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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO ESCUELA NACIONAL DE ESTUDIOS PROFESIONALES IZTACALA BRUJERIA MEDIEVAL E IMAGINARIO SOCIAL Todo fenémeno socio-histérico esté indisolublemente - unido a lo simbélico. Los actos reales, individuales o co lectivos la guerra, el trabajo, el parto-- no son direc tamente simbolos, pero no existirfan fuera de una red sim bélica. Cualquier organizacién social existe en tanto que "sistema simbélico sancionado" (1). Es evidente que la e- xistencia de un simbolo no es aleatoria, sino est& en re- ferencia con lo real y es determinada por la practica so~ cial que a su vez existe en base a wn Consensus que perml te la integracién de los individuos al modelo propuesto - por el orden dominante. La integracién al modelo establecido no es una opera- cién conciente, sino un conjunto de interacciones que se- convierten en formacién reciproca de un inconciente indi- vidual y colectivo. As{, el inconciente interiorizado por el individuo no corresponde a cualquier inconciente, sino esta definido por la historia y los determinismos cultura les. Para analizar esta permeabilidad del inconciente indi vidual y colectivo al sistema ideolégico dominante, nos - situamos en el cuadro de la caceria de brujas en el medio -evo y formulamos las siguientes interrogantes: 4 a qué - formaci6n socio-hist6rica correspondi6 la brujerfa ? qué simbolos vigentes permitieron 1a creacién de la brujerfa? 4 cuales son los mecanismos de dominacién, universale presentes en este fenémeno ? La violencia y lo sagrado El ocaso de 1a Edad Media abrié 1a gran época de re-- presién de la brujeria por la Inquisicién. Las angustias- del término del medioevo encendieron miles de hogueras, - diezmaron poblados y provincias europeas y, acompafiando - al espectro temible de la lepra, el siglo XVI persigue ob sesionado a los demonios sucubos e incubos encarnados en- cuerpos expiatorios de las multitudes. No s61lo en bancos de torturas, sino espontdneamente,- cientos de elementos de la sociedad se declaran culpables aceptan las denuncias que --y estén concientes de ello los llevarén a las llamas, a la lefia verde de dolor lento Confiesan, reconocen haberse metamorfoseado en lobos para devorar nifios; declaran ser capaces de transportarse de - un lugar a otro jineteando una escoba y retozar en los - prados con Satan, besarlo al revés y bajo sus érdenes re- negar a Dios. Todos y digamos todas, porque la brujeria fué un fenémeng fundamentalmente femenino-- han echado - - suertes, matado vacas, hecho impotentes a los maridos y obligado a los curas a tener poluciones nocturnas. Todas- confiesan ser maestras dei dafo, en honor a Luzbel. La hechicerfa se presenta asi como un fendmeno colec- tivo, a ser analizado tanto en su dimensién siquica --cudl es 1a sicologia profunda de las brujas? como politica-- 4a qué necesidad social corresponde el fenémeno?--. La In quisicién, es necesario hacer hicapié en ello, fué posi-- ble cuando los valores vehiculados por el dogma cristiano se erigen en normas operantes para la gran mayoria de la- sociedad. La bruja, pues, no se hizo sola, es la expresitm do una necesidad social, manifestacién de 1a mentalidad - colectiva, y no implica sélo una estrategia y practica so cial, sino representaciones, sentimientos, jerarquia de - valores e ideas y un cierto sentir fundamental de la exis tencia. £1 problema --operacién dificil desde un punto de vis ta epistemolégico por la inmensa distancia temporal y cul tural entre los términos del medioeve y nosotros-- se cris taliza pues en la bGsqueda de la reiacién entre el imagi- nario colectivo de esa época, el estereotipo de la bruja- y la respuesta de participacién a la culpa que tantas vic timas dieron de forma satisfactoria a este imaginario. El sistema a analizar es la triadg bruja-pueblo-inquisici6n- de la creencia en los demo nios, la tipologia de la bruja y su correspondencia con- el imaginario social, es decir, con las formas de domina cién del poder. La _alucinacién sagrada Descifrar el misterio cristiano --la abstraccién del cuerpo y la sangre de Cristo contenidos en la hostia, el simbolismo del vuelo del angel-- cra, sin lugar a dudas, extremadamente complejo para la légica concreta de las - poblaciones