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Rodulfo Figueroa: cantor del destino y el olvido Rodulfo Figueroa nacié en la hacienda “Santiago” (Cintalapa, Chiapas, el 8 de agosto de 1866) y exactamente 33 afios después murié en el lugar donde su ma- dre, dofia Cecilia Esquinca de Figueroa, lo trajo al mundo. Rodulfo Figueroa es un vanguardista de fines del siglo XIX, en lo que respecta a la investigacién médica y el pensamiento social -su te- sis, laureada, para recibir el titulo de Médico Cirujano, versé sobre la Vacuna ylamanera de propagarla, sobre todo en la raza indigena; ademas, es autor de va- rios ensayos criticos y propuestas para el desarrollo de la medicina en Guatemala. Rodulfo Figueroa fue un humanista, en sentido estricto. Merece destacarse que de los primeros afios de su vida, gracias al estimulo y apoyo de su padre, don Es- teban Figueroa, se dedicé al estudio de laliteratura y de los saberes de su época. Conocié varios escritores franceses y fue traductor de conferencias médicas como aquella del Congreso Francés parael Es- tudio de la Tuberculosis, sobre las tra- guas de la tuberculosis estudiadas en sus manifestaciones cutaneas, cuando ape- nas era estudiante de bachillerato en la ciudad de Guatemala. Lector de los cldsicos espafoles, griegos y latinos, asi- milé las técnicas literarias, la frescura y el equilibrio del verso clasico, la sa- bidurfa de la palabra nacida de la vida misma en tanto comprensién y conoci- miento del destino humano. Sus versos estan tejidos por un aire roméntico, los encadena un tono evocative y los de- fine una clara idea de lo que es el pro- pio e ineludible fin: la joven muerte. Su romanticismo radica en la invocacién a la divinidad cristina y en el recurso de la esclarecedora nostalgia. Respet6, sin revelarse, la tradicién en un doble sentido: plegaria amorosa y sensuali- dad sublimada (cualidades propias del romanticismo) y también estuvo cerca del realismo (como narrador de costum- bres). Sin olvidar que ambos fueron el origen del trabajo que el posta trans- forms con su propia fantasfa para crear, finalmente, un universo literario. Se ob- servan ecos de Ercilla y en particular del guatemalteco José Batres Montifar (1809-1844) y del colombiano Jorge Isa- acs (1837-1895), autor de Marfa (1867). Batres es un eritico con humor ¢ ironia, del pasado y presente colonial, de las costumbres sociales y las maneras pol{ti- cas de sus contempordneos. Isaacs pese a que viene del romanticismo francés (especialmente de Atala de Chateau- briand), es un guardian del patriarcado con un férreo sentimiento conservador de la nostalgia y el poder. De este, Figue- roa, conserva el personaje Marfa, (como un homengje, pues no puede ser otra la intencién) y la sensualidad sublimada, es decir, la amada més que objeto-sujeto de la realizacién del Deseo, se convierte en fuente perpetua de inspiracién, en alguna forma mitificada, es la intoca- 263 ble musa que acecha al poota. Pepe Ba- tres, como solfan llamarle los amigos, es el iniciador de la literatura moderna en Guatemala. De él dice Luis Cardoza y Aragon: Su maestria de narrador (en verso), vi- triolo mezelado con miel, es insupera- ble. La mofa alquitrada, hechida de sor- presas, fecundo en recursos e invencio- nes, se distingue por la agilidad sor- prendente: discurre con desenfado en un basto campo de sensasiones, donde a0 entremezcla la piedad, el ridiculo, el golpe mortal y una ternura subversiva. Le duelen las miserias y las ve con tal exactitud, que no quiere fijarlas asi, pe- quefias como son en el medio pecato. (Guatemala, las lineas de su mano, Edi- torial Nueva Nicaragua, Managua, 1985, pp. 179-180). De este poeta de “ternura subver- siva” dijo Pedro Henriquez Urefia que era “el mejor de los poetas dotados del don del humor”. Lo admiraron Menén- dez y Pelayo, Rubén