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§ 1.—Nociones generates. 148.--1. Blementoe y caracleres del derecho de propiedad.——Los ju- risconsultos romanos no definen el derecho de propiedad, que, en efec- to, escapa a toda definicién por su sencillez y extensién, pues’ es el de- echo mas completo que se puoda tener sobre una cosa corporal. Por es0, sdlo se limitan a estudiar los diversos beneficlos que procura la = {D8 ¢l Jenguale ordinarlo de log Jurisconsultos romanot, tener ‘da tam cone on poseet a Sone misma, ‘Todo el que ss considera proplstrTe CRS fends t SR eeire! aera ee ESSA Aho ten. eet eateries carga: fe mete Secure eek foh potiaseauctat sete eis ie ees ERS riseiaameiae tenting a iaiey rer dom, janelactna® fare gen... Guarundem fare loll’ a, IL, $24), mientras que el que pretends tener otro ‘derecho realy ina AIMS oti incre haan saa aids ak hitless detect no baa “erecho real disinto de au ohh ‘erge in ciara ante exons rr Bie pr De de 230 LIBRO SEGUNDO Propiedad. Segin un andlisis que germina en los textos, pero que ha sido precisado y desarrollado por nuestros autores antiguos, estos be- neficlos se resumen en el uao, el frulo, y el abuan: a) El jus ulendi 0 uewe que es la facultad de servirse dé la cosa y de aprovecharse de los servi« hos, que pueda rendir fuera de sug frutos; b) El jus frusndi 0 fructus, derecho de recoger todos los productos; c) El jus cbulendi 0 “abuous, @$ decir, el poder de consumir la cosa, y por extension, de disponer dé lla, de una manera definitiva, destruyendola 0 enajendndola (1). 148 bis.—El propietario Investido de semejantes facultades tiene, ues, sobre su cosa in poder absoludo, teniendo derecho para hacer 10 due hor le parezea, aunque ja ley puede imponerio cerkasrestriccio~ hes, de las cuales admitia varias el Derecho Romano, Me aqul algunos ejemplos: 3}, Lavley de las XIE tablas prohibla al propletarlo cultivar ou campo 0 edificar hasta Ja linea divisoria de los fundos vecinos, debicn= do dejar libre un espacio de dos pies y medio. Por eso, una linea de te- reno de cinco ples separaba los fundos de tierra (confinium) y las B83, Cembitus) (1). No podia adqulrirse por usueapidn (Cicerba, De Dib, Ty by! El propietario de un tundo de tierra debe abstenerse de hacer trabajos que puedan cambiar el curso de las aguas de iluvia, 0 scan su ceptibles de daftar a los fundos superiores o inferior, La ley de Ins XIT Jas daba al vecino amenazado del perjuicio Ia acclén a7uae pluviae arcendae para hacer restablecer cl estado primitivo en sus lugares (D., de Ee el ag. pluv. are, XXXIX, 3) (2). €) Los romanos, al’ parecer, "nd conocieron como principio Ia ex- propiacién por causa de ulilidad publica, aunque se encuentran clertos asos on que los particulares han sido expropiados,por interés general; Por ejemplo, la reparaciin o arreglo de los -acueductos de Roma (3) arg ol rslablecimiento de wma via pablien (L. 14, § 1, D., quem. sre, ‘amity Vill, 6). ‘149.—Por otra parte, y por razén misma del cardcter absoluto de su derecho sobre 1a" cosa, el propletario puede restringirle concediendo 2 otras personas algunas de las ventajas de que goza, Aquellos a quienes concede estos atributos, separados de la propiedad, tlenen derechos Feales sobre la cosa de otro. Ella se encuentra a este fespecto en un es tado de sumisién, y estos derechos reales jura in re aliena se llaman ser- 2484, El uss vo fructus estén claramente dlatioguidos,on os textos: Gayo, Le 2, tb ae tan Vt 6. Viana, Eek, pee Deeot Poros por aburat: los] rental ematin Sele recSnorcn, ci hetvn de Soniinir site onm por Sf ure Uipianor tr Sets Wet Wafeaar ey Wily 8 sf pecuntar a unufractas gavel allaram fram qe tn eb Te yt, ant ust reprints prisiln D te Lena de, hoch pero. Umistin' on dercel int Erase pa aieserrasioe cl et split tli ure dca seanthna ica aa te oek coe i ea rate ae alse Ss ami te ita a ie ort sina atte all shear tenet an eee ee ay el as motets oy i ay tas a iudeean tea dase etn aacty he Fpldleci entrap tray tented vel rte tad ‘ite eh ete Mitre ua tte Sy tr pergola Wet anc rena PRIMERA PARTE.—DE LOS DERECHOS REALES 231 vidumbres, Pucden comprender todo o parte del jus ulendi y. del jus fruendi. Pero el jus abutendi, aunque ocasionen ciertas molestias estas rol fering la propiedad, queda siempre como dotacién exclusiva del ropietario, pee Propiedad puede también ser Hmitada de otra manera. Supon- gains que un fundo de tierra ha sido legado a dos personas; estos lega- ios serén propictarios de él con el mismo titulo, pues los dos tienen iguales derechos sobre cada molécula del fundo todo entero (1), y en- tonces se dice que ost en estado de indivisién 0 de comunidad, es decir, gue son copropicturioe (2). La propiedad de cada uno esta limitada por el derecho del contrario, de suerte que un copropictario no puede en principio atsponer de In cosa comin contra la voluntad de los otros (Pa- piniano, L. 28, D., com. div., X, 3). La salida légica de este conflicto es el reparto del fundo de manera que cada uno de Jos propietarios tenga una mitad sobre la cual ejerza él solo su propiedad de una manera ex- clusiva (V. n.