dominadas por instancias arcaicas. Sabemos,- por ejemplo, quo en el sigio XVI cl “instrumental mental de un hombre de espfritu amplio, tal como Rabelais, est ba dominado por sobrevivencias antiguas que en nada se - correlacionaban con el dogma cristiano. Cuando una sociedad con las caracteristicas de aque- lla, se apodera de un sistema de creencias que es ajeno- a su visién del mundo y a su cosmologia, se ve obligada- a integrarlo a su propio “instrumental mental" y lo trans forma proyectando en 61, para entenderlo, sus emociones- y sus suefos. La dramatizacién del sacrificio sagrado, - por ejemplo, fué un esfuerzo de interpretacién del dogma cristiano por los grupos que, para comprenderlo, lo tea- tralizaron. La penetracién del dogma cristiano a todos los nive- les de la vida europea fué dificil y lenta. Las mentali- dades de los grupos dominados ‘por creencias arcaicas reac cionaron proyectando sobre la liturgia y el culto elemen tos que les eran propios; respondieron a la penetracién- formando imégenes, personajes y leyendas que facilitaran ja comprensién abstracta del sacrificio regenerador de - la humanidad (ia evelucién en los dramas sagrados del - personaje de Marfa Magdalena permitirfa tal vez encontrar el itinerario de una figura femenina con atributos de - bruja que se convierte en santa en el momento en que se- naturaliza en los grandes misterios del siglo XV). La _inversién de lo pensable Algunos factores dindmicos y estructurales pueden - distinguirse en el funcionamiento interno de 1a sociedad de los Gitimos sigios del medioevo y la experiencia cris tiana --por ejemplo, 1a h erejia, la relacién élite-masa, el estatuto y el papel de la doctrina de quellos que per mitieron a dicha sociedad 2 definirse en relacién a una- exterioridad un pa ado, un presente hostil o diferente la asuncién religiosa de elementos no-reiigiosos, etc. - Esta divisi6n en funcionamiento interno y exterioridad - permite situar ei de la hechiceria en la época. El hereje se convierte piblicamente, oficialmente, en ministro de iglesia. de otra iglesia, La bruja es el Otro inscrito en un cuadro diferente al legftimo; es e1 no-con forme, su estatuto genera conflictos, desacredita los sis temas doctrinales --y al mismo tiempo los reajusta y los- reafirma, los actualiza. A partir del momento en que los principios de 1a so- ciedad se relativizan y se invierten, el hecho de pertene cer a una Iglesia --o a un “cuerpo"-- tiende a fundar la- certeza y desaparecen las verdades anteriores o las verda des anteriores o las verdades propias a cada uno en fun- cién a la verdad Gnica, sefialada por la no-verdad unida - a la inversién de principios. La antinomfia --la agresivi- dad- entre grupos cede el lugar a la disputa entre verda des. Esta lucha crea un escepticismo constatable en todas las manifestaciones de la vida social, y prepara también- a un tipo no religioso de certezas, que es la participa-- cién a la sociedad civil. Esta intransigencia y las sospechas que perjudican al dogma hacen necesaria la rigidez y la defensa del grupo - cohesionado por la verdad Gnica. La verdad aparece no tan to como aquello que el grupo defiende, sino aquello con - Jo cual el grupo se defiende: es, después de todo, su ma- nera de representar y de centralizar 1o que 61 sostiene - ES eee eee - y cree que 61 es. En este dmbito se opera una mutacién que invierte los papeles reciprocos de 1a sociedad y 1a- verdad; al finalizar ésta, la primera ser4 1a que funde- y determine a 1a segunda, y repercute el proceso en una- relativizacién de las verdades. Esta herejia global sustituye un criterio social a - un criterio religioso. &s analizable a través de las re- glas que permiten calificar como "heréticos" los movimien tos que se desolidaricen de la sociedad religios --la a- nica aceptada-- 0 que la amenacen. Al mismo tiempo se a- viva una diferencia --considerada intolerable entre la - conciencia religiosa de los cristianos y las representa- ciones ideolégicas 0 institucionales de su fe. Numerosos signos tienden a sugerir esta hiptesis y, de entre las- mGltiples rebeldias contra las instituciones, la bruje-- ria y el escepticismo se presentan como indicadores con- vergentes. La religién es ilevada al terreno de la préctica, - porque la prdctica es un hecho constatable. La