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Anne Marie Hocquenghem Iconografia Mochica a ES ‘A=’ PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU ey FONDO EDITORIAL 1989 Este libro de Anne Marie Hocquenghem, es fruto de casi veinte afios de investjgaciones so- bre las mas representativas colec- ciones de la cultura mochica y sobre la tradicion andina. Presenta por primera vez una propuesta completa y coherente de aplicacion del método icono- logico en el caso particular del arte prehistorico peruano. Qui siéramos incitar, de este modo, una discusion sobre el rol y el alcance del estudio de las fuentes iconograficas para la reconstruc- cion del desarrollo de las socie- dades prehispanicas en los An- des. Consideramos que es un te- ma de suma importancia, puesto que el enfoque cuenta en la ac- tualidad con un numero cada vez mayor de seguidores, entre los arquedlogos, y los resultados obtenidos por este camino son bastante prometedores, ICONOGRAFIA MOCHICA Anne Marie Hocquenghem Iconografia Mochica TERCERA EDICION Bi: | A_=9: PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU G7 FONDO EDITORIAL 1989 Seccion de Arqueologia de la PUC Comité de Redacci6on: Luis Jaime Castillo Butters Krzysztof Makowski Hanula (jefe de redaccion) Carmela Zanelli Velasquez CONTENIDO Prefacio, Krzysztof Makowski Hanula Introduccién 2 Awe wy 11. 12, PRIMERA PARTE EL CALENDARIO CEREMONIAL ANDINO . La instauracion del orden. Equinoccio de la estacion seca . La expiacion. Pasaje del sol por el cenit . La invocacién a los difuntos: culminacion de las pléyades La iniciacion. Solsticio de verano La propiciacion del mundo doméstico EI sacrificio. Pasaje del ‘sol por el cenit. . La inversion del orden. Equinoccio de la estacién hiameda . Lareestructuracion. Pasaje del sol por el nadir . El legado de los antepasados. Desaparici6n de las pléyades 10, La reproduccion. Reaparicion de las pléyades y solsticio de invierno . La propiciacion de] mundo salvaje EI sacrificio, Pasaje del sol por el nadir 47 79 86 100 116 124 132 142 157 173 178 180 SEGUNDA PARTE PENSAMIENTO ANDINO 13. Metonimia sobre metafora 14, El aji 15. Los colmillos y las serpientes: la autoridad absoluta de los ancestros 16. La belleza del “‘ciervo-serpiente-jaguar” Lista de museos Lista de ilustraciones Bibliografia 187 196 201 209 215 215 221 PREF ACIO La monografia de Anne Marie Hocquenghem inaugura una nueva serie del Programa de Estudios Arqueologicos de la PUC, consagrada integramen- te a la iconografia andina y prehispanica. Con el propésito de promover los estudios iconologicos en arqueologia andina hemos escogido un trabajo, fruto de casi 20 afios de investigaciones sobre las mds representativas colec- ciones de la cultura mochica en el mundo, y sobre la tradicion andina. Pre- senta, a nuestro juicio, por primera vez una propuesta completa y coheren- te de aplicacién del métodd iconoldgico en el case particular del arte prehis- torico peruano. Quisiéramos incitar, de este modo, una discusion sobre el vol y el alcance del estudio de las fuentes iconogrdficas para la reconstruc- cién del desarrollo de las sociedades prehispdnicas en los Andes. Considera- mos que es un tema de suma importancia, puesto que el enfoque cuenta en la actualidad con un numero cada vez mayor de seguidores, entre los arqueo- logos, y los resultados obtenidos por este camino son bastante prometedo- res. Basta ver tan solo una gran coleccion y tener ciertos conocimientos de la tradicion andina, para intuir que las representaciones de hombres, de seres an- tropomorfos y zoomorfos en diferentes contextos ceremoniales son mucho mas que la mera ilustracion de la “‘vida cotidiana” o imagenes destinadas a la devocion en el sentido que nosotros damosa este término. No es dificil, tam- poco, presentir que en una sociedad agraria, como la andina no exista ningun aspecto cultural que no se relacione directa o indirectamente al ciclo de las faenas agricolas. En varios estudios antropologicos sobre las sociedades de este tipo se ha sugerido, que los ciclos climdtico, vegetativo, agricola, ins- critos en el calendario ceremonial, determinan las actividades de la comunidad y¥ forman una estructura conceptual alrededor del cual se organiza la mitologta y la cosmovision. Entre el orden de la naturaleza animada, el orden césmico y el orden social , tanto en el mundo de los vivos como en el de los muerto existe un paralelismo perfecto, Las imdgenes mismas lo demuestran, asocidi dose a diferentes facetas de la vida social y de las creencias a pesar de que provienen principalmente del contexto funerario. Adornan los objetos depo- 9 sitados en la tumba en el momento del entierramiento o a veces después, en el marco de las ceremonias dirigidas a los ancestros, Todas estas observaciones otorgan legitimidad a las expectativas del publico aficionado, puesto que la clave parece estar al alcance de la mano, Las crénicas, los documentos refe- rentes a la extirpacién de las idolatrias, la informacion oral recogida por los antropologos, e incluso las particularidades de las ceremonias religiosas cat6- licas en el Peni, forman una serie de testimonios que demuestran‘la continut- “dad y la fuerza de la tradicién prehispdnica, Permiten asitmismo observar las reglas constantes de asociacién de los mismos mitos con los ritos calenddri- cos desde el norte Argentino y Ch , hasta el Ecuador, revalidando el con- cepto de la unidad cultural andina, Esta riqueza de datos ha sido exploiada por los fundadores de la arqueo- logia y etnohistoria nacional, Tello y Valcarcel, mientras que otros especia- listas como Larco Hoyle, Yacovleff, Carrion Cachot se dedicaban en el segun- do cuarto de nuestro siglo a sistematizar y publicar el material iconogréfico. En los dltimos 30 afios el interés por este tipo de estudios casi se extinguid siendo la tradicién mantenida por un grupo muy restringido de arquedlogos e historiadores ;Por qué?. Las informaciones etnohistéricas mds antiguas datan de la conquista y se refieren a la zona serrana, mientras que las fuentes icono- grdficas particularmente claras-y complejas provienen de la costa, del Periodo Intermedio Temprano y de las primeras fases del Horizonte Medio. A quel distanciamiento en el tiempo y el espacio, exige una mayor prudencia en la interpretacion, en resguardo de la variabilidad y de la originalidad de las cul- turas locales. El riesgo de simplificar el desarrollo cultural siempre existe, sin embargo quisiéramos destacar que dicha dificultad no es una particulari- dad de la arqueologia andina y no ha sido un obstaculo para desarrollar con todo rigor cienttfico los estudios iconolégicos en otras regiones. En una situa- cién similar a la del arquedlogo americanista se halla el arquedlogo clasico, egiptologo, sumerdlogo o semitista e incluso en cierto grado el medievalista, Las fuentes escritas son muy a menudo posteriores alos grupos de imagenes, que se prestan para la interpretacion por su coherencia y riqueza de detalles. El distanciamiento en el tiempo y en el espacio entre ambos grupos de datos es a peces mayor que en los Andes. La complejidad y variedad de creencias, de mitos y de costumbres de las sociedades urbanas clasistas, como la helenis- tica, laremana o la europea occidental de la baja edad media, complica incluso la situacion epistemologica puesto que nunca se puede predecir de antemano si la fuente escrita rescatada refleja efectivamente las ideas generalmente acep- tadas. No sabemos Si la circulacion de aqueilas no se limite aun grupo social muy restringido y a una epoca particular de corta duracién y si por lo tanto pueden ser tomadas en cuenta para interpretar las imagenes. Los especialistas de periodos historicos preindustriales se han dado cuenta de aquella dificul- tad, pero al mismo tiempo varios de ellos entendieron perfectamente que sin las fuentes iconogrdaficas combinadas con otros grupos de. datos nunca se lo- Srariz rescatar lo que se pretendia preservar en el estudio : la originalidad de las culturas y el dinamismo del proceso histérico. Por su abundancia y omni- presencia las imagenes constituyen, para varias ¢pocas y lugares, las unicas fuentes realmente representatives que posibilitan una generalizacion critica confrontandolas con los datos tradicionalmente manejados por disciplinas his- 10 toricas. Solo las artes figurativas permiten enirever algo ae te ae ee os ‘ “ dos oscuros’, o de estudiar ‘ sando en los llamados ‘perio. ; ‘ iar es ost : i ir los movimientos religi . res de las clases: medias y bajas, seguir 1 t oor entender las culturas de los pueblos sin escritura asen tados en las peri ferias. Como se desprende de lo antedicho, la reticencia fren teal ad ioe grafico perceptible en la arqueologia ain ot fica ob ioe or ms pti i es de la situacion factogr st plica entéramente a traves | 1 biotin Ying en un i ! i a actitud reservada s cancias. Tenemos la impresion que aque rigina oe ie i imente el método de an rto malentendido de lo que es actual - préfico En el transcurso de nuestro siglo se han elaborade ies oh ao al cos distil bjetivos variados, todos : tédicos distintos para hacer frente ao Os va) d , foaue i i fa: filologico o