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fi PRA | + ¥ a lander dr Lerner Pulthn Ropert A. DAHL ey ; / E enema Pines y Daven : Terra U Leckin LA DEMOCRACIA UNA GUIA PARA LOS CIUDADANOS: Traduceitin de Fernando Vallespin ‘TAURUS PENSAMIENTO ila aig: On Demag "© 1000, by Yate Uhaversy be esta ee [Gn Salons de Palicones 8A, 8) Toveelagui, (0. 2805 Madi Jéfono 91 74490 60 fam) Ht 24 Aur, Alto, Tourn, Alfigoai, A. esaley- 3G, 1497 thetos Aves + Aguila, Ake, Ts, lfigara, S. Asse 6. ¥ Avsla, Universe, 767, Cel Valle Mexico. DE. G. PO SBN BE B06 0342.5 Dep. Legal: 3.011.199 Pvined i Spain tapresa ew Fas “Toatonderectos setae, beast ws de epee to ae ives et sy seu te eee fou, ec lectin, or toc INDIc 1 unnop veabonennte uuu gu? 7 vane Fu. comentzo. HL Déncey cS se inicid el desarrollo de la denerae Una breve histor uw I, 2Queé queda por delance? Me Seourina Has Demoenacts toxaL IV, uc es a democracis' Ms VY. Por qué la deutae 55 Vi gor qué In igualdad politica? 1 [gualdad inceinsec oa) BI VIF gPor que la iqualdad politica? [1 Gompetencia civie Tencena Paws Drsoceacia nt. VILL Qué instiniciones politiens cequiene tuna clemocracia a gran est: YS. Maviedades t; Demacracia a distintas escalas X. Vatiedades I: Constituciones. XU. Variedades 11. Partios ysistems cleewrates by CapiruLo TV S LA DEMOCRACIA? eQué - Todos tenemos fines que no podemos conseguir par nos tros mismos. Pero algunos de ellos los poclemosaleanzar coo- perando con otras que comparten fines similares. Supongamos, entonces, que para aleanzar determinados objetivos comunes, algunos cientos de personas acucr constituir una asociacion, Poclemos dejat de lado cuviles los fines concretos de fa asociacién para centrarnos estricti- mente en la cuestidn que lleva cl titulo de este capitulo: Que esta democracia? reunién, sigamos suponiendo, algunos mi bros sugicren que su asociacién necesita una constitucid Su postura es recibiela favorablemente. Al suponerse que uuien posce alguna habilidad en estas cuestiones, un miem- bro propone que dicha persona sea invitada a claborar uni constitucién, que lego presentard en una reunion posterior para scr sometida a la consideraci6n de otros miembros. propuiesta cs adoptada por aclamacién, Alaceptar esta area, fa persona encarguda de claborar la constituclon puede cecin algo sinilar alo que sigue “Creo que comprendo los fines que compartimos, pero ne sé como hemos de procedler 3 la hora de adoprar muestras te cisiones. Por ejemplo, zqueremos una constitucién que con: Fea algimos de los mis capaces y mejor informados de entre nosotros fa ansturicad de acloptar todas nuestras decisiones nas importantes? Este arreylo no sélo pede segnurar deci siones unis sabias, sino también ahorraruos al resto una gy camticiid de tiempo y estaerae. Los inicmbros rechazan abrumadoramente wna solucion en estos térniinos. Un miembro, a quien ealificaré como el Hablante Principal, arguye: Respecto a fas cnestiones iis importantes subre las «(ue ha de pronunciarse esta asociagion, nadie entre nosotros es ns subio que el-este en el sentido de que sts decisiones de ban prevalecer automaticamemte. Incluso aunque algunos niembros puedan tener nus conocimicntas sobre alguns stion en un deter rinaidy momento, todos somes eapaces de aprender lo que necesitamos saber: Desde luego, habre thas de discutir los asuntos y deliberar entre nosotos antes de aleanzar tna decisién, Una de las razones por las que consti tuimos esta asociaeién es para deliberar y discutir y deci después sobre politicas. Pero todos estamos cuslificados por igual para participar en Ta discusién de tas cuestiones y decidir lespués sobre las politicas que debe seguir nuestra asocia ciGn. Por consiguiente, nuestra constitucién deberia apoyarse sobre tal presupuesto. Deberia garantizarnos a todos nosotros el derecho a participar en las decisiones de la asociacion, Por dlecirlo claramente, daclo que todos estamos igual de cuties «los, deberiamos gobernarnos democriticamente. La ulterior discusién revela que fos puntos de vista esta- blecicios por el Hablante Principal se ajustan al punto de vis la predominante, Entonees acuerclan elaborar wna constiti cidn acorde con esos supuestos. Pero quien emprende tal tarea descubre sipictamente que distin ciones y organizaciones que se califican a si mismnas como “democraticas” han adoptado muchas constitt- ciones distintas, Incluso entre paises “democriticos", encuen- ra que las constituciones se diferencian en aspectos impor tanites. Por poner un ejemplo, ta constitucién de tos Estados Unidos asegura un gjecutivo poderoso cn la Presidencia y al nuismo Gempo un fuerte legislative en el Congreso; y cack uno de ellos ¢s relativarnente independiente del otto. Como contrasts, la mayorfa de los paises curopeas han preferide tun sistema partamentario en el que fa cabeza del poder eject tio, un primer ministro, es elegido por el parlamento. Po- Urian sefialarse ficilmente muchas otras diferencias importa tes, No Tray, al parecer, una tinica constitucién “demoeratica” (cnestion a ka que volveré en cl capitulo X). Nuestro redactor constitucional comenzani a pregimtar se ahora si estas constituciones tienen algo en comin que iustifique su pretension de ser “democraticas". ¥, ¢son algu: nas quizit més democriticas que otras? ¢Qué significa eso de democracia? Por desgracia, en seguida aprende que cl térmié hho se ust ent un ntimero sorprendentemente amplio de sen fidos, Subiamente decide ignorar esta desesperanzadora va Ficdad de definiciones, ya que su taren es mas especifics disetiar un conjunto de reglas y principios, wna constitucién, que determinari como habrin de adoptarse las decisiones de hasociaci6n, ¥ su constitucién debe ajustarse a un prin pio elemental: que todos Jos miembros deben ser tratad (bajo la constinteién) como si estuvieran igualmente cuali cados para participar en el proceso cle toma de decisiones so- bore las politicas que vayaa seguir la asoeiaci6n. Con indepes dlencia de lo que se decida para otras cucstiones, en el gobierno de esta asociacién todos los miembros dehen de consiclerarse como politicamente iguaies. GUTERIOS DE UN GOmIERNO DEMOCRATICO Nenu de la enorme ya menudo impenetrable maleza de luleas que existen sobre ka democracia, es posible identificar algunos eriterios que deban ser sutisfechos por el proceso de gobierno de una asociacién para cumplir la exigericia de que susmiembros tienen el mismo derecho a participar en las de- visiones politicas cle In asociaci6n? H: de-esos criterios 'articipacién ofectio. Antes de que se adopte wna politica por la asociacidn, teins los miembros deben tener oporuii lades iguales y efectivas para hacer que sus puntos de vist sobre como haya de ser ta politica sean conacidos pror tos otras miembros, Sh + Jeualdad de vow, Cuando Hlegute el momento eu el que sea adoptada finalmente la decision sobre It politica, todo iembro debe tener una igual y efectiva oportunidad de vo- tar,y todos los votos deben contarse come iguales. 1) Comprensidn ilustrada. Dentro de limites razonables en lo relativo al tiempo, todo miembro debe tener oportunidades iguales y efectivas para instruirse sobre las politicas alternati- vas relevantes y sus consecuencias posibles. CUADRO 4 eQuét es LA DeMOcRAGIA? 1 Partcipacin efectiva 2 tyualdad devote 3 Aleanrar wi eompeensidn Hasta Fjercitar el control final sobre Inagenla 3 Control de la agenda. Los miembros leben tener la oport nidad exclusiva de decidir cémo y, si asi lo eligen, qué asun- tos deben ser incorporados a Ia agenda. De ests forma, el proceso democratico exigido por los tres criterios preceder tes no se cierra nunca. Las politicas de ln asociacién estan siempre abiertas a cambios introducicos por sus miembros, si éstosasi lo deciden Indusién de los adultos. Todos 0, al menos, la mayoria de los adultos que son residentes permanentes, deben tener los plenos derechos de ciudadanfa que estan implicitos en los Cuatro criterios anteriores, Antes del siglo xx este criterio era inaceptable para la mayoria de los detensores de Ia democra- cia, Para justificarlo habremos de examninar por qué debemos tratar a los otras como a nuestros iguales politicos. Después de haber explorado esta cuestién en los capitulos VI y VU, volveré al criterio de la inclusion. Entre tanto, podremos preguntarnos si los cuatro prime ros criterios'na son mas quie meras sclecciones arbitrarias de Romar a. Dam, entre muchas posibilidades. Tenemos buenas razones para adoptar estos criterios en particular para estar en presencia deun proceso demoeritico? POR QUE ESTOS GRITERIOS? La respuesta breve es simplemente ésta: cada uno de ellos es nceesatrio si los miembros de fa comunidad (con indepen dencia cle cual sea st timero) han de ser iguales poli mente a i hora de determinar las politicas de la asociaci6n. Por decitle con otras palabras, desde el momento en que se incumple cualqiera de estos requisitos, Los miembros no se~ in iguales politicamente. Por cjemplo, si a algunos oportunidades que a otros para expresar sus puntos de vista, sus politicas tendran mayores posibilidaces de prevalecer. En el caso extremo, al reducir oportunidades para discutir kas propuestas ce la agencla, una exigua minorfa de los miembros puede, en efecto, cleterminar las politicas de la asociacién. EL ‘criterio de Ia participacién efectiva esta destinado a evitar este restiltado. ‘O, supongamos que los votos de los distintos miembros se cuentan de forma desigual-Imaginemos, por ejemplo, q se atribuye a los votos un peso distinto en funcién de la canti- dad de propiedades cle cada miembro, y que hay grandes di- ferencias entre ellos en las propiedades que poseen. Si cree- mnios qute todos los miembros estén igual de bien cualificados para participar en las decisiones de la asociacién, epor qué han de contar bastante mas los votos de unos que los de owes? Aungute los primeros dos criterios parecen casi evidentes en si mismos, podria ponerse en cuestion que sea necesario 0 apropindo e} criterio de la comprensidn ilustraca. Silos bros estin igualmente cualificados, gpor qué pensamos que ¢x necesatio este