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Trabajo de los nifios y escolarizacion * La degradacién moral que provoca la explotacién capitalista del trabajo de mujeres y niflos ha sido descrita, hasta en sus mas nimios detalles, por Friedrich EnGeLs en su libro La situacion de la clase obrera en Inglaterra, asi como por otros autores. La atrofia intelectual, producida artificialmente en los adolescentes que estan en vias de formacién, al convertirlos en simples maquinas productoras de plusvalia, tiene que ser cuidadosamente distinguida de la ignorancia natural que deja el alma como un erial, sin que ello signifique corromper su capacidad de desarrollo, ni su fertilidad natural. El Parlamento inglés se creyo finalmente com- prometido a poner remedio a este lamentable estado de cosas y, para ello, esta- blecié la obligacion legal de la ensefanza elemental hasta los 14 afios como condicion previa para la utilizacion con fines productivos de los nifios en todas las industrias sometidas a las Leyes de fabrica. El espiritu de la produccion capi talista aparece diafano en la redaccion de los articulos de estas leyes relativas a la denominada instruccion, y mas si se tiene en cuenta, en primer lugar, que no existe el menor aparato administrativo que haga cumplir la ley, ausencia que convierte en gran medida en pura ilusion el caracter obligatorio de esta ense- flanza. Hay que tener en cuenta ademas la fuerte oposicién que encontré esta legislacion entre los propios fabricantes, asi como los innumerables subterfugios y sutiles escapatorias que se han puesto en marcha para eludirla de hecho en la practica. “Lo unico que sabe hacer el legislador es reprimir, y es que en la practica se ha promulgado una ley enganosa que bajo la apariencia de promover la educa- cién de los niflos no considera en realidad la mediacion de ningun mecanismo legal para asegurar la realizacion del objetivo proclamado. Las disposiciones del articulado son nulas, si exceptuamos que los nifos deben permanecer encerrados durante un cierto numero de horas diarias —tres— entre las cuatro paredes de un — Karl Manx, El Capital, T. |. © Ediciones Morata, 8. ELL local al que con un eufemismo se lo denomina escuela’. Se considers tan que los patronos que les proporcionan trabajo estan obligados lamar rit semana un certificado de escolaridad firmado por una persona 4 titulo de ry aCe tro o maestra de escuela"'. ~ GEA Con anterioridad a la promulgacion de la ley de un numero enorme de estos certificados de escolaridad estab una cruz, lo que prueba que los maestros 0 maestras no sabian en bir. “Con motivo de una visita que hice a una escuela que expedia ta dos —se sefiala en el mencionado informe— quedé tan impresionado por la igng rancia del maestro que le pregunté. —Senor, gde verdad sabe usted leer? fabrica enmendads in firn Y su respuesta fue: —Bueno, si un poco... Y para justificarse afiadio: —jEn todo caso mis conocimientos son bastante mas amplios que los de mis pupilos!” Con motivo de la discusion parlamentaria que precedié a lz Ley de 1844, los inspectores de fabrica denunciaron el! estado que se encontraban las pretendidas escuelas encargadas di plenamente validos desde un punto de vista legal. Y todo lo que pudieron conse guir fue que, a partir de 1844, se establecié que “las cifras inscritas en los certifi cados, asi como el nombre y los apellidos de los maestros, deben figurar escritos de su propia mano’*. Sir John Kincaid, inspector de fabrica en Escocia, cita numerasos mismo tipo: “La primera escuela que visitamos estaba regentada por una maes tra llamada Sefiorita Ann Killin. Cuando le pedi que deletrease su apellido come tid el fallo garrafal de escribirlo con C, pero muy pronto rectificd y dijo que su ape llido se escribia con K. Cuando inspeccioné los certificados de es colaridad me di cuenta, observando su firma, que escribfa su apellido de diferentes formas y que su escritura no dejaba la menor duda sobre su incapacidad para enseriar. E misma me conteso que se sentia incapaz de elaborar una lista con los nombre de los alumnos... En una segunda escuela que tenia unos 15 pies de larga y unos 70 de ancha me encontré esta vez con unos 75 escolares que hablaban una jer ga ininteligible"*. Pero, “ademas de esos horribles cuchitriles en los que los ninos reciben cert ficados sin obtener