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Las perturbaciones de la personalidad: una perspectiva gestaltica Gilles Delisle SEGUNDA PARTE UN RECORRIDO POR LOS CONCEPTOS UTILIZADOS Y POR LOS DATOS EMPIRICOS 3 ALGUNOS CONCEPTOS BASICOS DE LA PERSPECTIVA GESTALTICA El objetivo de la presente obra no es hacer una presenscion teGrica de la terapia gestéltica, por lo tanto, vamos a atenerno$ # UN breve recorrido por los conceptos, enviando al lector que desee saber mas a las obras citadas en la bibliografia. El ciclo de la experiencia Se trata de una secuencia organica de la que se pued® 5 consciente en cada momento de nuestra existencia y a la que 4 intimamente asociada la noci6n de awareness. Cuanto mas 6P'4° es su funcionamiento, més satisfactoria es la experiencia innedia- tay nos permite darnos cuenta de los acontecimientos que $© en Ja frontera-contacto. Fl “ciclo de la experiencia” puede ser utilizado com UP macroscopio 0 como un microscopio. Nos puede servir pate componer una experiencia microscpica que sdlo dura al 8 segundos, como lo que pasa cuando tenemos frio y actuamo$ Para corregir la situacion. O también una experiencia mas amplia que se extiende durante un periodo de tiempo mucho mas largo, como el hecho de cambiar de trabajo 0 de poner fin a una relaci6n anx0"088- En el encuentro terapéutico, el terapeuta gestaltico UU constantemente (aunque no tenga siempre tiempo de nomp"#l0) el ciclo de experiencia. Le permite observar los modos xtc ciales de su cliente y actuat para restaurar una mayor fh id &% At 4B en donde el paso de una fase a otra esta estancada 0 le falta conti- nuidad. En la figura 1, se presenta el ciclo en forma de campana. Los diferentes momentos que estan indicados son la retirada, la sensa- cién, la simbolizacién, la movilizacién de Ia energia, la acci6n, el con- tacto (0 la completitud) y después, de nuevo, la retirada. Figura 1: El ciclo de la experiencia organismica Movilizaci6n de la energia La retirada El organismo esta en reposo, nada es verdaderamente figu- ra. En la realidad cotidiana, estos momentos son mis bien raros... Efectivamente, mas bien se pasa de una figura de interés a otra. Las personas que meditan tratan, de hecho, de conseguir apartarse de las estimulaciones sensoriales, cognitivas y emotivas. El espacio meditativo es por lo tanto bastante buen ejemplo de la experien- cia de la retirada. Por poner un ejemplo, imaginemos que se esta sentado y en calma sin que nada en concreto nos Ilame Ia atenci6n, ni nos movilice. La sensaci6n No esta cerrado el debate entre los que consideran Ia sen- saci6n pura, excluyendo cualquier representacién, como una abs- 44 traccion, y los que consideran que existe de hecho, incluso si el tiempo que la separa de la simbolizacién es extremadamente corto. Los gestalticos no tienen la intencién de zanjar esta cuestion, pero creen util, basandose en las necesidades de la intervenci6n tera- péutica, reconocer el espacio entre la sensaci6n y la simbolizacion. Efectivamente, se ha podido observar a menudo en algunas personas una tendencia a simbolizar de manera inadecuada algunas de sus sen- saciones. Asi, un hipocondriaco, al digerir mal una comida copio- sa, puede creerse victima de una enfermedad del corazon. Todos sabemos como nuestras boberias, nuestros pequefios sintomas fisicos pueden inquietarnos en algunas circunstancias. Basta con que nos encontremos con alguien que pueda decirnos de qué se trata para que, rapidamente, se sienta uno aliviado y tran- quilizado. Si estoy tranquilamente sentado y tengo una sensacién de frio en la piel, es decir que mi vello se eriza y tengo en la piel la reac- ci6n de carne de gallina, podria posteriormente dar diferentes sig- nificados a esta sensacion. Por un momento, hemos tenido la capacidad organica de sentir esa sensaci6n, es decir, el vello que se eriza y el fenémeno de la carne de gallina. La simbolizaci6n. 4Qué es lo que pasa? {Tengo frio? {Tendré fiebre? {Tengo miedo? Del significado que voy a dar a la sensacion va a depender, posteriormente, la accién que deberia realizar para volver a llevar a mi organismo a un estado de equilibrio. Si funciono bien y no tengo situaciones inacabadas de figura, verdaderamente voy a constatar que esta sensaci6n de frio, la sensacion de carne de galli- na en la piel, es debida al hecho de que la temperatura ambiental es demasiado baja y que debo actuar sobre el entorno. Debo actuar en el climatizador de la habitacion en la que estoy. 45 La movilizacién de la energia Habiendo conectado correctamente con la sensacion, le sigue naturalmente que me movilice y que empiece a identificar en mi entorno los resortes sobre los que puedo actuar y que van a ser- vir para restablecer el estado de equilibrio al que aspiro. Me fijo en las distintas ventanas que estan abiertas, verifico en mi imaginacion la temperatura del termostato. En el fondo analizo y descarto las dife- rentes posibilidades de accién que estan presentes en el entorno. Una vez hecho esto, entro en calor y me preparo para actuar. La accion Después de comprobar que el termostato esta seleccionado muy bajo, me levanto y me desplazo en el espacio, dirigiéndome hacia el control del termostato. Todavia no he “contactado” con el objeto ambiental que me va a permitir restaurar el equilibrio, pero estoy en movimiento, estoy en accion. Hago un gesto. Actiio y si mi acci6n es exacta, voy a llegar al momento del contacto. Pero de momento lo tinico que hago es actuar en el entorno, todavia no estoy verdaderamente “contactado” con el objeto que necesito para satisfacer mi necesidad. La apropiacién o el contacto Ahora he encontrado el control termostatico, lo pongo a la temperatura que quiero y en el momento que hago ese gesto, una cierta descarga energética se desprende, mi organismo se esta satis- faciendo ya en espera del cambio de temperatura que acabo de desencadenar. En este momento, he establecido un contacto, es decir, he entrado en relaci6n efectivamente en mi entorno con el objeto o el recurso sobre el que era necesario actuar para satisfa- cer la necesidad previamente identificada. 46 La retirada Al haber actuado en donde he podido actuar, no me queda més que esperar y confiar en que el sistema de calefaccion reaccione con rapidez para satisfacerme. Poco a poco, la temperatura aumen- ta, mi satisfaccion aumenta también. Las sensaciones que tenia desa- parecen, mi atenci6n se desinteresa de esta accion y de este con- tacto. Vuelvo a estar disponible para otra cosa, para otro acontecimiento. El ciclo se ha completado. Por todo lo dicho anteriormente, se puede ver que la situa- cién Optima desde un punto de vista organico es en primer lugar completar, y después destruir las diferentes figuras que surgen en el campo perceptivo. Completarlas es permitirles destacar con niti- dez y con fuerza en el fondo de nuestra experiencia: es permitir a esas figuras movilizarnos completamente. Destruirlas 0 desestruc- turarlas es actuar sobre el entorno externo o interno para satisfacer la necesidad original, dejando asi que desaparezcan para dar lugar a la emergencia de otra experiencia. Ia finalizaci6n de una experiencia como la que hemos elegido como ejemplo no plantea demasiados problemas. Aunque en algu- nos clientes psicdticos, incluso, tales sensaciones se encuentran sim- bolizadas de manera aberrante. Pero para la mayor parte de noso- tros, son las sensaciones mas complejas, como ese vago malestar experimentado con ocasi6n de un reencuentro, el retraso que pone- mos en hacer una Ilamada, el deseo de decir algo y una especie de miedo difuso a hacerlo, las que nos plantean problemas. Es que nosotros no abordamos las cosas con la inocencia del nifio, que hace todo por vez primera. Estamos ya provistos de una especie de programa, sin cesar enriquecido con nuevos datos, pero que tiene una historia. En concreto, mantenemos una serie de per- cepciones y de opiniones con respecto a lo que somos y de como est4 hecho el mundo que nos rodea. Asi, nuestra forma de simbo- lizar nuestras sensaciones mas complejas va a estar modelada por la percepcién que tenemos de nosotros mismos. Si, como el clien- 47 te obsesivo, nos percibimos como alguien sobrio, prudente y leal, las sensaciones que ponen en peligro esta imagen van a ser menos facilmente y menos adecuadamente simbolizadas que las que la man- tienen. Por ejemplo, el cansancio que entrafia una tarea fastidiosa va a ser mas facilmente deflectado o retroflectado que las ganas de ter- minarla a la perfeccion. A la larga, si tenemos “prohibido” sentir este cansancio y este aburrimiento, vamos a tender a exacerbarlo sufi- cientemente como para transformarlo en algo mas compatible con la idea que tenemos de nosotros mismos. Un buen principio de “burn-out” seria hacerlo muy bien, ya que entonces nos estaria permitido “matar la obra”... Por otra parte, la vida cotidiana nos abastece de numerosas ocasiones de no acabar algunos de nuestros ciclos de experiencia. En efecto, si la capacidad de acabarlos es indispensable para nues- tra salud psicol6gica y fisica, la capacidad para interrumpirlos con awareness lo es otro tanto. Imaginemos por ejemplo, que paseo un dia de fiesta, y que siento ganas de tomarme una cerveza en una terraza. Me fijo en un sitio que me interesa, me pongo en marcha, me dirijo hacia esa terraza, y en el momento en que lego, me doy cuenta de que las personas que estan sentadas alli no me parecen especialmente interesantes, algunas de ellas estan algo mas que un poco bebidas y alborotan. En ese momento, puede ser util y orga- nicamente bueno interrumpir la accién en el entorno para poder encontrar otro sitio que pueda satisfacer mi necesidad. Caminando, mi necesidad podria cambiar y podria constatar que, en el fondo, tengo ganas de seguir andando. Ademis, el aire ha refrescado, y mi deseo de beber la cerveza ha desaparecido. Por lo tanto, es adecuado decir que podemos no desear com- pletar el conjunto de nuestros ciclos de experiencia. Debemos tener la suficiente flexibilidad, soltura y atenci6n a lo que surge para cues- tionar las diferentes experiencias a las que nos vemos confrontados, sean importantes o sin importancia. 