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Textos de mujeres en la Revolucion Frances ACCION HEROICA DE UNA FRANCESA, (0 FRANCIA SALVADA POR LAS MUJERES" Hoy més de un medio de ser. vira la patria. ‘Alponer, el afio pasado, ante los ajos de mis conciudadanos, elproyecto de una Caja patriética, me vi enfrentada a todos los fataques de la sétira. Lejos de que mis consejos hayan sido apr. ‘bados, no reeib{ mas que injurias o elogios pérfidos. Esta acogi da, por parte de un piblico siempre severo conmigo, deberia haberme curado de este prurito de escribir, que ha voleado tanta amargura en mi vida. Yo habia tomado en efecto Ja firme reso Tucién de no dar motivo a la malignidad de mis enemigos y ‘consagrarme a un silencio eterno; pero Ja situacién actual del Estado, demasiado afligente para mi corazén sensible, me for za retomar la pluma, Hoy me dirijo a mi sexo. ¢Podré ser que fea mejor recibida? No son, sin embargo, elogios lo que pido No, ini nico deseo es el ser itil a mi patria. Hombres vanos y ridiculos, que os arrogéis un imperio despético en la Iiteratu- ‘a, dinjuriaréis siempre mi estilo, sin dejar a un lado siquiera ins eostumbres? Poco me importa. Una vez més, no escribo para vosotros. Desprecio por igual vuestros aplausos y vues. Pras eriticas, Bs a vosotras a quienes se dirige este débil fruta Ge mis talentos, mujeres virtuosas, mujeres ciudadanas, a quie- nes el patriotismo abrasa con un santo celo. Sin duda en este momento vosotras gemis al no poder hacer més que votos por Ja felicidad de Francia. Mientras que vuestros padres, vues: tros esposos, vuestros hermanos, se ocupan de la regeneracion de este Imperio, vosotras deseariais poder secundarlos en este gran obra. Hay un medio noble y eficaz para ello, que 050 re- fordar a vuestra memoria, y no encuentro ningin otro més 12, Opssculeeditado on Parfs por la imprenta de L. Jorry en 178 98 Olympe de Gouges apropiado para aleanzar la abundancia y el erédito nacional; ape quo emplearon las damas romanas en una situacién de Sagustia mas o menos parceida, Roma, sede de la gloria de la anid, si acaso alguna ver éstas tuvieron un Tugar sobre la Trorra, Roma, digo, debilitada por guerras dispendiosas, toca quai fin.” Los fondos pablicos estaban agotados, ningin re- bgo, ninggin medio de rechazar al enemigo, listo para arro- fare sobre ella. Las mujeres salvaron entonces esa ciudad, & fue los hombres desesperaban de poder defender por mas fiompo. Despojéndose generosamente de los vanos adornos del Iu, todas Tlevaron sus joyas al tesoro puibico; con ese socorro see perado, muy pronto nada falté en cuanto a armas ni solda- ne Destle ese momento la vietoria quedé decidida, y los roma~ ioe libres no pensaron sino en agradecer a los dioses por ha- terles dado madres y esposas tan virtuosas. Bate ejemplo nunca fue seguido mas tarde por ninguna na- «ion del universo, porque nunca la patria habl6 més fuerte que gr Roma. Hoy, por lo tanto, conciudadanas mias, que su voz fanienza a hacerse ofr entre nosotras,;seréis insensibles? Imi faréis el egoismo de esos capitalistas calculadores que se reht- fan a abrir sus tesoros? ;Ab! Mas vale que vuestra conducta generooa los haga sonrojarse por su avaricia srdida; mostraos fin mas dignas de los elogios que la verdad arrancé al ciuda- Gano de Ginebra." A pesar de los sarcasmos que él lanz6 eon- tra nosotras," se vio obligado a confesar que “son sélo las mu- jores quienes conservan en Paris lo poco de humanidad que 14, Remitimos ala nota 2(p. 184) de Jos textos de Claire Lacombe para las Ihforencias a uso de la historia romana por las mujeres de la Revotucién Francesa 14, Jean-Jacques Rousseau, 15. Ba “Sophie ou la femme", libro V del Eile on de P'édueation, de 1782 Rousseau affrmaba: "La mujer esta hecha para agradar y ser sojuzgada" ya que “el varén no es varén més que en ciertos instanies, In hembra es fombra toda su vida" mile, Dijon, B. de la Piade, 1969, p. 693). Vase tambien Rosa Cobo, Fundamentos del patriareado moderna. Jean-Jacques Rouseeas, Madrid, Catedra, 199. 