1g Un, asim Pinas: Keo Di Acie, Zot.
Wk Cpa 0)
Gan, appt ee BE Pre, 1963
apr tbalig Deine Tew Poy, Leno
pe phon ip 1 Buc poe
I Mae te, apron Uren Sacre (Pd: Varo of
TH Rober: Veni, Camplecyand Contradiction te Achat (Nuova Yor:
Dino die mero, 1966), 9.133,
La escultura en el campo expandido
Rosalind Krauss
Hacia el centro del campo hay un pequefio timulo, una
hinchaz6n en la terra, una indicacién de la presencia de la
obra. Cerca puede verse la gran superficie cuadrada del
ozo, asi como los extremos de la escala que se necesita
para descender a la excavacién. De este modo, toda la obra
‘queda por debajo de Ia pendiente: medio atrio, medio tanel,
cl limite entre el exterior y el interior, una delicada estruc~
tura de postes y vigas de madera, La obra, Perimetros/Pa~
bellones/Sefiwelos, 1978, de Mary Miss, es, naturalmente,
una escultura o, con mas precision, una obra de tierra.
En los ultimos diez afos una serie de cosas bastante
sorprendentes han recibido el nombre de esculturas: estre-
ches pasillos con monitores de television en los extremos;
«grandes fotografias documentando excursiones campestres;
cespejos situados en angulos extrafios en habitaciones ordi-
narias; ineas provisionales trazadas en el suelo del desierto..
Parece como si nada pudiera dar a un esfuerzo tan abigarra-
do el derecho a reclamar Ia categoria de escultura, sea cual
fuere el significado de ésta. A menos, claro esta, que esa
categoria pueda llegar a ser infinitamente maleabie.
‘Las operaciones criticas que han acompafado el arte
norteamericano de posguerra, han trabajado especialmente
al servicio de esta manipulacion. A manos de esta critica,
st enay plo
sep con prio dela ars
ete en Oto rinarrs, 1979) y 4 erie
59)Mis: Perimeter/Pavilions/Degoy, 1978
Nassau County, Long Island, Nuova York
las categorias como Ia escultura y la pintura han sido ama-
sadas, extendidas y retorcidas en una demostracion extraor-
dinaria de elasticidad, una exhibicion de la manera en que
‘ua término cultural puede extenderse para incluir casi cual-
quier cosa, Y aunque este alargamiento de un término como
al de escultura se realiza abiertamente en nombre de la
estetica de vanguardia —Ie ideologia de lo nuevo— su
mensaje encubierto es el del historicismo. Lo nuevo se hace
cémodo al hacerse familiar, puesto que se considera que a
evolucionado. eradualmente de las formas del pesado
historicismo actia sobre lo nuevo y diferente para disminuir
lanovedad y mitigaria diferencis. Hace lugar al cambio en
‘nuestra experiencia evocando el modelo de evolucién, de
modo que el hombre que ahora es pueda ser aceptado como
diferente del nino que fue una vez, viendole simultanea
mente —a través de la accion invisible del felas— como el
60
mismo, ¥ nos consuela esta percepcidn de identidad, esta
estrategia para reducir cualquier cosa extrafa tanto en el
empo como en el espacio, a lo que ya sabemos y somos.
Ten pronto como la escultura minima aparecié en el
horizonte de la experiencia estética de los aos 1960, la
critiee empezé a buscar Ia paternidad de ese tipo de obras,
tina serie de padres constructivistas que pudieran legitimi-
tat y pot ende autentificar la rareza de esos objetos. (Plas
fico’ {Geometries inertes? {Produccién industrial? Nada de
testo era realmente raro, como atestiguarian Jos fantasmas
de Gabo, Tatin y Lissitzky se les pudiera llamar, No impor.
ta que el contenido de uno no tuviera nada que ver con el
contenido del otro y que, de hecho, fuese exactamente su
Contrario, No importa que el celuloide de Gabo fuese el
Signo de ia lucidez y Ia inteleecion, mientras que el plstico
tefido de dayglo de Judd hablase ia jerga de moda en Cali-
fornia, Tanto daba que se propusieran las formas construc
tivistas como prueba visual de la ldgica y la coherencia
jnmutables de las geometrias universales, mientras que sus
supuestas contrafiguras en el minimalismo eran demostra-
‘blemente contingentes, denotando un universo unido no por
Ia Mente sino por vientos de alambre, 0 pega, 0 los acciden-
tes de la gravedad, El frenesi de historizar basté para dejar
de lado estas diferencias.