48 Las personas que no funcionan 6ptimamente tienen gene- ralmente una propensi6n a las interrupciones, a las dudas 0 a las indecisiones entre la retirada y la sensacion, entre la sensacion y la simbolizaci6n, entre la simbolizacion y la movilizacion, entre la movi- lizacion y la accién, entre la accion y el contacto, entre el contac- toy la retirada, en resumen, en todos los puntos de transicién del ciclo. EI terapeuta gestaltico esta formado para reconocer esta propensi6n a una interrupcion concreta, para darse cuenta de ella, para permitir que sea figura a la vez para él y para el cliente. Interviene para desmontar los mecanismos y para restaurar Ia flui- dez y la continuidad en el ciclo de la experiencia. A menudo, es en los micro-ciclos donde se revelan a la atencin terapéutica estas dis- posiciones que disminuyen la calidad de los gestos que hacemos en. circunstancias que entrafian consecuencias importantes. De hecho, a veces el cliente se desconcierta al ver a su terapeuta interesarse por “estas fruslerias” y le gustaria mas que “se hablara de su pro- blema”... En el Cuadro 1 se pone en paralelo un micro-ciclo y un macro-ciclo y se puede constatar que las fases de la experiencia son las mismas en los dos. Cuadro 1. El ciclo de experiencia: aspectos microscépicos y macroscopicos LAS FASES DEL UNEJEMPLO DE UN EJEMPLO DE MACROCI- CICLO DE EXPE- | MICROCICLO CLO RIENCIA La sensaci6n | Tengo la carne de Siento cada vez menos ganas | gallina | de hacer mi trabajo. Dejo sin | cesar mis proyectos para mas tarde. Me doy cuenta de que 49 La simbolizaci6n La movilizaci6n: de Ia energia 50 ‘Tengo frio Siento plenamente Ia sensacion y me preparo para actuar. ‘Me levanto, voy al armario de mi habita- ci6n y cojo un abrigo | hace mucho tiempo que no tengo motivaciones concretas en mi trabajo. Mis compafieros me aburren. 2Qué me pasa? (Estaré estresa- do? {Depresivo? Pero no, desde que salgo de esta ratonera, me siento lleno de energia...; itengo alguna friccién con algiin compafiero o con algén jefe que merma mi entusias- ‘mo? (Sera que me siento ansio- so frente a la obligacién de ser formador? No hace mucho tiempo que domino este traba- jo y sé que lo desempeiio con facilidad. Demasiado tiempo quizas? En el fondo, este traba- jo me aburre. Me ha parecido satisfactorio mientras tenia algo que aprender de él, pero después de algtin tiempo, ya no me resulta estimulante. Me siento algo triste al consta- tar esto, Al mismo tiempo, siento que me vuelve la ener- gia, nada mejor que haberme dado cuenta de lo que me pasa, La idea de hacer un tra- bajo estimulante, de plantear- me un nuevo desafio me anima, Ademés, si comparo lo que vivo con lo que deseo, mantenerme asi se vuelve into- erable. Es hora de actuar. Me doy cuenta de mis intere- ses profesionales, hablo de ellos con personas de confian- za. Hago un anilisis serio de mis competencias. Me oriento hacia dos o tres posibilidades. Establezco relaciones. Me citan una entrevista de seleccin. La hago y tengo éxito en mi presentaci6n. Este nuevo traba- jo me interesa con toda seguri- El contacto Me pongo el abrigo | Recibo una llamada del jefe del | despacho. (Me despiden! A | buenas horas... La retirada Después de un | Entro en mi nueva oficina. El de frio ha desapare- habia desencadenado esta cido. La accion ha_| experiencia ha desaparecido. sido eficaz, elcon- | Empieza otro ciclo. tacto satisfactorio. Experimento de nuevo las | rato, la sensacién _aburrimiento profesional que Se ha terminado __sensaciones que provienen de esta experiencia y | un entorno desconocido y de | deja de interesar- | un reto a superar me. Quedo disponi- | ble para otra cosa Formas de adaptaci6n y resistencias al contacto En la perspectiva gestaltica, la frontera-contacto esta siempre activa: Las transacciones que se hacen en la frontera-contacto pueden estar moduladas de cinco maneras. Cuando estos meca- nismos estan activos en una persona, sin que ella sea consciente y de una manera que le impida nutrirse o le envenene, se les lama resistencias al contacto. Cada uno de estos modos de regulaci6n por lo tanto tiene un efecto adaptativo y un efecto defensivo. oa La introyecci6n Se trata de un modo de adaptaci6n o de resistencia segtin el cual lo que forma parte del entorno se experimenta como formando parte de uno mismo. Es un proceso que se opone a la asimilacion en el sentido de que la persona que asimila descompone un ele- mento del entorno eligiendo lo que es nutritivo y rechazando lo que es toxico. Adapta de manera creativa lo que encuentra en Ja fron- tera-contacto. La persona que introyecta traga todo: la piel y el hueso. Podra digerir la piel, pero el hueso... Se introyecta cuando se adoptan sin darse cuenta, por lo tanto sin adaptarlas, las actitudes fisicas 0 mentales de alguien. La hipnosis, la publicidad, los mandatos parentales, son formas de introyeccién. Este modo de regulacién toma a menudo Ia forma de refranes 0 for- mulas aceptadas a través de la emocion. En terapia, la persona que introyecta busca respuestas hechas. Quiere que su terapeuta le diga lo que tiene que hacer. Cualquier forma de aprendizaje supone la capacidad de introyectar, preferentemente de manera consciente y provisional. La imitacion, el tomar medicamentos de sabor desagradable son tam- bién formas adaptativas de introyecci6n, en el sentido de que se hacen al precio de deteriorar nuestro sentido critico. No se puede aprender a desenvolverse por el mundo sin introyectar. Observar a un profesional experimentado permite, por mimetismo, adoptar algunas actitudes provisionales que deben set criticadas con posterioridad. La proyecci6n. Se trata de un proceso mejor conocido. En resumen consis- te en hacer como si lo que forma parte de uno mismo perteneciera al entorno. La proyecci6n, simple en apariencia, ¢s en realidad un proceso complejo. Se conoce bien lo de que se le imputa a alguien los sentimientos 0 las acciones que nos pertenecen. $2 Existe, sin embargo, otro aspecto de este proceso: el de impu- tar a alguien los sentimientos, las intenciones 0 los pensamientos complementarios a los nuestros, como una manera de legitimar lo que se piensa 0 lo que se experimenta. Por ejemplo, pensar que nuestra pareja nos descuida y reprocharselo, mientras que ¢so es lo que deseariamos ya que esto justificaria la rabia que sentimos hacia él 0 ella. Del aspecto adaptativo de la proyeccién se puede decir que, sin él, no existirian novelas, ni ninguna obra de ficcion, ni jue- gos de ajedrez. La anticipaci6n es cosa de la proyeccion. Cuando anticipo, utilizo mis experiencias pasadas, y supongo que Ja otra per- sona va a actuar segtin estas experiencias. ¢Como voy a prever sino proyectando? La proyeccién adaptativa esta hecha con aware- ness, he aqui la diferencia. Ademés, es provisional més que croni- ca y puede cambiar con el contacto del objeto sobre el que actta. En terapia, la persona proyecta en el terapeuta muchas par- tes no aceptadas de si mismo, como el juicio negativo, la manipu- lacion, el control, asi como partes complementarias, como el hecho de creer que su terapeuta es altivo y despectivo, que es lo que hace que se sienta tan intimidada y no se atreva a contradecirle. La deflexién Es un concepto mas reciente que los otros. Fue creado por E.y M. Polster y por lo tanto no esta citado en el primer libro de Perls®, ni en el de Perls, Hefferline y Goodman’. Latner y From no la utilizan y piensan que se trata de un subproceso de la retrofle- xi6n. E. y M. Polster la utilizan porque 1a consideran itil en el plano clinico, ya que permite describir una experiencia distinta del indi- viduo. 6 Yo, hambre y agresion. México, FCE, 197. 7 Gestalt Therapy, ed. cit. 53 Se trata de una maniobra para disminuir la intensidad del con- tacto no mirando, utilizando un lenguaje vago, complaciendo, no comprendiendo nada, expresandose de manera excesiva. Puede tra- tarse también de un lenguaje de circunloquios, de complacencias, de hipérboles, de exageraciones, etc. En el plano adaptativo, la deflexi6n nos permite disminuir la intensidad de lo que, de otra manera, nos seria a la vez insoporta- ble e inutil 0, parafraseando la formula, unir lo inutil alo desagra- dable. No siempre queremos un contacto intenso. Cualquiera que se encuentre en una fiesta con ganas de divertirse, pero constan- temente perseguido por alguien que quiere tener una “conversacion seria” necesita conocer las virtudes salvadoras de la deflexi6n... En terapia, la persona que deflexiona acttla como una mane- ra de no sentir y trata, con toda clase de maniobras, de neutralizar al terapeuta. Puede hacerlo hablando sin parar y sin contacto, expre- sandose de manera tan monocorde que resulta hipndtico 0 ence- rrando una emoci6n en la exageracion, de tal manera que la inten- sidad real no se siente. La retroflexion Se trata de un modo de resistencia 0 de adaptacién en virtud del cual se hace uno a si mismo lo que se le querria hacer al entor- no y que el entorno nos hiciera a nosotros. Por ejemplo, herirse cuando se tiene rabia contra alguien, preguntarse sobre lo que alguien piensa en lugar de preguntarle a esa persona; algunas per- sonas tienen el reflejo de “retorcerse la lengua siete veces antes de hablar”. El suicidio, la automutilacién, las rumias obsesivas pueden considerarse como otras tantas formas de retroflexion. Esto lleva a menudo a las somatizaciones y siempre es potencialmente obser- vable. 