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Capitulo I La vida: un relato en busca de Narrador El hecho de que la vida tiene que ver con la n; ye dijo: hablamos de la historia de una vida pa ue va desde el nacimiento hasta la muerte, Sin embargo, esta asimilacion de la vida a una inclusive es una idea banal que es menester som Esta duda es la obra de todo el saber adquirido a | nios acerca del relato y la actividad narrativa —saber que parece alejar el relato de la vida vivida, y confinarlo a la tegiOn de la ficcion-, Atravesare- mos ahora esa Zona critica con miras a repensar de otro modo esa relacion demasiado rudimentaria y demasiado directa entre historia y vida, de ma- nera tal que Ja ficcién contribuya a hacer de la vida, en el sentido biolgico de la palab Quisiéramos aplicar a la telacion entre elato y vida la maxima de Socrates segun la cual una vida que no es exami- nada no es digna de ser vivida. ‘Tomaria como punto de partida para la travesfa de esta zona critica las palabras de un comentarista: las historias se cuentan y no se viven; la vida se vive y no se cuenta. A fin de esclarecer esta relacion entre vivir y contar, Propongo que examinemos, en primer lugar, el acto mismo de relatar. La teoria narrativa que evocaré ahora es muy reciente, ya que procede, bajo su forma elaborada, de los formalistas rusos y checos de la década del veinte y el treinta y de los estructuralistas frariceses de los aiios sesenta y setenta. Pero, al mismo tiempo, es muy antigua, en la medida en que la encuentro prefigurada en la Poética de Aristoteles. Es cierto que Aristételes solamente conocia tres géneros literarios: la epopeya, la tragedia y la come- ia, pero su andlisis ya era lo suficientemente general y formal como para ar lugar a las transposiciones modernas. Por mi parte, retengo de la Poética le Aristoteles su concepto central de intriga, que en griego se dice mythos, y ue significa a la vez fabula (en el sentido de historia imaginaria) e intriga (en el sentido de historia bien construida). Tomo como gufa este segundo larracion siempre se supo Ta Caracterizar e] periodo historia no va de suyo: eter a una duda critica, o largo de algunos dece- bd Paul Ricoeur toteles y sera de este concepto de intriga de donde del mythos de Aris! ; thas mentos susceptibles de ayudarnos ulteriormente a re ‘on entre vida y relato. 5 denomina intriga no es una estructura estatica sing integrador, el cual —segiin espero mostrar q inmediato- solamente se realiza enel bea t el espectador, es decir, en a receptor vivo ae 1a historia relatada. AI hablar de proceso integrador me cién que confiere a la historia relatada ua j osit fiero al trabajo de comp: ; refi ica: lo que se relata es tal historia y i a jdentidad que s€ puede llamar dinami istorii roceso estructurante de la “ i historia, una Y completa. Este P a “puesinen ee ga”* es el que quiero probar en. la primera parte. aspecto extraeré todos los formular la relaci una operacion, Un proceso I. El proceso estructurante de la intriga a muy general la operacion de la intriga (mise en intr. de elementos heterogéneos. éSintesis entre qué y que? En primer lugar, sintesis entre los acontecimientos y los incidentes mil. tiples y Ia historia completa y una. Desde este primer punto de vista, ly historia tiene la virtud de extraer una historia de multiples incidentes 0, a se prefiere, de transformar los incidentes multiples en una historia. En este sentido, un acontecimiento es mas que algo que ocurre, quiero decir, algo que simplemente sucede; es aquello que contribuye al progreso del relato asi como a su comienzo y a su fin. Correlativamente, la historia relatada siempre es mas que la enumeracién, en un orden simplemente serial sucesivo, de los incidentes 0 los acontecimientos que ella organiza en un todo inteligible. Sin embargo, la intriga también es una sintesis desde un segundo punto de vista: organiza en conjunto componentes tan heterogéneos como lo son circunstancias halladas y no deseadas, agentes y pacientes, encuentros por azar o buscados, interacciones que ponen a los actores en relaciones van desde el conflicto a la colaboracién, medios mas o menos adecuados’ los fines y resultados no anhelados. La reunién de todos estos factores et a historia unica hace de la intriga una totalidad que se puede denominat ieee y discordante (esa es la raz6n por la cual yo ee ne grado de concordancia discordante o de