° 440). 180.11, " Organizacién de la propiedad romana,—1. Desde los pri- meros siglos de Roma, la propiedad esta organizada por el Derecho civil siguiendo reglas precisas. A ejemplo de otros pueblos, los romanos sdlo adiniten una clase de propiedad, el dominium ex jure quirttium, que se adquiere por modos determinados, fuera de los cuales no podré consti- tulrse: una de dos, 0 95 pro ietario o no lo es (1), El Derecho civil da al propietario, como sancion de su derecho, una accién in rem, la rei vin- dicatio, Todo propietario desposeido de su cosa puede reivindicarla contra el que Ia detiene, para hacer reconocer su derecho y obtener restituclén (V. n.° 769). 161.-—2. En una época diffcli de precisar se operé en la propie- dad una especie de divisién (1). Parece que es necesario buscar el origen de este cambio en la hipétesis citada por Gayo y por Ulpiano. La pro- pledad de las ree mancipi no odia ser translerida mas que por modos je Derecho civil, tales como la mancipatio, la in jure ceasio, y no por simple tradicién. Por tanto, si un propletario, querlendo hacer pasar a un comprador, por ejemplo, Ja propiedad de una res mancips, se ha contentado con’ hacerle tradicién, entregdéndosela, la propiedad no queda trasladada segin el Derecho civil, y conserva el dominium ex jure guiritium, Para que aquel a quien la tradicién ha sido hecha llegue a ser propietario, es indispensable que la cosa haya estado en su poder du- Fante el tiempo requerido para consumar la adquisicién por uencapién, es decir, un afio para blenes muebles y dos afios para Inmuebles (2). Sin embargo, mientras no haya pasado este plazo, sui situacion es digna de interés y ‘merece proteccién, puesto que posee la cosa en su poder por, voluntad del propletario. Segin ta expresién consagrada, la tiene tn bonis, en sus blenes; y en derecho natural debia de ser propictario. 149. (1) Ls 5) § 15, D commod., XII, 6iou Celsus illus... alt duorum quidem tn solt- dum dominiume, crse non posse, nec quemguam partis corporis doninurm esse; sed tottus eorngris pro indivisn pre, narie dominiumn habere, @ estado de indivision puede aplicarso no solamente a una cosa determina- da, sino también # un conjunto de cosns, como una sucesion (Gayo, L. 1, Pty Da, am. erciges 1 Be iB. (1) Gayo, TE, § 40: Sequitur ut, admoneamus apud peregrinos quidem unum esse dominium, nam aut domtnus quisque eat, aut dominus non tnteli{gitur. Quo jure etlam po pulus romanus ollm alebatur; aut enim ex jure quirittum unusqutsque dominus erat, aut non intel gebaturdominus.» ‘8. (1) Gayo, Ll, § 40 (continuacién): Sed postea dtvisionem accept! domintum, ut alu, ponatt esas ex jure’ qutritium dominun alius in bonts habere, @) Gayo, 11, § 41: Nam sf tibt rem maneipt neque maneipavero, neque in Jure cessero, sed fantum iraditero, in bonis quidem tls ea res efeietur, ex jure qulrtlum vero mea per. maneblt donee tu ean possidendo usucaptas; semel enim impleta usucuplone, proinde pleno Jure incipit, td ext ta Donia et ex jure quiritium tua res esse, ge st ea mancipata vel én fure cessa (esset)—Ad, Ulpiano, 1, § 1. 232 LIBRO SEGUNDO Por eso el pretor, poco a poco, le fué asegurando casi todas las ventajas de la propiedad, y todo el que era siempre propictario segin el Derecho civil, s6lo conservaba un simple titulo: nudum jus quirétivm, considerdn- dose desde entonces como dos propiedades distintas lo que tmicamente era un desdoblamiento del derecho de propiedad: el adquirente que tenia la cosa in bonie fué un propietario segtin el derecho natural, esto es, un proptetario bonitario (3), malentras gue el enajenador conserva gl nombre de propletario quirttario, ex jure quirétium, pudiendo tambien decirse que aquel que posefa una propiedad no dividida, es decir, que reunfa la propiedad bonitarla y la propiedad quiritaria, tenta el domi- nium ex utrogue jure (4). 152.