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XII. PARADOJAS DEL CAPITALISMO! Martin Hartmann y Axel Honneth EN LOS ULTIMOS 150 ANOs se ha venido imponiendo la costumbre de analizar el proceso de evolucién de las sociedades capitalistas sobre la base de un esquema que plantea que un proceso de racio- nalizacin o emancipacién valorado positivamente entra siempre en contradiccién con ciertas condiciones estructurales de la eco- nomia que producen retardos, bloqueos 0 incluso colonizacién. Aunque en el transcurso del tiempo el contenido de lo que se busca expresar con tales procesos de racionalizacién o emancipa- ci6n, en términos normativos, ha sido enriquecido de manera gra- dual, al mismo tiempo se ha venido conservando la idea de una testriccin estructural generada por el sistema de aprovecha- miento capitalista; incluso alli donde se conté con una logica idio- sincrdsica de la racionalizacién comunicativa del ntundo de vida, el esquema de evolucién rector seguia siendo la tendencia de una cteciente oposicién al mundo de las leyes de funcionamiento eco- némico, mundo que se estaba independizando. Sin embargo, quien hoy en dia intente examinar las nuevas transformaciones de las sociedades capitalistas en Occidente se toparé pronto con las deficiencias de este modelo tradicional: no sélo es muy dificil definir los Ifmites entre la cultura y la economia, entre el mundo programa de investi- 1 mas reflex i i recisar un servic en el Inttto de Inve Sociales de Frincfort, Baciones que servird, en el Insti igaciones , instituto de Investigacior : ; de marco te6rico para los proyectos empiricos alli ubicados. Los primers (ed) 4° dicho programa de investigaciones se encuentran en Axe] TT Franc Ptinng aus der Miindigkeit. Paradoxien des gegentirtigen Kapil ty Ta del Meno, 2002. Este trabajo fue publicado en Berliner De * 12004, pp. 4-17, 389 ERITICA DEL AGRAVIO MORAL 9 een la ac tualidad es mucho ms con- asados aquello que COMO PFORTEso. Lo confuso e in- de vida ye) sistema, sino qu trovertide que en Hempos Pp » avin considerarse matives puede atin cor f i perplejo de Ja situaciOn ac tual consiste probablemente en luxe perplejo del i as de las décadas pasadas bien si- ativa, pero de manera subli- n términos nor- as rectoras normativ actualidad perform: fido © transformado su significado eman- que las ide: guen teniendo una minal parecen haber per’ cipador, ya que en muc has partes se han onvertido en conceptos dores de un nuevo nivel de expansién capita- meramente logitima aminar esta forma de “moderni- lista. A continuacion queremos ex gacidn” del capitalismo cambiada y dificil de comprender, reem- plazando el viejo esquema procedimental de contradiccion por el de la evolucién paraddjica; con éste nos referimos al hecho pecu- liar de que hoy muchos progresos normativos de las décadas pasa- das son pervertidos en su opuesto de una cultura desolidarizadora © incapacitadora, al convertirse en mecanismos de integracion de la sociedad bajo la presién de una desdomesticaci6n neoliberal del capitalismo. Los POTENCIALES NORMATIVOS DE LAS SOCIEDADES CAPITALISTAS . Punto de partida de nuestro andlisis es aquella época histérica =e me re yan desarrollados de Occidente, a veinte aios del oe uaa a Mundial, se form6 un capitalismo minos del Estado de bienestar. En ¢ de un régimen socialdemécrat, dos socialdemocratas no eran. : Podia crear un arreglo en ter Er n esa fase ~que presentaba ra Bos: a aun en los paises donde los parti- * Ralf Dahrendort ,“ Wild fort , “Das 20, Jahrhy in ld (ee.), Spiegel des 20, Inirunerts, Hambur ane Hoffnung”, en Dieter » . p- 18, ea PARADOJAS DEL CAPITALISMO 391 ei ualdad de oportunidades en los Ambitos de la educacién, las ociales y la politica laboral, sino que en todas las reas centrales de integracion normativa de las sociedades capitalistas se perfilaron avances morales que superaban por mucho todo quanto se habia considerado antes como compatible con las condi- ciones existenciales del capitalismo. Para obtener un panorama de estos procesos de evolucién conviene denominar primero aque- Jlas esferas centrales que en su conjunto lograron desde el inicio la integracion normativa del capitalismo; en ello conectamos de ma- nerano muy estricta con la exposicién que hizo Parsons de la evo- Ieuan de las sociedades modernas,” déndole no obstante a su im- presionante esbozo una interpretacién mas bien propia de la teoria del reconocimiento para corresponder al caracter de interaccién y justificaci6n de las esferas normativas. Puede afirmarse, junto con Parsons, que en las sociedades modernas se logro establecer un sistema econdmico capitalista sdlo porque se institucionalizaron al mismo tiempo a) el “individualismo” como idea rectora perso- nal, b) una idea de justicia igualitaria como forma reguladora juri- dica, yc) la idea del desempefio como principio de la asignacién de estatus. Complementando estos supuestos, partimos ademés del hecho de que d) con la idea romanticista del amor surgié un punto de perspectiva ut6pico que hizo que los integrantes de a sociedad, que se encontraban cada vez mas sujetos a presiones de cAlculo, preservaran la visién de una transgresion emocional de todo ins- trumentalismo cotidiano.* Cada una de estas cuatro esferas —que mos imaginarnos como espacios fisicamente delimitados sino, en términos de la “sociologia del conocimiento”, como formas social- d oliticas 5 por supuesto no debe- “Talcott Parsons, Das System moderner Gesellschafter, ‘Miinich, 1972, especial mente los caps. 5 De rellen Widerspritche sumo de la utopia Buenos Aires, des git Mlouz, Der Konsum der Romantik:Licbe und de kullu 4s Keytalismus, Francort del Meno, 2009 {trad. esp.: El com Pa ‘anior y las contradicciones cullurales del capitlism2y 3e2 CRITICA DEL AGRAVIO MORAL, morales de reconocimiento reeiproco-* posee un potencial nor- mativo, porque la idea subyacente contiene siempre mas preten- siones y obligaciones legitimables de las que se encuentran realizadas en lo féctico de la realidad social; si bien Parsons ela- bord esta tension entre la realidad y la idea normativa, entre lo factico y la validez slo para las dos dimensiones del derecho mo- demo y del principio de rendimiento, en nuestra opinién se puede demostrar también para las ideas rectoras modernas del indivi- dualismo y del amor, En consecuencia, la sociedad occidental del capitalismo debe ser comprendida como un orden social alta- mente dindmico cuya capacidad de transformacién de si mismo procede no slo de los imperativos del aprovechamiento perma- nente de capital, sino también del excedente de validez institucio- nalizado de las nuevas esferas de reconocimiento que nacieron con este orden; apoydndose en los ideales morales en que éstas se basan constitutivamente, los integrantes de la sociedad pueden | siempre presentar y reclamar de nuevo derechos legitimables que van mis all del orden social establecido. En concreto, quiere de- cir esto que los sujetos pueden: 1) hacer valer la promesa normativa del individualismo institu- cionalizado, sefialando a modo de experimento determina- dos aspectos de su autonom{a o matices de su autenticidad que en la cultura social no han encontrado el reconocimiento adecuado; 2) reclamar la idea de igualdad del orden juridico moderno, haciendo referencia a su propia condicién de miembro 0 a aspectos estructurales de su situacién de vida para ser tra- tado como igual entre iguales; 5 ” 7 Axel Honneth, “Umwverteilung als Anerkennung, Eine Erwiderung auf Nan- cy Fraser”, en Nancy Fraser y Axel Honneth, Univer! kennumns? y Fraser”, en N \ teilung oder Anerkennung? Eine poltich-pilosophische Kontroverse, Fréncfort del Mena, 2003, pp. 129-224 trad, pers pfettictsttn © reconocimiento? Un debate politico-filoséfico, Madrid, PARADOJAS DEL CAPITALISMO 393 3) hacer valer las implicaciones normativas del Principio m derno de desempeno, seftalando el valor real de sus conn, puciones laborales a la reproduccién de |a sociedad ara conseguir de esta manera tuna mayor valoracion al la compensacion material correspondiente; 4) por tiltimo, reclamar la promesa moral de la idea romanti- cista