discordancia uae i ve ater beat una comprension de esta composicion por ee Oe istoria: seguir una historia es una operacion muy eel * Ricoeur habla si : asi mvnet abs Lay . siempre de “la mise en intrigue”, por eso en algunos casos eet texto no m| juestra claramente su aspecto dinamico- hemos preferido Ja expres" A N.deT. Definiria de maner: gue) como una sintesis Educacién y politica toria, hasta que coincide con la conclusién. Senala contar una historia revela mejor esta actividad si composicin, en la medida en que nos sentimos aspectos inesperados de la historia y prestamos segtin la cual ella se encamina hacia la concl intética que funciona en la menos cautivados por los mayor atencion a la forma lusion, Por ultimo, la puesta en intriga es una sintesis de lo heterogéneo en un sentido atin més profundo, que nos serviré més adelante para caracterizar Ja temporalidad propia de toda composicién narrativa. Se puede afirmar que se encuentran dos Clases de tiempo en toda historia relatada: por una parte, una sucesi6n discreta, abierta y teoricamente indefinida de inciden- tes (uno siempre puede preguntarse: gy después qué?, oy después qué?). Por otra parte, la historia telatada presenta otro aspecto temporal que se caracteriza por la integracion, la culminacion y la conclusion gracias alo cual la historia recibe una configuracién. Yo ditia en este sentido que com- poner una historia es, desde el punto de vista temporal, extraer una confi- guracion de una sucesion. Adivinamos ya la importancia de esta caracteri- zacién de la historia desde el punto de vista temporal en la medida en que, para nosotros, el tiempo es a la vez aquello que pasa y desaparece y, por otro lado, aquello que dura y permanece. Volveremos sobre esto mas ade- lante. Contentémonos por el momento con caracterizar la historia relatada como una totalidad temporal y el acto poético como la creacion de una mediacin entre el tiempo como paso y el tiempo como duracion. Si se puede hablar de la identidad temporal de una historia, es menester carac- terizarla como algo que dura y permanece a través de aquello que pasa y desaparece. De este anilisis de la historia como sintesis de lo heterogéneo podemos Tetener tres rasgos: la mediacion que ejerce la intriga entre la multiplicidad de incidentes y Ia historia tinica -la primacia de la concordancia sobre la discordancia— y, por tiltimo, la competencia entre sucesion y configuracion. Quisiera brindar un corolario epistemol6gico a esta tesis de la puesta en intriga considerada como una sintesis de lo heterogéneo. Este corolario concierne al estatuto de inteligibilidad que conviene acordar al acto confi- gurante. Aristoteles no titubeaba en afirmar que toda historia bien contada ensena algo; mas atin, decfa que la historia revela aspectos universales de . condicion humana y que, en vista de ello, la poesfa era mds filosdfica que la historia de los historiadores, que depende en gran medida de los aspectos anecdéticos de la vida. Sea cual fuere esta relacién entre la poesia y la historiografia, no hay duda de que la tragedia, la epopeya, la comedia, para 45 no citar sino los generos conocidos por Aristoteles, desarrollan un tipo de inteligencia que se puede denominar inteligencia narrativa, que esta my, hho ms cerca de la sabiduria practica y del juicio moral que de la cieneie = mds generales, del uso teorico de la razon. Esto se puede mex n términos Fr i ia de manera sencilla. La ética, tal como la concebfa Aristoteles Y tal com, neebir inclusive ahora, como lo demostraré en las leccign® S yuede col i: eae habla de forma abstracta de la relacién entre Ins virtues Poitida de Ia felicidad. Es funcion de la poesia, bajo su forma narrativg | Gramtica, proponer a la imaginacién y a la meditacién casos imaginan gue constituyen otas tanta experiencas de pensamiento mediante ag 2. mana con os a unir los Marcotte desgraca, la fortuna y el infortunio. Aprendemos pormeae de la poesia de qué manera los cambios de fortuna resulta de tal q conducia, tal como esta construida por la intriga del relato. Graciag a familinridad que hemos adquirido con los modos de la puesta ening recibidos de nuestra cultura aprendemos a relacionat las virwudes 9, moet dicho, las excelencias, con la felicidad y la infelicidad. Estas “leccione la poesta constituyen los universales de los cuales hablaba Aristoteles Per se trata de universales de un grado inferior a los de la