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CAPITULO1 LOS GRANDES TEMAS DE LA CIENCIA POLITICA En este capitulo se exponen de forma muy sucinta algunos de los principales temas de los que tradicionalmente se ha ocupado la ciencia politica. Después de abordarse la definicién de la politica, se plantean una serie de reflexiones sobre las caracteristicas y la forma de operar de los regimenes politicos democraticos y no democraticos. También se estudian las fuentes habitualmente generadoras de conflicto politico: el poder, los recursos, las caracteristicas sociodemograficas y culturales de los individuos —sobre todo, si se convierten en identidades—, las ideas y los valores. ¢QUE ES LA POLITICA? Cualquier intento de definicién de “la politica” suele venir precedido de alguna referencia a las dificul- tades que ello entrafia. Son muchos los autores que han destacado lo problematico que resulta acotar el significado de “la politica’, un concepto, como muchos otros, de curso comin en las ciencias so- ciales, referido a una realidad a todos cercana, pero de contornos difusos y miltiples dimensiones. Aun siendo conscientes de las dificultades inherentes a cualquier definicién exhaustiva, breve y precisa de la politica, hemos optado por la siguiente: la politica es el proceso por el que las comunidades persiguen objetivos colectivos y abordan sus conflictos en el marco de una estructura de reglas, procedimientos e instituciones, con el objetivo de alcanzar soluciones y adoptar decisiones aplicables por la autoridad estatal (en sus diferentes niveles politico-administrativos) al conjunto de la sociedad. Afirmar que la politica es un proceso implica entenderla como una secuencia continua de aconte- cimientos e interacciones entre varios actores, como los ciudadanos, las organizaciones y los gobiernos. Ante todo, la politica se ocupa de cémo organizan las personas sus comunidades con el propésito de tratar colectivamente los problemas a los que se enfrentan. Una comunidad puede ser cualquier colectividad de individuos que interactuan, desde la aldea mas peque- fia hasta el mundo como un todo, Nuestro principal interés en este libro son las comunidades nacionales, es decir, los paises y sus gobiernos nacionales. Dedi- caremos menos atencién a las unidades politicas 0 administrativas subnacionales (como los municipios) © a las organizaciones internacionales (como la Or- ganizacién de las Naciones Unidas). Sin embargo, si habré un capitulo (el 16) dedicado a una organizacion de integracién supranacional: la Unién Europea. Cualquiera que sea el tamafio de la comunidad, los seres humanos han hallado desde tiempos in- memoriales formas de organizar su interaccién para promover diversos objetivos 0 propésitos. Los objetivos mds elementales que persigue la practica totalidad de los paises del mundo son la seguridad fisica y el bienestar material. Prdcticamente todos aspiran a garantizar la seguridad de su poblacién y territorio frente a la agresién externa, y muchos procuran mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos. Mis alla de estos objetivos basicos, las comunidades pueden elegir objetivos de entre una extensa lista que incluye desde maximizar la libertad individual hasta aumentar el bienestar social, desde mantener limpio 2 Politica y ciencia politica: Una introduccién el medio ambiente hasta construir poderosas insta- laciones militares. En el mejor de los casos, los miembros de una comunidad son capaces de definir y alcanzar sus objetivos sobre la base de la cooperacién. Pero hay pocas comunidades tan afortunadas que carezcan de conflictos. Aunque exista un amplio consenso so- bre cudles deben ser los objetivos de la comunidad, con frecuencia surgen conflictos sobre el modo de aleanzarlos. En efecto, muchos observadores polit cos afirmarian que el conflicto es la fuerza motriz. de la politica. A veces, estos conflictos son muy leves y se pueden resolver de forma pacifica mediante la negociacién, el pacto y el compromiso. Pero en cir- cunstancias menos propicias, el conflict politico se puede volver violento y estallar en sangrientas mani- festaciones, ataques terroristas o una guerra abierta. Adviértase que en nuestra definicién se afirma que la politica implica “abordar” el conflicto con el objetivo de “alcanzar soluciones”, no necesariamen- te “resolverlo”. En algunos casos, las comunidades logran zanjar ciertos conflictos de forma bastante concluyente: las autoridades gubernamentales impo- nen el acuerdo en una huelga, se abole la segregacion racial, o un proyecto polémico de régimen fiscal se convierte en ley. Pero, en muchos casos, los conflic- tos no Ilegan a resolverse o se resuelven slo parcial © temporalmente. Algunos conflictos son tan com- plejos que deben ser manejados de forma continuada durante afios o incluso décadas. Puede ocurrir inclu- so que la division interna de la sociedad sea tan pro- funda que, lejos de lograr algin acuerdo duradero, aboque a una situacién de punto muerto, o incluso a una guerra civil o una dictadura que imponga su voluntad a la poblacién. La autoridad estatal o el Estado representa un elemento clave de la definicién de la politica arriba formulada. Los Estados “tienen autoridad” en la medida en que, mediante sus poderes (Iegislativo, ejecutivo y judicial), hacen las leyes, las aplican y controlan la legalidad de su ejecucién. Ciertamente, el término “politica” tiene toda suerte de usos coti- dianos. Pero la politica que estudiamos en ciencia politica implica, de una u otra forma y en dltima instancia, al Estado. Son las instituciones del Estado las que adoptan decisiones sobre los objetivos de la comunidad, cualesquiera que sean éstos. Y es a ellas a las que acuden los ciudadanos a la hora de buscar decisio- nes vinculantes para tratar sus conflictos. Incluso quienes desean que el gobierno se mantenga al margen de un asunto particular y deje solos a los ciudadanos para manejar libremente un conflicto, estan también implicados en el proceso politico en la medida en que buscan definir el alcance y los limites de la autoridad del Estado. Como estan organizados los Estados, cémo operan, cémo establecen las re- laciones con la sociedad y, en algunos casos, cémo se vienen abajo, son temas de maxima importancia en la ciencia politica. La biisqueda de una primera respuesta a estas preguntas nos conduce al concepto de régimen politico. Dos son las grandes categorias. en las que cabe agrupar los regimenes pol democracia y la dictadura. 2, DEMOCRACIA Y DICTADURA La base esencial de los regimenes democraticos es que los ciudadanos tienen el derecho a determinar quién les gobierna y a hacer responsables a sus gobernantes de las acciones que emprenden. Las democracias imponen también limites legales al poder del Estado garantizando ciertos derechos y libertades a sus ciudadanos. Mientras las democracias reconocen a los ciudada- nos el poder de decidir quién les gobierna y de parti- cipar en la vida piblica, los regimenes dictatoriales sittan al Estado por encima de los ciudadanos y re- primen cualquier resistencia de la sociedad, violando asf derechos humanos fundamentales. A lo largo de la historia, las dictaduras han re- vestido formas muy diversas. Entre ellas habria que contar, por ejemplo, la monarquia tradicional, en la que el emperador, el rey o el principe, flanqueados a menudo por la nobleza, ejercfan el poder de forma absoluta © con escasas cortapisas. Las variantes contempordneas de gobierno monérquico inclu- yen, por ejemplo, a Arabia Saudi y a otros paises de Oriente Préximo. Otra forma de dictadura es la dirigida por un solo partido politico encabezado por un lider carismético o un pequefio grupo de lideres. E] régimen nazi de Hitler en Alemania y los regimenes comunistas de la antigua Unién Soviética y la China actual ilustran este tipo de dictaduras Los gobiernos militares dirigidos por altos mandos del ejército constituyen otra variante de dictadura. Algunos gobiernos dictatoriales estén encabezados por civiles cuyo poder protege a oficiales militares; otros se basan en una combinacién del partido do- minante y mandos militares (como en Egipto, Siria Capitulo I / Los grandes temas de la ciencia politica 3 yel Irak de Sadam Hussein). Una dictadura dirigida por autoridades religiosas es una teocracia. En esta categoria se incluiria el gobierno islamico que impuso en 1981 el ayatold Jomeini en Iran y que ha logrado mantenerse durante décadas. ‘Aunque la democracia y la dictadura son consi- deradas como regimenes totalmente opuestos, dife- rentes elementos de cada forma de gobierno pueden combinarse en la realidad. Cabe, por ello, afirmar que existen diferentes grados de democracia y dicta- dura. En la actualidad, bastantes paises tienen regi- menes mixtos, que mezclan elementos democraticos y dictatoriales. Algunos autores han denominado “regimenes hibridos” a aquellas dictaduras que han adoptado, si bien con notables restricciones, algu- nas instituciones tipicamente democréticas, como las cmaras legislativas, los partidos politicos y las elecciones periédicas. Existen, al menos, dos motivos importantes que pueden explicar dicha adopcién. Por un lado, los dirigentes pueden estar obedeciendo a presiones internacionales, pues, en la actualidad, algunas ayudas econémicas estén condicionadas a la mejora de las condiciones sociales y politicas de los paises; pero, por otro, también pueden haber sido los mismos dirigentes autoritarios quienes han tomado dicha decisién al haber descubierto las ventajas de establecer cauces institucionales para expresar el descontento. Las instituciones han mostrado, en no pocas ocasiones, su utilidad a la hora de mantener cohesionada a la elite gobernante (por ejemplo, me- diante un partido politico) y de cooptar a la oposicion (por ejemplo, otorgdndole cierta representacién en la asamblea legislativa). Los expertos que elaboran los informes anuales Freedom in the World (Libertad en el mundo) propor- cionan algunos criterios titiles para distinguir entre los gobiernos predominantemente democraticos, los predominantemente dictatoriales y los que se sitdan entre ambos. Cada afio valoran la situacién de cerca de 200 paises segiin el estado de los derechos civiles y politicos (constiltese la pagina web www. freedomhouse.org). Después asignan a cada pafs una puntuacién en funcién de su grado de cumpli- miento de los requisitos de cada lista. La completa adecuacién a los procedimientos democraticos pun- tia 1, y la inadecuacién més flagrante 7 (estas cifras no se basan en rigurosos célculos estadisticos, pero reflejan las opiniones de los expertos sobre la pun- tuacién que se debe dar a cada pais). Tras calcular el promedio combinado de cada pais a partir de sus puntuaciones en cada lista, se le considera “libre” si obtiene una puntuacién combinada de entre 1 y 2,5. Aquellos paises cuyas puntuaciones oscilan entre 3 y 5 se consideran “parcialmente libres’. Y la mayorfa de los pafses cuyas puntuaciones oscilan entre 5,5 y 7 se incluyen en la categoria de “no libres”. Segiin Freedom in the World, a finales del 2002 habfa 34 pafses que encabezaban la lista con una puntuacién de 1, y 9 pafses que se situaban al final con una pun- tuacién de 7. Pero 149 paises obtenfan puntuaciones que oscilaban entre 1,5 y 6,5. De ellos, 55 se incluyeron en la categoria de “parcialmente libres". ¢Cémo debe- mos aplicar los términos democrético y dictatorial a estos regimenes? Para simplificar, adjetivaremos como “democrati- cos” a los paises que Freedom in the World clasifica como “libres”, y como “dictatoriales” a los clasifi- cados como “no libres”. Esta categorizacin admite que algunas democracias son més democraticas que otras. Los pafses con una puntuacién combinada de 2.6 2,5 tienen dificultades para cumplir algunos de los criterios que satisfacen los pafses con una puntua- cién de 1 (incluso algunos paises con puntuaciones muy buenas, como Gran Bretafia, Francia y Alema- nia, se quedan cortos a la hora de proporcionar de forma igualitaria derechos democraticos a todos sus