MEMORIA HISTORICA.
DE PLASENCIA
Y LAS COMARCAS
2015
Universidad Popular de Plasencia
Excmo. Ayuntamiento de PlasenciaEdita: EXCMO. AYUNTAMIENTO DE PLASENCIA
ISBN: 978.84.608.2187-8
Depa Legal CC-241-2015,
lnspreso en Esparia
Panted in Spain
Fete portada: Ci Perianos
Diseno, maquetacion,impesio yenovademacion
Artes Graficas Pera Arroyo
‘Tino 02741 3 16
10800 PLASENGIAMEMORIA HISTORICADE PLASENCIA¥ COMARCAS 2015:
JUAN M. VALADES SIERRA. Director del Museo de Céceres
EL MERCADO DE PLASENCIA Y LAS MONTEHER-
MOSENAS, O LA CONSTRUCCION DEL TRAJE RE-
GIONAL EXTREMENO-
‘Al acercamos al estudio de la indumentaria tradicional extremefia, uno
de los primeros aspectos que hemos de tener en cuenta es que, al menos
aparentemente, sélo puede hablarse con dificultad de un ‘nico traje re~
gional extremefio; en general nos daremos cuenta de que al menos podria
hablarse del traje de Badajoz y del traje de Céceres, aun cuando la profun-
didad y veracidad histérica de tales denominaciones deba ser puesta en ob-
servacién. Pero es verdad que dentro de cada provincia se conocen trajes
pertenecientes a determinadas poblaciones que parecen ser los mas repre~
sentativos 0 conocidos y por ello podrian asumir un rango supralocal y de
-algiin modo representar a la provincia entera; sien la provincia de Badajoz
‘este papel pueden desempeharlo los trajes de Don Benito, Campanario,
Olivenza o Herrera del Duque, en la de Caceres se lo podemos atribuir a
la indumentaria de Malpartida de Plasencia, Cabezabellosa, Torrejoncillo
‘0, sobre todo y especialmente, Montehermoso. Y es que el de esta tltima
localidad es el traje mas conocido dentro y fuera de nuestra regin, y des-
de hace décadas ha sido asumido como la representacién mas genuina del
‘modo de vestir tradicional extremefio. Por ello lo encontramos en nume~
rosas representaciones graficas como el simbolo regional que es, debido
.a su vistosidad y también a algunas peculiaridades que iremos sefialando.
‘Origenes del traje regional extremeiio
‘Alla cuestién de los origenes del traje regional extremefio ya se le ha
sdedicado un buen riimero de paginas, tanto por nosotros como por otros
investigadores més autorizados (Anderson, 1951; Gonzilez Mena, 1990;
Hoyos, 1955; Sanchez Franco, 2008; Valadés, 1994, 2013, 2015), por lo
‘que no hemos de insistir demasiado. Unicamente sefialaremos que atin
‘estén por explotarse las fuentes documentales sobre la indumentaria que
4lUNIVERSIDAD POPULAR DE PLASENCIA, Exemo Ayuntamiento de Plasencia
se utilizaba en los siglos XVIII y XIX, particularmente los contratos ma-
trimoniales, cartas de dote o inventarios de bienes post mortem; por ese
motivo, hemos de trabajar a partir de las imagenes que nos dejaron los
artistas que desde esa época visitaron o habitaron la regién; entre ellas, las
ptimeras colecciones de estampas sobre tipos espatioles fechadas. finales
del siglo XVIILy principios del XIX -Antonio Rodriguez, Gambo:ino, Té-
ez-no suelen recoger la referencia a los extremefios, aunque encentramos
‘una estampa que representa “Un Chorizero” en la Coleccién de irajes de
Espafia de Juan de la Cruz Cano y Olmedilla; el dibujo preparatorio para
ella, conservado en la Biblioteca Nacional (DIB/14/4/20), lleva la leyenda
“Un Chorizero de la Estremadura”, de la que desaparecié la referencia
regional a la hora de la estampacién. Por otra parte, en la coleccién de
Delineations of the most remarkable costumes of the different provinces of
Spain, and also of the military uniforms, bull fights, national dances, &c.