99 ‘Textos de mujeres en la Revolucidn Francesa todavia se encuentra alli, y sin ellas veriamos a los hombres, vidos e insaciables, devorarse como lobos”."* ‘Dejad a las almas viles, que son la vergtienza de nuestro sexo, la triste ventaja de exhibir esos adornos desfachatados que compraron al precio de su honor y que en nada contribu. yon para realzar el brllo de la belleza. Con afeites més modes. tos y més simples, no tendréis sino més derechos a la estima y fala admiracién piblicas; y vuestros nombres, transmitidos hhasta la posteridad més lejana, serdn colocados en la historia al lado de esos hombres eélebres, de estos geniols) tutelares, cuyos esfuerzos para arrancar a Francia de la esclavitud ha- brian sido inttiles por cierto sin vuestros socorros, Apresuraog por consiguiente a que se os atribuya un sacrificio tan hermo, fo, Una sola de entre vosotras vasta para dar, en la Capital, un ‘ejemplo que serd seguido instantdneamente en todas las pro- Vincias, No escuchéis los consejos insidiosos de aquellas apa- triotas,!? que pretenderdn que un proyecto semejante no podra Jamée ejecutarse en medio de una Nacién cuyos miembros mis, distinguidos respetan los principios de la aristocracia mas de- ‘cidida, Sostengo, por el eontrario, que es el tinico medio de con- Vertir a los aristéeratas en utiles para la causa pablica; por- ‘que, al no ser los mas numerosos, el temor y el peligro de verse fachados de infamia, y seftalados de alguna forma a la indig- nacién de los verdaderos ciudadanos, serdn para ellos una ex: hortacién més persuasiva atin de lo que la erisis funesta del Estado lo es para vosotras. Por la sefiora de G"** Fin, 16, Jean-Jacques Rousseau, Julie ou la nouvelle Heldise: letres de deus dmants habitants d'une petite villeau pied des Alpes, Gallica, 1OM488; ca ta.21 a Juli, in fine 17, Respetamos aqui el neslogismo de Olympe para designara las mujeres Ay tecalas por el patriotism, Bl término apatrida no tendria ese signif cad, 100 Olympe de Gouges CARTAA LOS REPRESENTANTES DE LA NACION El dia noes més puro que el fonda dle mi corazén. Sexones, He augurado desde hace mucho tiempo que vuestra augus- taAsamblea seria un dia el segundo areépago del mundo; me complace ereer que viviré lo suficiente para gozar yo misma de ese dia famoso. Seria, SENORES, adularos el deciros que lo habéis logrado; sin duda os costaré mucho destruir las espinas y los escollos que encontraréis sin cesar bajo vuestros pasos; pero al fin ha Aiip que vuestros trabajos sean més preciosos y més utiles ala patria gracias a las mismas penas que os habrén costado, ‘Después de haberos testimoniado, SENORES, la confianza que tengo en vuestras virtudes y en vuestras luces, permitid~ the pediros un acto de justicia que oso creer que me es debido ‘en todos los aspectos. La opinién publica pierde a menudo a un hombre injusta- ‘mente, ‘También lo inmortaliza, sin saber a veces por qué. “Acabo de saber, SENORES, con el mas vivo dolor, que el pi blico ha cambiado de opinién sobre mis principios; quiza no he puesto la suficiente energia en mis puntos de vista, pero tena thances de creer que mis verdaderos sentimientos no podian eseapar a los franceses; sin embargo, actualmente estoy sogu- a de que muchos se equivocan acerca del sentido de la mocién {de monsefior el duque de Orleans y sobre la Sesin Real que os he presentado como ficciones.”