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Capitulo 4 El mito religioso que inspiraba a los conquis I , uistad reantes en sus arriesgadas empresas en las Indies no pee E ba papel menos importante en la Corte y en Sevilla como fuen, tee insptacion de la labor lgidativa de, oe . a. La necesidad de establecer normas Indias, surgio como consecuencia de la intervencia siasticos ante el Emperador. Orientados los trails a lay totalmente opuestos por el concepto que tenian de los inthe Montesinos, Las Casas, Benavente, Pedro de Gante y ol mace Obispo del Darién, Hevaron su inquietud por el porvenit det América hasta la metropoli con resultados Sorprendentes en el campo de la legislacion. A ellos se deben las primeras lees i preocupacion del gobierno espaiiol a Por desarrollar una politi indiana acorde con la mision evangelizadora de Espana Para el gobierno de las Colén, que como navegante y descubridor tiene pocos ps res en la historia, fue un fracaso como administrador y gober. nante, Murio en la miseria, desengaiiado de los hombres y sin hallar, como dijo algin cronista, una teja con qué cubrirse. Fue la primera victima del conflicto entre las dos concepeiones de la Conquista que por siglos debian disputarse el favor de la Co- rona: la concepei6n practica, segiin la cual era legitima la explo- tacion del indio por el conquistador espafiol como una retribu. cign por haberlo incorporado al mundo eristiano y a los beneti: cios de la civilizacion, doctrina profesada por los franciscanos; y la otra, profesada por los dominicos, segiin la cual, los conquis- tadores y colonizadores espafioles, s6lo tenian derecho a esta- blecerse en América como en su propia tierra, sin someter a nadie a la servidumbre inculedndoles a los indios la religion y el saber por medio.de la persuasion sin apelar a ningiin recurso violento, 9 debia tener decisiva importancia en j fue este conflicto secular entre las qo, °° Francisco y de Santo Domingo, de. Un factor que quista de América, nes religiosas de San ausencia de un criterio de interpretacion de los hee, ee entre nosotros, NO ha Penis que hasta tho A estudien con suficiente profundidad las {epereusiones def jdeas religiosas europeas Cee EE ff la Conquista ‘< formacion de nuestras nacionalidades. En la ensefanza ofiig el relato, sabroso por sus anécdotas y a veces legendario dey subyugacion de los aborigenes por al conquistador ibérico, ha substituido al anilisis de los acontecimientos a la luz de un coal cepto filosofico de la historia. Es asi como solo se tiene una vision estrecha del panorama del siglo XVI, al dar a la venida de los primeros sacerdotes ¢ tardoter de un episodio marginal dentro de una accion de nav. gantes y soldados. Los clérigos espaitoles no vinieron a Amériog al lado de los exploradores como van los misioneros en nuestro tiempo a propagar la religion entze las tribus de Africa, tras la avanzadas de los ejércitos coloniales europeos. El concepto de Ja Conquista, como se ha visto, era un concepto esencialments religioso y la explotacion economica de los indios iba a la zaga de su evangelizacion. No importa que en la practica se viera frecuentemente al espafiol inspirado mas por la codicia que por la piedad, Después de la bula Inter Ceterae y del testamento de la Reina Catélica, los funcionarios del Estado espaiiol, entendian ‘su encargo como una misiOn esencialmente religiosa. Los frai- les no eran, como parece desprenderse de muchos textos de his- toria, pasajeros de los galeones de Castilla invitados ocasional- mente. Eran mas que los propios soldados: el simbolo de la Conquista, ejecutores de un propdsito, colaboradores en veces de los soldados, defensores de los indios. Gracias a ellos se pre- servaron algunos elementos de las civilizaciones americanas, pe ro también por su culpa se destruyeron otros que hubieran podi- do servir para descifrar el enigma que constituyen nuestras cul- turas en la mayor parte de sus manifestaciones artisticas. Los frailes trajeron a América el mito sobre el cual debia reposar la autoridad del monarca espafiol hasta los albores del siglo XIX, Fue obra de los eclesisticos, mas que de los funcio- narios y capitanes de las Indias, llenar el vacio dejado por los 80 iguos mitos autéctonos con las nuey; i i re el eistianismo sobre la autorded del Bead et ete Apuata el licenciado Vasconcelos istori avon no sn Cita nice en a Br hii de Cortés al apresar a Moctezuma para