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¢GENERO VERSUS PUEBLO? Movilizacién, cooptacién y participacion en Venezuela, Brasil y Nicaragua Gisela Zaremberg Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México Resumen: Comparando espacies de participactén: (consejos, comités, gabinctes, ec.) en municipios similares en Brasil, Venezucla y Nicaragua, gobernades pot partidos que se ‘utodefinen como de izquierda, se indaga a partir del paradigme clisico de Maxine Mo- Iyneux, en qué medida estas experiencias contribuyen a “emancipar” a las mujeres. Los resultados muestran que, ent el caso de Venezuele, en wn conterto de movilizecion, iiey una inclusion abrumadora de mujeres en lus bases locales aunque no necesariamente unt vance profundocn torne a sus intereses estrategicas. En contraposicién, los espacios de interface local antelados ent el paradigma de la participacién en Brasil no muestran una inclusion amplia de mujeres, pero si un incremonto relativo de contenides estratégicos. Finalmente, cuando el partido en el gobiernaen Nicarrgua sigue una esirategia de coop- tacién para conselidar uri monopolio partidario, existe un fuerte retrocese en relaciOn al ‘contenido ertancipador de ta lucha por intereses estratégicos de las mujeres. En 1985, Maxine Molyneux tobrica, analista y activista feminista clave se pre- gunté cudl era la capacicad de los gobiernos socialistes para satisfacer su compro- ‘miso con la emancipacién de la mujer. Distinguiendo agudamente entre intereses estratégicos y practicos, afirmé, con base en el caso de Nicaragua en los afios 80, que puede haber movilizacién sin emancipacion. ‘Con este punto de partida, a treinta y cinco afios de la revolucion sandinista, este articulo propone comparar municipios similares de Brasil, Venezuela y Nicaragua indagando en qué medida gobiernos que se autodefinen en el espectro de la iz- quierda contribuyen a “emancipar” a las mujeres. Para hacer loanterior, observamos la inclusién de la mujer no sélo en la politica clasica electoral sino, especialmente, cenllos nuevos espacios de participacién local que han sido ¢je central en los diversos proyectos politicos de las izquierdas latinoamericanas en las iltimas décadas. Para avanzar en esics objetivos analizaremos la informacién recabada a Jo largo de tres afios en una investigacién’ sobre consejos de desarrollo municipal en diferentes patses de la regién. Alli observamos cémo se produce la inclusin © exclusiGn de las mujeres y los diferentes impactos de ello en el plano de los intere- Ses practicos y estratégicns de las mismas. Este artioula fue escrito en 201 sideranda ese destase temporal 1. Los interesesestratégices surgen a partir del andlisis de I subordinackin femenina, los précticos se oeren alae condiciones coneretas en las que ce encuentran las mujeres (volveremes cobre ell) 2. La inestigacion fue financiada pore International Development Research Centre, Canadi, entre 2008 y 201 Latin Americas Research Review, Vo. 1, No, 1.6 20\6y the Latin American Studies Associaton aprobade en 2018. Los datos, por lo tanto, debon ser antendidos con AGENERO VERSUS PUEBLO? 85 Con base en este andlisis argumentaremos que, por un lado, en el caso de Ve- nezuela, donde los espacios de interface locales (consejos, comités, etc) estn per- meados por la movilizacién, hay una inclusién abrumadora de mujeres en las bases locales aunque no necesariamente un avance consistente en torno a sus in- tereses estratégicos. En contraposiciGn a lo anterior, los intentos de ampliacién de espacios de interface local anclados en el paradigma de la participacién en Brasil, no muestran una inclusién amplia de mujeres pero si un incremento relativo de contenidos que intentan superar desigualdades estratégicas para las mismas. Fi- nalmente, cuando el partido en el gobierno en Nicaragua, sigue una estrategia de cooptacién para consolidar un monopolia politico, la inchusién de las mujeres en las bases puede ser indistintamente amplia 0 reducida, pero lo que se distingue es cel fuerte retroceso en relacién al contenido emancipador de la lucha por intereses cestratégicos de las mujeres. Pra contestar estas preguntas este articulo se estructura en siete partes. La pri- mera ofece una breve referencia teérica, la segunda una metodolégice. Una ter cera parte presenta una tipologia sobre inclusién de las mujeres a través de parti- cipacién. movilizacion, restricci6n y cooptacién. Una cuarta seccisn aborda el caso de Venezuela (Zulia) la quinta desarrolla el caso de Brasil (Bahia). En sexto lugar se aborda el caso de Nicaragua (Nueva Segovia y Leén) como experiencia decoop- tacién. Las conclusiones retoman las inferencias principales de este recorrido. BREVES REFERENCIAS TEORICAS. Tal como enunciamos en la introduccién resultan fundamentales para en- marcar este articulo dos vertientes teoricas. En primer lugar, tomamos la clasica distincién elaborada por Maxine Molyneux (1985) entre “intereses de la mujer’, “intereses pricticos” e “intereses estratégicos de sexo". Los primeros se refieren a 1a mujer como sujeto histérico que habita en distintos lugares en el tiempo y espa- cio, y atiende por ello a una gran heterogeneidad de condicionamientos. En este sentido, estos intereses deben distinguirse claramente de los intereses de sexo esiratégicos que se pueden formular teéricamente a partir del andlisis de la sub- ordinacién femenina y el modo en que se reproduce. Estos son considerados por las feministas como los “verdaderos” intereses de la mujer. Sin embargo, la autora aclara contundentemente que “no es factible asumir una relacion clara entre los intereses de sexo estratégicos y el reconocimiento y deseo de realizaciin de éstos por parte de la mujer” (Molyneux 1985, 185). Por ello, los intereses précticos de sexo son “aquellos que se deducen de las condiciones concretas a que se haya sometido a la mujer dentro de la divisin del trabajo, en virtud de su sexo, pero que generalmente no implican un fin especi- fico, el de la emancipaci6n de la mujer.” (Molyneux 1985, 183). Les posiciones de clase no pueden desligarse de los intereses précticos de sexo (generalmente son Jas mujeres pobres las que més se movilizan por ellos). Estos no constituyen un peligro para las formas de subordinaci6n sexual, pero son vitales para compren- Gerla capacidad o fracaso de los estados u organizaciones para ganarse la lealtad Yy apoyo de la mujer. La distincién es importante a nuestros fines porque con ella la autora se dio 86 Latin American Research Review ala tarea de sopesar la tesis de la “tevolucién traicionada’, la cual supone que posteriormente a las revoluciones socialistas se desconocen los sacrificios