‘Naturalmente, con el paso del tiempo, estas operaciones
de generalizacién se hicieron un poco més dificiles de reali-
Gar Con el cambio de década la «esculturan empezd a estar
formada por desperdicios de filamentos amontonados en el
suelo, 0 lenos de secoya serrados y transportados a la
galeria, o toneladas de tierra excavada del desierto, 0 empa-
{izadas de troncos rodeadas de bocas de incendio, la palabra
‘escultura empezo a ser mas dificil de pronunciar, aunque 9
sucha mas. El historiador/eritico se limito @ realizar un
Juego de manos mas extendido y empez6 a construir sus
{enealogias con los datos de milenios en vez de unas dé
Gadas, Stonehenge, las lineas de Nazca, las canchas de
pelota-toltecas, los timulos. funerarios indios... cualquier
Posa podia ser llevada ante el tribunal para rendir testi-
‘monio de esta conexicn de la obra con Ia historia y Tegitimas
GrSEUUESHRIGATETESEUUTAD Navuralmente, Stonehenge y
Tas canchas de pelota folfecas no eran en modo alguno
escultura, por lo que su papel como precedente historicista,
Fesulta aigo sospechoso en esta manifestacion concreta.
Pero no importa. Todavia puede hacerse el truco invocando
tuna vatiedad de obras primitivizantes en la primera parte
del siglo —la Columna sin fin de Brancusi puede servir—
para mediar entre el remoto pasado y el presente.
Pero al hacer esto, el mismo término que creiamos salvar
—eseultura— ha empezado a oscurecerse un poco. Habis
mos pensado en utilizar una categoria universal para auten-
tificar un grupo de particulares, pero ahora la categoria ha
ido forzada a cubrit semejante heterogeneidad que ella
misma corre peligro de colapso. Y asi contemplamos el
ozo en la tierra y pensamos en que sabemos y no sabemos,
qué es escultura.
‘Sin embargo, me permito decir que sabemos muy bien
qué es escultura, Y una de las cosas que sabemos es que s&
fata de_una categoria historicamente limitada y no uni-
Yersal, Como oeurre con cualquier otra convencidn, Ta ¢5:
cultura tiene su propia logica intema, su propia serie de
fealas, las cuales, si buen pueden aplicarse a una diversidad
Ge situaciones, no estén en si abiertas a demasiados cam-
‘bios. Parece que la ldgica de la escultura es inseparable de
Ta légica del monumento, En virtud de esta logica, una
cescultura es una representacién conmemorativa. Se asionta
‘enum luger conereto y hable en una lengua simbatiea acerca
el sianifieado 0 uso/MeJese lugar. La estatua ecucstre de
Marco Aurelio es uno de tales monumentos, erigida en el
centro del Campidoglio para representar con su presencia
Simbolica la relacion entre la Roma antigua, imperial, y la
sede del gobierno de Ia Roma modema, renacentista. La
festatua de Bernini La conversion de Constantino, situada
al pie de la esealera del Vaticano que conecta la basilica de
‘San Pedro con el corazén del papado es otro de tales
‘monumentos, un hito en un lugar concreto que sefiala un
Significado/acontecimiento especifico qDadojquelnuncionan|
fasten relacién con Ia logica de Ia representacicn y la sefiali-
‘aci6n, las esculturas son normalmente figuratives y verti-
63GHB, y sus pedestales forman una parte importante de la
escultura, puesto que son mediedores entze el emplazamien-
to verdadero y el signo representacional. No hay nada muy
misterioso acerca de esta Iogica; comprendida y establecida,
fue la fuente de una tremenda produecion escult6rica di
ante siglos de arte occidental
ero la convencion no es inmutable y llega un tiempo en
el que la logica empieza a fallar. A fines del siglo XIX
‘empezo a desvanecerse la logica del monumento. Esto su-
ccedio de un modo bastante gradual, pero hay dos casos que
acuden en seguida a la mente, ambos portadores de las
‘marcas de su propia condicion transicional. Las puertas del
Infierno y la estatua de Balzac, ambas obras de Rodin,
fueron concebidas como monumentos. La primera fue en
cargada en 1880, y se trata de las puertas de un proyectado
museo de artes decorativas; la segunda fue encargads en
1891 como un monumento al genioliterario parasinstalasio
en un lugar especifico de Paris, (Bl fracaso de estas dos
‘obras como monumentos no solo esta seftalado por el hecho
de que pueden encontrarse multiples versiones en diversos
museos de varios paises, mientras que no existe ninguna
versién en los lugares originales, ya que ambos encargos se
Vinieron abgjo finalmente. Su fracaso esta tambien codi-
Ficado en fas mismas superficies de estas obras: las puertas
han sido arrancadas ¢ incrustadas de una manera antiestrue-
tural en el punto donde soportan en su superficie su condi
cign inoperativa; el Balzac fue ejecutado con tal grado de
subjetividad que ni siquiera Rodin creia (como lo atestiguan
sus cartas) que I obra fuese aceptada,
Yo diria que con estos dos proyectos escultéricos ery-
zamos el umbral de Ia Iégica de] monumento y @firamos en
el espacio de lo que podriamos llamar su condicion nege-
‘iva... una especie de falta de sitio o carencia de hogar, una
perdida absoluta de lugar, Io cual es tanto como decir que en-
‘amos en el modemismo, puesto que es el periodo moder-
nista de produecion escult6rica el que opera en relacién con.