ciudadanos). También hay que reconocer que las dic- taduras puntuadas entre 6 y 6,5 pueden no ser tan represivas como las que obtienen una puntuacién de 7. A los paises clasificados como “parcialmente libres” en Freedom in the World los denominaremos regimenes mixtos. En este libro se consideraré que los pafses que obtienen una puntuacién entre 3 y 3,5 son “semidemocraticos’, y los que obtienen una puntuaci6n entre 4 y 5,5, “semidictatoriales’. De esta forma, contemplaremos la relacién entre la democra- cia y la dictadura como un continuum, con grados intermedios entre ambos extremos. Qué significan en la practica estas denomina- ciones? De acuerdo con las listas de Freedom in the World, un pais con una puntuaci6n general entre 3 y 3,5 puede haber obtenido un buen resultado en cuanto a procedimientos democréticos tales como unas elecciones libres y justas y una judicatura in- dependiente, pero también haber sido “penalizado” por exhibir una corrupcién creciente, una discri- minacién generalizada contra las mujeres o contra las minorfas étnicas, 0 por imponer limitaciones a la libertad de prensa. Los pafses con puntuaciones gene- rales entre 4 y 5,5 pueden haber celebrado elecciones 4 Politica y ciencia politica: Una introduccién democraticas o no haberlo hecho; en cualquier caso, el poder politico tiende a concentrarse fuertemente en manos de una pequefia elite que elude los contro- les legales y el rendimiento de cuentas ante la ciu- dadania. En definitiva, la coexistencia de aspectos democraticos y dictatoriales no es una rareza; con otras palabras, la distincién entre los dos tipos de gobierno no siempre es clara y precisa. Al margen de cémo clasifiquemos un gobierno —democratico, semidemocratico, semidictatorial o dictatorial—, en todos ellos quienes ostentan (en el caso de las democracias) o detentan (en el caso de las dictaduras) el poder del Estado adoptan decisio- nes sobre los objetivos de la comunidad y el manejo de los conflictos. Comparemos ahora cémo realizan estas tareas los regimenes democraticos y los dicta- toriales. Los semidemocréticos y los semidictatoria- les presentan diversas combinaciones de los proce- dimientos que aplican los regimenes democréticos y los dictatoriales. 2.1, Diferencias en el manejo de los conflictos Si bien tanto los regimenes democraticos como los dictatoriales pueden perseguir fines tales como la se- guridad nacional y la prosperidad econ6mica, difieren fundamentalmente en cémo eligen sus objetivos. Conforme a los principios democriticos, las de- mocracias se dotan de mecanismos para determinar los objetivos colectivos de la comunidad mediante la libre expresion de la opinién publica y la libre actuacién de los partidos politicos y grupos de inte- rés organizados. En cambio, los dictadores definen los objetivos de las comunidades que gobiernan sin que existan mecanismos que los obliguen a tener en cuenta la opinién publica o los grupos de oposicién organizados. Muchos dictadores, sin embargo, han experimentado lo dificil que puede resultar gobernar una poblacién sumamente descontenta. Asi, algunos lideres de dictaduras se han esforzado por cultivar el apoyo de determinados grupos de la sociedad, como la aristocracia, los empresarios, la clase trabajado- ra, el grupo étnico o religioso favorito, o algtin otro segmento de la poblacién. Los dictadores también pueden intentar convencer al conjunto de la pobla- cién de que las politicas del gobierno la favorecen, y en algunas ocasiones lo logran. Aun asi, los dictado- res nunca son tan permeables a las demandas de sus ciudadanos, ni tan responsables ante ellos, como los. gobernantes electos. Evidentemente, un objetivo prioritario de todos los gobiernos reside en desactivar los conflictos que surgen dentro sus comunidades. Ahora bien, una de las principales diferencias entre los gobiernos democraticos y los dictatoriales consiste en que los primeros afrontan los conflictos abiertamente, mediante procedimientos que garantizan que el go- bierno rendiré cuentas piablicamente, mientras los segundos los abordan a menudo de forma encubier- ta, privando a la poblacién de informacién fiable y sin asumir ninguna responsabilidad. La democracia no es una receta para eliminar el conflicto; antes bien, es un mecanismo para abordarlo de acuerdo con reglas establecidas, conocidas por todos y am- pliamente aceptadas. 2.2, Negociacién y coercién Como ya se ha mencionado, la politica es un proceso que tiene lugar dentro de una estructura de reglas y procedimientos. En términos generales, el proceso politico tiene lugar mediante la negociacién, la coer- cién 0 una combinacién de ambas. La negociacién es un proceso a través del cual los individuos y los grupos persiguen sus objetivos y ma- nejan sus conflictos mediante la transaccién directa 0 mediante formas indirectas de intercambio. La nego- ciacién suele conllevar compromisos y acuerdos. No excluye el ejercicio de la presién sobre las otras partes, aunque, en la mayoria de los casos, la negociacién es un proceso relativamente pacifico. En cambio, la coercién implica el uso de la fuerza o la amenaza de usarla. En un proceso politico coercitivo, A fuerza a B a hacer algo, a menudo contra la voluntad de B. Tanto las democracias como los regimenes dicta- toriales emplean la negociacién y la coercién en sus procesos politicos, pero aquéllas tienden a favorecer, en principio, la negociacién. Por ejemplo, las elecciones pueden interpretarse como un proceso de negociacién en el que los candidatos a ocupar puestos de respon- sabilidad politica enuncian proyectos y promesas a los votantes a cambio de sus votos. Los candidatos presentan programas electorales cuyos contenidos se elaboran teniendo en cuenta las prioridades de los votantes. Una vez en el poder, los gobernantes de las democracias negocian de forma habitual entre ellos en diversos 4mbitos —en el legislativo, en el ejecutivo ‘0 en ambos— para elaborar leyes y disefiar politicas. Sin embargo, la negociacién no es el tinico proceso que emplean las democracias; también practican la Capitulo 1 / Los grandes temas de la ciencia politica 5 coercién. Todas las democracias se basan en la ley y en su aplicacién efectiva. Hacer cumplir la ley depen- de en iiltima instancia de la fuerza, incluso en una democracia. La policfa, los tribunales y el sistema penal son instituciones coercitivas. Por su parte, los regimenes dictatoriales descansan, en gran medida, sobre la coercién. Muchos dictadores gobiernan por medio de la fuerza, usando la inti- midacién y el terror para mantenerse en el poder. Pueden emplear al ejército, a la policia secreta y otras formas de coercién para mantener controlada a la poblacién y a los posibles grupos de oposicién. Pero los dictadores también se implican a veces en negociaciones. As{, pueden intentar obtener el reco- nocimiento del pueblo proporcionandole beneficios sociales y econémicos, ofreciendo en realidad a la poblacién esos bienes a cambio de su aquiescencia. Del mismo modo, las elites de las dictaduras nego- cian entre sf el reparto de poder, asi como también el disefio y la adopcién de las medidas de gobierno mas favorables a sus propios intereses. Democracias y dictaduras difieren asimismo en lo que se refiere al uso de ciertos mecanismos ins- titucionales tfpicos del proceso politico. Ademas de las instituciones estatales, los partidos politicos y algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) desempefian un importante papel en la vida politica contempordnea de muchos paises. Los partidos poli- ticos y los grupos de interés, por ejemplo, asumen a menudo la importante funcién de facilitar la comuni- caci6n entre el gobierno y la sociedad. Son conocidos ‘como “organizaciones intermedias” porque se sittian entre uno y otra. En las democracias, el papel principal de los par- tidos consiste en formular propuestas politicas que reflejen las preferencias de los ciudadanos, asi como en presentar candidatos para los cargos elegibles, dando de este modo al electorado la posibilidad de optar entre diferentes programas y representantes politicos. Los grupos de interés pueden expresar libremente las preferencias de diferentes colectivos sociales con respecto a los asuntos piiblicos que les conciernen. Los sindicatos, las asociaciones patrona- les (0 de empresarios), los grupos de mujeres y los de defensa de intereses étnicos se cuentan entre los gru- pos de interés mejor organizados, pero la democracia proporciona un terreno abonado para que proliferen cientos de grupos y movimientos sociales, la mayoria de los cuales trata de conseguir que los gobiernos protejan sus intereses. Por el contrario, en las dictaduras, los partidos polf- ticos y los grupos de interés tienden a ser instrumentos de dominacién del gobierno sobre el pueblo llano. El partido nazi de la Alemania de Hitler y el partido co- munista de la antigua Union Soviética, por ejemplo, perseguian el objetivo de mantener bajo un control riguroso a la poblacién mientras se esforzaban por cultivar el apoyo de ésta a su gobierno dictatorial. Otras organizaciones creadas por estos gobiernos servian de instrumentos para mantener el control sobre los obreros, los jévenes, los periodistas y otros colectivos sociales, actuando como “correas de trans- misi6n” de la direccién del gobierno. En las democracias, los partidos y los grupos de interés facilitan el proceso de participacién politica. Estructuran el modo en que los lideres politicos y los ciudadanos participan en el proceso politico. La par- ticipacién politica de las elites y la sociedad, tanto en las democracias como en los sistemas que no pueden ser calificados como tales, se plasma en formas de comportamiento politico, otro tema importante para la ciencia politica. Cuando la ciencia politica estudia el compor- tamiento politico de las elites en las democracias, trata de identificar las pautas observables entre las personas que aspiran al liderazgo politico ¢Qué tipo de personas se interesan por un cargo politico © se convierten en entusiastas activistas politicos? Y cuando analiza el comportamiento politico de los. ciudadanos, la ciencia politica se ocupa de cuestiones tales como el voto y las formas de organizaci6n para la acci6n colectiva (por ejemplo, la participacién en manifestaciones, actos de protesta, etc.). ‘Ademas de abordar cuestiones sobre la participa- cién y otras formas de comportamiento politico, los estudiosos de la ciencia politica también investigan las actitudes hacia la politica de la sociedad y las elites. Se interesan particularmente por las actitudes basicas de las personas hacia las instituciones y los representantes politicos; por ejemplo, sobre el grado en que confian en su gobierno, toleran la diversidad de opiniones apoyan los acuerdos alcanzados entre las elites. Por lo general, estas actitudes se pueden conocer por medio de encuestas de opinién piblica. Las actitudes ampliamente compartidas hacia la polf- tica forman la base de lo que se conoce comtinmente como la cultura politica de un pafs, que representa otro de los temas importantes de la ciencia politica Las dictaduras no celebran elecciones competiti- vas y raramente proporcionan informacién sobre la 6 Politica y ciencia politica: Una introduccién opinion publica. A pesar de esas limitaciones, es po- sible hacer observaciones sistematicas sobre el com- portamiento y la cultura politicos en esos regimenes. Por ejemplo, algunas dictaduras se han enfrentado a colectivos que no han temido manifestar su descon- tento a pesar del poder coercitivo ejercido por los go- bernantes. Un buen ejemplo se encuentra en Polonia durante el periodo de dominacién soviética, Desde las. primeras fases del comunismo impuesto por la Unién Soviética a finales de la Segunda Guerra Mundial has- ta su hundimiento en 1989-1990, millones de polacos se atrevieron a desafiar a las autoridades apoyando abiertamente a la Iglesia Catélica, participando en manifestaciones y huelgas y organizando un sindi- cato independiente (“Solidaridad”) que coadyuvé al colapso del régimen comunista. En agudo contraste, otras poblaciones han soportado dictaduras represi- vas con aparente resignacién. Hasta finales de la dé- cada de 1980, la mayorfa de la poblaci6n de la Unién Soviética se incluia en esta categoria, ya que apenas mostr6 signos perceptibles de descontento. 