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Si vas a ayunar, hazlo por estas

razones
Jeremías 44:17

Pasando por el Antiguo testamento


vemos muchos ejemplos de
personas que ayunaron. David
cuando cometió su pecado horrible,
una de las consecuencias que traería
su falta, es que su hijo moriría, esto
trajo tanto desespero al rey, que dice
la Palabra que ayunó. “Entonces
David rogó a Dios por el niño; y
ayunó David, y entró, y pasó la
noche acostado en tierra.” (2 Samuel
12:16) En este caso el ayuno de
David fue por una petición especial,
el cual era la salud de su hijo, esta
razón para ayunar, por lo que he
visto, es la más popular entre los
ayunantes. Actualmente vivo en una
comunidad cristiana donde el ayuno
es algo establecido en la mayoría de
los hermanos, pero he visto un
patrón entre esos hermanos, y es que
muchos cuando ayuna, su razón
principal para hacerlo, es por una
petición especial para sus vidas.

Y eso está bien, si tú tienes una


petición especial para tu vida, la
cual quieras llevar a cabo en oración
y ayuno, peticiones como trabajo,
estudio, restauración de la familia,
salud, etc. Es válido hacerlo por
esos motivos, más que todo porque
la Palabra nos los permite. “»Pidan,
y se les dará, busquen, y
encontrarán, llamen, y se les abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe,
y el que busca, encuentra, y al que
llama, se le abre.” (Mat. 7:7-8)
Pero por la Palabra siento, que esta
razón o motivación para ayunar es
mínima en comparación con las
otras razones, porque de esas
razones que hablaremos, son
llevadas a cabo, no por cosas
terrenales sino por cosas
espirituales, que claramente nos
servirán a nosotros como cristianos
para crecer en el Señor.

Ayuna por restauración espiritual


(Daniel 9)
Cuando Daniel lee el libro del
profeta Jeremías, se da cuenta que
hay una promesa de Dios ahí, que
pronto se cumpliría, (9:2) dice la
Palabra que cuando Daniel lee esa
promesa, no decretó ni la arrebató ni
mucho menos le exigió a Dios que
cumpliera esa palabra, sino más bien
que con humildad hizo lo siguiente:
“Y volví mi rostro a Dios el Señor,
buscándole en oración y ruego, en
ayuno, cilicio y ceniza.” (9:3)
Ahora, Daniel está en oración y
ayuno y les voy a parafrasear todo
lo que pidió mientras estaba en esa
condición.
En su ayuno Daniel reconoce que él
y su pueblo han pecado contra Dios,
que ha vivido una vida lejos de los
mandamientos del Señor, que la
desobediencia ha sido el pan de cada
día en el pueblo de Israel, que
aunque Dios ha mandado
mensajeros no han escuchado su
Palabra, Daniel avergonzado
reconoce que Dios es justo y que su
cautiverio en babilonia es merecido,
porque han vivido constantemente
ofendiendo a Dios con sus formas
de vivir, pero en medio de su ayuno
Daniel pide que por las
misericordias del Señor su pueblo
sea restaurado. Daniel en su ayuno
reconoce la condición pecaminosa
de su pueblo, pero también reconoce
que hay un Dios bueno y grande en
misericordia que puede perdonarles.

Ahora pues, Dios nuestro, oye la


oración de tu siervo, y sus ruegos; y
haz que tu rostro resplandezca sobre
tu santuario asolado, por amor del
Señor. 18 Inclina, oh Dios mío, tu
oído, y oye; abre tus ojos, y mira
nuestras desolaciones, y la ciudad
sobre la cual es invocado tu nombre;
porque no elevamos nuestros ruegos
ante ti confiados en nuestras
justicias, sino en tus muchas
misericordias. Oye, Señor; oh
Señor, perdona; presta oído, Señor,
y hazlo; no tardes, por amor de ti
mismo, Dios mío; porque tu nombre
es invocado sobre tu ciudad y sobre
tu pueblo. (Daniel 9:17-19)
Después de ese ruego y en medio de
ese ayuno, Dios envía al ángel
Gabriel para decirle: “Cuando
comenzaste tu oración, Dios te
contestó. He venido a decirte que
Dios te ama…” (9:23) El ayuno de
Daniel hizo efectos, su oración
cargada de reconocimiento de
pecados, de exaltación a Dios y de
súplicas por restauración espiritual,
fueron escuchadas y su pueblo más
adelante saldría de ese cautiverio y
sería restaurado, entonces noten
como aquí la oración y el ayuno
tuvo efectos positivos. Si tu hoy
sientes que has pecado contra Dios,
que has estado lejos de sus estatutos,
ve con humildad y ayuna y busca así
como Daniel, una restauración
espiritual para tu vida, Dios no va a
despreciar tu sacrificio siempre y
cuando lo hagas con un corazón
contrito y humillado (Salm.

Ayuna para que tu vida sea


dependiente de Dios (2 Crónicas 20)
Hay momentos en nuestra vida que
el afán del diario vivir o de
problemas que afrontamos, nos
hacen perder un poco de esa
dependencia de Dios que todo hijo
del Señor debe tener siempre. El
cristiano es una persona dependiente
completamente de Dios y en el
momento que la persona se olvida
de eso, todos esos problemas que lo
agobian, lo agobiarán el triple,
porque nos olvidamos de aquel que
nos puede ayudar.
Y en las Escrituras tenemos un caso
de unas personas que decidieron
hacer un ayuno para que Dios los
librara de un mal terrible que estaba
a punto de suceder, ese ayuno llevó
a todo un pueblo a depender
completamente de Dios sin importar
lo que se viniera.

En los tiempos de Josafat, rey de


Judá, los pueblos de Moab y Amón
venían a destruir a Judá, Josafat se
da cuenta que los ejércitos de estos
pueblos eran enormes, estos
ejércitos eran tan grandes que
hacían estruendo a su paso,
claramente Josafat sabía que su
ejército no podía hacer nada ante la
inminente destrucción que se les
venía, y lo único que pudo hacer,
fue acudir a través de ayuno al único
que los podía salvar.
“Josafat se llenó de temor y buscó la
ayuda del SEÑOR, así que proclamó
ayuno en todo Judá.” (2 Cro. 20:3
PDT)
Si usted lee todo el capítulo verá
como a través del ayuno, el pueblo
buscó del Señor de una manera
excepcional. Y este ayuno así como
el de Daniel, también tuvo
respuestas positivas.

El pueblo de Judá sobrevivió y lo


mejor de todo es que no hizo nada,
porque Dios lo hizo todo. La
dependencia a Dios que el pueblo
buscó a través de ayuno, trajo
consigo grandes cosas para Judá,
dice la Palabra: “Por eso el reinado
de Josafat tuvo tranquilidad y Dios
le dio paz en todas las fronteras.” ( 2
Cro 20:30)
El propósito del ayuno no es
simplemente un sacrificio que se
hace a causa de alguna petición o
peticiones en común, esto es válido,
pero el ayuno debe ser un tiempo
donde sometida la carne
aprendamos a vivir en total
dependencia y humildad ante
nuestro Gran Salvador y Señor
Jesucristo, eso fue lo que la Palabra
de Dios nos enseñó, así que si algún
día decides hacer un ayuno, hazlo
por estas razones.

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