga”

En estas palabras hay una ordenanza para ser cumplida; participar de Su carne y de Su sangre,
anunciar Su muerte expiatoria por nosotros, cada vez que bebamos la copa en memoria de Él,
hasta que Él venga a beberla de nuevo con nosotros en el Reino.

Por supuesto esto no nos dice que Él la beberá con nosotros un día allá en el cielo; Él está
prometiendo que beberá con nosotros el vino nuevo (Su sangre, Su vida), cuando Su reino sea
establecido aquí en nuestro corazón.

La Biblia nos dice en Hechos 10:41, que Sus discípulos “comieron y bebieron con Él, después que Él
rresucitó

Esto nos hace entender que Jesús no se refería al vino y al pan naturales, sino a una dimensión
espiritual.

Beber la sangre es estar dispuestos a padecer con Él para tener vida.


Padecer para nosotros hoy día, implica someter nuestra voluntad a la de Dios, negarnos al yo
(deseo del alma), obedecer a Su Palabra (Jesús) para que Él viva a través de nosotros.

Cuando estamos fluyendo en vida eterna por el poder de Su Sangre, también tenemos la autoridad
de pronunciar la cobertura, el poder y el valor de Su Sangre.

Recordemos que la Sangre de Jesucristo es la que vence al dragón.

La Vida que hay en el poder de Su sangre, disipa toda muerte, hace retroceder al enemigo.

Fue el derramamiento de la Sangre de Jesús que venció a Satanás, ese poder sigue estando activo,
cuando “la sangre” es usada por un hijo lleno de vida.

Bajo la dirección del Espíritu Santo, el Guerrero y el Intercesor pueden declarar la cobertura de la
Sangre de Cristo sobre un lugar o persona; aún podemos declarar limpieza de la conciencia de una
persona por el poder de Su Sangre, pero esto no es una fórmula religiosa; se debe hacer
solamente por revelación.

Por instrucción de Dios, podemos descontaminar artículos u objetos mediante la aplicación


(espiritual) de la Sangre de Cristo.

La Sangre nos cubre y nos protege pero no como muchos lo hacen solo repitiendo cuando tienen
miedo o cuando hay un peligro.

Nosotros somos cubiertos cuando tomamos la Santa Cena la cual Él nos mandó:

"Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto
en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí".

1 Corintios 11:25

También es la sangre que nos libera de los decretos contra nosotros.

"anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de
en medio y clavándola en la cruz",

Colosenses 2:14

Pero la sangre también es un arma poderosísima en nuestra guerra espiritual, porque la sangre de
nuestro Señor pudo despojar a Satanás de toda autoridad.

"y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre
ellos en la cruz".

Colosenses 2:15

Nuestro Señor nos da esa protección divina con su sangre y nos heredó esa autoridad como lo dice
las escrituras:
"He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y
nada os dañará".

Lucas 10:19

Atte. Apóstol José Luis García a los pies de Cristo.

LA DOBLE TRACCIÓN DEL BÚFALO!

¿Sabías que el búfalo tiene la fuerza impresionante de cargar toneladas en sus lomos?...

Aunque el camino esté sucio, empinado, lleno de barro y resbaladizo. ¿Cómo lo logra? Utiliza su
doble tracción.

Cada vez que el búfalo lleva demasiada carga y el camino se pone empinado, sucio, lleno de barro,
y resbaladizo, el búfalo utiliza su doble tracción.

¿Cuál es la doble tracción del búfalo? Consiste en doblar sus patas delanteras, o sea se pone de
rodillas, y empieza a subir, y se detiene por un momento, se vuelve a poner de rodillas y sigue
subiendo, sube se detiene por un momento, se vuelve a poner de rodillas y sigue subiendo, cada
vez con más fuerza y más rápido hasta llegar a la cima.

La verdadera fuerza del búfalo se encuentra en sus rodillas, solo así puede llevar con éxito
toneladas en sus lomos hasta llegar a la cima.

Así es que cuando el camino se ponga cuesta arriba, empinado, sucio, resbaladizo, lleno de barro y
de problemas, usa la doble tracción del búfalo.

El Salmo 92:10 dice “Tú Aumentarás mis Fuerzas como las del Búfalo".

Cada vez que usted y yo nos ponemos de rodillas ante nuestro DIOS nos volvemos más fuertes,
más rápidos y solo así, podemos llegar a la meta.

Dobla tus rodillas, ora, clama y ÉL te dará la fuerzas, la potencia, el vigor que necesitas para seguir
adelante.

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