CAPITULO 1
Los libros inspirados + La inspiracién + Historia de la doctrina +
El Concilio de Trento + La Enciclica Providentissimus »
Concilio Vaticano IL
Quien se acerca a las Sagradas Escrituras lo hace con el respeto que
‘merece saber que contienen la “palabra de Dios”. zPero qué se afirma real-
mente cuando se dice “palabra de Dios”? Algunos han imaginado que Dios
dict6 al ofdo del autor las frases que é1 queria que legaran hasta los lecto-
es. Asi estin representados muchas veces los autores de los libros sagrados
en las pinturas o imagenes que se ven en las iglesias. Pero es evidente que
fe trata de un fenémeno mucho més c
piracién, pero no se e
pintar un cuadro o escril
Dios, en lo profundo del autor sagr
‘GS, Toda Ia humanidad det autor, su cul
forma de escribir. Con esto se afirma q. a, en cuanto
Figida a los hombres, se ha servido del lenguaje humano, con lo que la pal
bra de Dios se convierte en palabra humana, sin perder su espontancidad..”,"
‘Como se puede apreciara simple vista, cada libro de la Biblia tiene una
forma propia, imigenes y matices que no aparecen generalmente en otros li-
bros. Esto se debe precisamente a que el hagidgrafo (tal es el nombre que re-
ibe el autor sagrado) esté plenamente involucrado en lo que Dios le manda
‘escribir. Por esto, cuando se pregunta por el autor de la Biblia, se debe tenet
‘en cuenta esta doble dimensién: por un lado, el autor es Dios, el que inspi-
1; por otro, es el hagiégrafo, quien realiza segtin sus medios personales esa
{area que Dios le encomienda.
i
ara, Mado
FoeMAcion Tundo1es, Cuestones complementaras dela Sagrada Es
Iteracional de Teologia a Distancia, 1986, p. 12
45in se ha desarrollado a la historia
lesia, pero antes de tratar ese aspecto, es conveniente ver cémo
aparece en la misma Escritura
(Con distintas expresiones se manifiesta el origen divino de la Ley de
Dios escrita por Moisés:
+ En Ex 34, 27-28, Dos ordena a Moisés que ponga por escrito los
mandamientos que acaba de darle
+ En Deut 4,13, dice que Dis revels su alianza al pueblo esribign-
doa él mismo en las dos tabla de pied.
‘Moisés también escribe por orden de Dios otra clase de datos (Ex 17,
Nom ¥ también se dice que escribe sin mencionar ningtin man
(Ex 24, 4),
‘También entre los profetas figuran testimonios de que lo que escri-
‘ben en los libros responde a un mandato explicito de Dios, tal es el caso
de Isafas y Jeremias (Is 30, 8; Jer 36, 1-2.28.32), a quienes Dios manda po-
ner por escrito lo que él les ha revelado anteriormente,
En distintos momentos de la historia del Antiguo Testamento se men-
ciona el libro de la Ley de Yahveh, pero sin deci it
el mismo Dios o por orden de Dios.
Dios (2 Rey 22, 8.11; 2 Cron
Bs importante destacar
bros (I Mac 3, 48;
En el Nuevo
supuesto su origen
lable, por ejemplo, en
autor de un texto del Ant
ete. Dice que el
el Espiritu Santo’
parte de
apéstoles y evangelistas. Pero To verdaderamente interesante no es tanto
ue esto suceda, sino el que se reconozca a los textos tun contenido de ab-
soluta verdad,
Pero también en el Nuevo Testamento hay datos que tesifican la inspi-
raci6n del mismo Nuevo Testamento: “Dice la Esertura ‘No ponds bozal al
‘buey que trill’ y también ‘El obrero tiene derecho a susalario™”(I'Tim 5,
En este lugar se citan como Escrtura un texto de Deut 25,4 otro de Le 10,
curre algo similar en 2 Ped 3, 16 en donde se incluyen las cartas de
san Pablo en el grupo de las Sagradas Escrituras,
2 Ch ibdem, p14
Dos textos del Nuevo Testamento hablan expresamente del origen
divino de las Escrituras:
* "Nadie puede interpretar por cuenta propia una profecfa de la Es-
critura, porque ninguna profecfa ha sido anunciada por voluntad
humana, sino que los hombres han hablado de parte de Dios
pulsados por el Espiritu Santo” (2 Ped I, 20-21).