3. LAS FUENTES DEL CONFLICTO POL{TICO 2A qué tipo de conflictos politicos suelen enfrentarse los ciudadanos y sus gobiernos? ¢Cémo acostum- bran a manejarlos las democracias y las dictaduras? Cabria elaborar una larga lista de cuestiones sus- ceptibles de controversia politica. En este libro nos ocupamos de cinco fuentes potenciales de conflicto politico: el poder, los recursos, las caracteristicas sociodemograficas y culturales (que pueden ser generadoras o no de identidad y, quiza entonces, también de conflicto politico), las ideas y los valores. Aunque cada una de ellas posee sus propios rasgos definitorios, se aprecian algunos solapamientos en ‘sus contenidos. 3.1. El poder Es obvio que en todos los paises del mundo, en uno u otro momento de su historia, algunas personas han dominado a otras o han disfrutado de mas in- fluencia que las demas. Los amos han sometido a los esclavos, los aristécratas han avasallado a los plebe- yos, las mayorias han discriminado a las minorias, los hombres a las mujeres. Cuando las autoridades piblicas se implican en estas relaciones sociales, la dominacién o influencia pasa a convertirse en una cuestién de poder politico. Si un grupo particular obtiene el control del aparato del Estado —el poder ejecutivo, la policia, los tribunales y el ejército—, puede ser capaz de hacer su voluntad en todo mo- mento o la mayor parte del tiempo, ejerciendo una dominacién real sobre la poblacién. En cambio, si ningtin grupo es capaz de imponerse a otro, se pue- de dar cierto equilibrio de poder. En este caso, las instituciones estatales pueden representar un papel mediador cuando los diversos grupos que componen la sociedad (los empresarios, los empleados, los gru- pos religiosos, las minorias étnicas, etc.) intentan influir en los gobiernos para que les ayuden o apo- yen de una u otra forma. En politica, quien controla el Estado y sus instituciones —en una dictadura 0 en una democracia— domina, o influye de manera decisiva, en los asuntos piiblicos. Dominacién e influencia representan dos formas de poder politico (este asunto se abordaré con dete- nimiento en el Capitulo 5). En la mayor parte de las democracias, el modo predominante de ejercer el po- der politico es la influencia, En las dictaduras suele prevalecer la dominacién. Pero tanto en las democra- cias como en los regimenes que no lo son podemos encontrar elementos de dominacién y de influencia. Al margen de la naturaleza del régimen, la politica implica siempre un conflicto sobre quién controla el Estado, es decir, un conflicto por el poder. 3.2. Los recursos Los recursos constituyen otra fuente de lucha politica. Los recursos naturales, como la tierra, el petrdleo y el agua, han provocado conflictos de diversa grave- dad, desde una disputa legislativa hasta una lucha armada. También el dinero es un recurso que pro- voca controversia politica. ¢Cudnto debe gastar el Estado en el ejército, la tercera edad, la infancia, los estudiantes, los enfermos o los pobres? ¢Qué politi- cas debe adoptar el Estado para estimular el creci- miento econémico, reducir la inflacién o aliviar la pobreza? Cuestiones tan elementales constituyen la materia prima del conflicto politico en practicamen- te todos los paises del mundo. Este tipo de conflictos son, por regla general, con- flictos econémicos, enmarcables en el ambito de la economia politica, es decir, de la relacién entre la politica y la economia (otra de las grandes cuestiones de las que se ocupa la ciencia politica y que examina- remos con detenimiento en el Capitulo 14). El modo en que se resuelven los conflictos mediante el proceso Capitulo 1 / Los grandes temas de la ciencia politica 7 politico y el gobierno maneja los asuntos econémicos varia de un pais a otro, y a veces de forma ostensible. En algunos paises, el gobierno desempefia un papel relativamente pequefio o indirecto en la economfa, dejando la mayor parte de la actividad econémica en manos de las empresas privadas y los trabajadores. Las democracias tienden a conceder mucha libertad a la empresa privada, pero la mayoria de los gobier- nos democréticos del mundo actual también asumen un notable protagonismo en la economia nacional: pueden subir los impuestos, regular la actividad empresarial, incentivar la contratacién de mujeres © penalizar su discriminacién laboral, mejorar las prestaciones sociales y, en algunos casos, ser propie- tarios de corporaciones. Por su parte, las dictaduras tienden a restringir las libertades de las empresas privadas. El control de la poblacién de un pafs requiere, al menos en cierta medida, el control de su economia. Sin embargo, la comparacién entre las politicas econémicas de varias dictaduras revela la existencia de diferencias conside- ables. En los casos mas extremos, el gobierno puede poseer todos los sectores econémicos e intervenir en ellos, como ocurria en la antigua Unién Soviética. Estos sistemas son economfas centralmente planifi- cadas. En muchas ocasiones, las dictaduras permiten el desarrollo de la empresa privada, aunque suelen vi- gilar atentamente los movimientos del sector privado y regularlo con el fin de evitar que sus actividades en- tren en conflicto con los objetivos politicos generales del gobierno. La dictadura de Hitler en la Alemania nazi, la China comunista desde la década de 1980 y muchas dictaduras militares del mundo han permi- tido el desarrollo de empresas privadas, pero, por lo general, han adoptado medidas para asegurarse de que sus actividades concuerden con los propésitos politicos y econémicos del gobierno. EI sector privado y sus actividades —incluida la produccién de bienes y servicios por parte de las em- presas y su venta a los consumidores— suelen subsu- mirse bajo el término genérico de economia de mer- cado, o simplemente de “mercado” o “mercados”. Uno de los grandes focos de interés de la ciencia politica se centra en la relaci6n entre los mercados y los Estados. ¢Cudnto y cémo debe el Estado regular o controlar la actividad econémica y qué parte de esa activad debe dejar al libre juego de las fuerzas del mercado? Esta es una de las preguntas que genera mas debate en la politica moderna, tanto en las democracias como en las dictaduras. 3.3. Las caracteristicas sociodemogréficas, étnicas y culturales Todos tenemos caracterfsticas que nos identifican socialmente: la clase, la etnia, la religion, el sexo o la edad. En muchas ocasiones, a partir de estos rasgos se construyen socialmente una serie de identidades (de clase, étnicas, religiosas, de género o generacionales); cada individuo puede sentirse afin a una o mas iden- tidades colectivas y la conciencia de su pertenencia a ellas suele influir en su comportamiento politico. Por ejemplo, las mujeres con una clara identidad de género pueden decidir votar a partidos socialdemé- cratas porque crean que defenderdn mejor sus dere- chos como mujeres. Muchas personas también tienen algun tipo de identidad religiosa, aunque una actitud no religiosa puede definir también la identidad de una persona. Otros individuos adquieren una identi- dad ocupacional: por ejemplo, de estudiante, obrero industrial, abogado 0 médico. Mucha gente puede sentirse también identificada con una determinada clase socioeconémica (alta, media o baja). Algunas personas se identifican mucho con el territorio en el que habitan, desarrollando asi una identidad regio- nal. Otras pueden identificarse con un determinado grupo lingiiistico (0 etnolingiifstico), como los cana- dienses angl6fonos y los francéfonos. Y mucha gente se siente ligada a sus compatriotas mediante la identi- dad nacional. Las caracterfsticas sociodemograficas y culturales no tienen por qué, necesariamente, con- vertirse en identidades, pero, cuando lo hacen, suelen influir en el comportamiento politico de quienes las ostentan y pueden legar a constituir una fuente de conflicto politico. La rama de la ciencia politica conocida como sociologia politica se ocupa de estudiar la rela- cién entre las caracteristicas de los individuos, sus identidades y el comportamiento de los mismos en el proceso politico en funcién de ambas; también estudia cémo se distribuye el poder politico entre los diversos grupos sociales. Es frecuente que grupos con diferentes identidades derivadas de sus caracteristicas socioeconémicas y culturales entren en competencia entre sf. En casi todos los paises del mundo es posible encontrar algdn tipo de conflicto en torno a la igualdad de derechos de las mujeres y los homosexuales, as{ como enfrenta- mientos raciales o étnicos, choques intergeneraciona- les y rivalidades religiosas, de clase o regionales. En el momento en que las autoridades publicas median 8 Politica y ciencia politica: Una introduccién © toman partido entre los grupos enfrentados, estos. conflictos identitarios se politizan. En algunas oca- siones, los conflictos estén estrechamente relaciona- dos con asuntos referidos al poder o a los recursos. Asi ocurre, por ejemplo, cuando los cristianos de un pais insisten en dominar a sus conciudadanos musul- manes (o viceversa), cuando los pobres reivindican el acceso a unas prestaciones econémicas que han de ser subvencionadas por los ricos o la clase media, 0 cuando las mujeres reivindican el acceso a puestos de poder politicos que habitualmente ocupan los hombres. En el momento en que los poderes piiblicos. legislan para apoyar las demandas de unos u otros, estos conflictos de identidad se convierten en con- flictos politicos sobre quién tiene poder o sobre como funciona la economia. Sin embargo, los conflictos de identidad pueden implicar mucho més que poder o recursos. Pueden guardar relacién con la dignidad y el respeto, atribu- tos que todos los seres humanos merecen como tales. Cuando las cuestiones esenciales de quiénes somos y cémo vivimos estan ligadas a nuestro grupo étnico mediante profundas ataduras emocionales, puede que nos sintamos impulsados a defendernos frente a la discriminacién o la amenaza hostil contra el colec- tivo del que nos sentimos parte. Por esta raz6n, los conflictos de identidad suelen ser extremadamente dificiles de resolver. A diferencia de lo que ocurre con los conflictos meramente econémicos, en los de identidad no siempre se puede “repartir o distribuir Ia diferencia’; por eso, los primeros se conocen como “conflicts distributivos” (en los que varias posicio- nes intermedias son posibles), y los segundos como “conflictos categéricos” (que suelen plantearse en términos de “todo 0 nada"). Las democracias y las dictaduras tienden a tratar las tensiones sociales de modo diferente. Las demo- cracias las abordan mediante las reglas basicas del proceso democratico: la competicién electoral, la negociacién politica y el derecho a organizar grupos de interés. En general, los gobiernos democraticos logran reducir los antagonismos sociales ayudando a las partes enfrentadas a resolver sus diferencias y a cooperar sobre la base de la tolerancia y la no discriminaci6n. Si la cooperaci6n resulta imposible, los gobiernos pueden al menos evitar que los grupos enfrentados recurran a la violencia. Por desgracia, estas reglas basicas no siempre se observan con una ecuanimidad escrupulosa. En efecto, las democracias no son inmunes a la exclusién social, y las mayorias electorales pueden encontrar modos de someter a las minorias apoyando leyes discriminatorias. Durante gran parte de su historia, Estados Unidos ha exclui- do a los afroamericanos del proceso democrético negandoles la igualdad con los varones blancos. Por otra parte, hasta que se celebraron unas elecciones multirraciales en 1994, el gobierno de Sudafrica re- presentaba a la minorfa blanca, que comprendia slo al 18 por ciento de la poblacién frente a la inmensa mayorfa negra del pais. Muchas democracias han tar- dado