realiza- dos por la mujer en la lucha por una sociedad mejor. Con estas diferenciaciones, ‘Molyneux (1985) construye conclusiones menos tajantes que la tesis anterior, ob- servando que la politica sandinista en los ochenta habfa avanzaco ampliamente a nivel de los intereses précticos de las mujeres aunque modestamente en lo que respecta a sus intereses estratégicos, Estas distinciones y andlisis impactaron ampliamente en diversos trabajos tanto académicos (Barrig y Wehkamp 1994; Jahan 1995; Jelin 1987, 1996, 19% ‘Marle 2006)? como aplicados al campo de la politica puiblica y el género (March et al. 1999); Association for Women’s Rights in Development AWID 2004; World Bank 2011; International Labour Organization 1998). Entre los trabajos que retoman los conceptos de Molyneux, mixturando la re- flexidn académica y el andlisis aplicado, se destaca el de Caroline Moser (1995), Recuperando el punto de partida de Molyneux, Moser también advierte que las ‘mujeres pueden tener intereses en comin, sin embargo, el problema reside en la falsa homogeneidad que impone la noci6n de intereses de mujeres, puesto que éstas pueden unirse por diversos intereses como el sexo, la raza, la etnia, entre otros. De esta forma, propone una clasificacién entre necesidades practices y ne- cesidades estratégicas de género, traduciendo al lenguaje de la planificacién para el desarrollo los conceptos propuesies por Molyneux. Por otra parte, este articulo utiliza un enfoque particular en ciencias politicas que coloca la inclusion o exclusion de las mujeres en nuevos espacios de participa- cidn a nivel local, como un objeto central para entender si los actuales proyectos politicos de izquierda promueven, o no, la emancipacién de la mujer. En este sentido, advertimos que la construccién de mecanismos y espacios de participacin politica ha ido creciendo en la iiltima década en América Latina (Cunill 1997; Cheresky y Pousadela 2001; Dagnino, Olvera y Panfichi 2006), Desde las experiencias de presupuestos participativos en Porto Alegre, Brasil, hasta la expansiGn de consejos comunales en Venezuela, los intentos por generar espacios de interlocucién entre sociedad y gobierno se han multiplicado. Especialmente nos interesan los andlisis que van més alla de la democracia directa (referendos, consultas, etc), ocupandose de los mecanismos denominados como interfaces (consejos, comités, foros, etc) entre gobierno y sociedad (Isunza Vera y Hevia de la Jara 2006) y a la participacién social registeada en ellos como un tipo peculiar de representacién (Isunza Vera y Gurza Lavalle 2010). Paradéjicamente, a pesar de la creciente importancia de estos mecanismos en la regién, la literatura sobre género ha estado mas abocada al analisis de la inclu- siGn de las mujeres en los espacios de la democracia formal electoratperlamentos, cargos electivos, ministerios, partidos, etc. (Archenti y Tula 2008; sobre el nivel local, ver Barrera y Massolo 1998). Ello constituye una tarea valiosa (de hecho esta sera una de nuestras dimensiones en la variable dependiente a nivel munici- pal). Sin embargo, para dilucidar nuestra pregunta, consideramos que debemos prestar atencién a aquellos nuevos mecanismos de la representacién que han sido 4 Ver algunas crticas cate enfoque por parte de Kabeer (1994) AGENERO VERSUS PUEBLO? 87 fundamentales en los diferentes prayectos autodefinidos como de izquierda en América Latina en las tiltimas décadas. REFERENCIAS METODOLOGICAS El objeto de estudio en este articulo es la inclusion y/o exclusién de las mujeres en consejos de desarrollo municipal y su mayor 0 menar impacto en la situacion de las mujeres, tanto a nivel préctico (especialmente bienestar y politica social) como estratégico (acceso a cargos electivos locales, derecho a la decisién sobre e! propio cuerpo —incluyendo aborto y salud sexual y reproductiva— y acceso a una vida libre de violencia) Los consejos seleccionados son los siguientes: Conselhos Municipais de Des- envolvimento Rurel (CMDR) en Brasil (Bahia, regién sisalera), Gabinete de Parti- cipacién Ciudadana (GPC) en Nicaragua (Nueva Segovia y Leén) y Consejos Co- munales (CC) en Venezuela Zulia) (Lépez Maya 2009; Prado 2008). Estos consejos fueron seleccionados como aquellos relativamente similares en términos de las dimensiones territoriales de la accién que emprenden y en términos de su papel previsto en las leyes con respecto al desarrollo local (Zaremberg 2012-2013). La seleccién de los casos geogrificos obedecié a las siguientes razones. En cada pais se eligié un estado o provincia similar (en cuanto condiciones socioeco- némicas se refiere) y dentro de cada estado se escogieron ocho municipios (treinte y dos municipios en toial)." Estos se seleccionaron observando condiciones socio-econémicas similares y considerando cuotas en a seleccién por cada pais, a saber: al menos un municipio con alta composicion étnica, uno con presidencia. ‘municipal femenina y dos urbanos 0 semi-urbanos. Con un conjunto de variables consideradas relevantes a nivel municipal’ se realiz6 un anilisis por componen- tes principales conformando grupos homogéneos entre si para scleccionar, entre ellos, ocho municipios por pais, considerando adicionalmente las mencionadas condiciones 0 cuotas de seleccién. Aquies importante realizar una aclaracién con respecto a las politicas que promueven la participacion de la mujer (por ejemplo, las leyes de cuotas para el acceso a cargos electivos). Se tomaré especialmente lo relativo a las llamadas leyes de cuotas y al criterio de paridad como variable de control para sopesar inferencias para el nivel nacional y estatal. Sin embargo, se tomar esta variable de manera cuidadosa para el nivel municipal porque para el afio en que s¢ realiz6 el trabajo cde campo (2010), este tipo de leyes eran inexisten- tes o recientes en dicho nivel.” 4. Se escogieron estas variables como dependientes dado que eran las disponibles a nivel municipal cen on diferentes paises del estudio 5: Lainvestigaciin inchiySel cate deen Qaxaes, en México, que no se tata en est aticuto. «6, Las variables consideradas para la seleccion cle municipios fueron: Poblacion por municiplo, Por- centsje de poblaciin indigena, cleciones por partidos peliticos verous woos y contumbres, violencia electoral, protestas electoraes, desaparicién de poderes,alcabdesas, indice de marginacidn. promedio Incice de desarrollo municipal, indice de dimension institucional, fadice de dimension ambiental, dice de dimensiGn eccnsmnics, indice de dimensi6n secioacondmnica, densidad poblacional(rurlidad). 