esta pérdida de lugar (pRO@eiend el ionuinieniolcomo Rbs-
traccién, el monumento como puro sefalizador o base, fin-
clonalmente desplazado y en gran manera autorreferencial.
64
Son estas dos caracteristicas de la escultura modemnista
las que declaran su condicién y, en consecuencia, SHISiRM
ficado y funcién, como esencialmente ndmadas. A través de
‘su fetichizacion de Ia base, la escultura se drige hacia abs
para absorber el pedestal en si misma y lejos del lugar
Werdadero. Ye través de Ta representacion de sus propios
‘materiales o el proceso de su construccion, la(@SeUIkGra
muestra su propia autonomia. El arte de Brancusi es un
‘jemplo extraordinario del mado como esto sucede. En una
obra como El gallo, la base se convierte en el generador
morfoldgico de la parte figurativa del objeto; en las Carid-
tides y la Columna sin fin, Ia escultura es todo base; mien-
tras que en Adan y Eva, la escultura esta en relacion reci-
proce con su. base. (lal /Base se) define)asi|eom|esencial-
‘mente transportable, el sefializador dela falta de hogar de la
obra integrada en la misma fibra de le escultura. ¥ el interés
cde Brancusi por expresar partes del cuerpo como fragmen-
tos que tienden hacia Ia abstraccién radical tambien atestigua
una pérdida de lugar, en este caso el lugar del resto del
cuerpo, el apoyo esquoletal que daria un hogar a una de las
cabeza’ de mérmol 0 bronce
Al ser la condicion negativa del monument f(laeseuleae®
modernista tenia una especie de espacio idealista que ex-
pblorar, un dominio separado del proyecto de represeatacion
‘temporal y espacial, una veta que era rica y nueva y que
ppodia explotarse con provecho durante algun tiempo. Pero
ra_un filon limitado: abierto en le primera parte de siglo,
gels 19SOlempez0 MI ABOUER:, es decir. empezo a experi-
mentarse cada vez mas como pura negatividad. En este
punto la escultura modemnista aparecta como una gspecie-de
fgujero negro en el espacio de la conciencia, algo ellyo
Contenido positive era cada ver. més diffcil de defini, algo
{que sdlo era posible localizar con respecto a aquello que no
cra, éLa esculeura es aquello con lo que tropiezas cuando
Tetrocedes para mirar Un cuadro), decia Barnett Newman
‘en los anos cincuenta, Pero probablemente seria mas exacto
ecir de las obras que se producian a principios de los
‘sesenta que la escultura entré en una tierra de nadie cate-
‘gorica: era lo que era en o en frente de un edificio que no era
65pie ‘ejemplos més puros de los afios sesenta que acuden a
la mente son ambos de Robert Morris. Uno de ellos es la
‘obra exhibida en 1964 en la galeria Green, entidades com-
pletas cuasi arquitectonicas cuya condicién de escultura se
reduce casi del todo a la simple determinacién de que es lo
que esta en la sala que no es realmente la sala; el otro es la
exhibicion al aire libre de las cajas con espejos, formas que
son distintas del emplazamiento sélo porque —
sualmente continuas con Ia hierba y los arboles—no son de
hecho parte del paisaje
a escultura habia cesado de ser algo positivo y era ahora la
ccategoria que resultaba de la adicion del no-paisaje a Ia no-
arquitectura, Expresado de manera diagramatica, el limite
de la escultura modernista, la adicion de «ni una cosa ni
otra», queda asi:
Ahora bien, sila misma escultura se ha convertido en una.