Dario, José Marti y José Eusebio Caro. Durante los atios que vive Rodulfo Figueroa en Guatemala, las décadas del ochenta y del noventa del siglo pasado se lee y admira a Batres Montiifar, Estamos seguros que de él procede la gracia y la agilidad narrativa (no el talento, por supuesto), que el vate chiapaneco asimila para contar y can- tar las cosas de la nostalgia de su tierra. Vivié como un exiliado voluntario, por fatalidad del destino, segin lo afirma una y otra vez en sus poemas. Pensa- mos que esta condicién fue la que de- terminé su nostalgia evocativa y no un sentimiento conservador y reaccionario. Rodulfo se diferencia de Batres en tanto es més sutil en la ironfa y trabaja con audacia las anéedotas para tocar las ma- terias esenciales que elabora su alma: el destino humano y el olvido amoroso, Fi- nalmente podemos sefialar que se consi- deré un realista. Este aspecto de la obra de Rodulfo Figueroa lo podemos obser. var claramente al leer la parte VI del Canto primero de su libro Olvido: ‘Como yo soy amigo De hablar con claridad en todo asunto, De decir la verdad en cuanto digo Y de poner las cosas en su punto; Para que no se tenga por patrafia Esta historia tan vieja y tan extrafia Citaré como real y verdadero El detalle postrero: Yo conoci muy bien desde temprano Cuanto la aldea en humildad encierra Los barrancos, las selvas y la sierra Como a la palma misma de mi mano INo la he de conocer s{ esta es mi tierra! El poeta narra como era la aldea, sus fiestas y animales, cémo vefa las mon- tafias y el cielo, los rfos y juegos de los nifios y cuenta del éxtasis de una mu- chacha, Marfa, “de aire misterioso” que “escuchaba el rumor de la corriente” del rio, donde iba por agua cada dfa. El de- seo exaltado del poeta que recuerda los 15 afios de la encantada mujer lo hace contar con natural humor: Siempre que se encontraba con Maria ‘Temblaba el infeliz cual si tuviera Empapados los huesos de agua fria O alguna interminable borrachera; Miraba que los montes desquiciados ‘Amagaban hundirlo en su mareo, yy aus dientes crispados Sofiaban con molesto traqueteo. El simil no es casual, ni gratuito, dado el hondo realismo y conocimiento de su gente que acompario a Rodulfo Figue- roa, por eu capacidad de observacién desde nifio y estudios de la naturaleza y la vida humana. Pero no es un regalo 8 secas, el pobre Esteban, o un vano y 264 simple rom4ntico Rodulfo, pues, sabe a quién se enfrenta el hombre enamorado y medita con gracia y agudeza: IY hacen tantos milagros las ingratas! ‘Esos pequefios seres Hechos de niebla y luz, vulgo mujeres, Que vienen a la vida transitoria Para nuestro pesar o nuestra gloria Esos seres tan monos y rapaces Que hacen a su labor tanta diablura De revolver el mundo son capaces En sus ratos de humor y travesura. Rodulfo Figueroa fue un lector dela vida real, urbana y campirana, un conoce- dor profundo del alma de su tiempo y més alla de eu tiempo de la condicién y maneras de la mujer y el destino hu- mano. No se enfraseé en la pura nos- talgia, la queja y los pesares, tan caros para muchos de sus contempordneos, se aceroé a la comprensién del absurdo, fue un erftico con dulzura y sutil humor y sin ruborisarse sefialé los acontecimien- tos de su época. En este sentido no fue evasivo, como se ha sefialado, genéri- camente, el roméntico. Leamos los tres primeros cuartetos del Segundo Canto de Olvido: Las crénicas absurdas de mi tierra Cuentan que por aiios de esta historia Hubo una cruda y borrascosa guerra Que dejé mucha sangre y mucha gloria 2Qué torpeza, qué affin o qué patraia Llev6 el acero a la homicida mano? ePor qué con tanta safia El hermano luché con el hermano? iMisterio impenetrable! Aquella gente, Entregada al trabajo noble y santo, Nunca estuvo al corriente De eso que hiela el coraz6n de espanto. Su condicién de humanista