1. En Venervela, enla Resolucién No 10020-0011 (8 de febrero de 2010) el Consejo Nacicnal Electoral (CINE) exhort9a los partidos polltios a Inclulr el citeio de patidad en sus istas de candidacures, Por {5 parte, em Nicsragua, en 2012 ol Prescante Ortega impules.en Ia Asambles Nacional ae eformas + 88 Latin American Research Review Por otra parte, en cuanto a las técnicas aplicadas, cabe explicitar que en cada uno de estos municipios se hizo un grupo focal con cl consejo en cuestidn {treinta y dos en total), una breve encuesta a sus miembros (480 encuestas en total), y diez entrevistas en profundidad, incluyendo entrevistas a informantes claves, como entrevistas de control (322 entrevistas en total). ‘Una buena parte del andlisis cuantitativo se centré en el analisis de redes in- ternas y externas a los consejos. Fl analisis de redes indago las relaciones entre actores generando un grafico en el que se ubican los actores (individuos u orga- nizaciones), dibujéndolos en forma de puntos, que formalmente se denominan “nodos’. La existencia de relaciones implica el dibujo de una linea entre dos pun- tos o nodes de la red. La no existencia de relaci6n se traduce en la ausencia de neas entre los nodos en cuestisn (Harary 1969). Utilizando el paquete informético UCINET, cada grafico se traduce en una ma- triz de la que se desprenden diferentes medidas. Aqui nos concentraremos en las medidas de centralidad (Freeman 197). Las medidas de centralidad que obser- vvaremos son: rango (degree), intermediacién (betweenness) y cercania (clesoness). El rango describe el porcentaje de conexiones que tiene un nodo sobre ol total de la rod. El anélisis del rango indica quién es el nodo mas conectado en este grupo. La intermediacién indica la frecuencia con que aparece un nodo en el tramo més corto (0 geodésico) que conecta a otros dos. Muesira cuando una persona (u orga- nizaci6n) ¢s intermediaria entre otras dos personas (u organizaciones) del mismo grupo que no se conectan directamente entre sf (lo que podrfamos denominar “persona o institucién puente”). Finalmente, el grado de cercanfa indica la cer- cania de un nodo respecto del resto de la red. Representa ta capacidad que tiene tun actor de alcanzar a los demas. Una persona poco conectada con el resto (baja, contralidad, bajo grado de intermediaciGn) por el s6lo hecho de estar conectada con una persona ‘importante’ puede tener una alta cercania El andlisis cualitativo se realizé utilizando el paquete informético ATLAS Ti, Y artoj6 6403 fragmentos, o quotations, que iremnos seleccionando por saturaci6n y exponiendo a lo largo de este articulo. COOPTACION, MOVILIZACION, PARTICIPACION Y RESTRICCION: LATIPOLOGIA Y SUS PARADOJAS La investigacion muestra diferentes patrones de incorporacién de las mujeres ‘en consejos de desarrollo municipal a través de cuatro formas predominantes: participacin, cooptacién, movilizacién y restriecién. En contextos que muestran esfuerzos de construccién de una nueva hegemo- nia politica en la forma de monopolio partidario (generalmente enunciado come revolucionario) la movilizacion se define como una inclisién masiva realizada In Ley Electoral yl Ley de Municipio, para ineluir50 por ciento de mujeres en las listos de candidatos 2 Tos elecciones municipales de noviembre del misma ano. La aplicacdn efactiva de cicha ley os ded , 6 eunuto> fase 0005 roUap Isa sever Prouaprsarg 6 rOUOPISALT epeu9 ugperpauionyy Bury yn “pen. 07 ‘popHue? ep SopIpeYy L e4percy EGENERO VERSUS PUFBLO? 93 centralizada en comparacidn con el resto de los casos. En este sentido, es impor- tante observar como el poder ejecutivo federal, se saltea a la alcaldia (ocupada por la oposicién), conectindose directamente con los consejos locales. Sin embargo, centralizacién no es igual a monopolio de la intermediacién. En. este sentido, cada dependencia del gobierno federal tiene la orden de acercar pro- yectos a los consejos. Si bien los recursos y los formatos burocréticos muchas ve~ ces imponen su curso, debe decirse que hemos encontrado diferentes historias de negociaci6n, conflicto y apropiacién. ‘Comonos decia la lider del movimiento Explosin Agraria de la zona dela Ca Rada en Zulia, grupo pro chavista pero que es, sin embargo, contraria ala politica de conversién de los titulos individuales de tenencia la tierra a bienes comunales a cargo del Fondo Nacional para el Desarrollo Agrario Socialista (FONDAS): "Si FONDAS no nos da [se refiere a si no se otorgan recursos por parte de esa depen- dencia debido a su oposicién], vamos a ENELVEN [Energia Eiéctrica de Vene- zuela] y sino por PDVSA [Petréleos de Venezuela S.A." (entrevista mujer lider en. CC La Cafiada, no. 170), Todo ello no implica que el modelo no pueda convertirse, con el tiempo (y aceleradamente) en cooptacion. Senales de ello pudieran observarse en el papel que el Frente Francisco Miranda iba tomando dentro de FUNDACOMUNAL, en. los intentos de éste para instalar una ventanilla dnica de recepcién de proyectos y en el rol de intermediacién que iban asumiendo diputados del PSUV en lo local Hebré que seguir observando eémo se da esta tendencia en el contexto del falle- cimiento del presidente Chavez y la cada vez mas fuerte consolidacién del PSUV al tiempo que se debilitan las reglas electorales y se polariza de manera cada vez més conflictiva el espacio politico-electoral. En este contexto, es central advertir algo que suele invisibilizarse, la movili- zacién que sostiene el proceso chavista en las bases territoriales en Zulia tiene cara de mujer. En la investigacién 66 por ciento de los miembros de los Consejos Comunales de ese regién resultaron ser mujeres: en su mayoria amas de casa, estudiantes o docentes. Las historias de las mismas muestran procesos de aprendizaje intensos que son muy valorados por las entrevistadas. Por ejemplo, dejar de ser ama de casa y cocupar un cargo de contralora en la Mesa Técnica de Agua, ser maestra y pasar a encargarse de la Misién Robinson Zonal, estimular la formacion del Consejo Comunal, generar un proceso para la certificacion de la tierra y conocer la Ley Agraria y cada uno de sus cambios, aprender a hablar en ptiblico, a argumentar y a convencer, aprender a detectar las demandas de los vecinos a tiempo, capaci- tarse en los materiales, el discurso y Ia ISgica politica que propone el chavismo; operar politicamente en momentos electorales, presentar un proyecto a alguna de las dependencias gubernamentales del “poder popular”, todos estos son ejemplos, de nuevas habilidades y contenidos aprendides por mujeres que en no pocos ca- 80s, por primere vez, han dejado el espacio exclusive de lo privado para pasar a cocupar un lugar en el micro espacio paiblico de sus barrios, {Qué efectos ha tenido esta movilizacin femenina en las necesidades prac- ticas y estrategicas para las