dominar una ciudad de mas de doseientos mil habitantes, como era Tenochtitlan, Visluhes Cortés, agrega Vasconcelos, el espiritu caudillista de los indios que desde aquella remota época atribu‘an may or importancia alla persona del goberante que a sus ideas de gobierno y apclo No, fe Par m de la persona por la violacién del principio de su autoridad, que los indi cayeron en tan incomprensible desconcierto. El efecto fulme nante que tuvo el encarcelamiento del monarca mejicano obe. decié principalmente a que con tal proceder se quebrantaba el mito religioso que servia de fundamento a su autoridad Mas no bastaba para imponer la sob espaiiol con desprestigiar los mitos americ: ala categoria de verdaderas supersticiones. Fue necesario rem. plazarlos en el coraz6n de las multitudes con nuevos mitos po. Iiticos, granjeandose su obediencia mas por el Prestigio de la cultura superior que el cristianismo representa que por la fuerza de las armas. Asi, pues, no es exagerado afirmar que si la Con- quista fue un hecho de armas, de proporciones homéricas la lenta consolidacion de esa obra, labor oscuta y silenciosa, fue el fruto de la predicacion rutinaria de la fe eatélica por los frailes que acompafiaron a los expedicionarios de Cortés, Quesada, Pizarro y Almagro. La dominacién espafiola bien pudo ser en un principio la imposicion de la fuerza fisica, la superioridad de los areabuces sobre las flechas, la imposicién de la caballeria peninsular sobre la infanteria indigena. Con el tiempo se trocd en la fuerza casi invencible del mito del origen divino de la mo- narquia espafiola a la que se obedecia ciegamente. La fidelidad que se prestaba al remoto monarea europeo solo tenia una ma- nifestacion tangible para los aborigenes: era la de fidelidad al mandato divino, a la religion, a Jesucristo, ala voluntad pon- tificia que habfa asignado este Continente a los reyes més ca- tolicos de Europa. De ahi que la crisis que se produce a comien- erania del monarca ‘anos hasta reducirlos 81 ] tre franciscano; or Ia lucha entre franciseanos y q Jo ae ee como cuestion objetiva en la hatte | cone’ ue afecta preisarense el mas import Tee i dela Conquista: la religion. o como pudiera suceder hoy dia, de No at tata ines reigiosos sobre cuestiones deat ” Era algo mas: era el conflicto entre o de regla monastica. os a col fost 2 iseipulos de Dimi tt, se enfrentaban en Europa a Ls discipul idores de Santo Tomas de Aquino. Alguien ie ‘on que, como Essai y Jacob, las dos comunidades jo el vientre de su madre. Es, pues, muy gy | conflicto entre sus dos ideales y el choque nig pciones politicas, revistiera especial gr. 7 plicable que & sus dos conce] América. ; scanos iniciaron calladamente la obra de la col fee ‘ramiarizandose con los aborigenes, aprendien done Tengua y colaborando con 1os conquistadores en su pacificacin, Mal puede acusarseles de haber sido indiferentes a la suerte de Mal vs menos ain de crueldad. Fray Pedro de Gante 0 Fry TToribio de Benavente, llamado por los propios indios Motolinia, ‘a causa de su pobreza, vivieron ¥ murieron entre ellos, reivind. 3 eatp aus derechos ante los espafioles, de tal manera que puede armarse con justia de Motolinia, que fue un precursor del Conde de Aranda, en la idea de federar el imperio espafiol en ‘América, por cuanto que desde comienzos del siglo XVI este re ligioso habia propuesto a Carlos V que estableciera en América. reinos autonomos, gobernados por principes de su_sangre Sin embargo, cuando Iegaron los frailes dominicanos, sus adversarios tradicionales hicieron una plataforma politica, com> diriamos hoy dia, sobre el mejoramiento de las condiciones de los indios y se constituyeron abiertamente en campeones y de fensores de los aborigenes, con la teoria de que éstos eran pot naturaleza buenos y virtuosos y de que estaban ingresando a Palo le saliion catélica sin ninguna coaccion. A ificativo de Apostol i olomé de ppeba renee posto de los Indios, Fray Bartol miles juicios emitidos sobre Las Casas no pueden set ne ictorios. Algunos lo presentan como un filantrop? le 82 fensor de los fueros de la dignidad cursor de la esclavitud en América, cir esclavos negros para el laboreo de las minas. Tal vez atrevido juzgarlo como uno de tantos demagogos misticos, exe ras paltiquetos, como hemos visto en América, Tenay en 6 empeiios, prestante en la Corte po ed su celo y desinterés, 6 il difi » Se abrio aso entre mil dificultades y contra un