cristiano, no conservador, lo lleva a rechazar la gue- tra, cualesquiera que sea. Mas adelante en la parte V del mismo Canto, escribe: ‘Teniendo sdlo la virtud por norma Yelamor que alas almas no deseca, La igualdad, el derecho, la reforma Eran para ellos una cosa hueca, ‘Y aunque al decirlo el Animo se abate, Aquellas buenas gentes Jams preguntarin en el combate Por qué mueren as{ como valientes. Sin comentarios. Su profundo conoci- miento del destino y sentido de la histo- ria le permiten entender, ver y contar lo que marea el rostro de su época: “Y pues todo en el mundo es realidades/ Natural es que cambie nuestra historia”. Este es la idea del “progreso” propia del positi- vismo que lo educé y lo lew a la accién en calidad de médico y pensador social. Y éPor qué nace el olvido? “Pero en vano es sofiar, con las edades/, Lo més hondo se va de la memoria”. Uno de los momentos mas tensos del poema Olvido emergue cuando Rodulfo Figueroa pene- tra y tantea con sus dedos temblorosos esas materias que son el destino y los secretos del amor. Dejemos que el poeta nos lo diga: (parte V del Canto Tercero): De qué artes se sirvis? LQué maleficio ‘Uso aquel marullero sin oficio Para embobar un alma candorosa? deré que la mujer las falsas galas Sigue cual la inesperta mariposa Hasta quemar el oro de sus alas? ¢Serd, por nuestra eterna pesadumbre, Que ante los fuegos fatuos se deslumbra Sin saber que de cieno y pesadumbre Brota esa luz que fugitiva alumbra? iQuién pudiera, cual buzo, sumergirse ‘De una mujer en la conciencia obscura, Para asi a nuestra lengua traducirve ‘Lo que sienten cuando hablan de ternura! Mas dejando este abismo y esta hondura 265 Lo que més nos importa es que Maria Hoy adora un bellaco hasta los huesos, Con qué amargura Andrés repetiria: “iQue mujeres, gran Dios, no tienen sesos!” Andrés ha abandonado a Marfa por ir a una guerra que é1 no sabe que intereses la generan. dNo es un absurdo real que niega la voluntad amorosa e impone la fatalidad? Cinco afios han pasado y la promesa de las cartas no fué cierta y entonces “Ha salido Marfa con la suya” y se casa con “fio chico”. No vamos a contar la historia, sdlo nos interesan ciertos hitos para ilustrar lo que deseamos que el lector advierta. La DUDA en Rodulfo fué propia del roméntico erftico; no podemos dejar de pensar en el pooma HORA DE TINIE- BLAS, de Rafael Pombo, que las postri- merfas del siglo decimondnico aclamé y ley6 con entusiasmo en los labios de los poetas de entonces, en el que se acusa Dios por tolerar las desgracias del mundo y que el poeta chiapaneco debié conocer. La DUDA en Rodulfo apa- rece velada por un SI condicional: iAh! Si hay un Dios, debe haber un cielo Y si hay un cielo... iEse es de ia Tomasa! Ha muerto la madre de Marfa, la caritio- say t{pica figura matriarcal. La guerra terminé “Y el extranjero se largé a su tierra”. La historia tiene un final triste y dolorose, pero no trigico. Cuando ‘Andrés regresa y se entera de que Marfa se ha casado niega su fisica presencia y 80 identifica como un amigo que viene a contarle a Marfa lo tanto que él la amé y Te manifiesta 1 mensaje que le trae: Die que soy por ella un desgraciado, ‘Que Dios tan sélo mi infortunio mide, Que olvide todo lo que me ha jurado, Que en libertad la dejo y que me olvide ‘La muerte de Andrés en la guerra, que cuenta el “soldado amigo” o doble, es el s{mbolo de la muerte del amor que conduce al olvido que encubre el honor, ese valor tan fundamental de los hom- bres que son agentes, concientemente © no, de la familia patriarcal de hispa- noamérica. Andrés se va “Caminando sin rumbo, caminando/ Y porque irfa a Morir Dios sabe dénde”, es decir, el ol- vido y la fatalidad hacen que el destino El poema Olvido de Rodulfo Figue- roa, en un sentido amplio, por su forma y contenido, viene de la tradicién que nace en el