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ues intes y desp | Ltr Gorse Sn ta | Scotts Pek acto eee Seige esp foesan ERS ne! | Esmee ett | Saves Testi treet | Srp cls oc tention nchaceitn sttey coon Cerro le prey es cmos cme re oe Echelieatnseatraens "Egesne ec : cease eat Sharan mdr SENET cas Sonne rt cei Sta ea persia Srl Falta del prem el Coats dt io 2017 Dorel dlr a Vor cet inter de shad de Boris Gone, Liliana ‘Aprende Psicopedagogia antes y después del sintoma- 1° ced. Cérdobe: Ediciones del Boulevard, 2001. 140 ps 21x14 em. ISBN 978-987-9234. 1. Tita. I Educae, cpp 370 © 2001, Liliena Gonsilez © 2001 Ediciones del Boulevard Rosario de Santa Fe 535 XS0O0ACK - Cérdoba - Argentina ‘Tel /fax ($4 381) 425 8687 WhatsApp: +54 9.351 5517 618 E-mail ediciones @delboulevard.comar swwucdelboulevard come ISBN: 978.987.9234-76-1 Iastracién de tapas Manel Piro Divefo de ta: Fernando Arce, Usina Lexgoup Primera ediciin: agosto de 2001 Primera teimpresin: octubre de 2003 Segunda reimpresién: noviembre de 2005 “Terera ceimpresin: abil de 2010 Caarca reimpresin: setiembre de 2012 Quinta ceimpresién: mayo de 2018 Sexta reimpresin: marzo de 2019 ‘Sépxima reimpresién: julio de 2020, Hecho el depésito que indica la ley 11.723 Impreso en Argentina LILIANA GONZALEZ APRENDER Psicopedagogia antes y después del sintoma Ediciones Act BouteoarA A quienes me ayudaron a pensar la ariclacin ebro elinca . Mis ex alumnas del Instituto Cabred. Las participants de cursos y semiarios de formation Ais pacenses 9 sus familias ‘Mis coegas de interonsulta A quienes me satienen ex ef deseo de seguir trabajando y escribendo. Mie rate. Mis afectos. ¥ my especialmente, A Natalia, Matias y Marcelo, mis hijes. A Lawtaro, mi net. A Enrique Hidalgo mi compatere, { | PROLOGO DE LA AUTORA Este texto pretende comensar a saldar deudas. Se lo debia a mis alunnos, quienes durante trein- ta, afios con su escucha, con sus preguntas, con sus elaboraciones, mantuvieron vivo el deseo de soste- ner una préctica rlexiva acerca del aprender y sus dificultades. ‘Me lo debfa a mf misma, ya que en un punto del recorrido profesional tomé conciencia de la impar- tancia de la palabra escrita, de la necesidad de hacer letra de la experiencia, de la responsabilidad y el com- bromiso ético de contribuir en la construccién del marco tebrica de una praxis que, despacio pero fir imemente, fue tomando su lugar en el campo de las disciplinas, En mi primer libro 4Discapacidad? Una mirada psicopedagégica a “lo especial” en la escena familiar y educativa, intenté fijar una posicion frente al con- eepto de “lo normal” 5 lo “diferente”. En este texto, trataré de situar el campo de la Psicopedagogia antes » después del sintoma, aventurdndome en ol terreno de la acotada pero po- sible prevencién de las dificultades en el aprendiza- Jey en el abordaje terapéutico de la problemética ya instalada. Si algin valor tiene este trabajo es que surge de la reflexion de treinta aos de prdctica clinica y do- cente, con interrogantes y hallasgos, con éxitos Sracass, con todo te que implica el aprender, con todo lo que supone la construccién del SER psicopedagego mientras nos ocupamos de HACER psicapedagogia. DBL HACER al R Porque se “hace camino al andar”. Breve historia de ese camino Hacer historia, al menos para mi, implica un contar y un contarse, porque siento que llevo inscripto dentro mio, huellas de la evolucién de la psicopedagog{a en Cérdoba, por ser de las primeras camadas y una de aquellas pione- ras que iniciaron un camino de bisqueda y encuentros. Un buen trecho de ese recorrida estuvo mareado por una actitud claramente defensiv Y si. Nos tuvimos que defender por elegir estudiar en el Instituto Superior de Psicopedagogia y Edueacién Especial Dr. Domingo Cabred, un establecimiento ter ciario no universitario. Adems por elegir una carrera con escasa difusin y presencia social. “Estudio psicopedagogia™... Qué es eso? “Soy psicopedagoga”... :A qué te dedicss? Pregunta ‘que dificilmente reciban los profesionales de earreras ms convencionales y con mayor presencia y prestigio social. Me recibi Era el aiio 1968. ‘Ten‘a claro que estaba formada para atender nifios normales con problemas de aprendizaje, és0s que desde mi rol de maestra de grado me habfan interpelado con su letra indeseifrable, con sus cuentas sin resolver o con el habitual “Sef, no entiendo la consigna”. Egresé del Cabred apretando con fuerza una carpeta ngra, tamafio Rivadavia, donde para mi estaba todo el saber-hacer psicopedagégico. Para cada