sinnimero de enemigos, hasta conseguir formar un nuevo criterio en Espajia con rela- cion a los problemas de América, Su afin de proselitismo lo llevo a exagerar, si no a torcer, la verdad, siempre de buena fe pero con grave perjuicio para su patria y para su religion. Con raz6n se ha dicho que fue Las Casas el autor de la leyenda negra de la conquista espafiola, que tanto ha perjudicado a Espafa aun entre nosotros los americanos que tanto debemos recono- cerle, Sus libros fueron devorados por miles de lectores en todas partes, pero sobre todo, en aquellos paises rivales de Espaiia, en donde el catolicismo se tenia en abominacion. De esta manera Jos argumentos del padre Las Casas han servido Para mancillar las elorias de su patria y tiznar la bondad de su credo religioso, Sus fracasos fueron notorios; sus experimentos infructuosos y su constancia en la labor de tedimir a los indios de la ignoraneia parece haber sido menor que la practicada para confundir y abrumar a los encomenderos. Por los indios hizo mucho menos que la mayor parte de sus hermanos de religion. No se sabe que fuera especialmente reputado o popular entre ellos, como lo consignan los cronistas respecto a otros clérigos. Pero en cambio en Espafia, como politico y demagogo, tuvo un éxito inmenso al remover cielo y tierra en su labor revolucionaria, despertando un grande interés por los problemas de América. Entre otras cosas se debe en gran parte a Las Casas la expedicién de las leyes nuevas sobre cuya impracticabilidad hablaremos mas adelante. humana, Otros, como el pre- Por su iniciativa de introdu- Como hombre piblico, que en verdad lo era, despert6 pa- jones de caudillismo, fervor inextinguible entre sus secuaces y odio que debja seguirlo hasta més allé de la tumba, entre sus ad- versarios. Sus ideas humanitarias, basadas principalmente en una interpretacion estricta de la bula Inter Ceterae, aplicadas en su integridad, habrian hecho imposible la conquista de América. Las Casas queria limitar la obra de los espafioles a la sola predi- cacién de la fe, por la persuasion, sin imponer a los indios nin- 83 be n, Los franciscanos, por el contrarig ina labor més practica, sin arandelas teologicas: degen, Jos indios, como se dice vulgarmente, la fe del atl at corporarlos a la cultura occidental por medio de] tet te nicacion forzosos con los espafioles. Estas dos con, : contradas debian disputarse el favor de la Coron, Fernando y Carlos V. De ahi las contradiceiones apareny, te politica castellana de los primeros tiempos, en especial al pecto a los encomenderos. De ahi el hecho tantas vegos «8% del insuceso de Colén y su tragico fin. De ahi el enveneyn to de las relaciones entre espafioles y amerieanos, {oma por Las Casas, y cuya influencia se prolonga hasta meson Hoy en dia, con perspectiva historia, tenemos que rx cer la imposibilidad de adelantar la conquista pacificaments redio de misioneros como lo pretendian los dominicos y pint palmente Fray Bartolomé de Las Casas. Nunca hubere po, un pequeiio Estado como Espafia conquistar inmensos turing como los de América sin elaliciente dela rigueza y sing estimulo del despojo. Pretender que los reyes de Espaiia desi, or puto eelo apostdlico una buena parte desu presupuesy enviar misioneros a las Indias, es sencillamenis pueril, Para poblar y fundar en América era necesario desper: ambiciones y esto no se podia hacer sino a costade los. natura ee. Més atin, para suplir la falta de hombres en las primers expediciones, fue necesario apelar a gente de baja clase, a gle tes y criminales. Asi se hizo, por ejemplo, en el tercer viaje de Colon, a quien se le habia hecho imposible reclutar expedicione rios para su empresa. Este sentido practico y espiritu mercantil de Colén-to-lle v6 a perder su gobernacién perpetua en las tierras.que-habia descubierto, cuando la reina Isabel, pasando por alto lo conveni- do en las Capitulaciones, nombré a Fray Nicolés de Ovando, Comendador de la Orden de Alcantara, Gobernador de la Es. pafiola. En las instrueciones que se le dieron a Ovando, en septiem- bre de 1501, la Reina invoca la coneepeién religiosa de los do- minicos en toda su pureza, como la concebia Las Casas. Lose sultados, y asi era l6gico esperarlo, fueron nulos, y dos afios més tarde, con la experiencia adquirida, vemos que la Reina comien- guna obligacio ep Cio mes “One oy naran pt de gastos para 84 za a transi ir con la realidad, instruyéndolo a . deiar