mujeres venezolanas? En el tltimo sentido, llama la atencién que la mencién que satura el discurso se relaciona con la Ley Organica 94. Latin American Research Review sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, como uno de los contenidos impulsados “por el presidente” para “sus mujeres”. Asf lo mencionan diferentes entrevistadas: “Ta sabes que este presidente también ha dado valor e a mujer, tu sabes que antes los hombres la golpeaban, ahora no, hay hombres que golpean a la mujer y van presos” (entrevista mujer miembro CC Colén no. 201) “Que eso se dé como un fruto més de este proceso, que la mujer no sea maltratada, como dijo Hugo Chaver “Yo soy feminista” (entrevista mujer miembro CC Col6n No. 172). Curiosamente, y a pesar de la mencién de la tiltima frase, cuando mas adelante se le pregunta a la entrevistada por la incorporacién del género a los proyectos, del CC y por la perspectiva del feminismo, la misma responde algo espantada “19, €80, 19, no |... nosotras somos bolivarianas’, adjudicando un valor peyora- tivo a los términs de feminismo y género (entrevista mujer miembro CC Colbn. no. 172) En este sentido, resulta significative que las mujeres entrevistadas nieguen contenidos estratégicos que tengan que ver con la decisién sobre su propio cuerpo (@borto, educacién sexual y reproductiva). A pesar que la Constituciin Federal, también dispone del articulo setenta y seis que adjudica al Estado la garantia de servicios de planificacién familiar, ello no se menciona. Incluso en el caso de la violencia misma, se tiende a negar que esas “cosas” pesen en la comunidad de pertenencia, aunque luego final mente se admitan de manera minimizada: “Di- rectamente para mujeres no, pero sf hicimos un taller donde se habla mucho de Jo que es el maltrato a la mujer, pero aqui en la comunidad en si esos problemas de violacién a la mujer no se dan” (entrevista mujer miembro CC Nueva Lucha no. 183), Deesta forma también, al preguntirseles sobre cémo se incluyen acciones para Ja mujer en los CC, la gran mayoria (tanto hombres como mujeres) responden por acciones de corte asistencial-social que reproducen el papel tradicionalmente ad- judicado a la mujer como responsable del cuidado doméstico. De esta forma se c- tan las alusiones a programas como Madres de Barrios, Créditos ("para artesania, ayuda a las familias”), Programa Mercal, “el Simoncito” (“las mujeres embaraza- das que se les haga ‘prosecusién”), “los talleres laborales [. . |] tanto como para las mujeres, como para los nifios y nifias adolescentes, charlas a la madre precoz, talleres para las amas de casa, de costura, de reposteria, ahora viene el taller sobre las drogas para los jévenes” (entrevistas, 128, 144, 153, 181, 145) Las cifras no desmienten esa visién, el Programa Madres de Barrio, creado en 2006, ha financiado y atendido a novecientas mil mujeres que viven en situacién de pobreza. Los anilisis también advierten que ha sido masiva la participacion de la mujer en nueves organizaciones populares: Mesas Técnicas de Agua, Comités de Tierras Urbanes, Consejos Comunales, Comités de Madres de Barrio (Garcia y Valdivieso 2009, 13). Finalmente, gse traduce esta participacién masiva en cargos electivos munici- pales? Por un lado, a nivel nacional para 2011, se contaba con menos de una quinta parte (18.2 por ciento) de alcaldes mujeres en el pais (Garcia Prince 2012). Si nos centramos en el caso de Zulia, dande hicimos nuestro estudio (uno de los estados que atin mantiene relativamente vivo a un partido de oposicién) podemos obser- {GENERO VERSUS PUEBLO? 95 var que hubo un leve aumento en la participacicn de mujeres alcaldes, pasando del 21.1 por ciento en 2008 (cuatro mujeres de diecinueve cargos) al 30 por ciento en 2010 (tres mujeres de diez cargos electos). Dicho dato es superior al promedio en América Latina. $i bien ello pudo deberse al efecto de la resolucién sobre pari- dad en candidaturas establecida en 2010, no deja de resultar interesante observar que curiosamente en 2008, tres de los cuatro cargos fueron candidatas del PSUV, mientras que en 2010 aument6 el néimero de mujeres de oposicién (una mujer de Un Nuevo Tiempo, UNT, y una del Comité de Organizacién Politica Electoral In- dependiente). Ello, a contrapelo de la tendencia nacional, donde en el 16 por ciento de mujeres en la Asamblea Nacional hay un peso mayor de mujeres por parte del partido oficial Por otra parte, y sélo como dato de contexto, en el PSUV puede cbservarse que hay once mujeres de treinta y dos (4.4 por ciento) en su directiva, Mientras que en el equipo politico del PSUV en Zulia hay seis mujeres de un total de catorce miembros (429 por ciento). A pesar de ello, ninguna mujer gan6 una candidatura como diputada para el estado de Zulia por el PSUV en el afio 2010. Por otra parte, enel partido UNT, principal opositor, debe observarse que no destaca en su ditec- tiva nacional la inclusion de mujeres (dos de dieciseis secretarios son mujeres: la vicepresidenta y la secretaria para la Igualdad de Género). Sin embargo, en Zulia ccurrié lo contrario, cinco de once cargos estaban ocupados por mujeres en la direccién estatal de dicho partido (incluida su presidenta) y una mujer era alealde de la capital (Maracaibo}" En conjunto, los datos nos dicen que en un estado aun competido como Zulia, se desiaca el niimero de mujeres en las bases chavistas, en cargos partidarios (lo que parece haber impulsado mayor protagonismo de mujeres en la oposicién, a Giferencia de lo que ccurre a nivel nacional) y en cargos municipales a partir del 2010. Sin embargo, esta potencia no se conjuga con una ganancia sustantiva a nivel estratégico (excepto en la tematica de la violencia, cuestién que no despunta el promedio de avances en la materia en América Latina). El poder logrado por Jas mujeres para la resolucién y movilizacién en pos de necesidades précticas a nivel local y los beneficios politico-partidarios derivados de esa actividad no se cortesponde con un nivel de pader semejante para el avance estratégico de sus derechos. BRASIL: LA PARTICIPACION Y LOS INTERESES ESTRATEGICOS Por su parte, Bahia en Brasil conforma un escenario sumamente interesante. Dado que estamos comparando municipios similares podemos preguntarnos: {por qué municipios similares obtienen resultados diferentes @ nivel de las ne- cesidadles estratégicas y practicas de las mujeres? (Hasta qué punto esos resul- tados son diferentes? El estado de Bahia presenta su primera alternancia en la gobernatura del estado, a cargo del Partido dos Trabathadores (PT) luego de una Iarga hegemonia compuesta por una camada de politicos que conforman unalite 1. Dichaalcalde eslaesposa del ex alcalle de