especie de ausencia ontoldgica, la combinacién de exclu-
siones, la suma de «ni una cosa ni otra», eso no significa que
los mismos términos a partir de fos que se construyé —el
no-paisaje y lano-arquitectura— no tuvieran cierto interés,
Ello se debe a que estos términos expresan una estricta
‘oposicion entre 1o construido y Io no construido, lo cultural
y lo natural, entre lo cual parccia suspendida la produccién
de arte eseuitorico. Y lo que empezé a suceder ena carrera
de un escultor tras otro, a partir del final de los afios sesenta,
es que la atencién comenzé a centrarse en los limites ex-
66
ternos de aquellos téminos de exclusion, pues, si tales
terminos son expresion de una oposicion idgica afirmada
grupo Klein cuando se emplea matemdticamente, y tiene
otra varias designaciones, entre ellas la de grupo Piaget,
‘cuando Ia utilizan los estructuralistas dedicados a cartogra~
fiar operaciones dentro de las ciencias humanas. Por medio
de esa expansion logica una serie de binarios se transforma
fen un campo cuaternario que refleja la oposicién original y,
al mismo tiempo, Ia abre. Se convierte en ua campo log
camente expandido que tiene este aspecto:
complejo
neutro
Las dimensiones de esta estructura pueden analizarse
como sigue: 1) hay dos relaciones de contradiceion pura que
se denominan ges (y mas diferenciados en el gfe complejo y
le meutro) ¥ que se esignan con las fechas coatinuss
{vtase diagrama), 2) hay dos relaciones de coatradiecion,
‘expresadas coma invalueiOn, que se denominan esquemas y
festan indicadas por las lechas dobles: y 3) hay dos relacio-
‘es de implicacion que se denominan delves y estan indica-
das por las flechas discontinuas."
67Otra manera de decir esto es que si bien la escultura
puede reducirse a lo que en el grupo Klein es el término
outro del no-paisaje més la no-arguitectura, no hay razon
para no imaginar un término opuesto —que seria a la vez,
paisaje y arquitectura— y que dentro de este esquema se
‘denomina lo complejo. Pero pensar el complejo es admitit
cen el dominio del arte dos terminos que anteriormente habia
estado prohibidos en él términos
{que podrian servir para definir fo eseultural (como empeza-
ron a hacerlo en el modernismo) sélo en su condicion nega-
tiva o neutra. Da .
Jo complejo habia permanecido excluido de lo que podria
Los dédalos y laberintos son a la vez paisaje y
‘arquitectura, como lo son los jardines japoneses; los campos
de juegos y procesiones de las antiguas civilizaciones fueron,
en este sentido incuestionables ocupantes de lo complejo, lo
‘cual no quiere decir que fueran una temprana 0 degenerada
forma de escultura, o una variante de ésta, Formaban parte
dde un universo o espacio cultural en el que fa escultura no
era mas que otra parte... pero no, de algin modo, lo mismo,
como enderian a pensar nuestras mentes historicas. Su
propésito y su placer consiste exactamente en que son
| Yuna vez ha sucedido esto,
‘cuando uno es capaz de pensar en su manera de acceder a
esta expansidn, hay —logicamente— otras tres categorias,
que uno puede imaginar, todas ellas una condicin del
‘mismo campo, y ninguna asimilable a esewltura, Porque,
como podemos ver, la escultura ya no es el término medio
privilegiado entre dos cosas en las que no consiste, sino que
mas bien escultura no es mas que un término en la periferia
de un campo en el que hay otras posibilidades estructuradas
de una manera diferente, Asi nuestro diagrama queda del
siguiente modo:
68
cconstruecion-emplazamiento
senalizados &
no-plisae
escultura
Parece bastante caro que este permiso (0 presi) para
penser el campo expandiio fue sentido por una sere de
trusts mas o timp, aprevimadaments
entre los anos ‘oes tno tas otro Robert
Morris, Robert Smithson, Michael Heizer, Richard Serra,
Waltr DeMart, Robert vin ol LeWit, Bruce Nauman.
formaron parte de una situacién cuyas condiciones légicas
yun pucten descibltee como modems, A fn do Som
Bear eia uptura historcey la wansformacion estractaral
de campo cultural que la caraceriza, es preciso recurnit
ougemmigg, Elgueya se utliza en oes seas dea crlca
es QR } no parece heber motivo alzuno para
soutllzaro.
ero sea cual fuere el término que se utilize, a evidencia
ya esta aqui. Hacia 1970, con su Cobertizo de madera
arcaimente enterrado en la universdad extaal de Kent,
‘en Ohio, Robert Smithson empezé a: oo
as por comozitied de referoncta Canon
Gilt 1971 Sl tenor ge con78
See Peteped on Holanda, se le unio Robert Mors.