del amor, llamando la atencién sobre las necesidades o los deseos que en la praxis institucionalizada de las rela- ciones intimas no han encontrado la sensibilidad adecuada y la correspondiente disposici6n de respuesta. Parsons sefialé ya que el excedente de validez de estas normas de justicia institucionalizadas tiene en la sociedad moderna un po- tencial transformador sobre todo porque hace aparecer los datos facticos como hechos morales de la discriminacién no legitimable* de esto podemos inferir que existen al menos cuatro esferas de re- conocimiento en las que los sujetos pueden experimentar las con- diciones sociales dadas en términos morales como perjuicios 0 exclusiones no justificados. El margen de accién que en cada caso existe para la articulacin del excedente de validez normativo se mide por el grado de neutralizacién politica de los imperativos de aprovechamiento capitalista: cuanto mis el Estado esta en condi- ciones de restringir las tendencias de acumulacién del capital por medio de una politica social y econémica reguladora, tanto mayor ¢s la oportunidad para los integrantes de la sociedad de reclamar el potencial moral en las cuatro esferas y, en determinado caso, de imponerlo institucionalmente. Por eso nos parece justificado come Prender la era “socialdemécrata” como una fase de evolucién de he Sociedade capitalistas que fue impregnada por une ee ual de avances normativos; en las cuatro esferas se per evoluciones morales que sefialan hacia una extension de las re5- Pectivas normas de reconocimiento. ' - “Taleot Parsons, Das System maderner Geselschaftn, oP ely P- 10% CRITICA DEL AGRAVIO MORAL AVANCES MORALES EN LA ERA “SOCIALDEMOCRATA minar los jndicadores que comprueban un eras durante el lapso de tiempo se- aalado. El arreglo socialdemécrata que se habia establecido ea casi todos los paises capitalistas de Occidente desde Jos afios se- senta tardios del siglo xx permite una intensificacién 0 una gene- ralizacién de las normas que habian sido institucionalizadas en la cultura del capitalismo con el excedente de validez respectivo. No es dificil deno ) avance moral en las cuatro es! binado de procesos de cambio socioeconémi- cos y transformaciones culturales en la era socialdem@crata, el in- dividualismo institucionalizado se intensifica hasta convertirse en una idea de autorrealizacion experimental en cuyo centro esta la nnsayo vitalicio de nuevas formas de existencia, 1) Bajo el influjo com! concepcién de un e1 comprendidas cada una como auténticas, pues el aumento mas que proporcional del ingreso y del tiempo libre, por un lado, y la répida difusién de ideales de vida romanticistas, por el otro, per- miten que una parte creciente de la poblacion ya no interprete su propio camino de vida como un proceso rigido y lineal de la toma secuencial de roles laborales y familiares, sino como la oportuni- dad de realizar de manera experimental la personalidad propia.’ Si antes el “individualismo” estuvo fijado en gran medida en el ideal de una conduccién auténoma de vida, reservada para los estratos sociales altos, ahora se impone en la mayoria social de la poblacién con la nueva versién intensificada de un ideal de autenticidad. ae los veinte afios de la era socialdemécrata, en ningtin ; ' , ‘0 ambito se realizaron avances morales mas notables que en la 7A fone vidualinereog ey ngemisiete Selbstverwirklichung. Paradoxien der Indi- 141-158 [trad. esp.: “Reali lonneth (ed.), Befreiung aus der Miindigkeit, op. cit., PP- »: “Realizacion organizada de si mismo. Paradojas de la indi- vidualizacién”, en este v + olumen, pp. ; an der Moderne, Francfort del Mens 1995. Se PARADOJAS DEL. CAPITALISMO 39: 5 esfera del orden juridico moderno: con la presién de los interesa- dos no solo se eliminan discriminaciones legales que prohibjan gancionaban o declaraban tabi las précticas de minoriaseultunne osexuales, sino que, por el contrario, en muchas zonas se crean nuevos derechos de libertad y sociales (derecho laboral, penal y familiar) que mejoran las bases econémicas y sociales para el dese. rrollo individual de la autonomia. De manera paralela a la exten. sién de los derechos subjetivos se lleva a cabo también una gene- ralizacién de la igualdad juridica cuando llegan a gozar derechos de ciudadano por primera vez ciertos grupos antes excluidos (ex- tranjeros) 0 cuando reciben ciertas minorias culturales nuevos de- rechos especiales (derechos culturales). En general, probablemente cabe afirmar que en esa fase la autonomia legal de todos los inte- grantes de la sociedad est mejor protegida que en todas las fases anteriores del capitalismo. 3) También con respecto al principio moderno de desempefio se tealiza en aquella época un avance moral, porque el movimiento feminista consigue cuestionar su interpretacién masculino-indus- trialista, logrando un efecto en las masas. Incluso cuando estas Protestas y objeciones no tienen un éxito institucional inmediato, se perfilan al menos las tendencias de tematizar tanto la educa- cién de los hijos como el trabajo doméstico como contribuciones valiosas a la reproduccion social, en el sentido en que tienen que valorarse como “desempefios” y, en consecuencia, recibir un reco- nocimiento material. Ademés, el mismo lapso de tiempo com- Prende reformas de las politicas educativas de indole més diverso, todas con el fin de mejorar las condiciones para la igualdad de “Portunidades sociales; con el intento de aumentar la permeabili- dad de las instituciones educativas y de reducir las barreras de “xtraccién social, crecen las posibilidades del individuo de partici- Par con éxito en la competencia del desempefio. 4) Finalmente, en aquella fase la relacién intima se libera de los MMOS residuos de mando externo social o econ6mico. Debido, A DELAGRAVIO MORAL ] aumento generalizado de ingresos, al garse por completo a sus ‘cimiento de “relaciones 396 cRITIC: altima instancia, a 5 pueden entre} on este estable den la contraccién de matri- no el c buscar pareja los sujeto: i timientos; ¢ propios sen e "8 no sdlo aumenta Ja movilida ; i ue en los mismos lapsos de tiempo se incrementa la “pn” de la familia pequefia. Las relaciones in- ntimental, pero ya no por la se- puras” monios, sino q “desinstitucionalizaci timas se contraen por su valor se! guridad vitalicia ni por los hijos. LA REVOLUCION NEOLIBERAL ner los logros normativos de la era “socialdem6- do paso las evoluciones econémi- cas que particularmente desde principios de los afios ochenta han contribuido a deslegitimar el capitalismo regulado por el Es- tado en sus diversas funciones integradoras. Resumimos dichas evoluciones con la palabra clave de “revolucién neoliberal”, refi- riéndonos, por un lado, a la transformacion de los propios pro- | cesos de aprovechamiento econémicos que se constata con fre- | cuencia en estudios de sociologia industrial, pero también, por | otro lado, a la creciente expansién que los estandares de evalua- cién ligados a las “nuevas” estructuras de organizacién econ6- Luego de expo! crata”, trataremos en un segun' | \ micas experimentan hacia ciertas esferas de accién que en la era \ eee estuvieron en un comienzo todavia en condi- ‘iones de limitar, o al menos canalizar, las presiones econémicas inmediatas de aprovechamiento en el sentido de los principios normativos descritos. Esta perspectiva doble permite describir el aera por un lado, como un sistema econémico que sigue leyes de movimiento propias y -como también Parsons siempre 8 Anthony Gi ' nen Gesellschaft aie Wandel der Intimitit. Sexualitait, Liebe und Erotik in moder- Francfort del Meno, 1993, cap. 4 [trad. esp.: La transformacién de Ia intimidad. Sexualidad, on |, amor y erotismo en las sociedades modernas, Madrid, CAte- PARADOJAS DEL CAPITALISMO. 