54 En terapia, la persona que retroflecta tarda una eternidad en ae a las preguntas del terapeuta, aprieta los dientes y los Ppufios, ahoga las lagrimas, reprime sus sollozos. La confluencia 1a confluencia es un desdibujamiento tal de la frontera- contacto que no se siente. No hay una representacion neta de lo que soy yo y de lo que no es yo. A menudo se trata de confluencia cuando la persona es inca- paz de concretar su propia experiencia y cuando se fusiona con alguien, sin que esto sea deliberado. 1a confluencia se manifiesta también en las reglas de vida como “se ha dicho todo”, “lo que es bueno para mi es bueno para ti’, “tus amigos son mis amigos”, etc. En esto, se puede decir que es un elemento constitutivo del conformismo. Desde un punto de vista adaptativo, algunas parcelas de la vida en comunidad suponen que se renuncie “voluntaria y provi- sionalmente” a una parte de la propia libertad individual. Las orquestas, los deportes en equipo, el orgasmo simultaneo, la empa- tia puede ser considerados como manifestaciones de confluencia adaptativa. Las funciones del contacto Las funciones del contacto son los subsistemas del aparato sensorio-motor a través de los cuales actiia la frontera-contacto. Si la observacion de los modos de adaptaci6n es siempre el resultado de un proceso inferencial, la observaci6n de las funciones de con- tacto tiene un caracter mas forzosamente fenomenoldgico. Ademas de las funciones de contacto que hemos mencionado, existen también el gusto y el olfato. No las hemos citado ya que son poco © nada utilizados en terapia. 55 El terapeuta gestaltico esta atento al empleo que hace el clien- te de sus funciones de contacto, y esto desde que se establece la relacion entre ellos, ya sea en Ia sala de espera, por teléfono 0 en el momento de entrar en el despacho de consulta. Durante la sesion, trata de mantenerse alerta frente a la persona que consulta ya que sabe que lo que le hace sentirse mal y lo que le ha llevado a tera- pia va a reproducirse aqui y ahora, de una manera 0 de otra. Asi el paciente que se siente no comprendido por su pareja, y que se expresa de una manera muy embarullada, mantiene la esperanza infantil de que algin dia alguien que realmente le quiera le com- prenda casi sin palabras. Otro, que se queja de estar siempre des- trozado, abusado por todas sus relaciones, a la mas minima peticion del terapeuta le complaceré como si se tratara de una orden. Es sobre todo en la manera que tiene el cliente de modular sus funciones de contacto donde el terapeuta obtiene las infor- maciones mas preciosas, las que le van a permitir romper los ciclos de impotencia del cliente interactuando con él de una manera que neutralice sus procesos de fracaso. He aqui lo que el terapeuta observa en el cliente, cuando entra en contacto con él. La mirada Se puede tener una mirada poderosa y ¢ficaz, que satisface los juegos de colores, de luz y los matices del movimiento. O tam- bién, una mirada pasiva que no permite el relieve de las cosas para que sean verdaderamente percibidas. O también, una mirada selec- tiva, fijada de manera obsesiva en un punto concreto, con exclusion de cualquier otra figura de interés. Una de las primeras cosas en que se fija el terapeuta gestal- tico es el tipo de mirada que el cliente parece dirigirle y, por exten- sién a las situaciones nuevas, parece dirigir sobre la existencia. Algunos clientes utilizan tan poco sus ojos que no es sorprenden- te que todo les resulte banal. Otros tienen la costumbre de estar al 56 acecho de algunas cosas, y todo lo que no entre en el estrecho campo de sus preocupaciones pasa irremediablemente desaperci- bido. La escucha Una escucha eficaz y poderosa percibe las entonaciones, esta atenta a las palabras elegidas por el interlocutor, a la musica detras de estas. Por el contrario, una escucha ineficaz anula los mensajes sonoros. O también, selecciona lo que confirma la experiencia 0 los prejuicios. La palabra El cliente puede expresarse con elocuencia 0 de manera apro- ximativa, emplear el “yo” a ultranza o no utilizarlo nunca. Repetir todo dos veces, no acabar las frases, poner interrogaciones al final de las afirmaciones. Afiadir “absolutamente”, “perfectamente” y “de hecho” cada vez que no esté seguro de algo... El terapeuta gestaltico ha aprendido a reconocer las nume- rosas transformaciones que el lenguaje puede hacer para conectar con la experiencia. Comparar dos enunciados de un mismo clien- te: “La comunicaci6n en la pareja es un problema en el que se acaba siempre por saltar, :no es cierto?”. Y también: “Desde hace algin tiempo no sé lo que ocurre entre mi mujer y yo. Cuanto mas tra- tamos de aclarar las cosas, mas se embrollan. Y yo que creia que estos problemas solo les ocurrian a los demas...”. Esto no tiene ya el mismo color emocional y el trabajo puede dar frutos. El movimiento, el tocar y la apariencia Nuestra manera de vestirnos, de maquillarnos, de peinarnos, de movernos, de tocar, de no hacerlo, de pisar el suelo cuando anda- mos, de “largarnos” son otros tantos signos por los que manifesta- mos a los demas el estado en el que nos encontramos, lo que que- remos, tememos, creemos... 57 El terapeuta gestaltico sabe reconocer en esta funcién de con- tacto los indices que le permiten inferencias importantes en cuan- to al soporte que tiene el cliente con su cuerpo, con la agresividad, la seducci6n, la sexualidad. Los sistemas de apoyo Para podernos comunicar con nuestro entorno, €s necesario moverse tanto en el espacio fisico como en el espacio psicoldgico. De la misma manera, no se puede imprimir una direccién a nues- tro movimiento si estamos en un estado de entorpecimiento. La gra- vedad permite la tracci6n que permite el contacto. Estos apoyos son nuestro sistema de sostén. Tanto en los momentos de excitacion, en los momentos de peligro, como en los momentos cotidianos, los sistemas de sostén estan aqui, en activo. Algunas personas los uti- lizan poco o nada, o los utilizan mal. Las disfunciones de la frontera- contacto, que para los terapeutas gestalticos son la esencia misma de la psicopatologia, se mantienen a la vez siendo recursos de los modos de resistencia y absteniéndose de recurrir a los sistemas de apoyo © utilizindolos de una manera que mantienen la perturbacion. Perls decia que la evoluci6n hacia la salud puede ser consi- derada como el paso de un estado en donde el apoyo integral del entorno es indispensable para la supervivencia, a un estado en donde la persona esta en condiciones de sostenerse por si misma. Esta es una afirmaci6n dualista muy grafica pero que ignora el cara ter sistémico de la relacion organismo-entorno. Respirar, por ejem- plo, es una acci6n de sostén auténoma, pero el aire viene del entor- no. Mantenerse erguido se debe a los sistemas bioldgicos, pero supone un suelo estable. Por lo tanto, se puede hablar de una rela- ci6n sistémica apoyo-awareness-contacto. Sin embargo, ¢s posible para el terapeuta observar como una persona utiliza sus sistemas de apoyo y cémo se permite beneficiarse de los que el entor- 58 no le ofrece. Estas observaciones pueden hacerse tanto en la rela- cién terapéutica como en lo que el cliente cuenta de su vida coti- diana. El sistema de apoyo interpersonal Se trata de la red de amigos, de intimos o de conocidos. La calidad de esta red es a menudo un indicador de la estima que una persona despierta y de la opinién que tiene de si misma. Por otra parte, la manera de utilizar tales redes es tan importante como su composici6n. Se las puede emplear para mantener las carencias psi- colégicas, como hace la persona dependiente que le deja a las demas el tener que decidir por ella, o para aumentar la experien- cia de transformaci6n, como hace el narcisista que empieza a uti- lizar su entorno para encontrar y consolidar su “verdadero si mismo” mas que para mantener Ia ilusién de su “grandeza”. En la terapia gestaltica, el terapeuta se implica en el contacto y no busca en primer lugar activar la transferencia, sino observar el empleo que el cliente hace de un objeto, al principio neutro, pero disponible al compromiso. Uno de los aspectos mas distintivos del enfoque gestaltico es esta posibilidad que se le ofrece al cliente de interactuar con un ser humano sano, libre de la codificacion de jue- gos interpersonales como del de la transferencia y de la contra- transferencia y que acepta el contacto y la intimidad con valentia y con integridad. Ia relacion terapéutica se convierte entonces en un lugar de descubrimientos y de experimentaciones en cuanto a las maneras que va a utilizar el cliente ante un apoyo humano o para transfor- mario, a través de sus intentos de colusi6n, en una prolongacién de su dinamica patégena. El sistema de apoyo cognitivo El sistema de apoyo cognitivo a menudo es confundido con la racionalizaci6n y el intelectualismo. 