* 18, Olympe menciona en este pasaje dos obras de su autorfay su Lettre & Mgr. le Due d'Orléans y su Séance Royale, Motion de Mgr. Le Due d'Orléans acs Songes Patritiques, ambas de 1789. La Carta al dugue habla ya de Jactorrible revlucign en la que los ciudadanos se han arrogado la ibertad 101 ‘Textos de mujeres en la Revolucién Francesa Me veo forzada hoy a justifiear un escrito que puede care. cor de talento, de conocimiento de las leyes, de estilo y de gra. Gia, pero no de patriotismo, de sensibilidad y de franqueza "§; he osado hablar de regencia, era para decir a los france. ses que debjan temblar ante la posibilidad de perder un buen roy, un buen padre, a quien sélo quedaba el acto de sacrifear- Jes su corona. Esta maxima, lo confieso, no me conventa en absoluto. Es demasiado politica para mis débiles medios; pero yo tenia ante fos ojos una anéedota del rey de Suecia, y pensaba que el rey de Francia en una cireunstancia parecida podia obrar de la mis- ma forma para confundir a los enemigos de la monarquia y para distinguir mejor a sus stibditos fieles.* ‘He aqui, SENORES, cusil ha sido el fin de este proyecto, Een cuanto a la mocién de monsefior el duque de Orleans he “de omprenderioy decile to", Olympeexhorta ol principe a estring ls eer cas pablicasy los debates encendidos que tienen lugar en losjardi- searfel palacio real, edificio de su propiedad, La Ses Reales un peau ree atytem que eontione una nueva exhortacién al duque en Ia que Olym- #e pubraya el estado de sujecin cvicn do su sexo y ge detara contade Pe poet dea rehabltacin futura de la mujer francesa que impondt a Tenslucion- Affora alli mismo el debate sobre la euestin de Tos aleances serie eal a la leyes sancionadas por In Asamblea. Olympe se manifiee qeNgridaria de un velo absoloto. Sigue una Adresse dirigids al ey, un tape eutaria del propio monarca acerca del veto x finalmente, un lar (tissue la Mociin) en el que el duque de Orleans se pronunca ere, Be iarspctsoe de la libertad de prensa, del estado de agitacién dela opi Son publica, al mismo tiempo que plantea una audacisima iniclatva: TTatipeiGn entre los derechos naturales de los hijos bastards y os de ls ‘Bou logitimos, sumada ast reconocimiento por medio de un aticulode ls ios eG onatitucién, Puesto que el 15 de septiembre de 1789 la Asambles ‘Ganstituyente aprobé el veto temporario y suspensivo del re, tanto ol vo. Janet lemado Sesign Real como esta Carta @ los representantes pueden ear cronolégicamente entre la Declaracién Universal del 26 de agnsto $ ln aprobacidn del veto suspensivo del 15 de septiembre "9, Referencin al rforma de Gustavo Tt de Sueci, quien restauré pode 10. Rpsolatos por un goipe militar, lo que cost6 la vida en marzo de 1782, ‘cuando fue asesinado por un aristerata. 102 Olympe de Gouges icho que yo pensaba a favor de mi rey y de mi patria; respel> sieht principe, estoy segura de que so tiene méximas nobles 4 fenas intenciones, quienes pueden abibutle males DT titosdistrazardn tal ver aquella moci6n de todas as mane He vpsibles; si yo hubiera crefdo que una falsa ambicin pode rat taro de ous buenos principios habria tenido mucho que aoa lo a, porque la sica felicidad que tengo sobre la tierra varejicha de mi hij, cuya suerte depende de la benevolencia ge aquel principe. Tales rasgos de fuerza y de virtud, me aise, a eaecirlo, han sido dados a mi carseter; pero el espiritu de} Wesmonto los considerard, sin duda, como un movimiento ave Mhlo puede proceder de una cabeza exaltada. ‘Rrabstante, yo misma tendria algunos motivos para aplau- gir mis Abies producciones. El horror general que se mani- tao ante la proposicién de un regente prueba hasta qué pan Trt monarea es adorado; y esta prueba de sus sibditos no