Este primer texto dice que las profecfas consignadas en la Eseritura
tienen origen divino, porque los Profetas fueron movidos por et Espiritu
Santo para que hablaran de parte de Dios. No se refiere todavia a un im-
puso divino sobre el escritor, sin embargo, se dice que lo que se ha escri-
{0 ya queda en un plano superior,
+ "Toda la Escritura esté inspirada por Dios, yes dil para ensefiar y pa-
1a argilir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el
7). El texto se puede traducir también sin hacer
en el texto original griego: “Toda Escritura inspirada
por Dios es «til par..".
Este segundo texto describe el origen divino de la Eseritura Hamn-
‘ola “inspirada por Dios” (en griego: theopneusios). Esta palabra se deri-
a de 1a palabra “Dios” (theds) y del verbo “soplar” (pnéo), relacionado
‘con la palabra pnewma (= Espiritu). Se quiere decir que hay un soplo (Es-
pifitu) de Dios en el escritor para que produzea el libro sagrado.
Los Padres de la Iglesia mantuvieron siempre esta doctrina y el Ma-
1s Sagrados del Antiguo y del Nuevo Testamento. Fue
hecesario insistir en esta enseitanza, porque los maniqueos afirmaban
3 ce Dan oes.
4 CE DAH 790.de los profetas y del
mo Espiritu Santo han hablado los
sal Concilio
imamente reunido en el Esptritu Santo.) siguiendo los
ejemplos de los Padres ortodoxos, con igual afecto de piedad e igual re-
verencia recibe y venera todos los libros, ast del Antiguo como del Nuevo
Testamento, como quiera que un solo Dios es autor de ambos...*
Desde entonces, hasta el Conclio Vaticano I en 1870, no hubo nin-
una intervencién importante del Magisterio con respecto a la inspracién
de las Sagradas Escrituras.
El Concilio Vaticano 1 se opuso abiertamente al racionalismo, que
pretendfa negar el origen divino de Tas
otras formas de entender Ia inspir
Vaticano I, el 24 de abril de 1870, estableci6 que “Estos libros
del Antiguo y del Nuevo Testamento, ntegros con todas sus partes [J la Iglesia
{os tiene por sagrados y candnicas, no porque compuestos por sola industria
‘uamana hayan sido luego aprobados por ella; ni solamente porque contengan
(a revelacién sin error, sino porque escritos por inspiracién del Espiritu Santo
tienen a Dios por autor, y como tales han sido entregados a ta misma Iglesia’?
Entre ambos Concilios Vaticanos, I y II, el papa Leén XIII publicé
la Enefelica Providentissimus Deus (18 de noviembre de 1893), en un mo-
‘mento en que se cuestionaba el origen divino de los textos biblicos y tam-
para escribir, como si,
2 inspirados, se les hu-
‘piri Santo tomara a los hombres como
‘no clertamente al autor primero, pero sta los es
‘modo les asistié mientras escribian, que rectamente ha~
n su mente, y felmente habjan de querer consignar y apta-
‘mente con infalible verdad expresar todo aquelto y s6lo aquello que él
Jes mandara: en otro caso, no seréa él autor de toda la Sagrada Escritura
ncias siguieron avanzando y se agudiz6 el problema de
jones con la verdad de la Biblia. Por este 15 de
septiembre de 1920, Benedicto XV publicé la Encfclica Spiritus
Paracltus. En este documento, dedicado a celebrar tos quince siglos de
fan Jer6nimo, apels a la autoridad de este santo Padre para reiterar la afir=
acién del origen divino de las Sagradas Escrituras:“ hay di-
Inspiracin, ya que é so
‘ertor luz para prop 7
Ye, ademas, su voluntad y le impele a escribir; finalmente, le asiste de mane-
a especial y continua hasta que acaba el
E130 de septiembre de 1943, durante la Segunda Guerra Mun
Xil publicé Divino Afflante Spirtu, una encici
lerpretacin de las Sagradas Escritura. Dio
Aceptar que se tuvieran en cuenta los génerosliterarios en el proceso de inter-
[pretacién de los textos biblicos. El Papa indicé que el autor sagrado, al com-
poner el libro, se expresaba de acuerdo con las formas propias de su
¥yde su tiempo." Se abria asf el camino hacia la afirmacién de que también el
hagi6grafo es autor de la Escritura. Una verdad que nunca se habia expresa-
do claramente, desde el momento en que el Magisterio siempre se habia de-
bido enfrentar con los que negaban que Dios fuera el autor de la Escritura.