Desde entonces muchos ouosaristas Robert rin Alice
Aycock, John Mason, Michael Heizer, Mary s, Charles
69
complejo
\, estructuras axiomaticas
‘novarquitectura neato‘Simonds— han operado dentro de esta nueva serie de posi-
bilidades.
De manera similar, la posible combinacién de paisaye y
no-paisaje empezdyaexplotarsessefinesse los afos sesenta,
El término bmplazamlentos mareados'e utiliza para iden-
tificar obras como Spiral Jetty de Smithson (1970) y Doble
negativa de Heizer (1969), como también describe parte de
la obra realizada en los afios setenta por Serra, Mortis, Cat]
Andre, Dennis Oppenheim, Nancy Holt, George Trakis y
muchos otros, Pero ademas de |as(manipulacionts fisieas
electivas de los emplazamientos, este término tambien se
refiere a otras formas de seftalizacién, las cuales podria
operar a traves de la aplicacion de marcas no permanentes
Depresiones, de Heizer, Time Lines, de Oppenheim, o
Mile Long Drawing, de DeMaria, por ejemplo— @mediai
te@URONGRTATODERN® Los Desplazamientos de espeios
en ef Yucatan, de Smithson, probablemente fueron los pri
70
Robert Smithson: Primer desplazamiento de espejas, Yucatan,
1969.
meros ejemplos de esto més ampliamente conocidos, pero
desde entonces las obras de Richard Long y Hamish Fulton
se han centrado en la experiencia fotografia de la sefializa-
cidn, De la Valla corredora de Christo podria decirse que
fe un ejemplo impermanente, fotogratico y politico deg@f>
lizacién de un emplazamiento
Los primeros artistas que exploraron las posibilidades de
1 Rui ReE EPA TAS LA ROMPPUCEHIRA fueron Rober Irwin,
Sol LeWitt, Bruce Nauman, Richard Serra y Christo, En
cada. caso. de estas estrucniias axxiomaricas hay. alguna
clase de intervencion en el espacio real de la arquitzctura, 8
veces a través de Ia reconstruccion parcial y otras a través
AEIIBo 0, como en las obras recientes de Morris, mediante
‘el uso de espejos. Como ocurria con la categoria del empla-
zamiento senalizado, @ROTOgFaHIa podria utilizarse con esefin, Pienso aqui en los eorredores con video de Nauman.
Pro sea cual fuereel medio empleado, (ajpOsibilidd ExpIG>
radi en esta categoria es un proceso de cartografiar los
rasgos axiomaticos de la experiencia arquitectonica —las
‘condiciones abstractas de apertura y cierre— en la realidad
‘de un espacio dado,
EI campo expandide que caracteriza este. dominio. deL
posmodernismo pose d@s t88808 que ya éstanlimplicitos en!
Ja descripeion anterior. Uno de ellos concieme ala préction
de los artistas individuales; el oto tiene que ver con Ia
leuestion del medio, En estos dos puntos las condiciones
limitadas del modernismo han suftido una rupture logica-
mente determinada,
Con respecto a la practica individual, resulta facil ver que
muchos de los artistas en cuestién se han encontrado ocu-
pando sucesivamente diferentes lugares dentro del campo
expandido. Y aunque la experiencia del campo sugiere que
esta continua tesituacién de las propias energias es por
entero logica, la critica de arte todavia bajo la servidumbre
de un ethos modemnista se ha mostrado en gran medida
suspicaz con respecto a semejante movimiento, llaméndolo
ecléctico, Esta suspicacia sobre una carrera que se mueve
continua y erréticamente mas alla del dominio de la escul-
tura deriva, sin duda, de Ia exigencia modemnista de pureza
¢ independencia de los diversos medios (y asi Ia necesaria
especializacion del practicantcsdentrosde-unemediosdado),
Pero lo que parece ecléctico desde un punto de vista puede
vyorse como rigurosamente ldgico desde otro, pues, dentro
de la situacion del posmodemnismo, la practica no se define
en relacion con un medio dado —escultura— sino mas bien
én relacién con las operaciones ldgicas en una serie de
terminos culturales, para los cuales cualquier medio —foto-
‘graf, libros, lineas en las paredes, espejos 0 la misma
escultura— pueden utilizarse,
‘Asi el campo proporciona s Ia vez una serie expandida
pero finita de posiciones relacionadas para que un artista
dado las ocupe y explore, y para una organizacion de traba-