—Las ventajas concedidas al bonitario, en espera de que hubie- se adquirido por la usucapién el dominium ex ulroque jure, eran las si- guientes: a) Si el propietario quiritario, haciendo prevalecer su titulo, Quisicra ejercer contra 6! la rei vindicatio, el pretor concede al bonitario Para rechazarla una excepeidn fundada sobre su t{tulo de adquisicién; por ejemplo, la excepcibn rei venditae et traditac, si la tradicién ha tenido lugar en cumplimiento de una venta; b) Si la'cosa ha sido quitada al Propictario bonitario, perdiendo asi su posesién, el pretor le concede una accidn in rem especial, la accién publiciana, gracias a la cual triunfa hasta, contra, el propletario quizitario (V. nims. 778 y 780. 1); ¢) ¥ por ultimo, el propietario bonitario gana los frutos de la cosa, y si es Un esclavo’ que tenga la in bonés, se aprovecha de todas sus ‘adquisi- ctones (Gayo, II, § 88 y III, § 166). gPero esto quiere decir que sea también favorecido en todos los casos, como si poseyese el dominium ex utrogue jure? No, puesto que existen ciertas diferencias. Al manumitir a un esclavo que se le tienc in bonie no se puede hacer de él mas que un latino, y si_es impubero, la tutela vuelve al propietario quiritario (Gayo, I,’§ 167); ademas no se puede legar per vindicationum las cosas que se tengan in bonée (Gayo, Hi, § 196). Taki ta propiedad bonitaria tuvo al parecer por punto de parti- da Ja tradicién de una ree mancipi, recibié fuera de este caso numerosas aplicaciones. En efecto, en otros varios casos existia la misma oposicién entre el Derecho natural y el Derecho civil. Era equitativo y conforme al Derecho natural que ciertas personas fuesen propietarlas, no obstan- te que no pudiesen invocar un modo clvil de adquisicién. Todas las veces que se presentaba este conflicto habia divisién de dominio, ocurriendo esto no solamente para las cosas particulars, sino también para un patrimonio entero o una parte alicuota de patrimonio. Nos limitaremos a citar dos ejemplos: a) El bonorum possessor, destinado por el pretor Para recoger una herencia, tiene la in bonie, mientras que el heredero civil tiene el dominio quiritario (V. n.° 667), yb) El insolvente cuyo pa- trimonio fué vendido en masa queda propietario quiritario; el emptor bonorum que adquiere este patrimonio tiene la in bonis (V. n.° 705, 2 (1). (8) Esta expresién esth tomada de Tedfilo (Par. 1, 5, § 3): «ai péy guar (Beonotérx) Aéyeeae te bonts, vai feorbere Boned. Bate texto Justifien tambien Iq callienclon. de ‘opledad natural. in cuanto a la de propiedad pre(ortana que varios autores dan al in ree tad siitca’porgu igs modios de proteccion de que detruta ef Bonilarie te vienen del o eRasinRor Bero-bay sus nolar uo os exirain alos textos. ¥ que ia ventaja, prio Elpal del bonitario, eeto.es ¢1 derecho de sueaplr, se le reconoce pot 1 Dereaho Wy Gayon T, § Si: Celerum cum apud elves Homanos duplex sit dominium, nam vél in bonis, vel ex jure quirflfum, vel ex ulroque jure cujusque servus esse intetligitur... ‘158. (1) Y. para otras licaciones dé la in bonis: n.* 213, nota 1; n.* 487, 1; n.° 650; ‘n.° 698.—Pero no podria, sin confusion, a: flarse a la propiedad bonitarta el derecho de Tos aaqurentss a [on funds provincia (n 158), put alcoatario del prapitars bon Hate acate quip ka propiedad por afucapion, tata naquiscion s6lo Tes fas permitiga’en el Derecho de Justiniano (V. n.° 211), PRIMERA PARTE.—DE LOS DERECHOS REALES 233 164.3, En la época de Justiniano desaparecieron la mayor parte de ias causas que motivaron este desdoblamiento de la propiedad: asf que, limitandonos a las citadas, la distincién de las res mancipi y nec mancipi ya no existe; la sucesién pretoriana se fundié con la sucesién civil, y 1a bonorum venditio estaba suprimida desde hacia largo tiempo. El nudura jus quirilium ya no existe de hecho, pues llegd a ser una espe- cie de enigma juridico, decidiendo por cllo Justiniano que en lo sucesivo no fuera cuestién de derecho (L. 1, G., de nudo jure quir. tol. VII, 25). Desde entonces, cualquiera persona, siendo propietario bonitario, tenfa Ja propiedad plena y entera, quedando por ello pleniasimus ef legitimus dominus. No hay, pues, mas, como al principio, que una sola propiedad pero una propiedad que desde el punto de vista de su objeto y de su transmisién obedece a reglas mucho mds amplias (1). 155, -I11. Origen y desarrollo de la propiedad inmueble.—-Ya hemos citado las cosas que no son susceptibles de propiedad privada. Todas Jas otras pueden en principfo figurar en el patrimonto de fos particula- res y ser el objeto, en et ultimo estado del Derecho Romano, de una ver- dadera propiedad, aunque esta regla sufrié durante largo tiempo una ‘aye excepcién en cuanto a los inmuebles. Referente a esto, hay que istinguir entre los fundos ititicos y los fundos provincialea; y para mejor comprender en. qué consiste esta distincién es preciso remontarse a los orfgenes de Ja propiedad inmobiliaria entre los romanos. 