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Poder y Gestion en La Escuela Doctorado Tarea 1
Poder y Gestion en La Escuela Doctorado Tarea 1
La escuela como comunidad educativa implica que todos los individuos y grupos
que intervienen en el proceso educativo, deben de tener parte en la gestión del
mismo.
El término gestión
Tomamos el término gestión en el sentido de proceso que comporta varias
operaciones, como planificar, organizar, dirigir, coordinar, presupuestar,
supervisar, evaluar y controlar.
Democratización de la gestión
Es el proceso de repartición del poder real de intervención y decisión en la gestión
entre los participantes de una acción u organización.
El concepto de "participación"
La participación puede ser definida como la parte de poder o de influencia ejercida
por los subordinados en una organización y considerada como legítima por ellos
mismos y por sus superiores.
Entendemos la "participación" en la gestión educativa como el poder real de tomar
parte activa en la elaboración y desarrollo del proceso educativo, tanto a nivel
microsocial como macrosocial, de todos los que intervienen en el proceso
educativo:
Alumnos.
Padres de alumnos.
Personal no docente.
Poderes organizadores y de dirección.
Representantes de la comunidad local y grupos de interés en la enseñanza.
La "participación" implica que estos agentes del medio educativo puedan tener un
rol a jugar en las decisiones que conciernen a la elaboración de todas las políticas
educativas que colaboren en su ejecución y compartan el control le su aplicación.
Tipos de decisiones
Las decisiones pueden ser referidas a tareas muy diversas y a diferentes niveles.
Para los fines de nuestro estudio podemos señalar la siguiente clasificación:
1. Determinación de objetivos, elaboración de políticas y economía escolar.
2. Elaboración de programas y preparación de proyectos.
3. Ejecución o desarrollo de los programas y proyectos educativos.
4. Control de los resultados.
Hay que notar que el nivel 4 debe conjugar un feed-back o retroacción de los
niveles 1 y 2 luego encierran el ciclo decisional. Igualmente hay que señalar que la
participación puede hacerse por decisiones en cada uno de los cuatro niveles,
pero que comporta una actividad más rica en las orientaciones y políticas
generales de a organización. El término "participar" puede tener variados grados
de intensidad, desde la simple información hasta la autogestión, pasando por la
consulta obligatoria, la formulación de recomendaciones, la cogecisión, la
cogestión y la delegación de poder.
Reproducimos un "continuum" aplicado al campo de la administración que nos
puede mostrar la relativa influencia de administra en la toma de decisiones.
Amplitud de la participación
La participación en la gestión de la enseñanza admite una gama de posibilidades
tanto en la integración a la gestión de uno, varios o todos los grupos que participan
en la enseñanza, cuanto a las competencias o grado de participación de cada uno
de esos mismos grupos.
Horton y Hut manifiestan que el concepto de rol implica una serie de expectativas
tanto del propio comportamiento como del comportamiento recíproco de otros
individuos.
Aquí no nos vamos a referir tanto a los roles individuales de los participantes en el
proceso educativo, cuanto al papel de cada uno de los grupos representantes en
la gestión asociativa de la enseñanza.
El Director
En nuestro país, la Ley Orgánica del Derecho a la Educación define los derechos,
obligaciones y funciones del director y de los Consejos Escolares según el
carácter del Centro Educativo. El poder y las funciones dependen en gran medida,
de que sea un centro público, privado concertado o no concertado.
Una tal concepción del papel del director, plenamente compatible con la gestión
participativa, coloca el énfasis sobre cualidades nuevas. Entre otras cosas, los
directores de escuela habrán de dar pruebas de una cierta experiencia de trabajo
en equipo para definir los objetivos y determinar las prioridades, formular, y poner
en aplicación los programas y proyectos en vistas a la realización de los objetivos
de la escuela.
Los profesores
Esta redefinición del rol del profesor ha venido perfilándose en las aportaciones de
la escuela nueva y de la pedagogía no directiva. Los enseñantes tienen el rol
principal en el equipo educativo: el de animadores.
En tanto que animadores del equipo educativo, los enseñantes cambian su rol de
instructores o manipuladores de máquinas de enseñar por el de facilitadores del
aprendizaje. El educador no debe enseñar, sino que debe ayudar a aprender. Por
eso, más que conocedor de las técnicas de inculcar contenidos, ha de ser experto
en la práctica de la animación, en la dinámica, trabajo de grupo, en los métodos
proyectivos a interdisciplinares.
Importa que los padres estén informados de todos los aspectos de la organización
escolar, y más particularmente de los de la comunidad educativa a la que
pertenecen. Todos los temas deben ser discutidos, respetando las
responsabilidades de cada grupo. La participación no es un lujo, es un derecho.
Los alumnos
En muchos países es tal la dependencia del sistema educativo de la vida local que
a la comunidad local le corresponde la parte principal de la gestión de la
enseñanza: selección de son al docente, contenido de la enseñanza, etc.
Desde dichos órganos se llevará a cabo toda la gestión del proyecto educativo. La
implantación de suficientes órganos gestores de participación como ya
anteriormente hemos mostrado, no garantiza que la participación sea de hecho,
realizada, sino que constituye uno de los elementos facilitadores de la misma. Es
claro también que la participación puede efectuarse en numerosas ocasiones de
mancha más eficaz, al margen de los órganos establecidos o de modo informal,
que a través de unas estructuras orgánicas formalizadas. No obstante, la
implantación de los órganos adecuados de participación en todos los niveles del
sistema educativo es exigida para legitimar, facilitar y dar fuerza jurídica a todo el
mecanismo participante. Ya que la participación puede y debe practicarse en todo
el establecimiento, los órganos de participación pueden ser múltiples y
multiformes: Consejo Escolar, Consejo de Clase, Consejo Económico, Consejo de
Disciplina, Consejo de Enseñanza o pedagógico, comités o comisiones diversas,
etc., según las características peculiares del establecimiento y los grados y
participación admitidos.