en realizar los ideales de la no discriminacion democratica con respecto a varios grupos sociales, en especial las mujeres. Gran Bretafia no concedié el voto a la mujer hasta 1918; Estados Unidos no adopt6 una enmienda constitucional que otorgaba a todas sus ciudadanas el derecho al sufragio hasta 1920; Francia no reconocié ese mismo derecho a las mujeres hasta 1944 y Suiza no lo harfa hasta 1971. En Espaiia, las mujeres obtuvieron el derecho al voto, por vez. primera, con el advenimiento de la Segunda Republica (1931), lo que suscité una gran polémica incluso en el seno de la izquierda. ‘A pesar de todos sus problemas, las democracias suelen tratar los conflictos con mayor ecuanimidad que las dictaduras. Muchas de éstas se han asentado en grupos sociales privilegiados, como las elites eco- némicas 0 un grupo religioso 0 étnico dominante. Con frecuencia, las elites dirigentes han oprimido cruel- mente a otros grupos, aprovechandose de los poderes coercitivos del Estado. La paz civil se puede venir abajo si el Estado es incapaz de evitar que los grupos sociales rivales se enzarcen en una contienda. En las titimas décadas se TABLA 1.1 Ingresos mensuales Porcentaje hogare: Hasta 397 € 33 398-783 € 18,8 784-1190 € 18,4 1191-1587 € 16.6 1588-2380 € 20,8 ‘Mas de 2380 € 22,1 * Total: 13.260.600 hogares Fuente: Instituto Nacional de Estadistica, Anuario Estadistico de Esparia, 2005 (Panel de hogares de la Unién Europea) Capitulo 1 / Los grandes temas de la ciencia politica 9 TABLA 1.2 Cir y distri Coeficiente 20% Segundo —Tercer 20% Pais Afio deGini__mAs pobre 20% 20% __Cuarto 20% _ més rico Dinamarca 1997 247 83 147 18,2 229 358 Bélgica 1996 25 83 141 177 22,7 373 Suecia 2000 25 on 4 176 22,7 366 Hungrfa 2002 269 95 139 176 224 365 Finlandia 2000 269 96 141 175 221 367 Alemania 2000 28,3 8 13,7 178 231 369 Espaia 1990 32,5 78 12,6 7 22,6 403 India 1999-2000 32,5 89 12,3 16 21,2 43,3 Francia 1995 32,7 72 12.6 172 22,8 40,2 Canada 1998 33,1 7 12.7 7 29 404 Polonia 2002 341 16 2 16,2 22,3 9 Italia 2000 36 65 12 16.8 22,8 2 Reino Unido 1999 36 61 nA 16 22,5 44 Turquia 2000 40 61 10,6 149 218 46,7 Estados Unidos 2000 40,8 54 10,7 15,7 24 45,8 China 2001 447 47 9 14.2 21 50 Nigeria 1996-7 50,6 44 82 125 193 55,7 Brasil 2001 59,3 24 59 10.4 18,1 63,2 Namibia 1993 70,7 14 3.0 54 115 78,7 Fuente: Banco Mundial, World Development Indicators, 2005 (www.worldbank.org) han producido con frecuencia este tipo de desordenes violentos, tanto en democracias como en dictaduras, especialmente en paises desgarrados por divisiones religiosas o étnicas muy dificiles de solucionar. Para comprender mejor cémo la ciencia politica aborda las caracterfsticas sociodemograficas y cul- turales de los ciudadanos, analicemos brevemente algunas cuestiones relacionadas con los conceptos de clase, etnia, religi6n, sexo y edad. Laclase El concepto de clase se refiere normalmen- te a la posicién econémica de un individuo o grupo en la sociedad. A partir de la clase, algunas personas construyen su identidad socioeconémica. La division de la poblacién de un pats en clases socioeconémicas se denomina estratificacién social. Cabe distinguir dos modos principales de deter- minar la clase socioeconémica. Uno es el enfoque subjetivo y, por lo tanto, mas ligado a la idea de identidad: se pregunta simplemente a una persona a qué clase cree que pertenece. Por regla general, las personas actian de acuerdo con sus percepciones de la realidad. Si sienten que pertenecen a la clase media 0 la clase trabajadora, suelen comportarse consecuentemente, por ejemplo, votando a candida- tos que representan los intereses de clase que ellos. perciben como suyos En cambio, el enfoque objetivo utiliza varias me- didas cuantitativas. Por ejemplo, se puede dividir a la poblaci6n segiin la renta de sus hogares, como ilustra la Tabla 1.1. Asimismo, es posible calcular qué porcentaje de la renta de un pafs percibe el 20 por ciento (0 quintil) mas rico, qué porcentaje per- cibe el 20 por ciento més pobre y cuanto perciben los tres quintiles intermedios, como se indica en la Tabla 1.2. Otro indicador objetivo es el coeficiente de Gini (0 indice de Gini), que mide la raz6n entre los ricos y los pobres, por lo que es una medida del grado relativo de desigualdad socioeconémica en un pafs determinado. La igualdad perfecta equivale a 0: 10 Politica y ciencia politica: Una introduccién todos los individuos (u hogares) reciben la misma renta anual, es decir, no existe desigualdad. La des- igualdad maxima equivale a 100, cifra que se obten- dria si un individuo (u hogar) monopolizara la tota- lidad de la renta de la sociedad. Cualquier nimero entre 0 y 100 expresa el grado en que la pauta de la distribucién de la renta de una sociedad se desvia de Ia igualdad perfecta. Las cifras de las tablas 1.1 y 1.2 demuestran que todos los pafses estan socialmente estratificados. En las democracias, la clase es uno de los principales factores explicativos del voto de los electores. El juego de la politica democratica se mueve, en gran medida, en torno a los conflictos entre los mas y los menos acomodados por marcar las prioridades del presu- puesto y de las politicas econémicas del gobierno. Por otra parte, las dictaduras no comunistas se han sostenido tradicionalmente sobre las distinciones de clase, basando sus politicas en alianzas con uno 0 més grupos socioeconémicos favorecidos. Los con- flictos de clase a menudo se solapan con conflictos de poder y de recursos. El advenimiento y la pervivencia de una democra- cia guardan a menudo relacién con la estratificacion social. En efecto, como muchos observadores han sefialado, las democracias tienden a emerger cuan- do existe una nutrida clase media. Los paises que estén muy polarizados entre una pequefia cantidad de personas extremadamente ricas y una gran masa de trabajadores y campesinos pobres, con pocos profesionales o empresarios de clase media, suelen sucumbir a la dictadura (todas estas cuestiones seran examinadas con detalle en otros capitulos). Laetnia La etnia es una caracteristica social basada, en muchos casos, en una supuesta ascendencia biol6- gica comin en un pasado remoto. Los términos “etnia” y “grupo étnico” enlazan a menudo con la raza. Los antropélogos y otros cientificos han aplicado tradicio- nalmente el término “raza” s6lo a unos pocos grupos de seres humanos que comparten rasgos biol6gicos ‘comunes. Los caucasianos (los blancos), los negroides (negros), los mongoloides (asidticos orientales) y otros tres 0 cuatro grupos més de este tipo han sido defi- nidos como las principales categorfas raciales. Pero a pesar de ciertas diferencias fisicas evidentes, no existe una raza que sea, desde una perspectiva biol6gica, completamente diferente de las demas. Cada uno de estos grupos presenta una mezcla de caracterfsticas biol6gicas, incluidos el grupo sanguineo y el ADN. Lo mismo cabe predicar de muchos subgrupos que se incluyen en estas grandes categortas raciales. Los caucasianos, por ejemplo, integran a los indo- europeos, una categoria que se subdivide, a su vez, en grupos como los escandinavos, los anglosajones, los eslavos, etc. Estos grandes grupos se pueden subdividir, a su vez, en grupos més pequefios. Por ejemplo, los eslavos incluirfan a los rusos, los polacos, los checos, los eslovacos, los ucranianos, los serbios y los croatas, entre otros. Por mucho que cada uno de estos grupos se defina como una etnia especffica, ninguno es biolégicamente diferente a los demas. Todo grupo étnico o racial que se defina en términos biol6gicos consistira necesariamente en una mezcla de influencias biolégicas —resultado de migraciones masivas, invasiones y otras formas de contacto inter- grupal— que se remontan a tiempos inmemoriales. La distincién estricta y fundamentalista de las razas individuales u otros grupos definidos a partir de sus rasgos biol6gicos esta en la base del racismo, es decir, de la exaltacién de ciertos grupos étnicos por su supuesta superioridad genética y del consiguiente desprecio de otros que, también por su supuesta infe- rioridad genética, merecen ser sometidos. Ahora bien, afirmar que ningtin grupo étnico es biolégicamente homogéneo no significa negar los lazos de consanguinidad que unen a los miembros de determinados grupos. Siglos de convivencia dentro de fronteras geogréficas relativamente delimitadas y de matrimonios cruzados entre miembros del mismo grupo pueden crear lazos biol6gicos reales entre sus miembros. Los japoneses, alemanes, coreanos, rusos y otras muchas colectividades se consideran grupos étnicos distintivos basados principalmente en vincu- los forjados en el transcurso de una larga historia de convivencia. Sobre estos vinculos suele sustentarse la conciencia de que las personas constituyen una “na- cién” distintiva. Los lazos de consanguinidad no son los tnicos rasgos que definen una etnia. Los etndlogos mencio- nan también otros factores culturales, es decir, no biolégicos, que pueden distinguir a un grupo étnico de otro, como Ia lengua, la religi6n, las costumbres, la gastronomfa o la forma de vestir. A pesar de las dificultades que plantea la definici6n de etnia, la ma- yor parte de los habitantes del mundo se identifica con un grupo étnico. Ocurre también que algunas personas son defini- das por otras como pertenecientes a un grupo étnico determinado. En algunos pafses, las personas de raza Capitulo 1 / Los grandes temas de la ciencia politica u mixta, como, por ejemplo, los mulatos, pueden ser consideradas negras (0 “de color") por otras per- sonas de la sociedad, al margen de cémo prefieran autodefinirse. Los cientificos sociales sostienen, pues, que la identidad étnica —como todas las de- més identidades— est4 socialmente construid: se crea o define por las personas en el transcurso de sus interacciones sociales. La autodefinicién Etnica, junto a las definiciones impuestas por unas personas a otras, puede influir profundamente en el comportamiento politico. Por desgracia, también puede originar conflictos de dificil solucién, que en ocasiones desembocan en acciones violentas. Ahora bien, el conflicto politico no es la consecuencia ne- cesaria e inevitable de la convivencia entre grupos étnicos diversos. Lareligién También la adscripcién religiosa puede adquirir una influencia palpable en el comportamiento politico. A lo largo de la historia, miltiples sociedades caracterizadas por la coexistencia de creencias reli- giosas diversas han encontrado modos de convivencia pacifica entre ellas, aun cuando en aquellos casos en los que se han creado fuertes identidades religiosas, éstas han originado tensiones y conflictos de diversa intensidad y naturaleza. En Estados Unidos, por ejem- plo, abundan las controversias sobre cuestiones tales ‘como el rezo en las escuelas piiblicas y la moralidad del aborto, mientras que la adscripcion religiosa expli- ca el voto de muchos estadounidenses. Aunque la mayoria de las democracias consiguen contener sus conflictos religiosos dentro de los limites que marcan la ley y la politica electoral, no siempre lo logran. Por ejemplo, el conflicto que se planteé en Espafia en torno a la cuestién religiosa durante la Segunda Republica (1931-1936) polarizé sobremanera la vida politica y social, y representé un papel fundamental en la violencia desatada durante a guerra civil espafiola (1936-1939). En Irlanda del Norte, la violencia ejercida por protestantes y catdli- cos se ha cobrado mas de 3.200 vidas desde 1969. El Libano, un pais con 17 grupos religiosos oficialmente reconocidos, experimenté la destruccién de su frégil sistema democrético en una guerra civil que enfren- 16 a las facciones de musulmanes y catélicos desde 1975 hasta 1991, con el resultado de mas de 150.000 victimas. Asimismo, los antagonismos religiosos con- tribuyeron a la ruptura de Yugoslavia en la década de 1990 y han generado una enorme tensién en las j6venes democracias de la region desde entonces. Las tensiones religiosas entre sunitas y chiftas, que estan quebrantando la dificil estabilizacién politica de Irak tras el