PUNTOS DE VISTA SOBRE EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL
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Lo més probable es que el regreso del
Rector Barros Sierra signifique obligada-
LAS EXIGENCIAS
DEL
RETORNO.
POR CARLOS MONSIVAIS
mente un retomg a la “normalidad acadé
mica", Mas ocurre que, de ahora en adelan-
te, la normalidad académica querré decir Is
remodelacion bésien de la estructuras de Ia
fencefanza superior, Ia renovacion pedagé-
fica, la actualzacion de los planes de estu-
dio. Pero también, y dada la ampliacién ra-
ical en ef orden mundial de este concepto,
“normalided académica” se traducira como
el combate permanente por Ia democratiza-
clon del pais. Para qulenes saben y viven
el signifleado del Movimiento, para quienss
‘desean ser consecuentes con el espirtu ex.
‘raordinario de estos dias, “normalidad aca-
‘démics”, también querré decir y por ejemplo,
Ja lucha Ineesante por a libertad de los pre
06 politicos. Una de las victorias del Mo-
‘vimlento ha sido entender como tarea, como
responstbilided humaniste (lo vpuesto af
lantropico “deber humanitario") Ia ereacion
de una verdadera’conciencia nacional. Ast,
fs responsabilidad Universitaria —y quienes
Jo nieguen reducen el termino a su acepetén
‘mds insuflelente y anacrénica— el empefo
por obtener Ia libertad de quienes, como De
‘metrio Vallejo y Valentin Campa, han vivido
para un sindicalismo independiente; de qule-
‘es, como Rafel Aguilar Talamantes y Efrén
Capiz, han sido sentenciados bérbaramente
‘como’ conseeuencia de la ineptitud feudal
‘que invadio Ia Universidad de Morelia; de
quienes, como Victor Rico Galdn 0 Adén
‘Nieto, han ereido desmedidamente en la jus-
‘ela. social
Y desde luego, es responsabilidad acadé.
mica —en tanto que deber moral y politi
co— Iuchar por Ja libertad de tes” propios
Dresos del Movimiento, sujetos a una mons.
{ruose y clasista conspiracién judicial: dirt
entes estudiantes de-la CNED (Confedera.
ién Nacional de Estudiantes Democratica)
4 Ia Juventud Comunista como Arturo Zama,
Felix Goded, Pedro Castilo Salgado, Ruben
Valdespino y Salvador Rios Péres: miltantes
omunistas’ como los trabajadores de "La
Vor de México” y Gerardo Unzueta, Ferman
4do Granados, Salvador Stinz Nieves, G"ber,
‘to Rincon Gallardo, Adolfo Mejia Mario
1H. Hemandez; maestros como Ell de Gortart,
Jorge Tamayo Lopez Portillo, Caros Sevil
‘Julio Terdn; periodistas como Manuel Mar.
‘cue Pardinas y Martin Dozal; eseritores co
‘mo Jaime’ Goded; dirigentes estudiantes
‘como Romeo Gonzalez y las decenas y cien-
‘tos que ahora sufren las consecuencias de
luna represion engendrada en el temor irra
onal y el mando irresponsable,
Hay una nueva definicion de la “norma-
lidad académica”. Si por un lado se acrecen
y_se concretan las exigenciss especificas de
Investigacion y docencia, por otra parte =
destacan y se hacen presentes las demandss
‘que provienen de un entendimiento yun
acatamienta Iieidos de la Constitucion dela
Repblica. Frente e la inoperancia de la ly,
a decisién desu cumplimiento coletivo,
Frente al proceso que habla conducido a la
[UNAM (y, con sus variantes propias al IPN,
‘alas Normales, a Chapingo) a convertise en
rultiversidad, fébrica de. profesionlatas ca
rentes de It visiin unitaria del humanisma,
ln nueva normalidad académica debe incuir
Jas formaciones intograles, que nieguen el
funesto sistema de las especializaciones ena
jenantes.
El esquenia no es necesarlamente utopi-
0, La Comunidad Universitaria y Ia Comy
nidad Estudianti y i alianza del estudiant
do y el pueblo, nociones anteriormente but:
05 0 banales 0 llusoras, son hoy noclonts
reales y poderosas. Sieve como ejemplo el
‘epudio nacional las téenicas de exterminlo
de prestigios que aplicé et llamado Poder
Legislativo con el Rector Barros Siera, La
\demolicién, operante en el caso del regente
Unuchurta, aqut s6lo derive en la unidad en
tomo del agredido. Y es que el enmobec
miento de las estrategias y tdcticas,éel Po-
‘der es un acontecimiento notorio. No saben
‘como asimilar la protesta, ignoran los sus
titutos de la corrupeién, no eonocen Ia ima
inaciéa o la inteligencia politicas. Los mé-
{todos tiles en el manejo de Vasconcelos y
Ja generacion det 29 no. pueden seguir con
servando su valider. Entre otras cosas por-
‘que la actual no es una generacién verbal ¥
romintica y le obviedad es fundamental, por-
‘que la Revolucion Mexicana agoté sus reew
308 y posibilidades hace muehisimo tempo.
Fenémenos como el penoso serviismo de
‘toda una Legisltura,” como Ia utillzalon
‘continua del terorismo, come Ia recurrenia
ie ta intervencién del Ejéreto, no son evita
Dles en la medida en que han dejado de ser
ferrores para convertirse en prolongaciones
orginicas de la conducta del Sistem, Lo
{que el Movimiento ha hecho no es —como
suponen los jerarcas del transvestismo ideo
J6gico— arrojamos hacia la derecha sino a
‘go mas simple: revelar la stmdsfera retr-
srada en que nos movemos. La represién 10
Se invent6 en beneficio det Movimiento: dni
‘camente, result més visible y evidente a!
cextremarse en su contra, Las banderas y ea
2s, todas legitimas y legates, del Movimien
{0/no urdieron situacién alguna: simplemen-
te evitaron que se continuase con la hip
cresiay la demagogia de un supuesto paraso
Impecable. ‘Si los. moviles personales —
regentimiento y.le venganza— ban interve
nido en el conflleto, tambien es una del
Insita de la estructura del poder, cuya de>
‘composicién consiente y exige el entronizs
‘miento de personalidades rencorosas. Unt
de las tareas de In nueva normalidad acadé
‘lea consistiré en investigar, ahondar y Pi
sentar el examen objetivo no de uns muevt
sino de una vieja, ya no enmascarada relh
dad de México,