anticuario, enfoq mismo nombre de iconografta : enfoque fi! eae i i i gi Estos tres enfoques estan represen tipolbgico y enfoque iconoldgico. u ‘ s s on la srqucolog ta y antropologta contemporaneas. Sdlo en la historia del ar- te el enfoque iconoldgico ya ha reemplazado otros métodos. El enfoque mas antiguo, el filokdgico, se origina en la arqueolog ia elasice a fines del siglo X VIL Tuvo como objetivo encontrar los nexos en tre bye ea oe ! i é i los textos con los o i io y el legado material para poder ilustrar I ; ‘ ta cultura snaterial, y ast entender mejor los términos relacionados con la vida diaria y el culto. La hipétesis formulada a partir del estudio filolégico, era considerade como comprobada automaticamente si la descripcion en el tex to y la imag concordaban, incluso en el caso de un distanciamiento considerable en a i ‘ i mobas fuentes. Este método cumplio su rot é tiempo y en el espacio entre al ‘ ; ie ae ice inict i bre la antiguedad, a pesar de sus tim la etapa inicial de los estudios so t Ca ean vontes ini i la carencia de la critica de tas fu , Es el tinico enfoque posible cuando Co es ion ienci Ogi 1 mapa cultural borroso y la falta r las deficiencias cronolagicas, é al borre mteEra i ie i logia impiden progresar mas. ntre la historia, arqueologia y antropo or sorprende por lo tanto, que los elementos de este médodo estén presentes en varios trabajos de J.C. Tello, asi como en los estudios consagrados a id i idi. 1 antiguo Peri”’. “reconstruccion de la vida cotidiana ene ‘ . - ; Con el enfoque tipoldgico se aplicd en la iconografia un metodo arqieeo: Ogi i i i los motivos en larga. logico bien. conocido, tratando de organizar e ies a wravés de los sigios. Eso solo es posible si hacemos abstraccion de las partacio- nes de formas, estilo y composicion ordenando el material por temas’ vine dad felinica, divinidad femenina desnuda, madre, pesca, ore ies es i ; r i testar a las prince mencionado respondia a la necesidad de con 2 de la investigaci6n que empezaron @ dibujarse @ fines del siglo pasado en as arqueologias regionales del Viejo Mundo y unos 30 afios después en as prel is " torias del Nuevo Mundo: la difusion cultural, las migraciones emieas 8 i i j lucién de modas y costum ; bios de funcion de los objetos, la evo d ‘ Ores enido icio i los panteones antiguos, el cardcter y posicién y los cambios de g os ; TO eee al i aba obtener la resp’ itual conocido sélo por los textos, se espera n omen rape de preguntas observando la variabilidad o la constancia de las Vy formas a través del tiempo en un drea geogrdafica. Del segundo grupo de pre- guntas, relacionado con la ideologia antigua, se esperaba obtener la respuesta, asociando los motivos de gran longevidad y poca variabilidad formal con los nombres y las nociones transmitidas por los textos y/o con las grandes cate- gorias de fenédmenos césmicos, climdticos, fisioldgicos y culturales (por ejem- plo: ciclo solar, lunar o astral, rito de primavera, ciclo de menstruacién oa fe- cundacion, rito de iniciacién). Los partidarios del enfoque tipoldgico destacan la importancia del factor cronoldgico y en general se cuidan de formular in- terpretaciones prematuras si una serie tipologica de temas no permite corre- lacionar el tiempo, del cual proviene el texto, o la informacion oral, con la época de la imagen interpretada, A diferencia de los representantes de la corriente filolégica, aquellos de la corriente tipoldgica se preocupan mucho menos por el factor espacial, por la variabilidad cultural y no tienen miedo de utilizar para sus fines los paralelos procedentes incluso de dreas saumamente distantes de la estudiada, siempre y cuando estos paraleios se sittén en el mismo lapso de tiempo absoluto, o presuntamente en la misma fase de la evolucion social. Lagicamente no pueden tomar en cuenta el contexto ar- queolégico de los objetos estudiados, El enfoque tipokbgico predomina en arqueologia hasta hoy. En las ar- queologias donde fue aplicado sistematicamente, como en la clasica, del E- gipto, Mesopotamia, cumplio- un rol bastante positivo haciendo posible la publicacion sistematica de las imagenes dispersas en las colecciones y museos a veces en forma de Corpus. Aplicando el método tipoldgico a de la icono- grafra de los motivos se demostr6é también a escala global un fendmeno curio- s0: los motivos sobreviven a veces milenios ala cultura que los cred, superan- do las barreras religiosas, lingiitsticas, etnicas y los colapsos culturales. Obvia- mente eso no concierne tan sdlo a los temas generales panhumanos como la “maternidad” oa la ‘‘caza del cuadripedo” sino también una multitud de te- mas particulares, bien definidos en su representacién formal como por ejem- plo el tema del “hombre musculoso y desnudo con mazo en compania de un leon” o simplemente del “‘cazador de leones’’ relacionado originalmente con un dios o héroe local mesopotdmico, Este tema representd consecutiva- mente un personaje anonimo del periodo Uruk del IV milenio A.C., Gilga- mesh y Tammuz de Mesopotamia, Melgart de Fenicia, el héroe tracio de Thasos, Heracles de Grecia, Hércules de Roma, y se incorporo ,después de mds de 4,000 afios de viaje a través del Asia y Europa, en el repertorio euro- peo de las artes plasticas modernas. En el ambito andino se llego a determinar las constantes iconogrdficas que caracterizan las dreas histdricas definidas con- tribuyendo a la creacién de la nocion de unidad cultural andina. Pero de otro lado se trat6é de explicar los aparentes viajes de los motivos (comparables con la difusion del tema ‘‘cazador de leones ’’ en el Viejo Mundo) a través de hi- potesis difusionistas muy audaces, El enfoque iconolégico se puede caracterizar brevemente por el impera- tivo de analizar la imagen en relacion constante con todos los contextos en los cuales ésta se hallaba en el pasada: objeto de produccion, objete funcional (contexto arqueologico), creacion simbdlica y medio de transmiston social de 12 ima i i el con- ideas (contexto formado por todas las ipiapeyiia con ocie od como on. i i icid La reflexion ic ‘ terario, de tradicion oral, etc.). La refi ers 1 vamenie a partir del enfoque tipologico por la decade oadiontes pstudio de las series tipologicas oro el tema oe ‘os or On astoria: 77 istintas fases del desarrollo format ce! t, ¢ } ° 1 el ee oderno y griego-romano el cardcter aia tiadaae ce diente de la forma frente al contenido, y al significado, mms as uede contener varios mensajes segun los tiempos, los lugar a oa ides. ia ociales y, motivos formalmente distintos expresan a veces Dn iO. r esta manera ge puso en evidencia el cardcter arbitrario de las interp ce ve oe asadas en el estudio tipoldgico tradicional negando en Parte Se vole enti fico La evolucién formal de un motive, a com na ae red : { ociables, se 2 i entre los motivos mutuamente asocia ina ple de- de Factores tecnoldégicos, ideolégicos y artisticos, cuyo pers es ine th en terminar de antemano sin entender la logica interne del des ro iseiplinaria i ac icdni cultura a través de una investigacion Mn. : ae onaldgic “nistork i tualmente lingutstica). Para cap i i i tropoldgica y eventua istic ap {iconoldgica, histérica, an ) dle i ae ensable de ica ii 1 repertorio de las imagenes, d tar aquella ldgica interna de od TE ee a elabordciOn 7 s i Imente distinto del tipolégico, 5 sarrollar un método diametra i ; SBC Oe ee cocaaria: ido inicit El método tipolégico imp a sido iniciada por E. Panofsky. métor c ! ; sont como paso previo en la investigacion, la eleccién arbitraria de unm . tivo, disecidndolo de sus contextos. Se suponia que siendo el lenguaje de las artes pldsticas universal, un or quedlogo O un historiador del arte podia sin problemas en tic ee aricas i i ntrar en la e una forma, un motivo, un signo y enco 5 . mente nado tomando en cuenta los pasajes de texte me oe los ¢ ob j e i temente similares, 6. Fa etos, los seres 0 las acciones aparen ; os. no que este optimismo es completamente infundade Pieoe oll in ana 1 camino tipoldgico a 1 de los casos podemos llegar por e i ; Soe ambien. i i i i 3 tipo de objeto, sero fen cado primario, es decir determinar qué ¢ fendmeno oranda. ; i de la representacion -el significado tal, estd representado, El porque de ; ser scab eetdcolo. ‘ i e la cultura, es decir io- permanece oculto y con él la ideosincracia ; a ideolo- gia par ticular de la etnia, clase y grupo social, pos estan ae a de i i en la situacién u del pasado estén de cierta manera uacic ; Me a entre i i i Ipei i escrita sin conservar los esp ! descifrar una antigua inscripcion griega, €. z ‘ ? CoS On. eno diccionario griego contemp . palabras, con ayuda de un peq rie ie venta algunas pale ista i i letras, con mds dificultad en ple vista identifica algunas , Con eee por haber i 1 sentido general se le escapa, bras y logra traducirlas, pero é * "rae ate itu x incorrecta uniendo las srlabas en restiturdo las palabras de manera incorrecid ; bras distintas como por el cambio de significado de estas en el transcurso de los siglos. Para poder decodificar la imagen, es indispensable aprender @ leer i con las imagenes que pertenec ; estructura interna, comparandola ; ; s " PO is facil, mientras mds