logica y el a 0 miento te6rico. Debemos, no obstante, hablar de intligencia, perpen sentido que Aristoteles daba a la phronesis (que los latinos tradujeron ae prudenta) En este sentido, yo hablarfa de buen grado de inteligencia pi nética para oponerla a la inteligencia teorética. El relato Pertenece a jy aspectos éticos de la conducta hu primera y no a la’segunda. Este mismo corolario epistemoldgico de nuestro anilisis de la intrig tiene, a su vez, numerosas implicaciones relativas a los esfuerzos de lang. rratologia contemporanea por construir una verdadera ciencia del telato, Mi opinion sobre estas empresas completamente legitimas es que solamen- te se justifican a titulo de simulacién de una inteligencia narrativa siempre previa, simulacién que pone en juego estructuras profundas desconocidas por aquellos que narran o que siguen las historias, pero que ubican ali narratologia en el mismo nivel de racionalidad que la Tingiiistica y las ous Ciencias del lenguaje. El hecho de caracterizar a la racionalidad de lanart- tologia contemporanea por su poder de simular en un segundo grado de discurso aquello que hemos comprendido, cuando nitios, como una hist Tia, no significa de ningin modo desacreditar estas empresas moder, sino simplemente ubicarlas con precisién en los grados del sabet. Tabet hubiera podido buscar fuera de Arist6teles un modelo de pensamen er moderno; por ejemplo, la relacin que establece Kant, en la an Ragon Pura, entre el esquematismo y las categorias. Asi como 46 gy esquematismo designa Cteador de i el principio de orden del entend; Nto, de} k ti ne tituye el ambito Creador de] Telato yla ae : trucci6n racional de las Teglas Subyacen, es ala a idk sentido, se trata de Una ciencig ‘We incluye SUS pro) ra a i teconstruir los limites logicos Y Semisticgs ast ei vt slayer et 7 macion que presiden, la Marcha rel is expresa hostilidad alguna con Tespecto a | que la natratologia es un discurso Indo grado que sie; cedido por una inteligencia Natrativa i dora. Todo mi anal ‘ Me emerge d, lisis a partir de ahora se Mantendr4 inteligencia Natrativa de Primer Srado. Antes de pasar al tema de la Telacion entre la hist detenerme en un Segundo Corolarig que me ubicarg ju dela Teinterpretacion de la telacion entre relato y vida, 2 actividad narrativa ‘que se inscribe en e] teristica del esquematismo Narrativo, el squematismo Natrativo posee su propia Educacign y el ambi Politica bito Yo diria que hay una vida de }, caracter de tradicionalida: d carac elernas sino que proceden de una ie n permite identificar Bio obliterada, No obstante, si oe re educacién, drama so- i jemplo, ; ién de tragedia, por ejemplo, c la identificacion una obra como trag ta ina obra no se agota en ; oe ial, etc., la identificacion dew Toma en cuenta, igualmente, Tos modelos que all se han sedimentado. To a ee ea esto de la innovacién. aPor qué? reionan una gufa en vista i ae de una innovacion previa, ae rativo. Las reglas cam- iendo surgido de : | dominio nai iE > fi i Oren e i ente e inclusive ntacion ulterior er ian lentam de una ian de la inmovacién, pero cam bian bajo la presion ria sedimentada cuya génesis ha 47 Paul Ricoeur grvud del proceso de sedimentacién. De este modg rnece como el polo opuesto de la tradicion, Siempre hay lugar para ia inmovacton en ta medida en que aquello que fue produ, do, a titulo ulterior en la poiesis del poema, siempre es una obra singular esta obra. Las reglas constituyen una especie de gramatica que rige la com. posicion de nuevas obras, nuevas antes de convertirse en tipicas. Cag, obra es una produccion original, un existente nuevo en el reino del discy 50. Pero lo contrario no es menos cierto: la innovacion sigue siendo x, te ae tepid por regls; la obra de la imaginacion no parte de ana, Esta ligada de una U ‘otra manera a los modelos recibidos por la tradicige pero puede entrar en una relacion variable con esos modelos. El abanig, de soluciones se despliega ampliamente entre los dos polos de la repeticg. servily Ia desviacioncalculads, pasando por todos los gradlos de la et macion regulada. Los cuentos populares, los mitos, los relatos tradicione les en general, se mantienen mas cerca del polo de la repeticion, Esa raz6n por la cual conforman el campo privilegiado por el estructura Pero apenas superamos el ambito de esos relatos tradicionales, la q a cion prevalece sobre la regla. La novela contemporanea, por elemplo, ne” de