derrocamiento de Saddam Hussein, propor- cionan otro ejemplo contempordneo. Como hemos podido comprobar recientemente, las dimensiones politicas del islam han adquirido una importancia central en el mundo. Actualmente hay 1.300 millones de musulmanes, y en cerca de 50 paises existe una mayoria musulmana. Quiz la ge- neralizacién més precisa que podamos hacer de ellos es que presentan una considerable diversidad por lo que respecta a sus interpretaciones de la doctrina islmica y sus orientaciones politicas nacionales e internacionales. Desde la teocracia islamica de Iran hasta la democracia electoral de Indonesia, desde la red terrorista de Al Qaeda hasta la pertenencia de Turquia a la OTAN, el mundo musulmén presenta un vasto panorama de inclinaciones, organizaciones, alianzas y Iideres politicos. Las pautas de conflicto y cooperacién que surgen de estas realidades diver- sas son igualmente variadas. Los conflictos entre musulmanes y no musulmanes en algunas regiones coexisten con lazos de cooperacién en otras. Al igual que otras grandes religiones, el Islam es una fuente de estrechos lazos comunitarios, pero también de duros enfrentamientos politicos. EI sexo y el género Mediante la palabra sexo se designa el cardcter de los seres organicos por el cual pueden ser machos o hembras (Diccionario de uso del espafiol de Marfa Moliner). Sin embargo, se suele ha- blar de género para referirse a las diferencias cultura- les (no biolégicas) entre varones y mujeres, asf como a las diversas pautas de relacién que establecen entre ellos. En funcién de nuestras caracterfsticas sexua- les se suele esperar que tengamos un determinado comportamiento social —e, incluso, a veces también politico (rol de género). Sin embargo, cada individuo puede identificarse, 0 no, con el rol de género que la sociedad le asigna (identidad de género). La asigna- cin a las personas de un determinado rol de género puede llevar a que las personas de algiin sexo sufran discriminaciones. Este ha sido, y continta siendo en muchos pafses, el caso de las mujeres que, por su condicién sexual, son apartadas de puestos de poder econémico o politico. Todas las personas tenemos una identidad de géne- ro subjetiva, que puede no ser equivalente a nuestro sexo, y que es, hasta cierto punto, independiente del rol que la sociedad nos asigna. Por otra parte, algunas 2 Politica y ciencia politica: Una introduccién mujeres han desarrollado una identidad feminista. Esta comienza a surgir junto con diferentes movi- mientos sociales de mujeres que piden el fin de la dis- criminaci6n basada en el rol social que se les adscribe. Desde finales del siglo XIX, diferentes movimientos feministas han luchado en las democracias occiden- tales por los derechos de participacién politica (las sufragistas) y econémica de las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres. Estos movimientos resurgieron con fuerza durante las décadas de 1960 y 1970 del siglo XX, tratando de despertar la conciencia publica sobre la discriminacién experimentada por la mujer en varias esferas de la vida politica y social. Algunos gobiernos y parlamentos han respondido a estas demandas impulsando leyes para abordar cues- tiones tales como la discriminacién laboral y el acoso sexual. En otros casos, la accién del gobierno no ha sido tan efectiva como esperaban muchas mujeres, incluso tratandose de democracias. En la mayoria de los regimenes no democraticos, las mujeres tienen muy pocas oportunidades de defender un trato més igualitario hacia ellas. Por ejemplo, en Afganistan los estrictos cédigos religio- sos de los talibanes prohibfan a las mujeres asistir a la escuela o trabajar fuera de casa, y las sometfan a otras formas de opresién, incluyendo la violencia fisica por no cubrir la totalidad de su cuerpo en puibli- co. Por otra parte, en pafses como la India, Pakistan © China, el aborto deliberado y el infanticidio de las nifias constituyen précticas comunes, lo que se tra- duce en una desproporcién anormal entre mujeres y hombres. En muchos paises de Africa se practica la ablaci6n genital de las mujeres. Recientemente, en Ciudad Juarez (estado de Chihuahua de México) se han documentado numerosas desapariciones de mu- jeres; algunas de ellas han sido encontradas muertas con signos inequivocos de violencia sexual. A pesar de las denuncias, la mayor parte de estos casos sigue sin esclarecerse; algunas investigaciones apuntan ala connivencia entre los asesinos, la policfa y el sistema judicial, instituciones lastradas, especialmente en esa zona, por la corrupci6n y la falta de sensibilidad hacia la violencia de género. Finalmente, incluso en los paises econémicamente més desarrollados, la violaci6n y la violencia doméstica contra las mujeres siguen siendo frecuentes, y a menudo se ha denuncia- do la levedad de los castigos que se impone a quienes cometen estos delitos. Si bien la politica es una actividad dominada por los hombres en practicamente todos los pafses del mundo, el niimero de mujeres que han logrado alcan- zar posiciones relevantes en los érganos del Estado ha venido aumentado de forma apreciable desde la década de 1970. Con todo, algunas de las democracias. mis viejas del mundo, como Estados Unidos y Gran Bretafia, registran un porcentaje pequefio de muje- res en sus cAmaras legislativas. En otros casos, sin embargo, las mujeres han ascendido a la ciispide de la pirémide politica, incluso en paises predominan- temente musulmanes como Bangladesh, Indonesia, Pakistan y Turqufa. A pesar de estos grandes logros, las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en las estructuras esta- tales de la mayorfa de las democracias actuales; es decir, su participacién en estas estructuras es menor que su proporcién en la poblaci6n, que suele rondar el 50 por ciento (constiltese la pagina web: www.ipu. org/wmn.e/classif.htm), Cuando los politélogos estudian las relaciones en- tre el sexo y la politica se hacen preguntas del tipo: influye el sexo sobre el comportamiento politico, es decir, tienen varones y mujeres comportamientos politicos diferenciados? No hay una respuesta inequi- voca a esta pregunta. Algunas mujeres anteponen el género a cualquier otra consideracién en su actividad politica, pero otras muchas coinciden con los hom- bres en los mismos temas y votan consecuentemente No obstante, en practicamente todos los paises del mundo, el género marca una identidad social con im- portantes implicaciones politicas, incluso en aquéllos donde la voz de la mujer es o ha sido silenciada. Laedad La edad de las personas es un dato ob- jetivo. Sin embargo, la identidad generacional de las mismas es fruto de una construccién subjetiva, por mucho que se base en la exposicion a determi- nados acontecimientos histéricos que, teéricamente, contribuyen a la configuracién de dicha identidad. La identidad generacional ha solido representar un papel destacado en la vida politica de muchos paises. ‘Seguin algunas teorfas, todas las generaciones llevan a impronta de los eventos politicos y sociales més re- levantes acontecidos en su juventud. Desde este punto de vista, las actitudes que adoptan la mayor parte de las personas en la vida est4n basicamente moldeadas por las experiencias politicas que vivieron en la ado- lescencia y la juventud. Por otro lado, las personas de edades diferentes suelen tener también perspectivas politicas distin- tivas. A lo largo de la historia, los j6venes —sobre Capitulo 1 / Los grandes temas de la ciencia politica B todo, los estudiantes— han alentado movimientos en pro de la transformacién politica en muchos pai- ses del mundo, agitando las banderas de causas tan contradictorias como la democracia y el fascismo, Ja paz mundial y el nacionalismo, la reforma paci- fica y la revolucién violenta. Los ultimos afios han sido testigo de como muchos activistas jévenes han arriesgado su vida o se han enfrentado a la cércel por defender la democracia contra arraigadas dicta- duras en China, Indonesia, Irdn, Nigeria y México, entre otros paises. Las personas mayores tienen otras necesidades, por lo que suelen dar prioridad a otros valores; ademés, en términos ideol6gicos, suelen ser mas conservadoras. Desde el punto de vista econémico, las tendencias demogréficas observables en la mayor parte de los paises avanzados sugieren la posibilidad de conflic- tos intergeneracionales en el futuro. El aumento en términos absolutos y relativos de las personas de mas edad en estas sociedades supone, en principio, una carga creciente para los jévenes, que tendran que pa- gar mas impuestos para satisfacer las necesidades de os mayores (si se mantiene el mismo nivel asistencial —pensiones, asistencia sanitaria, apoyo a sus proble- mas de dependencia fisica, etc.— y no se incrementa el ntimero de contribuyentes). Hacia 1950 la poblacion mayor de 64 afios residente en la mayor parte de los. paises industrializados no superaba el 10 por ciento; medio siglo ms tarde, rondaba el 15 por ciento, y se estima que en el afio 2025 puede aproximarse al 20 por ciento (Tabla 1.3) De todo lo anterior se desprende que, aunque los, ciudadanos se definen y distinguen en virtud de dife- rentes caracteristicas sociodemograficas y culturales, sélo algunas de éstas se convierten en una fuente de identidad importante, lo que, sin duda, influira sobre su comportamiento politico. Asi, como se observa en la Tabla 1.4, en tanto que algunos se identifican, sobre todo, con el grupo de personas de su misma edad 0 profesién, otros se identifican con aquellos que comparten su mismo estado civil o pertenecen al mismo sexo. Las identidades varian no sélo entre las personas, sino también entre los paises y a lo largo del tiempo (incluso dentro del transcurso de la vida de una misma persona). Divisiones sociales cruzadas y polarizadoras Una vez expuestas las caracteristicas sociodemograficas, étnicas y culturales que generan con frecuencia con- flictos de identidad, subrayemos que, al estudiar en TABLA 1.3 ORE wnt ere a One ec Re Prone) 2025 2050 Espana 213341 Estados Unidos 177 206 Reino Unido 198 23,2 Suecia 22,1 24,7 Japon 231 35, Fuentes: United Nations Population Division (2006), World Popu- lation Prospects: The 2004 Revision (httpilesa.un.org.unpp) TABLA 1.4 TIC ee ee eee nn ee pos con los que los ciudadanos se identifican en primer lugar, en porcentajes) Las personas de su mismo grupo de edad 21 4 Las personas de la misma profesion a 1B La familia o las personas de su mismo eee Las personas del mismo sexo (género) 4 10 Las personas de la misma nacionalidad 7 10 Las personas de la misma clase social 4 2 Las personas de la misma ascendencia étnica 3 2 Las personas que votan al mismo partido 3 ° Las personas de su misma regién 3 2 Las personas de su misma religién 2 3 Con ningiin grupo en particular 6 0 Fuente: International Social Survey Program, 2003 (www.issp.org. data.htm) los préximos capftulos las divisiones que aparecen en torno a ellas, no debemos olvidar la distincién en- tre divisiones/fracturas sociales cruzadas (cross- cutting cleavages) y divisiones/fracturas sociales polarizadoras (polarizing cleavages). Las divisiones sociales son cruzadas cuando los diversos factores que caracterizan a un individuo tienden a empujar a esa persona en direcciones politicas diferentes. En 4 Politica y ciencia politica: Una introduccién Espaiia, por ejemplo, un var6n de més de 60 afios y cat6lico practicante tendria una probabilidad alta de votar a un partido conservador como el Partido Popular (PP). Sin embargo, si, ademds, es de An- dalucia (comunidad auténoma en la que el Partido Socialista Obrero Espafiol PSOE— ha gobernado hasta la fecha), profesor de instituto y partidario de la legalizacién de la marihuana, bien podria incli- narse hacia una opcién socialdemécrata como el PSOE. Sus caracteristicas de edad y religiosas se cruzan con la regional, la profesional y otra dimen- sién que podriamos calificar como ética. Su voto dependera de cémo se conjuguen finalmente las influencias de esas caracterfsticas y cuales preva- lezcan sobre las demas. Las divisiones