39; 7 Jo ha subrayado—? estd normativamente integrado de su manera particular; pero, Por Otro lado, también como un sistema social que obliga a las instituciones politicas y sociales a esforzarse constantemente por adaptarse a las estructuras econémicas cam- biadas. Con el concepto de revolucién neoliberal buscamos des- cribir aqui todos los procesos que 1) debilitan las actividades de conduccidn del Estado (de bienestar) a tal punto que éste ya no puede proveer las medidas de garantia en el mismo nivel que en Jos afios de la posguerra. Especialmente en conexién con las in- vestigaciones sobre la globalizacién donde se estén analizando en la actualidad los factores que conducen al debilitamiento de los regimenes de bienestar conformados como Estados naciona- les (aunque en este contexto el concepto de “globalizacién” no deja de ser controvertido)..° En el nivel terminolégico se habla en este contexto ocasionalmente de un “capitalismo desorgani- zado”, por el cual estén siendo responsabilizados sobre todo el poder creciente de las empresas globales, la internacionalizacion de los flujos financieros, pero también el debilitamiento de los vinculos de cultura clasista que hace perder su carécter vincu- lante a los modelos socialdemécratas de organizacién politica.” En una perspectiva mas orientada hacia el interior de las empre- sas, la revolucién neoliberal 2) puede describirse como la am- Pliacién de la direccién empresarial orientada por los accionis- ‘as, con la cual aumenta la influencia de éstos sobre las empresas exactamente en el mismo grado en que se reduce la influencia de otros grupos participantes en dicha empresa: “El valor de las ac- Ciones refleja el valor de la empresa desde la perspectiva de los accionistas, suprimiendo el valor que las empresas producen Para todos los otros grupos interesados: los trabajadores, los wirtschaftli- Berlin, 1964. Francfort del ’ i che £28 €5Pecialmente Talcott Parsons, “Die Motivierung des en Handeins”, en Beitriige zur soziologischen Theorie, Neuwied y Véase Michael Ziirn, Regieren jenseits des Nationalstaates, eno, 1298, PP. 64y ss. 1987, " Scott Lash y John Urry, The End of Organized Capitalism, Oxford, cap. 7, “specialmente AGRAVIO. MORAL. cRITICA DE proveedores, los clientes y los pstado, 10s , ido denominado “capi- «2 Rste capitalismo ha si jarcholders”. Para nuestros fines es esencial aquella pitalismo contemporaneo que 3) atafie a lo « Chiapello denominan el “espfritu” del ax Weber. Sus reflexiones parten a region, el panos, | usuarios fn talismo de 5 transformacion del Luc Bollanski y Eve en referencia a M Acticas capital ales” qu capitalismo ” del supuesto de que las Pr ilizar por si mismas sufi cacién porque no son capaces de moviliza Pi iS sufi- cientes recurse ; de motivacién. Mientras que a los afios entre 1030 y 1960 -segtin el andlisis de Boltanski y Chiapello- estuvo en el centro la empresa grande que ofrecia a sus trabajadores oportunidades de ascenso de largo plazo y creaba un entorno so- cial protector a veces incluso con base en viviendas, centros va- cacionales e instituciones de capacitacién, el espiritu actual del capitalismo puede describirse como “orientado por proyectos”: enel marco de un “orden de justificacién” orientado por proyec- tos (cité par projets) son de alto valor las personas que con un ele- vado esfuerzo personal y gran flexibilidad pueden entregarse a proyectos nuevos, las que cuentan con buenas competencias de red y acttian de manera aut6noma y confiada.’ En el aspecto ter- minolégico se ha hablado en este contexto del capitalismo “nuevo” o “flexible”. El criterio m4s importante para describir ashe pera yanoes la facultad de cumplir de ma- ae empress ae ecidos de manera jerarquica enel i sey e, sino la disposicién de emplear cionales propios al pas ea competencias y los recursos emo- esta forma, el trabajador « e Proyectos individualizados. De fuerza de trabajo ee or se convierte en un empleador de su a participar en ae esario de si mismo que ya no es movido 'S capitalistas mediante recursos de pre- stas requieren de justifi- ” Martin Ho; ppner, We Serherrschaft und Mithrerne tert die Unternehmen? Shareholder Value, Man tin ii a Cibola y Eve chant Deutschland, Fréncfort del Meno, 2003, p- 15: ad, om aa ; apello, Der neue Geist des Kapitalismus, Constanza, ‘iritu del capitalismo, Madrid, Akal, 2002]. PARADOJAS DEL CAPITALISMO. . a. 399 sién 0 estimulacién externos, sino que realiza 1 Por asi 4 ei sf decirlo, Odo este “capi "los capita- lismo de redes” y los patrones mentales inherentes a 6| qu pita: le son responsables de las tendencias seran tratados en la quint, taj el titulo de desolidarizacién. a Nuestra tesis es que este capitalismo “nuevo”, “desorgani- zado" y orientado por el shareholder value actiia de una u otra ma- | nera sobre las esferas de accién normativamente estructuradas que diferenciamos arriba, produciendo asi evoluciones que con- ducen a una reversi6n parcial de los logros normativos institucio- nalizados en dichas esferas. A nuestro modo de ver, es esencial para la influencia del capitalismo actual sobre esas esferas que esta influencia no pueda entenderse en el sentido de una interven- cién colonizadora en los patrones de accién del mundo de vida por parte de imperativos de aprovechamiento capitalistas. Todos sabemos que a la descripcién del actuar econémico como una acti- vidad orientada de manera meramente instrumental siempre se le ha reprochado que descuida los momentos normativos inheren- tes. Sin embargo, independientemente de este punto sistematico, elesbozo del capitalismo actual que acabamos de dar ha mostrado que sigue vigente la siguiente frase: “Las sociedades capitalistas [..] dependen siempre de condiciones marginales culturales que ellas no pueden reproducir a partir de sf mismas”.!° Cuando Jir- gen Habermas formulé en su estudio sobre Problemas de legitima- cién en el capitalismo tardio a principios de los afios setenta, esta pro- Posicién iba asociada con la tesis diagnéstica de Ia época de ah" los recursos de motivacién tradicionales del actuar capitalista el “privaticismo civico” y el “familial-laboral”) iban a erosionar bajo el influjo de las prestaciones de seguridad del Estado de bienestar; erzos de motivacién auténomos." Sobre ». Erwerbs- * Véase Hans J. Pongratz y G. Giinter Vo8, ‘Arbeitskrafunterneher- orientierung in entgrenzten Arbeitsformen, Berlin, 2003... rrancfort del "rg Haba, Lgtinaionpeblene in SPP arly Meno, 1973, P. 107 [trad. esp.: Problemas de Tegitimacin en pl Buenos Aires, Amorrortu, 1975]. MORAL 20 CRITICA DELAGR de modo que la contradiccién entre capital y trabajo que seguia caracterizando a las sociedades del capitalismo a podia ser privada de sus revestimientos legitimadores a ts an ao moral orientada cada vez mds por criterios universalistas y a intencio- nes criticas. En esta interpretacion la sociedad capitalista tardia es contradictoria, tanto en el sentido de antagonismos “latentes” en forma de clases como en el de una légica de evolucién que de- berd conducir a que las tendencias de destradicionalizaci6n, reali- zadas dentro del capitalismo domado por el Estado de bienestar, manifiestan en forma autodestructiva las desigualdades e injusti- cias tipicas de este nivel del capitalismo. Como es facil suponer, la hipétesis aqui sostenida parte del supuesto de que el capitalismo actual ha logrado movilizar nue- vos recursos de motivacién, tanto sobre la base de una critica he- cha a las mismas agencias del bienestar como si se recurre a las objeciones criticas a estructuras laborales tayloristas 0 fordistas. Dicho de otra manera, el “nuevo” capitalismo sélo puede ser tan exitoso, invalidando la neutralizaci6n politica de los imperativos de aprovechamiento asociados a él, porque en la perspectiva de grupos de interés de bastante influencia social contribuye como patron integrador de indole peculiar ~al menos asf parece— a con- servar 0 refundir en un molde modernizado algunos de los logros institucionalizados durante la era socialdemécrata en condiciones socioeconémicas cambiadas. Es precisamente esta tendencia de una economizacién de nexos sociales cargada de normatividad la que produce algunos de los efectos Paradéjicos, capitalismo es impulsado o legitimado, de algunos Principios normativos que si comprensién de Occidente. En el tras esté la suposicién de que las contradi nuevo” capitalismo se Proyectan hai tructuradas de modo ajeno al aprove ya que ahora el Por asi decirlo, en nombre on