criteria? Yai los miembros no estén igualmente cudlificaclos, gpor qué disefiar entances una canstitucién bajo jembros se les dan 1 ayores el presupiweste de que silo estan? in embargo, como dijera el Hablante Principal, el pring pio de la igualdad politica presupone ta idea de que todos los iembros estan igual de bien cualificados para participar en las decisiones siempre que tengan adecuadas oportunidades de instruirse sobre las cuestiones relativas a la asociacié diante la indagacién, discusion y deliberacién terio esta dirigido a asegurar qite cada miembro pose estas oportunidades. Su micleo fue establecido en el anno 431 a.C. por Pericles, el lider ateniense, en una famosa oracién que conmemorabaa los muertos de la ciudad en la guerra: "Nues. (ros cidadanos corrientes, si bien dedlicacos a otras activicla- des, entienden no menos de los asuntos ptiblicos... y en vex de considerar la deliberacién como un perjuicio para la ac ninar antes cle pasar cle Ta consideramos como un preli choa ejecutar lo que es preciso”! Puede parecer suficiente con adoptar los tres primeros ctiterios en su conjunto, Pero supongamos que unos pocos miembros se oponen secretamente a la idea de que todos de ban ser tratados como iguales politicamente en el gobierno de los asuntos de ta asociacion. En realidad dicen que los in- tereses de los grandes propietarios son mas importantes que los intereses de los otros. Aunque, arguyen, lo mejor seri que se dotara a los votos de los grandes propietarios de un peso suiperior que les permitiera ganar siempre, esto parece estar fuera de lugar. Lo que se precisa, en consecuencia, es una provision que les permita prevalecer con indepenclencia de Jo que una mayorfa de miembros pueda adoptar en una vyotacién libre y equitativa. Valiéndose de una solucién ingeniosa, proponen una constitucién que satisfaga aclecuadamente los tres primeros criterios y que en ese sentido pareciera ser plenamente de. mocratica, Pero para anular dlichos criterios proponen el re. quisito de que en las asambleas generales los miembros s6lo puedan discutir y votar sobre asuntos que han sido previa mente introducidys en la agentla pur pai te de unt ome eje cutivo; y la pertenencia a dicho comité ejecutivo se rechice Slo a los grandes propietarias. Al controlar la agenda, esta miniscula camaritla puede estar bastante segura de que la asociaciOn no actuard nunca en contra de sus intereses, por que jams autorizard que se avance ninguna propuesta que pueda hacerlo. ‘Tras tina reflexién, nuestro constituyente rechaza su pro- puesta, porgue viola el principio de la igualdad politica que le han encargado mantener. Por el contrario, se inclinara a huscav arreglos constitucionales que satisfagan el cuarto cri- 0 y seguren asi que el control final recaiga en los miem- bros como un todo. Para que los miembros sean iguales politicos en el gobier no de tos asuntos de la asociacién deben satisfacerse, pues, todos y cacla une dle los cuatro criterios. Hemos descubierto, parece, los criterios que deben cumplirse por una asaciaciéin sila de gobernarse por un proceso democritico. ALGUNAS CURSTIONES CRUCIALES cHemos contestado ya a la pregunta sobre “qué es Ia de- mocracia"? (Como si esta pregunta tuviera una respuesta tan sencilla! A pesar dle que Ia respuesta que acabo de ofrecer constituye un buen punto de partida, sugicre muchas mis preguntas, Por empezar, aun cuando los criterios se pudieran aplicar provechosamente al gobierno de una muy pequeia asocia- cidn voluntaria, zson realmente aplicables al gobierno de un Estee? Daclo que el término Estado se usaa menudo de forma im. precisa y ambigua, permitanme decir brevemente lo que entiendo por tal. Por Estado entiendo un tipo muy espe- cial de asociacién que se distingue por la extensién en la que —emire todos aquellos sobre tos que reivindica su ju risdlicciGn— puede asegurar la obediencia de sus reglas por meclio de sus tperiores medios de coercién. Cuando Ia genie habla del generalmente hace refe- rencia al gobierno del Estaclo bajo cua jurisciccidn vive. Con raras excepciones, a lo fargo ce Ia historia los staclos han ejercido su jurisdiccién sobre un pueblo que ocupa ba un cierto territorio (aunque este territorio estuviers a veces poco delimitaco 0 fuera discutido). Podemos pen- sar asi el Estado como una entidad territorial. Aunque en algunas épocas y lugares el territorio del Estado 80 ha sido mayor que una ciudad, en siglos recientes los Estados han reivindicado su jurisdiceién sobre paises enteros. Podrian ponerse muchas pegas a mi conciso intento por cexpresar el-significado de ta palabra Estado, Los escritos £0 bre el Estado de las fildsofos politicos y del derecho proba: blemente requeririan una cantidad de papel stificiente come para consumir un pequeiio bosque. Pero lo que he dicho creo que serviraa nuestros propésitos®, Volvamos, entonces, a nuestra pregunta. Pocentos aplicar nuestros criterias al gobierno de un Estado? {Descle luego que podemos! De hecho, el Estado ha constituide el foca.pr mario de las ideas democraticas. Si bien otro tipo de asoc ciones, en particular algunas asociaciones religiosas, han ju gado tn papel en la reciente historia cle fas icleas y priicticas democraticas, desde el comienzo de la democracia en fa Gre cia y Roma antiguas, las instituciones politicas que gene mente pensamos como caracteristicas de la democraci ron desarrolladas fundamentalmente para democratiza cl gobierno de los Estados. Quizé merezca la pena repetir que, como cualquier otra asociacién, ningtin Estado ha posefdo jamas un gobierno que haya estado completamente a fa altura de los criterios de un proceso democrittico. No parece que ninguno lo consiga. ‘Aun asf, como espero mostrar, los criterios aportan wn estén ‘dar muy Gil para medir los logros y las posibilidades det go- bierne democratico. Una segunda cuestion: gs realista pensar que una asocia- cién pueda Megar alguna vez a satisfacer plenamente estos criterjos? Por decirlo con otras palabras, aptiede una asoce- Ronen A Dat ci6n real Hegar a ser plenamente democratica? Es posible queen el mundo real todo miembro de una asociacién tenga de verdad iguales posibilicades ce participar, de obtener una comprensién informada de los asuntos, y de influir en ka agenda? Probablemente no. Pero en ese caso, gson titiles estos cr terios? O son meras ilusiones, esperanzas ut6picas cle lo im- posible? La respuesta, formulada de modo simple, es que sont tan sitiles como pueda serio cualquier estanclar ideal, y son mis relevantes y eficaces que muchos de ellos. Nos afrecen una medida a partir de la cual podemos evaluat fas actuacio- nes de asociaciones reales que se pretenden democraticas. Pueden servir como guias para conformar y reajustar deter- minados arreglos, constiuiciones, practicas ¢ instituciones politicas. Para todos aquellos que aspiran a la democracia pueden suscitar también cuestiones relevantes y ayudar en ka biisqueda de respuestas. Como nunca se sabe si algo es bueno hasta que se pone a prueba, en los capitulos siguientes espero poder mostrar como pueden contribuir estos criterios a orientarnos en las soluciones de algunos cle los problemas centrales de Ia teoria yprictica democraticas, Una tercera cuestidn: Partiendo de la base de que tos er tcrios pueden servirnos como una orientacién fitil, ghay algo nas apatte de ellos que podamos necesitar a la hora de dis fiar instituciones politicas democraticas? Si, como imaging arriba, habiamos encargaco a alguien la tare de diseiar wma constitucién democratica y de proponer las instituciones efectivas de un gobierno democratic, gpodrfa pasar esta persona directamente de los criterios al disefio? Obviamente no. Un arquitecto armadio tinicamente con los criterias apor- tados por el cliente —en lo relativo a ubicacién, tamafo, esti- lo general, ntimero y tipo cle habitaciones, costes, plaz cétera— s6lo podria dibujar tos planos después cle habe tenido en cnenta tn gran nitmero de factores concretos. Ast ‘ocurre también con his instituciones politicas ‘Cémo hayamos de interpretar mejor nuestros estind demoeriticos, aplicarios a asociaciones concret es as, y crear las pricticas ¢ instituciones politicas que requieren no es, desde luego, una tarea sencilla, Para lracerlo hemos de ir directs ilidades politicas electivas, donde nu ios tebricos y mente a las 9 elecciones precisaran de innumerables jui practicos. Entre otras dificultades, cuando watamos de apli car varios criterios —en este caso, cuatro al menos—, proba blemente descubriremos.que a veces unos entran cn conflie- to con otros, y habremos de saber enjuiciar wansacciones alternativas sobre valores en conflicto. Esto lo descubriremos en nuestro andlisis de las constituciones democraticas en ct capitulo X. inalmente, una cuestién mas importante todavia: los puntos de vista del Hablante Principal fueron aceptaclos, pa rece, sin que nadie los desafiara. Pero gpor qué habrian de serlo? Por qué ceberiamos creer que la clemocracia es desea- ble, particularmente en el gobierno de una asociacion tan importante como el Estado? Ysi la convenicncia de ka demo- cracia presupone la conveniencia de la iguatdad politica gpor qué habriamos de creer en algo que, bien mirado, pare- ce bastante ridiculo? Pero, si no creemos en la igualdad poli- lica, gc6mo pocemos apoyar la ctemocracia? Si, por el contra rio, creemos en la igualdad politica entre los ciucladanos de lun Estado, gno nos exigiria esto que adoptaramos algo parc ciddo al quinto criterio ta ciudadania inclusiva? Ahora nos ocuparemos de estas inquietantes cuestiones, Sa CariruLo V : ePOR QUE LA DEMOGRACIA? Hlente, gpor qué hemos de apoyar la democracia en el go- ¢Pu: qué henios de apoya' la democracia? Mas especifi bierno del Estado? El Estado, recuerdle, es wma asociacion linica cuyo gobierno posee una extraordinaria capacidacl Paral obtener la obediencia de sus regias mediante (entre otros medios) la fuerza, la coercién y ta violencia, Hay algi- na forma mejor de gobernar el Estado? gSeria mejor un siste- made gobierno no democritico? po | Palabras sobre palabras Alo kurgo de este capitulo