El Concilio Vaticano Il capté el problema en su hondura y esto se
‘manifiesta en la Constitucién dogmética Dei Verbum. Los documentos del
Magisterio publicados en los siglos anteriores habfan insistido en la afi
Iacién de que Dios es el autor de la Escritura, porque los ataques se ha-
ban dado desde ese ngulo. En las explicaciones se habia recurrido con
frecuencia a la metéfora de que “Dios dictaba” la Escritura, o de que “el
giro de gran trascender
29.odifa dar lugar ~y de hecho habla dado a interpret
erréneas: Dios era el autor de la Escritura, pero el hombre no ponfa nada
de su parte, Solamer ibfa lo que se le dictaba,
iba sefialado la necesidad de estudiar las culturas,
‘La revelaciGn que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha
2” escrito bajo la inspiraciGn del Espiritu Santo. La santa madre
«la fede los apéstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo
J del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canénicos, en
‘cuanto que, escritos por inspiracién del Espiritu Santo, tienen a Dios como au-
por ellos, como ver
10 que Dios queria”.":
‘in como un fenGmeno aislado, sino
dentro del proceso de la conser
también lo es la inspiracién,
Desde ahora, se vuelve la mirada al escritor sagrado, indicando que su
Papel de transmisor cualificado de la revelacién se realiza por una elecciGn
rovidencial de Dios, que la ples
‘en modo alguno deteriorada por
resalla su verdadero papel de
la Bscritura en cuanto
lad de la Escritura ocupa un lugar fundamental. Este es el tema del
proximo capitulo,
7h Sav onabieanbiaonLeaainae
LECTURA RECOMENDADA
= ito Mc la como alte de Do io 008, 1985
Auten M. ART st M Shiu Cao, bla Paar de io ste Novara), Ve
‘bo Divino, 1992. 2 nent wen
1. Conca Vanecavo
tc dogmdtiea Dei Verb (
20
CAP{TULO 2
La verdad de la Eseritura + Historia del problema +
Enefclicas Providentissimus Deus y Spiritus Paraclitus +
La discusién y el texto del Concilio Vaticano I
Como aparecié en el capitulo anterior, una de las consecuencias funda-
‘uentales del hecho de que a Escritura sea insprada por Dios es que la mis-
‘iw no pede mentr o errr, o dicho postivament, todo cuanto die es ver
Aid, Sin embargo, hay distintas formas de entender esto. Por Io tanto, para
snilza este problema en detalle, se enfocar el problema desde su histori.
Durante un largo periodo, dieistssglos aproximadament, nadie puso
‘nda esta cuestién. Era ampliamente reconocido que Dioserael autor de los
Jextossagrados y que, por lo tanto, en la Biblia no puede haber error alguno
‘Sin embargo, entre los siglos XVI y XVII comenzaron a suscitarse
Jos primeros problemas. El caso Galileo (1564-1642) no fue mis que una
fapresion de esto, Este sabio descubri6 en sus observaciones que la Tierra
aba alrededor dl sol. La Biblia, por ota parte, se expresa en forma que
indica quees el Sol el que gira en tomo ala Tierra (ef Jos I
tuba equivocado Galileo? gEstaba equivocada la Biblia? Ei
‘portunidades e! sabio arm la verdad absoluta de la Escritura, pero la
Aiicultad se presentaba a la hora de la iterpretacin
‘lentificas y con los hallazgos de la arqueologia, se agudiz6
‘erica histrica, por ejemplo, comenz6 a discutir los libros his
{0s no habfan sucedido asf como son narrados en la Biblia, osencillamente no
Hhabian sucedido. Los descubrimientos cientficos, por otra parte, mostraban
aque muchas afirmaciones de la Biblia estaban lejos de ser exactas.
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