definirse en gran medida como una anti-novela, en cuanto las ie mismas constituyen el objeto de una experimentacién nueva. sucee que suceda en tal 0 cual obra, la posibilidad de la desviacion esta inc : en la relacion entre sedimentacion e innovacion que conforma la wad Las variaciones entre esos dos polos confieren una historicidad propia iL imaginacion productiva y mantienen viva la tradicion narrativa, se resisten al cambio la innovacion perma Il. Del relato a la vida Ahora podremos ocuparnos de manera directa de nuestra paradojaée hoy: las historias se relatan, la vida se vive. Pareceria que se abre un abiswe entre la ficcién y la vida. Segin mi opinion, para franquear este abismt hay que revisar muy seriamente ambos términos de la paradoja. Mantengamonos por un momento del lado del relato, es decit, deb ficcién, y veamos como vuelve a conducir a la vida. Mi tesis en este poet? es que el proceso de composicion, de configuracién, no se consumaet! texto, sino en el lector y, bajo esta condicion, posibilita la reconfigui# de la vida por parte del relato. Mas exactamente dirfa que el sentido significado de un relato brota en la interseccion del mundo de tent mundo del lector: El acto de leer se convierte, asi, en el moment crc todo anilisis. Sobre dicho acto descansa la capacidad del relato de gurar la experiencia del lector. b 48 Educacién y politica horizonte de experiencia posibl tat, Un texto no es una entided dees Be ae posible habi- un universo nuevo, distinto de aquel en el cual vi ma; es la proyeccion de obra mediante la lectura significa desplegar el h vimos. Apropiarse de una do que abarca las acciones, los petsouates, los ue implicito de mun ria narrada. De ello resulta que el ie pes de la histo- mismo tiempo, al horiont de experiencia chi yalaesaactdaeeal Horizonte de espera y horizonte de experienci: i fusionarse. Gadamer habla en este Sade duet ; es esencial en el arte de comprender un texto, commie pisaen decent eee 7 xt y su aspecto externo. Conside- ra toda exploracion del universo lingiiistico como ajena a su propésito. El andlisis del texto deberta mantenerse, en consecuencia, dentro de las fron- teras del texto y prohibirse toda salida de éste. Yo afirmaria ahora que la distincién entre exterior ¢ interior es un invento del método mismo de anilisis de los textos y que no corresponde a la experiencia del lector. Esta oposicién es el resultado de la extrapolacion a la literatura de propiedades que son caracteristicas del tipo de unidad con que trabaja la lingtistica: los fonemas, los lexemas, las palabras; para la lingitistica el mundo real es extralingaistico. La realidad no esta contenida en el diccionario ni en la gramatica. Es justamente esta extrapolacion de la lingiifstica a la poética lo que me parece criticable: la decisién metodologica, propia del andlisis es- tructural, de tratar a la literatura con las categorfas lingitisticas que impo- nen la distincion entre lo interno y lo externo. Desde el punto de vista hermenéutico, es decir, desde el punto de vista de la interpretacion de la significacion muy distinta de la experiencia literaria, un texto tiene una xtraido de la lingitistica: es una que le reconoce el andlisis estructural ¢: mediacion entre el hombre y el mundo, entre el hombre y el hombre, entre el hombre y él mismo. La mediacion entre el hombre y el mundo es lo que se denomina referencialidad; Ja mediacién entre el hombre y el we bre es la comunicabilidad; la mediacién entre el hombre y él mismo es comprensién de si. Una obra literaria implica es municabilidad y comprension de entonces, donde se detiene la linguts rasgos de referencialidad no descriptiva, tas tres dimensiones de referencialidad, co- sf. El problema hermenéutico comienza, stica. Pretende descubrir los nuevos de comunicabilidad no utilitaria, 49 oe 9 narcisista, engendrados por la obra literaria. En wna pa. ice ubica en el punto de unién entre la configuracién la refiguracion (externa) de la vida. Desde mi punto de mms arriba sobre el dinamismo de configuracign ‘aria, no es sino una extensa preparacién para com. ma: el de la dinamica de transfiguracion Propio Ja puesta en intriga es Ja obra comin del texto y acompaiar a la configuracion, actualizar su i i Ja obra adquiera una i A capacidad de ser seguida, 8 fin de que ! a Configuracién de sus propias fronteras. Seguir un relato es reactualizar el acig gence a ae Je da forma, También el