utilizaré ef término democracia de modo impreciso para referirme a gobiernos reales, no ideales, que satislacen los criterios establecidos en el tilti- mo capitulo en una extensi6n significativa, pero en abso- {to plena. Algunas veces me valdré también de gobierna pupalar como in términe comprehensivo que no solo in- cluye los sistemas democriticos del siglo xx, sino también sistemas que son asimismo democriticos en otros aspec: | 5, pero en los que una parte sustancial de la poblacién aclulta es excluida del sufragio o de otras formas de parti: Fipacion politic Hasta el siglo xx la mayor parte del mundo proclamaba la superioridtad de los sistentas no demoerziticos, anito en lit tet ria como en la practica, Hatstt muy recientemente, trait ene yoria preponderance de seres humatos —todos, ev algimtas Epocas— han estado sometidos a gobernantes no democrat cos. Vlos fideres de los regimenes no democriiticos general- mente han travado de jiistificar st dominacidn invocanclo la inuigua.y pevsistente pretension de que la mayoriade las per somas simplementé no san competentes para participay en ¢ gobierno del Estado. La mayoria de las personas saldria yar anda, segiin este argumento sis limitaran acauar ts con plicada tarea del gobierno a aquellos que son mis sabios que llos—como mucho a una minioria, quizd a una tinica perso- sa. En fa practica, estas racionalizaciones nunica resulta ron ser del todo effences, asi que, cuando no bastaron los ar gumentas, se recursié a {a coercion. La mayoria de la gente nunca consintié eu see gabernada por quienes se pretendian sus superiores; fe forzacia a sexta. Esta concepeién y priictica s antigua cle ninguna manera ha desapacecido, ni siquiers nuestros dias. De una u otra forma, la disputa sobve el go- Dierno de “uno, unos yocos, o muchos" esté afin con nosotras CUADROS {Por Qk LA DEMOCRAT? Latocraca po0UcR CoNsELUTtA nestles 1. Evia] trata 2, Devethos erences 3. Libertad generat 4, Attodeterminacién 5, Avtonounfansorat 6, Besarnuto nuimnte 7. Protec de iwessaespetonateseseciabes {5 sala polities . 10. Trospeiad eget del gae mos creer Ala visia de toda esta historia, epor qué debe: que la dumocracia es una mejor forma de gobierno del Esta Row A. Bara no democratica? Permitianme do que cualquier alternauiv ‘aportar las razones. En comparacién con cualquier alternativa factible, la de- mocracia posee al menos diez ventajas (cuselvo 5). L, Lademorrncia aytuda a evitar el gobierno de autécratas eruelisy depravodos Elproblema quiaa més persistentey fundamental de la pol tica es el de evitar el gobierno autacratice, Durante toda la his voria conacida, incluyendo nuestra propia época, lis lideres sulados por megalomania, paranoia, interés propio, ideoto- a, nacionalismo, creencias teligiosas, convicciones de supe rioridacl innasa, © poro impulso y sentimiento, han explataca las excepcionales capacitaties del Estado para la coercion y ka violencia con el objetivo de ponerias al servicio de stts propios fines. Los costes humanasdel gobierno despatice rivalizan con losde la enfermedad, la hambcussay a guerra ‘Veamos unos cuantos ejemplos del siglo 2. Bajo el gobier- no de José Stalin en Ia Unidn Soviética (1929-1953), nnuchos millones de personas fueron encarceladas por razones politi. «8s, 2 memudo por el miedo paranoico de Stalin a conspira clones en sus contra, Se estima que veinte millones de persanas nurieron en carapos de trabajo, fueron ejecutadas por razo- nes politicas o perecieron durante Ia hambruna (1932-33) que se produjo cuanda Stalin obligé 2 tos campesinos a incor potarse a granjas de propiedad essatal, Aunque otros veinle tnillones de victimas del gobierno de Stalin consiguieran so- brevivir, wwvicron que soportar crueles sufrienientos!, O wme- tos el caso de Adolfo Hitler, el.dirigente autocratico ste ta Alemania saat (3933-1945). Sin contar las decenas de millones de bajas wailiswes y eivites producto de In Hf Guerra Mundial, Hitler fue respousable direcio de ta muerte de seis millones de judios en campos de concentracién, asi como de numerosos oponentes, polacas, gitanos, homosexuates y miembros de olros grupos sociales que se propuso extermisvay. Bajo el lide v8igo despotico de Pol Pot en Cambuya (1975-1979), tos, ineves Rojos asesinaran atin c ite cle kt poblacidn eles pais: un casa, podria decinse, de genocitlie antoiniligide, temor de Pot Pot a las clases instruidas era tal que fueron esi extermninadas: llevar gafaso no tener manos callosas equivalis casi literalmente a uma pena de mue te. A decir verdad, la historia del gobierno popular no carece «le suss propias y serias sombras, Como todos los gobiernos, e! gobierno popular ha actuado x veces injusta y cruelmente ha- cia personas de fuera cle sus fronteras, gentes de otros Estaclos —extranjeros, habitantes de las colonias y otro. A este res pecto, los gobiernos populares no se comportaron peor hacia los extraiios de lo que lo hicieran los gobiernios no democriit- cos, y a veces se comportaron mejor. En algunos casos, como en la India, las potencias coloniales contribuyeron, conscien- tc o inconscientemente, a la creacién de valores ¢ institucio- nes democraticas. Pero no deberfamos condonar las injusti- cias mostradas por paises democraticos hacia los extraitos, puesal hacerlo contradicen um principio moral fundamental, que —como veremos en cl capitulo siguiente— ayuda a justi ficar la igualdad politica entre los ciudadanos de una demo: cracia, La timica solucién a esta contradiccién puede que con: sista cn imponer un cédigo universal cle derechos humanos que de hecho sea efectivamente respetaclo en todo el mundo. Por muy importante que sea este problema ysu solttcisn, esti, sin embargo, fiiera del ambito de este pequeiio libro. Un desafio mas directo a las ideas y practicas democraticas esel daiio infligido por gobiernos populares a personas que ¥ ven dentro de su jurisdiccién y que estin obligadas a obeclecer sus leyes, pero que carecen de los derechos a participar en el gobierno. A pesar de que estas personasson gobernadas, n0 go- Diernan, Afortunadamente, la solucién a este problema es ob- via, aunque no sea siempre facil de poner en préctica: los dere: chos democraticos deben extenderse a los miembros de los grupos excluidds. De hecho, esta solucién (ue ampliamente acloptada en los siglos xix y xX cuando fixeron abolidos los limi- (es anteriores al derecho de sufagio y el sufragio achulia uni- versal levino en la pauta basica del gobierno democratico” ifsperel, podremos decir. gAcaso tos gobieruos democrat: cosno pueden infligir daiios a una minoria de: iuclaclanos que Romar A. Dav poseen derecho al vuro, pero que sistemiticamente pierden en las elecciones a favor de una mayaria? 2No es eso a lo que nos referimos cuando hablamos de Ja “tania cle la mayoria"? Desearfa que la respuesta fuera sencilla. Por desgracia, es mucho mas complicada de lo que pueda imaginar. Las com. Plicaciones obedecen al hecho de que practicamente toda ley o politica piblica, ya sea adoptada por una mayoria de mocratica, una minoria oligarquica o un dictador benigno, esti Hamada a provocar algiin dao a algunas personas. Di- cho lanamente, la cuestién no es si un gobierno puede dis tar todas sus leyes de forma que ninguna de ellas lesione los intereses de algiin ciucladano. Ningiin gobierno, ni siquiera un gobierno democratico, puede estar la altura de tal pré tensidn, La cuestion es si, a largo plazo, un proceso democriti- co tender a producir menos datio a los derechos ¢ intereses de sus ciudadanos que cualquier otra alternativa no demo- enitica, Aunque s6lo sea porque los gobiernos democriticos impiden que Hleguen a gobernar autocracias abusivas, satisie cen este requisito mejor que los gobiernos no democraticos. Pero, precisamente porque las democracias son mucho menos tiranicas que los gobiernos no democriticos, los civ ctidanos democraticos apenas pueden permitirse ser com. placientes. No podemos justificar razonablemente a.com sién de un ctimen menor porque otros cometan crimenes mayores. Incluso cuando un pais demecratico, siguiendo procedimientos democriticos, crea una injusticia, et resulta: do... sigue siendo una injusticia. El poder de la mayoria no se convierte en el derecho de la mayoria’. Con todo, hay otras razones para creer que las democra. cias iendlew a ser mas justas y respetuosas ce los inteveses ‘manos baisicos que las no democracias. 2. Lademocracia gorantiza asus ciudadanes wna cantided ‘de cderechos fundamentales que los gobiernas no democriticos no gatanaizan ma pueden gareentizas La democracia no es tinicamente un procedimiento de gobierno, Dado que tos derechus son elementos necesa de ls instituciones politicas demoeriticas, la democracies también inuiusecanvente wm sistema de derechos. Los dere chosse encuentran entre los pilares esenciales de nin proceso de gobierno democratico, Consicevemos por wn momento los criterios demoersiticos cesctitos en el ltimo capino. 