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10/9/22, 21:50 Biblearc

por Rossemberg

Mateo 16:24-28

¿Qué ha pasado antes?

- Jesús sana a la hija de una mujer cananea (Mt 15:21-28). Jesús no tiene la intención de sanarla,
pero la insistencia de la mujer prueba su fe y Jesús actúa. Esto contrasta con los relatos siguientes
porque a partir del v.29 vemos que las multitudes traen enfermos de todo tipo a Jesús y él los sana
sin poner ninguna traba. En efecto Jesús está cumpliendo lo que le dijo a la mujer, "he sido enviado a
las ovejas de la casa de Israel", pero también tenemos que ir viendo cómo se entrelazan los relatos
para identificar el contraste. La expresión del v.28, "Oh mujer, grande es tu fe", debe recordarnos no
se repite nada similar en los versículos que siguen a este relato. También, algo semejante se le
menciona a otro extrangero (Mt 8:10), pero nunca a ningún judío en el evangelio de Mateo. Ninguno
de los sanados a partir del v.29 tuvo semejante fe.
 A este pasaje le sigue el relato de la alimentación de más de cuatro mil personas (Mt 15:32-39). Este
relato se presenta inmediatamente despues de la sanidad de la multitud de enfermos de los vv.29-31.
De modo que todos esos exenfermos se quedaron en el desierto escuchando las enseñanzas de Jesús.
Jesús siente compasión porque llevan varios días sin comer y están alejados de sus casas. Es allí
cuando hace un milagro colectivo que beneficia a todos los presentes. Los alimenta y sobra comida.
Al inicio del capítulo 16 nos encontramos con dos grupos rivales entre sí, pero que se han unido para
acercarse a Jesús y pedirle una señal. Esta era una práctica común en la época ya que había un
movimiento popular de hombres que se hacían llamar a sí mismo "el mesías" y los fariseos y
saduceos constantemente los ponían a prueba exigiéndoles alguna señal o milagro. Sin embargo,
miren la ironia del relato:
En el capítulo anterior una mujer extrangera sorprendió con su grande fe a Jesús. Ella no le exigió un
milagro previo para poder confiar en que Jesús tenía el poder de sanar a su hija. Las gentes de los
alrededores caminaron grandes distancias (hasta quedar muy alejados de sus casas) para que Jesús
sanara a sus enfermos. En medio de la lejanía y la imposibilidad de conseguir alimentos, el Señor les
da alimento en el desierto. Así les recuerda que es el mismo Dios que alimentó a Israel con maná en
el desierto. Sin embargo, allí están los estudiosos de la ley pidiéndole otra señal. Por eso Jesús les
responde con sarcasmo en los vv 2-4. ¿Cuál es la señal? Resucitar al tercer día. Y esto es importante
porque si no han creido a todas las señales que ya realizó, ¿creerán en esta última señal? Todo indica
la respuesta es un no. Por eso Jesús les advierte sobre la forma en la que los fariseos interpretan la
ley. Les dice, "cuidense de la levadura de los fariseos. En otras palabras, cuidense de sus enseñanzas.
A partir de Mt 16:13 Jesús quiere sondear cómo están sus discipulos con respecto al conocimiento de
su identidad. Esta es la misma duda de los fariseos y saduceos detrás de la señal que están pidiendo.
Ahora es Jesús quien pregunta, ¿Quién dice la ente que soy yo? Y seguidamente, ¿Quén dicen ustedes
que soy yo? La respuesta se pone en boca de Pedro, "tú eres el mesías, el Hijo de Dios". 
Uno esperaría que despues de semejante confesión todo estuviera listo, que ya los discipulos no
tuvieran más dudas, que su fe se hiciera genuina. Pero la realidad es otra. Después de que Jesús ve
que sus discípulos están comenzando a entenderlo les habla con mayor claridad. Les comienza a
contar por qué es que va camino a Jerusalén. No va para apoderarse del trono, va para que lo maten.
Va para darle a los judíos la última señal, la señal de Jonás (Mt 16:21). Pero se evidencia la falta de
conexión que existe entre los discípulos y Jesús. Recientemente Pedro ha dicho que sabe quién es
Jesús, sin embargo, en el v.22 se comporta como adversario de Jesús. Pedro refleja estar influenciado
por la levadura de los fariseos y saduceos y no por el Reino de Dios. Por eso, a partir de Mt 16:24
encontramos las condiciones para ser discipulo de jesús. Ya no hay tiempo para andar con palabras
blandas y con sutilezas. Es hora de hablar claro.