of the Spaniards, publicada en Londres en 1822 con estampas de Giscard,
se incluyen sendas imégenes que representan un hombre y una mujer de
Extremadura, donde el modelo masculino aparece embozado en vna larga
capa que apenas deja entrever una chaqueta con botonadura dorada y un
calzén hasta la rodilla, tocéndose con un sombrero calafés, mientras la
‘mujer se cubre con una mantilla negra ribeteada y Hleva un pafiuelo de talle
y tna saya, relativamente corta, tejida a cuadros y sin mandil
En la Coleccién de Trajes de Espafia de Ribelles y Carrafa (1825), el
labrador extremefio aparece con un sombrero chambergo de ala ancha y
copa baja (n° $5 C? 14°), y con la chaqueta de pafio sin solapa que apa-
rentemente tapaba la capa en la imagen de Giscard; un chaleco de doble
botonadura sin solapa, faja y calzin de paflo ajustado y polainas de paiio
abotonadas; la labradora extremeda (n° 14, C° 4") se parece poco a la de
Giscard, con su larga saya plisada, su delantal de color claro, jubsn y pa-
fiuelo de talle sin atar. Aparece también un “Chorizero de Estremadura”
(n° 14, C°4), cuya indumentaria es mas parecida a la del labrador que a
la del choricero que nos dejé Olmedilla, aunque aqui incorpora un gabén
més corto que el de aquella.
De 1829 es un grabado de Langlumé que representa un hombre de
Montehermoso, incorporado a la obra de Clerjon de Champagny, Album
d'un soldat pendant la Campagne d’Espagne en 1823, publicada en Paris
2
ESMEMORIA HISTORICADE PLASRNCIA YCOMARCAS 2015
Y que narra las peripecias de un soldado francés que formé parte de la ex-
pedicién de los Cien Mil Hijos de San Luis, aunque ya hemos sefialado la
poca crediblidad del dibujo y de su descripeién, Unos afios después, el 24
de enero de 1847 aparecia en el Semanario Pintoresco Espaitol un articulo
de Rafael Monje titulado “Una boda en Carrascalejo”, que se acompafia de
un grabado que representa, al parecer, a los novios; ella parece llevar un
pafiuelo de tale, similar al tipo “de sandia”, refajo largo, amplio y plisado,
con cortapisa y ribete en los bajos, y los zapatos parecen ser de lengticta
sobre medias de ganchillo, mientras que el mozo lleva sombrero de ala an-
cha y copa ligeramente troncocénica, similar al cordobés, chaqueta corta
de cuello ajustado y bolsillos con tapeta y decoracién en la bocamanga,
chaleco de color claro y escote en pico bajo, calzén hasta la rodilla y polai-
nas que dejan ver parte de las medias de color blanco,
Los trajes extremefios aparecen también en Aleluyas fechadas a media-
dos del siglo XIX, como la titulada Loteria para los nifios. Con los trajes
de todas las provincias de Espafa y nimero de habitantes que tiene cada
capital 0 Rifa para los nifios. Con los trajes de las mujeres de todas las
provincias de Espaha; la titulada Habitantes de las provincias de Espafia.
Coleccién de Trages Espafoles (n° 28) de Hernando, impresa en el taller
de J. M. Marés (Caro Baroja, 1990: 506), muestra al hombre con su capa y
sombrero celafiés y la mujer con su mantoneillo. Las figuras estan sobre la
leyenda “El estremefio, jamones / trae en cambio de doblones".