esenciales para la auto- fondo de estas reflexiones icciones e inseguridades del cia las esferas de accién es- ‘chamiento o bien solidario, 165i Jiirgen Habermas, Legitimationsproblem..., op. cit, p.130. PARADOJAS DEL CAPITALISMO 401 contribuyendo de una manera con frecuencia complicada y, como queremos llamarla, paradéjica a la erosién del sentido emancipa- dor de las normas y los valores articulados e institucionalizados en dichas esferas. Estas contradicciones -y este hecho es probable- mente ya una paradoja central de la era actual~ a menudo ya no son percibidas como contradicciones del capitalismo, porque los sujetos han “aprendido” a responsabilizarse de su destino en su rol de empleadores de su fuerza laboral. SOBRE EL CONCEPTO DE PARADOJA7 En este punto serd titil delimitar un poco mas el concepto de para- doja. De lo expuesto deberia inferirse ya que no estamos introdu- ciendo este término como opuesto al de contradiccién, sino como explicaci6n de una estructura de contradiccién especifica. Muchas de las experiencias que en la actualidad pueden describirse como contradictorias tienen su origen en la realizacién practica de pro- pésitos normativos. Una contradiccién es paradéjica cuando preci- samente con la realizacin que se intenta de tal propésito se reduce la probabilidad de realizarlo.'® En casos demasiado marcados el in- tento de realizar un propésito crea condiciones que contrarian el propésito original. Para poder constatar tales efectos paradéjicos, debemos referirnos —ésta es la tesis— a un vocabulario normativo que permite referir siquiera estos efectos a ciertos propésitos “ori- ginales”. En el contexto de nuestras reflexiones, cumplen esta fun- cién las esferas normativas arriba mencionadas, las cuales tienen que interpretarse siempre como resultados no consumados de lu- chas sociales en cuyo marco los sujetos buscan que se les reco- ” Véase también Michael Hartmann, Der Mythos von den Leistungseliten. Spitzenkarrieren und soziale Herkunft in Wirtschaft, Politi, Justiz und Wissenschaft, Fréncfort del Meno, 2002. +8 Anthony Giddens, Die Konstitution der Gesellschaft. Grundziige einer Theorie der Strukturierung, Fréncfort del Meno, 1988, p.369 [trad. esp: La constitucion dela Sociedad. Bases para la teorfa de la estructuracién, Buenos Aires, Amorrortu, 1995]. CRITICA DEL AGRAVIO MORAL * caracteristicas de su personalidad, derechos, de- ades emocionales. Sin embargo, estas luchas ocimiento 0 la revaloraci6n no generan por si mismas te efectos paraddjicos; mas bien fae los procesos formacién que resumimos aqui bajo el titulo de revolu- e ae liberal” fungen como una condicién estructural de esas modifi su forma como las consecuen- alore nozca 0 revs : cesid sempefios 0 ne’ por el recon’ onecesariamen' ci6n juchas, modificando con ello tanto cias que conllevan. Bajo la creciente ; capitalista forzoso —éste es el supuesto— los patrones de interpre- taci6n institucionalizados del individualismo, del derecho, del desempeiio y del amor se transforman de una manera que no puede denominarse sino paraddjica. Son tres los puntos que se relacionan con un cambio del con- cepto de contradiccién “clasico” al concepto de contradiccién “pa- raddjica”. Por un lado, a) el discurso de las contradicciones para- déjicas tiene que prescindir de la confrontaci6n clara de elementos progresistas y retardadores de la evolucién social. Los efectos para- dojicos se caracterizan precisamente porque en ellos se mezclan momentos positivos y negativos, porque en ellos ciertas mejoras de una circunstancia o situacién se conjugan de manera compleja con ciertos deterioros. Algunas de las contradicciones que hemos expuesto tienen exactamente esta estructura: los elementos de un a a de una transformacién de instituciones contenido original bajo e a ae emancipador pierden su voreciendo con ello a ey Se ee ee logica de accién referida al a ee ar eaenae ee ; provechamiento, al tiempo que su fun- dir ese desenfreno. En este contexto no presion del aprovechamiento PARADOJAS DEL CAPITALISMO 403 ristico de las descripciones de formaciones sociales “de capitalismo tardio”. La supos s ligadas a los patro- nes de aprovechamiento capitalistas perderian su legitimidad bajo el influjo de una moral universalista y una erosién conducida por el Estado social de los patrones de justificacién tradicionales de la desigualdad implica -como ya sefialamos- el supuesto de que el capitalismo no iba a ser capaz de reclutar nuevas justificaciones de desigualdad. El discurso de las contradicciones “paradéjicas” del capitalismo alude, por el contrario, a un capitalismo “etificado” que, recurriendo a un vocabulario existente de autodescripcién normativa, ha logrado formular nuevas justificaciones de desigual- dad, injusticia 0 perjuicio social. El modelo de contradicciones “pa- radéjicas” prescinde finalmente c) de una reconstruccién de los conflictos sociales actuales en términos de una teoria de clases. Con ello de ninguna manera se niega la posibilidad de identificar algu- nas de las consecuencias negativas ligadas al “nuevo” capitalismo como especificas de ciertos estratos o entornos sociales. Esta identi- ficaci6n se dificulta no obstante, por un lado, por el hecho de que muchos de los modos de experimentar el capitalismo descritos como paraddjicos atafien de manera tipica al personal en puestos elevados; por otro lado, hemos indicado ya el grado —que en si mismo es paradéjico— en que en la actualidad los sujetos estan dis- puestos o bien son estimulados a percibir su comportamiento como individualizado, pese a las crecientes interdependencias sociales. Ambos factores privan las teorfas de contradiccién que enfrentan a sujetos colectivos de su punto de referencia empirico y dificultan con ello la facil identificacién de sujetos de accién orientados hacia el progreso y otros “reaccionarios”. Ahora bien, el discurso global de las contradicciones parad6- jicas del capitalismo necesitaria complementarse y ampliarse en muchos puntos para poder reclamar mayor plausibilidad. Asi, la descrita “presién” capitalista tiene efectos diferentes en las distin- tas esferas de acci6n. Sin embargo, es probable que sea de impor- tancia central el hecho de que el “nuevo” capitalismo esta estruc- turado ya en si de manera contradictoria y que transporta estas cién de que las desigualdade: 404 CRITICA DEL AGRAVIO MORAL contradicciones en las esferas de accién no econémicas; los efectos paradéjicos se producen precisamente cuando los sujetos se siguen viendo en estas esferas de accién a la luz de las normas caracteris- ticas de dichas esferas (y esto, por asi decirlo, con el permiso de un capitalismo flexibilizado también en términos normativos). No obstante, ésta no es necesariamente la estructura que caracteriza todas las contradicciones paraddjicas relevantes. La manera en que puede reconstruirse con exactitud una contradiccién paradéjica tendra que analizarse en cierto modo caso por caso. Lo que aqui sostenemos es tinicamente la tesis de que la estructura del capita- lismo actual produce en notable medida contradicciones paradéji- cas; en consecuencia, el concepto de éstas sirve como instrumento general de explicaci6n. > PARADOJAS DE LA MODERNIZACION CAPITALISTA Nuestra tesis general es, como ya mencionamos, que la reestructu- raci6n neoliberal del sistema econémico capitalista ejerce una pre- sin de adaptarse que, si bien no revierte los procesos de progreso anteriormente sefialados, los modifica de manera duradera en su funcién o significado; lo que antes podia ser analizado con claridad como una extensién del margen de accion de la autonomia indivi- dual adopta en el marco del nuevo modo de organizacién del capi- talismo la forma de exigencias, disciplinamientos o inseguridades que en su conjunto producen el efecto de una desolidarizaci6én so- cial. A manera de conclusién explicaremos sobre la base de las esfe- tas de acci6n ya diferenciadas lo que esto significa en concreto. 