sociales son polarizadoras cuando los factores que componen las caracteristicas socio- demograficas y culturales de una persona tienden a empujarla en la misma direccién politica. Por ejemplo, es muy probable que un votante vardn de Castilla-Leén, con ingresos elevados, empresario, catélico practicante, contrario al aborto y mayor de sesenta afios, otorgue su voto a un partido conserva- dor. En este caso, sus identidades (regional, de clase, profesional, religiosa, ética y generacional) confluyen en la misma direccién. Lo mismo ocurriria, sdlo que en sentido contrario, si se tratase de una joven nacida en Catalufa, estudiante universitaria, hija de inmigrantes espafioles (murcianos, andaluces o extremefios), residente en el cinturén industrial de Barcelona y agnéstica; muy probablemente su voto se orientaria hacia opciones politicas progresistas, con la particularidad de que en Catalufa, al existir un espacio politico bidimensional (al tradicional eje izquierda-derecha se suma el eje nacionalismo-espa- fiolismo), no se podria pronosticar tan facilmente si dicha joven votaria al Partido Socialista de Catalufia (PSC) (como seguramente harian sus padres) 0 a Es- querra Republicana de Catalunya (ERC) o, incluso, a Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V). Sin duda, nada impide a la primera persona de nuestro ejemplo sobre las divisiones sociales polariza- doras votar al PSOE 0 a la segunda votar al PP. Todo Jo que podemos hacer como politélogos es formular una hipétesis sobre qué seria mas probable que vo- taran esos individuos, dadas las pautas generales de voto de la poblacién. En lugar de en casos individuales, pensemos ahora en paises enteros. Supongamos que un pais X tiene una sociedad altamente compleja con diversos grupos étnicos (blancs, negros, asisticos, etc.). Cada uno de ellos cuenta con miembros situados en diferentes niveles socioeconémicos (de clase baja, media o alta) y profesando diferentes religiones (catélicos, musul- manes, budistas, protestantes, etc). Esta sociedad, en su conjunto, se caracteriza por sus divisiones sociales cruzadas: la etnia se cruza con la religién y la clase en miltiples casos. En cambio, el pafs Z tiene tres grupos totalmente diferentes entre si, cada uno con una combinacién distintiva de identidades sociales. Por ejemplo, todos los blancos son catélicos pobres, todos los negros son musulmanes de clase media y todos los asisticos son budistas ricos. Otras combinaciones de etnia, clase y religién son numéricamente irrelevantes. Dentro de cada grupo, los factores clave de la identidad social se combinan de tal modo que crean tres grupos polari- zados con comportamientos politicos diferenciados. La mayoria de los politélogos formularia la hipé- tesis de que la sociedad del pais X, caracterizada por divisiones sociales cruzadas, esta mejor equipada para la democracia y la interaccién cooperativa que una sociedad profundamente polarizada, como la del pais Z. En vista de su extremada polarizacién, el pais Z es un candidato perfecto para la confronta- cién social prolongada, la inmovilidad politica y, en el peor de los casos, una guerra civil que terminaria probablemente con la dominaci6n dictatorial de un grupo sobre los otros dos. .4. Las ideas Algunos de los conflictos mas antiguos y encarnizados de la historia del mundo se han debido principalmente a las ideas politicas. Las ideologias articulan, de una manera mds o menos consistente, tales ideas. Una ideologia es un conjunto coherente de ideas y orientaciones que definen cémo debe ser la relacién entre el Estado y la sociedad, ademas de establecer los. principales objetivos que la comunidad debe perseguir mediante la accion politica. Mientras algunas ideologias se asientan en la idea de la democracia, otras exigen un sistema dictato- rial para su realizacién. Entre las primeras cabria distinguir la ideologia democratico-liberal y la socialdemécrata. La ideologia democratico-liberal pone el acento en la libertad del individuo. La liber- tad religiosa e intelectual, la libertad de expresion, la libertad de empresa y de participacién en la vida politica se cuentan entre las principales libertades Capitulo 1 / Los grandes temas de la ciencia politica 5 que celebra la tradicién demécratico-liberal. De acuerdo con ella, la maximizacién de la libertad personal justifica imponer limitaciones estrictas a los poderes estatales. En cambio, la ideologia socialdemécrata hace hincapié en el bienestar colectivo de la sociedad en su conjunto. Aunque también promueve las liber- tades de pensamiento, expresion, culto religioso, participacién politica, e incluso la libertad de em- presa privada, la prioridad de la socialdemocracia consiste en asegurar un nivel minimo de bienestar econémico a todos los miembros de la sociedad y aumentarlo en la medida de lo posible. Para alcan- zar este fin, la ideologfa socialdemécrata pretende ampliar los poderes del Estado y limitar la libertad de las empresas privadas al objeto de proporcionar a la poblaci6n prestaciones tales como educacién, asistencia sanitaria, seguro de desempleo y pensio- nes de jubilacién. En realidad, la mayoria de las democracias mo- dernas como Estados Unidos, Canada y los paises de Europa Occidental, buscan un equilibrio entre las libertades que exalta la ideologfa democrético-liberal y los beneficios de la socialdemocracia. Pero algunos de estos paises se inclinan hacia una de estas dos direcciones ideolégicas. Estados Unidos tiende hacia la democracia liberal (si bien también proporciona algunas prestaciones sociales), mientras muchos pat- ses de Europa Occidental se inclinan en la direccién de la socialdemocracia (reconociendo las libertades econémicas y politicas fundamentales). Aun cuando en la actualidad las diferencias entre las dos orienta- ciones no son tan grandes como lo fueron en su dfa, la tensién entre la libertad y la igualdad sigue muy presente en las democracias. El socialismo es una ideologia que parte de la premisa central de que una economfa basada en la empresa privada (es decir, una economia capitalista) deja excesivo poder econémico y politico en manos de un pequefio grupo de empresarios privados. Los defensores de la ideologia socialista afirman que esta elite capitalista, guiada exclusivamente por el afan de obtener beneficios, se sirve de su poder para explotar a las masas trabajadoras que forman la inmensa mayorfa de la poblacién. Mantienen, ademas, que la humanidad progresarfa si el sistema de libre empresa fuese completamente abolido. En lugar de ese sistema, la ideologia socialista postula que el pueblo controle las empresas que producen los bienes y los servicios. ‘Aunque los socialistas en general han coincidido en estos axiomas basicos, tradicionalmente han disenti- do sobre cémo llevar a la practica tales ideales. Karl Marx (1818-83), el terico més influyente de la ideolo- gfa socialista, sostenfa que una sociedad socialista no precisa Estado alguno. Marx concebfa el socialismo como la fuerza que liberarfa a las masas de la explota- cién econémica y la sumisién al poder estatal. En cambio, los comunistas de orientacién soviéti- ca crefan en un Estado omnipotente, dirigido por un partido comunista muy organizado que se arrogaba la representacién de los trabajadores. Bajo lideres como Vladimir Iich Lenin (1870-1924) y Josif Stalin (1879- 1953) en Rusia, y Mao Zedong (1893-1976) en China, los comunistas establecieron dictaduras y trasladaron el poder politico y econémico a las elites del partido que administraban una inmensa burocracia. El fascismo es una ideologia que surgié en muchos paises europeos en las décadas de 1920 y 1930, encar- nandose en lideres como Adolf Hitler (1889-1945), que goberné en Alemania desde 1933 hasta 1945, Benito ‘Mussolini (1883-1945), que se mantuvo en el poder desde 1922 hasta 1943, o José Antonio Primo de Rive- ra (1903-1936), fundador de la Falange en Espafia en 1933. Las caracterfsticas esenciales del fascismo son un nacionalismo agresivo que glorifica el propio pue- blo por encima de los demas, el encuadramiento de la sociedad en organizaciones jerrquicas y férreamen- te disciplinadas, la confianza en la capacidad de un Estado fuertemente militarizado para resolver todos los problemas de la sociedad y, en muchos casos, el racismo radical. Con todo, las ideologias no constituyen los tinicos semilleros de ideas susceptibles de provocar conflictos politicos. Las ideas estan constantemente, a diario, en el centro de los debates y las controversias politi- cas tanto en las democracias como en las dictaduras. Las democracias no dejan de debatir cuestiones tales como de qué modo debe intervenir el Estado en la resolucién de los problemas de la comunidad. Incluso los regimenes no democraticos deben decidir entre una serie de formulas alternativas a la hora de reali- zar los objetivos que se marcan las elites dirigentes. El feminismo, como ideologfa politica, se conoce principalmente por su reivindicacién de que “lo per- sonal es politico”. Con esta afirmacién se denuncia la invisibilidad de la mujer para la politica. Todas las ideologias politicas contempordneas se han ba- sado en una division de esferas sociales que ubica a la mujer en el mbito de lo privado y lo doméstico, 16 Politica y ciencia politica: Una introduccién asumiendo que esta divisién es “natural”, Simulté- neamente el 4mbito privado ha sido desvalorizado mediante su categorizacién como “no productivo”. Asi, hasta fechas muy recientes el Estado no ha intervenido en cuestiones familiares (propias del Ambito privado), como el derecho de las mujeres a compartir la patria potestad de sus hijos, la vio- lencia doméstica o las ayudas para el cuidado de personas dependientes. Aunque también dentro del feminismo existen muchas corrientes diferenciadas, todas ellas coinci- den en sefialar que el Estado no es neutral, puesto que sus instituciones y sus leyes tienen un impacto diferente sobre hombres y mujeres, dados los roles de género que les son asignados socialmente. En tanto que algunos movimientos feministas se apartan de la polftica, asumiendo que los sesgos son practicamente imposibles de remover, otros tratan de influir sobre ella para que la dimensién de género esté presente en la consideracién de cada cuestién. Podemos ubicar la mayor parte de las ideologias politicas a lo largo del espectro izquierda-derecha, conceptos que nacieron en la Revolucién Francesa. Cuando en 1792 se reunié la asamblea legislativa conocida como Convencién, los revolucionarios que estaban a favor de remplazar la monarqufa por un sistema politico fundamentalmente diferente se sen- taban a la izquierda del presidente; los conservadores, que querian mantener la monarqufa, se acomodaban a su derecha; y los moderados, que intentaban alcan- zar algtin tipo de acuerdo, se colocaban en el centro. Esta ubicacién perduré en el tiempo, al igual que la alineacién politica que implicaba. Asi, los defensores del cambio politico empezaron a recibir la deno- minacién de izquierdistas (o representantes del ala izquierda), los conservadores que defendfan el statu quo, derechistas (0 del ala derecha) y los que se si- tuaban en el medio, centristas. A quienes desde el ala derecha defienden posturas radicales se les suele lla- mar reaccionarios, porque defienden la recuperacion de un orden que existié (en realidad o idealizado) en el pasado. 