59 Sin embargo, puede tratarse de un apoyo que la experiencia sensorial es incapaz de aportarnos. Asi, pocas personas, aparte de algunos cosmonautas, han tenido la expes jencia sensorial de la forma esférica de la tierta, y no obstante hace mucho tiempo que no teme- mos caer por uno de sus bordes... Sin embargo, algunas personas utilizan este sistema de apoyo de manera que 1és limita a mantener su dinamica de impotencia. Dicho con otras palabras, si crees que eres capaz de hacer 0 no hacer algo, tienes raz6n. No se trata de volver al estadio del pen- samiento magico, sino de ilustrar el efecto del pensamiento en la movilizacion y la canalizacion de la energia. El apoyo en el sistema cognitivo constituye el fundamento de la terapia racional-emotiva. La terapia gestaltica lo utiliza cuando tiene fines de reencuadre y de reestructuracién cognitiva. El sistema de apoyo biolégico : Comprende los diferentes subsistemas que son los mas obser- vables en terapia. En primer lugar el sistema 6seo. Sin él, setiamos “amebas”. Hay buenas y malas maneras de mover los objetos diver- sos. Se puede utilizar nuestro sistema 6seo como una palanca 0 hacer que se sobrepas® Y ponerlo en peligro. Aprender a manejar objetos pesados produce a menudo una sorprendente sensacion de fuerza y de eficacia personal. Las enfermeras, por ejemplo, saben muy bien que existen maneras segu- ras y eficaces de desplazar a un enfermo, y que si se emplea otra manera, se pone €n. riesgo la propia salud. i El segundo subsistema de apoyo biolégico es el sistema muscular, Cuanto mas en forma esta una persona, fuerte muscu- larmente, menos se cansa. Los campeones de ajedrez lo saben muy bien, ya que siguen un programa de entrenamiento fisico destina- do a mejorar un resultado que no tiene que ver nada con una mara- ton, Se puede utilizar nuestro aparato muscular para entrar en con- tacto con el entorno o para retroflectar. Cuantas mas retroflexiones 60 crénicas (tensiones) tiene una persona, menos energia disponible tiene para el contacto. Los que pasan mucho tiempo impidiéndo- se hacer algo saben bien cémo esta retencién puede ser igual, 0 incluso mas agotadora que la acci6n que se queria hacer. Finalmente, el sistema respiratorio. Es el mas evidente de los sistemas bioldgicos de apoyo, el difusor de energia por excelencia. Retener la respiracion impide a la energia organismica circular, pre- viene la excitacién y a menudo la transforma en ansiedad. Esta funcién de apoyo se manifiesta especialmente en la fun- cin de contacto de la palabra. Algunas personas hablan sin apoyarse a nivel de la respiraci6n. El resultado es una voz que no llega y que tiene poco impacto. Aqui, como siempre, el terapeuta observa el empleo que hace el cliente de estas funciones de apoyo y le permite experimentar mas fuerza y centramiento al consolidar su apoyo corporal. Sabemos intuitivamente que es dificil estar en guardia con el pecho hundi- do y los hombros encogidos, asi como no es posible estar tierno apretando las mandibulas y los pufios. Algunos clientes han croni- ficado sus posturas y esto limita otro poco mas el registro de expe- riencias que les es posible experimentar en una situacion dada. El triangulo fenomenolégico La terapia gestiltica, al ser un enfoque fenomenolégico, se interesa mas por la actualizacién de la estructura basica de los fend- menos que por su evaluacién. Como terapeutas gestalticos, tenemos necesidad de un modelo que permita conocer la trayectoria de las sensaciones entre el organismo y el entorno. El triangulo de la tran- saccion fenomenoldgica nos ayuda a representarnos esta trayecto- ria teniendo en cuenta tres subsistemas basicos de la experiencia humana: el modo cognitivo, el modo emocional y el modo senso- rio-motor. 61 Los coSnitivistas (Murray, 1988), entre otros, comparten con nosotros €St4 fepresentacin de la organizacion de la expe- riencia en tre¢ Modos fundamentales. Pero, al contrario que los ges- tilticos, atribuY" una funcion determinante al modo cognitivo. Los gestdlticos abe84" mas por una representaci6n sistémica de los tres modos. Creen!S que el comportamiento, el pensamiento y las emo- ciones interact#an en el presente y que, aunque e€s incuestionable que la reestructuracion del modo cognitivo entrafia cambios corres- pondientes et !0s otros dos polos, lo contrario es también cierto. Figura 2: EI ridngulo de la transaccion fenomenologica LA TRANSACCION FONOMENOLOGICA Polo cognitivo c— \ EL CONTACTO Y LA TRANSACCION EL CLIENTE = S Polos sensorio-motores Polo enfocional Polo emocional_/ se pued® decir que, para Tos gestalticos, Ia personali es. esa manera cencreta y relativamente estable en el tiempo, de organizar la expetiencia cognitiva, emocional y sensorio-motora. Asi, el sentido que "4 persona da (cognitivo) a un acontecimiento con- creto (sensorid"MOtOr) © a una imagen concreta (cognitivo), con lo que esto le hag Sentir (emocional), se muestra relativamente esta- ble en el tiemp° Y da a esta persona su color y sus peculiaridades. 62 La perturbaci6n de la personalidad seria entonces una mane- ra concreta de organizar la experiencia que, manteniendo intacta la prueba de Ia realidad, hace que un individuo experimente un sufri- miento subjetivo o una perturbacion significativa de su funciona- miento social o profesional. Por lo tanto, pueden interesar las estructuras repetitivas que afectan no s6lo a cada una de los tres polos, sino también a los vinculos previsibles entre ellos. Ademas, en algunas personas, uno de los polos va a estar atrofiado y el otro hipertrofiado. La perso- na compulsiva, por ejemplo, sobreinviste en el polo cognitivo y subinviste en el polo emocional. Para el histridnico, ocurre al contrario. En cuanto al paranoico, es mas un tratamiento muy con- creto de la informacién sensorio-motora lo que caracteriza su modo cognitivo. Siempre basandose en la realidad observable, lo que describe no es falso; son mas bien los significados que atribuye a los acontecimientos lo que lo identifica. El modo cognitivo i Se trata de la sede de la atribuci6n de significados. Se esta en modo cognitivo cuando se piensa, se reflexiona, se prevé, se ana- liza, se recuerda. Nuestros pensamientos estan coloreados por la per- cepcién que tenemos de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Cuando, en Ia parte correspondiente de cada perturbacién citemos el modo cognitivo, va a ser para describir las predisposi- ciones cognitivas propias de cada uno. El modo emotivo Es el conjunto de las emociones que podemos experimentar: el miedo, la alegria, la tristeza, la rabia, etc. Segtin el modo con que abordemos una situacién con residuos emocionales més 0 menos recientes y mas 0 menos importantes, podemos estar mas o menos disminuidos 0 limitados en nuestra capacidad para razonar eficaz- mente o para percibir lo que pasa de una manera exacta. 63 Para las personas que tienen una perturbacién de la perso- nalidad, con lo que esto significa de actitudes rigidas e inadaptadas, el modo emocional toma el aspecto de una predisposicion emo- cional, mas que de una realidad disponible para sentir una emocion ajustada a lo que est4 ocurriendo en el momento presente. El modo sensorio-motor Es el conjunto de funciones de contacto. En otras palabras, el polo sensorio-motor es otra de las representaciones de la frontera- contacto. Si sufrimos de una carencia cualquiera a nivel de una u otra de las funciones de contacto, todas nuestras transacciones con el entorno corren el riesgo de quedar afectadas. Una perturbacién de la elocuci6n, y nuestro interlocutor nos sigue mal, lo que nos impacienta o nos complica. Una dificultad en andar y tenemos la impresi6n de ser un freno para los otros. Una miopia no corregida y lo Unico que podemos hacer es reaccionar débilmente a las sefia- les no verbales de nuestros interlocutores. Sabemos actualmente que las funciones de contacto pueden estar alteradas no solamente debido a incapacidades fisicas sino tam- bién y mucho mas a menudo debido a dificultades psicoldgicas. Si, como la persona que evita, esperamos que nos rechacen 0 que nos ridiculicen, corremos el riesgo de expresarnos como si el aislamiento estuviera decidido de antemano, lo que no va a impedir provocar- lo. El cuadro 2 muestra, a modo de ejemplo, el tratamiento sano de una transaccion fenomenolégica y el de una persona que tiene una perturbaciOn de la personalidad paranoica. Una de las tareas que incumben al terapeuta gestaltico es faci- litar la actualizaci6n de los modos habituales de transaccién del clien- te y actuar para poder corregir los aspectos patégenos. Este trabajo se hace mejor a través de la relacin “aqui y ahora” que a través del examen de los acontecimientos que surgen en la vida cotidiana del cliente. 64 Tabla 2. Transaccion sana-transaccion insana LOS POLOS O UNA TRANSACCION UNA TRANSACCION MODOS SANA PATOLOGICA® DE EXPERIENCIA FENOMENOLOGICOS El modo sensorio- | Me doy cuenta de que | Me doy cuenta de que motor me miras sin pestafiear y | me miras de manera que me haces muchas | arrogante y que me preguntas. | diriges un interrogato- (Descripcion totalmen- tio. te fenomenolégica, sin (Descripcion no feno- evaluacion) | menologica, tiene eva- | luaciones proyectivas) | | EI modo cognitivo No estoy seguro de lo Si crees que me vas a | que esto significa, pero pillar en un fallo 0 con- | supongo que te interesa | seguir intimidarme, iya mi opini6n, y que estis | les he partido los dien- curioso y avido por tes a unos cuantos! saberla. (Apreciaci6n cognitiva Reconocimiento de la | infustificada, basada incertidumbre y de los | en indices fenomenol6- insuficientes indices gicos disponibles y sin fenomenol6gicos, lo duda coloreados por que no impide una una percepcion de uno evaluaci6n provisional, | mismo y de los demas | la cual parece estar hechos de residuos de coloreada por una esti- | experiencias pasadas y ‘ma positiva bacia uno | no asimiladas) ‘mismo pero sin exceso) El modo emocional —_ Me siento a la vez hala- No me das miedo, | gado por ser escuchado | incluso aunque te creas asi y un poco mal por | muy fuerte. | tener pocas reacciones | (Deflexién y proyec- tuyas sobre lo que digo. cién) 8 Elejemplo elegido es de tipo paranoico. 