Meracaibo y ex gobernador de Zulia (Manuel Rosales), fandador de UNT. 96 Latin American Research Review Grifico 3 Redes Consethos do Desenvolvimento Municipal, Queimadas, Bahia, Brasil social y econémica, cuyos integrates son denominados como “carlistas” por res- ponder a un antiguo “coronel” de la regién llamado Anténio Carlos Peixoto de Magalhdes. La enorme diferencia en Bahia, Brasil especialmente en la regién sisalera en la que levamos a cabo la investigacién, se presenta a partir de una diversa red de actores de la sociedad civil provenientes de una intensa historia relacionada con organizaciones eclesiales de base y con la formacién de sindicatos de agricultura familiar modernos conectados con la construccién misma “desde abajo” del PT bahiano. A esta red de actores endégenos se suma una acumulacién de trabajo realizado con diferentes organismos provenientes de la cooperacién internacional. En grafico 3 las medidas de centralidad no se concentran excesivamente en ninguno de los actores, lo que implica que todos pueden llegar a los otros por diversos caminos y que tienen una participacién mas distribuida en la conexién, intermediacién y cercania en la red. En cuadro 2 resulta interesante observar, en primer lugar, la variedad y can- tidad de actores que saturé las entrevistas en este municipio. Puede observarse también cierto énfasis, no burdo ni lineal, en la intermediacin representada por €1 PT. Cuando se comparan los estados de noroeste brasilefio con el sur y las ciu- dades del centro, estas resistencias de la vieja politica bahiana aparecen (Avritzer 2010). En este contexto, se presentan varios proyectos, acciones y reas dentro de las organizaciones, dedicadas a la igualdad de género. En nuestras entrevistas los 12. La palabra corone es andloga ala de cacique utilizada en México, o cnudilloen Argentina, y denota ‘un actor que controla el escenario politico en un territorio especifico. voce sopor ered 27 sopor e1ed 207] T SHSPION op OouEH, sor Iz A183 I0N op 02g I eanigueag YxIV> 91t ‘ead I eujuauiag uoPEpOSY p99 ml I NOSINT oreic seropeaien exewy > t WAL ad oneyead, t 203 eezOE euruauias uopeDosy L pas Leze seiseiy zt sPisaya aw ‘ofasu0> z sana eeeer eonuouoyd YXIVD, z sopoy exed zr] veer, NooINA t ld cece vaOL y soropeazoy cree cece a> g ofasuop cece lioas 9 ores van 8 oles riowas 8 sles vasa o oles aavav 1 z596 SON 16065 ws¥ ssropeaiag ereUy>, 16065 avo mS 16065 80025v, ‘sa03 16068 ‘STaLVS sepsaf3] ava $0619 WS eee ait onsya ws $0619 dd S6st fas, saa02 19999 saao> 9pe'9e1 1a SaUWa a onwy>, zorsve ony a daw? PRED uSDE PAWS auey uapests wore, ‘ong poprroagusa op sopspayy [caper 98 Latin American Research Review miembros de las organizaciones (tanto mujeres como hombres) se mostraron ca- pacitados sobre el enfoque de género. Sorprendié especialmente la articulacién discursiva de dirigentes sindicales hombres en torno a este tema. Asi lo muestra Ja siguiente frase expresada por el director de un importante sindicato de la re- gi6n: “No quedan dudas. Yo como director de! sindicato he luchado para que las, mujeres participen cada vez.mas ...]y por otro lado uno ha percibido que no solo dentro del movimiento sindical, sino que en otros movimientos, las mujeres han crecido, las mujeres estan evolucionado y de hecho ocupando sus espacios (...)y nosotros que somos defensores de una Sociedad igualitaria, vamos a luchar para que cada dia més, mas mujeres ccupen espacios” (entrevista director sindicato agricultura familiar, ntimero 103, traducido del portugués). Sin embargo, en los CMDR municipales no se presenta una situacién de abun- dante participacin de mujeres. Estas contintian ocupando la minoria de los car- {g0 dentro de los mismos. Un informe de la Fundacion de Apoyo a los Trabaja- dores Rurales y Agricultores Familiares de la RegiGn del Sisal (FATRES) sobre los Consejos de Desarrollo Municipal en la Regién del Sisal informaba para 2006 que el porcentaje promedio de mujeres era de un 15 por ciento en dichos consejos, aumentando en los municipios en los que tiene presencia Sindicato de Mujeres Rurales y el Movimiento de Mujeres (FATRES 2006,35). Estos datos se confirma- ron en nuestra investigacion. Por otra parte, los diferentes entrevistados, resaltaron que la presidencia del CODES SISAL (Consetho Regional de Desenvolvimento Rural Sustentavel da Re- giao Sisaleira do Estado da Bahia) estuviera ocupada por una mujer Sin embargo, 1 poco de profundizar en las entrevistas pudieron observarse abstécullos con res- pecto ala igualdad de género arraigados en la historia de las culturas organiza- cionales. As{ lo relata una compaifera del sindicato: inclusive las personas que son hombres deizquierda también son machistas. Ellos tienen tuna cosa muy machista y eso esta camuflado a través de los discursos [ . ella estaba cra- ciendo politicamente [se refiere a la presidenta del CODES] era una cosa que va creciendo pero al mismo tiempo una percibe la dominacién masculina en la sociedad, Y eso es tan grande que, por ejemplo, en los grandes eventos que tenia, no era ella la que esteba repre ‘sentando, no se sentaba en la mesa de apertura, quien estaba era siempre una figura mascu lina. (Entrevista mujer sindicato nro. 93, traducido del portugués) El porcentaje de mujeres en los CMDR tiene un correlato con el relativamente bajo porcentaje de cargos electivos que ocupan las mujeres, aunque observa una interesante tendencia creciente para el cargo de prefeitas. Podemos observar que en el pafs, mientras para 1996 las mujeres en el cargo de prefeitas eran 187 (3.40 por ciento del total) para el afio 2000 ocupaban 317 cargos (5:70 por ciento) para 2004, 407 (7.32 por ciento) para el afto 2008, 504 cargos (9.07 por ciento) pasando los dos digitos en 2012 con 621 prefeitas, lo que constituye el 11.36 por ciento del total de cargos de prefectura disponibles, hecho que pudiera estar relacionado con la reglamentacién de cuotas implementada en ese afo. Los datos muestran un cre- cimiento de 10.8 puntos porcentuales entre el afio 2000 y el 2012. Para el estado de Bahia, en a eleccién de prefecturas, los porcentajes se mantuvieron por encima de AGENERO VERSUS PUEBLO? 