1) El progreso normativo que significé la generalizacién social del individualismo cargado de romanticismo en la era socialdem6- crata por haber conducido a un incremento de la libertad biogré- fica ha sido convertido de manera peculiar en su contrario bajo la presion de la reestructuracién neoliberal del capitalismo. No es que el nuevo patrén de interpretacién simplemente haya vuelto a PARADOJAS DEL CAPTI LiIsMo 405 perder su poder sobre el mundo de vida 0 que incluso se haya exe tinguido en vista de las clevadas exigencias de flexibilidad; por el contrario, sigue teniendo una significacién no refrenada que im- pregna la comprensién de sf mismo de muchos integrantes de la s décad sociedad, pero en las tiltimas d ha cambiado de manera imperceptible la direccién de su sentido por haber sido introdu- cido en el proceso econdmico como requisito de calificacién y exi- gencia de actitud. Invocando Ia idea de que los sujetos no com- prenden su actividad respectiva como el cumplimiento de un deber social sino como un paso revisable de su autorrealizaci6n experimental, se justifican hoy la eliminacién del privilegio de pertenencia a la empresa, la disoluci6n de seguridades legales que garantizan el estatus y la espera de mayores disposiciones de fle- xibilidad; en los perfiles de calificacién que corresponden a pues- tos bien remunerados en los sectores de produccién y de servicios se introduce ademas en creciente medida la exigencia extrafuncio- nal de tener una actitud creativa y de indeterminaci6n biografica. Este cambio de significado normativo del individualismo roman- ticista, que comienza a convertirse en ideologia y factor produc- tivo del nuevo capitalismo, conlleva tendencias de desolidariza- cién en el sentido de que los trabajadores estn cada vez menos en condiciones de formar vinculos de largo plazo con las empresas 0 los compaiteros de trabajo; ademas, el modificado perfil de requi- sitos exige mantenerse en términos biogrdficos tan abierto con res- pectoa la eleccién de lugar, planeacién de tiempo y tipo de activi- dad que las amistades y relaciones amorosas, para no mencionar el establecimiento de una familia, se encuentran expuestas a pre- siones elevadas. El capitalismo de redes se caracteriza de por si por tendencias de absorber ilimitadamente las competencias de accion subjetivas, borrando asi los limites entre la esfera privada y la laboral-puiblica. De quien emplea su fuerza de trabajo se espera no sélo el debido cumplimiento de los datos de produccién exter- namente establecidos, sino la disposicién de lograr metas de pro- yecto fijadas de manera mds o menos auténoma, utilizando sus competencias y recursos comunicativos y emocionales. Esta desli- 406 CRITICA DEL AGRAVIO MORAL mitacién de los desempefios relevantes para el trabajo implica un reblandecimiento de la separacién entre los radios de acci6n pri- vado y laboral!® y, en combinacién con ello, una activacién de ca- pacidades informales propias del mundo de vide para fines labo- rales (la racionalidad econémica, podria decirse, est4 siendo “colonizada” en términos del mundo de vida).”” Ademas, el capi- talismo de redes economiza esferas de accién antes alejadas del aprovechamiento, introduciendo de esta manera el Principio de prestacion y contraprestacién en Ambitos de reciprocidad asimé- trica, estructurada de modo solidario. Las consecuencias de esta informalizacién de lo econémico y economizacién de lo informal son multiples; aqui no cabe discutirlas en detalle. Sin embargo, mencionaremos tres fendmenos a manera de resumen: alli donde ciertas competencias informales y emocionales se incorporan en procesos laborales relacionados con el aprovechamiento y donde hay imperativos econémicos que penetran en patrones de relacion informales, a los sujetos se les dificulta cada vez mas diferenciar con precision entre los aspectos instrumentales y no instrumenta- les de las relaciones intersubjetivas. En otras palabras, en el capi- talismo de redes los patrones de relaciones amistosas se establecen también absolutamente con miras a intereses instrumentales, mientras que al mismo tiempo las relaciones instrumentales se transforman una y otra vez en relaciones amistosas. Lo habitual son, por lo tanto, las formas intermedias dificiles de comprender de patrones de relaci6n amistoso-instrumentales, los cuales son percibidos también por los Sujetos como poco claros porque ape- nas se identifican los “verdaderos” propésitos con que otras pet- Sonas van a nuestro encuentro. AdemAs, en el capitalismo de re- des se exhorta en cierta manera a los Sujetos a que persigan en las Asti ee py Atle Russell Hochschild, Keine Zeit. Wenn die Firma zum Zuhause wird und zu ‘Hause nur Arbeit wartet, Opladen, 2002. ‘om Vinse Nick Meatzer, Arbeitskraft in Entgrenung. Grenzenlose Anforderun- 7 le Spielraume, begrenzte Ressourcen, Berlin, 2003, especialmente pp- 236-239. Kratzer habla en este contes i rente | clon postayloriste te oes seme de una “cara blanda” de la racionaliza- VALADIOJAS DEL CATITALIGMO M07 conexiones laborales con mayor intensidad sus interenes “autentie con”) pero al mismo Gempo los puestos de trabajo entructurados on forma de proyectos premian a Ia personalidades“planan” que puodan responder de manera flexible a desafios nuevos, También on ene cano we Lala, por tanto, de-un Ambito donde el significado originalmente emanelpador del ideal de autenticidad se ha cone vertido en un Instrumente legitimador de conexiones de aproves chamiento capitalistas, Como ejemplo de la dificultad de recono- cer dentro de una empresa ls contribuciones especiales de los trabajadores, cabe aductr el hecho de que los nexos laborales orga- nizados en forma de proyectos apenas cuen an con una memoria de low desemperion individuales (aqui presuponemos la tesis ya no dixcutida de que por regla general las exigencias de autentici- dad no pueden desarrollarse sino en forma reconocida). Las con- tribuciones de los trabajadores se valoran, por consiguiente, cada vez, menos en sus aspectos indi uales: Ein las organizaciones flexibles la memoria de los méritos pasa- dos es muy corta, lo cual conduce a una inestabilidad de las jerar- qufas que es absolutamente intencionada: la persona ya no es valorada como tal sino siempre con respecto a sus competencias presentes aquf y ahora. En consecuencia, en esas organizaciones ya no hay lugar para aquellas obligaciones especificas que resul- tan, por ejemplo, del reconocimiento de los desempefios pasados [de un trabajador], sea incluso tan s6lo en forma indirecta por su edad o su antigtiedad2! Finalmente, la confusién entre competencias y recursos privados Y ptiblicos, informales y formales desvalora los criterios mas 0 menos objetivos que permitian que los sujetos determinaran el va- 2! Nicolas Dodier, Les Hommes et les Machines. La conscience collective dans les sociélés technicisées, Parts, 1995, pp. 341-342. Véase también Kai Droge e Irene Somm, “Spurlose Leistung. Zeit, Status und Reziprozitat im flexiblen Kapita- lismus”, manuscrito, Institut fir Sozialforschung, 2003. CRITICA DEL AGRAVIO MORAL lor de sus respectivas calificaciones y contribuciones. Por ejemplo, n certificado o un diploma la capa- relaciones. Ademés, las redes tien- 408 es dificil plasmar en forma de ui cidad de construir y estabilizar : den a crear reputaciones locales cuyo valor es dificil de estimar fuera de la red. Puede ser que esta inseguridad —que habré que volver a tratar mas adelante- sobre el valor social de las califica- ciones y capacidades propias lleve a los sujetos a buscar cada vez ms el reconocimiento de sus resultados y propiedades presunta- mente inconfundibles en luchas de economia de la atencién fuera de la propia esfera de trabajo (por ejemplo, en los incontables talk shows televisivos exhibicionistas).” 