sintoma... slexia, discaleulia, discaligraffa, disintaxis, discaleulia) varias hojas con ejercicios, loterfas, canciones, ete. ‘mejoraban... con que debia haber ‘0 nos hizo mirar Reconozco que algunos pacient ouros, nada podia hacer. La sensaci iis instrumentos para el quehacer cl y luego partir hacia Buenos Aires. Y si, Habja algo mis, Rescato con énfasis la figu Narda Chercasky, la primera en hablarnos de psicopedagégica en vez de reeducacién y de mencionar Ja nccesidad de introducir el psicoanslisis (kleiniano en ‘ese momento) en latarea y con él conceptualizar la trans- ferencia (seguramente el resorte por los que algunos de aquellos pacientes, entre loterias y rompecabezas mejo~ raban). Ademds surg(a la interpretaci6n cono la interven- ign privilegiads, Tias ella, Jorge Visca y su profesionalismo, marcéin- Podriamos puntuar mucho mas s6lo para mostrar cémo pudimos pasar de un trabajo donde el paciente era mmirado como un sujeto cognitivo, evolutivo, madurativo, standardizado a un sujeto particular, tinico,hist6rico, ire- petible, inserto en una trama familiar que le dio 0 no un Tugar, que mares o no su posibilidad de ser sujeto sexuado, auténomo y deseante. YY agu‘ llegamos 2 otro aporte fundamental del psi- coandlisis: la cuestién del deseo, que nada tiene que ver con los anhelos, voluntades ¢ intenciones. Su estatuto es delorden del inconsciente y se hace presente porque algo falta. La falta se instala en relacién a lo que acontece en el encuentro con el Orzo. Si el sujeto en vias de constitu- cién queda apresado en la posicién de ser todo para el Otro, nada falta y por ende no habra biisqueda, ni en- cuentto, ni aprendizae. Para que un nifio arme una pregunta debe haber una hendidura, un espacio, una frustracién. Cuando cl Otro de los primeros cuidados no favorece la sepa- racién, es imposible que se arme un espacio para una pregunta, “Yo no sé... preguntale a mi mama” suelen decie nues- ‘10s pacientes poniendo el Saber del lado de un Oxxo no barrado. 2 Sélo cuando el deseo de la made pasa a ser un enig- sma. Qué desea ella mas alld de mf? con el consiguiente araque al narcisismo infantil, seré posible armar intesrogantes. Saber implica un sufiimiento. Biblicamente Adin y Eva pierden el paraiso por curiosear, por probar lo prohi- bido, por saber de las diferencias. Para poder pensar hay que salir de la certeza del pa- ralso, de esa satisfaceién inmévil que no da lugar a ningu- na pregunta. Porla misma raz6n,en el camino de la formacién pro- fesional liege un punto en el que las teorias se u un lugar que no es el del dogma, ni del discurso Amo, sino el de un marco referencial desde el que podemos pensar algunos aspectos de nuestra praxis. luestro quehacer nos exige el encuentro entre va- rias disciptinas ya que ninguna teoria por s{ sola puede dar cuenta del complejo fenémeno del aprender y sus vicisitudes ya que debemos contemplar “el sujao epistimien y su particular manera de cons- ‘tnuir el conocimiento, el sujeto del inconsciente, los avatares de su cons- titucién, su posicin frence a la falta "la estructura familiar, su fantasmética, su relacién ccon el saber y el conocer, el modo de vincularse y de tramitar la ley. el contexto socioecondmico-cultural en su cali- dad de trasmisor de valores, ideologias, expectativas. 4 el discurso pedagigioo que circula en ta instivucién ‘educative proponiende ideales y adjetivando a los sujetos segin Se aproximen 0 no a ellos y su especial manera de intervenir ante las dificultades en el aprender. Este ¢s el desafio del psicopedagogo. Alternat el SA- BER con el NO SABER, pues si bien sabemos de Ia teo- ria de la consticucién subjetiva y de la construccién,del cconocimiento, nada sabemos de las razones del malestar del que consulta. Nuestro marco tedtico referencial es tuna construceién y como tal, tiene connotaciones subje- tivas, historicas, particulares, Algo de ese camino, es lo que estoy intentando tras- iti, como lo hicieron mis maestros, de los cuales reco- rnozco huellas permanentes, pero a los que agredezco no haberse presentado como Otros no barrados, dejéndome lugar para mis preguntas, mis busqueda, mis encuentros. EMPEZANDO POR BL DESPUES Nose trata de un juego de palabras. Esla supremacfa del tiempo subjetivo sobre los tiem pos didécticos porque llegué a pensar en cuestiones pre~ veativas de la mano del sfntoma ya instalado y moviliza- da por la angustia que podria resumir en algugos jnterrogances: {Nose pudo evitarlo que aparece enelconsultoria como

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