Nos detendremos tan sólo en dar unas sugerencias sobre aquellos órganos más
significativos en los que de alguna manera están representados e integrados los
otros más específicos. Tales son el Consejo de Clase y el Consejo Escolar,
órganos de participación de los que no debe prescindir ningún establecimiento
educativo.
El Consejo de Clase
El Consejo Escolar
Cada uno de estos sectores están llamados a tomar colegialmente una parte de la
responsabilidad del establecimiento. Esta parte de la responsabilidad es
evidentemente diversa y proporcionada.
Las características de este consejo pueden ser muy variadas, según la tipología
de cada comunidad educativa. La Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la
Educación define la naturaleza estructura y funciones del Consejo Escolar para el
Estado Español.
Con independencia de la normativa y de laS características específicas que sobre
el Consejo Escolar determina la LODE, y a cuyo artículo remitimos, damos aquí
algunas anotaciones que consideramos pertinentes para la funcionalidad de este
órgano de gestión democrática.
Casi toda la eficacia del Consejo Escolar dependerá del espíritu que lo anime. Se
trata, en efecto, de realizar una verdadera colegialidad, las decisiones no pueden
ser tomadas normalmente por la mayoría contra una minoría; deben ser
elaboradas por el conjunto de los miembros que se esfuerzan por encontrar, en
cuanto sea posible, el punto de vista del otro, de manera que la decisión final
tenga en cuenta las diversas aportaciones. Para evitar todo mal entendido a este
propósito, cada Consejo debe elaborar su propio estatuto interno, definiendo
claramente los dominios y competencias de cada participante. De cualquier
manera, el objeto fundamental del Consejo Escolar es la realización del interés
común y para llegar ahí debe desarrollar el espíritu comunitario. Para conseguir
este cometido, el problema de la formación de los miembros del Consejo es
fundamental. Ya se trate de la Dirección. de los profesores, de los alumnos o de
los padres, cada uno ha de aprender a dialogar, a facilitar el proceso de
comunicación. Cada uno debe también aprender a comprometerse, a asumir la
responsabilidad de las decisiones, a las cuales ha podido ser hostil en un principio.
Deberá ser capaz de situarse en el plano del interés general y rebasar el interés
personal.
Toda formación puede adquirirse gracias a las funciones que los miembros habrán
podido ya ocupar en las estructuras horizontales, y por la preparación propia en su
rol específico. De hecho, es de gran importancia que una estructura vertical, tal
como la del Consejo Escolar, no sea creada independientemente de las
estructuras horizontales. Los Consejos de Clase, Consejos de Enseñanza,
Comités de Padres, etc., deben haber familiarizado a buen número de personas
con los problemas de dirección y gestión en estructuras horizontales cuando se
hayan podido hacer las elecciones de representantes en el seno de las
comisiones. Como el fin del Consejo es hacer equipo con la Dirección y crear la
comunidad escolar, es evidente que en el seno del Consejo Escolar el papel de los
diversos grupos que lo constituyen está lejos de ser idéntico. los miembros del
Consejo juegan roles diversos, pero complementarios. Deben concurrir hacia la
unidad y el bien común. Los miembros del Consejo según sus competencias
específicas y las materias a tratar, tienen derecho a la consulta y participación en
la decisión. Esta distinción, que puede parecer artificial, permite fraccionar y
resolver el grado de competencias y derechos por los estatutos internos del
Consejo. Y al mismo tiempo responder a los deberes inherentes a su tarea de
participación. De manera general, se puede decir que el Consejo Escolar abordará
todos los problemas generales de la escuela a nivel de decisiones. Aunque sería
deseable que muchos de los problemas de la gestión fueran tratados y resueltos
en los diferentes órganos horizontales, y que en un problema surgido más
específicamente en un determinado nivel sea allí solucionado.
MARCO CONCEPTUAL
La falta de acuerdo respecto a los atributos de un director eficaz fue subrayada por
Dwyer (1984). Interrogó y observó a 42 directores «eficaces», pero no obtuvo una
imagen o una fórmula que justificara su éxito. Además, las investigaciones
empíricas, relativamente escasas, sobre la incidencia del liderazgo del director en
la eficacia del centro de enseñanza carecen de formulaciones teóricas (Sashkin y
Huddle, 1986). Esto limita la generalización de los resultados. .
A pesar de esta falta de base teórica común, los estudios existentes ofrecen
aportaciones de cierta importancia. Por ejemplo, el liderazgo en sistemas
escolares eficaces es siempre activo en cuanto que el director y el sistema escolar
comparten una visión de lo que hay que hacer y del modo en que se hará. Vaill
(1984) denominó a este tipo de liderazgo «orientador». El «orientador» es una
corriente constante de acciones del liderazgo formal de una organización que
produce claridad, consenso y dedicación a los objetivos básicos de la misma.
Ligada a este liderazgo está la creación, por parte de los directores, de unas
expectativas satisfactorias, respecto al personal y a los alumnos, que suponen un
reto (Goldberg, 1984) y que llevan a profesores y estudiantes a trabajar más por
reforzar una imagen del centro que van haciendo cada vez más suya.
LIDERAZGO TRANSACCIONAL
III. Corrección por parte del director cuando no se alcanzan los niveles.
Gran parte de las formas de actuar que hemos calificado antes como eficaces;
no encajan en nuestra definición de liderazgo transaccional; por eso es necesario
examinar otro tipo de liderazgo: el transformacional.
LlDERAZGO TRANSFORMACIONAL