2) Los logros arriba mencionados de Ja era socialdemécrata con- sistieron en el establecimiento mas amplio y la extensi6n de los derechos civicos de libertad y de los derechos politicos de partici- paci6n. Estas medidas incrementan, por un lado, los margenes de autonomia de los individuos (por ejemplo, a través de la libertad contractual), pero al mismo tiempo las prohibiciones de discrimi- nacién buscan evitar casos de trato desigual que siguen siendo absolutamente posibles sobre la base de los derechos de libertad civicos. Por tiltimo, los derechos politicos de participaci6n sirven para evitar la dominaci6n ilegitima y fungen, en la perspectiva de Thomas H. Marshall, como condicién previa para realizar de facto los derechos civicos de libertad. De especial importancia para nuestras reflexiones es la categoria de los derechos de estatus so- cial, que en el famoso proyecto de Marshall sobre “Derechos de ciudadano y clases sociales” constituyen, en combinacién con los derechos de libertad civicos y los derechos politicos de participa- cién, el estatus de ciudadano. La institucionalizacion de los dere- chos de estatus social en el Estado de bienestar funciona, por asi decirlo, como confesién de que los derechos politicos, pero tam- 21, ‘ : ‘ p.463. Boltanski y Eve Chiapello, Der neue Geist des Kapitalismus, op. cits ® Alain Ehrenberg, L'individu incertain, Paris, 1995, pp. 175 ss. PARADOJAS DEL CAPITALISMO 409 bién otros derechos de participacién social, no pueden realizarse en los hechos sin que exista un sustento material minimo. En el proyecto de Marshall precisamente los derechos de estatus social fueron los que crearon “un derecho general a un ingreso disponi- ble que no se media por el valor comercial de quien lo exige” 2 Es decir, s6lo en el momento en que los sujetos cuentan con un grado de sustento material independiente de su desempeiio estan en condiciones de participar con mas 0 menos los mismos derechos en las esenciales instituciones y prdcticas sociales. En este con- texto cabe resaltar en especial dos aspectos: por una parte, la com- prensi6n del caracter condicionado de los derechos asociados al estatus de ciudadano La hipotesis es que los derechos de liber- tad y los derechos de participacién politica pueden realizarse sélo silos sujetos disponen de un cierto nivel de vida que no en todos los casos puede ser producido por ellos mismos. Por otra parte -y en conexién con lo anterior-, los derechos de estatus social libe- ran en cierto grado a los sujetos de la necesidad de hacerse res- ponsables ellos solos por su respectiva situacién de vida. Institu- cionalizar el apoyo del Estado de bienestar equivale a admitir que las desigualdades sociales en sociedades complejas estén conec- tadas con condiciones iniciales desiguales, cuyo caracter més concreto muy pocas veces est totalmente a disposicién de los su- jetos. Los derechos sociales tienen en este sentido un estatus apo- derador y otro descargador. Con respecto a la sociedad actual, Podemos observar tendencias de erosién en ambos aspectos. En el transcurso de la transformacién de las agencias del Estado de bienestar los derechos sociales son en parte reducidos a gran es- cala, pero en parte también convertidos en servicios sociales eco- * Thomas H. Marshall, “Staatsbiirgerrechte und soziale Klassen”, en Bilr- Serrechte und soziale Klassen. Zur Soziologie des Wohtlfahrtsstaates, Francfort del Meno, 1992, p. 66. * Véase Georg Vobruba, “Freiheit: Autonomiegewinne der Leute im Wohl- fahrtsstaat”, en Stephan Lessenich (ed.), Wohlfahrisstaatliche Grundbegriff. His- {orice und aktuelle Diskurse, Fréncfort del Meno, 2008, p. 141 (alli se encuentra fambién la cita de Marshall). 410 CRITICA DEL AGRAVIO MORAL uso depende a su ez de los recurso: Pp v Ss sos materiales A jén en e! sitada. Tambié s , ‘dentificarse los fenémenos de una remorali- lela paternalizacion de la asistencia del desea disfrutar de las prestaciones que brindar contraprestaciones ~por ptar cualquier trabajo en caso de ser considerado como dere- nomizados cuyO de la clientela nec’ formacion pueden i zacion de los derechos y 4 Estado de bienestar. Quien del Estado de bienestar tiene ejemplo, la disposicin de ace quedarse sin empleo- para siquiera chohabiente. El paternalismo amenaza en todas aquellas partes donde el derecho en general de recurrir a servicios sociales, es de- cir, la posibilidad de reclamar prestaciones asistenciales, es siste- méaticamente minado por un discurso de responsabilidad propia. Cuanto menor es la posibilidad de hacer uso de las prestaciones del Estado de bienestar como de un derecho, tanto mayor es el peligro de que estas prestaciones sean dejadas a la discrecionali- dad de una burocracia liberada o bien a la capacidad no calcula- ble de asociaciones de la sociedad civil de lograr para emergen- cias existentes una cantidad suficiente de atenci6n publica y de disposicién de donar2é No obstante, el discurso de la responsabi- lidad propia tiende en primera instancia a desviar la mirada total- mente de las agencias del Estado de bienestar. Este discurso pasa por alto, como Klaus Giinther demostré, en qué medida la atribu- cién de responsabilidad individual depende de condiciones inter- ei ne potion ooton op mo responsables de su actuar u omi- cee a ie Sila responsabilidad se asigna sin tener en cuenta estas con- iclones, se convierte en un “imperativo” | transcurso de esta trans- que adopta rasgos pa- * Nikolas Rose utili as Rose utiliza el concepto de “remoralizacién” sobre todo con res ayuda de las asociaciones que operan més alls de! Wortung im gegenwitigen Kemi ee tiBUNB und Diszipi _. Bege talismus” plinierung. Verant aus der Miindigheit, op. cit, pp, ie + €n Axel Honneth (ed.), Befreiung PARADOJAS DEL CAPITALISMO an radéjicos precisamente cuando queda claro que los sujetos en las condiciones de una sociedad que se vuelve cada vez mas com- pleja apenas pueden asumir responsabilidades en el sentido pleno de la palabra por muchos aspectos de su existencia.”* El caracter de imperativo de la responsabilidad asignada crece, por lo tanto, en la medida en que los individuos tienen que responsabilizarse por circunstancias de las cuales de facto no son responsables. Esta pa- radoja se intensifica atin mds por el hecho de que originalmente la concepcién de responsabilidad propia tuvo caracteristicas por completo emancipadoras, pues la critica a una burocracia imper- sonal del bienestar fue la que condujo a demandas de una aten- cién més cercana a la clientela y con ello puso en la mira también aquel Ambito en que los sujetos ya no tienen que considerarse tinicamente como receptores pasivos de prestaciones de ayuda social. No obstante, antes de que pudiera ponerse en marcha una discusion seria sobre el equilibrio adecuado entre las condiciones previas de un actuar responsable de si mismo y la dimension de una iniciativa propia razonable, un discurso de la responsabil dad propia que irrumpia con enorme fuerza en la opinién publica sugirié que el alcance de la responsabilidad personal por las cir- cunstancias sociales del obrar propio era mayor de lo que antes se suponia. Lo que se perfila en este punto es el desmoronamiento -unido a la extensién de estructuras capitalistas en forma de re- des- de la figura, extremadamente eficaz en términos de politica social, de una comunidad de responsabilidad, constituida en la mayoria de los casos como Estado nacional, que permite exigir en general mayores sacrificios de redistribucién, alegando la perte- nencia a una comunidad politica o cultural. Ahora bien, en Ja me- dida en que la figura de una sociedad atravesada por redes se im- pone como medio esencial de autodescripcién social, otros conceptos del nexo social van perdiendo su influencia. Sin em- bargo, todos los patrones de solidaridad social requieren un 8 Ibid,, p. 128, CRITICA DEL AGRAVIO MORAL 412 proca la desgracia de te “poner en relacién reci raci los indigentes y el fae de los dichosos”.” En el capitalismo de redes, dice la tesis, los ciudadanos tienden cada vez mas a per- cibir sus desempefios, sus éxitos y fracasos de manera individua- lizada, de modo que ya casi no parece ser posible establecer una referencia a un todo mayor. Las consecuencias para los sujetos pueden caracterizarse, por un lado, con el concepto parad jico de presién hacia la responsabilidad propia, pero también pueden concebirse en términos psiquicos: cuanto mayor es la responsabi- lidad que los individuos deben tomar por sus condiciones de vida, tanto mayor es también el peligro de sobreesforzarlos. En consecuencia, Alain Ehrenberg ha sostenido la tesis de que el nui- mero de enfermedades depresivas crece en la medida en que la sensaci6n de incumplimiento aumenta como resultado del incre- mento de las responsabilidades exigidas. “Le déprimé est un homme en panne” -el deprimido es una persona que cree haber fracasado-, dice Ehrenberg, mas no una persona que haya vio- lado reglas o que haya sido defraudada por una asignaci6n a la que legalmente tenia derecho.” marco que permi! 