3.5. Los valores Los valores se pueden definir como principios, ideales © cualidades vitales de indole moral que las personas mantienen y a los que tratan de ajustar sus compor- tamientos. Entre los valores més importantes que vertebran la vida politica se encuentran la libertad, la justicia, la igualdad, la seguridad, el orden y la comu- nidad. Las personas suelen abrazar estos principios e ideales por su valor intrinseco para la promocién de la dignidad humana y las relaciones civilizadas. Pueden también considerar condiciones para una existencia civilizada valores tales como un medio ambiente salu- dable 0 vinculos familiares sélidos. Mientras que algunos valores politicos tienden a promover la democracia, otros suelen invocarse para justificar la dictadura. La libertad es uno de los valo- res democréticos més celebrados; en cambio, el orden es el valor en virtud del cual las dictaduras justifican el gobierno represivo. En efecto, la democracia se basa fundamentalmente en unos valores centrales que in- cluyen no sélo la libertad, sino también la nocién de que la dignidad humana y la igualdad son imposibles bajo la represién dictatorial, ademas de exigir la ple- na rendicién de cuentas de los gobernantes ante el pueblo. El choque entre la democracia y la dictadura es, pues, en gran medida, un choque de valores, y no sélo un conflicto por el poder o los recursos. Varias son las razones por las que los conflictos politicos pueden centrarse en los valores. En algunas ocasiones, los diversos valores que respalda una so- ciedad chocan entre sf, dificultando o imposibilitando la realizacién de un valor sin menoscabo de otro. Por ejemplo, la libertad y la igualdad suelen chocar. La libertad de un empresario para dirigir un negocio sin intervenci6n alguna del Estado puede entrar en colision con las demandas de sus empleados por un salario més elevado y prestaciones sociales, o con la exigencia de un trato no discriminatorio de las muje- res 0 las minorfas étnicas en el lugar de trabajo. Para garantizar los derechos de los trabajadores yun cierto nivel de justicia social, los Estados pueden interferir en la libertad de las empresas privadas. También el conflicto sobre el derecho al aborto es fundamental- mente un choque de valores con connotaciones reli- giosas. La religién representa en muchas sociedades una fuente importante de valores, y los conflictos de valores (sobre todo, los de caracter ético) suelen sola- parse con los conflictos religiosos. Desde una perspectiva global, algunas de las cues- tiones mAs polémicas del mundo contemporéneo giran en torno a los valores. Mientras los defensores de la democracia y de la empresa privada reivindican la li- bertad y el individualismo, algunas personas rechazan estos ideales como “valores occidentales’, considerén- dolos incompatibles con las practicas culturales y los sistemas de valores de su propia sociedad. Mantienen Capitulo 1 / Los grandes temas de la ciencia politica 7 que la exaltacién occidental de la libertad individual conduce a una suerte de egoismo depredador y a la quiebra social. En cambio, subrayan las responsabili- dades del individuo para con la comunidad, asi como también la necesidad de respetar a las autoridades religiosas 0 politicas. Tales son los argumentos que han desarrollado algunos lideres politicos del Sudeste Asitico, que limitan las libertades democraticas de los gobernados y no dudan en proclamar la superio- ridad de los “valores asisticos’. Los defensores de la democracia insisten, sin embargo, en que sus valores y procedimientos basicos son universalmente aplicables y se pueden adaptar igualmente a diversas culturas y diferentes sistemas de valores. En defensa de la democracia afirmamos que cuan- do a las personas se les niega la posibilidad de elegir a sus representantes politicos o de expresarse libre- mente, muchas son conscientes de que estan siendo objeto de represién politica, independientemente de su cultura, Cuando las personas padecen discrimi- naci6n sistematica, arrestos arbitrarios o torturas brutales debido a sus ideas politicas, creencias reli- giosas o identidad étnica, no ignoran que se les est privando de unos derechos humanos fundamentales, al margen de su cultura, Y cuando las personas pa- decen explotacién econémica por parte de los ricos y politicamente poderosos, cuando se les niega la opor- tunidad de salir de la pobreza mAs absoluta y mejorar sus circunstancias, saben que son objeto de injusticia social y econémica, con independencia de su cultura. Las formas que las sociedades humanas adoptan son increfblemente diversas, y las diferencias culturales, incontables. No obstante, los valores que distinguen los derechos y las libertades democraticas de la do- minaci6n dictatorial son iguales en todas partes y los reconocen universalmente quienes buscan una verdadera alternativa a la exclusion, la persecuci6n y la eliminaci6n de la dignidad humana. En este capitulo se ha puesto de manifiesto que la ciencia politica se ocupa de una serie muy variada de temas. Para explicar esta diversidad de fenémenos, los politélogos han desarrollado diversas herramientas analiticas y enfoques de investigacién empirica, que se expondrén en los capitulos 3 y 4. Aun cuando este libro presenta una visién panorémica de la ciencia politica empirica, no pasa por alto la subdisciplina de la teorfa politica normativa. Por ello, su Capitulo 2 ofrece una breve introduccién a las cuestiones fundamentales que han abordado los teéricos de la politica (0 filésofos politicos) en la segunda mitad del siglo XX. TERMINOS CLAVE (en negrita en el texto) Politica Regimenes democraticos Regimenes dictatoriales Teocracia Regimenes mixtos Negociacién Coercién Influencia Dominacién Economfa de mercado Identidades Sociologia politica Coeficiente o indice de Gini Divisiones/fracturas sociales cruzadas Divisiones/fracturas sociales polarizadoras Ideologta Socialismo Fascismo Feminismo Espectro izquierda-derecha Valores CAPITULO 2 LA TEORIA POLITICA: Algunos debates contemporaneos Eoste capitulo offece una breve introduecion a las cuestiones que aborda la teoria politica normativa, a los planteamientos que adopta y los argumentos que desarrolla. En la primera seccién se expone como la teoria politica normativa, cuyos origenes se remontan a la Grecia Antigua, se ha configurado en el siglo XX como una subdisciplina de la ciencia politica. En la segunda seccion se explican los principios del pensamiento libe- ral y se presentan tres conceptos fundamentales para la teoria politica liberal, predominante en la segunda mitad del siglo XX. Finalmente se sefialan algunas de las criti- cas més importantes que han suscitado los supuestos y razonamientos de esta teorta. 1, DEL PENSAMIENTO POLITICO “COMPRENSIVO” A LA SEPARACION ENTRE CIENCIA POLITICA EMPIRICA Y TEORIA POLITICA NORMATIVA Las disciplinas académicas que ofrecen las universi- dades en nuestros dias suelen asentarse en una larga tradici6n de reflexion sobre sus respectivos objetos de estudio. Asi ocurre también con la ciencia politica. En los cursos de introduccién a la ciencia politica, a la hora de explicar los orfgenes de la disciplina, es habitual encontrar referencias a autores de la Grecia Antigua que escribieron obras de pensamiento politico muchos siglos antes de que, en algunas universidades Elisa Chulid* de Estados Unidos, los estudios sobre la politica alcan- zaran el reconocimiento de ciencia hacia 1900. En efecto, cuando Platén (427-347 a.C.) y Aristé- teles (384-322 a.C.) desarrollaron sus ideas sobre el gobierno de la comunidad, ni tenfan como objetivo la formulacién de argumentos falsables (0 susceptibles de refutacién) a través de la comprobacién empfrica (es decir, del contraste con la realidad), ni probable- mente se proponian ser neutrales u objetivos en la adquisicién y exposicién de sus conocimientos. Lo mismo cabria afirmar de otros muchos autores que escribieron sus obras entre los siglos XV y XIX, y a los que tradicionalmente se les considera los padres de la ciencia politica, como Maquiavelo (1469-1527), ‘Thomas Hobbes (1588-1679), John Locke (1632-1704), el barén de Montesquieu (1689-1775), James Madison (1751-1836), Alexis de Tocqueville (1805-1859) o Karl Marx (1808-1883), por poner s6lo algunos ejemplos. Quizé, como ha escrito Colomer (2004), casi nin- giin escrito de estos autores serfa hoy aceptado para su publicacién en una revista académica de prestigio porque encierran no pocas ambigiiedades e impre- cisiones. Y, sin embargo, ellos hicieron aportaciones muy importantes desde un punto de vista cientifico: examinaron las estructuras, los procesos y los resul- tados de la actividad politica que desplegaban sus co- etaneos, descubrieron regularidades o pautas de com- portamiento de los ciudadanos y de las instituciones, * Los comentarios de Paloma Aguilar, José Ignacio Torreblanca, Miguel Herrero, Antonia Ruiz, Jaime Pastor y Ana Royal me han permitido mejorar versiones previas de este cay itulo. A todos ellos agradezco su generosa contribucidn de tiempo y atencién a este intento de exponer sucintamente en qué consiste la teorfa politica y en torno a qué debates giran algunas de sus principales aportaciones contemporéneas. 20 Politica y ciencia politica: Una introduccién definieron conceptos y establecieron categorias para agrupar los fenémenos. A partir de estos conocimien- tos, reflexionaron sobre el buen gobierno y las virtu- des civicas; en definitiva, acerca de los valores que debian informar la accién politica y la convivencia. Estos escritos de pensamiento politico conjugaban, por regla general, la descripcién y la explicacion de los fenémenos politicos con los razonamientos sobre cémo podian progresar las comunidades politicas. Ofrecian, en definitiva, un enfoque “comprensivo” 0 “integral” de la politica. En nuestros dias, estas dos vertientes de la inves- tigacin en ciencia politica —la que se plantea como “es” la realidad politica y la que se pregunta cémo “deberia ser"— aparecen habitualmente separadas: los autores que se dedican a una y otra son, por regla general, distintos, como también lo son las revistas y publicaciones académicas que recogen sus contribu- ciones. Las obras que describen y explican los hechos politicos se adscriben a la ciencia politica empirica, mientras que las que especulan sobre los valores y los. preceptos de acuerdo con los cuales deberia regirse la comunidad politica se clasifican como teoria politica normativa o filosofia politica. Dicho sucintamente, la ciencia politica empfrica se interesa por el “ser”, y la teoria politica normativa por el “deber ser”. Para el estudiante de ciencia politica, tan impor- tante como distinguir la teoria politica normativa de la ciencia politica empfrica es saber que ambas se han enriquecido y pueden seguir enriqueciéndose mutuamente. Al fin y al cabo, como afirma Brian Barry (2001: 770), “las conclusiones acerca de c6mo: funcionan las cosas tienen normalmente implicacio- nes normativas”. Asimismo, razonamientos teéricos ligados a las cuestiones que se plantean los filésofos. politicos subyacen, de manera mas o menos explicita, a buena parte de las investigaciones empiricas que desarrollan muchos politélogos. Lo cierto es que la tendencia a identificar “ciencia politica” con “ciencia politica empirica” parece en la actualidad dominante. El grueso de la investigaci6n politolégica contempordnea se centra en el andlisis de los fenémenos politicos y la explicacién de sus causas y consecuencias de manera légica, sistematica y contrastable (es decir, verificable). Sin embargo, un libro de introduccién a la ciencia politica que no recogiera la contribucién de la teoria normativa al desarrollo de la disciplina y no expusiera algunas de las principales cuestiones intelectuales que pre- ocupan a los fil6sofos politicos resultaria incompleto. Como ha escrito Giovanni Sartori (1984: 47), “la filo- soffa politica ha sido (...) un componente esencial e imposible de eliminar del discurso politico. No es justo que la ciencia empirica de la politica venga a eclipsar- la, ni tampoco tiene sentido que el cientifico politico desconozca lo que es el fundamento de su campo”. En consonancia con esta posicién de Sartori, aunque este libro ofrece una aproximacién empfrica al estudio de la politica, dedica este capitulo a exponer algunas de las cuestiones que han suscitado el interés de los fil6- sofos politicos durante la segunda mitad del siglo XX. Pero antes de que el lector se adentre en esta intro- ducci6n a la teorfa politica normativa, es importante advertirle de un posible error. La teorfa politica nor- mativa no se debe confundir con los enfoques (te6- ricos) de investigacién empfrica, a los que a menudo también se refieren los politélogos como “teorfas de la ciencia politica” (o incluso “teorfa politica” sin mas adjetivos). Tales enfoques (entre los que destacan los que se exponen en el Capitulo 4) ofrecen herramientas conceptuales, analiticas y teéricas para analizar empiricamente la realidad politica, es decir, para explicar el funcionamiento actual 0 efectivo de la politica, En cambio, la teorfa politica normativa se aproxima a los fendmenos politicos a través de la reflexion especulativa o filoséfica. No pretende contrastar sus razonamientos con la realidad, sino reflexionar en torno a los principios éticos y morales que deben informar un orden politico orientado a procurar a sus ciudadanos una “vida buena’, En parte por la dilatada historia de la filosofia po- litica, su acervo es tan amplio y diverso que una breve introducci6n como ésta no puede mas que enfocar la atencién sobre una seleccién muy restringida de cuestiones, autores y obras, obviando referencias sin duda importantes. Aqui nos centraremos en la teorfa politica liberal, predominante en la segunda mitad del. siglo XX. Esbozaremos primeramente tres de sus pi- lares conceptuales (la libertad, la justicia y la sociedad civil), para después apuntar algunas criticas significa- tivas formuladas a sus supuestos y argumentos. 