a los indios en absoluta libertad, sy tl sntdo de no jar moderadamente, No era en ningiin modo atentay libertad de los indios lo que pretendia la Reina, sin op disciplinarla, como dirfamos h : confundiera la libertad con el di ir contra la 10 ordenarla ‘Oy, © por lo menos evitar que se esenfreno y el libertinaje, A la muerte de Isabel quedo Fern, 6 coe rittodvere ando el Catélico gober- > América, como tutor de su hija dna Juana la Loea, en asocio de Felipe el Hermoso, vale’ cote y hombre més prctico quel Reina, decd trang en l eng que contra la Corona habia instaurado Diego Celse fee dolo para Gobernador de la Espaiiola en 1509, pro’ pane ieare al mismo tiempo la simpatia del partido de Ine oeneee ordend en las respectivasinstruesiones al nuevo Gebencey eo hiciera saber alos encomenderos que la Encomiends nor derecho transmisible a perpetuidad, sino que duraria solo ae potos afios, ordenando al mismo tiempo que se hiciera una mc va tepatticion de indios, indicando euantos debian cotrespondey a cada espaiiol segin su grado. Era ésta una nueva stirmasion de las politicas de los dominicos, que todavia no tenia earacter obligatorio. Pero de lasinstrucciones que se daban para casos concretos, se pas6 a las leyes de cardcter general, entre las cuales fueron lag yma las lamadas Leves de Burgos, De éstas dice Esquivel regan: Poco tiempo después de la Hegada de los nuevos misione- ros uno de ellos, Fray Antonio de Montesinos, predicaba furibundo sermén, denunciando los malos tratamientos que los encomenderos daban a los indios, del gobernador don Diego Coln abajo. El revuelo que con ello se armé llegé a la Corte, el Rey condené la actitud de los domini- cos y éstos mandaron allé al propio Montesinos para infor- mar, Logré éste ser oido por el Rey, y de resultas de sus re- latos y cargos de conciencia para él Monarea éste mandé reunit una junta de sabios tedlogos y juristas, los cuales aconsejaron se tomaran algunas disposiciones que mandadas, observar en 27 de diciembre de 1512 y adicionadas en 28 de julio de 1513, forman las 32 leyes, llamadas de Burgos, primer intento de organizacién legislativa de las colonias espafiolas, 85 idea fundamental contenida en estas leyes, de las al Eck ninguna edicion, fue la de reaccién Contra, los Drrores que habia difundido Colon acerca del carcter indio. Se parte del hecho, ya observado, de que los indiog tran perezos0s ¢ inclinados a los vicios; que la tinica mang, ra de redimirlos era haciendo que vivieran en contacto co Jos espatioles y reducidos a vida sedentaria en pueblos, 19 espafioles habian de construir casas para sus indios, y que marles sus antiguos tugurios, edificar una iglesia en cag, pueblo y dotarla de una campana para llamar alos indiog¢ fn ofacion a maiana y noche; ensefiar a los mismos y ese, ger entre ellos los que habian de ser educados para macy. tros, y dar buen tratamiento lo mismo a los naturales de Ja Espafiola como a los procedentes de las otras partes, ge prohibia ocuparlos como bestias de carga, se reglamentaba el trabajo en las minas, alternado con perfodos de descan. so pera que atendieran los indios a su sementeras. Las mu. jeres encinta debian ocuparse en trabajos domésticos jj. geros. Se reglamentaba la alimentacién y el salario que habfa de darse a los indios, el ntimero de éstos que habian de darse a cada cacique para su servicio, en proporcion de los que él gobernaba. La tercera parte de los indios que vivian en poblaciones cereanas a una mina debian de tra bajar en ella sobre la base de aparceria. El almirante y los oficiales reales debian nombrar, entre los hombres mis honrados de la isla, visitadores que visitaran las poblaciones dos veces al afio para ver si se cumplia con aquellas leyes, y siempre que los naturales demostraran capacidad para vi- vir bajo gobierno propio deberia consentirseles que lo hi- cieran. Cuando supo esto Las Casas, se dirigio hacia Espafia en los tiltimos dias de Fernando el Catdlico, el cual lo mando a enten- derse con el Obispo de Burgos, de quien no obtuvo Las Casas mas que una fria acogida, Tenaz como era, el clérigo penso en busear al propio Emperador en Flandes, cuando tropezo con ese gran reformador y politico que fue el cardenal Cisneros, quien, como se diera bien pronto cuenta de la personalidad desarreglada de Las Casas y de su actividad prodigiosa, le confio la mision de escoger tres frailes jeronimos, enérgicos y virtuosos, que Vi nieran a