amplio Sed é mo contexto, La tarea serd mas facil, m ” sea el material comparativo, Una vez adquirida la capacidad de aislas los motivos — las pala bras’’— dentro de la representacion, se puede pasar a la etapa sigui y 13 tar de entender el principio de la composicion, —la ‘‘sintaxis’’— de las image- nes, Se establecerd por ejemplo si la representacidn tiene un cardcter narrati- vo o si la composicion descansa sobre una simbologia escondida tras una apa- riencia realista, Relacionando los motivos con las escenas y las escenas entre st, se logrard establecer los ciclos, que reflejan probablemente los mitos y con- ceptos bdsicos. Estos dos pasos previos, llamados iconogrdficos, llevan recién al tercero — el andlisis iconol6gico— o sea la confrontacion del andlisis formal con los datos histéricos proporcionados por diferentes disciplinas. Se compro- bard si los textos utilizables, anteriores, posteriores o contempordneos a la época de la imagen pueden ser utiles para su interpretacion, Los descubrimientos de la iconologia, particularmente los estudios de Panofsky de amplia difusion en los ultimos 20 afios, privaron a la arqueo- logia de una de sus mds importantes herramientas, el paralelo iconogrdfice, facil y automdticamente aplicable. Gracias a estos descubrimientos, los ar- quedlogos han entendido mejor la relevancia de las fuentes escritas, de los contex tos arqueolégicos y de los repertorios metédicamente estudiados, pa- ra la interpretacion correcta de las imdgenes, Privados de la posibilidad de uti- lizar los paralelos la mayoria de los arquedlogos prehistoriadores se cuidd de aventurar interpretaciones. Ast paradojicamente, el desarrollo de la iconologia provocé la atrofia de los estudios iconograficos. Sélo algunos investigadores realizaron una Serie de analisis iconogrdficos previos, de escenas sueltas y gru- pos de motivos, de acuerdo con los dos primeros pasos propuestos por Pa- nofsky. Otros especialistas rechazaron, en la practica, el método iconologico, ar- guyendo explicito o implicitamente que aquél método tiene aplicacién tan sélo en la historia del arte cldsico, medieval y moderno. La situacion epis- temologica de la arqueologta prehistorica es muy diferente, y la larga tradi- cién exitosa del enfoque tipolédgico demuestra su validez en este campo. La opinién mencionada es compartida tambien en parte, por varios antropdélo- gos y los argumentos citados son de peso. El objeto de investigacion de la historia del arte parece en efecto distin- to en varios aspectas del objeto de estudio de la arqueologia prehistorica. Las sociedades esclavistas y feudales, cuyos productos interesan a la primera de estas disciplinas, se caracterizan por la transformacion dindmica de sus es- tructuras. El arte se acomoda a este ritmo, ampliando o reemplazando los significados que se relacionaban antafio con los simbolos o escenas tradicio- nales. El repertorio de motivos, es decir el repertorio de modos de representar una idea crece rdpidamente gracias al desarrollo tecnologico. La comunica- cién intensa y sin precedentes en el tiempo y en el espacio incrementa los mecanismos de difusién de motives e ideas, De ahi el juego constante y la independencia creciente entre.la forma y el contenido. Todos estos factores hacen entender por qué la contemporaneidad necesaria de la imagen y del texto se convirtid en la regla mimero uno de la metodologta de Panofsky y sus seguidores, 14 El cardeter tardio de las fuentes escritas no debern or iitando la de la arqueologia andina im bargo, una barrera en el campo eee haze glo. i ie ima No deberta tampoco provoc o interpretacion de las imagenes. ‘ > re ee nplia Pe. é ‘i i cual ha sido concebido de ma bal del método iconoldgico, el ; Fanon ymo los a i los casos complejos del Renacimi 7 ra poder estudiar, tanto J é a Vases de la epoca i iedades agrarias de las primeras p sos mds simples de las socieda r ; se ie los vies. ; de la sociedad andina. La may de los metales; que es el caso de. 0 2 a oe via del arte i hacer del icondlogo interesado en ta ! l oor sane ene i ial prehistorico. En primera a 1 estudio del material prent . ; europeo esta qusente en e lal p Oe enor i i i i ¢ y protohistoricas sé c ¢ nstancia las sociedades agrarias pr 1 r as estructuras sociales estables en base al sistema ia parentesco yee i évi-Straus les llamaba socie ee nan tan paulatinamente que ¢. L nab , ras. La ideologia, es decir la religion expresada en los ritos ¥ en oe pene tambien una estabilidad notable, un@ vez que su Ctr ire ficlal a faa i i vicultura de reg: . as necesidades de una sociedad con ag ; ; los actores del drama divino cambian a yeces de nombres y de rasgos ecu darios de su personalidad, los mitos se enriquecen en detalles ey en fe i ceptual bdsica de !a co. matices, sin embargo la estructura conce i gon isi i do la matriz del calendario la cosmovision permanece intacta, reflejan d é me i 4 i io al ciclo de los trabajos comun monial, homologa al ciclo de la creacion y aos rios. Las artes plasticas constituyen uno de los dos canales principales a la transmision de ideas asegurando la cohesion on fe segun 10 ean on a i icid ita asociadas). Por esta m rito y la tradicion sacra, oral o escri ’ i monsaie dirigiendose a todos los miem bros ae la sociedad con eee dere- i tendible. Los.medios tecn chos, tiene que ser generalmente en : ¢ todavia relativamente restringidos y el repertorio de motivos a traves de los cuales se transmite la informacion, es reducido, Las sociedades agrtco- las tempranas se desarrollan en un relativo aislamiento. Los contactos afec- tan la estructura ideolégica de manera limitada y se puede predecir de ante- mano el resultado del sincretismo. Los prestamos iconograficos de dreas fo- raneas son relativamente raros y no oscurecen la logica interna del reperto- rio. Todo eso hace mantener, durante mas de un milenio, una relacion fija entre el tema y la idea bdsica que tradicionalmente éste expresaba. Cam bia tan solo el estilo y los detalles formales a medida que evoluciona paulativa mente la técnica, el mito y el rito. Basta analizar, incluso super ficialmente, la historia del arte del Cercano Oriente, para percatarse que la relacion en- tre las principales figuras del mito, las ceremonias y sus representactones fe. gurativas ha sido prefijada ya en el Bronce Temprano en el tercer milenio A.C. y no varta en ciertos casos incluso hasta la epoca cristiana, hasta el si- glo IV de ne. . La situacion de la arqueologia andina aparece, en este contexto, inchs so privilegiada, en cuanto al uso de las fuentes escritas para la interne iconogréfica. Los historiadores del arte antiguo dél Mediterraneo rientd, carecen obviamente de la posibitidad de confrontar los textos con la tradi- cién etnohistérica viva; comparten, sin embargo, con los” prehistoriadores del drea andina, los problemas de la critica de fuentes, las dificultades de ais- lar en las tradiciones superpuestas heterogéneas, lo que es local, original y las dificultades de encontrar en medio de las interpretaciones tardtas la estruc- 15 tura conceptual primitiva. El caso andino es desde esta perspectiva, escepcio- nalmente prometedor, Conscientes de los peligros immanentes a la interpre- tacién espanola de lo andino, podemos decir que la informacion etnohisto- rica nos proporciona el acceso directo al mundo conceptual de las socieda- des agricolas tempranas, del modo de produccién asidtico, en el sentido que da a este término L. Krader y M. Godelier. La evolucién rapida propia al es- tado clasista y ta cultura urbana desarrollada no logré borrar esta imagen como ocurrié en otras dreas. La metodologia iconoldgica, gracias al rigor cientitfico de la critica de la imagen que impone, ofrece la posibilidad de confrontacion creativa de dos series de fuentes —escritas y figurativas— devolviendo a la visién historica de la sociedad la profundidad temporal debida. La permanencia probable tradicion y la relacion relativamen- te fija entre el motivo y el signifi permiten suponer que los errores de interpretacién sean menores y que la estructura conceptual bdsica,cuya exis- tencia presentta con tanta fuerza Tello, sea recuperable a través de la icono- grafia. C. Lévi-Strauss fue el primer americanista que vio con toda claridad las ventajas de la situacién epistemologica descrita. Demostro que es posible descu brir la matriz comun del pensamiento mitico de todos los pueblos de América y a partir de ella captar, en el relato oral, y escrito, ast como en la iconografia, las particularidades locales y temporales y seguir la evolucion de los conceptos, En la cultura popular contemporanea destaco la presencia de los ritos » mitos perceptibles en la imdgenes antiguas. Es realmente curio- so aunque no casual, que su obra inspiré directa o indirectamente a una nue- va generacion de americanistas y la impulsé a seguir un camino similar Panofsky. Prepard de este modo la apertura inusitada, en el medio de 1 ~ historiadores,a los métodos de historia del arte. Anne Marie Hocquenghem pertenece a aquella generacién de america- nistas y gracias a ello, maneja con el mismo rigor cientifico el material y los métodos propios de la iconologia,de la antropologia