99 Ja media nacional con 11.27 por ciento de prefectas en 2008, alcanzando el 16.6 por ciento para el afio 2012 (Centro Feminista de Estudos e Assessoria, 2013). En el caso de las verendoras municipales (regidoras) los datos exponen que 7,001 mujeres (11.61 por ciento) fueron elegidas de un total de 60,287 cargos a cubrir ppara el afio 2000. En 2004 se observan 6,555 (12.65 por ciento) mujeres clegidas de tun total de 51,800 cargos. Finalmente para 2008 se eligen 6,508 (12.52 por ciento] ‘mujeres para un total de 51,965 cargos. En contraposicién con lo anterior, los da tos para vereadoras muestran un decremento porcentual del 0.72 por ciento entre 2004 y 2008 y una baja en el nimero absoluto de mujeres electas desde el 2000 al ‘2008. En este escenario, para el 2008, Bahia se ubicaba levemente por encima de la ‘media nacional con un 12.55 por ciento de mujeres vereadoras (Centro Feminista de Estudos e Assessoria, 2013). ‘Sélo como dato de contexto (dado que aqui debemos incluir la variable relative alla legislaci6n de cuotes y su débil funcionamiento en Brasil —ver Aratijo 2008—} podemos decir que a nivel nacional, los porcentajes de mujeres en la Camara de Diputados y Senadores son menos alentadores. En 2010, s6lo 45 mujeres (8.77 por ciento) fueron electas como diputadas de un total de 513 cargos disponibles. La aportacién del estado de Bahia fue baja, s6lo 1 de 39 cargos fire ocupado por una mujer (2.56 por ciento). Para el Senado, 8 mujeres (14.81 por ciento) ocuparon el cargo de senadoras de un total de 54 cargos, Estos porcentajes estin por debajo del promedio internacional (que rondaba el 21.4 por ciento en 2013 para cargos legislativos) En este escenario, para el nivel municipal las entrevistas dan cuenta de una serie de dobles filtros 0 barreras para el acceso a cargos electivos a partir de te- nner que cruzar los campos organizacionales de sindicatos y partidos —tanto de derecha como de izquierca— enmarcados en historias culturales centradas en el poder masculino. Gucede lo mismo con los nuevos espacios de innovacién democratica des- tinados a la participacién como canales de representacién alternos al circuito electoral? Ya vimos que a nivel de los consejos de desarrollo municipal rural la participacisn de las mujeres ronda el 15 por ciento, aunque resulta significativo {que la presidencia del consejo territorial CODES esté ocupada por una mujer. Un dato relativamente alentador se centra en que a nivel nacional de 2007 al 2009 e! total de Consejos por los Derechos de la Mujer municipales paso de 163 a 345, lo que representa un pasaje del 29 por ciento al 6.2 por ciento de municipios con consejos de este tipo instalados en el pais, esto es, un crecimiento en mas del do- ble de puntos porcentuales. Para la regién del Nordeste especfficamente, se han instalado este tipo de consejos en noventa municipios, lo que representa el 5.02 por ciento del total de municipios disponibles (por debajo de la media nacional). Adicionalmente cabe resaltar que de los consejos instalados,el 66.1 por ciento esta vinculado administrativamente a un Srgano gestor de asistencia social (lo que no es muy alentador), mientras que s6lo el 98 por cientoesté vinculado a un érgano gestor de politica para las mujeres propiamente dicho (Instituto Brasilero de Geo- grafia y Estadistica 2009) Estos datos resultan contrastantes si se comparan, por ‘ejemplo. con la instalacidn de 5.565 consejos municipales de salud en todo el pais. 100 Latin American Research Reviow ‘cuyo cumplimiento es de orden constitucional y constituye uno de los baluartes, de la participacién ciudadana en Brasil, en el que, dicho sea de paso, la participa- cién de las mujeres es elevada (Rasga y Escorel 2008). En este context de avances graduales y modestos, sobresalen, por un lado, logros a nivel de legislacién aprobada en términos de intereses estratégicus de las mujeres y por otro, la conciencia y conocimiento sobre sus derechos estratégicos Por parte de las mujeres entrevistadas involucradas en las organizaciones sociales anivel municipal. En el ambito especifico de la legislacisn en Bahia, se incluye el capitulo diecinueve de la constitucién federal, dedicada a los derechos especificos de la mujer, se incorpora el articulo 280, relativo a la proteccién al mercado de trabajo de la mujer a través de la generaci6n de incentivos espectficos, el articulo 281 que combate la violencia contra la mujer y el articulo 282, que prevé mecanis- ‘mos de asistencia integral; reglamentando los proceses para la interrupcidn del ‘embarazo en los casos previstos por la ley; y para la implementacidn de educacién en materia sexual y provisin de métodos anticonceptivos. Finalmente el Decreto 8346/02 establece la finalidad, composicidn, organizacién y funciones relativas a Jos Consejos de los Derechos de la Mujer. Sin embargo, el aterrizaje de estos avances legislativos a las realidades de las comunidades, especialmente rurales, esté atin lejos de concretarse. Ello pudo evi- denciarse en el trabajo de campo realizado. Mas atin, en contraposicién, pudo nolarse la fuerza que tiene la convocatoria a las mujeres para la implementacién de programas de superacién de la pobreza (Con el Bolsa Escola, los microcréditos y el emprendimiento artesanal, etc) en las que ocupan actividades ligadas a ne- Cesidades practicas sin cuestionar el tradicional rol de la mujer abocada al mundo de! cuidado reproductive, Por otto lado, pudimes observar el acompaiiamiento creciente por parte de di- versas organizaciones de la sociedad civil para hacer efectivos derechos estratégi- cos enunciados en las leyes. Debe mencionarse que dichas organizaciones sobre- ppasan en recursos, experiencia y capacidades a las organizaciones promedio de los otros pafses bajo estudio. FATRES, el Movimiento de Organizacién Comunita- ria (MOO) y la Asociacion de Pequefios Agricultores del Estado de Bahfa (APAEB) son fuertes en cuanto a recursos, capacidades, redes nacionales e internacionales @ identidad de su membresia. A nuestros fines, es importante observar que las mujeres integradas en las diversas reas que componen estas organizaciones, in- cluso en funciones directivas, muestran enel discurso y en el accionar un enfoque consciente de las desigualdades de género a superar. NICARAGUA: COOPTACION Y RETROCESO Siguiendo con el anélisis por casos, en Nicaragua, el contexto, siguiendo nues- tra tipologia, esta definido por la cooptacion. La misma se ejerce especialmente a través de las y los secretarios politicos locales del Frente Sandinista para la beracién Nacional (FSLN}, conectados directamente con la Primera Dama (Ro- sario Murillo, esposa del Presidente de la Nacién, Daniel Ortega) quien controla el accionar de los Consejos, denominados actualmente como Gabinetes de Par- {GENERO VERSUS PUEBLO? 