América a poner coto a la aberrante situacion que pit taba el Obispo. No quiso asi fallar Cisneros la controversia et favor de los dominicos ni de los franciscanos, sino que s€ col 86 . ‘os imparciales, como debia i 6a tercer lebian ser los frailes jer a formarse un concepto, 08 frailes jeronimos, Las instrucciones dadas por rran lasideas fundamentales de | de Indias. En ellas se explica q Cisneros a los jeronimos encie. logue seria después la legislacion ‘a mision de los sacerdots vmita Unit i , se limita Gnicamente a los cuidados Propiamente espirituales, sino que se les instruye también para intervenir como elementos de moderacion contra los excesos d le los conquistadore: i ee S, que se les reconociera a los indios ciertos derechos y peop yas que Vinieron después a contribuir lo mas i obra legislativa del Consejo de Indias. Se cma ; modo lasinstituciones indigenas, vivificandolas con las eepstclhe para reconocerles una completa vigencia legal. El cacicango, ine titueion tipicamente indigena, que més tarde debia equipararse con el sefiorio jurisdiccional de los castellanos conservaba, si no la plenitud de sus atributos, si la mayor parte. Se hizo legitims el matrimonio entre las dos razas y el derecho de suceién: ot trabajo se hizo obligatorio, pero, por decitlo asi, se establecic: ron prestaciones sociales; se esbozd un derecho minero yse prohibio exportar a los indios. El derecho de transicion que po. driamos llamar, porque servia de puente entre la situacion an. terior a estas instituciones y su aplieacion, quedo comprendido en la vigésima octava clausula que establecia una severa vigilan- cia para el cumplimiento de las respectivas instrucciones, Los frailes jeronimos lenaron su cometido a cabalidad y fue de admirarse como, con tan escasa experiencia de los asun- tos temporales, tuvieron suficiente criterio practico para aplicar las instrucciones del Cardenal con tal tacto y buen sentido que no dieron lugar a ningiin conflicto grave ni a hacer que los en- comenderos y capitanes sintieran amenazado su patrimonio, con la estricta aplicacion de las instrucciones de Cisneros. Compara- dos con los trastornos que afios més tarde debian producir las leyes nuevas en América, y principalmente en el Pera por la fal- ta de tino del virrey Nitiiez, es verdaderamente encomiable la habilidad politica de los frailes jeronimos. Cierto es que trope- zaron con circunstancias fortuitas, como las epidemias que diez- maron la poblacién, pero en lo posible trataron de informarse sobre las condiciones sociales y de servir lo mejor posible los designios del Cardenal. 87 de ellos, Manzanedo, fy le un cargo tan conta 2 Pei den religiosa y para ese efecto redact ie las mie or a su perspicacia politica. De tone tendieron los jeronimos, como [, I se establecer una teocracia donde los indios idealizados 28 Casas tieran voluntariamente al mandato divino. Pero tampoee Some. cabida a la pretension de los encomenderos de explot; Giro, tuna forma brutal. La idea de Manzanedo fue la de emp e Jas, que son las menos pesadas, en ts » en lu. indios en las faenas agricol gar de consumirlos en Jas minas; obligarlos a vivir con los Foles e ios civilizando sin los malos tratamientos que ls a is ensaban ciertos encomenderos y que acabarian, segiin | ni6n del propio fraile, por exterminarlos. 4 Opi. ‘Ante Ia solicitud de los jeronimos, Carlos V convi retirarlos y nombro en su lugar al primer juez de pa Rodrigo de Figueroa, el 18 de mayo de 1520; suprimio ae tajo las encomiendas y ordend que se dejara_a los indios aa més completa libertad. prende que nunca prel Capitulo 5 No fue, como se ha pretendi zalo Jiménez de Quesada el precursor d satado r Ista, pl es, si bien es cierto que se habia ia en leyes en sus mocedades, como poli gobierno sus aficiones fueron mas bien |; tie amigo de Tos gobiernos fuertes. Fray Ped ena nu arcaieo y sabroso: “No nom entonees el general Quesada justicia ni resins, ci horea ni euehillo, niles demas costs importentosargen de una ciudad, ni para la iglesia cura”; pasaje que Rooter ee menta diciendo que asi podia el licenciado continuar el vosmecy militar que le permitia atender sin contradiccién a sus proyecto Para su mala fortuna, don Luis de Lugo, hij do don Pedro de Lugo, a quien se habia ate fe ne al gobiemo de las regiones que descubricra, estaba gestionends en Espafia el nombramiento de Gobernador del Nuevo Rein, conquistado por Quesada, mientras el mismo