acto de lectura es quien acompaia configur es ; 1; el juego entre innovacion y sedimentacion, ¢ ea con vallas narrati. vas, con las posibilidades de distanciamiento, a lusive, la lucha entre jy novela y la anti-novela. Por ultimo, es el acto de lectura quien consuma hk obra, quien la transforma en una guia de lectura, con sus zonas de indeternj. nacion, su riqueza latente de interpretacion, Su posibilidad de ser Teinterpre. tada de maneras siempre nuevas eN. contextos hist6ricos siempre diferentes Aesta altura del andlisis, ya podemos entrever como se pueden recon, ciliar el relato y Ia vida, pues la lectura misma es ya una forma de vivir en el universo ficticio de la obra. En este sentido, podemos decir ahora que las historias se narran, pero también se viven en el modo de lo imaginarig, Sin embargo, ahora es necesario rectificar el otro término de la alten. tiva, aquello que denominamos la vida. Es preciso cuestionar la falsa ei. dencia segtin la cual la vida se vive y no se narra. Con respecto a esto quisiera insistir en la capacidad pre-narrativa deen que Ilamamos una vida. Lo que es preciso-cuestionar es la ecuacién dem- siado simple entre la vida y lo vivido. Una vida no es sino un fenémeno bial gico hasta tanto no sea interpretada. Y en la interpretacion, la ficcién dese pefia un papel mediador considerable. A fin de franquear el camino aes nueva fase del andlisis, debemos insistir en la mezcla de accion y sul miento, actuar y padecer, que constituye la trama misma de una vida. Est es la mezcla que el relato pretende imitar de manera creadora. En nvest evocacién de Aristételes omitimos, en realidad, su definicion del elto'* dice, la “imitacion de una accion”, mimesis praxeos. De manera qu a I que nada, debemos buscar los puntos de apoyo que puede oa relato en la experiencia viva del actuar y el padecer; aquello qué is experiencia viva, requiere la insercién de lo narrative y uy" uizds expresa. ‘ El rimer laj jencia vi ari ted anclaje que encontramos en la experiencia v4 P ml gibilidad narrativa consiste en la estructura misma del actu") de reflexividad no" Tabra, la hermeneutic de la obra y lar ‘Jo lo que se dijo eacion liter rerdadero proble de la obra. En este sentido, I Gel lector, Es menester Segui, (interna, vista, to' Educacion y politica manos. En este sentido, la vida uma animal y, con mayor razon, de la existencia mi es una accion y una pasién Sracias a ny miner, manera significativa toda la req cen las lenguas naturales (y de la pasion) y la comprension del relato, El segundo anclaje que encuentra la proposicién narrativa en la com- prension Practica radica en los recursos simbélicos del campo practico. Este rasgo determinaré cuales son los aspectos del hacer, del poder-hacer y del saber-poder-hacer que surgen de la transposicion Pottica. En efecto, si la accion puede ser narrada es Porque ya esta articulada en signos, reglas, normas; esta, desde siempre, simbolicamente mediatizada. La antropologia cultural ha destacado esta caracteristica de la accion con mu- cha energia. Si hablo mas precisamente de mediacion simbolica es para distinguir, entre los simbolos de naturaleza cultural, aquellos que sostie- nen la accion hasta el punto de constituir su significado primero, antes de que se desprendan del plano practico los conjuntos auténomos que perte- necen a la palabra y la escritura. Los encontraremos cuando analicemos la ideologia y la utopia. En esta ocasion, me limitaré a lo que podriamos de- nominar el simbolismo implicito o inmanente por oposicin a ese simbolismo | explicito 0 auténomo. Lo que caracteriza al simbolismo implicito de la accién es que constituye un contexto de descripcin para acciones particula- es. Dicho de otro modo, es en funcién de tal convencién simbdlica que podemos interpretar un gesto como significando esto 0 aauelle el mismo Resto de levantar el brazo puede, seguin el contexto, comprenderse ae una forma de saludar, de llamar un taxi o de votar. Antes de ser sometidos f 7 internos de la accion. De a la interpretacion, los simbolos son intérpretes i : abil esta manera, el simbolismo confiere a la accion una De na ia Hace de la accién un cuasi-texto para el cual los ee aaa reglas de significaci6n en funcién de las cuales una co puede ser interpretada. 