186. ¢Cual fué, después de la fundacién de Roma, la primera forma de la propiedad territorial? Es una cuestién algo oscura y resuelta diversumente, pues los textos sélo dan informes muy poco explicites. La historia de las socledades primitivas demuestra que la. propledad atraviesa, en general, tres fases bien distintas: Ja comunidad agraria, cuando el terreno pertenece en colectividad a todos los miembros de una tribu o de una gene; después, la propiedad familiar, cuando cada familia flega a ser nica propietaria de cierta extensién de tierra que se transmite de vardn en varén a los descendientes «lel jefe de fami ¥, por ultimo, la propiedad individual, cuando el terreno pertenece » yaa una tribu o a una familia, sino a cada ciudadano, que puede dis- Poner a su antojo de las tierras de las cuales es propictario exclusive. Es probable que las poblaciones que constituyeron por su reunién la ciudad romana hubiesen conocido estos diferentes estados de la propiedad inmobiliaria, Pero aunque la propiedad familiar haya deja- do rasgos incontestables en el Derecho clasico (1), también es muy di ell precisar cudl es el régimen sobre el que vivieron los primeros roma- nos. Parece, segin los documentos de los antiguos autores, que la pro- piedad individual sobre fos inmuebles se constituyé pronto: que el te- rritorio de Roma, el ager romanus, pertenccié primero al pueblo, convir- tigndose después'en propiedad privada, por concesidn del fstado. Sobre esto, y a pesar de las tinieblas que relnaron en Jas primeras edadcs, he aqu{ lo que establecen algunos testimonios. Segin Dionisio de Halicarnaso y Varrén, Rémulo dividié el terri- torio de Roma entre las treinta curias, y después, bajo Numa, en virtud de un nuevo reparto, se concedié a cada jefe de familia una parte igual, de dos fanegas o jugera (préximamente unas cincuenta Areas), lo sufi- clente para establecer una casa habitacién y un jardin. Este lote se Nam6 ch heredium (2). Hee) Ny lam ams. 156,9 150, 471 171 158, (1) Cf. Paulo, L, 11, D., de lid, et post mero 888. @)_ Dionisto de Hal, 1, ‘guiae, quod heredem seyuerent fon, De rep Ii, 14,—Pinlo, Hist, nat, XVIN, 2 (7 XVM, 2—Gayo, I, § 157.—V. nie 10; Bina jugera a Romulo primum heredium appellarunt—Ad. ice 234 LIBRO SEGUNDO A medida que iban extendiéndose en Italia las conquistas de Roma, se aplicé en general a los territorios de las poblaciones vencidas el prin= cipio segan el cual pasaban a ser propiedad del Estado romano, 0 ager publious (Cleerén, De lege agr., Ul, 15), Pero, segin la naturaleza de las jerras, se hizo de ellas un empleo diferente. Una parte se destiné a au- mentat la propiedad privada, el ger privaivs, Hay que distingulr a este respecto las fterras cullivadas y las tlerras incultas (3). 1. Las tierras cullivadas se enajenaron en beneficio de los particu- Jares: tres procedimicntos, al parecer, estuvieron en uso: a) Bajo Tulo Hostilio y sus sucesores hubo distribuciones gratuites hechas a los ciu- dadanos pobres. Cada uno recibié una participacién de siete fanegas, y el terreno asi artido, viritim, se Uamé tiritanus ager (4); b) Mas tarde, bajo la Reptiblica y bajo el Imperlo, hubo ventas Rechas por ministerio de los cuestores. Los terrenos vendidos de este modo fueron Gesignados con el nombre de agri quceetorié (5); ¢) ¥ se asignaron también tierras algunas veces a vetcranos a quienes el Estado queri recompensar sus servicios, 0 a cludadanos que se enviaban para fund alguna colonia; éstos eran los agri assignali (5). Todos los terrenos los cuales se hacian propietarios los particulares eran objeto de w limitacién especial, cuya tradicién hace remontar su origen a Nui (Dionisio de Hal., II, 74). Los limites estaban trazados siguiendo lneat Fogulares por los agrimensores, cuyo cargo tenia un caracter a la vez publico v religioso (7). Los campos asi medidos se lamaban agri limi- fafi, Habia un plan (forma) establecido, al cual se recurrfa como medio de prucba cuando habia discusiones sobre la posicién de los limites, y éstos se colocaban bajo la proteccidn del dios Termo, siendo desde un Principlo declarado sacer quien pretendiese, violarlo, pudiendo darle muerte impunemente. Mas tarde fueron establecidas otras penas, pero menos severas (8). Las parcelas 0 retazos, subcesiva, dejados fuera del trazado regular do los agri lim#tati continuaban formando parte del ager publicns, 2. Para las tierras incultas, el Estado procedié de otra manera. Se permitié a los cludadanos ocupar de estas tierras todo cuanto quisicran tomar para cultivarlas, a cambio de pagar al Estado un censo, justifi- cando su derecho de bropiedaa y los territorios asi ocupados, agré ocu- palorii (9), no dejaban de format parte del ager publicue, El ocupante no tenia la propiedad, pero s{ la posesién, de donde le viene el nombre de possessiones. Ademés, esta posesién tué protegida por el pretor, transmi- tiéndose hereditariamente y disfrutando de hecho el posesor del ager publicus de derechos analogos a los del propietario (Festo V. Possessio- nee.