Renacimiento y el huma- nismo espafiol; es, aquel momento, el si- glo XVI, en el cual se imita particular- mente alos clésicoay loa modarnoe ita lianos, el petrarquismo en poesfa y en novela a ‘es La tradicién se re- monta, para nosotros hispanoamerica- nos, el drabe Mosé Safardf; Pedro Al- fonso, en el siglo XII, introdujo en Eu- ropa la cuentistica oriental. Recorde- mos que la exaltaci6n de la naturaleza, como bellamente lo logra Rodulfo Figue- roa, no es una herencia exclusiva de los romdanticos del siglo XIX. La naturaleza, como madre buena, viene de los orien- tales y clisicos greco-romanos, dado que ella trae consigo “la revalorizacién de la cultura oral expresada en refranes - que abundan en nuestro poeta- o en la frecuente utilizacién del cuentecillo tra- dicional y folklérico” José Fradejes Le- brero, de los cuales se vale Rodulfo Fi- gueroa para armar sus tres cantos. El realismo es un ardid recurrente para él narrador, gracias a su intencién de hacer parecer su historia como veridica; no es més que una recreacién fantéstica 0 imaginaria del poeta. Para el renancen- tista lo importante es que el Caballero y la Dama sepan narrar. Retomo lo que ‘sefiala Karl Voasler, citado por Fradejes: 266 (.) lanovela heréica y galante (ayuda) a ennoblecer el concepto de honor, la no- vela preciosista y pastoril (contribuye) a refinar las eostumbres; saberos igual- mente que la novela sentimental embe- ecié el alma, la satfrica el sentido dela realidad. (Novela Corta del Siglo XVI, Plaza y Janés, Barcelona, 1985, pag. 30). Una de las caracteristicas que define Ja escritura de Olvido es la sdtira a la mujer, cuestién que encontramos en Ja tradicién espafiola, también en los Goliardos y més atrés en Las mil y una noche, Resumiendo lo que hemos sefialado y sin estudiar el poema en su tota- lidad, por razones de espacio, concre- tamos nuestra interpretacién de la si- guiente manera . Olvido es un poema di- vidido en tres cantos, donde se cuenta una historia de amor que enlaza otras historias, como la guerra (de esas que llevaron a la reforma), la vida de un pueblo, sus fiestas y costumbres y de personajes como Marfa, Andrés, la ma- trona, el alcalde, los animales y el pai- saje. El tratamiento a cada uno es di- verso, descripciones jocosas e irénicas en ‘unos, Ifricas y nostdlgicas en otros, y re- curre el poeta a los cuadros del alma de los enamorados o breves “historias del alma” como las llamaron en el siglo XIX. Rodulfo recoge la tradicién, particular mente de su lengua, con la singulari- dad de que no roba temas, ni asalta for- mas, todo lo contrario, recrea con liber- tad y audacia para que como por arte de magia emerja su propio universo litera- rio. Valga anotar que el poeta nacido en. Cintalapa es un poeta-pensador, agudo y liicido, con extrema sencilla profundi- dad y su erftica la desarrolla a costa de Sus afinidades afectivas, como lo han he- cho los verdaderos poetas de todos los tiempos. En una investigacién que pre- paramos sobre la vida y la obra de Ro- dulfo Figueroa nos extenderemos en la contextualizacién, relaciones de forma y sentido, como en el estudio de su es- critura. Baste, por el momento, anotar que Rodulfo Figueroa, no fué un poeta de ocasién, si no un escritor de oficio con la plena conciencia de su destino y no sumido en la soberbia de la subjetivi- dad la que guié sus pasos y pensamiento. No fue un ignorado en su época, los elo- gios, mas que estudios, es cierto, los co- nocié, escritos y publicados en revistas y periddicos de América Latina. Los elo- gios giraron alrededor de sus poemas pu- blicados, por trabajos de investigacién médica y por su caracter de pensador s0- cial y humanista. Ricardo Cuellar Valencia 267 Fernando Garcia Niifiez FABULACION ON A CARLOS FUENTES OUR tanto Ty

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