Quesada descuids ba el manejo de sus interesesen la Corte, entregado a los placeres de la buena vida, en Italia y Flandes, En el afio de 1542 Mego don Luis Alonso de Lugo con su gente al Cabo de la Vela y Rancheria, y como estos lugares se hallaban dentro del territorio de su mando, pidio alos oficiales redes Je diesen_el-dozavo de lo que existiese en caja, y denegin. dose uno de éstos, abri6 Lugo violentamente las arcas para sacat lo que le correspondfa, manifestando desde entonces el_ansia. de dinero que lo dominaba. Persuadi6 mas tarde Lugo a los encomenderos de las ciuda- des de Santa Fe y Tunja a que renunciaran a sus encomiendas, ofteciéndose restituirselas de_nuevo al verificar legalmente lo: ntos, usando de la facultad de repartir que solo él ue le sugirié su codicia para Aas ah n varios pretextos el "epartiniene si, por medio de sus agentes, los ty babe FIC al rreino, No contento con estas an ; ordend Lugo varias expediciones satin, 2 con Crone es de donde proventa. tanto-or0. obtuvo yw ) das ip vinculat su nombre a todo séneto de tropeliss, ioe Se actaete Por fin, temeroso-del_juez- = a ue | y cee tardar ya en enviarse contra él, en el afio de 1544 a0 | podia rae Fe, después de haber desterado de antemany todas las Indias a los Quesadas. ia abandonado Lugo las costas fecto, apenas habia aban go | tas de la Numa Granada, euando aribo a Cartagena Miguel Diaz d N “riz, encargado por el Consejo de tomar a un tiempo re. ema ‘los gobernadores de Cartagena, Popayén, San Juan § ta Marta, en el cual no estaban comprendidas todavia las sata as del interior por no haberse adoptado ain la denom, nacion de Nuevo Reino de Granada. i Armendiriz, de antemano, por instancias de los ve since de Santa Fe, Vélez y Tunja que se hallaban despojados de sus bienes por el adelantado Lugo, a su sobrino Pedro de Ursig a Santa Fe a encargarse del mando y correspondié al mismo ‘Armendatiz la promulgacion en Santa Fe de las leyes nuevas que en Nueva Espaiia debia proclamar Tello de Sandoval y en e] Peri el virrey Niifiez Vela. i io ingenio oseia: medio ingeni¢ i ies puesmientrasdilataba co | definitivo, eo! \ tos de los indios anos, entre Fray Bart Casas y Gi da, sobre la condicion de los indios, habia producido ya el pri y primer monumento legislativo pa- ra América: las leyes de Burgos. No satisfecho con esto, Fray Bartolomé de Las Casas, agobiaba al Rey y ala Corte con sus in- formes sobre la despoblacion del Nuevo Mundo a consecuencia de los trabajos excesivos a que los encomenderos condenaban a Ios indios’ 1 “Que si los indios se dan de cualquiera manera a los espaiioles, a pesar de cuantas leyes, estatutos y ponas se les ponga, sepa Vuestra Majestad que es como si se decretase que las Indias queden yerma- das y despobladas”. 92 Descontento 7 ecperador Carlos V de ios pobladores se hubieran butlado de to a tes Frgusia abuela la reina dota batt) a orena ts de nombre suyo y de su madre la reina doiia Juana, “Mandé Ta personas de todos los estados, asi prelados, cabllereny wens sos, como miistros del Consejo, porque las repiing de gobernar con el consejo de muchos Y, después de haber pi i cado Y maduramente. altercado y conferido, en presencia da Rey, diversas veces, vistos el parecer de todos, se resolvia aus ya estaban seguras las cosas en las Indias, wt: ‘ bien se podi zat aquitar y reformar las costumbres y abuses fas” 4 que hasta entonces Estas leyes, destinadas a hacer més efecti roteccion_a a i fue - Jos indios, quiso el Emperador que fueran promulgates con la mayor solemnidad y esto fue justamente lo que mas distinguio alos colonos, acostumbrados a no hacer casi ni cue bs cor : nta de las petidas ordenes y citculares en favor de los indios, a Entre las disposiciones que excitaron mayor clamor, fueron las siguiente: Que las Audiencias tengan particular cuidado del buen tra- tamiento de los indios, y como se guarden las ordenana hhechas en su favor, y castiguen los culpados, y que no se dé lugar a que los pleitos entre indios y com ellos, se hagan pleitos ordinarios, sino que sumariamente se determinen, guardando sus usos y costumbre, : ~ Que por ninguna causa, de guerra, rebelidn u otra, ni res- tna causa, de guerra, rebelid ni res cate, ni de otra manera, se pueda hacer esclavo indio al- guno, sino que sean traiados como personas libres y como vasallos reales que son de la Corona de Castilla. Que ninguna persona se pueda servir de los indios por via de naborias