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10/9/22, 21:50 Biblearc

"Si alguno quiere ir conmigo a Jerusalén, renuncie a sí mismo, renuncie a sus proyectos personales,
renuncie a sus sueños, renuncie a todo lo que considera valioso para sí; tome su cruz, el símbolo de la
muerte, de la tortura, de la humillación, de la vergüenza, y sígame". Quizás algunos de la época de
Jesús se preguntarían, ¿Por qué tenemos que abandonar todo? Y quizá también muchos de nosotros
diremos, "no es necesario ser tan literal en este pasaje", "lo que realmente quizo decir Jesús fue otra
cosa menos radical". Pero Jesús responde a esas objeciones y dudas afirmando lo siguiente: Porque
el que quiera salvar su vida, la perderá. En otras palabras, el que ha decidido enprender el viaje hacia
Jerusalen con Jesús esperando que allí va a alcanzar la fama y el exito de su vida está equivocado y
habrá perdido por completo su vida. El que va con estas intenciones será un triador en el momeno de
la prueba. Pero aquel que está dipuesto a renunciar a todo con tal de seguir a Jesús, ese hallará la
verdadera vida. La lógica de Jesús es la siguiente: ¿de qué le sirve a ustedes llegar a Jerusalén y
sentarse en el trono de Herodes? ¿A caso las riquezas que ganen en esa posición les bastará para
pagar el rescate de sus vidas? La respuesta obviamente es no. El único rescate por la vida del hombre
es la vida del Hijo del Hombre. Por eso Jesús va a entregarse, por eso va a morir porque no hay otra
alternativa.
En todo esto que hemos repasado hoy hay varios puntos de contacto que necesariamente tienen que
llevarnos a reflexionar. El primero de ellos es tocante a nuestra fe. ¿Nuestra fe depende de las
señales? Y ¿si es así, tenemos el discernimiento para identificar esas señales? Porque hay que aclarar
que las señales que Jesús hace son para fortalecer nuestra fe. Pero en algún punto nuestra fe debe
dejar de depender de dichas señales. La señal más grande ya se hizo. ¿El Señor podría de cir de
nosotros que nuestra fe es grande?
El segundo punto de contacto con el que debemos reflexionar es sobre cuánto conocemos al Señor.
¿Sabemos que Jesús es Dios? ¿Vivimos como seguidores de Jesús sabiendo que él es Dios y que a él
le debemos todo? En nuestra época, saber que Jesús es Dios significa que somos conscientes de que
él nos salvó y que como personas salvadas estamos comisionados para traer la realidad de la
salvación a este mundo. Cuando las personas interactuan con nosotros ellos pueden experimentar la
bendición de la salvación y desearla también para sus vidas. ¿Esto es una realidad?
Por último, el tercer punto de contacto que nos invita a reflexionar es sobre el tipo de discipulo que
somos. Somos el tipo de discipulo que ha seguido a Jesús para perseguir la fama, la gloria personal,
el éxito profesional, etc? o somos el tipo de discípulo que se ha embarcado en el mismo bus de Jesús
y no aspira a nada diferente de lo que aspiró su maestro? Esto no significa que siguiendo a Jesús no
puedas tener éxito, fama y reconocimiento. Perso sí significa que todas estas cosas deben ser
resultado de haber cargado tu cruz junto a Jesús. Si en tu caminar como discípulo logras el
reconocimiento sabrás que eso es obra de tu maestro y por lo tanto no te vangloriarás por ello y eso
no te desviará de tu propósito más grande: ser discípulo. 

Yo creo que no deberíamos tener miedo de gastar nuestras vidas en el Señor. A mí me daba mucho
miedo abandonar mis sueños. Cuando el Señor me llamó a estudiar teología yo no sabía si eso era lo
que yo quería estudiar. Es más, cuando me fui a estudiar teología me fui pensando en que hasta la
fecha esa era la única oportunidad que se me había presentado y que luego tendría más
oportunidades para hacer lo que yo realmente quería hacer. Pero en el camino entendí que quizá eso
era lo que Dios quería para mí y que como discipulo de Cristo yo debía abandonar mis otros sueños y
confiar en que los sueños de Dios eran mejores. Así he aprendido a renunciar a otros sueños míos
para abrazar los sueños del Señor. Y todavía sindo miedo; todavía la inseguridad y el orgullo me
dicen que mis planes son mejores. Pero también quiero ser discípulo. Quiero caminar con Jesús. Por
eso me esfuerzo por dejar mis sueños y cargar la cruz. Aunque confieso que muchas veces me doy
cuenta de que estoy cargando la cruz y mis sueños al mismo tiempo. Pero el Señor es bueno y
paciente. Qué tal si esta semana oramos en las mañanas al Señor para que nos guíe durante el día a
abandornos en sus manos y cargar la cruz. 

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