101 Grifico 4 Redes Gabinetes de Participacién Ciudadana (GPC), Dipilto, Nicaragua ticipacién Ciudadana (GPC). Este es un nombre reformulado de los Consejos de Participacién Ciudadana (CPC) generados por el FSLN en el gobierno por decreto presidencial, en 2007, para contrarrestar la figura de los antiguos Consejos de De- sarrollo Municipal (CDM) instalados por la Ley de Participacién aprobada por Poder Legislativo en 2003 (Prado Ortiz 2008; Stuart Almendarez 2003). Para Nicaragua, una vez que superamos la extrafieza de observar una forma bastante arafiosa, podemos advertir que la figura reproducida arriba, nos muestra en realidad dos esquemas. El primero es el que dibujan las Iineas llenas del gré- fico 4. El segundo es el que dibujan las lineas punteadas. Las lineas llenas se refie- rena todas aquellas formas de intercambio de informacion y servicios relacionadas con tareas de decisién y disefio. Las lineas punteadas se refieren, en cambio, a las tareas de gestiGn e implementacién operativa que asume el GPC municipal. Esta superposicién de relaciones (representadas en lineas) ha sido distinguida s6lo para el caso de Nicaragua dado que fue muy remarcada por las y los entrevistados. Las lineas punteadas, relativas a la relacién de los GPC a la hora de la operacién de acciones, generalmente relacionadas con recursos que llegan a los territorios a través de programas, es abundante y directa. Los miembros de cada “cartera” x02 Latin American Research Review ‘del GPC (salud, educacién, medio ambiente, deporte, de la mujer, etc) establecen relaciones directas con Jas delegaciones departamentales y los diferentes actores cconeretos que estén en terreno a la hora de la implementacién, pero para los cua: les no se presenta ninguna reglamentaci6n que defina funciones y alcances. En buena parte, esta ausencia de reglas se suple con la presencia de una fuerte cadena de mando. En este sentido, podemos entrever que en el grafico de Ifneas lenas se representa, una ted jerarqutica que conforma una I{nea vertical de nodos (actores) y lineas (relaciones). Como puede observarse, el Presidente se conecta con la Primera Dama, ésta con la Secretarfa Politica del FSLN, esta Secretaria con ‘el GPC municipal y éste a su vez, con ol GPC barrial. En otras palabras, en lo que hace a decisiones y disefio, el esquema que ataite al GPC es jerérquico. La Primera Dama y, en todo caso, el Presidente aprueban directamente recursos y proyectos relacionados con programas de los ministerios nacionales ligados fuertemente a los GPC (como Hambre Cero y Usura Cer0) Nos interesa centrarnos en la dindmica de cooptacién que construye el FSLN, ‘como partido en el gobierno. Es importante advertir que las medidas de centrali- dad de la red graficada son elevadas, ocupando la Secretaria Politica del FSLN y la Primera Dama los primeros puestos. Estos datos del cuadro 3, nos dicen que la Secretaria Politica del FSLN ocupa los primeros puestos en todas las medidas de centralidad de la red." La Secretaria ese] nodo que més veces (28.169 veces) aparece en el tramo més corto entre dos ac tores desconectados (intermediacién). También esel que més lazos detenta (rango) ¥y mds influencia ejerce (cercan‘a). Por otra parte, la Primera Dama y el Presidente tienen abundantes conexiones en la red (fango) y son aquellos que. Iuego de a Secretaria Politica, estén mas cerca del resto de la red (cercania). Sin embargo, el Presidente no ocupa un lugar sustantivo en la intermediacién (ocupa recién el ‘octavo lugar). Esta posicién en cambio, si es ejercida por la Primera Dama. En los municipios en los que el FSLN no ha ganado elecciones municipales (0 donde no pudo controlarlas por medios fraudulentos") los CDM ain contintien en funcionamiento de modo patalelo a los GPC. Esta confrontacidn ha compro- metido muy especialmente a las organizaciones de mujeres y al movimiento fe- minista en Nicaragua de formas que incluyen el control, la presidn ¢ incluso la re- presion encubierta. La Primera Dama (Rosario Murillo) ha impulsado secretarias Pliticas adjuntas para las mujeres dentro del FSLN en abierto conflicto con orga- nizaciones de mujeres y feministas, muchas de las cuales habian estado abocadas, junto a la cooperacién internacional, a proyectos de estimulo para la inclusién de Ia PEG dentro de los CDM. Este enfrentamiento incluye una alianza det FSLN con la Iglesia Catélica nicaragiiense que ha perjudicado derechos reproductivos de las mujeres (volveremos sobre esto) En este contexto, hemos podido encontrar una participacién algo numerosa de 15, Las redes en la investigacin fueron onstruidas como redes egacéntrices esto es, desde el punto de vita de nuestros entrevistedos ubicados en les conscjos municipales y @ partir de entreviatas de control a informantes claves, para luego colapsares sigulendo el promedio de respuestas, 14, En 2008 varios observadores electorales nacionalese internacionales concluyeron que aproxima: danwnte ireinta municipios hablan side cbjeto de Fraude electoral art Dvd a va Doo ‘sovalmyy anu “pung soy soualnyy anu ‘pun 1 epeziuegio ou eiuepepniy ooo yoodoudaay srs WOINNA 1 SSpIEDTY SOUL 000 viv ws viv 1 voooudsay 000 WoINnd o6yer souepepnty I sorapeaye> Do sonmupaL ece'st Tepateg D9 "p003, z VOINNd ooo ova OC¥'S1 ‘SoD1UDay z opyae> doo optqe), zest yoosoudsay t VOY on) sor9qe19}eD, a9 SH9TEROIED z Tettteg a9 ‘PI0eD, evco XOUVNI ast wOdVNI z Lied aco ened eas’ sopeindiq. z ‘sazalnyy anqug ‘puny aco ‘WSNUA 99297 e1s213] € Tedprunyy| 349 algo VINI $9Let redowunw 349, ’ HOAVNI oreo quei0 ou souepepnr v9tct VSNIN v ‘YSNIW weL0 YNGUVN yotet epqca, F roto zeco YOIOVIN Polat INI ¥ VINI A197 13] AsgLt YOIOVN, ¥ ‘opeindiq, sore awuapisaid, seat VNaNW s YOIOVN gore TeROS "ge ESC prey s VNAUW cee opeindicy covet Tepes "ae, 4 SPIeaLY tre Teuseg Da9 ‘ProcD woot opeindig 8 [repos qe ¥e901 Sun DdD exec anuaprsaig 6 awupisany Ze aprery 69°81 ure exami zt eureq prow zoe uieg ew 669'8 NTSA “loa eHe}2122G a NISH ‘Tod 1891395, eae NIISA ed HEDIS IMEI obey ugperpauiny babuawony onde ‘popyeaiues op soppayy § euporD 104 Latin American Research Review mujeres pertenecientes al FSLN dentro de los GPC. Ello sin duda, se desprende de Ja historia de conflicto armado vivido por las nicaragiienses (Murguialday 1990; Brenes Peita et al. 1991; Metoyer 2000). Sin embargo, las mujeres adscriptas al FSLN y que participan en los GPC entrevistados no se reconocen como propulso- ras de la equidad de género sino como defensoras “del asunto de la mujer” entre: vista mujer miembro nro. 43). Bstas mujeres se encargan de hacer llegar beneficios sociales hasta las poblaciones mas excluidas y alejadas dentro de! municipio. De esta manera, estas mujeres controlan estas redes de distribucion local, aunque no necesariamente se empoderan estratégicamente en términos de reconocer des. igualdades de género. En este sentido, tras terminar nuestra investigacién, es significativo notar que a pesar de la promesa de campafia electoral del 2012 en la que Daniel Ortega ga- rantiz6 que el 50 por ciento de las candidaturas en elecciones municipales serian para mujeres, ha sido