a la vez la menor instrucci6n, existen otras muche en las que e! maestro es competente; sin embargo sus estuerzos tre totalmente frente al desbarajuste y la mezcolanza indescriptibles de niios de todas las edades, pues Jos hay a partir de los 3 afios, Los honorarios de los mé tros, que en el mejor de los casos son misérrimos, dependen por cornpleto de los aprobacién de larnito: mitir certifi asos de! Reports of Insp. of Fac, del 30 de junio de 1857, pag 17 Reports of Insp. of Fac del 31 de octubre de 1855, pa is of Insp. of Fac del 31 de octubre de 1858, pags. 31 y 2 TG Leonhard HORNER, 2 Cf Leonhard HoaNeR, 2 Sir John KINCAID, Repo! Ta as vat 8 Trabajo de los ninos y est —— 3 niques que reciben, es decir, de la cantidad de nifios que permite un local aba- yrotado. Y, para colmo de males, el mobiliario es pobre, los libros. asi como otros materiales de ensenanza, escasean, a lo que se anade |a influencia perniciosa de laatmostera cerrada y mefitica que por lo general rodea a estos pobres nifos. Me encontré con multiples escuelas de este tipo en las que veia filas y filas de nifios que permanecian sin hacer absolutamente nada: y a esto se llama asistir a la escuela; y ademas son estos nifios los que figuran en las estadisticas oficiales como niftos “instruidos” *. En Escocia, los fabricantes tratan de prescindir al maximo de los ninos que estan sometidos a la obligatoriedad escolar. “Baste este dato para poner de manifiesto la gran aversion que les inspira /a ley relativa a /a instruccion infantil’ > Todo esto adquiere unos rasgos inenarrablemente grotescos en las fabri- cas de estampado de algodon, lana, y otras, que estan reguladas por especi- ficas leyes de fabrica. Como se sefiala en el articulado de la ley “cada nino antes de entrar en una fabrica de este tipo, debe haber frecuentado la escuela al menos durante 30 dias, y no menos de 150 horas durante los 6 meses que preceden al primer dia de empleo. Una vez en el trabajo deben también fre- cuentar la escuela durante 30 dias y 150 horas a /o largo de uno de los dos semestres del afio... Deben frecuentar la escuela entre las 8 de la mafana y las 6 de la tarde. Ninguna leccién de menos de 2 horas y media, 0 de mas de 5 horas en el mismo dia, debe ser contada como formando parte de las 150 horas. Por lo general, los ninos van 5 horas cada dia antes y después del medio dia durante 30 dias, y tras esos 30 dias, cuando ya se alcanz6 la suma de las 150 horas, cuando —por utilizar sus propios términos— han terminado su libro. entonces retornan a la fabrica en la que permanecen durante 6 meses hasta que finaliza el semestre, y entonces el ciclo recomienza de nuevo, pues regre- san a la escuela hasta que de nuevo terminan el libro y asi sucesivamente. Muchos chicos que frecuentaron la escuela durante las 150 horas obligatorias, tras su estancia de 6 meses en la fabrica, se encuentran otra vez en e! punto de partida pues, naturalmente, se olvidaron de todo lo que habian aprendido con anterioridad. En otras fabricas de estampado de algodon, la asistencia a la escuela depende totalmente de las necesidades de trabajo que reciama la fabrica. El numero de horas de rigor se convalida en este caso, por cada pe- riodo de 6 meses, con descuentos de 3 a 4 horas a la vez diseminados duran- te todo el semestre. Por ejemplo, e/ nino va un dia a la escuela desde las 8 de la mafiana hasta las 11 horas. y otro dia de 1 a 4 de la tarde, a partir de aqui deja de asistir a la escuela durante toda una serie de dias para regresar ahora durante algunos dias con un horario que va desde las 3 de la tarde has- ta las 6, y esto ocurre durante 3 0 4 dias 0 una semana. Desaparece de nuevo de la escuela para trabajar durante tres semanas 0 un mes, y de nuevo regre- sa a la escuela durante algunas horas cuando el patrono ya no lo necesita en la fabrica. Como si se tratase de una pelota al nifio se le hace rebotar de la « Sociologia y educag in fabrica a la escuela y de la escuela a la fabrica hasta que cumpla /a normatiy3 de las 150 horas’®. Con la incorporacién masiva de nifios y de mujeres al cuerpo de los trabaja- dores de fabrica, la maquinaria capitalista consiguié al fin quebrar la resistencia conla que el trabajador varon adulto se enfrentaba en la fabrica al despotismo del capital ’.

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