65 Tei A [a larga, supongo eee ERT en me va a faltar estimulz- | cién y que mi interés va ens | | Reconocimiento det aspecto agradable de la | | experiencia, sin, por otra parte, deflexionar Jo que puede tener de | poco confortable, unido a la capacidad de cap- tar la evoluci6n poten- | cial de ta interaccin) | Las lineas que anteceden no son, recordémoslo, mas que un breve recorrido por el enfoque gestaltico y las palancas de accion que le son propias. Esto deberia al menos permitir captar al lector que no esté familiarizado con este enfoque, los elementos oe 5 poder apreciar el sabor general. Vamos a ver ahora, para a este repaso, cuales son los cinco acentos terapéuticos de la terapia gestiltica. Los cinco acentos terapéuticos de la perspectiva gestaltica La terapia gestaltica es una forma activa de tratamiento tera- péutico basada en el contacto. Sus limites son relativamente impre- cisos y estan mas coloreados por la persona del terapeuta que por estrictas consideraciones tedricas. Permite a los que la practican ser tan flexibles como el campo (es decir, el encuentro entre el orga- nismo y el entorno o, en nuestras palabras, entre el terapeuta y el cliente) lo exija o lo permita. Algunos utilizan una forma centrada en el didlogo, inspirada en Buber, mientras que otros se dedican a Ja accién. Otros también trabajan de manera bastante cognitiva, mientras que otros utilizan el cuerpo como lugar de intervenci6n. De hecho, y sea cual sea nuestro estilo y nuestras preferencias, tene- mos virtualmente acceso a las herramientas siguientes, dentro de los mismos limites implicitos reconocidos por la comunidad ges- taltica?, El acento en el awareness y en el contacto Es la mas “ortodoxa” de las focalizaciones gestalticas y es la que la mayor parte de la gente asocia al enfoque centrado en el aqui y ahora que es la gestalt. Utilizamos esta focalizacion concreta, cuan- do trabajamos el continuum de awareness 0 el ciclo de experien- cia, tal como se vive en el aqui y ahora. Creemos que la manera que tiene una persona de desplazarse, con mas 0 menos facilidad, por el ciclo de experiencias represen- ta un microcosmos de sus experiencias mas amplias. Prestando aten- cin a este microcosmos, intensificamos los micro-procesos de nues- tros clientes de manera que sacamos a Ia luz su manera de modular el contacto y el uso que hacen de los sistemas de apoyo. Un acento comportamentalista La terapia gestaltica incorpora en su accién una perspectiva un poco comportamentalista' en el sentido de que el objeto prin- cipal, la figura de encuentro terapéutico esta en el comporta- miento. No el comportamiento limitado a lo que es en tanto que tal, sino el comportamiento en tanto que lugar de intervencion, palanca de acci6n e indicador del cambio. Las experimentaciones, durante las sesiones o fuera de ellas, van a permitirle al cliente obser- Var sus procesos disfuncionales y ensayar nuevos comportamientos. 1) El érmino esta utlizado en sentido amplio. Es cierto que la gestalt esté a veces metida en deba- tes mas o menos virulentos con respecto a cual es la "verdadera’ terapia gestaltica y lo que no foes, 10 Lo que, a los ojos de algunos parece tener un sentido peyorativo. Uno se pregunta por qué; si 6! sufrimiento y las transformaciones de nuestros clientes no se observan a nivel de su com- Portamiento, 2dénde se podrian observar? 67 Ademis, los refuerzos selectivos que provienen del terapeuta, ya sean voluntarios 0 no, que salpican el examen de las conse- ‘cuencias de las acciones planteadas por el cliente, ya sea en la sesion © fuera de ella, se parecen mucho a algunos de los procesos con- ductistas como la desensibilizacion sistematica. Haciendo pregun- tas como: “... y entonces, ¢qué sientes?, ¢qué sientes ahora cuan- do has dicho esto?, é... qué te gustaria poderle decir?, ¢... cual hubiera sido su reacci6n?, ... qué experimentas pensando esto?”, el terapeuta favorece la consolidaci6n en el cliente de una actitud experiencial, si no experimental. Desarrollando esta actitud de “par- ticipante-observador”, el cliente llega poco a poco a conocer mejor el material de los “refuerzos” positivos y negativos que for- man la trama y la textura de su experiencia. Un acento paradéjico Los terapeutas gestilticos tienen a menudo un talante crea- tivo. Incluso puede ocurrir que sus propuestas “humoristicas” sean pasablemente desequilibrantes para algunos de sus clientes mas inclinados hacia el lado racional de las cosas. Utlizando una cierta forma de broma (que no hay que confundir con la mofa), podemos ayudar al cliente a exagerar alguno de sus rasgos defensivos. Asi, con un cliente que se pone a hablar de una manera deliberadamente oscura y embrollante, con otro que se comporta de manera auto- ritaria, con otro que est4 hecho un seductor irresistible. A menu- do, podemos desbloquear asi algin impasse y reutilizar la energia opositiva de muchos de nuestros clientes. Un acento cognitivo La perspectiva conductista ve la personalidad como un sis- tema complejo de tratamiento de la informacion, ya sea sensorial, cognitiva 0 emocional. Existen pocos estudios conductistas de la per- sonalidad. Forgus y Shulman (1979, cap. 12, citado por Murray, 1988) parten del postulado de que son creencias erroneas las que 68 han engendrado los comportamientos inadaptados que se han observado en las perturbaciones de la personalidad. Las creencias més importantes serian las que mantenemos acerca de nosotros mis- mos y del mundo en el que vivimos. Estas creencias y sus conse- cuencias comportamentales forman las “ribricas centrales” que, en una perspectiva conductista, fundan la personalidad y sus desér- denes. Estas ribricas tienen tres aspectos: Yo soy La vida es por lo tanto ... af A diferencia de los conductistas, los terapeutas gestalticos no dan un lugar preponderante al polo cognitivo. Para nosotros, la expe- riencia no es secuencial y el polo emocional asi como el polo sen- sorio-motor pueden incluir en su estela al polo cognitivo. No se trata de una manifestacién patolégica, y consideramos a cada uno de los polos como una herramienta valida de cambio. No obstante, reco- nocemos que nuestra experiencia esta influida por algunas creen- cias basicas que nos unen a nuestra opinidn y a nuestro entorno. Actuamos sobre estas creencias cuando utilizamos de manera jui- ciosa algunas de las preguntas sobre experiencias, tratando de ampliar la consciencia de los procesos cognitivos: “;Qué piensas ahora? {Como piensas que me siento? ;Qué es lo que, segtin tu, ten- dria que pasar ahora?”. Un acento intrapsiquico Los terapeutas gestalticos trabajan en la frontera-contacto. Esta posici6n basica es el reflejo de nuestra conviccién de que la expe- riencia de una persona se modela en funci6n de la configuracion del campo, aqui y ahora. Lo que no quiere decir, como creen los que conocen mal nuestro enfoque, que no damos ninguna impor- tancia al pasado de una persona. Creemos que la historia de una per- Sona y sus situaciones inacabadas forman parte de su fondo expe- riencial y pueden emerger en figura, aqui y ahora, si es su necesidad 69 mis fuerte, En consecuencia, tratamos la historia del cliente en tanto que secuencia de situaciones inacabadas de su pasado, en cuanto que se convierten en figuras en el aqui y ahora... Nuestro trabajo con los suefios nos lleva a considerarlos a la vez como un proceso de proyeccién de objetos inertes y de retro- flexidn de energias destinadas a los objetos externos. En esta pers- pectiva intrapsiquica, estamos al acecho de introyecciones arcaicas con respecto a uno mismo y a los demas. Creemos que toda persona aspira a la coherencia y a la capa- cidad de poner un “yo” detras de todo lo que ella es y de todo lo que hace. El cambio terapéutico, por lo tanto, toma forma duran- te un largo proceso de clarificacion, de asimilacion y de completar partes mas 0 menos rechazadas de uno mismo. En otras palabras, y utilizando un concepto de la escuela de las relaciones de objeto, con la que nos descubrimos cada vez més afinidades teéricas, el desarrollo de la salud psicolégica se presenta claramente como un esfuerzo de acercamiento y de integracion entre objetos internos mas 0 menos aislados unos de otros. Mantenemos este esfuerzo interpelando a las representaciones de objeto que constituyen el fondo personal del cliente y del que surgen figuras y significados por completo personales. Algunos de estos acentos de la psicoterapia gestaltica van a ser citados brevemente en la seccién sobre las estrategias tera- péuticas para cada una de las perturbaciones. Sin embargo, en términos generales, el ideal gestaltico"’, aun- que sea implicito sobre todo, es tener acceso a un registro amplio, variado y flexible de experiencias y de respuestas, frente a las diver- sas configuraciones del campo. Es por Jo que nos representamos a una persona que funciona 6ptimamente como la que es capaz de modular el contacto a través del conjunto de los modos de adap- tacion al contacto. Ademés, esta persona utilizaria plena y juicio- 41 Por paratrasear el término “ideat” analitico, y no para suger otro “should”... 70 ae qunaue de una pe personal, sus funciones de con- 1 a varia O interrumpiria con awareness, la mayor parte de Sos ciclos de experiencias, y utilizaria plenamente el ambiental disponible, sin renunciar no obstante a la res eer dad que tiene de sostenerse ella misma. jUfl... ee ae La mayoria es nosotros no encontramos un prototipo asi de Pero, sean cuales sean nuestras diferencias, es probable que nuestro a de uni6n sea ayudar a nuestros clientes a ae ie Sae Peon y creativa del paradigma gestaltico. Es por is » €n mi opinion, la frontera entre el diagnéstico y el trata- ee no es ni clara ni tan importante como necesitan los clinicos otras escuelas. En ésta, el reconocimiento tanto Por parte del tera- peuta como del cliente de la existencia de una “interrupcién” en el ciclo de oes o de una retroflexién sin awareness, son for- mas de betamieiita: Creemos en el poder de transformacién de la figura vigorosa y movilizadora. ; Por eso el lector debe ser consciente del hecho de que algu- cs oi oe ana que aparecen en la descripcién de las dis- ees no van a ser retomadas en la seccién dedicada pe ee ee no tengan ninguna incidencia en él, sino rae . cae eae los blancos evidentes de inter- Para un terapeuta gestaltico. 