—.Javolenio, L, 115, 1)., de verb, sign, L. 61). 167.—Blen sea porque los patricios tuviesen ellos solos este dere- )Fucra de los autores especinimente cltados, los desarrotlos sigusontes encuentran gu Justificactén en Aplano, De bel. etvily 1. §8 7 A 30, y en los rel agrarive seriptores; Siculo, Fineo, Higinio, Pronting, Agono, Urbieo ¥ otros. (3) Fest Virltanus ager—Dlinio, Hist. nal., XVII, 2 (1), ¥ 4 (8).—Varrén, De ‘Flaco, De quarstor. agr.: Quaestortt dtcuntur agrt quos ex hoste eaplos populus Fomanus. per quaesiores. vendidit. 1G) Fucra de estos procedimlentos de distribuetén, ctertas tierras fueron atribuidas al rey o dedieadns al eulto,—leorén, De rep., V- 2.—Festo, WV." Obseum, in fine. (Hh °ttoe narimentores eran también iamaios’ gromatiel, dal nombre del Instramento aroma, det exial se servinn para it medida de ing UWerras.--Festo. V.0 Groma., (8) “Ct Pesto. Vie Teritino. Dionisio de Hal, 1, 74.~ Paulo, Su Vs 32, § 2 (9) Por opariclén a tos agri iimtradl, estos terrends se tlamaban tambien agrt arcift- ales, por tio ser objeto da tina limitacién regular, no tentendo otro limite que el que la Natuttteza te imponta: un curso de agua, una montana o el obstéculo resultado de la ocu- paclon del vecing (arcere vielntun). 152. N. del T-—Tiene fazén el nutor al afirmar que tas leyes agrarian ng constitulan on atentado a la propledad agraria de fos romanos. Sole tenlan por objeto el ager publi- PRIMERA PARTE.—DE LOS DERECHOS REALES 235 cho de ocupacién, o bien que sus riquezas les hubiesen permitido poner desde Iuego en cultivo una mayor extensién de tierras, despojando des- pués a los mas pobres de sus posesiones, lo cierto es que, afortunadamen- te, el ager publicus se encontraba casi entero en sus manos (Apiano, De bel. civ., 1, § 7). Estos considerables territorios (latifundio) se culti- vaban por sus esclavos 0 por sus clientes a los cuales hacfan concesiones a titulo esencialmente revocable (precarin), con el fin de encontrar en ellos partidarios abnegados; de lo cual resuitaba una gran hostilidad y frecuentes quejas de la clase pobre, que no sacaba ningun beneficlo del ager publicua, Los tribunos, fijéndose en cllo, se hicieron intérpretes de Jas relvindicaciones de la plebe, lo que did origen a las leyes agrarias, Estas leyes no Hevaban ningan menoscabo a la propiedad privada, al ager privatue, Las primeras, y mds que ninguna la ley Licinin (aio 378 de Roma), tuvieron por objeto Iimitar el nimero de fancgas del aver publicua que cada ciudadano pudiera desde entonces poseer, y de pro- ceder a una reparticlén de estas tierras algo mas equitativa. Pero estas leyes encontraron en su aplicacién una viva resistencia, y a pesar de los grandes esfuerzos de los Gracos, las grandes posesiones territoriales se Teconstituyeron en beneficio de los mas ricos (Apiano, De bel. civ., [, §§ 8, 9 y 10). Hacla la mitad del siglo vit entraron otras leyes agrarias ef una via completamente nueva. ‘Transformaron las, posesiones tentes en propiedades privadas mediante el pago al Estado de un censo que debia ser distribuido entre los ciudadanos pobres, pero que cesd muy pronto de ser exigido (1), y por efecto de estas ultimas medidas legislativas, se ailadieron las proscripciones y confiscaciones que agita- yon el fin de la Republica y el comenzo,del Imperlo. Por eso, cuando Domiciano sancioné {as usurpaciones de los particulares sobre las eub- cesiva, desaparecicron en Italia los allimos trozos del ager publicus (Suetonlo, Domiciano, 9), y entonces, en el terreno italico sélo hubo Propledades privadas clasificadas entre Jas res mancipi. 