ni de otro modo algun voluntad. Que las Audiencias, llamadas las partes, sin tela de juicio, sola la verdad sabida, pongan en libertad a los indios que fueren esclavos, si las personas que los tuvieren no mostra- sen titulo, como los poseen legitimamente; y que las Au- diencias pongan personas de diligencia que hagan la parte de los indios, y los paguen de penas de Camara, Que los indios no se carguen, y si en algu diesen excusar, sea la carga moderada, ite no se pu- in peligro de su vi- 93 ague su trabajo y lo hagan yo), In. gay salud, y que se 105 P tariamente, 0 del Rey, ni los ingen , etc., tengan_indios eitomeni” ao 5, eC encome; nes, hospi oe tuvieren, luego sean puestos en a 408, 5 y gue aunque digan que quieren dejar j, rormos y quedarse con 10s indios, no les valgan, q las personas. que tuvieren_indios sin te 8 OF foridad se han entrado en eng” ha entendido que los repartimientos dados algunos son excesivos, las Audiencias Ios reduzcan aia hhonesta y moderada cantidad, y los demas se pongan en ares ain embargo de cualquiera anelacion, y a los pr. meres eonguistadores que no tienen repartimientos, se les den entretenimientos en los tributos de los indios que se quitasen. Jos encomenderos ser privados de sus re. Jos malos tratamientos hechos a los in. la Corona Real. “Que mereciendo partimientos por dios, se pongan en ‘nguna via ni causa, ningtin Virrey, A a persona pueda encomendar indios, sino_que en mnuriendo la persona que tuviese los dichos indios, sean pulestos en la Corona Real, y si entre tanto pareciese por Ios servicios del muerto que conviene dar a la mujer e hijos algin sustentamiento, lo puedan hacer las Audiencias, de Jos tributos que pagaren los indios. Que las Audiencias tengan mucha cuenta que_ los indios que se quedaron y vacaren sean bien tratados y doctrina- dogen las cosas de nuestra Santa Fe Caté Que los que estan descubriendo hagan tasacion moderada los tributos que han de pagar los indios, teniendo aten- cion asu conservacion, y con el tal tributo se acuda al en- comendero; de manera que los castellanos no tengan mano, ni entrada, ni poder con los indios, ni mando alguno, y que asi se estipule expresamente en todo nuevo descubrimiento. friz_ remitio a Belaleézar copia de ion. Alli fueron tan mal i bernacion. aan mal acogidas co as, y_solo la prudencia de Belaledzat, quien ere’ las In a a los ve. res_que_pasaran a la Corte ‘ar Consecuencias ta = a an fi como Pera. Ent poe rf ro tanto, él arte, tomo la responsabilidad de suspender qt? Por su do aplicacion a la denigrada formula de: “yo epeseusion dan éxiensamente al analizar el control jurisdic a ss ional de los gober. En realidad, el aleance de esta formula ¢; ' a, presindlendo del crterio leglisa on I apocreade mei= que nos ha inculcado el pensamiento liberal, sade Dejar de aplicar una ley rarsela contraria a los intereses el concepto de que toda ley que formalmente haya i cnet cs au oman ane oe do el Derecho como un orden secundario al orden mora ny que lo de menos en las leyes son sus formalidades exiemnas lo més fundamental es su contenido, hallamnos la clave de ate ne gular fenomeno de que las leyes dejaran de aplicarse a pesar ~de haber sido expedidas con todos los requisitos del deveckn consuetudinario. Solo la falta de un estudio sereno de Is Conn quista y de la Colonia espafiola, ha permitido hallar en ecta tor mula juridica un sujeto de escarnio. Es, por el contrario,el mae esclatecido antecedente del sistema de control de las leyes por la Corte Suprema, del que tanto nos ufanamos como de una con- quista juridiea. Por un funcionario por conside- generales, seria inexplicable con Habja venido con Ursiia el fraile jerénimo Fray Martin de Calatayud, a quien se quiso designar como Procurador ante la Corona para obtener Ia revocatoria de las leyes nuevas y poner término a las competencias entre las autoridades civiles y ecle- siésticas. Mas, como no se pudieran reunir los dos mil ducados para emprender su mision, suma que se consideraba necesaria para los costos del viaje a Espafia de ida y regreso, hubo Calatayud de dirigirse a Lima por tierra, realizando tan largo viaje a costa de la piedad de los vecinos de los paises por donde transito en su prolongada peregrinacion. 