51 Paul Ricoeur to en la vida consiste en lo que se podria deno. iva de la experiencia humana. Gracias a esta cua hablar de la vida como una historia en estado de la vida como una actividad y una pasion en nsién de la accion no se limita a una familia. ridad con Ia red conceptual de la accion y con sus mediaciones simbélicas, Tlega inclusive & reconocer en la accion estructuras temporales que conyg. can a la narracién. No ¢s por casualidad ni por error que hablamos de manera cotidiana de historias que nos suceden 0 de historias en las cuales nos vemos involucrados 0, sencillamente, de la historia de una vida, Se nos puede objetar que todo nuestro andlisis descansa sobre un cfreu. Jo vicioso. Si toda experiencia humana ya esta mediatizada por toda clase q Jo esta por todo tipo de relatos que hae sistemas simbélicos, también i escuchado. sC6mo hablar entonces de una cualidad narrativa de la expe riencia y de una vida humana como una historia en estado naciente, siendo que no tenemos acceso al drama temporal de la existencia fuera de las histo. tias narradas sobre ese tema por otros que no somos nosotros mismos? ‘A esta objecion yo opondria una serie de situaciones que, segin mj punto de vista, nos obligan a acordar a la experiencia en tanto tal ung narratividad virtual que no surge de la proyeccion de la literatura sobre ly vida, segun la afirmacion corriente, sino que constituye una auténtica de. manda de relato. A fin de caracterizar esas situaciones introduje antes lk expresion de estructura pre-narrativa de la experiencia. Sin abandonar la experiencia cotidiana, sno estamos inclinados acasoa ver en tal encadenamiento de episodios de nuestra vida historias que ain mo fueron narradas, historias que requieren ser contadas, historias que oftecen puntos de anclaje al relato? No ignoro la incongruencia de la expresién historia atin no narrada. Una vez mas, jacaso las historias no son narracis por definicién? Esto no es discutible mientras hablemos de historias efecti vas. Pero resulta inaceptable la noci6n de historia potencial? Me detendré en dos situaciones menos cotidianas en las cuales lae* presion de historia at no contada se impone con una fuerza sorprendet ene es ial als pis vos. Se puede decir nee aaah Pee ce a ae tiene? como meta y como ne sinnnien ibe ie asain en ee Se eee oe que el analizado elabore a sa rey inteligible. Esta eae 7 sete ae al a x rial ye que la historia d tacion, narrativa de la teoria psicoa™ € io le una vida procede de historias no contadas Y oye hacia histori: : cia historias efectivas, de las cuales el sujeto puede Tracerse c8°? tr, El tercer anclaje del rela mina la cualidad pre-narrat tidad tenemos derecho de naciente y, en consecuenclt» inisqueda de relao. La compre Educacion y poltica identidad personal asegu perso "la continuida, I. La busqueda de esta tual y la historia expresa historia potencial o vir- imimos. der las historias no es sino la continuacion de esas hi De este doble anilisis resulta que la ficcién, e1 tiva, es una dimension irreductible de la Comprension de si. Si es cierto que la ficcién no se consuma sino en la vida y que la vida solamente se com- prende a través de las historias que narramos sobre ella, resulta que una vida examinada, en el sentido que tomamos de Sécrates al comienzo de este trabajo, es una vida narrada. i Qué es una vida narrada? Es una vida en la cual encontramos todas las estructuras fundamentales del relato que evocamos en nuestra primera parte y, especialmente, el juego entre concordancia y discordancia que nos pare- cid que caracterizaba el relato. Esta conclusién no tiene nada de paradojico ni de sorprendemte. Si abrimos las Confesiones de San Agustin en el Libro XT descubrimos una descripcién del tiempo humano que responde exacta- mente a la estructura de concordancia discordante que Aristoteles habia discernido algunos sighs antes en la composicén poi. Agustin en ese famoso tratado sobre el tiempo, ve que éste nace de la arent presen- cion entre los tres aspectos del presente: la expectativa a rasado y later. te del futuro, el recuerdo al cual denomin Priabildad del tiempo; cién que es el presente del presente. De allt, .de, entonces, definir el tiem- més atin, su incesante disociacion. Agustin puec 7 pa distension teinslsté en el contraste permanente entre la inestal n especial la ficcién narra- 53 ee —— -_— edivino que incluye pasado, presente y futuro en la unidad de una mirada y de una accion creadora. a duce, entonces, a poner Unt junto a la otra y a confrontar jy defeicion de 1 intriga de Aristoteles y la