cultural y de la etnohis- toria, Siguiendo paso a paso el método de andlisis propuesto por Panofsky a partir de un corpus representativo de imdgenes mochicas llega a descubrir que cada escena compleja se explica perfectamente, incluso a nivel de deta- lles, a través de la descripcién de un rito del calendario ceremonial incaico, transmitido por los cronistas y a menudo practicado hasta nuestros dias . Quisiéramos destacar que su método no descansa sobre una simple compa- racion del texto y de la imagen. Ambos grupos de fuentes han sido estudia- dos de manera. independiente. A través del andlisis iconografico, Anne Maric Hocquenghem demuestra que todas las imagenes se insertan en un solo ci- clo claramente subdivido en secuencias y éstas en representaciones de ce- remonias y mitos que les corresponden. Pasando a la etapa iconolégica la autora observa que la secuencia objetiva de escenas, descrita previamente a nivel del significado primario, coincide perfectamente con el ciclo de ce- remonias incaicas. Logra, asimismo, explicar -ésta sorprendente correspon- dencia a través de un sistema comtin de orientacion en el tiempo y el espa- cio . Las necesidades comunes y la organizacion de la produccidn perecida, 16 d entre las formas ceremoniales mochicas e incaicas. Es- icarta la similitu eh s- aoe stracion le da derecho a la autora de explorar la tradicioén etnohis.- tarica mil afios posterior @ sus fuentes y ep Ot ok con ma aie on. icacio los datos iconograficos. efecto sultado, la explicacion de El efecto 8 i veramos i ercamos mucho mas de lo q dente como inesperado. Nos ac mas de re eres i " imiento de la trama principal de tos mitos, odido preveer al entendimien l * Tretalles de las ceremonias, del porqué de las costuimbres y los comports- mientos, Por cierto, el estudio de Anne Marie Hocquenghem es tan sa el primer paso en un largo camino y despertard en el lector inquies ‘s y preguntas sin respuestas. Los mecanismos de la tra re” aI Nout tradicion ceremonial desde el Perfodo Intermedio Temprano hasta 5 Hore zonte Tardio, sus origenes eventuales en el Horizonte Temprano, nas , i fi i incaica, ~ i del ritual nortefio frente ala religion t , gos originales del culto y : vel meaica, 10 I Ke ivinii el contexto de la historia rarquia de las divinidades mochicas en - ida de la religiosidad andina y varios otros problemas mds esperan u exer cacion metodica. Pero todos estos aspectos creemos, no pods a uende i 1 ueologia social con ta q - dos seriamente en el marco de una arque f c rerends. inami istori la diversidad cultural, si no se to! mos rescatar la dinamica historica y ven consideracion los estudios iconologicos owe conceptual and na, sobre el mito y el calendario ceremonial. KRZYSZTOF MAKOWSKI HANULA Lima, I de julio 1986 i7 INTRODUCCION Constituyen la iconografia mochica las imagenes moldeadas y pintadas sobre e] material funerario depositado en Jas tumbas o presentadas sobre las paredes de los templos, en la costa norte del Peri entre 200 a.C. y 700dC, Las imagenes no pueden explicarse por si mismas; ademas, este material iconografico no cuenta con informaciones orales 0 escritas que pueden acla- rar directamente su sentido. Si nos interrogamos sobre las significaciones y funciones de las representaciones, tenemos que responder a ellas esbozando una interpretacién..Muchos han sido los intentos de analizar escenas aisladas pero casi todos adolecen de un método aplicable a la totalidad de las represen- taciones iconogrdficas. . E] método de anélisis y de interpretacién que proponemos seguir no es nuevo, ha sido desarrollado y aplicado al estudio de conjuntos iconograficos histéricos (Panofsky 1955, p. 28). Consiste en las siguientes fases: A. Constituir un corpus representativo de la iconografia mochica y ha- cer su descripcion. Elaborar un catdlogo de los diferentes temas y motivos que aparecen y sus modalidades de ocurrencia, lo que Pa- nofsky llama “‘descripcion preiconografica”. 19 B. Identificar estos motivos y buscar el significado convencional que han tenido en la sociedad mochica, lo que Panofsky Hama “anali- sis iconografico”. La dificultad comienza a este nivel porque tene- mos que encontrar un conjunto de informaciones comparables e in- dependientes del conjunto iconografico, que permita interpretarlas. Buscar el sentido cultural que estos motivos han podido tener en el marco de la sociedad mochica, lo que Panofsky llama “interpreta- cién iconolégica”. A este nivel nos encontramos con la misma nece- sidad de interpretar con referencia a un conjunto de informaciones comparables, independientes de la cultura mochica (Cap. 13). A. DESCRIPCION PREICONOGRAFICA Se ha constituido y analizado un corpus fotografico que cuenta hoy con mas de 8,000 piezas conservadas en los museos europeos y peruanos, o publi- cadas en la literatura especializada (Hocquenghem 1973). El analisis de este material nos ha Ilevado a hacer algunas observaciones sobre 1a estructura de la iconograffa mochica (Hocquenghem 1977c, d, e, 1980b, 1981b, 1983e; Hoc- quenghem y Lyon 1980). 1: Las diferentes representaciones no son independientes las unas de las otras. Pueden repetirse con gran frecuencia con la ayuda de medios de ex- presion artistica variados y sobre objetos de formas o de naturaleza distinta (fig. 40-41, 29-30, Conklin 1979, Kubler 1948, Schaffer 1981). 2: Cada representacién puede integrar el contexto de una o de varias grandes escenas complejas. Las representaciones aisladas aparecen como deta- Mes de las grandes escenas (fig. 2a-11, 31-32, 201-100, 193-194-100, 134-133, 144-133). 3: Las grandes escenas complejas no son numerosas pero cada una de ellas puede ser reproducida con gran frecuencia en su totalidad, parcialmente o en detalle (fig. 99-102, 68-70, 51-57, 25-26). 4: Las acciones particulares de las escenas son sujetas a una doble re- presentaciOn, pueden desarrollarse en un mundo “fabuloso”’, poblado de seres antropomorfos, zoomorfos, fitomorfos, de objetos animados,de muertos y en un mundo “real” poblado de hombres, animales, plantas y objetos (fig. 51-54, 144-145, 73-74, 2b-2c). 20 5: Las grandes escenas representan una secuencia de erneenaie lacionadas entre si tanto en el tiempo como en el espacio y 108 ae 100.102 mismos personajes que aparecen en diversos contextos (fig. 35-99- : la, b, ¢-35-104-107-128-145-171-173). 6: Los temas de las escenas complejas son: __Lanzamiento de flores en el aire (Cap. 1A). _ -Unién de una mujer con un ser mitico antropomorfo (Cap. 1B). — Suplicio de hombres y mujeres en relaci6n con los muertos (Cap. 2A). . fap. 23) — Fabricacién de artesanfas (Cap. 28). — Cacerfas de venados y otros animales relacionadas con los muertos (Cap. 3A). — Baile de muertos relacionados con moscas (Cap. 3B). — Carrera (Cap. 4A y Cap. 10). —- Ofrenda y consumo de coca (Cap. 4B y Cap. 10). _ Combate y captura de prisioneros (Cap. SA y Cap. 11). _—. Baile de guerreros con una gran soga (Cap. 5B). — Sacrificio (Cap. 6 A y Cap. 12). — Transporte de los sacrificados en barcos a las islas guaneras (Cap. 6B). . — Preparacién de Jos cuerpos en las islas guaneras y cacerfa de focas Cap. TA). . - cna de los cuerpos en el mundo de los muertos en relacién con actos de sodomia y de masturbacién, con un baile de muertos y bailes de.ciervos (Cap. 7B). — Rebelion de objetos (Cap. 8A). — Juego (Cap. 8B). — Presentacion de plantas cultivadas, baile con mascaras(Cap. 9). — Pasaje de un puente de cuerdas (Cap. 10). — Festin (Cap. 1, 7). Es evidente que los términos de “ofrenda”, ‘“‘sacrificio”, “suplicio”, “juego”, que empleamos para designar acciones particulares que observamos directamente, deben ser claramente diferenciadas de las connotaciones actua- les de estas palabras, sélo sirven para identificar temas que reconocemos. Los temas.de las escenas no se relacionan con aspectos profanos de la vida sino con aspectos “sagrados” que se sepiten en las iconografias de tals 21 las culturas andinas, desde el perfodo formativo hasta la conquista espafiola y algunos se encuentran tanto en los objetos coloniales como actuales (Hoc- quenghem 1977 a,e, 1980b, 1983a y fig. 25-28 212-213). 7: Los elementos de cada escena son moldeados o pintados sobre los objetos del periodo mochica | al periodo mochica V; no parecen relacionarse con una forma o un material particular, pero pueden aparecer tanto en textiles, omamentos, ceramios o murales. Una misma escena o un mismo detalle pue- de Tepresentarse sobre ceramios de formas diferentes, y en formas similares distintas escenas © detalles pueden ser representados. No se puede hasta ahora observar una relacién entre Ja forma y el contenido iconografico del material (Hocquenghem 1977a, b, c, f, 1980 b). . 