71 Con respecto al programa Por lo que respecta al programa en si mismo, encontramos miltiples ocasiones para confirmar o corregir nuestras hipotesis. Especialmente, catorce estudiantes han sido recientemente invitados a hacer un resumen clinico, a modo de evaluacion de su trayectoria terapéutica personal. Después, hemos formado sub- grupos de evaluaci6n. La estructura de esta interevaluaci6n permite que cada uno reciba un comentario clinico, estructurado en funcion de la presente rejilla, por parte de cuctro estudiantes que hayan for- TERCERA PARTE | mado parte de su propio grupo durante un afio. Las personas que i han participado en esta experiencia han aceptado compartir con ONES DELA | nosotros el perfil asi obtenido. Este perfil se ha comparado con los Ls PERTURBACI resultados conseguidos por estos estudiantes durante su proceso de PERSON [ALIDAD SEGUN EL DSM TTR seleccién y con las impresiones clinicas del formador. Estos hallaz- gos han sido incorporados a la presente rejilla. Finalmente, desde la creaci6n de la herramienta de supervi- sién Balizas, en 1985, los estudiantes de todos los grupos de for- maci6n, unas 60 personas, utilizan explicitamente los conceptos que forman la armadura del presente modelo para simbolizar tanto sus propias experiencias terapéuticas como las observaciones hechas por ellos en el contexto practico. Estas observaciones, aunque desprovistas del término clini- co del DSM III, no son por ello menos titiles para sacar datos pre- ciosos con respecto al ciclo de la experiencia (Zinker), a las fun- ciones de contacto, a los mecanismos de resistencia y a los sistemas de apoyo (Polster), asi como sobre las polaridades basicas y la ima- gen de uno mismo (Millon). 6 CONSIDERACIONES GENERALES Neurosis, neurosis de caracter, psiconeurosis, la documen- taci6n psicopatoldgica emplea términos tan dispares que no es siem- pre facil comparar las observaciones de dos autores. A modo de ejemplo, en el DSM se encuentra la perturbacion de la personalidad borderline. Se trata de un sindrome concreto, del mismo orden conceptual que la perturbacién de la personalidad paranoica o la perturbacién de la personalidad esquizotipica. Por el contrario, Kernberg emplea el mismo término para designar un indice de gravedad de las personalidades narcisista, his- térica e infantil... Conviene, por lo tanto, recordar aqui el lugar y el sentido de la perturbacion de la personalidad en Ja taxonomia del DSM III y como esta concepcién casa con la perspectiva gestiltica, espe- cialmente con Ia teoria de campo. EI modelo muttiaxial de diagndstico propuesto por el DSM IIT quiere ser una representaci6n no lineal ni aditiva de ejes, sino mas bien una representacion dinamica y sistémica de la realidad psico- légica y psicopatolégica. Para ilustrar esto, Millon utiliza la analogia del modelo bioldgico. Asi, las perturbaciones de la personalidad del eje I son analogas a una cierta configuracién del modelo inmuno- ldgico. Hablando propiamente, no se trata de “enfermedades” sino de carencias 0 de debilidades del aparato psiquico, que les vuelve vulnerables a ciertos tipos de estrés psicolégico-social. (Eje IV). 85 Por analogia, dos personas pueden comer juntas una comi- da idéntica por completo. A uno le podra producir una gastritis y a otro no. Ademas, puede estrefiir a los dos. Uno va a ser afectado por un microbio y el otro no. La patologia es, por lo tanto, consi- derada (y se trata de una concepci6n familiar a los gestalticos) como el resultado del encuentro en la frontera-contacto de un organismo con sus fuerzas, sus debilidades, sus excedentes, sus déficits (ejes Il, Il y V) y de un entorno que tiene elementos nutritivos y t6xi- cos para ese organismo (eje IV). La resultante de este encuentro, cuando la capacidad del entorno desborda la capacidad de contacto del organismo, es la apa- ricién de sindromes clinicos (eje 1). En el plano bioldgico, el reuma, la fiebre; en el plano psicolégico, la distimia, la ansiedad, ete... Ademias, (y los otros autores del DSM lo reconocen) se encuentra raramente un modelo puro. El perfecto obsesivo no exis- te en ninguna parte salvo en los manuales clinicos... Lo mas fre- cuente va a ser un cuadro clinico dominado por los atributos de una perturbaci6n, que tiene en forma menor 0 accesoria una o inclu- so dos perturbaciones. No obstante, algunas combinaciones son mas verdaderas que otras, por ejemplo: dependencia/evitacién, com- pulsivo/pasivo-agresivo. El eje II, por lo tanto, puede verse como el pilar de la dina- mica patolégica, y una buena comprensi6n de las perturbaciones de Ja personalidad enriquece la practica del clinico. Vamos a ver en el capitulo 13, de qué maneras. Si se compara la mayor parte de los sindromes clinicos del eje I, se debe reconocer que las perturbaciones de la personalidad no son faciles de diagnosticar y esto se debe a muchas razones. En pri- mer lugar, la mayoria de los clientes que consultan en psicoterapia no lo hacen explicitamente para cambiar los aspectos disfuncionales de su personalidad, y no es necesario esperar que pongan en segui- da en primer plano las caracteristicas que nos van a permitir hacer un diagndstico exacto y Util en el plano terapéutico. En general, van a ser las caracteristicas de los ejes I (sindro- mes clinicos) y IV (factores de estrés psicosociales) las que van a estar en primer plano para el cliente. Nos va a hablar con mas faci- lidad de las situaciones en las que se siente confrontado y de sus consecuencias en el equilibrio de su vida, que de aquello que favo- rece en él la emergencia de situaciones que no le gustan y le hacen vulnerable a los desdrdenes que las siguen. Por otra parte, ocurre a menudo que las caracteristicas aso- ciadas a un sindrome clinico se mezclan con las de la personalidad, complicando debido a esto el retrato. Un histriénico con depresion sera quizas menos seductor que de costumbre, un cliente que sufre de agorafobia nos va a parecer quizas mas evitante que si no tuviera esta perturbaci6n ansiosa... Conviene, por lo tanto, nombrar aqui algunos parametros por los que podemos guiarnos en el diagndstico de las perturbaciones de la personalidad que vamos a abordar en las paginas siguientes. — Una perturbaci6n de Ia personalidad es una constelacion de comportamientos y de actitudes inflexibles e ina- daptadas. —_ Las caracteristicas de la perturbacion deben manifestarse en muchos contextos. — las caracteristicas asociadas a una perturbacion de la per- sonalidad causan una perturbacion significativa del funcionamiento social y profesional. —_ Las perturbaciones de la personalidad son la expresion de una dinamica psicolégica de larga duracién y no se limitan a episodios pasajeros 0 como respuesta a cir- cunstancias excepcionales. 87 ST Una descripcién de prototipos El modo de clasificacién empleado por las perturbaciones de la personalidad es de tipo politético. Brevemente, esto significa que existen muchos criterios posibles para una perturbacion, y que el diagndstico esta indicado ‘inicamente por la presencia de un ntimero minimo de criterios. Por ejemplo, la perturbacion de la per- sonalidad esquizoide supone siete, y el diagndstico esta confirma- do si responde por lo menos a cuatro criterios. Cuadro 3. El modelo politético y el diagnéstico CRITERIOS SENOR A SENOR B (esquizoide) (esquizoide) no busca ni aprecia las relaciones presente | ausente cercanas, incluyendo las relaciones extrafamiliares elige casi siempre actividades en presente ausente solitario dice que raramente 0 nunca siente presente | ausente ‘emociones fuertes, tales como la | rabia o Ia alegria | manifiesta poco o ningtin deseo de presente presente tener experiencias sexuales con otras personas (teniendo en cuenta ta edad) | ¢s indiferente alos elogios oa las | ausente | presente crtiticas de los demas no tiene amigos ni confidentes cer- | ausente presente canos (0 solamente uno) fuera de sus parientes muy proximos 88 ee 4 manifiesta un embotamiento de los | ausente | presente sentimientos, p. €., €s distante, frio, | no responde salvo raramente a los gestos 0 a las expresiones mimicas | tales como sonrisas 0 movimientos | de cabeza Este tipo de clasificacion se opone al modelo nomotético en donde todos los criterios deben estar presentes para que el diag- néstico pueda ser confirmado. Este Liltimo modelo tiene categorias mucho mis fiables, pero pierde la posibilidad de ‘uniones clinicas, siempre tities en la practica. Con el modelo politético, se puede, por lo tanto, tener dos cliente esquizoides que no tengan en comun mas que un solo criterio, como Jo demuestra el cuadro 3. Ocurre lo mismo para cada una de las perturbaciones de la personalidad. Por lo tanto no es sorprendente que dos clinicos puedan des- cribir a un cliente que tenga la misma perturbacién de la perso nalidad y descubrir que se parecen poco. Ademéas, en razon de la naturaleza descriptiva y no inferencial del enfoque diagndstico uti- lizado en el DSM, los beneficios que se desprenden de los criterios y de nuestra descripcién son validos para el cliente en el momen- to de su consulta inicial y en virtud de sus procesos conscientes del momento. Se puede dar, por ejemplo, que la persona dependien- te después de algunas sesiones sienta una rabia inmensa, emocion que esta por completo ausente de la tabla inicial. En los proximos capitulos, vamos a describir cada una de las perturbaciones y vamos a sugerir algunas pistas con respecto a la intervencion terapéutica. Sabiendo que los modelos puros no se encuentran en la realidad de la practica clinica, y queriendo no obs- tante hacer una descripcion suficientemente “tipificada”, hemos ele- gido describir de alguna forma los prototipos de cada una de las per- turbaciones. Por prototipos es necesario entender a personas que tienen no solamente el numero minimo de criterios necesarios para 89 cl diagndstico, sino a individuos que los tienen todos. El clinico debe saber extraer de esto y temperar estos perfiles levandolos a la rea- lidad mas concreta, como son los conjuntos cotidianos. Las descripciones se ofrecen al lector a titulo de hipotesis “clara”, con la esperanza de que van a estimular en él el deseo de saber mas apoyandose en sus propias observacioncs. La union de Ia rejilla gestaltica y la perspectiva diagnéstica del DSM La terapia gestiltica, es necesario repetirlo una vez mas, es un enfoque basado en el proceso. Mantiene como importante considerar a cada ser humano en su especificidad, cada instante en su caracter efimero y no reproducible. Los conceptos que la defi- nen no se dejan categorizar facilmente, y s6lo con esfuerzo se deci- de a describir el ciclo de experiencias tipico de un cliente histri6- nico. Pero esto supone una vela encendida, y debemos plegarnos a estos esfuerzos de sistematizaciGn, aunque arafien un poco nues- tro romanticismo. Teniendo en cuenta la naturaleza “procesual” de nuestra teoria y de pocos datos empiricos de que disponemos, resulta sor- prendente que el contenido de las descripciones que siguen a con- tinuaci6n sean tan undnimes. No obstante, éste no es el objetivo de la investigacion. La proposicién basica que clarifica esta presenta- ci6n es la siguiente: Si la terapia gestdltica se dedica a describir lo que ocurre en la frontera-contacto y esto es la expresion relativamente constante de las adaptaciones creativas de un individuo, se debe poder, a través de sus conceptos, describir estos tipos psicolégicos cuya existencia es reconocida por la comunidad terapéutica. La presente obra quiere ser un andlisis de las perturbaciones de la personalidad, desde el punto de vista gestaltico. Al lector que 90. lo vaya a utilizar con fines diagnésticos le invito a consultar la ver sién abreviada del DSM IIR" con el fin de asegurar la presencia de un numero suficiente de criterios. Las variables de la frontera-contacto nos remiten al contacto terapéutico y a los acontecimientos significativos de la vida del cliente Para cada una de las descripciones, hemos querido presen- tar lo que va a ser caracteristico de cada una de las perturbaciones. Basandonos en esto, algunas variables no han sido desarrolladas ya que no existe nada que nos permita pensar por el momento que puedan servir para distinguir o para describir especificidades de comportamiento 0 experiencias propias de una perturbacion. Con el fin de permitir al lector utilizar la presente obra como si fuera un manual de referencia, hemos vuelto a redactar los capitulos en funcién de la armadura te6rica propia de la terapia ges- taltica, como lo hemos descrito anteriormente. Vamos a ver, por lo tanto, en cada una de las perturbaciones, Jo que caracteriza al ciclo de experiencia de un cliente prototipo, sus modelos de resistencias y de adaptacion, sus funciones de contacto, sus transacciones fenomenol6gicas, sus sistemas de apoyo y su posicion en las pola- ridades basicas. Ademés, vamos a ver la dinamica verdadera de la psicotera- pia con este cliente-prototipo, bajo la perspectiva de su compor tamiento inicial en terapia, sus disposiciones transferenciales, las indi- caciones y contraindicaciones terapéuticas y las reacciones contratransferenciales del terapeuta con el cliente prototipo. Para algunas perturbaciones, vamos a estar en condiciones de hacer suge- 416 Actualmente, existe en esparfol la versién IV del DSM, con fo que referimos a ella al leo- to. Breviaro DSM, criterias diagndsticos, Editorial Masson, S.A. Barcelona, 1995 o1 renchs sobre los enfoques que pueden unirse a uno u otro de los acenlos terapéuticos citados en el capitulo 3. Esta eleccion de presentaci6n hace pesado sin duda el esti- lo, Péro permite encontrar ripidamente lo que se necesita; en caso de referencia se expone rapidamente, pot ejemplo, el parrafo que trata Je las proyecciones propias de los histriénicos, 0 el que se cen- tra €4 el sistema de apoyo interpersonal del dependiente. Cliente, paciente, persona...? En cl DSM se invita al clinico a hacer una formulaci6n que sea lo Menos estigmatizante posible para describir lo que son los recursos al servicio de un profesional mental. La formula sugerida es: “una persona que sufre de...”. Asi, no se deberia decir un esqUjzofrénico, con el fin de no definir a una persona por su enfer- medhd, sino mas bien a una persona que sufre de esquizofrenia. Aunque somos totalmente conscientes de este aviso, no hemos podido resolver como emplear escrupulosamente la for- mulyci6n que estamos sugiriendo. Por una parte, en un manual cOMp este se haria especialmente ardua la lectura, incluso franca- mente molesta. Por otra parte, se debe mantener a menudo la pers- PeCtiva que hemos adoptado con respecto a Ja personalidad: se trata Para nosotros de un sistema psicoinmunoldgico que puede ser mas © Menos vulnerable a diversos factores de estrés. Por lo tanto, no quedaria bien hablar de una persona que sufre una perturbacién de ly personalidad. Sabiendo por otra parte que se puede tener un estilo de personalidad sano y no obstante tener la perturbaci6n, nos ha parecido aceptable utilizar la formulacién mas corta, esto €s, la que consiste en decir un paranoico, un evitador, etc. Finalmente, se debe hablar de cliente o de paciente? Se sabe que {a cortiente humanista, influida en esto por Rogers, ha utilizado traqicionalmente el término de cliente. Por otro lado, la docu- Mentacion clinica no la ha adoptado verdaderamente. Nos ha Parecido que, aunque el término “paciente” pudiera ser adecuado 92 cuando se trata de perturbaciones mentales especialmente graves, reflejaba mal la realidad de la psicoterapia con personas que tienen una perturbacion de la personalidad. Ademas, su connotacion pasiva corre el riesgo de enmascarar Ja naturaleza esencialmente inte- ractiva de la relacion terapéutica, que es una de las marcas distin- tivas de la terapia gestaltica. 93 7 (GRUPO A. Personalidades €xtraiias 0 excéntricas 1. PERTURBACION DE LA PERSONALIDAD ESQUIZOIDE Vision de conjunt© y prevalencia de la perturbaci6n en e’l medio clinico El cliente esquizoide © consulta en psicoterapia, a menos que viva un episodio ansioso’ €specialmente fuerte o también, si es joven, debido a la insistencia de personas de su entorno que se pre- ocupan por su falta de sentirientos y su marcado retraimiento. El esquizoide es una pi€fsona solitaria. No tiene amigos inti- mos 0 confidentes y le Haman? Ja atencién las profesiones solitarias, A todos los efectos, es indifer(ente a las alabanzas 0 a las criticas, En ¢l plano afectivo esta inhibidi© Y no experimenta casi nunca senti- mientos 0 emociones fuertes'- Sus deseos sexuales sor! débiles y, ademas, el hombre esqui- zoide permanece, la mayor pi#tte de las veces, soltero. 95 Su ciclo de experiencias Las sensaciones El esquizoide rechaza siempre cualquier emoci6n fuerte. Se esplaza por su ciclo de experiencias de manera mecanica, sin sen- r ninguna efervescencia, sea la que sea. Las siensaciones que esencadenan su ciclo de experiencias tienden a s€t sosas, casi sin da, Parece no sentir ningan interés por los demas. Esta es, por otra parte, una de las pri cipales dificultades con is que se tienen que enfrentar los terapeutas gestallticos cuando tra- ajan con los esquizoides. Efectivamente, tenemos wna marcada pre- erencia por la excitacion y a veces tenemos la immpresion de que os que no la manifiestan bloquean ferozmente sus’ emociones. Nos omportamos entonces como si Ja excitacién provecada por el con acto y las sensaciones inmediatas debieran ser suficientes para des- sloquear los sentimientos que creemos que estan activamente etenidos. Cuando un terapeuta asi se encuentra con un cliente esquizoide, puede tener la impresi6n de que su “tecnologia” de inter- vencion no esté a punto, o peor, que el cliente “no es apto” para hacer una terapia. Es nuestra obligacion entender que el cliente esquizoide expe- rimenta realmente pocas emociones, que sus sensaciones son también tenues cuando las describe, y hay que intervenir conse- cuentemente. La simbolizacion ‘Ademas, sus procesos de simbolizacion son rigidos y estre- chos, lo que no es sorprendente teniendo en cuenta el hecho de que el punto de partida de sus ciclos de experiencias esta consti- tuido por sensaciones débiles. El cliente parece no darles un sen- tido personal y las simboliza friamente. Incluso, aunque sea inteli- gente, manifiesta a menudo la organizacion de su pensamiento de una manera vaga y oscura. 9 La movilizaci6n de la energia Se trata de una persona que tiene poca energia y de tempe- ramento amorfo; la impasibilidad emocional, la falta intrinseca de emociones y los débiles procesos de simbolizacién excluyen ampliamente cualquier movilizacion vigorosa de energia. La acci6n : Los gestos que hace y las acciones que emprende parecen letargicas, poco expresivas y sin espontaneidad. Parece incapaz de expresar algo con una cierta profundidad, ya se trate de rabia, de tristeza o de placer. Lo que segun la ocasién nos hace creer, sin razon la mayoria de las veces, que esta depresivo. El contacto El esquizoide no es una persona a la que le guste el contac- to y no lo busca. Indiferente a los demas, solo reacciona muy débil- mente a las acciones y a las emociones de la gente que le rodea. Ademés, elige tanto sus pasatiempos como sus actividades profe- sionales sobre todo en funci6n de la ausencia de contacto inter- personal a la que el cliente esquizoide confina su vida. La retirada Se puede comprender con facilidad que la retirada es su pos- tura preferida. De hecho, su poco tono emotivo deberia ser inter- pretado como una interrupci6n parcial de la transiciOn entre la reti- rada y las sensaciones. Al preferir no sentir, traba el paso a la fase de las sensaciones y se mantiene mas o menos “aletargado” en una retirada parcial pero crénica. 