95 > «og dieron lugar 4 UNA nuey, anteriores ‘end ay las encomiendas en vig, tiguo tena de as rn rominicos ant contig Corona. i me su conservanion, Se apoyn Hallaban también ven 22? i arquica de 16 4 i ara tenerlos en “@ pa la idea jerarqui son de 10s indios y P' erlos en pat Pa 501 inaban que el espafiol seglay ae & nara la instrucciOn cristiang da tan Los sucesos teorica sobre el an general promov i la favor pan por completo Pr ocieda so para la na oa Corona; que los encomendergg «.- este efecto y que ¢ 1 goce perpencilt pilidad ala poblacién. de ue los espaiioles “‘vinieron py fan los fr que los espa v tin, poe ae ay industria y animosidad cS caminy 10", vrai ‘evangélica ¥ 2 nosotros trajo después de ellos : z Lit su palabra: juxta jllud, boves aravant et asini pascebany sembr: ilusta €08. anciscanos é sefior, conocido, visto ¥ experimentag Tami eels fot cespafioles— cristianos y muralag de la fe Saviene al patrimonio 7eal de Casilla, con tanjg miren con perpetuidad de raices tierra Ia tengan ¥ rer ynatural y no por venta o por monte para cortar or propia desta manera ella recibe notable dafio, pues lei, Pefan con gran descontento por no ver estabilidad y firmeza en eso poco que tienen. . - nleal, Obispo de Cuenca, contests Solo Ramirez de Fuer que las ordenanzas eran justas y que el escandalo que habian sonado se debia a causas y personas particulares y no por la i jo de Ia ley respecto a los espatioles de las Indias, puesto que la Jey nueva no le quitaba a los indios que poseian, ni quedaban sus herederos totalmente despojados. EI problema era demasiado complejo y debia preocupar a la Cofte, todavia por muchos afios. Se necesitaba proteger de una ios de los desmanes de los particulares espaiioles, tenia que resolverse el problema economico del nde Panama, a cuya jurisdiecion se habian some: \ naciones de Cartagena, Popayan y todo el Pera, ) Ge la Audiencia de Santo Domingo, a la eual qu sujetas en el Continente las de Santa Marta y V procuradores, enviados para obtener la derogator: nuevas, especialmente de la que prohibia la sucesi y la mujer en las encomiendas del esposo y del obtuvieron la revocatoria de aquella clausula sin por el Consejo la creacion de una Audiencia R ysse concediera a la ciudad el escudo de armas, { © Hacia ya tres alos que estaba instalada la Real Audienci: a tido las gober- , Segregandolas edaban siempre enezuela. Los ia de las leyes ion de los hijos padre, no solo 10 que acordara ‘eal en Santa Fe Se aducian como razones para esta segregaci6 gacion, entre otras, las que pong de presente Fray Pedro de Aguado en'su Recopila, cién historial resolutoria de Santa Marta y Nuevo Reino de Gra, nada: i “, , Desde que el General Ximénez de Quesada descubrié y poblé esta tierra del Nuevo Reyno ae camdie aus fe el afio de treynta y siete, hasta el afio cincuenta, siempre fue sufragana la Audiencia de Santo Domingo, donde yban con las apelaciones que se ynterponfan de los gouernado- res y de sus juezes y hera tan larga la nauegacion que des- de el Nuevo Reyno de Sancto Domingo ay, y de tantos peligros y rriesgos, asi de agua como de tierra, que muchas personas perdian su justicia e la dexaban perder, y pasaban por muchas fuereas y agrauios e sin justicias que no solos los gouernadores pero sus thenientes y cualesquier alcaldes les hazian, s6lo por no ponerse a vna larga y peligrosa yti- neracion, porque desde la cibdad de Sancta Fee a la de Cartagena ay casi dozientas leguas, que toda o las mas dellas de caminan por el Rio grande de la Madalena, por donde es més peligroso el caminar que trauajoso, rrespecto de su gran corriente y veloces rraudales que en él ay que mu- chas vezes hazen trastornar las canoas y ahogarse y perder- se todo lo quen ellas va; y para yr desde Cartagena a Sanc- to Domingo se avia de atrauesar vn golfo que enmedio ay, que nose navega con todos tiempos ni con la facilidad que hazia otras partes; de todo lo qual, y de otros muchos yn- conbenientes fue ynformado el Rey y el Real Consejo por manos de procuradores y personas que para este hefecto embiaron Ios vezinos del Nuevo Reyno. » Don Carl 1 5 eu iencia n a ie 1588, eo vo distrito abarco las Brovincis yf ciudat : ‘uevo 1 int con | Cédula en Valladolid el 17 os) POF per jel Nuevo Rei de ilig Juan, Popayén, lindang, a, : Dorado y finalmente la de Cartagen, de los cuales slo dos Hegaron y ceremonia, como lo ordenahe a Fe, cuy 5 Santa Mart Guayana los oidores Se nombraron I ‘i con gran pompa — Na aed in se nsalo solemnemente le AudienciaenSerapy, : ‘ 2a, eran jovenes aboge e dos oidores, Gongoray V7

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