fe es la- visiéa apologética de una creencia que obedece también - a los imperativos de la utilidad social bajo el pretexto de la defensa del orden. Asi se sustituyen las costumbres por una verdad cristiana universalmente reconocida, E1 demonio, la bruja y el silencio de Dios El individuo frente a las granizadas, los hielos, las inundaciones, el viento que destruye los campos, las cose chas, se une al sentimiento popular que germina en tiempo de penurias, 1a violencia, y reclama un culpable para cal mar las tensiones emotivas. La obsesién demoniaca se impo ne a todos los espfritus, y las brujas aparecen como mien bros de una terrible secta enemiga del género y 1a salva- cién humana. El orden social es perturbado por esos enemigos de la £e que no se someten al modelo religioso. Los detentadores del poder estignatizan como herética toda praéctica contra ria a los dogmas cristianos. Pero, como dice el inquisi-- dor Sprenger en el libro de consultas de procesos de bru- jeria, el Malleus Malleficarum, (2) la herejfa de las bru jas difiere de las otras porque "implica 1a locura de un pacto explicito, jurado y firmado para la pena del crea-- dor y la pérdida de sus criaturas". Asi, las précticas de desvio social nds peligrosas para el orden son las reali- zadas por las aliadas del demonio ya que la brujeria es - considerada como 1a causa de todos los dramas tan corrien tes en economfas de subsistencia. Se cree adivinar, sentir al rival de Dios, duefio de - las fuerzas del mal y de la rebelién, en el misterio del- aire. Esta ahi, en todas partes, es la Iglesia la Gnica - que tiene el poder de proteger al individuo contra los na -leficios de las brujas. Por lo tanto, no se estard pro- tegido de las desgracias de la existencia --obra del de~ monio-- si no se entra en el seno de la verdadera fe, - del verdadero Dios, y se sigue la palabra de aquellos - que son los enviados de su omnipotencia. La bruja se convierte asf en el instrunento idéneo - pata asegurar cl movimiento centripeto de la socicuad, su armonia. El temor, la angustia, 1a culpabilidad y 3 bruja son manipulados en aras de producir una asimilacién de los valores cristianos. La imagen de la bruja se dis fia con perfeccién, ella es el delirio frente al sentimicn to radical de la contingencia; toda 1a sociedad est& en- terada de los temas mayores de su acci6n. La bruje es cl negativo fotografico de lo que el individuo esté llamde a ser por el orden dominante, el negativo fotografico ce lo que debe ser el individuo para alcanzar la proteccién divina, El poder eclesiastico y las instituciones juridicas- recuperan esta visién del mundo. A través de su mitologia se legitina, se justifica una fabricacién intensiva de desviante: para la necesidad del orden. El Sabbat, la inversi6n de la coremonia litGrgica La participacién al Sabbat constitufa el crimen ca -tal de la brujerfa. La realidad de 1a existencia del mis no era innegable; todo hecho que no correspondiera a la - normalidad, a lo legitimo, se relacionaba con las activi- dades de esta misa caracterizada por ritos “al revés". A- pesar de los miltiples testimonios depositados frente a - los oficiales de justicia, el orden o etapas de la cere-- monia no han podido ser reconstruidos porque, de hecho, - cada culpable los presentaba a su manera. Casi no hay des cripciones sobre sus preparativos y las circunstancias en que era celebrado. Una pregunta se impone, 4 la existencia de los Sabbat corresponde a una realidad vivida o es el producto imagi- nario de la inversién de lo pensable, de lo legitimo? Mu- chos procesos judiciales militan a favor de su existencia real, pero la yoria de las descripciones hechas por su- puestas brujas iniciadas tienen su origen y es justifica- da su veracidad en apoyo a un "oi decir" 0, por parte de- los denunciantes, en encuentros fortuitos con les acusa-- dos en lugares considerados demoniacos. Las misas, si se reGinen todas las acusaciones, serian siempre bulliciosas. Al frente estaria el diablo, siempre bajo forma humana, El sabbat es la exaltacién contra lo - santo. Simularido las ceremonias cat6licas, los asistentes entonaban himnos y salmos escuchados en la iglesia. Entre todas las acciones a las que brujos y brujas se libraban, - la danza ejercié, en el pensamiento de las