fede sino enternecerio nuevamente en su benefici ote he tenido otra esperanza, otra ambiciOn, més que acer. car's los franceses y a su rey de manera inviolable; hice ast ar, experiencia sobre el cardcter y el amor de aquélios, ave an éxito seguin mis deseos; debo estar satisfecha en tal sent ae Taiz también sino he disgustado a monseftor el duque de oo pans, No. Bastarfa la duda para destruir todo el bien que pienso de ese principe Jin embargo en Parfs se toma mi obra. Oigo que me la re- prochan por todas partes; mi corazén, que nada tiene para re rpetarse, no esti por ello mens herido; sso correspond 1a TMosion jusifiear al inocente oprimido. ;Acaso una mujer h- buls de tomer no ser escuchada en ese tribunal augusto? Su exo siempre fue respetado, en todos los siglo, entre los fran senes; no podéis, SENORES, dejar de serlo al tomar en conside cotta mi defensa para darme la justicia que tengo derecho @ ceperar de vuestros nobles procedimientos, Conveéis todos mis escritos, o al menos la curiosidad os ha llevade 2 poner los ojos en algunos de ellos. Apelo a vuestra squidad, a vuestras luces.;Podriais citarme un solo pensamien. tague no reepire amor de la patria, amor del monarca y del pueblo? 103 ‘Toxtos de mujeres en la Revolucién Francesa ‘86 que se me reprocha por no tener un partido decidido, Perdonadme, SENORES, la expresi6n; los dos partidos me han parecido extremos: he conservado un justo vérmino medio. He pensado que para acercar a e808 dos partidos violentos sélo era Pecesario tener celo, actividad y patriotismo: es lo que he in- tentado probar, ¥ me enorgullezco de que, por lo menos, sea imposible rehusarme esa ventaja, Unos quieren, no obstante, ‘que yo sea aristécrata; los aristéeratas pretenden que soy de- snécrata, Me encuentro reducida como el pobre agonizante a ‘quien un sacerdote riguroso preguntaba en su iltimo suspiro: *}Sois motinista o jansenista? jAy de mit, respondi6 el pobre moribundo, soy ebanista’.!” Como él, no conozco ningtin parti do. El dinico que me interesa vivamente es el de mi patria, elde Francia, el de mi pafs por fin; si, SENORES, 08 declaro que, aun- aque privada de los conocimientos que pudieran justificar el atre- Siniento que tuve de eseribir sobre este asunto, no he visto con Jadiforencia el trastorno del reino, este edificio soberbio, esta Francia envidiada por todos los pueblos conocidos, este comer- cio floreciente, este pueblo dulce y educado, esta corte sonrien- te y majestuosa, estos espectaculos famosos a Jos cuales mucs- ‘tras obras maestras servian de ornamento sin cesar. La earre ta de las letras, que elevaban el alma y el espfritu de los fran ‘coses, todo ello me ha parecido aniquilado. Taos extranjeros que acudfan a este reino desde Jas cuatro partes del mundo y luego volvian a sus paises con el espfritu y Er corazén llenos de un euadro encantador enardecian sin pau 20, Olympeseremitea una de las més grandes polémicas de 1a historia de {a isologin y del sontimientoreligioso en la Francia del Antiguo Régimen. Tratase del debate sobre libertad y predestinacién que tuvo lugar en el ‘Seno del eatolicismo y que enfrent6 a jesuitas y jansenistas. Los primeros ‘Kefendieron el libre albedrfo en los términos en que el espatl Lis de ‘Motina habia consagrado la olaboracién del hombre con 1a Providencia Mi aleanaae Ia salvacin do las almas. Los partidarios de Jansen se Peja las doctrinas expuestas por éte en su Augutinus (3640), donde el arjapo de Yor habia afrmado la supremacta absoluta de In gracia en est ‘misma empresa. 