3) Mientras que en las sociedades feudales 0 premodernas las asignaciones de estatus se realizan principalmente sobre la base de caracteristicas adscriptivas (nacimiento, descendencia), las so- ciedades industrializadas modernas pueden caracterizarse por una reduccién de las asignaciones adscriptivas de estatus en fa- vor de criterios universalistas. En especial Parsons sefialé que con la creciente vinculacién de las posiciones de estatus social con el = aumenta el Peso de un principio de rendimiento cuya idea is eee aera Porque nadie debe ser excluido de 0s al principio de rendimiento tinicamente ® Luc Boltanski y Ei i 'y Eve Chiay i ' ia Se Der neue Geist des Kapitalismus, op. cit., p.421.- igue d'étre soi. Dépression et société, Paris, 1999, p. 16 fatiga de ser uno mi : Visién, 2000). MMe mismo. Depresion y sociedad, Buenos Aires, Nueva PARADOJAS DEL CAPITALISMO. 413 por motivos de nacimiento 0 procedencia." No es dificil perca- tarse de que de esta manera también el principio de rendimiento cuenta con un contenido emancipador; pues cuanto mayor es e] Ambito en que los sujetos pueden tener éxito sobre Ja base del esfuerzo propio, tanto mayor es también la esfera de una Ppartici- pacién de oportunidades iguales en posiciones de estatus social. Con respecto a la economia, procesos tipicos para la sociedad in- dustrial moderna, como la “diferenciacién de hogares y empre- as”, pero también la “creciente reduccién del control sobre Jas organizaciones econémicas por parte del propietario” en favor de un sector cada vez mayor de empleados, pueden caracteri- zarse como fases de una extensién sistematica de campos de acti- vidad referidos al desempefio.* También la detencién de la forma familiar de direccién empresarial, durante bastante tiempo caracteristica para muchas empresas pequefias y medianas, por métodos de administracién modernos (y un sector de gerentes formados para ello) contribuyé a reemplazar los patrones de de- pendencia personal que prevalecen en las empresas de direccién familiar por los de una relacin mas impersonal y, en consecuen- cia, menos discrecional o paternalista.3* Ahora bien, no cabe duda alguna de que el principio de rendimiento, descrito en esta forma abreviada, siempre ha sido objeto de intensas criticas por parte de las ciencias sociales. El mismo Parsons destaca que la hipéte- sis que soporté al capitalismo temprano, que sostiene que tinica- mente sobre la base de sus capacidades innatas el individuo po- dia entrar con derechos iguales en el sistema de competencia del mercado, resulté pronto una ilusién. Con la extensién de las ins- tituciones educativas que se Ilev6 a cabo después de la Segunda Guerra Mundial va asociada la idea -dice- de que las capacida- des relevantes para participar en los sucesos del mercado no pueden ser “transmitidas [sino] por una compleja serie de nive- a wy Lalcott Parsons, Das System moderner Gesellschaften, op. cit., p. 140. 3 ibid. pp. 138 y 135. * Luc Boltanski ire Chiapello, Der neue Geist des Kapitalismus, op. cit., p. 55. CRITICA DEL AGRAVIO MORAL n’”! Por cierto, esta interpretacion. condiciones previas, reconocidas en la era social- n equitativa en la competencia del io. Son mas importantes to- bajo sospecha de ideologia el oncepcién de un a4 les del proceso de so ializacior sefala sélo las demséerata, de participa mercado orientada por el desempe das las formas de critica que ponen estatus del principio de rendimiento como una ¢ orden referido a toda la sociedad, ya que tiende a justificar las desigualdades de manera sistematica y con referencia a un arse- nal de argumentacién normativo y a desprestigiar con ello los “modelos alternativos de produccién y distribucién sociales” que prescinden, por ejemplo, de la orientacién por el principio de rendimiento.*> Ademis, hasta la actualidad se encuentran buenos argumentos empiricos que demuestran que en especial en la esfera de los puestos de alta direcci6n las caracteristicas de procedencia o del habito relativo al estrato social aventajan al es- tatus calificador de las caracteristicas dependientes del desem- pefio, de modo que de ninguna manera puede hablarse de que las asignaciones adscriptivas de estatus hayan quedado supera- das por completo. No obstante, estos patrones de critica no han conducido a minar el poder proveedor de legitimidad del princi- pio de rendimiento. Por el contrario, también hay estudios muy recientes que arrojan que el principio de rendimiento como ex- pectativa normativa sigue ejerciendo un influjo que impregna las conciencias y en consecuencia sigue cumpliendo la funcién de pauta evaluadora para enjuiciar las estructuras de distribucion y de premiacién sociales.” Ademas, parte de la critica al principio ™ Talcott Parsons, Das System moderner Gesellschaften, op. cit., p. 123. fies Offs Leitungeprinzip und industrielle Arbeit. Mechanismen der Status- verteilung in Arbeitsorganisationen der industriellen ‘Leist ', Franc: fort del Meno y Colonia, 1970, p. 9. a % Michael Hartmann, Der Mythos von den Leistungseliten, op. cit Sighard Neckel, Kai Droge e Irene Somm, “Welche Leistung, welche Lei- stungsgerechtigkeit? Soziologische Konzepte, normative Fragen und einige empirische Befunde”, en Peter A. Berger y Volker H. Schmidt (eds.), Welche Gleichheit, ichheit ichheil : al heit, welche Ungleichheit? Grundlagen der Ungleichheitsforschung, Opladen, PARADOJAS DEL CAPITALISMO ANS de rendimiento puede interpretarse como indicacion de que los ctiterios universalistas asociados a dicho principio se hayan rea- lizado de manera insuficiente o demasiado restrictiva. En otras palabras, muchas veces se sigue sosteniendo el contenido eman- Gpador del principio de rendimiento, precisamente en los con- textos de critica a este principio. Aunado al papel siempre posi- tivo que el principio de rendimiento sigue cumpliendo como concepcién de un orden referido a la sociedad entera, se encuen- tra un discurso politico y econémico en cuyo marco la semdntica de desempefio adquiere una prominencia cada vez mayor (“El desempefio debe volver a dejar beneficios”). Ambas circunstan- cias juntas podrian adoptar rasgos paradéjicos —dice la tesis~ jus- tamente si pudiera demostrarse que el principio de rendimiento pierde precisamente en todas las dimensiones del 4mbito econ6- mico los restos de su contenido de realidad. Son diversas circuns- tancias que en este contexto conllevan aquello que aqui denomi- naremos “inseguridad de desempefio”. Por un lado, incluso en encuestas empiricas sobre el fendmeno de justicia de desempefio, pueden identificarse ciertas tendencias a admitir el éxito en el mercado como tinico criterio para la remuneraci6n de los resulta- dos producidos. En otras palabras: slo quien emplea su fuerza de trabajo para crear productos o servicios que se venden con éxito en el mercado merece en sentido estricto su remuneraci6n. En esta perspectiva, el mercado aparece como una “instancia ine- vitable para evaluar el desempefio”.* En consecuencia, todos los resultados que no pueden convertirse de la manera descrita en ganancias tendran que ser inseguros. El hecho de que de este modo el principio de rendimiento se mercadifica es una tesis con- vertida en fundamento de diagnéstico social-teérico de la actua- lidad, incluso independientemente de Jos elementos concretos de Juicios empiricos. Sighard Neckel y Kai Drdge suponen, por clemplo, que los mercados por si mismos se interesan exclusiva- Ho CREICA DEL AGRAVIO MOKAL, mento en resultados eeondmicos que permanecen “por asf dex soneracion,” Eg citlo, ‘elogon! y neutrals” ante el modo de su generacion” Hy nn”, tame deer, en la medida en que lan uociedaden se “mercadific bien hay factores como el azar, la herencia o Ja buena suerte que {limos criterion de distribucién de entran en el debate como ke biones materiales o simbdlleos, £ para juzgar de forma definitive si dicha “mereadificacion” de los rio de distribucién que puede observarse en algunos 4mbi- n duda, es demasiado pronto ablecersé ampliamente como marco normative de expec- » también al hecho de que factores. 