2. EL PREDOMINIO DE LA TEOR{A POLITICA LIBERAL EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX: TRES CONCEPTOS CLAVE La teorfa politica normativa, en tanto subdisciplina de la ciencia politica, ha recibido una atencién aca- démica desigual a lo largo de las aproximadamente cinco décadas que constituyen el periodo que aqui Capitulo 2 / La teoria politica 21 nos ocupa. De acuerdo con una interpretacién bas- tante extendida, la filosoffa politica experiment6 una crisis en torno a la Segunda Guerra Mundial de la que no se recuperaria hasta los afios 70. En efecto, en las dos primeras décadas de la posguerra abundaron las criticas a la filosofia politica, en la cual se tendia a ver un ejercicio de elucubracién sobre preferencias morales cuya pretendida validez universal no hallaba respaldo en la realidad. Tras su declive en los afios 50 y primeros de los 60, la teoria politica normativa resurgié en el contexto de significativos cambios so- ciopoliticos, como los que plasmaron el movimiento a favor de los derechos civiles en Estados Unidos y las. masivas protestas estudiantiles en Europa. Esta interpretacién de la historia reciente de la filosoffa politica ha suscitado, con raz6n, algunas re- servas. Se ha subrayado que es precisamente durante esas décadas de supuesto declive cuando autores como Friedrich Hayek (1889-1992), Michael Oakeshott (1901-1990), Karl Popper (1902-1994), Hannah Arendt (1906-1975) e Isaiah Berlin (1909-1997) y, desde una perspectiva marxista, Herbert Marcuse (1898-1979) © Louis Althusser (1918-1990), publicaron sus princi- pales obras. Como ha seftalado Parekh (2001), estos autores —todos ellos europeos— entendfan mayori- tariamente que la contribucién de la filosofia politica consiste en poner de relieve las caracteristicas funda- mentales de la existencia humana y la vida politica en el mundo moderno, Testigos de las atrocidades provocadas por el ascenso de las‘dictaduras totalita- rias (fascistas y comunistas) en la primera mitad del siglo XX, se empefiaron en identificar las causas de “tantos errores cometidos por la humanidad” (Pop- per 1994: 11). Asf, por ejemplo, Popper las atribuy6. a la construccién de utopias y la creencia en que las leyes del desarrollo histrico pueden conocerse y, por tanto, que la historia puede predecirse (historicismo); Oakeshott, al exceso de confianza en la razén como instrumento de la politica (racionalismo), descuidan- do la importancia de los habitos morales de compor- tamiento, que ni responden estrictamente a la razon ni son universales, 0 comunes a toda la gente; Hayek, al abandono de la tradicién liberal, segtin la cual las sociedades evolucionan espontaneamente y no a golpe de proyectos de planificacién social impuestos “desde arriba’; y Marcuse, a la biisqueda de efectividad y efi- ciencia propias del capitalismo tecnocrético. Minusvalorar la contribucién de estos autores al avance y a la consolidacién de la teoria politica normativa en el siglo XX seria tan desacertado como. cuestionar el alcance de la obra que muchos politélo- g0s consideran el principal hito en la historia reciente de esta subdisciplina de la ciencia politica: Una teoria de la justicia, publicada en 1971 por el estadounidense John Rawls (1921-2002). A partir de la publicacién de esta obra y del lanzamiento por las mismas fechas de algunas de las revistas académicas mas importantes de filosoffa politica, esta dltima se torna més critica respecto a los principios morales que subyacen a la realidad contemporénea, al tiempo que refuerza su intenci6n de transformarla. Su principal objetivo no consiste tanto en entender los fundamentos de los comportamientos individuales, cuanto en ofrecer orientaciones sobre instituciones, politicas y practi- cas sociales deseables, asentadas en unos principios “razonables” (es decir, establecidos mediante el uso de la raz6n y justificables en términos racionales) y universalmente aceptables. En cualquier caso, antes y después de Rawls, gran parte de los autores que han marcado la historia contemporénea de la filosofia politica occidental comparten unas premisas sobre el individuo y su re- lacién con el Estado que constituyen los fundamentos del pensamiento liberal. Esta corriente comenz6 a desarrollarse en el siglo XVII, impulsada fundamen- talmente por el filésofo John, Locke y, en los siglos siguientes, por economistas como Adam Smith (1723- 1790) y John Stuart Mill (1806-1873). Desde sus pri- meras formulaciones, el pensamiento politico liberal se ha ido construyendo sobre tres grandes ideas: 1) los seres humanos son racionales y poseen derechos individuales inviolables, entre ellos, el derecho a con- figurar la propia vida en la esfera privada con plena libertad, y los derechos a la propiedad y a la felicidad; 2) el gobierno y, por tanto, la autoridad politica deben resultar del consentimiento de las personas libres y re- gular la vida piblica sin interferir en la esfera privada de los ciudadanos, y 3) el Estado de Derecho (rule of law) obliga a gobernantes y gobernados a respetar las. reglas, impidiendo el ejercicio arbitrario del poder. Como veremos a continuacién, aun cuando el nu- cleo de las premisas del liberalismo ha permanecido estable a través de los siglos, el desarrollo del pensa- miento liberal contemporéneo ha ido matizando el contenido de estos principios. Si el liberalismo clasico ensalzaba la libertad como bien maximo y absoluto, los te6ricos liberales contempordneos han puesto de relieve la complejidad y ambigiedad de este valor. Mientras los liberales clésicos circunscribian la in- tervencién de los gobiernos a preservar y proteger 22 Politica y ciencia politica: Una introduccién los intereses de los individuos y a prevenir que és- tos se inflijan dafios, en décadas recientes algunos te6ricos liberales han subrayado la imposibilidad de alcanzar una verdadera igualdad de oportunidades siel Estado y la sociedad no resuelven los problemas de distribucién de los recursos de la sociedad, es de- cir, no promueven medidas de justicia distributiva o redistributiva (igualitaria). Y en tanto que los libe- rales clasicos situaban al individuo en el centro de sus preocupaciones intelectuales, muchos tesricos liberales contempordneos han puesto de relieve la importancia y el poder de las organizaciones de la sociedad civil como instituciones que median entre el individuo y el Estado, contrapesando el poder de este dltimo. 2.1. La libertad @Dénde empieza y dénde acaba mi libertad como ciudadano? ¢Quién puede obligarme a obedecer y en virtud de qué? Estas preguntas nos remiten al deba- te sobre el concepto y el valor de la libertad. No es casual que la publicacién a finales de los afios 50 de algunas de las grandes contribuciones de la filosoffa politica contempordnea sobre la libertad se produje- ra en plena lucha entre los paradigmas ideolégicos del capitalismo y del comunismo durante la Guerra Fria. Pero tampoco parece accidental que coincidiera. con la percepcién de que los problemas morales que plantean las relaciones politicas estaban siendo pos- tergados en el debate intelectual de la época. “Descuidar el campo del pensamiento politico por su objeto de estudio inestable, por sus limites borro- sos, (...) es simplemente permitirse permanecer a merced de creencias primitivas y no expuestas a la cerftica”. Con estas palabras rechazaba Isaiah Berlin en 1958 la tendencia de sus coetaéneos a concebir las ideas como productos derivados de los intereses materiales (una postura caracteristica, aunque no de forma exclusiva, del marxismo) y, por tanto, menos merecedoras de atencién y anilisis que tales intere- ses (Berlin 1993: 189). Y como si ante tal descuido del poder de las ideas creyera necesario reaccionar recu- perando lo mas bdsico o primordial de la reflexién filoséfica sobre la politica, convertfa la libertad en el niicleo de sus razonamientos. La principal aportacion de Berlin al debate sobre la libertad consiste en la advertencia de que la libertad no es un concepto univoco e intrinsecamente condu- cente a un orden liberal; y ello porque coexisten dos conceptos de libertad: la negativa y la positiva. La libertad negativa resulta de la no interferencia de otros en el rea de accién individual, en tanto que la libertad positiva implica la voluntad de adquirir el control sobre la propia vida. De acuerdo con el concep- to de libertad negativa, cuanto més amplia es el 4rea de no-interferencia, més extensa es la libertad. Aunque el 4rea de accién libre debe estar limitada por la ley, tiene que existir un 4rea minima de libertad personal, de privacidad inviolable por otros (y en particular, por los poderes ptiblicos). Para los defensores de la liber- tad negativa, sdlo la existencia de esta 4rea garantiza el desarrollo de las facultades naturales que permiten al individuo perseguir los fines que considera buenos © deseables, o, segiin argumentaba Mill a finales del siglo XIX en su célebre ensayo Sobre la libertad, descu- brir “la verdad’, En cambio, para los defensores de la libertad positi- va, libre es el individuo cuya razén y voluntad (su “yo” superior) logran dominar sus deseos y pasiones (su “yo” inferior). A Berlin le preocupaba especialmente que algunos idedlogos pudieran atribuir (o “elevar”) la raz6n y la voluntad de los individuos a una entidad social; es decir, que trasladaran atributos individuales a la colectividad. Este traslado del nivel individual al nivel colectivo podria conducir a que, en virtud de los supuestos intereses y la libertad de la colectividad, se considerara Iicito y aceptable menoscabar o destruir la libertad individual. Berlin sostenia, por tanto, que la libertad positiva (cuando devaliia al individuo al trasladar su “yo” superior al colectivo social) encierra el riesgo de convertirse en un argumento justificador de la coaccién. De hecho, segiin Berlin, las dictaduras ensus diferentes variantes (totalitarias y autoritarias), asf como también los nacionalismos, suelen construir su base de legitimacién sobre este entendimiento per- verso de la libertad positiva. En verdad, el discurso de Berlin resulta tan denso y lleno de matices que sus reservas hacia la libertad positiva no implican una defensa incondicional de la libertad negativa. No se le ocultaba que la libertad negativa puede acabar siendo una libertad muy re- ducida 0 pobre. Asimismo, reconocfa que lo que uno concibe como su propio deseo puede ser el resultado de internalizar lo que otro persuasivamente le incita a desear. Noes, por tanto, inconcebible una dictadura respetuosa de la libertad negativa. Pero, como recordaba Hayek por las mismas fechas en su libro Los fundamentos de la libertad, publicado en 1960, tampoco es impensable que un régimen que

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