8: La organizacion interna de esta iconografia implica que una misma légica debe dar cuenta del conjunto de fas escenas, asi como de cada una de ellas por separado y de sus diferentes partes y detalles (Hocquenghem 1977 b 1978a). Estamos frente a un sistema de imagenes que, ademas de provocar emociones de orden estético corresponde a una unidad conceptual de base: si bien cada representacion tiene un significado particular, se integran todas en un mismo conjunto ideoldgico. ; Lo que importa analizar no es cada representacion en su singularidad sino, en primer lugar las relaciones reciprocas que las unen u oponen en el sis- DD. constituye Ja totalidad de la iconografia (Levi-Strauss 1955, 1976 B. ANALISIS ICONOGRAFICO Para pasar mas allé de lo que nos indican las imagenes por si mismas, pa- Ta investigar el significado convencional que tenijan para los mochicas, necesi- tamos recurtir a un conjunto de informaciones comparables pero indepen- dientes de 1a iconografia. En 1923 Seler y Tello habian propuesto utilizar las informnaciones etno- historicas y etnolégicas para interpretar las representaciones iconograficas pre- hispanicas. Fueron seguidos en 1938-39 por Larco Hoyle. : En 1947 Lévi-Strauss a propésito de las representaciones de una ser- Piente con el cuerpo Ileno de peces que figura en la iconografia Chimi escri- 10: 22 “7... como dudar que Ja clave de la interpretacién de tantos motivos todavia herméticos no se encuentre a nuestra disposi- cion e inmediatamente accesible en mitos y cuentos todavia vivos? Estarfamos ecrados si descartaramos estos métodos don- de el presente permite acceder al pasado. Sélo ellos son suscep- tibles de guiarnos en un laberinto de monstruos y de dioses cuando, a falta de escritura, el documento plastico es incapaz de ir mas all de sf mismo.” Hissink en 1951 y Kutscher en 1950, 1951, 1955 y 1958, indicaron la utilidad de los datos etnohistoricos y etnoldgicos para interpretar algunas es- cenas, “carrera”, “combate”, “juego”, que se podian comparar con ritos andi- nos. Pero no siguieron por este camino Jo cual,a nuestro parecer, S¢ debia a la falta de un andlisis de la estructura general de la iconografia mochica. Lo mis- mo ha sucedido con los trabajos de Cartién Cachot (1955, 1959). Como no se habfa percibido las relaciones entre el conjunto de las representaciones, s¢ ais- laron y clasificaron temas perdiéndose en la variedad, sin buscar las constan- tes y sin poder comprender las reglas explicativas. MITOS Y RITOS La doble representacion sistematica de las escenas, presentadas en un mundo “fabuloso” y en un mundo “real”, los temas relacionados con aspec- tos “sagrados” de la vida, conducen a establecer un paralelo entre la iconogra- fia y los mitos y ritos andinos. Las representaciones “fabulosas” ilustrarfan - fos mitos, es decir las acciones de los ancestros, y los muertos; las representa- ciones “reales” ilustrarian los ritos, es decir las acciones de los mochicas. Se puede entonces comparar la iconografia con e) conjunto de las informaciones sobre los mitos y los ritos de los Andes. El método comparativo, tal como lo resume Dumezil (1941) es valido en este caso ya que a pesar de la distancia en el espacio y en el tiempo, y no obstante la diferencia ecolégica, sabemos que las culturas andinas, costa, sierra y ceja de selva han estado en contacto desde més de cuatro. mil afios. Ademés es facil comprobar la permanencia apenas al- terada de los mismos motivos y simbolos en las iconograffas de los Andes Centrales asf como la de los mismos nombres de algunos antepasados en los relatos centroandinos (Burela 1983, Fernandez 1984 ,Lausent 1983, 1984, Ortiz Rescaniere 1973, 1977, Varese 1968). El conjunto de mitos y ritos andinos tal como aparece en las fuentes del siglo 16 y 177(cronistas y extirpadores de idolatrias que hacen referencia a 23 la region del Cuzco, Ayacucho, Hudnuco, Cajamarca, Huamachuco, Recuay y Huarochirf), del siglo 18 y 19 (observaciones de los viajeros europeos) y del siglo 20 (informes de etndlogos) nos parece constituir el sistema inde- pendiente, pero comparable al de las imagenes mochicas que debe permitir in- terpretarlas y reconstruir su significado convencional, Si es posible comparar la iconograffa mochica con los ritos y mitos de los Andes, para entender los significados convencionales de cada escena compleja, basta buscar y encon- trar el mito y el rito que le corresponde en la mitologia y ritologia andina y analizar sus sentidos (Cap. 1 al 12). En la historiograffa andina, y en Ios in- formes etnograéficos son mas numerosas y més detalladas las descripciones de ritos que las de mitos; en un primer tiempo es entonces mas facil establecer paralelos entre las representaciones de las acciones mochicas con los rituales andinos pero es claro que a cada ritual corresponde un mito que se debe bus- car (Cap. 1B). Para una misma accion representada en la iconografia, es posible propo- ner varias interpretaciones que corresponden a diferentes niveles de analisis de los datos iconograficos. La. version ““fabulosa” de la accién puede ser con- siderada como el mito,el modelo, que debe ser perpetuado. La versién “‘real” de la misma accién puede ser-considerada como la reactualizacion de! acto mitico, el rito, que tiene como fin marcar el pasaje de una etapa a otra de la vida, asegurar la fertilidad animal y vegetal, perpetuar el orden natural y so- cial. A través de la representacion iconografica se puede obtener informacién sobre los comportamientos “sagrados”, pero como éstos estan intimamente ligados a los comportamientos “profanos”, se presentan igualmente informa- ciones sobre los usos y las costumbres y sus evoluciones historicas (Cap. 6B). Hay que notar que la iconografia trata de aquello que procura asegurar el bien de la colectividad y de cada uno de los individuos que la componen; pero co- mo los mismos gestos sagrados pueden asegurar el mal para los enemigos (una misma persona considerada como curandero para los suyos, puede ser percibi- da como brujo para los otros), cada accion representada tiene su doble efica- cia, si bien un solo lado, el positivo, era evocado por los mochicas. CICLOS ANDINOS Los mitos y ritos andinos establecen paralelos entre el ciclo de los as- tros, de las estaciones, del crecimiento de las plantas cultivadas y el de la vida de los hombres. Se transmiten y celebran en forma colectiva en momentos de- terminados del ciclo anual, segin el calendario ceremonial, y en forma priva- da, segun Jas circunstancias de la vida de cada individuo. 24 Trabajos de Rowe (1946, 1948), Zuidema (1982a, b),Zuidema y Urton (1976) y Urton (1978, 1981), indican que son las pléyades las que marcan el ciclo anual. Estas estrellas reaparecen a principios de junio anunciando el sols- ticio de invierno, el comienzo de la estacién seca y del afio. Culminan en no- viembre anunciando el solsticio de verano, el comienzo de la estacién hame- da. Desaparecen en mayo anunciando el fin del afio (esquema 1). Se observaba los movimientos del sol durante el afio, festejando los sols- ticios y los equinoccios, teniendo también en cuenta los pasajes del sol en el cenit. El calendario andino era luni-solar, los 12 meses solian variar. En el caso de un afio ideal, una luna nueva se producia en el momento de solsticio de ju- nio. En los Andes Centrales (Ecuador, Pert, Bolivia, norte de Argentina y de Chile), que se sitdan entre el Ecuador y el Tropico de Capricornio, en una re- gién templada por la altitud y la corriente de Humboldt, alternan cuatro esta- ciones. Del mes del equinoccio de setiembre al mes de noviembre una esta- cién calida y seca.-Del mes del solsticio de diciembre al mes de febrero una es- tacién calida y himeda. Del mes del equinoccio de marzo al mes de mayo una estacion fria y hameda. Del mes del solsticio de junio al mes de agosto una es- tacion fria y seca. De hecho, flueve en Ja sierra a partir del mes del solsticio de diciembre hasta febrero y Se acaba la lluvia en el mes del equinoccio de marzo. La tierra’ queda himeda hasta mayo. En la costa, donde no Ilueve, son los rios que se llenan con las Huvias serranas y traen agua en abundancia, permitiendo irtigar y constituir reservas de agua (esquema 2, Netherly 1984, Rischar 1984). El ciclo agricola ejemplificado con el ciclo del mafz puede empezar en la sierra como en la costa fertilizando las tierras, con agua acumulada en las represas, a partir del mes del equinoccio de setiembre y seguir més tarde se- gun las altitudes y las siembras, que pueden ser mas de una. La altima cosecha se almacena antes del solsticio de junio y las tieffas pueden descansar tres me- ses (esquema 3). : El ciclo de la vida del hombre también tiene cuatro etapas, una de gesta- cién, una de adolescencia, una de adultez y una de vejez (esquema 4). La unién y la concepcién se festejan con rites similares a los del equi- noccio del mes de setiembre, con !a germinaci6n de Jas plantas y Ja instaura- cién del orden (Cap. 1, AB). 