poblaciones, una impresién especialmente sensible. Como instrumentos - musicales son sefialados la flauta y la viola, al ritmo de jos cuales se agitaban los herejes. A esos eventos se mez clan licencias infames, actos odiosos que bajo el halito~ perverso del diablo deja a todos los presentes libres a - sus leyes de desorden. Brujos y brujas quedan animados a- ja promiscuidad confusa donde las edades y los sexos se - olvidan, los parentescos se abandonan, se ignoran, se bug can. Hayan o no sido ciertas estas frecuentes misas nogras. la esencia permanece operacional, en ellas, al nivel ina- ginario o real, se juega la inversi6n de lo legitimo, se- destituyen normas, valores y leyes. Sea en un contexto - real o imaginario, el Sabbat tuvo la funcién de "acting - out", ruptura con los sistemas de motivaci6n habituales ~ en los individuos, y retorno de lo reprinido. Separar al mundo de 1a brujerfa del Sabbat, seria am- putarle una pieza esencial que consolida la visién preci sa del mundo. En 61 actfian los fantasmas de 1a realidad - social, y se condensan las nubes del imaginario colectivo Estas précticas de brujeria tienen que ser considera das en tanto que analizador institucional de un mundo in- tegrado por un poder cristiano, son el escenario de los - - fantasmas reactivos a la autoridad eclesidstica. En e- llas emergen todos los elementos reprimidos de un cuerpo social obligado a cohesionarse alrededor de una visién cristiana del mundo. La misa negra es la inversién de lo impuesto como "natural", es la negacién de las reglas y- ritos de una religién instituida en dogma y, ajustandose a la iglesia oficial, se convierte en su imagen inversa. Es un discurso originado por la falsa integracién cultu- ral. La bruja, acusada de participar al Sabbat, es una - personalidad atipica, y el interés que las poblaciones - conceden a su culpabilidad es un signo del conflicto en- tre orientaciones normativas de la accién social; ella - es la marca del conflicto. Durante la Edad Media hubo, sin lugar a dudas, otros crimenes semejantes a éste, pero ninguno lleva, como el- Sabbat, 1a marca de la anomia manifestada por esta bis-- queda y satisfacci6n por la personalidad desviante, sig- no de un desajuste de la sociedad entera. Los conflictos cristalizados por esta ceremonia, son elementos "neuréti cos" simbolizados con actos incomprensibles; signos que- indican que el individuo continuaba viviendo segén valo res anacrénicos, mientras una organizacién social nueva- --otra-- se constituia. La misa negra es un didlogo entre sujetos que no han - asimilado el orden cristiano del mundo y el poder, que los estigmatiza como desviantes. Como espectadores estén los grupos tentados a proceder de forma idéntica, quienes utilizan el drama del culpable para reprimir sus motiva- ciones inspiradas en otra cosmologia. Una citaci6n de - L. Febvre (3) evoca el extrafiamiento presente entre la - religién y la vida: "En 1a iglesia, detras de los burgue ses, estén los otros... Ellos se mantienen los domingos- de misa de pie, cerca de la puerta, lejos del altar, Se- presignan cuando se debe, se arrodiilan cuando se debe.- Pero de esta religién que ellos practican, no saben nada ... Y mientras que los ritos se suceden sus mentes se c- vaden, huyen en la imaginacién hacia los bosques, su re- fugio, donde espera el dios de los desheredados: Satén.- Un paganismo inmemorial los obsesiona." Ellos, sencilla- mente, no podfan entender que la hostia significara un - abstracto poder de Cristo y, en més de un proceso de in- quisicién, confiesan las mujeres haber guardado 1a hostia en un cofre para pedirle todos los dias su proteecién. Los instrumentos para practicar las ceremonias del - enemigo del orden de las cosas no eran buscados lejos, - estaban ahi, bastaba con invertir lo pensable para inver tir simultdneamente Jo "natural". Al nombrar el. espacio- donde actéan los contravalores y lo prohibido, se defi-- -nen, por estereotipos, los valores que se reclaman como legitinos. Una_personalidad "atipica': la bruja Un ser otro que si misma y producto de la encarnacién del imaginario colectivo, la bruja es un cuerpo social. - Es el espejo donde se reflejan las angustias y los temo-- res de la maquina social. Es el fenémeno-valvula de esca- pe por el cual se evacGan los deseos "ilegitimos" y se - realizan los sacrificios para amainar la cOlera divina. Una imagen aparece en esta creacién teatral, digamos- esponténea, que cristaliza todo lo que el individuo teme- de si*mismo y de los otros, una figura que delimita la re presentacién de la persona tal y cual una sociedad dada - la define y la impone, Por medio de las teatralidades so- ciales el hombre se crea a si mismo, y es en este sentido que Schiller pens6 que 1a tragedia griega formé y constru y6 al ciudadano griego de la época. Los dramas de herejia modelaron al hombre occidental de la Edad Media. La bruja es una figura, la mayor parte de las veces, imaginaria, - dotada de més realidad --a pesar del registro imaginario- que envuelve y determina su existencia-- que la mayoria - de sus congéneres que crefan poseer una parcela de lo real donde no eran, ellos también, sino fantasmas. La bruja es el personaje simbélico 0 alegérico que re presenta y formula la coherencia del grupo, al exaltar la unanimidad de todos sus miembros. A través de ella se tualiza el mito de un universo concebido como. estable; lla refine, suelda las partes disgregadas del grupo. Al fi nal de cada ceremonia, la bruja muerta saluda al grupo, - restablece y reintegra la ficcién de armonfa del universo social que finge que su Gnica incoherencia es la manifes- tacién antisocial de la hereje. La muerte de la bruja no es la muerte fisica --esta - agresién del cosmos contra 1a existencia colectiva, de la cual surgen inndmeros ritos y maniobras de conjuracién pa ra alejar, enmascarar la fuerza destructiva-- sino una - muerte purificadora, domefiada, integrada, una muerte que- disefia en la distancia el aniquilamiento verdadero --por- que est4 socializada, transpuesta. La caza de la bruja no es solamente un espacio, es u- na extensién de participaci6n, en el sentido que est4 da- da su autenticidad por un grupo social, un Nos que reali- za un acto infinitamente més comprometido que lo que per- mitiria pensar la pasividad con que lo desarrolla. El gru po intercambia los signos que se le ofrecen contra el sig nificado y la credibilidad que proyecta sobre la bruja; - ella tiene el papel de prolongar y dar forma a la suges-- -tién propuesta por el grupo. sta capacidad universal y existente en todo grupo - social --independiente del grado de desarrollo técnico e hist6rico de la sociedad-- de conformar existencias a - partir de espectéculos oscuros, mal definidos, alcanza un paroxismo en las ceremonias de Inquisicién de la bru- jerfa, Esta "catarsis", en caso que hubiera en efecto ca, tarsis, supone simult@neamente una sublimaci6n de los conflictos reales y la creacién siquica colectiva andlo- g2 a la que se proyecta sobre un objeto, un culto, una - creencia, y cristaliza sobre una figura la fuerza laten- te de la participacién a un hecho contin. En este sentido, Ja catarsis corresponderia‘ al acto de participacién men- tal, acto creador que conforma al fantasma flotante de - este ser imaginario. Un gran nGmero de hechos oscuros que encarnan en las sociedades, muestran que Ia vida de las mismas procede - @ una seleccién dramftica que tiende a aislar de la masa comin --marcarlo, diferenciarlo-- a un individuo que, - sea desde un punto de vista mental o fisico, esté en di- sonancia con el estatuto que la sociedad le impone 0, a menos, no consigue ejercer todas las actitudes que dicho estatuto implica, Bl personaje de la bruja representa e gran extrafiamiento, individualismo creado para ei cumpli -miento del estatuto social que se 1c designa. La culpabilidad del culpable --en toda sociedad-- se construye, més que por el crimen en sf, por la represen- tacién que se proyecta sobre 61 de la transgresién de lo prohibido. La sanci6n individualiza al criminal, le impo. ne conductas que le arrancan su normalidad, lo expulsan- de la vida comin y asi se consigue marcarlo con mayor ni, tidez. Es el Otro, indispensable para la existencia del- at El Diferente queda irremisiblemente disuelto en la - soledad, y asi cumple su funci6n social de maqueta con-- traria a lo que las normas, valores y leyes, imponen al- individuo.Ese Otro otro que si mismo, marca las pautas - de lo-que-debe-ser, Es, repetimos, el negativo fotografi, co de los valores de orden y disciplina. Es la conciencia colectiva la que