2No es evidente que para satis- facer esas criverios um sistema politico habria de asegurar ne- cesariantente 2 sus ciudladanos algunos derechos? Tomemos ta participact in efectiva: para satistacer ese criterio, zno debe. sfan pases sus chadadanos necesariamente un derechoa parti cigar y us deechoa expresar sus puntos de vista sobre asuntos politicos, a escuchar 1o que otros ciudadanos tengan que cle cir, @ discus asumtos politicos con ottos ciudacianos? O ten- gumos en cuenta To que exige el criterio de la igualdad de voto: los cindadanos deben tener dercchoa votary a.qite Sus vo- tos cyenten equitativamente, Yast con otras criterios demo. créticos: claramente, los ciudadanos deben tener ust deveehon investigar las alternativas, un derecho participar ala hova de decidir cémo y qué debe ir en laagenda, eicétara, Por definicién, ningiin sistema no demacratico ownga a sus ciudadanos (0 stibditos) este antplia elenco de derechos politicos. Si algiin sistema politico lo biciera, jse convertivia por définicién, en un sistema democratica! Gon todo, la diferencia no es una mess euestion de defi- niciones. Para satisfacer las exigencias de fa chemocracia, los der rechos que le son inherentes deben estar efectivamente a dis: posicidn de sus ciudadanos. No hasta con prometer derechos democraticosen textos escritos, an la ley, incluso en un docu- inento constitucional. Los derecttos leben hacerse verdader- mente efectivosy estar efectivamente adisposicién de los ciuda- danios en la practica. Sino lo estén, entonces el sistema politico ho es, a estos efectos, clemocratico, con independencia cle lo que el gobernante pretenda; tos actors de "demoeracia” son una mera fackada para un gobierno no demoeratico. Ante fa atraccién de las ideas demecraticas, en el siglo xx Jos gobernantes despéticos han encubierto muchas veces su dominio bajo'yn especticula de “demoeracia” y “eleccio: nes", Imaginemos, sin embargo, quic en tal pais los ciudad Ronn a, Ba, nos Itegan a conseguir disponer de alguna forma, por hablar con realismo, de todos los derechas necesarios para la demo- cracia, El pais ha hecho entonces una wansicifa a la demo- cracia como ha ocurrido con gran (cecuencia 2 lo targo de lasegunda mitad del sigho xx. Liegadlos a este punto, podtia abjetarse que ta libertad de palabra, cigamos, no existira simplemente por cl mero he- duo de ser una parte de la definicién misma de democracia. AA quién le importn las definiciones? Seguramente dirta- mos que Ia conexién debe estar en algo que se encuentn nis allé de la definicion. ¥, desde luego, estariamos en lo cierto, Las instituciones que otorgan y protegen los derechos: y oporttnidades democraticos basicas son necesarias para la democracia: no simplemente come wna condicidn légici- niente necesitia, sino como una condicién empiricamente necesaria para que exista ta democracia Aun asi podriamas pregunsarnos, gacaso no estamos aqui ante pura teorfa, abstracciones, ame el juego de teéricas, (sors y otros imelectrsles? Sin duda, podriamos afadin, se- ria demencial pensar que el apoyo de unos cuantos filésofos basta para crear y sustentay la democracia, Y, deste luego, es tariamos en fo cievto, Ep ta pane TV examinaremos algunas de las condicianes que ammentan las posibilidades de que la democracia sea sanenida. Entre elas esta la existencia ce tuna amplia presencia de los valores democriticos exttre los Fiudadanas y literes politicos, incluidas los relativos a los cle rechos y aporvwinidaties necestrios para la demoeracia, Aforuusaclamente, la necesidad le estos derechos y opor- tunidludles no es alge tan ininteligible como para que no puc- dasec comyprendido por tos citidadanos corrientes y sus lide- res politicos, Para los estadounidenses toralmente corrientes de finales del siglo xvin, por gjemplo, era bastante obvio que no podian tener una repiiblica democratica sin libertad le xpresi6n. Una de las primeras decisiones dé Tomas fetter- son desprtés de haber accedido a la presiclencia en 1800 (ue lade abotir fa infamante Ley de Extranjeria y Sedicién, apra- hada bajo su antecesor, John Adams, que hubiera sofocada ta expeesidn politira. AHnicerlo, Jefferson np silo respenidia 3 su prapias conwicciones, sino tambign, segtin parece, a ls boinc amplnmente sexed por Tx erodes corrientes de su iempo, Si muchos cidadanos son incaps- ces le comprencler que la democracia exigeciertes derechos fundamentales 08 dejan de apoyar a ns insiuucones poli cas, administrativas y judiciales que protegen esos derechos, ja clemocracia esta en peligro. : it * Rforuimadantente, exe poligeo dismimuye basin gr cias a una tercera virtue de los sistemas democraticos. fimbito de aguira.a sus ciudadanos von mayor 3. La democracia asegra.a ae libertad personal que cualquier alternative factible a la misn Ademés de tocos los derechos, libertades y oportunict des que son estrictamente necesarios para que un gobierno soa democritico, los ciudadanos de una democracia denen segur e una coleccién de libertades ain Ja seguridad de gozar de una c de lbertades atin atenst, UntopiniOn sobre la comveniencia de Ia dem acia no puede existir con independencia de otras convic- sioner: Ei eae conju scl Ba idea de que la Biber de expresion, por ejemplo, es deseable en si misnya, En ¢ la democracia ocupa un pa universo ce los valores o biene: pel crucial, Pero no es el tinico bien. Como todos los lems derechos eseniciales para el proceso democritico, la libertad de expresién posee su propio valor, porque es instrumental para la autonomia moral, eljuicio moral y fa vida buena Adin mas, la democracia no sobreviviria durante mucho tiempo a menos que sus ciudadanos fueran eapaces de crear y mantener una cultura polftica de apoyo, una cultura gene ral que efectivamente sustentara estas pricticas ¢ ideales. relacién entre un sistema democratico de gobierno y ka cule tura democratica que lo sustenta es compleja, y volveremos sobre este punto en el capitulo XII, Baste con decir aqui, que una cultura democratica con casi total seguridad subrayara cl valor de fa Tibertael personal, y asf dotara de apoyo a dere- chos y libertades adicionales. Lo que Pericles, et gran hom bre de Estado gricgo dijera ce ta democracia ateniense en el 431 a.C., puede igualmente aplicarse a la democracia moder- 62 Rowe A, Ba nu “La libertad de que disfrutamos en nucktro gobierno se estiende también a nuestra vida corriente"! Includablemente, ta aseveracién de que el Estado demo: cratico confiere una libertad mis amplia quie cualquier own akernativa[aetible siempre se podria desaliar por quien ereye viamos tna mayor libertad si el Estido Fa que todos alean {wera abolido en su totalidad: la audaz pretension de los ane, Pero si tratamos de imaginar tin mundo sin ningtin Stado en absoluto, donde cada persona respetara los dere. chos fundamentales de todas tas lems personas y todas ia Cuestiones que exigieran una decisién colectiva se adoptatan Pacificamente mediante acuerdo undnime, seguramente con. isfamtos, como la mayorfa de las personas, que eso es impo. sible. La coercién sobre algunas personas por parte «le ot-ae personas, grupos w organizaciones, seria demasiado proh ble: por ejemplo, por personas, grupos u organizacione que trataran dle robar a otras los frutos de su trabajo, de esclavinar ° dominara los més débiles, de imponer su dominacién sobre Otros 0, sin abolicién del Estado producirfa una insoportable olencia y desorden —Ia “anarquia" en su sentido popula un buen Estado seria entonees superior al wial Estado que Probablemente emanaria desde los cimientos de la anargutin Si techazamos el anarquismo y suponemos la necesiciad (lel Estado, un Estaclo con un gobierno democratico ase ur Mentonces in mayor grado de libertad que cualquier otro 4. La demoeracia ayia las personas a proteger sus propios inlerases fundamentals Todos. 0 casi toclos, deseamos ciertos bienes: sobrevivir. Esta protegidos, alimentos, salud, amor, respeto, seguridad, Familia, amigos, trabajo saisfactoro, ocio, yotros.Liapauta espe- cifica cle kes deseos de na persona seguramente se diferencia. Fide Ia que gabierna a oura, La mayoufa de las personas desean ¢eritar algtin control sobre los factores que condicionan, par fale completamente, la satsfaccién de sus deseos—alguna li bertacl de clecci6n, una oportunidad cle conformar su vidas de swuterlost sux propins fines, preferencias, gustos, valores, evn promisos, creencias—, La democracia protege esta libertad y oportunidacl mejor que ningtin otro sistema politico alternat: vo que haya sido dlsefiaclo janis, Nadie ha presentaco el argu mento tin convincentemente como John Stuart Mill. Un principio “tan universalmente aplicable y verdadero como cualquier otra proposicién general, susceptible de ser emitida sobre los asuntos humanos”, escribié, *.. es que los derechos e intereses de toda o cualquier persona tinicamens te no corren el riesgo de ser descuidados cuando las perso- nasa que atafien se encargan de su direccién y defensa... Los seres humanos no tienen mas seguridad contta el mal obrar cle sus semejantes que la proteccién de sf mismo por si mismo”. Podran proteger sus derechos ¢ intereses frente a los abusos del gobierno, y de aquellos que influyen y conisolan el go- bierno —prosigue—, dnicamente si pueden participar ple- namente en la determinacién de la conducta del gobierno. Por canto, concluye, “finalmente, no puede exigirse menos que In admisi6n de todos a una parte en el poder soberano del Estado”, esto es, un gobierno democritico ® Mill seguramente tenfa razén. Indudablemente, quien estd incluido en el electorado de un Estado democraticn, no puede tener ninguna certezf de que sus intereses serain adle- cuadamente protegidos; pero si esta excluido, puede ¢ perfectamente seguro de que sus intereses serain seriamente yulnerados por negligencia o por daio directo, {Mejor sera fainclusién que la exclusion! La democracia est partieularmente vineutadh 1a fiber tad de otra manera adicional Sélo in gobierno democrético puede proparcioncar una oportunidad maxima para que las personas gjerviten fu liberiaal de autodeterminarse —es deci, que vivan bajo leyes de su propia aleccién Ningéin ser hurmano normal puede gozar de wna vida lictoria'si no es viviendo en comunidad con otras personas. Pero vivir en asociacién con otros tiene \n precio: no siempre se puede hacer lo que se desea, Cuando se deja auras la nifiez se aprende un hecho basico de la vida; aquello que uno desea hacer entra en conllicto a veces con lo que otros quieren ha cet: Seaprende también que el grupo o los grupos alos que se quiere pertenccer siguen ciertas reglas 0 practicas a las que uno, como miembro del mismo, debe obedecer. Consecuen- temente, si uno simplemente no puede imponer sus deseos por la fuerza, deberd encontrar entonces una mancra de resol ver sus diferencias pactficamente, quizis mediante acuerdlos. Surge asi una cnestién que ha resultado ser un profundo motivo de perplejidad tanto en la teorfa como en la prictica {Como pueden elegirse las reglas que el grupo nos obliga a obedecer? Dada la excepcional capacidad del Estado para ha- cer efectivas sus leyes mediante la coercién, la cuestisn es parti cularmente relevante para nuestra posicion como ciudadanos {o siibditos) de un