104 ‘olympe de Gouges sa merced a sus relatos a quienes ardian por conocer Francia. ‘He anu las pérdidas que excitaron mis quejasy mi verba. {Qué tehoy ese reino famoso, os lo pregunto, SENORES? {Quién es el Sxtranjero que podria reconocerlo? {Es necesario que el im- fusto mas justo lohaya desfigurado y producide tantos desdr. Tones? Sélo se requeria dinero y Francia hubiera tenido mil Secursos en lugar de uno; me atrevo a decir que Francia sélo se perdi6 por su riqueza, Sin duda, si ella hubiera sido mas pobre, hhabria manejado sus medios con mayor arte. La nobleza y el clero cometieron las primeras faltas, y el mercer Estado cometié tal vez otras irreparables, debido a una jestarudez dislocada y fuera de medida. Las disputas a partir de los decretos de convocatoria de los Estados Generales debi- Iitaron los remedios eficaces que podian aportarse entonces sin dificultad a la angustia del Estado. Reo es lo que probé el aio pasado, por medio del proyecto ‘que presenté sobre el impuesto voluntario, que es el mismo gue vosotros realizais hoy. Era el sinico medio que podia des- veor los azotes que nos han castigado desde esa época. A él se Juelve, sin embargo, pero mi corazén est menos impresiona- do que si se lo hubiera aplicado antes de todos estos desastres. ‘Si he parecido, SENORES, demasiado severa en mis confe- siones, si os ha parecido que estas confesiones hieren vuestras pretensiones particulares, 0s ruego que no vedis en mf sino a Jina mujer que s6lo teme Ia destruccién total de Francia. {Qué males no han producido vuestros debates? Era necesario re- luniros desde la primera Asamblea y esa reunién habria calma- do al pablico. Nada habria sido saqueado y los franceses no se habrfan mancillado con la mancha imborrable de los asesina- tos espantosos que han sido cometidos. Se necesitaba volar répidamente y no comenzar por donde habia de terminarse. Pero es posible también que persuadidos, SBNORES, de esta ver- dad, detengdis el mal que habéis causado sin haberlo previsto, yyque por fin e] amor de la patria confunda vuestros derechos y ‘yuestras opiniones a su favor. ‘Bn cuanto a las prerrogativas del clero y de la nobleza, me parece, para gloria de Francia, para sostén del Estado, para ‘Textos de mujeres en la Revolucin Francesa ‘emulacién del pueblo, que era necesario conservarlas hasta un cierto punto, y aun me parece que no debia tratarse a la mo- narquia francesa como una republica sin orden y sin jefe: he aqui lo que manifesté en todos mis escritos. Puedo haberme equivocado algunas veces, mi celo ha podi- do perderme; pero vosotros no haréis menor justicia, SENORES, amis sentimientos y a mis deseos patridticos, al pedir vuestra indulgencia hacia lo que habria podido disgustaros. Es lo que tengo derecho a esperar del tribunal de mi Na- ci6n. Sélo ella puede justificarme de la mala impresién que el pubblico ha concebido sobre una obra que no posee mas que el cardcter del amor y del respeto que tengo hacia el augusto monarea, Espero de la imparcialidad de estos diputados que se dig- nara encargar a los comisarios el dar cuenta de sus opiniones sobre mis obras. Me atrevo a elogiarme, aunque esta causa no ‘sea mayor, pero bastante delicada al menos para interesarles, y bastard a varios oradores famosos de la augusta Asamblea Nacional conocer a fondo todos mis escritos, para rendir justi- cia en plena Asamblea a la pureza de mis maximas y de mis principios invariables, ‘Sélo ese informe puede lavarme de una mancha indigna de i; y sobre este asunto la Nacién no puede refrenarse de otor- garme justicia, cuando se la pido y cuando tengo derecho a esperarla de su equidad. Quiza sea peligroso para mi persona que el piblico perma- nezea por més tiempo en el error acerca de mf; se me han he- cho algunas amenazas; puedo creer que alguien queria diver- tirse con la broma del dia. Pero gentilezas semejantes no me parecen justas, ni