Jo que no esta dictada por las condiciones de un medio
particular, De la estructura antes mencionada resulta obvio
n
que la Logica espacial de (Spmeioa posmeuer nists vaHOSD
‘organiza alrededor de la definicidn de un medio dado sobse
la base del material o de Ia percepeién de este, sino que se
organiza a través del universo de términos que se cons:
deran en oposicion dentro de una situacion cultural. (11
fspacio posmodernists de te pinture mpticarts evidente-
mente una expansién similar alrededor de una serie dife-
rente de términos a partir del par arguitectura/paisaje, una
serie que probablemente planteatia la oposicion cardcrer
tinteo/reproductbilidad). Se sigue, pues, que en el interior
de cualquiera de las posiciones generadas por el espacio
Jogico dado, podrian emplearse muchos medios diferentes,
yy se sigue tambien que todo artista independiente podria
‘cupar con éxito cualquiera de las posiciones. Parece tam-
bien que dentro de la posicion limitada de la misma escul-
tura, la organizacion y contenido de la obra mas fuerte refle-
Jara Ia condieion del espacio Iogico. Pienso aqui en la
escultura de Joe! Saphiro, la cual, aunque se posiciona en el
término neutro, se dedica a colocar imégenes de arquitec-
tura dentro de campos relativamente vastos (paisajes) de
espacio, (Evidentemente, estas consideraciones se splican
tambien a otras obras, la de Charles Simonds, por ejemplo,
ola de Ann y Patrick Poirier)
He insstido on que el campo expandido del posmoder-
nismo tiene lugar en un momento especifico en ja historia
reciente del arte, Es un acontecimiento histérico con una
estructura determinante. Me parece en extremo importante
cartografiar esa estructura y e30 es lo que he empezado a
hacer aqui. Pero, desde luego, como éste es un tema de
historia, tambien es importante explotar una serie de cues-
tiones mas profundas que requieren algo mis que el carto-
srafiado y plantean, en cambio, el problema de Ia expli-
cacion. Estas se dirigen al fundamento —Ias condiciones de
posibilidad— que produjeron el cambio al posmodernismo,
‘oma tambien se dirigen alos determinantes culturales de la
oposicién a través de la que se estructura un campo dado.
Este es, evidentemente, un enfoque diferente para pensar en
la historia de la forma del de las construceiones de Ia critica
historicista que consisten en complicados arboles geneal6-
Bticos, y presupone la aceptacién de rupturas definitivas y la
posibilidad de considerar el proceso historico desde el punto
de vista de Ia estructura logica,
Referencia
1 Fara tcnacn be ao Kk, et ae Bat Oath Moning
she Wor-Sese nets ot ial Lae ok apd ie
tira Nowra Yer, Base boots 197; pu a toe apap Bag eee
‘Rite # assbr The stra Semote Co, Yas Fgh
‘Studies, n* 41 (1968), pp. 86-105. “
14
Sobre las ruinas del museo
Douglas Crimp
La palabra alemana museal [propio de museo] tiene con-
notaciones desagradables. Describe objetos con los que el
observador ya no tiene una relacién vital y que estan en
“proceso de extincion. Deben su preservacién mas al respeto
hhistérico que a las necesidades del presente. Museo »
mausoleo son palabras conectadas por algo mas que la
‘asociacion fonética. Los museos son los sepuleros fami-
ares de las obras de arte.
‘Theodor W. Adomo, «Valéry Proust Museum»
En su resefia de la nueva instalacion del arte del siglo XIX
‘en las galerias André Meyer del Metropolitan Museum,
Hilton Kramer ataco la inclusion de la pintura de salon.
Caracterizando ese arte como tonto, sentimental ¢ impo-
tente, Kramer siguid afirmando que, si la nueva instalacion
se buubiera realizado una generacion antes, tales pinturas
hhabrian permanecido en los almacenes del musco, a los que
‘con tanta justicia se habian consignado:
Después de todo, el destino de los eadiveres es sar ente-
ide sald se coasiderd realmente bien
Pero hoy no existe ningin arte tan muerto que un histo-
riador del ert no pueda detectar algun simulacro de vida en
‘i csunt ven esa dn eneayo pris an Otoor 8 vere 1880)
8