Estado. ¢Cémo podemos ser a la yer libres de clegit las leyes que han de hacerse efectivas por parte del Es- tado yaun asi, uma vez elegidas, no ser libre de desobedecerlas? Si yo y mis conciudadanos siempre estuviéramos dle acuer- do, la soluci6n serfa sencilla: nos limitarfamos a Hegar aun acuerdo undnime sobre las leyes. De hecho, bajo estas cir eunstancias quiza no tuviéramos necesidad de leyes, salvo quiz como recordatorio; al obedecer las normas estariamos obedeciéndonos a nosotros mismos. En efecto, el problema desapareceria, y la completa armonia entre mis socios y yo haria que el sueio del anarquismo se hiciera realidad. Por desgracia, la experiencia enseiia que la unanimidad genui- na, libre y persistente es excepcional en los asuntos huma- ting, un consenso continuo y perfecto es un fin inalcanzable. Por tanto, nuestra dificil cuestién permanece. Si no podemos confiar sensatamente en vivir en perfecia armonfa con todos nuestras congéneres, podemos intentar la creacién de wn proceso para acceder a decistones sobre regias yleyes que pudieran satisfacer ciertos criterios razonables. «8 proceso aseguraria que, antes de que fa ley fuera pro- mulgada, yo y todos los demas ciudadanos tuviéramos ia oportunidad de que nuestros puntos de vista fueran conacidos. © Se nos garantizarian oportunicades para ia discusién, deliberacion, negaciacion y compromiso que, en las me- jores condiciones, pudieran conducir a una ley que to- dos consideraran satisfactoria. * Ante cl supuesto mas probable de que la unanimidad no pudiera ser alcanzada, se promulgar’ aquella ley que cuente con el mayor niimero de apoyos. Como habr: observado, estos criterios son parte del proceso democratico ideal descrito en el capitulo anterior. « Aunque ese proceso no puede garantizar que todos los miembros vayan a vivir estrictamente bajo leyes que sean el producto de su propia eleccién, sf sirve para expandir Ia aur todeterminacién hasta sus maximos limites posibles. At cuando alguien se encontrara entre los miembros que que- dan en minoria, cuya opcidn escogida es rechazada por la mayorfa de sus conciudadanos, decidiria, a pesar de todo, que el proceso es mas equitativo que cualquier otro que ra zonablemente pudiera esperar alcanzar. Al elegir vivir libre- mente bajo una constitucién democratica mas que bajo wna alternativa no democrética, esta ejercitando su libertad cle autodeterminacién, 6. Solamente wn gobierno democrético puede proporcionca una oportunidad maxima para gjercitar la responsabilidad moral 2Qué significa decir que se ejercita la responsabilidad moral? Significa, creo, que se adoptan los principios morales ysélo se toman decisiones en funcién ce esos principios des pues de haber entrado en un profindo proceso de reflex deliberacién, escrutinio y consideracion de las posibles alter nativas y de sus consectiencias. Ser moralmente responsable equivale a ser auténomo en el ambito de las elecciones mo- ralmente relevantes. Esto crea una exigencia que la mayoria ele nosotros no so mos capaces de satisfacer la mayor parte de las veces. Aun asi, el margen de nuestra responsabilidad moral esta tan limita do como nuestra oportunidad dle vivir bajo leyes elegicas por 66 nosotros mismas. ;Como podemos ser responsables de de siones que no podemos controlar? Si no podemds infuir en la conducta de los cargos del gobierno, como podemos res- ponsabilizarnos dle sus actos? Si estamos sujetos a decisiones colectivas, como ciertamente estamos, y si el proceso demo- critica masimiza nuestra oportuniciad de vivir bajo leyes pro- ‘rile nesta propia eleceién, entonces en una exten Sees il native no democriitiea— aquél nos facut runbicn para aciuar como personas moral mente responsables, alse poor ning alt Te Lademocracia promucwe el desayroita humana mis plenamente que cualyuier alternativa factible Esta esauna pretensidn atrevida y considerable controvertida que cualquiera de nente mits is owas. Es, como se obser vari, una aseveracin empirica, una pretensién sobre he. chos. En principio, deberiamos ser capaces de poner a prue- ba esta pretension al diseriar una adecuada forma de medir el "desarrollo humane” y comparar el desarrollo humane en- tue personas que viven en regimenes democraticos y no de mnocriticos, Pero esta labor es de una dificultad asombrosa Por tanto, aunque Ia evidencia que existe apoya la propos cidn que presentamos, probablemente deberiamos conten platla como una aseveracion que es altamente plausible, pero no probacta. Praeteamente todo el mundo tiene una visi6n de las cu: sex fumanas que son adecuadas ¢ inadecuadas, cwalida- des que deherian ser desarrollacas si son convenientes y evi- tudas sison indeseables. Entre las cualidades deseables que la imayoria de nosotros desearia promover estan Ia honesticad, Inequicd, el valor y el amor. Muchos de nosoures pensamos también que las personas adultas plenamente desarrolladas eben poscer la capacidad de valerse por si mismas, de ac. tur on defense de suis intereses sin tener que conta con otros para hacerlo, Es deseable, pensamos muchos de noso- tos, jue los adultos aetien responsablemente, que poncle- Yon fos cuss de accidn alernatives le mejor que pueda cunsideren las consecuencias, y todo ello teniendo en cuenta los derechos y obligaciones de otros aclemias de los suyos pro: pios. ¥deberfan poser la habilidad de entrar con otros cn discusiones libres y abiertas sobre los problemas que han de afrontar conjuntamente. La mayoria de los seres humianos poseen al nacer ka poten- Gialidad de desarrollar estas cualicades. El que de hecho Is desarrollen y cémo lo hagan depende ce muchas cizeunstan~ cias, entre las cuales se encuentra la naturaleza del sistema politico ene] que vivan. Sélo los sistemas politicos deimocrit cos proporcionan las condiciones bajo las que pueden des rrollarse plenamente las condiciones que he mencionado, ‘Todos tos demas regimenes reducen, a menudo dristicamen- te, el margen dentro del cual los adultos pueden proteger sus propios intereses, considerat los intereses de otros, asumir ka responsabilidad por decisiones importantes, y comprometer se libremente con otros en la biisqueda de la mejor decisién. Un gobierno democratico no constituye wna condicion sufi Gente para ascgurar que las persenas vayan a desarrollar es- tas cualidades, pero es esencial para ello. 8. Sélo-un gobierno democritico puede fomentar wn grata relativamente alto de iguatdad politica Una de las razones mas importantes para preferi un go- hierno democritico es que puede conseguir la igualdad poli- tica entre ciudadanos en una mecca muy superior que cual- quier alternativa factible. Pera, gpor qué habriamos de docar de valor a la igualdad politica? Dado que la respuesta est le jos de ser evidente, en los dos capitulos siguientes explicaré por qué es deseable la igualdad politica, por qué. en efecto, se deriva necesariamente de la aceptacion de varios supues: os razonables en los que probablemente ereemos casi todos nosotros. Mostraré también que si aceptamos la igualetad po- litica, delemos incorporar entonces el quinto criteria denia- critico contenido en el cuadro 4 Las veintajas de kndemocracia que he discutico hasta ahora sienclen aaplicarse a las dlemocracias pasaclasy presentes, Pero como vimnos en el capituo Hf, algunas de kas instituciones polt- licas de los sistemas clemocraticos con los que estamos famil rizadas hoy, son el producto de siglos recientes; de hecho, wn de ellas, el sufragio adulto universal, se ha dado principalmen. te en el sigto Xx. Estos sistemas representatives modernes con sultagio universal para los adultos parecen tener dos ventajas adicionales que no pueden ser necesariamente reivindicadas tle raclas las democracias y repiiblicas antérioves. Y. Las democracias representativas modernas no se tecen Ta guerta entre si Esta extraordinarin cualidad de los gobiernos democriti- cos fue en gran medida impredecible € inesperada, Pero al llegar la itimna clecads del siglo xx la evidencia se ha hecho abrumadora. De weinta y etatro guerras internacionales en tre 1945 y 1989, ninguna tuvo lugar entre paises democrati- cos. Aiin mas, “tampoco ha habido apenas una expectativa o preparacion para la guerra entre ellos"’, La observacion es erta inchiso para antes de 1945. Desde bastante atras en el iglo xix, paises con gobiernos representativos y otras institu- ciones democraticas, en los que wna parte sustancial de la por blacién masculina gozaba del derecho de sulragio, no se bi- ‘on la guerra entre si Desde luego, los gobiernos cemocraticos moclernos hi cieron la guerra a paises no democraticos, como en la I y IT Guerras Mundliales. Impusieron también el clominio colo- nia! mediante fa fuerza militar a pueblos conquistacos. Algu- nas veces han interferido en ka vida politica de otros paises, desgastando a contribuyende al derrocamiento de algin go bierno cébil, Hasta 1980, por ejemplo, los Estaclos Unidos tt vieron wn pésimo historial de apoyos a dietaduras militares en América Latina; en 1954 coadyuvaron al golpe militar que derrocé al gobierno recién electo de Guatemala. A pesar de todo, el hecho destacable es que las democra- cias representativas modernas no se hacen la guerra ante st Las ravones no estin del todo claras. Probablemente, los al- tos niveles de comercin internacional entre kas democracias modernas las predisponen a la cordialiciadl mis quae a lit gate ra, Pero es cierto tambien que los ciududanos ¥ lideres a miocniticos aprenden las artes del comproniso. tin incline dos, ademis, a vera fas personas cle otros paises demoeriitices como menos amenazadoras. mis como cllos mismas, mas dlignas de confianza. Finalmente, la practica e historia ce pa ificas negociaciones, tratados, alianzas y defensa comtin fren- tea enemigos no democraticos refuerzan la preclisposicié buscar la paz mas que a hacer la guerr Asi, un mundo mas demoeratico promete ser también Ww mundo mas pacifico, 10. Las patses con gobiernos demoertcos tinnden a ser mais prisperos que tas paises con gobiernos no demoeritirus Hasta hace dos sighos mas o menos, un presupuesto com partido por Jos filésofos