alegres, ni amables. Tengo mis inconsecuen- cias como francesa pero no las extiendo hasta los principios modernos, Es suficiente, SENORES, haberos ocupado con todo cuanto ‘me coneierne; sin duda no me dejaréis desear nada sobre este punto, pero una cuestién mas importante es aquella que debe dar la prueba de que, al haber sido la primera autora del im- puesto voluntario, no debo ser la tiltima en apliedrmelo y en 108 Olympe de Gouges entregaros mi ofrenda: la cuarta parte de mis médicas ganan- tias 08 sera enviada. Aceptad, os ruego, recibir esta contribu- tin y ubicarme en la clase de las buenas ciudadanas. Agrego ‘una oferta: es el producto de un drama, si tiene éxito. Llega el momento de su representacién en la Comédie Francaise. Mi ambicién, mi gloria, autorizan tal vez esta gene- rosidad de mi parte: he mostrado mi cardcter, soy franca y sen- sible; ambos rasgos excitan en mi esta confesién; pero si mi drama se convirtiese en famosa jornada, como La loca jorna: da;" no sé si el éxito me adularia mas que el provecho a favor del impuesto voluntario: espero que los comediantes franceses nisiquiera recuperaréin los gastos; y si ese drama no tiene mas que una representacién, ésta ird, al menos entera, a Ia Caja patridtica Dignaos atin, SENORES, recibir la dedicatoria: permitidme que ponga La esclavitud de los negros* bajo la proteccién de la Nacién francesa, y que pueda gozar de la dulce satisfaccién de ofrecer un ejemplar a cada uno de sus miembros. En semejante esperanza elogiosa yo soy, SENORES, con el més profundo respeto, DE VUESTRA AUGUSTA ASAMBLEA, La muy humilde y muy obediente servidora, De Gouges. 21, La Folle Journde ou te mariage de Figaro, comedia satiriea contra el thoolutismo,eserta y estrenada por Beaumarchais en 1786 22, Se trata de Zamore y Mirza, la esclavitud de los negroso et naufragio Feliz, drama en tres actos representado en la Comédie Frangaise en di tiombre de 1789, pero compuesta en 1784. ‘Textos de mujeres en la Revolueién Francesa Olympe de Gouges ARREPENTIMIENTO DE LA SENORA DE GoUGES iQué poco se necesita para alionar la estima Piblica! Piginas miserables en las que mi imagine 8e perdis ine arrebataron la estima que habia mereerdo we Patriotismo, jy Se me fuerza a justificarme, he pe vez las cadenas de bes ranceses las de los negros de América: a; Caja Patriética Hasina opiniones sobre beneficencia'a fave ik los des- graciados durante el gran invierno,% el ‘establecimiento de los ; 18 Te=ponsabilidad de los ministros, ete Hae del rey de los frances tuna obra mayor, blea Nacional terminé la Constitueia, tarla al rey. Desesperada de ver ox mis ideas, un negro-vaho se Taz6n: salgo de mi casa wr, mal golpe; iba a preeipitarme en a} ePodia yo hacer algo te MSO sin manuscrito; dict al eaist, con la rabia del abate M* y de M,C. e} Consejo urgente al Bez ¥ nome voy de alli hasta que él hace gemir la imprenta, Grzullosa de esta produccién que carceiart Ja inconstancia ‘nacional, yo, timida, voy a llevarla por todae partes, La he merecido, esto me basta, uejarme de las injusticias del ee propeeteh, Peto no por ello abandonaré la bens causa, rebuse dos partidos al rey, capaces unos ene de dotarlo de un eardcter, un cardeler de euya falte fp habéis acusado, 23, Se trata de Ia Declaracis 24, 8 do septiembre de 1791 25. Probablemente Maury. 