inventa al solita- rio, y lo disocia de 1o considerado normal, prestndole- atributos que fortalecen los intereses del orden dominan te, de 1a ideologia dominante. Lo que se cristaliza so-- bre el Diferente no es ms que las mentalidades colecti- vas, la tensién continua --y nost4igica hacia la esponta neidad; en 61 toma forma el conflicto del deseo con las- violencias y contrefiimientos de todo tipo que se oponen- a su realizacién. creacién de la bruja-ideal Durante los procesos de brujerfa, 1a armonia existen te entre acusados y acusantes es sorprendente. Las victi mas afirman --gritan, proclaman que consiguen despla- zarse al vuelo de 1a escoba, que se han transformado en- lobos y devorado nifios, etc., a pesar de la certeza exis tente en el castigo que devorard sus cuerpos. En efecto, las producciones mentales existen en fun- ci6n de la organizacién social; las opiniones, es sabido, dependen de la manera concreta en que los sujetos edifi- can su imagen del mundo, 6sta en relacién con el imagina rio social producto de 1a ideologia. £1 mundo cazador-de brujas construy6 una imégen Gnica que condensa todas las obsesiones y temores de 1a m&quina social. Frente a esas producciones mentales organizadas, invariables, dos inte rrogantes aparecen: ; cul es la fuente unificadora de - esta imagen colectiva ? y 4 cOmo se transmite el mensaje que unifica la opinién ? Los rumores circulan, los textos corroboran los temo res y angustias. Todos los individuos quedan habitados - por esta imigen desesperada --desesperante-- de la bruja- tipo. Todos los espiritus tienen la misma produccién ima ginaria y los signos reproducen hasta lo infinito la ima -gen sintética del Mal --1o anticclesifstico, Para la - comprensién del estereotipo de 1a bruja, es necesario co, nocer la existencia de dos tipos de textos: los "manua-- les de los cazadores de brujas" y los "libros de magia y enigmas" de los mal€ficos personajes. Estas obras condensan una reflexi6n colectiva direc- ta, Cada uno de los participantes de 1a representacién - social aprenden a través de los mismos, 1a posicién que- debe mantenerse frente a determinada manifestacién del - Mal. A través de esta forma propagandistica de comunica- cién, el sujeto interioriza todos los diélogos concebi- bles y se entera de todos los detalles de 1a actuacién - de las brujas que luego prestaré a un sujeto determinado. El individuo se convierte asf --por el arte de la propa- ganda-- en un comentarista de su propio:discurso que pre senta como "el discurso de todo el mundo", lo cual le ~ provoca la sensacién de estar integrado a 1a sociedad - global --al Nos-- y le permite acusar a las victimas ex- piatorias con conocimiento de causa --conocimiento adqui, rido en los textos--. Ambas categorias de libros consolidan la estructura~ interna del grupo --y del individuo--, lo actualiza, lo- comunica, le permite al sujeto establecer lazos con el - otro. A la socializacién resultante, el estilo y la légi ~ca de estos textos ofrecen un conjunto de elementos fi- gurativos y un sistema de significados operacionales. Se crea el cédigo. Desvio si ial y diferencia La brujeria pudo desarrollarse gracias al maniqueis- mo grosero, simplista y terriblemente eficiente de la i- glesia catélica. El lugar de dios fué --es-- el de la - clase dominante, el demonio habita entre los sin-poder.- No solamente en el Antiguo Testamento, sino en las Escri. turas de los apéstoles, abundan las imfgenes de esta vi- sién maniquefsta que fundamenta 1a vida cristiana y en-- gendra la brujeria como la institucién ideal del contra- poder. Cada sociedad crea los desviantes que le permite su- espacio cultural. Y, todos aquellos que se producen en - su cuadro, dentro de sus intereses y de la visi6n del mun do vigente, son recuperados por el orden, que los inter- preta en funcién de sus intereses y los emplea como ins- trumentos de su préctica. Todo poder nombra al Diferente, a un diferente que - coagule las "dudas" del espiritu --las "dudas" producto- de las realidades de las mentes y los cuerpos-- para, a través de la condena explicita del deseo ~ deseo consuma -do en el Diferente-- domefiar las inquietudes y disminuir las frustraciones. ( fin ) por Afde Reboredo BIBLIOG (1) CASTORIADIS C. 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