politicos era que la democracia se adaptaba mejor a gentes frugales: ka prosperidad, se pensiy ba, era un rasgo de las aristocracias, oligarquias y monarquits, pero no de la democracia. Sin embargo, ka experiencia de lns siglos XIx y XX demostré precisamente lo contrario. Las cle mocracias eran présperas, y en comparacién, los paises ne dlemocraticos eran generalmente pobres. Larekicién entre prospericad y clemocracia fue partiewlar= mente notable en ta segunda parte del sigly xtx. La explic cidn puede encontrarse en parte en la afiniclad entre la cl cracia representaiva y tna economia de mereado en ka que los mercactos no estan por lo general altamente reguilados, lox trabajadores son libres de moverse de un lugar o trabajo a tro, las empresas de propiedad privaca compiten por ventas y recursos, y los consumidores pueden elegir entre bienes y servicios ofrecidos por proveedores en competencia. A finales del siglo xx, si bien no todos los pafses con economias de mer cadlo eran democraticos, todos los paises con sistemas polit cos democraticos tenian también economias de mercado. in los das diltimos siglos, una economia de mereado ge- neralmente ha producido mayor prosperidad que cualquie: otra alternativa a la misma. Se ha dado la vuelta asi a fa antigua nixinn, Dado que todos los paises democraticos modernos ienen economias de mercado, y un pais con una economia dle mercado tieade a prosperar, un pais democritico moder- ho probablemente sea también un pais rico. Las lemoctacias poseen también por lo general owas ven: tajas econémieas sobre la mayoria de los paises no democrii- ‘icos, En primer lugar, los paises democraticos promueven la educacidn de sus pueblos; y una fuerza cle abajo insiruida contribuye a ka innovacién yal crecimiento cconémico. Ade- nis, el respeto a la ley generalmente se implanta con mayor fuerza en los pafses demnocraticos; los tribunales son mis in: dlependicntes: los derechos de propiedad gozan de mayor proteccin: los acuerdos conuractuales se hacen respetar nis elicazmente; y es menbs probable la intervencién arbicraria en la vida econémica lor parte del gobierno y los politicos, Por tiltimsa, las economias modernas dependen de la comu- nicacién, y en los paises democraticos las barreras a la comu- nicacién son mucho menores. Buscar ¢ intercambiar infor- macién es mis facil y mucho menos peligroso que en Ia mayoria de los regimenes no democriticos, Con todo, sila relacién entre la democracia moderna y las economias cle mercacto tiene ventajas para ambas, no pode- ‘mos ignorar un coste importante que la economia de merca- doimpone ala democracia. Al crear desigualdades, la econo- nia de mercado puede disminuir también las posibilidades dealcanzar una igualdad politica plena entre los ciudadanos de un pais democratico. Volveremos a este problema en el capituto XIV. LAS VENTAJAS DE 1 DEMOCRACIA: RESUMEN Seria tn grave error esperar demasiado de cualquier go- bierno, inchiso de un gobierno democratico. La democracia no puede garantizar que sus ciudadanos seran felices, pros- pers, saltdlables, sabios, pacificos o justos. Aleanzar estos fi | nes esta nvis allé de la capacidad de cualquier gobierno, in- | cluidte wn gobierno democratico. Es mas, en la prictica la | \ | democra todos los a democt a nunca ha Hegado a aleanzar sus ideales. Come teriores intentos por conseguir un gobierno mas icias modernas sulren tambic ico, las lemoc ak muchos defects. ‘A pesar de sus imperfecciones, mos perder de vista los beneficios que hacen a fs deseable que cualquier alternativa factible a la misma 1 Gozando de tod: para lan cualquie ine! argo, nunea pode dlemoc La democracia ayuda a evitar el gobierno de autsera- tas cruclesy depravados. La democracia garantiza a sus ciudadanos una canti dad de derechos fundamentales que los gobiernos no democraticos no garantizan ni pueden garantizat Lademocracia asegura a sus ciucadanos un ambito de libertad personal mayor que cualquier alternativa fac tible a la misma, La democracia ayuda a las personas a protege! propios intereses fundamentales. Sélo un gobierno democritico puede proporcionar una oportunidad maxima para que las personas ejer- citen la libertad de autodeterminarse, es clecir, que vi van bajo las leyes le su propia eleccién: Solamente un gobierno democratico puede propor- cionar una oportunidad maxima para ejercitaNa res ponsabiliciacl moral. La democracia promueve el desarrollo hurmano mgs plenamente que cualquier alternativa factible. Sdlo un gobierno democritico puede fomentar grado relativamente alto de igualdadl politic, Las democracias representativas moder cen laguerra entre Las paises can gobiernos demacraticos tiende mds présperos que los pafses con gobiernos ny eriticos. sus estas ventajas, la democracia constituye orta de nosotros wna apuesta mucho mejor que akernativa equiparable a la misma. CapiruLo VI ¢POR QUE LA IGUALDAD POLITICA? 1. IGUALDAD INTRINSECA Macnas petsonas concluirin que las ventajas de la demo- cracia discutidas en el iiltimo capitulo pueden ser suficien- tes —qutiaai mais que suficientes— para justificar la creencia de que cl gobierno democratico es superior a cualesquicra otras alternativas que realmente puedan ser alcanzadas. Y aun asi, cabria preguntarse si es razonable presuponer como parece implicar la ere fa democracia, que los iadanos deben ser tratados como iguales cuando partici- pan en el gobierno. Por qué los derechos necesarios para el proceso cemocratico cleben extenderse por iguatentre los cinladanos? La resp dlista de ser obvia. cia ¢ al para creer en la democracia, stat, unique € Estar INLOAD EVIDENTE EN Si MISA? ser famosas a lo large y aneho nde Indl En palabras que legarian a del mundo, en 1776 los autores de Ia Dec pendencia Americana anunciaran: "Sosten Gentes estas vereades: que tortos los hombres son creados ‘gules; que son clotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos estén Ia vida, ta libertad y la be ‘quecki ce a felicidad”, Sila igualdlad es evidente en sf misma, entonces no se precisa una justificacién ulterior, En ta Declae reid ne se enenentia ningun, Con wade, part la mayor cle nosotros esti lejos de ser evidente que todos los humbres —y mujeres— han siclo creados iguales. Si cl presupueste no es verdadero como una evidencia en si misine, gpodemes ri zonablemente justificar su adopeiin? Y si 0 pocemon, ccdmo vamosa defender un proceso de gubierno que parece aasunir que es cierto? Los criticos han rechazado a menudo aseveraciones como la comenida en ka Declaracin de Indepenclencia alegancle que no es mas que retsrica vacfa. Si —insiseen— una preten sida asi se supone que estiablece un hecho sobre la natirale 2a humana, esto es evidentemente fas. Alaacusacién de falsedad los criticos a veces atiaclen ka cle hipocresia. Como ejemplo seiialan que los autores de la De- ¢laraci6n ignoraron et hecho incémodo cle que en los ntievos Estadlos que ahora se estaban prockamando independientes. una mayoria preponderante era excluica de disfrutar los de rechos inalienables de los que habian sido clotados por naclt menos que su Creador. En esa época, y todavia durante mut cho tiempo clespués, las mujeres, los esclavos, los negros libe: radlos, y los pueblos nativos fueron privadios no solo de sus de Fechos politicos, sino también de muchos otros “derechos inalienables” ¢senciales para la vida, la libertad y lt persect cién de fa felicidad, En efecto, ta propiedad era también «an derecho “inalienable”, y los esclavos eran propiedad de sis amos. El mismo Thomas felferson, cl principal autor de la De posefa esclavos, En aspectos importantes, las muje> ves también eran propiedad cle sus mavicos. Vai in importa te nfimero de hombres libres —seygiin algunas estimaciones en torne al 40 %— les era negado el derecho de vata: en tos dos los nuevos Estados amen. amos el dereelio de voto se res wingié a los propietarios hasta bien entrado el siglo NIN. Nien aquella época ni con posterioridad, fue la design dad algo peculiar de los Estados Unidos, Mas bien al contr vio. En los atios treinta del siglo xix, el escritor francés Alexis de Tocqueville concluyé que, en compararién con Europa, tuna de las caracteristicas distintivas de los Estaclos Unidos era sw extraordinario nivel de igualdad social entre los ciudad nos del pais. Aunque muchas desigualdades hun disminyido desde 176, muchas otras permanecen. Basta con que miremos a nuestro alrededor para ver desigualdades por todas partes. Ladesigualdad, no la igualdad, parece sex la condicién nau. ral de la humanidad. SS Thomas Jefferson tenia demasiacla experiencia en los asun- tus humanos como para ignorar el hecho palpable de que e muchos aspectos importantes las capacicades, ventajas y opor- tunicades humanas no se diswibuian igualmente por el nac miento, y muicho menos después de que fa educacién, las cir cunstancias y el azae hubicran acrecentado las diferencias iniciates. Es diffell presuponer que los cincuenta y cinco hom- bres que firmaron i Decluracién de Independencia hom. bres dle experiencia prictica, abogados, comerciantes, hacen- dados— fueran ingenwos en su comprensin de los seres humanus. $i aseguramos que no ignoraban ta realidad ni eran simplemente hipécritas, equé pudieron haber entendido por ln wudaz aseveracién dle que todos hombres son creados iguales? A pesar cle tanta evicencia en conwario, [a idea de que los seres humanos son fundamentalmente iguales tuvo mucho sentido para Jefferson, igual que lo habia tenido para otros antes que él, como los {il6sofos ingleses Thomas Hobbes y John Locke!. Desde los tiempos «te Jefferson, muchas otras personas de todo el mundo han yenido a aceptar, en alguna forma. la ieea dle la ignaldad humana, Para muchos, fa igual dad es simplemente un hecho. Ast, para Alexis de Tocquevi llc en 1835, la ereciente “igualdad de condiciones" que obser vaba en Europa y en América eva tan sorprendente, que constiuuia un "hecho providencial, y posefa todas las eacacte- risticas de un clecreto divino: durable, constantemente elude toda interferencia humana, y todos los acontecimiento: como todos los hombres