25 E] nacimiento se festeja con ritos similares a los del mes def solsticio de junio, con el] descanso de la tierra y el renacimiento de un nuevo ciclo anual (Cap. 10). : : La pubertad se festeja con ritos similares a los del mes del solsticio de diciembre, con e] crecimiento de las plantas y Ia iniciacién de la estacion ha- meda (Cap. 4). La adultez se festeja con ritos similares a la del mes del solsticio de ju- nio y el renacimiento, ya que marca el comienzo del ciclo de reproduccion del hombre. (Cap. '10). - La muerte se festeja con ritos similares a los de] mes del equinoccio de marzo cuando Jas plantas se secan y con la inversion del orden (Cap. 7). Asi como lo indica Guaman Poma de Ayala (ed. 1936, p. 235-260, 1130-1167) el calendario ceremonial se relaciona con el calendario agricola. Se celebra ritualmente en la estacion calida y seca la instauracion del or- den, la expiaci6n y la invocacién a los antepasados. En la estacién calida y hu- meda la iniciacion, la propiciacién del mundo domesticado y el sacrificio. En la estacién fria y humeda Ja inversidn del orden, la reestructuracién y el lega- do de los antepasados que es la cosecha. En la estacién frfa y seca el renaci- miento de un nuevo ciclo, la propiciacién del mundo salvaje y el sacrificio (es- quema 5). C. INTERPRETACION ICONOLOGICA Si la iconograffa mochica representa los mitos y ritos relacionados con el calendario ceremonial andino, tal como es descrito en las fuentes etnohistdé- ricas y etnoldgicas, y si los temas de Jas escenas mochicas aparecen en la ico- nograffa chavin y siguen siendo moldeadas y pintadas en los ceramios chimus e incas, asi como en el material de la costa central y sur, este calendario per- dura desde e] primer horizonte hasta nuestros dias. Se trata de una institucion muy importante para la sociedad andina. De hecho el calendario ceremonial resume el sistema de clasificacion del tiempo, del espacio y de la sociedad, que debe haber sido el de los agricultores andinos desde hace mas de 4,000 afios. Utilizando el mismo método comparativo en- tre las informaciones icénicas y los datos etnohistéricos y etnoldgicos se debe 26 poder reconstruir el sistema de clasificacién del mundo de los mochicas y su sistema de pensamiento (Cap. 13-16). ~ También se debe poder entender la funcién del calendario ceremonial andino y de la iconografia prehispanica que lo representa. El calendario ceremonial esta fundado sobre el establecimiento de rela- ciones de homologia entre las épocas del afio, las regiones del espacio, y los grupos de parentesco que % definen por su ancestro comun, ya que las cere- monias son celebradas cada afio en el mismo tiempo, en el mismo lugar, con los mismos hombres y mujeres y estan relacionadas con una tarea del calenda- rio agricola. : Para tratar de comprender la forma en que se establecen las relaciones de homologya en que se basa el calendario ceremonial, es necesario reconstruir el sistema de clasificacion del mundo andino (Ansion 1984, Hocquenghem 1984a, b, 1985, Mrdz 1984, Pease 1980, Szeminski 1983). Tres cronistas in- digenas o de raiz indfgena: Garcilaso de la Vega (1609, ed. 1953, L.I, cap. XVI, L. Hl, cap. XXII, L. VII, cap. 1), Guaman Poma de Ayala (1615, ed. 1936, p. 982, 984, 985), Santa Cruz Pachacuti Yamqui (1613 ed. 1879, ma- pa cosmoldégico), proporcionan informaciones que permiten reconstruir la 16- gica del sistema de clasificacidn adina. LA CUADRIPARTICION Segtn Garcilaso de la Vega, de la cumbre del cerro Huanacauri, que do- mina todo el valle del Cuzco, el Inca habia partisp hacia el norte y la Coya hacia el Sur. La ciudad misma, el Cuzco, y todas las comunidades del imperio estaban divididas en dos partes. Los que seguian al Inca ocupaban la parte hanan, alto, que debfa encontrarse al Norte y los que segufan a la Coya ocu- paban la parte Aurin, baja, que debia encontrarse al Sur. Este cronista indica que los Incas festejaban los equinoccios, que dividian el afio en dos partes, el tiempo frio y el tiempo caliente, asi como los solsticios que dividfan estas dos partes en dos mitades, la estacion hameda y la estaci6n seca. Siempre se- pin Garcilaso de la Vega, la sociedad estaba dividida en dos partes, los que pertenecfan a los grupos de parentesco Ilamados hanan ayllu y los que perte- necfan a los grupos de parentesco lamados hurin ayllu. Los de hanan ayllu habitaban la parte hanan suyu del territorio y seguian al Inca, los de hurin ay- lu habitaban la parte hurin suyu dei tertitorio y segusan a la Coya. Entre las dos partes de la sociedad habia una sola diferencia, Ja superioridad de aquellos 27 que se clasificaban como hanan sobre los que se clasificaban como hurin. Los que se clasificaban como hanan debian ser respetados como mayores por los que se clasificaban como hurin considerados como menores,o de otro modo, los mayores eran como el brazo derecho y los menores como el brazo izquier- do en todo aquello que concernfa al orden de preeminencia en las posiciones y funciones. Guaman Poma de Ayala, en su mapa de las Indias divide el territorio en dos partes, aquella del Norte y aquella del Sur, luego cada una de estas partes en dos mitades, una al Oeste y otra al Este. En el texto que acompaiia a este mapa, el cronista precisa que el territorio estaba dividido en dos partes, una al Norte, hanan y otra al Sur, urin, cada una compuesta de dos mitades. El mismo asocia también el Norte a la mano derecha y el Sur a la mano izquierda. De hecho indica que a la mano derecha y hacia el poniente se encontraba el Chinchay suyu, Noroeste, a la mano derecha y hacia la selva, el levante el An- ti suyu Noreste, a la mano izquierda y hacia el levante el Colla suyu, sureste, a la mano. izquierda y hacia la mar del sur el Cunti suyu, Suroeste. El orden de enumeracidn es siempre el] mismo, Chinchay suyu, Anti suyu, Colla suyu, y Cunti suyu. En sus dibujos Guaman Poma de Ayala asocia el Inca al Sol, y la Coya a la luna. Santa Cruz Pachacuti Yamqui, en su mapa cosmoldgico divide el mundo andino en dos partes, a la derecha de un gran évalo coloca al sol, los hombres. lo que estd asociado a la musculinidad,lo dominante, y a la izquierda coloca a la luna, Jas mujeres, lo que esta asociado a lo femenino o lo domina- do. Ademas, este cronista sefiala la division del afio en dos partes, un tiempo claro que en las alturas dura de abril a septiembre y corresponde al tiempo frio, y un tiempo nublado que corresponde al tiempo de calor de octubre a marzo. Los nombres espafioles de verano para el solsticio de junio y de in- vierno para el solsticio de diciembre son conservados, pero las estaciones estan invertidas en el hemisferio sur. El tiempo frio esta asociado con el lado mas- culino y el tiempo caliente con el lado femenino. Si tenemos en cuenta estas informaciones, el afio, el territorio, y la so- ciedad estan divididos en dos partes opuestas y complementarias, divididas cada una a su vez en dos mitades. Esta clasificacion permite asociar cuatro tiempos del afio a cuatro regiones del espacio, y a cuatro grupos sociales. La clasificacién de hanan y hurin permite a su vez establecer un orden jerar- quico entre las partes y mitades, si se tiene en cuenta que lo clasificado como hanan domina aquello clasificado como hurin. Es la aceptacién del hecho de 5 que lo asociado al hombre domina lo asociado a la mujer, y que lo que es ma- yor domina lo que es menor, como lo que es de la derecha domina lo que es de Ja izquierda, lo que permite establecer en el mundo andino un orden jerar- quico y transponerlo a Jas cuatro partes del afio y del territorio. Esta division y esta jerarquia de las estaciones, de las tierras, y de los miembros de la socie- dad, permite la distribucion de las fuerzas productivas (esquerma 6). LA TRIPARTICION Garcilaso de la Vega sefiala que en cada regién y en cada comunidad, la tierra estaba dividida en tres lotes, las tierras de los ancestros, las Auacas; las tierras de Ja élite, de los incas; y las tierras de las comunidades, de los agri- cultores y pastores. E] tiempo de trabajo debfa estar dividido en tres partes, tres momentos, el trabajo para los ancestros, el trabajo para Ja administracion, y el trabajo para la comunidad. Los agricultores y pastores, en consecuencia, no recibian sino una parte. del producto de su trabajo, las dos partes restantes estaban destinadas a los sacerdotes y a los administradores. Del conjunto de la produccién, parte estaba destinada a los ancestros para asegurar la reproduc- cion al nive! ideologico, otra parte, estaba destinada a los incas, para asegurar la reproduccién al nivel supracomunitario o estatal; y lo restante se destinaba a la reproduccién de Ja fuerza de trabajo, al nivel comunitario. Guaman Poma de Ayala, representa en sus dibujos, al Inca y ala Coya asumiendo las tres funciones: la sacerdotal, la administrativa y la agricola. Es- ta pareja ejercia entonces un poder teocratico: el Inca era a Ja vez sacerdote. guerrero y agricultor o pastor. Este poder estaba compartido entre los miem- bros de su ayllu o grupo de parentesco, dividido en tres clases, los sacerdotes, los guerreros o administradores, y los que dirigfan en todo el imperio a Jos curacas regionales y los agricultores. En cada comunidad estas tres funciones debfan ser representadas, los grupos de parentesco debian clasificarse en tres clases, lo que permite la organizaciOn de las relaciones de produccion. Las comunidades de agricultores andinas son ampliamente autarquicas, pero ellas no pueden ser enteramente independientes las unas de Jas otras, de- ben integrarse a un vasto aparato que las domina a todas y cuyos miembros constituyen una verdadera élite o clase dominante. En la época de ia conquis- ta esta clase estaba constituida por el grupo de parentesco del Inca y de la Co- ya que representaban, ellos, la cumbre del poder teocratico. La cuadriparti- cidn y la triparticién del afio, del territorio, y de la sociedad, que aseguran la distribucién de los medios de producci6n, y la organizacion de las relaciones 19 de producci6n, tanto a nivel local como a nivel del Conjunto de las comunida- des, debian ser compartidas y aceptadas por todos. Esto no solamente en la época incaica, sino desde el Horizonte Chavin, donde el calendario ceremo- nial, ilustrado en la iconografia prehispdnica, aparece y regula la reproduccion social andina, hasta el momento de su desintegracién total, que todavia @itha llegado, puesto que esta institucion persiste en las comunidades tradicionales bajo la forma del calendario de las fiestas de la Iglesia. Nos parece que la representacién del orden andino ha sido construida en base a una metéfora, la antropomorfizacion del sol y de la luna, luego, de una metonimia, la presentacién de estas entidades bajo Ia forma de ancestros. La relacién metaférica, luego metonimica, permite, con la ayuda de dos pro- yecciones sucesivas, imponer el orden social como un orden natural, es decir como el unico posible e independiente de la voluntad humana, y luego impo- ner el ciclo de la reproduccién natural como el modelo de la reproducci6n so- cial. : . 