También la obra publicada a partir de 1872 Las mujeres espaholas, por-
tuguesas y americanas, incluye las representaciones de la mujet de Bada-
Jjozy la de Caceres, en dibujos del artista de Fuente de Cantos (Badajoz)
‘Nicolas Megia (1845-1917), pero por esos afios aparecen las primeras fo-
tografias en que puede verse a algunas personas ataviadas a la manera tra-
dicional, como la vista del rollo o picota de Jarandilla de la Vera, tomada
or Charles Clifford en 1858 (Lopez Mondejar, 1989: 8), que muestra al
‘que debe ser el alcalde del pueblo con sombrero calatiés, capa y bajo ella
una chaqueta apenas visible y el chaleco de escote en pico, con botona-
dura simple, junto a otros personajes vestidos ya con prendas tipicamente
burguesas de disefio europeo. Esto mismo se observa en otras imagenes de
Clifford y de Jean Laurent fechadas en esos afios, como la del arrabal de
Mérida o ladel llamado Principal de los gitanas de Zafra,
B
nar CCUNIVERSIDAD POPULAR DE PLASENCIA. emo Ayota ment de Masenia
Las fotografias mas antiguas que conocemos de! traje tradicional de
Montehermoso se deben al polaco Luis Tarszensky, autodenominado Con-
de de Lipa, que vivié en Caceres entre 1867 y 1871, afio en que falleci.
Se conservan cuatro de sus trabajos en el Fondo Fotogrifico de la Univer-
sidad de Navarra que interpretamos como dos parejas retratadas en estudio
¥ ataviadas, respectivamente, con los trajes populares de las localidades
cacerefias de Malpartida de Plasencia y de Montehermoso'; en este tiltimo
caso, el hombre lleva chaqueta, calzén y polainas de pafio negro, y sobre
ellos una zamarra larga de cuero como la que se puede ver en numerosas
representaciones posteriores del mercado de los martes en la Plaza Mayor
de Plasencia, mientras que la mujer se peina con mefio de picaporte y se
cubre con un dengue o “esclavina” ribeteado sobre un jubén bordado en
las bocamangas, con refajo corto (“mantilla”) y de amplio vuelo y mandil
de color negro con una lista clara cerca del borde inferior, zapatos de len-
‘aGeta y Jas medias de color claro bien visibles por la cortedad del refajo.
Pero las fotografias que han sido fundamentales para la fijacién de la
imagen del traje regional extremefio son las que tomé el fot6grafo francés
Jean Laurent en enero de 1878 cuando una comparsa de montehermosefios
se desplaz6 a Madrid para participar en las celebraciones de la boda del
rey Alfonso XII con su prima Maria de las Mercedes. En aquella ocasién
Laurent tomé la imagen de todo el grupo, formado por las seis parejas de
danzantes y el tamborilero, y otra de una pareja formada por Pedro Iglesias.
Garrido y Maria Gordo Granado (Sénchez Aleén, 2014); el grupo habia
‘enviado a Madrid gracias a una subvencién de la Diputacién Provin-
cial de Céceres, al igual que hicieron otras diecinueve provincias, y lo que
hizo Laurent fue aprovechar aquella concentracién sin precedentes para
tomar imagenes y creat el primer repertorio fotografico de trajes tradicio-
nales de las provincias de una gran parte de Espatia, Con posterioridad, la
casa Laurent y Cia. comercializ6 esas imagenes que se reprodujeron una y
otra vez hasta bien entrado el siglo XX y que fueron durante mucho tiempo
la tnica referencia grafica de los trajes tipicos espafoles, integrandose en
"sims pect camps nl ond opin Unies e ara “
cases 21 (Cota 19 ovine e201),
"A teopat it rae yew weve eh nate pace C=
44MEMORIA HISTORICA DE PLASENCIA YCOMARCAS 20'S
Jos recursos uilizados por los pintores y grabadores que durante esas déca-
das se acercaron al tema de la indumentaria tradicional regional.
El mercado de los martes en Plasencia
En el proceso de conversin del vest de la montehermosefia en taje
regional de Extremadura desempefia un papel esencal el mereado de los
martes de Plasencia, pues las gentes de Montchermoso que acudian a élen.