contribuyen a su progreso™ ALDAD INTIINSECA: UN JUICIO MORAL Lirigualcly las desigualeades pueden adoptar una casi i finita vaviedadl ce formas. Desigualetad ex la bathilidad de gay nar una carrera de maratén o un concurso de ortogralia es una cosa; desigualdad en oportuniciades de votar, hablar y par licipar en el gobierno de otras formas es otra cosa bien clstinta Para comprender por qué es razonable que nos compro- metamos con la igualdad politica entre ciudactanos de vin Es tado democratico, necesitamos reconocer que cuando algu- nas veces hablamos de igualdad no hacemos referencia 0 expresamos un juicio de hecho. No intentamos describic lo «que creemos que es 0 sera cierto, como cuando hacemos afir- maciones sobre los vencedores de las carreras de maratén 0 tos concursos de ortografia. Al contrario, pretendemos expre- sar uin juicio moral sobre los seres humanos; pretendemos de- cie“ilgo sobre lo que pensamos que debe ser. Un juicio moral de este tipo puede formularse de Ia forma siguiente: “Debe- mos contemplar el bien de cada ser humano como intvinseet- ‘monte igual al de cualquier otro”. Por valernos cle Ins palabras de la Declaracién, en aplicacién de un juicio moral insistimos, cen que la vida, Ja libertad y la felicidad de una persona no es intrinsecamente superior o inferior a la vida, libertad o felici dad de cualquier otra, Consecuentemente decimos que debe- mos tratar a todas las personas como si poseyesen una igual pretensidn a la vida, libertad, felicidacl, y otros bienes e intere- ses findamentales. Permitanme calificar este juicio moral como el principio deyigualdad intrinseca’ El principio no nos permite avanzar demasiado, y para apli- carlo al gobierno de un Estado, nos ayudarfa afiadir un prince pio suplementario, que parece implicar lo siguiente: "Aladopiar las decisiones, el gobierno debe dotar de una igual considera. in al bien ya los intereses de cada persona vinculada por tales decisiones”. ;Pero por qué habriarnos de aplicar el principio de Ja jgualdad intringeca al gobierno de un Estado y obligario a do- ee rare pein crrt Sepia reeeree re Nera ree mente a los autores de la Declaracion, la pretension de que la verdd cle la igualdad intrinseca es eviclente en si misma me re- sulta, como sin duda también a muchos otros, altamente impro- bable, Aun asi la igualdad intrinseca incorpora una perspectiva tan fundamental sobre el valor de los seres humanos, que esti préxima a los limites de lo que requiere wna justificacién cacio- nal suplementaria. Como con los jucios de hecho, asi también ‘ocurre con Jos juicios morales: si se persigue un aserto hasta lle- gar lo suficientemente cerca de su fundamentacién, al final se acaban encontrando limites mas alli de los cuales la argumenta- cién racional impide que se siga avanzando, En las memorables palabras cle Martin Lutero en 1521: “No es seguro ni prudente hacer algo en conuma de la conciencia, Aqui estoy —no puedo hacer otra cosa—. Dios me ayude. Amén’ ‘Aunque el principio de la igualdad intrinseca esta prét mo 8 estos limites tltimos, todavfa no los hemos alcanzado del todo. Por dlistintas razones, la igualdad inurinseca es, ‘reo, un principio razonable sobre el que fundamentar el go- bierno de un Estado. POR QUE HEMOS DE ADOPTAR EL. PRINCIPIO? En primer lugar, para una gran cantidad de ‘personas alo largo y ancho del mundo, el principio es consistente con sus creencias y principios éticos mas funcamentales. Que todos somos por igual hijos de Dios es un principio del juciafsmo, el cristianismo y cl islam; el budismo incorpora una perspectiva, algo parecida (entre las principales religiones del mundo, sélo cl hinduismo puede ser una excepcién). La mayoria de los razonamientos morales, la mayorfa de los sistemas dle éti- ‘a, explicita o implicitamente asumen tal principio. Las debilidadtes de wn principio alternativa ln segundo jugar, con independencia de 10 que ocurra en otras asociaciones, para gobernar un Estado muchos de nosotros consideramos cualquier alternativa general al prin- cipio de la igualdad intrinseca como no plausible y no con- Vincente, Supongamos que el cludadano Jones propusiera la jente alternativa come un principio valido para el go~ bierno del Estado: “Al adoptar sus decisiones, el gobierno debe tratar siempre mi bien y mis intereses camo superiores alos de cualquier otro", Rechazandlo implicitamente et prin- cipio de Ia iguialdad intrinseca, Jones sosticne lo que podria calificarse como un principio de la superioriclad intrinseca —o, al menos, de la superioridad intrinseca de Jones—. La aspiracién a la superioriciad intrinseca puede bacerse, descle luego, mas inclusiva, y generalmente lo es: "El bien y los inte- reses cle mi grupo (la familia, clase, casta, raza o lo que sea, de Jones) son suiperioresa los de toclos los otros" No es nacla sorprendente reconocer en este punto que los seres humanos somos algo mas que un poco egofsias: tende- ‘mos, en distintos grados, a estar mas preacupadas por nues- Wo propio interés que por el de los demas, Gonsecuente- iente, muchos de nosotros podemos estar muy tentados de afirmar esa pretensién para nosotros mismos y para aquellos con los que estamos mas unidos. Pero, a menos que poda- ‘mos confiar en controlar el gobierno del Estado por nu tres propios medios, gpor qué habriamos de aceptar la supe- rioridad intrinseca de otros como un principio politico fundamental? Sin dda, una persona o grupo que gozara del poder sufi ciente puede hacer efectiva fa pretensién de su superioridad intrinseca a pesar de las objeciones de otros —literalmente, so- bore sus eadaveres— A lo largo de la historia humana, muchos grupos ¢ individuos han hecho uso—o, mas bien, albtiso— cle su poder por estos inismos mettios. Pero, precisamente porque ta fucrea bruta tiene sus limites, aquellos que han pretendico enearnar su superioridlad intrinseca sobre los demas, inva blemente han tenicio que encubrir st, por otra parte, abil as piracién bajo cl manto del mito, Ia religién, el misterio, fa trae dicién, laideologta, y a pompa y las circunstancias Pero, sino perteneciéramosal grupo privileginclo y pudié- ramos permitirnos rechazar sin riesgo la pretensi6n a la sti pevioricad intrinseca, ¢consentiriamos libre y consciente- ‘ua principiv can absurdo? Tengo grandes duclas. mente 78 Rotexr A. Oa, Prudencia / Las dos razones precedentes 2 favor dle la adopeién de un principio de igualdad intrinseca como fundamento de! go- bierno de un Estado sugieren una tercera: la prudencin Daclo que el gobierno de un Estado no sélo proporeiona grandes beneficios, sino que también puede infligir grandes dafos, la prucencia dicta una cautelosa preocupacién por la forma en I que sus inusuales capacidades vayan a ser wtiliza- dias. Un proceso gubernamental que definitiva y permanen- ‘emente privilegia un bien e interés propio sobre los de los oures puede ser atrayente si tuviéramos la segutidad de que nosotros © nuestro grupo siempre acabara prevaleciendo. Pero para muchas personas ese resultado es tan improbable, © tan incierto al menos, que es mas seguro insistir en Ia idea de que nuestros intereses tendran igual consideracién que Ios de los demis, Aciplabilided Un principio que considere prudente aceptar, seré acep- {ado también por otros. Asi, un proceso que garantice una igual consideracién para todos podemos concluir razonable- mente que sera mas eapaz de asegurar el consentimiento de toclos aquellos euya cooperacién necesitamos pata conseguir nuestros fines. Desde esta perspectiva, el principio de la igualdad inuinseca tiene mucho sentido. Con todo, a pesar de ta pretensidn en contra de la Decla- tacién de Independencia, esta lejos de ser evidente que de- bamos sostener el principio de la jgualdad intrinseca y dotar de igual considleracién a Jos intereses dle todos en el gobier- no del Bsiado. Pero si inerpretamos Ja igualdad intrinseca como un principio de gobiernn que se justifica eobre a base de ls me. ‘aliclad, fa pruencia y ia aceptabilidad, me parece que tiene mucho més sentido que cualquier alternativa al mismo. CapiruLo VIL ¢POR QUI LA IGUALDAD POLITICA? TI. COMPETENGIA Civica Pade rsuitarahora una sorpresa poco agradableenterar nos que incluso aunque aceptemos la igwaldad intrinseca y la igual comsidleracion de intereses como jticios morales razo- nnables, ello no nos Heva necesariamente a aceptar In demo- cracia como el mejor sistema de gobierno. [EL CONTRA-ARGUMENTO DE LA TUTELA Para ver por qué esto es asi, imaginemos que tin pequelio niimero de conciudadanos nos dicen a algunos de nosotros: “Aligual que vosotros, nosotros también creemos firmemente en la igualdad, Pero no sélo estamos profundamente dedica- dos al bien piiblico; sabemos también mejor que la mayoria cémo puede llegar a aleanzarse, En consecuencia, estamos ‘mucho mejor eapacitados para gobernar que la inmensa ma- yoria del pueblo, Por tanto, si solamente nos concedierais au- torical exclusiva sobre el gobierno, dedicriamos nuestra sa biduria y nuestro esfuerzo a servir al bien comin; y al hacerlo dotariamos ge igual consideracién al bien y los inte- reses de wdos", La pretensién de que el gobierno debe remitirse a exper tos profuncamente comprometicos con el gobierno dirigido al bienestar general y que son superiores a otras en su conoci- miiento de fos medios necesarios para alcanzarlo—Plat6n los tlenomiin6 guardianes— ha sico siempre el principal rival de las ideas democraticas. Los defensores del gobierno ce la t tcla atacan a la democracia en un punto aparentemente vale nerable: sc fimitan a negar que las personas corrientes sean competentes para goberiarsc a sf mismas. No niegan necesa- Fiamente que las pefsonas sean intrinsecamente iguales en et senticlo que antes exploramas. Como en la Reptiblica icleal de Platén, los guardlianes pueden estar entregacos al servicio del bien de todos y, al menos por implicacién, pueden soste- ner que bajo su tela todos son intrinsecamente iguitles en sit bien ¢ intereses. Los defensores de la tutela en cl sentido de Platén no pretenden que Ios intereses cle las personas ele- gidas como guardlianes sean