definicion del tiempo de San, Agustin. Se podria decir que en Agustin la discordancia prima sobre j concordancia: de abt la miseria de Ia condicion humana. En Arist6tele por su pare, la concordancia PFs sobre la discordancia, de ahi el val Frapreciable del relato pata poner orden en nuestra experiencia tempor Sin embargo, no se debe llevar la oposicion demasiado lejos, porque, parg el mismo Agustin, no habria discordancia si no apuntéramos hacia py oad de intencion, como To derauestra éL ejemplo sencillo del recta g un poema: cuando voy a recitar un poema, éste esta presente en sy total, dad en mi espiritu; luego, @ medida que lo recito, sus partes pasan la yy después de la otra del futuro hacia el pasado transitando por el present, hasta que, habiéndose agotado el futuro, el poema se ha conventidg an pasado. Por lo tanto, es imprescindible la existencia de un objetivo dein lizadora que presida la investigacion a fin de que yo sienta ‘ manera mas o menos cruel los dientes del tiempo que no cesa de dispe le el alma introduciendo constantemente la discordancia entre la eae Ja memoria y la atencion. De manera que si en la experiencia viva del tien, po, la discordancia prima sobre la concordancia, no por eso deja de se necesario que esta ultima sea el objeto permanente de nuestro deseo, § puede decir Jo contrario en el caso de Aristoteles. Dijimos que el relatos una sintesis de lo heterogéneo. Pero no hay concordancia sin discordancis En este sentido, la tragedia es ejemplar. No existe tragedia sin peripecias, sin golpes de suerte, acontecimients aterradores y lamentables, una falta inmensa, hecha de desconocimientoy de indiferencia antes que de maldad. De manera que si la concordands prima sobre la discordancia, lo que conforma un telato es la lucha entre concordia y la discordia. Apliquemos a nosotros mismos este andlisis de la concordancia dist dante del relato y la discordancia concordante del tiempo. Sucede ent ces que nuestra vida, abarcada con una sola mirada, se nos aparece om campo de una actividad constructiva, tomada de la inteligencia narra mediante la cual intentamos reencontrar, y no simplemente imponer afuera, Ia identidad narrativa que nos constituye. Insisto en esta exo" ‘ : identidad narrativa pues aquello que llamamos subjetividad noe 4k sion incoherente de acontecimientos, ni una sustancialidad il accesible al devenir. Es justamente el tipo de identidad Es crear la composicion narrativa por su dinamismo. estabilidad del present tencion total sp 54 gd Educacion y politica IT, Se sedimentacion y Puede aplicar ala comprensién de innovacion que recono- voces narrativas que constituyen la sinfonk: epopeyas, las tragedias, los dramas, las novelas. La diferencia es que, en todas esas obras, és el autor mismo quien se ha disfrazado de natrador y quien lleva la mascara de sus multiples personajes y, entre todos ellos, la voz narradora dominante que cuenta la historia que nosotros leemos. No- sotros podemos convertirnos en narrador de nosotros mismos imitando esas voces narradoras, sin poder convertirnos en su autor. Esa es la gran diferencia entre la vida y la ficcion. En ese sentido, es muy cierto que la vida se vive y que la historia se cuenta. Subsiste una diferencia infranquea- ble pero queda parcialmente abolida por el poder que tenemos de aplicar a nosotros mismos las intrigas que recibimos de nuestra cultura y de probar asi los diferentes papeles asumidos por los personajes favoritos de las his- torias que més nos gustan. Es asi como, mediante variaciones imaginativas sobre nuestro propio ego, intentamos una comprensi6n narrativa de noso- tros mismos, la tinica que escapa a la alternativa aparente entre cambio puro ¢ identidad absoluta. Entre ambos queda la identidad narrativa. Permitaseme decir como conclusion que aquello que llamamos sujeto nunca esta dado desde el principio. O, si esta dado, corre el riesgo de verse reducido al yo narcisista, egoista y avaro, del cual justamente nos puede librar la literatura. Ahora bien, lo que perdemos por el lado del narcisismo, lo ganamos por el lado de la identidad narrativa. En lugar del yo atrapado < mii i mismo i ido por los simbolos culturales, en por si mismo, nace un si mismo instrui : Pi vy tradicion literaria, Son cuya primera fila estén los relatos recibidos de la a Si ellos quienes nos confieren una unidad no sustancial

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