158. -Poro no fué asi en las provincia, es decir, en las regiones con- qulstadas por los romanos fuera de Italia. En un principio, y salvo los privilegios concedidos a cicrtas ciudades, el terreno de las ‘provincias pertenecié al Estado por derecho de conquista. Los particulares no podian ser proptetarios, sino solamente poseedores, y tenfan que pagar al Lista- do, que conservaba la propiedad de los fundos provinelales, un censo Mamado fributum 0 atipendium (1), ¢Cudl es, en realidad, la situacién de estos poseedores de fundos pro- Gus, bien ondonasen una de estas astgnaciones de tlerras que hactan entrar el suelo, lmitén Golo, en la cluse de propledades privndas, bien determinasen, como hicieron las eélebres eyes de Licinio y cle Graco, un maximun de extension a ta posesion que cada ciudadano in obtener solve el ager publicus con Iu carga de tos cénones ordivarios. Til. Roce conces ido con in carga de ut foro ocanon sobre {ns terras del dominio pobiicg no constt Gel indo tina vardadera propledad. el eatnda tenia slempre,el derecho de gu ar aus letras a lon tenedaren, y ast aucedi6 algunas veces, bor eto, en £10 x os patricios el monte Aventina, de que gozahan con Siviire sialon plebeyor'y acer aut de di propledadey privaday. Fm cto a atic (udaduno, estaba protegido. por ia consagracion religiexa que resullaba de Ia limita Sléne'y-atentar a ella Rubleta sido, no s6lo ura violaciGa de los dereahos elviles, aino ia Verduilere sacrllegio. ty ENLty agraria ds 048, 19 ¥ 20 (Girard, Texas, p. 50)—AG. Aplano, De |, § 27.-—Clecron, Britis, 3 (4 Tiezde ePteinpo de Agito se diterenciaron as provincas del emperador yy las del pueblo o det senado, ror fo generul, lax provinclas del empermdor eran lus mis tejaras Jusarnae expuesina'a ton atc de loa aaron, uedando somatidas al manda de Go~ jenna envlaba para reprascntare Hon tpall Covwnriny pagauan €r(Outum anarado ‘Gel emperndor. Las provieins del quiebla 6 uel senado eran gobernadas ‘aristidos de funclonaflos, ¥ pagaban el stivend{am asignada en el aerd= Ti, § 21.-~Suctomnlo, Octavio, 47).—Gulo Diveleciano. des jo ef Impesio eh cuatro prefecturas, todus bajo la au carga de un canon. para en el fisto, ter por procénsul lum, igsoro def pueblo aparéclé esta division, siendo divi toridad imperial. 236 LIBRO SEGUNDO vinelales? Es cierto que no tienen el dominium ex jure quiritium; asi y todo, los jurisconsultos clasicos tienen cierto recelo en calificar su de- Tocho. Gayo dice que tienen la posesidn y el ueufructo (2). Sin embargo, si el Estado tiene sdlo el dorninium, estos poseedores pueden considerar- s¢ en sus relaciones reciprocas como disfrutando de una especie de pro- piedad imperfecta. En efecto: a) A su muerte, el derecho pasa a sus he- rederos; b) Pueden transmitirle entre vivos ‘por simple tradicién del fundo provincial, y no pudiendo beneficiarse de la ueucapién, distrutan, en cambio, de la praescriptio longi temporis (V. n.° 210); ¢) El adqui- rente despose{do carece de la rei vindicalio, pero puede ejercer una accion in rem especial (5) y aun la, accién publica, slempre que retina las con- diciones exigidas (V. n.° 778). £1 poseedor de un fundo provincial queda, por tanto, en una situacién igual a Ja del proptetarlo. Esta condicién de los fundos provinciales llegé a modificarse con el tiempo. Los empera- dores concedieron a varias provincias, sobre todo a las colonias, el favor de asimilarlas a) terreno de Italia, Haméndose este privilegio jus itali- cum (4). Era, en realidad, Ia cesién del derecho de propiedad’ pertene- ciente al Estado, de fo cual resultaban dos consecuencias: a) Los particu- lares podian desde entonces tener el dominium ex jure quiritium sobre estas Ulerras, que se hacfan rea mancipi, y b) Tampdco tenfan que pagar al Tesoro el impuesto territorial. En las demas provincias, el derecho de los poseedores tomé cada vez més los caracteres, de una verdadera propiedad. La palabra, dominium se aplicé desde la época de Diocleciano (Ir. Vat., §§ 315 y 316), y bajo Justiniano, que suprimié la divisién de las rea mancipi ¥ nec mancipi, desaparceié toda diferencia desde el punto de vista de la_propiedad privada entre el terreno de provincias y las tierras itdlicas (5). La con- cesion del jus ttalicum s6lo tuvo desde entonces un interés fiscal, aun- que desde este mismo punto de vista ha dejado de expresar la palabra una idea exacta, toda vez que desde Diocleciano y Maximiamo, Italia estaba sometida al impuesto territorial (6). 169.—IV. De ia extincién de la propiedad.—La propiedad se ex- tingue: 1.° Cuando la cosa de que es objeto deja de existir, por estar materialmente destruda, Si esta destruceién no es completa, Ia propie~ dad subsiste sobre el resto (Gelso, L. 49, § 1, D., de ret vind. VI, 1), 2.° Cuando la cosa deja de ser juridicamente susceptible de propiedad privada; por ejemplo, un esclavo que haya sido manumitido; un terre- no dedicado a sepulturas, haciéndolo después, locum religioaum, 3. Cuando se tiene en propiedad un animal salvaje o flera, que recobra después su libertad (Gayo, 1. 3, § 2, D. de ada. rer. don XL1, 1). Fuera de estas hipétests, la propiedad es perpetua, en el sentido ‘de que cl tiempo no ejerce influencia en clla. La propiedad de una cosa puede pasar de una persona a otra, transmitiéndose, pero sin extinguirse, 160.