7 El modelo de la cuadriparticion y de la triparticién debe entonces ins- cribirse en él cielo diurno y nocturno, el sol y la luna deben junto con otra pa- a invisible, definir el orden que permite la reproduccion de la sociedad an- ina. EL MODELO DE LA CUADRIPARTICION La division en dos partes esté marcada por elpasaje del sol en el mo- mento de los equinoccios, que separa la parte norte de la parte sur del territo- rio. La. parte norte clasificada como hanan y la sur como durin, Este mismo ~:. pasaje del sol, cuando ef dia es igual a la ‘noche, divide el afio en dos partes: él tiempo frio, cuando el sol se encuentra hacia el norte y los dias son mas cor- tos que las noches, del equinoccio de marzo al de abril, clasificado como ha- nan; y el tiempo caluroso cuando los dias son mas-largos que las noches, del equinoccio de septiembre al de marzo clasificada como hurin, A la derecha del sol, en su recorrido diurno de Este a Oeste se asocian los hombres y a la izquierda las mujeres. Las mujeres, se orientan segin la luna que nace cada mes al Oeste y desaparece al Este, : EI sol y Ja luna imponen Ia misma tegla a sus descendientes: aquél que ocupa el rango mds elevado, debe encontrarse a su derecha y aquel que ocu- pa el rango menos elevado debe colocarse a su izquierda. Pero los recorridos de estos astros son inversos, el sol sale cada dia al Este y desaparece cada no- 30 che al Oeste, mientras la luna nueva aparece cada mes al Oeste y desaparece al Este. Las posiciones ocupadas por aquel que tiene el rango mas alto se in- vierten entonces, entre las dos partes de} territorio. En el Norte, durante el dia y afuera el que tiene mayor rango se coloca al Norte, mientras en el Sur, de noche y adentro este se coloca al Sur. El sol impone su regla en lo que se clasifica como Aanan y la luna en Jo que se clasifica como Aurin (esquema 7). La divisi6n en dos mitades esté marcada por el pasaje del sol o de la lu- naen el meridiano. El Chinchay suyu, al Noroeste, esta asociado a los tres me- ses frios y hamedos del equinoccio de marzo al solsticio de junio. Como en esta region el sol desaparece, esta mitad del territorio se asocia con los hom- bres adultos, El Anti suyu, al Noreste, esta asociado a los tres meses frias y se- cos del solsticio de junio al equinoccio de septiembre. Como en esta region el sol aparece, esta mitad del territorio se asocia con los hombres jévenes. El Chinchay suyu domina en relaci6n con su mitad el Anti suyu. El Colla suyu, al Sureste, esta asociado a los tres meses calurosos y secos, del equinoccio de septiembre al solsticio de diciembre. Como en esta region la luna desaparece, esta mitad del territorio se asocia con las mujeres adultas. El Cunti suyu, al suroeste, estd asociado con los tres meses calurosos y hiimedos, del solsticio de diciembre al equinoccio de marzo. Como en esta region la luna aparece, esta mitad del territorio se asocia con las mujeres jovenes. El Colla suyu do- mina en relacién con su mitad el Cunti suyu. Es necesario agregar que el mismo sistema de clasificacién que se aplica al mundo de los vivos, como venimos de describirlo, rige el mundo de los muertos. Segtin las creencias andinas, en el otro mundo, las almas de los difuntos “recogen” sus pasos, vuelven a seguir, en sentido contrario, el cami- no que hicieron en la vida. Nacen viejos, viven al revés y van a morir jOvenes, a renacer en el mundo de los vivos. En el otro mundo, la “otra nacién’”, el sol atraviesa el cielo cada dia de Oeste a Este. A la izquierda del sol, el Norte se clasifica como Aurin, a la derecha el sur es hanan, lo mismo en cuanto a la lu- na. Pero ja regla impuesta por el sol y la luna también se invierte en este “mundo al revés”, aquello que domina se coloca a Ja izquierda de los astros y aquello que es dominado a la derecha. En el otro mundo durin domina hanan la doble inversi6n, del sentido de los caminos y de la regla de preeminencia, permite reafirmar el mismo orden en el de los muertos (esquema 7, Valderra- ma Fernandez, Escalante Gutiérrez 1980). Maria Rostworowski publicé un mapa de la region de Huarochirf, en la provincia de Yauyos, que se encuentra en el Chinchay suyu. Este mapa de Bri- 31 zefio data del comienzo de la colonia, indica el Norte como hurin y el Sur co- mo hanan. En varias ocasiones, Rostworowski ha sefialado que en la costa Au- rin dominaba y que aquello que tenia rango superior se clasificaba como hu- rin, Es durante el tiempo frio y htimedo, asociado al Chinchay suyu, que se celebran, todavia hoy en dia, ritos de inversion relacionados con la desapari- cién, la muerte, y en estos actos ceremoniales los hombres se disfrazan de mu- jeres (Harris 1982 y Cap. 7). Un hecho que indica el orden invertido que rige- el Chinchay suyu, es la inversidn de la enumeracidn de los “‘ceques” de esta re- gion, en particular el hecho de que Cristobal de Albornoz los da con un orden doblemente invertido. Finalmente, hay que notar que Guamdn Poma de Aya- la, en sus dibujos, indica una relaciOn entre las gentes del Chincha suyu y los muertos: los habitantes del Noroeste y los difuntos llevan la misma indumen- taria, un gran collar de plumas (ed. 1936, p. 165, 256, 320, 326). En la region del Chinchay suyu es el orden doblemente invertido del mundo de los muer- tos el que se impone (esquema 9). EL MODELO DE LA TRIPARTICION Hemos reconstruido el modelo de la clasificacién cuadripartida del mundo de los hombres, el Kay Pacha, pero este mundo no es la totalidad, si- no solamente una parte del universo, la pacha andina, que contiene ademas un mundo interior inyisible, Hurin pacha y un mundo exterior visible Hanan pa cha El sol y la luna circulan entre el Hanan pachay el mundo de los hombres en una parte de sus trayectorias y entre este mund i o y el Hurin Pach otra parte (Urton 1981 y esquema 8). y aen la Cada uno de los tres mundos que constituyen el universo esta dividido como Kay pacha, en cuatro regiones, que corresponden a cuatro tiempos y cuatro grupos sociales. E] modelo de la triparticién se inscribe en el nivel de estos tres mundos donde se cumplen las tres funciones: sacerdotal, adminis- trativa y agricola. En e} mundo interior, el Hurin pacha, o mundo invisible hurin domina De hecho Hurin pacha es el mundo que el sol atraviesa de Oeste a Este y la luna de Este a Oeste, el mundo al “‘revés’”’, la ‘‘otra nacidn’” donde todo se invierte. Aqur reside e] duefio de la vida y la muerte, que en tiempos incaicos era “el que anima el mundo”, o Viracocha Pachacamac, el poderoso, que puede crear y destruir. Este ser no tiene pareja porque, como lo explica el cronista cusquefio Molina, todas las mujeres le pertenecen (Cap. 1). 