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Indudablemente es un proceso largo y costoso en el que se diferencias varias fases:

1. Encuadre: Tras aclarar el mediador cuales son las expectativas, las metas, los
propósitos del proceso y su papel a desempeñar, observa que la actitud de ambos
progenitores dificulta la posibilidad de llegar a algún acuerdo sobre ningún tema.
En este caso, el mediador opta por reunirse por separado con ellos con una doble
finalidad: jugar un papel de alianza con los entrevistados y llevar a cabo un
cuestionario circular que pueda facilitar la apertura del diálogo creando así un
contexto cooperativo.
2. Definición de los temas a tratar: tras recoger los datos esperados se comparten
las visiones de los temas, intercambiando información necesaria para gestionar
el conflicto. El mediador equilibra la comunicación, evitando que cada parte
hable demasiado tiempo y va redefiniendo las posturas de forma positiva. En
este caso, el mediador recurre a la reflexión, resumen y esclarecimiento (Folberg
y Taylor, 1984) para ayudar a canalizar la información hacia una definición clara
del conflicto que abra las puertas a una definición alternativa. Posteriormente, el
mediador recurre a la legitimación en busca de la generación de una actitud
colaboradora entre las partes. Se trata de un proceso caracterizado por poseer
elementos potenciales de influencia compartida en el cambio deseado y requiere
una secuencia de tres pasos (Díez y Tapia, 1999): legitimación por parte del
mediador de las dos personas en conflicto, legitimación individual de las dos
partes y legitimación entre ellos.
3. Definición alternativa del conflicto: para que los actores del conflicto y el
mediador se pongan de acuerdo sobre los problemas reales, este último recurre a
historias alternativas (Suares, 1996), donde se realiza una construcción sobre las
diferencias de las partes y donde se plantean alternativas comunes a conseguir.
4. Creación de opciones y alternativas: el mediador utiliza su capacidad de poder
para influenciar hacia un acuerdo (Moore, 1995). Para ello, administra el
ambiente físico, la comunicación entre las partes y el intercambio de
información para ir conduciendo a los involucrados en el conflicto hacia alguna
alternativa.
5. Construcción y redacción de acuerdos: una vez se ha conseguido dar con una
alternativa viable, el mediador orienta hacia el compromiso (Moore, 1995) a los
actores del conflicto a través de una firma de un protocolo, donde ambos se
comprometen a cumplir con una serie de acuerdos para facilitar la transición de
sus hijos hacia una nueva forma de vida.
Como se ha señalado anteriormente, es un proceso complejo pero efectivo. Con
todos los datos expuestos hasta ahora, se hace evidente que es una de las mejores
estrategias para hacer frente a este tipo de conflictos, siendo muchas las ventajas que
ofrece:
- Toma en cuenta lo que desean las partes.
- Sirve para un desahogo emocional y por eso alivia las tensiones entre las
partes.
- Permite restablecer la armonía y mantener la relación entre las partes en
conflicto, si así lo desean.
- La mediación suele ser mucho más rápida que un juicio.
- Es más barata que un juicio.
- La mediación, especialmente la mediación comunitaria, considera las propias
vivencias, las tradiciones circunstancias sociales de las personas.

En definitiva, opino que acudir a un mediador es una decisión acertada, ya que


lleva implícito el no querer emprender medidas legales directamente, el querer buscar
una solución más pacífica y el poder llegar a un acuerdo sin abogados ni jueces que
pueden dotar a la situación de un carácter más violento para los hijos al cargo.

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