las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX fueron tepresentadas
en diferentes imégenes, tanto fotografias como grabados, que llegaron a
ser conocidas a escala nacional y, asociadas a la fotografia de Laurent
mereializada como tarjeta postal, y consideradas como la representacién
ims tipica del trje tradicional extremedo
EL8 de noviembre de 1888, La Tustracién EspaRola y Americana, wna
revista de gran circulacién en aquellos momentos, incluia un grabado @
partir de dibujo de Juan Comba para ilustrar una noticia sobre un proceso
judicial que se seguia en Plasencia, En la imagen vemos tes dibujos de
Jas gentes que poblaban el mercado placentino de la Plaza Mayor, entre
Jos que se distinguen varios hombres y mujeres ataviados eon prendas re-
conocibles en la manera de vestr de los montehermosetios la zamarra de
cuero que habia fotografiado Lipa y las mantilas, esclavinas y paftuelos |
tan conocidas en el trae femenino; entre esos dibujos, uno muestra por |
vez primer la gorra de paja de centeno hoy mundialmente conocida eon
ln explicitaleyenda “De Montchermoso”. Esta representacién, identificada
por Ruth Matilda Anderson, nos permite establecer que la gorra monteker~ |
mosetia habia empezado a utilizarse algunos afos antes de 1888; la propia.
‘Anderson habia conocido en 1928 a la hija de la mujer que comenz a
confeccionar Ia gorra, adaptando Ja forma de un tocado mas plano que el
actual que habia llegado de Villar de Plasencia, y gracias a este dato Juan
Jess Sénchez. Aleén (20140) ha podido determinar que fue Ana Garcia,
Ruano, ene 1865 y 1870, quien cred esta peculiar gorra que hoy define
por si solael traje de Extremadura.
Un cuarto de siglo después de la publicacién de los dibujos de Comba,
se-va a producir un hecho esencial en la fijacién del modelo indumenterio
extremefio, y el mercado de Plasencia va a desempefiar un papel funda-
45
ee,UNIVERSIDAD POPULAR DE PLASENCTA. Excme Ayuntamiento Se Pasncia
mental en el proceso. Se trata de la Hegada a Plasencia del genial artista
Joaquin Sorolla Bastida (1863-1923), que habia sido contratado por el millo~
nario mecenas norteamericano Archer Huntington para crear su antolégica
serie pictorica “Vision de Espafia” destinada a la decoracién de la biblioteca
de la Hispanic Society of America; sabemos que Sorolla conocia y poseia un
bbuen mimero de tarjetas postales de Laurent pertenscientes a la serie de los
trajes regionales (Diaz Pena, 2011: 279), y cuando tuvo que abordar el lienz0
que habia de representar a Extremadura en ese mosaico espafiol en el que ya
llevaba trabajando desde 1911, probablemente ya habia decidido que esco-
geria el traje de Montehermoso, que le era conocido a través de esa postal.
En enero de 1917 hizo Sorolla su primer viaje a Extremadura, quedando
impresionado por la riqueza monumental de Mérida y de Caceres, pero fue
Plasencia, con su mercado de los martes y las pecaliares imagenes tipicas
que alli vio, la que se erigié para él en el mejor escenario para el cuadro
que queria pintar. EI mal tiempo de esos meses le hizo desistir de abordar
el cuadro en aquel momento, pero en octubre del mismo afio volvia Sorolla
a Plasencia, ya con Ia idea clara de lo que querfa representar; entre el 20 de
octubre y el 4 de noviembre se alojé en la casa del alealde, Fernando San-
chez-Ocafia Silva, junto a su discfpulo Santiago Martinez. El propio Soro
Ia tomé algunas fotografias del mercado de los martes, probablemente el
que se celebré el 23 de octubre de 1917, en las que se detecta con claridad
la atraccién que sobre él ejercié ta estampa de las montehermosefia ata-
viadas con sus humildes ropas de trabajo y su gora de centeno, tal como
la habia representado Juan Comba,
Conviene recordar que cada martes acudian al mercado placentino va~
rias parejas de artesanos y comerciantes de Mortehermoso para vender
sus productos. Debian levantarse antes del alba y -ecorrer los 25 Km. que
separan las dos poblaciones a lomos de mulas, eruzando el rio Alagon
en barca, lo mismo en verano que en invierno. Las fotografias de estos
montehermosefios que se conservan de esa época los muestran con su in-
dumentaria de diario, sin concesiones a la elegancia ni ala sofisticacién, de
manera que se aprecia una clara diferencia entre esta manera de vest y la
de gala que Laurent habia reflejado en el grupo de danzantes de 1878 en la
boda real; y una de las diferencias apreciables entre ambas indumentarias
es precisamente la gorra de paja de centeno que Ilevaban las mujeres al
46MEMORIA HSTORICA DE LASENCIA ¥ COMARCAS 2015
mercado. En efecto, y como se ha sefialado en anteriores ocasiones (Vala
és, 1994; 102; Pulido, 2007: 108), la gorra era en realidad una prenda de
trabajo que formaba parte de la indumentaria cotidiana de la mujer, desti-
nada a proteger su rostro del sol.