32 En el mundo exterior visible, el Hanan pacha, se observa.el orden del mundo. La pareja astral, el sol y la luna, rigen pero son ancestros menores, no tienen el poder de animar sino de ordenar, marcan las fronteras del espacio y del tiempo y el lugar de lo masculino y lo femenino. El sol con su pareja la luna, sustenta la funcion administradora. . En este mundo Kay pacha, reinan, en tiempos de la llegada de los espa- fioles, el Inca y la Coya, ellos participan de! poder de sus ancestros, encarnan la funcién sacerdotal, administrativa y agricola. La reproduccién de todo aquello que esta en este mundo depende de sus fuerzas. ‘ Los que sustentan las tres funciones, sacerdotal, administrativa y agri- cola, no deben mezclarse pero sf comunicarse. En el modelo del universo-an- dino {os tres mundos, donde originan las tres funciones, no se mezclan pero se comunican. Entre el Hurin pacha y el Kay pachaes Ja triada “trueno-relampa- go-rayo”, manifestacion del poder de vida y de muerte de Pachacamac, que hace el vinculo. El sol y la luna siendo visibles, se comunican directamente al Hanan pacha y Kay pacha, La vinculacion entre el Hanan pacha y el Hurin pa- cha se establece en el momento del pasaje de los astros por el “tinel”, cuando son invisibles se encuentran con la potencia del interior. Es. obvio que este modelo del orden del mundo anditio ha sido propues- to a base de informaciones etnohistéricas, sobre el sistema de clasificacién del mundo incaico, y etnograficos, sobre el actual-sistema de clasificacion del mundo de los agricultores andinos. Pero si el calendario ceremonial ilustrado en la iconograffa mochica es comparable al calendario ceremonial incaico y actual, un mismo modelo del orden del mundo debid ser compartide también por los mochicas. Este calendario ceremonial y este modelo del orden del mundo nos ha parecido ser instrumentos ideolégicos que permiten asegurar un modo de produccién andino que se desarrollé desde el primer horizonte (Hocquenghem 1984, 1985). FUNCION DE LA ICONOGRAFIA No olvidemos que lo que caracteriza a Jos Andes son las condiciones que limitan la productividad de sus tierras: “E xiste poca cantidad de terrenos planos; suelos generaimente pobres, terrenos propensos a 1a erosién; en la ver- tiente occidental carestia de agua y,en general, la dureza del clima de las mon- tafias tropicales con un nimero significativo de dias que aumentan con Ia al- tura, caracterizados por heladas nocturnas y marcadas diferencias de tempera- 33 tura entre el dfa y la noche, y entre el sol y fa sombra. El conjunto de sus li- mitaciones tipifica a un mundo en que la productividad es relativamente baja, en especial porque Io accidentado y diferenciado del terreno dificulta el uso de herramientas para la produccién en gran escala —como el arado con trac- cién animal— u otras formas de multiplicar Jos efectos dei trabajo humano con el apoyo de fuerza animal o mecanica. Por estas razones, esta alternativa de desarrollo queda necesariamente trunca. Un indicador de la limitacién na- tural de este tipo de desarrollo se aprecia a partir de la-conquista espafiola, con el proceso sumamente lento y reducido de la introduccidn al mundo andi- no de elementos técnicos profusamente desarrollados por otras sociedades agrarias. Pese a esto, el mundo andino ha producido sociedades complejas e in- clusive, en algunos estadios de su historia, niveles de consumo campesino per- fectamente comparables con los de otras sociedades agrarias con niveles téc- nicos y de utilizacién de energia animal considerablemente mayores. {Cémo lograren alcanzar los pobladores andinos un nivel de produccion social que permitiese el desarrollo de sociedades complejas, el mantenimiento de clases suntuarias y un nivel de densidad de poblacién en condiciones ali- menticias que hicieron posible su perfecta reproduccion? La explicaci6n se encuentra en la organizacién social y econémica de la poblacién y, de acuerdo a ella, en una forma especial de control territorial. (Golte 1980b p. 24-25). Es inutil insistir sobre el desarrollo de Ja “organizacion andina” que per- mite maximizar la produccidn, basta citar algunos trabajos de diferentés autores. Troll (1935) ha definido ef concepto de “ecologia vertical’, Murra (1975) estudié las modalidades del “control vertical de un maximo de pisos ecolégicos en las sociedades andinas”, fueron seguidos por Fonseca (1972), Brusch (1973, 1974), Mayer (1971), Webster (1972). Golte (1980b) estudi6 la “racionalidad de la organizacion andina”, otros han notade y anatizado la implicacién de esta organizacion sobre multiples aspectos de la vida en Jas co- munidades de los Andes, sea en la economia (Mayer 1971, Fonseca y Mayer 1978, Custred 1974, Camino, Recharte, Bidegaray 1981, Mitchell 1981) sea en la organizaci6n social (Harris 1978, Murra 1975) 0 sea en lo ideolégico (Isbell 1974 a, b,c, d, Platt 1976 a, b, Vallée 1972 a, b, Barrete 1972, Palomi- no 1984), Golte (1980) y Earls (1981), han subrayado la complejidad de las modalidades de acceso a los medios de produccién. 34 i inas ti ve dis- i somunidades andinas tienen q segurar la produccion, las £o d t oe ie . aren de trabajo entre los diferentes nichos ecole. ave apie aoe gonde las tareas que tienen que realizarse son tooo Otel 0 de las estaciones. De ahf ja importancia para Ja repr su valendario ceremonial. i e Las diferentes comunidades explotan sus tierras. cada ne por an ; ia base de relaciones de produccion organizadas por at eesitan eos, artir del momento en que muchas comunidages ne * 7081105 oe vlotar nichos ecolégicos variados, cumplir una tarea aaa © aan de una fuerza de trabajo numerosa, Sea para la limps « ios cane os id te o de un ; ts ee eo i oon gomina 8 ‘rodas Este conjunto, que repre a ta uni ade diferentes comunidades, controla la utilizacion de los re senta oa ovgmicos ésenciales y Ja produccién de he recuse oe pre. osene id idades que domsna. se van i Pree en te ooercie ie relaciones comunitarias ae pre duccion andino, ver centralizado, puede ser considerado como un more “ Aeon“ asiatico” o “tributario” (Godelier, CERM 1969, Espinoza Sor produ no 1978, Krader 1975). los En las sociedades andinas, 2 acon aes recuse cont Giver medios Pe abah ae onganizaci6n del desarrollo de estos altimos, ast vor On det : inacion de 1a forma social de fa circulacién y de la redistri i ‘ion io ‘prod tos del trabajo individual o colectivo, es decir las re acio oe ae rod pon, son dominadas por la actividad religiosa, el cule enw Me oe 38 ancestro5, los huacas, son Los que detentan la autorica ; ° see ’ Ja obediencia a estos poderosos antepasados la que asegura 8 Ona ion social en Jos Andes (Cap. 15). Es el culto a Jos ancestros qu a read ta vez las representaciones de las relaciones entre la naturaiera oe es e Jas relaciones de autoridad y las relaciones de Progen a srque cunt giosas son, entonces, a la vez infraestructura y superest ve ne por (Gode. ten funciones multiples, juegan un papel dominante ¢ Mie anoesttos lier 1984, Poulantzas 1973). La autoridad absoluta reconocica cubre, estabilizindolo, el antiguo sistema de parentesco. . . . $ Si el culto a los antepasados domina las relaciones de producciin one Andes, el calendario ceremonial, que es la institucion encargada | ar aay cién de este culto, debe ordenar y garantizar la reproduccién soc 35 es esta misma funci6n la que deben cumplir las imagenes que Jo representan, desde el primer horizonte hasta hoy. De generacién en generacién se efectian los mismos actos, se practican tas mismas ceremonias, en los mismos perfodos del afio y con el mismo pro- posito: conservar el orden instaurado por los antepasados. No es una sorpresa entonces constatar que existe una continuidad en el universo conceptual an- dino desde hace 4,000 afios ni que persiste el calendario ceremonial que con- sideramos como una recreacién constante del universo. En culturas sin escri- tura el calendario ceremonial es la institucién que permite la afirmacién de la identidad y la reproducci6n de la sociedad. La funcién de la iconograffa, que _ Tepresenta esta institucion, es de fijarla y perpetuarla. Es entonces imposible seguir analizando e interpretando las imagenes mochicas, como Io han hecho, y lo siguen haciendo todavia, muchos antropé- logos e historiadores del arte, segtin lo que representan o parecen representar, segin la funcidn ritual o estética que tienen o parecen tener. Las imagenes en si, no tienen sentido, no pueden ser consideradas fuera de su contexto, que en su.totalidad representa un discurso sobre el orden natural y social. Mirar la iconograffa mochica como Ja representaci6n de una totalidad, es como mirar el Aleph de Jorge Luis Borges: contiene ef espacio césmico, cada cosa que se ve son infinitas cosas, porque se ven desde los distintos puntos de observa- cién que uno puede tomar. “... Vi Ja circulacién de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificacién de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el . Aleph la tierra, vi mi cara y mis visceras,vi tu cara, y sent vértigo y Horé, por- que mis ojos habsan visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usur- pan los hombres, pero que ningiin hombre ha mirado: el inconcebible univer- so. ..”. Pero la iconograffa mochica,si se parece a un Aleph, es a un Aleph de- sintegrado, uno no puede mirarlo una vez y ver, es un Aleph repartida en miles de representaciones que dejan cada una entrever partes, el todo es lo que el observador proyecta y pretende interpretar. ; 36 EL CICLO DE LOS ASTROS EAPARIGON we LAS PLEVADES GAPARICION wo BE Tas DLEWAMES pute cevit ar o NAD EQUINOCCIO SETIEMBRE LENENDK * eM EQUINOTCIO MARZO $3 SOISTICIO JUNKO sD SoLSTICIO DICIEMBRE ‘oe i MESES ° REAPARICION HE LAS DLEVADES ® CUULMINACION TE. LAS PLEVADES e DESAPARICION BE LAS PLENADES A INICIO. DEL NUEVO C1CLO x ceil LRMTILERT © ADIL 4 37 EL CICLO DE LX VIPA DEL HOMBRE CALENDARIO CEREMONIAL, ES INS TAURACION RELACION TIEMPO -ESPACIO - SOCIEDAD J t/ ~ Dy SS = “oo x SS RS RSS tx SS SN RAs SS SY SS LP i Ai a “ 2 a = ME! EQUINOCCIAL A o TIEMPO EXC FH Feo noe | NO noeoere | OV Hone ve FS zeo sco | NE noresre | OJ Honea joven SCLIEDAD CS cui sco | SE se ese] Q V mvser wets CH curren) SO yeose) 9 J HER JoeN 42 f—L MODELO DEL ORDEN DEL MUNDO ANDINO LA : ESTs CUADRIPARTI GION EL MUNDO DE LOS VIVOS EL MUNDO DE LOS MUERTOS 7 HANAN oo DERECHA BR covers Fe pomnaine, — WOMINADD CO worere Q - MUJER VO VIE J JOVEN 43

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