imposible constatar el mfnimo cumplimiento de la misma, Tal como apunta un documento de andlisis del observatorio de medios del Centra de Investigaciénes de la Comunicacién: “Tampoco sabemos si se cumplieron las reformas. Hay una distribucidn 50/50 hombres y mujeres? ‘Se alternaron correc- tamente? Lectores y televidentes no lo sabemos” (Rothschuh 2012), El hermetisma ‘en torno a la composicién de las alcaldias y de los reformados Consejos Muni- cipales Ampliados (que triplicé la cantidad de consejales y dejé la definicién de sus funciones a cargo de la presidencia) ha sido notable, lo cual permite la sélida sospecha en torno a una paridad simulada que no refleja un acceso emancipado de las mujeres a cargos de poder politico, sino por el contrario, da cuentas de un acceso controlado. Finalmente, en cuanto a legislacién debemos destacar especialmente como en noviembre de 2007 la Asamblea Legislativa de Nicaragua sancions un cédigo pe- nal que penaliza el aborto terapéutico (anteriormente en vigencia). Si bien este 3 un resultado a nivel nacional (Nicaragua es un pais unitario), ninguna de las enirevistadas admitié que ello implica un retroceso muy considerable en la lucha por derechos estratégicos esenciales que las mujeres nicaragdenses habian ga- nado, entre otras cosas, gracias a su compromisocon la lucha armada en una revo- luci6n, que encarnada actuaimente en un partido monopdlico de corte militarista y redencionista desconace estos derechos y los violenta sistematicamente."* ‘CONCLUSIONES Este articulo mantuvo como referencia el marco conceptual y los hallazgos ‘expuestos por Maxine Molyneux en los afios 80. A casi tres décadas de la presen- taciGn de sus argumentos, las inferencias presentadas aqui nos permiten deducir que sus descubrimientos para el caso de mujeres en contextos de movilizacion siguen vigentes. La participacién masiva de éstas en los territorios y en las bases partidarias del chavismo en Venezuela, en el contexto de los CC, se traduce en un 15, De manera similar éedemes mencicnae Varios fallos de a Corte Suprema de Nicaragua, descono- ciendo casos de violacién 3 mujeres EGENERO VERSUS PUEBLO? 105 accionar febril que redunda mayormente en la satisfaccidn de necesidades practi: cas mas que estratégicas, Sin embargo, zqué sucede alli donde pareciera que se dan avances en sentido ‘estratégico? El caso de Bahia, Brasil, nos muestra que no se logra la inclusion abundante de mujeres de base en los espacios de interface municipal dedicados al desarrollo rural, y cuando esta inclusiin se logra, persisten obsticulos ligados a la cultura organizacional en sindicatos, partidos y gobierno, Por otta patte, re- sulta interesante que éste haya sido el tinico caso que ha promovido relativamente legislaci6n a favor del derecho de las mujeres a decidir por su propio cuerpo, a nivel nacional y estatal. Sin embargo, tal como pudimos observar en campo, el aterrizaje de esa legislacién en la vida cotidiana de las mujeres, especialmente de los sectores populares, es atin lento y dificil. Por otra parte, la inclusién o exclusién de las mujeres en contextos de coopta- cién muestra, que @ pesar de cierto optimismo para la fase de movilizacién de los aos 80, el caso de Nicaragua actualmente resulta desolador. Los retrocesos en términos de los derechos de las mujeres (especialmente en cuestién de aborto y justicia en hechos de violaciGn sexual) son duros de abservar para aquellas que conocemos Io costoso que fue para el movimiento de mujeres y feminista luchar por ellos y obtenerios. ‘A pesar de las diferencias, curiosamente en todos los casos, se observa una cuestién que atraviesa las realidades estudiadas. Un elemento recurrente es la apelacién al rol de mujeres —madres en programas para la superecién de la po: breza—. Ya sea en la version de programas masivos de transferencia en efectivo condicionadas (como el Bolsa Escola en Brasil) o programas que supuestamente sustentarian otros enfoques (como Madres de Barrio en Venezuela y el Programa Hambre Cero en Nicaragua), el rol de las mujeres es convocado desde Ia misma voz gubernamental que les asigna la responsabilidad de la supervivencia y cui- dado doméstico. Por otra parle, en términos prospectivos, el recorrido que hemos hecho nos muestra una paradoja preocupante para el avance de la igualdad de género en la regién. Alli donde encontramos espacios participativos locales surgidos de proyectos politicos que por medio de la movilizacién exaltada pretenden instalar ruevas hegemonias populares, la inclusidn de las mujeres es cuantiosa. Sin em- bbargo, estas mujeres no cuentan en su discurse, y no defienden en sus acciones, objetivos relacionados con la defensa de intereses estratégicos de género. En cambio, alli en donde se instalan espacios con tintes de participacién mas horizontal, la cantidad de mujeres incluidas es menor (caso de Bahia, Brasil) aun- que los diccursos, legislacién y algunos proyectos que se presentan en dichos es- pacios, se relacionan con intereses estratégicos de género de manera muy gradual y modesta, Més alla de esta paradoja, nos encontramos con el caso de Nicaragua que deja, claro que los contextos de coopiaciGn no son fértiles en ningiin sentido y tras nin- ‘guna huella historica, para el avance en la emancipacion de las mujeres. ‘Tomando en cuenta, que los casos analizados fueron seleccionados por su simi- litud en cuanto a las bajas condiciones socioecondmicas (y sin la intervencion de posibles efectos de cuotas), pocemos preguntarnos: cuando hay mujeres pobres, 106 Latin American Research Review en contextos de desigualdad rampantes, los contenidos précticos congregados en tomo al discurso del “pueblo” indefectiblemente deteriorarén los contenidos del género, més relacionados a discursos “ciudadanos”? Y viceversa, aquellas pro- puesias de participacién aliadas a contenidos de género “ciudadanos” gno logra- rn sortear la tremenda distancia entre el discurso de los derechos y la realidad. concreta de las mujeres de base popular? Siaspiramos ala ampliacion del impacto sobre la vida de la mayoria popular de las mujeres latinoamericanas gtencremos que renunciar o postergar la sustancia estratégica de su emancipacién (y viceversa)? gEs acaso la conciencia y la accién sobre la desigualdad de género un “privilegio de pocas” en nuestra regién? Si de emancipacién de las mujeres hablamos: En América Latina estamos luchando por ello atravesadas por el fantasma de un dilema que no hemos podido enfrentar? REFERENCIAS Almondire2, Roberto Stuart, ed 2009 Consejos del poder ctudadanoy gestion publica en Nicaragua. Managua: Centro de Esti- dos y Andlisis Politic. 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