No obstante, cuando Sorolla escoge los modelos para su cuadro “Extre-
madura. El mercado”, selecciona a los hombres Genaro Iglesias, Jacinto
Galindo y Rafael Galindo, a las mujeres Rafaela Garrido, Marcelina Do-
minguez Garrido ¢ Isabel Galindo, y a la nifia Fructuosa Sanchez, Garrido.
A las mujeres les solicité que posasen con sus mejores galas, pero espe-
cialmente les pidié que adomasen el atuendo con Ia gorra de paja, y es
asi como eparecen tres de las cuatro montehermosefias en el cuadro que
finalmente entregé Sorolla a Huntington, Ademés, pese a escoger a mon
tehermosefios que semanalmente iban al mercado, para Jo que le sirvié
de contacto el alealde Sénchez-Ocaha, finalmente no represent6 la Plaza
Mayor, sino el mercado de cerdos de Ia entrada a Plasencia por el puente
de Trujillo; para ello, utiliz6 una fotografia de los hermanos Manuel y José
Diez hecha ex profeso, que su ayudante Santiago Martinez cuadricul6 y
Iev6 al lienzo (Diaz Pena, 2011: 283). Sobre ese bello fondo de la ciudad
‘monumental colocé las figuras de sus modelos con los trajes que tanto le
habian gustado, y a tres de las mujeres con la gorra de Montehermoso.
A partir de la obra de Sorolla quedé definitivamente fijada la imagen
del traje femenino de gala de Montehermoso tocado con la gorra de paja
de centeno que en realidad era utilizada como prenda de trabajo, Por otro
lado, y a diferencia de lo que habia hecho con otras regiones donde repre
senté trajes de distintas provincias 0 poblaciones, en el caso extremefio
Sorolla no utiliz6 mas que el modelo montehermosefio, lo que Hev6 ai
tificar a toda la regién extremefia con esta indumentaria, Por ese motivo,
la representacién de Extremadura en la Exposicién del Traje Regional ce-
Tebrada en Madrid en 1925, que en gran parte era deudora de los trabajos
de Sorolla en la eleccién de los modelos indumentarios, incluia dos trajes
de hombre y uno de mujer de Montehermoso, ademas de otras tres pare
jas, de Caceres, Gata y Malpartida de Plasencia (Exposicién, 1925: 48),
y la fotografia de los maniquies que llevan los trajes de Montehermoso,
publicada por Isabel de Palencia (1926: 178) muestra el traje de gala de la
montehermosefia ya con la gorra afiadi
”UNIVERSIDAD POPULAR DE PLASENCIA. Excmo,Ayuntamint de Platencia
Tan s6lo unos meses después de la magna exposicién de Madrid, tra-
bajaba el pintor cacerefio Juan Caldera Rebolledo (1897-1946) en la que
puede considerarse su obra més lograda, “Un mercado en Plasencia”; en
ella, retrata el ambiente del mercado placentino en su Plaza Mayor (por
centonces de la Reina Victoria) pero con una mayor fidetidad que Sorolta,
pues representa a las montehermosefias ataviadas con sus trajes de faena y
tocadas con la graciosa gorra. Para esta obra, de alguna manera tributaria
de la de Sorolla, Caldera eligié el escenario real del mercado, y con ella
‘ere6 un nuevo icono regional, en este caso mucho més fiel ala realidad det
momento,
A prineipios del afto 1928, viajaba por Extremadura Ruth Matilda An-
derson (1893-1983) acompaiiada de Frances Spalding, quienes trabajaban
para Archer Huntington en la Hispanic Society of America de Nueva York;
Anderson estaba realizando su “Expedicién Btrogréfica a Extremadura”
consciente de que estaban cambiando répidamente las modas y costumbres
y se perdian irremisiblemente multitud de versiones locales de la forma de
vestir propia del siglo XIX; siguiendo los pasos de Sorolla, cuyo cuadro
del mercado de cerdos veia todos los dias en su lugar de trabajo, Anderson
también visit6 Plasencia, y pudo ver y fotografiar en el mercado de los