1 herencia no pueden ser incor- ructura de justificacion tativas, lo cual puede debe suerle Oo como el azar, la buens porados de manera razonable en una en general aceptable de la desigualdad social. Sin embargo, no parece haber duda sobre una inseguridad generalizada respecto del valor y el estatus del desemperio propio; inseguridad que se est intensificando por algunas de las caracteristicas ya mencio- nadas del capitalismo en forma de proyectos. En este sentido, muchas vece Puntos importantes en este contexto- si una relacion laboral se establece sobre la base de criterios objetivos o de afecto personal; a ello se atina la dificultad general de objetivizar las competen- cias decisivas para el capitalismo de redes (por ejemplo, la capa- cidad de construir relaciones, de generar confianza, la flexibi dad, etc.); finalmente, los incrementos de reputaci6n que se asocian a la realizacién de un Proyecto apenas corresponden a las “equivalencias nacionales” de un certificado o diploma, y de esta manera su efecto se limita por lo pronto al interior del pro- Yeclo, por asi decirlo."° Al conjugar todos estos factores, es facil comprender por qué a los sujetos en la actualidad se les dificulta no esté claro -para volver a citar algunos de los » Sighard Neckel y Kai Drdge, “Di i y » “Die Verdienste und ihr Preis: Lei i ee Markigeselischatt / en Axel Honneth (ed.), Befrviung aus dev Mi wget ee es segenzirtigen Kapitalismus, Francfort lel Mer mp 10S “ Luc Boltanski y Eve Ch : p. 463, y hiapello, Der neue Geist des Kapitalismus, op. cit., VARADOJAS DEL CAPITALISMO. a7 obtener certeza sobre el “verdadero” valor de sus contribucione y wsultados; pero si el principio de rendimiento cambia en este sentido su contenido practico, ef discurso de dese, mpefio que hoy Dolilicas y econdmicas deja de ser un me- dio de potencial emaneipacién y se transforma en un medio que sitve -parecido al discurso de la respor domina las discusiones bilidad propia- tanto al liberados del desem- bilidad de participar del estatus para minar los pedo como para sugerir la p spectos del bienes donde ésta de hecho no er 4) La idea surgida en el umbral del siglo xix de que el amor ro- manticista es una pasién opuesta al mundo instrumental de las relaciones de intercambio"! probablemente ha sido desde siempre un producto tipico de la formacién burguesa de ilusiones. Si bien en el momento hist6rico en que parecen incrementarse los prime- ros indicios de una incipiente secularizacién la relacion de dos personas experimentada de modo afectivo es dotada de todas las cualidades de vivencia que antes estuvieron reservadas a la expe- riencia transgresiva de lo “sagrado”, desde temprano se entre- mezcla de manera oculta en este contramundo de unién simbi6- tica entre varén y mujer un sentido sensato por lo socialmente conveniente; sentido que procura que las relaciones de largo plazo © los matrimonios se contraen principalmente entre integrantes del mismo estrato social. Sin embargo, la delimitacién ante la es- fera “fria” de las relaciones econémicas no se quiebra de manera definitiva sino en el momento en que con la difusién social del ideal romanticista del amor surgen practicas sociales que hacen depender el inicio y mantenimiento de las relaciones entre dos Personas cada vez mas del consumo de mercancias; desde el co- mienzo del siglo xx el amor es, como Eva Illouz demostré de ma- nera convincente, en creciente medida “objetivado” y comerciali- zado, porque los sujetos recurren cada vez mas a articulos de “ Niklas Luhmann, Liebe als Passion. Zur Codierung von Intimitit, Francfort del Meno, 1982. ais CRITICA DEL AGRAVIO MORAL bienes suntuarios para expresar de forma simbélica ‘as y delimitarlas de modo ritual ante e] en- ante, en estos procesos de comercializaci6n consumo y sus relaciones afectiv: torno social.” No obst cada vez, mayor los sujetos conservan -como Hlouz, constaté tam- bién- pese a todos los enredos en practicas econémicas Ja capaci- dad de mantener sus sentimientos libres de consideraciones estra- tégicas de utilidad; mas bien parecen poder utilizar con una habilidad que raya en lo virtuoso el consumo de mercancias para proteger sus relaciones, s6lo basadas en el afecto emocional y por eso “puras”, contra el desgaste rapido y hacerlas durables al me- nos por un cierto lapso de tiempo. En este sentido, también las obligaciones de asistencia que con el nacimiento del ideal roman- ticista del amor penetran como norma de reconocimiento en las relaciones intimas de dos personas permanecen vigentes de ma- nera peculiar en el proceso de economizacién de las practicas de amor; con la presién del movimiento feminista durante la era so- cialdemécrata procuran incluso, segtin nuestra conviccién, que las relaciones de pareja adoptan en mayor grado un rasgo de compa- ferismo y que el reparto desigual del trabajo doméstico y de la educacién de los hijos es percibido también por la parte masculina cada vez mds como un desafio moral. Sin embargo, en las tiltimas dos décadas se han perfilado tendencias que amenazan con disol- ver esta precaria ligaz6n entre el consumo y la cultura sentimental en la relaci6n de pareja, haciendo surgir en el amor una nueva forma de racionalidad de consumo. Por un lado, con la presién del trabajo deslimitado —que es tipico para las estructuras en forma de redes del nuevo capitalismo-, las relaciones de amor e intimas de largo plazo son expuestas a una carga sustancialmente ms elevada; las crecidas exigencias a los recursos de tiempo, los Tequerimientos mucho mayores de movilidad, pero en tiltima ins- tancia también las constantes expectativas de una fuerte responsa- bilidad propia y de compromiso emocional dificultan ae dia Eva Illouz, Der Konsum der Romantik, op. cit. i PARADOJAS DEL CAPITALISMO 419 cada vez més la generacién de aquella virtuosidad creativa en el entorno privado que es necesaria para mantener relaciones “pu- ras”, es decir, fundadas tnicamente en el afecto. No obstante, no son sélo estas presiones estructurales las que podemos responsa- bilizar por el minado tendencial de la praxis del amor romantic cista saturada de consumo; mas bien el nuevo “espiritu” del capi- talismo que transmite la idea empresarial del actuar calculatorio a la relacién de los sujetos consigo mismos parece penetrar hasta en los capilares de la relacién intima, en la medida en que empiezan a predominar en ella patrones de un cdlculo orientado por la utili- dad. Esto no significa tanto que las relaciones intimas se inicien hoy en dia en mayor grado siguiendo un célculo prosaico de su ventaja para el incremento de placer y gozo; lo que parece surgir como nuevo patrén de conducta es, por el contrario, la tendencia de calcular las perspectivas de largo plazo para estas relaciones de amor por su compatibilidad con las futuras disposiciones de mo- vilidad de un camino de carrera que en ningtin momento es plani- ficable sino a corto plazo. Si éste fuera el caso, entonces se haria prevalecer en el centro més intimo del amor aquella parte que ha estado dispuesta en él desde hace mucho en forma de practicas de consumo, pero que nunca se habia independizado ante la fuerza de los sentimientos: la racionalidad econémica que antes las pare- jas utilizaban en comiin para hacer durables de manera ritual sus relaciones precarias se convertiria en un recurso que al examinarse aplicarian uno contra el otro. REFERENCIAS BILIOGRAFICAS Bortansx1, Luc y Eve Chiapello, Der neue Geist des Kapitalismus, Constanza, 2003 [trad. esp.: El nuevo espiritu del capitalismo, Madrid, Akal, 2002]. Danrenvorr, Ralf, “Das 20. Jahrhundert - Bilanz und Hoffnung”, en Dieter Wild (edi), Spiegel des 20. Jahrhunderts, Hamburgo, 1999.

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