26, Cazalis, como Maury, esto magiat inde los Derechos de la Mujer. Tame se refer al terrible invienno de 1786-1769 que provees una de = imashanbronasgenerles que se reouerden ee soe itociode Fran. 29. Mherdse Le le treinta ato Tisai any 8! rincipe de Condé, un tegen see Olympe exhorta {aus X01 dirigirso als potencies extra eras para exprosarles su acata ‘iento sincero ala Constitucién en cms ssw (1721-1801) fue compara do Rousiean por mas 108 109 ‘Textos de mujeres en la Revolucién Francesa @Estariais ahora enojados de que tuviera uno? Conservadlo tal ‘cual es si ello puede conduciros a la felicidad que os deseo, que «asi sea. Quieran los franceses recibir esta broma como una jus. tificacién muy seria de mi parte. Ojala puedan, gracias a mi ejemplo, todos los aristécratas volver sobre sus pasos y abra. zar como yo los verdaderos intereses de Ia patria. Porque, sj tuve el coraje de manifestar mis temores sobre nuestra tran. quilidad, es porque considero la Constitucién como un glob soberbio listo para perderse en los aires, obra del hombre que éste cree tan perfecta como Ia de la Divinidad. Que el globp encuentre una direecign y reconoceré 1.200 doses.” zAcaso esta obra ha salido de manos puras? El tiempo nos lo ensefiard; deseo que su ejecucién sea confiada a seres vir. ‘tuos0s, peto lo dudo. La especie de corrupeién dominante cuya, influencia sentimos ya es un obstéculo evidente para la mar- cha de este augusto contrato social, pues temo que enseguida la prdctica no esté aun mas en contradiecién con la teoria. Acunarse con la esperanza y con la felicidad préxima es, se dice, fa ilusién zalamera de un buen patriota. Esta ilusién no puede seducirme ni perderme. Declaro que, al habérseme im- puesto el deber de hacerme dtl, perseguiré el vicio en todos sus repliegues y habra de reconocerse al fin, espero, que me he acereado més que nadie al verdadero deber del hombre y a los verdaderos principios constitucionales. Pero... aiés la pensién, De Gouges Lunes 5 de septiembre de 1791 80, Olympe dala cifra aproximada de los diputados elects (fueron 1.165, fn realidad) a los Estados Generales, convertidos desde el 24 de julio de 1789 en Asamblea Constituyante uo ‘Olympe de Gouges LOS DERECHOS DE LA MUJER Alareina Sefiora, Poco hecha al lenguaje que se dirige a los reyes, no emplea- 16a adulacién de los cortesanos para haceros el homenaje de esta produccién singular. Mi finalidad, sefiora, es la de habla- yos francamente; no esperé para expresarme de este modo la época de la libertad: me he mostrado con la misma energia en ‘un tiempo en el que la ceguera de los déspotas castigaba aque- la tan noble audacia, Cuando todo el Imperio os acusaba y os hacia responsable de sus calamidades, yo sola, en un tiempo de perturbaciones y de tormenta, tuve la fuerza de asumir vuestra defensa.® Ja- sas pude persuadirme de que una princesa, educadaen el seno de la magnificencia, tuviera todos los vicios de la bajeza. Sj, sefiora, cuando vi la espada levantada sobre vos arrojé nis observaciones entre esa espada y la vietima; pero hoy que veo y observo de cerca la muchedumbre a sueldo de los moti- nes, frenada por el temor de las leyes, os diré, sefiora, lo que no os habria dicho entonces. Si el extranjero trae el hierro a Francia, vos no sois mas a nis oos aquella reina falsamente inculpada, aquella reina inte resante, sino una implacable enemiga de los franceses. jh! Se- fiora, pensad que sois madre y esposa, emplead todo vuestro crédito por el retorno de los principes; este erédito, tan sabi 1. Se trata de una carta a la reina, redactada en junio de 1791, a prop6si- to dela festa en que se ha de conmemorar Ia figura del alcalde de Etam pes, muerto en defensa de a ley, al mismo tiempo que se celebraré la tarea ‘onstituyente dela Asamblea, Olympe invita a Maria Antonieta a asistira Ja festividad patrstica para dar testimonio de su fidelidad a Ia nacién francesa; Lettres d la reine, aux générauz de Varmée, aux amis de la Cons: tiation, t aux Francaise ctoyennes, Pais, Société Typographique, 1791. a

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