martes a las montehermosefias vendiendo sus productos, ataviadas como
las vio el pintor levantino once afios antes. Entre el 24 de enero y el 7
de febrero de 1928 asistié al mercado tomando sus expresivas fotografias
(Lenaghan, 2004: 72); ademas de las fotografia del mercado de la Plaza
Mayor de Plasencia, Anderson tomé multitud de imagenes en toda la re~
én, en total cerca de dos mil (Espinosa, 2010: 447), entre otras en la pro-
pia localidad de Montehermoso, adonde se desplaz6 atraida por la belleza
y singularidad de los trajes que ya conocia por las fotografias de Laurent y
la pintura de Sorolla,¢ incluso entrevist6 y fotografié a las mismas perso-
nas que aquél haba plasmado en su cuadro.
Ya por aquellos aflos, y merced a la magna obra neoyorquina de Sorolla
y a la mencionada exposicién de Madrid, habia calado entre el piblico
interesado en la indumentaria tradicional el traje de gala de montehermo-
sefia con su gorra. Asi aparecen dos hijas de Montehermoso en la revista
La Exfera del 22 de mayo de 1920, en una fotografia de Cémara hecha en
48[MEMORIA FISTORICA DE LABENCIA ¥COMARENS 2015
estudio acompafiando un articulo de José Ortega Munilla del que entre-
ssacamos unas lineas'
No hace mucho que me encontraba yo en Plasencia, en un dia de
‘mercado, Asombréme la gracia de una muchachuela que andaba
de puesto en puesto. Roguéla que se detuviera delante de mi para
contemplarla, y ella, no sin obstdculo que el pudor justificaba,
qued6, bajo mi cortés requerimiento, detenida (...) Esta monte-
hermosefia, que yo vi en Plasencia no hace mucho, en el mercado
del martes, Ilevaba las piernas al aire, bien que vestidas de recias
‘medias por ella misma elaboradas en el empuje de las agujas.
Yen efecto, en esos momentos proliferan ya las fotografias, grabados y
tarjetas postales que podian encontrarse en el mercado consagrando ya la
asociacidn del traje de gala con la gorra y, al mismo tiempo, la eleccién del
montehermosefio como traje regional de Extremadura, La propia Exposi-
cidn Iberoamericana de Sevilla, celebrada entre 1929 y 1930 contribuyd
grandemente a este proceso dual, al presentarse en el Pabellon de Extre-
‘madura un traje de gala de montehermosefia con su gorra (Valadés, 2013a:
1,861), como ya habia podido ser visto en Ia Exposicién del Traje de 1925,
Por otro lado, estos trajes exhibidos en Sevilla fueron después donados por
Ja Diputacién Provincial al Museo de Caceres, y expuestos en sus salas en-
tre 1933 y 1972, contribuyendo también de manera importante a la conso-
lidacién de este traje como el més tipico y representativo de Extremadura.
Las fotografias de Ortiz Echagile y su influencia
Pero no podemos dejar de citar, en este proceso de construecién del
traje regional extremefio, la importancia de las fotografias de José Ortiz
Echagtie (1886-1980), aunque en este caso, el artista no se conformé con
representar la imagen de las montchermoseiias en el mercado de los martes
de Plasencia, sino que se fue a la propia localidad y visit6 Montchermoso
en 1931, donde llevé a cabo uno de los mejores reportajes que aparecen
cn sus libros. Merced a los trabajos de Sorolla, Anderson o Caldera, ya en
aquellos momentos estaba claro que ningi otro pueblo podia encarnar la
imagen del traje regional extremefio como Montehermoso, considerado
ya desde entonces como “la cuna del tipismo” y un verdadero simbolo
49
CLCUNIVERSIDAD POPULAR DE PLASENCIA. xem. Ayuntamiento de Plasencia
regional. Sabemos que Echagtle conocfa y admiraba a Sorolla y su obra,
y su hermano, el pintor Antonio Ortiz Echagte, era también seguidor del
artista valenciano.