intrinsecamente superiores a los, intereses de otros, Afirman que los expertos en el gobierno, los tutores, serfan superiores en su conocimiento del bicnestar general y de los medlios necesatios para alcanzario, El argumento a favor de la tutela politica hace un uso per- suasivo de las analogfas, particutarmente dle las analogias que incorporan conocimiento experto y competencia: el supe- rior conocimiento del méclico sobre cuestiones que tienen que ver con la salud y Ia enfermedad, por ejemplo, o fa supe- rior competencia del piloto para guiarnos sin peligro a nues- tro destino, Por qué no permitit, pues, que aquellos con su perior competencia en el gobierno adopten las decisiones cruciales sobre la salud del Estado; que piloten el gobierno hacia su destino adecuado, el bien comiin? Desde luego, no podemos presumir que todas las personas sean invariable- mente los mejores jueces de sus propios intereses. Obviamen- te, [os nifios no lo son; otros, generalmente los paclres, deben actuar como sus tutores hasta que estén capacitados para cuiciar de sf misinos. Que los adultos también pueden estar equivocados respecto a sus intereses, sobre la mejor manera dle satisfacer sus fines, es algo que demuestra la experiencia comin: fa mayoria cle nosottos llega a lamentar algunas de fauestras decisiones pasadas. Acimitimos que estibamos equi- vocados. Atin mas, casi todos nos apoyamos en expertos para adopiar decisiones cruciales que afeetan directa y decisiva menté a nuestro bienestar, felicidad, salud, futuro, incluso a nuestra supervivencia; no sélo en médicos, cirujanos, pilotos, 82 Homers A. Dan. sino también, en nuestra sociedad compleja, en una miriada le otros especialistas, Si dejamos que expertos tomen decisio- hes sobre cuestiones importantes como éstas, gpor qué no de- bemos entonces trasladar el gobiernoa los expertos? Por muy atractivo que pudiera parecer a veccs, el argu- mento que favorece la tutela en vez de la democracia fracasa ala hora de tener suficientemente en cuenta algunos de los defisctos funcamentales de la analogia, Deleger en expertos algunas decisiones secundarias no equivale ‘cedar et control final sobre las decisionesfurndamentales ‘Como dice un antiguo adagio, los expertos deben estar a manto, no con la mano en el mando. Los expertos pueden poseer conocimientos que sean superiores al nuestro en al fgunos aspectos importantes. Un buen médico puede saber ejor que nosotros cémo diagnosticar alguna enfermedad, et rumbo que ésta probablemente vaya a seguir, lo seria que vaya a ser, cémo tratarla mejor, ysis, en efecto, tratable, Ra- zonablemente, podremos decidir seguir las recomendacio- hes cle nuestro médico, Pero ello no significa que debamos cederle el poder de decidir si deberios o no seguir el trata- miento que recomienda, De la misma manera, una cosa es que los cargos paiblicos busquen Ia ayuda de expertos; pero owra completamente distinta es que una elite politica posea el pocler de deciclir sobre las leyes y las polfticas que estare- mos abligadosa obedecer, Las decisiones politicas hechas por individuos no son.equivalentes alas decisiones adopledasy hechasofectivas por parte del gobierno deun Bstado Lacuestién fundamental en el debate de la witela frente a la democracia no es si los individuos deben algunas veces confiar en expertos. La cuestién es quién o qué grupo debe (cner fa titima palabra en las decisiones hechas por ¢! go- bierno ce un Estado, Podremos desear razonablemente tras- ladac algunas decisiones personalesa alguien que sea mils ex- perto que nosotros en esos asuntos, como nuestro médico, contable, abogado, piloto de avién, u otros. Pero de ahi ne se decluce automaticamente que sea razonable para nosotros uasladar a una elite politica Ia autoridad de controlar las cle- cisiones fundamentales del Estado, decisiones que se harfan ejecutivas, si fuera necesario, mediante la coercién, e) encar celamiento, quizi incluso la muerte. Para gobernar bien wn Estado se rauiere mucho mas ‘quien conaciniontoestriclamente centffico Laaccién de gobierno no es una ciencia en el sentido en ‘el que lo son ta fisica, la quimica 0 incluso, en algunos aspec- (os, la medicina, Esto es asf por distintas razones. De entrada, pricticamente todas las decisiones importantes sobre polit cas, ya sean personales o gubernamentales, exigen juicios éti- cos. Adoptar una decisién sobre los fines que las politicas le} gobierno deben intentar alcanzar (justicia, equiciad, impat Gialidad, felicidad, salud, supervivencia, seguridad, bienes- ‘ar, gualdad, y cualesquiera otros) significa aplicar un juicio &ticO. Los juicios éticos no son juicios "cientificos" en el senti- do habitual!, Asimismo, los buenos juicios encran a menudo en colisién nos ton otrosy los recursos son limitados. Consecuentemen- te, las decisiones sobre politicas, ya sean personales o guber- namentales, requieren casi siempre juicios sobre transaccio- nes alternativas, la ponderacién de fines distintos. Alcanzar In igualdad econémica, por ejemplo, puede disminuir los incen- Livos econémicos; los costes de los beneficios sociales pata las personas mayores pueden imponerse sobre los jévenes; gas tos de las generaciones actuales pueden imponer costes a las generaciones venideras: preservar un fra salvaje pmiedte can seguirse al precio de la pérdida de empleos de mineros y ma dereros. Los juicios sobre transacciones alternativas enite nes diferentes no son “cientificos”, La evidencia empirica es importante y necesaria, pero nunca ¢s suficiente. El decidir cuanto hemos de sactificar de un objetivo, bien o fin para conseguir alguna medida de otro, necesariamente nos ica Ronee A. Da bastante mas alli de lo que el conocimiento estrictamente cientifico es capaz de proporcionarnos. Hay una raz6n ulterior relativa a por qué las clecisiones so- bore politicas exigen juicios que no son esirietamente "cieniili- cos", Incluso aunque fos fines dle las decisiones sobre politicas pudieran contar con un asentimiento general, casi siempr hos encontramos con una considerable incertidumbre y con Aicto sobre los meclios: sobre cmo puedan ser aleanzados mejor los objetivos, la conveniencia, viabilidad, aceptabilictac: ¥ consecuencias posibles de los medios alternatives. ¢Cudles son los mejores meclios para hacerse cargo de los pobres, fos desempleados, los sin techo? gCémo se protegen y promocio- nan mejor los intereses de los nifios? ¢A cusinto ha de ascen- der el presupuesto necesario para la defensa military con qué propasito? Creo que es imposible demostrar que exista \in grupo, o que éste pueda ser creado, qite posea un conoci miento “cientifico" 0 “experto” capaz de proporcionar res puestas definitivas a cuestiones como éstas. gPrefeririamos en- cargar Ia reparacién de nuestro coche a un fisico teérica p a tun buen mecénico de automéviles? Pare gobernar ben wn Estado hace falta algo mes que conociniento Hace faita también incorruptibilidad, ana firme resisten- ciaa todas las enormes tentaciones del poder, una continua e inflexible dedicacién al bien pélblico més que a los benef cios para uno mismo o para el propio grupo. El que los expertos puedan estar cualificados para servir como agentes nuestros no quiere decir-que estén cualific dos para hacerlo como nuestros superiores. Los defensores de la tutela no elevan una pretensiGn tiniea, sino dos, Se pue- de creny una elite ririgente —anstienen— enyos miembros scan a la vez dlefinitivamente superiores a los otros en su co- nocimiento cle tos fines que deberia buscar vin buen gobier- ‘no y en Jos mejores medios para aleanzar esos fines 9 estén tan profundamente dedicados 2 In consecucidn del bienes- tar pitblico, que les puede ser encomendada sin peligra ta auntorichid soberana para gobernar el Estado. Como acabaunos de ver, la primers pretensién es aluamen- te dudlosa, Pero incluso si pucliera demosirarse que est4 just ficada, esto no servitia por si mismo para sostener la segun- aa. EL canocimiento es una cosa; el poder es otra. Lox probables efectos det poder sobre aquellos que lo ejevcen fueron sucintamente presentados en 1887 por un barén in- glés, Lorcl Acton, en un famoso aserto: “El pocler tiendle a co- fromper; el poder absoluto corrompe absolutamence”. Un siglo antes, William Pitt, un hombre de Estado inglés de am- plia experiencia, habia hecho una observacién similar: "El poder ilimitado", dijo en un discurso en el parkamento, “es proclive a corromper las menies de quienes lo poscen” Esta fixe también la perspectiva general adoptada entre os miembros de la Convencién Constitucional americana de 1787, a quienes no les faltaba pont A este respecte: “Setior; hay dos pasiones que tiengn una paderosa influencia sobre los asuntos de los homirés", dijo el delegado dle mis edad, Benjamin Franklin, “Estas son la avaricia y in ambicién; clamor al poder y el amor al dinero", Uno cle tos dlelegaclos mas j6venes, Alexander Hamilton, coincielié en Ia idea: “Los hombres aman el poder". Yotro de los delegacos mas experi- mentndos ¢ influyentes, George Mason, puntwaliz6: “Dada li naturaleza del hombre, poclemos estar seguros de que aque- Hos que tienen el poder en sus manos... sempre... en cuanto puedan... loacrecentaran"® Por muy sabios y dignos que sean los miembros de wna elite gobernante dotada de! poder de gobernar el Estado cuando acceden a 4! por primera vez, es posible que en unas ocos afios o en unas pocas generaciones acahen abusando «le él Sila historia humana nos proporciona alguna leecién, tina de ellas-es seguramente que los guardianes de un Este do tenderén a convertirse en cléspolas valiénclose de la co- rrupeién, ef nepotismo, la promocién del interés indivical 0 de grupo, y mediante el abuso de su monopolio sobre e] poder cocrcitivo del Estado para elimina la critica, extraer Figueza de sus subdlitos, y asegurar la obediencia mediante la coerci6n. 86 Ronse A, Daa, Finaluente, diseitar wna utopia es une cosa, y tra bien distinte es vealizarla Gualquier defensor de un régimen tutelar se enfrenta a un conjunto de formidables problemas pricticos:

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