—_ De 1a trananiiaion de la propiedad tad lempuse—De la perpetul- dad del derecho de propiedad, fos romanos sacaron esta consecuencia (2) Gayo, Il, § 7: Sed In pravinelati solo, placet plerisque solum retigiosum non flert, quia in co solo donitnium poputt romani est vel Cacsaris; nos autem possesstonem tantum € tunmfructum habere videmur~—Ad. ‘Teotilo, Par, § 40, De rer. dive Ii, 1. (3) Hay pocas demostraciones sobre esta accidn. La férmula contenia, ‘sin duda, Ins Palabras: habere possidere iruiave, por Ins cuales parece desianay el derecho de los Inres sobre los fundos provinelaies. agrarin de 643, lineas 50, 51 y 52 (Girar Teatos, P, 83).—V. Lenel, Edit. perp. 1, p. 315 y 216. a la tndicacién de'tas eofohias a Tas enales se concedi el jus lalleum; L. 4, nde censibuis. tee 13. 8) '40, ste rer. div My 4; Cujusenmgue generis sit corporalis res trad! potest, et a domitiio tradtia alienatur. Hague’ stipendiaria guoque, et tributarie praedia eodem smoddo atie= Aner quae nee non et flatica pracdia ex nostra constitutione nulla aifferenita est Guy de tisuc, tran at. UR" Aurelio Vietor, De Caesar. }—Lidio, De Mayistrat., PRIMERA PARTE.—DE LOS DERECHOS REALES 237 de que no podfa transferirse ad tempue, es decir, de una manera tempo- ral y revocable. En otros términos: la persona que cede a otra la propie- dad de una cosa no puede hacer por una disposicién aviadida a la enaje- nacién, que a la Ilegada de cierto término, o bien a la realizacién de una condicién determinada, vuelva la propiedad de, pleno derecho. ‘Cuando una transmisién de propiedad se ha hecho con alguna con- yenclon de este género, en principio, slempre es valida, pero la prople; dad pasa al adquirente de una manera absoluta (1), A la legada del término o de la condicién, no vuelve a poder del enajenador de pleno derecho, pues el adquirente queda propletario; nicamente se encuen- tra revocada la causa de su adquisicién; y para dar efecto a la volun- tad de las partes, le es permitido al antiguo propietario ejercitar una aocisn, Peptonal, con el fin de forzar al adquirente a transferitle la pro- pleda ‘Este latema concilia admirablemente el respeto de la voluntad de las partes con el interés de los terceros, El adquirente investido de una propiedad perpetua ¢ irrevocable puede gravaria con derechos reales en beneficio de los terceros. Si més tarde se ve obligado a volver a trans- ferirla al enajenador, tiene que hacerlo segiin esta: los terceros no deben pagar las consecuencias. 161. -Es facil también concebir otro sistema, segiin el cual la pro- pledad puede ser transforida ad tempus, de tal manera, que a la llegada del término o de la condicién, el derecho del adquirente esté resuelto, y la propiedad de pleno derecho vuelva a su antiguo amo. Tedricamente, es muy aceptable esta solucién, pues la propiedad puede, en efecto, limitarse en toda su extensién, y por eso un propietario puede también transmitirla aminorada reservindose el usufructo. {Por qué no habia de poder limitarla en toda su duracién? En la practica da un efecto més completo a la voluntad del enajenador, pero menos favorable a los terceros, pues el adquirente, que sélo es propictarto, por un tempo li- mitado, slo ha podido constituir en beneticio suyo derechos igual te temporales. Por eso en nuestra legislacién, donde se admite este sl tema, se ha debido moderar los inconvenientes por la publicidad dada a la ‘transmisién de propiedad. #Terminaron los romanos por, aceptar esta teoria o quedaron files hasta lo iltimo a lo que expusimos primeramente? Es una cuestién oscura, porque los textos parecen vacilar en consagrar teorias diver- gentes, y entre lus explicaciones propuestas, ninguna. a nuestro Juicio, ja al espiritu completa satisfaccién, Sin embargo, entre las varias crf 180. (1) Oourre on la propiedad lo mismo que en las servidumbres prediales ta obligaclon efvit cue Tor romano ins cousigeran come perpetana, Cuande una servidu ‘reo Una obligacion ha sido consiltulda ad tempus, In constituclin es valida en Derecho eivit come ‘@ perpetuidad; el pretor sdlo da unia excepelén al propletario de los fun~ ‘dos sometido al deudor, cuando el tcrmino schalado por las partes Wa vencido (V. n.+ 218, 2 y,n.