Las bellas imagenes que Ortiz Echagtle tomé en Montehermoso dieron
la vuelta al mundo a través de las numerosas exposiciones que realiz6 en
distintos paises y sobre todo a través de las sucesivas reediciones y traduc~
ciones a otras lenguas del clisico libro Espata,tipos y trajes, lo que con-
vierte a este artista de la fotografia en uno de los principales responsables
de la asimilacién de la imagen del traje montehermosefio con la gorra y st
conversién en traje regional (Vega, 2002: 42-54).
Por ello no es de extrafiar que, tras la guerra civil, la Seccién Femeni-
na de FE\T. y de las J.0.N.S. adoptase el montehermosefio como el traje
definitorio de la provincia, estandarizando su confeccién ¢ imponiendo un
modelo tinico que es el que después ha quedado definitivamente fijado.
Este modelo es descrito asi en un documento de la Seccién Femenina de
Cliceres:
‘Traje de Montehermoso.- El més espectacular de la provincia,
leva jubén de satén o raso negro con pufios anchos de terciopelo
bordados en colores; manteleta (esclavina) de paiio negro ribetea-
da con cinta de seda verde, y zigzag en cinta de seda roja; mantilla,
(refajo) plisados con mucho vuelo Ilevando en la parte inferior de
15.0 20 jaretas pequefias, en ocasiones visten hasta siete mantillas
de distintos colores siendo la tiltima en color morado, y Hlevando
cada una de ellas una cortapisa de colores vivos, que forma una
vistosa rueda de colorido; juego de cintas bordadas, colocadas en
Ja cintura en la parte de atrés; mandil tejido negro con tres franjas,
dos rojas y en el centro azul, faltriquera tejida en lana de varios
colores; medias azules de lana sujetas por “cifiol” de colores; za-
patos de charol o pana negra bordados en colores, pafiuelo de lana
fina en colores vivos que se coloca en la cabe7a, sobre un abulta-
do mofo y encima de éste se encaja el tipico y famoso sombrero
de paja adomnado con botones y lana de vivos colores, en el centro
"Fe oon pie wc na de nmi cna anf d Moths iene hase
tots suc Attest OSTA (Cs
sins jm cet)
50MEMORIA HISTORICA DE PLASENCIA YCOMARCAS 2018
de la copa de éste, lleva el tradicional espejo redondo, por el cual
se sabe si la mujer es soltera, casada o viuda, segim Ileve éste,
entero, partido o sin él. Este traje va recargado de aderezos y pen-
dientes de oro, Tanto este traje como todos los de la provincia de
‘mujer, lleva enagua y pantalén de lino, adornados con puntillast
‘Como se puede comprobar, la Seccién Femenina no sélo contribuye a
fijar esa “tradicién inventada” del uso de la gorra con el trae festivo, sino
también a dar oficialidad a una ireal leyenda del espejo partido que ha sido
ampliamente retatida (Valadés, 1994: 104-105; Pulido, 2007: 108-110).
Por otto lado, Ia obsesién moralizante del régimen franquista se observa
en la imposicién de una ropa interior que las mujeres no habfan llevado
¢n a indumentaria tradicional, pues se sabe que la iinica prenda interior
que se utilizaba era la camisa, tan larga que cubria todo el cuerpo bajo las
‘mantillas, haciendo las veces de enagua (Pulido 2007: 92).