7 Sus mecanismos de resistencia o de adaptacion al contacto La confluencia Por definicion, el esquizoide es demasiado frio y demasiado indiferente como para que la confluencia forme parte de su repet- torio de resistencia o de adaptacin al contacto. La introyeccion Aqui también el esquizoide es demasiado indiferente a los demas y demasiado poco relacional como para introyectar. No hay que confundir su letargia y su pasividad con una disposiciOn a intro- yectar. El cliente esquizoide, incluso aunque no se muestre activa- mente critico (lo que seria una forma de contacto), no deja “entrar” alos dems, y cuando no se opone, ni critica, ni contesta, €s para mantener mejor su postura de retirada interpersonal. Ia retroflexion El repliegue y la indiferencia del esquizoide pueden ser interpretados como Ja consecuencia de una retroflexion conside- rable, aunque inconsciente, de las necesidades interpersonales. Cuando trata de deshacer esta retroflexidn, el terapeuta debe comprender que inicia una jntervencién a largo plazo y no debe esperar un cambio espectacular ni jnmediato. En general, Ja mejor intervenci6n consiste en ayudar al cliente a expresar mis eficaz- mente, por lo tanto, de una manera menos retroflectada, su nece- sidad de soledad. Esta manera de contemplar el trabajo con un cliente esqui- zoide supone muchas ventajas. En primer lugar, permite al terapeuta consolidar la alianza terapéutica con su cliente manifestandole un reconocimiento concreto de la legitimidad de su perspectiva con creta en cuanto a sus relaciones humanas. En segundo lugar, per: mite al cliente esquizoide sacar un peneficio inmediato de su tera- pia, en la medida en que aprende asi a defender mejor su territo- rio contra las agresiones salvadoras de quienes querrian forzarle a que le gustara estar en relacion. Finalmente, esta perspectiva se pare- ce a menudo a un caballo de Troya, en el sentido de que permite al cliente esquizoide saborear, aunque modestamente, una cierta ale- gria del contacto realizado con éxito. Cuando una persona esquizoide llega a expresar plenamen- te su preferencia por la soledad, consigue a menudo un respeto acre- centado por parte de su entorno, un resorte paraddjico con un embrién de sentimiento de apoyo y una mejor cohesién con res- pecto a su identidad personal. Un verdadero esquizoide nunca sera tan “sociable” como un histriGnico, pero se pueden esperar algunos progresos ayudando- le a que reconozca “quién es” como punto de partida para mejores relaciones con el otro. Nada en él es mis nefasto que el “militan- tismo” relacional basado en juicios de valor, aunque estos valores estén en el centro de lo que creemos que son Jos fundamentos de una buena salud mental. La deflexi6n El esquizoide tiene tendencia a utilizar la deflexion como una manera de impedir o atenuar cualquier intensidad que podria nacer en una relacion. Va a responder al clasico «Como te sientes, qué sientes en este momento?”, con un “bien” vacio y frio. Sus padres eran “correctos”, “normales”, “como todos”. Utiliza la defle- xiGn para impedir que los elementos informales, subjetivos y «mo- cionales de una relaci6n sean figura o, en otras palabras, para impe- dir que Meguen a la consciencia, con el riesgo de movilizar algo en Ja torpeza de lo banal. $us sistemas de ; apoyo El sistema de apo $u red social es extrY° interpersonal sis, no va a dirigirse haciemadamente limitada. En petiodos de cri- podria incluso decir que ‘@ 10s otf0s 4 pedir ayuda. De hecho, se plemas. Sus intereses hy‘los otros” son su primera fuente de ry s, prefiere trabajar solo y ocupar funciones 2manos son limitado: pensar que su funciona,auxiliares. Aunque Millon (1986) parece tareas subalternas, no €s ‘miento intelectual inferior le confina a zoides brillantes. Se esper’ del todo impensable que existan esque Jes permitan estar en contratia no obstante verles ejercer oficios que personas. Asi, €s posible ctacto con objetos y conceptos mas que con puesto de investigador. Tcque un esquizoide ocupe, Pot ejemplo, un ciones importantes que <0 que © necesario recordar es que = — das por su necesidad de el esquizoide hace en su vida estan. influi- 2 soledad. El sistema de ap La descripcién quP°y? cognitivo : de una persona que ha tque hace Millon (1969) del esquizoide es la Jos conocimientos, asi cc tenido carencias importantes en el plano de 0 intelectual vago ¥ oscuro, por debajo del nycomo un funcionamient pable que el poco interés nivel de inteligencia medio. Aundvé sea pro- le haya alejado de Jo queés aue el esquizoide manifiesta pet Jos demas funcionamiento intelecwe ocurre en el mundo, no es seguro que su ra mas bien verle interegctual sea deficiente en este punto. Se espe ra claramente defensivaresarse pot “hechos objetivos”, no ala mane- raz6n de un interés poriva del compulsivo o del paranoico, anal en va a ser improbable, poor Jas cosas mas que Por Jas personas. Asi, nO puestos de exigencia inpor ejemplo, que algunos esquizoides ocupen contactos cotidianos Cc jntelectual pero que no les oblig# 4 mantener En cuanto a su cg con los demas. ; situacion de tension, a capacidad para sostenerse cognitivamente ¢n 1, es decir, para templar la tension inmediata 100 acordandose de lo que sabe de la vida y de sus momentos agrada- bles y desagradables, ¢s de esperar que su débil consciencia de si mismo no le permita tal apoyo. El sistema de apoyo bioldgico En tanto que fuente de informacién y de apoyo, el cuerpo del esquizoide se mantiene inactivo durante mucho tiempo. Un cuer- po flexible y vigoroso atestiguaria un enraizamiento con la vida car- nal y con sus placeres, mientras que el del esquizoide lleva Jas sefia- les de una vida entera dedicada a reducirse, a anular cualquier yeleidad de acercamiento a la vida. Un cuerpo al que desde siem- pre se le ha pedido que esté callado, no sabe proveer, en periodos de tensi6n, los apoyos necesarios para atravesat Jos momentos difi- ciles. No sabe respirat ni mantenerse. Habiéndose prohibido el pla- cer, no tiene los recursos necesarios para estabilizar lo mental cuan- do aquél se excita. Hl terapeuta atento a los procesos corporales del cliente esqui- qoide puede ayudarle a encontrat Y a escuchar las sensaciones fisi- cas fundamentales, sin las que Ja experiencia no ¢s mas que una pura especulacion tedrica. ‘Atencion a la respiracion, a la postura, a las tensiones, a la temperatura del cuerpo, blancos de intervenci6n que, si se siguen con sensibilidad, pueden ayudar al cliente esquizoide a recuperar la experiencia indispensable del centramiento como paso previo a la accion exacta. Su posicion en las polaridades pbasicas (Millon) El placer y el dolor [a retirada emocional € interpersonal del esquizoide va a la par con un débil interés por el placer como objetivo que satisfacer, y por el dolor en tanto que amenaza para evitar, Parece insensible 101 los dos extreMgs y se contenta con algunas experiiencias eae y mondtonas Ge no son ni muy agradables ni muy arrie: pees Algunos terapeutas consiguen buenos resultados eae estas dos politidades con el cliente esquizoide. Se trata © ao no de considefar los placeres nuevos, sino més PIF de ayus a cliente a obtenéy mas alegria de las actividades que yale ore ea que las haga €N solitario. Como contrapartida, el eae sai to alo que €s fyente de displacer para el cliente Y le ayu a se consciente Antes de su displacer, desarrollando ae a a comportamentales, ya sea para evitar estas situaciones, para transformartas, Yo y log otros ne Alt El esquizoide no se interesa verdaderamente Mi POF a ae los dems. Es esta falta de interés lo que hace la terapia 130 TT Excepto Por tin motivo de consulta a menudo muy CHCUISTN el cliente esdlyizoide, poco atento a su propia Seer cau rente a 10s elOgios y a las crticas de los demas, no Hen’ TET aa gia para cambiar, En é1, por lo tanto, el tema n? © Paris librar esta pOllaridad basica; ya esta equilibrada pore i aa a En geMeral, es en el trabajo en esta polarida onic encuentran Mayores resistencias. Por lo tanto NO Se Fee te tanto intervenit aCkivamente en este sentido, hasta quer ¥ CURDS MO tiempo Como, haga falta, no se hayan podido censeBulr © \f SU pro- ficios que despierten en el cliente un minimo d° interes Po! pia experiencia 0 la de tos demas. La pa'sividad y Ia actividad sdates i dont El eSqjuizoide es decididamente pasivo. Su Vi os de la espectador Phasivo, lejos de las exigencias y sassHOfOND Te social En 8€eneral, eva una vida ordenada y 00 iment ONT clas NUEVAS. No es aconsejable trabajar esta POE © Fret de su trabaj( terapéytico. El esquizoide no tae ™ 102 volverse mas activo hasta que el interés por los otros y por las rela- ciones interpersonales no se haya despertado, Sus transacciones fenomenolégicas El modo cognitivo Lo que mas Ilama la atenci6n en Ia interaccién con un clien- te esquizoide es la especie de banalizacién cognitiva a la que vuel- ve sin cesar. Aunque sea capaz de cualquier conocimiento sobre un tema cualquiera, una vez que se le saca de ese tema, su interés vuel- ve a ser nulo. No hay mucho sobre lo que hacerle preguntas. Es difi- cil estimularle intelectualmente y no es curioso por naturaleza, A veces se encuentra con que su funcionamiento intelectual es supe- rior a la media, pero el trabajo intelectual practicamente es inutil y son necesarias otras vias para ayudarle a movilizarse. El modo emocional El esquizoide vive en blanco y negro. No en el sentido maniqueo del término, sino un poco a la manera de un televisor en blanco y negro que no puede utilizar la paleta de colores de la expe- riencia emocional. Ninguna emoci6n es sentida con fuerza. No obs- tante, es necesario saber que el esquizoide puede volverse muy ansioso si se le presiona con preguntas 0 si el terapeuta adopta una actitud demasiado intimista. Sus funciones de contacto La apariencia La impresi6n de frialdad que se siente al encontrarse con un esquizoide no debe ser confundida con Ia del paranoico, mucho mas dura, La frialdad del esquizoide esta desprovista de provocacién. y 103

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