* 520), Sin embargo, algunos autores sostienen quo la transterenoie do Ja propiedad tempus era nula, apoyandose en el § 288 de los Fragmentos del Vaticano, donde ae lec: Si atipendiartorum proprletatem dono dedtstl (ta ut post mortem efus qui accepil ad te red( (a est, clim ad te (mupus) proprielas transferrt Nequivertt... Pero ol manuscri ‘te propricias, non ad tempus, Eun texto poco seguro, que ea preferible de} de debate, mucho mas cuando al admitir Ia locelén ad tempus se contradice por Paplano, que en'ia L. 42, pr D.. de mort ¢. don, XXX1X, 6, reconoce la valides de seme- fante donacién, Dediizeamos de’ ello que la transterencia de’la propiedad ad (erpus es vVilkia como pura ¥ simple. Sin embargo, #1 esta aolucion se impone para la Transferencia n efecucion de una venta o-de ano donacién, para los legados ee completamente Vos legados de una cose, ad diem o ad conditioner, eran nuulos en el Derecho elasico de leqat, Vi, 37). Hay que determinarse @ hacer coustar esta diferencia, sin poder inguiia razén fundamental. uetén fd sancionada Per numerosos textos. —Ct. fe Usury KX 1, ¥ Le Se $8, Dy de more e, di ty de pact, int. empl, 1V, 64. rad dlstinto. L 26, ‘establecer Be in ) Esta rineipalmente, 1. $8, 95 SXXIX, Faulo, ‘Ale 238 LIBRO SEGUNDO ticas de que ha sido objeto compartimos la opinién generalmente ense- fiada en Francia, cuyo resumen es el siguiente: {a doctrina én vigor en el antiguo Derecho Romano y en Ta época clsica era que Ja propiedad no podfa ser transferida ad lempus. Si se hhacg una enajenacién con semejante eldusula, la propiedad no vuelve de leno al enajenador, que sélo tiene, segiin decimos antes, acciones personales para hacérsela reintegrar. Pero ai final det siglo 11 de nuestra era, algunos jurisconsultos se separan de la teorta comin. Admiten que la propiedad puede ser transferida ad fempus, y que en el dia fijado vuelve a Ser, de pleno derecho, de) antiguo propietario, que, desde luego, dis- fruta de la rei vindicatio. Esta nueva opinién, formulada primeramente en caso de venta por Marcelo y por Ulpiano (L. 4, § 3, D. de in diem. ad., XVIU, 2.—L. 41, pr., D., de rei vind., VI, 1}, es también pro- puesta por Ulpiano con alguna Vacilacién en caso de donacién por causa de muerte (L, 29, 1D. de mort. ¢. don, XXXIX, 6) (1), Ella {ué la que ‘riunfé en e) Derecho del Bajo Imperlo, siendo ademas sancionada, en caso de donacién hecha sobre ciertas cargas, por los emperadores Vale- leriano y Galiano (2), y Justiniano, después de recordar que esta sulucién’ estaba ya admitida para las enajenaciones hechas en vir- tud de un contiato, la exticnde para los casos de legados y de fideleomiso (3). 162.—Para completar ei estudio de la propledad, sélo nos resta hablar de su adquisicién. Pero hay varios casos donde esta adquisicion Ro Uiene otra base que la posesién: por esa es necesario colocar aqui la exposicién general de los principios de esta materia, —- § 2.—De Ia posesion. 1 ‘La posesién, tal como la entendfan los romanos, puede ser definida: el hecho de tener en su poder una cosa corporal, reteniéndoia materiaimente, con la voluntad de poseerla y disponer de clia como lo haria un propictario (1). Casi siempre, a la posesién acompafia la propiedad, puesto que el hontbre no puede utilizar la cosa que le pertenece, no teniéndola a su disposicién, aunque pueden también separarse de manera que el propie- 161. (1). para tos detalles en eada una de estns hipétests los nims. 273 y 430.— Fn niro stoma, ¥en niu eposn det Derecho Romany aun bajo Justitasae Ie prope: did ‘no pi Principle ser tranferida ai fenpus, La neeién in rem, dada por Ul itatony seria, ino" ur celon. puiiciana aye Ge Worth gue dubs Mody Villy 33: Nani eonulelio quien TIP) hoe eas (id est in personam actio) jure procedi!: verum vindicalionem quoque divi principes in hoe ea canal ease: annservatte- Ane 25 1a) 26, Con de legntes V1, Sr ~.-Cum enim Jam constilulwn sit Hert posse temporales domitioned ot coniractus!-cunaruene eif etiam legoda et (ldelconimista que ca tempus relteta Sto d enuudemn“siwiitatinen congtemarlsAay Se 2. (1) ba palubra possessto parece derivarse de posse, poder.—Ct., sin embargo, Paulo, 1. 1, pra D. de ada, vel aril, pos. XL1, 2, No del PE. Witeohekdy Pannd.=-Dernburgs Band—Thering, La fundacién de tn vo- luni br posenion.—-calellien, ba poseetbry Trad, de Navarro Paienelae eM ones 11 pos ‘iclie cose at tiriit te ation! che ne derivano secondo te romnine e le inoderne’ leggte Haman ae yOu arts tee poseston, Zianiticn’teneria! tujo.el pronto, poder finkco (Poulo, D. 41, 2. 1. pre a, aie! outa, ata turaier tet woe ‘ameate material, yao denende de que el poseedor tents sHurto (Uiplnno, fr. 12, eods Nthil commune habel possessto cunt ‘prove Mae tts fuentes del Derceho Romano hacen, a propésite de ta posesion, Ins dis Unciones de paxsessio uuturatis (detentio, detinere, in’ possessione ease), possessio civitie (noxsessio), possexste ‘nee precuria, posseasio injusla (ot, ela, pree curio) y porsessio b sin {uve whe nee cl ae fidel y matae fidet.

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