Sea como fuere, este modelo, ya “oficial” por decirlo asf, es reprodu-
cido en multitud de documentos y formatos; tarjetas postales, grabados,
calendarios o sellos de correos reiteran hasta la saciedad una imagen ya
estandarizada que conforma el modelo actualmente aceptado; entre esos
documentos destacan los dibujos de Joan d’Ivori (Joan Vila i Pujol) en
su obra Festits tigics d’Espanya (1935), los de Vicente Viudes a partir de
los trajes regalados por el régimen franquista a Eva Perén (1947) o los
de Francisco Lépez Rubio en el libro de Cecilio Barberin Espafia, tra-
Jes regionales (1951), sin olvidar las postales de Ediciones Medina sobre
dibujos de Elsi Gumier editadas a mediados de los afios cincuenta y por
supuesto los sellos de correos aparecidos en 1967 dentro de la serie de
Trajes Regionales de Espaa, que son el estereotipo final en este proceso.
En paralelo con ese proceso, y en esas mismas décadas, es cuando des-
aparece definitivamente del mercado de los martes de Plasencia la entra-
fiable y tipica imagen de las montehermosefias ataviadas con su graciosa
gorra, todavia enlonces una prenda de diario utilizada por algunas mujeres
del pueblo. Asi pudo fotografiarlas Nieves de Hoyos Sancho, unas monte-
hermosefias recogiendo algodén, cuando se documentaba para su articulo
publicado en 1955, imagenes que se conservan en el Museo Nacional delUNIVERSIDAD POPULAR DE PLASENCIA. Exemo. yu
ment de Plasencia
Traje, en Madrid, 0 también las dejé documentadas el pintor placentino
José Morales Pascual.
El Museo de Caceres posee una devena de obras de José Morales (1918-
2000). de las cuales siete son escenas del mercado de Ios martes, fechadas
a mediados de la década de 1960, en las que ain pueden reconocerse las
diferentes formas de vestir de las personas que acuian a esta cita semanal
para vender sus productos, y entre las que siguen Hamando la atencién las
‘mujeres de Montehermoso con su peculiar indumentaria y, sobte todo, su
gorra de paja de centeno, En las obras de Morales vemos una vuelta a la
fidelidad en la representacién de esos tipos populares, en ellas no aparece
el estereotipo que ya estaba asentado por mor de la tarea desarrollada por
la Seccién Femenina y, antes de ella, por Sorolla, Echagite o las exposi-
ciones de Madrid y Sevilla. Asi, la comparacién de estas pinturas con las
fotografias que se conservan de cémo era ese mercado a principios del
siglo XX nos muestran bien a las claras a excelente labor de Morales en la
documentacién exacta de esa realidad no exenta de tipismo.
Apreciaciones finales
‘Alo largo de las lineas precedentes, hemos tratado de presentar a gran-
des rasgos el proceso por el cual la indumentaria tradicional femenina de
Montehermoso Ilegé a convertirse en el traje regional de Extremadura, asi
asumido desde dentro y, sobre todo, desde fuera de la regién, y también
hemos querido subrayar cémo en dicho proceso ha desempefiado un papel
esencial el mercado de la Plaza Mayor de Plasencia.
En realidad, puede decirse que el mercado placentino fue la pantalla
a través de la cual artistas y estudiosos de la indumentaria, espatioles y
extranjeros, llegaron a conocer y a valorar el traje montehermosefio, que
terminaria por convertirse en un simbolo regional. Si bien las imégenes
més antiguas que conocemos del modelo, especialmente las fotogréficas,
zo parece que fueran tomadas en Plasencia, lo cierto es que la més cono-
cida de todas ellas, el cuadro de Sorolla que puede verse en la Hispanic
Society de Nueva York si que fue pintada en la capital del Jerte, aun cuando
cl artista prefiriera sacar de la Plaza a sus modelos montehermoserias. Ast
mismo, la contribucién de estudiosos como Ruth Matilda Anderson y de
52MEMORIA HISTORCA DEPLASENCYA Y.COMARCAS 2015
artistas como Caldera 0 Morales han reiterado esa imagen, hoy ya desa-
parecida, del animado mercado semanal de los martes con las gorras de
Montehermoso yendo de acd para alld sobre las cabezas de estas mujeres
‘que con el correr del tiempo, ya en el siglo XI, han Ilegado a convertirse:
cen simbolo de la mujer extremetia,
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